- -1 1- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata A ANA NA A ALONSO LONSO Y Y J JAVIER AVIER P PELEGRN ELEGRN E E L L
JINETE JINETE
DE DE
PLATA PLATA Libro cuarto Libro cuarto - -2 2- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata NDICE NDICE Resumen ................................................................ 4 Progo ................................................................... 5 Captuo 1 .............................................................. 6 Captuo 2 ............................................................ 23 Captuo 3 ............................................................ 44 Captuo 4 ............................................................ 67 Captuo 5 ............................................................ 89 Captuo 6 .......................................................... 111 Captuo 7 .......................................................... 130 Captuo 8 .......................................................... 155 Captuo 9 .......................................................... 174 Captuo 10 ........................................................ 200 Captuo 11 ........................................................ 222 Captuo 12 ........................................................ 256 Captuo 13 ........................................................ 286 Captuo 14 ........................................................ 300 Captuo 15 ........................................................ 314 Captuo 16 ........................................................ 326 Captuo 17 ........................................................ 341 Captuo 18 ........................................................ 355 - -3 3- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata R RESUMEN ESUMEN Despus de sus aventuras en e paneta Marte, Martn y sus amgos se preparan para ntroducrse en a Cudad Ro|a de K, donde estn a punto de ceebrarse os |uegos Interanuaes de Arena. Para eo, Martn tendr que entrenarse como |ugador en representacn de a Corporacn Ure. Pero un acontecmento nesperado obgar a os protagonstas a separarse. La cave de mstero est en E Tempo, a msterosa cudad regda por e prncpe |afed... Consegurn |acob y Casandra resover e engma? Legarn a tempo para ayudar a Martn a cumpr esta decsva msn de a ave? - -4 4- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Prlogo Prlogo En 2121, a Corporacn Ddao, una de as nueve mutnaconaes que domnan e mundo, ogra reunr a Martn, |acob, Seene y Casandra, cuatro |venes con un sstema nmuntaro que os vueve nvunerabes frente a cuaquer enfermedad. A cambo de su coaboracn para a produccn de vacunas y sueros, Ddao es ofrece un brante futuro en una sa paradsaca... Sn embargo, tras su aparente generosdad, a Corporacn ocuta un oscuro propsto. Dspuestos a desenmascarara, os cuatro |ve- nes, ayudados por su amga Ae|andra, consguen hur de a sa con un vaoso ob|eto formado a partr de as cpsuas que a Corporacn Ddao es ha extrado de sus propos organsmos. Ese ob|eto es a ave de tempo, y os |venes esperan que pueda ayudaros a desvear a verdad sobre su engmtco orgen. Para eo, tendrn que segur as nstruccones de a ave, o que, en esta ocasn, os conducr hasta a Cudad Ro|a de K, donde debern ntroducrse sn despertar sospechas... Lo consegurn? - -5 5- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 1 Captulo 1 La red de juegos La red de juegos La oscurdad se desgarr en ampos |rones de vapor negro, un efecto vrtua que a Martn e hzo sonrer. Despus de un breve perodo de semnconscenca en a cpsua de etargo, todos sus sentdos pareceron despertar de repente, preparndose para dsfrutar de grandoso panorama que, poco a poco, comenzaba a defnrse a su arededor. Se encontraba en un ancho paseo martmo muy seme|ante a Mrador de Espumas de Ttana, pues todos os edfcos de a cudad creada por a corporacn Kokoro haban sdo reproducdos en aque entorno vrtua con precsn mmtrca. Con paso nseguro, comenz a camnar maravado sobre as badosas de cora artfca que formaban e sueo de paseo. La sensacn de estar despazndose reamente por una cudad era tan ntensa, que, a os pocos metros, Martn de| de concentrarse en e movmento de sus pernas para admrar e panorama que o rodeaba. Resutaba muy extrao. A pesar de que Nueva Ttana, a cudad de Vrtuanet que ahora psaba por prmera vez, estaba construda a magen y seme|anza de a Ttana rea, Martn not desde e prmer momento que as dos cudades eran muy dferentes. Ambas tenan os msmos edfcos en forma de cpua, que graban entamente sguendo a trayectora de so como grasoes de ttano y crsta. Martn reconoc a sede oca de a ONU, un beo cndro tapzado de exqustas vdreras, y a Cmara de Comerco, con sus espe|os fexbes hnchados por e vento como as veas de un barco. Los decados hoogramas que fotaban a a entrada de as tendas para atraer a posbes centes tambn eran os msmos que haba vsto en Ttana: e paste de chocoate de Caf Sacher, a eegante |oven con gafas de so de a Optca Desmaru, e cocnero frendo huevos de a Taberna de Puerto, un restaurante de moda... Y, sn embargo, haba nfndad de detaes que dstnguan a cudad vrtua de a rea. La dferenca prncpa, por supuesto, a consttuan os - -6 6- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata transentes. Martn se senta muy raro en medo de aquea muttud de guerreros, hadas, efos y uncornos que atestaban e Corredor de Espumas charando y rendo anmadamente. Agunas de aqueas dentdades dgtaes eran bastante cmcas, y otras resutaban repusvas. Martn tuvo que retroceder bruscamente para no ser arroado por una espece de orco verde de grandes dmensones que corra torpemente, debdo a peso de su armadura de herro ro|o, detrs de una frg nnfa semdesnuda y con una corona de rosas sobre a frente, a cua, a su vez, avanzaba a sattos, vovndose de cuando a cuando a mrar a orco con una provocadora sonrsa. Durante argo rato, Martn sgu camnando por e Corredor, contempando con una mezca de ncredudad y admracn a os varopntos persona|es que se cruzaban en su camno. Las vstosas dentdades dgtaes que o rodeaban deban de costar una fortuna... Por qu se empeara a gente en escoger avatares tan extravagantes en sus vstas a a Red de |uegos? E, por su parte, se senta ncapaz de partcpar en aquea mascarada vrtua. Cuando os dseadores de Ure e pderon nstruccones para fabrcare una nueva ID, es rog que fuera o ms seme|ante posbe a su verdadera magen. Y, en cuanto a atuendo, se haba decddo por una tnca y unos pantaones correntes, a pesar de as desdeosas ob|econes de |efe de equpo de dseo. Ahora que, por fn, estaba dentro de Nueva Ttana, comprenda e punto de vsta de aque ndvduo. En readad, s o que quera era pasar desapercbdo en medo de a muttud, no haba eegdo a ndumentara ms apropada. Entre tantos seres fabuosos atavados con fantstcos tra|es bordados con ente|ueas y cuentas de crsta, su senca vestmenta amaba demasado a atencn. Caro que, pensndoo ben, a cosa no tena demasada mportanca. En Nueva Ttana todo e mundo ba a o suyo, y nade pareca preocuparse por os que o rodeaban. Haban pagado sumas astronmcas para dsfrutar de unas horas de dversn en aque ambente mgco, y no podan perder e tempo f|ndose en e aspecto excesvamente austero de un adoescente sotaro. Despus de avanzar un argo trecho rodeado de guerreros, prncesas, bru|os, monstruos y hroes de medo peo, Martn snt a necesdad de vover sus o|os haca e mar. La vasta extensn de aguas azues y verdosas sapcadas de espumas bancas no se dstngua en nada de un autntco pasa|e ocenco. Una agradabe brsa acarcaba e rostro de Martn, que, nconscentemente, se am e abo nferor para sentr e sabor saado de aque are marno. S, saba a sa; y su oor, un oor a satre, a agas sempodrdas y ago ms que no habra sabdo defnr, era exactamente e msmo que haba percbdo a camnar por a Paya Norko de Ttana con os pes descazos. Vrtuanet; a Red de |uegos... Dos nombres dstntos para una msma cosa. Un mundo usoro, donde nada era verdadero, y, sn embargo, tan consstente como e mundo rea, y mucho ms exctante para os sentdos. - -7 7- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Un mundo donde uno poda renventarse a s msmo, empezar desde cero, ser a persona que sempre haba querdo ser. Un mundo pegroso... porque era posbe morr durante una de aqueas excursones a unverso de os sueos, a pesar de que as armas de os fasos guerreros fuesen soo un con|unto de nstruccones dentro de un programa nformtco, y de que os frascos de veneno que vendan os hechceros en os mercados vrtuaes no contuvesen nngn txco cataogado en os tratados de farmacooga. De hecho, eran muchas as personas que faecan cada ao durante su conexn a a Red de |uegos. Y es que, aunque a todo fuera faso, as mpresones que e cerebro y os rganos de os sentdos recban s eran reaes. Impresones tan ntensas que podan arrastrare a uno a a ocura, o ncuso provocare un nfarto... Record con un estremecmento as recomendacones que e haba hecho |ade antes de de|aro encerrado en a cmara de etargo. Esta va a ser una experenca muy mportante para tu formacn como |ugador, Martn -e haba dcho-. Soportar a avaancha de sensacones que produce Vrtuanet te resutar muy dfc a prncpo. Tenes que tener en cuenta que todos tus contrncantes se han pasado a vda conectndose a travs de sus ruedas neuraes. Forma parte de su entre- namento. En cambo, t no o has hecho nunca... Eso supone una desventa|a consderabe para t, no voy a ocutrteo. En readad, a pesar de rechazo que su madre e haba ncucado haca todo o vrtua, Martn sempre haba querdo tener a oportundad de ntroducrse en Vrtuanet, para ver cmo era. Pero, por desgraca, se trataba de un pasatempo a acance de muy pocos; soo os ms adnerados podan permtrse una conexn de cadad a a Red de |uegos. Naturamente, haba conexones ms baratas, pero os ugares vrtuaes a os que permtan acceder soan ser bastante desagradabes, y as dentdades dgtaes que te permtan adoptar a menudo resutaban humantes. Aun as, muchas personas se conformaban con aqueo, ya que no podan pagarse nada me|or. Despus de todo, sempre caba a posbdad de tener un gope de suerte, de conocer a aguen dentro de mundo vrtua que te factase e acceso a os portaes ms apetecbes, a cambo de agn servco, caro est... Martn conoca a un chco que haba ogrado penetrar en a cudad de Iser convrtndose en escavo vrtua de un dudoso persona|e que se dverta nsutndoe y obgndoe a reazar as ms degradantes tareas. Aun as, e chco, que estaba en a msma case de Martn durante su tmo curso en Ibera Centro, sostena que a experenca haba vado a pena. A su egada a |ardn de Edn, Martn haba esperado que Ddao e ofrecese aguna vez a posbdad de conectarse a Vrtuanet. Haba odo habar de as cmaras de etargo que utzaban as personas sn rueda neura para estabecer a conexn. Nunca haba vsto nnguna, pero estaba seguro de de que a Hden e habra resutado fc procurarse os - -8 8- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata me|ores dspostvos de ese tpo para eos... Sn embargo, pronto haba quedado caro que Hden no deseaba poner a su acance aquea conexn. Vsto en perspectva, resutaba comprensbe: La Red de |uegos era un espaco de bertad que poda poner en pegro os panes de Hden para os Cuatro de Medusa. A dentro, n squera Ddao habra poddo controar o que hacan y con qun se encontraban... Despus de a fuga de |acob, Hden se haba vueto cudadoso. A parecer, no sempre haba sdo as. |acob es haba contado que, cuando era pequeo, dspona de una cmara de etargo en su propa habtacn, para conectarse a Vrtuanet cuando e vnese en gana. A haba aprenddo muchas cosas, agunas bastante nconvenentes para un no de su edad... Pero a educa- cn de |acob no era ago que a Hden e preocupase excesvamente, y soo cuando e chco tuvo edad sufcente para hacerse preguntas sobre su pasado y buscar as respuestas en aquea espece de Unverso paraeo, |uzg necesaro retrare a conexn. Mentras pensaba en todo aqueo, Martn haba egado sn darse cuenta hasta e fna de Corredor de Espumas, una ancha paza aberta a mar con atas pameras y edfcos en forma de ho|a que se baanceaban sobre fexbes pedncuos metcos. La anmacn a era an mayor que en e paseo martmo. Ba|o os todos de os cafs, os turstas saboreaban sus decosos heados vrtuaes y sus batdos de moka y regaz con evdente pacer. Agunos de aqueos hombres y mu|eres evaban carsmos dseos confecconados excusvamente para sus dentdades vrtuaes por os me|ores modstos de mundo. Ben pensado, resutaba grotesco. Probabemente, muchas de aqueas eegantsmas damas estaran en readad en p|ama, repantngadas en e sn de su casa. Y, sn embargo, a dentro, con sus maravosos dsfraces de renas o de hadas, probabemente se sentan as mu|eres ms atractvas de mundo... Y, en certo modo, o eran. Un coro de rsas atra|o a atraccn de Martn haca e ceo. Por encma de su cabeza pas voando un grupo de frges craturas aadas agtando en e vento sus vaporosas fadas de tu verde y dorado. Caro, en a Red de |uegos uno poda hacer o que qusese, ncuso voar... Pero, seguramente, expermentar a sensacn de vueo requerra agn dspostvo fsco adcona, adems de equpo bsco de conexn. Tendra que preguntrseo a |ade. A recordar a su entrenadora, Martn snt un gero escaofro. E beo rostro de a contrabandsta, apenas desfgurado por a ccatrz que e atravesaba a me|a, se dbu| en su mente con aterradora ntdez. Desde su egada a Consuado de Ure en Ttana, no haba de|ado de persegure... Se haba propuesto convertro en un |ugador de Arena o sufcentemente bueno como para partcpar en os Interanuaes de a Cudad Ro|a, pero era evdente que desconfaba de sus capacdades. Y eso que haba hecho notabes progresos en os meses que evaban entrenando... Pero a |ade nada e pareca sufcente. Estaba satsfecha con - -9 9- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata a agdad de su aumno, y tambn con a veocdad de sus refe|os. Sn embargo, contnuamente se que|aba de su escasa fuerza y, sobre todo, de su desconocmento de a tcnca de |uego. Raro era e da en que no termnaba refunfuando acerca de a ocura de aque proyecto. Convertr a un competo profano en un |ugador de te consttua una tarea demasado ardua, ncuso para ea. Afortunadamente, estaba su madre... Martn sonr a pensar en Sofa. Era maravoso vover a tenera a su ado, vover a contar con su apoyo y su aento. Y tambn resutaba fascnante traba|ar con ea, conocera en aquea faceta suya de guonsta de |uegos, que antes nunca haba querdo compartr con . Ahora, os dos eran ago ms que madre e h|o. Se haban convertdo en un equpo... Dana Schoem a haba contratado para crear e persona|e de ro que Martn nterpretara en caso de casfcarse para os Interanuaes de a Cudad Ro|a como representante de Ure, y ea estaba dsfrutando mucho con aque traba|o. Ambos se sentan ms undos que nunca. Y, sn embargo... Martn se mord e abo nferor, y se sorprend a comprobar que aque gesto e produca un door muy rea. Pero su pensamento vo en seguda haca a Dobe Hce, haca e terrbe momento de a cada de Demos a vaco. Despus, vo e rostro de Aedh desenca|ado por e sufrmento, unos nstantes antes de su muerte... Se pas una mano por a frente. S, aqueo haba suceddo de verdad. Todava e costaba traba|o asmaro. Ta vez por eso no se o haba contado an a su madre... Ou pensara Sofa cuando se enterase de que haba matado a un hombre? Tratara de comprendere, estaba seguro. Pero cmo podra comprender ago que n msmo comprenda? E cma de confanza que se haba nstaado entre eos se quebrara de nmedato cuando Sofa supese o ocurrdo en Marte. Ya nunca vovera a vere de msmo modo. Y, no obstante, necestaba tanto contrseo... Pero no era e momento de pensar en eso. Estaba en Nueva Ttana, dsfrutando de prmer rato de dversn que |ade e haba conceddo desde su egada a Consuado. Adems, Ae|andra e esperaba... Tena que ae|ar aqueos negros pensamentos de su mente s no quera estropear a cta. Despus de echar un vstazo a a paza para orentarse, Martn drg sus pasos haca e Buevar de Crepscuo. A no haba tanta gente, y as ho|as cobrzas y amaras de os rboes se agtaban suavemente, mecdas por a brsa. En e Buevar de Crepscuo de Nueva Ttana sempre era otoo; pero, por o dems, se pareca mucho a Buevar de msmo nombre de a cudad rea, con os prtcos de pedra de as emba|adas a ambos ados de a cae, cada uno con su bandera correspondente, y as atas tapas de os |ardnes, tras as cuaes sobresaan agunas oscuras suetas de cedros y cpreses. Haban quedado en e restaurante Mshma, que se haaba nstaado en e equvaente vrtua de a casa de Gobernador de Ttana. Era o bueno de Vrtuanet, que, prevo pago, uno poda r a todas partes, ncuso a os - -10 10- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata ugares de ms dfc acceso. En a Red de |uegos, haba pscnas en e nteror de os trbunaes, saas de festas en as cmaras acorazadas de os bancos, pubs y dscotecas en os mnsteros. Agn gracoso haba egado a nstaar un crco a bordo de una rpca de Caershd, a prsn orbta. Una extravaganca ms de aque extrao mundo de |uguete. La casa de Gobernador de Ttana era famarmente conocda por os habtantes de a cudad como La Rosa. Se trataba de un edfco de recente construccn, cuya forma recordaba a coroa de una rosa aberta. Martn, hasta entonces, soo o haba vsto desde fuera: una compe|a estructura de ptaos semtransparentes decadamente superpuestos. No poda magnarse o que se sentra a estar dentro de aquea magrosa for de crsta fexbe... En cuaquer caso, tardara muy poco en averguaro. Apret e paso, pensando en Ae|andra y en e tempo que haca que no estaba con ea. Cas todos os das a amaba a Nara, donde se encontraba pasando una temporada en casa de Casandra. Su madre a acompaaba... A parecer, no vea con muy buenos o|os aqueas argas conversacones de su h|a con su ve|o compaero de nsttuto. An segua cupndoe de todo o que e haba ocurrdo a Ae|andra desde aque fatdco da en que, por error, haban ntercambado sus muestras sanguneas en e aboratoro escoar. La acusacn de adccn a as drogas, a estanca en e Centro de Internamento, y uego, Ddao, e |ardn de Edn, aquea pegrosa huda de a sa, sus aventuras en Nueva Ae|andra y en Medusa. .. Era demasado para cuaquer madre, Martn o comprenda. Pero, de todas formas, no e pareca |usto que e cupasen a de todo. Ae|andra haba tomado sus propas decsones; nunca a haba presonado para que e acompaase en e pegroso camno que haba emprenddo. Leg a a entrada prncpa de La Rosa cas sn aento, pero, aun as, sub as escaeras de crsta de dos en dos. Ahora que se encontraba tan cerca de Ae|andra, su ansedad por vera se haba vueto tan ntensa que cas e resutaba doorosa. Ea estaba a dentro, esperndoe. Con mano temborosa, e tend e pase especa que evaba en e boso a portero apostado en a entrada. En otras crcunstancas, a voz engoada de aque fantoche vestdo con una pretencosa brea y un sombrero de copa e habra hecho sonrer, pero en aque momento estaba demasado nervoso como para reparar en esos detaes. Resprando agtadamente, sgu a camarero de frac a travs de un abernto de pasos de vdro hasta e san de restaurante, stuado en uno de os ptaos nterores de edfco. Le bast una o|eada a as mesas para ocazar a cabeera perro|a de su amga. Antes de correr haca ea, de| escapar un hondo suspro de avo. Entonces se do cuenta de que, durante todo ese tempo, haba estado temendo encontrarse con una rpca dgta de Ae|andra demasado ae|ada de a readad como para reconocera. Pero Ae|andra haba cambado. Ya no necestaba ocutarse ba|o una rgda mscara ruba para - -11 11- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata sentrse ms segura en sus excursones a mundo vrtua. Su nueva dentdad dgta era prctcamente dntca a a verdadera Ae|andra. Martn se detuvo un momento antes de egar hasta su mesa, y ea, a vero, se evant y corr a su encuentro. Cuando se abrazaron, Martn snt reamente e contacto de a pe de su amga, e cosqueo sedoso de su peo a rozare a me|a... Apenas poda creero. No era un encuentro rea, o saba, pero se pareca tanto! Tuvo que tragar sava para uchar contra e nudo que se e haba formado en a garganta. -Has tardado mucho -d|o Ae|andra sonrendo. Era su voz, su verdadera voz, ta y como sempre a oa en sueos. Martn se estremec voentamente. -Esto es... esto es tan desconcertante... Me cuesta traba|o creer que no eres rea -babuce. -No dgas tonteras! Todo es rea -repc su amga tomndoe de a mano para conducro hasta a mesa-. Los dos estamos vvendo este momento, estamos vendo y sntendo o msmo... Ou mporta que m cuerpo est en Nara y e tuyo en Ttana? -Bueno, s que mporta -murmur Martn enro|ecendo. La dentdad dgta de Ae|andra tambn se ruborz. -Caro, sera me|or estar |untos de verdad, por supuesto -d|o-. Pero, a menos, nuestras mentes s estn vvendo a msma experenca... Reconocers que es mucho me|or que una vdeoconferenca! -Desde uego!-asnt Martn con caor-. Y que aqueas smuacones de nsttuto... Te acuerdas de a pnta que tena don Ramro? Se haba qutado a cava... Los dos se echaron a rer. -S, era horrbe -concd Ae|andra-. Caro que, s no tenes con qu compararas... -T habas entrado aguna vez en Vrtuanet? -Normamente, ms padres me regaaban un pase para m cumpeaos. Dos o tres horas como mucho, no vayas a pensar... Cas sempre eran para e paaco de Gam, una espece de udo teca vrtua para cros. Estaba muy ben... Pero esto es mucho me|or. -Desde cundo tenes esa ID nueva? Es ncrebe... Se parece muchsmo a t! -Pens que eso te gustara. La ha pagado Dana... Sabes que eva un par de semanas en Nara? Martn frunc e ceo, extraado. - -12 12- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -En sero? -murmur-. No tena n dea. Pens que segua en pena ronda de contactos con as dstntas corporacones, para egar a un acuerdo en o de caendaro de mpantacn de a Energa Verde... -Bueno, se supone que esta vsta a Nara forma parte de esa ronda de contactos; pero, a verdad, yo creo que ha aargado a vsta un poco ms de o prevsto para estar con nosotras. Casandra e preocupa mucho... Martn cav una sgnfcatva mrada en a magen de su amga. -No seas modesta, Ae|andra. Todos nos hemos dado cuenta de que, en readad, quen ms e nteresa a Dana de todo nuestro grupo eres t. Ae|andra ba| os o|os. -Por qu dces eso? Todos e nteress muchsmo, es que no o ha demostrado? F|ate en o que ha hecho por t! Ha puesto todo e Consuado de Ure en Ttana a tu servco, para que puedas entrenarte... Y todo para que consgs estar presentes en a Cudad Ro|a en a fecha seaada por a ave de tempo! -No necestas defender a Dana; no a estoy atacando -d|o Martn con una sonrsa-. Es ms, me encanta que t seas su preferda... Se ha dado cuenta de o ntegente que eres, y de que a comprendes me|or que nnguno de nosotros. Es como s exstese una conexn especa entre vosotras dos; o not en e va|e de regreso desde Marte. Ae|andra se apart e peo de a frente con gesto pensatvo. -En eso quz tengas razn -d|o-. Dana es exactamente a case de persona que a m me gustara ser agn da. La admro muchsmo... Y estoy aprendendo mucho de ea. En ese momento, un camarero vestdo con un qumono se acerc a eos y es tend ceremonosamente os papros que hacan as veces de carta. Martn ech una o|eada a suyo, pero no entend nada, ya que todo estaba escrto en |apons. -Como me paso todo e da encerrado en e Consuado, a veces se me ovda que estamos en |apn -d|o, azando os o|os haca Ae|andra con expresn perpe|a. -Bueno, esto no es Ttana reamente, sno Nueva Ttana -contest ea-. No estamos en e verdadero |apn, sno en un extrao y fantstco |apn vrtua... Pero, para e caso, es o msmo. As que, para ceebraro, vamos a probar una autntca exqustez |aponesa. -Ah, s?-pregunt Martn-. O sea, que ya o tenes pensado... -Desde uego -repuso Ae|andra, hacndoe una dscreta sea a camarero. Cuando e hombre se acerc, ea pronunc agunas paabras en |apons. Martn se a qued mrando anonadado. Mentras e camarero se ae|aba, ea se ech a rer. - -13 13- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No pongas esa cara -e d|o-. Soo he actvado e traductor smutneo de m rueda neura. Parece que no acabas de hacerte a a dea de que estamos dentro de a Red... Martn tambn se r de su confusn. Por un momento, haba credo que Ae|andra estaba habando reamente en aquea engua. -Por certo, qu has peddo? -e pregunt. -Pues... Takfugu. Sabes o que es? -N dea. -Es una case especa de pez gobo. Una exqustez, ya te o d|e... -Un momento; e pez gobo ese no tene veneno, o ago as? - pregunt Martn, aarmado. Ae|andra anz una nueva carca|ada. A Martn e encantaba vera tan despreocupada, tan fez. Aquea aegra de a muchacha tena ago de contagoso, y, por prmera vez desde su regreso de Marte, se snt verdaderamente contento. Se pregunt s e estado de nmo de Ae|andra se debera a a nfuenca de a optmsta Dana Schoem. Era asombroso o que e carsma de aquea mu|er poda consegur... -No te asustes, hombre -d|o Ae|andra cuando por fn consgu de|ar de rer-. E fugu o pez gobo tene un veneno que se ama tetradotoxna y que se concentra sobre todo en e hgado de anma. Pero, s e cocnero es o bastante hb a mparo, e pez no ega a matarte. E secreto con- sste en de|ar en a carne de fugu a sufcente toxna como para que e comensa senta una agradabe sensacn de eufora, pero no tanta como para asesnaro. Por o vsto, no es nada fc... -Y eso es o que queres que comamos ahora? -pregunt Martn con una aprensn que no tena nada de fngda. -Pues s, s a esto o amas comer... Recuerda que estamos en Vrtuanet, Martn. E restaurante no es rea, n a comda tampoco. Sentremos e sabor de fugu en nuestro paadar, pero reamente no nos o comeremos. Martn resop avado. -Tenes razn -murmur-. Por un momento, me ovd de dnde estbamos... Es que todo parece tan autntco! -De todas formas, no debes confarte. En readad, e fugu de a Red de |uegos es cas ms pegroso que e de os autntcos restaurantes |aponeses. -Por qu dces eso? -E fugu que se consume actuamente procede de pscfactoras. Ya sabes que, en |apn, a gente sgue comendo pescados enteros, en ugar de conformarse con os cutvos de te|dos... Pero resuta que e fugu de - -14 14- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata cutvo artfca no contene prctcamente nada de tetradotoxna, as que ha perddo toda su graca. -Y e fugu de Vrtuanet s tene tetradotoxna?