Color, belleza e inspiración, así fue la 2ª edición del Madrid Beauty Festival

Cientos de personas acudieron ayer durante todo el día para celebrar la 2ª edición de Madrid Beauty Festival, tras el éxito rotundo del año pasado. Este año, se subió la apuesta y más firmas participaron de esta fiesta de la belleza, la diversidad y el bienestar en la explanada del Parking Exterior de El Corte Inglés Castellana.

Allí se ofrecieron durante una jornada muy soleada todo tipo de experiencias a pie de calle, en un formato abierto al público y de acceso gratuito, que no dejó a nadie indiferente.

Al llegar, los asistentes iban haciéndose con su Beauty Passport, un pasaporte a la belleza en el que pudieron ir sellando cada experiencia vivida, para entrar finalmente en un sorteo de productos de cosmética. Los invitados VIP llegaron a bordo de unos fabulosos Lexus ES y Lexus UX, y en el recinto, un Lexus LBX llevaba en su espacioso maletero las Beauty Bag que convertirían la segunda edición del Madrid Beauty Festival en un día extraordinario.

La carpa de El Corte Inglés, patrocinador principal del evento, fue una de las más concurridas. Allí se ofrecían servicios de maquillaje a cargo de las firmas de lujo Charlotte Tilbury –que ofreció además helados a los visitantes–, Givenchy y Nars, que están disponibles en sus centros de toda España. Muchos pudieron averiguar qué colores les favorecen gracias a una asesoría en colorimetría, a cargo del servicio de Personal Shopper de El Corte Inglés. También asistimos a una masterclass para aprender cómo hacer el ‘Glowy Summer Make Up Look’ –un maquillaje de acabado radiante– a cargo de Sergio Berrio, make up artist de Charlotte Tilbury.

La firma Syoss también quiso asesorar a los visitantes respecto al color, en este caso respecto al de su cabello, y en su espectacular Totem de asesoración de color con espejos para selfies, muchos pudieron descubrir qué tonalidad de tinte podría cambiar por completo su look.

La casita icónica de puerta roja Elizabeth Arden llamó mucho la atención; durante todo el día se pudieron comprar en este espacio los últimos lanzamientos de producto de tratamiento y fragancias, recibiendo consejo de los asesores de la firma y consiguiendo regalos súper exclusivos. De hecho, por la compra durante el evento se les invitaba a recoger otro regalo adicional en el stand de El Corte Inglés de Castellana, con acceso a promociones limitadas solo para ese día.

Por su parte, el grupo NAOS estuvo presente con dos firmas: Bioderma y Esthederm. La primera causó sensación con sus recomendaciones para pieles reactivas, dando a conocer su respetuosa agua micelar y su gama de sérums antiedad para cada tipo de piel. La segunda, especializada en el bronceado saludable, expuso sus productos solares para verse mejor este verano a la vez que se previene el fotoenvejecimiento.

Una de las marcas más populares en el cuidado del cabello, Kérastase, apostó por dar protagonismo a su reedición más sostenible (y con fórmula mejorada) del icónico Elixir Ultime, un chute de brillo y salud para la melena.

Ver fotos: Así fue la 2ª edición del Madrid Beauty Festival

Las fragancias fueron muy celebradas por todos los visitantes, y es que los stands dedicados a ellas eran una auténtica delicia. Fue el caso del Guerlain Bee Garden, una invitación a entrar en los jardines más bellos del mundo de la mano de la maison Guerlain, que también presentaba una reedición de sus polvos de Terracotta, una reinterpretación de los famosos Terracotta Light. En su línea de perfumes naturales y sostenibles, la reina fue la nueva eau de toilette Aqua Allegoria FloraBloom, que celebra el brillo de un ramillete de flores multicolores.

El espacio de Chloé, volcado en sus fragancias del Chloé Atelier des Fleurs –15 fragancias exclusivas creadas por renombrados perfumistas– también fue un oasis de frescor y flores. Cada jugo, creado a partir de una flor noble, evoca un recuerdo olfativo de su creador, y todas se pueden combinar siguiendo la técnica de layering, que superpone varias fragancias hasta crear un olor único y personal sobre la piel.

No podía ser más neoyorquino el stand de DKNY, donde se celebraban el arte y la energía de la Gran Manzana, con su icónica fragancia femenina DKNY Women Original.

La pop up de Lancôme presentaba una estructura que evocaba La Maison Lancôme, su célebre evento anual, con los productos más icónicos de la marca y perfectos para el verano como Lip Idôle, Idôle Tint, UV Expert, etc. Allí se pudo vivir un momento super experiencial con su tecnología Skinscreen para hacer diagnósticos de piel personalizados. Además, contaba con dos tocadores para hacer make up Flash, una mesa con sus fragancias más optimistas y una máquina para personalizar pulseras que fue un exitazo en la última edición de La Maison Lancôme. Y no fue todo: también hubo regalos exclusivos.

Inspirado en una cafetería de la capital francesa, el stand de Bourjois nos regaló también una vivencia muy parisina, y pudimos conocer el icónico colorete de la marca Little Round Pot.

Los más expertos en belleza reconocieron rápidamente el icónico esqueleto de la marca Kiehl's, junto al cual se realizaron diagnósticos especializados hechos por "Skin Pros" de la firma, que dieron a los asistentes muestras acordes a su tipo de piel.

