EL FUEGO PURIFICADOR
DONNA LEON
SEIX BARRAL, TRADUCCIÓN DE MAIA FIGUEROA EVANS, 416 PP., 19,90 €
De entre las novelas de Donna Leon (Nueva Jersey, 1942), Acqua alta fue la quinta traducida en España que protagoniza Guido Brunetti, el comisario de policía que apareció por vez primera en Muerte en la Fenice (1992), la historia del asesinato de un director de orquesta durante un entreacto de La Traviata. La anécdota que dio pie a la escritura de este giallo (novela negra) partía de la doble pasión por la ópera de la autora y por la ciudad de Venecia, donde se instaló Leon hace décadas. Y es que quien lea cualquier entrevista a esta escritora encontrará buena parte de sus aficiones y costumbres diseminadas en sus novelas; la autora hasta ha confesado que concibe su literatura para ganar el dinero suficiente que le permita acudir a los eventos operísticos más importantes.
Su serie de novelas siempre tienen elementos comunes, como los canales venecianos o la Mafia, en pos de intrigas que nos mantengan atentos al crimen que se va a investigar el refinado y familiar Brunetti. Ahora, en su nueva novela, vemos un lema a modo de subtítulo que sirve de anzuelo para penetrar en su nueva trama: «No hay absolución sin sacrificio». Se dice esto al hilo de una historia que lleva a Brunetti a enfrentarse a la violencia juvenil en pleno corazón de Venecia. Se trata del caso número 33 de la serie, y este asunto de las bandas juveniles uno, en un principio, no lo asociaría a una ciudad como Venecia, llena de agua y turistas. ¿Cómo puede ocurrir algo así en pleno corazón de Venecia, y, lo que es peor, llegar incluso al interior de la questura?
El caso es que la Piazza San Marco aparece cubierta de cristales, resultado de que dos bandas juveniles se han enfrentado violentamente en la oscuridad. «Una de las bandas era más grande de lo habitual: gracias a las cámaras de seguridad, más tarde identificaron a doce personas; seis de ellas no estaban
