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El libro que salvará tu relación de pareja. Evita las discusiones, gestiona los conflictos y mejora la comunicación.
El libro que salvará tu relación de pareja. Evita las discusiones, gestiona los conflictos y mejora la comunicación.
El libro que salvará tu relación de pareja. Evita las discusiones, gestiona los conflictos y mejora la comunicación.
Libro electrónico169 páginas3 horas

El libro que salvará tu relación de pareja. Evita las discusiones, gestiona los conflictos y mejora la comunicación.

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Información de este libro electrónico

Desde las broncas por comer los domingos en casa de los padres o de los suegros, los problemas con el dinero, la educación de los hijos, la presión del trabajo, la falta de deseo, hasta el tapón del gel siempre abierto o incluso los ronquidos, ¿quién no ha discutido por alguno de estos temas con su pareja?
El desgaste de la vida en común puede producir frustración, insatisfacción, fracaso e incluso provocar la ruptura. Por eso, descubrir situaciones dañinas y afrontar las crisis de forma constructiva es fundamental para desarrollar relaciones sanas.
En esta guía, Cristina Soria, la conocida coach y escritora, nos da propuestas para discutir sin pelear, conseguir el equilibrio en la convivencia y todas las pautas necesarias para entendernos, llegar a acuerdos o evitar caer en la rutina. Y si no es posible continuar, aquí tienes las herramientas para «romper» sin hacer daño y de la forma menos dolorosa posible.
Un libro para todo tipo de parejas, lleno de anécdotas y situaciones reales, que te da las claves para que tu relación funcione.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 sept 2023
ISBN9788491399872
El libro que salvará tu relación de pareja. Evita las discusiones, gestiona los conflictos y mejora la comunicación.

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    El libro que salvará tu relación de pareja. Evita las discusiones, gestiona los conflictos y mejora la comunicación. - Cristina Soria

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

    Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.

    www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

    Editado por HarperCollins Ibérica, S. A.

    Avenida de Burgos, 8B - Planta 18

    28036 Madrid

    El libro que salvará tu relación de pareja. Evita las discusiones, gestiona los conflictos y mejora la comunicación

    © 2023, Cristina Soria

    © 2023, para esta edición HarperCollins Ibérica, S. A.

    Todos los derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial en cualquier formato o soporte.

    Diseño de cubierta: CalderónStudio

    Imagen de cubierta: Shutterstock

    I.S.B.N.: 9788491399810

    Conversión a ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Créditos

    Dedicatoria

    Introducción

    I. Destinados a entendernos

    1. De aquellas tormentas, estos lodos

    2. Entre la testosterona y la oxitocina anda el juego

    II. El arte de discutir sin pelear

    3. Las seis claves de una relación de pareja en equilibrio

    4. Hablemos de sexo

    5. Romper el cordón umbilical

    6. Haciendo juegos malabares

    7. Ya no somos dos, sino multitud

    8. Crear espacios propios

    9. Adiós, estrés

    10. Cuando no escuchas bien lo que te estoy diciendo

    11. A partir de ahora, ¡ya no me callo!

    12. Te digo adiós y me voy

    Epílogo

    A Alberto, con el que llevo compartiendo veintitrés años de matrimonio. Llegar hasta aquí no ha sido fácil, pero la comunicación, el humor y la admiración mutua nos han permitido saltar todos los obstáculos.

    A mis padres, que me inculcaron los valores más importantes para crear una familia.

    Introducción

    ¿Cuándo ha sido la última vez que has discutido con tu pareja? ¿Recuerdas el motivo? Todos pasamos por distintas etapas en la convivencia y en algunas son más frecuentes las discusiones que en otras. Es verdad que el estado emocional por el que estamos pasando, las preocupaciones, el estrés, el miedo, la toma de decisiones, son elementos que influyen en nuestra relación. Las expectativas sobre lo que supone llevar una vida en común, en ocasiones, no se ven representadas en el día a día.

    Las discusiones forman parte de nosotros, son un elemento por el cual entramos en una batalla por querer tener la razón sobre algo o alguien, un intento por convencer al otro de que lo que pensamos es lo correcto, que nuestra manera de hacer las cosas no solo es la mejor, sino que es la ÚNICA, es una forma de decir a la otra persona «estoy aquí y me siento ninguneada», es una manera por la que el EGO levanta la mano y en ocasiones se convierte en un modo de vida. Sea por la razón que sea, en lo que todos coincidimos es que las discusiones forman parte del ser humano.

    No sé si en los últimos tiempos habrás observado que estamos todos con los sentimientos a flor de piel, mucho más irascibles, en los que hace falta muy poco para que saltemos. La situación económica con la subida de los precios, la polarización de la política, la inestabilidad laboral, las noticias negativas que inundan los informativos hacen que como poco el estado de ánimo se vea tocado y a veces hundido. Y, como te podrás imaginar, nuestra relación de pareja se ve afectada por este contagio de emociones negativas.

