ENTREVISTA

Vuelve Delpozo: “Somos un híbrido entre una marca de moda y una plataforma de entretenimiento”

Hablamos con Joaquín Trías y Enrique Mellado, los nuevos directores creativos de Delpozo, sobre el renacimiento de la firma y la fórmula híbrida que plantean en esta nueva etapa
Vuelve Delpozo “Somos un híbrido entre una marca de moda y una plataforma de entretenimiento”
Cortesía de Delpozo

Hay gente capaz de venirse arriba ante los grandes retos. Regresa Delpozo a la moda, y lo hace con una ambiciosa iniciativa que implica reactivar un caso de éxito fulgurante dentro y fuera de España. Primero lo hizo Jesús del Pozo, su principal artífice. Después fue Josep Font, quien consiguió revivir la marca y ponerla en el radar internacional a través de embajadoras como Cate Blanchett o Rihanna. Su sucesor, Lutz Huelle, trató de darle un giro más comercial, pero finalmente tuvieron que anunciar su cierre en 2021. Hoy tamaña responsabilidad recae en Joaquín Trías (Madrid, 1982) y Enrique Mellado (Granada, 1989), la dupla creativa que se ha propuesto catapultar la compañía a una nueva edad dorada. El despegue no podía llegar en mejor momento: “Resulta poético coincidir en fecha con el 50 aniversario de la casa”, sostiene Mellado. Junto a Trías lleva mucho tiempo gestando la mejor forma de reactivar el proyecto. Se conocieron a través de un amigo común, y estuvieron encerrados durante dos años sin un objetivo concreto, calibrando la manera óptima de colaborar. “Empezamos a desarrollar una visión y una estrategia, y nos dimos cuenta de que podíamos canalizar esa misión a través de una marca de moda. Nos asesoramos, y entre crear una firma nueva propia o reactivar una con prestigio, escogimos la segunda opción”, relata Trías. Barajaron otras dos casas, pero finalmente se decantaron por Delpozo. En 2022 se acercaron a Perfumes y Diseño, la enseña que había adquirido las acciones de la compañía a la muerte de su fundador, en 2011. “Preguntamos por la situación de la marca y estuvieron súper abiertos y receptivos”, comentan. El siguiente paso fue levantar capital. Así lograron un panel de inversores con experiencia previa en moda: “Nosotros fuimos con un Powerpoint y mucha labia”, confiesa Mellado entre risas. “La hipótesis que se les planteó fue la de una propuesta completamente nueva, y no es fácil que te den carta blanca. Por eso nos sentimos unos privilegiados”.

Retrato de Enrique Mellado y Joaquín Trías, los nuevos directores creativos de Delpozo.Cortesía de la marca

Su implicación va más allá de asumir conjuntamente la dirección creativa: “Nos interesaba mucho cómo es la toma decisiones cuando la visión creativa y la empresarial están juntas", sostienen. En este aspecto cuentan con el bagaje de Trías, que con su firma de moda homónima logró abrir mercados fuera de España. Tuvo que cerrar en 2013 pero, según explica, fue una experiencia previa esencial para su etapa actual en Delpozo. En cuanto a Mellado, describe su trayectoria como “un poco Frankenstein”. Centró su carrera en dirección de arte, pero sus inicios en teatro le valieron para profundizar en la construcción narrativa, una de las vías que más le lleva a este sector: “La moda hoy es como la ópera en el pasado, tiene esa consolidación de lenguaje plural que permite meter todas las artes en un mismo lugar”. Esta idea de fusionar disciplinas artísticas, propia del escenario de principios de siglo XIX, quizá sea la mejor metáfora para el sistema que han ideado. “Nosotros somos un híbrido entre una marca de moda y una plataforma de entretenimiento”, declara Trías poniendo al mismo nivel “el producto material” y el “producto experiencial”. Así, cada propuesta partirá de una historia que se contará tanto desde la moda como desde el contenido audiovisual, pero este también será independiente de la ropa. “Lo que diferencia una marca de moda de una casa de moda es poder vincularse a varios sitios, tanto comercial como artísticamente. La casa se une a otros territorios de forma orgánica, sin necesitar justificación”, apunta Mellado.

Obertura, su colección debut, es el mejor ejemplo de este planteamiento dual. Se trata de una propuesta cápsula de otoño-invierno, muy editada, disponible en exclusiva en Moda Operandi. No hay estampados, sino una textura visual que consiguen tanto con los tejidos como con las lentejuelas y los riquísimos bordados, elaborados explícitamente para colección. Ponen el foco en el bustier y los pantalones, y priorizan los coordinados, que prueban con prendas de otras marcas. “Si para tener algo de Delpozo hubiese que comprar el look entero, fracasaríamos porque no sería realista”, meditan. La forma que tuvieron de lanzarla el pasado 9 de septiembre en el Rockefeller Center de Nueva York fue a través de una película protagonizada por Tilda Swinton. En ella encarna a un personaje simbólico que vuelve a un jardín y lo hace renacer, en alusión al retorno de Delpozo. A la actriz llegaron a través de su estilista, Jerry Stafford, que vio la colección en su showroom de París y le encantó. Ella estaba en Madrid rodando el nuevo filme de Pedro Almodóvar, así que se alinearon los planetas. Se acercó varias veces a su estudio para probarse toda la colección. “El segundo día le echamos morro y le comentamos el proyecto. En el momento en el que Tilda escuchó la palabra ‘jardín’ dijo ‘I’m in’. El vídeo se volvió casi como una co-creación con ella”, reconocen. Su obsesión seguía una premisa concreta que se extiende a todos sus proyectos: tenía que ser leída al 100% como cine, no un fashion film o aún menos, una campaña.

