Mesa de recepción
s curioso cómo puede uno terminar estimando a una persona, sólo por la forma y la intensidad con que lo estiman los otros. Es lo que me ha ocurrido estos días con la muerte imprevista del editor . Lo escribí en un twitter. Y también escribí que siento muchísimo no haber tomado nunca un café con él. Nos cruzamos muchas veces en eventos culturales. Cruzamos algunos tweets, no coincidiendo en algunos pareceres librescos. En uno en especial, se trataba de una opinión que. Me contestó preguntándome el porqué. Le contesté que no podía contestar con precisión, que a veces inexplicablemente alguien o algo, pues eso, te deja frío. Y no hubo nunca más ninguna comunicación. Si es verdad todo lo que cuentan de él, cosas que curiosamente nunca había escuchado o leído, entonces hubiera sido amigo mío, siempre y cuando, claro, él lo hubiera aceptado. Que en paz descanses, querido Claudio.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos