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El Sueño: La Historia De Lek, Una Chica De Bar En Pattaya
El Sueño: La Historia De Lek, Una Chica De Bar En Pattaya
El Sueño: La Historia De Lek, Una Chica De Bar En Pattaya
Libro electrónico435 páginas6 horas

El Sueño: La Historia De Lek, Una Chica De Bar En Pattaya

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El Sueño retoma la historia de Lek, su familia y sus amigos dos años más tarde. Anteriormente, siempre había sido Lek la que daba el ultimátum, pero esta historia comienza con ella recibiendo uno que la desconcierta. Se le ofrece la realización de su sueño más antiguo, pero ¿puede aceptarlo? La realización de cualquier sueño requiere sacrificios, pero ¿Lek estará dispuesta a hacerlos ahora que su objetivo está a su alcance? Es difícil, lo que significa un momento duro para ella, aunque su familia y sus amigos la apoyan como siempre. ¿Qué camino tomará? El instinto de seguir su sueño y la inercia de una vida cómoda en el pueblo, a medida que se hace mayor, compiten por la supremacía en su mente. Como es habitual en esta serie, no se oculta nada al lector, estamos al tanto de todos los angustiosos pensamientos de Lek.

La Serie Detrás de la Sonrisa es la historia de Lek, una chica de bar en Pattaya, Tailandia. Lek nació como la hija mayor de cuatro hermanos en una típica familia de agricultores en la franja arrocera del norte de Tailandia. Un buen día ocurrió una catástrofe inesperada - su padre murió joven dejando una enorme deuda de la que la familia no sabía nada. Lek, con solo tenía veinte años de edad, era la única que podía prevenir el inminente cierre hipotecario de la granja familiar, y que su hermana y sus dos hermanos menores pudieran continuar su educación. Sin embargo, la única forma que ella conocía de trabajar era en el bar de su primo, en Pattaya. ¿Una chica de bar de Pattaya puede volver a una vida normal, como novia o como esposa? Detrás de la Sonrisa es una mirada al interior de una parte de Tailandia, un país conocido alrededor del mundo como ”la Tierra de las Sonrisas”. El Sueño retoma la historia de Lek, su familia y sus amigos dos años más tarde. Anteriormente, siempre había sido Lek la que daba el ultimátum, pero esta historia comienza con ella recibiendo uno que la desconcierta. Se le ofrece la realización de su sueño más antiguo, pero ¿puede aceptarlo? La realización de cualquier sueño requiere sacrificios, pero ¿Lek estará dispuesta a hacerlos ahora que su objetivo está a su alcance? Es difícil, lo que significa un momento duro para ella, aunque su familia y sus amigos la apoyan como siempre. ¿Qué camino tomará? El instinto de seguir su sueño y la inercia de una vida cómoda en el pueblo, a medida que se hace mayor, compiten por la supremacía en su mente. Como es habitual en esta serie, no se oculta nada al lector, estamos al tanto de todos los angustiosos pensamientos de Lek.
IdiomaEspañol
EditorialTektime
Fecha de lanzamiento1 ene 2024
ISBN9788835468165
El Sueño: La Historia De Lek, Una Chica De Bar En Pattaya
Autor

Owen Jones

Author Owen Jones, from Barry, South Wales, came to writing novels relatively recently, although he has been writing all his adult life. He has lived and worked in several countries and travelled in many, many more. He speaks, or has spoken, seven languages fluently and is currently learning Thai, since he lived in Thailand with his Thai wife of ten years. "It has never taken me long to learn a language," he says, "but Thai bears no relationship to any other language I have ever studied before." When asked about his style of writing, he said, "I'm a Celt, and we are Romantic. I believe in reincarnation and lots more besides in that vein. Those beliefs, like 'Do unto another...', and 'What goes round comes around', Fate and Karma are central to my life, so they are reflected in my work'. His first novel, 'Daddy's Hobby' from the series 'Behind The Smile: The Story of Lek, a Bar Girl in Pattaya' has become the classic novel on Pattaya bar girls and has been followed by six sequels. However, his largest collection is 'The Megan Series', twenty-three novelettes on the psychic development of a young teenage girl, the subtitle of which, 'A Spirit Guide, A Ghost Tiger and One Scary Mother!' sums them up nicely. After fifteen years of travelling, Owen and his wife are now back in his home town. He sums up his style as: "I write about what I see... or think I see... or dream... and in the end, it's all the same really..."

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    El Sueño - Owen Jones

    Derechos de autor

    Derechos de autor Owen Jones 2024 ©

    Reservados todos los derechos

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    sobre los libros y escritos de Owen Jones

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    Dedicatoria

    Este libro está dedicado a mi esposa y a su familia, quienes siempre me han cuidado de la manera más maravillosas, dándome el tiempo y espacio necesarios para emprender esta carrera de escritor. Nadie podría haberme hecho sentir más bienvenido a ser parte de una familia que ellos. He amado cada minuto de mi vida en Tailandia y la razón de eso se debe principalmente a ellos.

