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tomaba las riendas, su posicin sobre ella era la prueba, indicando su

determinacin, sus deseos de empujar los lmites. La presa se converta en


depredadora y el cazador se debilitaba ante sus repetidos asaltos. Cmo
poda Emma resistir? Por qu medios poda invertir la situacin? Ella, la
profesional experimentada, sucumba a la daina tentacin encarnada en su
clienta rebelde e irresistible. Su mano se cerr alrededor de su nuca, su
pulgar roz su oreja y sus labios capturaron los suyos en un beso
apasionado y fogoso. Quizs la hara callar? Tena ella, quizs ganas de
escucharla? Sus dientes mordieron su labio una vez ms mientras que
Regina cabalgaba sus dedos, frotndose contra su palma abierta.
Y t? pregunt ella en un suspiro contra sus labios A ti te gustalo
que te hago?
Una mano en la nuca de Emma, la otra permaneca en su mejilla. Los dedos
de Regina se cerraban sobre la piel sudorosa de su amante ante cada una
de sus penetraciones que ella misma provocaba. Le gustaba verla as, verse
as, las dos flirteando con sus respectivos lmites
Parte Primera

***

Regina Queen estaba nerviosa. Desde el comienzo de la maana, estaba


impaciente, su mirada escrutaba impacientemente las agujas de su reloj de
mueca o las del gran reloj del saln. Haba vuelto a su casa al acabar la
jornada, a su gran mansin situada a unos pocos kilmetros del centro de
Northfolk. Esperaba, insegura, con un vaso de whisky en la mano, pensando
que ya le era imposible volverse a atrs en su decisin.
La joven a la que esperaba llegara de un minuto a otro proveniente del
aeropuerto de Boston a donde su chofer haba ido a buscarla. Pero Regina
ya no saba ms Haba obrado bien llamando al Seor Gold para
permitirle que le buscara a esa joven, a esa dama de compaa, como ella le
haba pedido? Una mujer a la que haba elegido de entre tantas otras
hojeando un sencillo lbum de fotos que le haban presentado. El Seor Gold
le haba asegurado una discrecin inquebrantable y prestaciones de
calidad por parte de la agencia con la que estaba tratando. As que Regina
Queen haba resuelto aceptar el ofrecimiento por un fin de semana. Haba
pagado una cifra totalmente indecente para que esa agencia de Boston le
comunicara las seas de esa mujer con la que se haba puesto en contacto
por e-mail. Despus, una sencilla llamada haba bastado para convenir la
duracin y el precio del contrato, al menos, durante el periodo de prueba,
pues Regina Queen no era una mujer de comprometerse a largo plazo sin
haber probado, previamente, el producto que le vendan.

Y si la Seora Alcaldesa de Northfolk era implacable en los negocios, lo era


igual en las relaciones humanas, lo que le vala ser una de las mujeres ms
detestables y detestadas de la ciudad cuyos habitantes le deban todo.
Se sobresalt cuando tocaron a la puerta, arrancndola de sus turbios
pensamientos, y dej su vaso en la mesa baja del saln. Se ajust su
entallado vestido y camin hacia la entrada, haciendo resonar sus tacones
en el parqu a cada paso que daba. Pos su mano en el pomo, tom aire y
abri, posando inmediatamente su mirada sobre la joven a la que solo
conoca por fotos y por su voz. Esta era tal y como se presentaba en las
fotos. Segura, mirada franca, tena como mucho veintiocho aos. Rubia,
cabellos largos que caan sobre sus hombros, cubiertos por una chaqueta de
cuero rojo, sus ojos azules mirndola con seguridad.
Usted debe ser Regina Queen dijo ella con una ligera sonrisa.
La susodicha calcul cun de incmoda era la situacin y las razones de ello
eran legtimas. Asinti
S, en efecto, y usted debe ser Emma Nollan
Abri ms la puerta, lanzando una mirada hacia la calle para asegurarse de
que nadie fuera testigo de la llegada de su particular invitada.
Entre, se lo ruego
La joven obedeci y Regina Queen no pudo evitar recorrer su silueta con
una rpida ojeada antes de cerrar. Todava le costaba creerse la presencia
de la joven en su casa, y eso, durante todo el fin de semana, a menos que
ella decidiera otra cosa. Desliz sus manos por la tela de su vestido y
explic
He hecho que le preparen una habitacin en la planta de arriba
Emma recorri el sitio con una mirada atenta y esboz una sonrisa divertida
ante esa ltima frase. Pos los ojos sobre su clienta del fin de semana y se
tom el tiempo para examinarla. Regina Queen tena la apariencia de una
mujer de negocios con una autoridad desbordante. Recta, vestida con un
vestido de alta costura, tacones de precio exorbitado, Madame Queen
oscilaba entre frialdad y una trrida sensualidad. Una verdadera
contradiccin, as como su presencia en su hermosa casa. Una mujer que, a
primera vista, no se la imagina uno sobrepasando unos lmites, pero que, en
realidad, acuda a sus servicios
Una habitacin? repiti ella
Con su bolso en la mano, se acerc lentamente a su cliente.
Solo ha pagado por dos das precis ella Est segura de querer que
pase mis nicas dos noches en esa habitacin?
El nerviosismo de Regina Queen acababa de transformarse en incomodidad
extrema ante ese acercamiento inesperado. Estaba turbada, sin embargo,
consciente de los servicios propuestos por la joven. Pero su pudor y su falta
de contacto humano desde haca incalculables aos la perdan. Haba visto
varias fotos de Emma Nollan, pero encontrarse cara a cara con ella,
concretizaba sus expectativas, y la joven era mucho ms bella, mucho ms
carismtica de lo que se hubiera esperado. Su mirada subi de sus labios a
su mirada azul.
Yoyo le dije que deseaba, antes que nada, conocerla

Emma no apart los ojos de ella, as como mantena una pequea sonrisa
tan encantadora como divertida. Despus de todo, estaba all para darle
placer a Regina Queen, darle una entera satisfaccin durante dos das. No
estaba asombrada por leer algo de confusin en la oscura y penetrante
mirada de su clienta.
Existen muchas formas de conocerme respondi ella mientras se
quitaba su chaqueta de cuero Cul le viene a la mente en primer lugar?
Cmo Regina Queen poda responder a esa pregunta con todo
conocimiento de causa? Esa joven estaba, efectivamente ah para darle
placer, lo que suscitaba mltiples analogas. Al verla desvestirse, dejar su
chaqueta en el perchero de la entrada, Regina recorri una vez ms la
silueta de Emma Nollan. Atltica, delgada, la joven cuidaba mucho su
cuerpo. Su apariencia masculina era ms palpable cara a cara que en las
fotos. Borr de su mente algunas sugestivas imgenes que le haban venido
a la cabeza ante esa ltima cuestin y respondi
BuenoPodramos tomar una copa en el saln
Pas delante de ella.
Tengo una excelente whisky importado de Irlanda
Ok respondi Emma siguindola
Regina deba ocupar las manos en algo para calmar su nerviosismo que
esperaba que fuera discreto para no parecer una idiota. Cogi un vaso, y
ech el lquido ambarino antes de tendrselo a su invitada a la que no poda
evitar mirar de arriba abajo. Regina Queen no consegua creerse que
hubiera tenido la audacia de pagar a una escort-girl para que le hiciera
compaa un fin de semana.
He entendido que no deba hacer preguntas privadas dijo pero
Era ms fuerte que ella.
Realiza este trabajo desde hace mucho?
Emma se llev el vaso hacia la nariz y respir el perfume del alcohol. En
efecto, Madame Queen no ahorraba en confort o en placeresSus servicios,
aadidos al whisky importado, a las ropas que la vestan, ya representaban
una buena suma, ms de un ao de salario para una persona de clase
media. Sabore el whisky y contest con una sugestiva mirada
Lo suficiente para satisfacer todos sus pedidos y colmarla a la altura de
su inversin
Ech hacia atrs sus rubios cabellos con un movimiento de cabeza y poss
sus ojos azules en ella.
Le toca a usted decidir lo que quiere hacer conmigo
Regina Queen sinti un profundo estremecimiento. Sin duda, este era
demasiado ardiente para que pudiera ser capaz de decir nada. Sus mejillas
se haban sonrojado, se dispuso a responder, pero se contuvo desviando su
mirada, visiblemente turbada. Con un gesto de la mano, se repein antes de
decir finalmente
Ustedusted es muy directa, Miss Nollan
Tom una ligera inspiracin antes de volver a posar sus ojos en Emma,

incapaz de imaginarse que ella, efectivamente, tena el derecho de decidir


lo que quera hacer con ella
Pero como le dije por telfono, no tengo por costumbre recurrir a este tipo
de servicios y todo esto esnuevopara m Comprende?
Emma, comprensiva, bebi otro sorbo de whisky. Madame Queen tena,
efectivamente, ciertas reservas, una evidente contencin frente a ella.
Como algunos de sus clientes, Regina mantena las distancias en un primer
acercamiento, pero Emma saba que no era sino cuestin de tiempo.
Despus de un primer contacto, de gestos tranquilizadores, Madame Queen
dejara a un lado, seguramente, sus buenas maneras de gran dama para
abandonarse a sus fantasas
Comprendo respondi ella
Dio algunos pasos por la estancia, con el vaso en la mano, y pase sus ojos
por los muebles, los objetos, la decoracin de ese gran saln. Toda la
comodidad estaba presente, un saln sobrio, clsico, sin demasiados
excesos, cada cosa reflejaba a su propietaria y su faceta ordenada y
distante de la vida. Porque un interior hablaba por la persona, Emma tena
la costumbre de leer a sus clientes lanzando una ojeada curiosa a la
decoracin de sus casas.
Soy clebre por hacer que la gente se sienta cmoda aadi ella
mientras coga una manzana del centro de mesa de cristal Por adaptarme
a todas las circunstancias
Se gir de nuevo hacia ella y la mir de arriba abajo otra vez. Haba tenido
suerte, Madame Queen era de una belleza incuestionable, tan seductora
como inaccesible, un verdadero desafo, una armadura que solo peda ser
resquebrajada.
Pero lo que podra decirle sobre m, sin embargo no hara que sus
reservas desaparecieran. Y si me dejara dar el primer paso, estoy segura de
que usted dara todos los dems
Regina Queen la haba seguido con la mirada y sus cejas se haban elevado
ante sus ltimas palabras. Dejar que la seorita Nollan diera el primer paso
era una idea tan turbadora como la de habersela imaginado en su cama
todos esos ltimos das de espera. La presencia de esa joven rubia en su
casa volva la fantasa a la vez ms real y ms inaccesible. Una locura que
Regina Queen poda pagarse perfectamente, pero que, consumado el hecho,
la paralizaba. No se trataba de ganar unas elecciones, de obtener contratos
de construccin para su sociedad. Se trataba de su vida privada y la Seora
Alcaldesa no haba tenido deceso desde haca aos. Su telfono son en ese
momento y la arranc a la vez de sus reflexiones y de su contemplacin.
Cogi el telfono que estaba en la mesa baja.
Disclpeme, tengo que responder
Descolg
Queen
Su interlocutor no era otro que uno de sus secretarios, enviado para
gestionar sus bienes inmobiliarios en la ciudad. Mientras lo escuchaba, ella

continuaba siguiendo con la mirada a su invitada que recorra los estantes


de libros de su biblioteca. Su mirada evaluaba su silueta, sus formas, su
atuendo, su apariencia en sus ajustados vaqueros, su ligero top, su increble
talante para estar tan relajada mientras que ella estaba excesivamente
tensa. Tan lejos como remontaban sus recuerdos, Regina Queen nunca haba
experimentado turbacin parecida en presencia de otra mujer. Su asistente
llam su atencin.
#Madame Queen? Sigue ah?
S, dgales que debo reflexionar respondi ella en un tono ms fro Y
enveme los detalles por e-mailY no se tome la molestia de llamarme
antes del lunes, Clyde, no estar disponible.
#Bien, Madame
Regina colg sin realmente haber escuchado las explicaciones de su
asistente. Su mirada permaneca irremediablemente cautivada, atrada por
la rubia a algunos metros de ella.
Desea comer conmigo? dijo ella
Emma dej su vaso en la pequea mesa cerca del sof y desliz sus manos
en los bolsillos posteriores de sus pantalones. Haba notado los ojos de
Regina Queen sobre ella, haba adivinado su inters por su cuerpo. Despus
de todo, lo cuidaba bastante para saber que atraa las miradas. Ese era el
fin de su trabajoSugerir ideas indecentes en la mente de sus clientes le
aportaba dinero y reputacin.
Usted propone, yo sigo respondi ella sin vacilar
Regina estaba incmoda ante tanta facilidad y reformul
Sobre todo quera saber si tena hambre y si, es as, le gustara comer en
mi compaa
Emma observ una pausa sobre esa precisin por parte de su cliente. Su
sonrisa reapareci al constatar que adems de querer obtener todo lo
deseaba, Regina Queen tambin quera conocer su opinin sobre ella.
Tengo hambre respondi ella Y me gustara mucho comer con usted
y estoy impaciente por mostrarle hasta qu punto ha hecho lo correcto al
llamarme
Divertida y juguetona, ella la seal con el dedo antes de aadir
Y usted es el tipo de mujer con quien tendra gran placer entrabajar.
Comamos, eso le abrir el apetito.
Regina quiso creer que esa respuesta era un cumplido sobre su persona,
sobre su fsico. Pero escasas eran las veces en que le hacan un cumplido,
aunque saba que era una mujer muy hermosa. La situacin era inhabitual,
por eso, sus reflexiones y su capacidad de anlisis siempre estaban
presentes.
Bien concluy ella ante sus propios pensamientos
Atraves la puerta acristalada de la casa, que daban a una gran terraza en
donde se encontraba una mesa no muy alejada de la piscina con jacuzzi.
Como si estuviera en su casa, vuelvo enseguida
Regina se alej hacia la cocina, con la mente increblemente abrumada por

lo que estaba a punto de pasar bajo su techo y que, por primera vez, le
pareca totalmente fuera de control. Acoger a esa joven en su casa era, de
lejos, una de sus ideas ms locas. Pero en este caso preciso, no era cuestin
de trabajo, de compromisos de compra y venta, de firmas de contratos de
millones por medio. La idea de que Emma Nollan estuviera ah para ella era
a la vez excitante y absolutamente aterradora, porque nunca nadie haba
compartido su vida, ni siquiera un fin de semana. Regina Queen era de esas
mujeres hiperactivas, dependientes de su trabajo, de sus actividades
profesionales y esa opcin de escort-girl le haba parecido ideal para
cambiar su rutina y ofrecerse un poco de diversin. Pero ahora, con el hecho
consumado, frente a Miss Nollan, Regina Queen se descubra menos
emprendedora y segura que en los negocios.
Cuando se volvi a unir a Emma en la terraza, vio que esta haba
aprovechado el agua templada de la piscina. Sus ropas yacan en el borde
de la piscina, y ella se haba metido en ropa interior. Al volver al borde,
cerca de la mesa, despus de haber hecho algunos largos, Emma pos sus
ojos en Regina que acababa de poner los platos y los cubiertos.
No he podido resistirme a su piscina dijo
Se apoy en el borde y se ayud de sus brazos para salir de la piscina.
Escurri sus rubios cabellos y se acerc sin preocuparse de su cuerpo
enteramente mojado.
Est un poco plida, debera quitarse su vestido y unirse a m en el
agua Desde hace cunto que no aprovecha de su hermosa terraza
soleada?
Regina Queen estuvo a punto de dejar caer la bandeja con los cubiertos y
los platos que acababa de dejar sobre la mesa. Dios, vaya si Emma Nollan
era atractiva! Ese cuerpo apenas cubierto por su ropa interior! Tena ella
conciencia de sus encantos? Por supuesto, se deca Regina intentando
reprenderse. Haba seguido el lento trayecto de una gota de agua
deslizndose por su cuello, la parte alta de su torso, el perfil de su pecho
antes de morir en la tela hmeda de su sujetador. Regina parpade,
desviando su mirada oscura, ardiente por la visin del cuerpo de Emma.
No tengo mucho tiempo para eso dijo ella
Esboz una ligera sonrisa mientras posaba los platos.
Pero es un verdadero placer verla baarse.
Emma esboz una ligera sonrisa, completamente consciente del efecto que
tena sobre Regina Queen. Al menos, la atraccin estaba presente y el deseo
era bien real por lo que lea en la mirara huidiza de su anfitriona. La ayud a
poner la mesa y recuper sus gafas de sol que haba colgado del cuello de
su top.
Pues, usted se lo pierde coment
Ya que Regina tom asiento en la mesa, ella hizo lo mismo y se sent a su
lado mientras se ajustaba las gafas sobre la nariz. Era evidente que Madame
Queen amaba las buenas cosas en muchos aspectos. Una ensalada de
tomates y mozzarella acompaaba a un filete de salmn a la plancha a las
finas hierbas. El apetitoso olor despertaba tanto el apetito como las papilas.
Es usted una gran cocinera adems de ser una mujer de negocios o ha

pedido todo esto a su restaurante?


Otro cumplido que turbaba a Regina. A fuerza de ser detestada por los
habitantes de su propia ciudad, ella se olvidaba de algunos de sus talentos.
La ventaja con su invitada, extraordinariamente atrayente, era que ella no
la conoca como las gentes de Northfolk lo hacan.
Yo cocino confes Es una de las pocas actividades que me relajan.
Comenz a comer, incapaz de no alzar sus ojos fascinados hacia Emma
Nollan.
Y usted? Qu hace cuando no trabaja? pregunt
Emma sabore un trozo de tomate con un poco de mozzarella. Apreciaba la
buena cocina cuando tena ocasin de probarla. Una vez ms, Regina se
mostraba curiosa sobre su vida privada. Una vida que ella intentaba
esconder, mantener separad de su trabajo.
Deporte respondi Intento mantener mi herramienta de trabajo
Una pequea sonrisa sigui su declaracin sobre su cuerpo y pregunt sin
demora
Pero hbleme de esas pocas coas que la relajan adems de la cocinao
de aquello le da placer en general.
Ella se enderez, alz las gafas sobre sus cabellos hmedos y pos sus ojos
azules sobre su anfitriona de carisma sorprendente. Tena deseos de
ahondar, de conocer ms.
Una mujer con tanto poder, dinero y estatus debe tener algunas
fantasasalgunos deseos an no saciados. Si no, yo no estara aqu.
Ese tema acentuaba la incomodidad de la Seora Alcaldesa tanto como la
mirada azul y penetrante de su invitada que pareca cmoda en toda
circunstancia. Regina Queen no estaba para nada habituada a ese tipo de
comida ntima, a citas galantes o conversaciones a solas tan seductoras.
No frecuento a nadie se dio prisa en decir No he tenido relaciones
desde hace aos.
Baj su mirada hacia su tenedor y pens en las fantasas no saciadas a las
que Miss Nollan haca referencia.
Fue uno de mis colaboradores quien me sugiri llamar a esa agencia de
Boston.
Ella la mir y se justific
Al principio no queraNunca he recurrido a este tipo de prcticas.
Despus de una pausa, cogi su copa de vino blanco y aadi alzando su
mirada marrn hacia Emma
Pero, mi curiosidad me empuj a hojear el catlogo y vi su foto.
Una vez ms, Emma lea tanta confusin como pudor en los rasgos de
Regina Queen. Un rasgo de carcter que pocas personas deban ver en su
clienta. Porque fuera de esa comida a solas con ella, Regina Queen deba
mostrarse implacable y autoritaria en cada una de sus relaciones. Pero a
travs de sus evidentes reservas, ella adivinaba sus ganas, sus visibles
deseos en la mente de su cliente.
Reljese la tranquiliz ella despus de haber bebido un poco de vino

Y disfruteNo tiene que dar cuenta a nadie, ni tiene que dar ninguna
excusa. Y todo lo que diga o haga en estos dos das no saldr de su casa.
Dej la copa de vino, intrigada por las explicaciones de Regina Queen. Gir
un poco la silla hacia ella y pregunt.
Por qu me eligi?
Regina Queen entrecerr los ojos ante esa pregunta muy directa, que exiga,
por supuesto, una respuesta similar. Una muy ligera sonrisa se dibuj en sus
labios, y agarr su paquete de cigarros que reposaba en la bandeja con la
esperanza de recobrar un poco de contencin.
Es usted muy hermosa confes llevndose el cigarro a los labios.
Dio una bocanada y se acomod mejor en la silla, incapaz de no contemplar
a la rubia que tena al lado.
Pero, ms all de la belleza, usted desprende algo diferente
La mirada de Emma sobre Regina se hizo ms maliciosa ante ese cumplido.
Madame Queen tena todo de una mujer, de una gran dama en el sentido
estricto del trmino. Elegante, seductora y bien educada, disimulaba todos
sus vicios tras rasgos tenebrosos y carismticos. Las mujeres de poder que
han logrado ascender al ms alto nivel social mostraban esa imagen, esa
inquebrantable e impermeable coraza. Pero Regina Queen se encontraba en
su presencia, una escort-girl con alguna experiencia en psicologa. Cogi
otra vez su copa y bebi antes de responder
Es verdad que no tengo mucho en comn con muchas de mis
compaeras que tratan con hombresellos quieren que se les mimen, y yo,
no tengo nada de madre. Y las mujeres como usted buscan dar rienda suelta
a lo que guardan en su interior todos los das sin tener que confrontarse al
sexo fuerte. No somos muchas las que tratamos con mujeres porque con
ustedes hay que mostrarse particularmente slidasAlgunos rasgos
masculinos en un cuerpo femenino. Eso debe ser lo que me diferencia de las
otras. Qu piensa usted? A qu tipo de fantasa debera responder con
usted, Madame Queen?
Emma Nollan debera dejar pronto de pronunciar la palabra fantasa,
pensaba la Seora Alcaldesa, porque no era cuestin de vicios o de algunas
satisfacciones por su parte. Adems, esas palabras le hacan tener, a su
pesar, un montn de ideas inapropiadas que acentuaban ese estado
inhabitual en el que su invitada la pona. Ms turbada, se esforz en
precisar.
Soy muy consciente del tipo de servicios que usted ofrece a sus clientes,
Miss Nollan, pero yo no soy
Dobl su servilleta y reformul
No espero que responda a misfantasas. Quera conocerla-aadi
mirndola Deseaba conocerla, pasar un rato con usted
Emma rio un poco ante esas palabras. Regina Queen se empeaba en
mantenerse en los lmites de lo razonable en toda circunstancia. Ella no era
ciega y haba sorprendido la chispa de un evidente deseo en los ojos
marrones de su anfitriona.

Entonces, me llam porque le falta gente con quien hablar?


Se enderez y cogi el ltimo tomate de su plato.
De acuerdo aadi sin esperar respuesta No es habitual, pero
hablemos
Alz los ojos sobre ella y retom
De qu quiere conversar? Poltica, economa, deporte, negocios, del
sector inmobiliario? S hablar de otras cosas que no son sexo si quiere
mantener sus ideas ntimas para usted
Regina no dudaba de los recursos de la joven. Ella no era ingenua, saba
muy bien que este tipo de escort-girl no se conformaban con ser bellas. Un
fin de semana de treinta mil dlares vala al menos el placer de poder
conversar sobre diversos temas. Y la Seora Alcaldesa tena ganas de
conocer los temas de inters de su invitada.
Le gusta la pintura? pregunt
Emma se tom dos o tres segundos antes de responder. Se apoy en el
respaldo de la silla, el brazo extendido en el reposabrazos, la copa de vino
en una mano.
Tengo mis clsicos. Pero, conoce las reglas de la escort, verdad? No
responder a sus preguntas si se hacen demasiado personales.
Esa regla era particularmente incmoda, pensaba Regina Queen con una
mirada que revelaba su desacuerdo. Ella retom.
Solo le preguntaba si le gusta la pintura, no que me muestre sus fotos de
familia.
Ella cogi su copa
Y esa regla es ridcula, si quiere mi opinin!
Emma esboz otra sonrisa ante esa palpable molestia. Regina Queen tena,
seguramente, la costumbre de obtener todo lo que deseara y no chocaba
muy a menudo con rechazo u objeciones.
Usted pinta? pregunt ella sin tener en cuenta su ltima observacin
S, pinto! respondi Madame Queen en un tono an molesto
Se levant para quitar la mesa.
Y pedirle que pose para m sera seguramente demasiado personal,
supongo, as que no se lo pedir!
Emma, esta vez, se ech a rer ante la molesta reaccin de su anfitriona.
Regina Queen mostraba un lado completamente opuesto al que deseaba
que se desprendiera con su hermoso atuendo. Una nia que exiga que le
cumplieran sus caprichos, eso es lo que pareca Madame Queen en ese
momento. Entonces, Emma, divertida, la observ mientras recoga los
cubiertos y los platos de la mesa.
Mi vida personal es privada, pero mi cuerpo es suyo por estos dos das,
as que si desea que pose, posarBastaba simplemente con pedrmelo
Una vez ms, Regina estuvo a punto de tirar platos y cubiertos. Su mirada
acusadora subi hacia la rubia. La provocaba a propsito cada vez que
estaba sujetando algo? Mi cuerpo es suyo le deca. Decir ese tipo de cosas
de forma tan directa estaba fuera de lugar, pero Dios, qu dulce y ardiente

estremecimiento haba sentido Regina Queen!


Ya veremos respondi Quiere un caf, un t, una infusin? A menos
que responder a esa pregunta tambin sea una manera indirecta de darme
informacin privada sobre sus gustos en materia de bebidas calientes.
Afortunadamente, Emma estaba acostumbrada a enfrentarse a todos tipo
de caracteres en su trabajo. Y Regina Queen mostraba sus lmites a travs
de esa nueva acusacin. La sigui con los platos y pase sus ojos por la
silueta ajustada en su elegante vestido.
Un caf negro sin azcar respondi
Dej los platos en la encimera, en medio de una gran y hermosa cocina de
colores crudos y blanco. Se apoy en el borde an en ropa interior.
Es siempre tan caprichosa o es solo conmigo? pregunt para picarla
Madame Queen meti dos capsulas de caf en una mquina Expresso,
ltimo modelo antes de girarse hacia Miss Nollan. Por supuesto, su mirada
no pudo hacer otra cosa sino pasearse por su silueta, sus piernas
musculadas, su liso vientre, sus hombros y sus brazos bien marcados
ciertamente por la musculacin. Lo que tena ante los ojos, Regina Queen lo
haba visto en foto, y la realidad era mucho ms seductora y perturbadora
de lo que ella hubiera podido imaginar.
No soy caprichosa se defendi Y aunque comprendo y concibo que
pongis normas a vuestros clientes, cosa que tambin hago en mi trabajo,
me esfuerzo en adaptarlas cuando, por ejemplo, algunos de mis
compradores se muestran particularmente conciliadores y no buscan
negociar mis tarifas!
Se gir hacia las dos tazas humeantes cuyo agradable aroma ya perfumaba
toda la cocina.
Y soy muy conciliadora ya que no abuso de suamabilidad.
Emma no se haba movido y mantena una sonrisa divertida ante la reaccin
defensiva de su cliente, que solo estaba destinada a disimular un
nerviosismo que la avergonzaba y la bajaba al mismo rango que el comn
de los mortales. A mujeres como Madame Queen no les gustaba verse tan
vulnerables, debilitadas por deseos incontrolables. Regina le tendi su taza
y Emma se enderez. Su mano agarr el objeto, lo dej en la encimera y la
otra se desliz por su mejilla antes de besarla. Si Regina se empeaba en
mantener sus distancias, Emma estaba ah para romperlas, hacer
desaparecer las reservas y soltar los ardientes deseos. Entonces el beso se
hizo sensual, porque Emma no encontr ninguna dificultad en profundizarlo.
Los labios de su cliente, carnosos y perfumados, despertaban sus deseos y
volvan ese trabajo mucho ms interesante. Su mano libre le quit la taza de
la suya para dejarla en el borde de la encimera. Sin romper el beso, la
empuj contra el mrmol y murmur
DeberaEstoy aqu para eso
Esta vez ya no se trataba de estremecimientos o sencillas olas de calor en el
cuerpo febril de Regina Queen. Este ltimo se haba despertado ante el
acercamiento de su invitada y el contacto de sus labios lo haba hecho
temblar. Ella perda el control de sus emociones, de su mente, de todo su

ser frente a tal asalto y tanta sensualidad. Regina no saba decir a cundo
remontaba la ltima vez que la haban besado de esa manera, o si alguna
vez la haban besado asNo pudo, entones, cerrar sus labios sobre los de
la rubia cuyo dulce aroma acentuaba el estado en el que Emma la pona
Atrapada contra la encimera, su cuerpo medio desnudo contra el suyo,
cmo poda ella luchar cuando su mano acababa de estrecharse
febrilmente en su cadera, percibiendo la dulzura de su piel? Un ligero
suspir se le escap
Miss NollanEspere
Ella la vio retroceder, percibiendo los dulces y deliciosos vrtigos que
acompaaban los estremecimientos que recorran sus miembros. Su mano
en lo alto de su torso desnudo, sus dedos apenas extendidos sobre su
curtida piel. Su mirada en la suya ciertamente haba cambiado, ya no era
acusadora, sino brillante sondeando las pupilas azules de Emma Nollan.
Creo queque podramos tomarnos tiempo
Emma recobr la sonrisa ante esa sugerencia poco sorprendente por parte
de Regina. Tena sta conciencia de las razones de su presencia ah? En
general, sus clientes o clientas no acostumbraban a rechazarla de esa
manera. Pero probar los lmites de Madame Queen y jugar con sus deseos
que ella vea centellear en sus ojos aadira algo de picante. Cogi una fresa
del frutero colocado en la encimera y retrocedi
Me veo en la obligacin de recordarle que no tiene sino dos das para
tomarse tiempo
Mordi la fresa y se apoy en el borde de la encimera sin apartar los ojos de
Regina. Cada uno de sus gestos as como cada mirada lanzada estaba
destinado a encenderla, a atizar los deseos bien presentes en la cabeza de
su cliente. Tom impulso y se sent en la encimera, cruzando sus piernas,
sin vergenza
Es usted una mujer sorprendente, ReginaRecurre a una agencia de
escort underground y quiere tomarse tiempo
Lanz una mirada a la fresa ya empezada y se la llev a los labios para
acabrsela. El jugo dulce de la fruta mantuvo su cuerpo caliente despus
del beso que le haba robado a su cliente. La fresa era, sin duda, una de las
frutas ms sensuales en el tema del erotismo.
Si quiere mantener el control, basta que me lo diga, dejar que lleve las
riendas
Llev una mano hacia atrs para apoyarse y pos la otra en su muslo
desnudo. Su mirada posada en Regina Queen, segua la de ella que la
recorra de arriba abajo, y se deleitaba con ello.
Ya lo ha hecho con una mujer?
La Seora Alcaldesa estaba asfixiada en ese momento. Haba puesto fin a
ese beso y un viento fresco haba, de repente, hecho contraste con la
temperatura de su cuerpo despus de ese beso increble que Emma Nollan
le haba ofrecido. Apoyada en la encimera, su mirada, por supuesto, haba
seguido los movimientos de la rubia, la manera en la que haba cogido esa

fresa y se la haba llevado a sus deliciosos labios. Cmo era posible


desprender tanta sensualidad? Se preguntaba Regina.
S dijo ella Hace mucho tiempo.
Cogi la taza y bebi un poco antes de retomar
Pero no entrar en detalles
Emma adivin sin problema que la historia con esa otra mujer haba
acabado tristemente. No se requera enorme capacidad intelectual para
saber que el pasado de Regina Queen se compona de algunas experiencias
dolorosas en materia de relaciones amorosas. Su trabajo equivala tambin
a subsanar ciertas cosas, a responder a las ausencias as como jugar a
veces a las confesionesSalt de la encimera y cogi otra fresa.
Ok Sabe lo que vamos a hacer ya que quiere tomarse tiempo?...Va a
quitarse ese vestido y venir conmigo a su piscina enorme y climatizada
Se acerc de nuevo, la mirada tan sugestiva como decidida.
Porque si estoy aqu es tambin para romper sus costumbres de mujer de
negocios agotada y pasar un buen momento.
Regina no podra resistirse de todas formas. Esa joven tena un poder sobre
ella que no le asombraba. Su eleccin en el catlogo de escorts haba sido
evidente, rpido, no la haba visto sino a ella entre todas las otras que, a
pesar de su innegable belleza, no desprendan tanto carisma y seguridad
como Emma Nollan.
Bien, tiene razn, debo relajarme
Su mirada viaj por un momento hacia los labios de la rubia,
estremecindose ante el recuerdo del beso y dijo enseguida
Voy a cambiarme, enseguida me uno a usted.
Se alej sobre sus tacones que resonaban sobre el parqu, y dej a Emma
sola en la cocina. Esta no haba dejado de seguirla con la mirada hasta verla
desaparecer. Regina Queen tena, efectivamente, un caparazn slido que,
de todas maneras, ella acabara por romper con ayuda de algunos de sus
encantos. Sali afuera, a la terraza, y no esper para deslizarse en la
piscina. Ya estaba tardando para poner sus ojos sobre el cuerpo de su
cliente sin el vestidoRegina Queen era una mujer bellsima, con talentos
nada despreciables y Emma no contaba con estropear esta misin en la que
no tendra que esforzarseExtendi sus brazos a lo largo del borde, se
apoy y pos sus ojos interesados sobre Regina que apareci, vestida con
un elegante albornozSu sonrisa volvi a sus labios mientras la escrutaba
con atencin. El nudo fue deshecho y descubri un cuerpo de formas
generosas y sensuales. Cmo una mujer como Regina Queen poda
necesitar una escort? Emma no pronunci la ms mnima palabra,
esperando ahogar ese pudor y ese nerviosismo sorprendente que an lea a
travs de las reservas de Madame Queen.
Esta ltima rode la piscina hasta las escalerillas y la baj escaln por
escaln mirando a la rubia de la que captaba su ligera sonrisa encantadora.
No saba decir si la diverta o si Miss Nollan se rea de ella, pero Regina
Queen no estaba totalmente a gusto. Tener consciencia de ser una mujer

hermosa no le quitaba su incomodidad y su pudor, sobre todo cuando Miss


Nollan era generosamente pagada para interpretar el papel de la amante
encantadora.
No est obligada, lo sabe
Se sent en uno de los escalones, el agua de la piscina llegndole al bajo
vientre, y aadi
A fingir que le gusto
Emma sacudi la cabeza, mucho ms divertida que nunca esta vez.
No la habra besado si no me gustara
Regina Queen era la clienta y la que haba pagado para traerla ah, as que
Emma tambin deba doblegarse a sus exigencias. Su mirada permaneca
atrada por el cuerpo de Regina sin obligarse a ello. Su baador negro
esculpa sus formas con voluptuosidad, comprima un pecho generoso sin
ser exagerado. A Emma le gustaban las mujeres, sobre todo las hermosas
mujeresDej el borde de la piscina y se acerc a ella subiendo los
primeros escalones sumergidos. La rode y se puso a sus espaldas. Si
Regina mantena las distancias, su papel era el de erradicarlas. Sus manos
se deslizaron por sus hombros, una de ellas separ sus cabellos negros
antes de que sus labios se posaran en su piel. Un escalofro recorri su
columna vertebral, testigo de un placer real, sin subterfugios.
Y es usted la que rechaza mis avances desde antes
Regina senta de nuevo cmo clidas sensaciones la envolvan, mezcla de
escalofros, de ligeros estremecimientos, pero, sobre todo, de deseo. Con su
cabeza inclinada hacia un lado, dejaba libre acceso a los labios de la rubia,
sin llegarse a creer lo que estaba pasando. Regalarse los servicios de una
mujer tan bella era una locura que, sin embargo, le ahorraba muchas
complicaciones, pensaba ella. Aunque la mujer en cuestin partiera al
terminar el fin de semana. Regina Queen no quera pensar en ello y los
asaltos de Miss Nollan borraban, poco a poco, su pudor natural. Sentirla a su
espalda, sus besos en su cuello, la hacan temblarElla llev su mano a su
mejilla, apreciando en sus dedos la dulzura de su piel.
No la rechazo dijo ella con voz ms baja bajo el efecto de los
temblores Me esfuerzo por no quemar ciertos pasos
Quemar era el trmino exacto, pens Emma. Esta no tuvo en cuenta los
deseos de Regina Queen. Su cliente pareca satisfecha y contenta con sus
asaltos, con su iniciativa y era todo lo que bastaba. Su mano se apart de su
brazo, se desliz por su costado y se detuvo en su liso vientre. Ella se
estremeci. Su palma acariciaba la piel de Madame Queen, como la seda,
tan suave como clida. Sus besos siguieron sencillamente sus deseos en
funcin de su descubrimiento. Regina no tardara en dejarse ir, en soltarle
las riendas a su espritu atenazado por algunos principios morales. Sus
labios se cerraron alrededor de su lbulo. Con la punta de su lengua, la
acarici, aadi un toque picante a ese momento robado a su patrona
Conmigono existe ninguna etapaningn lmite susurr en su odo
No son necesarias las buenas maneras. Solo cuenta su placer.
Su otra mano solt el broche de su parte alta sin asillas, motivada por el
deseo y el contacto de sus cuerpos que se haban acercado an ms. La

prenda qued flotando en el agua y fue alejado por las ligeras ondas. Emma
se senta tambin receptiva ante sus propis gestos, ante lo que descubra de
su cliente. El calor suba, el aliento se perda a veces entre beso y beso en
su cuello. Excitar a Regina se convirti en algo necesario, obligatorio, ms
excitante que el placer por s mismo. Su mano sobre su vientre se desliz
hacia su cadera, traz la finura de sus curvas y alcanz su muslo al que
rode lentamente. Sus dedos se aferraron ah un momento antes de
deslizarla para separarlo del otro, y dejarla reposar sobre su pierna.
Dgame lo que quiere murmur ella entonces
Cmo Regina Queen poda responder o incluso razonar? Lo que Emma
Nollan provocaba en ella sobrepasaba el entendimiento. Su deseo se haca
cada vez ms fuerte, incontrolable a cada segundo, alcanzaba lmites
insospechados. La rubia la deshojaba con sensualidad. Cada uno de sus
asaltos la derribaba. No haba sino una nica respuesta a sus ltimas
palabras susurradas en su odo. Quera a Miss Nollan, incapaz de retroceder,
de pensar en otra cosa. Su rostro sonrojado se gir hacia el de ella, sus
pupilas oscuras, transpirando deseo, buscaban el contacto con sus ojos
mientras que su mano permaneca en su mejilla.
Es a usted a quien quiero confes en medio de unas emociones que se
haban hecho demasiado intensas La quiero desde que la vi en esas
fotos
En ese momento, ante las ltimas palabras de Regina, el calor se hizo
sofocante. Finalmente, esta se revelaba, se descubra y dejaba salir a flote
sus pensamientos ntimos. Emma no encontr nada que decir y la bes de
nuevo para responder a ese pedido. El placer no tena que ser fingido, el
deseo vena de ellas mismas y numerosas ideas nacan en su cabeza. Su
mano en su espalda descendi hacia sus riones. Con la punta de los dedos,
roz su hmeda piel antes de rodear su costado. El perfil de su pecho pas
bajo su pulgar, despert otro escalofro y el beso se hizo ms apasionado.
Un suspir se escap de l, consecuencia excitante de esos audaces asaltos.
Emma descubra el pecho de Regina con la punta de sus dedos, sin
necesidad de la menor mirada. Su lengua se inmiscuy en sus labios,
encontr la suya antes de retirarse. Atizarla de esa manera acentuaba su
placer, para nada forzado. Regina Queen haca gala de encantos
formidables e incluso una profesional como Emma se dejaba tentar. Pero las
costumbres deban ser demolidas, los anhelos sobrepasados, los deseos
cumplidos
De qu manera me desea? suspir ella pegada a sus labios.
Deposit otro beso en sus perfumados labios antes de aadir con voz clida
Dgame lo que desea
Su mano rode su muslo, se desliz hacia el interior, bajo el agua. Emma la
sinti temblar contra ella. Tomaba, poco a poco, posesin de su cuerpo, la
recorra con lentitud y delicadeza, sin impaciencia, sin precipitacin.
Yo lo desear de todas maneras aadi ella
Miss Nollan tendra conciencia de lo que provocaba en ella?, se preguntaba
Regina. Ya no se trataba de dar marcha atrs o poner alguna pega en ese
momento. La Seora Alcaldesa estaba escuchando su cuerpo, las

sensaciones que Emma despertaba. Ese beso, esas caricias menos castas,
sus nuevas palabras atizaban un fuego ya ardiendo en cada clula de su
cuerpo. De qu manera quera ella a Emma? Qu deseaba? Y Miss Nollan
le haca sobrentender que ella tambin lo deseaba. No haca falta ms a
Regina Queen para redoblar su deseo. Tantas respuestas venan a esas
preguntas, sin embargo, sencillas, respuestas que su cuerpo formulaba en
una necesidad irrefrenable de sentir a Emma tomando posesin de ella. As
que Regina rompi apenas el beso y su mirada fija en la de Emma revel el
ardor de su deseo.
Solo la deseo a usted murmur
Su respiracin era ms clida, su respiracin ms anrquica al ritmo de los
latidos de su corazn. Se incorpor un poco, se desliz sobre Emma y sus
dedos volaron hasta su nuca.
Deseo sentirla en m
Esa vez, Emma supo que lo haba logrado. Regina haba tomado la iniciativa,
se haba decidido a expresar sus deseos sin atarse ms a sus reservas.
Colocada sobre ella, su cliente le demostraba todas las razones que la
haban empujado a recurrir a sus servicios. Su brazo se enrosc alrededor
de su cintura y sus labios viajaron por su ardiente piel. Recogieron algunas
gotas de agua hasta alcanzar su pecho al que hasta el momento solo haba
descubierto con sus dedos. Ese momento tena algo de sensual, apasionado
e ntimo. Regina Queen pareca tan sincera como autntica. Tales eran los
efectos de una relacin carnal. Una se abra a la otra, perdiendo la nocin
de las circunstancias o de la realidad. Su papel de escort ya no exista, solo
estaba ella como persona. Si Regina Queen se abandonaba, entonces,
Emma no tena sino que seguirla y saborear ese instante en compaa de su
cliente. Esta dejaba ver una belleza innegable, perfectamente irresistible.
Pocas eran las veces en las que Emma senta un deseo real, sin esfuerzo ni
artificios, hacia sus clientes.
En el agua, sus cuerpos encontraban algo de frescor, el aire se caldeaba y
calmaba las olas de calor a cada una de sus respiraciones. Una mano se
desliz por los muslos de Regina Queen, separ el biquini y sus dedos
obedecieron a su deseo claramente pronunciado, clidamente susurrado. Un
nuevo suspiro se escap, cubriendo el chapoteo del agua contra el borde de
la piscina. Los labios de Emma se detuvieron en su pecho, haciendo ms
intensas las sensaciones. Ella poda sentir los dedos de su compaera
aferrarse alrededor de su nuca. Aguardaba sus reacciones inflamadas,
evidentes, escuchaba sus demandas implcitas. Sus caricias entre sus
muslos provocaban el efecto deseado, un placer latente, an contenido
Pero la excitacin solo peda intensificarse ms. As que Emma se alej de
su pecho, deposit algunos besos ardientes sobre su piel antes de morder
apenas su cuello. Mostrarle un deseo recproco, una avidez feroz doblara
seguramente su xtasis, desencadenara, quizs, sus pensamientos ntimos
y enterrados.
Dgalo otra vez susurr ella, en su odo Quiero escuchrselo
Regina se estaba inflamando y las temperaturas estivales no tenan nada
que ver en la fiebre que su amante le provocaba. Sus dedos hundidos en sus

cabellos dorados, no tena otra eleccin sino abandonarse a sus caricias, al


placer cada vez mayor que sus labios y dedos hacan nacer en su intimidad.
Un ligero suspiro contenido se evadi de sus labios, revelador de un pudor
innato.
La deseo repiti ella La quieroen m
Y cuanto ms Regina senta los dedos de Emma entre sus labios ntimos,
excitar su cltoris, ms ese deseo clamaba por ser saciado, consumido hasta
el xtasis ms total. Con su mirada en la suya, finalmente sinti sus dedos
deslizarse lentamente en su interior. El placer se intensific sin demora,
delirante, febril ante las lentas y sensuales embestidas que la rubia le
prodigaba. Regina llev sus manos a sus mejillas, acallando otro gemido
sobre los labios de Emma y susurr
MsNo se detenga
El placer la haca hablar, liberaba los deseos, soltaba las riendas a sus
instintos ms reprimidos. Finalmente, Emma escuchaba el deseo de Regina
Queen, el resultado de su delicado acercamiento. En ese momento, ella
poda expresar el suyo, soltar su lengua y algunos de sus libertinos
pensamientos. Porque le estaba gustando lo que estaba viviendo, apreciaba
los dulces gemidos ahogados que se escapaban de los carnosos labios de su
amante. As que Madame Queen ya no era la rica mujer de negocios,
renombrada en toda la costa este, sino una mujer con sus necesidades largo
tiempo insatisfechas, de locos deseos. Emma senta placer acaricindola, y
la excitacin apareca sola, sin necesidad de ser forzada. Sus dedos en ella,
sus labios contra los suyos bastaban para provocarle emociones. Cunta
sensualidad y pasin mezcladas buscando solo escapar de esa mujer con
aires elegantes, de carcter fro y autoritario! Regina Queen, seguramente,
no haba hecho el amor desde haca bastante tiempo, y la repentina llegada
de su orgasmo fue una prueba irrefutable de ello. Emma la sinti crisparse,
borrar los ltimos centmetros que las separaban para callar su ltimo
suspiro. E incluso en ese instante, sus reservas permanecan, viejas
costumbres destinadas a protegerla. Su cuerpo se relaj sobre el suyo
despus de haber temblado por ltima vez. La calma volvi, el chapoteo del
agua retom su sitio como ruido de fondo y Emma retir su manoEl placer
haba sido tomado, algunos deseos satisfechos, al menos, de momento. Con
un gesto delicado, Emma desliz sus dedos por los cabellos morenos de
Regina, que mantena su rostro hundido en su cuello. Una ligera sonrisa
estir sus labios. Vena el instante de lucidez, el momento en que la
consciencia retomaba su lugar en la realidad. Cules seran las prximas
palabras de Regina? Cul sera su reaccin? Esos segundos que seguan al
primer contacto se manifestaban, a veces, difciles para la clienta. As que
Emma fue la primera en romper el silencio.
Tambin es una buena manera de conocernos, no cree?
Regina an senta increbles vrtigos despus de esa tempestad de placer.
No haba sido capaz de contener su xtasis. El orgasmo que la haba
alcanzado haba sido de una intensidad tal que nunca olvidara. Su rostro se
alz mientras recobraba su espritu. La posicin en la que se encontraba era

de lo ms sugestiva. Ella, que nunca se haba imaginado haciendo el amor


en su piscina, se vea ya ante el hecho consumado. Gracias a Dios, no se las
tena que ver con posibles vecinos, pues su terreno era vasto. Su mirada se
pos en los rasgos tenebrosos de Miss Nollan, su atraccin hacia ella
permaneca intacta, por no decir reforzada por ese momento que acababa
de vivir en sus brazos. La joven haba derribado sus reservas, su pudor,
haba sabido guiarla para que franqueara algunas de sus reglas o su moral.
Es una manera muy agradable de conocerse confes ella deslizando su
mano por su mejilla.
Porque, a su pesar, Regina no poda desviar su brillante mirada de los trazos
finos e insolentes de Emma Nollan. Entonces, tuvo la audacia de volver a
besarla, un beso menos cargado de impaciencia o de deseo febril, sino que
fue un beso insistente y delicado a la vez. Retrocedi, sus dedos
deslizndose por su mejilla y colocando un mechn dorada tras la oreja de
su amante
Y me ha gustado confes
Emma esboz una sonrisa feliz y encantadora. Era todo lo que quera
escuchar por parte de su amante durante dos das. Su mirada oscura an
resplandeca, confindole otros mil deseos que Regina deba estar
guardando en su interior. Para ser una mujer de reputacin implacable,
Regina revelaba una fragilidad y una sensibilidad evidentes. Era un efecto
debido al acto realizado. Acostarse con una escort no exiga nada, ningn
compromiso, ninguna promesa. El o la cliente dejaba sencillamente hablar a
su cuerpo.
Soy la mejor respondi ella con tono ligero
Con un brazo an enroscado en su cintura, recogi su biquini que flotaba en
la superficie del agua y se lo dio, colgado de la punta de su dedo ndice
Y usted tampoco ha estado mal acab por confesar Por otra parte,
podemos retomarlo cuando quiera
Regina recogi la parte de arriba de su biquini, mientras que esas pocas
palabras volvan a reavivar un deseo indecente hacia su invitada. Se lo
puso, cubri su pecho que haba sido objeto de asalto por los labios de Miss
Nollan algunos minutos antes.
No me diga esas cosas dijo Regina
Finalmente ella le sonri, con una sonrisa ligera, pero cargada de emociones
y de atraccin que Emma poda confirmar a travs de sus oscuras pupilas.
Regina volvi a besarla, cautivada por sus labios.
Podra tomarle la palabra termin la Seora Alcaldesa.
Solo cuando su telfono son, sus trazos se tensaron, esa llamada la
arrancaba de ese momento de relajacin, de placeres que haba olvidado.
Se levant, pero mir a Emma
Disclpeme
Sali de la piscina y camin hacia la mesa antes de coger el telfono que
segua sonando. Verific la llamada y descolg con expresin severa.
Qu pasa ahora, Clyde?
Emma se recost a lo largo de los escalones de la escalerilla de la piscina.

