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MI MA

no sabía lo que decía. Sabía que no podía, pero sus palabras me habían excitado
tanto que me apetecía. Necesitaba una señal que me orientara. En ese momento le
dije:No tengo preservativos.Me replicó:No necesitamos preservativos, tomo
anticonceptivos, por favor métemela sólo un poquito.Le dije que no me pidiera eso
que no estaba bien. Pero estaba tan excitado que me puse a temblar. Sabía que si
me lo volvía a pedir, accedería a sus deseos. Y eso fue lo que hizo, seguir
suplicándome casi llorando:Por favor métemela sólo un poquito, sólo un poquito, por
favor, por favor.Me puse encima de ella, cogió mi pene, lo orientó hacia su agujerito
y se lo introduje mientras me decía – me encanta sentir como entra y me abre,
muévete -. Comencé a moverme y se puso a gritar mientras gemía:Fóllame, fóllame,
fóllame, sigue, sigue, fóllame.Dime puta, dime puta, dime puta, dime puta…..Yo
estaba callado mientras me movía, no me atrevía a llamarla puta, pero siguió
insistiendo mientras gritaba muy excitada:Dime puta, dime puta que me excita
mucho.Tímidamente le dije: - puta -. Entonces comenzó a gritar:Sí, sí, soy una puta,
soy una puta, estoy follando con mi hijo, soy una puta, estoy follando con mi hijo,
dime puta.Yo también comencé a gritar:Puta, puta, eres una puta.Cuanto más
gritaba yo, más se excitaba y más gritaba ella. De pronto empezó a gritar más fuerte
todavía:Ya, ya, ya, me estoy corriendo, me estoy corriendo.En ese momento me dejé
llevar y solté toda mi leche dentro de ella. Noté como un torbellino de semen salía de
mi polla para inundar todo su agujerito. Seguí moviéndome hasta que todo mi fluido
estaba dentro de ella.Cuando le saqué el pene, me cogió la mano y me dijo:No me
dejes sola esta noche, quédate conmigo.Le contesté –vengo ahora mismo voy a
lavarme-.Me fui a darme una ducha y la dejé tendida en la cama, cuando volví allí
estaba, tal como la había dejado. Dormida desnuda boca arriba con las piernas
abiertas y chorreando leche de su vagina. Le dije si se iba a lavar y ni me contesto,
abrió levemente los ojos, se sonrió, me metió la mano por debajo del pijama
cogiéndome el pene y allí se quedó dormida. Apagué la luz pero no me podía dormir,
no paraba de pensar que pasaría el día siguiente, había pasado algo muy grave, mi
madre y yo habíamos follado. Como actuaríamos a partir de ahora, como si no
hubiera pasado nada, o por el contrario nada sería igual. Estuve más de una hora
dándole vueltas al coco cuando de pronto saco su mano bruscamente de mi pantalón
y empezó a vomitar. Lo puso todo perdido, sábanas, suelo, colchón etc..La llevé a la
bañera, la duché, estaba como zombi, no se enteraba de nada, solamente cuando la
estaba enjabonando, le metí el dedo por su vagina para limpiarle cualquier resto de
semen que tuviera y me miro sonriendo pero de nuevo volvió a cerrar los ojos. Le
puse el pijama y la dejé en un sillón mientras limpiaba todo aquel desaguisado. La
acosté y yo también me acosté a su lado para vigilarla. Pensé que quizás estaba tan
bebida que no se habría enterado de lo que habíamos hecho. Todo quedaría en un
sueño.A la mañana siguiente me levante y le deje una nota en la cocina
recordándole que no vendría a comer que tenía una barbacoa con los amigos.Sobre
el medio día la llamé a ver como se encontraba y también quería saber como
reaccionaría al oír mi voz. Me dijo que se había levantado con dolor de cabeza, había
tomado una pastilla con el desayuno y se había vuelto a acostar. Y acababa de
levantarse como nueva. Pero no hizo referencia a lo que había pasado la noche
anterior.Cuando regresé por la tarde, abrí la puerta y le dije que iba a ducharme, me
metí rápidamente para no ponerme delante de ella. No me atrevía a mirarla a la cara
después de lo que había pasado. Cuando me estaba secando entro al baño y tuve
que enfrentarme a mi miedo, mirarla. Y allí estaba ella, con un pijamita rosa de tela
muy fina que señalaba sus pezones y un pantaloncito muy, muy corto. Se inclinó
hacia mí y me dio un piquito cosa que nunca antes había hecho, me dio las gracias
por lo de la noche anterior. Pensé que era por haberla duchado y acostado después
de vomitar.Me cogió la mano y me dijo –ven conmigo que estoy en deuda contigo-
como iba detrás de ella se me fue la mirada hacia su culito, con ese pantalon tan
corto se le salían las mollitas. Me tumbó en la cama y se inclinó hacia mi polla, ¡no
me lo podía creer, estaba chupándomela!. Mi polla reaccionó enseguida poniéndose
muy dura, se la estaba comiendo toda. Se quitó el pantaloncito y se subió encima,
me cogió el pene, se lo introdujo en su coño y se quitó la camiseta dejando sus
hermosos pechos al aire. Comenzó a moverse, era un espectáculo ver los pechos en
movimiento. Me acorde de las mollitas de su culito y lleve mis manos hacia ellas,
empecé a apretujarlas mientras ella cabalgaba cada vez con más rapidez. Me pidió
que le tocara los pechos y comencé a acariciárselos mientras seguía montada sobre
mi pene.Aceleró sus movimientos mientras decía:Ya, ya, ya, me estoy corriendo, me
estoy corriendo, me estoy corriendo.
Me dejé llevar y por segunda vez inundé la vagina de mi madre con mi semen. Se me
dejo caer encima, me dio un beso y me dijo -creo que tenemos que hablar-.Después
de lavarnos estuvimos hablando un largo rato. Me contó que desde que empecé a
ser adolescente dejó de mirarme como un hijo, que se le fue el instinto maternal. Yo
le dije que desde que la vi entrar en aquel local de intercambio de parejas tampoco
la miraba como a una madre.Decidimos vivir como pareja hasta que yo quisiera. Dijo
que me iba a hacer experimentar placeres que ni me podía imaginar que existieran.