-pregunt Martn hacendo una mueca-. Venga ya, no me hagas rer! -No, no; habo en sero. Aunque te cueste creero, resuta que un programador de a corporacn Kokoro muy afconado a a cocna |aponesa se nvent hace poco una smuacn vrtua de sabor y a textura de fugu, y a comercaz a travs de a Red de |uegos. No te puedes magnar qu xto! Por o vsto, a smuacn ncuye un programa aeatoro para reproducr en mayor o menor medda os efectos de a tetradotoxna, devovndoe a pato e resgo que o haca tan apetecbe. Segn parece, hace poco mur un hombre en un restaurante vrtua de Nueva York, despus de comerse e pez gobo smuado... Desde entonces, as ventas de programa se han mutpcado por m. Martn a mr con os o|os muy abertos. -No dgas bobadas! -excam-Nade puede morr de un veneno que no exste... -E veneno no exste, es verdad, pero e programa smua perfectamente sus efectos sobre e cerebro. Es un veneno que acta sobre as neuronas... As que, a fna, te puedes morr de verdad. En ese momento, e sencoso camarero |apons depost sobre a mesa una gran bande|a negra con troctos de pescado crudo artstcamente taados. A ado, de| una cestta de mmbre con tres pequeos cuencos. Uno contena una sasa ntensamente verde, otro, una sasa ro|a, y e tercero, pequeos troctos de |engbre. E camarero se ae|, rozando a Martn en e hombro con su sedoso qumono amaro. La cara de muchacho era todo un poema. A vero tan atrbuado, Ae|andra e cog de a mano. -No me hagas caso, Martn. Estaba bromeando. Es verdad que a smuacn vrtua de fugu se ha vueto muy popuar, pero o de que reproduce os efectos de veneno rea, por o vsto, es un buo. Propaganda de Kokoro para aumentar as ventas, ya sabes... Lo que s es certo es o de ese hombre que mur en Nueva York. No s, supongo que se suges- tonara de ta manera comendo e pez que, a fna, e dara un nfarto. Martn atrap con os paos un pedazo de fugu y se o met en a boca. E sabor fresco, geramente pcante de aquea carne cruda, e parec decoso. Ae|andra o observaba expectante con os paos suspenddos en e are. Para hacera rer, Martn decd bromear un poco, y, evndose as manos a cueo, empez a agarrarse a cabeza frentca- mente y a fngr que tena convusones. -La tetra... dotoxna... Yo... Me muero... Ae|andra prorrump en carca|adas y e su|et un brazo. - -15 15- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -De|a de hacer e ganso -e susurr-. Van a echarnos... Martn transform de nmedato su rostro fasamente desenca|ado en una rgda expresn de formadad. -As te parece me|or? -pregunt, movendo apenas os abos para no descomponer su mueca. Luego, ante e ceo fruncdo de Ae|andra, se rea| y a mr con una dvertda sonrsa. -Vamos, no te preocupes. Aqu no nos mra nade. No ves que todo e mundo est a o suyo? F|ate; nade parece prestar a menor atencn a o que sucede en as mesas de a ado... Supongo que tendr ago que ver con a forma de ser de os |aponeses. -No es eso -contest Ae|andra-. No se comportan as porque sean |aponeses... Es porque cas todos son famosos. Martn, sorprenddo, se f| en agunas de as personas que ocupaban as mesas contguas... -Son famosos? -pregunt, ntrgado-. Pues yo no os conozco... -Segn me d|o Dana a darme os pases, este es un sto muy excusvo, y soo pueden permtrse venr aqu as personas con muchas nfuencas. Me d|o que e oca sempre est eno de ceebrdades... Espera... mra a, a fondo! Ves a ese chco? Es Ben Sra, e |ugador de Matrz que gan os tmos Mundaes de a Red! Seguro que |ade te ha habado de ... Martn mr en a dreccn que e ndcaba Ae|andra. Sentado a una mesa en compaa de varas mu|eres, haba un |oven moreno cuyo rostro afado e resutaba vagamente famar. Pareca estar dvrtndose, y, sn embargo, Martn advrt una desgana cacuada en cada uno de sus ademanes, o que e confera una eeganca extraa, que en certo modo e recordaba a forma de moverse de |ade. -Ben Sra -murmur, sn de|ar de mrar a |oven-. Caro, seguro que |ade saba que me o ba a encontrar aqu. Apuesto a que fue dea suya que vnsemos a este restaurante, a que s? Ae|andra de| sobre a mesa e vasto de sake vrtua que estaba bebendo y se qued mrando a Martn con asombro. -Por qu dces eso? La dea de restaurante fue ma. Casandra me cont que haba estado aqu una vez, y que era un sto precoso. Pens que te gustara... Ou tene que ver |ade en todo esto? -Perdona -d|o Martn pasndose una mano por a frente-. Es que est tan empeada en que aproveche cada mnuto para aprender ago nuevo sobre e |uego... T no sabes cmo es |ade en os entrenamentos. No me de|a n resprar. Se pasa e da persgundome y reptndome sus consgnas: Espera sempre o nesperado, concntrate, abre os o|os, - -16 16- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata espera sempre o nesperado.... Ya sabes, ese tpo de cosas. Cuando me propuso una conexn a Vrtuanet, no o hzo para que me dvrtese, y me o de| ben caro. Segn ea, tengo que aprender a dstngur un entorno vrtua de uno rea o antes posbe, s quero tener aguna oportundad de casfcarme para os Interanuaes. -Bueno, eso es gco -observ Ae|andra en tono refexvo-. Pensa que, en os torneos de Arena, ests vvendo una experenca que es a a vez rea y vrtua. Las cosas estn ah, pero no son exactamente como t as ves. Lo que t ves como un casto puede ser en readad una pared; y, ba|o a aparenca de un monstruo, no hay ms que un hombre norma y corrente, o un robot... -S, s. Ya o s. Supongo que tendr que conectarme a a Red de |uegos bastante a menudo a partr de ahora, para habtuarme... Pero no creo que me vuevan a permtr otra cta contgo, a menos en unas cuantas semanas. En readad, |ade no estaba muy de acuerdo. S no ega a ser por a nsstenca de m madre, habra mpeddo que nos vramos. Y, an as, no me ha dado permso ms que hasta as cuatro. Y ya son cas as tres y meda! -Ou tenes que hacer despus? -He quedado con |acob. es e experto, ya sabes. Se supone que tene que ensearme un poco todo esto, mostrarme agunos trucos... Pero esta maana, cuando o v, estaba muy msteroso. Me hab de un sto adonde quera evarme, y no creo que eso fgure en e programa de |ade. Ya sabes, sempre va por bre... -Cmo est?-pregunt Ae|andra, nteresada-. No he vueto a habar con desde que regresamos de Marte... -Pues... no s qu decrte -contest Martn, dubtatvo-. E programa de borrado de memora e ha cambado en agunos aspectos, pero no de a forma que yo me esperaba. -Y qu es o que esperabas? Martn se encog de hombros. -No s. Oue se comportase como un autmata, como una espece de mquna sn sentmentos... Pero no es as como acta. Es... no s, es como s tuvera muy caro o que quere, y como s supese exactamente qu hacer en cada momento. Tene muchsma segurdad... Y pasa bastante de todos nosotros, pero eso no es nuevo. En readad, es como s fuera ms msmo que nunca... Ae|andra |uguete con un pedazo de pescado que sostena entre sus paos. -Ha recordado muchas cosas de futuro? - -17 17- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No o s, no haba cas nunca de tema -d|o Martn-. Por o vsto, os recuerdos no e venen as, de gope, sno soo en e momento en que su mente os necesta. Seene se desespera ntentando hacere habar, pero n se nmuta. Es muy amabe con ea, eso s. Evta dscutr... Creo que eso es o que ms a saca de quco! Ambos sonreron. -Habo mucho con Seene por vdeoconferenca -d|o Ae|andra-. Parece muy contenta. -Caro, aqu o tene todo. Est en su cudad, con sus padres... y con |acob en e Consuado, a dos pasos de su casa! Adems, por s fuera poco, Herbert e ha envado un equpo de coaboradores de prmera nea para que pueda meterse de eno en a decodfcacn de mensa|e extraterrestre. Es como un sueo para ea... -No te parece un poco extravagante por parte de Herbert? Ouero decr que, despus de o que ocurr en Medusa, es demasada responsabdad para Seene. Y s vueve a dare un ataque como e de entonces? Martn hzo una mueca. -No quero n pensaro -repuso-. Sus padres no saben nada de aqueo; s no, no e habran dado permso para coaborar otra vez en o de mensa|e... Pero sabes? No creo que se trate de un caprcho de Herbert. Ms ben me da a mpresn de que necesta desesperadamente su ayuda. -Por qu?-se extra Ae|andra-. Cre que, una vez descuberto e cdgo, soo haba que observar e Faro de Ishtar y traducr as seaes que van egando... -Por o vsto, a cosa se ha compcado. Mentras estbamos en e transbordador que nos tra|o de Marte, a estacn Argos comenz a captar un nuevo mensa|e entremezcado con as frecuencas de prmero. Segn parece, se trata de una espece de puze trdmensona de dmensones ggantescas. Un verdadero rompecabezas con e que nade se acara... Herbert espera que Seene tenga aguna umnacn que saque a su equpo de atoadero. Incuso quera evrsea a Medusa, pero sus padres se negaron en redondo. Por eso han formado un equpo paraeo aqu, en Ttana. Y ea est encantada. -Yo creo que e vendr ben poder concentrarse en ago que e gusta, ahora que |acob est tan raro. As no tendr tempo para pensar en su reacn... -S, de momento es preferbe que no e d muchas vuetas -d|o Martn con are ausente. Len e vaso de Ae|andra de sake vrtua, y uego hzo o msmo con e suyo. Ambos evantaron e vaso y brndaron en senco. - -18 18- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Por un momento, Martn se concentr en e sabor de vno de arroz caente. Era ago que no haba probado nunca. -Otra cosa buena de Vrtuanet es que puedes beber acoho sn emborracharte -coment-. Aunque, despus de o que me has contado de pez gobo, me magno que tambn exstrn os acohcos vrtuaes... -Seguro que exsten, s. En ese momento, una de as mnas curvas que formaban as paredes y e techo de restaurante comenz a abrrse como un gran ptao de crsta rosado. A contnuacn, e resto de as mnas se fueron despegando una tras otra, hasta que e restaurante qued convertdo en una espece de terraza exteror de forma crcuar. La brsa marna acarc e rostro de Martn y se enred en os cabeos de Ae|andra. E so ba de eno e recnto en su cda uz prmavera. A su arededor, e espectcuo que ofreca a cudad vrtua era maravoso... Todos os edfcos se abran a medoda como fores, exhbendo a espndda beeza de sus grces estructuras nternas. Muttud de nave- cas cromadas surcaban e are, ocupadas por uno o varos pasa|eros. Aqu y a se dstnguan as frges suetas de as hadas vrtuaes que fotaban en e ceo soas o en grupos. Un dragn voador de escamas verdeazuadas pas rozando e sueo de crsta de restaurante... Era como estar comendo en una nube. Martn y Ae|andra contempaban embobados e panorama. Pero, de pronto, a ponerse en pe para ver me|or as evoucones de un par de hadas que se ae|aban, Martn se tropez con a mrada rnca de Ben Sra. Sn saber por qu, se snt avergonzado. -No es curoso?-d|o con sarcasmo-. Todo e mundo se busca os dsfraces ms dsparatados para entrar en Vrtuanet; y, sn embargo, os famosos, que en e mundo rea sempre andan ocutndose de a prensa con sus mscaras vrtuaes, aqu se pasean como s ta cosa con su propa cara. -Lo dces por ?-murmur Ae|andra, mrando a su vez a |ugador de Matrz-. No s, supongo que estar cansado de esconderse sempre. A os |ugadores tan popuares como , as fans no os de|an en paz. Les vueven ocos... S todo va ben, puede que t tambn tengas esos probemas dentro de poco! Martn mene a cabeza con gesto de duda. -N squera s s ograr casfcarme -d|o con trsteza-. Soy bastante rpdo, es verdad, y me defendo ben con a espada... Pero, en cuestn de fuerza, me fata mucho para poder compararme con os me|ores |ugadores de crcuto. Y, en cuanto a a estratega de |uego... ya sabes, es ago competamente nuevo para m. - -19 19- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -S; debe de resutar muy duro. Demasada presn... A veces penso que e que debera estar entrenndose para os Interanuaes es |acob, y no t. E conoce os |uegos de Matrz desde no. Le encantan... Ya s que a estratega de os |uegos de Arena no se parece en nada a a de os |uegos de Matrz, pero, an as, podra ser un buen punto de partda. Adems, ahora que ha actvado e programa de borrado de memora, supongo que debe de sentrse muy fuerte pscogcamente. Y sus capacdades tambn son ncrebes... -Ese es e probema. |acob, desde o de Marte, se sente poderoso. Y o es, desde uego... Pero, para ser un buen |ugador de Arena, uno tene que ser conscente de sus mtacones. |acob, por e|empo, no ha mane|ado |ams una espada. Y sus poderes mentaes no son sufcentes sn experenca, sn entrenamento... y sn mscuos! -Pero todo eso podra souconarse con un poco de dscpna. .. -E programa de borrado de memora puede haber me|orado as capacdades de |acob en muchos aspectos, pero te aseguro que no e ha vueto ms dscpnado. Ms ben a contraro, dra yo... -Supongo que para vuestros parentes de futuro, a dscpna no debe de ser ago demasado mportante! Martn asnt con una sonrsa. -No s. Yo creo que hay aspectos de carcter de as personas que n squera e mpante neura ms sofstcado puede cambar, n ahora n en e futuro -concuy. Ae|andra e hzo un gesto a camarero para que es tra|era a cuenta. Luego, cav en su compaero una escrutadora mrada. -Todava no me has preguntado por Casandra -d|o con suavdad. Martn ba| a vsta. -Para qu? -murmur-. Ya s o que me vas a decr: Oue est me|or, que empeza a asmar a prdda de Demos, que ha nterorzado e dueo, y todas esas monsergas de os pscogos... A ver a expresn contrarada de Ae|andra, se ca. -Ya va sendo hora de que encares a readad, Martn -e d|o ea con certa brusquedad-. No puedes pasarte a vda huyendo de Casandra... Ea no te cupa de o ocurrdo, te o he dcho m veces. Y te necesta... Nos necesta a todos. -Y qu queres que haga?-pregunt Martn, azando as manos en un gesto de mpotenca-. Durante e va|e, cuando me mraba con aquea cara tan trste, no saba dnde meterme. Me senta tan cupabe... Afortunadamente, ahora ya no tene que verme a cada momento. Es me|or as; yo no e trago ms que maos recuerdos. - -20 20- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Ambos nterrumperon a conversacn mentras e camarero de qumono amaro e presentaba a Ae|andra a bande|a con e documento de pago. Ae|andra frm a cuenta, y uego az os o|os haca Martn con expresn resueta. -Pues eso va a tener que cambar, Martn -d|o con decsn. -Bueno, espero que agn da... -Agn da, no -e cort su amga-. Ahora... Dentro de unos das, vovers a tropezarte con Casandra a cada mnuto, as que es me|or que vayas preparndote. Martn trag sava. -Ou queres decr? -babuce-. Oue... ea... -Oue vamos a r a Ttana, Martn. Las dos, Casandra y yo. Nos evar Dana... Cree que es mportante que estemos todos |untos antes de que empecen os Interanuaes. Adems, quere reunrse a con Herbert... No te aegras? De pronto, Martn snt como s una pesada compuerta que haba ogrado mantener cerrada hasta aque momento se abrese de par en par. Una marea de emocones nund su mente... Aqueo era o tmo que se esperaba! Iba a ver reamente a Ae|andra, ba a poder abrazara de verdad, descansar apoyado en su regazo despus de a dureza de os en- trenamentos... En comparacn con eso, a exuberante beeza de mundo vrtua que os rodeaba e parec de pronto vaca y descoorda. Sn pensrseo dos veces, apart a mesa haca un ado y arrastr a sa de Ae|andra haca a suya. Un momento despus, estaba besndoa en as me|as, en os abos, en e cueo. Senta a carca de su peo, pero e fataba su oor. Pronto, muy pronto, o tendra tambn... Ae|andra se haba abandonado a sus carcas con una despreocupacn que a Martn e encant. Ea tambn haba cambado despus de o de Marte. Se haba vueto ms ndependente, ms aduta. Ya no pareca tenere medo a futuro. Irradaba beeza y segurdad. Estaba tan maravosa, que Martn cas snt vrtgo. -Es tarde -e d|o en un susurro Ae|andra-. |acob va a mpacentarse... -S, tenes razn. Tengo que rme... Cundo egars? -Dentro de cuatro das. Martn enterr una vez ms su rostro en os argos cabeos suetos de Ae|andra y cerr os o|os. Luego, con un esfuerzo, se separ de ea. -Te esperar -d|o-. Estar contando os mnutos... Se me va a hacer eterno! - -21 21- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -A m tambn -suspr ea-. Ten mucho cudado en os entrenamentos, vae? -Lo ntentar -d|o Martn, y e estamp un tmo beso en a nuca. Mentras cruzaba e restaurante para drgrse a a puerta, e pareca segur vendo a su amga a detrs, sentada en e msmo ugar en e que a haba de|ado, observndoe con una aentadora sonrsa. No se f|, sn embargo, en os o|os oscuros y engmtcos de Ben Sra, que permaneceron obstnadamente cavados en hasta que sa de restaurante. - -22 22- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 2 Captulo 2 La taberna del ogro La taberna del ogro A pesar de retraso que evaba, Martn decd r camnando hasta e ugar en e que haba quedado con |acob, en vez de forzar una conexn drecta. Le gustaba Nueva Ttana; pareca una cudad sada de un sueo, y, en certo modo, o era. Mentras cruzaba a Paza de So, observ os edfcos que o rodeaban para orentarse. E sto que e haba ndcado |acob se encontraba en e Barro Esmerada, e nco de a cudad vrtua que no exsta en a Ttana verdadera. Un ugar encantado, segn e haban dcho. Y no tard en comprobar que, en efecto, as era. La cae prncpa de Barro Esmerada era a Avenda Yue, una ancha va peatona atestada de tendas y de ocaes de oco. A se poda encontrar de todo: espadas, hechzos, armaduras, hasta una cara nueva. Haba tanta gente, que Martn tuvo que abrrse paso a codazos para egar hasta e Pasa|e de Frodo, a estrecha bocacae en a que e esperaba su amgo. Los atos edfcos amenados que fanqueaban a cae ocutaban e so cas por competo, de modo que Martn tuvo que detenerse y esperar un momento hasta que sus o|os se habtuaron a a penumbra. Cuando por fn o consgu, busc a sueta de |acob entre os escasos transentes que o rodeaban, pero nnguno de eos se pareca a su amgo. Con un suspro, Martn comenz a avanzar por e estrecho pasa|e sn prestar demasada atencn a os gtcos portaes umnados por faroes que se sucedan a ambos ados de a cazada. Empezaba a temer que |acob se hubese cansado de esperar y se hubese argado. De pronto, oy que aguen susurraba su nombre desde e nteror de uno de aqueos portaes de pedra enmohecda. -Eres t? -pregunt, asomando a cabeza. - -23 23- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata |unto a una esbeta coumna adornada con reeves foraes, dstngu a fgura de un muchacho esbeto, de faccones arstocrtcas y ore|as puntagudas. Iba atavado como un autntco prncpe efo, y evaba dos hermosos sabes cruzados sobre a espada y un pua curvo en a cntura. -|acob?-pregunt Martn, ago desconcertado. -Ya era hora de que apareceras -buf e |oven efo, cavndoe sus extraos o|os verdosos-. Estaba a punto de rme. Odo perder e tempo esperando a a gente. -Lo sento -se dscup Martn-. Es que haca tanto tempo que no vea a Ae|andra... |acob chasque a engua. -Ya, ya. E amor y todo eso. Habs estado en La Rosa, no? Supongo que habrs probado e fugu... Ou te ha parecdo? -Estaba rqusmo, pero no e encuentro a graca a eso de veneno, a verdad. -Es norma que no te nterese -expc |acob sn dare mportanca-. La experenca de a muerte soo fascna a os mbces que nunca a han vsto de cerca. A Hden e encantaban esas tonteras. -Es verdad que hubo aguen que mur envenenado en uno de esos restaurantes? -Lo de seor Parker de Oho? Ou dotez! Nade ha muerto envenenado en a Red de |uegos. No hay nnguna seora Parker monara a costa de Kokoro. Es pura pubcdad de a compaa, dfundda y exagerada por os foros de Internet. -Pero, es posbe? Ouero decr, smuar os efectos de un veneno sobre e organsmo y engaar a cerebro para que os reproduzca fscamente. -Tercamente, s..., supongo. Pero, para hacero, tendran que asatar a Red de |uegos e ntroducr una espece de vrus. Desde su tma reestructuracn, nade ha consegudo entrar en Vrtuanet sn permso. Y, s o dces por os Interanuaes, ah habr ms segurdad que en nnguna parte, as que no tenes por qu nquetarte. En a Arena, preocpate de que no te partan a cabeza de un gope y ovdate de todo o dems. -Pues Ae|andra estaba convencda de que era certo... -Hazme caso; yo evo conectndome a a Red de |uegos mucho ms tempo que ea, y s de o que habo -gru |acob, rascndose una de sus puntagudas ore|as-. Bueno, vamos. E sto a que quero evarte no est muy e|os de aqu. Martn ech a andar detrs de esbeto efo, pero este se mova tan deprsa que e costaba traba|o segure os pasos. - -24 24- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Espera, adnde vamos? -e pregunt-. |ade me d|o que me bas a ensear agunos trucos para sacare todo e potenca a a Red. -S, s -repc |acob sn vover a cabeza-. Ya nos ocuparemos de eso... Pero ahora tenemos ago ms nteresante que hacer. Y no se te ocurra decre nada de esto a |ade, me oyes? Estoy harto de que nos mangonee todo e santo da. -Soo est ntentando hacer su traba|o -argument Martn-. Y adems, seguro que nos tene vgados... |acob se encog de hombros ba|o su desumbrante dsfraz de cratura mgca. -Bueno, me da gua. No e tengo medo -d|o, aceerando todava ms e paso-. Uf, esto est mposbe! Nunca haba vsto a Avenda Yue tan ena... Demasadas conexones! Martn ech un vstazo a su arededor. La avenda, en efecto, herva de agtacn. Duendes, hadas y hechceros se codeaban con ogros y dragones, cabaeros medevaes, amazonas y samurs. Incuso se vea agn que otro uchador gactco, aunque ese tpo de dentdades dgtaes no era demasado frecuente en Ttana. La varopnta muttud entraba y saa constantemente de as tendas, en cuyos amatvos esca- parates se podan ver todo tpo de escenas asombrosas: A a entrada de una armera, un cooso de mscuos de acero gopeaba e herro ncandescente sobre un yunque para dare forma. Unos pasos ms a, un hombre extraordnaramente grueso remova una ggantesca cadera de cobre ena de un burbu|eante qudo verde con un cucharn de madera. Enfrente, en una brera, dmnutos persona|es vrtuaes sataban de as pgnas de os vomenes expuestos en e escaparate y conversaban entre eos, ante a mrada dvertda de os curosos. Oa a me, a buueos, a tabaco y a especas pcantes. Un tragafuegos ofreca un espectcuo ante a puerta de una tenda de artcuos crcenses, y una baarna e|ecutaba ms ges pruetas entre a muttud mentras ntentaba vender as aas de coores que evaba en su cesta. Martn o mraba todo con a boca aberta. -No podramos entrar ah un momento? -e d|o a |acob-. Mra esos cogantes mgcos... Son precosos! Estoy seguro de que a Ae|andra e encantara aque de a pedra azu, no te parece? E efo o mr con expresn burona. -No me rs a decr que queres regaare a Ae|andra m cogante que no exste! -Bueno, supongo que se o podr poner cuando entre en a Red, no? |acob e agarr de a mano y tr de con frmeza. A Martn e sorprend a enorme fuerza que tena a dentdad dgta de su amgo. - -25 25- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Vamos, hombre, no seas dota! Te engaaran seguro, se nota a a egua que eres un novato aqu! Y, para como, vaya pntas... cmo se te ocurre entrar en Vrtuanet vestdo de esa manera? -Y qu tene de mao?-se defend Martn-. A m no me gusta dsfrazarme... |acob escup en e sueo. -Est caro que ya has eegdo tu bando. Nunca sers uno de os nuestros... No, |ams egars a ser un verdadero avatar. Martn sonr a or aquea paabra. Saba que entre os segudores ms radcaes de os |uegos de Matrz y os afconados a os |uegos de Arena exsta una decarada hostdad; os prmeros nsutaban a os segundos amndoes pee|udos, y estos, a su vez, es devovan e cumpdo amando a sus rvaes avatares. Con e tempo, ambos grupos haban asumdo os despectvos apodos que es daban sus adversaros como ago propo... Lo que a Martn nunca se e haba pasado por a cabeza, era que |acob se consderase a s msmo un avatar. Aquea era una faceta de su amgo que desconoca competamente. -Y t? Ou vas a hacer cuando va|emos a futuro? A no creo que encuentres nada de esto... -A hay ago mucho me|or -murmur |acob engmtcamente-. Ago parecdo a esto, pero rea. Ambos camnaron en senco durante un rato. -Te referes a Oumera? -pregunt Martn fnamente. Su compaero se vov haca con vveza. -Es fantstca -d|o con una desumbrante sonrsa-. No te puedes magnar a cantdad de seres fabuosos que vven a... -E hoograma de m padre me cont ago -record Martn-. Ya sabes, en e tapz... -S, pero yo o recuerdo, no habo de odas. Es muy dstnto. Martn e mr de reo|o. -Cre que soo recordabas cosas de futuro en e momento en e que te resutaban tes. Ou utdad pueden tener esos recuerdos sobre Oumera, en este momento? Francamente, yo no se a veo. -Pues s a tenen, creme. Aparecen cuando habo por vdeoconferenca con Casandra. Me permten ayudara... Desde que est otra vez en Nara, vueve a tener vsones cada vez que sae a a cae. Yo s o que son: son mgenes de Oumera. .. Nara es a Oumera de futuro. As que ea me cuenta o que ve, y yo a tranquzo y e expco su sgnfcado. No es ago que eve preparado de antemano, entendo e - -26 26- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata sgnfcado de o que me cuenta a medda que haba. S que suena raro... pero no puedo expcaro me|or. Mentras conversaban, os dos muchachos haban sado de a Avenda Yue y se haban nternado en un compe|o abernto de cae|ueas estrechas y ma umnadas. -Esta zona tene fama de pegrosa -expc |acob con ndferenca-. Soo os avatares ms expertos se atreven a venr por aqu. Haba, en efecto, muy pocos transentes en aquea parte de a cudad. Los edfcos vovan a tener aspecto medeva, pero estaban ms sucos y desvenc|ados que en e Pasa|e de Frodo, donde se haban dado cta. Martn se estremec a cruzarse con una espece de corsaro ma encarado que os amenaz con e puo a pasar. De pronto, as pernas e pesaban enormemente, y e costaba cada vez ms traba|o dar un paso. E esfuerzo de sus mscuos para habtuarse a os mpusos ectrcos recbdos desde a Red e estaba pasando factura. -Aqu esd|o |acob, detenndose de pronto ante un runoso edfco de pedra grs con un arco de entrada sobre e cua se dstngua e embema esmatado de una antgua taberna. De nteror de edfco saa un rumor confuso de voces y rsotadas, entremezcadas con rudos de vasos y boteas. Martn trat de traspasar e arco, pero una oxdada re|a cerrada con varos candados se o mpd. A otro ado de a re|a, a oscurdad era competa -Aqu es adonde queras traerme? -pregunt Martn, perpe|o-. E sto tene una pnta que da asco... -Espera... Es por e otro ado, en a ventana. Ah, o ves? Ese carte. Eso es o que quera que veras. Martn observ un momento e carte que e ndcaba |acob. Se trataba de uno de aqueos ba|orreeves dgtaes que se haban puesto de moda a fnaes de sgo para anuncar os torneos de Arena. En a magen, se vea a un espadachn uchando con una espece de mago. -Parece pubcdad de os Interanuaes -d|o, vovndose a mrar a su amgo. -S, pero f|ate ben. E nombre |ugador, ah aba|o... No o ves? Es e tuyo! Martn se estremec. Era certo: en antcuados caracteres hoogrfcos, su nombre apareca escrto deba|o de a fgura de espadachn. -Martn Lem, e der de os Cuatro de Medusa, en representacn de a Corporacn Ure, nterpretando un gun de Sofa Lem... -ey-. Dos de mayo, en a Cudad Ro|a.... Cmo demonos o saben? Adems, n squera me he casfcado todava. - -27 27- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Y no soo eso -d|o |acob, seaando a espadachn de ba|orreeve-. F|ate en a espada que eva tu persona|e. -Parece una espece de... -Espada fantasma -concuy |acob-. Puede que agn afconado