Extendidos los brazos, dej que el sol calentara su piel, que, sin embargo,
estaba bien marcada por el placer de su amante. Ese contrato se haca cada
vez ms interesante, completamente a su gusto. Finalmente se incorpor y
dej la piscina para acercarse lentamente a su cliente al telfono. Por lo que
lea en sus rasgos tensos, su conversacin no la estaba satisfaciendo.
Podra acaso ella animarla un poco? A sus espaldas, su brazo recobr su
lugar alrededor de su cintura y su mano apart los cabellos morenos. Su
cuerpo se presion contra el suyo en un estremecimiento Y si Regina le
tomaba la palabra como haba dicho haca un momento? Sus labios,
traviesos y vagabundos, partieron a la conquista de su cuello. Una sonrisa
reapareci en su rostro al sentir a Regina crisparse ligeramente.
La Seora Alcaldesa acababa de conmocionarse ante ese acercamiento que
no se haba esperado. Su asistente estaba al otro lado de la lnea, pero ella
estaba perdiendo el hilo de la conversacin. Pero en lugar de apartarse de
Emma Nollan, de poner fin a ese abrazo imprevisto en plena llamada
profesional, Regina Queen se irrit ms con su asistente
Dgale a mi padre que no bajar el precio y que si l desea negociar con
los compradores, que me llame en persona.
#Lo siento, Madame Queen, pero ha sido muy claro y siendo propietario
mayoritario tiene el derecho de decidir los acuerdos de la venta. Cmo
quiere que yo argumente? Qu debo decirle?
Qu se vaya al infierno! respondi Regina
Colg, tensa, y dej el telfono que hubiera preferido apagar, sobre todo en
tales circunstancias. Entonces se gir hacia Emma, a la que no haba dejado
de sentir a su espalda, y olvid rpidamente esa llamada de Clyde y las
contrariedades emparejadas con sus negociaciones. Tal era el poder que la
joven tena sobre ella, hacer cortocircuito en sus pensamientos, capturar su
atencin con la ms mnima mirada. Al sentir a Emma pegarse a ella, su
mano viaj hasta su mejilla, comprobando la dulzura de su piel, mientras
que otros escalofros de deseo hacan acto de presencia.
Usted impide que me concentre confes ella
La mirada de Emma reflej tanta malicia como satisfaccin. Sus labios
capturaron los suyos en un beso provocador, y ella respondi
Entonces no tena por qu pagar mis servicios
Finalmente, ella profundiz el contacto, ya que Regina sucumba a sus
avances. Emma tena que recordar las razones de su presencia ah. Regina
Queen haba desembolsado una bella suma para concederse sus servicios y
Emma contaba mostrarse profesional hasta el final. La empuj hacia la
mesa, la elev apenas para sentarla encima.
Dgame que me pare si no le gusta
Regina arda una vez ms. Rpidamente haba enlazado el cuello de la rubia
y su mano haba viajado hacia su costado para atraerla entre sus muslos.
Cmo se resistira a otros avances por su parte si su invitada se mostraba
tan atrevida con ella?
No se lo dir susurr en el beso con un tono de voz que quera que

fuera provocador.
Porque Regina se esforzaba por mantener el control y quera creer que le
gustaba a su amante. Que ms all de ese trabajo de escort, Emma Nollan
la deseaba realmente a ella. Perciba ella ese ardiente deseo cuando la
seora Alcaldesa se abandonaba a l? Con la respiracin entrecortada y la
mirada ms resplandeciente que nunca, Regina Queen retrocedi y se tom
unos segundos para observar mejor a la joven que tena delante, captar la
importancia de ese instante, de lo que haba pasado haca unos minutos en
la piscina, de lo que podra pasar sobre esa mesa si ella lo deseabaY
Regina lo quera ms que a nada, ms que nada ella deseaba a Emma.
Volvi a besarla, dej que la rubia le quitara la parte de arriba de su biquini
y sinti sus dedos aferrar la parte de abajo, que desliz a lo largo de sus
muslos. Esta vez, Regina se encontr desnuda, y con un gesto de la mano,
tir los pocos documentos que haba sobre la mesa, mientras que Emma la
haca retroceder, y se colocaba entre sus muslos. Sentir su piel, su clido
cuerpo, su perfume envolverla por completo multiplic por mil las
sensaciones que haba podido sentir en la piscina. Regina bien poda
ahogarse bajo el peso de su deseo, del calor que Emma provocaba en ella,
nada contaba en ese momento sino el cuerpo de la rubia sobre el suyo,
alojado entre sus piernas. Sinti sus besos descender por su cuello, ech su
cabeza hacia atrs, mientras que su mano se aferraba a sus musculosas
nalgas an cubiertas de un tejido demasiado incmodo.
Me va a volver loca susurr ella entre suspiros

***
Eso era todo por lo que Emma se encontraba ah, en esa inmensa mansin,
entre las piernas de su amante. Los impetuosos encuentros se haban
sucedido uno tras otro. Satisfecho el placer, volva la calma, se impona la
realidad, pero el deseo arda de nuevoAs que, Regina sucumba a los
acercamientos de Emma y esta se plegaba a las exigencias de su clienta. Y
cuanto ms pasaba el tiempo, ms se desvelaba Madame Queen, se haca
libre en sus movimientos, se mostraba en confianza despus de toda la
intimidad compartida. Sobre el sof, la encimera de la cocina, el despacho al
fondo del pasillo, el jacuzzi, se conocan, se aprendan la una a la otra.
Nunca Emma haba conocido semejante apetito. Regina Queen se revelaba
ms insaciable de lo que ella habra sospechado. Exiga a lo largo del acto,
emita algunas demandas sensuales, diriga las negociaciones de una
manera bastante trrida. Disfrutaba de la experiencia de Emma, de su
profesionalidad.
La noche haba llegado y la habitacin permaneca sumergida en la
penumbra. Una vez fuera de la ducha, que se haba convertido en cuna para
un nuevo encuentro, se haban acostado en la cama para conversar
ligeramente, para pequeas bromas, agradables intercambios sin
desavenencias ni enfrentamientos. Pero las manos se perdan de nuevo, las
caricias se profundizaban, en busca de un cuerpo ya conocido y reconocido.

La huella de un increble placer permaneca y sugera nuevos ataques


apasionados. El sueo fue el nico en poner fin a un descubrimiento sin fin,
a incesantes reencuentros. l liber sus cuerpos inflamados, hizo que
reinara la calma y trajo un silencio apaciguador a la casa. Regina se haba
quedado dormida con la cabeza reposada en el torso de Emma, cuyo brazo
an la rodeaba al despertarse con la aurora.
Los recuerdos de la vspera, recuerdos de tanta lujuria, invadieron la mente
de la Seora Alcaldesa, mientras Emma an dorma. Esa maana era
diferente a las otras, Regina lo senta en lo ms profundo de s misma. Saba
que no saldra de esa cama como lo haca cada da desde hace incalculables
aos. No habra ni ritual de preparacin, de maquillaje, de eleccin de ropa,
ni llamada matinal, pues ella haba tenido el cuidado de apagar su telfono
despus de que su asistente la hubiera intentado llamar la noche pasada.
Esa maana, Regina no tena ni la menor idea de qu hora era, pero
tampoco le importaba. En esa habitacin, con su cuerpo desnudo
acurrucado contra el de Emma, se dejaba acunar por sus aromas, por la
suavidad de su piel que redescubra con sus labios. Estos se deslizaron por
su hombro, trazando un delicioso camino hasta la garganta de Emma.
Nunca hubiera credo que una mujer tuviera tal efecto sobre ella, pudiera
provocar tanto deseo, tanta dependencia, tanta locura. Su mirada ascendi
hasta el rostro de la rubia, girado hacia el suyo, dormido, y sus dedos le
apartaron algunos mechones antes de descender por su mandbula, su
cuello, llegar hasta la parte alta de su desnudo torso. Porque Regina le haba
pedido que se desvistiera, haba querido sentirla completamente desnuda
pegada a ella, sentirla a ella. El cuerpo de Emma pareca haber sido
esculpido por los dioses, no presentaba ninguna imperfeccin, ninguna
marca, ningn vulgar tatuaje ni ninguna cicatriz. La mano de Regina
continu su lento descubrimiento y despareci bajo las sbanas en
bsqueda de un tesoro nuevo. Conoca ese lmite prohibido establecido en
el contrato con la rubia, pero quera creer que Emma y ella haban pasado
del estado jefa/empleadaSus dedos alcanzaron la parte alta de su
intimidad, pero una mano agarr su mueca.
Regina, no dijo Emma con voz rota
Regina alz su rostro, la mirada brillante de deseo anclada en la de la rubia
que sacaba su mano de debajo de la sbana. Regina la puso en el pecho de
Emma y respondi
Esa regla es la ms estpida de todas dijo Regina en voz baja.
Emma abri los ojos y los pos sobre su rostro atrayente y sombro. Esa
mirada se la haba cruzado muchas veces la noche pasada as como haba
recorrido ese cuerpo que notaba pegado al suyo. Un estremecimiento le
record el placer vivido durante horas, de diferentes maneras.
Pero sigue siendo una regla respondi ella
Porque con ese trabajo, ella no poda permitirse dejarse tocar de esa
manera por sus clientes. Su concentracin y atencin no seran perfectas si
ella tambin sucumba al orgasmoNo se trataba de relaciones amorosas ni
aventuras de una noche despus de conocerse en un bar. Cada encuentro
tena lugar porque una suma de dinero haba sido gastada. Con las mujeres,

esa regla poda ser seguida porque sus clientas esperaban ser satisfechas y
no satisfacer. Ellas pagaban para recibir, no para darEmma dobl el brazo
bajo la cabeza y se tom tiempo para escrutar el rostro de Regina Queen.
Con un gesto, acarici su mejilla de piel aterciopelada
Ha dormido bien? le pregunt
Regina no se conformaba con mirar a Emma, la contemplaba sin medias
tintas. Pero ese retroceso por su parte, daban a las cosas su justo valor, a
esos malditos treinta mil dlares que le haba pagado por su presencia en su
casa.
S respondi ella framente despus de su rechazo.
Se incorpor y dej finalmente la cama, quedando desnuda ante la mirada
de su amante, antes de coger la bata de satn y ponrsela. Esa repentina
distancia no le agradaba en absoluto, pero pareca necesaria para no
sucumbir a sus ganas de volver a empezar todo. Se gir hacia Miss Nollan
mientras anudaba su bata.
Pensaba que entre nosotras ya no solo era cuestin de ese maldito
contrato lanz ella
Despus sintindose ms desamparada, aadi
Y yo Pensaba que yo le gustaba!
Emma no haba apartado los ojos de ella, es ms, disfrutaba mirndola con
atencin. Su fabuloso cuerpo, de voluptuosas curvas, permaneca en sus
recuerdos, tan intactos como embriagadores. Con sus dos brazos bajo la
cabeza, no se tom la molestia de levantarse. Desde su posicin, poda
contemplar a su amante que volva a refunfuar.
Un contrato es un contratoPero eso no quiere decir que usted no me
guste respondi ella No soy tanactiva con mujeres que no son de mi
gusto.
Regina la mir un instante, el ceo an fruncido, tensa. Saba que tena que
calmarse y suavizar sus arrebatos que, desde la vspera, tena frente a su
invitada. Volvi a la cama, como si fuera incapaz de mantener mucha
distancia con Emma y se sent en el borde.
Entonces, pongamos fin a ese contrato desde ya dijo ella
Esta vez Emma cambi de expresin y se hizo ms seria. Se apoy sobre un
brazo, la mirada fija sobre Regina Queen.
Eso no es lo convenido dijo ella
Sin embargo, esa maana ms que la vspera, Regina no poda concebir las
cosas de esa manera con la rubia, no despus de esos besos dados, de sus
asaltos, sus acercamientos. Quizs ella haba pagado un servicio preciso,
pero saba mejor que nadie que un contrato poda romperse. Hizo una
pausa, desvi los ojos un instante hacia las agujas del reloj que le
recordaban que su tiempo estaba marcado. Pronto seran las dos de la
tarde, lo que significaba que la rubia dejara su domicilio en pocas horas. La
mir y cambi literalmente el tono de esa conversacin
Yono te pido que me lo reembolses. Me importa poco el dinero, quiero
volverte a ver
Emma se conmocion ante las palabras y el tono empleado por Regina
Queen. Debera habrselo esperado despus de recibir todas esas

insistentes y sinceras miradas. Sus suspiros durante el acto sexual haban


hablado por ella, dejando ver mucho ms que una sencilla satisfaccin. Pero
hubiera preferido no escuchar esas ltimas palabras que sonaban como una
declaracin. Se incorpor y se sent en el borde del colchn. Las pocas
veces que haba tenido que afrontar ese tipo de conversacin no le haba
aparecido tan difcil.
Eso no es posible respondi ella
Desvi la mirada, apenada, tensa ante la idea de tener que explicar su
rechazo.
Y la regla tambin dice que se supone que no debo volver a verte
despus de lo que acabas de decir.
El repentino silencio que se instal mostr toda la confusin que se adue
de Regina Queen. Su mirada no se apartaba del rostro de Emma, asimilando
su mente sus ltimas palabras. Hablaba en serio? La sola idea de no volver
a ver a la rubia era impensable, no despus de un da como el de ayer, no
despus de esa noche, no despus de haber compartido y sentido tanto.
Noeso no es factible defendi Regina
Pero la distancia repentina de Emma le haca comprender que esas palabras
no eran una opcin y no le dejaban eleccin. As que Regina se levant y la
desafi con la mirada.
Es lo que quieres? No volver a verme?
Emma la mir durante algunos segundos, bastante tiempo para comprobar
lo que sus palabras haban infligido a Regina. Recogi sus bragas del suelo y
se las puso, la garganta cerrada. Hasta ese momento, ella no tena ninguna
dificultad en imponer las reglas, en hacerlas respetar. Pero con Regina
Queen todo pareca diferente, hasta manteniendo sexoSu trabajo haba
adquirido un giro demasiado placentero, demasiado agradable para
permanecer en los lmites razonables.
No es lo que he dicho respondi ella recogindose el pelo Pero debes
comprender que es mi trabajoque no puedo aceptar volver a ver a una de
mis clientas por placer. Los lmites deben ser respetados para evitar
problemas
Regina tom una segunda inspiracin mientras vea a Emma vestirse. Poco
a poco, un miedo indecible escalaba en su interior, el de no volver a ver a la
rubia, el de verla alejarse de ella. Dejando claro su deseo de hacerlo de
forma diferente, no respetaba las clusulas del contrato y una nica
solucin poda solucionar ese problema, permitindole ganar un poco de
tiempo
En ese caso, voy a pedir una prrroga
Se alej hacia la puerta con paso decidido
Y contactar con la agencia
Emma alz los ojos sobre ella y la vio salir de la habitacin. Sin demora, la
sigui y la detuvo agarrndola por el brazo
Regina, no rechaz ella
Dej que un silencio se hiciera entre ellas antes de continuar.
Deja que este contrato acabe. Haz como habras hecho normalmente y
tmate el tiempo de pensar en estos dos das

Porque Emma conoca tambin el entusiasmo humano, el encaprichamiento


repentino de una persona bajo emociones tan intensas que se volva como
un nio en Navidad.
No eres la primera en fascinarte al acabar el primer contrato. As que,
primero retoma tu vida y reflexiona. Hemos estado encerradas ms de 24
horas y yo te he encendido bastante, las ideas se enmaraan
Apart algunos mechones rubios de su rostro y aadi
De todas maneras, maana tengo otro trabajo, as que tendrs todo el
tiempo para reflexionar antes de volver a llamar a la agencia.
Regina frunci el ceo, insegura de haber entendido bien, de haber
comprendido bien, sobre todo de medir bien lo que esas ltimas palabras
significaban
Un contrato? Otro contrato?
Parpade
Es quequieres decir que vas a ver a otra mujer?
Emma ya haba sobrepasado los lmites con Regina Queen y hablarle de
otro contrato formaba parte de ello. Conoca esa mirada acusadora y
lamentaba haber hecho referencia a su agenda profesional delante de una
clienta.
Regina dijo ella Se supone que no puedo tener esta conversacin
contigoHaz solo lo que te he pedido.
Volvi a la habitacin, recogi su sujetador, ms nerviosa. Ese contrato con
Regina Queen no tena nada de un trabajo tranquilo y sin problemas. Por
qu no haba escuchado a su instinto despus de la primera vez que se
haban mantenido sexo? Por qu haba rechazado los lmites, provocado
emociones? Se puso un top limpio y abroch el cinto alrededor de su
cintura.
No es como si no supieras cmo funciona estoEso por ello que existen
los contratos
Regina la haba seguido, desamparada.
S para qu sirven los contratos, y todo contrato puede ser roto
quienquiera que sea esa mujer, pagar el doble si hace falta!
Una sonrisa nerviosa apareci en los labios de Emma. No saba si caer bajo
el encanto o tensarse ms. Regina mostraba un apego evidente, se
empeaba en no comprender para no tener que cortar definitivamente los
puentes.
Y todo contrato tiene un fin, Regina, t, que sabes de negocios
respondi ella
Cogi su bolso sobre la cmoda de Regina y alz los ojos hacia ella. Esa
conversacin la obligaba a olvidar esas agradables horas, esos repetidos
embates, para recordarle la crueldad de su trabajo. Sac su mvil del
pequeo bolsillo de su bolso y lo encendi tras haberlo apagado a su
llegada. Varios bips se escucharon sealndole la recepcin de varios
mensajes.
Por favor aadi sinceramente Ya he ido en contra de todo lo que
deba hacer contigo
Ante la mirada desamparada de Regina, su voluntad, sus resoluciones se

fundan como nieve al sol. Entonces todo el placer sentido con ella, todas las
sensaciones vividas volvan a la superficie. Se puso el bolso en el hombro,
sac una tarjeta de su bolsillo y un bolgrafo de la mesilla de noche. Sac el
tapn que mantuvo entre sus dientes y anot algunas palabras en el papel.
Estar en Nueva York el jueves de esta semanaSi quieres verme,
llmame a este nmero y deja un mensaje
Regina cogi la tarjeta donde se encontraba el nmero de Emma,
comprendiendo que, finalmente, ella aceptaba volver a verla a pesar de
esas malditas reglas. Aunque deba tranquilizarse, la idea de que Emma
viera a otra mujer haca que esa bola de nervios se anclara en su garganta.
Ahora tengo que irme aadi Emma
La vio alejarse, dejar la habitacin, pero fue tras ella
Emma, espera!
Cuando la rubia se dio la vuelta al llegar a la escalera, Regina se detuvo
frente a ella, su mirada expresando todo lo que ella era incapaz de decir. As
que llev sus manos a sus mejillas y peg sus labios a los de ella en un
ltimo beso antes de retroceder.
Ir dijo ella Te dejar un mensaje, pero ir de todas maneras a
verte
Ese beso robado por Regina no hizo sino recordarle a Emma el impacto que
ese trabajo haba tenido sobre ella, todos los lmites que sobrepasaba. Los
encantos de Madame Queen haban surgido efecto, la haban doblegado
muchas veces. Queriendo atravesar su coraza de mujer de negocios, ella
haba hecho pedazos la suyaLe sonri ligeramente antes de sucumbir al
deseo de otro ltimo beso, y baj velozmente las escaleras para salir de la
casa. Quizs esos prximos das sin ver a Regina Queen haran que esta
reflexionara, tomara la necesaria perspectiva para comprender su arrebato
y su infundado apego. Y quizs Emma tambin podra deshacerse de la
ardiente quemadura de todos esos momentos de sexo
***
Al da siguiente, la Seora Alcaldesa se dirigi a su despacho en el centro de
la ciudad de Northfolk, ms tensa que nunca. Casi no haba dormido y su
humor por la maana era el mismo que el de la noche pasada.
Buenos das, Madame dijo una primera secretaria en la recepcin al
verla pasar
Regina Queen no le dirigi ni una mirada, ni una palabra de amabilidad al
contrario que otros das.
Seora Alcaldesa salud otra secretaria que se cruz en la zona de las
fotocopiadoras.
Pero Regina continu su camino a travs del pasillo. Sus altos tacones
resonaban por el parqu encerado, anunciando su llegada a los otros
empleados que corran a ocupar sus puestos de trabajo. Ah todos conocan
a la Seora Alcaldesa y la teman. Regina Queen era implacable en los
negocios o en su forma de gobernar la ciudad y todos le deban algo. Un
trabajo, un alquiler o un crdito, pues el nico banco de Northfolk era

privado y perteneca a su padre Robert Queen, que gestionaba la red de la


NMB por todo el pas, la National Queen Bank.
Al llegar al final del pasillo, Clyde Stevenson le pas la carpeta de
documentos, as como una taza de caf. Se qued bastante inseguro al
constatar la expresin seria de su jefa.
Buenos das, Seora Alcaldesa, he confirmado su cita de esta tarde con el
Seor Hoffmann, de seguros Hoffmann.
Regina le lanz una mirada acusadora mientras entraba en su despacho.
Anlela! orden ella
Clyde se detuvo ante el escritorio de la Seora Alcaldesa que ya se estaba
sentando en su cmodo silln de cuero y abriendo el porta documentos.
Haba entendido bien la orden?
Queque la anule, Madame? PeroLa semana pasada deca que esa
cita era muy importante para negociar las tasas de
Anlela repiti Regina No estoy de humor.
Clyde estaba turbado y nunca hubiera credo ver a una Regina Queen en tal
estado de clera como para anular una cita como aquella.
Le tengo que recordar que el seor Hoffmann y usted llevan planificando
sobre esta reunin desde el mes pasado?
Regina alz lentamente su mirada hacia Clyde.
Debo yo recordarle que usted est aqu para hacer lo que yo diga y no
contradecir mis rdenes?
Clyde trag saliva.
No, Madame.
Regina, definitivamente, no estaba de humor para dialogar o encontrarse
con nadie despus de la terrible noche que acababa de pasar. Hoje los
ltimos contratos reunidos en su porta documentos, firm el primero, pero
se dio cuenta de que Clyde segua an plantado delante de ella
Es eso todo?
Desgraciadamente no, pens Clyde. Una noticia ms delicada deba ser
anunciada y ese era su trabajo, aceptar ser el mensajero de las noticias,
buenas o malas, a riesgo de perder su empleo.
NoYoTengo que decirle tambin que su padre ha dejado varios
mensajes y exige que lo llame enseguida, si no, coger el primer avin
hacia Northfolk.
Regina se tens, el ceo fruncido, bastante irritada. No haba tenido ya
bastantes problemas desde la partida de Emma Nollan la vspera? Por qu
tena su padre que ensombrecer an ms ese maldito da? Agarr el
telfono y vio a Clyde alejarse con paso apresado hacia la puerta del
despacho que cerr tras l. Ella se acomod en su silln, un brazo en el
reposabrazos, el otro sujetando el telfono en su odo, y cruz las piernas
antes de escuchar la voz de su padre.
#Te has tomado tu tiempo para llamar!
Ese tono arrogante no asombr a Regina. Su padre y ella no se llevaban
bien y sin duda, nunca lo haran.
No veo qu tengo que decirte dijo ella secamente Qu quieres?
#Que firmes el compromiso de venta

No quiero vender ese inmueble replic Regina


#Por qu te empecinas que mantenerlo? El barrio en el que se encuentra
est en plena cada, los alquilados ya no pagan su alquiler y cada da que
pasa te obstinas en hacernos perder dinero! Firma ese maldito compromiso
de venta, no te lo pedir dos veces, Regina!
No, aunque me lo pidas de rodillas, no vender esos bienes.
Se produjo un breve silencio
#Se nota que eres hija de tu madre! Tan testaruda como rencorosa!
No metas a mam en esto
#La meto si quiero, se enfad Robert Queen. Al menos, tu hermano tuvo la
sensatez de pasar pgina, seguir mis consejos e ir hacia delante! Mientras
que t, t continas viviendo en esa maldita ciudad. No por no querer
vender ese inmueble seguirs manteniendo un lazo con tu madre! Debo
recordarte que han pasado ms de diez aos? Haz como tu hermano,
csate, ten hijos y avanza en lugar de enterrarte como lo llevas haciendo
todos estos aos, porque acabars como ella, Regina, sola y odiada por
todos!
Regina se tens y se levant, la mirada franca y llena de acusaciones
No sabes nada de m, pap, nunca has demostrado inters sino por
Peter, no tienes la menor idea de lo que hago, de lo que levanto y ya no
estoy sola!
Un corto silencio se hizo al otro lado del telfono
#De verdad? As que has encontrado a un hombre capaz de soportarte?
Ella lo escuch rer, y apret su mano al telfono, llena de clera.
#Y quin es l? Qu hombre es lo bastante loco para ser capaz de pasar
ms de un da contigo?
No es un hombre
#OhAs que es una mujer? No te pensabaNinguna mujer tendr la
paciencia de soportarte!
Otra risa reson, acentuando el malestar que Regina senta desde la noche
anterior. La reaccin de su padre haca subir su clera, su rencor hacia l.
No me crees? Te la presentar y ya vers!
#Ah s? Pues habr que verel jueves por la noche se celebrar un cctel
por la inauguracin de mis nuevos apartamentos en Columbus Circle. Por
supuesto, ests invitada, la celebracin se extender durante dos das con
los principales promotores, espero que me honres con tu presencia y la de
tuamiga.
All estaremos! respondi Regina con un tono seco.
Le colg en las narices sin ni siquiera decirle adis y se cruz de brazos. Esa
llamada de su padre se haba transformado, una vez ms, en ajuste de
cuentas. Pero Regina se haba embalado antes de razonar esperando
defender el poco honor que le quedaba. Su padre nunca la haba querido,
tanto como haba detestado a su madre siendo ella el recuerdo del fracaso
de su matrimonio. Pero despus de la clera vena la incertidumbre.
Regina se volvi a sentar, la mente confusa. Deba ir a esa fiesta y con la
obligacin de ir acompaada. Como siempre, su padre la pona a prueba y
su orgullo la obligaba a probar que ella no era esa mujer malvada, sola, sin

sentimientos de la que toda la familia se burlaba. A la defensiva y ante cada


una de sus palabras, Regina haba pensado en Emma, pero despus de su
partida de la vspera, despus de ese repentino alejamiento, Regina ya no
saba a qu atenerse. Emma no era sino una escort. Ella le haba dejado
claro su trabajo, su papel junto a ella ese fin de semana, era por lo que le
haba pagado. Pero en la mente llena de ilusiones de Regina, esos dos das
pasados con Emma no eran consecuencia de un contrato, de un pago de
treinta mil dlares, aunque segua siendo consciente del trabajo de la rubia.
Nunca haba vivido momentos semejantes con nadie, y nunca ese nadie
haba sido capaz de hacer nacer en ella un vaco tan grande por su
ausencia. Emma le faltaba, terriblemente. Regina no haba conciliado el
sueo esa noche. Perdi el apetito. Cogi su bolso y sac una tarjeta de
visita, la de la agencia E. D, Escort Directory. Marc, insegura, y se aclar la
garganta.
Buenos dasSoy Regina Queen
#Madame Queen, feliz de escucharla, cmo est?
Le llamo con respecto a Miss NollanQuiero decirEmma Nollan
***

En esa poca del ao, Central Park atraa a las muchedumbres. Los turistas,
los hombres de negocio, los estudiantes y los deportistas. El sol brillaba en
un cielo azul, la hierba reverdeca y los campos de bisbol se llenaban hasta
cada la tarde. Seguramente el paraso era esa naturaleza en medio de la
inmensa ciudad que era Nueva York, calma y tranquila, al abrigo del
incesante movimiento de la metrpolis.
A un mismo ritmo, Emma corra al lado de su amigo, Kendall. Un joven cerca
de la treintena que cuidaba de su cuerpo tanto como ella lo haca. Porque l
tambin trabaja como escort para las seoras, una especie de gigolo, como
a l le gustaba decir al hablar de l mismo. De una belleza casi divina, sus
rasgos masculinos y su cuerpo esculpido por la mano de Apolo mismo
atizaban todos los deseos, tanto de hombres como de mujeres. Por esa
razn, Kendall aceptaba algunos trabajos con hombres. La orientacin
sexual no importaba en su manera de pensar. Para l, los humanos partan a
la bsqueda del placer carnal desde la pubertad y poco importaba el
gneroPoseyendo un encanto natural y simptico, Kendall tenia
consciencia de su poder de seduccin. Es ms, era eso lo que le haba
empujado a ese terreno laboral. Despus de casi diez aos siendo hombre
de compaa, su reputacin ya estaba hecha, y exiga l tambin sumas
astronmicas por sus servicios.
Es la primera dijo l Sabes cmo pueden ser en la primeraLos
hombres, las mujeres, es lo mismo. En cuanto toman su ritmo, en cuanto se
sienten en confianza, se aferran y creen que t eres Dios Padre
Kendall se detuvo al borde del camino para recobrar la respiracin. Emma lo
imit, sudando, y bebi algunos buches de su botella de agua. Su amigo no
estaba equivocado y ella lo saba. Pero desde su marcha de casa de

Madame Queen, no haba logrado sacrsela de la cabeza. Regina ocupaba


sus pensamientos, demasiado a menudo para su gusto.
Quizs tengas razn respondi ella para asegurarse
Kendall dio unos pasos hacia el hermoso csped tomado de asalto por los
turistas, familias y estudiantes buscando sol. Se agach y se apoy sobre
sus brazos para hacer algunas flexiones.
Queen, no son los de los bancos? pregunt l, curioso
E inmobiliarias respondi ella mientras se estiraba
Kendall se incorpor y observ a su amiga.
No deberas hacerte preguntas. Esa mujer est forrada y forma parte de
una de las familias ms ricas de la costa EsteSi le has hecho tiln, volver
a llamarte y podrs ganar una buena cantidad
Pero la situacin no pareca tan sencilla a ojos de Emma que no quera
arriesgarse a ninguna afeccin.
Ya tengo regulares que me pagan mucho ms que bien
Y? Qu puede hacerte a parte de volverte rica?
Emma esboz una sonrisa tan nerviosa como divertida ante el lgico
razonamiento de su mejor amigo.
Cmo es ella? pregunt l
Emma se tom unos segundos, asaltada por los recuerdos de su fin de
semana con Regina Queen. La respuesta se impona a travs de los
recuerdos de sus encuentros.
Sobre los treinta, mujer de negocios, tirando a guapa
Kendall frunci el ceo ante esa respuesta evasiva por parte de Emma.
Normalmente, esta no se quedaba corta en sus descripciones. Sus clientes
era o caones o amables para evitar decir feas.
Tirando a guapa? repiti l Guapa tipo me la tiro por trabajo o
guapa tipo voy a hacer horas extras?
Emma se ech a rer ante el resumen que explicaba bien su estado mental
durante el trabajo con Regina Queen. Ella estir un brazo, despus el otro, y
respondi
Es una bella mujer.
Kendall conoca a Emma desde su llegada a la agencia haca seis aos. Los
dos trabajaban de la misma manera, con profesionalidad y rigor. Se
tomaban ese trabajo en serio y no bromeaban con las reglas para evitar
desafortunados y desagradables malentendidos. Porque el sexo poda, a
veces, suscitar confusin en ciertos clientes, hacerles perder la razn hasta
el punto de dejarlo todo por el escortGrandes sumas de dinero eran
gastadas para actuar no importa cmo sin preocuparse de las
consecuencias fsicas y psicolgicas de su trabajo. Kendall lea cierta
vacilacin en la mirada de Emma. Y lo que ella acababa de contarle sobre el
impulso de Madame Queen al final del tiempo del contrato quizs solo era
parte de la verdad. Dudaba del rechazo de su mejor amiga hacia Regina
Queen, lo que nunca suceda. Emma se mostraba siempre slida y estricta
cuando se trataba de dejar las cosas en su sitio.
Y cmo fue tu pequeo tte- tte con Madame Travis? pregunt l sin
querer insistir. Su marido estaba ah esta vez?

Emma bebi otra vez algunos sorbos de agua, aliviada por hablar de su
ltima clienta en lugar de hablar de Regina.
No respondi ella Ella le dijo que no repetira la experiencia y que
prefera estar sola conmigo
Kendall esboz una sonrisa y dijo en broma
Y cmo se lo tom l?
La cuentas bancarias estn todas a nombre de ella, qu quieres que
dijera?
Emma rio con su amigo y los dos echaron a caminar, volviendo sobre sus
pasos, hacia la salida del parque. Su telfono vibr en el forro amarrado a su
brazo y lo sac para ver el nombre de su agente en la pantalla. Descolg,
pensando ya en un nuevo trabajo.
S?
#Hola Emma, soy Leech. Tengo un nuevo trabajo para ti a partir del jueves
por la noche. Madame Queen ha llamado, acaba de reservarte por diez das,
lo que nos lleva hasta el domingo que viene. Le he dicho que la llamara
para confirmrselo. Te parece bien?
La expresin de Emma cambi, y transparent tanta incertidumbre como
vacilacin. Debera haberse esperado tal propuesta por parte de Regina
despus de haberla visto tan afectada por su marcha. Y un trabajo de diez
das conllevaba una suma descomunal para una escort.
Es para un viaje?
Porque los o las clientes, a menudo, pedan escorts para sus viajes de
negocios o personales, lo que explicaba una duracin ms larga de los
contratos.
#Una viaje a Nueva York al menos por dos das. Para el resto, puedes
llamarla si tienes otras preguntas
As que Regina haba tomado sus precauciones y la haba reservado diez
das antes que dos para no cometer el mismo error
Ok, la voy a llamar.
#Bien, entonces espero tu confirmacin. Y pasa por la agencia en cuanto
puedas. Tienes papeles que firmar y facturas que darme. No lo olvides, hay
que cerrar las cuentas antes de fin de mes.
Ir enseguida, despus de comer
#Hasta luego, bye
Emma colg y Kendall pregunt rpidamente
Otro trabajo?
Emma suspir en silencio, el pulgar sobre el nombre de Madame Queen en
la pantalla de su telfono.
SDiez das con Regina Queen
Joder, no se anda con chiquitas! lanz Kendall espontneamente
Has aceptado, espero.
Primero tengo que llamarla

***

Despus de haber firmado algunos documentos, Regina haba pedido a


Clyde que le trajera otro caf, cosa poco recomendable en su estado de
nervios exacerbados. Desde haca varios minutos, esperaba que Elisha
Wallace la llamase para confrmale su reserva. Regina haba tomado la
delantera, incapaz de esperar hasta el jueves para contactar con Emma.
Para calmarse, por su bienestar mental, no haba encontrado otra solucin
sino la de llamar a la agencia. De esa manera se aseguraba ver a Emma
ms tiempo sin correr el riesgo de que fuera llamada para otro de esos
malditos contratos. Su telfono son y no esper al segundo toque para
responder
-Queen?
# Diez das? Sabes cunto vas a tener que pagar?
Regina, nerviosa, dio algunos pasos a lo largo de su despacho con el mvil
pegado a la oreja. El solo hecho de escuchar a Emma al otro lado de la lnea
la reconfortaba, la calmaba, como si su cuerpo hubiera estado en apnea
desde la marcha de Emma el da anterior.
Da igual. Puedo permitirme pasar los prximos seis meses si fuera
necesario.
***

Emma sacudi la cabeza ante esa precisin que se supona que deba
indicarle la determinacin de Regina. Pero ya la conoca y tema ese nuevo
trabajo. No solo a causa de las reacciones inflamadas de Regina, sino
tambin a causa de algunos lmites que ya haba franqueado con ella
Qu tienes pensado para diez das?
Escuch un ligero suspiro al otro lado de la lnea, despus Regina le
respondi
#Mi padre organiza un gran cctel en Nueva York ese jueves, as como dos
das de celebracin en el Sheraton de Central Park. Me gustara que me
acompaaras. Me dijiste que estaras disponible, as que he tomado la
delantera para asegurarme de que tambin lo estaras los das siguientes.
SolamenteSer necesario que me hagas un favor cuando nos veamos
Qu tipo de favor?
#Le he dicho queque haba conocido a alguien.
Emma frunci el ceo ante esa breve explicacin. Regina la dej adivinar lo
que segua
As que voy a tener que interpretar el papel de novia concluy ella,
poco entusiasta ante esa idea Sabes que ese tipo de interpretacin solo
funciona un tiempo con los padres?
# Me da igual. Podras hacer eso por m o debo llamar a la agencia?
Emma suspir ante esa pregunta y ante el tono molesto e impaciente de
Regina. La tensin se palpaba. Emma no apreciaba que la obligaran a nada.

As que ests dispuesta a pagar otra escort?


# Pagar a otra para esa velada si t no deseas acompaarme, pero te
dejara las llaves de mi apartamento donde podrs esperarme y yo ira a tu
encuentro.
Ms hablaba Regina, ms se crispaba Emma. Regina se buscaba problemas
con esa historia de su novia imaginaria. Tena consciencia de lo que eso
implicaba? La idea de saber a otra escort en compaa de Regina Queen
durante ese cctel tampoco le agradaba
Muy bien, te acompaar esa noche cedi ella Pero vas a tener que
decirme qu papel tendr que interpretar exactamente
#Te envo la direccin de mi apartamento al nmero que me has dado.
Renete conmigo ah a las cuatro del jueves, te dir todo lo que necesitas
saber.
Ok, ah estar

***

Regina caminaba de un lado a otro del despacho desde que la conversacin


haba empezado. El corto silencio que se haca denotaba su persistente
nerviosismo mientras que no tena ninguna intencin de colgar. Poner fin a
esa llamada equivaldra a no tener noticias de Emma hasta el jueves si la
rubia decida no responder al nmero de telfono que le haba dejado antes
de su partida. Regina se detuvo delante de los ventanales de su despacho
que daban al pequeo parque adyacente al Ayuntamiento y volvi a hablar
He pensado mucho en lo que ha pasado entre nosotras este fin de
semana
Un silencio sigui a sus palabras antes de escuchar la voz de Emma
# Y te has dicho que embarcndote en esta historia de tu novia sera ms
sencillo?
Adems de ocupar todos sus pensamientos sin excepcin, Emma la irritaba,
pensaba Regina
No estaba previsto se defendi Si dependiese de m, me hubiera
conformado con verte en Nueva York para pasar los prximos diez das sola
contigo!
Se esforz en calmarse y apart un mechn detrs de su oreja
Pero una vez que ese mal momento haya pasado, haremos lo que te
parezca los ochos das siguientes.
Porque en eso tambin haba pensado Regina desde la marcha de Emma, en
todos sus deseos hasta ese momento inexistentes desde el encuentro con la
rubia.
El jet estar a nuestra disposicin, solo tendrs que decidir.
#Veamos cmo transcurre esa velada, y ya veremos despus
Las respuestas de Emma jugaban con los nervios de Regina. Esta se
mostraba de repente despegada a propsito? Era porque no estaba de
servicio? Regina se senta en una trampa, pues tema hacer ciertas

preguntas cuyas respuestas podran acentuar su malestar.


Entonces, me despido hasta el jueves

***
An al lado de su amigo Kendall, que la observaba por el rabillo del ojo,
Emma se irritaba en silencio. Regina era una verdadera gruona, adems de
ser caprichosa y testaruda.
Hasta el jueves respondi ella al final
#Emma, espera
Emma no haba apartado el mvil de su oreja, de todas maneras. As que,
respondi
An sigo aqu
Un corto silencio se hizo al otro lado de la lnea, despus escuch
#Me gust este fin de semanaMe gust lo que pas yTe echo de menos.
Emma se irrit ms al sentir una emocin desagradable invadirla ante esas
palabras. Ellas sealaban ese apego imposible y peligroso, evocaban la
complejidad de ese contrato. Lanz una mirada a Kendall, despus al
semforo antes de cruzar la avenida.
Hablaremos el jueves, tengo que dejarte.
Colg y Kendall tom la palabra rpidamente, bastante intrigado
Diez das para un segundo trabajo solo tres das despus del primero
resumi l Tu cliente am tus servicios
Por supuesto que Regina haba disfrutado y ella se lo haba repetido, pens
Emma, crispada. Kendall ya deba estar hacindose preguntas, adivinando
su confusin que ella intentaba disimular. Pero l conoca las vicisitudes del
trabajo, las reglas y las posibles distancias.
Y t? Te gust? pregunt l
Era justamente la pregunta que Kendall no tena que haber hecho! Emma le
lanz una mirada acusadora por atreverse a haberla hecho.
De qu hablas? replic ella
Kendall dej ver una ligera sonrisa ante el repentino cambio de humor de su
amiga.
No sera la primera vezEso puede pasarnos a nosotros tambin. Lo
sabes? Dar con un cliente que nos gusta, con quien nos gusta acostarnos.
Sentimos placer y deseamos comenzar de nuevo. No somos robots o
juguetes sexuales, aunque est bien para el ego decirse que las personas
nos desean y nos quieren hasta el punto de pagar varias decenas de miles
de dlares para acostarse con nosotros en una cama. En fin, para ti, cunto
sera? Alrededor de 200.000
l le sostuvo la puerta cuando llegaron ante el inmueble donde se
encontraba el gimnasio donde se dara la clase de Muay tha. Porque
adems de ser amigos, hacer el mismo trabajo, compartan el mismo inters
por ese arte marcial y el derroche de adrenalina. Emma entr, seguida de
Kendall. Deba ordenar sus pensamientos a propsito de Regina, encuadrar
la situacin, pero la idea de cruzarse de nuevo con su mirada le despertaba

ya unos nervios que no deban existir.


