Algunas Reflexiones en Torno ARaza de Bronce
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Algunas Reflexiones en Torno ARaza de Bronce
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en el caso de sus dos lbros esenciales: Pueblo enfermo y la novela que nos
ocupa 4.
Tampoco se ha especificado con claridad qu es lo que aprovech el
pacerio de Wuata Wuara para la composicin de Raza de bronce y qu es lo
que desech, ni cules fueron las variantes que introdujo; tampoco, en fin,
la importancia que alguna otra obra suya pudo tener en el proceso de formacin de la novela.
Raimundo Lazo 5 esboza dos de las modificaciones secundarias que el
autor introdujo en Raza de bronce, pero confunde al menos, una de ellas
(tambin confunde la fecha de la prmera edicin: 1917 por 1919):
...pero en sta introdujo a su vez modificaciones secundarias, tales
como el cambio de nombre de los protagonistas, Agustn y Maruja, por las
denominaciones Agiali y Wata Wara, ...
Se impone, por tanto, una delimitacin clara y precisa:
De Wuata Wuara Alcides Arguedas aprovechci principalmente 6 , 10S siguientes motivos: parte de los nombres de los personajes (aunque cambien
en sus actitudes); la belleza de la heroina, como lastre romntico, la prohibicin y el castigo que acaece a sta por transgredir la prohibicin (profanar
el misterio de la cueva, o, en su versin orginal, profanar el misterio del
templo) y su muerte violenta a manos de los patrones; el miedo de stos
a las consecuencias que la muerte de Wata-Wara les poda acarrear; la obligacin de los indios de asistir a misa, por rdenes del patrn; la destruccin
de la hacienda y la muerte de los patrones.
Pero no se mantienen identicos en ambas narraciones, sino que sufren
una serie de modificaciones, derivadas del cambio de actitud del narrador,
4 Pueblo enferrno apareci publicado en Barcelona, Imprenta de Luis Tasso, 1909,
aunque el autor dio repetidas veces referencias a este ensayo, antes de 1909. En cuanto a
Raza de bronce, Arguedas declara en la Advertencia que coloca delante de la edicin de Buenos Aires, Losada, 1945, que "no ha sido escrito en tres meses. ni en tres aos siquiera.
Ocup los mejores momentos de una vida, aquellos en que todo hombre de letras cree que
ha nacido para algo muy serio". Las futuras referencias a Raza de bronce, en este artculo,
las hare a traves de esta edicin.
5 LAZO, Raimundo: Op. cit., p. 31.
6 No se agotan con estos los motivos literarios tomados de Wuata Wuara en la enumeracin comentada, sino que se mantienen otros muchos, tales como parte de las caractersticas psicolgicas del sacerdote, el miedo fundado de Agiali a que Wata Wara vaya a
la hacienda, ciertas narraciones paisajsticas del yermo, la escena de Choquehuanka y el
perro de Tokorcunki, etc.
ALGUNAS REFLEXIONES...
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hasta extremos de parecer obras de distintos autores 7 . Observando detenidamente ambas novelas, se puede precisar un proceso de seleccin estetica en
los motivos literarios de Raza de bronce, perceptible en la profundizacin
realizada por el autor en asuntos de la vida real indgena y en la supresin
de pasajes que, por su truculencia, encajaban ms en un naturalismo descarnado. Innumerables ejemplos se podran aducir al respecto, pero sirvan como
botones de muestra la supresin de la escena final de Wuata Wuara en Raza
de bronce y la diferente informacin que se ofrece al lector en ellas, del
carcter de Choquehuanka.
En Wuata Wuara:
La sangre flua en abundancia de la horrible herida, pero no llega a
caer toda al suelo, pues las mujeres, las infernales arpas, recogiendola en el
hueco de las manos, se la sorban y la paladeaban con fruicin... (pg. 180).
En Raza de bronce:
Una de las lucecillas trocse en antorcha, y la antorcha en llama. La
llama onde, roja, en la oscuridad, como lengua .de reptil; y mil chispas,
crepitantes, saltaron de su cuerpo, desvaneciendose en lo alto de las sombras.
Otro grito humano, agnico y penetrante, rompi el silencio ahora
velado por las sombras, y volvieron a aullar los perros con furia (...) y los
gritos de terror y de angustia (...) se hacan ms intensos, hasta confundirse
todas las voces en un solo aullido pavoroso, indescriptible... (pg. 265).
En Wuata Wuara:
...entregado a sus lecturas, Choquehuanka sola hablar de cosas nunca
odas, de aquellas que son buenas para soriadas pero no para sabidas ( ...)
Y por eso, porque comprendan que siendo de los suyos por el corazn era
de los otros, de los blancos por el espritu, que es lo nico que de bueno
tienen, era por lo que le veneraban (pg. 32).