se haya enterado de que vas a partcpar en os Inter- anuaes y haya decddo ftraro. Tu canddatura ya ha sdo presentada en K, y no es nngn secreto para nade. Sn embargo, no entendo cmo han poddo averguar o de a espada. Martn observ e reeve con ms detenmento: La espada que banda e persona|e de a ustracn se transparentaba en su extremo hasta cas desaparecer, de|ando una estea de caracteres de fuego. Adems, tena a empuadura rota. Cuando e muchacho se do cuenta de detae, un escaofro e recorr a espada. -Es muy extrao; no e he enseado a espada a nade despus de o de a Dobe Hce. La tengo guardada... Es mposbe que nade sepa que e puo de a espada est meado! -Ouz Hden tuvese agn espa nftrado en e transbordador en e que vovmos de Marte. A o me|or anduvo curoseando en tu equpa|e... -Pero, para saber que a espada desaparece de|ando una estea de etras de fuego, no basta con habera vsto un momento. Es necesaro saber cmo funcona... -Hden podra sabero a travs de Aedh. Puede que e contase ago sobre tu arma. -Pero, s eso es certo, qu nters puede tener Hden en nformar a todo e mundo de o que ha averguado? Para qu poner este carte en un ugar pbco? -Pbco, pero muy poco frecuentado. Yo o he descuberto por pura casuadad. Un poco ms adeante, en esta msma cae, hay una tenda buensma de ob|etos mgcos a medda. E otro da, ba haca ea cuando me am a atencn este carte. Intent entrar en a taberna, pero no hubo forma. Supongo que ahora entenders por qu quera que o veras. Yo creo que o han puesto aqu a propsto, para que yo me f|ase en a pasar. Voy mucho a esa tenda, cuaquer vstante de Nueva Ttana podra estar enterado de eso. -Entonces, t crees que es una espece de avso... -S -afrm |acob-. Creo que aguen quere decrnos ago. -Tambn podra ser una trampa -murmur Martn con cautea. -Es certo -conced su compaero, pensatvo-; pero no ovdes que estamos en a Red -aad, seaando e ogo de Vrtuanet-. Sea o que sea, o que hay detrs de esta puerta sgue formado parte de encrptado - -28 28- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata de a Red de |uegos. Y eso sgnfca que, mentras estemos aqu, no nos puede pasar nada rea. Martn o mr de reo|o, pero se abstuvo de hacer nngn comentaro. Le aarmaba un poco e exceso de optmsmo de |acob. Desde que su programa de borrado de memora haba comenzado a ser operatvo, se comportaba como s se sntese nvunerabe, con una confanza en s msmo que a veces rayaba en a nconscenca. -Y dces que no pudste entrar? -pregunt, ntentando ae|ar aqueos pensamentos de su mente. -Lo ntent, pero no encontr a forma de hacer que esa endemonada re|a se movera. Parece que se trata de un porta seado. Y, s tengo razn y aguen est ntentando atraer tu atencn medante ese carte, a ave para todos esos candados tendras que ser t; quero decr, tu avatar... Martn mr a |acob sn mucha convccn. No entenda cmo era posbe que aguen hubese creado un edfco en a Red que soo poda abrrse a travs de programa de su propa dentdad dgta. Los entres|os de a readad vrtua eran tan compcados que e producan vrtgo. Pero, despus de todo, |acob saba mucho ms acerca de aque mundo que ... Con gesto decddo, Martn aferr uno de os barrotes de a re|a con a mano e ntent movera. Para su sorpresa, a pesada estructura de herro se desz con un estremecedor chrrdo. Detrs, en a penumbra de porta, haba una reca puerta de madera. Martn aarg a mano haca e pcaporte, o gr y snt cmo a puerta ceda. En cuanto traspasaron e umbra, Martn experment una voenta sacudda. La magen de porta con su re|a metca se deshzo en mones de fragmentos mutcoores, y tambn su concenca parec estaar de pronto en pedazos. Un nstante despus, fue como s todos aqueos pedazos de su mente vovesen a unrse con enorme voenca. Tambaendose, busc con a mrada a |acob. A su ado, e |oven efo pareca tan desorentado como msmo. -Dnde estamos? -pregunt Martn con preocupacn. Tanto a cae como e porta que acababan de atravesar se haban voatzado. De pronto, se encontraban en una cochambrosa taberna decorada a gusto de os afconados a as sagas de fantasa medeva, un gnero que haca furor en Nueva Ttana. E oca, cuyas paredes estaban adornadas con mohosos escudos de bronce y ve|as espadas oxdadas, oa ntensamente a humo y a una espece de cerveza agra que pareca ser a bebda preferda de os centes que o frecuentaban. A f|arse en eos, Martn snt un estremecmento de medo y repugnanca. Aqueos ndvduos parecan mucho ms fantstcos que os nofensvos monstruos que puuaban por a Avenda Yue. Haba ago en eos que os vova nquetantes: ta vez o harapento de sus ropas, o e gesto desesperado de sus caras. Incuso os - -29 29- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata tres o cuatro programas sensbes que haba en a taberna, fcmente dentfcabes por e brazaete esmerada que os dstngua de os avatares humanos, parecan partcpar de a msma msera y desesperacn. En una mesa cercana, un grupo de enanos dscuta agresvamente e resutado de una partda de cartas, y, un poco ms a, acodada a una mesa ms pequea, una mu|er con aspecto de mendga apuraba en senco una |arra ena de un repugnante breba|e verdoso. Por todas partes haba gente vocferando, anzando |uramentos y rendo escandaosamente. En e momento en que os dos muchachos hceron su entrada, esta una peea |unto a mostrador, y e tabernero tuvo que sacar un pua para hacer entrar en razn a os contendentes. -Es a prmera vez en m vda que veo un sto as -must |acob-. Y, a verdad, no me gusta nada. Martn ba a contestare cuando se do cuenta de que varos ndvduos os mraban con hostdad desde sus mesas, como preguntndose qu hacan a. Afortunadamente, despus de a sorpresa nca provocada por su brusca aparcn, a mayora de os centes voveron a concentrarse en sus respectvas ocupacones, ovdndose de os recn egados. -Esta gente parece pegrosa -murmur Martn-. Ests seguro de que aqu dentro, en Vrtuanet, no puede pasarnos nada? -Bueno, antes puede que exagerara un poco a decr que Vrtuanet era competamente segura -admt |acob de maa gana-. La Red tambn tene sus dencuentes... desamados que se dedcan a trafcar con toda case de ob|etos vrtuaes ntroducen a cuaquer ncauto por una puerta trasera regstrada egamente y, sn que se d cuenta, o evan a una red prvada donde e qutan todo o que tene. Lo peor que te puede pasar es que te roben a dentdad dgta. En Vrtuanet, cuando te qutan a ID es como s de|aras de exstr. Por o vsto, de pronto sentes que no ests en nnguna parte... tenes a sensacn de estar encerrado en una espece de ca|a competamente oscura. No debe de resutar muy agradabe. -Pero aguen termnara encontrndonos, no? -pregunt Martn, asustado. -Bueno, en nuestro caso, creo que tendramos suerte, porque os tcncos de Ure empezaran a buscarnos en cuanto perdesen nuestra sea. Pero, de todas formas, tardaran horas en dar con nosotros... o ncuso das. No quero n magnarme a cara que pondra |ade cuando nos vese regresar. -Y t crees que esta re|a era una de esas puertas traseras que decas antes? Estamos en una red prvada? -No, e seo de porta era seguro, o comprob antes de entrar. Segumos en Vrtuanet... Sn embargo, hay ago que no me gusta, aunque no s qu es. - -30 30- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Los dos se quedaron caados un momento, mrando a su arededor y escuchando a destempada mezca de voces y rudos de a taberna. -Bueno, s aguen quera que entrsemos aqu, o me|or ser dar con esa persona cuanto antes --decd Martn-. Preguntmose a tabernero, a ver qu pasa. |acob vac. -As, drectamente? --pregunt. -Por qu no? A fn y a cabo, todo e mundo nos ha vsto ya, as que no tenemos nnguna posbdad de pasar desapercbdos. Encogndose de hombros, |acob sgu a su compaero hasta e grasento mostrador de madera. A otro ado de mostrador, haba una cratura que pareca cuaquer cosa menos un ser humano. Su sdo corpachn tena ago de deforme, y su puruento rostro verdoso recordaba e aspecto de os ogros que aparecen en os cuentos nfantes. Antes de que os chcos tuveran tempo de nterpeare, se drg haca eos, y, mrndoos con expresn amenazante, descarg un voento puetazo sobre a barra. -Ests buscando emocones fuertes, pequeos? -vocfer-. Pues habs vendo a ugar equvocado. Aqu no nos gustan os turstas. Nos deshacemos de eos, entends? No queremos curosos tomando fotografas. Martn ba a contestar aradamente, pero |acob se e adeant. -Cmate, amgo -d|o con tranqudad-. No somos turstas. Este es Lem, no o conoces? E futuro campen de os Interanuaes... Los centes ms cercanos, a or aqueo, de|aron de habar y mraron con curosdad a os dos |venes. E tabernero tambn se os qued mrando en senco. -De modo que un pee|udo, eh? -pregunt fnamente. En su voz haba hostdad, pero tambn un nuevo respeto haca os dos vstantes. -Reconozco que os hay muy buenos, pero, de todas formas, no me gustan os |uegos de Arena. Ya sabs; demasada voenca y nada de cerebro. Para ganare a a Matrz, en cambo, hace fata cabeza -afrm, papndose con orguo una protuberanca cartagnosa que e saa de crneo-. Eso, y muchas horas de semetargo vrtua. Para ganare a a mquna hay que aprender a pensar como una mquna, hay que desear ser una mquna. S de o que habo, pods creerme. -Eres un buen |ugador de Matrz? E ogro hzo una mueca que pareca un esbozo de sonrsa. - -31 31- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Lo fu, en ms buenos tempos -repuso, ducfcando un poco su voz cavernosa-. Todava |uego, cuando puedo permtrmeo... De repente, anz una estrdente carca|ada. Los chcos o mraron con estupor. -Sabs? He pasado tanto tempo aqu, que mucha gente me confunde con un programa sensbe. A veces me pongo uno de esos brazaetes esmerada, para tomares e peo a os pardos como vosotros. Pero para eso hay que ser bueno, me entends? Muy poca gente puede hacerse pasar por un programa... En cambo, para ganar en os |uegos de Arena soo hace fata mscuo y dnero -gru, mrando desdeosamente a Martn. Luego, torc a cabeza haca e sueo y escup. --Oga, todo eso est muy ben, pero no hemos vendo aqu para charar -d|o |acob con desenvotura-. Oueremos saber qun puso ese carte... e de ah fuera. Necestamos habar con esa persona. E tabernero se rasc a cabeza con expresn estpda. -Ah... Entonces, sos vosotros? S, me d|o que vendras, pero no me esperaba a nade con esa pnta... -Oun? -preguntaron os dos muchachos a unsono. E ogro se encog de hombros. -No s cmo se ama -contest, aunque a Martn e parec que menta-. Est ah arrba... Me ha aquado a habtacn por tempo ndefndo -aad, frotndose codcosamente as manos-. Por tempo ndefndo, en este antro! Un buen negoco para m... D|o que se quedara hasta que vneses. Pero no esperaba que apareceses tan pronto -mur- mur ceudo. |acob tambore sobre e mostrador con mpacenca. -Bueno, entonces, podemos subr? -pregunt. -Por ah. Detrs de esa cortna est a escaera. Los dos chcos ascenderon en senco os pedaos de tabas sempodrdas, escuchando con aprensn os cru|dos de a madera ba|o sus pes. La escasa cardad que se ftraba a travs de as gretas de muro bastaba para advertr e profundo deteroro de edfco. Densas tearaas cubran os rncones, y e oor a moho y humedad resutaba cas nsoportabe. A egar a fna de a escaera se encontraron con una puerta cerrada. Las paredes de reano se haaban en un estado runoso, y entre as vgas de techo se vean grandes agu|eros por os que se ftraba una uz grscea y desvada. - -32 32- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Cmo es posbe que aguen pague por hospedarse en un cuchtr como este? -pregunt Martn en voz ba|a. |acob, con e pomo de a puerta en a mano, se vov a mrare. -Todos esos de ah aba|o eran enfermos. No haba uno que no tuvese e sndrome de Hkkomor. Sabes o que es no? -pregunt con aspereza. -Es una espece de adccn a a Red, no? -repuso Martn nseguro-. La gente que o tene perde su autonoma en e mundo rea, descuda competamente su cuerpo... Te referes a eso? |acob asnt. --Probabemente, toda esa gente se habr arrunado conectndose a Vrtuanet, y ahora ya no puede pagarse nada me|or que esto. Espero que e tpo que nos est esperando no sea uno de eos... No me fo de as personas desesperadas, son capaces de cuaquer cosa. -Y a qu esperamos? Abre! -e aprem Martn. -Ya o he ntentado, y no puedo. Ese tpo te espera a t, no a m. Anda, prueba t. Martn force|e un nstante con e pcaporte de a puerta. Por fn, esta ced, emtendo un snestro chrrdo. La habtacn que encontraron a otro ado estaba tan suca y abandonada como e resto de oca. Haba un par de sas y una mesa de cocna ena de manchas de grasa y de tnta. Una bomba antgua penda de techo, derramando su mortecno respandor sobre e escaso mobaro. En un |ergn pegado a a pared, descubreron a tpo que os estaba esperando. Martn se envar a reconocere: se trataba de Ben Sra, e |ugador de Matrz a que haba vsto un rato antes en e restaurante. E |oven pase sobre eos una mrada nguda y cansada. -Ya era hora -d|o, con una meodosa voz de ba|o. |ugueteaba dstradamente con su brante pua, en cuya empuadura braba un espenddo rub. -Ben Sra!-excam |acob, observndoo con f|eza-. Ou dabos queres de nosotros? E |ugador esboz una sonrsa. -Veo que me conocs... pero no debera sorprenderme. En certo modo, me he convertdo en una ceebrdad. Es extraa, a fama! -La nca fama que tenes es de tramposo y marruero --d|o |acob -. Uno de os |ugadores ms sucos de crcuto. .. No me gustas, Ben. No me has gustado nunca. - -33 33- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Sento or eso, |acob -repuso e otro, sn de|ar de sonrer-. He hecho un gran esfuerzo por ntegrarme en este... mundo... Intento agradar a os afconados, nada ms. A or su nombre, e muchacho frunc e ceo. -Me conoces? -pregunt con voz sorda. -Os conozco a os dos -repuso Ben Sra en tono fatgado-. S no os conocera, qu sentdo tendra todo esto? La verdad, esperaba ago ms de vosotros. Me ests defraudando... Yo crea que tenas ms... No s, ms ntucn. Pero ya veo que me equvocaba. -Oye, d|ate de advnanzas -e nterrump Martn con sequedad-. Dnos o que queres de nosotros y acaba de una vez. Ba|o sus argas pestaas, os o|os de Ben Sra ardan con un fuego extrao y pegroso. Sus contnuos |ugueteos con e pua empezaban a poner nervosos a os chcos. -Habs cambado -d|o de repente-. Antes eras menos precavdos, ms... espontneos. Supongo que os ests hacendo mayores -aad con un suspro-. Cada vez confs menos en a gente. Sobre todo t, |acob. Lentamente, |acob se ev a mano derecha a hombro zquerdo y desenvan uno de os sabes que evaba a a espada. -Ya basta -d|o, cortante-. D o que tengas que decr, s no queres que te desconecte de un ta|o en a garganta. En ugar de hacer caso de a advertenca de muchacho, Ben Sra se ech a rer rudosamente. -S has cambado, ya o creo que has cambado! En e |ardn, no te gustaba tanto e resgo, eras... cmo decro? Escurrdzo. Cuntos meses conseguste permanecer esconddo? A ver, d|ame que eche a cuenta... La dentdad dgta de |acob padec ntensamente a or aqueas paabras. Un nstante despus, e muchacho, satando sobre Ben Sra, e retorc a mueca para desarmaro y o nmovz contra e cochn. Fnamente, tras asegurarse de que o tena ben su|eto, cooc a punta de su sabe drectamente sobre a garganta de cebre |ugador. -Eres uno de os hombres de Hden, verdad? -pregunt, presonando con a punta de su arma e cueo de campen de Matrz. Este, sn demostrar a ms mnma emocn, contemp a su agresor con o|os turbos. -Uno de os hombres de Hden? No, yo no dra eso -contest sn aterarse-. Pero, s o que queres saber es s traba|o para Ddao, a respuesta es afrmatva. - -34 34- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata A or aqueo, |acob cav a punta de su sabe en a pe vrtua de Ben Sra. Una ro|a gota de sangre resba por e fo dorado de arma. Martn observaba a escena aturddo. Lo que acababa de hacer su amgo era una temerdad. S Ben Sra haba ganado varos campeonatos sucesvos de Matrz, ta y como e haban dcho, en cuaquer momento poda revoverse contra e frg efo que o mantena su|eto y envar a |acob a mbo de cberespaco. Tena que actuar rpdamente para mpedro; pero era un novato en Vrtuanet, y no quera arresgarse a cometer nngn error fata. Mentras se preguntaba qu hacer, observ que e cuerpo de Ben Sra tembaba de un modo muy raro. Despus de unos segundos, aquea espece de vbracn que sacuda a |ugador de pes a cabeza se vov ms ntensa, hasta que, de pronto, su magen desaparec. |acob, que se haba sentado a horca|adas sobre as pernas de Ben Sra, perd e equbro y cay haca deante sobre a cama. Cuando evant a cabeza, mr a Martn con cara de perpe|dad. -Ou has hecho? -e pregunt Martn, horrorzado-. Lo has matado! -Yo? Ou va! -respond |acob, ncorporndose y mrando a su arededor con evdente aprensn. -Entonces? -No s, no entendo o que ha pasado. Nunca haba vsto nada parecdo. -Bueno, despus de todo, estamos en a Red -razon Martn-. En a Red, a gente puede desaparecer, no? Es como un mundo mgco... -Te equvocas, Martn. Mentras ests conectado a a Red de |uegos, a Comundad Vrtua te tene permanentemente controado. Puedes entrar con una dentdad dgta fasa; pero una vez dentro no a puedes cambar, y menos an desaparecer. -Pero puede haberse desconectado, no? -apunt Martn. -Aqu dentro, nade puede desconectarse sn ms. Para fnazar tu conexn, tenes que hacero saendo por uno de os portaes autorzados. No hay otra manera. |acob se enfund e sabe y camn con resoucn haca a puerta. -Aqu pasa ago muy raro, Martn. No s qu es, pero no me gusta nada... Tenemos que sar de este antro o antes posbe. |usto en e momento en que a dentdad dgta de |acob toc e pcaporte, a puerta se dfumn ante sus o|os y, en unas dcmas de segundo, fue susttuda por una sda pared de adro. -Estamos atrapados! -d|o e muchacho con voz ahogada. - -35 35- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Tranquo, todo esto no es ms que un |uego -d|o a voz de Ben Sra a sus espadas. Crea que os gustaban os |uegos... Los dos chcos se deron a vueta nstantneamente. |unto a a cama, empezaba a materazarse entamente a sueta de un hombre. A prncpo, sus dfusos rasgos eran os de Ben Sra; pero, poco a poco, fueron transformndose hasta denear un rostro ben conocdo para eos. -Leo! -grt Martn, atnto-. Eres t de verdad? La dentdad dgta que reproduca e aspecto fsco de androde hzo una gracosa reverenca, como un mago a a espera de os apausos de pbco. -Un buen truco, no es certo?-d|o e ancano-. Perdonad a puesta en escena, chcos; pero yo tambn quera enseare una pequea eccn a Martn. Ya sabes, espera sempre o nesperado... -No me dgas que a que est detrs de todo esto es |ade! -excam Martn con sorda rrtacn. E androde vrtua se ech a rer. Tanto su rsa como su voz eran dntcas a as de autntco Leo. -No, Martn, |ade no sabe que estoy aqu -repuso con expresn benvoa-. Nade o sabe, en readad. Lo que estoy hacendo es ago bastante... novedoso, por amaro de aguna manera. Ms de uno va a devanarse os sesos ntentando averguar cmo o he consegudo. E androde se qued un momento mrando a os dos chcos con expresn dvertda. -|acob, ests muy cambado! Esas armas te sentan muy ben... |acob chasque a engua con mpacenca. -Vamos, Leo, d|ate de hstoras. S es que reamente eres Leo... No me fo de todo, Martn. Detrs de esa bonta ID con a fgura de ve|o podra estar cuaquera. No me extraara nada que se tratase de una trampa. E androde frunc e ceo, ofenddo. -O sea, que desconfas de m? Me parece mentra... Es que has ovdado que te sav a vda? Os a sav a os dos... Sn m, aqueos cazadores troyanos que os atraparon en Endymon habran acabado con vosotros en unas pocas horas. |acob y Martn se mraron. -Soo Leo y Nstor saben o de os troyanos -murmur Martn-. Es Leo, |acob... -Tambn podra ser una broma de Ae|andra, o de Seene...o... que se yo! Hasta de Herbert, s me apuras. Leo sonr mperceptbemente ante a terquedad de muchacho. - -36 36- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Vamos, |acob -nsst Martn en tono cansado-. Es Leo, o sabes tan ben como yo. |acob se encog de hombros, mahumorado. No e gustaba a encerrona de androde, n su nquetante forma de |ugar con a readad vrtua. -Coocaste ese carte para atraer nuestra atencn? -pregunt hoscamente-. Cmo demonos te has enterado de o de Martn? -Te referes a su prxma partcpacn en os |uegos? Bueno, eso no es nngn secreto, a estas aturas. Su canddatura ya ha sdo presentada... Y, conocendo sus habdades especaes, estoy seguro de que se casfcar. Martn mr a androde con o|os sombros. -Vamos, Leo, no somos dotas -d|o en voz ba|a-. Las canddaturas no se hacen pbcas hasta a vspera de as semfnaes. Esa respuesta no me srve. Leo suspr, y a sonrsa se borr nstantneamente de su rostro. -Tenes razn. No me he enterado por casuadad... Hden tene un espa nftrado en e Consuado de Ure en Ttana. Le nforma puntuamente acerca de tus progresos... En readad, es por eso por o que os he ctado en este antro. Ouera avsaros, antes de que fuera demasado tarde. Martn se aferr a una de as paredes de cuchtr en e que se encontraban. De pronto, a cabeza e daba vuetas, y senta unas horrbes ganas de vomtar. Record entonces que |ade e haba advertdo sobre aqueo: segn e haba expcado, en Vrtuanet as emocones desencadenaban respuestas an ms voentas que en e mundo rea. -En e carte que has usado como cebo, aparece m espada. La espada de m padre, que Demos me tra|o de futuro... Hden tambn ha descuberto eso? -pregunt en un susurro. E androde hzo un gesto negatvo con a cabeza. -Afortunadamente, eso no o sabe. Y te aconse|o que o mantengas en secreto tanto tempo como puedas, Martn. No se o dgas a nade, n squera a os de tu equpo. Creme, Hden no debe egar a saber nunca que tenes un arma fantasma -nsst, angustado. -Por supuesto, ntentar que no se entere. Cuanto menos sepa sobre m, me|or -asegur Martn, ago perpe|o-. Supongo que o que temes es que ntente robrmea, no? A Hden e encanta robar cuaquer tpo de tecnooga nueva, y ms s puede ayudare a aumentar su poder. -S, pero no es eso o que me preocupa, Martn. Es ago... cmo te o dra? Ms persona. Desde que vov de Marte, Hden no es e msmo. Nunca os perdonar a derrota que sufr en Arende. Cuando tena a acance de a mano e contro de a Energa Verde de Dana, vas vosotros - -37 37- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata y e desbarats todos sus panes. Os oda. Pero sobre todo te oda a t, Martn. No s por qu, est obsesonado contgo. Cas todas as noches, suea que t te enfrentas a con una espada que aparece y desaparece, y que, a fna, e cavas esa espada en e corazn Te magnas o que ocurrra s egase a averguar que esa espada reamente exste? Hden es superstcoso; nterpretara su sueo como una profeca, y removera ceo y terra para acabar contgo antes de que t hagas readad su pesada. Por eso es tan mportante que no descubra nada. Martn no contest. Recordaba o que e haba dcho |acob acerca de a pesada que Aedh e haba ntroducdo a Hden a travs de un vrus nformtco nftrado en su rueda neura. |acob e haba contado tambn o suceddo en a Dobe Hce, cuando ogr coarse en a mente de Hden y o sorprend en medo de aque terrbe sueo. Por o vsto, Aedh se haba propuesto atemorzar a presdente de Ddao con una escena en a que e venca utzando su espada fantasma. Sn embargo, medante agn mecansmo desconocdo, e cerebro de Hden haba modfcado aquea escena, susttuyendo e rostro de Aedh por e de Martn. Esa era a pesada a a que se refera Leo... Y, certamente, e androde tena razn. S Hden descubra o de a espada, no parara hasta mataro. Mr a |acob, que tambn pareca absorto en sus pensamentos. De pronto, su amgo frunc e ceo y observ a androde con suspcaca. -Oye, hay una cosa que no entendo -d|o-. S e espa ese que dces no ha averguado o de a espada fantasma, cmo es que t s o sabes? Martn no d|o nada de su espada cuando nos evaste a a Torre de os Aqumstas, en Endymon. Me acuerdo perfectamente, n squera a mencon. E androde asnt varas veces con a cabeza. -Tenes razn, |acob -d|o, con una eve nota de admracn en a voz -. Tenes buena memora... En efecto, o de a espada no o s porque vosotros me o contases, y tampoco me he enterado a travs de espa de Hden. Dgamos que tengo... otra fuente. Todava es pronto para daros os detaes, soo os dr que se trata de aguen competamente dgno de crdto, y que no est nteresado en per|udcaros, sno todo o contraro. |acob |uguete dstradamente con su sabe, pasndoseo de una mano a otra. -Y por qu no queres decrnoso?-pregunt en tono descontento-. Estoy harto de engmas... S de verdad ests de nuestra parte, Leo, tendrs que ser un poco ms caro. S no, cmo queres que confemos en t? E rostro vrtua de androde se endurec. -Esto no es un |uego de Matrz, |acob, aunque o parezca -d|o con aspereza-. He dcho que no es e momento de habar de asunto, y basta. - -38 38- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Lo mportante ahora es proteger a Martn. Tens que abandonar toda esa hstora de os Inter- anuaes y ovdaros de r a a Cudad Ro|a. -Pero por qu?-babuce Martn-. Los entrenamentos no van ma. S que todava me fata mucho, pero, con un poco de esfuerzo, an puedo casfcarme... Lo nco que necestamos es entrar en a Cudad! Y, por o vsto, no hay otra forma... -S, ya s -repuso Leo con expresn cavosa-. La tma msn de a ave de tempo... Tens que estar en a Cudad Ro|a en as fechas de os Interanuaes; pero no podr ser, os o repto. Hden tene una aanza secreta con e seor Yang, e presdente de a corporacn K. Le resutar muy fc tenderos una trampa durante os |uegos. -De todas formas qu puede hacer?-pregunt Martn-. Estaremos ba|o a proteccn dpomtca de Ure, no puede atacarnos abertamente... -Eso es certo, pero Hden esconde un as en a manga. Parece que ese muchacho, Aedh, e entreg ago muy vaoso cuando ambos estuveron en Marte. Ago que puede ayudare a chanta|earos... Ignoro os detaes, pero s que Hden pensa utzaro durante os Interanuaes para tenderos una trampa. -Ouz sean os panos de a mquna de tempo -sugr Martn. -S caro; a o me|or est pensando en construrse una mquna de tempo de boso para mandarnos a futuro y deshacerse de nosotros- repc |acob en tono sarcstco-. No; tene que ser otra cosa... Pero qu? E androde mene entamente a cabeza. -No tengo n dea -reconoc-. Hden ya no confa en m como antes... Soo s que tene un equpo entero nvestgando esa cosa en Chernograd, su cudad secreta. Cas todos son ngeneros y programadores nformtcos... Hasta se ha trado a Nstor Moebus de a Luna! De repente, |acob e cav una mrada ena de desconfanza. -Oye, ahora que o penso, se supone que Hden te ev a a Luna para reprogramarte y borrarte a memora... Cmo ograste convencere de que no o hcera? No nos traconaras, verdad? Leo se ech a rer de buena gana. -Y qu te hace pensar que no o hzo? Hden nunca se echa atrs cuando se trata de vengarse de aguen... Me re- program, por supuesto. No tuvo pedad conmgo. Los dos chcos o mraron horrorzados. -Pero, entonces... cmo es que ests aqu?