    Citas inspiradoras

    No creas en algo simplemente porque lo hayas escuchado,

    No creas en algo simplemente porque fue dicho y rumoreado por muchos,

    No creas en algo simplemente porque está escrito en tus textos religiosos,

    No creas en algo meramente por la autoridad de maestros y ancianos

    No creas en tradiciones solo porque éstas han sido transmitidas por generaciones

    Pero tras la observación y el análisis, si algo concuerda con la razón y conduce al bien y beneficio de todos y cada uno, entonces acéptalo y vive de acuerdo con eso.

    Gautama Buddha

    Gran Espíritu, cuya voz está en el viento, escúchame. Déjame crecer en fortaleza y conocimiento.

    Déjame contemplar siempre la roja y púrpura puesta de sol. Permite que mis manos respeten las cosas que me has dado.

    Enséñame el secreto oculto detrás de cada hoja y cada piedra, tal como has enseñado a las personas durante siglos.

    Déjame usar mi fuerza, no para ser mejor que mi hermano, sino para pelear con mi mayor enemigo: yo mismo.

    Déjame presentarme siempre ante ti con las manos limpias y el corazón abierto, para que cuando mi estancia terrenal se desvanezca como el ocaso, mi Espíritu regrese a ti sin vergüenza.

    (Basado en una oración tradicional Sioux)

    –—

    No Busco caminar por las sendas de los Sabios de antaño.

    ¡Busco lo que ellos buscaron!

    Matsuo Basho

    1. LA GRAN DECISIÓN

    Lek descansaba sobre una delgada colchoneta en el piso de la sala, entre su esposo y su nieta, pensando en la bomba que Craig le había soltado más temprano ese mismo día. Ellos no usaban sus hermosas camas y sus colchones caros desde hace más de cinco años porque las baldosas del piso, de cemento sólido de un metro y veinte centímetros de espesor, siempre estaban frías al tacto. Ahora tenían aire acondicionado, pero estaban tan acostumbrados a usar el suelo que les daba dolor de espalda si dormían en camas suaves. Además, cuanto más cerca estuviese la bebé del piso, más corta también la distancia de la que podría caerse, así que ahora las camas y ambos dormitorios se reservaban para las visitas.

    Mientras yacía bocarriba mirando al techo, Craig le puso la mano en el vientre -aún-plano.

    –¿Estás despierta, querida? No parecen cosas tuyas. ¿Todavía estás pensando en lo que te dije antes?

    –No –mintió– tú duérmete, yo solo estoy intentando recordar lo que tengo que hacer mañana.

    –Yo sé que es una gran decisión, amor, pero hay muchas razones por las cuales ahora es el momento adecuado para hacerlo… te das cuenta, ¿cierto?

    Él le acarició la barriga suavemente y ella puso su mano sobre la de él por unos segundos, antes de voltearse para mirar a Shell. Un par de lágrimas rodaron por su cara. Anteriormente, siempre había sido él quien tenía dificultades para agarrar el sueño, mientras que ella normalmente podía dormir en donde sea en cualquier momento.

    Sin embargo, parece que esta noche se rompería el molde, pensó ella.

    Ella y Craig habían estado juntos por quince años, más o menos. Cuando se conocieron, su objetivo era encontrar un falang e irse a su país con él para trabajar y así ganar mucho dinero o emigrar para allá con su hija y buscar un pasaporte extranjero. Sin embargo, el destino tenía otros planes reservados para ella, porque el hombre del cual se enamoró, ese que estaba acostado a su lado, había querido vivir en Tailandia, y ella le había seguido la corriente, porque había ahorrado para que Soom siguiera estudiando y Craig tenía sus ahorros, y parecía capaz de ganar dinero.

    Pero ella había actuado tontamente y despilfarró sus ahorros y algo más. Craig se había metido en la lucha para pagar la Universidad, pero le había costado todos sus ahorros y su apartamento. En parte porque la tasa de cambio había jugado en su contra en un treinta y tres por ciento. Ella recordaba lo ingrata que había sido en esa época, cuando estaba considerando dejarlo y regresar al trabajo, lo cual lo habría obligado a él a regresarse al Reino Unido en bancarrota.

    Ahora le costaba creer que ella hubiera podido considerar ser tan insensible. Sin embargo, aunque él la había apoyado y ella a él, ella nunca había renunciado a sus dos sueños más antiguos: tener un carro propio y trabajar o vivir en el extranjero.