Carmen Melgar mantuvo una interesante y amena conversación con Myriam Yébenes, CEO del Grupo Maribel Yébenes, sobre MY Blissfulness, la última tendencia internacional en medicina estética experiencial de alto valor añadido.

Para refrescarnos pudimos contar con el apoyo del agua de Solán de Cabras, que repartió botellas para hidratarse y, además, propuso a los visitantes inmortalizarse para entrar en el concurso de una experiencia en un spa.

En la zona Lounge hubo espacio para una bebida sofisticada a cargo de Osborne, con Gin Gold y los mejores bartenders.

Viajar ligero: inspiración viajera para quienes aman la belleza

Dentro de esta segunda edición del festival, al igual que el año pasado, hubo oportunidad de conocer de cerca a los equipos de cada revista de Condé Nast, que organizaron distintos encuentros con los asistentes. El de Condé Nast Traveler se tituló Viajar Ligero y contó con la presencia de la actriz y fundadora del estudio de yoga Asana Groove Ferchi de la Puente, que habló de la importancia de identificar lo que nos supone una carga, de modo que podamos tomar la decisión consciente soltarlo. "Esa toma de conciencia es clave", dijo la instructora de yoga, nacida en Lima.

“Desde que soy madre, he priorizado el equipaje de mi hijo y veo que sí soy capaz de viajar con menos cosas de las que creía –bromeó–. Pero sí meto siempre prendas que me haga ilusión ponerme, más allá de otras versátiles como camisetas blancas. En cualquier caso, la maternidad me ha aportado humildad, he visto que el viaje puede ser ‘un desastre’ y no pasa nada…”.

Uno de sus trucos, explicó, es hacer la maleta el día anterior y, ya a punto de embarcarse en el viaje, sacar alguna cosa no tan necesaria. Reivindicó, sin embargo, el derecho a incluir algo que le haga sentir como en casa. “Siempre llevo encima palosanto, soy muy sensible a los olores y esas cosas pequeñitas que nos hacen sentir bien son importantes. En el neceser sí que me he liberado, porque suelo llevar de todo y luego no uso nada. ¿Mis esenciales? Un aceite en spray para despejar la mente y el rostro, hidratante y protector solar".

Acostumbrada a las 12 horas de vuelo que separan Lima (su ciudad natal) de Madrid, Ferchi nos aconsejó utilizar la respiración (inspirar en cuatro segundos, retener cuatro segundos, soltar en 4 segundos) para traernos a un estado de conciencia: “Me calma muchísimo, así ya me relajo y puedo ver una película o estar en silencio”.

Fue muy celebrado por el público un consejo práctico que nos dio para soltar cargas innecesarias (en los viajes y en la vida): “Practico el shaking, un método que viene del kundalini yoga. Pongo música que me de subidón de energía y sacudo el cuerpo, como mínimo durante dos minutos. Los animales hacen esto de forma natural, los perros, por ejemplo. De esta manera, aligeras el ‘equipaje’ o lo que sea que te esté bloqueando”.

Ferchi nos invitó a reflexionar: “Viajar ligero… ¿para qué? Para reconectar con esa alegría innata, somos seres alegres e ir ligeros nos permite conectar con una energía que nos recarga y nos ayuda a vivir el momento. A menudo sucede que viajas y, ya durante ese viaje, estás pensando en el siguiente. Hay que estar presente”.

Junto a De la Puente tuvimos el privilegio de contar con la presencia de Anabel Vázquez, colaboradora de Condé Nast Traveler, autora del libro Piscinosofía (Libros del K.O) y cofundadora de Laconicum. Viajera de pro y experta en hacer maletas, Anabel coincidió con Ferchi en lo útil de pararse a sacar algo de la maleta en el último minuto, y también en lo práctico que es llevarse un aceite aromático que sirva igualmente para pelo y cuerpo.

Por otro lado, reivindicó con humor el derecho a llevar todo aquello que nos haga sentir mejor: “Si la seguridad en nosotros pasa por una maleta más grande, no creo que por eso seamos peores viajeros. Lo interesante es hacértelo fácil y cómodo, pero si eso supone sacrificar mi mascarilla… no va a ocurrir”.

Ella, amante de las piscinas, nunca viaja sin traje de baño ni gafas de bucear, lleva siempre una doble identificación, por si acaso, y tiene un neceser de viaje preparado apto para ir en cabina, de modo que cuando surge una aventura, ya lo tiene listo.

La maleta, dijo Anabel, puede servirnos como herramienta de autoconocimiento. “El hecho de hacerla supone depurar y tomar una serie de decisiones a las que damos mucha importancia. Viajar ligero es difícil, tal vez una utopía”.

Apuntó que hay que tener claro el tipo de viaje que estás haciendo para que no surja la ansiedad por perderte algo, y que no hay que dejarse llevar por el miedo. “Está bien ser previsor, pero siempre hay recursos y gente que te ayudará”.

Las dos estuvieron de acuerdo en que es bueno aligerar las expectativas, la carga social de compartir el viaje, para poder abrirnos a nuevas perspectivas.

“Y, finalmente, hay que saber perdonarse que no te guste un hotel, poder volver del viaje y decir ‘pues no me ha encantado’. En los viajes se pone mucha presión social, económica, de tiempo… incluso ir con las personas adecuadas puede ser un reto”, remataron.

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