Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Flores Para Celia
Flores Para Celia
Flores Para Celia
Libro electrónico172 páginas2 horas

Flores Para Celia

Calificación: 5 de 5 estrellas

5/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Celia Andrade es una joven y destacada actriz que, tras una traumática experiencia amorosa, decide mudarse de Santa Clara a Las Rosas para enterrar su pasado y el dolor de aquella ruptura que la marcó. Fernando Mendoza es un productor de espectáculos que ha regresado a Santa Clara para reconquistar a Celia, mientras su socia y mejor amiga, Katrina Behrens, está decidida a servir de puente para propiciar su reconciliación. Un día, Celia recibe una invitación a un evento artístico que se realizará en Santa Clara, lugar a donde juró nunca más volver. A partir de ese momento, comienza la carrera de Fernando por la reconquista del corazón de Celia, pero el principal obstáculo es que ambos tienen que volver a conocerse y no precipitarse, para que él consiga que ella le crea y ella logre que él la valore. Con la intermediación de Katrina, la mejor amiga de Fernando, y Nicolasa, la nana de Celia, juntos iniciarán el camino hacia una reconciliación que los obligará a madurar y cambiar aspectos de sí mismos, si desean realmente permanecer juntos para siempre. Flores para Celia es una novela rosa con tintes de comedia, que de manera sencilla y fresca, tocará la fibra del lector más de una vez, a través de las vivencias y testimonios de sus personajes, rotundamente reales.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 nov 2022
ISBN9781005790035
Flores Para Celia
Autor

Maria Florinda Loreto Yoris

María Florinda Loreto Yoris, nacida en Caracas, Venezuela, el 24 de mayo de 1969. Publicista de profesión, comunicadora por vocación. Amante de la lectura y la escritura, durante más de veinte años se ha dedicado al estudio de diversos temas relacionados con el Ocultismo y el Misticismo. Se estrenó en la escritura de relatos con “Revelación de Medianoche” en la obra “MEDIUM, historia de un corazón sensible”, en coautoría con Salvador de Ávila. Ha iniciado la serie; Mundo de Hadas con la antología de cuentos;Viaje al Mundo de las Hadas, así como la serie de fantasía paranormal sobre la misteriosa desaparición de Sarah Whitman. Es creadora del periódico digital ficticio "Disparates News", exclusivo de su blog literario El Sello del Escritor donde, además de publicar relatos propios y de colaboradores, realiza entrevistas a escritores independientes, en español e inglés. Recientemente inició la escritura de no ficción con la serie astrológica "Estrellas y Destino"

Lee más de Maria Florinda Loreto Yoris

Relacionado con Flores Para Celia

Libros electrónicos relacionados

Romance para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Flores Para Celia

Calificación: 5 de 5 estrellas
5/5

1 clasificación1 comentario

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    He leído dos libros de esta autora, Flores para Celia, una novela que enamora, te hace sentir la protagonista, excelente. María Florinda Loreto Yoris, gracias por regalarnos tu novela. Felicidades.

Vista previa del libro

Flores Para Celia - Maria Florinda Loreto Yoris

Derechos reservados

María Florinda Loreto Yoris

2112029953521

SafeCreative.org.

Autoedición

María Florinda Loreto Yoris.

RevisiónMaría

Florinda Loreto Yoris

Maquetación

Sergio A. Amaya Santamaría

Sinopsis

Celia Andrade es una joven y destacada actriz que, tras una traumática experiencia amorosa, decide mudarse de Santa Clara a Las Rosas para enterrar su pasado y el dolor de aquella ruptura que la marcó. Fernando Mendoza es un productor de espectáculos que ha regresado a Santa Clara para reconquistar a Celia, mientras su socia y mejor amiga, Katrina Behrens, está decidida a servir de puente para propiciar su reconciliación. Un día, Celia recibe una invitación a un evento artístico que se realizará en Santa Clara, lugar a donde juró nunca más volver. A partir de ese momento, comienza la carrera de Fernando por la reconquista del corazón de Celia, pero el principal obstáculo es que ambos tendrán que volver a conocerse para no precipitarse.

Fernando intentará que Celia le crea y ella pueda lograr que él la valore. Con la intermediación de Katrina, la mejor amiga de Fernando, y Nicolasa, la nana de Celia, juntos iniciarán el camino hacia una reconciliación que los obligará a madurar y cambiar aspectos de sí mismos, si en realidad desean permanecer juntos para siempre.

Flores para Celia es una novela rosa con tintes de comedia que, de manera sencilla y fresca, tocará la fibra del lector más de una vez, a través de las vivencias y testimonios de sus personajes, rotundamente reales.

Flores para Celia

CAPÍTULO 1

Cuando llegó al estacionamiento del edificio en el que vivía, Celia se bajó de su auto con una pesadez que no podía evitar. Se encontraba exhausta y con unas terribles ganas de dormir. Durante el último par de semanas, los ensayos en el teatro se habían extendido casi hasta la madrugada, por una serie de inconvenientes, y eso la tenía un poco desencajada porque desde sus inicios en la actuación siempre fue puntual y disciplinada. Por supuesto, con tantos años de experiencia y una formación actoral estricta, no se hallaba trabajando con un equipo conformado mayormente por principiantes, incluyendo al director. Había cosas con las que no estaba de acuerdo, pero tenía que atenerse.