De todas maneras, mantn el control del trabajo
Emma saba por qu razn Kendall le daba ese consejo. El control era
primordial en cada una de sus misiones si no queran correr ningn riesgo.
Las reglas bien establecidas, los clientes bien informados de su trabajo, el
control deba ser mantenido. El equilibrio resida entonces entre imponerse
a su cliente dejndole creer que era l quien lo detentaba. Y era eso lo que
Emma tema perder pasando tiempo con Regina
***
Emma camin por el pasillo unos segundos, vacilante. Haba localizado la
direccin que le haba indicado Regina Queen en el ltimo piso de un
inmueble de lujo en el Upper East Side. Haba preferido no contestar a la
llamada del da anterior, solo le haba mandado un mensaje para
confirmarle la cita de la media tarde.
Durante tres das no haba dejado de pensar en ello, de temer ese nuevo
cara a cara con Madame Queen. Porque saba que sus ojos se haban
paseado a lo largo de su cuerpo, haban escrutado cada mnimo rincn.
Regina la atraa mucho ms de lo que debaPero la suma ya haba sido
ingresada en la cuenta de la agencia y el trabajo, por tanto, deba
realizarse. Ante la puerta del apartamento, se sac los pulgares del bolsillo
trasero de los pantalones y se resign a llamar. Una buena inspiracin y
seguramente recobrara el control de la situacin.
Regina Queen abri, el telfono al odo, vestida con uno de sus elegantes
trajes chaqueta, hecho a media y de precio desorbitado. Por supuesto, la
Seora Alcaldesa no pudo evitar mirar a la rubia de arriba abajo. Cerr tras
ella y acort su llamada.
Pseme las llamadas importantes a mi lnea de Nueva York, Clyde, pero
nicamente las importantes.
#Bien, Madame, anotado.
Le llamo maana
Y colg finalmente sin haberle quitado ojo a Emma que paseaba por su
apartamento. Regina haba sentido ese algo agradable y embriagador en su
pecho cuando su corazn haba latido ms rpido, ms fuerte, al ver a
Emma entrar. Apag el telfono, lo dej en la mesita de la sala y se
enderez. Regina Queen, implacable mujer de negocios, senta que perda
pie, nerviosa frente a la rubia. Los escasos tres das sin noticias de ella le
haban parecido una eternidad. Vio a Emma girarse hacia ella y se ajust su
blusa en los pantalones de vestir que caan sobre sus altos tacones.
Estoy contenta de verte dijo ella con una brillante mirada que reflejaba
mucho ms que alegra
Emma no saba decir si senta lo mismo. No dejaba de recordarse el
contrato, la razn de su presencia ah. Pero volver a ver a Regina haca
volver a su mente los recuerdos de sus numerosos retozos. Su perfume
inundaba el apartamento, llegaba a ella en sucesivas e intensas oleadas.
Por supuesto, su mirada no haba tardado en posarse sobre su clienta. Se

haba deslizado por su silueta cubierta por sus hermosas prendas, siempre
tan elegante. Regina Queen desprenda un carisma evidente y su belleza
acentuaba el poder de sus encantos.
Cmo ests? pregunt ella
Regina no consegua controlar su propio corazn que se empeaba en no
querer calmarse. Ese era uno de los numerosos efectos que Emma tena
sobre ella. Ella se acerc, vacilante, insegura, sintindose una adolescente
en su primera cita.
Ah va
Seal el bar con un femenino movimiento de mano y aadi
Te sirvo algo de beber? O quieres, quizs, comer?
Emma esboz una sonrisa nerviosa al percibir la evidente turbacin de
Regina delante de ella. Ella era la escort, as que deba controlar ese
reencuentro, aunque este implicara emociones que sobrepasaban los
lmites.
Me gustara un whisky solo respondi ella mientras se quitaba su
chaqueta de cuero Y me gustara hablar de lo que has previsto para esta
noche. Para poder estar a la altura
Regina se esforzaba por encontrar en su interior un poco de calma. Camin
hacia el bar, sirvi dos vasos con un puro malta escocs y puso uno frente a
Emma que se haba sentado en uno de los taburetes. Ella rode la barra de
cristal y se sent a su lado. Su mirada no poda evitar recorrer su silueta, su
mente no dejaba de recordarle los momentos ntimos compartidos. Sin
embargo, esa velada era importante, una prioridad.
Cmo es que se dice? dijo ella intentando bromear El trabajo antes
que el placer
Cruz sus piernas, alisando la tela de su pantaln de vestir con la mano
antes de cruzarlas sobre las rodillas.
No quiero una interpretacin complicada dijo Y no dejar que te
someta a un interrogatorio sobre nuestra vida o la tuya. As que eres libre de
inventar lo que te plazca con respecto a nuestro encuentro, nuestra vida.
Conociendo a mi padre, no se extender en los detalles. Seguramente te
preguntar a qu te dedicas y qu milagro hace que me soportes.
Emma alz las cejas ante esa explicacin sucinta de la relacin de Regina
con su padre. Despus de haberla observado por el rabillo del ojo, se
esforzaba en mantener la cabeza fra, de atenerse a su papel de escort. Su
mano aferrando el vaso, lo hizo girar antes de beber un trago. Lanz una
mirada a Madame Queen, la observ, detenindose una vez ms en su ropa,
su blusa entreabierta que sugera el nacimiento de un pecho firme y
generoso.
Entonces debo impresionar a pap? resumi ella l tiene razn?
Nadie puede soportarte?
Regina se mordi la comisura del labio ante esa pregunta. Admita tener un
temperamento fuerte, un carcter duro.
Exagera dijo
Bebi otro trago de alcohol y aadi
Y t podrs juzgarlo despus de pasar los prximos das conmigo.

Emma esboz una sonrisa ante ese ltimo comentario. Diez das completos
pasndolos con Regina, ofrecindole sus servicios. Tema aprender otras
cosas a parte de su lado insoportable. Barri ese pensamiento de su cabeza
y se concentr en esa velada anunciada y en esa historia de novia falsa
presentada a Pap Queen. Con el vaso an entre sus dedos, Emma se tom
el tiempo para reflexionar, y despus propuso
Ya que tu querido padre es muy atento contigo, espera que t te
relaciones con la lite, imagino
Un ojeada a Regina bast para comprender que haba adivinado. As que
continu
Ser Anna, hija de Vladimir Tchekhoz, un rico industrial ruso que hizo su
fortuna gracias al comunismo y que posee la mitad de la ciudad de Miami
Pero este querido Vlad se supone que est muerto, asesinado por la mafia
en un viaje de regreso a su pas. Y yo estoy aqu porque soy la heredera de
su imperio. Ser suficiente para Pap Queen o no le gustan los rusos?
Regina frunci los ojos ante esa propuesta ms elaborada de lo que hubiera
podido imaginar. No se deca que cunto ms gorda era la mentira ms
creble?
A mi padre no le gusta nadie precis ella con una ligera sonrisa
Se levant
Me tom la libertad de pedirte un conjunto de alta costura para la fiesta.
Si quieres seguirme, est en la habitacin.
Emma se levant y sigui, entonces, a Regina a travs del inmenso
apartamento cuyas vistas sobre Central Park eran espectaculares. Regina
entr en la estancia, una amplia habitacin presidida en una esquina por
una cama tamao gigante. Mesas de noche de madera, modernas, hacan
juego con un tocador, y dos grandes ventanales permanecan abiertos a un
inmenso cuarto de bao cuya baera era comparable a un jacuzzi. La
maleta estaba abierta sobre la cama, el conjunto del que la Seora
Alcaldesa le acababa de hablar estaba extendido en la cama, an protegido
por el plstico. Se trataba de un traje negro, con una camisa blanca, muy
parecido a los trajes que llevaban los hombres en esas fiestas de la alta
sociedad.
Lo encargu ayer a un gran sastre francs. Debera ser de tu talla. He
pensado que te sentiras ms cmoda con este tipo de atuendo.
Ella sac de su maleta un vestido, tambin cubierto con un plstico.
Tengo que prepararme, dejo que te lo pruebes, te veo en unos minutos.
Al menos Regina no haba puesto ninguna objecin a su historia, y Emma
podra meterse en la piel de su personaje sin temer no sentirse a gusto. Lo
que ms le asombraba era ese atuendo, efectivamente masculino, que
Madame Queen le haba elegido. La etiqueta interior indicaba una gran
marca de la alta costura europea. Regina no escatimaba mediosEmma
lanz una ojeada al cuarto de bao en el que ella se haba encerrado. Esa
noche se anunciaba animada, entre el encuentro con su padre, su papel de
novia y esa maldita atraccin que senta por su clienta.
Sin turbacin, se quit la ropa para ponerse el pantaln, despus la camisa
y el chaleco. Dej los botones desabrochados para darle al atuendo un

toque ms sexy, menos sobrio. Regina no se haba equivocado de talla. Esas


prendas le iban a la perfeccin, ni demasiado anchas, ni demasiado
estrechas. Se dirigi hacia un espejo de pie, en una esquina del cuarto, y se
examin con atencin. Algunas clientas ya le haban pedido de calzarse
ropa tpicamente masculina para satisfacer algunas fantasas. Pero no se
trataba de pasar esa noche en la cama, o de retozar en las cuatro esquinas
de ese apartamentoAdems de darle placer a la chica, ella deba encantar
al padre. Cogi un elstico de su bolso y se at los cabellos en una cola de
caballo, y entonces escuch la puerta del bao abrirse. Gir los ojos hacia
Regina y la vio vestida con un largo vestido negro, con una abertura lateral.
Esta se haba detenido en seco cuando su mirada se pos sobre Emma. Ese
traje pareca hecho para ella, y, una vez ms, lo que haba imaginado para
la rubia estaba por debajo de la realidad. Se acerc a ella, bajo el encanto,
atrada por lo que Emma desprenda en ese traje, y ajust el cuello de la
camisa. Su mirada sigui a sus dedos antes de subirla hacia la de Emma.
Volvan a comenzar los rpidos latidos de su corazn, sus familiares sofocos
acompaados de dulces estremecimientos.
Ests muy guapa dijo, simplemente
Pues las palabras le faltaban. Ningn adjetivo poda calificar lo que Emma
desprenda ante ella. Tanto encanto, carisma, una belleza natural que no
dejaba de cautivarla. Ella le sonri, su brillante mirada reveladora de toda
su atraccin, y aadi
Estoy segura de que la seorita Anna Tchekhov causar una gran
impresin.
En ese momento, Emma no pensaba en Anna, sino en Regina con ese
vestido. La prenda la cubra como un guante de seda en una mano
femenina. Y todo en lo pensaba era en quitrselo, subir sus dedos por ese
muslo medio descubierto. La tensin aumentaba, la atraccin recobraba las
riendas y sobrepasaba los lmites. La velada no haba comenzado todava, el
contrato acababa de comenzar y Emma se senta desfallecer, senta que
perda el control, que deba mantener a cualquier precio. Su mirada se haba
detenido en sus carnosos labios, pintados de un rojo oscuro. Le devolvi la
sonrisa, naturalmente encantadora, y desliz una mano en su mejilla. Sus
cabellos morenos, echados hacia atrs, dejaban al descubierto sus
pequeas orejas, adornadas con unos elegantes pendientes.
Contigo de mi brazo? Seguro
Puso sus labios sobre los de ella y la bes, despus de haberse estado
conteniendo por demasiado tiempo. Un estremecimiento la atraves,
recordndole todo lo que haba sentido los dos das en compaa de
Madame Queen. Su cuerpo no lo haba olvidado y reaccionaba a la primera.
Dio un paso hacia atrs, negndose a dejarse quemar, y volvi a hablar
Deberamos marcharnos antes de que la escort tome el sitio de Anna y se
ocupe de ese vestido
Ese beso haba sido demasiado corto, infinitamente demasiado corto,
aunque Regina sinti sus efectos al momento. Su corazn se haba
embalado durante el tiempo de ese delicioso contacto que no se haba
atrevido a pedir. Pero ahora que Emma haba dado ese primer paso tan

esperado, Regina no podra esperar, estoicamente, a la vuelta para besarla


de nuevo. Antes de que Emma retrocediese, su mano se desliz en la suya,
provocando con ese simple contacto, otros temblores.
Espera dijo ella con una voz bastante clida
Regina estaba demasiado debilitada para resignarse a una nueva espera.
As que se lanz contra ella, su mano remont hacia su mejilla y sus labios
capturaron los suyos. El beso apenas fue insistente, ms tmido, ms una
huella de una contencin, aunque llena de pasin. Y Regina lo profundiz, su
otra mano subi hacia el cuello de la camisa de Emma, sus dedos rozaron su
torso apenas accesible, los otros partieron hacia su nuca, bajo sus dorados
cabellos. A lo largo de ese beso, las contenciones de Regina se
desmoronaron. Sus emociones, sus sentimientos y su atraccin
desmesurada por Emma tomaban las riendas sobre lo poco de racionalidad
que su breve separacin le haba aportado. As que el perfume de su
amante, sus labios pegados a los suyos, el gusto azucarado de su aliento y
la clida humedad de su lengua haba echado por tierra sus reservas.
Te he echado tanto de menos murmur ella.
Un ardiente suspiro se escap de ese beso provocado por Regina. Esta
atizaba todos sus deseos, sus innombrables y libertinas ideas en la mente
ya fuera de lugar de Emma. Su profesin, sus costumbres aadidas a ese
devorador e incontrolable deseo hacia su cliente no facilitaban nada. Con un
brazo alrededor de su cintura, sus manos buscaban pasearse, detenerse en
ese cuerpo ya recorrido, descubierto abrazo tras abrazo. Pero tena que
mantener la cabeza fra y no dejaba de repetrselo. Un trabajo la esperaba
antes de dejar a Regina tomar las riendas y que obtuviera todo por lo que
haba pagado. Se oblig a retroceder, a romper ese trrido contacto. Sus
resplandecientes ojos azules se hundieron en los de ella y all se perdieron
un instante antes de recobrarse.
T eres la clientaO bien continuamos y esto acabar por las cuatro
esquinas de esta apartamento, o nos paramos y vamos a esa fiesta
Regina maldeca esa fiesta y a todas las personas que all se cruzaran. Al or
las palabras de Emma, bien poda mandar al diablo sus proyectos, a su
padre y sus obligaciones. Despus de todo, no tena que rendirle cuentas a
nadie sino era a ella misma. Y todo lo que quera en ese momento era a
Emma. Ya solo la vea a ella en esa hermosa ropa, solo pensando en
quitrsela. Esos tres das de espera interminable acababan ah, ahoraAs
que Regina subi su mano por su costado y baj la cremallera de su vestido.
Este se desliz lentamente por su busto, despus por sus piernas antes de
caer a sus pies. Solo lencera fina la vesta. Los pechos encerrados en un
sujetador, a sus braguitas de encaje estaba sujeto un liguero que aguantaba
sus medias a conjunto. Entonces, Regina desliz sus dedos por la clavcula
de Emma y respondi
Si me deseas tanto como yo a ti, me da igual la fiesta, Miss Nollan
Emma reconoci esa ola de calor en ella, esa que la invada para hacerla
caer y hacerle olvidar su verdadero papel al lado de Regina Queen. Esta
abusaba de sus hechizantes encantos, de sus apetitosas y seductoras
formas. En su ropa interior, atizaba un fuego peligroso, despertaba

emociones que deban estar calladas e inexistentes. Pero Emma era


humana, como Kendall le haba recordado y a ella le gustaban las hermosas
mujeres tanto como el placer de la carne. As que sucumbi, primero porque
estaba ah para eso, y luego porque era incapaz de resistirse. Nunca, jams
una clienta haba tenido tanto poder sobre ella. Un poder sobre ella y sus
deseos, su manera de ser y de comportarse. Haba lmites que deban ser
mantenidos y respetados, como cortafuegos destinados a proteger a las dos
partes de un apego malsano.
Con sus labios en los suyos, Emma la besaba ms y ms. Sus manos sobre
el cuerpo de Regina se paseaban, partan al descubrimiento con lentitud e
impaciencia mezcladas. Las de su amante se introducan bajo su camisa, la
desabotonaban, se encargaban de abrirla. Al instante siguiente, Emma se
encontr encima de ella, en la cama. Y todo volva a comenzar. La distancia
impuesta entre ellas durante tres das no haba sido sino una vaga ilusin,
un tomar carrerilla para saltar mejor. Ese reencuentro envenenaba las
cosas, la situacin entera. Emma no poda decidirse a poner nombre a ese
nuevo encuentro. Se esconda tras la excusa del contrato, una consciencia
profesional que la obligaba a honrar a su clienta y sus exigencias. Pero ms
all de la clienta, de sus exigencias, Emma responda a las suyas, a sus
propios anhelos convertidos casi en necesidad. Sus cuerpos reunidos en una
nueva ofensiva, el calor de un deseo profundo y visceral, Emma se dejaba
arrastrar por la fogosidad, la excitacin provocada por las manos de Regina.
Estas se detenan sobre ella, despus de haberle quitado el sujetador, en su
espalda, recorriendo su columna con la yema de los dedos. Los
estremecimientos se encadenaban a medida que estos pasaban hasta
llegar, deslizndose, bajo la cinturilla del pantaln. Entonces un temblor la
recorri, arrancndole un suspiro. Regina acababa de descubrir uno de sus
zonas sensiblesElla rompi el beso, hundi su brillante mirada en la suya.
Su respiracin entrecortada tena que recobrar su ritmo normal as como sus
revueltos pensamientos, y su corazn en estado de pnico. Haba olvidado
desnudar completamente a la clienta, deshojarla con cuidado. Solo su
sujetador haba desaparecidoLa excitacin se haca tan grande bajo las
manos de Regina que Emma perda de vista el placer de la clienta. Ese era
el riesgo que las escorts deban evitar a cualquier precio para mantener el
control, dejar sus marcas indelebles sobre sus amantes (hombres y mujeres)
para fidelizarlos. Pero ese fin de semana al lado de Madame Queen haba
adquirido otra amplitud, demasiada importancia. Y Emma sucumba ahora
bajo el recuerdo de sus numerosos retozos. Su mano alcanz su cadera,
descendi por su muslo y deshizo el cierre de una de sus ligas. Cmo
trabajar sin temer abandonarse completamente a su propio placer? Deba
reencontrar el gusto de la aventura, de la seduccin y del encanto, olvidar la
intensidad del apego. Su otra mano se encarg de desabrochar la otra liga,
y se inclin hacia ella para depositar sus labios sobre su liso vientre.
En la mente de Regina ya no haba sitio para su padre, su cctel, su manera
insistente de recordarle que era el vivo retrato de su madre, a la que l
haba abandonado. Solo quedaban Emma y ella en su apartamento. Solo
importaba la fiebre que su amante haca crecer con sus asaltos, sus caricias,

sus besos. Regina la haba desvestido a medias, y Emma se encargaba de


desnudarla una vez ms. Sus manos haban viajado hacia los cabellos
dorados conforme ella descenda lentamente. Sus besos en su pecho,
despus en su vientre provocaban otros temblores, otras locas ideas que la
llevaran al xtasis. Pero con Emma, el orgasmo no era la finalidad. Regina
disfrutaba cada segundo, cada caricia, cada mirada que Emma posaba
sobre ella. Despus de haber desabrochado el liguero, sinti cmo le
quitaba las medias, despus cmo las braguitas de encaje se deslizaban por
sus piernas. Entonces los besos de Emma bajaron hacia su bajo vientre,
hacindose ms ardientes, Regina era consciente de la idea de su amante.
Cuando sus labios alcanzaron su intimidad, Regina se arque sensualmente,
su cabeza echada hacia atrs, mientras que un dulce gemido se escap de
su garganta. Emma se aventuraba con caricias ms ntimas y Regina noto
su lengua deslizarse sobre su cltoris. Otra ola de calor la envolvi, la hizo
temblar y murmur
EmTme vas a volver loca
Como nica respuesta, Regina sinti sus asaltos ms insistentes. Sus dedos
se aferraron, cerrndose, en los cabellos rubios de Emma, sus labios
deslizndose entre sus dientes para contener otro gemido. Not su otra
mano deslizarse sobre su vientre, la captur con la suya antes de que los
dedos se entrecruzaran. Con cada ola de calor, de placer, Regina los
aferraba, se abandonaba a la deliciosa tortura que Emma le infliga. Emma
era la nica que la haca perder el control, que la haca olvidar sus
prerrogativas y obligaciones. Con ella, Regina no era ms la mujer estricta,
rgida y ordenada. Renunciaba a la imagen que quera dar a los dems,
soltaba rienda en provecho de las emociones y sentimientos que nunca
mostraba a nadie.
Con todas sus fuerzas, Emma contena sus propias ganas, sus deseos
devorando el interior de su vientre, entre sus muslos. Cuanto ms senta a
Regina reaccionar, suspirar, tensarse antes sus asaltos, ms ganas tena de
explotar una buena vez por todas. El placer experimentado se volva
poderoso e impresionante. Su mano libre posada en su cadera dej ese
lugar y alcanz su vientre. Con la otra agarrada por la de Regina, no
necesitaba sino una para desencadenar el fuego del infiernoEntonces su
pulgar se uni a sus labios sobre su intimidad y ofreci todas sus atenciones
al cltoris. Saba que estaba al lmite, al borde del orgasmo, poda sentir sus
msculos tensarse, sus dedos aferrndose a sus cabellos. Su aliento ya no
dejaba pasar sino suspiros y breves gemidos, consecuencia de una
verdadera tortura. Emma se esforzaba en contener sus emociones, en
mantener la cabeza fra, pero cmo poda hacerlo? Cmo ser capaz de
separar atraccin y placer? Cmo hacer tu parte del trabajo cuando una
mujer satisfaca tus gustos, llenaba tus expectativas personales? A Emma le
gustaba lo que haca, as como le gustaba cada una de las caricias que
infliga a su clienta. Y eso era todo en el trmino gustar. Su trabajo era dar
placer, hacerse gustar y no hacerse dar sus propios favores. Por supuesto,
ella poda apreciarlo con el objetivo de actuar mejor, volver al o a la cliente
dependiente. Ese oficio conllevaba tantas contradicciones como paradojas.

Se jugaba con el amor, la felicidad, el placer absoluto. Se buscaba satisfacer


al otro, provocarle una necesidad, una dependencia que despus se haca lo
posible por deshacer si se haca demasiado fuerte. Los clientes deban
aferrarse, pero no amar, engancharse, pero no convertirse en
dependientesTodo se opona, todo se contradeca. Y lo ms sencillo era
acostarse por acostarse. El sexo por el sexo, puro y duro. Pero los clientes no
pagaban sumas exorbitadas para encontrarse con una puta. Y una vez ms,
reinaba una perfecta antinomia, una negacin por cada parte. El que paga
se negaba a esa bajeza, exiga ser satisfecho en diferentes terrenos,
olvidaba haber pagado por sexo. La escort responda a sus necesidades, a
su falta de afectividad, interpretaba a la amiga, a la amante, la confidente y
la esposaUn oficio tan arriesgado como ser bombero. Lanzarse a pecho
descubierto a una falsa relacin, un fuego alimentado que poda devorar al
cliente y a la escort. Y Emma, sin embargo, deba atizar las cenizas, soplar
sobre las brasas incandescentes con todo conocimiento de causa. Saltar de
cabeza a la tormenta, a los peligros de una emocin demasiado fuerte, a
sensaciones incontrolables. Era lo que ella acababa de hacer en ese
momento. Rechazar los lmites, hacer degustar a Regina los sabores de un
orgasmo delirante y total.
Sudando, se incorpor, la respiracin entrecortada, los labios cubiertos con
el placer de su amante. Despus del xtasis, la belleza de Regina se
revelaba ms natural y salvaje, extirpada de cada poro de su deliciosa piel.
De rodillas, entre sus muslos, Emma se inclin sobre ella y le apart un
mechn de cabello hmedo de su mejilla
Tendra que haberte dicho que ese tipo de lencera tiene un extrao
efecto en m
Regina se recobraba de la delirante tempestad de placer que se haba
abatido sobre ella. Estaba agotada, satisfecha, su mirada oscura,
resplandeciente, posada en los rasgos de Emma, inclinada sobre ella. El
calor an perduraba, ms suave, reconfortante. A Regina le gustaba acoger
el cuerpo desnudo de Emma en el suyo, alojado entre sus piernas
replegadas sobre el colchn. Una mano estaba reposada en su espalda y la
otra esbozaba lentas caricias a lo largo de su brazo. Una ligera sonrisa se
dibuj en sus labios, marca de serenidad y ternura.
-Solo me la he puesto para ti dijo con voz cansada
El silencio se volva a instalar y Regina apreciaba el brillo en la mirada azul
de su amante. Se perda en ella sin remedio, pues despus de haberse
liberado gracias a ese nuevo encuentro, su nerviosismo se esfumaba. Emma
retrocedi, se ech a su lado y Regina sigui el movimiento. Con una pierna
entre las suyas, peg su cuerpo a su costado y la enlaz, incapaz de
soportar la mnima distancia. Emma no estaba completamente desnuda, no
an, y Regina disfrutaba pensando que la noche apenas acababa de caer
sobre Manhattan. Un breve pensamiento le record que eran esperadas en
el cctel de su padre, pero nada la hara dejar ese apartamento esa noche.
Sonri ante un pensamiento, siguiendo con una mirada maliciosa sus dedos
que se abran y cerraban en la parte alta del torso de Emma.
Qu pensaste cuando te dije que contemplaba la posibilidad de

contratar a otra mujer para que me acompaara a la fiesta de mi padre?


Emma se estremeca bajo los dedos de Regina. Su cuerpo permaneca
marcado por ese trrido encuentro, su deseo bien despierto. Notaba su
excitacin entre sus muslos, evidente resultado de una atraccin irresistible
hacia su clienta. Ante esa pregunta una sonrisa, a la vez juguetona y
nerviosa, se dibuj en sus labios. Se acordaba de esa breve rplica de
Regina durante su corta conversacin telefnica. Y se acordaba de los
pensamientos que la haban atravesado en ese momento.
Que esa otra mujer deba ser fuerte para sufrir tus embestidas, en mi
lugar respondi ella Y que era preferible que yo lo asumiera antes que
dejar que una compaera resultara acribilladaY nadie lleva tan bien un
traje como yo.
Regina mantuvo su sonrisa seductora, divertida por los meandros tomados
por Emma para no confesarle los celos. Ella la devoraba con los ojos,
apreciando ese instante en el que la reencontraba plenamente. Le pos sus
labios en su mentn y le rob un beso.
Me ha gustado quitrtelo
Regina no dejaba de alimentar la excitacin, la efervescencia en su interior.
Emma era consciente de ello y luchaba para no sucumbir, para no dejarse
llevar por la locura del momento. Esa ltima embestida haba provocado
nuevas emociones, haba desvelado su apego a Regina. Y tena que
desconfiar, permanecer en guardia, no abandonarse. Los carnosos labios de
su clienta no dejaban de llamarla. Renov un beso, le captur el labio
inferior entre sus dientes en un reflejo juguetn. Porque ella era as y no
necesitaba forzarse para mortificar a la otra.
Es el objetivo dijo ella T me vistes y t me desvistes, las mujeres
adoran jugar a las muecas incluso en edad adulta.
Regina rio sobre los labios de Emma y la mir fijamente, su mirada an
contemplativa. Su labio entre sus dientes, su ndice traz los contornos de
los de la rubia antes de descender por su mentn. Algunas ideas lujuriosas
le pasaron por la mente.
Conozco otro juego que consiste en mezclar placer y degustacin.
Retrocedi y se levant
Esprame, ya vuelvo
Regina se alej hacia la puerta de la habitacin y sali estando an
desnuda. Emma no haba desviado su mirada de ella y la haba mirado de
arriba abajo hasta que ella desapareci en el saln. El cuerpo de Regina
suscitaba tantas cosas, tantos deseos que llegaba a ser embriagador. Llev
sus brazos debajo de la cabeza, se qued en la cama, obediente. Un
instante ms tarde, la vio volver con un bol de fresas, nata y champn. Sus
ojos comenzaron a brillar con una chispa de concupiscencia, revelando las
incalculables ideas que acababan de encadenarse en su cabeza.
Finalmente vas a soltarte y realizar una de tus fantasas? le pregunt
ella con la sonrisa en los labios Has comprendido que estoy aqu para
eso, est bien.
Regina mantuvo su ligera sonrisa y su mirada sigui siendo maliciosa. Dejo
el bol de fresas sobre el colchn, el tubo de nata en una mano. Emma no

saba si al decirlo haba provocado la realizacin de una de sus fantasas,


pero esa no era tan antigua como Emma poda creerlo. Sin pedir ningn tipo
de autorizacin, Regina se sent sobre ella, su cuerpo desnudo ofrecido a su
vista. Puso la punta del tubo de nata sobre el torso de Emma y la hizo
derramarse lentamente por sus pechos antes de coger una fresa que llev a
sus labios llenos
Ya te has preguntado lo que sera encontrarte en mi lugar?
Con una mirada ms traviesa, Regina se inclin sobre el torso de Emma
para recoger con su lengua el rio blanco y azucarado. Emma dej de
respirar ante la ardiente sensacin de la lengua de Regina contra su piel. El
calor se haca sofocante. Con los labios ente sus dientes, se contena e
intentaba jugar a ese juego manteniendo la mente despejada y clara. Pero
Regina acababa de colocarse sobre ella, a horcajadas, completamente
desnuda. Su mano se desliz en sus cabellos oscuros, cuidados, y algo
despeinados debido a la batalla anterior.
No soy solo un juguete sexual, sabes? respondi ella, excitada Y mi
cuerpo no es de piedra
Regina se incorpor, cogiendo de paso una fresa que llev a los labios de
Emma.
Espero que no seas de piedra
Pero cuando Emma quiso morder la fresa, Regina se la retir de los labios, la
mirada ms maliciosa
Quiero que sepas lo que es querer terriblemente algo que se te niega.
Llevo la fresa a su boca, la mordi y recogi con su dedo un poco de nata.
La mirada de Emma sigui el menor de sus gestos hasta que su dedo se
perdi entre sus labios que no dejaban de avivarla. Emma se encontraba,
efectivamente, en el lugar de su clienta y senta sus deseos aumentar a
cada segundo que pasaba. Regina la atizaba y todo en ella se haca trrido.
Se incorpor, incapaz de permanecer inmvil ante sus envolventes
encantos. Saba que ese juego, que, sin embargo, ella haba empezado
podra serle fatal. Sus manos de vuelta en sus caderas solo pedan poseerla
una y otra vez
Atrvete a decir que no tienes todo el placer que quieres respondi ella
a sus alusiones Es por eso que las mujeres me llaman a mporque ellas
no tienen que devolver lo mismo, porque ellas solo necesitan dejarse
satisfacer.
Regina se estremeci ante la manera en la que Emma la acerc a ella, su
pelvis rozndose con su bajo vientre acababa de reavivar su placer. Su
deseo volva, incluso ms fuerte, ms envolvente y ardiente. Su mirada
reflejaba ese fuego interior que poda devorarla en todo momento. El de la
pasin, el de la adiccin a los placeres carnales, a los sentimientos
experimentados hacia Emma. Pues sus mismos sentimientos cambiaban
todo y desde esa noche, Regina senta la atraccin recproca, la negacin, el
rechazo de Emma a dejarse ir, a franquear los lmites de sus malditas
reglas. Sus dedos se deslizaron a lo largo de su mandbula cuando los de
Emma viajaron por sus muslos. Con un sensual movimiento de sus caderas,
Regina los guio lentamente hacia su interior, sin apartar sus ojos de los

Emma que tambin la miraban fijamente


Yo no soy esas mujeres le record con voz clida Y yo quiero ms que
tus atenciones
El placer ascenda ya hacia sus riones, percibiendo a travs de las pupilas
de Emma tanto desafo como satisfaccin.
Por lo que s aadi ella en un suspiro S que te gusta verme gozar
por ti
Emma se encontraba presa de su propio juego de seduccin. Regina haba
encontrado sus fallas y hunda el dedo en ellas sin vacilacin, sin condicin.
La mirada que le daba en ese momento revelaba tanto desafo como
provocacin. Normalmente era ella quien atizaba, quien alimentaba la llama
para encender el fuego y quemar todo hasta la extincin total. Pero Regina
No lo sientes? la desafi Regina
Porque Regina era muy consciente de que Emma perciba la clida humedad
de su sexo en su mano, el resultado de su exacerbado deseo, de su xtasis
al sentir los dedos de Emma entrando en ella. Sus movimientos de cadera
se hacan ms profundos, al ritmo de sus contenidos suspiros contra los
labios de Emma. Pero contra todo pronstico, Regina detuvo todo
movimiento, los dedos de su amante an en ella, los suyos an sobre su
angelical rostro. Regina, por un momento, quera retrasar la ascensin
delirante de su orgasmo, intentar mantener el control sobre las emociones
que Emma hacia nacer. Sus mejillas enrojecidas desvelaban, sin embargo, el
placer que senta, que dejaba en suspense, su mirada resplandeciente en la
de Emma.
Quiero escuchrtelo decir, EmmaDime que lo nuestro no es solo un
trabajo
Emma haba retenido su respiracin. Sus ojos tenan, ahora, que suplicar por
ella, tan fuerte era la presin. Regina se revelaba cruel y testaruda. Su
mano atrapada entre sus muslos, sus dedos an en ella, el fuego continuaba
crepitando y su aliento acariciaba su piel. Tena que explotar, liberarse, pero
Regina la asfixiaba de momento, decidida a obtener respuestas que Emma
no poda darle. Porque la mnima palabra pronunciada a su demanda
significara muchas cosas, promesas, un prohibido compromiso. Y si negaba
la existencia del contrato, entonces despertara otras expectativas. Hasta
dnde estaba dispuesta a llegar para salvaguardarse? El silencio se hizo
pesado, opresivo. Entonces su brazo la rode y la gir sobre su espalda con
la esperanza de encontrar una salida. Con su mano an entre sus muslos, su
mirada febril en la suya, respondi
No me preguntesNo me hagas preguntas, Regina.
Deposit sus labios en los suyos en un ligero beso y aadi en voz ronca
No me obligues.
Tanto rechazo se converta en tantas preguntas para Regina. A travs de ese
renovado beso, Emma le impona su voluntad, su rechazo a abdicar, la
obligaba a capitular, a no hacer ms preguntas. Escucharla decir que su
relacin era ms que un trabajo habra, sin embargo, acentuado todas las
emociones de Regina, habra significado liberarse de sus ltimas reservas.
Pero Emma no estaba dispuesta a pesar de sus caricias llenas de pasin y

de deseo. As que Regina se abandon en sus brazos, a sus asaltos, dejando


que su orgasmo la envolviera en un profundo suspiro que Emma captur
entre sus labios. Dulcemente, su cuerpo se relaj, sus pensamientos volvan
a su sitio as como su respiracin se calmaba. Su mano aferrada a la espalda
de Emma tambin se haba aflojado al ritmo de los msculos de su cuerpo.
Pero su amante permaneca acostada sobre ella, su rostro hundido en su
cuello, su pelvis entre sus muslos. Regina respir sus aromas, aprovech esa
deliciosa vuelta a la calma. Sus dedos dibujaban tiernas caricias en la
espalda de Emma. No saba decir si ese nuevo silencio era el que precedera
a la tormenta, consciente de lo que le haba exigido a su amante en plena
exaltacin. Pregunto con voz cansada.
Quieres que prepare algo para cenar?
Sonri al pensamiento que le vino y aadi
O prefieres que continuemos nuestro goloso tentempi en la cama?
Hundida en el cuello de Regina, Emma recobr la sonrisa. Durante un
instante, haba temido el retroceso, un rechazo, una reaccin que sera
legitima. Porque ella conoca las intenciones de su clienta, saba de su
creciente apego, lo alimentaba a pesar de todo y de las reglas. Ella era la
nica culpable de esa complicada y ambigua situacin, de las demandas de
Regina. Se incorpor, pos su mirada en su rostro de rasgos embrujadores,
a la vez tenebrosos y seductores. Con un gesto de la mano, le aparto sus
cabellos de la frente.
No estoy en contra de mezcla comida y placer, pero voy a optar por la
cena
Sus labios depositaron un nuevo beso en los suyos antes de separar su
cuerpo del de ella. Lejos de Regina, el frescor se hizo presente. Se levant,
an con el pantaln desabotonado en su cintura.
Pero cocino yo aadi mientras recoga la hermosa ropa de Regina
Espero que tu nevera est llena
Coloc el vestido en el respaldar de una silla, en una esquina de la
habitacin y se puso su camisa que solo aboton al centro.
De qu ms tienes ganas aparte de m? pregunt con mirada traviesa
Regina se pregunt cmo una joven poda ser tan encantadora y atractiva a
la vez. Nunca haba sentido tal atraccin por nadie y Regina haba tenido
numerosas aventuras antes de consagrarse plenamente a su carrera y a su
trabajo. Tambin sali de la cama, optando por una bata de satn negro, y
sigui a Emma a la cocina.
Algo ligero dijo ella Me gustara no caer en un pesado y profundo
sueo despus de la cena, ya sabes lo que quiero decir
Emma esboz una pequea sonrisa ante esa respuesta que implicaba
agradables proyectos. Al llegar a la cocina, casi tan grande como la de la
mansin, encontr la nevera y la abri para mirar con ojo atento.
Ok respondi no demasiado pesado para Madame
Sac un buen pedazo de salmn envasado al vaco y propuso
Te gusta el pescado crudo?
Regina se haba sentado detrs de la barra, apoyada sobre los codos y con
su encantadora sonrisa intacta mientras vea a Emma tomar posesin del

sitio, haciendo como si estuviera en su casa.


Me gusta el pescado en todas sus formas precis ella
Lo que alegr a Emma, ya que esa respuesta iba con sus gustos. Lanz una
mirada a Regina que no apartaba los ojos de ella, y rpidamente se hizo con
la cocina perfectamente equipada. De la nevera sac un pepino, una
cebolla, y los coloc en una tabla de corte que coloc en la superficie de
trabajo.
Me gusta cocinar mientras bebo algo coment ella As que si tienes
una botella de vino blanco, sera un buen aliciente.
Regina estaba en las nubes. Se levant y sac de la parte de debajo de la
nevera una de las numerosas botellas que mantena fras. La abri, vers el
lquido dorado en dos copas y se acerc a la espalda de Emma para dejarle
la suya cerca de la tabla de corte. Regina aprovech esa proximidad para
abrazarla. Su mano apart sus cabellos dorados de su nuca sobre la que
hizo rozar sus labios. Nuevos estremecimientos la recorrieron cuando su
nariz se perda en los aromas de su amante.
Espero que te hayas dado cuenta de que no estabas tan autoritaria y
exigente conmigo el fin de semana pasado
Emma contuvo un suspiro, pero fue incapaz de refrenar un escalofro bajo
los audaces labios de Regina. Su piel se erizaba bajo sus besos, bajo la
proximidad de su cuerpo felizmente cubierto por la bata. Con el cuchillo en
la mano, cortaba el pepino en pequeos dados.
Y yo espero que recuerdes hasta qu punto soy buena levantndote y
sentndose en una superficie de trabajo como esta.
Regina rio ante esas amenazas excitantes y repos su mentn en el hombro
de Emma mientras miraba su perfil. Una mano sobre su cadera, la otra se
desliz bajo su camisa a medio abrochar donde redescubri la dulzura de su
piel.
Por qu hay que llevarlo todo al sexo? la pinch ella
Emma se crisp bajo los dedos merodeadores de Regina. Alimentaban unas
ganas nacidas haca horas ya, un deseo que se despertaba al mnimo
contacto. El perfume de Regina la aturda, haca que su cabeza diera vueltas
de lo bien que ola. Lleno de recuerdos embriagadores, la embrujaban. Con
habilidad, cort la cebolla y la ech junto con los dados de pepino en una
ensaladera. Cogi la copa de vino, la hizo chocar con la de Regina que ella
mantena al lado. Dio un sorbo, palade su aroma afrutado y su persistencia
en boca.
Porque soy una obsesa y me gusta el sexo cuando se hace bien
respondi ella en tono ligero Y t incitas a la indecencia, querida.
Regina, finalmente, retrocedi sin irse demasiado lejos, ya que cogi su
copa y se apoy de espalda en la encimera. Con los brazos cruzados, su
mirada traviesa permaneca sobre Emma que continuaba con su
preparacin.
Lo que encuentro particularmente divertido en tu respuesta es que dices
que te gusta el sexo cuando se hace bien, pero an no me has dejado
hacrtelo.
Emma le lanz una mirada divertida, perfectamente consciente de lo que

ella acababa de decir. Con el trozo de salmn ya en la tabla, se limpi sus


manos en un pao y se dispuso a cortarlo.
Precisamente porque soy yo quien lo hace, s que est bien hecho
respondi sin dejar de sonrer.
Adivinaba las intenciones de Regina que vigilaba sus palabras para
adentrarse en una nueva brecha.
Me gusta el sexo a secas, si lo prefieres. De todas maneras, seria
hipcrita si dijera lo contrario con el trabajo que hago
Cort un limn en dos y apret una de las mitades sobre los ingredientes
que estaban dentro de la ensaladera.
Comprendes al menos la razn por la que no me lo dejo hacer, no?
Regina lo adivinaba por supuesto y observaba a Emma tanto en sus
respuestas como en su actuar preparando la comida. Abri la nevera, cogi
un pequeo bote de aceitunas verdes y lo abri antes de volver a su sitio.
Djame pensar un momento
Con su ceo fruncido, llev una a los labios de Emma
Te reservas para el gran amor? brome ella
Emma le lanz una leve mirada acusadora despus de haber cogido la
aceituna con sus labios de entre los dedos de Regina. La mordi y continu
con su tarea antes de responder
No vivo en un cuento de hadas y no quiero reinterpretar Pretty Woman
respondi ella Aunque sera una buena escort para Julia Roberts
Alz los ojos hacia Regina y pregunt
Y t? Soltera, rica, independienteHermosa y definitivamente bastante
buena. Dnde est la que debera estar en mi lugar en este momento?
Soy muy difcil respondi Regina sin vacilacin Y t ya ests en su
lugar.
Emma agit la cabeza ante esa respuesta. Regina intentaba hacerla caer en
la trampa, empujarla a decir cosas que ella no quera pronunciar. Mezcl el
salmn cortado en pequeos trozos con el resto de los ingredientes.
Para una mujer muy difcil, te veo muy satisfecha con tu primera escort
Sabes? Los clientes difciles encuentran la escort buena despus de haber
probado dos o tres
Regina tom un poco de vino y respondi
Eres t quien me gusta, y ninguna otra. No invito a una desconocida a mi
casa solo para tirrmela, Miss Nollan, pensaba que lo habas comprendido.
Emma suspir en silencio, la sonrisa en los labios. Las respuestas de Regina
la exasperaban y estaba descubriendo su lado testarudo, queriendo decir
siempre la ltima palabra. Bebi un poco de vino y rebusc en los armarios
buscando un ramequn.
Me siento halagada respondi ella colocando el recipiente encima de la
planta de cortar Pero podra no haberte gustado despus de dos o tres
charlas
Cogi una cuchara y comenz a rellenarlo con la mezcla.
A parte de un buen fsico y mi cuerpo de diosa aadi con una sonrisa
maliciosa No soy tan cautivadora.
Con su codo apoyado en su otro ante brazo y su copa en la mano, Regina

analiz despacio las intenciones, conscientes o no, de Emma desde haca


algunos minutos. Una pequea sonrisa ladeada se dibuj en sus labios.
Acaso ests intentando convencerme de que no mereces mis
atenciones? pregunt ella Porque si es as, tienes que saber que tengo
un talento particular para encontrar los productos del mercado, lo que hace
de m una mujer rica y temible en los negocios.
Emma rio ante ese breve resumen de los talentos de Regina. Ese debate
pareca no tener fin, cada una quera mantenerse firme en sus posiciones.
Desmold el Tartar de salmn en cada plato para presentarlo bien y lo
chorre con un poco de aceite de oliva.
Oh, lo s respondi ella S que soy la mejor, ya te lo he dicho, eso
Coloc el aceite en un rincn y pos su mirada en Regina. En cualquier
circunstancia, esta desprenda una belleza innegable, una elegancia a toda
prueba.
Yo tambin soy temible en los negocios, en este caso, cuando le doy
placer a una clienta
Cogi un plato y se lo dio a su cerrada amante.
Y tienes suerte, no propongo mis talentos culinarios sino a partir del
sptimo contrato.
Regina la vio poner los platos en la mesa del comedor y se uni a ella con
las dos copas de vino y la botella. Se sent, dejando que la rubia fuera a
buscar los cubiertos, dejando que ella misma, sin pedirle nada, se tomara
sus libertades.
Qu quieres que te diga, Miss Nollan? Soy, de lejos, la ms atrayente de
tus clientas, pero eso no quieres admitirlo, porque iracontra las reglas.
Emma no necesitaba escucharlo para saberlo. Regina Queen ya haba
ocupado demasiado sitio en su interior, en su mente. Volvi con los
cubiertos y se sent a la mesa, a su lado. Con el tenedor en la mano, la mir
un momento y respondi
Eres la ms atrayente de mis clientas. Contenta?
Regina se ech a rer y ajusto su bata antes de cruzar las piernas.
Eres adorable lanz espontneamente
Sabore su tartar de salmn. Apenas especiado, ligero, el salmn estaba
delicadamente preparado y a Regina le encantaba ese tipo de comida.
Y eres una muy buena cocinera.
Cogi su copa de vino, tom un poco sin apartar sus ojos de Emma, y
pregunt para seguir la conversacin.
Dnde aprendiste a cocinar?
Emma movi la cabeza ante esa nueva pregunta. Cogi un poco del tartar
en su tenedor y finalmente apreci su gusto y su preparacin.
Vamos a jugar al juego de las preguntas, t me haces una, yo te hago
una, y tenemos comodines para las que sean demasiado personales. Te
parece?
Regina rio
No tiene nada de personal saber dnde has aprendido a cocinar. A
menos, por supuesto, que te hayas acostado con tu profesor de cocina, lo
que, admito, podra revelarse privado, aunque no ests obligada a

decrmelo.
Volvi a coger su tenedor despus de esa larga tirada, para finalmente
responder a la pregunta.
Dicho esto, tu juego me interesa pero con la nica condicin de solo tener
un comodn.
La sonrisa de Emma se tio de malicia. Bebi un sorbo de vino y respondi
Ok, comienzo yo y voy a ir suave en la primera. De cundo data tu
ltima aventura?
Regina se tens ante esa pregunta. Debera habrselo esperado, haba
aceptado prestarse a ese juego, pues lo encontraba su inters. Deba
responder si quera mantener su comodn para una pregunta ms
embarazosa, lo que hizo en un tono inconscientemente ms serio.
La ltima remonta a diez aos ms o menos.
Emma alz las cejas, asombrada y perpleja. No lograba creerlo.
Diez aos sin nada? Ni siquiera un rpido encuentro entre dos
reuniones o con tu compaero o compaera de asiento en un avin?
Regina se molest
No! Y no vale la pena comentar.
Bebi un sorbo de vino blanco, intentando calmarse, herida y molesta por
los recuerdos que esa pregunta haba suscitado en ella.
Mi turno
Se aclar la garganta y pregunt
Hay alguien en tu vida? Quiero decir, una persona por quien tengas
profundos sentimientos afectivos?
Emma revir los ojos y se dej caer sobre el respaldar de su silla. Con su
copa en la mano, observ a Regina con mirada insistente. Saba que su
anterior pregunta la haba turbado, solo le haba faltado cruzarse su mirada
velada durante un segundo o dos.
Tengo amigos respondi ella No soy tan salvajeIncluso tengo un
mejor amigo al que veo regularmente.
Dada su respuesta, salt hacia su prxima pregunta despus de beber un
sorbo de vino. Con su mirada franca, juguetona y vagabunda sobre su
clienta, vestida solamente con una bata, pregunt
A qu escuelas fuiste de pequea?
Regina parpade varias veces. Emma acababa de hacerle trampa, y
respondi
No has respondido a mi pregunta Miss Nollan. Has cambiado el sentido!
Emma se enderez y se encogi de hombros con gesto indolente.
He respondido insisti ella Tu pregunta no era clara y yo tengo
mucha afeccin por mi mejor amigo.
Le lanz una mirada burlona y divertida antes de volver a coger el tenedor
con un trozo de salmn.
Y eres t la que no has contestado a mi pregunta.
Ciertamente Regina se haba dejado engaar, lo que la obligara a ser ms
precisa en su prxima pregunta. Llen la copa de Emma, despus la suya.
Fui al colegio privado de West Pont que est a unos pasos de aqu, y ya
que quieres jugar con las palabras, tengo otra pregunta.

