Adiós a Peggy Moffitt, la modelo pionera cuya foto en ‘topless’ de 1964 la convirtió en un icono del inconformismo

La inolvidable modelo de los años 60 fue la embajadora absoluta de los diseños rompedores de Rudi Gernreich. Falleció el pasado sábado a los 87 años, tras una larga enfermedad
Peggy Moffitt en 1968
Penske Media/Getty Images

Adiós a Peggy Moffitt: la icónica modelo inconformista ha muerto a los 87 años tras una larga enfermedad

Hoy, un post en Instagram sin sujetador no es ninguna novedad. Basta con una 'estrellita' o un 'corazoncito' para tapar los pezones y la fotografía se convierte en un símbolo del verano. Sin embargo, Peggy Moffitt -fallecida en Beverly Hills a los 87 años tras una larga enfermedad - fue la primera mujer en topless en una revista femenina. Causó sensación en su momento. Fue en junio de 1964 (hace exactamente 60 años) cuando la revista Women's Wear Daily la fotografió luciendo un monokini, es decir, un bañador compuesto sólo por la parte inferior que deja los pechos a la vista, diseñado por Rudi Gernreich. La instantánea es obra del fotógrafo William Claxton, con el que estuvo casada. En aquella época, los periódicos eran la única visión del mundo, como hoy las redes sociales, y aquella imagen extrema se convirtió en objeto de culto: comentada y discutida, la convirtió inmediatamente en un icono inconformista. "Formaba parte de una generación de mujeres jóvenes que querían sobrepasar los límites y explorar, pero al mismo tiempo no querían ser demasiado locas ni chicas malas “, explica su hijo Christopher Claxton. ”La confianza que sentía con mi padre y el hecho de que creyera tanto en lo que hacía Rudi le permitió ser la persona creativa que quería ser".

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Rudi Gernreich, una modelo y Peggy Moffitt

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Aunque la fotografía en topless caracterizó gran parte de su vida, fue sólo un momento de una larga carrera en la moda, durante la cual promovió la libertad de movimiento en el vestir en un momento en que las mujeres luchaban por una mayor libertad social y política. Así, fue la primera mujer vestida consciente de su propio valor y poder, convirtiéndose en un símbolo de la libertad femenina que se expresa también a través de su cuerpo y de lo que viste. Si Rudi Gernreich, el outsider de la moda estadounidense de los años sesenta, inventó el topless, los leggings y el unisex, Peggy Moffitt tuvo la capacidad de interpretar esta nueva revolución a través de su propio cuerpo. Ella, al fin y al cabo, era una artista. “Me formé como actriz, bailarina y artista de teatro, tengo nociones de iluminación y diseño”, declaró a Vogue Italia para la entrevista publicada en el número de septiembre de 2014.

Antes de convertirse en una modelo icónica en la década de 1960, Peggy fue actriz: apareció por primera vez en una película en 1958, para el musical Senior Prom. Al año siguiente consiguió un pequeño papel en la película bélica Battle Flame y después en Girls Town, producida por Metro-Goldwyn-Mayer, o Blow Up en 1966. Pero quizá su destino como mujer icónica, empezando por la moda, ya estaba escrito. Moffitt conoció a Rudi cuando estaba en el instituto, en 1954, mientras trabajaba en la boutique de ropa Jax, en Beverly Hills. "Congeniaron de inmediato y tenían mucho en común", afirma su hijo. "Abordaban el arte y el diseño de forma similar y sentían un gran aprecio por la danza y el humor en el diseño...". Uno de los muchos ejemplos fue cuando Rudi ganó su primer premio Coty: ella llevaba un peculiar traje de mujer que él había diseñado. En aquel momento, le pareció divertidísimo. Y Rudi también disfrutaba viéndola actuar".

Jill Kennington, Peggy Moffit, Rosaleen Murray, Ann Norman y Melanie Hampshire en el plató de Blow up

Michael Ochs Archives/Getty Images

Incluso su look ‘beauty’ expresa todo esto. Era extremo y nuevo. Nunca se había visto nada igual antes: se hizo famosa por sus pestañas postizas extralargas, acentuadas también por el maquillaje de ojos especialmente pronunciado, inspirado en el teatro kabuki, mientras que su corte de pelo, diseñado por Vidal Sassoon, se hizo famoso como “las cinco puntas”. Una elección estética que subraya ese principio maigrittiano de que “si hay una imagen, entonces existe”. Y nosotros, añadimos, para siempre.