Desde que se había mudado de Santa Clara a la población de Las Rosas, en los últimos cinco años Celia no había vuelto a sentir el mismo placer por su profesión, pero seguía ejerciendo porque pensaba que en algún momento recuperaría su entusiasmo. En especial si el destino le devolvía el amor que había perdido y por el que había cambiado de domicilio. Estaba acostumbrada a viajar por motivos de trabajo, pero necesitaba la sensación de arraigo, por eso había comprado ese apartamento en Las Rosas. Vivía bien, pero las ausencias le quemaban el alma y tenía que llenar sus espacios con logros profesionales que ya casi de nada le valían. Sin embargo, seguía aferrada a la convicción de que en algún momento el destino tendría que sorprenderla. Y estaba en lo cierto.

—¿Te fue bien hoy, mija? —le preguntó su nana Nicolasa, empleada doméstica y persona de confianza de su familia, quien al escuchar la llegada del ascensor se apresuró a abrir la puerta, antes de que Celia introdujera la llave.

—Sí, nana. Estoy muy cansada, pero se puede decir que me fue bien —contestó Celia sonriendo.

—Me alegro, mi amor. ¿Quieres comer algo antes de acostarte?

—No hace falta, no te preocupes. Lo que quiero es bañarme y meterme a la cama. Mañana tengo el día libre y en lo que pienso es en descansar. Vete tú también a dormir que ya es bastante tarde como para andar trasteando en la cocina.

La nana asintió con la cabeza y se retiró. Nicolasa era una mujer trigueña, de contextura fuerte, medía poco más de metro y medio de estatura y tenía buenos modales. Apenas pasaba los sesenta y cinco años y había cuidado de Celia desde que era una niña de seis. Llegó a la casa de la familia Andrade a la edad de veinticinco, unos meses antes del fallecimiento de la madre de la chiquilla y desde entonces no se había separado de ella.

Mientras Celia terminaba de ducharse, Nicolasa regresó de su habitación a tocar la puerta del baño.

—Dime, nana.

—Olvidé decirte que hoy te llamaron de parte de una tal Katrina Behrens, dijo que era para una invitación a un evento.

—¿Una invitación? ¿Y por qué no me llamaron al móvil?

—Me dijo que no tienes números registrados en tus redes sociales y el de aquí lo consiguió por medio de Anita, tu amiga de la Academia.

—Ah, sí. Es verdad, no tengo registrados números en mis redes y el número que yo tenía cuando estudiaba con Anita hace tiempo que lo cambié. ¿Qué te dijo?

—Que está muy interesada en que asistas a un evento que está organizando. Me pidió tu correo electrónico y yo se lo di ¿Está bien o hice mal?

—Está bien, nana. No te preocupes, si recurrió a Anita no creo que haya problema. Yo mañana reviso el correo con calma. Muchas gracias, ahora vete a dormir.

Celia esperó a que Nicolasa se acostara y no pudo contener la curiosidad de abrir su correo electrónico antes de dormir, pero en la bandeja de entrada no encontró ningún correo con una dirección distinta a las que ya conocía y de las que a diario recibía mensajes. Visto que no había nada nuevo, procedió a meterse en la cama. Al día siguiente se ocuparía de averiguar a qué evento querían que asistiera.

Eran las diez de la mañana cuando Nicolasa se acercó a la habitación para constatar que todo estuviera bien con Celia. Tocó la puerta y, antes de que la niña de sus ojos respondiera, ya ella había dado vuelta a la manilla para observarla con sigilo.

—Pasa, nana. No te preocupes, ya estoy despierta ¡y tengo tanta hambre que me comería un león! —ambas se rieron a carcajadas y Nicolasa terminó de entrar.

—¿Has dormido bien? —preguntó la nana, todavía agitada por la risa.

—No todo cuanto hubiese querido, pero ya estoy más descansada —respondió Celia con su acostumbrada sonrisa.

—¿Vas a desayunar en el comedor, en la cocina, o quieres que te traiga el desayuno a la habitación?

—Prefiero comer aquí, pero quisiera que te quedaras a acompañarme ¿Si? —Celia le hizo un guiño, mientras le daba un suave pellizco en el costado izquierdo.

—Claro que sí, mi amor. Hace días que no compartimos por tanto trabajo que has tenido. Voy por la comida y regreso —ambas se guiñaron el ojo nuevamente y Celia aplaudió como una niña de cinco años.