Cortesía de Delpozo

Para radiografiar el nuevo Delpozo habría que ir por partes. A través de diseños tan atemporales como contemporáneos, en moda pretenden hacer de lo extraordinario algo cotidiano: “Aún teniendo sentido en el día a día, estas prendas no son fondo de armario, sino la pieza joya perfecta tanto para ir a comer como para un evento”, señala Mellado. Como exponen, no tener una silueta o unos materiales concretos les da libertad para poder hacer su aportación manteniendo el estilo reconocible de la marca. “Cuando adquieres una casa con los años y la trayectoria de Delpozo no tiene sentido ni impacto limitarse a recrear lo que ya se hacía”, sopesa Trías. El mayor ejercicio de archivo lo hacen a través del uso del color, que varía de los tonos cálidos y velados de Jesús a los más explosivos de Josep Y Lutz. También a través del concepto arquitectónico, con un twist: “No es la idea de volumen rígido que se queda en bloque sobre el cuerpo y resulta tan difícil de llevar. Imaginamos mucho las posturas, así que el gesto nos influye mucho en la construcción de las prendas” dice al hablar, por ejemplo, de un vestido sencillo que se transforma al meter las manos en los bolsillos. En herencia también de la época en Trías, están trabajando mucho con la experimentación de los tejidos. Una de sus premisas es que tanto el color como el textil se haga ad hoc para ellos, y nunca compran de stock. Debaten mucho sobre el resultado final de la prenda, tanto en el cuerpo como en percha: “No hacemos prendas por amor al arte. Queremos que se vendan. Si un mayorista entra en nuestro showroom y se tira al perchero, es que la pieza realmente funciona”.

Look de la colección ‘Obertura’, cuajado de lentejuelas que se hicieron ad hoc para la colección.Delpozo

En su retorno, Delpozo primero quiere posicionarse en moda femenina y coger rodaje para ampliar tanto las categorías como el número de colecciones anuales (de momento tienen dos, primavera-verano y otoño-invierno). También pretenden lanzar perfumes, en colaboración con Perfumes y Diseño (que mantienen una participación minoritaria en esta nueva etapa) y línea masculina, que marcó los inicios del propio Jesús del Pozo. En cualquier caso, romperán con el sistema tradicional: no harán desfiles presenciales, y le darán un giro a la fórmula see know, buy know. “Nuestro impacto de comunicación se produce en el momento en el que el producto está en tienda. En las semanas de la moda lo único que haremos será recibir a mayoristas y clientes. Pero no enseñaremos nada a la prensa”, aclaran. También han cambiado la política de precios, que para ellos antes eran altísimos. Aunque tendrán prendas que alcancen (y superen) los 3000 euros, habrá horquillas entre los 400 y 600 para los diseños de algodón y otras piezas más elaboradas que costarán entre 900 y 1800 euros. Estarán disponibles en puntos de venta multimarca como Selfridges y otros más especializados como Dover Street Market. Aunque abrirán su e-commerce en febrero de 2025, hasta que no vean dónde funciona la marca no barajan abrir tienda propia.

Tilda Swinton en el Festival de Venecia con un look de Delpozo.Mondadori Portfolio/Getty Images

La otra cara de la moneda es la parte del contenido: “La intención de Delpozo es entrar en ficción y documental a la misma escala que la moda. Ya tenemos conversaciones muy avanzadas con varias plataformas de contenido audiovisual”, adelantan. Citan el cine y la creación musical como dos terrenos esenciales que se engloban bajo un mismo principio: no tienen consumidores, sino audiencia. Se dirigen al que les ve, no al que les compra. En este sentido, aquí aplican la misma exigencia que en la ropa: “Hablamos mucho de la artesanía digital que involucra el proceso de creación de contenido de Delpozo, muy similar al de costura” declaran al respecto de Sauvage.TV, la productora con la que han hecho el vídeo de Tilda Swinton.

En términos de sostenibilidad prefieren hablar de impacto y de responsabilidad social, que abarca tanto los tejidos certificados como la producción en cercanía. De hecho, a su equipo de diez personas le están sumando el trabajo de los talleres de Granada, Ciudad Real y Sevilla con los que ya trabajó la casa: “Muchos de estos artesanos pueden hacer cosas brillantes, pero como no hay marcas que puedan permitirse estos procesos están haciendo camisetas básicas porque no hay trabajo por la otra vía”, cavila Mellado. Para ellos también es clave el volumen limitado de la producción. “Nuestro objetivo no es que todo el mundo vista de Delpozo, sino que haya determinadas piezas que brillen”, admiten. “Creemos que la moda ahora mismo necesita mucha creatividad, y estar produciendo doce colecciones al año es incompatible”. Como dicen, no les interesa “dar el pelotazo” el día de mañana, por eso se opusieron a que entrase en el proyecto un fondo de inversión que les pudiese codificar aspectos como los resultados económicos. Las grandes dimensiones sí que las conciben, en cambio, para la parte del contenido. “La gente a la que llegamos no se define tanto por cuántas personas tienen nuestra ropa en el armario, sino por cuántas forman parte de nuestro universo”.

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