Reflexión de la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial
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Reflexión de la Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial

#ReflexiónÉticaIA | Durante esta semana he tenido el tiempo para leer cuidadosamente la "Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial - IA" de la UNESCO aprobada la semana pasada en París como primer marco ético. Realmente es un gran trabajo de más de dos años que permite detallar su importancia y establece los valores, principios comunes y definiciones que permitirán darle un marco jurídico a esta normativa, garantizando un desarrollo “sostenible” de la misma. A continuación, me permito hacer un pequeño resumen reflexivo y al final comparto el documento original para que lo lean y saquen sus propias conclusiones.

La recomendación realizada por la UNESCO, busca fortalecer las ventajas de la IA como aporte a la sociedad y limitar los riesgos que conlleva por sí misma. Aunque no lo creamos, la IA lleva años entre nosotros, transformando nuestra nuestras sociedades y desafiando día a día lo que significa el ser humano. Para comenzar, podemos desglosar la definición de IA de la UNESCO desde una mirada coloquial. La Inteligencia Artificial es una tecnología de procesamiento de información que integra modelos y algoritmos capaces de realizar tareas de aprendizaje y razonamiento automático dignas de los seres vivos y en algunos casos limitado solo a los seres humanos. Entre algunas características inmersas se encuentran: la predicción, el grado de autonomía, la representación de conocimiento, la capacidad de realizar tareas cognitivas y sin lugar a dudas, las grandiosa capacidad de APRENDER. Esa capacidad magnífica que nos ha permitido evolucionar como especie.

Es de resaltar en el documento la aceptación de los riesgos de la IA a futuro, entre los cuales por ejemplo se prevé una disputa "Inteligencia Artificial vs humano" por el sentido de la experiencia y la capacidad de actuar que nos son propios como humanos, generando nuevas inquietudes sobre la autocomprensión, la interacción social, cultural, ambiental, la autonomía, la capacidad de actuar, el valor y la dignidad. Uno de los puntos que traerá seguramente más debates, será el de la posible utilización en sistemas ciberfísicos como la interfaz entre humano y máquina, tal cual la premonición de Harari en su libro “Homo Deus”, donde se vislumbra cada vez más a ese ser aumentado con cualidades excepcionales. Aunque la fusión no riñe con la ética según el documento, jurídicamente sí aclara que un sistema de IA nunca podrá reemplazar la responsabilidad final del ser como individuo y de su obligación a rendir cuentas.

La reflexión sobre la educación es muy interesante. Las sociedades en proceso de digitalización requieren de nuevas prácticas educativas basadas en IA que contemplen la reflexión ética, la innovación a partir del pensamiento crítico proveniente de los límites de la ortodoxia y la función de la IA de servir a la humanidad, a las personas, a las sociedades, al medio ambiente y a los ecosistemas, siempre desde la fiabilidad y la integridad del ciclo de vida de los sistema de IA. Es claro que la Inteligencia Artificial debe apoyar el proceso de aprendizaje sin reducir las capacidades cognitivas y nos hace responsables a los científicos y académicos a generar programas de difusión social y sensibilización sobre sus avances en la sociedad. Por último, en investigación, se hace un énfasis especial en la ética de la propia investigación, la ética de las concepciones, de los productos y de las publicaciones ya que actualmente el 70% de la investigación básica y aplicada utiliza herramientas de IA para el tratamiento de datos y la interacción con hardware específico muy alineado a las herramientas tecnológicas de la 4ta Revolución industrial como el IoT, Big Data, Realidad Virtual, etc.

El medio ambiente y la sociedad son un punto álgido en el documento, con elementos clave como la necesidad de la aplicación de IA para la consecución de ecosistemas y medio ambientes prósperos, pero también, muy claro en hacer énfasis en la necesidad de un ciclo vida de IA acercado a un desarrollo tecnológico basado en economía circular. Lo anterior, reduciría su impacto en el medio ambiente, su huella de carbono y minimizaría el cambio climático, por ejemplo, el producido por la extracción de datos que actualmente es el 10% del consumo energético mundial. Por el lado social, la IA y sus actores tienen el deber de propiciar sociedades pacíficas y justas, sobre la base de un futuro que interconecta personas para beneficiarlas, respetando las libertades fundamentales y los derechos humanos contribuyendo a una interconexión global de todas las criaturas vivas entre si y con su entorno. La participación de comunidades locales e indígenas en los sistemas expertos de aprendizaje para soluciones aplicadas a las regiones y desde todo el ciclo de vida de las IA, son un ítem importante en esta recomendación. Por último y no menos importante, impulsar el logro de la igualdad de género a través de las tecnologías que nos ofrece la IA son un deber, los prejuicios de género en nuestras sociedades no deben venir asociados a la IA. Siri, Alexa o Cortana, femeninas por defecto, son un claro ejemplo de esta sumisión, espero fervientemente que el próximo asistente virtual se llame "Leo".

La era de la IA ha comenzado y el primer instrumento normativo mundial está escrito. Es necesario que este documento nos guíe a utilizar la ilustrada Inteligencia Artificial como una ventaja evolutiva por el bien de nuestra especie, y no, que se convierta en una frase premonitoria como la del gran Isaac Asimov: "La inteligencia es un accidente de la evolución, y no necesariamente una ventaja". Ahora, la humanidad, tiene más que simples tres leyes que rigen a la Inteligencia Artificial.

Leonardo Rodríguez Urrego Ph.D.

Link: Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial de la UNESCO 

Johanna Gonzalez

Software Developer | UI/UX Development | Backend Development | Mechatronics Engineer

2 años

Siempre se ha tenido el temor que la IA reemplace al cerebro humano, sin embargo considero que aún estamos muy lejos de ello. Los sistemas de IA fueron creados al intentar emular la forma de aprendizaje del cerebro humano. Por ejemplo, las redes neuronales artificiales aprenden a reconocer patrones a través de muestras con las que se crea una arquitectura de capas y conexiones que permiten reconocer a la red un patrón nuevo que se le presente. Esta es una forma muy básica de emular el funcionamiento de nuestro cerebro y está muy lejos de ser equiparable. Nuestro cerebro no solo aprende a través de muestras, es un sistema más complejo que aprende a través de la repetición, de la experiencia, de las emociones, además de una cualidad excepcional que es la improvisación. En lo que la IA supera a la inteligencia humana es en la capacidad del manejo de un gran volumen de datos y en la clasificación de los mismos. Es lo que se hace en la actualidad con los sistemas de predicción. Por ejemplo los utilizados en las redes sociales para hacer recomendaciones a cada usuario sobre temas de su interés o sugerencias de contactos.

Como dices en tu artículo, la IA está entre nosotros y en todo hace mucho tiempo. En traducción preocupa mucho que la traducción neuronal pueda reemplazar al traductor humano, pero yo no creo que sea posible, siempre que los traductores se mantengan en forma lingüística, sociocultural y temporal, porque sí, la TN sabe reglas gramaticales y sabe palabras, pero no sabe la intención del autor ni quién será el lector. La TN va a reemplazar a los traductores que traduzcan como máquinas, mientras que el traductor competente verá la IA como aliado y no como una amenaza.

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