En su fastuosidad de recreación de ambiente, Can-Can pone sobre la mesa todo el poder del género en su última etapa de brillantez clásica dentro de las producciones de Hollywood, intentando competir con las ofertas de ocio televisivo.
Otra característica definitoria de este, y en esa misma línea de buscar la alternativa a lo que ofrecía la pequeña pantalla de la época (la primera producción de Hollywood en contar con reparto mayoritariamente asiático estadounidense en una historia contemporánea), construyeran junto a las coreografías desarrolladas para la película por un clásico del género, Hermes Pan, un despliegue de sensaciones visuales para el espectador.