Navegar con Mauricio Wiesenthal es hacerlo con el lenguaje, pero también con las olas del mar, con ese mundo que solo él conoce y que ha visto como pocos. Deudor de todos los sabios conocidos, en sus libros nos ofrece el aroma a Rilke, a Thomas Mann, a los grandes músicos, como hizo en los estupendos Libro de Réquiems y El esnobismo de las golondrinas, donde sus paseos por ciudades y hoteles del mundo eran puro conocimiento plasmado en un tapiz, un lienzo que el escritor gaditano radicado en Barcelona ha construido con esmero y delicadeza y en el que deja que el lenguaje baile y nos abrace para siempre.
Llega ahora a Acantilado Las reinas del mar, que se inicia con su infancia en Cádiz, al recuerdo de su padre, ese hombre maravilloso que lo llevaba por los canales de Venecia para llegar a un cementerio.
La biblioteca de libros de su padre constituía el mayor misterio. Títulos que se hallaban a cierta altura, para que el niño Mauricio no llegara a ellos. Pero, como amanuense, como trepador del lenguaje, el niño saltimbanqui que ya jugaba con la belleza, los leía. Desde a , pasando por Rilke, , y tantos otros. Leer es un viaje también en el cual descansamos las manos y los pies y abrimos los ojos, para que nos.
