pidió a la oveja el ciervo, y la decía:
-Si es que usted de mi paga desconfía
a presentar me obligo
un fiador desde luego
que no dará lugar a tener queja.
-¿Y quién es ese?, preguntó la oveja.
-Es un lobo abonado, llano y lego.
-¿Un lobo? Ya; mas hallo un embarazo.
Si no tenéis más finca que él sus dientes
y tú los pies para escapar valientes,
¿a quién acudiré cumplido el plazo?
Si quién es el que pide y sus fiadores
antes de dar prestado se examina,
será menor, sin otra medicina,
la peste de los malos pagadores.
2 comentarios:
Sabiduría popular a raudales... ésta no la conocía.
Gracias Froilán.
Me encanta Samaniego y sus fábulas, pero esta en concreto no la conocía gracias por subirla amigo Froilán. Y es un placer para mi, ver como te tomas un café conmigo, Un fuerte abrazo amigo.Uru.
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