Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Mikaelle (Spanish Version): Book 1
Mikaelle (Spanish Version): Book 1
Mikaelle (Spanish Version): Book 1
Libro electrónico294 páginas3 horas

Mikaelle (Spanish Version): Book 1

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

"Yesterday I went to court so I could decide and tell the judge who I wanted to stay with once again. The judge didn't ask me any questions what so ever which I find extremely weird, she just sat there on perky ass, with a dumb ass voice and smile. So, the thing is that I told the judge that I wanted to stay with my dad and not live with my mom

IdiomaEspañol
EditorialGotham Books
Fecha de lanzamiento20 jun 2024
ISBN9798887753515
Mikaelle (Spanish Version): Book 1

Relacionado con Mikaelle (Spanish Version)

Libros electrónicos relacionados

Misterio para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Mikaelle (Spanish Version)

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Mikaelle (Spanish Version) - Rafael Arcaya Cruzado

    Gotham Books

    30 N Gould St.

    Ste. 20820, Sheridan, WY 82801

    https://gothambooksinc.com/

    Phone: 1 (307) 464-7800

    © 2024 Rafael Arcaya Cruzado. All rights reserved.

    No part of this book may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted by any means without the written permission of the author.

    Published by Gotham Books (June 20, 2024)

    ISBN: 979-8-88775-923-4 (H)

    ISBN: 979-8-88775-350-8 (P)

    ISBN: 979-8-88775-351-5 (E)

    Because of the dynamic nature of the Internet, any web addresses or links contained in this book may have changed since publication and may no longer be valid.

    The views expressed in this work are solely those of the author and do not necessarily reflect the views of the publisher, and the publisher hereby disclaims any responsibility for them.

    El Licenciado Luis Hernández llega a su oficina, saluda a Clara, su secretaria y continúa hacia su despacho. No parece prestarle importancia al saludo que con mucho entusiasmo ella le ofreció. Prende la computadora, espera a que cargue y estudia la correspondencia que le llegó por medio del correo electrónico. Le llama la atención un comunicado proveniente de un Tribunal de Apelaciones dirigido a colegas suyos con quienes litigaba un caso sobre custodia. Al leerlo descubre que se le les pide que informen que para cuándo puede estar lista su cliente para asistir a una vista que será llamada a corto plazo. Le conceden horas para que respondan. Le llama la atención con la celeridad que hacen ese pedido.

    El caso tiene cinco sentencias, todas a favor a su cliente, la última se dictó hace más de un año y el protocolo existente supone que es final, firme e inapelable después de transcurrido treinta días desde su dictamen. A la persona a la que se se le solicita que informe su disposición, de nombre Frances, reside en el estado Hawaii, a más de seis mil millas de distancia y es de suponerse que le tomará días para conseguir pasaje hacia Puerto Rico. Discurre el periodo navideño por lo que es improbable que lo consiga en poco tiempo, y si lo consigue tardará en informarle a su abogados quienes después se lo informarán al tribunal, quienes entonces señalarán la vista.

    Supone que pasarán semanas antes de que eso ocurra y echa a un lado el comunicado pero un sexto sentido le advierte que es poco usual lo que acaba de leer. La última sentencia se basó en el testimonio de una trabajadora social quien declaró que la madre abusó física y mentalmente de su hija. Testificó que Mikaelle, la hija de su cliente, de nombre Sergio y de la demandada, le dijo que su progenitora la maltrataba, regaños frecuentes, golpes continuos pero que lo más que le dolió fue cuándo la madre le dijo que se avergonzaba de llamarla su hija.

    Un primer juez le otorgó la custodia tres años antes debido a que la madre fue citada seis veces pero nunca compareció. Sus abogados nunca argumentaron sobre el asunto del caso. Se había estipulado que estaba obligada a enviar a su hija para que estuviera con su padre todos los veranos, las navidades y los recesos primaverales alternos como condición ineludible para concederle permiso para llevarse a su hija hacia Hawaii. Tras el fallo, Doña Frances apeló tres veces alegando que sus derechos fueron violados y que el juez abusó de sus prerrogativas. La tercera fue al Supremo en donde sus abogados alegaron que se se falló en probar los argumentos presentados por el Licenciado Hernández. En las tres ocasiones se ratificó la sentencia y se amonestó a la madre por sus continuos desacatos.