    Ya tenía el carro, y habría podido conseguirlo unos años antes, pero tal como había dicho Craig: ella no lo necesitaba. El carro que estaba en la entrada había costado un millón de baht, lo que equivalía a seis años de salario neto para alguien con un empleo decente, pero rara vez lo usaba. Tenía que buscar excusas para sacarlo a cualquier sitio a pesar de tener a Shell y trabajar en la ciudad unos cuantos días a la semana.

    Él tenía razón, pero ella también, pensaba ella. Su argumento en aquella ocasión fue que él había aprendido teniendo uno, y ella también quería aprender por sí misma. Ambos habían usado también el mismo argumento para vivir o no en Europa.

    Y entonces hoy, sucedió. Craig había dicho que ya era hora de ir al Reino Unido. Después de quince años, le estaba ofreciendo completar su último sueño, pero eso le asustaba mucho. Tenía todo lo que siempre había querido, excepto a su hija viviendo con ella, y haber trabajado en el extranjero, y él le estaba pidiendo dejarlo todo para marcharse y comenzar de nuevo.

    Eso le daba mucho miedo. Por más de doce años se había quejado amargamente por no poder trabajar fuera y ahora podía, o podía simplemente ser una dama ociosa por allá, aunque sus ahorros tailandeses no serían suficientes en Europa, y ella lo sabía. En su pueblo y alrededores ella era alguien. Era una Orbortor, una supervisora en el área financiera, y una exitosa mujer de negocios, pero en Gran Bretaña, sería una donnadie, con un sueldo promedio.

    ¿Y qué pasaría con su familia? Ahora que su madre estaba en sus setentas, sus hermanos la buscaban a ella para pedirle ayuda y consejos, como cabeza de familia. También tenía una hija y una nieta por quien velar. Ahora empezaba a desear no haber hecho tanto alboroto sobre vivir en Europa durante todos estos años.

    Ella nunca se lo había dicho a Craig, por orgullo, pero sabía de muchas chicas que se habían arrepentido de marcharse de Tailandia en busca de dinero, hacía países fríos, distantes y sin amigos, donde no tenían familia que las apoyara moralmente, a pesar del Internet. Ahora estaba aterrorizada porque pronto podría ser una de esas mujeres viviendo en la gélida Gran Bretaña, arrepintiéndose de haberse aferrado a su sueño.

    Craig también le había dicho que eso les había sucedido a muchas de las mujeres tailandesas hace una década, pero ella se había reído de él y le había preguntado como demonios lo sabía. Él lo sabía porque había hablado con muchos extranjeros en Pattaya, quienes le habían contado de sus experiencias, eso le respondió. Ella mintió y dijo que nunca había conocido a ninguna chica que haya regresado y haya dicho eso. Muchas mujeres decían que ellas habían tenido que volver para cuidar a sus madres, o a alguien más. Ahora pensaba que esas eran excusas para evitar la vergüenza

    Simplemente podía negarse, pensó, pero eso no le parecía correcto, por alguna razón.

    Ella escuchó que Craig comenzó a roncar. Era la primera vez que podía recordar que él se había dormido antes que ella y se preguntaba si era porque se regresaba a casa. Él siempre decía que vivir en el extranjero era agradable pero agotador, si no había suficiente dinero. Ella no quería volver a pasar por eso de preocuparse por no tener dinero, y en especial si estaba viviendo en un país costoso como Gran Bretaña.

    Proyectó que su estilo de vida se vería recortado en un veinte a veinticinco por ciento, y eso hizo que el futuro luciera sombrío.

    Se maldijo nuevamente por no escuchar y quejarse tanto.

    Sabía que su madre sería valiente y diría que su lugar era al lado de su marido. También sabía que Soom encontraría una manera de cuidar a Shell, pero ella no quería ser excluida de sus vidas.

    Cuando por fin se durmió, fue un sueño fugaz. Craig la despertó, porque le pareció que tenía pesadillas. Eran las cuatro de la madrugada, y ella estaba soñando que se estaba muriendo en una cama de hospital en Gran Bretaña y a su lado solo estaban Craig y una enfermera.

    –Fue horrible, Craig –dijo– No creo que pueda irme contigo. ¿Tú podrías regresar a visitarme de vez en cuando?

    –¿Qué? ¿Después de todo lo que he tenido que aguantar todos estos años? ¿De qué carajos estás hablando?

    Ella le agarró la mano y le contó todas sus preocupaciones. Las lágrimas cayeron por sus mejillas, el sol salió mientras ella lloraba.

    Desayunaron más temprano que de costumbre y continuaron su conversación en el jardín, mientras Shell dormía ajena al enorme cambio de vida que estaba siendo discutido por las dos personas más importantes en su vida.