-farfu Martn-. Es decr, s reamente eres t... - -39 39- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata De nuevo, e androde anz una sonora carca|ada. Sus o|os chspeaban de msmo modo en que soan hacero en e mundo rea. -Antes de que Hden me evase a a Luna, tuve tempo de ntroducr un dupcado ntegra de m memora en a Red de |uegos. Un dupcado que se actuaza prctcamente cada segundo... Lo ms compcado fue contnuar con as actuazacones una vez que me met en Endymon, pero ya sabs que as comuncacones por satte hoy en da son exce- entes. Hden crey que destrua m ama, pero m ama estaba ben segura, en Vrtuanet. Cuando todo acab, vov a rempantrmea, y o har todas as veces que sea necesaro. -Pero eso es absurdo -murmur Martn, pensatvo-. S te borr a memora, cmo pudste recordar que tenas un dupcado de reserva en a Red de |uegos? Leo e gu un o|o. -Muy buena pregunta, Martn. Como puedes suponer, aguen me ayud. De o contraro, yo |ams o habra consegudo. |acob, sn embargo, no pareca demasado convencdo con aquea hstora. -Para coar un dupcado de tu memora en a Red de |uegos a esconddas de todo e mundo, tendras que conocer su encrptado - observ-. Y nade o conoce... -Por qu ests tan seguro de eso? -pregunt Leo, sonrendo. -La Comundad Vrtua ofrece cada ao un premo de varos mares de soars a a persona que ogre descfrar ese cdgo, y nade o ha consegudo hasta ahora. -Ouerrs decr que no o ha consegudo nnguna persona. Eso no ncuye a os androdes... Pero basta de chchara -d|o e ancano, ponndose repentnamente sero-. No tenemos tempo para segur habando. Los equpos nformtcos de Ure os estarn buscando desde hace horas. Tens que desconectaros antes de que den a aarma a os gestores de a Comundad Vrtua... Por favor, no ovds o que os he dcho. N se os ocurra r a a Cudad Ro|a. Hden sabe que a tma msn de a ave de tempo os tene que conducr a. De agn modo, Aedh deb de ngenrseas para decrseo antes de morr... -En readad, puede que se o d|era mucho antes -refexon Martn con una sombra de door en a cara-. Demos y Aedh ya sospechaban que a tma msn nos evara a a Cudad Ro|a antes de que a esfera de a ave cambara. -Bueno, ya est ben -d|o |acob, que, de repente, pareca mpacente por sar de a-. Leo tene razn; como no nos demos prsa, os programas sensbes de segurdad de Vrtuanet van a ponero todo patas - -40 40- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata arrba para encontrarnos. Y no nos nteresa que nade ms vea ese carte... Leo, supongo que o destrurs en cuanto nos vayamos, no? -S, s, no os preocups. Recordad o que os he dcho acerca de espa, y tened muchsmo cudado. La desvenc|ada puerta por a que haban entrado vov a aparecer sobre a pared de adro. |acob force|e con e pcaporte y tras varos ntentos consgu abrra. Despus de despedrse de Leo con un gesto de ads, se precpt escaeras aba|o. Martn ba a segure cuando un contacto en e hombro o retuvo. Se vov vvamente, pero Leo, que estaba detrs de , permaneca a certa dstanca, y sus manos no podan habere tocado. E androde comenz a mover os abos rpdamente, aunque sn emtr nngn sondo. Sn embargo, para su sorpresa, Martn descubr que poda eer as paabras que e ancano artcuaba. -Espera, quero decrte ago -pronunc sencosamente Leo-. Escucha ben, no hay tempo que perder... S a fna, de todas formas, decdes partcpar en ese campeonato, busca a un persona|e amado e Bak. S que te han dcho m veces que no confes en nade, pero en e Bak s puedes confar. Est aqu, en a Red... Fue quen me cont o de a espada fantasma, y tambn quen me ayud a recuperar m dupcado de memora despus de o de a Luna. Martn contemp f|amente a androde, que en aque momento apareca rodeado de una tenue aureoa pateada. Se vov un nstante a mrar haca a escaera, pero |acob haba desaparecdo. -Por qu has esperado a que |acob se desconectara para decrme esto? -pregunt, muy sero. -Porque hay cosas que es me|or que |acob no sepa todava. En readad, ya sabe demasado... -A qu te referes? -pregunt Martn, estupefacto. -Ser me|or que te o cuente msmo cuando est preparado. Supongo que todava no o est... Recuerda ben o que te he dcho: e Bak. S entras en esa ocura de |uego, ser e nco que pueda ayudarte. Martn asnt con a cabeza y, sn pensar muy ben en o que haca, abraz con fuerza a a magen dgta de androde. Luego, dndose a vueta, ba|o a toda prsa as escaeras hasta encontrarse sumergdo en una oscurdad tan densa que cas poda tocarse. Bruscamente, tuvo a sensacn de estar cayendo en e nteror de un pozo sn fondo, y a oscurdad se fragment en mones de mgenes dmnutas que danzaron un nstante ante sus o|os, antes de fusonarse brutamente en su cerebro. - -41 41- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Un nstante despus, a abrr os prpados, se encontr fotando en e qudo vscoso de tubo de etargo, rodeado de cabes y ventosas y uchando por resprar. Varos pares de brazos se afanaron a su arededor para beraro de a maraa de conexones que o su|etaban a tubo. Martn senta e contacto rudo de muchas manos desprendendo os parches que su|etaban os cabes a su cuerpo, pero an o vea todo dfumnado, y no poda dstngur os rostros de as personas que e estaban ayudando a sar. Por fn, snt que aguen e agarraba por a cntura y o extraa voentamente de qudo de asamento sensora. La msma persona e enfund un abornoz trmco que av de nmedato e nsoportabe fro que senta. Lo evaron hasta un confortabe sn, y e frotaron as manos y os pes. Martn vo una sueta borrosa que se ncnaba sobre y e susurraba ago a odo, a tempo que e ntroduca una mnscua pdora en a boca. No entend nada de o que e deca a voz, pero supo a nstante que era a de su madre. Poco a poco, sus o|os se fueron acostumbrando a a cardad de mundo rea, y os contornos de as personas que o rodeaban empezaron a defnrse hasta resutar reconocbes. Haba varos operaros de a saa de conexones de Consuado, y tambn estaban su madre, |ade y Detrot. Un poco ae|ado, derrumbado en un sn de recuperacn smar a que ocupaba, vo a verdadero |acob envueto en un abornoz verde que e quedaba demasado grande. E muchacho tena os o|os cerrados, y pareca nconscente. -Ou ha pasado?-e grt |ade, sn poder domnar su mpacenca-. Dnde os habas metdo? Habs estado desaparecdos durante ms de tres horas... Ya no sabamos dnde buscar! -Fumos a una taberna -babuce Martn, tratando de ordenar sus deas-. Haba un ogro... Me am pee|udo. Odaba a os pee|udos... Y tambn estaba Leo. A or aqueo, su madre se arrod a su ado y, cogndoe suavemente por a barba, e obg a mrara a os o|os. -Martn, ests seguro de o que dces? -e pregunt-. Te referes a Leo, a androde de Hden? -Ests desvarando -d|o |ade, dando evdentes muestras de nervossmo-. Procura concentrarte, queres? Sofa Lem a mr con severdad. -No est acostumbrado a a Red de |uegos -d|o suavemente-. Hay que dare tempo, no e presones. -Era Leo, estoy seguro -nsst Martn, que, de repente, o recordaba todo con absouta cardad. - -42 42- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata De repente, oyeron un grudo procedente de sn que ocupaba |acob. -Hemos estado detrs de una cuarta pared -d|o e muchacho sn abrr os o|os-. No s cmo hemos do a parar a, pero eso es o que ha pasado. |ade se abaanz sobre con e rostro desenca|ado. -Ou ests dcendo? -grt-. Es mposbe! -S, eso crea yo. Pero t msma has dcho que habs perddo nuestra sea durante ms de tres horas, y, sn embargo, no hemos sado de Vrtuanet. Puedes comprobaro, s queres... -Tengo que dar parte a departamento de segurdad de a Comundad Vrtua -murmur a |oven, que se haba puesto ntensamente pda. Un nstante despus, saa como una exhaacn de a saa de conexones, seguda por Detrot. -Ou pasa?-pregunt Martn, sn entender nada-. Por qu se ha puesto as cuando e has dcho o de a cuarta pared? Y qu demonos sgnfca eso, aguen me o puede expcar? -Es un espaco en a Red boqueado por un prata nformtco -expc |acob tranquamente-. Se utza para entrar sn permso en una red prvada. En Internet, es ago que sucede con bastante frecuenca... Una pesada para os agentes de segurdad nformtcos. Pero en a Red de |uegos no haba suceddo nunca. -Y por qu no? -pregunt Martn, perpe|o. -E encrptado de Vrtuanet es demasado compe|o -contest su madre, tendndoe una toaa para que se secase e peo-. Nngn prata haba consegudo buraro... hasta ahora! -Lo que tu madre quere decr es que Leo se as ha arregado para convertr a Red de |uegos en su pato de recreo -acar |acob, sonrendo pensatvo-. Ha descfrado su cdgo. .. Me pregunto s a Comundad Vrtua estar dspuesta a entregare su premo a aguen que n squera es un ser humano! - -43 43- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 3 Captulo 3 El rey bardo El rey bardo Martn durm toda a tarde con un sueo profundo y tranquo. Se despert a anochecer, con a cabeza despe|ada y os mscuos descansados. Se senta tan ben, que de buena gana se habra do drectamente a a saa de entrenamentos para practcar un poco antes de a cena. Pero, a esas horas, |ade nunca estaba en e Consuado, de modo que se content con vestrse apresuradamente e r en busca de su madre. E Consuado de Ure en Ttana era un espnddo compe|o de edfcos de madera y crsta dstrbudos en tres grandes pataformas escaonadas que se proyectaban sobre e ocano. Las dstntas dependencas de compe|o se comuncaban entre s a travs de pequeos |ardnes de nspracn zen, donde pedras, pantas y agua se combnaban sabamente para transmtr una maravosa sensacn de paz esprtua. Los nvtados de Dana se ao|aban en La Casa de a Luna de Agosto, una bea construccn stuada en a pataforma ntermeda de Consuado. La habtacn de Martn daba a un pequeo pato de gu|arros bancos con un frg arce |apons artstcamente coocado en una esquna. Las ho|as de uego de arce contrastaban con e pequeo |ardn de musgo stuado en e otro extremo de pato, en torno a una fuente de aguas mpas y oscuras. Era un ugar perfecto para descansar y serenar a mente despus de una agtada sesn de e|erccos en os gmnasos de compe|o; pero Martn prefera, con mucho, as ampas habtacones que e haban sdo asgnadas a su madre, ba|o cuyos sueos de crsta artfca se vean, danzando ntermnabemente, as atas oas de ocano Pacfco. Martn encontr a Sofa de pe ante una gran ventana, contempando dstradamente a puesta de so sobre os maravosos edfcos de a costa de Ttana. A reconocer os pasos de su h|o, se vov nstantneamente haca a puerta con una gran sonrsa. - -44 44- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ya te has despertado? -e saud-. Cre que dormras ms... La prmera vsta a Vrtuanet es una experenca agotadora. -S, y ms s aguen se as arrega para atraerte haca una suca taberna y meterte detrs de una cuarta pared -r Martn-. Se sabe ago ms sobre e asunto? Sofa hzo un gesto negatvo con a cabeza. -Un agente de a Comundad Vrtua se ha pasado a tarde en a saa de conexones, verfcando as grabacones de esta maana -expc Sofa-. A prncpo no quera creernos, y uego, cuando ha comprobado que, efectvamente, estuvstes ocazabes durante ms de tres horas sn sar de a Red de |uegos, se ha deshecho en excusas. Incuso e ha re- gaado a Consuado un bono de cuarenta y ocho horas de conexn. Y ya sabes e vaor que tene eso... -S... Es curoso que, en Vrtuanet, a moneda de cambo habtua no sea e soars, como en e resto de paneta, sno e tempo! Los dos se echaron a rer. -Supongo que no e habrs dcho nada de Leo, no? -d|o Martn, ponndose sero-. S Hden ega a descubrr que o est traconando, es capaz de cuaquer cosa... -Me cost bastante traba|o convencer a |ade de que se caase esa parte de a hstora, pero, a fna, se avno a razones. De todas formas, ea pensa que todo pudo ser una trampa, y que, ba|o a aparenca de ese androde, podra haberse ocutado e propo Hden en persona. Martn mene a cabeza con are ensmsmado. -No; estoy seguro de que era Leo. Saba cosas sobre nosotros que soo poda saber... Y tambn saba cosas que no entendo cmo ha poddo averguar -aad, cavando a mrada en e ceo rosado de atardecer. -Ou cosas? -pregunt Sofa con vveza. -Pues... por e|empo, sabe que vamos a r a a Cudad Ro|a. Eso no es dfc de expcar, puede habero averguado a travs de espa que, segn , Ddao ha consegudo nftrar en e Consuado. Pero tambn sabe por qu vamos... -Te referes a... a verdadera razn? -murmur su madre en tono sombro. -S -repuso ba|ando a voz-. Me refero a a tercera msn de a ave de tempo. Martn saba que a Sofa no e gustaba habar de a ave de tempo, y de todo o que mpcaba aque extrao artugo acerca de verdadero orgen de su h|o. Sn embargo, por mucho que se o propuseran, no podan evtar e tema eternamente. Despus de todo, a msn de a ave era e motvo por e cua estaban a, preparando un compe|smo pan - -45 45- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata para ntroducrse en a cudad de a corporacn K sn despertar sospechas. -Leo me d|o que eso se o haba contado un ta Bak -aad Martn, a ver que su madre no deca nada-. Un persona|e de a Red... Tambn me d|o que ese persona|e e haba ayudado a recuperar a memora despus de que o reprogramasen, y que recurrese a s me vea en apuros durante os |uegos. T sabes ago de ese ta Bak? Sofa, que haba escuchado a expcacn de Martn con os o|os f|os en e oea|e que se vea a travs de crsta de sueo, az de nuevo a mrada haca su h|o con e ceo fruncdo. -Es curoso que o haya menconado. E Bak es un persona|e que aparece de refn en agunas de as noveas nconcusas de Yue. Es e Guardn de Labernto de os Sueos... Eso te dce ago? -Me suena, s... Es un abernto que hay que atravesar para egar a Paaco de Senco, que es como decr e reno de a muerte. -As es -confrm su madre-. Pero o ms curoso es que e drama de persona|e que he dseado para t se desarroa |ustamente en ese abernto. S egas hasta a tma fase de campeonato, es ms que probabe que os guonstas de a Comundad Vrtua ncuyan en e gun de a Fna a Bak. Segn creo, e Bak, en a mtooga tradcona |aponesa, es un monstruo que devora as pesadas de os nos. Intere- sante, no crees? Martn asnt, dstrado. -Pero, s ese gun n squera est escrto todava, cmo es posbe que Leo me haya habado de ? No soo eso, me d|o que a e haba ayudado... -Bueno, eso tampoco me parece tan raro. Vrtuanet est ena de otakus enamorados de a obra de Yue. Probabemente puedas encontrar avatares con todos os nombres de os persona|es que mencon en sus obras, aunque apenas habe de eos. Y e Bak no debe de ser nnguna excepcn... Seguramente, Leo se refera a agn ndvduo que utza ese nombre en sus conexones a a Red. -Y no te parece una concdenca un poco extraa?-pregunt Martn -. Ouero decr, e hecho de que sea un monstruo tan reaconado con m persona|e... -S, es extrao -reconoc Sofa-. Y, por eso msmo, creo que no debes hacer caso de a recomendacn de Leo. En e transcurso de os |uegos, no debes confar en nade. Ya s que |ade te o ha repetdo m veces; pero, aun as, me parece que no te o tomas sufcentemente en sero... Haze caso, Martn. En este terreno, sabe mucho ms que t y que yo. - -46 46- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn ba| a cabeza y evt a mrada de su madre. Estaba harto de que e repteran una y otra vez as msmas consgnas. No poda de|ar de dare vuetas a o que Leo e haba dcho acerca de aque msteroso monstruo devorador de sueos. S e haba aconse|ado que recurrese a en caso de necesdad, deba de ser por ago... Y estaba seguro de que e androde no tena nngn nters en engaare. -No tenes hambre, h|o?-d|o Sofa, ansosa por cambar de tema-. Supuse que te despertaras hambrento, as que te he preparado un paste de ho|adre reeno de samn. Era uno de tus patos preferdos cuando estbamos en Ibera Centro, recuerdas? -Caro que me acuerdo! -contest Martn con un entusasmo cas nfant-. Hace sgos que no o pruebo... Y o has hecho t, como en os ve|os tempos? -Por supuesto -d|o Sofa sonrendo-. Yo tambn evaba sgos sn cocnar, y a verdad es que es una actvdad estupenda para rea|ar a mente. Los dos se drgeron a a cocna, cuyos recos muebes de madera artfca transmtan una reconfortante sensacn de sodez. Sobre a mesa haba tres mantetos ndvduaes de tras de bamb con grandes patos negros encma y unas decadas copas de vdro prpura. En e centro, sobre una fuente rectanguar, es esperaba un ggantesco paste dorado, todava humeante. -E abueo no ha egado todava? -pregunt Martn, ocupando su asento. -Me am antes para decrme que no e esperase. Por o vsto, estaba repasando con Covs un artcuo que pensan pubcar con|untamente acerca de as mpcacones fosfcas de no s qu nueva rama de a nanotecnooga, y no quera de|aro a medas. -En sero?-pregunt Martn, con os o|os chspeantes de aegra-. Es ncrebe e cambo que ha pegado desde que estamos aqu. Parece otro... -A que no sabes cmo me env e mensa|e? A travs de su nueva rueda neura! Est encantado con ea -r Sofa-. Como un no con un |uguete recn estrenado. Ea tambn se sent, despus de sacar de a nevera una botea de agua desanzada y de|ara sobre a mesa. Martn se srv una porcn de paste y, cortando un pedazo, paade e cru|ente ho|adre en senco. Aquea mezca de sabores e devova a a nfanca, a comedor de su pequeo apartamento de Ibera Centro. Cuando egaba su cumpeaos, su madre sempre ntentaba consegur os me|ores te|dos de samn en e mercado para preparare aque pato, que era su favorto. Sofa e observaba mastcar con evdente satsfaccn. - -47 47- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Antes, soo hacas este paste para as grandes ceebracones - observ Martn, sonrendo-. Es que hoy ceebramos ago? Su madre sonr, turbada. -Pues s, creo que s -repuso, ruborzndose-. Esta msma tarde, mentras dormas, nos han comuncado que m gun ha sdo seecconado por a Comundad Vrtua entre os decss presentados por as federacones y as corporacones. Eso sgnfca que tu persona|e estar en as semfnaes. -|unto con otros ocho, no?-d|o Martn, que no pareca en absouto sorprenddo por a notca-. Se sabe ya qunes son? Su madre neg con a cabeza. -La Comundad sempre o mantene en secreto hasta que sus guonstas termnan de eaborar e gun de as semfnaes. Entonces, se o envan a as nueve entdades partcpantes, sean federacones o corporacones, |unto con a nformacn sobre os otros seecconados y as caracterstcas de os persona|es que van a nterpretar. Martn |uguete con e tenedor, ovdndose de sucuento paste que, un momento antes, haba saboreado con tanto deete. -Todo o que sabemos es que os dems tambn sern persona|es de Yue, como e mo, no? -d|o. -As es -confrm Sofa-. Todos os torneos de Arena, en a ata competcn, se reazan con persona|es de Reue S. Yue. De esa forma, sean cuaes sean os persona|es seecconados, resuta reatvamente senco reaconaros a travs de una hstora coherente, ambentada en aguno de os egendaros renos de sus noveas. -Pero no puede haber tantos persona|es dstntos, no? Antes o despus, supongo que se repetrn... -Bueno, ya sabes que Yue de| varas obras nconcusas donde esbozaba centenares de eyendas reaconadas con sus sete noveas prncpaes. La cantdad de persona|es secundaros que aparecen en esas noveas es enorme... As que, reamente, hay donde eegr. -Ya, pero no todos son atractvos. Los buenos |ugadores, y todos os que representan a as grandes federacones y corporacones o son, no se conformaran con nterpretar un pape de vano... -Para eso estn os guonstas de os respectvos equpos! -e nterrump Sofa-. Eos se encargan de modfcar a convenenca as caracterstcas de persona|e eegdo para conferre certo... atractvo. En readad, hay |ugadores, como Ibros, que se han especazado en encarnar a os supuestos mavados de a obra de Yue. Su equpo traba|a muy duro para modfcar a percepcn soca de esos persona|es a travs de a reeaboracn de sus caracterstcas que evan a cabo... Un traba|o dfc, - -48 48- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata y cas sempre con grandes resutados. No ovdes que Ibros gan e campeonato tres veces, antes de que e desbancara ese bruto de Hava, que, dcho sea de paso, tambn cuenta con muy buenos guonstas. -Ya... Tendr muy buenos guonstas, pero t eres me|or -afrm Martn con convccn-. He edo os tres guones de Matrz tuyos que me pasaste... Son buensmos! Por qu no me os habas de|ado antes? Sofa se encog de hombros. -Supongo que prefera verte eyendo bros de verdad. De todas formas, me aegro de que te gusten... Pero no quero que seas demasado optmsta, Martn. Hasta ahora, nunca haba confecconado guones para os |uegos de Arena. La dnmca es muy dferente a a de os torneos de Matrz. En Matrz, tene mucha mportanca e |uego cooperatvo. En a Are- na, sn embargo, soo puede ganar uno... Hay fases de |uego en que resuta t a coaboracn con otros |ugadores, pero, a a hora de a verdad, es una ucha de todos contra todos. Martn engu un nuevo bocado de paste de samn mentras escuchaba a su madre. -La verdad es que todava no consgo magnarme cmo van a ser as dos tmas fases de campeonato -d|o, cuando Sofa termn de habar -. S que a Comundad enva a todos os partcpantes un gun con e prncpo de a hstora que se va a desarroar en as dos fases, un gun en e que aparecen os nueve persona|es... Y, despus, os guonstas de cada equpo van mprovsando, en funcn de modo de actuar de os otros partcpantes. Tene que ser dfcsmo... -En readad, hace fata una smboss perfecta entre e |ugador y su equpo de guonstas. Estos tenen que ofrecere en cada paso de |uego un montn de opcones aternatvas, para que e |ugador pueda escoger a que ms e convene... Pero e tempo para tomar una decsn a veces es de unos pocos segundos. Y, en ocasones, nnguna opcn es buena, y hay que mprovsar. Sofa se evant de a sa y se fue a a nevera. Un momento despus, regres con una fuente de ensaada. Martn, sn de|ar de dare vuetas a o que acababa de decr su madre, se srv mecncamente una abundante racn. -Y, ahora que e persona|e que has dseado para m por fn se ha casfcado, me vas a decr fnamente de qun se trata? -pregunt sonrendo. Haba repetdo aquea msma pregunta centos de veces a o argo de as tmas semanas, pero tanto |ade como Sofa e contestaban sempre con evasvas. Sn embargo, en esta ocasn, su madre pareca dspuesta a dare por fn toda a nformacn que e pdera. - -49 49- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Conscente de a mportanca de momento, Sofa de| os cubertos en e pato y, apoyando os codos sobre a mesa, mr a Martn con expresn soemne. -Vas a nterpretar a un persona|e atractvo, h|o -anunc-Atractvo y engmtco. Se trata de Arda, e rey bardo. Sabes ago sobre ? Martn trat de hacer memora rpdamente. Haba edo as sete noveas prncpaes de Reue S. Yue, pero desconoca a mayor parte de su obra nconcusa. De todas formas, recordaba e nombre de Arda. -Ese no es un parente de prncpe Eam? Me parece recordar que se e mencona en a tma novea de Reue, La noche prpura... -Efectvamente. Arda, en esa novea, es hermano de Eam e h|o de Ixn. Nunca aparece drectamente, pero se e mencona varas veces. Se supone que est prsonero en e Labernto de os Sueos, y que Eam emprende un pegroso va|e para rescataro. Esa hstora se desarroa ms extensamente en a Crnica de los Vassar, que Yue nunca eg a termnar. -Se dce ago ms sobre Arda en agn otro bro de Yue? -Hay muchsmo matera nteresante en os fragmentos que se conservan de sus tmos proyectos -repuso Sofa con os o|os brantes de exctacn-. Parece que tena a ntencn de dedcare una novea ntegramente a ... He estudado a fondo a persona|e, y creo que se adapta perfectamente a tus caracterstcas. A or habar as a su madre, se do cuenta de que era a prmera vez en muchos aos que a vea tan entusasmada con ago. Despus de encarceamento de su mardo y de su despdo de Medusa, Sofa Lem haba reconstrudo su vda a base de cora|e e ntegenca, pero sn nnguna usn. Poco a poco, gracas a a cadad de su traba|o, haba ogrado hacerse un hueco entre e seecto grupo de guonstas de Matrz que dseaban os |uegos ms popuares de a Red. Sn embargo, a su h|o nunca e hababa de su faceta de escrtora, y Martn tena a mpresn de que era ago que haca por necesdad, sn encontrar nngn pacer en eo. Esta vez, sn embargo, Sofa estaba dsfrutando de verdad con su abor, y se e notaba. Pareca ms |oven, ms enrgca; y en su sonrsa no haba tanta amargura como de costumbre. Se senta dchosa por haber recuperado a su h|o, despus de habero credo perddo para sempre. Ahora saba que, en readad, no se trataba de su h|o bogco, pero eso haba de|ado de mportare. Tambn saba que, agn da, Martn tendra que va|ar a aque e|ano futuro de que proceda, y que ta vez, entonces, tendran que separarse para sempre... Ouz por eso dsfrutaba ms que nunca de cada momento que pasaba con , y a perspectva de poder regaare ago tan hermoso como un persona|e de fccn que e ayudase a crecer como persona a enaba de aegra. - -50 50- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata A vera as, tan fez, Martn se pregunt por un momento s su madre era conscente de pegro que ba a correr durante os Interanuaes de Arena. Ea estaba acostumbrada a os |uegos de Matrz, donde os perdedores no sufran nngn dao rea; sn embargo, en a Arena, uno se |ugaba e tpo a cada mnuto, y o que estaba en |uego no era ncamente a vctora, sno a vda. Bastaba ver e beo rostro de |ade, cruzado por una mborrabe ccatrz, para comprender o arresgada que poda egar a resutar aquea aventura. Y eso que |ade era una profesona; no como , que n squera haba vsto una fna entera como espectador en toda su vda... Sofa se do cuenta de que a estaba mrando, y su rostro adqur de nmedato un are grave. Ea no posea os sofstcados mpantes neuraes de su h|o, pero, aun as, conoca a Martn o sufcente como para advnar o que estaba pensando en determnados momentos. -H|o, s que todo esto supone una responsabdad excesva para t, y espero que m aportacn a a msn que tenes entre manos no te parezca una frvodad -d|o en e tono suave que soa empear para expcare as cosas cuando era no-. Esto es un torneo, desde uego. Y un torneo donde as regas no protegen demasado a os partcpantes. Pero tambn es un |uego, Martn; un |uego, y una hstora. Tenes que procurar sumergrte en a hstora y dsfrutar con tu persona|e. En certo modo, tenes que egar a crerteo... S no te o crees, encontrars seras dfcutades para ganar. Martn asnt con un gesto. Lo que deca su madre estaba muy ben, en teora. Pero cmo ba a ograr dentfcarse de verdad con a fgura de un fantstco rey poeta de a obra de Yue? Por mucho que se esforzara, nunca consegura meterse en a pe de un persona|e seme|ante. -Por qu no me cuentas todo o que recuerdes de ese ta Arda? -d|o, tratando de mostrarse anmado-. As podr r preparndome mentamente para o que me espera... A Sofa e encant a propuesta. -Lo certo es que tena preparado un nforme sobre Arda que pensaba ntroducr en tu cuaderno