7 No debemos olvidar, al respecto, oue la obra y la vida de A. Arguedas estuvieron en
continua transformacin, y que el afn de este por incorporar cualquier avance cientfico o
literario a su elenco cultural fue constante. Las diferencias de estructura, intencionalidad e influencias, sobre todo de les ltimas, han sido expresadas, con acierto, nor G. Otero: "Flaubert
fue para Arguedas el maestro de la nueva tecnica, cuyos conocimientos aplicara en su novela
Raza de bronce (...) Los novelistas rusos del tipo romntico y realista corno Tolstoy, Turgeneff, Gorki, Goucharoff, dieron a Arguedas la visin de un mundo nuevo, para el estudio y an41isis del hombre poblador del Altinlano boliviano (...) Con estos nuevos elementos esteticos, Areuedas afront la remodelacin de su novela prirnigenia W(Wata W(u)ara".
Op. cit. pp. 343-344.
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Evoc los tiempos (...) en que ellos eran los duerios y seriores absolutos del terreno (...), y la esclavitud en que yacan, y al travs de sus palabras, se descubra la secreta y malsana intencin de sublevar esos nimos
enardecklos ya por el influjo de su voz... (pgs. 160-161).
.En Raza de bronce:
Tambin he pensado que sera bueno aprender a leer, porque leyendo
acaso llegaramos a descubrir el secreto de su fuerza; pero alg n veneno
horrible han de tener las letras, porque cuantos las conocen de nuestra casta
se tornan otros, reniegan hasta de su origen y llegan a servirse de su saber
para explotarnos tambin (pg. 263).
Nunca discursos de violencia y de odio produjeron en una reunin tan
grande arrebato de clera como las palabras medidas, pero de honda intencin, del viejo Choquehuanka.
Surgi de todos los pechos un rugido de furia... (pg. 264).
Pero tanta importancia como Wuata Wuara para la composicin de Raza
de bronce, tuvo su ensayo Pueblo enfermo. De l obtuvo el autor las visiones
de los distintos paisajes (cap. I) que constituyen la primera parte de la novela, as como las continuas evocaciones del paisaje gris y desolado de la
puna; de l, el pensamiento del indigena, la conciencia .de diferenciacin racial
del pueblo boliviano y su odio de castas (caps. 11, III y IV); de l, en fin,
el espritu aleccionador que se desprende de la novela.
Enmarcada la obra en su exacta perspectiva, resulta ms fcil realizar
una lectura comprensiva de la misma, que, externamente, se nos aparece
dividida al menos desde su segunda edicin (Valencia, 1923), en dos
libros de desigual extensin (seis captulos, el primero; catorce, el segundo),
titulados El valle y El yermo, escenarios respectivos de la lucha del hombre contra la Naturaleza 8 , y de la lucha del hombre contra el hombre 9 , en
una naturaleza cruel y desoladora.
No se percibe su estructura interna con la misma claridad. El autor
intent aunar en la accin principal el amor de Agiali y Wata Wara entorpecido en ,principio y destruido finalmente, por el atropello brutal de que es
objeto la heroina, por parte del duerio de la hacienda (Pablo 'Pantoja) y de
8 La Naturaleza como enemiea del hombre, el espacio oPresor del individuo prefigura
de leuna manera La Varcine, de T. E. Rirera, como parece indicar el pro pin Areuedas en
a dvertencia l lector, de la edicin de 1945. En Ra7a cle bronce se manifiesta con toda
intensidad ,en el cap. III de la 1:' parte, con la embestida de 'I mazamorra (pp. 40-43).
9 As ha sido vista por Raimundo Lazo, op. cit., p. 32, en opinin que suscribo plenamente.
ALGITNAS REFLEXIONES...
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econmica 13 ; religiosidad efectista, con mezcla de elementos crstianos y precolombinos; la maleabilidad del clero serrano; presentacin de los personajes
al lector como representantes de un status socio-racial-econmico especfico; espacio novelesco opresor del individuo, etc. Entresacamos a continuacin dos de ellos para mostrar la rqueza y complejidad de matices que ofrece,
al lector actual, Raza de bronce.
1. Supersticin y religiosidad milagrera.
Como creo haber mostrado en otro lugar 14, en el ndio andino se dan,
profundamente mezcladas, creencias superpuestas. A la primitiva mentalidad
mgico-maravillosa-animista se le ha impuesto, por el conquistador y el misionero, una religin de carcter fieramente efectista ms que hondamente
cristiano, y el resultado de ello ha sido la formacin de una imaginacin
popular que asocia, en intrincada mixtura, sus dioses primitivos a los santos
cristianos que, por sus caractersticas, son ms afines a los intereses de la
primitiva comunidad rural o acutico-rural. Este proceso explica por s solo
una serie de actitudes del indio y el cholo andinos, y la preemnencia del
clero serrano, generalmente vinculado a los intereses del gamonal 15.
La afirmacin, de carcter general para toda el rea geogrfica indicada,
encaja perfectamente con las creencias indgenas que nos ofrece Alcides Arguedas en Raza de bronce si bien con modalidades especficas, y confirma su lnea de pensamiento, claramente expuesta en Pueblo enfermo 16:
Es supersticioso y credulo: lo que sus yatiris (adivinos) predicen, ha
de suceder fatal e irremediablemente. ( ...) Su concepcin del Dios cristiano
es en absoluto fetichista y no deja de adorar ciertas fuerzas inconscientes que
juzga todopoderosas sin escapar a una serie de fatalismo desconsolador (...)