Me he trasladado a su habitación y hasta hoy no me han defraudado las
expectativas.La segunda noche que dormimos juntos se masturbó para mí. Fue
alucinante verla en acción, como se tocaba. Me puso calentísimo, después follamos
como bestias.El fin de semana siguiente salimos, se puso un mini vestido negro
ajustado y unas braguitas blancas que se le señalaban un montón. Nada más verla
me excité y pensé que tendría que esperar al final de la noche para follármela, pero
ya estaba deseándolo.Me llevó a un local frecuentado por personas de su edad. Nada
más entrar me di cuenta que con las luces moradas, las bragas se le veían como si
no llevara vestido, se lo dije y me respondió que ya lo sabía. Que mirara que iba a
disfrutar mucho.No pasó desapercibida para nadie, todos los hombres empezaron a
mirarla. Pedimos una copa y nos sentamos. Se cruzó las piernas y como el vestido
era tan corto se las dejó todas al aire. Me estaba excitando pero no era el único.
Había un grupo de cuatro chicos que no paraban de mirar y reír. Yo estaba un poco
mosqueado y se lo dije. Y su reacción fue cruzar y descruzar las piernas. Como las
bragas resplandecían, las enseño todas. Le reproché lo que estaba haciendo y me
respondió que confiara en ella y me limitase a mirar. Se inclinó hacia mí, me besó
pero al mismo tiempo abrió las piernas. El vestido le quedaba por encima de la
cintura dejando ver todas sus bragas. Los chicos no dejaban de mirar y de reír, yo
estaba desconcertado, no sabía lo que estaba pasando.Me dijo espera y se fue a la
pista a bailar. Rápidamente la rodearon los cuatro chicos y ella se puso de espaldas a
uno de los chicos y empezó a bailar provocativamente, dándolo toque con su culito
en la bragueta. Éste de dijo algo en el oído y ella empezó a reír. Siguió bailando
provocativamente y dándole golpecitos en su paquete cada vez mas inflado y pasó lo
predecible, el chico le puso las manos en la cintura. Ella se las quitó pero siguió
bailando y el chico le volvió a decir algo y ella volvió a reír. Yo en ese momento tenía
una extraña sensación estaba muy enfadado pero muy excitado. Por que me estaba
humillando así, no estaba entendiendo nada. De pronto vino hacia mi, me cogió la
mano y me dijo vamos. No me dio tiempo a pedirle explicaciones. Fuimos al coche
me desabrochó el pantalón, con el enfado ni me di cuenta que tenía mi pene más
erecto que nunca. Se quitó las bragas, me dijo:Fóllame cabrón, fóllame.Se la metí
bruscamente y comencé a follarla mientras repetía:Dime puta, dime puta.Yo más
excitado que en toda mi vida le decía:Sí, eres una puta calientapollas, eres una
puta.Ella replicaba:Sí, soy una puta calientapollas, me encanta que las pollas se
levanten por mí, soy una puta.Yo la seguí llamando puta hasta que estaba llegando
al orgasmo entonces empecé a decir – me voy a correr, me voy a correr-.
Mi madre empezó a gritar aceleradamente:Sí, córrete cabrón, mira como follo con
otro.En ese momento llegó mi punto máximo de excitación. Mi pene explotó dejando
salir el chorro más potente y abundante de semen que había tenido jamás. Mientras
yo repetía, - sí puta, sí-.Mientras todavía me estaba moviendo me dijo:Que te ha
parecido follar con celos, que tal la experiencia.Le contesté que me había sentido
más excitado que en toda mi vida, que nunca antes había experimentado tanto
morbo. Yo me limpié con unos pañuelos. Ella con sus braguitas, las echo al suelo del
coche y me dijo -vamos a tomar algo a un bar que conozco-.Pero vas a ir sin bragas-
le dije.Ella me respondió que sí, pero que sólo lo sabría yo.Nos fuimos a tomar una
copa. Ella sin bragas y yo excitadísimo. A pesar de que había tenido una eyaculación
estaba más excitado que nunca, no se me bajaba el pene, por que no paraba de
recordar el mejor polvo experimentado hasta ese momento, y que mi pareja (mi
madre) estaba sin bragas, preparando su coñito para volver a follar en cuanto
regresásemos a casa. Llegamos a casa nos metimos en la cama y empezamos de
nuevo a follar. El recuerdo de lo vivido me mantenía más excitado que al principio.
Ya ha pasado casi un mes y estoy colgado de mi madre. Bueno la verdad es que no
tengo ningún sentimiento hacia ella como madre. La única sensación que tengo es
que he tomado una decisión muy importante en mi vida; vivir en pareja con un
pedazo de tía que está buenísima, folla como nadie y es un poquito mayor que yo.
Creo que pensareis que la historia de este chaval, muy similar a la mía también
merece la pena compartirla con vosotros. Un saludo.
PROMESAS CALIENTES
Maldigo el día en que hice esa estúpida promesa. oh venga éramos unas crías-
repliqué intentado dar pena. Pero nada de lo que dijera calmaría a estas dos fieras.
Faltaban dos días para terminar el instituto, y dos días para terminar con mi casta
virginidad. Da igual Laura, una promesa es una promesa- dijo Nuria dando saltitos.
Promesa, ¿ desde cuando las promesas se cumplían? Resople. Hoy hace 3 años que
pille mi primera borrachera, estábamos las 3: Nuria, Sara y yo en un descampado
tomando calimocho. No deberían servir las promesas que se hacen ebrias. Las tres
con tan solo 15 años veíamos el final del instituto como algo lejano, demasiado
lejano. Las hormonas empezaban a dar bandazos por nuestros cuerpos, y tuvimos la
gran idea de prometer que terminaríamos el instituto con alguna experiencia sexual.
Todavía recuerdo como Nuria gritaba. me niego a ir a la universidad virgen! – aquel
día me hizo gracia, pero en el día de hoy no se la veía. Ahora estaba tumbada en mi
cama siendo acosada por este par de psicópatas, para ellas todo era diversión, las
dos tenían novio y hacia ya tiempo que había cumplido su parte de la promesa, pero
yo era diferente. Yo no me relacionaba con la gente, era demasiado rara, demasiado
tímida. venga Nuria, no hay nadie que se interese en mi de esa forma ¿ no lo
podemos dejar correr? – dije suplicando no, y si tienes chicos interesados Jaime,
Alfonso…- dijo dando vueltas por mi habitación, me entraron ganas de vomitar al
escuchar esos nombres. Tape mi cara con la almohada, esto no me podía estar
pasando. no pienso acostarme con ellos- esta bien, saldremos de copas.. seguro que
encontramos a alguien- dijo Sara no- dije volviéndome a tapar la cabeza con la
almohada -tengo una idea!- levanté mi vista para ver Nuria con la emoción en sus
ojos, eso era malo, muy malo. – te contrataremos un chico de compañía, son guapos,
atentos y te trataran mejor que bien. Genial… iba a tener mi primera vez ( y puede
que única) con un puto. Mi vida cada vez era más patética, pero la verdad que era la
mejor opción. Raúl POV Había tenido una semana de lo más atareada, no sabía que
pasaba últimamente pero las mujeres tenían las hormonas realmente alteradas.