eectrnco en cuanto nos confrmasen que e persona|e haba sdo eegdo. Pero puedo resumrteo ahora, s te apetece oro... De esa forma, podrs hacerme todas as preguntas que queras a medda que se te vayan ocurrendo, y uego te costar menos adaptarte a tu pape en as semfnaes. -Ou buena dea! Empezamos ya? -Espera; antes voy a por e postre, y, as, uego podr contarte toda a hstora sn nterrupcones. Sofa fue a a nevera y tra|o dos copas de crsta enas de un refrescante sorbete de frambuesa con menta. - -51 51- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ven, vamos a a terraza -e d|o a Martn-. Estaremos ms cmodos para habar. La terraza de apartamento de Sofa Lem era un |ardn de cerezos en for cuyas races se hundan en una geatna transparente dspuesta sobre una ampa pataforma de crsta orgnco. Martn se arrean en una de as butacas tapzadas de negro y observ fascnado os tonos verdosos de mar que se ftraban a travs de aquea extraa terra trascda. Los ce- rezos, pertenecentes a una varedad transgnca capaz de forecer hasta cuatro veces a ao, se encontraban cua|ados de decadas fores bancas y rosadas cuyos ptaos tembaban mecdos por a brsa. E so acababa de desaparecer tras e horzonte. .. En medo de aque ambente apacbe y mgco, Sofa abr a travs de su rueda neura e fchero referente a Arda que haba preparado para su h|o, y su voz comenz a repetr suavemente as paabras que ban fuyendo desde e mpante cerebra hasta su pensamento. -Todo o que sabemos de rey Arda se cuenta, como te he dcho, en a Crnica de los Vassar, que Yue de| nconcusa -d|o, a modo de ntroduccn--. Ms o menos, esta es a hstora que se narra en esa crnca: Ixn, e rey de as Terras de os Vassar en os aos prevos a a Gran Armona, estaba ocamente enamorado de su esposa, a rena Messande. Cuando esta qued encnta, su |bo fue tan grande que decret tres semanas de feste|os nnterrumpdos en todo e reno. Sn embargo, pocos meses ms tarde, a rena comenz a sentrse enferma; y cuando os m- dcos de a corte estudaron su ma, egaron a a concusn de que a doenca que padeca era ncurabe. Otros hombres se habran desesperado ante aquea terrbe notca; pero Ixn no quso ceder a a desesperanza. Permanec sete das sumdo en a ms profunda medtacn, sn comer n dormr, y, durante ese tempo, fragu una estratagema para brar a su esposa de a muerte. Su pan era e ms osado que |ams haba urddo una mente humana, pues conssta en engaar a os doses. Soo e nfnto amor que senta haca su mu|er e do fuerzas para ponero en prctca. Se saba que, en e msmo momento de a creacn de mundo, mucho antes de que os hombres comenzaran a confar a memora de su orgen a os sgnos grabados sobre as pedras, antes ncuso de que a noche se ncendara con a uz de os astros, esta una guerra en e ceo. Los doses y sus cohortes de ngees se enfrentaron a os esprtus que habta- ban e fuego para dsputares e contro de as pasones humanas. Desde entonces, doses y esprtus permanecan enredados en una bataa sn fn por e domno de os hombres. Cada uno de aqueos nmortaes trataba de exhbr su poder ante os dems apastando a os hombres ba|o e peso de su espendor, y os hombres eran cada da ms desventurados. - -52 52- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Con a dea de savar a su esposa, e rey Ixn decd tratar de poner fn a aquea ntermnabe contenda. Hzo construr un barco de ncar, y, despus de apare|aro, part en haca e ugar donde e ceo y a terra se |untan, y donde e tempo se adegaza hasta quedar reducdo a un trazo tan fno que soo es posbe percbro a travs de a magnacn. Despus de cruzar e horzonte, eg por fn a a morada de os doses. Pero a no encontr ms que caos y desoacn. Todos parecan uchar contra todos, y, en e fragor de a bataa, os nmortaes sufran o ndecbe, espantados de su propa cruedad. Sus moradas de uz se encontraban en runas, y e propo ceo pareca un gubre deserto devastado. Asqueado ante tanta destruccn, e rey Ixn az su potente voz contra os poderes ceestaes. A or aquea voz humana, e fuego de| de arder, y as anzas de os doses se detuveron en e are. Sn arredrarse ante aque nuevo y estremecedor senco, Ixn pronunc as paabras que haba preparado: Seores de ceo, os hombres estamos hartos de sufrr por vuestra ucha. Vuestra voenca desgarra nuestras vdas, y vuestros grtos de door nos hacen enoquecer. Ya es hora de termnar con este confcto, en e que n unos n otros pods vencer". A or aqueas paabras, os nmortaes, que nunca haban escuchado una voz humana, cayeron de nmedato ba|o su nfu|o. De repente, su eterno combate se es aparec como o que reamente era: una dsputa absurda e nt. Avergonzados, tanto os doses como os esprtus de fuego se mostraron dspuestos a acanzar un acuerdo. Sn embargo, egado e momento de negocar, sus ms ve|os y profundos rencores aforaron una vez ms, y a punto estuveron de ncar a guerra de nuevo. Para evtaro, e rey Ixn se ofrec como medador entre os dos bandos, y ct a todos os contendentes en una regn neutra de ceo, a fn de que os nmortaes pudesen repartrse equtatvamente as amas de os hombres ba|o e arbtro de morta a que haban eegdo como medador. E ugar neutra en e que todos deban encontrarse era e Paaco de Senco, a morada de Ange de a Muerte. Todos os eternos estaban convencdos de que, por fn, ban a encontrar e medo de poner trmno a sus desavenencas. Sn embargo, Ixn tena panes muy dstntos para eos: estaba cansado de no ser ms que una sombra de a nmortadad, de padecer hambre y sed, fro y caor, doores y fatgas sn cuento. No deseaba que sus seres querdos se veran obgados a uchar de contnuo contra os estragos de tempo y a enfermedad; y tena en sus manos a forma de beraros. As que, cuando e tmo de os nmortaes traspas e umbra de Paaco de Senco, no o sgu, sno que desenvan su espada, un arma mgca for|ada con a uz de as prmeras estreas, y, atravesndoa sobre e reco portn de pomo, o atranc con ea, cerrando e paaco para sempre. - -53 53- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Sofa hzo una pausa para beber un poco de sorbete. Por encma de a ata copa de crsta, sus o|os observaban con curosdad a expresn de Martn. -Ou hstora tan extraa! -excam su h|o, pensatvo-. Un hombre que vence a os doses... En as noveas de Reue que yo he edo, nunca aparecen drectamente os nmortaes. No tena n dea de que es hubera dedcado cas un bro entero... -Bueno, todo esto que yo te estoy contando, en readad no es ms que una pequea parte de a Crnica de los Vassar, una espece de contexto que srve de trasfondo a a accn. Los verdaderos protagonstas de esa crnca, como sucede en todas as obras de Yue, no son os nmortaes, sno os hombres. -Y qu ocurr cuando todos os doses estuveron encerrados? -quso saber Martn. Sofa remov pensatva os restos de su sorbete con a pa|ta transparente que haba utzado para bebrseo. -En readad, no todos os doses quedaron encerrados -repuso, mrando a su h|o-. Bram, e Ange de a Muerte, cuyas aas son negras y brantes como as de un cuervo, haba tendo que ausentarse en e tmo momento para recoger e ama de a rena Messande, que acababa de faecer a dar a uz. Cuando Ixn se enter de que su engao no haba servdo de nada y de que haba perddo a su esposa, se vov oco de desesperacn y huy de as terras de os Vassar, abandonando para sempre a sus sbdtos y a su h|o recn nacdo. Adonde fue, nade o sabe; aunque Yue afrma en aguno de sus pasa|es que podra haber navegado de nuevo haca e horzonte para esperar a a beracn de os doses y su nevtabe condena. -Y qu pas con e Ange de a Muerte?-pregunt Martn-. Supongo que berara a resto de os nmortaes... Sobre todo, tenendo en cuenta que estaban encerrados en su propo paaco! -Pues no, no o hzo. La ho|a de a espada de Ixn era tan poderosa, que n squera fue capaz de movera. Eso s, poda entrar y sar de paaco a travs de as paredes, pues era e nco nmorta capaz de atravesar a matera. De modo que contnu evndose as amas de os hombres cuando estas se desprendan de sus cuerpos, aunque ya no tena tanto traba|o como antes, porque e resto de os maes que os doses derramaban sobre os hombres (hambre, enfermedad, msera y ve|ez) quedaron atrapados para sempre en e Paaco de Senco, gracas a a hazaa de Ixn. Aque fue e comenzo de una nueva Era para a humandad, conocda como La Edad de os h|os de os hombres. Los h|os de os hombres no conocan e sufrmento n a decadenca. Conservaban eternamente a |uventud y e vgor de os prmeros aos, y soo un accdente fortuto poda arrebatares a vda. E prmer nacdo de aquea nueva Edad fue Arda, e h|o de Ixn. Y e Ange de a Muerte e - -54 54- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata odaba, porque, por cupa de su padre, haba perddo a mayor parte de su poder sobre as craturas mortaes. -O sea, que Arda era e h|o de Ixn y Messande, e prmero de os h|os de os hombres, y por o tanto, nvunerabe a a enfermedad y a a ve|ez -resum Martn, tratando de grabar en su mente aquea nformacn-. Entonces, ser un persona|e poderoso, no? Dfc de vencer... Su madre se ech a rer. -Martn, una cosa es a hstora de Arda y otra muy dstnta tu persona|e en e torneo. Por muy maravoso que sea tu tra|e de bataa, no te vover nvunerabe. Y, aunque e punto de partda de Arda pueda parecer prvegado, en e torneo todos os contrncantes se encuentran en guadad de condcones. Ya sabes, todos tendrs trescentos puntos, que se pueden repartr como uno quera entre una sere de habdades dferentes, gua que en os |uegos de Matrz: fuerza, agdad, ntegenca, etc. La dferenca con Arena, o que a hace tan especa y nca, como dran os amantes de |uego, es su reasmo. S tu persona|e tene una gran agdad, podrs satar reamente por encma de un muro de cnco metros, y, s tene una fuerza descomuna, sers capaz de derrbar e muro de un puetazo. Pero esos persona|es tan exagerados no sueen durar mucho en un |uego con profesonaes, as que soo se fabrcan tra|es de ese tpo para exhbcones y pruebas mtares. -Y has pensado ya en as caracterstcas que va a tener m persona|e? -Por supuesto -sonr Sofa-. Pero quera comentaras contgo, antes de entregar e Gun de cuadades a |urado de a Comundad Vrtua. Una vez que un persona|e resuta eegdo, os guonstas dsponemos de una semana para eaboraro... En se especfcan cuntos puntos queremos que se e asgnen a persona|e en cada habdad, as como e ob|eto mgco que va a utzar en sus aventuras. -Pero es un poco dfc decdr todo eso sn saber cmo van a ser os persona|es rvaes... Sofa se encog de hombros. -Es un reto, desde uego -admt-. Pero tene su gca: soo despus de conocer as caracterstcas eegdas por cada uno de os partcpantes, e |urado de a Comundad puede eaborar una hstora coherente que ncuya toda esa nformacn. -Y cues van a ser as de m persona|e? -Bueno, como seguramente ya te habr expcado |ade ms de una vez, para ganar en a Arena hacen fata a menos dos rasgos extraordnaros, que te permtan hacer frente a a gran varedad de tareas que tendrs que acometer a o argo de torneo: pruebas fscas, engmas, etc. E probema es que, a gua que en todos os |uegos de ro, hay - -55 55- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata caracterstcas ncompatbes entre s. Por e|empo, s aumentas a fuerza de tu persona|e ms a de certo mte, comenzar a dsmnur su ntegenca, y vceversa. As que, por un ado, necestas dos capacdades muy desarroadas, y, por otro ado, esas dos capacdades no pueden ser ncompatbes. Ya sabes que e fna de |uego est aberto, de modo que todos os |ugadores, en teora, pueden ganar. Pero a partda se desarroa conforme a as regas de a gca. S eges ma as habdades de tu persona|e, por muy buen |ugador que seas, no egars a fna de torneo. Martn ya saba todo aqueo, porque |ade se o repeta a daro durante os entrenamentos. Sn embargo, e agrad escucharo una vez ms de abos de su madre. -Despus de pensaro mucho, |ade y yo hemos decddo que as caracterstcas que ms pueden ayudarte durante e |uego son a percepcn y a agdad. -Percepcn y agdad... Supongo que no estn ma -murmur Martn, tratando de hacerse a a dea. Sofa not que se senta defraudado, y o zarande carosamente. -Ou pasa, esperabas otra cosa? -pregunt, sonrendo. -Bueno... Lo de a percepcn me gusta, pero a verdad es que habra preferdo un persona|e muy ntegente. Y, por otro ado, aumentar un poco m fuerza tampoco me vendra nada ma. Su madre asnt, como s esperase de antemano aquea respuesta. -La fuerza y a ntegenca son caracterstcas fundamentaes en e |uego, en eso tenes razn. Pero, pnsao ben, Martn... Tu ntegenca es ya extraordnara, no necestas aumentara medante conexones especaes a un superordenador, como hacen os otros |ugadores. S no aadmos un soo punto a ese rasgo, tus contrncantes pensarn que ese es tu tan de Aques... Y se equvocarn por competo. Los engaaremos, h|o. Les haremos creer que ese es tu punto db. No sabes o mucho que eso puede ayudarte en e transcurso de campeonato. -Eso o entendo, pero y o de a fuerza? Reconocers que, ah, cuaquer |ugador profesona, de esos que evan aos entrenndose, podra superarme... -Es certo. Pero aumentar a fuerza a travs de os puntos puede ser un arma de dobe fo. La fuerza es e rasgo que ms ncompatbdades genera: obga a dsmnur drstcamente a agdad, por e|empo. Para aumentara artfcamente, tendras que evar un tra|e muy pesado, que dfcutara enormemente tus movmentos. Por no habar de as prtess que deberas ponerte, y de os anabozantes que te veras forzado a consumr... -Vae, no sgas, me has convencdo -a nterrump Martn, rendo-. Me|or ser un encenque g que una espece de rnoceronte torpn... Pero - -56 56- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata era necesaro convertrme en un bardo? Un bardo no es un gran guerrero, n tampoco un mago excepcona. Yo crea que, en esta case de |uegos, o me|or era especazarse. -Por rega genera, s. Pero tu caso es especa, no debes ovdaro. No has partcpado |ams en un torneo de estas caracterstcas, y vas a enfrentarte a profesonaes, que no han hecho otra cosa en toda su vda que no fuese entrenarse para ganar unos Interanuaes. Por mucho que entrenes, nunca estars a su atura, Martn. Eso es ago que tene que quedarte muy caro desde e prncpo. Nuestra nca opcn consste en engaar a tus contrncantes, en convenceros de que no representas nnguna amenaza sera para eos. Pero tampoco pueden verte como un estorbo a que sera me|or emnar... Los bardos se utzan sobre todo en as partdas cooperatvas de os |uegos de Matrz. Son grandes estrategas, y su presenca aumenta as capacdades de grupo. Arena no es un |uego tan ndvdua como muchos creen; durante a mayor parte de a partda hay que coaborar con os otros |ugadores; aunque, a fna, como ya sabes, soo puede ganar uno. -Por eso eegste e persona|e de Arda? -As es -corrobor Sofa-. Arda es un persona|e enormemente nteresante, aunque Yue no egase a desarroaro mucho. En m opnn, no aparece nunca en os torneos de Arena precsamente por tratarse de un bardo. Nngn profesona se decantara por una personadad as, pudendo escoger otras ms atractvas. Sn embargo, a m me parece perfecta para t. -Por ms carencas... Su madre frunc e ceo con severdad. -Esas carencas, como t as amas, pueden convertrse en tus aadas, s aprendes a mane|aras con ntegenca. M dea es que os dems te vean como una espece de ayudante, pensando que uego no tendrn nngn probema para emnarte. Despus de todo, a dea no es que ganes e campeonato, sno que ogres mantenerte en e |uego e tempo sufcente como para poder evar a cabo vuestra msn en a Cudad Ro|a. Martn advrt a ncomoddad de Sofa a pronuncar aqueas tmas paabras. Una vez ms, a ausn a as msones programadas en a ave de tempo e haba recordado e extrao orgen de su h|o, y todo o que aque orgen mpcaba. A Martn e habra gustado expcare que comparta ese maestar, y que e recuerdo de su verdadera procedenca e haca sufrr tanto como a ea. Repentnamente, snt a necesdad de contrseo todo: su ansedad por conocer me|or a cvzacn que o haba envado a Medusa |unto con sus tres compaeros, y, a a vez, e medo a perder a as personas que - -57 57- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata quera, a Ae|andra, a ea, de egar a ovdar ncuso a Andre Lem, a quen nunca de|ara de consderar como un padre... Pero no poda hacero. No poda descargar sobre Sofa todas sus nquetudes y temores, como habra hecho un no pequeo. Ya era demasado tarde para eso... S quera sncerarse con su madre, tendra que decrseo todo, ncuda a parte ms terrbe, a que hasta entonces e haba estado ocutando. Pero an no estaba preparado... Soo de pensar en a cara que pondra Sofa cuando se enterase de o que haba ocurrdo en a Dobe Hce, se e haca un nudo en a garganta. De dnde ba a sacar e vaor que necestaba para confesare que haba matado a un hombre? Sofa tambn se haba quedado caada, sumda en sus propos pensamentos. -Oueres que te cuente e resto de a hstora de Arda? -d|o de pronto-. As, podras ayudarme a decdr qu ob|eto mgco asgnare a tu persona|e. Es o nco que me fata para termnar e Gun de cuadades... -De acuerdo -suspr Martn-. Cuntameo todo. As podr hacerme una dea de o que me espera. Sofa se arrean en su butaca y az os o|os haca as prmeras estreas, que ya empezaban a dstngurse en a crecente oscurdad de crepscuo. Ba|o sus pes, e mar haba adqurdo un coor amoratado, y e rumor de as oas sonaba ahora ms cercano, ta vez debdo a cambo de rumbo de vento. Las fores de os cerezos se agtaban en as ramas, cru- |endo como s fueran de pape. Las races de os rboes braban en e nteror de a geatna oscurecda por a penumbra de atardecer. Mones de bacteras fosforescentes haban sdo artfcamente mpantadas en su corteza para producr aque mgco espectcuo. -Dnde nos habamos quedado? -pregunt, tendendo a mano para acarcar a de su h|o. -Me habas contado todo o de Ixn, e padre de Arda. A fna, d|ste que Ixn haba abandonado a su h|o y se haba do para sempre. Sofa asnt con a cabeza y cerr os o|os para concentrarse me|or. -Eso es. Pas e tempo, y Arda se convrt en un rey |oven y apuesto. Cuando e eg e momento de contraer matrmono, se promet con su prma Morwen, a a que amaba desde a nfanca. Sn embargo, das antes de a boda, durante uno de os torneos organzados para entretener a os nvtados que ban egando, e |oven rey resut herdo accdentamente por uno de sus sbdtos. La herda era tan grave, que permanec varos das entre a vda y a muerte, y, durante todo ese tempo, a prncesa Morwen, que haba crecdo sn conocer o que eran e door y a trsteza, como todos os |venes nacdos tras a hazaa de Ixn, soport por prmera vez en su vda aqueos terrbes sentmentos. Demostrando, pese - -58 58- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata a todo, un nsospechado vaor, permanec |unto a echo de su prometdo da y noche, proporconndoe todos os cudados que necestaba. Tantas semanas permanec a |oven a ado de morbundo Arda, que Bram, e Ange de a Muerte, termn enamorndose de ea. Tan pendente estaba de cada uno de sus movmentos, que fue ovdndose poco a poco de su vctma, y, de ese modo, permt que Arda empezase a recuperarse. A caer en a cuenta de que su pasn por Morwen e haba arrebatado a posbdad de aduearse de h|o de Ixn, e dos cuervo mont en cera. Entonces, ovdando toda prudenca, se materaz ante a |oven nova para |urare que, antes de su boda, vovera para evrsea. Cuando Arda se enter de o suceddo, pd de nmedato sus armas y, pese a encontrarse an convaecente, reun a todos sus cabaeros para rogares que vearan por a vda de Morwen, pues Bram poda regresar en cuaquer momento para cumpr su terrbe promesa. Los cabaeros estabeceron turnos para vgar a a prncesa as ventcuatro horas de da, y a nngn extrao se e permt, a partr de entonces, acer- carse a menos de cen pasos de ea. Pero de nada srveron todas aqueas precaucones. La vspera de a boda, mentras Morwen cortaba fores en e |ardn para preparar su ramo de nova, Keuhr, uno de os cabaeros encargados de custodara, descubr una vbora arrastrndose entre os rosaes. Para evtar cuaquer pegro, e cabaero desenvan su espada y, de un certero ta|o, e cort a cabeza a a serpente. Fue un error fata, porque e Ange de a Muerte acud de nmedato a recoger e despo|o de anma, que ahora e perteneca. A ver de nuevo a Morwen tan cerca de , Bram se ovd de as eyes de a naturaeza, y, sn darse cuenta de o que haca, se ev a Morwen, de|ando a a a serpente. Resuta mposbe descrbr a desoacn de Arda cuando se enter de o suceddo. Sumdo en a ms negra angusta, corr a as cuadras en busca de su me|or cabao y, sn escota n escuderos, part en busca de su amada. Cabag y cabag durante muchas unas, preguntando a todos os que se cruzaban en su camno, pero nade supo decre dnde se encontraba e Paaco de Senco. Hasta que una noche, cay renddo a pe de un ggantesco robe y se qued profundamente dormdo. Los h|os de os hombres |ams soaban, pues e dos de os sueos, Morfeo, tambn haba quedado atrapado en a morada de a Muerte por a estratagema de Ixn. Sn embargo, aquea noche, Arda, por prmera vez en su vda, tuvo un sueo. En vo a Morwen refe|ada en un espe|o, tan bea y radante como a tma vez que a haba contempado. Su prometda mova os abos, ntentando decre ago, pero no poda ora, pues se trataba tan soo de una magen refe|ada en un crsta. Sn embargo, cuando ntent besar e refe|o de su prometda, esta atraves sbtamente a superfce de espe|o como s no fuese de vdro, sno de - -59 59- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata agua. La |oven camn haca , e acarc as manos y a cara, y roz sus abos con un beso. Arda aarg una mano para tocara... y a prncesa desaparec. A a maana sguente, cuando se despert ba|o as ramas de ve|o robe, Arda se encontr arrodado |unto a a su fe escudero Keuhr. E muchacho haba cabagado durante dez das para dare una esperanzadora notca: Ovnnk, e tmo de os magos, quera hacere saber que acababa de construr una nave capaz de surcar e ocano Negro y egar hasta a Puerta de Orente, donde empezaba e Otro Mundo. S acceda a navegar |unto a , Arda ta vez podra recuperar a su prometda... -Por qu te detenes? Contna -murmur Martn, que, a esas aturas de reato, se haaba ya competamente subyugado por a hstora. Sofa se ncorpor sobre a butaca y mr a su h|o. -No hay nada ms, Martn. Eso fue todo o que Yue de| escrto. Martn hzo una mueca de decepcn. -Pero cmo no va a haber nada ms? La hstora se queda a a mtad... -Bueno, todo o que sabemos por as ausones ndrectas que aparecen en a Crnica de los Vassar es que, a fna, Arda termn prsonero en e Paaco de Senco; pero gnoramos cmo eg a esa stuacn, aunque o gco es pensar que Ovnnk, e gran mavado de a obra tarda de Yue, o traconase de agn modo. Se cuenta tambn que su hermano, e prncpe Eam, part en su busca... -Y o encontr? -La Crnica no o dce; ya sabes que Yue no eg a termnara. Pero exste un fragmento en a tma novea de Yue conocdo como e Encuentro con as sombras, que tene un gran nters para nuestra hstora. En ese pasa|e, e prncpe Eam consgue habar con os compaeros de expedcn de Arda, todos eos reducdos a a condcn de amas en pena. Estos e ofrecen a Prncpe una sere de ob|etos mgcos para que encuentre a su hermano y deshaga a madcn que pesa sobre eos. Esos ob|etos se han hecho famosos ms tarde en os |uegos de Matrz. Ouz te suenen agunos de eos: e escudo de so de Keuhr, e cuerno roto de Lug, a daga de sombra de Edern... -Me suenan os nombres, aunque no s nada sobre eos -contest Martn, observando dstradamente as races umnosas de os rboes que os rodeaban-. De todas formas, t crees que ese persona|e me convene de verdad? Por o poco que sabemos de , da a mpresn de que e mavado Ovnnk o enga y o derrot... -S, pero ese no tene por qu ser necesaramente e fna de a hstora. Es posbe que su hermano egase a rescataro, Yue nunca eg a pronuncarse sobre ese punto. Por eso precsamente se trata de un - -60 60- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata persona|e perfecto para a Arena. Su eyenda est aberta... Puede termnar de cuaquer manera, sn que eso suponga traconar e esprtu de Yue. -Pero, en e gun que t presentaste proponendo a canddatura de Arda, deba de haber ago ms, no? Supongo que escrbras e fna de a eyenda... -Escrb uno de os posbes fnaes, pero no te servra de nada conocero. A contraro, ncuso podra per|udcarte... Pensa que, en e gun que fnamente eabore e |urado de a Comundad Vrtua, Arda soo ser un persona|e ms de os nueve que partcpan. Lo ms probabe es que su hstora no consttuya squera e centro de a accn... S es ha gustado m gun premnar, es posbe que ncorporen aguno de os eementos que aparecen en , pero o modfcarn tanto para dar cabda a os otros persona|es, que, a fna, resutar rreconocbe. As que es me|or que vayas a torneo sn deas preconcebdas, pensando que cuaquer cosa puede pasar, y aberto a todas as posbdades. Martn asnt, aunque no pareca muy convencdo. -Me gusta Arda -d|o, entrecerrando os o|os para ver me|or a magen de rey bardo que comenzaba a perfarse en su magnacn-. Un persona|e que o arresga todo por amor... -Saba que te gustara -sonr Sofa. Martn se vov haca ea, regresando bruscamente a a readad. -Y en qu ob|eto mgco habas pensado para ? No se mencona nnguno en e reato que e pertenezca? -Nnguno reaconado drectamente con Arda. Yo haba pensado en eegr aguno de os ob|etos mgcos de sus compaeros: La daga de Edern podra resutar muy t, aunque ya se ha utzado en otros guones. O e arco de sauce de Owen, otra de as compaeras de rey bardo que se ctan en a Crnica... E probema es que esos persona|es podran aparecer en e gun fna representando a agunas de as otras corporacones, y, en ese caso, os ob|etos mgcos que te he menconado se es atrburan a eos. Martn tambore nervoso con os dedos de a mano derecha sobre e brazo de a butaca. -Y qu te parecera una espada? -pregunt, enro|ecendo. Sofa se vov haca , sorprendda. -Una espada? No haba pensado en eo, a verdad -reconoc-. Pero, caro, es certo que t practcaste ago de Kendo hace unos aos, y eso te podra servr... Lo mao es que una espada es un ob|eto demasado mando. Para que tenga graca, habra que conferre agn atrbuto orgna, ago que a hcera dstnta. - -61 61- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ou te parecera una espada fantasma? Una espada capaz de aparecer y desaparecer, obedecendo as rdenes de guerrero que a mane|a? Su madre sopes a cuestn unos nstantes. -Es una dea nteresante -d|o por fn-. Oue yo sepa, nunca se ha ncudo un arma as en un |uego de Arena, n de Matrz... Cmo se te ha ocurrdo? Martn trag sava. Haba egado e momento de contare a su madre agunas de as cosas que e haba estado ocutando desde su regreso de Marte. -Vers -d|o-, no s por dnde empezar... Resuta que esa espada aparece en una eyenda que nos cont Demos. Se a conoce como a eyenda de Aurga de Vento. -Una eyenda de futuro... -murmur Sofa, ensmsmada. -S. Aunque, para eos, se trata de una tradcn muy antgua, de orgen desconocdo. -Y qu dce esa eyenda? -Bueno, es un poco arga, y ahora no s s me acordar de todos os detaes. Pero en ea aparece un hroe amado Anasaarath que encuentra en un crcuo de pedra esa espada mgca. La espada se ama Anag, y aparece y desaparece obedecendo as rdenes mentaes de su dueo, y despstando totamente a contraro. Soo quen conoce su nombre puede domnara... Y, a su vez, Anag es a espada que domna a todas as dems espadas. -Tendrs que contarme todo eso con ms detae -d|o Sofa, vvamente nteresada-. Demos te do aguna descrpcn de a espada? Tenes dea de cmo era? -Bueno... tengo ago me|or -d|o Martn-. Tengo una espada de esas. Sofa se ncorpor bruscamente sobre su butaca y o mr como s hubese perddo e |uco. -Tenes una espada mgca?