UNA FASCINACIÓN QUE NO TIENE FIN
esde que en 1922 Howard Carter descubriera la asombrosa tumba del faraón olvidado, tardó más de 10 años en excavarla, documentarla y extraer todo su tesoro. Hoy sigue, en el que se equipara a los órganos sensoriales del difunto con deidades. Al recitar dicho texto, el soberano se convierte en un ser todopoderoso, siendo este conjuro un potente talismán para el viaje al Más Allá y su camino hacia la eternidad. Extraer la máscara del cuerpo momificado del faraón no fue tarea fácil. Cuenta el propio Carter que “estaba tan pegada que hubo que extraer a escoplo el material de debajo del tronco, brazos y piernas antes de lograr levantar los restos del rey”. El cuerpo estaba prácticamente adherido al féretro por una sustancia negra solidificada, con mucha seguridad relacionada con una excesiva cantidad de aceites y resinas empleados durante la momificación del cuerpo.
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