Sería la primavera… que la sangre altera. Mi vida era rutinaria, gimnasio, trabajo…
no me quedaba tiempo para mí, pero tampoco lo quería. Era bastante frustrante
pararme a analizar el camino de mi vida, tenía buen cuerpo, tenía dinero pero tenía
un corazón solitario. Pero para esa noche tenía un encargo diferente, algo que
rompería un poco con mi rutina. Una chica me llamo para contratar un servicio para
una amiga suya, al parecer la joven era virgen, tenía que sacarla a cenar, quizás a
bailar y luego tendría que terminar con su dulce castidad. Debía de ser fea, eso lo
tenía claro. Quizás era la típica chica gordita de la cual ningún hombre se fijaba, o tal
vez era la típica "rata de laboratorio" algo tenía que tener, normalmente las jóvenes
de hoy en día perdían la virginidad pronto o si no lo hacían, esperaban a perderla por
ellas mismas, debía de estar desesperada la pobre. Me duche, y me unte con aceite.
Sabía que eso excitaba a las mujeres. Me peiné, coloque unas gotas de perfume caro
en mi cuello, y me vestí para la ocasión. Nada demasiado formal, me puse una
camisa negra y unos tejanos.
Me subí en mi volvo negro y me dirigí a la dirección que me habían dado. La casa era
bastante grande y parecía cara, debían tener dinero. Toque el timbre y me abrió la
puerta un chica bajita con cabello negro. Hola yo soy Nuria, hablamos por teléfono,
tu debes ser Raúl ¿no?- si, encantado Nuria- dije con una de mis mejores sonrisas.
pasa pasa, Laura ahora baja- dijo tirando de mi brazo. Esperé en el recibidor a que mi
cita bajara, estaba terminado de arreglarse. A los pocos minutos escuche pasos en
las escaleras, estaría a punto de bajar. Y fue cuando la ví, sentí como si un remolino
se hubiera formado en mi estomago, no se si era que esperaba que ella fuera fea, o
porque realmente era bonita, pero me pareció ver un ángel bajando por aquellas
escaleras. Laura este es Raúl Perez- dijo Nuria y ella se sonrojo tímidamente.
encantado – le dije tomando una de sus manos y le besé en ella. Una corriente
atravesó su cuerpo llegando hasta el mío, los dos nos miramos a los ojos alarmados.
Pero no dijimos nada. bueno nosotros nos vamos- dijo algo nerviosa ¿ estaría ansiosa
por tenerme? Nada más pensar en ello sentí morbo, por primera vez en una cita de
trabajo, estaba entusiasmado con ella. Le abrí la puerta del coche y ella entro
todavía algo sonrojada, una vez los dos dentro se creo una pequeña tensión. bueno ¿
donde quieres ir?- le pregunté donde tu quieras estará bien- dijo con una tímida
sonrisa Laura POV Fuimos a cenar, la cena estuvo realmente bien, al principio estaba
un poco cortada con él, pero poco a poco fuimos cogiendo confianza. Era perfecto en
todos los sentidos, o al menos eso aparentaba. Pero no podía engañarme, él estaba
trabajando le estaban pagando para que hiciera esto. Cuando terminamos de cenar
me ofreció ir a bailar, no me gustaba bailar, era demasiado torpe para ello, pero no
podía negarme. Al estar allí de pie rodeada por sus brazos, deje llevar mi
imaginación, imaginaba estar aquí con él pero siendo pareja. Me imaginaba siendo
querida, sintiéndome amada por primera vez. Se me formaba un nudo en mi
estómago al pensar en la gran mentira que estaba viviendo, en dejarme engañar por
mi misma al sentirme querida por el hombre que tenia a mi lado. No podía dejar mi
virginidad con un hombre de compañía, no podía aunque mi cuerpo lo deseara,
notaba mi corazón palpitar acelerado y solamente estábamos en un baile, pero no
debía. Se apretó más a mi, nuestros pechos se movían acompasados, acerco su
cabeza a mi cuello, y antes de hablar su aliento se escapo de su boca acariciando mi
cuello, estremeciendo cada centímetro de mi piel. mi corazón respondió aquella
dulce caricia acelerando su paso. Laura, ¿ quieres que vayamos a un lugar más
apartado?- me dijo con un susurro demasiado tentador, pero no podía. Raúl... verás
esto no ha sido idea mía, yo… no soy de estas sabes. Mira puedes quedarte el
dinero, diremos que fue todo genial, tu te ahorras tener que acostarte conmigo … -
no pude terminar de hablar que tenia sus labios en mi boca. Fue un beso corto,
tierno demasiado dulce. Laura… no es ninguna carga para mi acostarme contigo, de
verdad..- note como mi sexo se despertaba con sus palabras, como lo ansiaba, pero
esto era parte de su trabajo, estaba segura. Raúl… no puedo- dije con la voz
entrecortada ¿ me deseas?- me dijo levantando mi cara para poder mirarnos a los
ojos. ¿ que si lo deseaba? Noté como me sonrojaba, claro que lo deseaba. Pero no
podía, esto no era lo correcto.
no lo sé- mentí, el levanto una ceja pero una sonrisa pícara se dibujo en su cara. ven
conmigo- me dijo jalándome del brazo , no sabía donde me llevaba, andaba deprisa.
Cuando me quise dar cuenta habíamos entrado en el lavabo, me adentro en uno de
ellos y cerro con pestillo. ¿ que haces? – pregunté con mi respiración claramente
alterada comprobarlo- y de repente su mano estaba subiendo por mi muslo, se dio
paso por debajo de mi vestido, pare de respirar ¿ que estaba haciendo? Su mano se
acababa de colocar en mi sexo, una extraña corriente traspaso todo mi cuerpo, pero
no era capaz de detenerlo.Laura estas tan mojada…- dijo con su voz entrecortada
cerca de mi cuello, me quería morir sentía el calor en mi cara, sentía el calor en mi
sexo y allí estaba sin saber que hacer. Raúl...- dije pero su lengua me callo, entro en
mi boca como si de un torbellino se tratara, incendiando más mi deseo, mis ganas de
él. Sus manos continuaban tocándome, uno de sus dedos empezó hacer presión en
mi clítoris mientras que otro de adentraba en mí, no pude evitar soltar un jadeo,
nunca nadie me había tocado. Sus labios comenzaron a besar mi cuello mientras yo
intentaba respirar, sus dedos expertos en el arte de dar placer estaban acariciando
mis paredes de tal forma que notaba como mi humedad aumentaba por momentos.
