El aterrizaje del rover Perseverance –integrado en el Programa de Exploración de Marte estadounidense Mars 2020– el pasado 18 de febrero de 2021 ha incrementado el interés por el Planeta Rojo como no había ocurrido desde hacía seis años, cuando la NASA aseguraba haber encontrado agua líquida en Marte –noticia matizada dos años después–, lo que coincidía con el estreno en la gran pantalla de Marte, de Ridley Scott (una de las diez películas más taquilleras de 2015).
Ahora, las expectativas se concentran en la posibilidad de encontrar indicios que sugieran que en Marte hubo, aunque fuera en un pasado remoto, condiciones de habitabilidad para que hubiera podido surgir alguna forma de vida. ¿Es posible que, en un pasado remoto, hubiera surgido vida en el Planeta Rojo? ¿Podemos fiarnos de los datos transmitidos acerca de Marte por la NASA o existe una política de ocultación de información con respecto a la presencia de vida extraterrestre?
EL DESAFÍO DE LA ESFINGE MARCIANA
Hasta no hace muchos años, aún persistía la idea de que en Marte podía existir agua e incluso abundante vegetación. Sin embargo, las primeras imágenes del Planeta Rojo que, en las décadas de 1960 y 1970, ofrecieron las sondas de los programas Mariner y Viking de la NASA nos mostraron un horizonte árido e inhóspito salpicado de formidables cráteres.
Aunque fueron los soviéticos quienes, en esta carreramostró un Marte silueteado por magníficas montañas que alcanzaban los 22 kilómetros de altura y la supuesta presencia en la atmósfera de concentraciones mínimas, pero perceptibles, de vapor de agua.