    Además, estamos de acuerdo en que cada vez llevamos una vida más acelerada, en la que luchamos por alcanzar esos objetivos profesionales con los que creemos que vamos a ser más felices, sentirnos más realizados y vivir mejor, lo que nos lleva a un día a día caótico, en el que hacemos encaje de bolillos para poder conciliar la vida profesional y personal. Así que si esto ya es complicado, no digamos cuando tenemos que atender nuestra vida de pareja, no nos quedan ni ganas, ni energía y en muchas ocasiones ni tiempo. O eso creemos.

    Sea lo que fuere, la realidad nos lleva a sobrevivir en pareja, acompañados por un wasap de buenos días, mensajes que sirven de peticiones convertidas en órdenes, alarmas que nos recuerdan los compromisos y en los que no tenemos tantos espacios para la piel con piel. Así que es precisamente en esos periodos de mayor convivencia cuando nos damos cuenta de que vivimos con unos desconocidos, con los que hace mucho tiempo no nos sentamos a conversar, a recuperar nuestros sueños, ilusiones…, y de los que aguantamos bastante poco porque ni siquiera nos aguantamos a nosotros mismos.

    En este sentido, las estadísticas son claras, y es tras el periodo vacacional cuando aumenta el número de separaciones. Debe ser que PARAR NOS APORTA CONSCIENCIA.

    Así es, tras un año duro en el que tenemos el foco puesto en esos días en la playa, en la casa del pueblo o viajando a algún lugar paradisiaco, nos vemos compartiendo las veinticuatro horas con esa persona con la que llevamos años viviendo bajo el mismo techo, pero compartiendo solo unos ratos, con lo que nos damos cuenta de que realmente no nos conocemos del todo.

    Y en ese paréntesis anual somos conscientes de la cantidad de cosas que nos molestan de la pareja, además de que hay casos en los que tenemos que ceder parte de nuestro tiempo a compartirlo con la familia política. Descubrimos que mientras a mí me encanta tumbarme en la toalla al sol, nuestra pareja está deseando hacer una nueva ruta por la montaña. O que ni siquiera nos ponemos de acuerdo para elegir el menú para la comida.

    Llevamos meses dando gusto a los deseos de los demás y ahora, durante el periodo vacacional, no estamos dispuestos a ceder en ninguna de las peticiones, porque estamos convencidos de que nos lo hemos ganado. Pero, claro, si nosotros tenemos estas necesidades, nuestra pareja tiene las suyas, y a veces son completamente opuestas. Y es en ese momento cuando se produce el choque de trenes.

    ¿Cuántas veces has rumiado en voz baja despotricando hacia tu pareja? ¿Cuántas veces te has jurado que ya era la última vez en la que pasabas por alto esto o lo otro? ¿Cuántas veces te has enfadado porque has sentido que al llegar a casa, con ganas de contarle todas las tragedias que te habían pasado durante el día, has visto cómo tu pareja no te prestaba atención? ¿Cuántas veces has dejado pasar un día más sin hablar prácticamente con ella y si lo has hecho, ha sido para echarle algo en cara?

    Sí, siento confirmarte que las historias de amor que nos vendió Disney son MENTIRA. Que los cuentos de princesas y ranas convertidos en príncipes no existen. Tampoco las parejas perfectas cuyas vidas son retransmitidas por Instagram y TikTok. Ni siquiera sabemos con certeza si la relación entre Adán y Eva estuvo siempre exenta de reproches y de sentimientos de culpa.

    Esa frase con la que terminan todos los cuentos que nos han transmitidos nuestras abuelas, «y fueron felices y comieron perdices» no se cumple en la vida real, tal y como nos lo hemos imaginado, porque, a decir verdad, esas historias de amor feliz acaban ahí, nadie nos ha aclarado qué pasó seis meses, dos años o quince años más allá.

    No nos han explicado cómo superaron los obstáculos que fueron apareciendo, cómo trabajaron en equipo, porque eso es una relación de pareja, cómo siguieron trabajando ese amor y manteniendo viva la llama de la pasión y apaciguada la de la guerra. Nadie nos ha hecho saber cómo esas parejas idílicas superaron las crisis provocadas por el paso del tiempo, la influencia de la familia o los momentos de desmotivación. No sabemos si siguieron cultivando su parcela individual a la vez que no abandonaron la de pareja, ni cómo llevaron los estragos que producen en nosotros el paso de los años.

    Centrándonos en las discusiones que se dan en una relación:

    ¿Significa que, aunque existen, deben ser la manera de comunicarnos con nuestras parejas? NO.