Raúl enséñame – dije entre gemidos, yo quería darle placer a él también, me sentía
incomoda estando aquí disfrutando de él. Paro de darme besos y me miró un poco
confundido. -¿ que quieres que te enseñe? – a darte placer, quiero que tu también
disfrutes- nunca pené que sería capaz de decir eso en voz alta. El sonrió, parecía
estar sorprendido por mis palabras, quizás no podía hacer nada que le diera placer.
Saco su mano de mi sexo, y en ese mismo momento mi cuerpo ya lo extrañaba. Me
tomo la cara con sus dos manos, acercándome a él para que lo besara -¿ que voy
hacer contigo?- dijo mirándome a los ojos lo que tu quieras- bravo Laura, de donde
salen esas frases. Volvió a sonreír, llevó uno de sus dedos a mis labios, repaso el
perfil de mis labios y luego lo adentro en mi boca, podía notar el sabor, ese era el
sabor de mi excitación. Volvió a besarme, esta vez era más pasional, más perfecto
todavía. vamos a otro lado.. no quiero que tu primera vez sea aquí- dijo colocándome
el vestido. Y ahí me entro el miedo, estaba claro que lo deseaba, estaba claro que
estaba totalmente excitada, pero…tenía miedo, miedo a enamorarme de él.Raúl POV
La tome de la mano para salir del baño, no sabía que me estaba pasando, esto era
muy extraño en mí. Si esta situación hubiera pasado con cualquiera de mis clientes,
hubiera aceptado el dinero tan pancho, me hubiera ido pero con ella era diferente.
Necesitaba estar con ella, me sentí por primera vez en mi vida atraído por una mujer,
siempre las había mirado como un cliente, como un trabajo más. Pero con Laura era
diferente, era tan pura tan linda que no quería imaginármela en otras manos que no
fueran las mías. Note como se asustaba , hacia un momento estaba tan segura de lo
que hacer y ahora la notaba como reacia. Llegamos hasta fuera y tuve que contener
por primera vez los celos que me invadían cada vez que veía a un hombre fijarse en
ella.
Llegamos hasta mi coche pero ella permanecía callada. Laura ¿ estas bien? si solo…
que no se si esto es lo correcto- dijo sin mirarme a la cara. Sus dudas me comían por
dentro. Tome uno de mis dedos para subirle la barbilla. si no estas segura no
hacemos nada.- me quemaba la entrepierna pero no haría nada que la lastimara.- no
quiero presionarte hacer algo que no quieras La mire atemorizado de lo que esto
suponía, ella ahora me pediría que la dejara en casa, yo nunca había sido rechazado
por ninguna mujer, pero no era el rechazo lo que me dolía, eran las ganas de tenerla
entre mis brazos. Su cara seguía agachada y una lágrima empezaba a descender por
ella. Laura… si quieres podemos pasar la noche juntos sin hacer nada… ¿lo dices en
serio? claro, ahora mismo solo me apetece estar contigo…. Me da igual en que
circunstancia, simplemente con tenerte a mi lado. – ella me sonrió y después me
abrazo, sentí como una corriente muy fuerte azotaba mi pecho, mi corazón.
Sus labios buscaron los míos, sus besos no eran suaves no eran calmados, eran los
mas pasionales que habíamos tenido hasta ahora, su mano se acomodo en mi pelo
jalándome hacia ella. Si seguía de esta forma no podría cumplir mi parte del trato, o
podría pero con un dolor tremendo en la entrepierna. Laura…- intente decir entre
beso y beso te deseo- me dijo besándome más fuerte- Arranque el coche, pero su
boca continuaba en mi cuello, era realmente casi imposible poder concentrarse con
esa cantidad de testosterona recorriendo mi cuerpo. Laura….- volví a repetir en lo
que más se parecía un jadeo. Sus manos fueron desabrochando mi bragueta, me
estaba volviendo loco. – Laura… - pero parecía no escucharme su atención estaba
puesta en una parte de mi cuerpo demasiado dispuesta Note sus lengua recorriendo
la longitud de mi miembro, ¿ que estaba haciendo? Esto debía ser pecado capital,
tanto placer no era bueno en un momento, no estaba acostumbrado a recibir
gratitudes me pagaban para hacerlas yo. Su lengua jugo un rato mas con el hasta
que sentí la humedad de su boca rodearme por completo. No podía mantener la
concentración, si continuaba así tendría que parar el coche. Laura…- sus labios se
separaron de mi y me miró con carita de niña buena, demasiado buena. -¿ no te
gusta?- ¿ que si no me gustaba? Era la cosa más excitante que me habían echo en la
vida. claro que me gusta cariño, demasiado…- pues tu conduce... que yo sigo- dijo
sonriéndome y regalándome un lengüetazo. Ella volvió con sus movimientos cada
vez mas profundos, no se si era por la situación, o por que ella me excitaba más que
cualquier mujer, sentía como mi excitación iba llegando al punto máximo. Apreté el
acelerador, tenía que llegar al hotel ya, pero ella también acelero sus movimientos.
Pare en el semáforo estaba rojo o al menos yo lo veía rojo, pero podría ser por el
calentón que llevaba encima. Acaricié la cabeza de Laura mientras ella continuaba
regalándome el mejor de los placeres, tire mi cabeza atrás y no pude evitar soltar un
gemido. Laura… no puedo aguantar más…- pero ella no se aparto. Y fue cuando
exploté, note como todo mi interior temblaba en un terremoto incontrolable. Todos
los músculos de mi cuerpo, de cintura para abajo, se volvieron líquido calido
deslizándose hacia su boca. Abrí mis ojos y miré a mi izquierda, había un coche
parado a mi lado con dos chicas en su interior, las dos me miraban dedicándome
sonrisas, me conocía esas sonrisas pero me daban igual. Sus ojos se abrieron de
golpe, las note algo enojadas. Miré a mi lado y Laura se acababa de incorporar, la
bese en los labios dedicándole la mejor de mis sonrisas. Volví la mirada hacia las
mironas y aceleré a fondo, tenía prisa… Llegamos al hotel donde yo ya tenía
reservada habitación, mejor, por que en estos momentos no me veía capaz de
coordinar una frase con nadie. Subí en el ascensor y pegue mis labios a su cuello,
tenía un problema muy grande no había sitio donde no tenía ganas de tomarla, en el
lavabo del restaurante, en el coche, en este ascensor… pero tenía que esperar, la
cama era el lugar más indicado para ella… pero solamente tenía una esperanza que
algún día lo hiciera con ella en todos esos sitios donde tanto la estaba deseando. Nos
arrastramos por el pasillo como si fuéramos dos niños, no podíamos esperar a llegar
a la habitación, la pasión nos tomaba, íbamos besándonos por todos los rincones,
pude ver una pareja de ancianos mirarnos con envidia. Sonreí. Llegamos a la
habitación y la tome en mis brazos. ¿ que haces? – me dijo entre risas -¿ que pasa?