    –No digo que tengamos que irnos el próximo mes, Lek. Podemos esperar un año, y ni siquiera te estoy diciendo que tengas que responderme ahora mismo. Pero, si vienes conmigo, como yo había asumido, tengo que hacer las cosas de cierta forma y hacer planes adecuadamente, y si tú no vienes, entonces, bueno, tendré que irme solo a vivir en España.

    –¿España? ¿Creí que habías dicho Gran Bretaña?

    –¿Y por qué eso haría alguna diferencia? Mira, yo soy europeo, puedo vivir donde sea que yo quiera en Europa, pero tú, por ser asiática, no puedes. Por lo menos, no sin cierta planificación. Una vez que logremos que entres a Europa legalmente, ambos podremos ir a donde sea. Yo pronto seré pensionado y puedo pedir que me envíen mi pensión a cualquier lugar del mundo, incluso Japón.

    –No, yo no quiero vivir en Japón… no, no gracias.

    –¿Ah? No estoy sugiriendo que vayamos a vivir en Japón, era solo un ejemplo.

    –Bueno, porque yo preferiría quedarme aquí que irme a vivir allá. No conocería a nadie… ni podría hablar el idioma.

    –Ok, olvídate de Japón. Ahora me arrepiento de haberlo mencionado.

    –¿Por cuánto tiempo quieres irte?

    –Bien, eso no dependerá solo de mí, pero estaba pensando en cinco años.

    –Está bien, déjamelo a mí, Craig, tengo que seguir ahora y pensarlo en mi tiempo libre. ¿Recuerdas que Soom viene para el día de las Madres y nuestros cumpleaños?

    –Si, será bueno volver a verla y quizás puedas conversarlo con ella…

    –Si, quizás… ya veremos como sale eso.

    Craig besó a Lek en la mejilla y la abrazó. Ella le rodeó la cintura con los brazos y continuaron con sus rutinas matutinas.

    Lek alistó a Shell para la guardería, la llevó en el carro y después regresó a casa para hablar con su madre sobre su último dilema.

    –Pero si tú siempre has querido vivir en el extranjero… solíamos hablar de eso a menudo.

    –Si, pero yo ahora tengo un buen empleo, y a Shell, y soy mayor…

    –Supondría que Shell es la más importante de todas esas excusas, pero antes cuando hablábamos de irte fuera, tenías a Soom, tu propia niña, y eso no te habría detenido en aquel entonces.

    –Probablemente no, pero es que yo no sabía de la dicha que sería ver crecer a tu bebé. Ahora me alegra no haberme ido, y tampoco quiero perderme de ver crecer a Shell.

    –No, pero en realidad ella no es tu responsabilidad. Ella es tu nieta y tú solo estás ayudando. Hace tiempo que lo vengo pensado, que tú te estás encariñando mucho con Shell. Creo que quedarías devastada si algún día surgen circunstancias, que impliquen que ella se aleje de ti, muy lejos. Eso podría suceder, y tú, como su cuidadora, tienes que estar preparada para ese día, o se te romperá el corazón. Ahora no suena posible, pero ¿qué pasaría si terminas odiando a Soom por haber alejado a Shell de ti? Eso sería como perderlas a ambas.

    –Eso sería muy cruel, mamá.

    –Un giro cruel del destino, sí, pero no necesariamente sería por elección de tu hija. Aun así, ¿serías lo suficientemente fuerte para verlo así, si alguna vez sucediera? Está bien ir por la vida ayudando a otros cuando puedes, pero recordando siempre que ellos tienen… que cada quien tiene su propia vida que llevar según las elecciones que hizo antes de nacer y a su Karma. No puedes alterar el destino de alguien, eso está predestinado, y también lo está la cantidad de ayuda que puedas dar. Tú solo puede hacer tu mejor esfuerzo, Lek, solo estás aprendiendo, como la mayoría de nosotros aquí en la Tierra.

    –Si dependiera de mí, nos quedaríamos aquí, y las cosas seguirían tal cual como están ahora. Esta es la época más feliz de mi vida y no quiero que termine.

    –Estás hablando mucho sobre ti misma en esa última frase, querida. Yo sé que tú no eres una persona egoísta, pero esa frase lo desmiente. ¿Tienes miedo de irte a vivir a Europa?

    –No, mamá, ¡al menos no en el mismo sentido que hace quince años cuando todas esas viejas me decían que podrían venderme como esclava sexual! Pero quizás tengo miedo de que mi familia me olvide si me quedó por allá mucho tiempo, de la misma forma en que ahora la familia de Craig apenas se comunica con él.

    –No sabía que era así. Qué triste por Craig. Conociste a su familia, ¿son parecidos a nosotros?

    –Eran muy agradables, pero parece que se acostumbraron a no hablarle, pero no, mi familia y la suya no son ni de lejos parecidas.

