Cami L. González's Reviews > Catedrales

"Creo que cada uno de nosotros llega a la verdad que puede tolerar. Y, parado allí, no se atreve a dar otro paso. Es un límite que pone nuestro propio instinto de conservación".

Me encantó este libro, lo leí casi a ciegas así que no sabía qué esperar, pero terminé enamorada de la prosa y la historia que la autora contó y el cómo la contó.

Treinta años atrás la hija menor de una familia, de 17 años, apareció descuartizada y quemada. Este evento rompió a la familia, pues la hermana del medio, Lía, decidió alejarse de la familia y cortar todo contacto hasta que aparezca la persona responsable. De esta forma, construyó una vida en España mientras su único lazo era su padre con quien tenían el acuerdo de no hablar de nada personal a menos que se supiera quién mató a Ana.

"Un acontecimiento inesperado rasgó el velo que protege la vida cotidiana de lo brutal, que la separa de lo salvaje, y ya no hubo lugar para seguir mintiendo una fe que no tenía".

Voy a partir con mi opinión de la queja que todo el mundo tiene: que es predecible. Sí, lo es, es evidente desde la primera parte qué fue lo que pasó y la persona responsable detrás. Pero, como yo lo veo, esta no es una novela de detectives, aquí no se trata de encontrar a la persona que mató, descuartizó y quemó a Ana, acá se trata de conocer a una familia a través de los ojos de distintos integrantes, de la naturaleza humana y el yugo de la religión católica. Así que si leen este libro como si fuera un misterio la verdad es que van a decepcionarse porque es muy transparente, no hay que ser especialmente bueno resolviendo misterios para descubrir la verdad.

No voy a negar que una parte de mí en un momento se sintió muy frustrada, tanto por lo evidente que era todo como por el hecho de contar la historia con narradores diferentes a medida que avanzaba. Pasé mucho tiempo esperando que volviera a narrar Lía o Mateo, hasta que decidí revisar y en realidad el libro avanzaba y cambiaba el narrador sin nunca repetir. Eso me ayudó a entender que no iba a ser un libro con una estructura a la que estuviera acostumbrada y, de hecho, me hizo comprender mejor la idea detrás.

"Si la religión fuera aceptada como la suma de relatos que nos transmitimos unos a otros a lo largo de siglos, tal vez yo no sería ateo".

La religión es el tema principal del libro, de hecho, partió con Lía diciendo que no creía en Dios y luego contando lo de su hermana menor. De ahí nos describió la reacción de su familia, en particular su hermana mayor, Carmen, y su madre frente a un hecho así de terrible. Creo que ese fue el momento en el que dije "tengo que leerlo". Carmen y la madre de las hermanas frente a la muerte, descuartizamiento y quema del cadáver de Ana tuvieron la reacción de resignarse y ver todo como una prueba de Dios, decidieron rezar para que Dios las ayudara a enfrentarse al evento. Mientras que Lía y el papá de ella querían encontrar la verdad de lo que sucedió y eso fue lo que los hizo conservar contacto por tres décadas.

Sé que es complicado el tema de la religión porque siempre se va a terminar ofendiendo alguien, así que lo que voy a decir viene desde mi experiencia. Sí que valoro lo que hacen las comunidades cristianas, en especial, para gente más pobre, pues como dije, entregan comunidad, les dan grupos de apoyo y los hacen sentir que no están solo porque tienen al resto de la iglesia apoyándolos. Sin embargo, al mismo tiempo creo que la religión los obliga a conformarse, a decir "bueno, será porque Dios quiere", "no se dio porque Dios no quiso" y, al final, les hace tomar una posición más pasiva en su propia vida.

"La verdad que se nos niega duele hasta el último día. La que se revela, no lo sé".

Eso sin hablar de la superioridad moral de estas personas, en particular la mamá y Carmen, y el cómo giraban toda su vida en esta postura religiosa. No obstante, ambas eran mujeres crueles y malvadas, pero porque iban a la iglesia y seguían sus reglas creían que eran mejores que otras personas, cuando lo que hacían no era por el bien del prójimo, sino que por ellas mismas. Este fue uno de los temas más frustrantes del libro, la hipocresía de la religión. El cómo se le asocia más valor a lo que aparentan las personas y no a lo que hay dentro de ellas, al final una hermana que iba a la iglesia, a campamentos, y que estudió teología era más "valiosa" que una que estaba tan rota por la muerte de su hermana que dejó el país y se pasó toda su vida intentando encontrar una respuesta.

Las primeras partes fueron más "divertidas" de leer, pues fuimos enterándonos de lo que sucedió 30 años atrás y de las personas involucradas. Así que las que más disfruté fueron Lía y Mateo, por lejos, Lía, fue su voz la que me enamoró de la historia, su rabia y su testarudez. La parte media del libro tuvo más información, pues narró la mejor amiga de Ana y un forense, ahí se terminó de confirmar lo que ya sospechábamos. Voy a ser honesta, las últimas dos partes fueron insufribles de leer, en un buen sentido, pues era la idea de la autora. La completa hipocresía de esos personajes, la falta de empatía y el egoísmo a veces eran hasta aterradores.

"El bien y el mal, ustedes y yo lo sabemos, son términos relativos. Y las religiones, por lo general, no te dan permiso para pensar con tu propio criterio dónde está lo uno y lo otro".

Debido a los últimos capítulos creo que este libro no era un misterio o una novela negra cuyo fin fuera descubrir la verdad. Lo que hizo la autora fue darnos señales de la verdad, pero desde un punto de vista lejano, pero a medida que nos acercamos al final nos acercamos a la mente de la persona que hizo todo. No se trató de acercanos a la verdad, sino que acercanos a la mente de alguien capaz de hacer algo así y para mí por eso fue un libro tan bueno. Por último, amé el uso del concepto de las catedrales en la historia, lo que significaban y todo el tema de Alfredo y Mateo relacionado a ellas.

Catedrales es una novela que se centra en la naturaleza humana y la hipocresía de la religión por medio de la historia de una familia que sufrió un devastador evento y la narración de cada integrante.

Quizá la fe sea otra trampa ingenua, en una vida sostenida por distintas trampas ingenuas. Quisiera, cuando terminen mis días en la Tierra, sorprenderme con que sí hay algo más. Un lugar creado por el dios que sea, de la religión que sea. O por nosotros. Un lugar donde encontrarnos otra vez y para siempre. Puede ser el aire, o el agua, un atardecer o el corazón de los que quedan vivos. Que a ese "dios", o como quieran llamarlo, cada uno le construya su propia catedral".