esto lo hacen los recién casados…- dijo riéndose ah ¿ que no lo estamos? Bueno…
pero lo estaremos…- dije sin pensar que estaba diciendo. Ella me beso en los labios y
yo entre en la habitación, esta chica me estaba haciendo cambiar en horas. Nos
dejamos caer en la cama, la miré nunca me cansaría de mirarla, estaba ansioso por
pagar mi deuda, por hacerle gozar tanto como yo lo había echo. Comencé a besar su
cuello, repasando su clavícula con mi lengua. Mi mano comenzó a buscar su sexo,
estaba más mojado que antes, más excitado y todo esto lo había echo yo. Mis labios
bajaron a acompañar mi mano, me encantaba poder oler su excitación, le lamí la
parte interior de su muslo, antes de empezar a deshacerme de su ropa interior, bese
el hueso de su cadera, y mordí la goma de su braguita tirando de ella para abajo, ella
comenzó a reír, que bonita melodía. La tenía a plena disposición, mi lengua acarició
su clítoris haciendo que ella diera un suave gemido, pero yo no me conformaba con
eso, yo quería escucharla gemir mi nombre, sabía como dar placer a una mujer, y no
había mujer en el planeta a la que más deseara dárselo. Hundí mi lengua en su
entrada mientras uno de mis dedos entraba en su interior, mi movimiento fue
subiendo de ritmo podía notar toda su excitación, podía notar como cada vez su
respiración aumentaba siguiendo el ritmo de mis dedos. Mi miembro ya estaba en
guardia otra vez, dispuesto a todo. Pero todavía tenía que preparar mejor el camino,
quería causarle el menor daño posible, tenía que conseguir que estuviera totalmente
excitada. Introduje mi lengua ocupando el lugar de mis dedos, empecé a moverla en
círculos cada vez más deprisa, notaba como ella empezaba a temblar como sus
piernas se tensaban pero no pare. Raúl- me decía mientras acariciaba mi pelo
Mordisqueé un poco su clítoris haciendo nacer un pequeño gritó en ella, volví a
introducir mis dedos en ella, estaba empapada, perfecta para continuar. Raúl-
ronroneo Me incorpore para quitarle el vestido, su cuerpo era más hermoso de lo que
imagine, estaba ahí tendida en la cama y parecía un ángel. Fui a quitarle el sujetador
pero no me dejo. Levanté una ceja. estamos en desventaja- dijo indicando mi ropa.
Sonreí. Me desabroche la camisa, mi piel brillaba, no me acordaba del aceite. Ella
abrió los ojos de par en par. ¿ te gusta lo que ves?- dije acercándome hacia ella. Ella
llevo una de sus manos a mi torso, acariciándolo, le tome la mano y la acompañe
hasta abajo. Se puso de rodillas en la cama y empezó a desabrocharme el pantalón.
Mis labios volvieron a visitar su cuello, mis manos buscaron su sujetador quitándolo
de mi camino. Baje mi boca hasta uno de sus pechos, jugueteando con su pezón, me
encantaba notar como se endurecía bajo mi lengua. Pero sus manos no se estaban
quietas, comenzaron a jugar con mi miembro, acariciándolo, sus delicadas manos
eran suaves, demasiado perfectas eran sus caricias, demasiado excitantes. La tiré
para atrás dejándola tumbada, sus ojos, el brillo que reinaba en ellos era perfecto.
Comencé a besarla, mi lengua jugaba con el ovulo de su oreja, mi sexo ahora estaba
en su entrada, venía una parte difícil, nunca antes había estado con una virgen pero
estaba seguro que esto era doloroso para ellas ¿ estas segura?- le dije susurrándole
en el oído si- Empecé a jugar un poco con en su entrada, quería ser delicado.
Comencé a rozarme con su clítoris y ella empezó a gemir. seguí mi fricción notando
como su respiración se aceleraba como su sexo se humedecía más. Necesitaba
sentirla, necesitaba entrar en ella. Y fue cuando poco a poco fui entrando en su
interior, estaba húmedo, estrecho pero a la vez cálido. Me encontré con su barrera,
con la muestra de su castidad, fui apretando poco a poco, saliendo y entrando de ella
cada vez un poco más, notaba como se tensaba, no quería hacerle sufrir. No podía. si
te hago daño avisa- ella solo asintió. Volví a intentar entrar, esta vez llegando más
para adentro, sentí su gemido, me asusté quise parar pero su voz me animo. Raúl
sigue por favor- Y así lo hice poco a poco fui aumentando el ritmo, me sentía hasta
mal por todo el placer que estaba recibiendo, era perfecto en todos los sentidos.
Poco a poco note como se iba destensando, fui aumentando mi ritmo y ella empezó a
acompañar mis embestidas con tímidos gemidos. Estaba disfrutando no tanto como
yo, pero lo hacía. ¿ te duele? – le dije preocupado me gusta- me dijo, no me contesto
a mi pregunta pero su respuesta me dio fuerzas para continuar. Nuestros cuerpos
estaban completamente unidos, sudorosos, ardientes en pasión y deseo. Laura…-
ronroneé. Raúl… te amo…- me la quede mirando mientras continuaba moviéndome
en su interior. Estaba apunto de irme y su frase solo hizo que enloquecerme más.
Una descarga recorrió mi cuerpo, un placer indescriptible se apodero de todo mi ser.
