Con una puntualidad más europea que española, Michael Douglas entró en la sala donde le esperaba la prensa y escuchó su aplauso sincero. El termómetro bajo el cartel del Atlàntida Mallorca Film Fest de Plaça Espanya marcaba 40 grados, aviso de lo que se espera los días que vienen.
Dos fotógrafos se quedaron fuera del hotel donde se celebró el acto. La organización no les dejó pasar porque solo tenían permiso de acceso las televisiones. Las fotos, mejor en La Misericordia con la reina Letizia.
Susanna Sciavocelli, Directora Insular de Turismo para la Demanda y la Hospitalidad del Consell de Mallorca, presentó al ganador de dos Oscar, cinco Globos de Oro y, desde ya, Master of Cinema de la 14ª edición de un festival que se ha ganado por derecho propio posicionarse entre los más prestigiosos de Europa.
Miquel de s’Estaca, como se conoce al actor en Valldemossa en alusión a su residencia desde hace 34 años, pidió perdón por su falta de dominio del castellano a pesar del tiempo que lleva aquí. El de New Jersey se declaró un enamorado de la Serra de Tramuntana, donde reside cuando escapa de Hollywood (algo que cada vez hace más a menudo), y destacó la extraordinaria discreción de su gente, como se comprobó hace unos días al acudir a la fiesta en honor a los veteranos del pueblo, a la gent gran, momento que quiso compartir a través de su cuenta de Instagram.
Durante la conferencia de prensa se escuchó su voz y el tecleo velocísimo en los ordenadores. A punto de cumplir los 80 años el 25 de septiembre, Michael Douglas confesó que lee mucha prensa, que la base de una buena película es siempre el guion y que independientemente del presupuesto se fija en la profundidad del personaje. O quizás habría que decir que se fijaba en eso porque hace dos años que no actúa y no parece que lo eche de menos: “Estoy muy contento con una vida más sencilla y simplificada. Estoy semirretirado no formalmente”. Sólo un papel “realmente bueno” sacaría a Douglas de esa vida tranquila de la que disfruta, al menos en Mallorca, entre seis y siete meses.
Preguntado por la masificación turística, el actor afirmaba ser conocedor de la problemática: “Es la segunda conversación más importante en Mallorca, no sé cuál es la primera”. También habló de la retroalimentación entre los Airbnb y los coches de alquiler algo que, para él, “no es ninguna noticia”. Aunque reconoció que él sólo vivía esas situaciones en los atascos con autobuses entre Valldemossa y Sóller. Sobre la presión humana en un territorio limitado como es una isla, afirmó que “es un tema delicado, soy consciente del problema del agua. Aquí, el elemento medioambiental es más fuerte. Creo que tenemos un tipo de turismo muy consciente de lo que está pasando".
Después, contó la anécdota de cuando fue a ver a su padre, Kirk Douglas, a un rodaje y tocaba rodar “una escena única”, dijo para referirse a una escena íntima. Pero como se puso en medio de la pareja, tuvo que irse.
Douglas no evitó responder a la pregunta de cómo lee la retirada de Joe Biden de la carrera presidencial: “Apoyo a Biden, es muy buena persona” y calificó a Kamala Harris como “una candidata impresionante”. El actor destacó “la crisis democrática ahora mismo. Este movimiento de la derecha es un negocio global donde todo gira alrededor del dinero. Ahora, las personas de clase media sufren”. Michael Douglas animó a “volver a ganar la confianza de la clase obrera seducida por la derecha”.
Antes de terminar, la estrella de Hollywood quiso agradecer al Atlàntida el galardón que recibió un par de horas después: “Es la primera vez que veo a la reina”.
