Ideas contra el mito del emprendedor incansable

Por Alejandro Vesga Arán CEO y Director de Revista Emprendedores España

Comparto hoy una reflexión personal. Admiro a mi cuñada. Es profesora universitaria en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra y además es una reconocida pintora. Sus cuadros e intervenciones son impresionantes y la experiencia de ver una exposición suya con comentarios en vivo de la propia autora es más impresionante aún.

Hablar con ella de cosas profundas y diferentes es bastante fácil, la verdad. Vive fuera de Madrid y vino a visitarnos durante unos días entre semana hace poco tiempo. Un miércoles por la mañana me preguntó qué horario tengo en Emprendedores. Me costó contestar, la verdad... Le dije que esa pregunta había dejado de tener sentido para mí desde que soy emprendedor. Que no me pongo límites y que, por ejemplo, ya no uso despertador.

Ella contestó que lo que me ocurría es que me paso el día completo 'pringando' en el trabajo. Balbuceé una respuesta del estilo "tampoco es eso" o algo parecido...

Querido/a lector/a, ¿no has tenido alguna vez esa sensación de haber respondido mal a algo y tener unas ganas locas de una segunda oportunidad para explicarte/contestar mejor? A mí me pasó con esta conversación.

Al día siguiente se produjo la deseada oportunidad. Pude sacar de nuevo el tema de manera natural. Y le pregunté lo siguiente:

-¿Tú cuando pintas un cuadro, estás trabajando, descansando o ninguna de las dos cosas?

Acerté con la comparación. Esta vez creo que sí me expliqué bien.

Todo el tiempo que le dedicas a un proyecto que has creado tú es difícil considerarlo trabajo tal como se suele entender de manera convencional. Toda el alma, el esfuerzo y el tiempo que le dedicas es por vínculo con lo que estás haciendo. En eso se parece, en cierto modo, a la creación artística y por eso me atreví a hacer la comparación.

Emprender es un reto y es una pasión, que se retroalimenta con cada paso que das (por supuesto incluyendo también los malos). Además, emprender no es, desde luego, una salida profesional: es una decisión vital que tenemos que meditar profundamente, ya que quien se lanza a emprender embarca en ello a todo su entorno.

No nos engañemos: el emprendedor a tiempo parcial no existe (yo al menos, no lo he visto aún). Más que full time, el emprendedor es full life, como me explicaba Carlos Rivera en una entrevista que comenté ya en un post anterior de esta misma newsletter y en la que quedaba claro el concepto del emprendedor entregado a la causa.

Otro elemento que quizá es difícil de entender es que en los momentos de ocio, los emprendedores no 'desenchufemos' el cerebro y nos pongamos a hacer planes de negocio de la cafetería del cine al que vamos o pensando (y comentando en voz alta) lo buenos o malos que son los logos de las tiendas que visitamos y cómo trabajan los argumentos de venta los dependientes de las mismas... por citar ejemplos en los que yo mismo caigo con más frecuencia de la debida.

Haciendo esto, parece que no estamos descansando, pero no es cierto. El emprendimiento es un universo. Cualquier sonido puede inspirar a un músico, cualquier color o cualquier objeto a un pintor. Pasear por la calle o ir al cine puede inspirar a un emprendedor. Las ideas también llegan cuando uno está descansando.

Es un hecho: el emprendedor se cansa menos trabajando por la entrega a su empresa y cuando está descansando sigue dándole vueltas al proyecto. Pensar en los negocios, además de trabajo es una potente afición para inmensa mayoría de las personas que nos dedicamos a esto. ¿Es eso malo en sí mismo? Creo que no. El problema es cuando llega a obsesionarte y te hace entrar en peligro de desequilibrio.

Ya he escrito acerca de este tema en este post, pero creo que para conseguir equilibrar el esfuerzo, convendría seguir alguna de estas recomendaciones (algunas escuchadas y otras de cosecha propia):

• Trata a tu pareja y a tus hijos como a cualquier inversor: dales información y transparencia de la manera más profesional. Aunque no tengan participaciones, son accionistas.

• Fíjate en los flujos de energía. Si tu cuerpo te avisa de que pares, hazlo.

• Habla con otros emprendedores. Compartir miedos, fallos o experiencias es lo más recomendable del universo. No estás solo y los emprendedores son muy generosos. Hablarán contigo de tu negocio y encima se lo pasarán bien.

• Busca algo que te deje la mente en blanco. No puedo hablar en primera persona de la meditación (aún no lo consigo), pero busca algo que te requiera atención o que te divierta mucho sin dejar huecos libres a pensar en el 'tema'.

• Haz ejercicio. Es esencial y además las ideas que te brotan durante la práctica deportiva son más limpias.

• Por la noche no se piensa. Este punto se explica solo.

El emprendedor no es incansable aunque a veces lo parezca. De ese tema no hablé en mi intervención en el podcast de LaGastrónoma con Pilar Hermida del Llano, pero nos dio tiempo a hablar mucho de emprendimiento. Aprovecho para invitarte a escucharnos.

P.D: Gracias a mi hijo José Vesga Baladrón por sus consejos para este artículo. Y también por su brillante observación: Buen artículo. Además, nadie va a pensar que esto lo ha escrito Chat GPT si hablas de la tía Almudena.