    Imposibilitado para llegar a conclusiones se prepara para asistir a una vista sobre un caso sobre división de bienes gananciales. Su cliente, un prominente neurocirujano de nombre Cristobal, le ofreció a su ex-mujer cincuenta millones de dólares tratando no solo de de tranzar el caso, sinó de también de recuperar su cariño. Esa oferta la hizo antes de que él asumiera su representación. A Luis le pareció exhorbitante y ordenó un estudio financiero de la sociedad de bienes gananciales. Descubrió que su cliente le ofreció virtualmente todo lo que tiene y que la sociedad solo acumuló unos veinticinco millones. La obligación financiera del médico se limitaría a la mitad de esa suma. Consternado le preguntó que por qué le ofreció tanto

    Cristobal le dijo que estaba arrepentido de haberle sido infiel a su esposa, que tuvo una relación de una noche con su secretaria, que fue un acto del momento con quien conoce desde hace años, que nunca antes se había sentido atraído hacia ella pero que celebraban el resultado de una inversión que ella le recomendó en donde invirtió un par de miles de dólares que se convirtieron en millones. Bailaron, rieron, bebieron celebrando la ocasión, perdieron la noción de la realidad y por estar lejos de sus cónyuges les pareció natural pasar la noche juntos. A la mañana siguiente se percataron del error, ambos se arrepintieron y él se justificó aduciendo que el alcohol nubló su buen juicio. Cuándo su esposa se enteró le pidió el divorcio. Él le pidió perdón, confesó su error, aceptó su falta, asumió su responsabilidad y le prometió que jamás le volvería ser infiel. Argumentó que por el bien de sus hijos deberían permanecer unidos pero ella ignoró sus súplicas.

    -Le ofreciste mucho más de lo que legalmente le corresponde,- Luis le dice. -Apenas tienes cincuenta millones. Si si le das todo te quedas con nada. -

    -El dinero no es lo importante,- su cliente se muestra sumiso.

    -Ana es lo que es importante para mi. Me gano millones, no porque cobre de más sinó porque los seguros médicos me envían miles de dólares por cualquier tontería y nada puedo hacer para evitarlo. Soy comedido con mis gastos, sigo enamorado de Ana y daría cualquier cosa para que me perdonara.-

    Cristobal calla y luce pensativo. Luis lo observa por un momento para luego preguntar.

    -¿Cómo se enteró tu mujer? -

    -Supongo que alguien se lo dijo.-

    -¿Quién?-

    -No sé, se tomaron fotos, tal vez comprometedoras pues nos abrazábamos sonreídos, con tragos en nuestras manos, fueron a parar a la internet, alguien me reconoció y se lo dijo a mi mujer. Eso es irrelevante ahora. Todo lo que quiero es volver con ella.-

    -Bueno,- Luis comenta. -Por el momento nada se puede hacer. Tenemos que rectificar ese segundo error ya que te va a dejar en la ruina. El juez puede asumir que como ofreciste cincuenta millones es probable que tengas más. Conozco el abogado de tu mujer, es un hombre codicioso, le pidió al juez que también le pagues sus honorarios. Tenemos que pensar en la pensión alimentaria de tus hijos, es ineludible y si no la puedes pagar conlleva castigos severos.-

    Cristobal se sume en sus pensamientos mientras su abogado lo observa con curiosidad. Se percata de lágrimas en sus ojos pero opta por mirar hacia otro lado.

    +++++++++++++++++++++++

    Andrés acaba de tener sexo con la mujer que desnuda está acostada a su lado. Debería sentirse satisfecho, tal vez exhausto pero lo que luce es confundido, sonríe cuándo parece que hay algo que no puede comprender. Ella lo nota y le pregunta:

    -¿De qué te ríes?-

    Su sonrisa se agudiza antes de responder.

