CORONEL ARIEL SÁNCHEZ «HEMOS INVESTIGADO CASOS DE OVNIS ABSOLUTAMENTE SORPRENDENTES»
Uruguay es un caso singular, y sin duda ejemplar, para la comunidad ufológica internacional en lo relativo al abordaje gubernamental del problema de los No Identificados. Cuenta desde el año 1979 con su propia oficina de investigación, la Comisión Receptora e Investigadora de Denuncias de Objetos Voladores No Identificados (CRIDOVNI), en la que personal militar y civil cooperan para arrojar luz sobre los casos que acontecen en su territorio. Su política de comunicación pública ha estado en las antípodas de la desplegada tradicionalmente por otros países como España o EE UU, en los que la negación, la ocultación o la manipulación de la información, más allá de las comprensibles precauciones en aras de la seguridad nacional, han sido clamorosas.
Aunque es cierto que estamos ante un país con un territorio relativamente pequeño –un tercio de la superficie española– y una población que no alcanza los 3,5 millones de habitantes, a lo largo de los años la CRIDOVNI ha recogido unos 2.000 incidentes, de los que 1.500 han tenido la suficiente entidad como para ser investigados. Como cabe esperar, la inmensa mayoría obedece a causas convencionales, pero alrededor de un 3% permanece sin explicación. Velocidades cercanas a los 10 Mach, quemaduras en testigos en encuentros cercanos, alteración química del terreno, efectos electromagnéticos, cambios inexplicables en la coloración de los objetos son algunas de las extrañezas registradas.
El archivo OVNI uruguayo y la responsabilidad de su gestión está en manos del coronel retirado Ariel Sánchez Ríos, que fue invitado a sumarse a la citada comisión hace treinta años, cuando la entidad ya llevaba una década en activo. Su perfil, radarista y especialista en seguridad y navegación aérea, permite arrojar una luz global sobre la capacitación de los siete integrantes permanentes de la CRIDOVNI, así como de los colaboradores externos que cooperan en la investigación del fenómeno. AÑO/CERO pudo sumergirse en los archivos ufológicos uruguayos de la mano de su custodio, quién, por cierto, no ha tenido la fortuna de contemplar nada