Sentí como ella también se relajaba como los dos sin buscarlo habíamos encontrado
el fin juntos. La bese en los labios, mientras regalaba el último de mis jadeos. yo
también te amo.- dije mientras la acomodaba en mi pecho. Raúl... ¿ vas a
desaparecer de mi vida? nunca…
LA CURIOSIDAD DE MI HIJA
Ya hacía varios años que estábamos solas, desde que mi marido nos dejara por otra
cuando mi hija Sandra tenia solamente cuatro años. La única compañía que tenemos
desde hace unos tres o cuatro años mas o menos son dos enormes doberman, tan
juguetones como cariñosos a los que llamamos Romeo y Orejas. Mi hija los ama y
ellos están acompañándola a cada momento. En cuanto a mi, también yo los amo
como mi hija y ellos me siguen a donde quiera que vaya. Estando las dos solas
en una casa tan grande como la nuestra ellos resultan ser una grata compañía y
entre Sandrita y yo los consentimos como si de criaturas se tratara.Ahora mi hija
esta hecha una señorita con todo lo que eso significa, con las hormonas revueltas,
los jóvenes y firmes pechos despuntando sus pezones, que se alzan en punta y
desafiantes bajo su remera. Ni hace falta decir que esta ávida de conocer el mundo
del sexo y dada su edad y los cambios que esta experimentando en su cuerpo no
creo que piense en otra cosa mas que en eso. Yo por mi parte hace tanto tiempo que
no tengo un hombre en mi cama que también estoy deseosa de volver a sentir las
delicias de una noche ardiente.Casi como cosa natural, cuando nuestros perros
empezaron a cumplir un año tras otro también ellos experimentaron su desarrollo y
mi hija que siempre estuvo atenta a esta clase de cosas no dejo de notar con
sorpresa como sus queridos amigos estaban ya preparados para cumplir su rol de
machos.
Venia y me contaba algo diferente cada día, toda excitada y casi como nerviosa por
lo que había descubierto y por esto me di cuenta de cuanto los observaba ella y de
las ganas que tenia de tener su primer encuentro con un varón. Lo que me
preocupaba era que se fijara tanto en los perros. Admito que yo también vivo
fijándome en ellos y hasta los deseo, pero al ser yo una mujer hecha y derecha y
habiendo conocido a algunos hombres en lo que llevo de vida no me sorprendí de mi
misma, pero si de ella que todavía no había tenido su primera vez.Una noche
estábamos juntas mirando la tele desde nuestro sofá con los dos perros echados a
nuestros pies, cuando Romeo empezó a lamerse el pito. Inmediatamente Sandrita
me llamó la atención apretándome un brazo y mostrándome lo que el perro hacía. Y
no era para menos: tenía todo el pito afuera, enrojecido y venoso, y se lamía los
jugos propios de quien se prepara para tener relaciones. Ante tan evidente y
tentador espectáculo no puede evitar la larga lista de preguntas que mi hija me hizo
y se las fui respondiendo lo mejor que pude, con temor de que llegara al fin a
preguntarme eso que seguro ya tenía en mente.Yo ya había tenido relaciones con
nuestros perros varias veces, aprovechando que ella estaba en la escuela toda la
tarde y yo sola en casa sin compañía, y para ser honesta eran dos magníficos
amantes: vigorosos, dominantes y muy complacientes.La cosa fue que se charlaba
del tema todos los días hasta que una tarde, al tener relaciones con Orejas este me
dejo abotonada mas tiempo del prudente y no pude liberarme antes de que Sandrita
abriera la puerta y llegara corriendo inocentemente a saludarme. Al entrar a mi
habitación como una tromba se quedo helada ante la escena que descubrió: su
madre, en cuatro patas y con toda la verga de Orejas adentro con nudo y
todo.Quedamos las dos con la boca abierta; ella del asombro por lo que veía y yo de
la vergüenza por no tener explicaciones para ella, por algo que no las necesitaba.-
Sandrita: Mami... ¿que es esto? ¿que están haciendo con Orejas?- Yo: Hija yo... Por
favor, no mires mas. Sal de mi cuarto y hablaremos ¿si?- Sandrita: No mamá, quiero
saber ahora. ¿Qué es todo esto?- Yo: No Sandra, quedate ahí, no te me
acerques...Pero sin poder hacer nada para evitarlo ella llego hasta la cama a mirar
bien de cerca como nuestra mascota me tenía bien sujeta. Yo cada vez más alterada
le pedía una y otra vez que se fuera pero sin hacerme caso se quedó maravillada al
ver como Orejas me había abotonado. El cambio de estar nerviosa y no entender
nada a estar radiante y alegre se produjo de un segundo a otro, y con una sonrisa de
oreja a oreja empezó a indagar.- Sandrita: ¡Mamá! ¡Orejas te cojió! ¡No lo puedo
creer!- Yo: Sssshhhhh Sandra, que no quiero que se entere todo el barrio! Si hija, la
verdad es esa: Orejas me cojio. Quería que me lo hiciera porque lo necesitaba y me
deje, y así estuvimos un buen rato hasta que nos encontraste.- Sandrita: ¡Ay mami
yo también quiero! ¿Cómo es? Parece divertido y se ve que a Orejitas le gusta
mucho...- Yo: Eeehhh... si linda, es divertido y Orejas disfruta mucho, pero me pare...
- Sandrita: ¿Y qué es esto mami? Es...- Yo: ¿Qué es qué? ¿Qué viste? ¡Decime!-
Sandrita: Es como blanquito... y se pega ¿qué es?- Yo: Es semen Sandra, es lo que
los machos...En eso el nudo de Orejas se aflojó y el animal se libero, quitándome
todo el miembro de adentro y regalándole un espectáculo a Sandra que mi hija
jamás olvidaría y grabaría a fuego en su memoria. Con los ojos grandes como
platos y a escasos centímetros de su cara mi niña vio la verga de Orejas en todo su
esplendor y la concha de su madre obscenamente abierta por el falo del animal y
toda llena de su esperma, todavía goteando desde su interior.Luego de haber mirado
con extrema atención ambos sexos luego del coito la vi con un brillo extraño en los
ojos y con una media sonrisa me espetó lo que pensaba: "Mamá, quiero hacerlo yo
también", dijo, mordiéndose el labio de los nervios.La pregunta no me agarró de
sorpresa, pero aún así le dije que no sabía, que no estaba segura por ella y que al no
haber tenido todavía su primera vez con un varón no era conveniente que hiciera
algo con los perros, pero ella insistió tanto y con tantas ganas que no supe qué decir,
y menos aún sabiendo que había sido pescada in fraganti en pleno acto.A fin de
cuentas acepté pero con la condición de que jamás lo hiciera sola, siempre debería
estar conmigo en casa.Así pues decidimos hacerlo a la noche, un par de horas
después de comer, en mi habitación. Estábamos las dos nerviosas y los perros en
pleno celo, con lo que la cosa estaba más que lista. Sandrita no dijo palabra en toda
la cena, supongo que por pensar cómo sería o qué debería hacer y esas cosas, y yo
por mi parte temía por ella, porque podría resultarle una mala experiencia o traerle
problemas. Llegado el momento le pregunté una vez más si de verdad estaba
dispuesta a hacer esto y sin dudar un segundo me dijo que si más convencida que
nunca, con lo que unas dos horas luego de cenar nos fuimos a mi habitación a
prepararnos. Noté con curiosidad que mientras me desnudaba mi hija no paraba de
mirarme sin decir palabra, hasta que no aguanté más la curiosidad y ya en ropa
interior las dos decidí averiguar que le pasaba.Yo: ¿Por qué me miras de esa
manera? ¿Estas mal por algo ?¿Qué te pasa hija?Sandrita: No mami, a decir verdad
me siento mejor que nunca. Es que yo...Yo: Decime.Sandrita: ... nunca me había
dado cuenta de como sos mami. De verdad tenes unas tetas enormes...Yo: ¿¡Pero
qué estas diciendo Sandra!? ¿¡Qué hacés!?