    –Entonces, ¿qué es lo que te preocupa sobre ellos? Algunas veces vemos cosas que no existen, incluso problemas. Entiendo que Europa no es una cárcel, así que seguramente podrás volver a casa siempre que quieras, puede ser de vacaciones o para quedarte. Al menos lo habrás intentado, lo cual ya es mucho decir para el noventa y nueve por ciento de la gente aquí. ¿Por cuánto tiempo se quedarían?

    –No estamos seguros, pero de tres a cinco años. No es seguro que podamos costearnos unas vacaciones aquí…

    –Ya veo… esa es tu mayor preocupación. Ahora lo entiendo… Shell tiene casi tres años y probablemente te olvidaría en tres o cinco años. Sin embargo, puedes ser parte de su vida otra vez. Ella te aceptaría con los brazos abiertos, eso te lo garantizo.

    –Lo sé, mamá, lo sé, supongo que solo estoy asustada.

    –Tú piensas bastante, Lek, así que considera esto. Craig renunció a todos sus amigos y familia para venir acá, y al tomar esa decisión, probablemente también renunció a todo su dinero. Si quieres darle crédito por eso, deberías ir con él hasta que ya no puedas más. Como siempre digo, ayuda hasta que ya no puedas ser capaz de hacerlo. Eso es todo lo que puedes hacer, y es todo lo que cualquiera esperaría de ti. Yo tengo claro que tu lugar es al lado de tu marido, entre otras cosas por el compromiso que él te ha demostrado por más de una década y media. Aun así, la decisión es tuya en última instancia, como siempre. ¿Soom vendrá para tu cumpleaños, cierto?

    –Si, hablaré con ella sobre esto. Aparte, no quisiera que te enfermes y que yo no esté aquí para ayudarte, mamá.

    –Te lo agradezco, pero estoy segura que hice los preparativos para eso hace muchos años, cuando se presente la ocasión, hay muchas personas aquí alrededor… y si yo muero mientras tú estás lejos, entonces nos encontraremos de nuevo algún día, no temas por eso. Yo he disfrutado mi paso por la Tierra y tú has sido una hija responsable y cariñosa, me aseguraré de buscarte viva o no.

    –Gracias, mamá, eso significa mucho para mi… yo siento lo mismo.

    Lek estaba a punto de llorar y sabía que su madre lo sabía, pero aún era difícil para ella llorar delante de alguien.

    –¿Ya es la hora? –exclamó ella mirando su reloj– será mejor que vaya a ver la tienda y el hotel. Gracias por la charla, mamá. Te quiero.

    –También te quiero, Lek. Primero cuídate tú y después a aquellos que te quieren, o ya no podrás ser capaz de cuidar a nadie. Recuerda eso. Nos vemos luego, cariño.

    Lek comprobó ambos establecimientos, pero las chicas a cargo se habían encargado de todo sin ninguna ayuda, entonces Lek telefoneó a Ayr y arregló para encontrarse con ella en un pequeño restaurant de un pueblo cercano, donde era poco probable que las molestaran.

    –Surgió algo –le dijo a Ayr– pero no es de vida o muerte, así que no hay necesidad de preocuparse.

    –Ok, entonces te recogeré a las once. Tengo curiosidad y no tiene sentido que llevemos los dos carros.

    Cuando ellas estaban sentadas en el restaurant y ya habían ordenado gambas y una ensalada mixta de mariscos, Ayr no se aguantó más.

    –Vamos, suéltalo, me has tenido en ascuas por horas.

    –Es realmente muy simple; Craig quiere regresar a Europa por unos años y quiere que yo vaya con él.

    –¡Genial! ¿Y eso qué tiene de malo?

    Lek le contó todo lo que había pasado antes entre su madre y ella

    –Si, entiendo tu punto, pero estoy de acuerdo con tu madre. Creo que deberías ir. Craig te ha apoyado, ahora es tu turno de apoyarlo a él… y ni mencionar el hecho de que lo has molestado por años para que te lleve.

    –Pero, ¿qué hay de ti y los negocios? No puedo simplemente escabullirme y dejar que te encargues de todo tú sola.

    –Escucha, Lek, nosotras no nos encargamos de ellos ahora… nuestros gerentes lo hacen. De cualquier manera, yo no te lo había dicho antes, pero Ross me ha estado pidiendo que me vaya con él a Australia casi todo este año…

    –Bien, ¿Por qué no habías dicho nada?

    –Por las mismas razones que tú acabas de dar…

    –Oh, ya veo. Gracias. ¿Y ahora qué?

    –¿Cuál es el problema, no quieres ir?

    –Te lo acabo de explicar…

    –Si, pero ¿en serio?

    –La verdad es que no sé…

    –Está bien, querida, pero no hay necesidad de usar excusas conmigo; nosotras nos conocemos desde hace mucho tiempo. Guárdatelas para los demás, y si quieres yo te respaldaré.