-pregunt, fruncendo e ceo-. Martn, esto no es cosa de broma... -No estoy bromeando. Muchos aos despus de que esa eyenda surgera, hubo un guerrero amado Krssar que ogr fabrcar autntcas espadas fantasma. Espadas que aparecan y desaparecan... -Medante efectos vrtuaes, o ago as? Martn neg con a cabeza. -No; aparecan y desaparecan reamente... Va|ando en e tempo. En a poca de a que nosotros venmos, se conservan agunas de esas espadas... Y yo tengo una de eas. - -62 62- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero cmo ha egado a tus manos? Herbert me cont o de esa mquna suya, pero no saba que... -Demos me a tra|o -a nterrump Martn, evtando entrar en argas expcacones sobre aque decado asunto que tanto trastornaba a su madre-. De parte de Erec de Ouos... Es m padre bogco. -Erec de Ouos -rept en voz ba|a Sofa, como tratando de asmar a nformacn-. Tu otro padre... Nunca me acostumbrar a a dea. -Lo s -d|o Martn-. Yo tampoco... Pero, bueno, e hecho es que tengo una espada que aparece y desaparece, as que podra ser una buena dea ncura en e |uego. Desechando os desagradabes pensamentos que haban acuddo a su mente a or menconar a a otra fama de Martn, Sofa trat de concentrarse ncamente en o que su h|o acababa de contare sobre a espada y en su utdad de cara a os campeonatos. -Incuremos a espada --afrm, mrando a Martn con decsn-. La dea es buena, y, en cuanto a su funconamento... Bueno, tendrs que hacernos una demostracn, a m y a |ade. Martn se mord e abo nferor. -Me temo que eso no va a ser posbe, mam. Tengo a espada, pero todava no he ogrado domnara... Aguna vez he egado a consegur que aparezca y desaparezca, pero es ago que yo no controo. Demos tambn me tra|o un tapz que genera hoogramas de guerreros para ayudarme a entrenar. Los guerreros nteractan con os mpantes bncos de m cerebro, smuando un combate rea... -Magnfco! Entonces, entrena con eos. Te das cuenta de o que puede sgnfcar contar con un arma de esas caracterstcas para a fna? Los otros partcpantes poseern ob|etos que smuan ser mgcos; pero e tuyo o ser de verdad! -En readad, no es maga, sno ata tecnooga que nosotros no podemos egar a comprender -precs Martn-.Y, en cuanto a o de entrenar... Hay varos probemas. E prmero es que, para egar a domnar competamente a espada, esta tene que revearte su nombre, y eso es ago que a m todava no me ha suceddo. Y e segundo es que, en Marte... Bueno, ocurr ago... E caso es que a espada se da en a empuadura, y no s s podr hacer que vueva a funconar. Martn snt un vvo deseo de aadr as paabras que evaban argo rato martendoe e cerebro: La espada se romp durante un combate; un combate en e que mat a un hombre. Mat a Aedh, e hermano de Demos... Y Demos tambn mur por m cupa. Era e momento perfecto para hacere a su madre aquea confesn que evaba tanto tempo posponendo. Sn embargo, as paabras mureron en sus abos antes de que egara a pronuncaras. Un dooroso nudo e - -63 63- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata atenaz a garganta, y se do cuenta de que tampoco esta vez sera capaz de contare a Sofa o que haba ocurrdo en a Dobe Hce. Saba que ea estaba a tanto de a trgca muerte de os dos gemeos que es haban ayudado en as dos msones anterores, ya que Herbert se o haba contado cuando fue a vera para pedre que se reunese con su h|o en Ttana. Sn embargo, e ancano haba evtado entrar en detaes... Segn , era preferbe que fuera e propo Martn quen e confesase a su madre a partcpacn que haba tendo en aqueas muertes. Y Martn haba estado de acuerdo... Pero, cada vez que o ntentaba, e door e parazaba de ta modo que e resutaba mposbe expcar o que haba suceddo. A pesar de a oscurdad que os envova, Sofa advrt e maestar de su h|o. Lo mr con una mezca de afecto y curosdad. -Martn, s que te resuta ncmodo habarme de... bueno, de tu verdadera procedenca, y de tu otra fama -d|o, datando de mprmre un acento sereno a su voz-. Pero quero que sepas que no debes preocuparte por m. No te negar que, cuando Herbert me o cont todo, me resut muy dfc admtr os hechos. Pero, poco a poco, o voy cons- guendo. Y eso no camba nada entre nosotros. Martn se evant de su butaca y fue a sentarse en e borde de a de su madre. Despus, hzo ago que no haba hecho desde haca aos: e ech os brazos a cueo y enterr a cabeza en su hombro. -T sempre sers m no -e d|o Sofa, con voz temborosa. tard un momento en responder. -Lo s -d|o por fn. Az de nuevo a cabeza y mr a su madre con una sonrsa. Ea se mp rpdamente os o|os hmedos con e dorso de a mano. -H|o, s que todo esto representa una presn muy grande para t - murmur-. Y eres tan |oven todava... Pero quero que veas tu partcpacn en os Interanuaes no soo como una responsabdad, sno tambn como una oportundad. E persona|e de Arda puede ensearte muchas cosas... Su travesa en busca de su amada es tambn una espece de va|e n ctco, un descenso a os nfernos que e servr para encontrarse consgo msmo... Entendes o que quero decr? Martn record e rostro de Aedh desenca|ado por e door y a agona. -S, creo que o entendo -contest con voz apagada. -Todo e mundo tene que hacer ese va|e haca o ms ocuto de s msmo aguna vez en su vda. Pero t vas a poder hacero de una forma ms conscente que os dems, a travs de tu persona|e, Arda. Tenes que vvr su aventura como s fuera a tuya... y, a fna, de un modo u otro, termnar sndoo. - -64 64- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn mr de nuevo haca as races umnosas de os cerezos que os rodeaban, y uego haca as estreas. Empezaba a vsumbrar o que pretenda transmtre su madre. Ouz e persona|e de Arda e permtese exterorzar todo aqueo que e estaba hacendo dao y que no saba cmo expresar; quz, a travs de egendaro rey bardo, encontrase una forma de reconcarse consgo msmo... -Tendrs que darme agunos detaes ms sobre esa espada de futuro -d|o Sofa, nterrumpendo e ho de sus pensamentos-. Me refero a a de a eyenda... Oun a for|, cmo eg a manos de ese Aurga... Ouz pueda utzar ago de o que me cuentes en os guones de tu perso- na|e durante e torneo, una vez que e |urado nos facte e nco de a hstora. -Bueno, no s s me acordar de todos os detaes -repuso Martn-. Me parece que, segn a eyenda, a espada no haba sdo for|ada por manos humanas, y que se encontraba desde sempre en una espece de crcuo mgco stuado en un ugar amado Edr. A or aqueo, Sofa se rgu rpdamente. -Has dcho Edr? -pregunt, asombrada. -S... Demos nos hab bastante de ese sto. Segn sus creencas, es un ugar stuado entre e ceo y e nferno. Pero tambn es otra cosa; una espece de estado menta que hay que atravesar para acanzar a umnacn. -Es muy extrao, sabes?-d|o Sofa despus de un nstante de senco-. En os prmeros reatos de Yue, a Labernto de os Sueos se e ama, precsamente, Edr... -En sero? -pregunt Martn, perpe|o-. No tena n dea... -Pues s; y, a verdad, no creo que sea una concdenca. .. Porque ya sabes que, en a obra de Yue, e Labernto de os Sueos es e ugar que hay que atravesar para egar hasta e Paaco de Senco. -O sea que, en certo modo, se parece a Edr de os areteos... -Ouz en as mtoogas de ese futuro de que venes haya agunos eementos tomados de a obra de Yue! -concuy Sofa. Sus o|os braban de exctacn. Martn, a notar aque bro en su mrada, se snt de pronto absurdamente fez. -Ahora ser me|or que vayas a acostarte -d|o Sofa tras un argo senco, que ambos aprovecharon para escuchar e murmuo de as oas -. Tengo una tma sorpresa para t... Maana vas a probar un tra|e de entrenamento que ncorpora agunas de as caracterstcas de tu persona|e, aunque no todas. Los tcncos de Ure o tenan preparado desde hace ms de una semana, pero no queramos decrte nada hasta saber s nuestro gun resutaba eegdo. |ade te espera a as ocho de a - -65 65- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata maana en e gmnaso de efectos especaes para entrenar contgo. Tratar de mostrarse ndferente, pero est usonada, te o aseguro. Por favor, escucha ben todo o que ea te dga. |ade sabe o que hay que hacer para ganar en a Arena... Y tambn sabe o que puede ocurrrte s no o haces, y o mucho que puedes egar a perder. - -66 66- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 4 Captulo 4 Los Tres Anillos Los Tres Anillos Un momento antes de que sonase e despertador, Martn sat de a cama y, descazo, corr a abrr uno de os ventanaes de su cuarto. La brsa de ocano agt as geras cortnas bancas y e acarc a cara. E coor amaro pdo de amanecer se refe|aba en e mar, hacndoo brar como un nmenso y qudo topaco. Eran soo as sete de a maana, pero Martn se senta tan eno de vtadad y energa como s hubese dormdo doce horas. Las numerosas mpresones recbdas durante su recente conexn a a Red de |uegos an seguan vvas en su cerebro, mantenendo aerta todos sus sentdos y provocndoe una agradabe sensacn de eufora. Se duch en un abrr y cerrar de o|os y se puso e mono negro que soan evar todos os membros de equpo de |ade durante as sesones de entrenamento. Despus, consut su reo| hoogrfco y vo que an e quedaba tempo para un rpdo desayuno en e comedor coectvo de Consuado. Encontr e comedor medo vaco, pues os membros de Cuerpo Dpomtco soan hacer todas sus comdas en sus apartamentos prvados, y os tcncos de equpo de Arena comenzaban a traba|ar, por o genera, una hora antes de que empezase e entrenamento. A esa hora, soo tres ancanos desayunaban cmodamente nstaados en una mesta redonda |unto a a terraza. Los tres e saudaron con a mano, y es devov e saudo con una sonrsa. Le encantaba ver a a su abueo, tan fez y a sus anchas, en compaa de sus nuevos compaeros de traba|o, Covs y Berence. Porque e abueo, despus de tantos aos, vova a traba|ar... Sofa e haba rogado a Dana que o ncuyera en a panta de profesores encargados de contnuar con a educacn de |acob y Martn mentras ambos permanecesen en e Consuado de Ure en Ttana. Y, en cuanto a os otros dos ancanos, haba sdo e propo Martn qun e haba - -67 67- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata sugerdo a Dana que ntentase contrataros. A parecer, Hden, a su regreso de Marte, os haba despeddo a ambos, convencdo de que ya no vovera a necestar sus servcos, ahora que os Cuatro de Medusa se en- contraban defntvamente fuera de su acance. Eso era, a menos, o que es haba dcho, aunque Dana no as tena todas consgo. Pensaba que e presdente de Ddao haba actuado as para haceres creer a todos que renuncaba para sempre a controar a os cuatro adoescentes que tanto e nteresaban. Sn embargo, no crea de todo en a sncerdad de aquea renunca. Por eso, a prncpo, se haba mostrado retcente a contratar a Covs y a Berence. Conoca a extraordnara reputacn acadmca de ambos, pero tambn estaba a tanto de ntento de Covs por mpedr que os chcos huyeran de |ardn de Edn. Pensaba, ncuso, que e ancano poda verse tentado a actuar como espa para Ddao... Pero una arga entrevsta con e bast para convencera de que no tena nada que temer en ese sentdo. S de ago se avergonzaba Covs a esas aturas de su vda, era de haber estado tan cego respecto a as verdaderas ntencones de Hden haca sus antguos aumnos. En readad, e despdo haba supuesto un verdadero avo tanto para como para su compaera, ya que, despus de todo o ocurrdo en os tmos meses, o nco que deseaban ambos era escapar sanos y savos de contro de Ddao. Martn se srv un zumo y una tostada con mermeada de mn aromatzado con voetas. Un camarero robtco se acerc para ofrecere una taza de burbu|eante chocoate. E muchacho mordsque a tostada observando, dstrado, a un par de chcos de su edad que acababan de entrar en e comedor con sus pequeos ordenadores en forma de broches prenddos en a camsa. Dos traductores... No era a prmera vez que os vea por a, aunque soan pasar por e comedor como una exhaacn, detenndose soo e tempo sufcente para enarse os bosos de barrtas energtcas. Eran membros de equpo que Herbert haba formado arededor de Seene para que esta pudera partcpar desde Ttana en a traduccn de mensa|e extraterrestre. Martn sonr a recordar a cara que haba puesto e pobre Herbert cuando a madre de Seene e d|o que no e permtra evarse a su h|a a Medusa para prosegur con a traduccn, ahora que acababa de recuperara. E presdente de a corporacn Prometeo tena verdadero nters en que a chca se sumase a a abor de decodfcacn que reazaban sus centfcos en a cudad sumergda. Por eso haba hecho venr de Medusa a agunos estudantes especamente brantes y os haba nstaado en e Consuado de Ure, formando un segundo equpo de traduccn ba|o as rdenes drectas de Seene. E equpo, por o vsto, recba cada da os datos que deba decodfcar drectamente de a estacn Argos, y soo una vez por semana se reuna por vdeoconferenca con e |efe de Programa de Traduccn en Medusa, aque desagradabe perro|o amado Up. Los chcos de Seene, como os amaba e Cnsu, traba|aban prctcamente durante todo e da, y cuando no estaban - -68 68- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata traba|ando normamente permanecan conectados a Vrtuanet, enganchados a agn |uego de Matrz. Seene, por su parte, dorma todas as noches en su casa, pero a menudo se acercaba a desayunar con |acob y con antes de comenzo de su |ornada de traba|o. Hoy, sn embargo, no haba vendo... N tampoco |acob, con quen no haba vueto a concdr desde a tarde anteror. E muchacho suspr. Le habra gustado poder charar con sus dos amgos acerca de todo o que su madre e haba contado durante a cena. Sobre todo, tena ganas de preguntares s saban ago acerca de Bak, aque msteroso persona|e de que e haba habado Leo... Pero tendra que esperar hasta que os vese en as cases de a tarde. A |ade no e gustaba que a hceran esperar, y fataban ncamente dez mnutos para que comenzase a sesn de entrenamento. Los entrenamentos se reazaban en un anfteatro que reproduca, en pequea escaa, a forma de os autntcos estados de Arena. Se trataba de una nstaacn magnfca, y, en os aos en que no haba competcn Interanua, se utzaba para torneos ocaes. En cuanto entr en e recnto, a Martn e am a atencn e numeroso pbco que se haaba concentrado en as gradas ms cercanas a escenaro prncpa. Haba cas un centenar de personas... y todos evaban puestos os monos negros de equpo de |ade. Eran membros de equpo tcnco de Ure. Por o genera, no soan asstr a os entrenamentos, as que deban de encontrarse a por agn motvo especa. A echar un vstazo a a psta centra, Martn comprend de nmedato de qu se trataba. Hasta entonces, sempre haba entrenado en o que os tcncos amaban un escenaro amercano, sn obstcuos reaes n decorado de nngn tpo. Esta vez, sn embargo, a Arena estaba sembrada de extraos ob|etos de coor terra, fabrcados con e msmo matera sensbe que se utzaba para confecconar os tra|es de os |ugadores. Martn se qut os zapatos y penetr descazo en a psta, aproxmndose a mrar de cerca aqueos ob|etos ncasfcabes. Agunos parecan pncuos de pedras; otros, muones de rboes secos, y unos cuantos presentaban curosas formas podrcas que no parecan corresponder a nngn artugo conocdo. E muchacho acarc dstradamente una de aqueas fguras de atrezo, pero en seguda retr a mano con repugnanca. E matera que acababa de tocar tena una textura a a vez vscosa y resbaadza, que e hzo pensar en a pe hmeda y fra de un sapo. Mr a su arededor, buscando a sueta de |ade. Le resutaba mposbe magnar qu aspecto tendra aque desagradabe escenaro una vez que se proyectase sobre e decorado vrtua. Por e momento, o que vea en torno suyo e recordaba ncamente os caprchosos reeves de agunos pasa|es marcanos. Despus de comprobar que |ade todava no haba egado, Martn se apart un poco de centro de a psta y comenz a qutarse a ropa. - -69 69- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Nomura, e ngenero de vestuaro de equpo, fue a su encuentro con un par de coaboradoras y e tend en senco e nuevo tra|e que deba probar aquea maana. Martn se enfund e a|ustado mono y de| que as dos ayudantes de Nomura e a|ustaran os cerres nvsbes de a espada. Cuando termnaron, e ngenero es orden con un gesto que se retrasen. -Bueno, qu te parece? -pregunt Nomura, sonrendo. Era un |apons de medana edad y rostro agradabe, pero as entas que e cubran e rs, y que smuaban un ceo cua|ado de estreas, bastaban para desconcertar a cuaquera que ntentase mrare a os o|os. -Hemos traba|ado toda a noche para tenero a punto esta maana, as que espero que e resutado haya merecdo a pena -contnu e ngenero, en un tono de orguo que ndcaba ben a as caras o satsfecho que se senta de su obra. -Es... es extraordnaramente gero -excam Martn, sorprenddo-. Incuso pesa menos que os anterores, y eso que os otros no tenan escudo. -Se trata de un nuevo matera -expc Nomura mentras e ayudaba a a|ustarse a mscara-. Adems, hemos redstrbudo os nanosensores sguendo as nstruccones de tu madre. E resutado es ms equbrado, porque se parece ms a t. Nomura era una de esas personas que se entregan en cuerpo y ama a su traba|o, hasta ograr que toda su exstenca gre en torno a . Martn nunca e haba odo habar de otro tema que no fueran os |uegos de Arena. Los |uegos eran todo su mundo: traba|aba en eos, vva para eos, y hasta soaba con eos. Empeando a |erga de os fantcos de os |uegos de Matrz, era un pee|udo convencdo, un fantco de os es- pectcuos reaes, por oposcn a unverso penamente vrtua de a Red. En una ocasn, cuando Martn e pregunt por qu se seguan utzando sensores en Arena, en ugar de smuar os efectos de as sensacones dgtamente, se mostr escandazado. -Y qu sentdo tendra hacer eso? -e pregunt, con sus grandes o|os enos de estreas muy abertos-. Sera como |ugar a Matrz... -Bueno, e escenaro segura sendo rea, y, s os efectos fueran vrtuaes, e |uego sera menos pegroso -fue a respuesta de Martn. -Y qun quere eso?-repc Nomura con una nquetante sonrsa-. La Arena es deberadamente antcuada, porque a pbco e gusta que sea as. S os combates fuesen una pura pantomma, a gente no ra a estado para veros; se quedara en su casa, enchufada a Vrtuanet. E prncpa atractvo de a Arena es que buena parte de o que es sucede a sus |ugadores es rea. - -70 70- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Bueno, pero eso no aporta nada a |uego -nsst Martn, sn comprender e punto de vsta de Nomura-. Resutara gua de nteresante s os competdores no sntesen verdadero door cuando es heren... -Te equvocas -e cort Nomura-. Resutara mucho menos nteresante. E mundo vsto a travs de un mduo de navegacn es muy bonto; me|or que un sueo. Pero todo e mundo sabe que no exste, que nada de o que a vemos est pasando de verdad. Lo bueno de a Arena, o que es gusta a os espectadores, es saber que cuando, por e|empo, a uno de sus hroes e cortan a mano, ms a de a exposn de sangre artfca que nunda e escenaro y de os desteos de arma vrtua de su contrncante, hay un |ugador retorcndose de door, un hombre que ncuso podra egar a morr a consecuenca de as herdas. Despus de aquea conversacn, Martn procuraba habar o menos posbe con e smptco ngenero de vestuaro de Ure, aunque tena que reconocer que a sncerdad de Nomura e haba aberto os o|os respecto a a verdadera pegrosdad de |uego en e que ba a partcpar. Hasta entonces, haba credo que as tragedas que haban sufrdo agunos |ugadores en os torneos de Arena se deban a meros accdentes, a agn error de ccuo por parte de os guonstas de torneo. Sn embargo, Nomura e haba hecho ver que esas tragedas consttuan, para muchos afconados, e prncpa acente de |uego de Arena, y que a vaoracn de os profesonaes que partcpaban en os torneos suba como a espuma cada vez que se arresgaban a provocar ese tpo de desgracas. As era a Arena; una desconcertante mezca de readad y efectos especaes, un enfrentamento bruta de nueve personas de carne y hueso sumergdas en un compe|o escenaro semvrtua donde nada era o que pareca. |ugadores que tenan que enfrentarse con otros |ugadores... Pero tambn con sofstcados robots recubertos de dsfraces hoogrfcos que es daban a aparenca de monstruos o de hroes; por no habar de os programas sensbes, hoogramas nteractvos que formaban parte de decorado y que, a pesar de su aparenca vva, no eran mane|ados drectamente por nnguna persona n robot, sno que actuaban con tota autonoma, sguendo as nstruccones de sus programadores. Mentras Martn recordaba todos aqueos detaes de |uego en e que ba a partcpar con una mezca de asombro e nquetud, Nomura fue deszando a pstoa de adherenca sobre su cueo, su cntura y sus muecas, hasta sear competamente todas as aberturas de tra|e. Cuando termn, e rog que se sentara para poder coocare con mayor comoddad e navegador. Mentras Nomura comprobaba e perfecto a|uste de verdugo-mscara que e cubra e rostro y a cabeza, Martn sostuvo un momento e navegador entre sus manos. Se trataba de un aparato con forma de antfaz, fabrcado en un crsta fexbe de coor negro, para asar os o|os de a uz. E compe|o rbete pateado de artugo, con sus artstcas ondas - -71 71- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata y pcos, desconcert un poco a muchacho, que no se esperaba ago tan sofstcado en una mquna cuya funcn deba ser emnentemente prctca. Una vez coocado, e navegador se adhera tan perfectamente a a mscara de a cara que pareca formar una soa peza con ea. Aque antfaz consttua en readad a pantaa de |uego, y estaba conectado medante un sstema nambrco de ata veocdad a dos dmnutos aurcuares que, una vez coocados en e odo, nterceptaban todos os sondos procedentes de exteror. Cuando e navegador se actvaba, e |ugador soo poda percbr as mgenes y sondos de unverso fantstco creado por os guonstas de torneo. Dspona, no obstante, de un modo de conexn vdeogrfca, que permta a |ugador ver todo cuanto o rodeaba ta y como era en readad, gracas a as mcrocmaras nstaadas en su superfce. La conexn vdeogrfca se desactvaba automtcamente en cuanto empezaba e |uego, pero Nomura quera probara antes de que |ade egase, para asegurarse de que funconaba correctamente. Despus de unos nstantes de oscurdad y senco competo, Martn vo de nuevo ante s a cara de ngenero |apons, mrndoe con expresn nterrogante. -Ou te parece? Te sentes cmodo? -e pregunt a travs de os aurcuares. Martn afrm que se senta perfectamente, aunque e tra|e y a mscara sempre e producan, a prncpo, una desagradabe sensacn de caustrofoba. -No te preocupes por e peso de navegador -contnu Nomura-. En cuanto cabremos tu capacdad de respuesta, o fabrcaremos ago ms gero. -Pero s pesa poqusmo! -repuso Martn, sorprenddo. -An as, s podemos qutare cnco o ses gramos ms, o haremos - promet e ngenero, cavando sus o|os estreados en e oscuro antfaz de muchacho. -Lo que me preocupa es que resute demasado... ostentoso -observ tmdamente Martn, pensando en as compe|as formas de a ora de pata de aparato-. Ouero decr que eso podra hacerme ms vunerabe... Estoy pensando en o que e pas a |ade. Le destrozaron e navegador... Y, encma, os |ueces permteron que e combate contnuase, aunque ea ya no poda ver n or nada. -Bueno, eso fue muy antdeportvo, es verdad -admt Nomura, gundoe un o|o-. Su contrncante actv e modo vdeogrfco en pena ucha, y eso e permt ver con toda cardad dnde estaba e navegador de |ade y destruro. Pero os tempos han cambado. Actuamente, e modo de conexn de os navegadores se controa desde a centra de da- tos, y nngn |ugador puede cambaro a vountad en e transcurso de - -72 72- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata torneo. Eso sgnfca que, por muy sucos que sean tus rvaes, nunca podrn hacerte o que e hceron a |ade. Una vez que e |uego comence nade ver tu navegador, Martn. Soo vern tu mscara vrtua. --Entonces, para qu todos esos adornos pateados?