NOSTRADAMUS EL PROFETA DE LOS PROFETAS PREDICCIONES PARA 2018
Texto josé manuel serrano cueto
Responder con acierto sobre lo que sucederá en 2018 es poco menos que una tarea quimérica en la que se entra en lo especulativo. Sin embargo puede resultar interesante repasar lo que un vidente como Nostradamus vaticinó. Conozcamos mejor al singular vidente “Nostradamus” cuyo nombre real era Michel de Notredame que destacó en su tiempo no sólo por ser un gran “astrólogo” y vidente sino por un campo anidado en la Ciencia: la Medicina.
LOS ORÍGENES DE NOSTRADAMUS
De su biografía sabemos que nació un frío 14 de diciembre del año 1503, en Provenza, en la población de Saint-Remy. Hijo de René y Jacques de Notredame, le llamaba la atención todo lo que sus abuelos, Jean de Saint-Remy y Pierre de Notredame, le contaban, sobre todo, del campo de la medicina. Estos eran médicos personales del rey Renato y de su familia, destacando la atención sanitaria al duque de Calabria y Lorena. Ellos inculcaron al joven Michel la pasión por la lectura y el conocimiento, lo que se sumó a la gran capacidad que tenía para aprender y memorizar.
Pero las capacidades de Michel de Notradame no quedaban ahí, ya que, además, era todo un lingüista de su tiempo, dominando varios idiomas útiles tales como el latín, el griego y el hebreo –pues su familia era judía–, igualmente gustaba de resolver problemas matemáticos y era todo un experto, gracias a su abuelo Jean de Saint-Remy, en astrología y otras ciencias de frontera, como se las llamaba antaño.
Gracias al entorno en el que vivía, a sus ganas y los conocimientos que iba adquiriendo, muy pronto Michel de Notredame fue uno de los mejores médicos de Francia, sin abandonar sus estudios en herbarios, cosmética y conservantes para la fruta.
No obstante, la prueba de fuego de Nostradamus le llegaría al combatir con mucho acierto a una de las peores plagas de su tiempo: la peste, la enfermedad que le arrebataría a su esposa e hijos y que le llevó a interesarse por la misma. A él se deben medidas muy importantes para luchar contra esta plaga que incluían la limpieza total, la ingestión de “cápsulas” de vitamina C para reforzar el sistema inmunitario, alta higiene de las personas, cuidados en las calles (antiguamente los fluidos corporales se arrojaban a la vía pública con el consiguiente problema de salubridad que ello originaba), más a sus continuos desvelos por implementar mejoras sanitarias.
Quizá la muerte de su familia fue el detonante para que comenzara a estudiar y profundizar en temas más transcendentales, tales como las prácticas adivinatorias. Fue en ese momento negro de su vida personal cuando surgió el profeta, aquel que destacaría so- bremanera de cualquier
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