    Ellas se abrazaron y Lek empezó a llorar de nuevo, segundos antes de que Ayr lo hiciera.

    –Si hacemos esto, hermana menor, puede que nunca nos volvamos a ver. No vamos a estar en lados opuestos del país, sino en lados opuestos del mundo.

    –Ese pensamiento también hace que mi decisión sea difícil, pero Ross ha sido muy paciente. Él es rico, así que podríamos visitarte si quisiéramos, pero yo sé que ese no es tu predicamento…

    –También sé que las visitas, así como las llamadas telefónicas, van escaseando… incluso más rápido que las llamadas telefónicas.

    –Si, es cierto. No voy a discutir eso.

    –Nuestras vidas nunca volverán a ser las mismas, nunca…

    –No, lo sé. Entonces, lejos pero no ausentes, ¿uhm?

    Lek se quedó mirando a su amiga por un rato y luego miró por la ventana. Era tan doloroso contemplarla.

    –¿Qué opina Soom de todo esto?

    –No lo sabe todavía, pero ella vendrá para el día de las Madres, el día antes, de hecho.

    –Qué bueno… yo no tengo nadie más con quien discutir esto sino contigo… No hay nadie más a quien le importe, incluso cuando mis padres estaban vivos, yo me hubiera ido de todas maneras. Estoy de acuerdo con el punto de vista de tu madre.

    –Igual que yo, en serio, pero tener alguien más que te diga este tipo de cosas hace que te sientas aliviado, ¿cierto?

    –Tú no eres cobarde, Lek, pero yo sé a qué te refieres.

    –Me preguntó qué pensará Goong de todo esto.

    –Creo que ella está sentada, no muy lejos de aquí, sonriendo y preguntándose de que se trata tanto alboroto… ¿No es asi, Goong?

    Se sonrieron una a la otra y desearon que así fuera.

    –Mike, entonces ¿no vas a ir conmigo al pueblo para el día de las Madres, el cumpleaños de mi mamá y el de papá?

    –No, querida, yo fui al pueblo el año pasado, ¿te acuerdas? Entonces, es justo que este año yo pase el día de las madres con la mía, y si lo hago, podría hacer un día más de trabajo en el banco. Yo quisiera ir contigo. Me encantaría volver a ver a Shell, y tu familia será más divertida que la mía, pero también tengo que tener presente los sentimientos de mi mamá… es lo justo.

    –Si, lo sé, pero aun así me gustaría que fueras también …

    –Iremos juntos un fin de semana, a principios del próximo mes. Dales mis saludos a Shell y todos, ¿lo harías? También te hablaré por videollamada todos los días. Él la besó, se puso cómodo y se preparó para dormir, pero algo incomodó a Soom.

    Ella se quedó allí mirando al techo hasta que escuchó que Mike comenzó a roncar y luego se enrolló en su lado. Ella sabía que era lo que la estaba molestando. Era la primera vez que Mike no había insistido para hacer el amor con ella aun sabiendo que estarían separados por varios días. En el pasado, él se le habría lanzado encima. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas y se preguntaba si esto era la primera señal de que ellos se estaban convirtiendo en un matrimonio viejo a pesar de que solo tenían cuatro años de casados, o si sería un síntoma de problemas de raíces más profundas.

    Y si así fuera, quizás por eso no le importaba mucho no poder acompañarla a ver a su propia hija. A lo mejor él tenía otras actividades planeadas, las cuales solo incluían una breve visita para desearle a su madre un feliz día de las Madres.

    La idea la atormentó toda la noche y durante el viaje al pueblo al día siguiente. Claro, él la había llevado al aeropuerto en la mañana y la despidió con un beso, pero eso podría ser solo actuación. La evidencia circunstancial la preocupaba, y no desaparecía.

    –Gracias por recogerme, mami, feliz cumpleaños y feliz día de las Madres. Tengo algunos regalos para ti en mi maleta. ¿Y cómo está mi niñita hoy? ¿Cómo están tú y papá? y ¿qué han planeado para esta tarde?

    –Tu papá está bien, está escribiendo su próxima obra maestra, ya sabes. Yo estoy bien y Shell también. La llevé a la guardería esta mañana a las nueve como de costumbre, y luego conduje hasta acá para recogerte. Me tomé un par de cafés en la estancia del aeropuerto y leí una revista mientras esperaba. En serio me gusto. Fingí que hacía esto frecuentemente para parecer una viajera internacional, sabes.

    –Lo haces con frecuencia; yo vengo por lo menos una vez al mes… ¿y que hay esta noche?

