Brad Pitt attends the Bullet Train premiere in Berlin earlier today. Photo: Getty Images

Ayer, mientras la ola de calor se apodera de Europa disparando las temperaturas se disparen hasta máximos históricos, Brad Pitt aterrizó en Berlín para la última parada de la gira promocional de Bullet Train, su última superproducción de acción. En el estreno de la película en el Zoo Palast, Pitt lució el único atuendo lógico para soportar el calor absurdo que hace: un look de chaqueta de lino holgada; camisa rosa, también de lino, con un par de botones desabrochados; y unas botas de motero de Stylmartin. Pero el verdadero golpe maestro, además de vestir de lino de arriba abajo en un día abrasador, fue la falda con vuelo de lino marrón que se colocó Pitt.

Aunque los meteorólogos no han encontrado aún ninguna relación directa entre el look de Pitt y las altas temperaturas de Europa (todavía), el conjunto es uno más en la tanda de looks elegantes pero veraniegos que ha llevado Pitt durante la promoción de su nueva película. En un photocall mañanero, Pitt complementó con gafas de sol y zapatillas blancas un dos piezas rosa empolvado de chaqueta con cremallera y pantalón (ambos de lino, naturalmente). En otro photocall en París, el sábado, Pitt demostró su buen ojo para los trajes relajados con otro traje salmón de chaqueta holgada y pantalones con cordón de ajuste, llevados sobre un suéter de un tono granate apagado.

Pitt attends the Bullet Train photocall in Paris on Saturday. Photo: Getty Images

Estas píldoras bien merecen adentrarnos un poco más en la reinvención sartorial de Pitt en los últimos años. Aunque es una verdad universalmente aceptada que Brad Pitt es uno de los hombres con más estilo del mundo, su particular buen vestir, aparentemente despreocupado y orgánico, a veces pasa desapercibido. Si revisamos su fase de ascenso al estrellato en la década de 1990, nos topamos con un montón de delicias de moda atemporal, desde las chaquetas de cuero negro que tanto le gustaban cuando salía con Gwyneth Paltrow hasta los trajes de corte boxy que prefería para los eventos de alfombra roja o las camisetas suaves con pantalones cargo de tiro bajo que marcaron la época en que estaba con Jennifer Aniston.

En los últimos años, sin embargo, se ha adentrado en un terreno más experimental, favoreciendo marcas tan variadas como Comme des Garçons, Rick Owens y The Elder Statesmen e incluso colaborando en una colección cápsula con la casa italiana de sastrería Brioni titulada BP Signature, llena de muchos de los favoritos de Pitt, como polos de cachemira y chaquetas deportivas (también se ha convertido recientemente en socio en la sombra de la marca de camisas God's True Cashmere, marca que vende, como ya habréis adivinado, camisas de cachemira). Con el paso de los años, los gustos de Pitt se han inclinado cada vez más hacia lo artesanal. Al parecer, adora a Paul Harnden, apodado por GQ "el diseñador más recluido de la moda", y también es conocida su fidelidad al sombrerero de Venice Beach, Nick Fouquet.

Tiene sentido, por tanto, que Pitt esté dispuesto a salir de su zona de confort (o, de hecho, a entrar en un confort aún mayor) celebrando la falda de la alfombra roja. La tendencia parece estar ganando fuerza entre los hombres: Brad sigue los pasos, entre otros muchos –demasiado para enumerarlos a todos– de Oscar Isaac y su falda de Thom Browne  en el estreno de Caballero Luna a principios de este año; a Pete Davidson y su reciente look en la Met Gala; o a Lil Nas X y la la falda de tartán diseñada por Virgil Abloh que exhibió en el programa de Jimmy Fallon el año pasado. 

Pitt attends the Bullet Train premiere in Paris on Monday. Photo: Getty Images

Porque, a pesar de lo que puedan pensar algunos críticos conservadores como Candace Owens, ver a hombres con vestidos y faldas no es nada nuevo. Desde el himatión de la antigua Grecia hasta las faldas escocesas a la hakama japonesa, prácticamente todas las culturas de la historia han tenido su propia versión de la prenda. Ni siquiera es la primera vez que el propio Pitt va con las piernas al aire. En 1999, para protagonizar la portada de la revista Rolling Stone –fotografiada por Mark Seliger en el momento más hipermasculino de Pitt, el de El club de la lucha–, se enfundó una serie de vibrantes minivestidos.

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Así pues, podemos decir que nos encanta Pitt así vestido, sobre todo por la naturalidad con que ha integrado la falda en su propio lenguaje estilístico. Le da un punto informal pero en el mejor de los sentidos: relajado, seductor y, sí: un poco como si acabara de salir del rodaje de Braveheart. Mientras las temperaturas siguen así de altas este verano, haz como Brad: tómatelo con calma y ponte fresquito.

Este artículo se publicó originalmente en Vogue.com. Traducción y adaptación: Esther Giménez.

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