Ha vivido varias vidas en apenas 25 años. A Martín de la Puente, con 8 años, después de diagnosticarle una enfermedad congénita rara que le deformaba los huesos, el llamado Síndrome de Proteus, le amputaron el pie izquierdo tras más de 15 cirugías. Poco después, se subía a regañadientes en una silla de ruedas adaptada y cogió la raqueta, algo inimaginable para el gallego, que siempre se miró al espejo sin complejos, con una sonrisa cautivadora, solo con la pena de no jugar al fútbol con la camiseta del Celta de Vigo.
A los 14 ya era campeón de España absoluto, un niño prodigio del que se esperaba arrasase en cada torneo, pero con el que se tuvo la poca paciencia que acostumbramos. Ahora, 10 años después, con un Grand Slam en dobles ,dos diplomas olímpicos en Río y Tokio en el bolsillo, y acechando el top 3 mundial individual, afronta los Juegos de París 2024 sin presión, solo agradecido de que aquel niño que despertó en el quirófano con otro síndrome, el del miembro fantasma, no desfalleciera en conseguir su gran sueño: ser deportista de élite. Vale que no será en Balaídos, pero sí en Roland Garros, donde este verano se disputa el tenis olímpico y paralímpico, y donde Martín espera cerrar el círculo de toda una vida llena de sufrimiento, pero también de optimismo.
¿Te pone nervioso París?
París me pone nervioso. Es una cita que todo esperamos, los tenistas estamos acostumbrados a citas importantes cada año, tal vez diferente a otros deportes, y tal vez lo controlo todo un poco mejor. Pero tengo muchas ganas. Llego en una posición que no estaba antes, entre los 4 mejores, te abre mucho el cuadro, por nivel me siento más cerca de hacer algo importante que en Río y Tokio, y creo que es una gran oportunidad para mí. Me encantaría decir que voy a hacerlo bien, pero es un misterio. Espero estar en als rondas finales, y en tierra batida hacer un fortín.
¿Cómo es tu entrenamiento y cuánto sufre tu cuerpo?
Tengo unos horarios muy pautados, hago 3 horas y media de tenis al día de lunes a sábado, dependiendo de las cargas. Todos los días una hora y media de gimnasio, entre cardio y musculación, depende de si hay torneo. Después, mucho fisio. Los problemas grandes que tengo están en la cadera y el lazo izquierdo, muy atrofiado, y llega un momento que tanta rehabilitación, lo tengo muy desgastado, el gúteo... Me cuesta, le ponemos énfasis para mantener, y fortalecer. Y luego llevo una vida de entrenar y recuperar, con ocio y tiempo para mí mismo, pero 7 horas al día sí le dedico. Estoy contento de decir que mi cuerpo responde y me deja trabajar y vivir del tenis.
¿Qué significan para ti los Juegos Olímpicos?
Si lo tuviese que definir con una palabra diría que es algo único. Se vive y no se te olvida, yo tengo muchos recuerdos de haberlos visto por televisión. Con mi familia veíamos cualquier cosa, mucho tenis, pero muchos otros deportes, a Rafa ganando el oro. Recuerdo cuando fui a Río, estaba alucinado con la villa, cómo lucha gente jodida que no puede ni andar, por una medalla. Yo había estado muy poco en contacto con otros deportes paralímpicos, fui a un partido de fútbol de ciegos de España, les veía juntos, de la mano... Lo primero que hago es jalear, animarles, y resulta que no se puede hablar. La cámara me enfocó, tuve que pedir perdón, en fin.
Nombre: Martín de la Puente
Edad: 25 años (1999)
Lugar de nacimiento: Vigo
Deporte: Tenis en silla de ruedas
Prueba: individual y dobles
Palmarés: Nº 4 en el ranking individual, diploma Olímpico en los Juegos de Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, campeón del US OPEN 2022 en la categoría de dobles, semifinalista individual en Roland Garros y Wimbledon 2023.
Cuándo compite: del 31 de agosto al 7 de septiembre.
Sistema de competición: Sorteo y cuadro de 56 tenistas, en modalidad individual y dobles. La única diferencia con el tenis es que la bola puede botar dos veces.
Principales rivales: Tokito Oda (Japón), Alfie Hewett (Gran Bretaña), Gustavo Fernández (Argentina), Gordon Reid (Gran Bretaña), Joachim Gerard (Bélgica), Daniel Caverzaschi (España).
¿Quién es en realidad Martín de la Puente?