    ¿Esto significa que las parejas están avocadas a la ruptura? NO SIEMPRE.

    ¿Podemos hacer algo para tener una relación de pareja sana? SÍ.

    ¿Conocer ciertos aspectos de nuestras diferencias puede ayudar a entendernos y llevar una mejor vida en común? SÍ.

    ¿Existe una fórmula mágica para tener una relación de pareja en equilibrio? SÍ. No sé si mágica, pero sí que podemos poner en práctica las bases que nos llevan a una vida en pareja equilibrada.

    Cuando decidimos vivir en pareja, partimos de los patrones familiares para, en unos casos, copiarlos a pie juntillas y, en otros muchos, hacer todo lo contrario a lo que ellos hicieron. Además, la relación familiar influye directamente en la relación de pareja, ya que repetiremos roles que desarrollamos en nuestro ámbito desde la más tierna infancia. Por ejemplo, si en mi familia, a pesar de ser el menor de mis hermanos, siempre ejercí de padre de los demás, posiblemente con mi pareja repita ese papel paternal.

    Nos embarcamos en una relación con un compromiso eterno, sin caer en la cuenta de que somos dos personas con su propia historia vital, su diferente educación, su personalidad y sus distintas expectativas. Y precisamente para que esa relación dure todo lo que nos imaginamos, debemos aprender a amoldarnos y a conocernos, observando y observándonos con otras gafas, lo que nos permitirá crear una nueva relación y dejar la lucha de imponer lo que sentimos como la ÚNICA VERDAD.

    Sí, porque compramos la idea de que «con AMOR todo se puede» y no siempre es suficiente. Repito: las discusiones están presentes porque forma parte del ser humano ese deseo de imponer nuestra opinión, porque no nos comunicamos de manera asertiva y porque debemos desaprender comportamientos que van de serie en nuestro ADN si queremos vivir felices en pareja.

    Por no decir que mantener la pasión a lo largo de años de convivencia es un trabajo donde las dos partes tienen que aportar. Seguir mirando a los ojos con admiración, y que hagan lo mismo contigo, también es una tarea diaria. La vida nos presentará obstáculos, en ocasiones difícilmente predecibles, y de los que saldremos fortalecidos si decidimos ser un equipo.

    Las nuevas generaciones conviven mucho antes de dar el primer paso de compromiso, sin embargo, antes nos lanzábamos a la piscina sin saber si había suficiente agua, convencidos de que era lo que nuestros valores y principios nos dictaban.

    Para ser honestos, hay que decir que una fórmula u otra no son garantía de éxito ni de eternidad. Y si no, ¿recuerdas tu primer año de vida en común? Yo sí. En ese momento me di cuenta de que si lo que me esperaba de mi matrimonio era lo mismo que estaba viviendo en esos primeros meses, ¡quería pedir ipso facto la hoja de reclamaciones! Nadie nos avisa de que la convivencia es dura de por sí, pero si a eso le añades que no vivimos dos, sino que vivimos en multitud, lo hace todavía más complicado. Y digo multitud porque siempre está la madre, la suegra o la hermana, queriendo dejar huella.

    Nuestro ego no nos permite comenzar a escribir una historia a partir de una hoja en blanco, y hasta dónde colocar la vajilla se puede convertir en una acalorada discusión. Sin olvidar que hay quien —no fue mi caso— en el momento en el que parece asegurarse la vida en común deja de sorprender o de tener detalles y de avivar la pasión. En muchas ocasiones dejan de cuidarse y de mantener espacios para ellos. Se alejan de los amigos y de ciertos hobbies que antes formaban parte de su día a día. Y todo esto se convierte en una relación en la que a veces te olvidas de ti como ser independiente, y en la que son más habituales los reproches porque esperas que todas las carencias que tienes sean cubiertas por tu pareja. ¡Gran error!

    Así que si vivir en pareja es un clásico, lo mismo son las discusiones acaloradas, que lo único que hacen es alejar a esas dos personas que alguna vez se quisieron. La monotonía, la falta de comunicación, la falta de pasión…, en el mejor de los casos llevan a la ruptura y en el peor a la apatía. Y que algo sea frecuente no debe convertirse en normal. Por eso llega a tus manos este libro, con la firme intención de:

    — Entendernos y conocernos mejor, lo que nos llevará a una mejor comprensión. Saber que en esencia fisiológicamente somos diferentes y que la educación y la cultura nos han llevado a comportamientos que en muchas ocasiones provocan la confrontación.

    — Conocer cuál es la química del cerebro del hombre y de la mujer para poder entendernos un poco mejor.

    — Mejorar nuestras habilidades de comunicación y de escucha.

    — Aprender a ocupar el rol

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