Cogi su copa y continu


Hay alguna persona en tu vida que no paga por hacer el amor contigo?
Emma se detuvo un momento sobre esa pregunta que se la haba
imaginado despus de la polmica por la primera. Sabore su salmn,
lentamente, dej pasar el tiempo durante el cual seguramente Regina
estaba hirviendo. Le lanz una mirada, cruzndose con la suya, ley en ella
tanta impaciencia como aprensin.
Hago algunos favores de vez en cuando, pero nada serio, y nada que me
comprometa.
De nuevo, percibi un velo cubrir los ojos cautivadores de su amante y se
dio prisa en hacer la prxima pregunta.
Has hablado de tu padre, pero no de tu madre, dnde est ella?
Tienes el don de hacer las preguntas incorrectas gru Regina dando
un respuesta espontnea Mi madre muri hace diez aos. Algo despus
de mi separacin, fue un ao muy malo.
Se dio cuenta de que se extenda demasiado en esa parte de su vida.
Pero eso poco importa cort
En ese momento escuch que llamaban a la puerta de su apartamento y se
levant
Perdname, ya vuelvo.
Se alej hacia la puerta bajo la mirada de Emma y aprovecho para atarse
mejor el nudo de la bata que tenda a deshacerse con facilidad. Solo,
cuando abri, sus rasgos ya tensos, se crisparon ms.
Pap? Qu haces aqu?
Sin esperar la invitacin, su padre entr en el apartamento, una bufanda al
cuello, un tres cuartos negro que disimulaba un elegante traje.
T qu crees? Dices que vienes a mi cctel y no te dignas a
presentarte
Se detuvo al ver a la joven rubia sentada a la mesa del saln y arque las
cejas ante la sorpresa.
Ohno ests sola
Despus de haber cerrado, Regina se acerc a l. Robert Queen le sacaba,
al menos, tres cabezas a ella, lo que no impidi que Regina lo acusara.
Deberas haberme llamado, y no, no estoy sola, pensaba que haba sido
clara al telfono. En cuanto a tu cctel, no es el primero al que me invitas y
al que no voy. Qu quieres?
En primer lugar, creo que se impone una presentacin.
Robert Queen desvi su mirada hacia la joven a la que haba visto vestirse
rpidamente por el rabillo del ojo. Alto, delgado, los cabellos canosos,
perfectamente peinados hacia atrs, el rostro de ese hombre estaba
plasmado en numerosas vallas publicitarias por todo el pas o apareca, a
veces, en las portadas de las revistas de economa. Emma se haba
sorprendido ante la llegada inesperada del padre de Regina. Conoca a
Robert Queen de nombre y era tan alto como lo haba credo al verlo en
fotos. Se acerc a l y le tendi la mano
Seor Queen, es un honor dijo ella
Ya que no olvidaba esa historia de novia que debera interpretar en los

prximos minutos.
Soy Anna Tchekhov, la amiga de su hija
Esa respuesta por parte de Emma acababa de desestabilizar a Regina que
haba olvidado completamente lo que haban planeado para esa maldita
velada con su padre. Intervino antes de que este ltimo se decidiera
interrogar a Emma.
Como ves, estbamos cenando, as que te repito mi pregunta, qu
quieres?
Despus de quedarse mirando un instante a la joven, Robert Queen volvi
su atencin hacia su hija.
Sabes muy bien lo que quiero, no te dejar en paz hasta que no firmes la
venta de ese inmueble, Regina.
No es ni el sitio ni el momento para hablar de eso acus ella Estoy de
vacaciones, llmame dentro de diez das cuando vuelva.
De vacaciones? repiti Robert Queen Y desde cundo te tomas
vacaciones?
Eso no es de tu incumbencia
Ella lo empuj hacia la salida, su padre se dej arrastrar a pesa del pequeo
tamao de su hija.
Ahora, vete y la prxima vez que quieras verme, llmame
Se dispuso a cerrar, pero Robert Queen puso su mano en la puerta.
Espero verte maana en el Shertaton, Gin No me obligues a llevar
esto ante la justicia!
Con todo el respeto que le debo a la memoria de mam que te soport
todos esos aos, vete a paseo!
Le cerr la puerta en las narices y tranc la cerradura antes de girarse,
incmoda de que Emma haya sido testigo de esa escena.
Ya est, has conocido a mi padre concluy ella
Avanz hacia la mesa del saln, cogi su copa de vino y bebi un gran
sorbo, con su mano en la cadera.
Es ungrosero! Convocar a su propia hija a un juicio! Y me lo dice
delante de ti! Merecera queque le retorciera el cuello!
A Emma no le haba pasado por alto la tensin entre Regina y su padre. Sin
embargo, l no le haba parecido tan violento, ni muy invasivo, sino ms
bien abierto para un padre salido de un rica familia. Con los brazos
cruzados, se apoy contra el marco de la puerta del comedor y pregunt,
curiosa.
Qu es ese inmueble que no quieres vender?
Regina reflexion sobre esa pregunta por parte de Emma, que no se haba
esperado. Hablar de sus problemas, confiarse a otra persona no era algo
acostumbrado para ella. Comenz a quitar la mesa mientras contestaba.
Es el primer inmueble que l y mi madre compraron hace treinta aos.
Se alej hacia la cocina y dej la bandeja sobre el poyo antes de continuar
Para l no es ms que un vulgar edificio que habra que renovar, pero mi
madre me repeta a menudo que ese edificio era sobre el que ellos haban
construido su fortuna. As que, me opongo a que venda, y punto!
Emma comprenda que la prdida de su madre ocupaba an los

pensamientos de Regina. Su pasado familiar y amoroso pareca compuesto


de dolorosas experiencias. Pero la reaccin de Regina ante ese problema de
la venta sonaba ms a un capricho. Ella la ayud a quitar la mesa y volvi a
preguntar.
Dnde se encuentra ese edificio?
Regina suspir lentamente ante esa pregunta
En el Bronxy nada de comentarios
Emma se apoy en el borde de la encimera y se cruz de brazos, los ojos
sobre Regina que se encargaba de meter los cubiertos sucios en el
lavavajillas
No he conocido a tu madre, pero dudo que hubiese querido verte en juicio
contra tu propio padreYa que ellos hicieron su fortuna con ese edificio, no
te arriesgues a perderlo ahora. Invierte en el Soho, est en plena expansin
con nuevos circuitos.
Regina se gir hacia Emma, que no pareca comprender las razones de su
rechazo, y cmo podra hacerlo?
Tengo apego a ese inmueble, y mi madre no habra aceptado nunca
venderlo. Mi padre no es ms que un viejo imbcil y testarudo que har de
todo para contrariarme.
Frunci el ceo
Pero, de todas maneras, no s por qu estamos hablando de eso!
Se gir hacia la mquina expresso idntica a la de su mansin.
Quieres un caf?
Quieres saber lo que pienso? respondi Emma sin hacer caso de la
pregunta de Regina Eres exactamente como tu padre, tan cerrada y
testaruda como l, es por eso por lo que os cuesta entenderos.
Se acerc a la mquina y hurg en el pequeo estante de las capsulas para
elegir un caf fuerte.
Cuando lo hayas aceptado, tu padre y t encontrareis, seguramente,
muchos puntos en comn.
Ella le dio la capsula y volvi a decir
Tomay deja de refunfuar.
Regina no se lo crea. Haba seguido con la mirada a Emma que, claramente,
se haba permitido compararla con su padre, y darle una leccin moral.
Nadie nunca se haba atrevido! Con expresin seria y contrariada, se qued
muda. Emma la dejaba sin rplica en un tema que, es ms, no tena nada
que ver con el sexo. Cogi las capsulas y prepar las dos tazas de caf,
apoyndose en la encimera frente a Emma que la contemplaba.
No nos parecemos se defendi ella No tenemos nada en comn, si
quieres saberlo. Y sabes qu? Mi madre lo dej porque le era infiel, en
cambio, yo no lo soy!
Emma esboz una sonrisa ante esa dbil defensa. Regina reaccionaba, a
veces, como una nia y ahora comprenda por qu razn. Al haber perdido a
su madre diez aos antes, no haba podido disfrutar de una presencia
femenina a su lado, haba actuado como nia de pap. Pero Regina quera,
ahora, volar con sus propias alas y mostrarle a su padre que saba controlar
tan bien como l. Su mano se desliz por su mejilla, le apart los cabellos

morenos mientras la miraba con expresin divertida y encantadora.


No, t te pagas una escort seal ella despus de haberte cerrado
como una ostra durante diez aosDeberas soltar lastre de vez en
cuandoComo lo has hecho hace un momento en la cama con las fresas y
la nata.
Las pupilas marrones de Regina reflejaron de nuevo esa chispa de
admiracin y atraccin hacia Emma. Su mirada azul tena ese don increble
de cautivarla, calmar sus ansiedades. Sus dedos se aferraron a su camisa,
tirando del tejido para acercarla a ella.
Es verdad, pero de todas maneras te soy fiel, porque t eres mi escort
preciso ella con voz clida.
Emma se estremeci de nuevo. Una pequea sonrisa estir sus labios.
Regina saba cambiar de estado de humor de un momento al otro. Bastaba
ofrecerle un poco de atencin. Con la mirada brillante, con una chispa de
deseo y como la tempestad pareca calmarse, llevo sus labios a los suyos
para un beso ligero, pero seductor
Quieres que te muestre hasta qu punto puedes soltar lastre?
Con una mano tir del cinto de satn que mantena la bata cerrada ante
ella.
Tengo un tcnica infalible
Regina continu el beso, estremecida por la mano de Emma que se paseaba
por sus costados. Le haca falta poco para sentir emerger su deseo en su
vientre ante los expertos asaltos de su amante. Si Regina era el hielo, Emma
era el fuego que tiraba por tierra sus ltimas reservas.
Solo pido verlo susurr ella durante el beso.
Al segundo siguiente, Emma la empuj hacia una esquina de la encimera de
la cocina, sus dedos a la bsqueda de su tesoro. Una vez ms, Regina y ella
se dejaban arrastrar por sus deseos respectivos, la efervescencia de un
nuevo beso, de un nuevo asedio. Regina no poda sino bajar las armas sin
luchar, abandonarse a su obsesin que, una vez ms, tomaba posesin de
su cuerpo, volvindola an ms dependiente de la fiebre que Emma le
provocaba. La bata cay, despus el pantaln, la camisa, y la ropa interior
se esparcieron por el suelo del gran apartamento. El sof del saln fue el
segundo testigo del deseo de ambas, a continuacin la lujosa baera del
cuarto de bao acogi sus cuerpos enzarzados.
Eran casi las dos de la maana cuando Regina se relaj sobre el cuerpo
desnudo de Emma. Sus labios entreabiertos dejaban escapar un aliento an
clido, anrquico mientras que la calma volva alrededor de ellas. Con su
rostro en el hueco de su cuello, respiraba sus efluvios. Nunca antes Regina
haba hecho tanto el amor y nunca hubiera credo posible experimentar
orgasmos de tal intensidad. Sin embargo, Regina se haba dado cuenta de
algo: siempre haba sido Emma la instigadora de una nueva embestida, ms
demandante de lo que ella misma la hubiera credo capaz sin llegar a ser
acariciada. Recuperada de sus emociones, se separ un poco, pero
permaneci pegada a Emma, su cabeza sobre su hombro y su mano en lo
alto de su pecho.
Debo rendirme a la evidencia, Miss NollanMe has agotado

Emma mantena a Regina pegada a ella, disfrutando de sus dulces caricias


despus de tanta fogosidad. No le costaba ningn esfuerzo creer lo que su
amante le acababa de decir. De nuevo, se haban reencontrado en esas
embestidas ardientes, intensas y embriagadoras. Tan pasionales como
voluptuosas. Cada caricia permaneca grabada en la piel como una marca a
fuego. Con su nariz en sus cabellos, Emma respiraba sus perfumes
envolventes, fragancias naturales desprendidas por la potencia de un placer
satisfecho.
Puedes dejarlo estar, el Miss Nollan, sabes? dijo ella divertida
Despus de lo que te he hecho, podemos deshacernos de los tratamientos
a menos que quieras jugar a ser la patrona con su devota empleada
A pesar de la fatiga, Regina rio, an ms divertida por las rplicas de su
amante. Enderez su rostro para mirarla mejor, para contemplarla y
finalmente pos su mentn sobre su pecho antes de responder.
Me gusta la idea de que me seas devotaPero por lo que respecta a mi
lado de patrona, te recuerdo que has sido t la que no has dejado de
excitarme sin esperar a que estuviera completamente repuesta. Es ms, me
pregunto si no debera hacerte pagar si continuas y no me dejas dormir de
aqu a que acabe la noche.
Emma esboz una sonrisa ante esas justas palabras que describan bien su
apetito sexual. Dobl un brazo bajo su cabeza para mirar mejor el rostro de
Regina. Su cuerpo junto al suyo alimentaba ese calor permanente, ese
estremecimiento en lo hondo de su ser. Con sus dedos pein sus mechones
morenos a un lado de la cabeza y respondi
Si no tenas ganas, me lo hubieras dicho y como no escuch ningn no
cada vez que te excitaba, solo hice aquello por lo que estoy aquY t lo
nico que tienes que hacer es no ser tanatrayente. Y cuanto ms juegues
a ser la patrona autoritaria, yo ms me excitar, as que es un crculo vicioso
y tendrs que soportar diez largos das a este ritmoTe arriesgas a no poder
caminar los diez das siguientes a mi partida
Regina mantuvo su ligera sonrisa y se incorpor sobre un codo para tomar
un poco de altura por encima del rostro de Emma. A pesar de su cansancio y
de sentir los parpados pesados, deseaba disfrutar de ese instante, de cada
segundo en que Emma estaba, efectivamente, ah para ella, por ella.
Aunque guardaba en la mente, en una esquina de su memoria, que haba
pagado una suma totalmente indecente para degustar esos momentos al
lado de Emma, estos no tenan precio y Regina no los cambiara por nada
del mundo.
Tambin he pensado en algunas reglas para cuando ests conmigo, Miss
NollanProhibido pronunciar las palabras patrona, contrato y
empleada
Emma no haba apartado sus ojos de ella. Despus de los abrazos, de los
orgasmos, Regina estaba an ms bella que en cualquier otro momento del
da. El maquillaje, la ropa, los adornos, todo haba desaparecido para no
dejar sino los rasgos naturales, los encantos puros y cautivadores. Su
mirada fue una chispa maliciosa antes de preguntar
Ok, y qu castigo tengo si me salto algunas de tus reglas, Madame

Queen?
Regina dibuj una pcara sonrisa ante los pensamientos menos castos que
suscitaba esa pregunta. Sus dedos alargados se deslizaron por la mandbula
de Emma y apartaron una de las mechas doradas.
Debers dejarme hacerte el amor respondi con voz baja
Emma suspir en silencio ante esa demanda reiterada. Regina volva a
insistir, aprovechaba la ocasin para explicitar claramente sus expectativas.
Su cuerpo, por supuesto, haba reaccionado, pero ella no poda rendirse a
ello.
Cosa que se enfrentara a mis reglas, as que no va a funcionar.
Ella aferr su mano en la suya y deposito un beso en su dorso.
Ya te dejo mucho espacio, ReginaDemasiado.
Regina lo saba, tanto como saba que Emma no lo haca a disgusto. En su
primer encuentro con Emma, se haba tomado el tiempo de leer ese famoso
contrato del que no haba entendido sino algunas lneas. Y Regina saba que
una escort tena el derecho, en todo momento, de poner fin a la misin por
medio de un reembolso al cliente. En cambio su amante no se haba
pronunciado a ese respecto, siendo ella quien no le haba dado tiempo para
recobrarse de sus orgasmos. Una pequea sonrisa se dibuj en sus labios y
sin una palabra ms, deposit un tierno beso en los de Emma. Apoy su
mejilla en su hombro, disfrutando de ese instante que precedera a un sueo
bien merecido. As, en los brazos de Emma, Regina se senta bien. No haba
otro lugar en ese terrenal mundo donde quisiera estar. No se dice que hay
que vivir el da a da?

***

Los rayos de sol alcanzaron la cama cuando Emma abri los ojos despus de
algunas buenas horas de reparador sueo. Su primer pensamiento fue
rpidamente hacia la presencia de Regina a su lado, ms precisamente
pegada a ella. Durante toda la noche, haba permanecido la una pegada a la
otra. Con su brazo alrededor de ella, Emma se despertaba con los dulces y
femeninos perfumes de su amante. Apenas consciente, un temblor la
recorri, recordndole esa intensa relacin que estaba alimentando con
Regina Queen. Gir la cabeza hacia la de ella, pudo captar su lenta
respiracin, seal de que segua dormida. El silencio de la habitacin y la
calma antes de la tempestad le permitan reflexionar. Los prximos das
estaran sembrados de emboscadas, de luchas y de resistencia. Porque a
pesar de las reglas exigidas por Regina, Emma no poda olvidar su papel
junto a ella. Permitirse aceptar su apego sera el comienzo del fin y toda su
vida dara un vuelco. Su trabajo, aunque especial, de dudosos valores,
formaba parte de ella. Nunca haba sentido tantos tormentos, vacilacin e
incertidumbre con una clienta o cualquier persona. Las emociones, los
sentimientos encarnaban debilidades, una vulnerabilidad, una falla que
otros podan utilizar. Y cada da pasado al lado de Regina reforzaba un lazo

demasiado fuerte y no solo amistoso o cmpliceporque el amor, los


sentimientos bajo ese halo noble, honorable y salvador, quemaban las
almas, daban la ilusin de una vida plena, de una existencia real entre la
masa de personas que habitaban esta tierra. Cada emocin tena su reverso
e incluso la ms pura disimulaba sufrimientos obligatorios y necesarios.
Porque no exista paraso sin infierno, ni paz sin combates y sacrificios.
Detrs de cada gran smbolo del Bien se escondan otras tantas marcas del
Mal. Emma haba permanecido tanto tiempo en la ambigedad ms total,
vagando entre dos campos, saltando de un lado al otro, que no poda
situarse, posicionarse tan radicalmente. Ni virtuosa ni malvada, disfrutaba
de las debilidades humanas, de los vicios de la vida como de los principios y
los valores loables. Ella era tan contradictoria como su trabajo y por esa
razn, se senta bien, se senta relajada. Formaba parte de ella. Pero tan
cruel como apasionante, acababa de aportarle el dilema supremo. Su
corazn haba latido ms fuerte durante su primer encuentro con Regina. Un
sntoma evidente de una fiebre difcil de curar. Y sus reflexiones actuales
eran otras, as como esos estremecimientos al despertarse. Pero, qu
hacer? Marcharse o quedarse? Era incapaz de decidir, se senta atrada por
ese cuerpo desnudo pegado al suyo, por esa mirada morena, deslumbrante,
que la escudrian en cada encuentro sexual, y por la intensidad de sus
reacciones cuando sus manos se posan en ella. Ya senta ganas de
arrancarla de su sueo, hacerla abrir los ojos para escuchar su voz, sentirla
moverse contra ella, hacerla compartir un deseo an presente.
Su mano esboz un movimiento en su espalda, roz su costado, sobrevol la
curva de sus riones. Sus labios buscaron el contacto de su piel y
encontraron su frente. Un ligero estremecimiento indic el apacible
despertar de su amante y una sonrisa apareci en el rostro de Emma
Abrimos esos hermosos ojos oscuros, nos pegamos un poco ms a este
cuerpo ardiente y prometo que el despertar ser bueno Qu dices t,
hermosa?
Regina no habra podido imaginar un despertar tan delicioso en los brazos
de Emma. Sus parpados se abrieron y su primer pensamiento fue decirse
que su amante no se marchara, no se alejara de ella al terminar el da. A
continuacin los recuerdos de sus retozos llegaron, provocando dulces
estremecimientos a su cuerpo que se despertaba pegado al de Emma. Su
mano no esper para ir a acariciar su mejilla, su mirada ya brillante posada
en los rasgos insolentes y embrujadores de su amante.
Buenos das murmur con voz an adormilada
Una sonrisa tierna se dibuj en los labios de Regina que se acurruc ms en
los brazos de Emma, emitiendo un suave suspiro. Sus labios acariciaron su
mejilla, despertaron dulces temblores y a su pesar, pens que estaba lista
para pagar caro por tener a Emma cada maana a su lado, precio que
estaba pagando
Eres una obsesa brome en su odo Sabes que no tengo tu aguante
sexual?
Emma esboz una sonrisa ante esa pregunta que le recordaba su obsesin
irracional por el cuerpo de Regina. Su mano se encargaba ya de recorrerla y

se detuvo en su cadera, apreciando la suavidad de su piel.


Entonces, voy a tener que mantener mis distancias respondi ella, en
tono provocativo Crees que podrs soportarlo? Y no estoy haciendo
nada
Regina se incorpor para mirar mejor a Emma y apoy los codos cerca de
ella. Ms tiempo pasaba con la rubia, ms se daba cuenta de lo que
significaban los latidos de su corazn resonando en su pecho. Atrapando su
labio entre los dientes, le apart sus mechones de oro y respondi
Te prohbo estar lejos de m
No pudo evitar adelantarse para degustar los labios carnosos de Emma
sobre los que poso los suyos tiernamente, sus dedos acariciando su mejilla
Y esto es una orden susurr ella
Emma, aunque luchara, se resistiera, su cuerpo reaccionaba a los tiernos
asaltos de Regina. Se excitaba al mnimo contacto de sus sabrosos y
carnosos labios, se calentaba, reclamaba ms. Con una mano en la curva de
sus riones, la otra en sus cabellos oscuros, continu el beso, de forma
sensual, una succin seductora.
Entonces, te debo advertir quetengo ganas de acariciarteuna vez
msde hacerte el amor, enseguida
Rompi el beso un instante para coger bastante aire y termin
Tengo aguante por las dos si t no tienes suficiente
Esas nicas palabras bastaron para encender el cuerpo de Regina.
Vuelves a excitarme suspir ella
Cmo poda Emma conseguir volver a encender ese deseo, sin embargo
satisfecho, en su bajo vientre? Regina no tena respuesta. Nunca nadie
haba tenido tal poder sobre ella y su mirada que ascendi hasta la de ella
reflej los efectos de esas palabras llenas de lujuria. Sin embargo, un
pensamiento atraves la encendida mente de Regina y una traviesa sonrisa
se dibuj en sus labios.
Salvo que he decidido que no me volvers a hacer el amor hasta que no
me dejes hacer con tu cuerpo lo que me plazca
Vio cmo Emma frunca el ceo, consciente de que su pequeo chantaje
sera tan difcil de mantener por su parte como divertido para empujar a
Emma en sus trincheras. Llev su ndice a sus labios fabulosamente
atrayentes y aadi
Y ya que soy la nica duea de tus servicios, beb, soy yo quien decide!
Tras esas palabras llenas de provocacin, retrocedi con el objetivo de
abandonar la cama, pero fue detenida por la mano de Emma que acababa
de cerrarse alrededor de su brazo.
Sentada en la cama, con la mirada tan confundida como interrogadora,
Emma no poda dejarla abandonar la cama despus de esas palabras.
Bromeas?
Su pregunta encontr la respuesta en la pequea sonrisa de suficiencia que
Regina le devolvi. Esta se levant de igual forma antes de cubrirse con su
bata. Pero Emma no haba dicho su ltima palabra.
No lo mantendrs solt, tensa
A su vez, sali de la cama y se puso solo sus braguitas antes de atarse sus

cabellos. Tema sus propias palabras porque era consciente de la fuerza de


su deseo por Regina.
Eso es chantaje y t sabes que no puedo darte lo que esperas. Qu
inters hay en pagar cincuenta mil dlares para tenerme sin que t
obtengas ningn placer?
Regina anud su bata delante de ella y respondi mirndola.
Quin te dice que no voy a obtener placer?
Emma frunci el ceo, evidentemente en total desacuerdo con su clienta.
Sacudi la cabeza desconcertada por ese chantaje indecente y malsano.
Qu tipo de clienta poda proponer eso? Ninguna mujer haba rechazado
ser tocada, gozar con sus caricias! Era cuestin de recibir sin tener que
entregar nada de su persona! Se encontraba teniendo que trabajar sin
realmente trabajar. Si ella hubiera sido un hombre, Emma habra podido
decir que Regina acababa de cortarle losEncontr su top que llevaba
puesto cuando lleg y se lo puso sin ponerse su sujetador.
Es as como funcionaNo porque te llames Regina Queen puedes
obtenerlo todo.
Cogi sus vaqueros, se los subi hasta la cadera con gestos molestos y at
su cinturn.
Debo volver a casa
Regina frunci el ceo ante esa respuesta que no se haba esperado.
Perdn? Volver a tu casa? Y por qu? Estars aqu conmigo, a mi lado
an durante nueve das, es lo que dicen tus malditas reglas que no dejas de
recordarme, Miss Nollan!
Emma apart sus mechas doradas de su rostro alzando la mirada hacia su
clienta. Esta no haba debido leer bien el contrato al reaccionar con tanta
virulencia. Ella cogi su chaqueta de cuero, comprob que su mvil estaba
el bolsillo y se la puso
El contrato y las reglas estipulan claramente que estoy autorizada a
volver a mi domicilio particular en caso de urgencia o de necesidades
ligadas al desarrollo del susodicho contrato afirm ella firmemente
Encendi su telfono, lo sinti vibrar anunciando varios mensajes recibidos y
volvi a hablar sin apartar los ojos de Regina
Vuelvo a casa, no tengo ni ropa limpia ni mis cosas de aseo para esos
malditos nueve das de ese jodido contrato que t ests arruinando! Siendo
claramente una necesidad para la continuacin de ese contrato que debo
cumplir, estoy obligada a volver a mi domicilio personal y sin ti, preciso
Regina se interpuso entre la puerta y Emma. No se poda creer el giro de la
conversacin, el arrebato de su amante. Se cruz de brazos, consciente de
que Emma interpretaba las clusulas del contrato para su inters, y pensaba
tambin que su reaccin era desproporcionada ante su broma.
Quieres marcharte? dijo ella clavando su mirada en la de ella
Perfecto, pero antes, responde a mi pregunta! Desde cundo las escorts
se enfadan cuando sus clientes les piden no tener ms relaciones sexuales?
Emma sacudi la cabeza, la expresin exasperada y an atnita ante esa
pregunta
Pero, te ests escuchando? le devolvi ella Acaso crees que mis

clientes me proponen ese tipo de cosas? No acostarse conmigo? T


sueas! Solo una mente retorcida como la tuya podra tener la audacia de
soltarme ese tipo de insultos!
Regina no se lo poda creer, estaba con los ojos abiertos de par en par, sin
voz. Emma la acusaba ahora de tener una mente retorcida? Pero, quin
tena una mente ms retorcida en esta historia? Ciertamente ella no.
No tengo una mente retorcida! se defendi ella La verdad es que no
aceptas que me resista a ti, rechazas no tener el control, tMe deseas
tanto como yo te deseo y te niegas a admitirlo as que huyes porque ya no
tienes el monopolio del control!
Emma apret los dientes ante ese nuevo ataque justificado. Lo peor era que
ciertamente Regina estaba dando en el clavo con sus rplicas. El control era
la base de todo y sobre todo, de un buen contrato. Cuando este no exista o
la escort lo perda, entonces su misin poda convertirse en una verdadera
pesadilla. Un solo trabajo poda arruinar toda una reputacin y eso era lo
que Emma no quera en absoluto. Rode a Regina y abri la puerta, ms
tensa que nunca.
Tu chantaje es una antinomia de mi trabajo y de mi presencia aqu
contigo. Me pagas, pero te niegas a que te toque sin tocarme a su vez.
Cruzado el umbral, se gir hacia ella para aadir
Voy a mi casa a recoger mis cosas. Comprendera que en ese tiempo
pusieras fin al contrato, y si es as, solo tienes que llamar a Elisha
directamente, es mi agente.
Regina entrecerr los ojos. Emma no meda toda la paradoja que ella misma
expresaba a travs de sus respuestas cargadas de ofensas. Ella la pona a
prueba, la testaba para obligarla a poner fin a su relacin cuando ella misma
tena el poder, en todo momento, de dar trmino al contrato sin dar ninguna
justificacin. Continu mirndola, permaneci calma a pesar de la tormenta
de malestar que reinaba en ella
Te espero aqu respondi ella Saldremos para Northfolk cuando
vuelvas.
Emma se qued mirndola un instante ms y se alej hacia el ascensor.
Nunca, nunca haba estado tan crispada, tan colrica. Regina Queen la
haca vivir emociones demasiado fuertes que la estaban cambiando! Ese
contrato se estaba convirtiendo en un peligro para ella, un riesgo que, a
pesar de todo, estaba corriendo. Era eso lo que ella se empeaba en evitar:
las complicaciones, los conflictos, las disputas, ese sentimiento
incontrolable de furia ciega. Regina y su chantaje la revolvan, despertando
en ella un vendaval de emociones entremezcladas. Volver a Northfolk, al
terreno de su clienta la molestaba ahora y estaba dudando en romper el
contrato sabiendo que quedaban nueve das.

***

En cuanto hubo cerrado la puerta, Regina lament esa disputa. Acababa de

descubrir el temperamento obstinado y arrogante de Emma, totalmente


proporcional a la fogosidad de la que haca gala en la cama. El silencio que
cay a su alrededor estuvo cargado de incertidumbres y de interrogaciones.
Regina no saba decir en qu momento su conversacin haba dado un giro
hacia la discusin, y la ausencia tan repentina de Emma ya le pesaba. Sin
embargo, ella no haba dicho o hecho nada malo. Su pequeo desafo no
haba tenido nada de ofensivo, al contrario, Regina haba querido hacer ms
picantes los prximos das, pensando que Emma se divertira tanto como
ella al hacerlo, excitndola ms para ver cunto tiempo ella soportara.
Regina, incluso, haba pensado que ella misma hubiera sido la primera en
ceder. Despus su dulce y delicioso despertar se haba, finalmente, echado
a perder. Emma solo haba visto en ello un chantaje destinado a debilitarla,
en cambio Regina nunca haba pensado en hacerle el menor dao o
infravalorarla.
Cogi su telfono y se sent en el sof. Ese silencio se haca tan pesado en
ese segundo. Deba llamar a Emma para disculparse? Deba esperar su
regreso y rezar para que la rubia hubiera reflexionado? Emma era,
definitivamente, ms testaruda que ella, pensaba Regina. Se daba cuenta
de su temperamento tan fuerte como el suyo, lo que, ella lo saba, estaba
lejos de disgustarle, aunque Emma era algunos aos ms joven que ella.
Esa situacin le molestaba, la desesperaba. Finalmente dej el aparato y se
levant. Emma volvera, intentaba convencerse. Ella iba a volver a casa- lo
que significaba que Emma viva en Nueva York-despus volvera aqu y se
marcharan juntas, a Northfolk como estaba previsto.

***

Emma entr en su hogar, en su casa, que ningn cliente conoca. Porque


eso formaba parte de las reglas para preservar la intimidad absoluta y la
vida privada de las escorts de la curiosidad de los clientes.
En el ltimo piso de un inmueble en Chelsea, un barrio en pleno centro de
Manhattan, Emma haba alquilado un gran loft que adems posea una
terraza exterior sobre el tejado. Lo que ganaba en su trabajo le permita
buenas inversiones como ese lugar equipado con todas las comodidades
modernas. Las paredes de ladrillo a la vista, los tres pilares a lo largo del
saln, el comedor y el despacho cierto estilo autntico al sitio. Dos
habitaciones se encontraban al fondo, un cuarto de bao en medio de las
dos ofreca un acceso a las dos estancias y al resto del loft.
Pero rara era la vez en que Emma pasaba ah ms de un mes entero sin
abandonarlo por algunos das. Un hogar era necesario, casi obligatorio con
el trabajo que ella ejerca. Y ahora, ms que en cualquier otro momento,
necesitaba refugiarse en su casa. Regina haba provocado tensiones
increbles, una reaccin en ella que no senta a menudo. Y eso tambin era
uno de los sntomas reveladores de un mal que la envolva poco a poco.
Abri el ventanal que daba al balcn y dej que el sol y su calor penetraran

en el loft. Con el telfono en la mano, dudaba ms a cada minuto, esperaba


la llamada de su agente o pensaba en la que ella misma podra hacer. El
dinero no lo era todo. Emma no poda aceptarlo todo. Ella saba que esos
prximos nueve das seran reembolsados a Regina si ella decida poner fin
al contrato. Las preguntas se encadenaban unas tras otras, los pro , los
contra, las consecuencias, las ventajas.
Se dirigi a su habitacin, tambin de ladrillos rojos a la vista, y abri su
vestidor que contena una marea de diferentes prendas. Deba preparar
una mochila? Dudaba una vez ms, y finalmente decidi darse una ducha.
Baarse, quizs la ayudara a verlo todo ms claro.
Pero una vez fuera de la ducha, el problema segua siendo el mismo, las
reflexiones, similares. Su corazn rechazaba romper ese maldito contrato y
su cabeza le martilleaba con la idea de terminar de una vez sin pensarlo
ms. Ante el espejo del cuarto de bao, cruz su huidiza mirada, no quera
ver en ella todas esas verdades, esas respuestas evidentes que ya la
atenazaban. Mantener la cabeza fra en todas las circunstancias era el
principio mismo de su trabajo. Haba perdido el control de ella misma haca
un rato delante de Regina Queen, se haba dejado arrastrar por su clera y
ese sentimiento desagradable de estar perdiendo pie. Y si ella rompa el
contrato, aceptaba que un problema existacon ella, la mscara caa,
Emma Nollan, la escort se difuminaba, ya no haba necesidad de simular, de
seducir y de mantener la sonrisa. Nunca desvelarse formaba parte de los
principios de preservacin. Algo antes, en casa de Regina, lo haba olvidado,
no haba sabido manejar la situacin, la propuesta de su clienta. No volver a
tocarla hasta que ella no aceptara a su vez sus caricias. Delante del espejo,
completamente sola en el cuarto de bao, se senta totalmente capaz de
logarlo.
Sali del bao, volvi a su habitacin, a su vestidor. Sac ropa interior de
uno de los grandes cajones, se la puso, despus abri la pequea caja
fuerte disimulada detrs de los estantes. Sac de ella una pequea bolsa de
plstico que llev a la habitacin. Vaci un poco de su contenido, un polvo
blanco, sobre la mesilla de noche y dibuj una raya con la ayuda de una
tarjeta. Enroll un billete de veinte dlares y lo aspir antes de incorporarse
y limpiarse la nariz. La cocana serva para mantener las formas, el aguante
del que Regina haba hablado y para soportar con la cabeza despierta las
horas que tena por delante. Muchas escorts, si no todas, consuman para
mantenerse en lo alto. Ella tomaba parte de los vicios contra los que se
vean enfrentadas, con los que convivan todos los das.
A continuacin se visti con unos jeans, una camisa ajustada de manga
corta, abierta en su escote y se calz unas botas altas. Llen su mochila con
otras prendas, inspeccion ciertos trajes, eligi algunos y los meti en la
maleta. Su telfono son y su corazn se aceler pensando en la llamada de
su agente. Camin hasta coger el telfono, que estaba sobre su cama y ley
Ken, de Kendall, en la pantalla. Un suspiro extrao de alivio se escap de
sus garganta, como si marchar a Northfolk con Regina Queen resolviera el
problemaRespondi mientras se adentraba en el vestidor.
Hola, Ken, qu ocurre?

#No crea que respondieses, ya que ests trabajandoQuera saber cmo


estaba todoEstoy con mi californiana y ella duerme, la he agotado, as que
aprovecho para llamarte.
Emma sonri ampliamente ante ese breve resumen. l tambin acababa
de agotar a su clienta.Y ella pensaba en lo que Regina le haba dicho la
vspera y que definitivamente no volvera a decir, ya que ninguna relacin
tendra lugar de ahora en adelante.
Bien, estoy en casa recogiendo algunas cosas para continuar con el
trabajo
#Ah s, es verdadDiez das con tu riqusima heredera. Cmo va esa
ardiente Madame Queen?
Kendall solt una pequea risita bromeando sobre lo que Emma le haba
contado de su trrido fin de semana. Pero ardiente tampoco sera el
trmino
Est bien, pero no tengo tiempo, te puedo llamar ms tarde?
#Cuando t quieras. Djame un mensaje si no contesto y nos vemos
cuando regreses. No tengo nada previsto para estos diez das, y tengo
pensado cogerme una semana de vacaciones.
Entonces, nos vemos en cuanto yo termine respondi ella Hasta
luego.
#Hasta luego, Em
Emma colg y termin de hacer su equipaje. No haba querido extenderse
sobre el contrato que estaba en marcha ni confesarle a Kendall cmo se
senta. En primer lugar porque no habra sabido por dnde comenzar,
despus porque no tenan tiempo y prefera, de momento, guardarlo para
ella. Confesar a su mejor amigo su reaccin frente a Regina, lo empujara a
hacer preguntas normales que la obligaran a responder.
Cerr la mochila, eligi otra chaqueta de cuero, fue al bao a ponerse
perfume, un poco en su cuello, sobre su pecho, en el vientre y bajo sus
braguitas. Su cuerpo segua siendo su herramienta de trabajo, aunque, para
el resto del contrato, no lo necesitara
***

Regina estaba sentada en el saln, un vaso de whisky en la mano, su mirada


fija en las agujas del reloj. Se estaba viendo, casi una semana antes,
esperando a Emma a la que haba conocido en su casa de Northfolk. Pero
esta vez la situacin era diferente, las emociones exacerbadas por la
disputa.
La seora alcaldesa se haba duchado, haba tenido tiempo de hacerse su
peinado, de ponerse un elegante vestido y de maquillarse. Con las piernas
cruzadas, en el sof de cuero del saln, la espera se estaba haciendo
insostenible. Volvera Emma? La llamara Elisha para comunicarle la
ruptura del contrato? Regina arda por dentro ante esa idea. No dejara que
Emma se alejase de ella as, se negara a esa separacin, y no se hablaba
ms! La idea de contratar a un detective privado para que averiguase su

direccin segua en un rincn de su mente. Regina no dudara en


presentarse en casa de Emma para hablar con ella. Tena suficiente
informacin sobre ella para que un detective la pudiera encontrar en 24
horas, incluso en una ciudad tan grande como Nueva York.
Otra cuestin se hizo presente en las angustiadas reflexiones de Regina.
Cmo deba reaccionar si finalmente Emma volva? Le guardara rencor?
Se comportara la rubia como si nada hubiese pasado? Regina se conoca.
Ella no sabra fingir que esa discusin no haba tenido lugar. Ese tipo de
conflicto la exasperaba en grado sumo.
Se levant y se volvi a servir otra copa, la tercera que se tomaba desde el
medioda, despus se sobresalt al ver la puerta abrirse. La entrada de
Emma la arranc de sus turbios pensamientos, de sus dudas y de sus
temores. Estaba de vuelta, constataba ella. As que Regina dej su vaso en
la mesa y se levant mientras que Emma cerraba la puerta y dejaba su
mochila en la entrada. Su mirada no pudo hacer otra cosa sino mirar de
arriba abajo a la rubia, cuya seguridad no se haba debilitado desde su
partida.
Esta se haba tomado tiempo para prepararse ante el nuevo cara a cara con
Regina. La seora Alcaldesa se haba vestido, se haba puesto uno de sus
hermosos vestidos elegantes que marcaban su silueta de cautivadoras
formas. Pero Emma deba mantener la cabeza fra, atenerse a la propuesta
de su clienta y no dejarse arrastrar por ideas libertinas.
Espero no haber tardado mucho dijo ella acercndose.
Una vez delante de Regina, cogi el vaso que ella acababa de dejar en la
barra y bebi de l sin apartar los ojos de ella.
Nos vamos cuando quieras.
Nunca antes Regina haba sentido semejante tensin. Provena de ella, de
Emma, de la situacin, de su imaginacin? Como Regina se haba temido,
Emma se comportaba como si nada hubiera pasado. No estaba ni fra ni
clida, sino en su papel, en ese maldito papel por el que Regina le pagaba.
Su confusin no tena lmites. Ya no saba si deba rebelarse, tener paciencia
o provocar otra pelea con el riesgo de ver cmo Emma abandonaba su
apartamento para siempre. De temperamento fro, Regina, sin embargo,
siempre haba reaccionado por arrebatos, pero el momento no se prestaba a
una explosin. Con su mirada an sobre Emma, cogi su telfono y marc,
segundos despus escuch a su interlocutor que la salud educadamente y
al que ella orden
Puede venir Ed
#Bien, madame
Colg y sus tacones repiquetearon sobre el parqu mientras avanzaba hacia
la barra donde estaba su bolso de mano. Se lo puso en su hombro, y se
encamin a la puerta donde la esperaba ya Emma. Las dos salieron al
pasillo, Regina sintiendo ese pesado silencio, cargado de sobreentendidos,
de evidente tensin. Pas la llave a la puerta, camin hacia el ascensor
donde Emma la esperaba, y entraron en l. Tantas cosas se arremolinaban
en la mente de Regina que no saba qu decir, cmo reaccionar sin explotar.
As que el silencio era, de momento, la mejor de las opciones al cruzarse

con la mirada tan segura y arrogante de Emma.