Mientras Nicolasa fue a la cocina, Celia aprovechó de abrir el correo. Recordó que a veces los mensajes estaban en la bandeja de spam y la revisó. Fue entonces cuando encontró un mensaje cuyo asunto decía Invitación a Evento Artistas Emergentes por la Paz, y el remitente era Behrens&Mendoza Producciones. A Celia le saltaron el corazón y el estómago cuando vio el apellido Mendoza. Se quedó por unos instantes con la mente en blanco y tuvo que tomar una bocanada de aire para reaccionar. ¿Era posible que esa sociedad fuera la de Fernando Mendoza? ¿De verdad creía que él podía haber recuperado la cordura y haberse dado cuenta de que no podía vivir sin ella?

Una vez recuperada de la impresión al ver el remitente, procedió a abrir el mensaje. Sentía una gran curiosidad y no salía de su sorpresa, pero poco tardó en decepcionarse. La carta no era de Fernando, la había enviado la misma persona que llamó por teléfono el día anterior: Katrina Behrens.

A Celia todavía le costaba aceptar lo que Fernando había hecho aquella noche. Había sido muy cruel por su parte volver a aparecer en su vida y dejar que se hiciera ilusiones con algo que no podía ser. Le había llevado tiempo sobreponerse a la ruptura de su relación porque él prefirió irse al extranjero a trabajar antes que casarse con ella. Ambos sabían que mantener su noviazgo a distancia sería una estupidez que no podría prolongarse por mucho tiempo, por más empeño que le pusieran. Ella no podía irse con él sin casarse y él no quiso dar el paso definitivo para el compromiso porque consideraba que la prioridad en ese momento era su ascenso profesional. En esa época les faltaba madurez a ambos para enfrentar ese tipo de conflicto. Celia interpretó que el amor por el dinero y la fama era más importante para él que lo que sentía por ella. Por su lado, Fernando pensó que un matrimonio a esas alturas de sus vidas sería un obstáculo en su carrera, teniendo él 29 años y ella apenas 21.

Unos meses después de haberse ido al extranjero, Fernando regresó a buscar a Celia. En aquel entonces, ella creía haberse sobrepuesto a la ruptura porque había salido con dos chicos que la cortejaban. Fueron relaciones intrascendentes que se disolvieron antes de los dos meses, pero le dieron una falsa sensación de seguridad y, aunque seguía pensando en él, quería creer que podría establecerse con alguien más en algún momento. Pero la realidad era otra: que todo se lo recordaba y nada ni nadie le hacía sentir las mariposas en el estómago como cuando estaba con él. Además, el hecho de no lograr superar los dos meses saliendo con alguien ya daba indicios de que su corazón le seguía perteneciendo a Fernando.

Aquel mismo corazón que se le había salido del pecho como un caballo desbocado, cinco años atrás, cuando lo vio sentado en primera fila, durante su debut en la obra teatral ofrecida en el Teatro Principal, con motivo del aniversario de la fundación de Santa Clara. Recordaba perfectamente ese día porque Fernando se apareció luego en su camerino y al verlo frente a ella no pudo articular palabra. Él la miró a los ojos, llenos de lágrimas, la tomó de la mano y la llevó hasta el sofá donde hicieron el amor con una pasión desbordada que ella nunca más pudo olvidar.

Cuando Celia despertó, ya Fernando se había ido. Le había dejado una carta pidiéndole que no lo buscara y que lo perdonara por no haber resistido la tentación de estar con ella una vez más, pero hacia tres meses que se había casado y estaban esperando un hijo.

Celia se sintió morir, le pareció ir en caída libre por un despeñadero. Sentía que la cabeza le daba vueltas y enseguida se apoderaron de ella las ganas de vomitar. No podía creer que Fernando hubiera hecho eso. Volvió a leer la nota y se aprendió de memoria la última frase: « Hoy he constatado que tu vida es el teatro. Es lo que amas y lo que necesitas hacer en tu vida para ser feliz. Podrás vivir sin mí».

Sí, también sobrevivió a aquella segunda canallada, porque la primera había sido dejarla por su ambición profesional. Aunque en el camino había tenido muchas dudas.

Ahora llegaba un correo electrónico con su apellido en el remitente y el corazón le latía aceleradamente, como le solía ocurrir cuando estaba con él. En el pasado, Fernando había sentido lo mismo por ella. Nunca había podido resistirse físicamente al deseo que había entre ellos. La verdad era que en el terreno de la intimidad siempre se acoplaron a la perfección. Algo notable, tomando en cuenta que ella era virgen cuando iniciaron su relación.

Celia sacudió la cabeza al recordar la primera vez. Si hubiese sabido lo que iba a pasar, no habría aceptado la invitación de Fernando a la fiesta anual de la Academia de Actuación de Santa Clara. En aquella época, con dieciocho años, Celia no tenía tiempo ni permiso de su padre para salir con chicos. Solo existía la Academia. Ya suficiente privilegio era que su padre le permitiera estudiar actuación. Eso era porque su madre también había sido actriz y él le había prometido antes de morir que le permitiría a Celia ser lo que ella deseara ser.

A los chicos les gustaba y la buscaban porque era alta y

¿Disfrutas la vista previa?
Página 1 de 1