    –Si, supongo que lo hago, ¿verdad? ¡Oh! ¿esta noche? Nada especial… lo mismo de cada año. Tenemos una pequeña reunión familiar en la casa de tu abuela para nosotras, las tres mamis… tres generaciones de madres celebrando. Es una pena que mi abuela no haya podido vivir unos añitos más para ver esto… pero no se puede tener todo, ¿verdad? ¿Cómo está Mike?

    –Está bien también, pero tiene que estar pendiente de su madre, por eso intenta dividir su tiempo cada vez que puede, pero haciéndole creer a ella que tiene al león dentro de la jaula. Él vino acá el año pasado, así que le toca a ella. Además, significa que puede hacer tres días laborales extra lo que mantendrá más feliz al jefe en vez de que ambos salgamos al mismo tiempo. ¿Me puedes llevar a ver a La Vieja del Árbol hoy o mañana?

    –Claro, hoy todos vamos a estar ocupados, pero mañana con seguridad iremos. ¿Por qué, algo te preocupa?

    –No, nada en particular, pero siempre salgo de esas visitas sintiéndome mejor, por alguna razón… más en paz conmigo misma y el mundo. ¿Sabes a qué me refiero? ¿Cuándo fue la última vez que fuiste?

    –Si, sé de lo que hablas. Una visita tiene el mismo efecto en mí. Sabes, es curioso, aún no he ido este mes, pero tengo algo que me gustaría hablar con ella también. Qué bueno que hayas sacado el tema. ¡Oh! Espera un momento… esta noche iremos a una fiesta cuatro en uno, tendremos que esperar a ver como amanecemos mañana… no podemos ir con resaca, eso no sería correcto.

    –No, está bien, pero espero al menos poder verla, aunque sea una vez antes de regresar.

    Soom sabía que lo mejor era no preguntarle a su madre sobre que quería hablar con la anciana. Eso podría ser desagradable y grosero, pero, aun así, ella tenía curiosidad.

    –Bueno, primera parada La Gran C para comprar algunas provisiones esenciales para la noche; luego almorzar, y después a casa a ver a Craig y comenzar las fiestas de la noche. ¿te parece bien?

    –Lo que tu digas, mami, ¡todo suena genial!

    Para ahorrar tiempo, ellas decidieron almorzar solo un tazón de sopa de fideos de arroz en el restaurante del piso de arriba del supermercado. Se sentaron al borde del gran restaurant, por lo que podían mirar a los clientes con sus carritos de supermercado en la parte de abajo.

    –¿Cuántos esperas que asistan esta noche, mami?

    –Bueno, Shell y tú, Craig y yo, la abuelita, mi hermana y mis hermanos con sus esposas… eso hace… uhm, once, así que, si preparamos para veinte, estaría bien… y con un poco de suerte tendremos comida para recalentar mañana, solo en caso de que nos sintamos un poco cansadas.

    Soom se rio. –¡Buena idea!

    Lek bajó la velocidad mientras pasaban por la guardería a las afueras del pueblo, pero los niños estaban adentro, así que ella siguió, desacelerando de nuevo cuando se acercaban al hotel en el centro del pueblo.

    –Pensé que estaría aquí. Él lo llama buscar inspiración en las actividades del día a día del pueblo, pero yo creo que es más como beberse unas botellas de cerveza Chang. La comida puede esperar, si quieres que paremos por media hora.

    –Si, por favor, mami. –ella se inclinó y besó a su madre en la mejilla y saludó a Craig con la mano, mientras que Lek estacionaba el carro en la explanada, a la sombra de su tienda.

    Soom salió del vehículo tan pronto como éste se detuvo y corrió hacia Craig que se levantó con los brazos abiertos mientras ella se acercaba.

    –Hola, cariño, que gusto verte de nuevo, –dijo él mientras la abrazaba, ella hizo un sonido como si le hubiesen sacado todo el aliento, como siempre lo hacía. Ella se levantó, lo besó en la mejilla y él se lo permitió. Ella pesaba unos cuarenta kilitos mientras que él ciento veinte. –¿Qué van a tomar, damas? –preguntó él al tiempo que Nong llegaba.

    –Yo quiero una Chang helada, Nong, pequeña. ¿Soom?

    –Lo mismo, por favor

    –Guao, eso sí es raro, Soom. Bien por ti. ¿Lek?

    –Lo de siempre, por favor, Nong

    –No nos quedaremos mucho, solo una cerveza porque Soom quería saludar. Tenemos comida en el carro que se dañaría con este calor, así que tenemos que llevarla a casa de mamá pronto y luego empezar con los preparativos para esta tarde. No te vas a emborrachar mucho antes de regresar ¿Verdad?

    –¿Por qué lo haría? Jeez, Lek… Ah, gracias, Nong. ¡Feliz cumpleaños, Lek, mi querida esposa, y que cumplas muchos más!

    –¡Feliz cumpleaños, mami y Feliz día de las Madres!