-pregunt Martn-. Me hacen parecer uno de aqueos superhroes de as prmeras noveas grfcas de sgo XX. Haba uno que trepaba por os edfcos... E Hombre Araa, o ago parecdo. Con esta cosa, me parezco a ! Nomura sot una carca|ada. Era evdente que estaba de muy buen humor. -Vaya, e Hombre Araa! -d|o, sn de|ar de rer-. S, tenes razn, te pareces un poco. Aunque creo que su mscara era ro|a... Tene graca! -Pero, s nade puede verme... -Yo no he dcho eso, Martn. Lo que he dcho es que nade puede ver tu verdadero aspecto durante e torneo. Pero os Interanuaes son mucho ms que os momentos de |uego propamente dchos. Recuerda que, durante qunce das, habr cmaras sgundote a todas partes, transmtendo a todo e paneta, e ncuso a Marte, cada uno de tus movmentos. Te vern dormr, comer, ncuso ducharte, s os equpos de teevsn encargados de a transmsn o estman oportuno. Los momentos prevos a nco de |uego sueen tener mucha audenca, y habr centos de mones de personas vendo cmo te pones e tra|e y e navegador. Lo msmo ocurrr con os otros ocho |ugadores... Por eso, en os tra|es de a fna sempre hay detaes amatvos, o msmo que en os navegadores. Pero, adems, esos adornos pateados, como t os a- mas, estn cubertos de mcrocmaras que transmten sus mgenes a a centra de gun durante e |uego. Cuantas ms mgenes tomadas desde nguos geramente dstntos puedan ntegrar os ordenadores de equpo, me|or... Contars con nformacn ms precsa en todo momento. E ngenero se qued caado unos segundos, aunque daba a mpresn de que se haba quedado con ganas de aadr ago. Fnamente, acercndose mucho a Martn, aad en tono msteroso: -De todas formas, o que hzo que |ade perdera aque encuentro no fue que e destrozaran e navegador. E error o comet antes, antes ncuso de empezar e |uego... Hazme caso; no confes demasado en tus sentdos. A Martn soa ponere bastante nervoso aquea forma tan crptca de habar que adoptaba Nomura cuando se refera a ago reatvo a as estrategas de Arena. Nunca estaba seguro de entender competamente o que quera decr, a pesar de su habdad para entrar en e pensamento de os dems a travs de su rueda neura. Probabemente, e probema estaba en e propo Nomura; su mente funconaba de un modo errtco, y n msmo saba con segurdad adonde quera r a parar cuando emprenda una determnada nea de razonamento. - -73 73- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Pese a todo, como Martn ya e ba conocendo, ntuy que Nomura an tena ago ms que decre, de modo que esper en senco a que e ngenero se decdera a prosegur. Nomura tard an un rato en habar. -Es una pena que no tengas rueda neura -d|o por fn-. Muchos |ugadores a utzan durante os torneos, y soo empean e navegador para asarse de mundo rea. A or menconar a rueda neura, Martn se puso en guarda de nmedato. Saba que a ausenca de mpantes en su cerebro pona muy nervosos a os tcncos de Consuado, aunque no acababa de entender por qu. -Yo crea que, para poder conectarse a Vrtuanet a travs de a rueda neura, haba que estar en semtrance -d|o con cautea. -Por o genera, es as -confrm Nomura mrndoe f|amente con sus o|os enos de estreas-. La rueda recbe demasada nformacn, y, para que e cerebro pueda procesara con rapdez, es me|or que no tenga todas sus funcones actvas. Sn embargo, con os nuevos mpantes, a cosa camba. Las ruedas neuraes de tma generacn son capaces de procesar enormes cantdades de datos en apenas un nstante, y cada ao as hacen ms rpdas. -Entonces, por qu no as utza todo e mundo? -pregunt Martn, arqueando as ce|as deba|o de su a|ustada mscara. En readad, haca tempo que vena pantendose aquea pregunta, aunque nunca antes se haba atrevdo a formursea a Nomura. E ngenero apenas e de| termnar a frase. -Porque os |uegos de Arena avanzan a a msma veocdad -contest rpdamente-. En cada Interanua aparecen nuevos avances y se f|an ob|etvos cada vez ms atos en cuanto a a esttca y a espectacuardad de os torneos. Eso hace que os mpantes neuraes se queden antcuados en seguda. Para segur e rtmo de os campeonatos, habra que mpantarse una rueda nueva cada ao... y hay pocos |ugadores dspuestos a de|arse operar e cerebro con tanta frecuenca -aad gundoe un o|o. -De todas formas, sgo sn vere a venta|a -nsst Martn-. E navegador puede transmtr tantos datos como a rueda neura, y se puede actuazar sn necesdad de operacones... -S, pero no es gua de rpdo. Cuando os datos van drectamente a cerebro, en ugar de tener que pasar por os o|os y os odos, sempre egan antes. La dferenca es mnma; de unas cuantas centsmas de segundo... Pero esa venta|a aparentemente nsgnfcante puede resutar decsva a a hora de combatr. - -74 74- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn se aegr de que Nomura no pudera ver sus o|os, ocutos tras e navegador. Estaba seguro de que, en aque momento, su mrada deba de refe|ar un gran esceptcsmo. -Entendo que a rapdez de respuesta sea mportante -d|o--. Pero a Arena es una carrera de fondo. No se trata soo de combatr ben, sno de ser un buen estratega, y, sobre todo, de saber resstr a presn. -S, s, todo eso est muy ben -admt Nomura con mpacenca-. Pero, a fna, te |uegas a vda en cuestn de segundos... Yo estoy convencdo de que e |uego a travs de os mpantes se termnar mponendo. Es cuestn de hbtos. Hace aos, haba gente que se negaba a de|arse mpantar una rueda neura por temor a o desconocdo. Es gco que agunas personas se resstan a cambo. Sn embargo, pese a esa resstenca, a fna as ruedas neuraes han termnado vovndose mprescndbes, y e no evar una se ha convertdo cas en una dscapacdad... T o sabes me|or que nade -agreg, desafante. Esper a que Martn e repcase, pero, como no o hzo, contnu habando, cada vez ms anmado. -Ahora estamos asstendo a una nueva revoucn. K ha empezado a comercazar una rueda para |uegos totamente compatbe con e mpante habtua. Dos ruedas en ugar de una... te magnas e potenca que tene eso? -Ya hay gente con esa segunda rueda?-pregunt Martn, muy nteresado-. Crea que todo eso estaba todava en fase expermenta... -No, no. Se trata de una tecnooga penamente desarroada. Muchos fantcos de os |uegos de Matrz ya se han mpantado esa segunda rueda, y Kokoro acaba de anzar agunos |uegos de ato nve excusvos para ese tpo de mpantes. Dentro de poco, todo e mundo evar uno -concuy No- mura con o|os soadores. Pero Martn estaba pensando en otra cosa. -S un |ugador evase esa segunda rueda para |uegos -pregunt-, podra desactvar a prncpa a vountad, de modo que nade pudese ocazara? Nomura se rasc a cabeza, pensatvo. -Bueno... un mpante se podra ocutar, para que desde fuera nade ograse detectaro. tmamente, cas todas as corporacones han desarroado sstemas de camufa|e para que as ruedas neuraes de sus agentes no puedan ser ocazadas por os mcroproyectes ntegentes, o ncuso por os detectores de mentras. Pero desactvar un mpante de gope... Eso sera muy pegroso. E hardware bnco genera en os su|etos que o usan habtuamente una fuerte dependenca pscogca. E cerebro se acostumbra de ta manera a deegar parte de sus funcones en a - -75 75- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata prtess, que, cuando se ve prvado de ea, no sabe cmo reacconar. Los resutados de un expermento as podran ser catastrfcos: desntegracn sensora, paranoa, trastornos de personadad... No se o recomendo a nade. |ade aparec en ese momento en e umbra de a puerta prncpa de anfteatro. Nomura e drg una mrada hudza y se acerc an ms a Martn. Era evdente que quera aadr ago a su expcacn antes de que comenzase e entrenamento. -De todas formas, en reacn con as ruedas neuraes, creo que hay ago que debes saber -susurr en tono confdenca-. Se rumorea que Kokoro est sometendo a sus |ugadores a msmo entrenamento por e que pasan os comandos de te de esa corporacn... Entendes o que eso sgnfca? S hay aguen que puede soportar una desconexn brusca de sus mpantes neuraes, es un sodado de as fuerzas especaes de Kokoro... O aguen que haya pasado por un entrenamento smar. Pareca a punto de aadr ago ms, pero, a ver que |ade avanzaba resuetamente haca eos, se ae| un poco de Martn, dando por termnada a conversacn. Martn saud a |ade con a mano, todava dstrado por a vaosa nformacn que acababa de proporconare Nomura. La prncpa venta|a que poda tener sobre sus futuros adversaros en a Arena, resda en su capacdad para penetrar en as ruedas neuraes de os dems y captar sus pensamentos; sn embargo, s una persona evaba dos ruedas neuraes en ugar de una, a cosa poda compcarse... -Sento haberme retrasado -d|o |ade, ncnndose rncamente para saudar a su aumno conforme a rtua tradcona en os combates de artes marcaes. Vengo de reunr- me con Sofa... Parece que hay muchas novedades, no? Me ha contado tu dea acerca de a espada. Martn snt que enro|eca ba|o a fexbe mscara que e cubra e rostro. Se pregunt cunto e habra contado su madre a |ade respecto a orgen de aquea dea. Le habra habado de a eyenda de Aurga de Vento, y de arma que Demos e haba trado de futuro? S |ade haba tendo aguna reacn con Demos antes de conoceros a eos, ta vez ya supese ago de todo aqueo... Martn vo os esbetos dedos de |ade deszndose suavemente sobre su navegador. Para os entrenamentos, sempre se qutaba sus extravagantes anos, y conservaba ncamente una fna sort|a de oro que evaba engarzada una pequea esfera de cora. -Se adapta ben -d|o ea, mrando aprobadoramente a Nomura-. Gracas, puedes retrarte... Luego se vov nuevamente haca Martn y, con una sonrsa desafante, comenz a qutarse a ropa. E rtua de ponerse e tra|e de |uegos deante de todo e equpo tcnco e ncuso de pbco, s o haba, era una - -76 76- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata prctca corrente en todos os entrenamentos, pero Martn no ograba acostumbrarse. Saba que |ade haba decddo desnudarse a msmo, deante de , porque consderaba que aque momento tambn formaba parte de entrenamento. Tena que aprender a concentrarse ncuso con e navegador en modo vdeo- grfco, y a evtar cuaquer dstraccn en os momentos prevos a combate. Sn embargo, observar a una mu|er tan hermosa como |ade despo|ndose de su ropa nteror con expresn nsnuante habra bastado para desconcentrar a cuaquera. Martn se obg a no cerrar os o|os, porque saba que todos sus movmentos estaban sendo regstrados por os nanosensores de tra|e, y no quera ganarse una reprmenda. Adems, cuanto antes se acostumbrase a aqueo, me|or... Apret os puos dentro de os guantes y pens en Ae|andra, y en o mucho que deseaba acarcara y estar con ea. Sn de|ar de sonrer, |ade se enfund su nuevo tra|e de entrenamento con a ayuda de as dos coaboradoras de No- mura. Cuando fueron a ponere e navegador, hzo un gesto de rechazo con a mano. -Todava no -d|o secamente-. Ouero habar con e chco antes de empezar. La psta se fue despe|ando entamente a su arededor, hasta que soo quedaron sobre ea Martn y su entrenadora. |ade e nvt a sentarse sobre una espece de tronco de rbo cado que formaba parte de decorado, y ea se sent a su ado. -Hasta ahora, hemos estado probando dferentes estos de ucha, y unas cuantas armas dstntas -d|o, en e tono neutro que empeaba cuando e daba case-. Con agunas de eas no te has defenddo ma, especamente con e azo... Y, en cuanto a as mazas, machetes y dems... Bueno, por o menos has aprenddo o bsco. Pero, a partr de ahora, nos centraremos en a espada. Martn sonr dentro de su mscara. La espada era su arma favorta, a nca con a que se senta a gusto. Y, por o que saba, comparta esa preferenca con su entrenadora. -S tu persona|e va a evar una espada, a partr de ahora sempre entrenars con ea. Sn embargo, no debes ovdar que tendrs que enfrentarte a todo tpo de rvaes... As que yo asumr e pape de enemgo, y tratar de sorprenderte con dferentes combnacones de armas. Pero, antes de empezar, practcaremos agunos ances de esgrma que pueden servrte en una gran varedad de stuacones. Creo que ests famarzado con a tcnca de Kendo, y tambn con e esto de ucha de Wudang... -S -confrm Martn. Estuvo a punto de aadr que, adems, haba practcado e arte de a espada de os Cabaeros de Senco, pero se contuvo. Aqueo habra - -77 77- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata provocado demasadas preguntas... Preguntas que no habra sabdo contestar. -Los ances que yo voy a ensearte son adaptacones de esto Yang csco de ucha con espadas. Adaptacones especfcas para os |uegos de Arena... Agunas as he nventado yo msma, pero a mayora me as ense m maestro, Okazak. era un gran vrtuoso de Ta|, e me|or de su poca. Nade ha sabdo con|ugar e esto tradcona de ucha con as exgencas de a Arena como ... O|a e huberas conocdo. -Ha muerto? -pregunt Martn nocentemente. -No o s -repc |ade con sequedad. -Has perddo e contacto con ? -nsst Martn, percbendo una brecha en a entereza de |ade que nunca antes haba notado. -Dgamos que perd e contacto conmgo -murmur |ade mrndoe de un modo extrao. -Ou stma, no?-observ e muchacho, espando as reaccones de su entrenadora-. S era tan buen maestro, deb de nfur mucho sobre t... Supongo que debe de resutar muy trste crear azos tan fuertes con una persona y que uego se rompan. De pronto, Martn snt con toda ntdez e ntenso door que aqueas paabras e producan a |ade. E, nstantneamente, entend e motvo de aque sufrmento. -No se han roto nunca, verdad?-pregunt suavemente, a travs de mcrfono de navegador-. Esos azos no podan romperse... Okazak era tu padre. |ade do un paso atrs y su rostro se crsp como s acabase de mordera una serpente. -Cmo o has sabdo?-pregunt con voz sorda--. Nunca se o he contado a nade... -Pero, s entrenabas con , todo e equpo deba de sabero... -No, no o saban. Nade o saba. Era nuestro secreto. Un fro gaca parec contraer os hermosos rasgos de a contrabandsta, vovndoos tan rgdos como os de una estatua. -Tu espada es esa de ah -d|o, seandoe un estuche que haba de|ado ago apartado, en e sueo-. Tambn hay un cnturn. Vete a|ustndoteo... Y otra cosa, Martn. S e dces a aguen una soa paabra de o que acabo de contarte, te mato. Antes de que Martn tuvese tempo de contestar, |ade ya se haba puesto e navegador, que era exactamente gua a suyo. Martn pens de nuevo en aque ve|o superhroe que mtaba a una araa, con su mscara - -78 78- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata y su antfaz... Observ cmo |ade se acercaba a Heena Sten, a ngenera de decorados, para dare a orden de que actvase os efectos especaes. En un nstante, todo camb a su arededor. De pronto, se encontraba en e nteror de un casto en runas cuyas muraas estaban ardendo. Atas amaradas e cercaban por todas partes, y as rfagas de humo procedentes de ncendo eran tan densas que, en agunos momentos, egaban a cegare cas por competo. Todos os sensores de caor de tra|e parecan haberse actvado smutneamente... Por un nstante, Martn se pregunt de qu poda estar hecho un casto para ncendarse de seme|ante manera, pero en seguda desech aque pensamento. Estaban en a Arena, en medo de un decorado vrtua, donde ncuso as pedras podan arder... Lo que tena que hacer ahora era concentrarse en a espada y en todo o que d|ese o hcese |ade. An no haba acabado de cerse e cnturn cuando oy a voz de |ade a travs de os aurcuares, ordenndoe que desenvanase su arma. Se trataba, efectvamente, de una espada de Wudang, aunque os efectos especaes de generador de hoogramas a hacan brar de un modo especa, como s estuvese hecha de oro puro. La empuadura vrtua tambn era espectacuar, ena de peras, esmeradas y rubes... Un poco excesvo para un smpe entrenamento, pens Martn. Pero todo en a Arena era excesvo. Un par de vgas de madera se derrumbaron chsporroteando a pocos metros de , producendo un estruendo ensordecedor y enando e are de cenzas. E oor a madera quemada resutaba asfxante, y, muy cerca de , una pared cru|, a punto de ceder... En readad, todo aqueo estaba a precsamente para que no e prestara atencn, para que aprendese a gnoraro, de modo que se vov resuetamente haca su contrncante. -Ests sudando, Martn? -pregunt |ade, con voz aparentemente tranqua. En ese momento, su esbeta sueta femenna se transform como por arte de maga en una horrpante cratura con os o|os vacos y e cabeo formado por una maraa de serpentes. A su pesar, Martn not cmo se e erzaba a pe, y supo que, a msmo tempo, os ordenadores de a saa de contro habran regstrado aquea reaccn de medo. Aguen deb de comuncrseo a |ade de nmedato, porque e monstruo se abaanz bruscamente sobre , agtando os |rones de su tnca deante de sus o|os. -Controa e medo -e orden con una voz extraamente dstorsonada a horrbe cratura-. E medo aumenta a sudoracn, y, s sudas mucho, os seos de tra|e podran corromperse. Ese tra|e es a armadura ms segura que exste, recurdao. Podra detener ncuso una trazadora dsparada a quemarropa. Los seos son su nco punto db... No sudes, y no tendrs probemas. - -79 79- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero, e ncendo... Hace demasado caor -murmur Martn con os abos resecos. E monstruo mtogco que tena ante anz una pavorosa carca|ada. Martn record entonces su nombre: Medusa, a cratura que, con una soa mrada, poda hacer que sus vctmas se vovesen de pedra. Sn embargo, a deba|o, en aguna parte, segua estando |ade, atenta a cada una de sus reaccones. -Tenes mucho caor? -pregunt e monstruo, todava rendo. Martn se do cuenta de que apenas mova os abos-. Yo tambn tengo caor... Debes recordar sempre que s e ambente te resuta adverso, tambn e resutar adverso a tu contrncante. Concntrate en esa dea... E tambn tene caor. tambn suda. Vga os seos de su tra|e, puede que tengas suerte y os veas desgarrarse. Aunque tambn es posbe que tu adversaro est fngendo, y que haya ogrado confundr a os controadores smuando os efectos de sudor, para que t creas que tene medo... Nunca te fes de as aparencas, y, sobre todo, nunca confes en nade; en a Arena todo, absoutamente todo, puede ser una trampa. -De todas formas, os seos de tra|e... son e punto vunerabe para todos -argument Martn, que cada vez tena ms dfcutades para pensar con cardad. -Excepto cuando e tra|e no eva nngn seo. En agunas undades especaes de e|rcto de Kokoro, os unformes se fabrcan con e sodado dentro. No hace fata searos... Y puede haber |ugadores que hayan segudo e msmo sstema. Cuaquer sacrfco merece a pena con ta de ganar un Inter- anua. La mscara verdosa de a Medusa mr a Martn con sus o|os vacos, pero poda magnarse con tota ntdez a expresn burona de |ade deba|o de dsfraz. A su arededor, as amas cambaban constantemente de forma y tamao. E are cada vez resutaba ms turbo e rresprabe. -Podramos empezar ya? -pregunt Martn, que tema asfxarse s a conversacn se proongaba. Pero |ade deba de consderar que a angusta y a ncertdumbre de a espera formaban parte de entrenamento, porque no se mov. -Antes, d|ame que te recuerde agunas otras cosas respecto a tra|e. Ya sabes que, dependendo de as caracterstcas de persona|e, e vestuaro de combate ser ms o menos vano. Pero no ovdes que cuanta ms resstenca oponga e tra|e a os gopes, ms dfcutar tus movmentos. Tu madre me ha dcho que habras deseado dotar a tu Arda de una mayor puntuacn de fuerza. Ouz creas que, de esa forma, tendras ms oportundades de derrotar a tu adversaro... Es una estupdez. Es que nade te ha habado de a cantdad de nterferencas que provoca en e navegador una puntuacn eevada de fuerza? Deberas probaro, es enoquecedor. Apenas te de|a pensar. - -80 80- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn no contest. No quera aargar aque dogo ms de o necesaro, y estaba deseando empezar de una vez e combate. Saba que, en cuaquer momento, |ade poda nterrumpr sus expcacones para atacare sn prevo avso, y no quera perder a concentracn, as que trat de controar sus respracones mentras escuchaba pacentemente una nueva e ntermnabe perorata de su entrenadora sobre as nueve caracterstcas prncpaes de su persona|e y sus cuarenta y cnco habdades secundaras. As podemos estar hasta maana -se d|o Martn, que nunca de|aba de asombrarse ante a capacdad de |ade para soportar con nquebrantabe pacenca as ms terrbes condcones ambentaes durante os entrenamentos-. Se est vengando de m, por haber descuberto o de su padre. Ta vez, s ea pensaba que no tena nnguna prsa por empezar a uchar, decdra poner fn a aque tormento... Martn decd arresgarse. -Nomura me d|o que os nanosensores de tra|e han sdo redstrbudos para a|ustarse me|or a as caracterstcas de Arda -d|o en tono tranquo -. Pero no entendo muy ben qu sgnfca eso... n tampoco cmo me puede ayudar a a hora de combatr. La Medusa se anz sobre Martn como s fuese a devoraro, pero se detuvo a dos pasos de muchacho. -La redstrbucn de os nanosensores tene muchas mtacones. Las normas de |uego obgan a coocar sensores de door en os puntos ms sensbes de a anatoma humana, de forma que, s aguen, por e|empo, te gopea en as rodas, a armadura mpedr que te rompa as pernas, pero e sensor stuado a envar una sea muy ntensa de door a tus termnacones nervosas. Eso es gua para todos os |ugadores... -Entonces, qu es o que tene de especa m armadura? -En prmer ugar, a eevada puntuacn en agdad de tu persona|e nos permte dotara de nanoestmuadores muscuares especfcos para me|orar tu rendmento en satos, acrobacas y carreras. Y, por otro ado, gracas a tus puntos de percepcn, e tra|e est dotado de mcrocmaras en tu espada, as como de sensores especaes de magen, sondo, tacto, y deteccn de sustancas qumcas dsuetas en e are. -No me drs que tambn van a ntentar envenenarme... -En a Arena todo es posbe -rept |ade por ensma vez-. No se tratara de un verdadero envenenamento, sno de una smuacn que emnara a sea de agunos de tus sensores prncpaes: corazn, ventre, cueo, etc. O sea, que te matara... pero soo en o que se refere a |uego. De pronto, e monstruo que recubra a sueta de |ade se transform en una hermosa uchadora ruba, con os argos cabeos suetos y una desumbrante coraza pateada. - -81 81- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Antes de empezar e combate, quero ensearte un ance con a espada que puede resutarte muy t -d|o |ade ba|o su nueva aparenca, an ms turbadora que a anteror-. Se trata de Lance de os Tres Anos que envueven a a una. Lo has practcado aguna vez? Martn hzo un gesto negatvo con a cabeza. E ambente pareca haberse refrescado un poco, y e humo de ncendo que os rodeaba se haba dspado mgcamente. -Por o que he vsto hasta ahora, tu tcnca con a espaca es bastante buena -prosgu |ade-. Se nota que conoces varas escueas dferentes de ucha... Y agunas de tus tctcas resutan bastante... sorprendentes. Pero tenes un esto demasado... cmo decro? Demasado mpo... En a Arena, te pueden atacar de m maneras dstntas, y cas todo est permtdo. Aqu no tene sentdo comportarse como un perfecto cabaero. Tenes que engaar a adversaro, utzar cuaquer truco. Y debes recordar que a espada es ago ms que una ho|a arga y afada; es tambn a empuadura. S gopeas a tu adversaro con a empuadura en a cara, o en e cueo, puedes pare desprevendo y dare un buen susto... F|ate ben en o que hago. En a mano de a ruba mu|er acorazada aparec bruscamente una espada arga, de aspecto medeva. La mu|er se vov haca un adversaro nvsbe y smu que este a tena su|eta por una mueca. Desde esa poscn, despaz a espaca haca e frente, mantenendo a empuadura haca arrba. Despus, con a espada vertca, hzo amago de rechazar a su adversaro, y a contnuacn gr todo e cuerpo y abr ambos brazos, e|ecutando un rpdo movmento de mueca para vover a espada haca arrba. -Has vsto? -pregunt, detenndose-. S m adversaro estuvera aqu, ahora msmo e habra gopeado en a mandbua con a empuadura. Ven, quero que o veas... Martn se acerc con certo receo y agarr a su entrenadora de brazo derecho. |ade rept a manobra que acababa de e|ecutar y rechaz a Martn apoyndose en su espada. Luego, abrendo os brazos y dobando suavemente as rodas, camb a dreccn de arma y gope suavemente a Martn en a parte nferor de a cara. -Te has f|ado? En este momento, s hubera querdo, podra haberte de|ado nconscente -e d|o a termnar-. Ahora, prueba t. Y recuerda que soo es un ensayo. Martn de| que su entrenadora e agarrase por a mueca y rept o me|or que pudo os cuatro movmentos de Lance de os Tres Anos. En e tmo momento, sn embargo, |ade apart a cara, con o que no consgu n squera rozare a mandbua. Ea se ech a rer estreptosamente, y e vento artfca de escenaro agt su espesa cabeera ruba. - -82 82- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Tenes que ser ms rpdo, Martn. Ms rpdo... Recuerda: boqueo con a espada en vertca, mpuso haca atrs, apertura de brazos, gro de mueca. Y ahora, ntenta ponero en prctca, s puedes. Empeza e combate de verdad. Instantneamente, a amazona ruba se transform de nuevo en Medusa, e monstruo verdoso con a cabeza ena de serpentes. Pero esta vez a magen era de un reasmo aterrador. Las hmedas serpentes buan sobre a ptrea mscara de monstruo enroscndose unas sobre otras y formando un repugnante amas|o de cuerpos vscosos y pateados. La cratura banda una katana en una de sus manos y un sabe corto en a otra. A su arededor, as runas de casto se voveron de pronto ms negras y amenazadoras, y as amas que consuman parte de a estructura adqureron una desproporconada atura. E monstruo se precpt sobre Martn con as dos armas en ato, abatndoas smutneamente sobre su cabeza. Los nanosensores de tra|e e permteron percbr con toda ntdez e sbdo de acero a un par de centmetros de su cueo. A retroceder, perd e equbro, y observ espantado cmo |ade se abaanzaba nuevamente sobre con a katana en ato. Era e me|or momento para poner a prueba e tra|e... Saba que, a unos tres metros y medo de dstanca, a su zquerda, haba un trampon ocuto en e sueo. Su eevada puntuacn de agdad e permta acceder a todos os cdgos de actvacn de rampas, trampones, resortes y escaeras. S cacuaba ma e sato, poda romperse a cabeza... Pero a menos tena que ntentaro. Martn esquv e nuevo ataque de |ade y ech a correr haca a marca de trampon. Cuando estuvo exactamente stuado sobre ea, actv os mpusores de tra|e a travs de navegador y e trampon e hzo sar despeddo por e are, en dreccn a su contrncante y con a espada apuntndoe drectamente a corazn. Mentras caa, Martn snt de pronto que ago andaba ma. |ade no haba reacconado a tempo, y, con a voenca de sato, s a punta de su espada se e cavaba en a armadura, podra hacer ago ms que neutrazar uno de sus sensores prncpaes. Martn se asust... Y, |usto en e momento de caer, gr a mano, de manera que, en ugar de acanzar a su contrncante con a punta de a espada, a gope brutamente con a empuadura en uno de os hombros. Inmedatamente se arrepnt de su torpeza. Despus de todo, |ade s haba reacconado a tempo, agachndose en e tmo nstante. S no hubese ntentado ahorrare e gope, a habra herdo vrtuamente en e hombro, y e combate habra fnazado. Pero, con su estpda manobra, o nco que haba consegudo era actvar agunos sensores secundaros, producndoe a su entrenadora un ntenso door en e hombro y ponndoa totamente furosa. - -83 83- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ests oco?