Se puede asegurar, por punto general, que el indio no tiene creencias determinadas. Venera un retazo de carne podrida dejada por un yatiri a la vera
de un camino, e igual fervor siente por la bestia que juzga propicia a sus
destinos e intereses.
Observando con cierto detenimiento la novela objeto de nuestro estudio,
concluimos diciendo que no se percibe, a traves de la mentalidad indgena,
13 Recuerdense los caps. II y III de Pueblo enfernto, o prrafos como los que encontramos, cargados de irona, en las pp. 170-172 de Raza de bronce.
14 me refiero a mi libro La narrativa menor de Jorge Icaza, Valladolid, Servicio de
Publ. Universidad, 1980, pp. 275-281.
15 Ibidem. pp. 93, 108, 111, 174, 189. 204 y 280-281.
16 Op. cit., p. 46.
ALGUNAS RIEFLEXIONES...
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17 Bien es verdad que, algunas veces, la visin de la divinidad por parte del indgena,
reviste formas cristianas sirnilares a la siguiente: "...pero muchos, ganados por la idea de
que Dios estaba dolido por los crmenes de los hombres y quera convertir en yesca el suelo en que delinquan, cifraron sus esperanzas en la pesca". (p. 132).
18 ELIADE, Mircea: Tratado de historia de las religiones. Madrid, ed. Cristiandad,
1975, T. I.; pp. 222-249.
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ALGUNAS REFLEXIONES...
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sitan a caballo de la novela indianista romntica y del movimiento reivindicador que supone la novela indigenista en nuestro siglo.
En muchas ocasiones se percibe la actitud europesta del autor y su finalidad pedaggica, a lo largo de Raza de bronce, pero nunca con tanta claridad
como en la crtica que emite de las creencias indgenas. Y si no, recordemos
algunos textos que avalan este aserto: la creencia de que el demonio se ocultaba en el mallcu, la matiza al lector, como absurda (pgs. 59-60); las
ceremonias y rituales indgenas le parecen abominables de abandono y embriaguez (pg. 197); las prcticas sanitarias de los curanderos 20 son para
el autor una inverosmil cochinada (pg. 137); y, en fin, la escena de
la fecundaciOn pisccola la concluye con esta frase cargada
irona:
Cada especie recibi el estupendo encargo y su raciOn de coca y alcohol, mientras bata el tambor y se desgaitaba el flautista; mas no bien
se retiraron los pescadores rumbo a sus moradas, que mijis, keullas, patos
y macamacas revoloteaban lanzando agudos chillidos alrededor de los pobres
peces ebrios y lastimados, y se abatan, con ruido de picos y alas sobadas, a
devorar los pescados que llevaban la misin de reproducirse para aplacar
el hambre de los pobrecitos hombres... (pgs. 113-114).
2. Los personajes.
Como ya anticipamos al referirnos a la estructura de la novela 21 , no
existe un protagonista claramente visible en ella. Wata Wara, Agiali, Choquehuanka y Pantoja, que son los personajes que ms aparecen en el discurso
narrativo, pueden intercambiar frecuentemente las funciones de .protagonista,
antagonista (aunque sta parezca adecuarse ms al ltimo) y adyuvantes. Si
cuantitativamente la mayor frecuencia de aparicin corresponde a Agiali, su
actuacin, fundamental en la primera parte, queda muy diluida en la segunda, en la que se destaca la omnipresencia del temido gamonal (desde el captulo VII). Y esto sin tener en cuenta el protagonismo de personajes secundarios, en eterminados episodios: el Manuno (caps. II y III, 1 . a parte);
Tokorcunki (cap. V, 2 . a parte); o Surez (caps. XI y XII) 22
Esquemticamente representada, podemos observar la actuaciOn de los
personajes en el cuadro siguiente:
20 Tambien se dan estas prcticas curanderas en las novelas y cuentos de Jor r-e Tcaza,
pero en este como medio de resaltar las srdidas condiciones en que se debate el indio
ecuatoriano, no como prcicas aborrecibles.
21 Cfr. con nota n. 10 del presente artculo.
22 El protagonismo de este persona :e coincide con la intercalacin de la "Leyenda
Inca" (cap. XI), o con el reoroche oue hace a sus compaeros de excursin, por el atropello brutal de que ha sido objeto Wata Wara.
9
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2.6 PARTE
II III IV V VI
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XII
IX
XI
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XIII
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3 10 9
1 6 13
9 4 9
17 18 21
1
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4
I
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25:
24 Entre otros, merecen destacarse los cuentos y novelas de Jorge Icaza, en los que
la probl_emtica del mestizo, con sus complejos ocultos, sus pasiones, y sus ms Intimas aspiraciones adquieren la mxima relevancia, aparecida ya en Cholos (1938) y continuada y
perfeccionada en Media vida deslumbradDs (1942), Huai napamushcas (1947), "Mama Pacha", "El nuevo San Jorge", "Cholo Ashco" (1952) y El chulla Romero y Flores (1958).
25 Op cit., pp. 62-64.
ALGUNAS REFLEXIONES...
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