Pirineo oriental: destino a la sostenibilidad

Ponemos rumbo a obradores y talleres donde se cuecen a fuego lento economías que florecen desde nuevos proyectos de vida o de herencias que perpetúan la tradición.
Panadería artesanal de La Fogaina.
La Fogaina.

Cada vez somos más conscientes de las ventajas de consumir productos de proximidad y elaborados artesanalmente. Además, gracias a pequeños artesanos, pastores, agricultores, ganaderos, queseros o viticultores, el territorio se ha ido salpicando de vida, y muchas casas en pequeños pueblos han podido mantenerse en pie y habitadas gracias a iniciativas nacidas en modestos talleres u obradores.

En ellos, el acento recae en la autenticidad que otorga la ilusión y la creatividad, el aprovechamiento de las materias próximas y la tenacidad y esfuerzo de cada día estirando el hilo de una dedicación que se ha recogido de generación en generación, o se ha creado desde cero. Y en esos espacios de labor que hacen florecer la riqueza local, el talento y empeño de sus vecinos y el sabor y valor de sus cultivos, aprendemos el significado de la sostenibilidad.

Agricultura regenerativa en La Pobla de Segur.

Cal Tomàs.

Obradores y talleres

Hoy ponemos rumbo a esa manera de vivir, a esos obradores y talleres donde se cuecen a fuego lento economías que florecen desde nuevos proyectos de vida. Desde la comarca de la Alta Ribagorça hasta el Alt Empordà, seguiremos la línea de las montañas del Pirineo, sobre la carretera N-260, el eje pirenaico, fijándonos como destino esas iniciativas personales y profesionales surgidas de las ganas de habitar entornos donde se reconoce fácilmente el equilibrio entre la actividad humana y la fecundidad de la tierra y los paisajes. Vamos en busca de proyectos coherentes, maneras de abrirse camino laboralmente en armonía con la preservación y enriquecimiento del entorno.

Veremos rebaños y manadas de ganado que energizan el paisaje pastando en sus prados, y entraremos en los obradores de mermeladas, azafrán, miel, queserías donde los queseros ordeñan sus cabras, ovejas o vacas, y hacen la venta directa y distribución de sus elaboraciones. Nos acercamos al lugar de origen de productos de quilómetro cero y, entre un destino y otro, nos detendremos a contemplar el cielo, y abrazaremos árboles en el bosque. También visitaremos antiguas fábricas e industrias que han ayudado a escribir nuestro pasado y nuestro presente, por ejemplo, transformando la fuerza del agua en energía lumínica y calor para nuestros hogares.

Parque Astronómico del Montsec.

Alamy

Con la vista en el firmamento

Nuestra propuesta da comienzo en el pueblo de Àger, en la comarca de la Noguera. Allí está el Parque Astronómico del Montsec, el ojo del universo que muestra la ubicación de los astros en el firmamento. Con telescopios y un audiovisual viajamos a un cielo privilegiado. En diversas comarcas del Pirineo en las que haremos parada, el certificado Starlight reconoce la excelencia astral por la nitidez para contemplar las estrellas.

De la comarca de la Noguera transitaremos hacia el Pallars Jussà, donde conoceremos, entre algunas otras cosas, el círculo de la crianza de ganado con agricultura regenerativa. A través de la experiencia de Cal Tomàs, una saga de ganaderos de La Pobla de Segur, descubriremos que es posible alcanzar mayor calidad de la carne y, por tanto, mucho más saludable para el consumo, cuando las vacas también consumen el mejor pasto en su mejor momento, un pasto abonado naturalmente por esas mismas reses.

Museo de las tiendas antiguas.

Centre d'Interpretació de l'Antic Comerç

Pasando por el pueblo de Salàs, que homenajea al comercio de toda la vida, con el museo de las tiendas antiguas, tras haber conocido el cultivo ecológico de azafrán en manos de la pareja que creó la firma Safrà del Montsec, en Sant Esteve de la Sarga, llegaremos al valle que dio luz a la luz: la Vall Fosca. Es el punto de partida a un cambio de vida en los hogares, porque allí se construyeron presas desde las que hacer caer el agua con toda su fuerza acumulada transformada en energía eléctrica. El Museu Hidroelèctric de Capdella nos lo cuenta todo. Y a la entrada del mismo valle, Casa Leonardo encarna el turismo rural, una actividad que perpetúa la autenticidad de la gente del territorio, nos habla de su historia, mantiene bien vivo el patrimonio familiar y nos sirve platos para saborear la esencia de ese pedigrí de origen.

En la Alta Ribagorça, pasearemos por el núcleo antiguo de su capital, El Pont de Suert, y entraremos a conocer a la cuarta generación de herederos de la Fábrica de Mantas hechas con lana de ovejas, una producción familiar con más de 140 años de historia. Además de adquirirlas, podemos ver todo el proceso de su fabricación en un pequeño museo.

Estaremos a dos pasos de las joyas del románico que la Unesco reconoció como Patrimonio de la Humanidad. Son un conjunto de preciosas iglesias románicas en pueblos con enorme encanto. De camino al Vall de Boí, compraremos pan hecho en un horno de leña centenario, en el Forn de Llesp.

Cultivo ecológico de azafrán.