Sandrita: ¡Ay mami perdoname pero no lo puedo evitar! Perdón... Perdoname.Yo:
Bueno, tampoco es para tanto. Al fin y al cabo...Sandrita: ¿Me dejas?Yo: Hija, no se...
Esto...Pero antes de que pudiera hacer nada veía como mi hija me tocaba un pecho
con sus manitas, lo apretaba, lo sopesaba. Y luego el otro, ambas manos en mis
senos, concentrada en lo que hacía y sonriendo a la vez. La deje hacerlo sin saber
por qué y no sabía que hacer. Me parecía mal, pero tampoco quería que parara. Sin
decir nada me tomó de los hombros en ademán de que me girara y al entender lo
que quería accedí a su pedido hasta quedar de espaldas a ella, levantándome el pelo
para que pudiera desprenderme el corpiño. Me lo quitó suavemente y lo dejo a un
lado invitándome a que me volviera nuevamente y una vez hecho volvió a tomar mis
tetas en sus manos, sintiendo su calor y la suavidad de mi piel. Yo no pude mas que
dejarme llevar por un impulso y mientras mi niña se maravillaba con mis senos yo
desabroché su sostén, dejándolo junto al mío y descubriendo sus pequeños pechitos,
irguiéndose y asomándose altivamente desde su cuerpo.Yo: ¿Te gusta lo que hacés?
¿Es esto lo que querías?Sandrita: Si mamá, hace meses que quería hacer esto pero
no me animaba a pedírtelo. Es increíble y yo...Yo: Ya sé lo que querés,
Sandra.Sandrita: ¿De verdad? ¿Puedo?Yo: Vení hija, acercate. Ponete así... eso
esAhora mi niña volvía a estar con su carita sobre mi pecho como cuando era una
bebita, mamando de mis senos nuevamente, pero no para alimentarse; esta vez
estaba caliente y sólo quería chuparme las tetas. La tuve así, un rato de cada pecho
mientras sentía con mis dedos como se mojaba cada vez mas, tan
abundantemente como yo. Luego de un rato así las dos, chupándonos las tetas y
tocándonos mutuamente decidimos que ya era suficiente con estos "cariñitos" y que
ya era hora de hacer entrar a los perros para lo que realmente queríamos. Ella se
levantó de un salto con una gran sonrisa y abrió la puerta, llamando a los dos
animales que enseguida vinieron a la habitación.Le dije que ahora la cosa era simple,
que sólo teníamos que ponernos en la posición en la que ella me encontró con Orejas
y que ellos harían el resto, pero que primero teníamos que prepararlos un poquito
para que lo hicieran con más ganas. Se mostró de acuerdo y me preguntó si
podíamos chuparles el pito. Aunque me chocó escuchar semejante propuesta de
boca de mi hija no pude por menos que sonreírle y le dije que si, mostrándole al
mismo tiempo cómo hacerlo. Encantada de ver a su madre chupándo un pito y de
ver cómo este crecía a cada momento se volvió enseguida a buscar a Romeo,
echarlo sobre la cama y ya con el miembro del animal a su disposición se dedico a
hacerle lo que yo a Orejas.Al principio lo hacía con curiosidad, como investigando a
ver como era, pero al minuto ya estaba comiéndose la verga del perro con mucho
entusiasmo y chupaba a la par mío y con la misma desesperación. Juntas le
estábamos haciendo pasar un muy buen rato a nuestras mascotas, incluso hasta
llegamos a chupar las dos del mismo pito, lamiéndolo en su totalidad al tiempo que
rozábamos nuestras lenguas y nos dábamos dulces besos la una a la otra en la boca.
Entre sonrisas y lamidas se las chupamos un buen rato y cuando vi que ya estaban
preparados para nosotras hice que el encuentro tomara otro rumbo.Yo: Vení
Sandrita, corramos a los perros y pongámonos nosotras acá, de cara al respaldo de
la cama. Eso es.Sandrita: ¿Así mami? Así estabas vos cuando llegué es tarde...
¿Hacemos igual?Yo: Si bebe, hacemos igual. En cuatro patitas y separa bien las
piernitas para que le sea más fácil a Romeo ¿si?Sandrita: Mmmm... Ya de sólo estar
así me excito...Yo: Ya veo hija, pero creo que te hace falta un poquito mas
de...Sandrita: ¿Así ma? Un poco mas mojada ¿no?Yo: Si mi amor... a ver... así esta
bien. Ahora yo... eso es... Listo. ¡Ya estamos preparadas!Habiéndonos puesto en
posición una al lado de la otra y ya bien lubricadas nos dimos unas buenas palmadas
en las nalgas indicándoles a Romeo y Orejas que ya podían venir por nosotras.
