Los Aportes de Galileo Galilei
Los Aportes de Galileo Galilei
Tenía setenta y nueve años de edad y su cabello y su barba eran tan blancos como la
espuma. Sus ojos, que miraron al cielo a través de sus telescopios y observaron más que
cualquier ser humano desde el principio de los tiempos, estaban apagados por la edad. Su
reputación de ser uno de los más brillantes científicos de su tiempo fue la razón de que
reyes, reinas disputaran sus servicios. Ahora estaba arrodillado ante el temido tribunal de
la Inquisición, obligado a confesar públicamente un error que no era error: " Yo Galileo
Galilei..., abandono la falsa opinión... de que el Sol es el centro (del Universo) y está
inmóvil....Abjuro, maldigo y detesto los dichos errores". Algunos dicen que cuando el
anciano se puso de pie murmuró para sus adentros: "E pur si muove”: Y sin embargo (la
Tierra) se mueve (alrededor del Sol).
Galileo nació en una familia de siete hijos, con un padre que era un talentoso músico y un
hombre de considerable cultura. A temprana edad, Galileo prometía mucho tanto mental
como manualmente. Tenía diecisiete años cuando ingresó a la Universidad de Pisa, donde
se especializó en medicina y estudió también matemáticas y ciencias físicas.
Una vez cuando todavía estudiaba en Pisa, observó la regularidad con que oscilaba una
lámpara en la catedral. Apenas pudo esperar hasta que volvió a su casa para experimentar
con bolitas de plomo atadas a hilos de diferentes longitudes. Descubrió que, cualquiera
que fuese la magnitud de la oscilación o el peso del plomo, la bolita necesitaba el mismo
tiempo para completar un viaje de ida y vuelta. Sólo el cambio de la longitud afectaba el
tiempo de la oscilación (periodo de vibración). Esta observación condujo al invento del
péndulo, usado en los relojes y otros instrumentos para medir con precisión el tiempo.
Leyó las obras de Arquímedes y usó las matemáticas para probar algunos de los
experimentos de este último con líquidos y aleaciones. Como estudiante, tuvo una mente
inquisitiva y fama de disputador.
La obra de Galileo, que inició la comprensión de estas esferas, llevó a la formulación de las
leyes de movimiento de Newton, más precisas, y al perfeccionamiento que de esas leyes
hicieron más tarde otros científicos.
Galileo resultó un rebelde en otros sentidos. Así, por ejemplo, se negaba a ponerse las
ropas académicas que usaban sus colegas, aduciendo que estorbaban innecesariamente
sus movimientos. Por no usarlas, se le obligó a pagar varias multas, hasta que fue
despedido de la facultad de Pisa.
Galileo fue un hombre muy generoso con su familia. Asumió la responsabilidad de una
considerable dote para el matrimonio de su hermana. Un hermano joven le pedía
constantemente dinero para poder vivir con elegancia. El hecho de que Galileo tuviera
que abandonar la Universidad de Pisa resultó afortunado, pues obtuvo un empleo mejor
pagado en la Universidad de Pasuda. Su vida fue feliz y productiva durante muchos años.
Cuando Galileo volvió su telescopio hacia el cielo, por la noche, abrió nuevos campos de
conocimiento que describió en su libro Mensajero de las estrellas. En él dice : "Doy gracias
a Dios, que ha tenido a bien hacerme el primero en observar las maravillas ocultas a los
siglos pasados. Me he cerciorado de que la Luna es un cuerpo semejante a la Tierra...He
contemplado una multitud de estrellas fijas que nunca antes se observaron....Pero la
mayor maravilla de todas ellas es el descubrimiento de cuatro nuevos planetas (cuatro
satélites de Júpiter)...He observado que se mueven alrededor del Sol".
Descubrió que la Vía Láctea consistía en una miríada de estrellas; que el Universo no era
fijo ni inmutable, como creían sus contemporáneos, pues aparecían ante su vista nuevas
estrellas que luego desaparecían; que los planetas Venus y Mercurio se movían también
alrededor del Sol y que el Sol mismo giraba sobre su eje.
En 1632 publicó otro libro, Diálogo sobre los dos principales sistemas del mundo, brillante
sátira que demostraba por medio del diálogo las fallas del sistema geocéntrico tolomeico
en comparación con el sistema heliocéntrico copernicano. Su último libro, Diálogo sobre
dos nuevas ciencias, en la que resumía todas sus investigaciones sobre el movimiento y la
mecánica, lo envió subrepticiamente a Holanda, donde fue publicado en 1638.