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La Navidad de Acapulco dos meses después de ‘Otis’: “Para todo lo que pasó, hay que seguir contentos”

Los habitantes de la costa de Guerrero pasan las fiestas entre sueños de reconstrucción y la esperada llegada del turismo. Este lunes se cumplen 60 días del paso de huracán

Navidad en Acapulco
Una familia de Ecatepec cena en Nochebuena, atendida por integrantes de la familia Abraham Rivera en San Nicolás de las Playas (Estado de Guerrero).Iñaki Malvido
Jorge Vaquero Simancas

Faltan apenas cuatro horas para que se cumplan dos meses de aquel huracán que vino del Pacífico y arrasó Acapulco. Durante esta velada se olvida: es Nochebuena. Carmen saca la ensaladilla rusa, que tiene una pinta increíble. Zanahoria, papas, pollo. Solo le falta la mayonesa, que rebaña en grandes cucharadas para añadir al entrante. De fondo está el Nacimiento que la familia Abraham Rivera ha puesto para esta ocasión especial. Tiene todo lo necesario: un gran San José, a la Virgen María y los tres Reyes Magos. Quizás es el único que hay en todo San Nicolás de las Playas. “Que no se pierda la tradición. Hay que celebrar, no tenemos que perder esa alegría. Un año más que estamos”, explica la mujer de 50 años con una amplia sonrisa.

La mujer y sus tres hermanos heredaron la costumbre de representar el portal de Belén de su padre ya fallecido. El de él se colocaba en tablas de madera y hojas de palmera y era el doble de grande. Ahora todo es más chiquito en San Nicolás, en el pueblo de Pie de la Cuesta, una franja costera entre el océano y la laguna de Coyuca. En primera línea de playa, la casa del hermano de Carmen ha perdido todo el piso superior y la palapa del restaurante familiar salió volando.

Navidad en Acapulco
Mari, hermana de Carmen, prepara la ensaladilla rusa para la cena de Nochebuena con su familia.Iñaki Malvido

A dos cuadras de allí, la cuñada de Carmen, Bertha, prepara lomo envinado, el plato típico de las navidades. En la cocina de las villas turísticas de las que es encargada el olor a carne impregna un aire delicioso. “Carecemos de carbón, este año lo hacemos al horno”, dice sobre la receta. De momento, en Acapulco el combustible negro está cotizado, pero en la ciudad casi todas las misceláneas abiertas lucen con bastantes productos.

Reynaldo quiere ser cocinero para preparar el lomo como su mamá. El niño lleva desde aquel 25 de octubre sin ir a la escuela, que quedó destruida. El ocho de enero se espera que vuelva junto con sus compañeros, aunque su tía Mari no sabe donde van a estudiar los niños, si de su colegio “todavía no se ha quitado un escombro”.

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Bertha y su esposo preparan una mesa para la cena de Nochebuena de los turistas que se hospedan en su pequeño hotel.Iñaki Malvido

En las calles llenas de arena y oscuras -durante los saqueos algunos robaron las farolas- que se adentran en San Nicolás, Reynaldo conoce cada palmo. “Yo soy muy curioso, entré a ver y se había caído el arco”, dice frente a la iglesia del pueblo, que está sin puertas, sin muro y sin entrada. Un gigante agujero deja ver los altares.

Aunque ya se ven tiendas y hogares iluminados, en las casas bajas de San Nicolás apenas luce algún que otro adorno navideño. El chico de 14 años comprende por qué. “Antes esto se llenaba de luces de navidad, pero ahorita no hay dinero. Solo para la reconstrucción”, explica.

Aquí los datos del Gobierno sobre cómo va la renovación de Acapulco importan poco. Mucho las ayudas, que han servido para volver a poner los tejados a las casas y poner a funcionar apartamentos y hoteles que alojan el poco turismo que llega a las playas de la que fuera la perla del Pacífico. Sin embargo, la falta de albañiles, que ha dejado ver el propio López Obrador, ha hecho funcionar la reconstrucción como todo en este sector. “El que ofrece más, tiene a los pocos obreros que hay”, explica Bertha rodeada de hojas de palmera y escombros. Toda su familia y ella están a la espera de que poco a poco su marido albañil reconstruya las palapas del restaurante familiar para que eche a andar en 2024.

Navidad en Acapulco
Reynaldo frente a la capilla de San Nicolás de las Playas.Iñaki Malvido

El lomo está listo. No es para los 11 comensales de la familia. Bertha lo va a servir a los nueve huéspedes de sus villas en unas mesas de madera que ha instalado en medio de la playa. El plato fuerte queda a pocos metros del callejón, donde la gente de Bertha -que pasa casi toda la cena sin ver a los suyos para atender a los comensales de su alojamiento- ya da las primeras cucharadas a la ensaladilla.

La cena de la familia Abraham Rivera es abundante sobre las mesas de plástico. Aunque no están todos, la gente empieza a poner en sus platos la lasaña, el arroz blanco y la especialidad que preparó la cuñada de Carmen, Marlene: el puerco entomatado. La exquisita salsa picante se puede rebañar con pan bimbo. La cena transcurre en un silencio tenso, que rompe Mari, la hermana de Carmen. “Para todo lo que pasó, hay que seguir contentos”, reza la mujer de 46 años.

Todo cambia cuando Andrea, la hija de 27 años de Carmen, reproduce en la bocina El Cangrejo, de la orquesta Grupo Apache 16, originaria de Acapulco. “Cómo lo baila el Cangrejo en la orillita del mar”, suena mientras Marlene y Carmen comienzan a bailar. Incluso Reina, la madre de Carmen, que con 69 años tuvo que ser llevada al hospital de Zihuatanejo tras el huracán porque en Acapulco no había camas, mueve los brazos al ritmo de la música. Entre bromas se habla de hacer el baile de la iguana, una mezcla de danza africana con ritmos latinos que los marineros chilenos trajeron a Guerrero.

Navidad en Acapulco
La familia Abraham Rivera cena en Nochebuena.Iñaki Malvido

Tras el bailoteo sale de la cocina una bonita tarta de queso que ha preparado, como no, Reynaldo. Poco a poco el reloj se acerca a las 12. En la calle suenan petardos para celebrar la Nochebuena, un sonido que se diferencia muy bien del que se escucha cuando alguien dispara con un arma al cielo en la calle de al lado. Andrea esconde a los niños dentro de la casa, pero el resto se queda tranquilamente alrededor de la mesa. Esto es Guerrero, exactamente Acapulco, un Estado y una ciudad que no solo fueron rotos por el huracán. Sus habitantes también llevan años atravesados por la violencia.

Todo el mundo se da el abrazo y se coloca al niño Jesús en el nacimiento. Aunque se recuerdan los 52 muertos y más de 30 desaparecidos por el huracán de máxima categoría, hay muchísimo que agradecer esta Nochebuena. No hay turistas, han elegido otro lugar para pasar sus vacaciones de Navidad. Pero aquí los seguirán esperando Carmen, Marlene, Bertha, Mari, Reina, Mario, Andrea, Isaac, Katia, Carlos y Abel. Están todos a pesar de Otis.

Reina, la abuela, arrulla una figura de Jesús al dar las 12 de la noche.
Reina, la abuela, arrulla una figura de Jesús al dar las 12 de la noche.Iñaki Malvido

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