Esta permaneca apoyada en la pared del ascensor, brazos cruzados. Su
mirada se posaba sobre Regina, a su lado, y por qu no lo habra de hacer?
Ella era la escort, despus de todo, pagada para seducir, para mostrarle a
su clienta hasta qu punto ella era deseable. Su trabajo formaba parte de
ella y Regina no se lo arrancara con su chantaje. La dosis de cocana estaba
funcionando, esclareca su mente oscurecida por aquella disputa, al final,
intil. Observando la pose autoritaria y no menos sensual de Madame
Queen, Emma esboz, incluso, una ligera sonrisa. La notaba al borde de la
explosin, como una granada sin anilla, esperando la menor sacudida para
desencadenar todo su poder. Sali del ascensor, atraves el hall del edificio
siguiendo a Regina. Fuera, el chofer de Madame las esperaba ante la puerta
abierta de la limusina. Regina entr en el vehculo en primer lugar. Delante
del chofer, en traje negro, Emma le hizo un guio antes de deslizar un dedo
por su mejilla.
Gracias Ed
Sin aadir nada, entr en la limusina y se sent al lado de Regina. Suspir
en silencio y gir su cabeza hacia ella antes de comentar en voz baja
Me gusta mucho el perfume que llevas
Una vez ms, Regina se perda. La actitud de Emma haca difciles sus
intentos de reflexin, de toma de distancia. No pudo evitar mirarla, sondear
su hermosa mirada azul que, visiblemente, no tena ninguna dificultad en
encarar la suya. Era una manera que tena Emma de torturarla? De
pretender que su discusin no tena la menor importancia? O daba Regina
demasiada importancia al desacuerdo, a lo que haba pasado? No olvidaba
que Emma era bastante ms joven que ella, sin duda ms despreocupada,
menos rgidaQuizs tambin Regina se haba equivocado en los
sentimientos que haba credo captar en su mirada. Esa sola idea la crisp,
le estrangul la garganta, pero respondi
Me alegro.
Emma esboz una sonrisa ante esa breve respuesta en tono fro que Regina
le haba devuelto.
Deja de poner mala cara, querida
Desvi la mirada, la pos en el vaco, la cabeza an apoyada en el cmodo
respaldo de su asiento. Finalmente, se incorpor, negndose a estar inerte y
extendi el brazo hacia la pequea neverita que todas las limusinas tan
grandes ponan a disposicin de los clientes. Cogi los cubiletes de hielo, y
lleno dos vasos.
Si no, estos prximos nueve das van a ser mortales y no me gusta
aburrirme.
Ech whisky en los vasos y tendi uno a Regina.
Toma otra copa, te calentar
Regina lo cogi, consciente de que sera su cuarta copa, aunque el alcohol
no la ayudaba a esclarecer sus pensamientos y reflexiones. No consegua
responder, admitir la situacin en la que estaban. Y cuando ms distendida,
cmoda y relajada pareca Emma, ms sufra Regina por ello. Bebi un
sorbo, y gir su mirada hacia el trfico denso del centro de Nueva York.

Aunque su chofer conoca los caminos menos frecuentados, siempre era


difcil trasladarse en coche por Manhattan. Y cuanto ms estaba Regina en
esa limusina, ms sensacin tena de ahogarse. Toda la clera, la frustracin
y la pena que creca en ella estaban a punto de asfixiarla y sin embargo, no
poda dejarse arrastrar por sus emociones. Tan devastadoras como fuesen,
Regina deba contenerlas. Cmo una joven poda hacerle, a la vez, tanto
bien y dejarla en tal estado de angustia? Pero, por encima de todo, cmo
seran los prximos das ahora que los proyectos que Regina tena
planeados desde la vspera ya no podan ser anulados? El sonido de su
telfono la sac de sus tormentos, permitindole recobrar un poco de
contencin. Comprob quin la llamaba y respondi.
Buenos das, Rebecca
Emma continu mirndola y despus de algunos segundos la escuch
responder a su interlocutora
Estoy de camino. Gracias una vez ms, hasta luego.
Termin su copa cuando la limusina llegaba finalmente al aeropuerto.
Regina no poda estar ms silenciosa, distante y fraAunque actuaba como
si nada hubiera pasado, sin quejarse, ni atormentarla, no se acostumbraba.
Emma sali del vehculo junto con Regina y agarr su mochila que Edward
acababa de sacar del maletero. El sol resplandeca en un cielo azul y la
temperatura era clemente. Felizmente, el clima pareca ms reconfortante
que su clienta. Baj sus gafas de sol a su nariz y sigui a Regina al hall
reservado a la alta sociedad que posea bastante dinero para viajar en jet
privado. Emma conoca bien ese rincn particular del aeropuerto. Ms de la
mitad de sus clientes ya la haban llevado a lo largo de diferentes trabajos.
De esta manera, no tenan que registrase, hacer la cola durante horas, sino
que simplemente tenan que verificar sus pasaportes y comprobar sus
maletas antes de embarcar.
Algunos minutos ms tarde, se sentaron en la lujosa cabina del aparato.
Regina casi no haba dicho una palabra. As que Emma se sent frente a
ella, al otro lado de la pequea mesa y pos los codos en ella, la mirada
anclada en sus ceudos rasgos
Sabes? Sera mejor anular el contrato si no quieres hablarme ms
Regina suspir despacio mientras terminaba de leer un mensaje en su
telfono. Lo dej a un lado y alz sus marrones pupilas hacia Emma
Quizs sea fcil para ti pasar por encima de lo que pas esta maana,
pero a m no me sucede lo mismo.
Emma frunci el ceo ante esa respuesta comprensible y lgica. Se dej
caer hacia atrs, sobre el respaldo del asiento, ajust sus gafas en sus
cabellos y desvi la mirada hacia la ventanilla, mientras golpeaba sus dedos
contra la mesa.
Pagas la suma equivalente al sueldo de toda una vida para ciertas
personas solo para pasar diez das conmigo y en un momento, te niegas a
que yo haga aquello por lo que soy pagada bajo el pretexto de que t no
tienes lo que quieres
Repos sus ojos en ella y termin
Se me compra para tener sexo, pero tengo lmites. No soy una puta, si

no, estara en una acera y no costara un ojo de la cara.


Regina no haba apartado la mirada de ella. Finalmente retomaban la
discusin donde la haban dejado.
Piensas de verdad que te considero una puta? No has imaginado que
quera hacerte el amor porque tengo
Regina se detuvo en su impulso. Su clera estaba tomando la delantera y
saba cuntas verdades poda entonces confesar cuando estaba en tal
estado.
deseos intent recobrarse que no son solo de recibir, sino tambin
de dar?
Emma se haba crispado tanto como Regina ante su brutal parn.
Felizmente, esta no haba pronunciado demasiadas palabras, no haba
enunciado demasiadas cosas. El tono de su clienta ascenda, y cmo poda
echrselo en cara? Ella haba jugado con fuego, ella misma la haba
encendido, pero todo haba comenzado porque Madame Queen la haba
contratadoSus dedos continuaron golpeando en la mesita, en sus
pensamientos.
Si t quieres dar, conozco a varias chicas a las que no les disgustara en
absoluto eso y que son tan encantadoras como yo. Pero de todas las
clientas que he tenido hasta ahora, no ha habido una que me haya hecho
una escena parecidaEs ms, es por esa razn por la que ya no hago sino
mujeres.
Regina comprendi, entonces, que ella era la pelmazo de turno, pero a eso
ya estaba acostumbrada.
Y si te tomara la palabra respondi ella Es lo que t quieres? Qu
llame a otra que no seas t?
Emma la observ con mirada pensativa, reflexionando en ello. Saco su
iPhone e hizo pasar las pantallas con su pulgar. Despus de algunos
segundos, lo coloc bajo los ojos de Regina para ensearle una foto.
Esta es Charleen, tambin llamada CharlieUna de mis entregadas
compaeras que da y que recibe. Es muy profesional y tambin muy sexy.
Menos cara que yo, pero es buena.
Regina se haba esperado tal reaccin. La arrogancia de Emma sobrepasaba
todo lo que ella habra podido imaginar. Sostuvo su mirada.
Bien, entonces, llmala.
La mirada de Emma permaneci clavada en la de Regina un instante. As
que esta estaba dispuesta ir hasta el final.
Al menos te gusta?
Emma no tena la menor idea de lo que Regina era capaz.
Solo te pido que la llames respondi ella
Sin apartar los ojos de Regina, Emma llev su telfono al su odo despus de
haber pulsado la tecla de llamada.
Charlie, soy yo dijo ella, mirando a Regina Te molesto?
#Hola, Em! No, en este momento estoy en casa, acabo de levantarme.
Cmo ests?
Tengo un trabajo para ti, una velada con mi clienta actual.
#Espera Es Madame Queen? La heredera de alto copete?

Esa, ests de acuerdo?


#S, sin problema. Es para un trio o estar sola con ella?
Digamos que la clienta elegir
#Ok, super. A qu hora?
Emma ech un vistazo a su reloj antes de alzar la mirada a Regina a la que
vea mucho ms que atenta.
Hacia las ocho, te enviar la direccin
#Bien, entonces espero tu mensaje. Me pondrs al corriente al llegar. Hasta
luego.
Emma colg y dej el mvil en la mesa.
Estar all esta noche.
Regina ya no saba qu pensar del orgullo sin lmites de Emma. Esta iba
hasta el final, la desafiaba como nunca nadie se haba atrevido, al menos,
fuera de su familia. Por qu hacia ella eso? Para tener la ltima palabra? Y
Regina se preguntaba tambin por qu no pona fin a esa mascarada. Para
tener, sin duda, tambin la ltima palabraPero excusarse, doblegarse a
ese maldito reglamento que Emma quera imponerle con sus propios ajustes
y a su gusto, sera admitir que Emma no se senta atrada por ella y eso,
Regina lo rechazaba categricamente.
Bien dijo ella
Cogi su revista de moda comprada en el aeropuerto y la abri delante de
ella
Sin embargo, no me gustan los tros, as que mientras tendrs que darte
un paseo por la ciudad.
Muy bien respondi Emma sin vacilar
Esta se levant para estirar las piernas y se pase por la cabina, ni
demasiado pequea ni demasiado espaciosa. Todas las comodidades
estaban ah: sof, pantalla plana, sillones de masaje y azafatas al servicio
de los pasajeros. Se cruz con una al dirigirse hacia el bar y la pequea
cocina.
Seora? Desea comer, beber? le pregunt esta
Si tuviera una botella de agua fra, sera perfecto respondi ella
Se la llevo enseguida
Emma se acomod en el sof y se estir reposando su cabeza en un cojn,
sobre el reposabrazos. Rebusc en su bolsillo y sac de l los auriculares
que encaj en su mvil. La azafata le dio la botella y pudio relajarse. Esa
situacin con Regina la exasperaba. Nunca haba tenido que lidiar con tanta
tensin con una clienta. Normalmente, todo era tranquilo fuera del sexo y
de algunas molestias debidas a los problemas personales de sus clientas.
Regina se obstinaba en sus ideas, ese ridculo chantaje que ahora la ligaba a
otra escort. Dio grandes buches a la botella de agua, su boca estaba un
poco seca. Mientras escuchaba la msica, aprovech para responder a
todos los mensajes recibidos desde la noche anterior. Ley uno y abri la
cmara para sacarse una foto de ella misma antes de mandarla como
respuesta al mensaje. Ya que Regina se empeaba en enfurruarse en su
esquina, ella intentaba buscar cualquier distraccin para matar el
aburrimiento. Seguramente este era su peor enemigo junto con esas

malditas y fuertes emociones sentidas al lado de Regina.


Esta la miraba actuar por el rabillo del ojo y tuvo que sacar sus pequeas
gafas de vista de su bolso para verla mejor, pues Emma estaba demasiado
lejos. La seorita escuchaba msica, se relajaba tranquilamente en el sof.
Regina crea estar soando! Ella cruz, descruz las piernas, molesta. No
senta nada Emma al saber que otra mujer pondra sus manos sobre ella?
O quizs no la crea capaz de ir hasta el final? Cmo haca ella para ser
tan despegada?, se preguntaba Regina. Despus de algunos minutos, la
azafata, sin embargo, se acerc a ella para comunicarle el inminente
aterrizaje. Pues Northfolk solo estaba a cuarenta minutos de vuelo de Nueva
York. Entonces, Emma volvi a sentarse delante de ella, y Regina hizo como
si nada, fingiendo que lea su revista, aunque nunca lea en el avin,
aprovechaba sus vuelos para trabajar.
Eran las cuatro de la tarde cuando el avin finalmente aterriz y, una vez en
tierra, Regina cogi las llaves de su coche que un empleado del aeropuerto
le haba llevado, avisado de su llegada. Emma meti su mochila en el
maletero y Regina subi tras el volante ante de arrancar y tomar la
direccin de Northfolk. La tensin se podra cortar con un cuchillo, aunque
Emma pretenda que todo estaba normal. Despus de un rato, ella explic
Tengo que pararme en la ciudad. Te pedira que me esperases en el coche
y despus iremos a mi casa.
Emma revir los ojos y esboz una ligera sonrisa ante la recomendacin.
Mm, la seora alcaldesa en compaa de una escort dara una mala
imagen en la ciudadSi te hacen preguntas, solo tendras que ceirte a la
historia inventada para tu padre.
Regina prefiri no responder a esa provocacin, porque no tena que
justificarse. Mantuvo los ojos en la carretera, pas por el cartel de la ciudad,
pero no cogi la carretera principal que llevaba al centro y al ayuntamiento.
Dobl en una calle residencial en la que numerosos habitantes haban
construido sus casas, a veces pequeos edificios y comercios de cercana.
Gir en otra interseccin que llevaba a otra zona ms rica en donde se
erigan bellas mansiones en extensos terrenos. Los jardines estaban
florecientes, cuidados, la hierba verde y fresca, y algunos pltanos se
elevaban por encima de arbustos y plantas. Regina ralentiz y se detuvo
detrs de un coche a lo largo de la acera antes de coger su bolso del que
sac un sobre.
Ya vuelvo dijo antes de salir.
Emma la vio cerrar la puerta, y despus alejarse por el camino de piedras
que conduca a una gran casa de dos plantas. La gente de ese barrio tena,
por lo que se vea, mucho dinero. Poda escuchar el sonido de una
cortacsped mientras vea a su propietario en el jardn vecino a la casa a la
que se diriga Regina. La vio golpear una puerta, despus una mujer abri,
alta, unos treinta, de largos cabellos rubios cayndoles sobre los hombros.
Intercambiaron algunas palabras y Emma vio cmo Regina le daba el sobre
antes de que su interlocutora verificara el contenido sin sacarlo. Despus
una silueta hizo aparicin y Emma pudo ver llegar a un nio rubio antes de
que Regina lo tomara rpidamente en sus brazos. Mientras observaba,

Emma frunci el ceo. Las preguntas nacan ante ese intercambio entre esa
mujer rubia y su clienta. Pero cuanto ms reflexionaba, ms miedo tenia de
comprender. Regina le haba hablado de una separacin de otra mujer diez
aos antes Y esa otra mujer no podra ser la que estaba de pie en el
umbral de esa gran mansin? Pero, ese pequeo? Por la semejanza con la
desconocida, era su hijo y juzgando los gestos tiernos y atentos que Regina
le prodigaba, ella deba haberlo criado durante un tiempoEmma era buena
leyendo los gestos, las miradas, las escenas. Es ms, deba ostentar tal
talento si quera triunfar en lo que haca. Porque, a veces, deba leer entre
lneas a los clientes para conocer sus temores y sus enterradas fantasas.
Vio a Regina volver y desvi la mirada, con la cabeza llena de cuestiones.
DemasiadasElla no tena que pensar en la vida privada de sus clientas, ni
siquiera tena que sentir nada sobre ello.
Cuando Regina volvi a ponerse tras el volante, el silenci regres. Emma
comenzaba a enfadarse, exasperada por la evidente tensin que Regina
alimentaba. Cmo podra soportar esos nueve das en esas circunstancias?
Deba, ahora, imponerse una lnea de conducta que normalmente mantena
sin tener necesidad de pensar.
Qu has previsto para el resto de mi estancia aqu? le pregunt en
tono calmo respetando su papel.
Regina no saba nada. Haber visto a su hijo y haberlo cogido en sus brazos
apenas la haba sacado de sus tormentos con Emma. Le lanz una mirada
de reojo, tomando el camino a su casa.
No lo s. De momento vamos a casa, ya que vamos a recibir a tu amiga
esta noche, tengo que preparar una buena cena.
Emma contuvo un suspiro ante esa respuesta a la que le faltaba entusiasmo
y bro. Se apoy en la puerta y llev una mano a sus cabellos. Su malestar
creca segundo a segundo, y se preguntaba qu estaba haciendo en ese
maldito coche.
Charlie es buena de boca respondi ella
Bebi un sorbo de su botella trada desde el avin y no encontr nada ms
que decir. La tensin era tan asfixiante en el vehculo que no le salan las
palabras.
Regina se detuvo delante de su gran mansin y Emma sali del coche para
abrir el maletero y coger su bolso, as como el de su clienta. Al menos, el da
estaba bueno, an haba sol. Ella la sigui hasta el interior y no pudo
contener una sonrisa ante el pensamiento que le atraves la cabeza.
Quieres que me instale en la habitacin de invitados?
Regina frunci el ceo ante esa pregunta que para nada encontr divertida
a pesar de la sonrisa provocadora de Emma
Te instalas donde quieras, Miss Nollan.
Regina camin hacia los ventanales que daban a la piscina y los abri para
airear. Lejos quedaba el momento en el que Emma le haba hecho el amor
ah mismo, despus en el saln y en el piso de arriba. Su despacho era,
quizs, el nico sitio que no haba sido testigo de sus apasionados
encuentros, pero al entrar en l, Regina se dio cuenta de que se equivocaba,
al ver la mesita tirada sobre la alfombra. Sali a la terraza para unirse a

Emma que caminaba alrededor de la piscina. Regina no aguantara mucho


ms ese juego de indiferencia y constatar a su amante tan serena, relajada,
le susurraba que ella haba querido ver cosas que, en ese momento,o
parecan no existir ya. Era ella la que permaneca fra mientras que Emma
consegua comportarse de forma natural, pretendiendo que todo era
normal. Imitarla estaba por encima de las fuerzas de Regina. Sus manos se
posaron en el respaldar de una silla de exterior, la mirada posada en Emma
que estaba frente a ella, cerca de la piscina. Finalmente rompi el silencio.
Puedes marcharte, EmmaSi es lo que quieres, vete, no llamar a tu
agente y no pedir que me reembolsen el dinero. Puedes quedarte con el
dinero y marcharte.
Emma alz los ojos hacia ella y se la qued mirando un instante, pensativa.
Esas palabras le molestaron ms, porque antes que ceder, Regina prefera
llegar a eso. Por qu no aceptaba simplemente tomar el placer que se le
ofreca? Hasta ahora, todo haba ido bien entre ellas y aunque existan
dudas, tomentos en su cabeza, se haba atenido a su papel e incluso haba
cruzado ciertos lmites a veces. Se coloc las gafas de sol sobre la cabeza
para mirarla mejor.
Cuentas con permanecer tan fra como lo ests desde que salimos de
Nueva York? pregunt ella, ms seria
Regina frunci el ceo ante esa acusacin infundada
Qu te crees? Que vamos a besarnos, a hacer el amor y que todo ir
bien? No es lo que espero y visiblemente no soy la clienta ideal que se
conforma con coger lo que le dan. Puede ser que en nueve das, t pases a
otra cosa, pero yo
Regina no se atreva a pensar en ella y su voz rasgada acababa de
traicionar las emociones que se esforzaba en contener.
Me equivoqu concluy
Emma acababa de escuchar lo que no haba querido escuchar ni ver
durante el fin de semana. Aunque Regina evitaba algunas palabras
demasiado directas, demasiado francas, Emma no poda, ahora, enterrar la
cabeza como los avestruces y fingir cualquier malentendido. Esa
conversacin la tensaba mucho ms de lo que hubiera querido y su mente
le formulaba todas las soluciones posibles en todos los sentidos. Pero ella no
poda dejarse acariciar. Demasiadas cosas estaban en juego. Bastaba una
nica vez para que todo cayera y la mquina se pusiera en marcha, a toda
velocidad, hasta dnde? Para qu? Lanzarse a corazn descubierto a una
decisin que seguramente alterara su vida por completo era una decisin
sin sentido y peligrosa.
No puedo permitirme tener sentimientos acab por decir despus de
todas esas reflexiones No con mi vida
Suspir y desvi la mirada antes de sacudir la cabeza. No se poda creer que
hubiesen llegado a ese punto. Solamente despus de tres das completos
con Regina, la situacin se haba convertido en insoportable.
Tres das coment ella alzando los ojos hacia ella Tres malditos das
Qu ha podido pasar para que cambies de opinin hasta ese punto?
Y ahora ya senta que haba hablado mucho. Su malestar se transformaba

en rencor y acusacin de todo tipo. Sacudi otra vez la cabeza y aadi


No tiene importancia dijo con un gesto de la mano
Se gir para entrar en la casa
Estoy obligada a romper el contrato y te ser devuelto el dinero de todas
formas
Regina la vio alejarse hacia la puerta, paralizada por esas palabras, por toda
esa distancia que creaba la reaccin de Emma. Se gir hacia ella, sus
pensamientos confundindose en su mente. Tena que decir algo, pero,
qu? Regina haba puesto a prueba sus respectivos lmites, tena que
haberse esperado ese cambio de los acontecimientos. La vio abrir la puerta
y solt mientras volva al saln
Dime que no has sentido nadaDime que este contrato ha sido como los
dems y que cada vez que me hacas el amor, yo era una clienta como las
otrasDilo Emma y nunca ms oirs hablar de m.
En el umbral de la puerta, Emma se haba detenido para escuchar esas
ltimas palabras lanzadas por Regina. De espaldas a ella, saba
perfectamente lo que Regina le preguntaba y nunca, ninguna clienta haba
escuchado ese tipo de confesin por su parte. Sera confesar una falta, un
alejamiento de sus bien impuestas reglas. Con expresin seria, la mirada
sombra por tormentosas y parsitas reflexiones, su mente se hunda en la
neblina total. Con la mano agarrada en el pomo de la puerta, tuvo que
tomarse un momento. Deba responder, decir algo, una palabraPero un
nudo se formaba en su garganta y bloqueaba todo intento de explicacin.
Pronunciar algo en ese preciso instante, responder a la peticin de Regina la
paralizaba de arriba abajo. El control se le deslizaba entre los dedos, se le
escapa literalmente y cada segundo tomaba tintes fatdicos, como si toda su
vida reposara en esos precisos segundos, bajo el marco de esa puerta. Trag
saliva, alz la desamparada mirada hacia el exterior, la mandbula crispada.
Un parpadeo ms tarde, dejaba la casa, caminando por el sendero que
llevaba a la carretera. Se puso su mochila al hombro, con el corazn en
carne viva y latiendo frenticamente, y camino hacia delante porque era lo
que tena que hacer.

***

Regina permaneca de pie en el saln, paralizada. La puerta se haba


cerrado y, su mirada oscura perdida en el vaco, an segua sin moverse.
Haba temido escuchar a Emma pronunciar las palabras que esperaba,
palabras que habran puesto fin a toda ambigedad. Pero el silencio pareca
peor, alimentaba tanto dudas como desespero. Emma acababa de
marcharse, haba tomado la decisin de alejarse y Regina se encontraba
impotente frente a su eleccin. Qu poda hacer a partir de ahora cuando
la trampa se haba cerrado sobre ella? Dio algunos pasos en su saln, la
mirada an ausente, vaga. Sus incesantes reflexiones buscaban una
escapatoria y Regina no se dio cuenta de que su garganta se haba

constreido, dola. Baj y subi sus prpados con la esperanza de


recobrarse y camin hacia el despacho para coger las llaves del coche,
atravesar el saln y dejar la casa. Subi al Mercedes, arranc y
violentamente dio marcha atrs para salir del garaje. No poda dejar que
Emma se marchara, no as, no sabiendo si la volvera a ver. Despus de un
centenar de metros, fren en seco y baj del coche mientras la miraba
fijamente
Emma! Tt no puedes marcharteEsto no puede acabar as
Su garganta se haba cerrado mucho ms y se acerc con paso tembloroso,
el Mercedes parado tras ella y Emma en la acera.
Yono quiero perderte dijo con voz rota.
Emma se haba parado, sorprendida ante la repentina llegada de Regina.
Justamente haba temido esa reaccin, un enfrentamiento claro y directo en
el que nuevas palabras seran pronunciadas. Y las de Regina la golpeaban
directo en el corazn, ah donde ella no deba sentir nada, escuchar nada.
Su mscara ahora se haca pedazos. Desamparada, no poda luchar contra
esas palabras, el sentimiento de traicin envolva su ser. La pena se volva
dolorosa, cruel y terrible. Su brazo cay, su mano cerrada alrededor del asa
de su mochila, la mirada desorientada.
ReginaNo nos conocemosT no me conocesSolo has visto de m lo
que he querido mostrarte.
Frunci el ceo, acosada por sus propias reflexiones, en ese momento
confusas y enmaraadas.
T y yo retom No tenemos la misma vidaY aunque todo ha sido
diferente contigo, aunque sienta algo, aunque no hayas sido un contrato
ms, no puedo cambiarlo todo porque t me lo pidas.
Regina saba que ciertas cosas no se explicaban. Que no era necesario
conocer a una persona de meses o aos para que una simple atraccin se
transforme en sentimientos. Los sentimientos no se controlaban, ni en el
espacio ni en el tiempo, y las palabras de Emma no hacan sino confirmarle
que no se haba imaginado todo lo que haba pasado entre ellas. Sin
preocuparse de los coches que ralentizaban la marcha o de los vecinos que
miraban por sus ventanas, Regina se acerc a Emma y llev su mano hacia
su mejilla antes de besarla. No haba ninguna otra manera de responder a
esa incesante atraccin que la encarcelaba, ningn otro medio de expresar
lo que no se atreva a decir. Sus labios se cerraron sobre los suyos con
ternura y un estremecimiento la recorri cuando la mochila de Emma cay a
sus pies y sinti cmo ella le devolva el beso.
Emma no poda decidirse a mantener las distancias. Ese beso robado por
Regina, lleno de audacia y de determinacin, dobleg sus fuerzas, sus
desesperadas reservas. Ella se lo devolvi, captur sus labios entre los
suyos, profundiz el contacto, apasionadamente, arrastrada por el incesante
deseo de sentirla. Su brazo pas alrededor de su cintura, la atrajo contra
ella porque era tambin todo lo que ella quera. La distancia, el rechazo y la
frialdad haban congelado su sangre, paralizado su ser por dentro. Su
corazn golpeaba velozmente, ms fuerte, y sus latidos resonaban en su
cabeza, callando todas sus dems reflexiones. Con una mano en los oscuros

cabellos de Regina, no poda dar fin al beso, saba que se estaba quemando
por ella con un deseo inconcebible, fulgurante.
No me impidas volver a tocarte murmur ella sobre sus labios. No
me vuelvas a prohibir hacerte el amor
Regina retrocedi un poco, su mano sobre la mejilla de Emma, su mirada
brillante a la vez de lgrimas, de pena y de alivio. Esa fuerza en los
sentimientos la envolva completamente, destructora, incontrolable. Regina
no poda combatirla y las respuestas de Emma, tanto verbales como fsicas,
acentuaban las emociones que la recorran. Escucharon un ruido de tos, y
Regina fue obligada a desviar su atencin antes de ver pasar sobre la acera
a Madame Wintermann y su perro casi tan viejo como ella.
Seora alcaldesa dijo ella con voz aguda
Seora Wintermann salud Regina
Apoyada en su bastn y caminando a paso lento, la anciana no se priv de
mirarlas fijamente un momento antes de verse forzada a girar la cabeza.
Con el ceo fruncido, Regina volvi a posar sus ojos sobre Emma que la
mir de nuevo y lo hizo con una sonrisa nerviosa que se dibuj en sus labios
antes de que respondiera.
Quieres volver a casa conmigo?
A pesar de la interrupcin repentina de la pequea anciana, seguramente
sorprendida de por vida, Emma continuaba ardiendo despus de ese beso.
Y si no volvemos? le pregunt ella Y si desaparecemos los
prximos nueve das?
Regina temblaba ligeramente ante esas preguntas que sobreentendan que
Emma buscaba escaparse otra vez, pero esta vez con ella. Con su mano an
en su mejilla, dibuj una tierna sonrisa, sin dejar de acariciarla con su
pulgar.
A dnde querras ir?
Emma se estremeci bajo la mirada que Regina le daba. Sus caricias sobre
su mejilla acentuaban su innegable atraccin, bien presente. Deba tomarse
su tiempo, disfrutar de Regina, omitir los contratos, la agencia y las
obligaciones durante los prximos nueve das.
A una isla donde solo estemos t y yo
Cruz la mirada interrogadora de Regina y rpidamente aadi
Conozco una, pero no podras hablarle a nadie del sitio a dnde vas.
Seora Alcaldesa escucharon otra vez
Regina retrocedi esta vez para ver a Preston Lewis, el hijo de su contable,
que acababa de ralentizar en bicicleta al verlas. Ella no respondi a este
ltimo, sino que mir a Emma
Vamos a acabar esta conversacin en otro sitio que no sea esta acera.
Ella tom su mano y la arrastr con ella hacia el coche antes de soltarla y
sentarse tras el volante mientras que el motor continuaba encendido. Una
vez Emma sentada, arranc y cogi la direccin de su casa, profundamente
aliviada por no volver sola. Su mano parti rpidamente al muslo de Emma
y dijo
Puedo saber de qu isla se trata? Tendra que avisar a mi piloto, para
que se organice y reservar una habitacin de hotel.

Emma pos su mirada en la mano de Regina posada en su muslo. Esta


provocaba otros embriagadores estremecimientos, acentuaba el calor de su
cuerpo ya demasiado sensible a sus contactos.
No hace falta dijo ella sacando su mvil de su bolsillo Solo di a tu
piloto que volvemos a Nueva York, yo me encargo del resto.
Tecle sobre su pantalla para enviar un mensaje mientras que Regina se
detena delante de la casa
Prepara un bolso, y piensa en coger ropa ms
Alz los ojos hacia Regina y se tom el tiempo de mirarla de arriba abajo. Su
mente ya imaginaba su cuerpo sin su vestido, en esa ropa interior que
disimulaba.
Informal termin de decir
Regina hizo una pausa y remarc el impulso de Emma que ya estaba
saliendo del coche. La sigui dentro de la casa, constatando que su actitud
haba cambiado completamente de un momento al otro. Pasaba de la
ignorancia ms total a salimos de viaje solas a una isla desierta. Por
supuesto, ese pedido alegraba a Regina, la colmaba de felicidad para ser
exactos, pero la detuvo en su arrebato, quitndole el telfono de las manos
y colocndose frente a ella.
Emma, esperaMe gustan las sorpresas, me gusta que se ocupen de m,
pero lo que t quieres preparar, lo cargo a mis gastos
Ella entrecerr los ojos y la mir fijamente.
Y no ests obligada a hacer esto
Emma frunci el ceo, en desacuerdo con esas palabras.
Acaso sabes a dnde pienso llevarte? le pregunt recuperando su
telfono Pagars el viaje en tu avin, el resto, me toca a m, y s lo que
hago, Regina. No deseo quedarme aqu, en tu casa, en tu ciudad y tampoco
tengo ganas de volver a Nueva York, as que vamos a otro lado
Regina la vio alejarse, despus llevarse el telfono a la oreja. Emma se
atreva a reprocharle su lado testarudo, pero se daba cuenta la rubia que
era de lejos ms obstinada que ella? Sin embargo, comprenda sus
argumentos y por esa razn no intervino ms y se alej hacia las escaleras
para subir a su habitacin. Sac una maleta que abri sobre la cama y se
dirigi hacia su vestidor. Llevar ropa informal no era costumbre en ella. En
su casa, Regina permaneca la mayor parte del tiempo en bata o en baador
los veranos, pero en cuanto sala de casa, no llevaba sino vestidos o trajes
chaqueta. Hizo el esfuerzo de elegir algunos vestidos ms ligeros y camin
hacia la cama para meterlos en su maleta mientras vea a Emma entrar en
la habitacin.
Por cierto, qu vas a hacer con tu amiga Charlie? pregunt ella
mientras abra su cajn de la ropa interior.
Sac varios conjuntos y la mir para precisar
Y adems, qu sepas que nunca habra dejado que otra mujer me
tocara!
Apoyada en el marco, en la entrada del vestidor, Emma esboz una sonrisa
satisfecha ante esa ltima precisin. Una sonrisa espontnea que alegraba
sus trazos, calmaba sus pensamientos tumultuosos. Su mirada fue

capturada por el cajn que encerraba mil tesoros picantesElla se acerc y


lo inspeccion con mirada experta e interesada. Los aromas de Regina
invadan todo su vestidor y se expanda por olas desde sus cajones y sus
estantes.
Charlie, de todas manera, me lo habra contado todo respondi ella Y
ya est avisada
Con la punta de su ndice, enganch la asilla de un cors y lo sac del cajn
Has olvidado coger esto
Regina se mordi la comisura del labio mientras caminaba hacia Emma y
coga la prenda interior en sus manos. Pero en lugar de ir hacia la maleta,
no pudo evitar abrazarla, acurrucar su cuerpo contra el de ella. Los brazos
de Emma la envolvieron, cosa que ella haba esperado, que la calentaba y
continuaba tranquilizndola. Sus dedos se deslizaron a lo largo de su
mandbula y pregunt con voz clida
Cundo tenemos que estar de regreso en Nueva York?
Emma frunci los ojos ante esa pregunta, una sonrisa en la comisura de sus
labios. Los de Regina la llamaban y le sugeran un sin nmero de ideas, una
ms indecente que la otra. Ella los captur, deslizando la punta de su lengua
por ellos para saborearlos, volviendo ese beso lnguido y sensual.
Tendramos tiempo de recuperar las ltimas horas perdidas
Ella retrocedi rompiendo el beso, al fuego vivo por ese beso. Su mirada
chispeante se hizo maliciosa, un poco provocadora.
Pero es necesario que t ests de acuerdo
Con la mirada ardiente de deseo, Regina volvi a besarla y murmur
Lo estoy
Empuj a Emma a la cama y esta se encontr sentada, mientras Regina
bajaba la cremallera de su vestido, que se encontraba en su espalda.
Aunque esa escena ya haba sido interpretada, ah o en Nueva York, las
emociones permanecan siendo las mismas, las miradas, tan llenas de
deseo como de impaciencia, ahora ms despus de todas esas
complicaciones. El vestido de Regina cay sobre sus tacones y ella se los
quit uno a uno antes de colocarse sobre Emma. Volvi a besarla y murmur
sobre sus labios.
Dimeque me deseas
Emma poda negar todas esas evidencias. Cuando miraba a Regina
desvestirse, cuando la senta tan lanzada, lista para ser poseda, su cuerpo
entero se elevaba en llamas. Entonces, el deseo se volva asfixiante y este
incitaba a encontrar todos los medios para logar satisfacerlo. Regina tena
tal poder sobre ella que Emma apenas poda controlar sus reacciones. Con
sus manos en las caderas de su amante, sus labios partieron al
descubrimiento de su cuello del que emanaba esos dulces aromas.
Te deseo todo el tiempo, Regina
Y esas palabras eran verdaderas, de principio a fin. Desde su primer
encuentro, desde su llegada a esa casa, Emma haba sido capturada por los
encantos de Madame Queen. Tanta belleza, seduccin, sensualidad en un
pequeo cuerpo como el suyo solo podan ser remarcados. Su mano
desabroch el enganche de su sujetador a su espalda y rpidamente se

deshizo de l para liberar esos redondeados senos, de generosas curvas.


Sus labios dejaron su cuello y tomaron la direccin de su pecho. Ella poda
de nuevo expresar sus deseos por Regina, esa necesidad increble de
tocarla. Porque el placer que emanaba era bien real y potente.
***
Ella la acost de espaldas, la extendi sobre la cama mientras el viento
levantaba los visillos de las ventanas abiertas. El calor exterior acrecentaba
el de sus cuerpos ya unidos en un nuevo abrazo. Las dos amantes no haban
podido esperar ms y, apenas dejadas las maletas en una de las
habitaciones de la nica casa de esa isla, se haban buscado una vez ms,
excitadas. Las ropas tiradas en el parqu de madera clara, sus cuerpos
desnudos se empujaban en una danza sensual y ertica. Las manos se
cruzaban, se encontraban y viajaban a la bsqueda sin jams abandonar las
curvas de la otra.
El sol se esconda en el horizonte teido de clidos matices. Sus rayos
desaparecan en los lmites del ocano para iluminar el otro lado del
planeta. Perfumes exticos de flores y plantas salvajes se mezclaban con el
yodo y los aromas de coco que invadan el lugar. Tantos elementos que
reforzaban las ganas, el deseo de un contacto carnal.
Los suspiros se escapaban, se confundan con la resaca de las olas sobre la
playa no lejos de la casa. Los labios de Emma posean cada parte del cuerpo
de su amante, la revisitaban con lentitud y seduccin. Alojada entre sus
muslos, se tomaba el tiempo de satisfacer sus numerosos deseos. Regina,
ella sola, encarnaba el placer y el xtasis. Sus cautivadoras formas, su
aterciopelada piel bajo sus dedos y su femenina gracia invocaban todas las
indecencias, las ms locas de las fantasas. Con ella, Emma pona todo su
corazn adems de toda la experiencia adquirida durante aos. Y
seguramente, por primera vez, haca el amor sin estar trabajando. En esa
casa, lejos de la muchedumbre, de las miradas y del resto del mundo, se
otorgaba el derecho de alzar el velo
Regina se abandon a su orgasmo, sus msculos temblaron, sus dedos se
aferraron a la espalda de Emma en un ltimo suspiro de xtasis. Sus labios
entreabiertos, su rostro enrojecido reflejaban el placer experimentado una
vez ms con su amante. Regina haba descubierto a una Emma ms
demandante que en Nueva York, y aqu, lejos de toda civilizacin, la vea
ms liberada en sus palabras, en su manera de murmurarle sus exigencias
cuando la acariciaba. Sus oscuras pupilas se volvieron a abrir sobre el rostro
de Emma encima de ella, apreciando su cuerpo desnudo, transpirando
contra el suyo. Con sus dedos apart un mechn dorado tras su oreja,
mientras, poco a poco, recobraba su respiracin. Se estaba dando cuenta de
que estaba en esa isla paradisiaca que an no haba tenido tiempo de
visitar.
Me hace falta esta isla dijo en voz alta
Porque despus de siete horas de vuelo hasta Nassau, un helicptero las
haba conducido a este islote privado al norte de las Bahamas. Desde el

cielo, Regina haba remarcado la pequea extensin de la isla. Un kilmetro


de ancho por ochocientos metros de largo, un pequeo bosque tropical se
extenda de una punta a otra, rodeado de una playa de arena blanca. El
agua era clara, turquesa por sus fondos de corales, ciertamente llenos de
peces.
Crees que tu amigo aceptara vendrmela? pregunt completamente
en serio
Emma sonri ante esa pregunta que revelaba el lado caprichoso de su
amante. Esta quera y exiga todo. Captur sus labios entre los suyos,
desesperadamente atrada y se incorpor para descansar sus brillantes ojos
en los encantadores rasgos de su amante. Ella haba respondido
brevemente a algunas preguntas de Regina y le haba explicado que ese
sitio perteneca a un amigo
No, esta isla no est en venta
Se inclin hacia ella y extendi algunos besos por su cuello. El calor del da
se esfumaba y una fresca brisa arrastrada por el ocano se infiltraba en la
estancia. Suavizaba el ambiente y sobre todo los cuerpos hmedos y
vctimas de un intenso placer.
Pero es tuya para los prximos das aadi antes de incorporarse de
nuevo.
Volvi a darle un dulce beso y se separ del fabuloso cuerpo de su amante
para caminar hacia la terraza que haba en la habitacin. Una jarra con un
cctel de frutas con alcohol las esperaba con sus vasos en una pequea
mesa de madera.
Tienes sed?
Regina se haba incorporado, apoyada en sus codos, su pierna replegada
sobre la otra. Su mirada se paseaba por la silueta desnuda de Emma.
Grababa esa imagen idlica en su memoria. El sol se acostaba en el
horizonte, coloreando el cielo de matices rosados, azulados, violetas, y sus
rayos se reflejaban en la larga cabellera dorada de su amante. Las sombras
y las luces rozaban la perfeccin, huellas de una calidez, mezcla de erotismo
y pasin. Acab por levantarse tambin al ver a Emma servir los vasos y se
enlaz a su espalda, buscando la dulce calidez de su cuerpo en el suyo. Sus
dedos apartaron sus cabellos, sus labios fueron dejando sabrosos besos en
su nuca.
Voy a venderlo todo... explic Para pasar el resto de mis das contigo
en una islaQuiero comprar una islapara vivir de sexo, de amor y de
romanticismo contigo
Emma rio ante esos idlicos planes mencionados por Regina. Su cuerpo
pegado al suyo la mantena en esas embriagadoras sensaciones. Imaginaba
sus formas frotndose en su espalda, dejndose invadir por libertinos
pensamientos cuando apenas acababan de satisfacer sus deseos. Se gir
hacia ella, captur su refulgente mirada y le pas el vaso.
No ms Seora Alcaldesa, limusina, negociaciones inmobiliarias,
distinguidos ccteles coment ella antes de saborear el lquido Crees
que puedes dejar todo eso? Adems, no solo hay romanticismo en ese
vaso

Regina lo tom y dio algunos refrescantes y exticos sorbos antes de dejarlo


sobre la mesa. Volvi al interior, recogi sus prendas diseminadas aqu y all
por su impaciencia.
No sera la primera vez que revisara mis prioridades explic ella
Las puso sobre la cama y abri su pequea maleta de la que sac un pareo
que pas alrededor de su pecho. Porque el islote no estaba completamente
desierto. Dos personas, empleadas por su propietario, cuidaban el sitio, a
disposicin de las ocupantes, y llevaran la cena a las ocho. Cogi una
camisa de la maleta de Emma y se la llev.
Ponte esto, Miss Nollan, no tengo ganas de que el nico hombre de esa
isla perdida te vea en el traje de Eva.
Emma dedic una mirada maliciosa a su amante. Envuelta en esa ligera
tela, de color azulada, Regina abusaba de sus encantos fsicos. Ella la
obedeci, y cubri su cuerpo con la camisa y respondi
No sera la primera vez que un hombre me viera desnuda
Ella abroch los botones del medio, con una sonrisa en sus labios.
Celosa o posesiva? Quizs ambas cosas?
Emma se sent ante ella y Regina sencillamente se sent en sus muslos
mientras recuperaba su vaso. A su vez respondi
Soy celosa y posesiva. Y mucho ms rica que la mayora de hombres y
mujeres que quieren poseerte, lo que me da el derecho de negarme a que
otra u otro te vea desnuda.
Puntualiz su larga tirada con un movimiento de cejas y bebi algunos
sorbos de su cctel de fruta agradablemente perfumado de ron. Con su
brazo alrededor del cuello de Emma, le coloc otros mechones dorados y
pregunt
Por cierto, hace mucho tiempo que vives en Nueva York?
Emma no haba desviado sus ojos de ella. Regina se haba colocado en sus
muslos, sentada de lado, seguramente porque era incapaz de poner la
mnima distancia entre ellas. Y ella lo comprenda mejor que nadie, porque
tambin se senta encadenada a ella, irresistiblemente atrada. Con un
brazo alrededor de su cintura, se dejaba acunar por sus tiernas atenciones,
no quera pensar en la realidad dejada de lado, ms all de esa isla. Dej su
vaso, para nada asombrada de la pregunta. Llegaba el momento legtimo en
el que Regina reclamaba respuestas, intentaba saber.esa famosa toma de
conocimientos que haba intentado negociar los primeros das.
Algunos aos respondi ella Pero me muevo mucho
No pudo luchar contra el deseo de posar sus labios en su piel, justo por
encima de su pecho disimulado bajo el pareo. Un beso o dos ms tarde, alz
sus ojos hacia ella y desliz sus dedos por su mejilla antes de rozar sus
labios.
De dnde viene esta cicatriz en el labio? pregunt ella con curiosidad
Regina entrecerr los ojos mirando a Emma. Se haba preguntado cunto
tiempo necesitara su amante para, a su vez, hacerle preguntas ms
personales. Sus dedos jugaban con uno de sus mechones dorados,
respondi
Era pequea, quise imitar a mi padre que se afeitaba, as que cog la

cuchilla, y a ella le debo esa pequea marca.