Inmediatamente los animales se nos colocaron detrás y con un pequeño salto nos
montaron con total presteza, aferrándose a nuestra cintura y meneando sus pitos
que a cada segundo se acercaban a nuestra vagina. Mi hija estaba muerta de nervios
esperando que Romeo la poseyera y en igual situación estaba yo esperando lo
mismo de Orejas, hasta que al final su pito encontró mi vagina y de un certero
empujón me penetro limpiamente y muy profundo, tras lo cual empezó a bombear
con vehemencia. Con la boca abierta de la sensación y los ojos grandes como platos
por el tremendo falo que me metió apenas tuve tiempo de percatarme como mi
Sandrita era violentamente desflorada por Romeo, que apenas entro en ella empezó
también a cojerla bien fuerte y sin piedad. Su carita ante la brutal intrusión del
animal en su sexo y la forma en que la sometía no se podrían describir pero mientras
yo misma era sujeta a un servicio tan espléndido como ese pude ver que una amplia
sonrisa se dibujaba lentamente en la boca de ella.Empezábamos a gozar como nunca
las dos y era la primera vez que compartíamos una cama las dos, madre e hija
poseídas por dos fieros perros en celo que no dudaron en dejarse llevar por su
instinto al tomarnos como sus perras y servirnos en mi mismísima cama. Me
encantaba ver como gozaba del falo de Romeo dentro de su cuerpito con los ojos
cerrados y sacando la lengüita, que él prendido de su cintura metía y sacaba de su
rosada conchita una y otra vez sin descanso, y ella ardía de gusto al ver como se
sacudían tan violentamente mis tetas de adelante hacia atrás a causa de los
continuos embates que Orejas me daba por la concha. Llenas de placer, agitadas y
totalmente sometidas por nuestros perros madre e hija nos agarramos de la mano
para gozar juntas mientras éramos montadas y servidas sin piedad por Romeo y
Orejas.Así estuvieron un buen rato, disfrutando de nuestras vaginas cuanto
quisieron, tratándonos como a dos perra callejeras y dominando ellos la situación en
todo momento, hasta que Sandra empezó a gemir y casi a gritar, y la vi agarrarse
del acolchado con tanta fuerza que se le ponían blancos los nudillos en las manos. Se
dio vuelta hacia mi, interrogándome con expresión desesperada y buscando una
respuesta a lo que Romeo le hacía sentir.Antes de darme tiempo siquiera a explicarle
lo que era, presencie el primer orgasmo de mi hija, que lo gozó y lo disfruto al cien
por cien pidiéndole al animal más y más y gritando como una marrana con la enorme
verga del perro bien metida en su joven conchita recién desflorada. Al ver el
comportamiento de Romeo y la cara de asombro de mi Sandrita me sonreí al darme
cuenta de que él le estaba eyaculando dentro, tan profusamente como siempre. Ella
me miró nuevamente e intentó decirme algo, pero la sensación del semen del perro
llenándola por dentro era tan placentera y sobrecogedora que sus palabras jamás
fueron pronunciadas.Seguramente a Romeo ya se la habría formado una gran bola
dentro de mi bebita y la tendría bien agarrada por dentro de la concha, quedando
ahora los dos cola con cola firmemente abotonados.Mientras tanto Orejas seguía
montándome, reventándome la concha con su enorme falo duro y haciéndome gritar
de placer hasta ponerme los ojos en blanco. Estaba casi en éxtasis pero pude sentir
como mi hija jugaba con mis pezones, agregando aún más placer al que Orejas me
estaba dando. Llena de lujuria le grité a mi hija que me apretara las tetas con fuerza,
que me pellizcara los pezones cuanto quiera... Y sin poder terminar la frase sentí una
gran oleada de placer que me recorrió el cuerpo de pies a cabeza y me hizo explotar
en un orgasmo tan intenso como hacía años no tenía. Duró algunos minutos que
disfrute plenamente, de ese placer que sólo Orejas es capaz de darme, y ahora él se
estaba llevando su cuota de placer también liberando en mi concha un ardiente y
espeso chorro de esperma que me baño íntegramente por dentro y que fue seguido
por algunos chorros más de igual manera, llenándome por completo y fecundando mi
vientre de la misma forma que Romeo hizo con mi hijita. Ahora era Orejas al que se
le había agarrotado una bola bien grande dentro de mi concha que me tenía bien
enganchada y enseguida dejó de montarme, quedando nosotros en la misma
posición que Sandrita y Romeo.Ahora más tranquilas, al mirarnos nos sonreímos de
una manera muy cómplice y entre risitas y abotonamientos intercambiamos
experiencias.Sandrita: ¡Wow mami esto es lo más! No sabía que los perros lo hacían
de esta manera. Es súper!Yo: Si linda, así lo hacen los perros. Por experiencia te
digo, son mucho mejores que los hombres. ¿Cómo te sentiste cuando Romeo entro
en vos? ¿Estabas asustada o con miedo?Sandrita: Y... Al principio si... pero después
me encantó lo que me hacía y no quería que parara. Y cuando me largo su leche
adentro me enloquecí. Fue increíble...Yo: Ay si hija, eso es lo mejor. Además como
habrás visto son excelentes amantes.Sandrita: Si, es verdad. ¿Te gusto que te tocara
mientras Orejas te cojía?Yo: Si querida, me encanta que juegues con mis tetas, y
ahora que somos tan íntimas sabes que podes hacer con mis tetas lo que
quieras.Sandrita: Gracias mami, sos un ángel. Vos haceme lo que quieras también.
No son tan grandotas como las tuyas pero...Yo: No te preocupes, con tiempo lo
serán. Además saben muy bien...Sandrita: ¿Y cuánto tiempo tenemos que estar así
ahora? No es que me queje, al contrario me encanta, pero...Yo: Si linda, se a qué te
referis. Es un rato nada mas, hasta que el nudo de ellos se afloje y nos puedan
liberar. No te preocupes, en cuanto eso pase Romeo solito te sacará el pito de
adentro, y Orejas hará lo mismo conmigo.Unos minutos pasaron luego de esa breve
charla cuando ambos perros se soltaron por su propia voluntad, sacándonos el pito a
las dos y dejando nuestra concha groseramente abierta y hecha no más que una
rosada cueva llena de semen. Romeo y Orejas se quedaron cerca nuestro,
lamiéndose y limpiándose luego del servicio y Sandrita y yo nos quedamos juntas en
la cama, charlando de lo sucedido y de las sensaciones descubiertas mientras nos
reíamos de ver como el semen de ellos nos brotaba de la vagina. Hasta
bromeábamos con que yo sería madre nuevamente y abuela por primera vez y
ella tendría hermanitos y sería madre también.Nos dedicamos a jugar un poquito
más entre nosotras, cada una con las tetas de la otra y hasta nos animamos a
chuparnos la concha entre nosotras junto con el semen de los perros, y
desarrollamos una relación única.Por turnos nos fuimos a bañar y luego a dormir, a
reponer fuerzas para el día siguiente ya que al estar juntas en esto y consentirnos
mutuamente, Sandrita no quería dejar pasar un solo día sin sus perros ni yo. ¿Y la
verdad? yo tampoco...

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