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HISTORIA DE NANAS

Por: Marcelo Godoy Glvez Para mi padre era casi como su madre. Fue su nodriza y luego le acompa hasta ayudarlo a convertirse en el perfecto intil que termin siendo (aunque un padre muy carioso, bonachn y entretenido). Tan querida era la nana de mi padre que termin en la huesera subterrnea del mausoleo familiar junto al chofer de la familia de mis abuelos paternos. No se crea usted que lo de la huesera es un agravio, muy por el contrario, era la seal de un compromiso y amor que trasciende incluso a la muerte. Crec rodeado de las ms diversas nanas, en mi familia era una necesidad dado que mam trabajaba todo el da y ramos tres hermanos, ms pap. La negra Eugenia es la que ms recuerdo, era todo un personaje. No obstante ser una mujer joven, no tena dientes. Su temperamento la llev a enfrentarse con mam en muchas ocasiones, por lo que la Quena (as le gustaba que la llamaran) cada cierto tiempo se iba pero luego regresaba (a pedido de mam). Fue una de las pocas que denunci ante mi madre el acoso de mi padre, quizs por eso fue la que ms tiempo nos acompa. Con el correr de los aos y cuando ya estaba cercano a mis quince aos la encontr, ahora tena dientes y era evanglica, tocaba la mandolina en su templo. Mis veranos desde muy pequeos transcurrieron en La Serena en casa de mi abuela, de mi to Hans (hermano de mam) o de mis padrinos. All tambin haba nanas y eran toda una institucin familiar. La Juanita en casa de mi to Hans los acompaa hasta hoy, lleg muy nia y es un emblema familiar. Como todas las cosas y casas chilenas, es como de la familia pero no es de la familia. Donde mis padrinos estaba la Gina, tambin los acompaa hasta hoy y dicen que tiene pacto con el diablo porque no envejece. Ambas fueron parte importante de mi vida, sobre todo cuando ests lejos de casa y extraas a mam. Con los aos me fui a vivir a La Serena junto a la que entonces era mi seora y mi hijo mayor. All conocimos a la seora Herminda, aunque usted no lo crea ella lleg a hacer la prctica a nuestra casa por un programa de INACAP y desde entonces nos acompa por casi 10 aos. Un ser humano notable, vio nacer a Cristbal mi segundo hijo y nos acompa por muchos aos hasta que se fue buscando mejores horizontes, de hecho yo me fui de casa antes que ella cuando me separ de la madre de mis hijos mayores. Hasta el da de hoy mantenemos el contacto, la saludamos para su cumpleaos (le mandamos un regalito si se puede) y le hacemos una encomienda para asegurarnos que la navidad la pase como Dios manda junto a su familia. Hoy vivo en Santiago, tengo otro matrimonio y dos hijos ms. No tenemos nana, para nosotros es un lujo, adems de ser innecesario dado que vivimos en un pequeo departamento que ordenamos y limpiamos rpidamente. Mis hijos menores muy probablemente crecern sin conocer lo que es una nana, yo les contar esas historias de nanas. Como padres tenemos el deber de educar a nuestros hijos en el respeto a todas las personas, profesiones u oficios. La

responsabilidad es nuestra, ni la escuela, el colegio, la universidad o el Estado pueden subsidiar aquello que est en nuestras acciones. Chile debe ser distinto, nosotros somos los llamados a hacerlo distinto cada da.

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