Emma esboz una sonrisa maliciosa y encantadora. Su mano libre se desliz
por el muslo desnudo y se hundi bajo la tela que cubra el cuerpo desnudo
de su amante. Un escalofro la recorri una vez ms.
Aun de grande quieres todava imitar a tu padre la pincho ella
Tambin acude l a escorts?
Regina tembl ante esa caricia y se dej atraer hacia Emma, su rostro a
pocos centmetros del de ella. Aprovech para escrutar sus finos rasgos, su
afilada nariz, su mandbula cuadrada, sus finos labios y sus grandes ojos
azules. Cmo haca para tener tanto poder sobre ella? Para provocarle
tantas emociones que podan ir de un extremo al otro?
No lo imito se defendi ella Y prefiero no saber a quin o a qu
recurre cuando engaa a su ltima mujer.
Llev sus labios a la mejilla de Emma, acarici su piel apenas rozndolos en
ella, y murmur a su odo recordndole
Yo soy fiel
Emma no pudo abandonar su sonrisa ante esa recurrente precisin. Regina
ya se lo haba dicho. Como si ese rasgo especfico de carcter primara sobre
todos los otrosA travs de las respuestas de su amante, de sus
reacciones, Emma aprenda a conocerla, la descubra de otra manera. Sin
embargo, ese momento desprovisto de sexo la conmova mucho ms de lo
que habra debido. Cada instante pasado al lado de Regina impacta en su
ser, quedaba impreso en su corazn. Y no quera pensar en lo que eso
implicaba, lo que saldra de ello
Generalmente, un hombre engaa a su mujer porque le falta algo
respondi ella Quizs deberas ver las cosas de otro modo y pensar que
tu padre intenta recuperar a tu madre
Regina se tens ante esas palabras y respondi
En absoluto. La enga durante aos, es por esa razn que mi madre lo
abandon. Y su tipo de mujer es ms bien rubia, exuberante, de generoso
pecho, nada que ver con mi madre!
Emma rio ante esa respuesta a la defensiva. Su mano sobre su muslo no
dejaba de abrirse y cerrarse sobre su piel, apreciando su suavidad.
Y? La nocin de sexo para los hombres es diferente que a la de las
mujeres. Para los hombres, es una necesidad instintiva, fsica, mientras que
las mujeres lo ven como un ntimo acompaamiento, una manera de
aderezar sus vidasa tu padre le gustan en la cama las que son como
muecas, pero nunca se casara con una de esas mujeres. Es por eso que tu
madre no se pareca en nada a sus amantes.
Me da igual, no tena que haberla engaado insisti Regina
Desliz su mano lentamente por los cabellos dorados de su amante y volvi
a hablar con una ligera sonrisa
Y yo? Soy el tipo de mujer con quien te casaras, Miss Nollan? brome
ella
La mirada de Emma brill ante esa pregunta, ms de lo que hubiera
deseado. Esta reflejaba sus locos pensamientos, aunque voluntariamente
disimulados. Esa pregunta sobrepasaba sus lmites, anunciaba cosas que ni

siquiera deban atravesar su mente.


Yo no soy un hombre le record Aunque s muy bien sustituirlos al
lado de las mujeres
Regina se mordi la comisura de su labio. Su mirada no abandonaba la de
Emma, una ojeada rpida a su vaso que acababa de coger para refrescarse
quizs.
Y tambin piensas que dos mujeres no pueden tener hijos?
Emma levant la mirada hacia Regina, ms seria. A qu venia esa
inesperada pregunta? En qu estaba pensando Regina? Es ms, ese tema
le record sus propias dudas que tuvo mucho antes, durante el da.
Acaso has olvidado contarme algo?
Regina se qued un momento parada sin comprender esa pregunta devuelta
por parte de Emma
De qu hablas?
Emma bebi otro sorbo de su vaso y lo dej sobre la mesa.
De ese nio al que fuiste a ver antes cuando an estabas enfadada
conmigo respondi ella Y a esa mujer que estaba con lNo tienes que
contestarme, pero siento curiosidad.
Emma se atreva con las preguntas personales, confirmaba Regina, y
aunque se alegraba de ello, responder a ciertos temas la conmocionaba.
Saba, sin embargo, que tena necesidad de responder, de mostrarle a
Emma que no tena nada que ocultar, que poda confiar en ella.
Es el hijo de mi ex, Rebecca. Tiene cuatro aos. Rebecca lo ha tenido con
su nueva compaera. Tuve la ocasin de cuidarlo un tiempo y de cierta
manera, me considera como su ta.
Emma enarbol una expresin tanto de sorpresa como de perplejidad. Esas
nociones de ex, de nio a su cuidado, de pequeos favores hechos a
antiguas amantes le eran vagas.
Cuidas al hijo de tu ex? resumi ella Que adems vive cerca de ti?
Tuvo que hacer una pausa, turbada ante reflexiones que, tampoco estas,
tenan que estar en su cabeza.
Y la otra no dice nada?
La expresin de Regina fue evidente
Ya no nos acostamos juntas, EmHace ms de diez aos que nos
separamos y me gusta cuidar, de vez en cuando, de Adam, es un nio
adorable.
Emma se relaj y se dio cuenta de que se haba puesto tensa los ltimos
segundos. Por qu reaccionaba as? En el fondo de s misma, encontr la
respuesta, pero no quiso hacerle caso y la desech como llevaba
rechazando otros pensamientos desde haca horas.
Sabes? No te enfades, pero me cuesta creer que no hayas tenido una
sola aventura en diez aos
Esa afirmacin no enfad a Regina, ms bien la hizo sonrer.
S, seguro que pasando tu tiempo con mujeres con falta de sexo, te
cuesta concebir la autosatisfaccin.
Emma se ech a rer ante esa respuesta y su mirada dej transparentar esa
nueva chispa de deseo, seal de otro pensamiento picante.

No me cuesta nada concebir todo lo que tiene que ver con el sexo,
queridaYo tambin me satisfago sola con o sin pblico.
Su mano sobre el muslo de ella se desliz un poco ms bajo el pareo, hasta
el nacimiento de su cadera.
Pero no me des demasiadas ideas, podramos perdernos la cena
Regina se haba estremecido con las palabras de Emma, las cuales
evocaban pensamientos impregnados de lujuria. Cmo era posible que no
haya dejado de desearla de esa manera? Sus dedos trazaron un camino
abrazador por lo alto del torso de Emma. Su camisa entreabierta le
provocaba numerosas ideas, deseos que quedaban insatisfechos.
Eres t quien me excitas, Miss Nollan. Te atreves a decirme ese tipo de
cosas y pretendes que me quede de hielo?
Emma se mordi el labio, presa de una ola de calor, una de esas
incontrolables reacciones. Su mano bajo la tela viaj hasta su nalga,
recordndole su completa desnudez. Con un movimiento la peg a ella.
Y eres t quien ha hablado de autosatisfaccin, te sealoAn no lo
hemos intentado. Es ms, hay un montn de cosas que t y yo an no
hemos hecho. Parece que tu ex era demasiado convencional para ensearte
que existen ms cosas aparte del misionero.
El labio inferior de Regina desapareci entre sus dientes. La arrogancia de
Emma, queriendo mostrarse ms experimentada que su ex pareja, le
encantaba. Volvi a besarla.
T eres la menos convencional de las amantes respondi ella para
hinchar su ego.
Escucharon llamar a la puerta y Regina se levant de los muslos de Emma
mientras se ajustaba el pareo.
Vstete, querida, vamos a cenar.
Mientras Emma se pona unos pantalones cortos, Regina se dirigi a la
puerta y la abri. La pareja encargada del servicio durante su estancia entr
con un carrito sobre el que descansaban varios platos cuyos aromas ya
llenaban la estancia. Ellos colocaron la mesa en la terraza del saln, sin
olvidarse de descorchar una botella de vino blanco fresco, despus dejaron
la habitacin. Ya con apetito, Regina se sent, dejando a Emma que sirviera
el vino, pero, pensando en su conversacin anterior, volvi a hablar
Hay una pregunta que no tuve tiempo de hacerte cuando hicimos aquel
pequeo juego de preguntas/respuestas
Cul? dijo Emma
Te gustara a ti tener hijos?
Emma esboz una sonrisa ante esa insistente pregunta. Regina daba
vueltas sobre el tema desde haca varios minutos. Cogi su copa por la base
y la hizo entrechocar contra la de ella antes de sentarse en el silln de
cojines de color crudo.
No lo s respondi No tengo la vida que se necesita para ello y no
puedo tener
Regina frunci el ceo
No hars lo que haces hasta el fin de tus das, no?
Emma llev su copa a sus labios y degust el refrescante vino. Meti su pie

en la esquina de una silla que tena cerca y se tom un segundo o dos en


contestar.
No, seguramente no, pero no puedo tenerlosfsicamente, quiero decir
Cruz la insegura mirada de Regina y se incorpor para coger uno de los
camarones dispuestos en una gran fuente de cristal.
No es el fin del mundo continu ella rpidamente para romper ese
pesado silencio Y tampoco es como si tuviera alma de madre.
Regina intent recobrarse un poco. Aunque Emma no pareca afectada por
esa incapacidad para tener hijos, ella s lo habra estado.
Ya veo dijo ella sin gran certidumbre.
Degust a su vez los camarones y reflexion durante un momento sobre lo
que se dispona a decir, y al final se lanz
El mes pasado comenc los trmites para una inseminacin.
Emma paro un instante de masticar y alz la mirada hacia Regina. Su
expresin se volvi suspicaz, seguramente reflejaba las numerosas
cuestiones que fluan en su cabeza.
Y? pregunt, atenta Qu ha pasado?
Regina bebi un trago de vino. Haba observado la reaccin de Emma con la
esperanza de adivinar sus pensamientos, pero a pesar de su silencio de
varios segundos, no tena la menor idea de su opinin sobre el tema.
Tengo una lista de donantes que estoy estudiando desde hace varias
semanas. No quiero dejar nada al azar.
Emma desvi la mirada y tom otro trago de vino, pensativa. Ese anunci la
importunaba y negarlo habra sido en vano. Porque esa informacin ahora
no dejaba de repetirse en su cabeza. Regina quera y tendra un hijo en las
prximas semanas, solo era cuestin de tiempo. Cmo deba reaccionar
ella? En una situacin normal, ese nuevo parmetro no ira con ella, y no
tendra nada que decir. El reglamento solo exiga que una escort como ella
no tuviera ninguna relacin ntima con una mujer embarazada por pura
precaucin para ella y su beb. Pero sus reflexiones sobrepasaban el
reglamento, profundizando en el tema, evaluando las consecuencias,
anticipando las eventualidades y provocando temores. Baj las gafas de sol
a su nariz al iluminar los ltimos rayos de sol con un color anaranjado la
terraza del saln.
Si ests embarazada, deberas decrmelo dijo simplemente
Por qu? pregunt Regina
Emma suspir en silencio, poco dispuesta a responder a esa pregunta. Decir
la verdad, poner en palabras lo que acosaba su mente sera demasiado
complicado.
Porque no es sano respondi volviendo a coger su copa
Volver a los trminos del reglamento le pareca lo ms fcil.
Porque no puedo hacer lo que hago con una mujer embarazada, es
peligrosoPero lo comprendes, no?
Regina se ech a rer nerviosamente ante esas palabras.
Peligroso? Hacer el amor con una mujer embarazada? Y puedo saber
quin te ha contado una cosa tan absurda?
Emma pos su mirada en Regina y respondi rpidamente

Si la clienta tiene cualquier problema durante el embarazo debido a una


MST o a alguna otra cosa, puede denunciar a la agenciaY sabes que las
clientas de la agencia tienen suficiente dinero para hacer que la cierren,
incluida tTambin es por eso que las reglas existen.
Regina estaba asombrada. Se sent mejor, cruzando las piernas y ajustando
su pareo antes de responder.
Quizs con tus otras clientas, sea as, pero se trata de m. Sabes que eres
la nica que me tocas, no hay riesgo algunoAdems para tu informacin,
las mujeres embarazadas tienen, por lo general, un apetito sexual ms
desarrollado.
Sonri ante sus propias palabras.
Lo que quiere decir que necesitar ms tus servicios si por casualidad me
quedo embarazada.
Regina se dio cuenta de la expresin sobria de Emma y se tom un segundo
antes de continuar hablando
No quieres que me quede embarazada, es eso?
Esa conversacin tensaba a Emma. Es ms, por qu haban acabado
hablando de eso? Nunca haba tenido que debatir sobre ese tema con una
clienta. Se senta en una trampa, incapaz de discernir claramente su
opinin, su parecer. Todo lo que senta era ese malestar que la oprima cada
vez que se imaginaba a Regina embarazada. No era idiota hasta el punto de
creer que lo que vivan en ese momento continuara mucho tiempo. Todo
cambiara en el momento en que Regina estuviera embarazada, esperando
a su beb.
Eres libre de hacer lo que quieras, Regina respondi ella
No saba siquiera explicar su estado, las angustiosas emociones que
ensombrecan cada uno de sus pensamientos. Se levant y dijo
Ya vuelvo, voy al bao
Regina la vio alejarse, por no decir huir de la mesa. No hubiera pensado que
ese tema le afectara tanto y no le haba gustado lo que haba visto en la
mirada de Emma. En el momento en que sus conversaciones se volvan
intimas, aventuraban un futuro prximo o lejano en el que se volvieran a
ver, las tensiones nacan de nuevo, por un lado o por el otro. Regina no
quera volver a revivir lo que haba pasado esa misma maana. Discutir con
Emma la perturbaba ms de lo que ella quera. Se levant a su vez y sigui
sus pasos hasta el bao. Cuando quiso abrir la puerta bajando el manillar,
constat que la haba cerrado por dentro.
Emma? breme, por favor
En el interior del bao, inclinada sobre los dos lavabos, Emma haca una
raya en el polvo con la ayuda de una lima de uas.
Espera le respondi a Regina
Enroll un billete que encontr en el bolsillo de los pantalones y aspir la
raya antes de incorporarse. Con sus dedos borr las ltimas huellas sobre su
nariz y aspir dos o tres veces. Hizo correr un poco de agua y limpi
rpidamente la superficie para no dejar ningn residuo. Se frot la nariz,
cruz su mirada en el espejo y suspir un instante. Regina era la nica que
la haca sentir tantas cosas, tantas emocionesSe senta puesta a prueba

en cada una de sus serias conversaciones.


Emma! la escuch al otro lado de la puerta.
Tom aliento y tir de la cadena antes de abrir la puerta.
Estoy aqu respondi con naturalidad Tengo derecho a tener otras
necesidades adems de las sexuales?
Regina entrecerr los ojos y la mir de arriba abajo un instante, an
insegura.
No tienes muy buen aspecto dijo ella
Emma esboz una ligera sonrisa para tranquilizarla y le acarici la mejilla
antes de depositar un dulce beso en sus labios
Estoy bien le respondi dando un paso hacia atrs Solo que no tengo
por costumbre hablar de este tipo de cosas con
Se detuvo dando cuenta de las palabras que se dispona a decir, pero
termin igualmente
las otras
Regina se tom un tiempo al ver a Emma retomando la palabra. Haca
alusin a las otras clientas? A pesar de ese beso y de su sonrisa, senta que
su amante no estaba en su estado normal. Volvieron a la terraza, se
sentaron de nuevo y Regina sirvi la ensalada de frutos del mar
acompaada de arroz aromatizado. Ella prefiri cambiar de tema.
Qu diras de ir maana al medioda a bucear un poco? Tambin me
gustara dar un paseo por la isla.
Emma agarr dos pinzas de langosta y arranc la carne de estas para
saborearla. Bajo los efectos de la cocana, la confusin y el malestar
desaparecan. Todo se volva ms claro, su mente lcida y serena.
Conozco un sitio en la isla donde se puede ir a bucear. Ya has buceado?
Hace algunos aos respondi Regina que volva a afanarse con los
camarones Me equivoco si supongo que esos amigos a quien pertenecen
esta isla son clientes tuyos?
Emma se tom un segundo o dos antes de responder, vacilante. Mastic un
poco de langosta y respondi
Te equivocas, en efecto. Y nunca te habra trado aqu si supiera que esta
casa y toda la isla pertenecen a uno de mis clientesSoy despreocupada,
pero no hasta ese punto
Esas palabras intrigaron a Regina ms de lo que hubiera querido.
Entonces tienes ricos amigos cuyos nombres no quieres decirme.
De qu te servira conocer a quin pertenece esta isla? Ya sabes que no
est a la venta.
Regina era curiosa, muy curiosa y quizs ella conociera a personas del
entorno de Emma.
Nunca se sabe argument ella podran darme el nombre de su
agencia inmobiliariao de su agente insular, no s cmo llamar a alguien
que vende islas. Un agente islo-biliario, quizs?
Emma se ech a rer, divertida y encantada con las reflexiones de su
amante. Su mirada volvi a detenerse sobre ella una vez ms y traz sus
rasgos tensos, su pequea sonrisa embaucadora. No haba un solo segundo
en el que no sintiera esa atraccin por ella, un deseo de besarla, de tocarla.

Para una profesional del ramo inmobiliario, deberas saber que un


marchante de bienes puede tambin vender una isla, un terreno o un
dominio, en resumen, todo lo que sea vendible.
Regina tom su copa de vino y se coloc ms cmoda en su silla cruzando
sus piernas.
Yo solo me ocupo de mis inmuebles, en realidad, y realmente no tengo
terrenos. Varios expertos y agentes trabajan para m, me hacen sus
informes y otros estados de los sitios.
Emma cogi una ostra de la bandeja de frutos de mar y exprimi sobre ella
un poco de limn.
Es verdad, eres la gran jefa coment ella, pcara
Tom cuidado de despegar la ostra antes de degustarla y dijo
Adems de tu puesto de alcaldesaEs ms, hace cunto que lo eres?
Ocho aos respondi Regina sonriendo al verla tan apasionada con la
comida.
Porque Regina se estaba dando cuenta de que esa conversacin ms seria
era la primera que compartan. Ya no se trataba de bromas despus del acto
amoroso, sino de hablar realmente de sus respectivas vidas. Y Regina tena
la cabeza llena de preguntas, y se esforzaba por no lanzarlas todas, una
detrs de otra, para que Emma no tuviera la impresin de estar en un
interrogatorio.
Pero si lo hubiera sabido retom ella me habra inclinado por los
recursos humano. Qu porcentaje se llevan ellos en vuestra agencia de
escort? Veinte, treinta por ciento?
Emma le lanz una mirada brillante y cmplice. Adivinaba las numerosas
preguntas que deban bullir en su frtil mente. Regina Queen no era ni una
idiota ni una mujer sumisa que se conformaba con respuestas vagas. Cogi
su copa de vino antes de responder.
Diez por ciento por m
Bebi un sorbo y continu
Porque yo les aporto nuevos clientes. Por qu no cambias de rama
inmediatamente? No es como si no tuvieras medios para hacerlo
Regina no pudo evitar que una sonrisa pcara se dibujase en sus labios.
Bebi un sorbo de vino y retom
Miss NollanCuando hablaba de recursos humanos, haca referencia a ti,
para unir mejor lo til a lo agradable, el trabajo y el placer.
Intrigada, Emma entrecerr los ojos sin comprender realmente el fondo de
sus pensamientos.
A m?
Una sonrisa maliciosa acompa su expresin interrogadora.
Quieres convertirte en mi agente?
No, por supuesto que no. Ni siquiera concibo que puedas tener otras
clientas en el futuro
Se incorpor para llenar sus copas de vino.
Pero, nunca has pensado pasarte al otro lado? Montar tu agencia?
Podra ayudarte si quieres
La explicacin de Regina fue, entonces coherente a ojos de Emma, que,

despus de esos das a su lado, haba constatado su lado posesivo.


An no respondi ella
Saba que su respuesta no gustara a su amante, no colmara sus
expectativas. Pero, por qu mentirle? Su encuentro se haba debido a un
pago por parte de Regina y ella haba interpretado para ella su papel de
escort. Por qu esconder ahora sus motivaciones?
An me concedo algo de tiempo aadi mientras beba su vino.
Extendi su mano hacia una delgada caja redonda colocada en el centro de
la bandeja, en medio del hielo y la cogi.
Pero si t quieres montar tu agencia, podra proporcionarte algunos
buenos trabajos.
Le dedic una atenta mirada, juzgando su reaccin ante el hecho de
confesarle que quera seguir un tiempo ms haciendo su trabajo. Abri la
caja, cogi una cuchara pequea, y pregunt
Te gusta el caviar?
Pero Regina estaba molesta, es ms, profundamente enfadada. Emma
acababa de rechazar una propuesta que otra persona en su sano juicio
habra aceptado. Parpade varias veces, y pregunt
Por qu? Es por el dinero? Tengo dinero, te dara
A la carga otra vez, pens Emma. Esta suspir en silencio y comenz a
coger un poco de caviar con su cuchara.
Yo tambin tengo dinero y no tiene nada que ver contigo, Regina, ni
contra ti tampoco
Sabore los carsimos y deliciosos canaps antes de acompaarlas con un
poco de vino blanco.
Solo es que no he acabado con lo que hago.
Tuvo que marcar una pausa para explicarse sabiendo perfectamente que
Regina no podra comprender sus motivaciones. Alz la mirada hacia ella e
intent de todas maneras responder
Tengo fijos, me gano bien la vida y soy libre todo el resto del tiempo
Puedo hacer lo que quiera, tomar vacaciones cuando quiera. No tengo un
jefe encima de m, solo un agente y contratos que elijo coger o no. Y me
gusta lo que hago
Regina odi escuchar esas palabras aunque encontraba lgica la
argumentacin de partida de Emma. La libertad lo era todo, hasta ciertos
lmites. Cmo poda gustarle hacerle el amor a personas sin tener
sentimientos? Una respuesta, una sola, le vena a la mente
Entonces he de suponer que tus clientes, tus regulares son hermosas
mujeres que te llenan, es eso?
Emma frunci el ceo ante la descripcin fsica de sus clientas. Todas no
eran de su gusto, pero ninguna le haba faltado el respeto y cada una la
amaba a su manera. Cmo explicarle eso a Regina? Ni siquiera debera
estar hablndole de su trabajo.
Sabes que no debera estar hablando contigo de las otras?
Regina era consciente de eso, pero no saber la angustiaba. Se encontraba
en una trampa, en un crculo vicioso en el que cada respuesta acentuaba
sus celos y cada cosa no dicha, su frustracin. Lo peor era, sin duda, que

Emma le confesaba su deseo de no cambiar nada de su manera de vivir, y


cmo poda ella culparla?
Es verdad, lo siento dijo ella recobrndose para no provocar otra
discusin.
Forz una sonrisa y se levant
Voy a darme una ducha, necesito refrescarme
Pero antes de que Regina dejara la mesa, Emma se levant tambin y la
detuvo. Ella no quera que la conversacin terminase otra vez con un fro y
pesado silencio. Dio un paso hacia ella y le apart los cabellos morenos con
un gesto tierno.
Ellas no me llenanY no tienen nada que ver contigo. Nunca he trado a
ningn cliente aquy nadie tiene que saber que lo he hecho.
Regina escrut las pupilas azules de Emma. Saba que era sincera, era
testigo de sus esfuerzos para abrirse a ella, pero la idea de perderla volva
incansablemente a acosarla. Cada da, cada hora, cada segundo la acercaba
al momento en que Emma hara su maleta y se alejara de ella para otra
misin, otro contrato. Ignorarlo pareca fcil cuando se encontraba en sus
brazos, pero despus de ese largo da y su fatiga, sus angustias resurgan.
Intent una ligera sonrisa, llevando su mano a la de Emma para encontrar el
tranquilizador contacto de su piel.
Nadie lo sabr
Con su pulgar, Emma dibuj una caricia en su mejilla. Vea en la insegura y
confusa mirada de su amante todas sus aprehensiones, todos sus temores.
Y despus de haber discutido de su apego, despus de haberle confiado sus
proyectos, Emma la senta frgil ante esa situacin poco comn. Pos sus
labios en los suyos, la beso con tanta ternura como sinceridad. Ella tambin
amaba su proximidad, perciba que haba algo aunque no quera ponerle
nombre. Dej que se alejara hacia el bao, la vio desaparecer en el interior
y se volvi a sentar soltando un profundo suspiro. Tantas tensiones reinaban
an entre ellas. Y sin embargo, Emma se esforzaba por ser lo ms honesta
posible, sin desvelar ningn aspecto de su trabajo. Pero la verdad estaba
ah: Regina le haba pagado por esos prximos nueve das as como lo haba
hecho por el fin de semana anterior.

***

Regina saba que tena que restablecerse, no ponerse a pensar en un futuro


a corto o a largo plazo. Pero esa costumbre de anticiparse nunca la haba
abandonado, lo que le ha venido costando largas sesiones de terapia con el
doctor Hopper en Northfolk. Pensar en el maana le impeda disfrutar del
momento presente. Tener consciencia de ello era una cosa, pasar por
encima de esa costumbre era otra, a pesar de su voluntad. Pero, cmo no
poda reflexionar sobre lo que suceda con Emma? Una vez ms se daba
cuenta de que no necesitaba verla durante meses o aos para estar segura
de su atraccin, de sus nacientes sentimientos hacia la rubia. La nica

sombra en su relacin era ese maldito trabajo de escort. Regina se volva


loca imaginndose a Emma en los brazos de otras mujeres. Despus se
acordaba de que Emma y ella no tenan exactamente la misma edad ni la
misma madurez. Con sus veintiocho aos, Emma era ms despreocupada y
morda la vida con todos los dientes. Regina tena treinta y cinco, su vida
era ms tranquila, aunque hunda su soledad en su trabajo.
Despus de haberse duchado, puesto un picardas y perfumado, sali del
bao y encontr a Emma durmiendo en la enorme cama. Despus del da
que acababan de tener, Regina estaba tambin agotada. As que se acerc,
se acost al lado de Emma y aprovech ese breve instante de calma para
contemplarla. Tena que dejar de darle vueltas a la cabeza, de anticiparse,
ya que deseaba que los prximos das fueran lo ms agradables para Emma
y para ella. Deposit un dulce beso en sus labios y se recost abrazndola.
Despus de todo, Emma estaba an ah, a su lado, haba decido traerla a
esta isla para que pudiesen disfrutar la una de la otra. Regina no deba
estropearlo todo, sino que tena que esforzarse para que su estancia fuera
de lo ms agradable.

***
A lo largo de los das que siguieron, Regina no hizo ninguna pregunta sobre
el trabajo de Emma o sobre sus clientas y se mantuvo enfocada en los
placeres y ocio que las esperaba. Bucearon cerca de los arrecifes, no lejos
de la playa. Emma la llev a pescar al otro lado de la isla. Hicieron jet-ski,
largas sesiones de bao, y Regina apreciaba acostarse en la blanca arena
para broncearse completamenteA veces, despus del almuerzo, volvan a
la cama para relajarse, hacer el amor, incansablemente, antes de que
Regina se durmiera por agotamiento. Emma la despertaba, a veces en plena
noche, con besos, caricias, murmullos impacientes, excitantes, al odo, para
arrastrarla de nuevo a la cspide del placer. Y ms los das pasaban, ms
Regina se apegaba, dndose cuenta de que su atraccin y sus sentimientos
hacia Emma se confirmaban. Aunque su amante se mostraba, a veces,
testaruda, caprichosa, autoritaria, a veces insolente, Regina amaba cada
uno de esos pequeos defectos.
Pero, desafortunadamente, el da del regreso lleg y despus de una noche
agitada, Regina se despert por el ruido de la marea. Con los ojos apenas
abiertos, escuchaba el ruido de las olas muriendo en la playa. Gir la cabeza
y vio a Emma an dormida, acostada sobre su barriga, con algunos
mechones dorados sobre su rostro. Enseguida apareci en su rostro una
tierna sonrisa y se los apart antes de inclinarse sobre su mejilla y dejarle
en ella un dulce beso. Emma, sin embargo, no se despert, sin duda
exhausta a causa de su ltimo encuentro en el que, una vez ms, ella la
haba, literalmente, colmado.
Entonces, Regina dej la cama y examin el desorden de la habitacin.
Emma no tena un carcter ordenado, detalle del que haba tenido tiempo
de constatar. Sus camisas, pantalones cortos o baadores se esparcan por

aqu y all, sobre una silla, en el sof, en el suelo, diseminados por toda la
habitacin. As que Regina comenz a recogerlos, pues el helicptero
despegara a las diez para llevarlas a Nassau. Encontr el pantaln corto
que poco antes le haba quitado a Emma, pero cuando lo recogi, algo cay
de l. Regina frunci el ceo y se inclin para recoger lo que pareca una
pequea bolsa de plstico. Pero cuando lo tuvo en la mano, y vio el polvo
blanco que haba en ella, sus cejas se fruncieron y se tens. Emma tomaba
cocana? Por qu se estaba haciendo esa pregunta ante tal evidencia?
Parpade y lanz una mirada hacia Emma que an dorma. Desde cundo
consuma esa droga? Haba estado tomando durante todos esos das? Era
por eso que sufra de insomnio y dorma hasta tarde por las maanas? De
repente, muchas preguntas se agolparon en la mente de Regina. Se haba
dado cuenta de la actitud de Emma, a menudo, extraa, sobre todo cuando
se encerraba en el bao, ya que el resto del tiempo se duchaba con la
puerta abierta, sin la menor vergenza. En ningn momento Regina haba
pensado que Emma consumiera cocana. Y ella conoca los efectos por
haber frecuentado durante mucho tiempo a numerosos estudiantes que
consuman cuando estaba en la universidad. Al ver a Emma despertarse,
volvi a meter la bolsita en el bolsillo del pantaln que dej con las otras
prendas de Emma en su maleta. Tendra que tener una conversacin con su
amante, pero no recin levantada. A pesar de sus inquietudes, se acerc y
se sent a su lado, su cabeza inclinada, pero la mirada menos serena.
Has dormido bien? pregunt
Rpidamente, Emma extendi el brazo hacia los muslos de Regina para
posar su mano. Sentir su piel contra la suya se haba convertido ms que en
un placer, era una necesidad.
S dijo ella con voz algo cascada Super
Se incorpor un poco y apoy sus labios en el otro muslo de su amante. Su
estancia ah, los ltimos das pasados a su lado haban reforzado su
atraccin, multiplicado sus fuertes emociones, difciles para ella de
gestionar. Se sent en la cama, las piernas bajo las sbanas y apart los
cabellos negros de Regina con gesto atento
Y t, hermosa?
Regina se estremeci como siempre que Emma le dedicaba sus atenciones.
Le ofreca esos apelativos desde haca unos das y Regina no se quejaba
para nada. Sin embargo, su descubrimiento permaneca ahora en una
esquina de su mente y la tensaba. Se esforz por permanecer natural y le
dej un beso en sus labios antes de levantarse.
Podra haber sido mejor si supiera que nos quedaban todava diez das en
esta isla.
Porque para coronar todo, tenan que irse, tomar el avin para Nueva York,
lo que significaba alejarse de Emma. Por supuesto, la idea de volver a llamar
a la agencia estaba ah, es ms, desde haca varios das, pero Regina
quera, sin que fuera una cuestin de dinero, esperar, ver cmo Emma
reaccionaba en las prximas horas. Abri su maleta sobre la cama para
meter sus cosas y dijo
No quiero ni imaginarme la cantidad de mensajes que Clyde ha podido

dejar en mi telfono.
Emma haba seguido a Regina con la mirada, una vez ms la haba mirado
de arriba abajo en su camisn de satn. Sus formas se disimulaban bajo la
tela brillante, desvelndose sugestivas. Se puso de rodillas y se desliz
hacia el extremo de la cama arrastrando las sbanas con ella.
Tu Clyde esperar a que vuelvas a tu casa dijo ella
Ella no quera dejarse invadir por ese regreso a Nueva York, por el final del
contrato con Regina. Lo que se entreteja en el fondo de su vientre tomaba
formas de tela de araa. Capturaba la ms mnima sensacin para
mantenerla bien hundida en su interior, para hacerle disfrutar de cada
segundo de sus das, de sus agitadas noches. Y vea cmo la tensin volva
a aparecer en los rasgos de su amante, volvindola ms reservada, menos
sonriente. Dej la cama, completamente desnuda y se desliz por su
espalda antes de tomarle dulcemente las manos
Me ha encantado pasar todo este tiempo contigo, Regina confes ella
cerca de su odo
Regina senta acrecentarse esa contradiccin en ella. Esas palabras la
hacan estremecerse, pero le hacan dao, anunciadoras de su cercano
alejamiento. Ella se gir, simul una ligera sonrisa, su mirada brillante,
aunque sembrada de dudas.
A m tambin, me ha encantado, pero eso t ya lo sabes, no?
Emma llev una mano hacia su mejilla para borrar todas esas
incertidumbres en su rostro. Estas se comunicaban con ella, hablaban a sus
emociones, a su corazn y a lo que se empeaba en ahogar.
Lo s respondi
Deposit un dulce beso en sus labios y retrocedi sonriendo
Y lo volveremos a hacer en cuanto podamos
Regina la vio recoger algunas prendas, sin evitar dejar vagar su mirada por
su divina figura. Al menos, Emma se esforzaba por mantener la moral,
quizs ayudada por la cocana que haba encontrado en sus pantalones.
Saba que ciertas drogas permitan mantener un control impecable de uno
mismo en cualquier circunstancia, daban una seguridad inquebrantable.
Pero Regina no respondi y continu recogiendo sus cosas.
Despus de un frugal desayuno, se dirigieron hacia el helicptero que las
llevara al helipuerto de Nassau donde un avin las esperaba para la vuelta
a Nueva York. Regina no se senta todava capaz de hablar de su
descubrimiento a Emma. Ningn momento le pareca el adecuado, ya fuera
en el aeropuerto o en el jet privado que las llevara al aeropuerto JFK.
Cuando el avin se pos en la pista, Regina, al ver que Emma se levantaba
para coger su mochila dejada en el silln de la esquina, hizo lo mismo. No
haba decidido que hara una vez en Nueva York. Deba ir a Northfolk o
volver a su apartamento en el Upper East Side?
Creo que me voy a quedar en la ciudad algunos das dijo finalmente
Emma haba captado la aprehensin de su amante. Ese anunci lo
confirmaba. No supo qu pensar, pero su cuerpo pareci entrar en calor. Su
mente se perda en demasiadas reflexiones, en preguntas, en dudas, en
angustiasNunca haba tenido que enfrentarse a esos dilemas. A veces, y a

menudo despus de una dosis, saba claramente que ningn problema


exista. Su trabajo realmente no tena nada que ver con Regina, ni con lo
que senta por ella, entonces, por qu se torturaba la cabeza?
Tienes mi nmero de telfono le record ella Y an no tengo ningn
cliente previsto para esta semana.
Esa respuesta llev a Regina a querer pedirle que se quedara con ella, a su
ladoPero si Emma no confesaba ese deseo, la Seora Alcaldesa de
Norrhfolk no quera ponerse demasiado insistente. Sin embargo, pregunt
Puedo acompaarte a tu casa con mi chofer o prefieres que te lleve a ti
sola?
Emma esboz una sonrisa ante esa pregunta. Regina no era la nica en
haber formulado semejante peticin. Pero Emma deba preservar su vida
privada y personal y nunca deba arriesgarse a desvelar su direccin.
Tomar un taxi respondi ella
En su interior, un murmullo le repeta que se dejara ir, que satisficiera sus
deseos. Pero sus costumbres estaban bien asentadas en ella, bien
presentes. Y aunque haba disfrutado esa estancia con Regina, aunque
tema esos prximos das lejos de ella, no poda soltar las riendas. Se acerc
a ella y llev su mano a su mejilla. Con su brillante mirada en la suya, tena
necesidad de probarle que todo lo que haban vivido contaba para ella.
Llmame aadi Nos veremos
Regina senta de nuevo las reacciones de su cuerpo expresar sus emociones
intensas, desgarradoras. Su corazn estaba apresado en su pecho. Estaba
encarando el momento que ms haba temido durante esos das. La
distancia con Emma volva con esas palabras, aunque formulara esa
peticin de que la llamase.
Te llamar respondi ella con una sonrisa forzada.
Vio a Emma retroceder, caminar hacia la puerta del jet donde se
encontraban las escaleras y desde donde el piloto y la azafata la saludaban
educadamente. Pero Regina la llam
-Emma, espera
Camin hacia ella mientras Emma se haba dado la vuelta en lo alto de los
escalones, y no pudo evitar besarla una ltima vez. El bes fue insistente,
tierno, su mano en la mejilla de la rubia a la que no poda dejar marchar. Dio
un paso hacia atrs, su resplandeciente mirada sondeando la suya con
intensidad.
Ya te echo de menos dijo ella con voz rota Cudate, de acuerdo?
Emma escuch cmo su corazn responda al beso, a las palabras
desesperadas de Regina. Senta que ella estaba al lmite, atenazada por sus
dudas y se notaba tan frgil como ella. Su mirada morena en la suya y su
mano en su mejilla le recordaban hasta qu punto el lazo entre las dos se
haba reforzado. Las emociones en ningn momento se haban disimulado,
ni un segundo durante esos diez das. Con su piel bronceada por el sol de
las Bahamas, Regina desprenda una belleza hipntica, ms atrayente que
nunca.
Me cuidar respondi ella con una ligera sonrisa T tambin,
hermosa

Ella deposit un beso en sus carnosos y perfumados labios, lo alarg dos o


tres segundos antes de retroceder. No deba dejarse ir, abandonarse a sus
deseos, a esa increble atraccin que senta hacia Regina. Se oblig a
girarse para bajar las escalerillas y caminar hasta las puertas de la sala
dispuesta a los viajeros de jets privados. Con la mente invadida por los
recuerdos de su escapada, con la sonrisa, los momentos pasados con
Regina, se esforzaba por no darse la vuelta. Coloc sus gafas de sol sobre su
nariz, es esforz en no centrar su atencin en su separacin, sino en el
simple hecho de que el contrato haba llegado a su fin. Porque no se trataba
sino de eso despus de todo. Regina no se alejara definitivamente, ella solo
se ira a Nueva York. Pero la haba llevado a su isla, su sitio, un lugar que
solo guardaba para ella
***

De regreso al apartamento de Nueva York, Regina daba vueltas de aqu para


all. Haba vuelto a encender su telfono, su ordenador, haba revisado el
incalculable nmero de mensajes recibidos por parte de todo el mundo. Sin
embargo, su mente era incapaz de centrarse en algo ms que no fuera el
silencio, testigo de la ausencia de Emma, de su repentino alejamiento.
Haba recogido la casa, limpiado la cocina, el bao, la habitacin, testigo de
sus encuentros amorosos. Despus la calma lleg incansablemente y la falta
de ocupacin se convirti en una autntica tortura.
Sentada delante de su ordenador en la mesa del comedor, Regina
comprobaba su telfono cada dos o tres minutos. Haba visitado la pgina
de la agencia, haba visto las fotos de Emma. La sola idea de que otras
pudieran verla, pedir sus servicios la pona fuera de s. Pero, qu poda
hacer ella? Emma le haba dicho, claramente, que no lo dejara. Deba
alquilar sus servicios para los prximos tres meses? Hasta que Emma
comprendiera la necesidad de dejar ese maldito trabajo para quedarse a su
lado? Regina no se reconoca en esas reflexiones y emociones extremas.
Amaba a EmmaSe haba enamorado perdidamente de ella y cada instante
compartido no haba hecho sino reforzar lo que no haba sido sino una
fuerte e irrefrenable atraccin.
Cogi su telfono, comenz a teclear, poco acostumbrada a mandar
mensajes. Pero se ech para atrs una, dos, tres veces, incapaz de
encontrar las palabras apropiadas. Al final, solt el telfono sin haber
enviado nada y se levant para servirse un vaso de whisky. Lo ms difcil era
calmar sus pensamientos, sus reflexiones, sus falsas deducciones sobre el
tema Emma. Ella encontrara a otra mujer, ms bella, ms joven, ms rica
que ellaDejara de llamarla, se cansara, despus vendra el da en que
ella tambin se enamorara, olvidando los momentos vividos en esa
maravillosa isla. Regina tuvo que inspirar para calmar sus angustias. Pens
en la isla y volvi a coger su telfono. Tecle y al momento escuch la voz
de su interlocutor al que dijo
Clyde, tome nota

# Madame Queen! Ha visto mis mensajes? El seor Hoffmann est muy


descontento, desea verla lo antes posible.
Olvdate de Hoffmann y coja algo donde anotar repiti Regina
#La escucho
Contacte con Peter Abbot
#Peter Abbot? dijo l El detective?
Pues claro que el detective, no va a ser el tenista! Llmelo y dgale que
me encuentre los datos de los propietarios de la isla del Cisne en las
Bahamas, al norte de Nassau. Lo ha apuntado?
#S, Madame.
Que me llame en cuanto lo tenga.
Colg y suspir dulcemente. No haba perdido de vista la compra de esa
isla. Estaba llena de recuerdos vividos con Emma. Regina se deba una
negociacin con los propietarios. Dio algunos pasos por el saln, cogi su
vaso de whisky y bebi un sorbo. La noche haba cado desde haca algunos
minutos, ya haca seis horas que Emma y ella se haban separado. Podra al
menos llamarla para tener noticias de ella? Asegurarse de que haba
llegado bien? Regina buscaba todas las excusas del mundo para hacerlo,
calmar ese sentimiento de asfixia que la oprima desde que Emma se haba
alejado de ella. Vacil, se pellizc los labios y finalmente marc el nmero
de telfono que Emma le haba dado, no hubo respuesta. Quiso volver a
llamar, pero se detuvo en su impulso. Por qu estaba a la vez tan agitada y
en clera? Pero, en clera contra quin? No con Emma, sino haca ella
misma. Regina Queen no se reconoca. Tena que calmarse, tomar las
riendas de sus emociones. As que, aun costndole, dej el telfono en el
mostrador. Tena que tranquilizarse, pues no era la que tena que llamar a
Emma, sino Emma a ella. Regina no quera ser ese tipo de mujer demasiado
acosadora y nunca ms debera existir un contrato por medio. Si Emma
siente lo mismo que ella, entonces su amante tendra, a su vez, que
demostrrselo. Se sent en el sof, la mirada puesta en el telfono. Una
pequea voz en su interior le imploraba que llamase, mientras otra le exiga
tener paciencia y esperar. As que Regina, ahora se preguntaba cunto
tiempo tardara Emma en llamarla
***

Emma no haba rechazado las insistentes invitaciones de Kendall. Como


tambin l estaba libre de trabajo, la haba llamado al medioda para
sugerirle una salida de falsa pareja. Cuando no tenan ningn cliente, sino
tiempo para gastar en ellos mismos, aprovechaban para salir, relajarse y al
final, pensar en sus placeres personales. Emma no haba aceptado
inmediatamente porque ese final de contrato era diferente a todos los otros.
Haba dejado a Regina Queen en la puerta del avin despus de haber
pasado diez das disfrutando con ella y lo que la habitaba no se pareca a un
sentimiento de trabajo bien hecho. Haba dado vueltas por su apartamento,
haba puesto la lavadora, haba matado las horas corriendo en su bicicleta

esttica. Entonces, finalmente haba respondido a Kendall porque no poda


seguir en ese estado desagradable, nerviosa y tensa.
Haban llegado a un famoso bar del centro, abierto a todo tipo de gente y
de orientacin sexual. Para ser un domingo por la noche, a comienzos de
verano, el sitio acoga a una muchedumbre de jvenes, de turistas, de
estudiantes y de ejecutivos. Kendall ya se haba encargado de echarle el ojo
a un grupo de cuatro jvenes mujeres, todas llegadas de Dakota que
passaban una semana en la ciudad que nunca duerme. Nueva York atraa
a la gente que careca de distraccin, de placeres, de picante en su vida.
Kendall, seguramente el ms guapo de los machos del lugar, no tena
ninguna dificultad en encantar al gnero femenino. De un natural simptico,
sonriente y abierto, las chicas caan literalmente en sus brazos. Llevaba su
trabajo en la piel y sus deformaciones profesionales eran numerosas. Pero
esa noche, Emma no tena precisamente alma de seductoraAcerc las dos
copas de cctel a dos de las chicas, Ashley y Jessica.
Tomad, chicas dijo ella Regalo de la casa
Ellas le dieron las gracias y Ashley se acerc a ella antes de dejar su copa
en la barra cerca de Emma.
Qu haces aqu? Trabajas? le pregunt ella
S, lo hago respondi Emma
En qu? Si no soy indiscreta
No me creeras si te lo dijera
La mirada de la joven se hizo vacilante y an ms curiosa.
Okdjame adivinar, entonces.
Emma mantena su sonrisa ante todo, aunque en su mente, en algn sitio
de esta, se senta asediada por la imagen de Regina
Algunas horas ms tarde, se encontr sentada al lado de su amigo.
Ests completamente blanca, querida, ests segura de que ests bien?
pregunt Kendall
Emma frunci el ceo y se vio en la obligacin de defenderse, sin ni siquiera
haber sido atacada.
Estoy bien, Ken. Solo necesito meterme en el ambiente
Kendall conoca a su mejor amiga y saba que algo la preocupaba. Un poco
antes, la haba visto ausente, inmersa en sus pensamientos aun estando
acompaados.
A Emma no le gustaba el sentimiento que en ese momento la invada. En
mitad de la gente, en un ambiente festivo, su humor no consegua
despertar. Sus nuevas amigas parecan divertirse. Kendall se encargaba de
subir el tono de algunas conversaciones, flirteaba con ellas. Emma le segua
el juego, se esforzaba en sonrer, en gustar, de devolver algunas miradas,
pero nada surta efectoFingir le pareca ms difcil y ella no soportaba esa
constatacin. Ni el alcohol alejaba sus dudas, esa tensin en su interior. Se
excus con Kendall y las chicas y desapareci en el bao. Algunas chicas se
retocaban el maquillaje, charlaban sobre sus ltimos encuentros, de un
aqu te pillo, aqu te mato con un guapo semental o una hermosa chica.
Cruz algunas miradas interesadas, pero no hizo caso y se encerr en una
de las cabinas. Sus dosis de cocana se hacan ms frecuentes, ms cerca

una de la otra, y tambin de eso se daba cuenta.