Es un chaval que pasa una infancia difícil, diferente, me acuerdo que me miraba al espejo y veía a alguien totalmente diferente a mis hermanos, que tenía cicatrices, heridas, que me dolía el cuerpo... Y la verdad es que fueron momentos que me hicieron sufrir, pero también crecer. Me di cuenta de cosas que antes no pensaba, estar feliz y apreciar ciertos detalles, pero sí que las operaciones y la vida de hospital no se la deseo a nadie. Yo cada mes venía a Madrid a revisión, a ver cómo iban mis huesos, cirugías, limarlos, cortar las partes que sobraban, ajustar los tamaños, y era doloroso. Cuando me despierto después de la amputación me acuerdo que aún sentía el pie, lo primero que hago cuando me despierto bastante mareado, se me viene a la cabeza que sigo siendo normal, pero levanté las sábanas y no estaba. Creo que se llama el síndrome del miembro fantasma. Y ahí te das cuenta que tu vida cambia, que vas a tener que convivir con ello siempre, y que no tiene nada de malo ser diferente. Me veo con diferencias a los demás, marcas de guerra, pero no me genera ningún tipo de complejo y no me hace sufrir como cuando era pequeño, que pensaba más en el 'qué dirán'.
¿Qué es Síndrome de Proteus y cómo te sigue afectando?
El Síndrome de Proteus es una enfermedad congénita muy rara que provoca que en el periodo de crecimiento los huesos se deformen. Yo por ejemplo tengo el lado izquierdo más afectado, la mano y el dedo gordo, el pie izquierdo que en su día me amputaron, la cadera izquierda muy tocada, aquí en el Hospital de La Paz me dijeron en consulta que a día de hoy la enfermedad está estable desde que dejé de crecer y desarrollarme. Fue una alegría y una bombona de oxígeno, es verdad que ya hace tiempo que no me operan, pero está muy bien esta tregua.
Lo que sí veo es que la sonrisa no se separa de ti pase lo que pase.
Eso es muy personal. También me di cuenta que quedarme en casa pensando en lo que podía haber sido... Soy muy futbolero, quería ser futbolista, y con 8 años me quitan el pie. Te das cuenta que a veces la realidad no es eso que esperamos, que te golpea fuerte, y la cosa es cómo lo encajes. Hay que estar listo para levantarse y aprender de ello, o no haces nada. Siempre tuve la mentalidad de que hay que intentar las cosas, que a veces parece que no están hechas para ti, pero con esfuerzo sí. Nunca pensé que me iba a clasificar para unos Juegos Paralímpicos, nunca pensé que iba a vivir del deporte, viajar 25 semanas al año haciendo lo que más me gusta, que es jugar al tenis. No sabes, apuestas en ese momento, cuando no tienes nada, y ves que la ilusión con trabajo y esfuerzo se hace realidad.
¿Cómo es tu primera vez con una raqueta de tenis encima de la silla?
Culpa de mi hermano, que es el que nos metió a todos, y aquí como buena familia numerosa, lo que hace uno... Mis padres iban a jugar al club ahí en Vigo con los amigos, pero él fue el que empezó a ir a clases, mi hermana también, y yo iba al frontón, que no me podía mover mucho. Pasaba la tarde ahí, hasta que me dicen que hay algo más aparte del tenis, existe el deporte adaptado, yo lo desconocía. Me llevan mis padres engañado a Pontevedra a jugar un partido, y llego y veo la silla de ruedas... Una cosa diferente a la de paseo, con las ruedas más inclinadas y el antivuelco, y yo la veo y digo 'ahí no me siento'. Pensé que eso no era tenis. Me animaron a probar, y me senté, vi que iba rápido, que se levantaba, y me enganchó. Al principio era más un refugio para tapar que no podía moverme mucho por la enfermedad, cada dos por tres tenía que ir a rehabilitación, pero después se convirtió en algo muy importante y muy divertido. Vaya, lo que es ahora mi trabajo.
Supongo que el deporte también ha sido una especie de terapia.
El tenis me ha dado muchas cosas, la verdad. Desde la ilusión por hacerlo bien cuando juegas a algo la primera vez, también algunos bastante jodidos, estar en el vestuario una hora mirando a la nada con la derrota sin digerir. Pero jamás pensé en jugar en Gran Slams, los escenarios más bonitos del mundo: Wimbledon en la pista 1, Australia en la Margaret Court, ganar en el dobles en el US Open en la Louis Armstrong, donde juegan los profesionales. Y eso, quieras o no, tú empiezas jugando en un club, en pista que no te van a ver ni tus padres, entrenando, y vas subiendo hasta llegar a los escenarios más icónicos del tenis, que al fin y al cabo te hacen echar la vista a atrás y quién lo diría. Al chaval que con 8 años no quería operarse ni que le quitasen el pie y recibir unas 15 cirugías, ya ni me acuerdo, después de tanto dolor, que iba a llegar a donde está ahora, viajando con el tenis y compitiendo por todo el mundo.