    –Gracias, a ambos, y ¡Feliz día de las Madres para ti también, Soom!

    –Si, ¡Feliz día de las Madres, Soom!

    –¡Gracias! –y todos chocaron sus botellas varias veces

    2. EL INVITADO INESPERADO

    A las tres de la tarde, Soom y Lek dejaron a Craig con su cerveza y su escritura y llevaron la comida a la casa de la mamá de Lek para comenzar el serio trabajo de preparar la rumba, incluso si era solo una pequeña fiesta. Guardaron la carne, el pescado y las aves en el congelador y comenzaron a limpiar; a pelar y cortar las verduras y vegetales al ritmo de música popular tailandesa y una ocasional copita de lao khao para Lek, ya que las otras dos nunca tomaron el licor fuerte.

    El sonido de la música, las risas y golpeteó de las mazas en los morteros salía de cada casa del pueblo, a medida que los hijos e hijas que trabajaban lejos iban llegando a casa para desearle un feliz día a sus madres.

    El día de las Madres es una de las celebraciones no religiosa más grande en Tailandia.

    Sin embargo, la preparación de una fiesta era el momento que las mujeres podían soltarse el cabello en compañía casi exclusivamente femenina. La mayoría de los hombres aún estarían trabajando, así que ellas que se quedaban en casa podían tener su propia hilarante pre-fiesta, porque más tarde estarían ocupadas cuando llegaran sus invitados.

    Por eso Lek estaba feliz de dejar a Craig en el hotel, donde no estorbaría.

    Eso también funcionaba para Craig. Él aún no entendía bien a un grupo de tailandeses hablando alegremente entre sí, a menos que ellos bajaran un poco la velocidad por él, y Lek decía que eso le quitaba las ganas a cualquiera. Él vio mujeres por todo el camino llamando a sus amigas para que se unieran a la algarabía y se tomaran su vasito de lao.

    Era como ir de casa en casa en Año Nuevo para tomar con los vecinos.

    Él no estaba esperando ninguna visita, porque todos estarían tan ocupados con sus propias familias y los que no tenían hijos, como Murray y Ross estaban fuera del país, a él no le importaba, estaba acostumbrado a estar solo y, a fin de cuentas, así trabajaba más.

    Miró la hora en el Kindle que ahora solía usar para la mayoría de sus escritos fuera de oficina; ya eran más de las tres, así que tenía tres o cuatro horas antes de que lo echaran de menos. Le pareció gracioso al recordar cómo solía estimar su trabajo en cervezas. En aquellos tiempos, no tan lejanos, él podía tomar una cerveza en una hora y escribir seis mil palabras. Aún podía escribir seis mil palabras en una hora, pero le tomaba noventa minutos tomarse la cerveza.

    Se estaba volviendo lento, o por lo menos su cuerpo y él podía sentirlo. Era la verdadera razón por la cual quería pasar algo de tiempo en Gran Bretaña.

    Tenía casi sesenta y cinco y se sentía bien, excepto por una pequeña molestia en la espalda una o dos veces al año, pero quería una opinión profesional. Confiaba en los doctores tailandeses de hospitales grandes, pero no mucho en aquellos que trabajaban en las provincias. Además, él tenía que solventar lo de su pensión, aunque sabía que eso podía hacerse por internet.

    No tenía un motivo real para volver a casa, era más como un presentimiento. Quería echar una última cana al aire, hacerse una revisión general completa, porque él no esperaba vivir mucho más de los setenta, ninguno de sus familiares varones había llegado a los setenta y cinco. No se lo había dicho a Lek porque no quería preocuparla, así que aprovecharía para cumplir su vieja promesa de llevarla a vivir al Reino Unido cuando Soom terminara la universidad. Si, bueno, se había retrasado por cinco años, pero ella nunca se quejó por eso.

    De hecho, ella no se había quejado de nada en estos últimos días, era feliz con sus trabajos, sus puestos de autoridad y de cuidar a Shell. También estaba orgullosa por Soom. Él era el único que no estaba realizado, así se sentía, y pensó que tendría más oportunidad de hacerlo si viviera en un país donde la mayoría de las personas hablaran inglés, así él podría participar firmas de libros y cosas así.

    Allí donde vivía, Murray era la única persona en seiscientos kilómetros a la redonda que sabía que había leído uno de sus libros.

    Era una forma de matar tres pájaros con una sola piedra, pero le preocupaba que Lek no fuera con él. Estaba lejos de ser algo certero, pero aun así se tenía que hacer y si él se tenía que irse solo, sería la primera vez en quince años que ellos estarían separados por más de un fin de semana.

    Era una perspectiva que lo asustaba, pero mucho menos cada día que la iba encarando.

    Antes de dejar el hotel, invitó a Nong y a

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