A Madrid me vuelvo (Anotado)
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A Madrid me vuelvo (Anotado) - Manuel Bretón de los Herreros
A Madrid me vuelvo
Manuel Bretón de los Herreros
Representada por la primera vez en el teatro del Príncipe el día 25 de enero de 1828.
PERSONAJES
- CARMEN.
- DOÑA MATEA.
- DON BERNARDO.
- DON BALTASAR.
- DON ESTEBAN.
- DON FELIPE.
- DON ABUNDIO.
- EL TÍO LAMPREA.
- Criados.
La escena es en un pueblo de la Sierra de Cameros, en una sala baja de la casa de DON BALTASAR, con muebles antiguos, dos puertas y una ventana que da a la calle.
Acto I
Escena I
D. BALTASAR
El huésped no se ha vestido,
y se va haciendo muy tarde.
(Mira el reloj.)
Las siete. Estos cortesanos
son lo mismo que las aves
nocturnas. ¡Eh! no me admiro.
Después de un molesto viaje
por caminos tan perversos
y posadas tan fatales...
(Mirando a la puerta del cuarto de DON BERNARDO.)
¡Hola! ha abierto la ventana
sin esperar que le llamen.
Vamos, no es tan perezoso
como creía. Ya sale.
Escena II
DON BALTASAR. DON BERNARDO.
D. BERNARDO
Buenos días, Baltasar.
D. BALTASAR
Felices. ¿Qué tal el catre?
D. BERNARDO
He dormido bien.
D. BALTASAR
Me alegro.
¿Quieres tomar chocolate?
D. BERNARDO
No. Más bien almorzaría
otra cosa.
D. BALTASAR
Muy bien haces.
El chocolate no es más
que un despertador del hambre
y un lavatorio de tripas.
Este año que soy alcalde
he resuelto prohibirlo.
(Llamando.)
¡Tío Lamprea! Si te place
sentémonos: me dirás,
mientras de almorzar nos hacen,
qué poderosos motivos
a la montaña te traen
cuando menos te esperaba.
¡Lamprea! Como llegaste
tan cansado del camino,
y había gente delante,
y eran ya más de las nueve,
nada quise preguntarte.
Pero ese viejo maldito...
¡Lamprea!
LAMPREA
(Dentro.)
Ya voy.
Escena III
DON BERNARDO. DON BALTASAR. LAMPREA.
LAMPREA
¡Qué diantre!
¿Por qué grita usted?
D. BALTASAR
¿Por qué
das lugar a que te llame
tantas veces?
LAMPREA
Yo no salgo
de mi paso, usted lo sabe,
aunque ardiera el universo.
Soy viejo, y con alifafes,
y hace usted mal...
D. BALTASAR
¿Será cosa
de que ahora me regañes?
LAMPREA
Es que a mí no se me trata
como a cualquier badulaque...
¿Entiende usted?
D. BALTASAR
Basta ya.
LAMPREA
Cuidado que no hay aguante...
D. BALTASAR
Bien, hombre, tienes razón
ahora y siempre que me hables.
Di a Gervasia que nos fría
unas magras con tomate,
y llena un par de botellas
de aquella cuba...
LAMPREA
¿La grande?
D. BALTASAR
Sí, y despacha, que yo tengo
que salir.
LAMPREA
Voy al instante.
Escena IV
DON BERNARDO. DON BALTASAR.
D. BALTASAR
Estos criados antiguos
se toman mil libertades,
pero a un hombre que es tan fiel
algo ha de disimularse.
¿Conque establecerte piensas
en el lugar? ¡Qué bien haces!
D. BERNARDO
Sí, que ya estoy fastidiado
de la corte.
D. BALTASAR
Aquí los aires
son más sanos; las costumbres
más sencillas; aquí a nadie
se guarda contemplaciones
sino al cura y al alcalde;
aquí hay salud y apetito;
allá es un pobre petate
el mismo que aquí es feliz
con cuatro o cinco heredades.
D. BERNARDO
Algunos son desgraciados
porque segundones nacen:
yo, al contrario, debo dar
muchas gracias a mi madre
porque tuvo la humorada
de parirme un poco tarde.
Quedamos huérfanos. Tú
el mayorazgo heredaste,
y yo a la edad de quince años
tuve a bien emanciparme.
Atravesado en un mulo
a Madrid hice mi viaje;
me recibieron de hortera
en la casa que ya sabes;
me porté bien; me estimaron;
mis salarios y mi gajes
dejé al riesgo del comercio;
crece mi peculio, cae
enfermo mi principal...
¡El médico era hombre grande!
Le mató de puro sabio.
Se hicieron los funerales;
di en consolar a la viuda,
y ella, que era muy amable,
no tomaba a mal que yo
sus lágrimas enjugase.
Nos casamos; cerró el ojo
a las ocho navidades;
su heredero universal
me nombró, ¡Dios se lo pague!;
y me encontré millonario
yo que pocos años antes
no tenía sobre qué
caerme muerto. Al instante
el tráfico me aburrió
tan contrario a mi carácter.
No quise