Mirar con ojos de cine

Vuelvo de Madrid después de unas semanas rodeado de los principales agentes del mundo audiovisual iberoamericano y que se han dado cita en la capital en la primera edición de Iberseries Platino Industria. El espacio Matadero de Madrid se ha convertido en el hub de las series de televisión, modelos financieros, inversores y un largo etcétera con más de 1.500 invitados y ponentes llegados de diferentes partes del mundo. El broche de oro de toda esta movida ha sido la entrega de la VIII edición Premios Platino y que se emitieron en abierto ayer domingo por la televisión estatal.

Más allá de los photocalls, celebrities e influencers sacados del mismo celuloide, apenas unas horas después que se hayan apagado los focos y que los operarios hayan recogido las alfombras rojas por donde han pasado algunos de los directores de cine más importantes del momento y personajes desconocidos por el vox populi pero que son las cabezas pensantes y CEOs de plataformas como Netflix, Movistar + o HBO, me doy cuenta de lo importante que es mirar al territorio con ojos de cine.

¿Quién no ha visitado el País Vasco y Navarra, pueblos como Leitza, Zumaia o Getaria después de ver ‘Ocho apellidos vascos’? o ¿quién no recuerda el corazón de Madrid después de series como ‘La Casa de Papel’, ‘Valeria’ o ‘Los favoritos de Midas’ y ha querido pisar esa calle y ver ese portal de la serie? Los datos económicos son fáciles de leer para el que está interesado en hacerlo y quiere salirse de la rueda fácil y aburrida que siempre habla de sol, playa, degustaciones de todo tipo y alguna cosa más que caducada que ni motiva ni conecta como lo hacía diez o quince años atrás. Y es que el retorno económico que tiene para el territorio invertir a nivel de turismo, ocupación o restauración es tan importante que aún me cuesta de ver (y creer) cómo es posible que, de toda la demarcación, solo Film Office Tarragona se haya interesado de forma pública y notoria, en corazón y alma a apoyar y apostar por el mundo audiovisual, publicitario y cinematográfico.

No es una exageración asegurar que unos 80 millones de personas de todo el mundo deciden su destino turístico en función de la serie que ven en las plataformas digitales. Con estos datos está claro que no es un gasto para la administración sino que es una inversión lenta, continuada y que se aleja de los horarios del funcionariado. Madrid es la tercera ciudad de toda Europa en rodajes precedida solo por Londres y París. Barcelona ha dejado de ser lo que era porque su política y gestión se ha basado en populismos baratos y sin la magia, fuerza y carácter que tenía quince años atrás. 

Salvando las distancias y poniendo dimensión a toda esta magia efímera del séptimo arte, Reus, Cambrils, el Priorat, la Part Alta o el Delta de l’Ebre, ¿no son un fantástico plató de cine, televisión, publicidad que de forma directa e indirecta pueden generar más riqueza, trabajo y oportunidades en un momento que, entre todos, estamos reescribiendo el futuro después de una terrible pandemia? Mantengamos modelos anteriores si aún funcionan pero abramos el diafragma y que entre luz nueva. Es el momento de empezar a ver la arquitectura modernista, los acantilados del litoral, sus zonas naturales y las montañas del Montsant como un precioso plató de cine que aún tiene que descubrirse y mostrarse al mundo de otra manera. Antes, nos lo tenemos que creer de verdad y esta es una tarea aún pendiente para muchos. Para que te reconozcan, primero tienen que conocerte y dudo mucho que creadores, guionistas, productores ejecutivos o showrunners etc. nos tengan en su imaginario mental. 

Haciéndolo, no solo abriremos nuestras ciudades al turismo familiar, gastronomía y su luz, sino que la ubicaremos en el primer plano de la escena internacional.