Al regresar al bar, dej que el polvo hiciera su efecto, la evidencia era que
este era ms fuerte que ella encarando sus propias emociones. El calor en el
sitio iba en aumento a medida que transcurra la velada. La msica
resonaba contra las paredes, los bajos retumbaban en el suelo de parqu y
la gente se dejaba ir bajo los efectos del alcohol. Se acercaban, se
intercambiaban gestos, ms directos, las miradas ms sugestivas. Al
hacerse ms difcil la conversacin por el volumen de la msica, el lenguaje
de los cuerpos se converta en ms importante, casi primordial. Entonces,
los interesados abusaban de este y aprovechaba de esa proximidad para
rozar, sentir y alcanzar su objetivo de la noche.
Con la cocana, la mente se despejaba, la seguridad se acrecentaba. La
impresin de ser poderosa daba la ilusin de poder con todo, incluidas las
devoradoras tensiones. La droga la ayudara a olvidar a Regina y esos diez
ltimos das pasados con ella. Al menos, por esa noche, tena que sacar de
su cabeza su sonrisa, sus atenciones, ese apego que turbaba su vida desde
que se haban conocido. Porque todo en ella estaba cambiando, se
transformaba, desestabilizaba su forma de razonar. El control deba ser
primordial, casi vital y ella lo notaba escaparse entre sus dedos
***
Al da siguiente, Regina no tuvo otra que volver a Nothfolk. Citas
importantes la esperaban, sobre todo aquella con el seor Hoffmann. Asisti
a su reunin, aunque no tena la cabeza para negociar los nuevos contratos
de seguridad de los inmuebles en construccin en las afueras de la ciudad.
Regina haba dormido mal, haba intentado volver a llamar a Emma al
levantarse, pero sin xito. Le haba dejado varios mensajes, pidindole que
la llamara. No haba dejado de mirar su telfono durante toda la reunin,
pero Emma no se dignaba a llamarla.
De regreso a su despacho con su asistente, este le seal
Madame, an no ha firmado el contrato de cese y
Regina lo interrumpi mientras intentaba otra llamada.
No es el momento, Clyde
Tambin quera decirle que Peter Abbot acaba de llegar.
Esa informacin llam la atencin de Regina y mir a su asistente antes de
colgar.
Que entre
Bien, Madame
Al momento, un hombre de unos treinta aos, rubio, con el cabello
engominado y una sonrisa de anuncio, entr en la estancia con un dossier
bajo el brazo. Cerr la puerta y le estrech la mano.
Madame Queen. Vive usted en una encantadora ciudad dijo l
Pero Regina no estaba de humor para hablar de la ciudad
Podra haberme llamado directamente dijo ella Por qu ha venido
hasta Northfolk?
Me estoy quedando en Boston unas semanas y he preferido verla para

que hablemos de lo que he descubierto. Puedo sentarme?


Regina le seal el sof.
Por favor
Este se sent y abri sobre sus rodillas el dossier que sujetaba.
No crea que su peticin me llevara a descubrir ciertas cosas.
A Regina no le gustaba este Peter Abbot. Su fama como detective privado le
preceda. Sobresala en su terreno, pero los medios empleados no eran
todos legales.
Sabe a quin pertenece la isla? pregunt ella sin rodeos.
Por supuesto dijo con expresin de autosuficiencia
Sac algunas hojas y respondi
Los propietarios no son otros sino la gran familia Tchekhov
Regina frunci el ceo ante ese nombre que le resultaba familiar. Dnde lo
haba escuchado? No tard en acordarse, pues pocas eran las personas de
su entorno que pronunciaban nombre rusos.
Tchekhov, como Vladimir Tchekhov? pregunt ella
S, seora respondi Peter Abbot Pero ese seor Tchekhov muri en
1997 durante un atentado en Mosc, perpetrado por la Bratva, que no es
otra sino la Mafia rusa. Parece ser que el seor Tchekhov habra robado
varios millones de dlares que pertenecan a la Bratva. Pero dejemos eso, la
isla haba sido entregada a su esposa, Alena Tchekhov, quien desapareci al
ao siguiente. La ltima superviviente de la familia Tchekhov y heredera es
su hija, Anna Tchekhov.
Ante esa ltima informacin, la mirada de Regina se qued fija en el
detective, acordndose de su conversacin con Emma cuando le haba
pedido que fingiera ser su novia durante el cctel de su padre. Emma le
haba dicho que se hara llamar Anna Tchekhov, pero Regina ni por un
segundo haba pensado que ella pudiera conocerla en persona. Un turbador
pensamiento le atraves la mente y pregunt
Tiene usted una foto de esa tal Anna Tchekhov?
Por supuesto respondi Peter Abbot
Cogi una hoja A4 en la que estaba impresa una foto y se la pas.
Aqu estEsta foto fue sacada en Rusia en el 2001. La joven Anna
Tchekhov tena diecisis aos. Nadie ha odo hablar de ella desde ese ao.
Regina pos sus ojos en la foto y su turbacin se multiplic. El rostro de
Emma estaba bajo sus ojos, mucho ms joven, pero totalmente reconocible.
Todo se haca ms confuso en su mente. Regina no tena ningn
impedimento en reconocer los rasgos de su amante, aunque esa foto datara
de hace algunos aos. No poda negar la evidencia que se le mostraba
delante, irrefutable. Emma era Anna. Entonces, las preguntas se
multiplicaron enormemente. Por qu Emma haba cambiado de nombre?
Por qu no le haba dicho que esa isla era suya? Y sobre todo, por qu era
escort si haba heredado el dinero de esa familia de la que provena?

***

Parte segunda

Regina Queen no estaba ni nerviosa, ni ansiosa, ni excitada. Ese da se


supona que sera el ms especial, el ms hermoso de su vida, pero ninguna
clase de emocin pareca dejarse ver a travs de sus trazos duros y firmes.
De pie, delante de la ventana de su despacho, su mirada permaneca fija en
la calle de abajo. Los coches continuaban parndose, numerosos invitados
afluan hacia las puertas del edificio. La de su despacho se abri, pero ella
no se movi al escuchar tras ella
Madame? El vice alcalde acaba de llegar, los invitados comienzan a
sentarse, solo la esperamos a usted.
Concdame un minuto
Bien, Madame.
La puerta se cerr, Regina an inmvil delante de la ventana. Ella haba
dicho s, haba aceptado un matrimonio en la alcalda de Northfolk con
Jonathan Price al que vea solo desde haca un ao. Qu haba pasado para
llegar ah? Regina no lo saba muy bien. Haba sufrido los cuatro ltimos
aos, espectadora de una vida, de su propia vida, de la que, poco a poco,
haba perdido el control despus de haber perdido a Emma. En cuatro aos,
no haba pasado un solo da en que no hubiera pensado en ella, pero los
das, las semanas, los meses haban pasado, llevndose con ellos sus
muchos contratos, citas, encuentros hasta llevarla al da de su propio
matrimonio. Decir s haba sido una manera de olvidar su pasado, al
menos, dos escasas semanas de su vida que haban desequilibrado su
universo. Y a escasos minutos de firmar un ensimo contrato, Regina quera
creer que ese pasado quedara tras ella. As que se recobr, ajust la falda
de su traje chaqueta y gir los talones dirigindose a la sala de
matrimonios

***

Toda la ciudad se haba reunido para el gran acontecimiento en el


Ayuntamiento. El parking estaba lleno y los coches se extendan por las
aceras de las avenidas y calles adyacentes. La afluencia testimoniaba la
importancia de los novios

Felizmente, el sol tambin estaba citado e iluminaba los parques


enyerbados, los parterres llenos de flores cuidados por los empleados
municipales. Todo estaba en orden, a imagen de la que sujetaba las riendas
de la ciudad, la futura Madame Price, llamada, sobre todo, Madame Queen.
Un vistazo a su reloj le indic que ya se retrasaba algunos minutos. La
ceremonia seguramente haba debido comenzar sin ella, porque ya solo
quedaban los chferes y algunos agentes de seguridad en el exterior. As
que los invitados se encontraban en el interior. Con sus gafas de sol
puestas, vestida con un traje negro y blanco femenino, abierto en su torso,
los cabellos recogidos en una cola de caballo, Emma corri rpidamente
hacia la puerta. Se haba arriesgado a venir, a volver a Northfolk despus de
cuatro aos de silencio porque no poda quedarse de brazos cruzados. Ese
matrimonio anunciado en la prensa le haba llamado la atencin, revuelto, le
haba dado vueltas el corazn y las tripas. De naturaleza bastante
impetuosa e impulsiva, Emma no haba sabido encontrar la fuerza para
contenerse, para callarse.
En el interior del Ayuntamiento, recorri el pasillo hasta la sala de
matrimonios, y empuj la puerta antes de ver cmo todas las miradas de
giraban hacia ella. Unos cien invitados la miraron de arriba abajo en un
momento. Si quera hacer una entrada discreta, haba fallado enormemente.
Pero se quit sus gafas cuando pos su mirada en la novia vestida con un
elegante traje chaqueta. Dnde estaba el vestido blanco? Su mirada se
cruz con la de Regina y todo volvi en un momento. Nada haba
desaparecido a pesar del tiempo. Nada se haba borrado. Regina nunca la
haba abandonado y su cuerpo se acordaba an. Su corazn nunca haba
latido tan rpidamente en esos cuatro ltimos aos. Todo el mundo haba
olvidado a Emma, la escort sorprendida al lado de Regina Queen por un
fotgrafo de prensa cuatro aos antes, pero Emma no haba podido olvidar a
su clienta
Regina desvi sbitamente sus ojos hacia su futuro marido. Emma no
estaba ah, se repeta. Ciertamente acababa de tener una visin. Pero
cuando alz los ojos, su antigua amante segua ah, sublime en sus prendas
negras y blancas con la corbata a medio atar. Regina Queen ya no
escuchaba el discurso del vice alcalde. Su mirada acababa de desplazarse
hacia Rebecca, en primera fila, que acababa de firmar la hoja de registro
como testigo del matrimonio. El pnico la invada, una oleada de preguntas
la asediaba, pero los trazos de su rostro permanecan firmes, como de
costumbre. Despus de un breve instante, el sonido de la voz del vice
alcalde le lleg
...Se trata tambin de respetar la personalidad del otro y de aceptar sus
diferencias, de confiar y de saber escuchar, sobre todo en los momentos
difciles. Yo os deseo un hermoso camino juntos. Voy a pedir a los testigos
que se levanten y entreguen las alianzas a los cnyuges.
Un hombre se levant. Kevin Branner, amigo de Jonathan, director de una
empresa de transportes en Northfolk. Le entreg la alianza a Jonathan y este
tom la mano de Regina antes de deslizar el anillo de oro y diamantes en su
anular. A pesar de lo que estaba pasando, Regina permaneca ausente,

conmocionada. Tanto confusin como clera la estaban invadiendo Por


qu? Cmo se atreva Emma a venir despus de todos esos aos? Ella
haba hecho de todo para encontrarla, haba contactado con la agencia de
escorts para renovar un contrato, se haba enterado de que Emma haba
dimitido la semana siguiente de su regreso de la isla. A continuacin, haba
pedido a Peter Abbot que le trajera todo lo que supiera de su antigua
amante, incluso lo de Anna Tchekhov. Al cabo de seis meses, el detective
haba puesto la mano en el taxista neoyorkino que, por suerte, se acordaba
de la direccin de Emma, pues esta le haba dejado una propina de cien
dlares. Cuando Regina quiso ir hacia all, el lujoso apartamento haba sido
vendido. Segn Peter Abbot, el dinero haba sido transferido a una cuenta
en las islas Caimn bajo un nombre falso y no haba podido encontrar
ninguna otra informacin. Entonces, despus de cuatro malditos aos,
Regina se haba resignado a su desaparicin, consciente de que nunca ms
volvera a ver a Emma, a Anna, o como fuera que se llamase.
Regina? escuch murmurar a su lado
Rebeca le extenda el anillo. Deba, a su vez, colocar la alianza en el dedo de
su futuro esposo. Y lo hizo, en un gesto ms automtico que reflexivo antes
de sentir los labios de Jonathan posarse en los suyos. Despus le pasaron un
bolgrafo. Firm varios documentos, as como su esposo, Rebecca y Kevin.
Resonaron los aplausos, anunciando el fin de la ceremonia. A partir de
ahora, se llamaba Regina Price. Arrastrada por su esposo a travs del
pasillo, se cruz de nuevo con la mirada de Emma, una mirada que pona en
cuestin esos ltimos meses, sus decisiones, toda su vida, que haba
intentado reconstruir.
Emma la sigui con la mirada hasta verla desaparecer en brazos de ese
miserable con pintas de nio mimado. Su mandbula segua apretada,
porque se haba abstenido de intervenir, de decir algo para interrumpir esa
ridcula unin. La mirada de Regina en ella le haba gritado todas las
acusaciones y los reproches acumulados esos ltimos aos. Emma saba
que esta vez era culpable, la nica responsable de su separacin. Pero lo
que haba sentido durante esos ltimos aos, lo que la haba destrozado al
leer el artculo en la revista el da anterior estaba grabado en su interior. No
haba sabido darle la espalda a la sonrisa de Regina, a esas emociones que
ella haba suscitado.

***
Emma se acerc al bar dispuesto para los invitados a la boda. Regina y su
dichoso marido no haban reparado en gastos. Los invitados se haban
dirigido al jardn de un lujoso hotel a las afueras de la ciudad, no lejos de un
lago. Todos vestidos tan elegantemente como la novia, las mujeres llevaban
bellos vestidos, sombreros y los hombres enarbolaban cmodos trajes de
precio desorbitado. Desde su posicin, Emma haba reconocido a la ex
compaera de Regina, despus a su padre, Robert Queen, acompaado de
una rubia muy joven, seguramente otra conquista. Ella estaba rodeada

como una princesa lo podra haber estado, felicitada desde todas partes por
su matrimonio con ese tipo. Pero, quin era l a excepcin de un promotor
de dientes largos? Emma agarr el vaso de vodka que haba pedido y se lo
bebi de un tirn esperando que la bola en el fondo de su garganta
desapareciera con la quemazn del alcohol. De lejos, su mirada escrutaba a
su ex clienta, la observaba esbozar falsas sonrisas, pronunciar lamentables
agradecimientos. Qu feliz novia se pondra en su boda un traje chaqueta?
Porque Regina no desprenda esa delirante efervescencia como todas las
dems novias felizmente casadas. Ella interpretaba y le recordaba su
manera de actuar cuando tena que acompaar, a veces, a mujeres
aburridasPero Emma se dejaba devorar por sus preguntas, sus dudas ante
esa escena. Volvi a pedir un vaso de vodka sin apartar los ojos de la novia
y el barman acab por preguntarle, despus de haberla mirado con
insistencia
Por quin viene?
Emma frunci el ceo sin comprender y ech una ojeada hacia el joven
embutido en su chaleco negro de barman.
Perdn?
Es usted invitada del novio o de la novia? precis l
Emma volvi a llevar su mirada hacia Regina y respondi
De la novia
Pero su expresin no reflejaba el entusiasmo de los otros invitados. Hoy, el
privilegio de la falsa sonrisa era de la novia. La suya haba desaparecido
desde el da anterior, despus de haber ledo el anuncio de esa boda. Poss
sus ojos en el barman y pregunt, curiosa
Usted es de aqu o est de paso solo para servir detrs de la barra?
Soy de aqu respondi con una sonrisa Trabajo para el hotel que
tambin pertenece a Regina Queenen fin, Regina Price, ahora.
Ese apellido no pega con su nombre, pens Emma, tensa
Y usted, sin querer ser indiscreto, de dnde viene?
Emma nunca respondera la verdad, bastante acostumbrada a disimular.
De lejos dijo simplemente sin mentir en realidad.
Sigui un silencio durante el cual el barman comprendi que no servira de
nada insistir ms. Emma continu ella misma con la conversacin.
Conoce usted a ese Price? No he tenido la ocasin de encontrrmelo, ya
que viajo mucho, pero Regina me ha dicho que se conocen desde hace
alrededor de un ao
Era la informacin que haba ledo en el artculo. Porque Regina y ella no se
haban vuelto a hablar desde el regreso de la isla.
Jon Price vino a invertir en la ciudad, hace poco ms de un aoHizo
construir un estadio y un nuevo centro comercial. Es el hijo de Andrew Price,
el propietario de Red Socks, sabe?
Emma lo saba por haberlo ledo la revista.
S, lo s
En la ciudad, algunos dicen que es un matrimonio de conveniencia entre
las dos familias y otros piensan que es verdadero
Esa ltima opcin no era cuestionable para Emma que haba conocido a

Regina, bastante ntimamente como para saber que ese Price no la hara ver
las estrellas.
Y usted? Qu piensa usted? pregunt ella al barman
Imagino que debe ser sincero porque dura desde hace un ao y han
esperado a ver si funcionaba antes de casarse.
Si funcionaba? pregunt Emma, buscando ms precisin
S. El seor Price se mud a casa de Madame Queen a los tres meses,
despus de hacer idas y venidas de Boston aqu.
Entones, Regina haba obtenido lo que ella no haba podido darle, pens
Emma, cada vez ms crispada. Pero ese matrimonio no poda durar, no
mientras ella viviera.

***
Ms lejos, despus de haber estrechado varias manos, Regina tom la copa
que le tenda Jonathan.
Tu padre pide verme, sin embargo le he dicho que hoy no hablaramos de
negocios, pero como nuevo miembro de la familia Queen me sienta mal
decirle que no antes de haber firmado los contratos. Espero que me
perdones, te prometo darme prisa.
Una vez ms, Regina se haba cruzado con la mirada de Emma que, desde
el bar, haca gala de una falta total de discrecin mirndola como lo estaba
haciendo. Ella forz una ensima sonrisa y respondi
Tmate tu tiempo, tambin tengo muchos invitados que saludar.
Jon bes su mejilla y se alej mientras iba saludando a otros invitados por el
camino. Regina ya no saba lo que tena que hacer o pensar, an bajo el
golpe de sus emociones al ver a Emma reaparecer en su vida. En ese da de
celebracin de su propia boda, su corazn tendra que latir por Jonathan
Price, pero se haba despertado cuando su mirada se pos en Emma. Por
qu diablos haba girado la cabeza en vez de mirar a Jon? Por qu Emma
haba elegido ese da para volver a su vida? Entre incertidumbres, alegra y
clera, el corazn de Regina se perda. Sin embargo, fue ella quien avanz
en su direccin, hacia el largo mostrador donde se encontraban otros
invitados, pero antes de alcanzarla, un hombre se interpuso
Seora Alcaldesa, mis felicitaciones. Su marido, Jon, me ha invitado, les
deseo mucha felicidad, forman un pareja maravillosa.
Regina forz una sonrisa y lanz otra ojeada hacia Emma que no se mova,
acodada a la barra. Lo que ms tema de todo en ese instante era sus
reacciones al verla a escasos metros de ella. Tantos recuerdos le venan a la
mente, en su casa, en la isla, en Nueva York, todas las veces en las que
Emma la haba besado, posedo y todas en las que Regina se haba
abandonado a ella. Su vestimenta chic, su peinado, su aire desenvuelto,
arrogante y superior no haban dejado de atraerla y Regina no amaba esa
emocin llena de amargura y de remordimiento que la estaba invadiendo
por segundos.
Espero que me llamen repiti el hombre del que Regina ni haba

retenido su nombre.
Bien, entendido replic ella Quiere excusarme, an tengo muchos
invitados que saludar.
Ella se gir, borr los ltimos metros que la separaban de Emma y se coloc
ante la barra donde apoy su copa de champn. Al fondo, una orquesta
tocaba una msica de jazz. Risas y conversaciones resonaban, pero Regina
no se atreva a tomar la palabra, ni siquiera a mirar a su ex amante por
riesgo a que sus ojos comenzasen a quemar. Todo su ser pareca sentir,
reconocer la proximidad de Emma, su aroma, su presencia, su mirada azul
posada en ella. Y una avalancha de emociones olvidadas volva a
arrastrarla, a recordarle cunto haba sufrido cuando Emma haba
desaparecido de su vida.
Cmo te atreves a venir a mi boda despus de todos estos aos?
Emma no haba apartado sus ojos de ella y haba escuchado todas las
ensordecedoras reacciones de su cuerpo a cada paso que la acercaba a ella.
Frente a frente, no pudo hacer otra cosa sino trazar con sus ojos los
sensuales rasgos de ese rostro que haba poblado todas sus noches. Se
termin el vaso de vodka, se asegur de que el barman se hubiese alejado y
respondi a esa acusadora pregunta
Me atrevo a todo, deberas saberlo, Regina. Y olvidaste mandarme la
invitacin
Con un indolente gesto, seal a Jonathan Price, al otro lado del gento
Desaparezco y te casas con un ttere
Esta vez, Regina alz los ojos hacia ella. Si Emma quera provocarla, llamar
su atencin, acababa de lograrlo.
Jon es un buen hombre, y al contrario que t, nunca me ha dejado!
Emma se tom su tiempo ante esa nueva acusacin. Por supuesto, era
legtima y no poda culpar a Regina por reprocharle su repentina marcha.
Pero su naturaleza orgullosa y arrogante tomaba las riendas. Como en el
pasado, Regina alimentaba emociones intensas, provocaba vivas reacciones
en ella.
No es ms que un guiol con quien te casas, Regina!
Ella ech una furtiva mirada a los dems invitados a su alrededor.
Felizmente, podan conversar en paz y la gente pareca darles un poco de
tiempo. Dio un paso hacia su ex amante, inhal sus embriagadores aromas.
Saberla casada con ese tipo, imaginarla en la cama con l despertaba una
clera sorda y dolorosa.
Al menos te hace bien? le pregunt en voz baja
Regina lament haber hundido su mirada en las pupilas azules de Emma
que parecan atravesarla de parte a parte. A menudo, se haba preguntado
cmo una persona a la que haba amado tanto haba podido hacerle tanto
mal. Pero, acaso era Emma consciente de ese mal de la que hoy la
acusaba?
Al menos no me hace mal.
Emma suspir en silencio, pero se alegr ante esa respuesta implcita. Vala
todas las confesiones del mundo ante sus ojos. Y aunque Regina se
empeaba en atacarla, en recodarle el impacto de sus faltas, ella no la

haba olvidado. Vacil un instante, la mano posada sobre la barra apretando


su vaso vaco.
Me voy a quedar por los alrededor un tiempo dijo ella Si te das
cuenta de que no es la vida que quieres
Regina la vio sostener un momento su mirada. Una parte de ella, irracional,
tena ganas de gritarle cunto la haba echado de menos. Pero otra, mucho
ms centrada, esa parte que haba tenido que coger las riendas de su pena,
la culpaba y alimentaba un rencor a la altura del dao que Emma le haba
causado. Se vio incapaz de responderle y la vio alejarse, magnifica en su
traje entallado, con una elegancia que le haba cortado la respiracin. Dios,
qu hermosa era Emma! Maldicin, cmo la culpaba por haber vuelto a su
vida despus de cuatro aos de ausencia! Tom un sorbo de champan y
escuch.
Quin era?
Jonathan haba hecho lo posible para volver junto a su esposa. Esta le dio
una breve sonrisa que l percibi amarga
Nadie Pudiste ver a mi padre? pregunt Regina para desviar la
cuestin de la presencia de Emma
Nos espera en nuestra mesa. Me acompaas? pregunt mientras le
ofreca su brazo.
Regina asinti, pas su mano alrededor del brazo extendido de su esposo y
lo sigui, lanzando una ltima mirada hacia la puerta por la que Emma
haba desaparecido.

***
Si su esposo concili el sueo sin problema despus de ese largo da, Regina
no pudo decir lo mismo. Al contrario que Jon, ella no haba bebido tanto
alcohol para poder tener la mente despejada. Cuatro aos antes supo cun
traidor poda ser el alcohol cuando las emociones eran demasiado fuertes.
Muchas botellas de whisky le haban dado la ilusin de acallar su pena ante
la ausencia de Emma, pero Regina no volvera a caer en esa trampa
demasiado fcil.
El sol ya haba salido hace tiempo en su gran propiedad de Northfolk. Regina
no haba dormido, se senta agotada, pero seguramente no conciliara el
sueo aunque se obligara a echarse. Con una taza de caf en la mano, las
pocas palabras intercambiadas la noche anterior con Emma se repetan en
su mente. Si te das cuenta de que no es la vida que quieres Cmo
pudo atreverse a decir semejante cosa en su cara? Qu saba ella hoy de
su vida, de lo que quera? Aunque Jon no la llenaba como Emma lo haba
hecho durante esos diez das pasados en esa isla, al menos Regina poda
contar con l. No, l no era ella, no lo sera nunca. Jon no la hara nunca tan
feliz como Emma pudo hacerlo en un lapso de tiempo tan insignificante. Por
esa razn, Regina haba dejado a las mujeres. Para no volver a sufrir un
dolor visceral y mental tan intenso del que no se recuperara en meses. Dos
veces la haban hecho sufrir. Regina se haba jurado que no habra una

tercera, y lo que saba a ciencia cierta era que Jon nunca la hara sufrir
pasara lo que pasase. Aunque la engaase, la dejase, pidiera el divorcio,
Regina nunca sentira ese vaco, esa ausencia, ese dolor intento que haba
experimentado ante la idea de no volver a ver a Emma. El anillo en su dedo
se supona que deba protegerla de todo ese dolor pasado que se negaba a
volver a vivir. As que poco importaba que Emma estuviera en la ciudad, se
repeta ella, Regina no se quebrara
La puerta de la entrada son y fue arrancada de sus pensamientos. Se tom
un momento antes de girar su mirada de la piscina baada por el sol. Con la
taza en la mano, fue a abrir y se qued esttica frente a Emma.
Apoyada en el marco de la puerta, esta se tom el tiempo de mirarla de
arriba abajo con mirada resplandeciente. Desde la noche anterior, no haba
esperado sino ese momento preciso. Porque en ese segundo, delante de
Regina envuelta en su bata, el rostro bien despejado, ella saba que su
noche de bodas no haba sido tan movida. Si no, por qu estara de pie tan
temprano?
Hola, hermosa
Extendi los brazos hacia ella y le dio un pequeo paquete.
Haba olvidado el regalo de boda dijo Pero este es solo para la novia
Regina habra podido esperarse todo esa maana, pero ciertamente no ver
a Emma aparecer en su casa. Su audacia no tena ningn lmite? La rubia
vena a su casa, vestida con unos jeans ceidos, una magnifica chaqueta de
cuero y bastante perfumada para que Regina solo sintiera su fragancia
arrastrada por la brisa matinal hacia su saln a travs de la puerta abierta.
Su mirada baj un momento hacia el paquete de pequeo tamao que
Emma le tenda. Por qu diablos Regina senta su corazn embalarse
delante de Emma? Por qu diablos vena ella a su casa despus de su
breve encuentro en la ciudad? Regina debera haber cerrado la puerta, pero
ante la azul mirada de Emma, ella fue incapaz. Tena miedo del contenido de
ese regalo, pero su curiosidad la arrastr. Sin decir una palabra, la expresin
firme, Regina lo tom y lo desenvolvi antes de descubrir una pequea caja
de terciopelo negro. Levant la tapa y vio una llave reposada en un cojn.
Qu es?
Su mirada confusa se alz hacia el rostro de Emma. La ligera sonrisa
encantadora de su amante permaneca intacta, segura, provocando en ella
el efecto que siempre haba causado. Pero Regina frunci el ceo
sintindose de nuevo dbil ante su ex amante. Cerr la caja y se la devolvi
Sea lo que sea, me da igual, porque, sabes qu? Ni siquiera s quin
eresEmma, Anna, me da igual tu nombre
Emma mantuvo su sonrisa a pesar de esa apreciacin. Todo ser humano,
seguramente, debera haberse sentido rechazado ante tal distancia. Pero al
contrario, Emma una vez ms caa en los encantos, desesperadamente
atrada por el carcter testarudo y orgulloso de su ex amante. Esta no haba
cambiado en esos ltimos aos. An tan sensual, se extasiaba imaginando
su cuerpo bajo esa bata de satn blancoPor supuesto, Regina haba
rebuscado, seguramente la haba buscado hasta descubrir ese pequeo
detalle de su falsa identidad. Cmo culparla? Una pequea mentira

responsable de todo
No se rechaza un regalo y es ms, no es siquiera un regalo respondi
ella Es una justa devolucin de las cosastu padre ha vendido ese
inmueble del Bronx, yo lo he comprado, lo he restaurado y vuelve a ti.
Nunca ha sido mo
Ella se enderez y hundi sus manos en sus bolsillos. Las preguntas le
quemaban en la lengua, invadan su mente. Esa boda del da anterior la
devoraba como una maldita y temible gripe de la que nunca uno se libra.
Pero tambin era el detonante de todoUna seal en la niebla, un
chasquido que le haba permitido tomar una decisin. Lanz una mirada
hacia la casa, tras Regina y dijo
Y tu futuro ex, dnde est? No deberais estar bautizando toda la casa?
Regina se maldeca a ella misma por dejar ms tiempo de lo normal su
mirada en el rostro de la rubia. A pesar de sus ropas, la vea ms delgada,
ms musculosa, sus mejillas a penas ms hundidas. Llegaban preguntas que
Regina no deba cuestionarse. Dnde haba estado Emma todo ese tiempo?
Por qu haba desaparecido sin darle la menor explicacin? Preguntas que
Regina se haba dejado de hacer cuando conoci a Jon. A pesar de esa llave
y lo que poda representar, Regina no se dej convencer y empuj a Emma
saliendo junto con ella al umbral. Tom cuidado de cerrar la puerta, porque
Jon no deba sorprenderla una segunda vez en plena conversacin con
Emma.
Con qu derecho te permites volver a mi vida? acus ella Acaso
sabes lo que tuve que atravesar cuando desapareciste?
Regina senta cmo tanto la amargura como la clera hacan acto de
presencia mientras que Emma no retroceda y continuaba mirndola.
No tienes derecho! continu ella No puedes reaparecer de la noche
a la maana! No puedes venir a mi boda vestida como lo estabas! No
puedes venir a golpear a mi puerta ytraerme regalos
Pero ms se enfadaba Regina, ms las emociones que haba escondido en el
fondo de su ser ascendan, se expresaban a travs de tantas acusaciones
as como de miradas a las vez brillantes y llenas de rencores.
TT me dejaste, EmmaDesapareciste Te mudaste, dejaste la
agencia! Yo no saba dnde estabas! Cre que te haban hecho algo, cre
que estabas muerta!
Esa vez fueron las lgrimas que perlaron el contorno de sus ojos.
Mrchate
Quiso retroceder, pero la mano de Emma la retuvo rpidamente. Esta haba
deshecho su sonrisa ante las lgrimas y el arrebato de Regina. Verdaderas
pruebas de un profundo mal que ella sola haba provocado, eran tan
dolorosas como difciles de asumir. Pero se mereca ese rechazo, esa clera,
esos reproches.
No dijo No me ir a ningn lado esta vez
Porque Emma haba tenido tiempo para reflexionar, pensar en su propia
reaccin. Las emociones la haban subyugado, literalmente vuelto loca,
empujado a huir por falta de eleccin, por temores habituales y justificados.
Llev su mano a la mejilla de Regina, se estremeci ante el contacto de su

aterciopelada piel.
Tienes el derecho de estar cabreada, incluso tienes el derecho de
hacrmelo pagar, pero no ir a ningn lado aunque t me lo pidas.
Un silencio sigui a esas ltimas palabras que Regina haba escuchado. A
pesar de lo que ella lea en la oscura mirada plagada de lgrimas, ella saba
que tena toda su atencin. Quizs haba llegado el momento de tener una
conversacin, de hablar.
Entr en pnico confes T y yotodo estaba hacindose demasiado
intensoSe supona que no tena que pasar, pero yo lo sentaAs que, no
lo pens y me march. Lo siento, ReginaHe cometido una enorme
estupidez, lo s, pero esta boda
Se detuvo a mitad de la frase. Regina pareca tan nerviosa, debilitada por
sus errores, a flor de piel. Por una vez, ella se explicaba, intentaba expresar
las emociones en otro tiempo desconocidas, nunca desveladas. Suspir
profundamente y apart algunos mechones oscuros del rostro de su ex
amante. Su corazn resonaba en su cabeza, su cuerpo se crispaba de
angustia. Entre brotes de adrenalina, temores y miedos, aadi
T y yo, Reginasiempre has estado ah, nunca me has abandonado. As
que no me marchar y me da igual que ests casada.
Esas palabras eran las que Emma nunca debera haber pronunciado,
pensaba Regina. Sonaban a tanta confesin, a tantas promesas y
esperanzas que sus resoluciones se derretan como nieve al sol. El
acercamiento de Emma, la determinacin en su mirada, sus tranquilizadoras
palabras acompaadas de ese gesto en su mejilla le haban abrigado el
corazn a su pesar. En ese instante, Regina lo habra dado todo para que
esos cuatro aos no hubieran pasado, para que Emma la hubiera ido a
buscar al da siguiente de su regreso a Nueva York. Entonces s, ella
ciertamente la habra besado, le habra preguntado por qu no contestaba a
sus llamadas, pero Regina no poda borrar el peso de su ausencia. Nada le
aseguraba que Emma no se volvera a marchar, que ya no habra otras
clientas, otras razones que la obligaran a alejarse de ella. Y Regina estara
sola, otra vez
A su pesar, Regina sinti los dulces y sabrosos labios de Emma posarse
sobre los suyos, su pulgar borrar sus lgrimas, sus fragancias atenuar la
incesante oleada de pensamientos que la atormentaban. Un solo beso de
Emma tena un poder inimaginable sobre ella y Regina estaba muy dbil
para retroceder o rechazar a su ex amante. Entonces sus labios se
estrecharon a los de ella, seal evidente de todas las contradicciones que la
habitaban. Su corazn volvi a latir ms rpido, ms fuerte, su deseo y su
atraccin intactos a pesar de los aos. A continuacin retrocedi, su mirada
traicionaba sus emociones sondeando la de Emma a unos centmetros de
ella. Qu acababa de hacer? Regina ya estaba traicionando su compromiso
con Jon a la maana siguiente de firmar su matrimonio. Con un movimiento
de cabeza, refut
Nono podemos
En ese momento, la puerta se abri tras ella, dejando ver a su marido que
acababa de bajar a la planta baja tras un despertar agitado.

Regina? Qu haces fuera?


l reconoci a la joven rubia que se haba cruzado la vspera en el hotel y la
salud
Buenos dasEstaba en nuestra boda ayer, creo. No hemos sido
presentados.
Cogida en falta y perturbada, Regina tom la delantera.
Jon, esta es Anna. Es una amiga de Boston. Tuvo que marcharse antes de
lo previsto ayer y vena a decirme adis.
OhEntonces, vuelve a Boston?
Ante esa repentina interrupcin, la expresin de Emma se cerr, poco
entusiasmada. Por qu ese tipo tena que haberlas interrumpido? Despus
del retroceso de Regina, ella saba que su vuelta despus de esos cuatro
aos sera difcil y penosa.
De hecho no replic ella lanzando una mirada a Regina Me voy a
quedar un tiempo por aquNo pude quedarme ayer, as que he pasado a
hacerle una visita a Regina antes de volver a la ciudad.
Jon se asombr. Regina pareca confusa, pero eso no la sorprenda en gran
medida porque l saba que ella se haba pasado la noche en vela sufriendo
de dolor de cabeza. Pas un brazo alrededor de su mujer y tendi el otro
hacia Anna.
En todo caso, encantado de conocerla
Emma se tens, pero hizo el esfuerzo de estrechar esa mano tendida para
entrar en el juego.
Lo mismo digo minti ella
Pos sus ojos en Regina y dijo
Nos veremos de todos modos, tengo que pasarme por el ayuntamiento
para un asunto
Retrocedi y se alej hacia su coche, un 4x4 negro. Ver a ese tipo pegado a
su amante le daba nuseas y ganas de matarlo.
Una vez dentro y con la puerta cerrada, Regina sinti un verdadero dolor de
cabeza tomar cuenta de ella. Las emociones eran demasiado fuertes,
demasiado numerosas, demasiado incontrolables. Primero el beso de Emma,
despus la llegada de Jonathan. Su mirada haba pasado del uno a la otra
durante su corta conversacin durante la cual se haba percatado de la
oscura mirada de Emma sobre su esposo. Entr en la cocina y camino hacia
un cajn de donde sac una caja de aspirinas. Se trag dos capsulas con un
poco de agua mientras Jon se serva una taza de caf.
Has podido dormir algo en el sof? pregunt Jon mirndola
No respondi Regina Pero intentar descansar hoy.
Jonathan cogi una manzana del gran frutero colocado en la mesa, fruta
recogida del jardn directamente por su mujer.
Tu amiga parece amable. Podramos invitarla a cenar una noche, estoy
segura que a Kevin le agradar.
Pero Regina frunci rpidamente el ceo ante esa muy mala idea.
NoNo es su tipo
De tu amiga o de Kevin? replic l sonriendo
El de Anna

Y hace mucho tiempo que os conocis?


Por qu Jonathan le haca tantas preguntas?, se molestaba Regina. Sac de
la nevera una botella de zumo de frutas variadas y se sirvi un vaso. No
poda claramente decir la verdad. Ser consciente de eso hasta ese punto
significaba cunto se senta culpable ya de ese nico beso intercambiado
con Emma.
Nos conocimos en Nueva York hace algunos aos
Ante el silencio de su mujer, Jon continu
En qu circunstancias?
Regina coloc en la mesa un bol y un paquete de cereales.
Por qu todas estas preguntas? le devolvi ella
Es la primera mujer que me presentas desde que conoc a Rebecca.
Incluso pens que no tenas ms amigas, as que me interesa.
Regina se frot la frente con la punta de los dedos. Las razones de ese
interrogatorio estaban bien argumentadas, lo admita. Desde que conoca a
Jon, era verdad que nunca haba tenido la ocasin de presentarle a sus
amigos, por la sencilla y nica razn de que Rebecca era la nica que tena,
ya que a Regina, en general, no le gustaban las personas.
Anna me vendi algunosserviciosinmobiliarios, eso es todo. No hay
nada ms que decir concluy ella Simpatizamos, despus perdimos el
contacto y es ms, no s por qu ha vuelto a Northfolk.
Ha dicho que pasara por el ayuntamiento por un asunto record Jon
Veremos
Regina forz una sonrisa.
Podemos hablar de otra cosa? A qu hora regresaste esta maana?
Jon recobr una ligera sonrisa ante esta pregunta que lo devolva al fin de
fiesta con sus amigos, mientras que Regina haba preferido volver para
descansar. Extraa noche de bodas para unos recin casados. Pero l no lo
tuvo en cuenta.
Sobre las cuatro, creo. Ya no s ms

***
Northfolk era la pequea ciudad de provincias tpica de los Estados Unidos.
Bien mantenida, con avenidas limpias y cuidadas, desprenda la satisfaccin
de sus habitantes, su tren de vida. Acoga a sus turistas con su lago, su
naturaleza envolvente y sus hermosos paisajes teidos de colores diferentes
dependiendo de la estacin. Cada ciudadano tena sus costumbres, sus
referencias, sus pequeas manas. Se formaban grupos al girar una calle,
entre dos tiendas al borde de la avenida principal. Su centro comercial, su
cine, su biblioteca y su estadio, expresamente construido para el equipo del
instituto, satisfacan las expectativas de la creciente juventud.
Depuse de dos horas de caminata, Emma haba tenido la ocasin de hacer
una visita, de cruzarse con los trabajadores, los pescadores e incluso con los
madrugadores. Haba identificado los barrios residenciales, atravesados por

algunos parques diseminados por aqu y por all y haba llegado al corazn,
al centro de la ciudad. Con sus auriculares en las orejas, por supuesto haba
reflexionado sobre la noche anterior, en ese ridculo matrimonio entre
Regina y su chico, en su beso intercambiado, bastante corto. Ella le haba
dicho varias veces que su estancia ah no haba acabado y no haba vuelto
por nada. Cuando sus labios se haban vuelto a encontrar, de nuevo lo haba
sentido, esa pasin, ese delirante fuego que naca al menor contacto. Tantas
razones justificaban su presencia en Northfolk. Cuatro aos haban pasado y
el agua haba corrido bajo el puenteHaban ocurrido cosas, vidas haban
sido viradas completamente, puestas boca abajo, la suya haba tomado un
camino completamente nuevo. Una seal le haba sido enviada con ese
artculo y, esta vez, haba seguido su instinto, escuchado sus emociones.
Detuvo su carrera a la atura de un pequeo caf con la fachada de color
salmn. Una campana en la puerta se escuchaba cada vez que un cliente
sala o entraba. En el umbral de la puerta, una pequea terraza acoga a los
valientes deseosos de disfrutar de los primeros rayos del sol degustando un
caf y un dulce. Se quit los auriculares, los meti en el estuche de su
telfono colocado en su brazo e hizo, tambin ella, tintinear la campana al
entrar en el establecimiento. Los aromas de los pasteles, de calientes
buuelos, de caf recin hecho invadieron su sentido del olfato y despert
su apetito. Con sus cabellos atados en una cola de caballo bajo su gorra con
los colores de Nueva York, recorri con la vista el establecimiento y divis a
una clienta en particular. Esboz una ligera sonrisa y avanz hacia la barra
para pedir un batido de frutas. Con el vaso en la mano, tendi un billete a la
camarera y se fue a sentar a una de las mesas cerca de la ventana, ya
ocupada por la seora alcaldesa. Se sent frente a ella y la arranc de la
lectura de su peridico.
Buenas noticias? le pregunt
Regina se llev tal susto que casi tira su caf. Su mirada acusadora, de
repente, se pos en Emma, paralizada al verla sentada en su mesa. A su
pesar, esa misma mirada no tard en suavizarse, desesperadamente atrada
por la rubia cuyos rasgos permanecan arrogantes auto invitndose en su
ciudad
Miss Nollan! T
Intent recobrar el control, presa entre incomodidad y alegra deplorable.
No deberas estar aqu! Pensaba que haba sido bastante clara.
Antes o despus de haber respondido a mi beso?
Por supuesto, Regina se sinti desconcertada ante ese recuerdo que Emma
no haba podido evitar lanzarle. Volvi a posar su mirada en un artculo,
queriendo aparentar indiferencia a pesar del largo estremecimiento que la
recorra.
Estuvo fuera de lugar, inconveniente y grosero
Cerr, finalmente, su peridico y la acus con penetrante mirada
Te recuerdo que estoy casada, por Dios!
Emma enarbol una sonrisa tanto de satisfaccin como de encanto. Ms se
enervaba Regina, ms ganas tena de empujarla al lmite. Despus de todo
ese tiempo alejada de ella, Emma no tena la intencin de abandonarla y

todas las acusaciones de Regina no la haran cambiar de opinin. Bebi un


sorbo de su batido, apreci su sabor apenas dulce.
Quieres que te recuerde cuntas personas casadas me han suplicado
que las acompaase? le pregunt ella
Una vez ms, acababa de conmocionar a Regina, a la que senta cada vez
ms tensa
Sea lo que sea aadi ella dejndose caer contra el respaldo de la silla
He venido a ver a la seora alcaldesa y no
Dej que su mirada se paseara lascivamente por sus rasgos y su escote
apenas sugerido en su blusa abierta.
...a la sensual Regina Queen
Regina maldeca sus propios pensamientos, sus evocaciones, que venan
ante esas pocas palabras. Cmo era posible que Emma tuviera ese mismo
poder sobre ella despus de todos esos aos y despus de que Regina
hubiera hecho de todo para olvidarla? De todas maneras se sinti intrigada
por esas ltimas palabras y pregunt
En ese caso, qu quieres?
Emma observaba minuciosamente las reacciones de Regina ante ella, sus
intentos de retroceso. Regina no quera renovar los mismos lazos que se
haban tejido entre ellas cuatro aos antes y, cmo culparla? Sin embargo,
ellos permanecan intactos y Emma lo senta desde haca cuatro largos
aos.
Comprar un terreno en el que se encuentra un viejo almacn en el
callejn Franklin no lejos del lago. Como pertenece a la municipalidad, debo
hablar con la AlcaldesaNo me digas que no est a la venta, el propietario
de ese almacn busca desesperadamente comprador desde hace tres aos.
Regina se qued mirndola. Adems de culparse por parecer dbil ante
Emma, la culpaba a ella por ser atrayente en toda circunstancia. Sin
embargo, aunque su mirada la traicionaba, sus rasgos permanecan rgidos.
Por qu quieres comprar un terreno aqu?
Emma se enderez, con la sonrisa en los labios, y apoy los codos en la
mesa antes de responder
Porque tengo proyectosSoy nueva en la ciudad, deseo invertir en algn
lado y Northfolk es tranquilo y propicio. Y no creo que la alcaldesa rechace
mi oferta que est muy por encima del valor real de ese terreno.
Regina no haba apartado sus ojos de Emma durante esa larga explicacin.
Saba qu terreno quera comparar Emma y ya no dudaba de sus medios
despus de saber quin era realmente ella.
Como alcaldesa, estoy en mi derecho de preguntarte cules son esos
proyectos. Residenciales, comerciales o privados?
Los tres a la vez respondi Emma despus de haber bebido otro poco
de su bebida.
Su expresin permaneca tan segura como insolente y encantadora delante
de Regina
Pero la seora alcaldesa no est interesada en la vida privada de sus
futuros inversores, no?
Evidentemente, Emma la estaba llevando a una trampa reenvindole esa

pregunta, pensaba Regina. Bebi un poco de su caf y solt la taza.


