Potencia y fragilidad
La situación de las mujeres no es un problema de ellas, es un problema de toda la humanidad, especialmente de los hombres.
Hay quien piensa que las mujeres son frágiles; yo creo que los hombres también. En el fondo, hablar de la mujer es hablar de la humanidad; sin ellas, la humanidad sería una ficción. Sin los hombres también. Por eso, la Agenda 2030 habla de las mujeres–al igual que de los hombres–en todos los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): cuando se refiere a la educación, la pobreza, las desigualdades, la participación…
Con todo, Naciones Unidas es consciente de la enorme deuda, la profunda grieta y el agravio histórico que hay que reparar con relación a las mujeres. Por eso, en el ODS 5. Un reto de una potencia descomunal y a la vez de una fragilidad extrema. Un reto que nace y muere en la intimidad del hogar, entre sábanas y fogones. Un reto que ha de transitar del brazo de las redes educativa, comunitaria, sanitaria, sociopolítica, económica… El proceso pende de un hilo cuando cruza las puertas del hogar.
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