«SALVÉ LA VIDA Y EVITÉ ATENTADOS GRACIAS A PREMONICIONES»
Durante el acto de presentación de Yo confieso (Roca, 2019), el libro escrito a cuatro manos entre el periodista Fernando Rueda y el espía más legendario de los servicios secretos españoles, Mikel Lejarza, alias Lobo, este último participó por vía telefónica, puesto que son demasiadas las personas que desean asesinarlo. Durante el turno de preguntas muchos asistentes interrogaron al famoso espía sobre diferentes aspectos de su trayectoria como agente de inteligencia. Pero nadie mencionó en público algunos de los episodios más sorprendentes que si cita brevemente en sus memorias: sus experiencias con el mundo de lo paranormal. A pesar de que hemos podido entrevistar a agentes e incluso directores de servicios de inteligencia que confiesan haber protagonizado experiencias paranormales, sigue siendo un tema tabú. Proscrito. Cosas de frikis.
Como deseábamos ahondar más en el asunto, ese mismo día pedimos a Fernando Rueda que intercediese ante Mikel para que pudiéramos entrevistarlo respecto a sus experiencias con el mundo del misterio. Por fin, varios meses después, a finales de junio de 2019, Fernando Rueda nos confirmó que Lobo está dispuesto.
Durante años hemos compartido con los lectores de AÑO/CERO nuestras investigaciones sobre la vinculación de los servicios de inteligencia con los OVNIs y los fenómenos paranormales. De hecho, agentes e incluso directores del espionaje español –el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), antiguo CESID– nos confesaron personalmente. Por eso, aunque en sus memorias ya adelanta algo sobre sus experiencias con lo oculto, no queremos hablar de oídas, sino acudir directamente a la fuente. Al propio Lobo. En el libro asegura: «Perdí el sueño, perdí a mis amigos y a mi familia, lo perdí todo y comencé de cero, un cero de verdad. Y mis enemigos se multiplicaron porque los tenía hasta en mis propias filas. Cuando un agente especializado en infiltraciones realiza su trabajo a conciencia, créanme, es el trabajo más solitario, triste y nada agradecido».