    -Nunca he tenido una mujer como tú.-

    -¿Y eso es bueno? -

    Andrés ríe con mayor intensidad y se explica:

    -No sé. Me imagino que mi mamá no lo aprobaría.-

    -¿Le vas a preguntar?-

    Vuelve a reír.

    -No, por supuesto que no. ¿Le vas a preguntar a la tuya?-

    -No es necesario, - ella de inmediato responde. -Ella sabe lo que hago.

    -¿Cómo se enteró?-

    -Mi hermano se lo dijo.-

    -¿Tu hermano se lo dijo? - Andrés pregunta sorprendido.

    -Mi hermano se lo dijo. Él hace lo mismo pero alega que como es hombre no conlleva responsabilidades.-

    Andrés parece analizar lo que se le ha dicho y da la impresión de que algo lo incomoda.

    -¿Cómo te llevas con ellos?- entonces pregunta.

    -Mi hermano murió hace unos años. Mami está en un hospicio.-

    Andrés vuelve analizar sus palabras y se nota que sigue confundido.

    -¿Cómo reaccionó tu mamá cuándo se enteró.-

    -Escandalizada. Se puso furiosa, me regañó como si yo fuera una niña.-

    -¿Qué edad tenías?-

    -Quince.-

    -¿ Quince?-

    -Quince.-

    -¿Cómo fue?-

    -Mi hermano tenía una colección de películas pornográficas en su dormitorio. Como a los trece años salió y fui a su cuarto para ver averiguar sus asuntos. Había un pequeño televisor conectado a un reproductor de videos, había uno dentro y comencé a verlo. Mi primera impresión fue de espanto. Nunca había visto gente desnuda, no podía comprender la erección que estaba viendo, tampoco podía entender lo que estaban haciendo, el introdujo su pene en su boca, en la vagina y en el ano.

    -Ella todo lo que hacía era gritar como una loca pero parecía disfrutarlo. Sus gestos parecían quejidos pero los rostros reflejaban algún tipo de placer ajeno a mis experiencias. Cuándo terminaron, se sonrieron, se abrazaron, se besaron y era evidente que lo que hicieron los hizo muy felices. Yo no entendí pero concluí que fue divertido, un tipo de diversión que no podía comprender porque nadie me lo había explicado. Pensé en preguntarle a mi madre pero algo me dijo que no lo hiciera. Regresé muchas veces a su cuarto para seguir viendo esas películas y poco a poco comencé a comprenderlas, era como si se amaran. Las películas no tenían tramas, era tan solo gente teniendo sexo. Poco después comencé a sentir una extraña sensación que no me la podía explicar pero que la asocié con lo que había visto.

    -Una tarde mi hermano trajo un amigo a la casa para que después dijera que tenía que tenía salir a comprar algo pero que regresaría de inmediato. Tan pronto se fue el amigo me dijo que yo era muy atractiva. Sonreí pero no le di importancia. Me preguntó que cuantos años tenía, le dije que quince. Me preguntó que si tenía novio, le dije que no, me preguntó si me enamoraría de alguien como él, le dije que no sabía lo que era enamorarse, me dijo que mentía, que todo el mundo sabe lo que es enamorarse, insistí en que no lo sabía, él me dijo que era tener sexo, le dije que había visto películas pornográficas, me preguntó si quería hacer lo que había visto, le dije que si.

    -Se bajó los pantalones, me dijo que me quitara la ropa, que mirara para otro lado, que me doblara y tuvo sexo conmigo. Yo no sé si lo tuve con él. No sentí lo que las parejas que había visto parecieron sentir. Terminó y me dijo que tenía que irse, que lo estaban esperando, que me llamaría. Nunca lo hizo, jamás lo volví a ver. Mi hermano regresó y preguntó por él. Le dije que tuvo que irse, que lo estaban esperando. Me preguntó que hicimos, se lo dije, puso el grito en cielo y se lo dijo a mami. Ella me preguntó que por qué hice una cosa como esa, le dije que él me lo pidió.

