Este es el tiempo máximo que un diabético puede estar sin insulina en el cuerpo

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La terapia con insulina forma parte del tratamiento de la diabetes. En la tipo 1 es necesaria toda la vida, mientras que en la tipo 2 se utiliza cuando los cambios en el estilo de vida y otros tratamientos no son suficientes para controlar la glucosa sanguínea. Los expertos explican el tiempo máximo que puede pasar sin que un diabético se administre insulina.

Actualizado a: Miércoles, 10 Julio, 2024 00:00:00 CEST
Tratamiento de la diabetes con insulina Las personas con diabetes suelen administrarse la insulina a través de unos dispositivos conocidos como plumas. (Foto: Shutterstock)

La insulina ayuda a mantener bajo control la glucosa sanguínea y previene las complicaciones de la diabetes. Su función es sustituir a la hormona que de manera natural produce nuestro cuerpo y ayuda a mantener la glucosa dentro de los valores deseados para servir de combustible al organismo. 

“La insulina es una hormona cuya función principal es regular los niveles de glucosa en sangre, permitiendo la entrada de esta glucosa dentro de las células del cuerpo para producir energía”, explica María José Picón, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga y vicepresidenta primera de la Sociedad Española de Diabetes (SED). Se produce en las células beta del páncreas, las cuales forman parte de un conglomerado de otras células productoras de otras hormonas: “A este conglomerado de células se les llama Islotes de Langerhans”.

Todos necesitamos insulina en todo momento: “Parte de ella está presente comamos o no, hagamos ejercicio o no lo hagamos. Y cada vez que comemos, se produce una cantidad extra de insulina”, aclara Antonio Pérez Pérez, director de unidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y presidente de la Fundación de la SED (Fsed).

Por qué se produce la diabetes tipo 1

La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica y autoinmune en la que las células beta pancreáticas son atacadas y destruidas por el sistema inmunológico. La ausencia de insulina impide que se pueda realizar correctamente el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y proteínas. El desencadenamiento de este ataque autoinmune se produce por una combinación de factores genéticos y ambientales. Entre estos últimos, los virus son algunos candidatos probables.

“Se suele diagnosticar en edades jóvenes, no está relacionada con la obesidad y el tratamiento es esencial desde el diagnóstico, es decir, estas personas requieren insulina de por vida”, asevera Pérez. El problema de esta enfermedad es que no se regenera la función de la célula beta.

La diabetes tipo 2, asociada a la obesidad

La diabetes tipo 2 es la más frecuente y se asocia a la obesidad: “Al principio se puede producir bastante insulina, pero es poco eficaz, es lo que se denomina resistencia a la insulina”. La primera línea de tratamiento para estos pacientes es realizar cambios en su estilo de vida, fundamentalmente en la alimentación y con respecto al ejercicio físico. Cuando este abordaje no es suficiente, se administran fármacos que no son insulina, como los agonistas de receptores del GLP-1, que ayudan a bajar peso y que mejoran el control de la glucosa en sangre, imitando la acción de las incretinas (otras hormonas). En algunos pacientes estas medidas no son suficientes para controlar bien la glucosa sanguínea o evolucionan hasta necesitar insulina. 

¿Qué les ocurre a los diabéticos si mantienen un nivel inadecuado de glucosa? Picón es tajante con su respuesta: “La hiperglucemia mantenida en sangre daña allá por donde circula. Es especialmente lesiva en las estructuras vasculares, en los vasos sanguíneos de pequeño tamaño, como la retina o el riñón, y en los vasos grandes, como son las arterias coronarias o las que irrigan el cerebro”.

Tratamiento de la diabetes

Qué es la cetoacidosis diabética

Pérez, por su parte, habla de la cetoacidosis diabética, que es una descompensación aguda que puede poner en riesgo la vida: “El cuerpo comienza a descomponer grasas y aparecen los cuerpos cetónicos en sangre. Hay náuseas, vómitos, se puede llegar a un coma y a la muerte”.

De todas formas, la endocrinóloga del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga matiza que hoy en día, afortunadamente, los especialistas ven pocas descompensaciones agudas de la enfermedad: “Son las complicaciones a largo plazo las que nos preocupan como consecuencia de un control glucémico inadecuado y prolongado en el tiempo”.

Nunca sin insulina en la sangre

Ante la pregunta de cuál es el período de tiempo máximo que un diabético puede pasar sin insulina en su cuerpo, la respuesta, en este caso del presidente de la Fundación de la SED, vuelve a ser contundente: “Es muy importante decir que nunca puede estar sin insulina en la sangre. Esto significa que no se puede saltar ninguna toma”.

Es complicado concretar el tiempo exacto que debe transcurrir entre las inyecciones de insulina, como apunta Picón: “Depende del tiempo de acción de la insulina que estemos usando. Existe la insulina lenta, que se inyecta diariamente, e insulina rápida, que se inyecta antes de cada comida”.  

La insulina de acción prolongada dura aproximadamente unas 24 horas. “En estos casos, el aumento de la glucemia se produce de forma marcada al terminar su efecto, por lo que la recomendación es que se administre cada día a la misma hora”, aclara el presidente de FSED. Existe una excepción: “La insulina Degludec dura unas 72 horas, aunque se administra cada día”.

Las insulinas de acción rápida se administran antes de las comidas. “El retraso o la omisión respecto a la comida condiciona un aumento inmediato de la glucemia. El aumento de la acetona se produce cuando no hay insulina en la sangre o muy poca, independientemente del tipo de insulina”, señala Antonio Pérez. “Una dosis de insulina puesta a destiempo puede provocar descompensación de la diabetes tanto en el sentido de elevar como de descender los niveles de glucosa”, añade María José Picón.

Dosis diaria de insulina

En la diabetes tipo 1 es obligada la dosis diaria de insulina de acción lenta, antes del desayuno o antes de la cena, con el fin de que el cuerpo tenga siempre insulina, imitando la acción de las células beta del páncreas. Asimismo, antes de cada comida es necesaria una dosis de acción rápida.

Las personas con diabetes tipo 2 que utilizan insulina precisan también de una dosis al día. “Puede suceder que con los años también se tengan que poner dosis de acción rápida antes de las comidas y tampoco se pueden saltar ninguna dosis”, advierte el presidente de la Fundación SED.

Picón concluye subrayando que la insulina es un fármaco que hay que saber usar y dosificar: “Por esto es muy importante que todas las personas con diabetes reciban una educación diabetológica adecuada e individualizada”.

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