Safrà del Montsec

Destinos Biosphere

En el Vall d’Aran, primer destino de montaña que recibió la distinción Biosphere por sus propuestas de turismo sostenible, nos daremos cuenta de que practicando el senderismo contribuimos a nuestra salud y a la de antiguos caminos de pastor recuperados. La gente de Camins Vius nos acompaña a descubrir senderos que llevan a disfrutar todavía más del paisaje.

Ya en el Pallars Sobirà, el Ecomuseo de les Valls d’Àneu nos invita a entrar en una casa de montaña de principios del siglo pasado. Y desde allí estamos a pocos quilómetros de la Casa del Oso de los Pirineos, y de la Formatgeria de Gavàs, un obrador de quesos elaborados con leche de cabra que inició una pareja de neorrurales que supo amoldarse al Pirineo, él cuidando el rebaño y ella dibujando el paisaje con una sensibilidad que podréis descubrir en su estudio.

En la misma comarca, el Parc Natural de l’Alt Pirineu, la mayor reserva natural de Catalunya, y el Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici son nuestra guinda para adentrarnos en la naturaleza en excursiones que podremos hacer en solitario o con guías formados en esos mismos parques, enriqueciendo el senderismo con muchos más aprendizajes de los que esos propios entornos excepcionales nos dejan ver. También en esas reservas se organizan multitud de actividades en armonía con cada una de las cuatro estaciones del año.

Ermita de Santa Eulàlia d'Alendo, Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici.

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En el pueblo de Àreu, en la Vall Ferrera (el valle del hierro), una antigua serradora nos habla de cómo se aprovechaba la fuerza del agua para cortar la madera de sus bosques. Es tierra de leñadores, de forjadores, y de agricultores y ganaderos, como los propietarios del turismo rural Casa Currona, que ha adecuado sus casas de piedra y pizarra a los visitantes, permitiendo así la continuidad a la actividad ganadera tradicional de la familia, la cría de vacas y caballos. Àreu es el pueblo que da paso al camino que lleva a la cima más alta del pirineo catalán, la Pica d’Estats.

Antes de dejar atrás la comarca, el Museu de la Sal nos adentra en otra manera ancestral de ganarse la vida varias generaciones, a partir de un surtidor de agua salada que nos recuerda que, miles de años atrás, el Pirineo fue parte del mar.

El mar pondrá el punto final a este recorrido pirenaico, después de habernos relajado en el singular y auténtico balneario y hotel familiar de Sant Vicenç, y de haber dormido en una antigua rectoría, en el refugio de Cortiuda. Habremos conocido experiencias de sostenibilidad como la producción de velas veganas de la joven que hay detrás de la firma Bauharum, o la magnífica y completa propuesta de Cerdanya Ecoresort.

Hotel balneario Sant Vicenç.

Sant Vicenç

Nuestra propuesta de recorrido, recogida en las páginas de la Guía del Turismo Sostenible del Pirineo Oriental (editorial SUA), nos lleva a conocer, además, la producción cárnica y láctica de Mas El Lladré, la miel Mel Vall de Ribes, la artesanía en piel trabajada a mano, “con alma y corazón”, por Lluís Roldan, de Cocuan, en las montañas del Ripollès. Allí pacen las vacas de carne ecológica de Mas Pinós y brilla el proyecto de la cooperativa Mas La Sala, que distribuye semanalmente cestas de verdura ecológica.

Pan, chocolate y valor social

Así vamos avanzando en este trayecto en busca de la sostenibilidad, descubriendo, observando, saboreando y viviendo en primera persona esa otra forma de hacer turismo. Conoceremos la fórmula de Transhumant, que lleva el cine a los pequeños pueblos y, en Olot, la panadería artesanal de La Fogaina y las deliciosas obras de chocolate de Cacau, en Olot. También descubriremos el dignificante proyecto integrador de la fábrica de yogures de La Fageda, un gran ejemplo de economía con valor social.

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En Banyoles volveremos a hacer papel como antaño, camino del Empordà, donde nuestro olfato se abrirá a los aromas de las plantaciones de Emporarom, donde nos enseñarán a preparar mojitos y buenas infusiones. Después de la visita a Can Font Organic, sabremos mucho más sobre el beneficio de la agricultura regenerativa. Allí nos separa apenas una veintena de minutos en coche hasta el Mediterráneo. En su costa podremos disfrutar de los frutos de una pesca tradicional, a conciencia, como la que realizan pescadores que llevan sus capturas a las lonjas de sus pueblos. En el pueblo de Roses nos acompañan a una subasta de pescado.

Bodega Perelada, diseñada por RCR Arquitectes.

Perelada

La visita a la espectacular bodega Perelada, una gran lección ‘Cum laude’ de arquitectura sostenible, tanto como la elaboración de los productos lácticos de Mas Marcé, en el mismo municipio de Peralada, serán nuestras últimas paradas antes de volver a llevar nuestra mirada al cielo. En el Observatorio Astronómico de Albanyà alzamos de nuevo la vista al firmamento, tal como iniciamos esta ruta singular. En ella hemos conocido proyectos equilibrados, pensados y nacidos de una pasión, a conciencia y con ánimo de preservar y sensibilizar aprovechando maneras de hacer originales, tradiciones de las que aprender. Así nos hemos acercado a esos kilómetros cero que nos hacen a todos, también desde el propio viaje, cómplices y protagonistas de un planeta más sostenible.

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