    -¿Así porque si?- preguntó escandalizada.

    No supe cómo responder, no entendí la pregunta, me dijo que soy bien bruta, me puse a llorar, me envió a mi cuarto y me dijo que me quedara ahí hasta que mi padre llegara. Cuándo él llegó, mami le dio la queja, él se puso furioso, me repitió lo que mi madre me había dicho, me amenazó con darme una pela, me dijo que en lo sucesivo tenía que decirle todo lo que yo iba a hacer.

    -Poco después murió de un infarto, mi madre cayó en una depresión tan severa que mi hermano la internó en un hospicio. Yo iba a verla todos los días pero poco a poco se fue apagando y llegó el día en que no me reconoció. Mi hermano muere poco después, se lo digo a mami pero para entonces había desarrollado una demencia tan avanzada que no se acordaba el haber tenido un hijo.-

    Yaniz calla y parece esperar por la reacción de su amigo. Este luce inmerso en sus pensamientos, como si lo escuchado lo hubiese tomado por sorpresa y no supiera cómo reaccionar.

    -¿Estás bien?- ella le pregunta.

    Él se limita a responder con un tímido gesto en lo positivo.

    -¿Estás seguro?- Yaniz como que tiene sus dudas.

    -Me conmovió lo que me dijiste. Me apena saber por lo que pasaste-

    -Es parte de la vida,- ella parece ofrecer una explicación.

    -No es parte de la mía.-

    -¿Cómo te fue a ti?-

    -Lo aprendí de mis amigos, los primeros en descubrirlo lo comentaron con los demás. Poco después comencé a sentir la necesidad. Quería hacerlo con mis amigas pero ellas me dijeron que eso no se hace, que si lo hacían iban a parar al infierno. Tuve entonces que recurrir a mujeres como tú.-

    -¿Cómo que a mujeres como yo?-

    -Mujeres que no tienen reparos, que no les importa lo que la gente piensen de ellas.-

    -A mi me importa lo que piensen de mi,- Yaniz luce consternada.

    -¿Y por qué lo haces?-

    -Porque me gusta, porque lo necesito, porque es parte integral de nuestras vidas. Sin el sexo no existiríamos.-

    -Todo eso es cierto pero también es cierto que mucha gente te van a considerar una mujer de bajos principio morales.

    Yaniz luce como que analiza lo que le acaban de decir y parece tener dificultades para comprenderlo.

    -¿Por qué la gente habría de tener una mala opinión de alguien por haber tenido sexo.?- después de un rato puede preguntar.

    -Porque Dios lo prohibe.-

    -¿Cómo que Dios lo prohibe?- Yaniz luce confundida.

    -Es uno de los mandamientos,- a Andrés le está extraña su reacción.

    ¿Cuál mandamiento?-

    -No fornicar.-

    Yaniz baja la cabeza y da la impresión de que es en ese momento es que se entera.

    -¿No me digas que tú no lo sabías?- Andrés pregunta sorprendido.

    -No te lo voy a decir,- ella luce molesta.

    Él permanece mudo pero como si esperara que ella comoquiera se lo dijera.

    +++++++++++++++++++++++

    Annie recibe a Luis con un beso al regresar a la casa y nota que luce preocupado.

    -¿Estás bien?- le pregunta.

    -Si, claro,- de inmediato él responde.

    -No lo parece,- ella no luce convencida.

    -Hubo una vista en el caso de Cristobal,- él da la impresión de que opta por confesar.

    -¿Y qué pasó?- la esposa se percata de su preocupación.

    -De acuerdo con la ley, él está obligado a compartir con su ex-mujer los bienes que se acumularon durante el matrimonio por partes iguales. Él le ofreció a ella todo lo que tiene tratando de recuperar su amor. Le fue infiel, ella se enteró, le pidió el divorcio, él le pidió que lo perdonara, que pensara en sus hijos pero ella no dio marcha atrás.-

    Annie permanece callada como si si estuviera analizando lo que se le acaba de decir. Él parece esperar por su reacción al notar que luce muy interesada en lo que se le dijo.

