Pintura, poderes y chicas mágicas en Bunker Galería, de Medellín

Mahō shōjo es la primera exposición individual de Juan Camilo Duque. Estará abierta hasta mediados de julio en Bunker Galería (Cra 45 # 24 -17).

Búnker Galería fue fundada por los artistas Andrés Layos y Carlos Carmona. FOTO Jaime pérez.

La tierra gira sobre su propio eje y gira también alrededor del sol, avanzando hacia atrás. Por eso el pueblo Aymara dice que el pasado está siempre adelante, es lo que vemos, porque ya pasó, y eso que nos pasó nos orienta. Nada se deja atrás, como se ve en la exposición Mahō shōjo, de Juan Camilo Duque en la Galería Búnker.

Allí, en las mismas paredes, se encuentran Feid, la Virgen María, una de las Sailor Moon, Débora Arango, osos de peluche y hombres, muchos hombres, que lloran, se abrazan, se tocan y se besan buscando otras respuestas a las preguntas de siempre.

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“¿Por qué el amor es como es? ¿La soledad, la tristeza, la alegría, la belleza? ¿Por qué el rosa es para niñas y el azul es para niños? Creemos que experimentamos la realidad, pero las realidades existentes han sido cuidadosamente tejidas y diseñadas para nosotros (...) nadie se ha librado del peso de las expectativas que recaen sobre cada uno desde el momento que nace. Incluso antes de nacer, ya se ha decidido cuál será nuestro papel en este mundo, qué rol nos tocará desempeñar. Pero puede fallar; hay piezas que simplemente no encajan en el molde”, escribió Duque sobre su exposición.

La repuesta empieza por el fallo. No encajar nos lleva a buscar formas de entender el amor, la soledad, la tristeza, la alegría, la belleza, lo que sea, y esas formas que Juan Camilo encontró están plasmadas en sus pinturas.

“En esta exposición me di cuenta de muchas cosas de mi propia identidad. A través de todas estas imágenes pinto cosas que me reconfortan, es como si fuera un abrazo a mí mismo, y me replanteo el significado de todas estas cosas. El mundo está hecho de distorsiones, todos tenemos una idea de lo que es el amor, el género, la identidad, entonces es una representación de ese encuentro que yo he hecho con mi propia visión distorsionada de lo que es la vida”, dice Duque.

Y la pintura, la técnica, han sido fundamentales

Juan Camilo dibuja desde siempre, desde niño, y nunca ha dejado de hacerlo. Durante mucho tiempo dibujó anime, cosas que veía en videojuegos y en internet, y se fue enfocando por la ilustración digital y como el colegio tenía un convenio con el Tecnológico de Artes Débora Arango, se matriculó en ilustración.

Con la pintura empezó hace apenas tres años.

–Yo soy una persona con poca tolerancia al fracaso, y la pintura es algo en lo que uno inevitablemente va a fracasar. Entonces una compañera me propuso que hiciera ejercicios rápidos, un bodegón en un minuto, y cuando uno no está pensando tanto en como va a quedar sino en poder terminarlo las cosas fluyen más fácil. Hace poco leí una frase que decía algo así como que pintar es más sencillo cuando no sabes como hacerlo, y pintar va mucho en eso, no preocuparse tanto, soltarse.

–¿Qué cambió de lo digital a la pintura?

–Yo era muy perfeccionista, de colorear por dentro de las líneas. Ahora me he dado cuenta que puedo hacer las cosas con más rapidez, sin preocuparme tanto por el acabado. Me cambió incluso la perspectiva del mundo, de que se puede estar más relajado. Permitirse vivir ese proceso, permitirse sentir.

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“Mahō shōjo es una palabra en japonés que traduce al español chica mágica y se refiere a un subgénero del anime que gira en torno a la vida de personajes adolescentes (obligatoriamente femeninos) que por azar del destino o por un motivo de fuerza mayor, terminan convirtiéndose en un híbrido entre humano común y ser mágico extremadamente poderoso que puede cambiar entre esas dos estancias a voluntad. Normalmente las chicas mágicas deben ocultar del mundo exterior su verdadera identidad para evitar ser lastimadas o lastimar otros en su forma más vulnerable”, dice el texto curatorial.

Mahō shōjo, es la primera exposición individual de Juan Camilo Duque. En esas pinturas está toda su magia y su poder para romper los moldes y hacerse su propio lugar en el mundo.