Con 15 años ya se habían puesto los focos en ti, ¿fue duro de gestionar?
La presión que te ponen no es fácil de lidiar. Yo me acuerdo de pequeño era habilidoso, no te voy a mentir, se me daban bien los golpes, había hecho tenis antes, lo que me costaba es el movimiento de silla. Es verdad que destaqué mucho, con 14 años ya era campeón de España absoluto... Pero el deporte de alto nivel es difícil. Yo iba mejorando, pero en España si no eres el mejor muchas veces no te ven de la misma manera. Ahora tengo 24 años, he ganado un Grand Slam, estoy el cuatro del mundo, estoy a 20 puntos del tercero, y no sé si voy a llegar al uno, Es mi sueño, llegar a lo más alto y ganar a todos. Voy a poner todo el trabajo para darme las oportunidades. Pero miro atrás con todo lo que me ha pasado, y si no puedo seguir jugando, estoy orgulloso de haber llegado hasta aquí. Es que estamos mal acostumbrados al éxito, si no ganas todo no eres nadie. Y eso poca gente lo ha conseguido. Claro, tenemos a Rafa, y ahora a Carlos siguiendo su estela, pero nadie sabe si va a poder igualarle... Ser deportista tiene esa presión de ganar, o no sirves, parece. Pero no me genera nervios, solo motivación extra, si se espera algo de mí, eso es bueno.
¿Qué importancia le das a los que te rodean?
Tengo la suerte de tener un entorno súper amplio. Mi madre se ocupa de muchas cosas, mi calendario, que soy un desastre. Mi entrenador de tenis viaja conmigo a los torneos, el preparador físico, y este año he incorporado a una nutricionista. La verdad es que yo antes veía poco que hiciese falta un cambio, me gusta comer, y pensaba que con pollo y arroz me noto fuerte y ya estaba. Me enseñaron que hace falta seguir una dieta para meterle al cuerpo y gastar con cabeza, y he hecho un progreso increíble, controlamos con antropometrías, y ver en competición qué me interesa. Antes adelgazaba mucho en los torneos, y ahora estamos buscando ese equilibrio, y lo estoy notando mucho en mi rendimiento y mi cansancio. Me siento muy arropado.
¿Y quién de ellos va a París contigo?
Quiero que venga mucha gente. Lo bueno es que está cerquita, mi familia ya tienen las entradas, mis amigos también, han alquilado un piso entre todos, va a ser un evento único.
¿Firmas el bronce?
No. La bolita de cristal no la tengo, sino el deporte no sería divertido. Lo mágico de esto es no saber. Solo te puedo decir que me voy a dejar la piel, y si estoy bien seré competitivo y podré estar en las rondas finales.
¿Y qué te apuestas si consigues una medalla?
No tengo problema, me tiro al Sena. Si gano el oro en París hacemos algo bueno, venga va... ¿Nos vamos de viaje?
Entrevista: Joaquín Gasca
Dirección: Jordi Martínez e Iván Iglesias
Fotografía: Ana Ruiz
Asistente de fotografía: Idoia Vitas
Grabación de vídeo: Diego Rueda
Edición de vídeo: Toni Rubio
Producción: Ismael Pérez y Joaquín Gasca
Maquillaje y peluquería: Tati Garú
Dirección de arte: Maria Jesús Bocanegra
Ropa: Decathlon
Joaquín Gasca es experto en deportes de competición, tecnología y motor. Hace un tiempo que colgó las botas de tacos para centrarse en el pádel y el running… cosas de la edad, se queja. Pero también se apunta a cualquier bombardeo que tenga que ver con poner su cuerpo al límite, sea al volante de un Aston Martin o yendo a la oficina en patinete.
Es muy del Atlético de Madrid, así que cuando futbolistas como Marcos Llorente o Álvaro Morata han protagonizado la portada de Men’s Health, allí estaba él para escribirlas. Acaba de correr su primer maratón para Runner’s World, y como pasa en este universo, ya está buscando el siguiente para bajar de las 3 horas. Si hay que testear cualquier tipo de pala de pádel, vehículo o reloj, no pone problema. Incluso zapatillas. Lo que haga falta en equipación deportiva.
Joaquín se graduó en periodismo por la USP-CEU en 2013, pero desde 2009, cuando entró en el periódico de la Universidad, ya comenzó a ejercer de “periodista” 360 en digital y papel. Los siguientes pasos de sus casi 15 años de carrera los dio haciendo cultura y deporte en la revista Shangay, hasta que entró en Hearst una semana antes del inicio de la pandemia en 2020. También es profesor de redes sociales y nuevas tecnologías en la Universitas Senioribvs CEU y forma parte del Innovation HUB de Hearst para investigar sobre nuevas tendencias.