    -¿Me perdonarías si te fuera infiel?- de la nada ella pregunta.

    -Por supuesto,- de inmediato él responde.

    -¿Por supuesto?-

    -Por supuesto.-

    -¿No te estaría malo que te fuera infiel?- ella como que tiene sus dudas.

    -Me estaría malísimo, pensaría que te estoy perdiendo pero estoy perdidamente enamorado de ti, para mi no existe otra mujer, ninguna otra me llama la atención.-

    Annie lo mira y parece esforzarse por creerle.

    -La gente se ríe de los hombres cuyas mujeres le son infieles. ¿No te molestaría que se rieran de ti.-

    -No sé, nunca se han reído de mi, no sé cómo reaccionaría. La única opinión que me importa es la tuya. Si me eres infiel fue porque hice algo mal. Se supone que todo mi interés sea hacerte feliz. Si buscas la felicidad en otra persona solo pudo haber sido porque te he fallado.-

    Annie lo sigue mirando como si todavía tuviese sus dudas.

    -Siempre he pensado que lo peor que le puede pasar a un hombre es que su mujer le sea infiel,- entonces reacciona. -He sabido de algunos casos donde los hombres se vuelven violentos, agreden a la mujer, algunos las asesinan.-

    -Si le hacen daño es porque no estaban enamorados, solo pensaban en si mismo, que la gente se van a reír de ellos y es eso lo único que les importa. No piensan en las consecuencias y matan a quienes en muchas ocasiones le dijeron que amaban pero en realidad a quienes amaban eran a si mismo. No es posible volverse violento contra alguien a quien amas.-

    Annie parece tener sus sus dudas pero no sabe qué pensar y se queda callada. Como pasa el tiempo y ella no reacciona, Luis regresa al tema original.

    -El abogado de la esposa de mi cliente argumentó que si ofreció cincuenta millones es porque tiene más. Le pregunté que cómo sabe eso, me dijo que todos los que ofrecen algo es porque tienen más. Le pregunté que si eso es todo lo que se requiere para saberlo y aunque tú no lo creas me dijo que sí. Le dije que ordené un estudio financiero que demostró que lo que se acumuló durante el matrimonio no excede veinticinco millones. Me dijo que el papel aguanta todo lo que se le escribe. Le recomendé que ordenara el suyo porque lo único que el juez tiene para pasar juicio es el mío. Me dijo que lo haría y que iba a probar que tiene más de cien millones, que tiene que pagarle los cincuenta millones que espontáneamente le ofreció a su mujer, darle por lo menos un millón de dólares mensuales a sus hijos y pagar sus honorarios, diez millones.-

    -¡Dios mío!- exclama Annie. -¿Qué se cree ese individuo?-

    -Que los va a conseguir,- Luis responde sin aparente preocupación.

    -¿Cómo?- Annie no lo puede creer.

    -El papel aguanta todo lo que se le escribe.-

    Ella sonríe, baja la cabeza, da la impresión de que se vuele pensativa para después reaccionar como si de repente se acordara de algo.

    -Vete a jugar con tu hijo,- de la nada le dice. -Está solo en la sala. Desde que empezó la pandemia no tiene con quién jugar. Todo el mundo tiene que quedarse en sus casas.-

    -Si, su majestad,- sonreído él comenta. -Y después lo voy a llevar a comer pizza.-

    -Todo está cerrado,- ella le recuerda. -Ese virus tiene al mundo paralizado.-

    -El Huracán María lo cerró todo, todo menos las pizzerías. Esos restaurantes son inmunes a los huracanes, a los terremotos, a los tsunamis y a las pandemias.-

    Ella ríe y algo parece llamarle a él la atención, ella lo nota y le pregunta:

    -¿Qué

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1