No imagino qu tipo de proyecto podras tener en una pequea ciudad
como Northfolk. No hay nada aqu que te pueda interesar.
Emma rio un momento y sac una tarjeta del estuche que tena alrededor
de su brazo y la desliz antes sus ojos
Hay muchas cosas que me interesan aqu dijo ella levantndose Pero
eso, t ya lo sabes. Llmame en cuanto recibas la oferta de compra. De
todas maneras, estar por aqu cerca.
Regina la vio levantarse y alejarse hacia la salida. Su mirada se pase sobre
la atltica silueta ceida en sus pitillos antes de que la puerta se cerrase.
Cogi la tarjeta que tena delante y pudo leer AT Investiments as como un
nmero de telfono. Sac el suyo y tecle antes de escuchar la voz de
Emma al otro lado
#An no has recibido mi oferta, preciosa
Pero en el instante mismo en que otro estremecimiento la atraves, Regina
lament haber tenido que comprobar el nmero. Su mirada qued posada
en su taza, un instante de silencio en el que poda escuchar los ruidos de la
ciudad provenientes desde el otro lado de la lnea
No deberas estar aquNo deberas haber venido.
#Al contrario, yo creo que s. Lo que te dije ayer, lo pensabaComet una
estupidez y tienes todas las razones del mundo para echrmelo en cara y
para no comprender lo que hice. Pero ahora estoy aqu y vas a tener que
acostumbrarte porque no tengo intencin de marcharme
Regina lanz una ojeada hacia los otros clientes, culpable, temiendo que
estos pudieran ver en ella a la mujer infiel en la que se converta en sus
pensamientos ante las palabras de Emma. Desde el regreso de su ex
amante a su vida, su mente se converta en terreno propicio para todo tipo
de conflicto interior donde luchaba consigo misma. Emma haca renacer
tantas emociones contradictorias, tana clera, pero tambin tanta
esperanza. Ella abdic
Tendrs la autorizacin para el terreno, pero que sepas que no se vende,
porque los trabajos de saneamiento te van a costar una fortuna.

***

En la calle, Emma esboz una ligera sonrisa de victoria. Regina aceptaba su


presencia en la ciudad, la autorizaba incluso a invertir y por consiguiente, a
permanecer en Northfolk por un tiempo indefinido. De momento, era todo lo
que deseaba aunque sus planes solo estaban en sus comienzos.
Atraves la calle y lleg a la entrada del hotel Somerset donde se alojara
los prximos das. Ya deseaba volver a ver a Regina, saborear de nuevos sus
labios. Era as como las cosas transcurran entre ellas, era as como siempre
haban sido.
No importa respondi ella Prepara los papeles y avsame en cuanto
estn listos, ir a firmarlos.

Se cruz con algunas personas en el vestbulo y lleg al ascensor mientras


dejaba que a sus ltimas palabras siguiera un silencio.
Comemos juntas al medioda?
Escuch un ligero suspiro al otro lado del telfono.

***

Emma era completamente incorregible y Regina se culpabilizaba ante la


sola idea de aceptar. Por qu la tentaba de esa manera? Es ms, Emma era
sin duda la tentacin encarnada, queriendo ponerla a prueba con todas esas
alusiones, sus sobreentendidos, sus carnosos labios que impunemente haba
posado sobre los suyos.
No, tengo trabajo y tengo que colgar. Buen da!
Colg y suspir una ensima vez. No haba querido dejar a Emma tiempo
para que le hiciera otra de sus indecentes proposiciones. Su mirada baj
hacia su alianza, tantos compromisos hechos hacia ella misma para darse
una vida mejor, menos atormentada y sin efusin de emociones. Pero una
pregunta permaneca en el espritu de Regina: si Emma se quedaba en la
ciudad, cunto tiempo tardara en irse? Porque Emma se ira, como
siempre

***

Durante toda la maana, Emma se haba ocupado en dar una vuelta por la
ciudad. Haba visitado el centro comercial casi tan grande como los de
Nueva York. El chico de Regina no haba hecho las cosas a medias, vea a lo
grande. El lujo, las marcas famosas, los restaurantes, los cafs, las fuentes,
la inmensa cpula de cristal como techo, todo serva para abrir el deseo,
impresionar y atraer a nuevas familias deseosas de instalarse en una ciudad
rica.
De regreso al centro, conoci al sheriff, Graham West quien la haba
abordado mientras tomaba el sol en un banco. Tras sus gafas de sol,
observaba a la gente ir y venir, disfrutar de los soleados das cerca ya de
las vacaciones. Segn lo que haba entendido, el sheriff West se haba fijado
en ella el da de la boda, despus esa maana en el caf y haba deseado
darle la bienvenida. Como todas las pequeas ciudades, los nuevos no
tardan en hacerse notar, sobre todo si charlan con la seora Alcaldesa
durante sus preciados desayunos en el cafDe todas maneras, Emma no
tena la intencin de pasar desapercibida, muy al contrario. Si sus planes
salan como haba previsto, su paso por la ciudad de Regina Queen dara
que hablar. Despus de su conversacin el sheriff West, bastante
encantador segn apreciacin de Emma, se haba encaminado hacia el
nico gimnasio de Northfolk, llevado por Chris Scotfield y su hermana Amy.

Tan guapo el uno como la otra, tenan ese estilo de consumados atletas y
deban atraer a los nuevos clientes, hombres o mujeres. La nica diferencia
que tenan era el color del pelo, Chris era rubio y Amy, morena. Adems de
su fsico, su natural sonrisa y acogida haba gustado a Emma, feliz de
encontrar un gimnasio por los alrededores. Mientras rellenaba el formulario
de pago, haba aprovechado para hacer algunas preguntas, obtener
informacin sobre la ciudad, sobre la AlcaldesaLa boda del da anterior
haba suscitado algunas conversaciones, haba hecho correr ros de tinta en
los peridicos locales. Con toda evidencia, Regina saba provocar el inters
de sus conciudadanos. Malos o buenos, los comentarios sobre su unin con
Jonathan Price no faltaban. Una pequea ciudad no ofreca, quizs, tantos
servicios como las metrpolis, pero permita hacerse una idea de sus
habitantes bastante rpido. Y quin no conoca a la seora Alcaldesa de
Northfolk? Incluso Amy que pareca indiferente a la poltica, segua de cerca
la vida privada de Regina y sus reveses.
De esa forma, Emma pudo conocer que su ex amante haba atravesado un
periodo ms bien difcil segn Amy, antes de conocer a Jonathan. Por
supuesto, Emma no dudaba de lo que haba causado esas dificultades y
precisamente estaba en la ciudad para ponerle remedio.
Pasado el medioda, empuj las puertas del ayuntamiento. A esa hora, los
empleados, las secretarias se preparaban para ir a comer. Con una bolsa en
la mano, atraves el vestbulo, ascendi los escalones que llevaban a la
planta de arriba y se vio llamada por una asistente detrs de una mesa.
Disclpeme dijo la joven Tiene usted cita?
Emma pos sus ojos incrdulos en ella, era de lejos una sencilla ciudadana
que quera una cita con la alcaldesa
No, pero
La joven se levant y continu sin dejarla terminar siquiera
Debe coger cita si desea ver a la seora alcaldesa
Emma la mir un momento en silencio antes de pasar por su lado y empujar
la puerta del despacho de Regina. La secretaria la sigui, enfadada por su
insolencia e intervino sin tardanza. Emma ya haba posado sus ojos en su ex
amante, elegantemente sentada tras su hermoso escritorio. Vestida con una
blusa abierta en su pecho, Regina desprenda una sensualidad a toda
prueba. Sus labios carnosos, sus oscuros cabellos cayendo sobre sus
mejillas, su oscura y autoritaria mirada en la suya evocaban mil indecencias.
Seora, usted no puede! grit la secretaria, asustada
La joven pos los ojos sobre Regina y se explic
Lo siento, yo
Todo bien, Emily. Puede dejarnos.
Bien, madame
Con expresin insegura la secretaria sali del despacho mientras que Regina
se levantaba, las manos sobre la mesa, constatando una vez ms la
impertinencia de su ex amante. Vio cmo cerraba la puerta despus de la
salida de Emily, a continuacin acercarse antes de dejar un paquete marrn
delante de ella. Por supuesto, despus de su carrera de esa maana, Emma
se haba cambiado, se haba adecentado antes de venir al Ayuntamiento.

Regina la vio quitarse su chaqueta y dejarla en el respaldo de la silla.


Llevaba unos vaqueros de talle bajo y uno de sus tops que resaltaban sus
formas atlticas, sus hombros de nadadora y sus brazos musculados.
Regina, sin embargo, se esforz en no dejarse ir en sus observaciones y
pregunt con aire acusador
Puedo saber qu haces aqu?
Emma haba cruzado esa mirada acusadora de su ex amante que se
esforzaba ms mal que bien en mantener las distancias. Pero sus furtivas
ojeadas hacia su silueta le indicaban una incuestionable atraccin. Abri la
caja sobre la mesa y sac bandejas de sushis, sashimis y otros pedazos de
pescado crudo
Te alimento respondi ella Porque ya son las doce pasadas, y se
supone que todo el mundo come a esta hora.
Regina ech un vistazo al men. Emma saba, por supuesto, qu tipo de
platos le gustaba y la comida japonesa era una de sus preferidas.
Habitualmente, su nico almuerzo consista en un sndwich y un ensimo
caf durante una muy corta pausa de media hora. Emma le traa una
comida de verdad y por la cantidad, haba hecho lo que le haba dado la
gana, y le impona un almuerzo para dos. Regina rode su escritorio, a pesar
de todo, con apetito y comprob de ms cerca el men elegido por su ex
amante. No faltaba nada, ni siquiera el jengibre, la salsa de soja hasta una
pequea botella de zumo de pia natural. Regina lanz una ojeada hacia
Emma y volvi a hablar
Eres un diablo! Para qu me preguntaste mi opinin sobre comer
contigo si despus ibas a hacer lo que te diese la gana?
La sonrisa de Emma revel satisfaccin y orgullo. Ms la acusaba Regina,
ms ella se alegraba. Porque a pesar del rechazo que su ex amante se
empeaba en demostrar, esta aceptaba todoo casi.
Por pura cortesa respondi ella Y porque s lo que necesitas
Con Regina a su lado, a solo algunos centmetros, Emma no poda separar
sus ojos de su cuerpo ceido en esa pequea falda recta y elegante. La
seora Alcaldesa no haba perdido sus encantos, su estilo chic y femenino.
Ya miles de ideas germinaban en la cabeza de Emma, hundida en una
contemplacin cautivadora.
Tenas ganas de verme y yo tena ganas de verte aadi ella Te
habrs dado cuenta de que he esperado hasta la pausa del almuerzo
Hubiera podido visitarte antes si hubiese querido
Regina alz los ojos de los platos y midi la repentina proximidad con
Emma, que se haba acercado. Su mirada encontr la suya, tan azul y
seductora mientras su dulce aroma la envolva. Quera su ex amante que
perdiera la cabeza cortejndola como lo estaba haciendo desde su regreso?
A su pesar, su voz sali clida y baja en otro intento de acusacin.
Exageras Miss Nollan
Por el solo tono de su voz, Emma supo todo el efecto que su cercana creaba
en Regina. Su mano tom la suya y la acerc hasta que sus cuerpos se
encontraron uno pegado al otro. El calor aument en un momento.
Siempre dijo ella, provocadora

Esta vez, Regina era presa de sus estremecimientos, por los audaces asaltos
de Emma, su mirada irremediablemente atrada por la suya. Su ex amante
usaba todas sus armas para debilitarla. Ella iba demasiado lejos y Regina no
poda defenderse frente a esos encantos. Su cuerpo contra el de ella, cmo
poda luchar? Estaba rodeada por un dulce y familiar calor. Este se insinuaba
en su vientre, sus pulmones atrapados por el olor de Emma tan cerca de
ella. Sucedi lo que tena que suceder. Regina cedi a las provocaciones
incesantes de los carnosos labios de Emma bajo esos ojos resplandecientes.
Los suyos se posaron en los otros, primero prudentes, febriles antes de
presionarlos en un beso ms profundo. Un ligero suspir revel esas
palabras no dichas, mientras que su mano iba hacia su mejilla para
reencontrar la dulzura de su piel.
Eres el diablo repiti ella sobre sus labios.
Esta vez, Emma estaba obteniendo todas las respuestas a sus preguntas. La
menor duda se evapor porque, sobre sus labios, reconoci la huella
incandescente de un deseo febril e incontrolable. Perfectamente similar al
que haba conocido cuatro aos atrs. Regina se inflamaba, sucumba a sus
tentaciones, se acordaba de sus numerosos encuentros carnales. Ese beso
profundizado, esos pocos suspiros confesados no fueron sino autorizacin y
entera aprobacin para una trrida continuacin. Sus labios capturaron los
suyos, jugaron con ellos, mientras que una mano abra los botones de su
blusa. Si Regina se esforzaba por mantener la distancia fuera de ese
despacho, con la puerta trancada, dejaba va libre a sus deseos enterrados,
expresaba la amplitud de lo que era ella en su profundo interior. Una mujer
de formidables encantos, apasionada e irresistible, dispuesta a cometer
locuras cuando un sentimiento, uno de verdad, se cruzaba en su camino
Emma, finalmente, haba comprendido todo eso. Esos cuatro aos lejos de
ella, de su ex amante, la haban afectado tanto que no haba tenido otra
solucin que admitir sus emociones ms poderosas que ella misma. As que
el deseo se transformaba en una necesidad, la atraccin en una fuerza
indestructible, el apego, en una razn de vivir. Regina haba poblado sus
noches, sus das, alimentado una abnegacin sin lmites que la haba
empujado a reaccionar, a actuar. Y una seal la haba trado derecha a
Norrhfolk, como una llamada inconsciente de un corazn dejado al
abandono, en bsqueda de nuevos latidos.
Con un gesto, apart todo lo que se encontraba en el hermoso escritorio de
la seora alcaldesa. El calor era ahora mismo asfixiante. Su top haba
desaparecido de su cuerpo bajo las apresadas manos de su amante, su
cintura abierta a mitad. Su naturaleza no haba cambiado, no se haba
transformado bajo la excusa de haber encontrado a su otro. Emma segua
siendo Emma, desesperadamente subyugada por Regina, presa de eternos
deseos cuando se cruzaba con su oscura mirada. La levant, la sent en la
mesa sin separar sus labios sedientos por la fiebre. Por primera vez desde
haca cuatro aos, se volvan a encontrar y Emma saba perfectamente lo
que deseaba: hacer el amor, volver a sentir esas emociones excepcionales,
el tormento de un placer absoluto e incontrolable. Deseaba a Regina y nada
ni nadie, nunca, callara ese sentimiento fuera de razn. Ya no haba drogas,

ni alcohol, ni escort. Nada ms que una mujer que haba vuelto por aquella
que ocupaba sus sueos, cada uno de sus pensamientos hasta hacer latir su
corazn ante el solo recuerdo de su sonrisa.
Sus manos subieron su falda hasta sus caderas. Colocada entre sus muslos,
Emma se abandonaba al deseo, a la locura que alimentaba Regina. Ella
escuchaba a sus emociones, esa atraccin delirante, esa furiosa locura que
creca cada vez que Regina posaba sus manos en ella. Las suyas partan al
descubrimiento de sus formas an vestidas. Su perfume la embriagaba,
suscitaba an ms audacia, sugirindole mil tentaciones. Poco importaba lo
que vendra, poco importaba el despus y la realidad de su vida en el
presente. Los hechos, las sensaciones existan y estaban bien presentes.
Labios contra labios, Emma buscaba su aliento. El oxgeno faltaba. Uno de
los numerosos sntomas, seal de su unin con Regina Queen. Porque nadie
haba tenido tal impacto sobre ella. Ninguna mujer haba suscitado tanta
emocin. Su mano, apresurada y febril, arranc finalmente el tanga de su
amante. Tena que poseerla de nuevo, arrancarle esos delicados suspiros,
prueba de una reciprocidad, sin embargo, confirmada. Necesitaba verla,
escucharla, sentirla. Saber que an le perteneca, que el tiempo no haba
hecho estragos en su pasin. Sus dedos acabaron por encontrar su tesoro,
se posaron sobre su intimidad y obtuvieron todas las respuestas esperadas.
Eres ma, Regina murmur Emma en un temblor.
Regina no haba podido olvidar la intensidad de esa fiebre que volva a
tomar posesin de ella. Solo Emma era capaz de hacerla nacer, poderosa,
incontrolable y fuente de una ebriedad nica. Con el aliento entrecortado,
ardiente, en bsqueda de un poco de oxgeno, haba cortado el beso, su
mirada morena hundida en la azul de Emma. Cuntas veces haba tenido
ese sueo en el que Emma volva a su vida, la besaba, le haca el amor y
tomaba posesin de todo su cuerpo? Ante el placer de su cuerpo, Regina era
consciente de que no estaba soando. Sus dedos se cerraban sobre la
mejilla de Emma en una lenta y sensual caricia. Ya no era cuestin de
luchar, sino solo exaltacin y abandono. Los sentimientos que la haban
devorado cuatro aos antes volvan a poseerla en detrimento de toda razn.
Jonathan, su matrimonio, la tortura sufrida durante se separacin, todo eso
ya no exista. Solo Emma, sus labios, su perfume y sus caricias subsistan.
Ella abdicaba, suspiraba a su amante todo el xtasis que ella le haca sentir.
Hasta que un delicioso orgasmo la atrap, la hizo temblar antes de acallar
un ltimo suspiro contra los labios de Emma.
Los suyos se deslizaron por su piel, hasta su cuello donde su rostro tantas
veces se haba cobijado. La calma volva poco a poco a ella, alrededor de
ella y Regina tomaba tambin conciencia de la realidad y de lo que
acababan de hacer. Subi su rostro, las mejillas an enrojecidas por el
placer mientras que su mano relajaba su agarre en la nuca de Emma,
deslizndose por su robusto hombro. Regina se daba cuenta de su error
despus de hacer cedido, sucumbido a la tentacin. Su mano llego al torso
de su amante y su mirada se detuvo en un araazo dejado por sus uas
cuando se haba aferrado a ella.
Yolo siento por esto

Emma no lo senta. Esa huella sobre su piel testimoniaba el placer y el


orgasmo de Regina. Prueba evidente de un deseo para nada contenido, ese
araazo marcaba su cuerpo como lo haban hecho sus labios, sus manos.
Con su mirada resplandeciente sobre el rostro de su amante, Emma no
dejaba de observarla, de saborear ese instante de despus, esos minutos
que seguan a su real reencuentro. Una ligera sonrisa estir sus labios y sus
ojos se posaron en el tanga rasgado dejando sobre la mesa. Con la punta de
su ndice, lo levant y respondi
Estamos empatadas
Con una chispa de concupiscencia en su mirada, Emma volvi a hablar
Vas a tener que terminar el da sin tu tangaY yo voy a tener que
asegurarme de que nadie traspase esa puerta
Regina estaba an confusa. Vio a Emma meter sus bragas en el bolsillo de
sus vaqueros y sinti cmo bajaba su falda mientras que ella reajustaba su
blusa abierta en su pecho. Le haba hecho a Jonathan lo que Rebecca le
haba hecho a ella. Lo haba engaado, real, completa e intencionalmente
Y lo peor era, sin duda, que no lo lamentaba.
Lo que acaba de pasar, Miss Nollan dijo ella No deber volver a
producirse
Su voz extenuada no pareca hacer crebles sus palabras, que queran ser
vengativas. Vio la sonrisa bromista de Emma y la acus una ensima vez
Emma! Hablo en serioTnosotrasEstoy casada!
Emma abroch su cinto, abierto en su cintura, y no pudo evitar emitir una
pequea carcajada divertida ante las palabras de su amante. Despus de
haber hecho el amor, lo que ella haba ledo en los ojos de Regina, sin
ninguna duda, era su apego
No por mucho tiempo respondi ella de forma insolente
Elev sus brillantes ojos hacia Regina. Esta no haba bajado de la mesa
donde permaneca sentada
No he vuelto para que me uses como un juguete sexual, carioAunque
lo adoro.
Regina se haba preparado para responder a otra rplica descorts, pero ese
apelativo ms ntimo que Emma acababa de darle la dej sin voz. Su mirada
intentaba sondear la suya, encontrar en ella todas las respuestas a sus
incertezas y sus dudas profundamente arraigadas en ella. Regina se
acordaba de que Emma le haba pedido que dejar a Jon, pero en ese
momento lo haba credo una broma pesada, un juego malsano. Ahora, en
ese instante, deseaba creer en la sinceridad de Emma. Se levant,
desconcertada, y reajust el cuello de su blusa dndose cuenta de que
durante todo el da estara sin ropa interior. Mir su reloj, dndose cuenta
tambin de que el regreso de Emma la distraa de nuevo de sus
obligaciones profesionales.
No puedes quedarteTengo una reunin en menos de veinte minutos y
debo preparar varios expedientes antes de la llegada de mi cliente.
Emma rode la mesa y cogi la agenda de Regina que haba acabado en el
suelo despus de su rpida limpieza. Pas la pgina, dio con la del da
siguiente y anot algunas palabras.

Voy a dejarte, pero maana, tienes cita conmigo


Volvi a ponerle el tapn al bolgrafo y alz los ojos hacia su amante. Se
deleitaba en recordarle lo que acababa de pasar sobre su escritorio de la
alcalda, sintiendo un evidente orgullo.
Tranquilzate, no ser solo para tu placer aadi ella
Se acerc a ella y deposit un dulce beso en sus labios que la hizo
estremecer.
Ahora te dejo tranquila.
Regina se abstuvo de retenerla, de prolongar el beso. Porque se conoca,
saba cmo poda volver a hacerse dependiente de Emma si volva a dejarse
ir. Vio cmo esta se agachaba para recoger algunos bolgrafos, documentos
y la ayud a recoger tambin las bandejas de sushi an en sus envoltorios
de plstico. Se alzaron y Regina alis su falda.
BienEntonces si has acabado
Pero Emma la interrumpi posando otro beso en sus labios, otro contacto
que cort su frase y al que no pudo resistirse por los dulces escalofros que
volvan a invadirla. Su mano viaj hasta la parte alta del torso de Emma,
decidida a hacer que parara esa deliciosa tortura.
Miss Nollan murmur ella sobre sus labios
Ella se oblig a retroceder, su mirada oscura, brillante, an traicionando sus
emociones al escrutar los atrayentes rasgos de Emma.
Vas a hacer que me retrase acus ella
Mejor provoc Emma Sabrn hasta qu punto soy importante cuando
venga la prxima vez
Ella le gui un ojo acompaando el gesto con una encantadora sonrisa.
Despus cogi su chaqueta de la silla y se la puso.
De todas formas, nos llamamos y piensa en los papeles de venta de mi
terrenoEstoy en el hotel Somerset si me necesitas.
Se alej hacia la puerta, pero antes de dejar el despacho, no pudo evitar
girarse hacia Regina para mirarla por ltima vez.
Ests de muerte con esa falda
Regina la vio salir y cerrar la puerta y se dio la vuelta, la mirada en el vaco.
Haba cedido, se repeta. Los lmites acababan de ser franqueados,
sobrepasados aunque saba que Emma ocupaba todas sus reflexiones y sus
pensamientos desde su regreso. Ese patinazo y ese encuentro no habran
podido ser evitados, intentaba ella tranquilizarse, sobre todo si Emma no
dejaba de acosarla. Despus de todo, Emma saba que ella estaba casada,
Regina le haba pedido que se fuera, que dejara la ciudad, incluso haba
rechazo su invitacin para comer. Pero Emma no haca sino lo que le daba la
gana, se haba obstinado en acosarla y Regina se haba encontrado
acorralada de improviso. Se sent en su silln, preguntndose dos cosas, la
primera, cmo lograra sacar adelante su reunin en tales condiciones? Y la
segunda, debera decirle a Jon quin era Emma y lo que haba pasado entre
las dos ese da?

***

Regina haba vuelto a casa a media tarde, incapaz de concentrarse en el


trabajo que estaba haciendo. En cuanto lleg, se puso a preparar la cena.
Cocinar le permita pensar mejor, ordenar sus pensamientos, y Dios sabe
que eran numerosos desde que se haba separado de Emma. Se torturaba la
mente desde haca horas preguntndose cmo confesara esa verdad a Jon.
Mentirle sera insoportable, pues ella no saba hacerlo y su malestar se hara
ms evidente. As que, quizs una buena cena hara que la perdonase,
intentaba convencerse. Solo que, qu hombre perdonara a su mujer
haberle engaado al da siguiente de su boda? Era algo imperdonable. Se
haba convertido en una autntica zorra, ese tipo de mujer que ella siempre
haba criticado y detestado.
Como cada noche, Jon volvi alrededor de las siete. Regina termin de
poner la mesa mientras que l suba a ducharse y cambiarse. Puso una
buena botella de vino tinto, ansiosa, y lo vio volver con la sonrisa en los
labios.
Me lo parece o has preparado tu sabrosa ternera a la bourguignon?
No es cosa tuya respondi Regina
Ella lo vio sentarse y puso el plato sobre la gran mesa de madera que
presida el saln. Sirvi los platos, uno a uno, l, el vino y lo degust. Un
ritual, una rutina a la que estaban acostumbrados desde que Jon viva con
ella.
Este vino est delicioso remarc l
Como siempre respondi Regina
Ella se sent y desdobl su servilleta sobre sus muslos, incmoda. Emma
poblaba su mente hasta tal punto que tena la impresin de an oler su
aroma sobre ella.
Entonces? dijo Jon Cmo ha ido tu da?
Muy bien respondi Regina Y el tuyo?
A la perfeccin. Tenemos en mente una ampliacin del centro comercial.
Varias marcas de ropa de alta costura se han puesto en contacto con
nosotros para presentar un proyecto.
Bien dijo Regina Est muy bien.
Comieron, el ruido de los cubiertos resonando en el saln. Regina se repeta
mentalmente lo que tena que decir, pero pareca no encontrar las fuerzas.
As que como las otras noches, permaneca la calma. Jon y ella
intercambiaban algunas miradas, algunas sonrisas. Regina se esforzaba en
apartar de su mente los recuerdos de Emma, de sus momentos compartidos
ah, en Nueva York o en la isla del Cisne. Cada instante lo comparaba con
este, anodino, en el que viva desde hace meses en compaa de ese
hombre encantador y amable que le haba pedido matrimonio. Por qu
haba dicho s? se preguntaba ahora Regina. Y tena las respuestas. Jon le
haba permitido recobrarse. l la cuidaba, era amable, poco exigente y la
respetaba. Adems Jon nunca haca preguntas descorteses o incmodas
sobre su pasado. No era ni arrogante, ni pretencioso, ni orgulloso o

insolente. La evidencia era tal que Regina no quera admitirla. Ella se


aburra. Saber que Emma estaba en la ciudad mientras ella estaba sentada
ah, en su casa, en esa pequea nueva vida confortable, sin historia, con su
marido, la desesperaba.
Me he acostado con una mujer lanz ella sbitamente
Jon comenz a toser, pues se haba atragantado con su bocado. Se recobr,
trag un poco de vino y mir a Regina con expresin perpleja.
T qu?
Regina no se lo poda creer y estaba fuera de toda cuestin que repitiera
esa confesin completamente loca.
Has escuchado muy bien.
Jon se tom un breve instante constatando la expresin firme y seria de su
mujer. Al cabo de un momento, sonri.
Sabes? Todos hemos hecho cosas de las que no estamos muy orgullosos.
No dudo que hayas podido tener experiencias poco normales antes de
nuestro matrimonio.
Regina suspir dulcemente y apoy los codos en la mesa, sus manos
cruzadas ante ella. Jon no pareca querer comprender y la obligaba a dar
detalles.
Emma, la joven que vino a nuestra casaEra mi amante.
Jon sigui comiendo, para nada perturbado con esas palabras.
Un joven muy guapa. Qu edad tiene?
Regina entrecerr los ojos. Saba que Jon era amable, pero, estaba
fingiendo que no comprenda o ella no era lo suficientemente clara?
Da igual su edad, acabo de decirte que me he acostado con ella, Jon!
Esa vez, su marido se tom un momento para pensar, el tenedor esttico
delante de sus labios. Lo dej sobre el plato, su cara mostrando curiosidad.
Pero, fue hace tiempo, verdad?
Regina se senta esta vez ms incmoda. Culpable, lo era, consentidora, an
ms.
No
Un corto silencio se hizo, Jon manteniendo sus ojos posados en su mujer
despus de esa breve respuesta.
No repiti l No, qu? De cundo es esa aventura?
Regina se levant y dej su servilleta sobre la mesa. Su estmago estaba
hecho un nudo de lo nerviosa y ansiosa que estaba por las preguntas de Jon.
Esa noche no conseguira cenar.
Da igual a cundo remonta replic ella
Jon se levant tambin al verla dirigirse hacia el bar.
Gina! la llam Qu haces? Hblame! Dime qu est pasando
Regina se sirvi un vaso de whisky. Una mala costumbre que sin embargo
haba dejado cuando sus botellas se haban convertido en las primeras
cmplices de su malestar.
Am a esa mujer confes ella.
Elev sus ojos marrones hacia Jon que la miraba y esperaba la continuacin
de su confesin. l se acerc a paso lento y habl al verla silenciosa.
Ok, pero es una mujer dijo l con expresin tranquilizadora Qu

intentas decirme, querida? Quieres invitarla a nuestra casa? Quiero decir,


querras que nosotros?
No! lo interrumpi Regina comprendiendo las deducciones de su
marido. No!
Entonces, qu? Ests incmoda porque est en la ciudad y a ella le
gustara volver a verte?
Sobre ese punto, Jon no andaba equivocado, pens Regina. Tom un sorbo
de su whisky, dejando que el alcohol de color mbar se deslizara por su
paladar. Ya no saba si deba seguir con esa conversacin, ni siquiera saba
con qu fin la haba comenzado. Su mirada baj hacia el contenido de su
vaso y admiti ante la evidencia
Pensaba hacer pasado pgina, pero todava siento algo por ella
Jon no supo cmo tomar esas palabras, pero respondi
Puedo comprender que tengas ciertos deseos. No me opondra a que
tengas una aventura con esa mujer si es para satisfacer ciertas fantasas.
Regina lo mir, el ceo fruncido. Por qu su esposo no reaccionaba de
manera ms virulenta? Por qu no estaba enfadado? Por qu la nica
emocin que ella lea en su rostro era una extraa confusin?
Ahora podemos acabar esta conversacin en la mesa y cenar?
pregunt l
Regina estaba sin voz. Ni siquiera encontraba las fuerzas para enervarse,
para sacudirlo, para decirle que reaccionase. Saba que Jon estaba
prendado, locamente enamorado de ella, pero ese amor no encontraba
ningn lmite, ni siquiera los celos? Regina nunca hubiera soportado que
Emma le confesara algo como esto, se tratase de un hombre o de una
mujer.
YoSubo a tomar un bao replic ella Puedes servirte ms si quieres,
quitar la mesa ms tarde.
Sin aadir nada ms, pas por su lado y desapareci hacia las escaleras. Era
incapaz de seguir esa conversacin alrededor de una copa de vino como si
se tratase de un tema cualquiera. Jon no pareca darse cuenta de la
amplitud de su confesin. l no vea en ello sino fantasas o una extraa
perversidad. Ella no poda admitir que l pudiera empujarla al adulterio, a
satisfacer ciertas pulsiones. Lo que Jon no pareca discernir era que los
sentimientos de Regina no tenan nada que ver con el sexo. Ella haba
reunido el valor para hablarle, para admitir aquello a lo que se negaba.
Pareca que no haba servido para nada si no era para animarla por ese
camino. Porque si se tomaba las palabras de Jon al pie de la letra, podra
traicionarlo impunemente pretextando satisfacer algunas fantasas
sexuales. Pero Regina no era as y detestaba lo que haba hecho, lo que an
deseaba hacer. Pues a Emma la tena en la piel, su mente invadida por ese
rostro, su mirada, su sonrisaHaba pasado tantos aos recuperndose de
su imagen, de su necesidad de tenerla junto a ella. Emma era como una
droga dura de la que uno se vuelve dependiente desde la primera dosis. Y
Regina haba cometido el error de probarla una segunda vez. Emma era la
tentacin, la encarnacin de todo lo que ella amaba en una mujer, con su
maravilloso lado masculino atrayente y excitante. Y en comparacin, saba

cul era el lugar de Jon en su vida, en esa casa, en su cama. Cierta


vergenza la invadi al recordar las razones que la haban empujado a
aceptar ese matrimonio de seguridad sentimental. Esa eleccin no era
suya y Regina ya no se reconoca. De pie, delante de la puerta del cuarto de
bao, su mirada se qued en el vaco un instante, despus, finalmente, dio
media vuelta y baj al saln donde Jon an estaba en la mesa. Haba
encendido la tele que daba las noticias nacionales.
Jon?
Un instante, querida, hablan de las prximas elecciones, ven a sentarte
Pero Regina no escuchaba. Esa pequea cosa que la haba empujado a
volver a ver a su marido no tena nada que ver con una necesidad de
redimirse
Jon? lo llam otra vez
Este baj el sonido y mir finalmente a su mujer
Qu pasa?
Me voy
Jon dej su vaso de vino despus de haber bebido un poco y pregunt
A esta hora? Pero, a dnde vas?
Regina en realidad no saba, pero se daba cuenta de repente que le era
inevitable para ella marcharse, dejar ahora esa casa. Era incapaz de
compartir esa noche con su marido.
Te dejo dijo al fin Yolo siento
Ella se gir y camin hacia la entrada donde se encontraba su bolso. An
sentado, Jon se qued petrificado, asombrado, antes de levantarse y
precipitarse hacia ella.
Regina! Pero, qu ocurre? Qu me ests contando?
La atrap suavemente por el brazo mientras se estaba poniendo su
chaqueta.
Regina! insisti Hblame
Esta lo mir un instante, imaginando lo que hubiera podido sentir si Emma
hubiera pronunciado esas palabras cuatro aos antes. Te dejo, lo siento.
Todo su mundo seguramente se hubiera derrumbado, con sus sueos, sus
esperanzas, pero seguramente hubiera vivido los cuatro aos ltimos ms
libre, menos herida por las cicatrices que se negaban a cerrarse. As que
dejar a Jon era la nica solucin. Hacerlo sufrir, una vez por todas, para que
tenga la oportunidad de recobrarse, de construir una familia, un hogar, sin
pensar que un da ella pueda realmente amarlo.
Te dejo repiti ella No te amoEstoy realmente afligida, Jon. Me voy
algunos das, me gustara que te marcharas de aqu al final de la semana.
Ella lo vio esttico. Su mirada perdida le parti el corazn, pero Regina saba
que estaba tomando la decisin correcta. As que ella retrocedi, abri la
puerta, y dej su casa sin darse la vuelta, antes de alcanzar su Mercedes
negro. No esper para arrancar, alejarse de sus errores, de Jon que no haba
pedido nada. Por haberlo sentido, Regina saba el dolor que le estaba
infligiendo, pero cuanto ms esperara, ms dolorosa sera la inevitable
separacin.

***

En su habitacin, en el Somerset, Emma haba esparcido los documentos


sobre la mesita que estaba frente al sof. Su habitacin era un caos por
falta de sitio. El espacio no faltaba, dos piezas ofrecan todo la comodidad
necesaria, pero Emma daba vueltas como un len enjaulado. Sus ropas
estaban desperdigadas por aqu y por all, en los sillones, en la cama, en los
respaldos de las sillas alrededor de la mesa. La msica animaba el
ambiente. Northfolk era una pequea ciudad y la cantidad de distracciones
no eran abundantes aunque las vacaciones se aproximasen.
Vestida con un simple top y un pantaln de tela, mantena su mirada en los
planos abiertos sobre la mesa, despus en los balances, el presupuesto. Sus
proyectos, de los que haba hablado a Regina, existan realmente. Porque
tena que tener un plan si deseaba instalarse en ese pueblo, tener tiempo
para reconquistar a su amadaY esta ocupaba todos sus pensamientos,
sobre todo desde su impulsivo y salvaje encuentro sobre el escritorio de la
alcalda. Mientras pensaba en ello, una sonrisa se dibuj en su rostro. Le
haba hecho el amor a la seora Alcaldesa, sobre su propio escritorio, a
escondidas de sus empleados y a pesar de ese ridculo matrimonio
Se termin su vaso de vodka, mordi la rodaja de limn y se levant cuando
oy que tocaban a la puerta. El empleado del room-service se ganara la
noche con ella y sus suculentas propinas. Por tercera vez en lo que iba de
noche, haba llamado a recepcin para hacerse subir algunos dulces
Pero cuando abri la puerta esta vez, su expresin dej ver toda la sorpresa.
Una muy agradable sorpresa fue ver a Regina Queen frente a ella, con una
mano aferrada al asa de su bolso. No pudo evitar alegrarse, sonrer.
Seora Alcaldesa dijo ella A qu se debe esta sorpresa? Ganas de
otra pausa para comer?
Regina no pudo evitar mirarla de arriba abajo. Contemplarla sera la palabra
adecuada. Una vez ms, su mente comparaba lo que haba vivido con
Emma, lo que senta estando frente a ella con lo que nunca haba percibido
en presencia de Jon
Dmelo dijo ella Dime que te vas a quedar y que has vuelto por m
Emma recobr su expresin seria ante ese repentina peticin. Si Regina
estaba delante de su puerta a esa hora, es que haba escapado de su hogar
de mujer casada para ir a verlaAlgo le murmuraba para que esta vez no
bromease ni se tomase ese momento a la ligera. La expresin de Regina
pareca tan confusa, casi desesperada. Ella extendi el brazo, le tom la
mano y la atrajo hacia ella para hacer que pasara al interior. Cerr y pos
sus ojos sobre ella.
He vuelto por ti, Regina, y lo sabes.
Con un gesto delicado, le apart los cabellos de su mejilla y volvi a hablar
No voy a marcharme a menos que vengas conmigo
Regina escrutaba sus ojos azules, se estremeca ante la simple sensacin de
sus manos en las suyas. Su corazn lata velozmente, fuerte, por Emma,

como siempre lo haba hecho.


Quiero un hijo respondi ella ...Y quiero casarme con un hermoso
vestido blanco.
Emma frunci el ceo ante esas condiciones anunciadas por su amante y
acab por recobrar la sonrisa, encantada. Eso se lo haba esperado, se
acordaba perfectamente de los deseos de Regina cuando haba conversado
cuatro aos antes. Y cuatro aos ms tarde, no haban cambiado. Lo que
haba cambiado eran las reacciones de Emma frente a esas demandas, a
esas exigencias formuladas con claridad. El calor de su cuerpo ascenda y ya
no se trataba de angustia o confusin, solamente excitacin y quizs algo
de aprehensin.
Eso es todo? acab por responder
Sin soltar sus manos, Regina estuvo un momento en silencio. Era todo? Ya
no lo saba, pues esa noche todo pareca precipitarse.
De momento, s
Emma sonri ante la evidente turbacin de Regina. Se acerc a ella, desliz
la punta de sus dedos por su rostro, tomndose el tiempo de observarla
cuidadosamente. Ese momento a solas, al abrigo de miradas despertaba
esas mismas sensaciones sentidas cuatro aos antes. Sin embargo, todo era
calmo, lejos de la furiosa pasin aterradora que la haba devorado para
finalmente hacerla huir.
De acuerdo acept ella Pero voy a pedirte que te divorcies antes si
quieres tu vestido blanco.
Otros escalofros se mezclaron a los primeros ante esas sencillas caricias por
parte de Emma. Regina se estaba dando cuenta de que su amante no hua
antes sus requerimientos, a sus condiciones necesarias e indispensables
para su propio equilibrio. Su mano se solt de la suya para ascender a su
mejilla, reencontrar la suavidad de su piel contra su palma. An y para
siempre, todo su ser reaccionaba a la proximidad de Emma, a sus aromas, a
su cuerpo al que el suyo acababa de aferrarse.
Lo he dejado dijo ella con voz baja No hagas que me arrepienta, Em
Emma no haba escuchado sino las primera palabras de su frase. Palabras
que no hicieron sino aumentar su atraccin por Regina. Ahora pegada a ella,
poda apreciar plenamente su regreso, el contacto de su mano sobre su
mejilla, esas ganas locas de besarla. Sus labios obedecieron a sus ideas y se
posaron sobre los de ella en un beso a la vez tierno y sensual.
Es una amenaza? murmur ella
Regina suspir, exasperada y encantada a la vez por la increble arrogancia
de la que su amante haca gala. Retrocedi un poco, su mirada oscura y
brillante clavada en la suya
No bromeo, Miss Nollan.
Qu ms te hace falta? le pregunt Emma con un pequea sonrisa
Que firme un contrato diciendo que nunca te dejar, que nunca me
marchar? Ese tipo no est hecho para ti, cmo puedes lamentar haberlo
dejado?
Regina frunci el ceo. Daba igual que Jon estuviera o no hecho para ella.
Es un bueno hombre, me ama!

Y? lanz Emma espontneamente Lo importante no es lo que l siente


por ti, sino lo que t sientes por l.
No! replic Regina Lo importante esta noche es lo que t sientes
por m!
Regina era increble, pens Emma. Esta acababa de aceptar sus condiciones
sin pensar, sin sombra de duda y ah estaba Regina casi amenazndola para
que no diera un paso en falso o si no, volvera con su boy
Te amo, Regina, te vale como respuesta? Es suficiente para ti?
Regina no haba apartado sus ojos de ella mientras un significativo silencio
se instalaba. Esas palabras, las haba esperado, deseado tanto. Y finalmente
Emma las pronunciaba y claramente haba tomado la decisin ms
importante de su vida. Se acerc ms a ella en seal de rendicin y su mano
se pos sobre su pecho.
Es un buen comienzo dijo con voz ms tierna
Una pequea sonrisa se dibuj en sus labios, sus dedos se deslizaron hasta
la nuca de Emma.
Puedo de verdad pedirte lo que quiera?
Emma suspir en silencio. Los gestos y la mirada de Regina sobre ella la
embriagaban como antes. Nada en su interior haba cambiado. Ella
sencillamente controlaba sus sensaciones, las fuertes e intensas emociones
que ardan en su interior. Haba acabado por comprender, despus aceptar
antes de encararlo. Era as como ella funcionaba, aparentemente, porque
nunca haba amado antes de Regina Queen. No tena ninguna nocin de
historias de amor, de una vida de pareja, pero senta a Regina en cada
latido de su corazn.
Prueba a ver respondi ella, con resplandeciente mirada
Regina tena mil y una ideas que poblaban sus numerosos deseos colmados
de lujuria. La comisura de sus labios desapareci entre sus dientes, su
mirada se paseaba por sus dedos que se deslizaban dulcemente por la
mandbula de Emma hasta su mentn. Acariciaron su garganta,
descendieron hasta su torso, rodeando la tela de su apretado top.
Podras por una vez dejarme tomar las riendas
Su mirada ascendi hacia la suya, ms maliciosa.
Literalmente hablando.
Emma hubiera apostado su fortuna a esa respuesta. Regina esperaba eso
desde haca cuatro aos. Algo que Emma nunca haba cedido a nadie, su
cuerpo, su intimidad, lo que realmente ella era. A pesar de lo que haba
hecho en el pasado, de los innumerables encuentros amorosos compartidos
con diferentes compaeros, nunca se haba entregado. Porque haba una
brecha entre acostarse y hacer el amor. Y bajo los dedos de Regina, su piel
temblaba, su cuerpo ya reclamaba lo que iba a venir, vido, privado desde
haca mucho tiempo de un placer verdadero y autntico.
Quieres hacerte cargo de m? replic ella, un chispa de desafo
Se inclin hacia ella y captur sus labios en un nuevo beso. La temperatura
ambiente no dejaba de aumentar.
De acuerdo cedi Haz lo que quieras con tus manosNo las
detendr.

Regina sinti un dulce calor apoderarse de ella y continu el beso que


Emma le ofreca. Quera creer en su sinceridad, se repeta, no haba vuelto a
su vida despus de cuatro aos solo por una noche. As que en ese instante,
como en todos los otros que haban compartido, ya no era el momento para
hacerse preguntas.

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