-e grt ba|o su horrbe dsfraz de Medusa-. Te crees que esto es un |uego de nos? Has tendo a oportundad de acabar conmgo de un soo gope, y a has desaprovechado! Martn percb toda a raba sorda de |ade en aque momento. Haba nterpretado su reaccn como un gesto de superordad, como un despreco haca ea... Y no ba a de|ar pasar a oportundad de demostrare que se haba equvocado, y que e ms vunerabe de os dos era . Sn embargo, e mpacto a haba de|ado tocada, y e brazo que banda a katana pareca tener dfcutades para segur sostenendo e arma con frmeza. Por un segundo, Martn aberg a esperanza de que aqueo hcese desstr a su entrenadora de contnuar uchando, pero pronto se do cuenta de que su rva n squera se panteaba aquea posbdad. Emtendo un rugdo nhumano, a Medusa carg de nuevo contra , y, esta vez, o hzo con ta fura que, s Martn no se hubese apartado a tempo, o habra apastado. Martn rod por e sueo para evtar aquea embestda y, ponndose en pe de un sato, atac nuevamente a |ade con su espada, evtando a propsto obgara a utzar e brazo que sostena a katana. Saba que con eso no consegura ms que aumentar a cera de su adversara, pero ago en su nteror e mpeda aprovecharse de su debdad. Ea, rabosa, comenz .1 anzar breves y certeros ataques con su sabe corto, forzando a Martn a deteneros. En e caor de combate, e muchacho e|ecut nstntvamente un par de ances de os que haba, aprenddo practcando con e Tapz de as Bataas, sorprendendo a |ade y acanzndoa de nuevo en dos puntos dstntos. Saba que ea haba sdo entrenada durante aos para soportar e door, pero, aun as, e asombr que aqueas nuevas crdas vrtuaes no mnasen apenas e vgor de os ataques que ea e anzaba. Cada vez eran ms rpdos y catcos, y eso os vova mpredecbes... Insensbemente, Martn fue de|ndose arrastrar por a crecente voenca de combate. Ouera acabar con todo aqueo cuanto antes, y estaba seguro de que poda ograro. No deseaba hacer ms dao a su adversara, que, a esas aturas, deba de encontrarse ya sufcentemente tocada; pero, s ea no e de|aba otra opcn, contnuara atacndoa hasta obgara a abandonar. Las estocadas que ntercambaban eran cada vez ms agresvas y desordenadas. Haca tempo que Martn haba renuncado a tratar de advnar os pensamentos de |ade durante e combate, porque saba que ea, conscente de su habdad teeptca, se mtaba a reacconar con espontanedad, sn pensar en nada. Era a msma estratega que e hoograma de Erec e haba recomendado durante sus sesones de entrenamento con e tapz... S no quera que nade advnase su sguente movmento, o me|or era que n squera msmo supese cu ba a ser. - -84 84- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Contnu parando gopes y devovndoos, tratando de adaptarse a a forma de uchar sava|e y espontnea de |ade. Atando ea e rasg a parte externa de a mscara, anz un audo de door y, retrocedendo hasta uno de os resortes de sueo, do una votereta en e are. Se supona que os gopes por encma de a mandbua estaban prohbdos, pero todo e mundo saba que, en a Arena, as regas estaban para satrseas. Sn embargo, aquea fata de deportvdad e puso furoso... Sn pensar en o que haca, comenz a anzar ataques rpdos a costado derecho de monstruo, obgndoe a defenderse con a katana. E brazo que a sostena cada vez pareca ms db, y, en un par de ocasones, Martn o acanz de eno con e fo de su espada. |ade retroceda con cada uno de sus gopes, acercndose cada vez ms a a muraa de fuego que se azaba detrs de ea. E brazo deba de doere de ta modo, que Martn no consegua comprender cmo se as arregaba para segur utzndoo... Entonces, e medo vov a apoderarse de . S aquea oca se empeaba en segur resstendo, era posbe que su brazo termnase daado de verdad, pero no ograra convencera de que se dese por vencda medante pequeas estocadas ndecsas. Tena que desarmara y derrotara competamente... Martn se concentr en a mrada vaca de monstruo y, sn apartar os o|os de , esper nmv a que este e atacase con e sabe corto. Saba que tena que mantenerse queto hasta e tmo nstante, hasta que e sabe estuvese prctcamente a punto de rozare a armadura. Entonces, atravesando a espada entre e tra|e y e arma de |ade, hzo que todo e mpuso de ataque se vovese en su contra, hacndoe perder e equbro. Para no caer, ea, a su vez, se aferr a su brazo derecho y, con una nesperada fuerza, se o retorc. Pero Martn tambn haba aprenddo a no de|arse aturdr por e door. Con absouta fradad, aprovech a manobra de |ade para poner en prctca e Lance de os Tres Anos, que ea acababa de enseare. Rechazndoa de nuevo, dob as rodas y extend os brazos, asestndoe un gope defntvo en a mandbua con e puo de a espada. La Medusa cay haca atrs, y as serpentes de sus cabeos se retorceron aterrorzadas ante e contacto de as amas. Era e momento de acabar con aqueo... Martn tom mpuso y embst con a punta de a espada drectamente a corazn de monstruo. Pero, |usto en ese nstante, e cuerpo que haba dentro de hoograma parec desvanecerse en e are, y Martn, a no encontrar nngn obstcuo en su ataque, atraves a a fantasma cratura de parte a parte y cay drectamente sobre as amas. Durante unos segundos, e fuego o rode por todas pares, y todos os sensores de door de tra|e se actvaron a msmo tempo, exactamente como s se estuvese quemando. La sensacn era tan nsoportabe, que, por un momento, Martn crey que haba egado su tma hora. Pero e sufrmento no dur mucho; soo hasta que a nterfaz de tra|e fue des- conectada. - -85 85- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata E navegador de Martn vov a modo vdeogrfco, y e muchacho vo cmo e ameante casto desapareca ante sus o|os y era susttudo por e nsgnfcante decorado que serva de base a entorno vrtua. Martn cay a sueo, sudoroso y extenuado. Varos tcncos se e acercaron para romper os seos de tra|e. Cuando e qutaron e navegador, o prmero que vo fue e rostro a a vez eufrco y dodo de |ade. -No tenes remedo -e espet en voz ba|a, con una agresvdad sorprendente, ncuso tratndose de ea-. S no huberas sdo tan dota, me habras ganado... -C... cmo has hecho eso?-babuce Martn-. Te evaporaste de repente... -No te o esperabas, verdad? Eso te pasa por no haber tendo en cuenta a puntuacn de esprtuadad de m persona|e. Martn se pas una mano por a frente, confuso. Recordaba vagamente o que su madre e haba expcado acerca de aquea cuadad. Permta a quenes a posean voverse ntangbes, como esprtus... Sn embargo, haba ago que no enca|aba. -Eso... eso de a esprtuadad, no era una caracterstca excusva de os programas sensbes? -pregunt, nseguro. -En teora, as es -confrm |ade con una trunfa sonrsa-. Pero un |ugador sempre puede ntentar engaar a su contrncante, s e otro se de|a... Cuando me puse e tra|e, aprovech para conectar este pequeo mduo vrtua -expc, seaando un dmnuto dsco prenddo a su cnturn-. T estabas demasado ocupado tratando de domnar tu... turbacn, como para darte cuenta. -Entonces, desde cundo...? -Desde cundo ests combatendo con un hoograma fantasma? - d|o |ade, concuyendo a frase por -. En readad, ha sdo soo a fna, despus de que empezases a atacarme con toda tu fura. E brazo me doa, y pens que era una buena ocasn para darte una eccn... Ha sdo muy gracoso, sabes? Durante os tmos mnutos, te he estado obser- vando desde detrs de esa muraa de cartn pedra, rndome mentras t anzabas estocadas a are. De repente, a sonrsa se conge en su rostro, y un desteo de acero atraves su mrada. -No me has hecho caso... Te o he dcho mes de veces: espera sempre o nesperado. Sus abos se contra|eron en una mueca de door, pero en seguda se domn. Un fsoterapeuta acud a examnare e hombro, y ea o rechaz con un gesto. - -86 86- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn no pudo evtar drgr a mrada a aque hombro desnudo y cuberto de maguaduras. |ade, a darse cuenta, e arrebat una toaa a una de as masa|stas que esperaban para atenderos y se cubr con ea. -Te entendo me|or de o que crees, Martn -d|o, suavzando un poco e tono de su voz-. No puedes qutarte a Aedh de a cabeza... Y no queres que a hstora se repta. Crees que es por pedad... Martn ntent protestar, pero ea e detuvo con un mperoso gesto de a mano. -Crees que es por pedad haca tu adversaro -contnu-, pero te equvocas. Soo sentes pedad haca t msmo. No queres vover a sufrr... Por eso has ntentado no hacerme dao. Mentras a escuchaba, Martn busc en su nteror un argumento para rebatr aquea dura afrmacn, pero no encontr nnguno. -Lo tenes todo para convertrte en un buen |ugador -prosgu su entrenadora, mpacabe-. Eres ntegente, eres rpdo, y no te fata vaor. Has demostrado que no e tenes medo a pegro, n a door... cuando se trata de t. Pero eso no es sufcente. S de verdad queres sobrevvr en a Arena, no puedes tenere medo a door de adversaro. No puedes estar pensando en eso mentras combates... S o haces, nunca ganars. Martn medt un momento as paabras de |ade. -Puede que tengas razn -admt por fn, hacendo una mueca-. Yo no he nacdo para esto... No me gusta combatr, aunque sea dentro de |uego. En Marte, un hombre mur por m cupa; y no quero vover a pasar nunca por esa experenca. |ade se despo| de a toaa que a cubra y, recogendo un top que a masa|sta haba de|ado en e sueo, a sus pes, se o pas por a cabeza. Mentras o haca, sus o|os permaneceron todo e tempo cavados en Martn, pero en eos ya no haba hostdad, sno una profunda cama. -Ya... Todo eso est muy ben -d|o entamente-. Y supongo que crees que eso te converte en una persona me|or que yo, no es as? Martn a mr desconcertado. No se esperaba aquea pregunta. -Yo... yo no he dcho eso -farfu. -No o has dcho, pero o pensas. Y sabes una cosa? Te equvocas. Lo que temes es tu propo door, no e de tus rvaes. Tu msmo o has dcho: No quero vover a pasar nunca por esa experenca. Sabes cmo se ama eso? Martn neg con a cabeza, perpe|o. -Se ama egosmo. - -87 87- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata E muchacho reaccon como s acabase de recbr una pedrada. Ouso contradecr a |ade, pero as paabras que ba a pronuncar e pareceron de pronto tan absurdas y vacas que no eg a decras en voz ata. Y es que, de repente, haba comprenddo que |ade estaba en o certo. Lo que tema era que e sufrmento de os dems e hcese sufrr a . |ade se do cuenta de que su reproche haba caado hondo en a mente de su aumno. Su mrada adqur una transparenca dstnta, y fue como s e veo de mstero que constantemente a rodeaba se descorrera por un breve nstante. -Lo has entenddo -afrm en voz ba|a-. Me basta con mrarte a os o|os para saber que o has entenddo. A m me cost muchos aos, Martn. Muchos aos, y esta ccatrz... S queres sabero, fue a tma eccn que me do m padre. E medo, sea de a case que sea, es sempre una forma de egosmo. Da o msmo que sea medo a door fsco o medo a door mora. Es estrechez de mras. Es escavtud. Es estar encadenado a tu propo refe|o. Martn az os o|os haca |ade con una sombra de desesperacn en a mrada. Por prmera vez, vea a aquea mu|er como una autntca maestra. -Es certo -d|o ncamente-. Ahora me doy cuenta de que m medo no es ms dgno que e de otros. Pero eso no sgnfca que pueda vencero... -Puedes -murmur |ade-. Ahora evas puestos unos gretes, pero a ave para qutrteos est dentro de t. Y a recompensa no consste smpemente en ganar un torneo; a recompensa es a bertad... |uzga t msmo s merece o no a pena! - -88 88- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 5 Captulo 5 El valor del tiempo El valor del tiempo Las paabras de |ade resonaron durante toda a tarde en a mente de Martn. Hasta entonces, haba vsto a su entrenadora como una mu|er vaente y seductora, pero tambn despadada. Saba que tena mucho que aprender de ea en cuanto a tcncas de ucha y estrategas de |uego; sn embargo, nunca haba credo que ea tuvese nada que enseare en otros aspectos. Y ahora, de repente, se daba cuenta de que, detrs de aquea fachada de vampresa codcosa y frvoa, |ade ocutaba una profunda sabdura. Ta vez fuese producto de as enseanzas que haba recbdo de su padre... O quz de as duras experencas por as que haba tendo que pasar. Pero, en todo caso, una cosa estaba cara: aque da, por prmera vez, ea tambn e haba vsto a de una forma dferente. Por agn motvo que Martn no ograba advnar, su manera de uchar durante e entrenamento haba mpresonado a |ade. Por eso, a termnar, e haba habado de aquea forma... dndoe una eccn que nunca podra ovdar. Resutaba extrao; pero aquea breve conversacn o haba cambado todo. Hasta entonces, Martn haba entrenado sn entusasmo, ncamente porque saba que, s no o haca, |ams conseguran entrar en a Cudad Ro|a para cumpr a tma msn de a ave de tempo. La ucha con espadas sempre e haba gustado; pero, despus de o ocurrdo en a torre de a Dobe Hce, cuaquer forma de combate e produca una nvencbe repugnanca. Sn egar a confesrseo a s msmo, ncuso se permta e u|o de desprecar todo aque mundo de os |uegos de Arena, y no ograba entender cmo a gente poda perder e tempo con seme|antes tonteras. Admta que as hstoras que se contaban en os |uegos eran, a veces, sorprendentes y atractvas, pero pensaba que habran sdo me|ores s no se hubesen construdo a servco de un determnado eenco de |ugadores dspuestos a sacarse os o|os unos a otros con ta de ganar. - -89 89- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Sn embargo, despus de o que e haba dcho |ade, empezaba a ver as cosas de otra manera. Ta vez, detrs de todos aqueos fantstcos decorados y grotescos dsfraces, e estuvese esperando ago que reamente mereca a pena, una experenca que poda transformare en aguen dstnto. En aguen me|or... Antes de su va|e a Marte, esa dea no habra tendo nngn sentdo para . Saba que no era perfecto, pero, en genera, se gustaba a s msmo, y no senta nnguna necesdad de cambar. Pero, ahora... S, quera transformarse. Ouera berarse de peso que e atenazaba, de medo y de a cupa. Y e |uego poda ayudare... Poda enseare a vencerse a s msmo, que era ago mucho ms vaoso que vencer a os dems. Despus de que su espada se rompese durante a ucha con Aedh, no haba vueto a ntentar conectarse a Tapz de as Bataas. Lo ms probabe era que as conexones con os nanochps de su espada se hubesen daado, y que ya no pudera hacero funconar... Pero, de pronto, senta a necesdad de ntentaro. S, pese a os daos, e Tapz de as Bataas an poda actvarse, estaba seguro de que ahora sabra aprovechar mucho me|or sus eccones que antes. Durante os entre- namentos con a espada, en Marte, e hoograma de Erec de Ouos e haba contado agunas cosas acerca de os Cabaeros de Senco que soo haba entenddo a medas. Pero, ahora, ta vez podra encontrar en aqueas crptcas mxmas de su padre de futuro un nuevo sgnfcado... Tena que comprobaro. Tena que vover a conectar e tapz. Decd esperar hasta tma hora de a tarde, despus de as cases con Covs y Berence. Era e nco momento de da en e que nade e controaba... Por o genera, empeaba ese rato para amar a Ae|andra, pero, esta vez, utzara e tempo de un modo dstnto. Le dra a su madre que no e esperase para cenar, para no tener que estar pendente de a hora. Ahora que haba decddo vover a entrenar con su espada, quera probar o antes posbe. Las cases de a tarde con Berence se e hceron desacos- tumbradamente argas. E tema de da era Octavo Augusto, e prmer emperador romano. En otras crcunstancas, Martn habra escuchado con nters, porque a Hstora Antgua e gustaba mucho. Pero en esta ocasn no ograba concentrarse, y su mente vova una y otra vez a su conversacn con |ade y a su proyecto de entrenar con e tapz. E hecho de que n |acob n Seene huberan acuddo a case aquea tarde tampoco e factaba as cosas... La ausenca de sus amgos e preocupaba un poco, pese a que Berence a haba |ustfcado dcendo que Seene acababa de recbr nuevos datos de a estacn Argos y que |acob haba sdo ctado para una reunn con e Cnsu. La verdad era que e soo hecho de magnarse a su compaero tenendo que enfrentarse con aque eegante y pegroso ndvduo que representaba a mxma autordad de Ure en Ttana, resutaba bastante poco tranquzador. Ou querra e Cnsu de - -90 90- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata |acob? Sera ago reaconado con su recente excursn a Vrtuanet y a trampa en a que haban cado? Nnguno de os dos haba menconado a Leo deante de os tcncos de Consuado, pero, aun as, era posbe que ago hubese egado a sus odos. Los que s haban acuddo a a case de Berence eran agunos de os membros de equpo de traduccn de Seene. Todos eos eran adoescentes procedentes de Medusa, y sus padres haban acceddo a que partcparan en aquea sorprendente ncatva de Herbert a condcn de que eso no nterfrera en sus estudos. Sn embargo, en a prctca se trataba de una panda bastante ndscpnada, y raro era e da en que acudan todos a case. Por o vsto, ba|o as rdenes de Seene haban consegudo un mnmo grado de organzacn en o reaconado con a abor de traduccn de mensa|e extraterrestre; pero e resto de tempo hacan o que es daba a gana. A persona de Ure e habra resutado muy fc poner coto a aquea anarqua s e Cnsu se o hubese ordenado; e probema era que e Cnsu no senta e menor nters por aquea panda de chquos engredos. Esa tarde, a Martn e sorprend ver a Kp en a case de Berence, |unto con otros compaeros de equpo de traduccn. Kp era e ms brante de os traductores, pero tambn e ms ndependente. Se pasaba cas todas as tardes conectado a a Red de |uegos o vagabundeando por Ttana. Deca que aquea cudad e fascnaba... ago bastante desconcertante en opnn de Martn, tenendo en cuenta que Kp era cego. A parecer, e muchacho conoca a Seene desde a nfanca, y sus padres eran dos renombrados ngeneros de Medusa. Ouz por eso su caso resutaba tan excepcona... En as grandes metrpos como Ibera Centro, no era raro encontrarse a agunas personas cegas entre as cases ms desfavorecdas, pues no todo e mundo poda pagar as costosas ntervencones qurrgcas necesaras para resover su probema. Sn embargo, en as etstas cudades de as corporacones, a ceguera se haba erradcado competamente gracas a a ampa gama de neurochps desarroados para souconar as dstntas afeccones de a retna, a corteza vsua o os nervos ptcos. Pero e caso de Kp era dstnto. Sus retnas estaban sanas, a gua que sus nervos ptcos y e resto de os te|dos mpcados en e mecansmo de a vsn. Su enfermedad se haaba en otra parte... Se trataba de una ceguera hstrca, una doenca de orgen pscogco que nngn mdco de mundo poda curar. Kp padeca e ma de Thorne, un sndrome que afectaba a agunas personas que haban permanecdo demasado tempo conectadas a a Red de |uegos. Su cerebro se haba acostumbrado de ta modo a recbr as mgenes drectamente a travs de a rueda neura, que ya no era capaz de procesar a nformacn procedente de os o|os. E resutado era que Kp - -91 91- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata soo poda ver cuando estaba conectado a Vrtuanet. En e mundo rea, todo era oscurdad para , y as mgenes panas que se transmtan habtuamente a travs de Internet tampoco conseguan ya hacer reacconar a sus neuronas. Soo e Unverso trdmensona de Vrtuanet e devova temporamente a vsn. Exstan apenas un centenar de casos smares a suyo en todo e mundo, y os expertos que haban abordado a cuestn concdan en seaar que se trataba de una afeccn pscogca y no neurogca. Dcho de otro modo, todos sus crcutos neuronaes se haaban en perfecto estado... Pero, por agn motvo, su cerebro se negaba a ver. La ncusn de Kp en e equpo de traductores procedentes de Medusa haba sdo una exgenca de Seene para partcpar en e proyecto. E |efe de equpo centra de traduccn, Up Keer, un |oven fsco eno de arroganca, se haba negado en un prncpo a contar con . Kp estaba es- tudando matemtcas en a Unversdad de Medusa, y, pese a su extraordnara ntegenca, no pareca que su ayuda pudese ser de gran utdad, debdo a su mnusvaa. Sn embargo, Seene se as haba ngenado para proporconare una nterfaz de texturas, que traduca as secuencas de ondas envadas desde a estacn Argos a un cdgo de fguras en reeve. Gracas a aque aparato, Kp poda estudar os patrones de ondas y ayudar a resto de equpo a convertr aquea nformacn en fguras geomtrcas trdmensonaes. Y, por o que contaba Seene, era e ms rpdo de todos sus coaboradores a a hora de procesar os datos que e ban egando. A Martn e caa ben Kp. Le encantaba su sentdo de humor, y e asombraba su ngeno para conversar ntegentemente acerca de cuaquer tema que e panteasen, ya fuese en sero o en broma. Lo nco que e desagradaba de era, quz, su extraordnaro atractvo fsco, y o obsesonado que pareca estar con su aspecto. Levaba os o|os sempre ocutos tras unas sofstcadas gafas oscuras, pero, de vez en cuando, se qutaba as gafas para que todos pudesen admrar sus penetrantes o|os grses. Pareca mposbe que unos o|os as no funconasen... Sn embargo, era evdente que Kp dsfrutaba de o ndo con a mezca de admracn y stma que su mrada vaca provocaba en as mu|eres. Esa tarde, mentras Berence hababa anmadamente acerca de enfrentamento potco y mtar que haban mantendo Augusto y Marco Antono, Martn no de|aba de observar as reaccones de |oven coaborador de Seene. Apenas haca nada, pero cada una de as frases que pronuncaba en voz ba|a era acogda nstantneamente por as dos chcas que e acompaaban con rudosos cuchcheos de entusasmo y a- guna que otra carca|ada. Berence detena entonces su expcacn para mrar a aqueos dscoos aumnos con severdad, y Kp, advnando e enfado de su profesora, adoptaba a ms nocente de as expresones. Todo eo habra resutado bastante nfant, de no ser por a depredadora - -92 92- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata sonrsa que se dbu|aba en os abos de Kp cada vez que se acercaba a aguna de as chcas para decre ago a odo. Como no vea, e muchacho cacuaba sstemtcamente ma aqueos acercamentos, y cas sempre termnaba susurrando ago con a boca pegada a cueo o a os abos de su nterocutora. Eas, por su parte, parecan encantadas... Y a pobre Berence, susprando, retomaba su eccn, reprochndose nterormente su fata de comprensn haca a |uventud. Martn haba odo habar con anterordad de a fama de seductor de Kp, pero era a prmera vez que o vea en accn. En as raras ocasones en que acuda a case, nunca antes se haba comportado de aquea manera. La dferenca, esta vez, era que no estaba Seene... Porque, deante de Seene, Kp se ovdaba de todo o dems, y soo estaba pendente de ea. Incuso Covs se haba dado cuenta, y e haba preguntado s estaba enamorado. A parecer, cuando eran nos, y Seene sempre decan que eran novos, y daba a mpresn de que Kp, a reencontrarse con su ve|a amga, haba vueto a sentr ago por a muchacha. Se desvva por agradara, a comaba de atencones, e ncuso de regaos. Todo aqueo, en as narces de |acob... que no daba muestras de sentrse moesto con a stuacn, sno todo o contraro. Aguna vez, Martn se haba preguntado s Seene no habra hecho venr a Kp para poner ceoso a |acob y, de esa forma, forzare a recordar o que ea sgnfcaba para antes de que se vera obgado a actvar e programa de borrado de memora. En todo caso, s reamente haba exgdo su presenca por ese motvo, a |ugada e haba sado bastante ma, porque a nca que pareca sufrr con a excesva amabdad de Kp y a ndferenca de |acob era a propa Seene. Cuando a case termn, Martn se despd rpdamente de Kp y de sus dos compaeras para rse drectamente a su habtacn. No haba vueto a desenroar e tapz desde su tma sesn con en Marte... Las manos e tembaban cuando sac e decado roo de tea de ca|n nferor de su armaro y o despeg sobre una de as paredes. A contempar a ntrncada trama de motvos foraes y escenas de bataa, e parec an ms hermosa de o que recordaba. Se trataba de un dseo muy compe|o, pero, a a vez, tena ago de arcaco, una espece de graca prmtva que evocaba os eegantes arabescos de a antgua arqutectura musumana. Despus de un nstante de vacacn, Martn fue a buscar su espada, que estaba guardada dentro de una de sus maetas. Sostenndoa con ambas manos como s de una ofrenda se tratara, se acerc de nuevo a tapz y se sent en cucas ante . Lentamente, ncn a cabeza haca e sueo y pos a espada sobre sus rodas. De| que todo e medo y a angusta que senta fuyeran a travs de sn detenerse, recordando as paabras de |ade. - -93 93- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata S de|as de pensar en t msmo, de|as de tener medo -se d|o, sn atreverse todava a mrar e tapz-. Pase o que pase, debo pensar soo en o que ocurre a m arededor, escuchar, ovdarme de o que estoy sntendo. Creo que eso es o que ea ntentaba hacerme comprender.... -Haca tempo que te esperaba -oy que e deca una voz famar. Az os o|os y sonr a ver ante s e hoograma de Erec de Ouos, su verdadero padre. -Lo sento -murmur-. No me senta capaz... Suced ago terrbe en Marte. Mat a Aedh. No deseaba hacero... Lo mat con esta msma espada. La voz se e quebr y una gruesa grma rod por su me|a. Enterr su rostro entre as manos, pero soo por un nstante. Cuando vov a evantar a cabeza, a expresn de Erec no haba cambado. Despus de todo, no era ms que un hoograma. -Cmo pudste hacero?-pregunt a magen despus de un momento-. Ya has averguado e nombre de tu espada? -No, an no o conozco. En readad, no s cmo ocurr -confes Martn-. La espada desaparec y vov a materazarse entre ms manos sn que yo hcera nada... Yo no quera mataro -rept. La fgura de Erec braba con un db fugor pateado. A su arededor, a oscurdad era extraamente densa, como s e mecansmo de tapz, de agn modo, estuvese nterceptando a uz que entraba por as ventanas. -Ou e ha pasado a tu espada?-pregunt Erec, seaando e arma que Martn sostena en su regazo-. Ago a ha daado... -Fue en ese msmo combate. A fna, cuando a espada regres a m mano, v que tena a empuadura rota. No me expco o que pas... E rostro de hoograma refe|aba ahora una ntensa preocupacn. -Ou ocurre?-pregunt Martn-. Es muy grave? -No o s, h|o -contest entamente e hoograma--. En teora, as espadas fantasmas son rrompbes... Segn a eyenda, soo pueden quebrarse cuando e ama de su poseedor se corrompe. Para un Cabaero de Senco, eso supondra a ms terrbe de as madcones... No pongas esa cara, Martn; no es ms que una eyenda -aad, a ver a expresn asustada de muchacho-. Los ctos no hacemos mucho caso de esas superstcones... Cuando regreses a casa, voveremos a for|ar a empuadura, y quedar tan perfecta como antes. - -94 94- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Y e mecansmo, se habr daado? Ouero decr, e dspostvo que permte a a espada va|ar en e tempo... -No o creo. Aunque no conocemos a naturaeza exacta de os nanochps utzados por Krssar para hacer va|ar a espada, sabemos que se encuentran dstrbudos por toda a ho|a, y esta no ha sufrdo nngn dao. Has vueto a entrenar con ea despus de o de Aedh? -No... No me he sentdo capaz. -Entonces, no sabes s todava funcona... -Eso es |ustamente o que quera comprobar. S te parece ben, padre, podramos hacer un ntento ahora msmo... E hoograma de Erec mr a su arededor con e ceo fruncdo. La oscurdad que o rodeaba pareca crecer de segundo en segundo. Ahora, cas enaba por competo a habtacn. -No, Martn -d|o Erec cavando una sombra mrada en su h|o-. No o ntentes. No s qu ocurre, pero ago no anda ben... Te has f|ado en a negrura que nos rodea? -S. Es un efecto que nunca haba vsto antes. -Es ago ms que un efecto, Martn. Es como s ago hubese modfcado competamente e generador de entornos de tapz. La nteraccn entre tus mpantes y os sensores de dspostvo de escucha se ha vueto ms ntensa que nunca. Sento que puedo eer cada uno de tus pensamentos... Y hay ago ms. Da a mpresn de que e tapz tratase de envoverte en un fu|o de nformacn que no consgo descfrar. -Me ests asustando... -Probabemente, a meadura de puo de tu espada est dfcutando a conexn. Tene que ser eso... De todas formas, m conse|o es que no vuevas a ntentar comuncarte conmgo n con nngn otro maestro a travs de tapz. Sea cua sea a avera, es me|or no arresgarse, por o que pueda pasar. -Pero, |ustamente ahora, necesto ms que nunca que me ayudes... -Por qu? -La tma msn de a ave nos ndca que acudamos a a Cudad Ro|a de K en una fecha determnada. Pero soo hay un modo de entrar en a Cudad Ro|a: partcpando en os |uegos de Arena. Son unos torneos de ro ago antcuados, con escenaros donde se mezca o rea y o vrtua. Hay que segur e gun de una hstora, nterpretar un persona|e, buscar un - -95 95- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata ob|eto y enfrentarse a os persona|es de os otros |ugadores. Sobre todo, hay que uchar... Por eso quera que me ayudaras. -Es que no tenes posbdad de entrenarte con otra espada que no sea a nuestra? -S, eso no es probema. Incuso me han puesto una entrenadora. ., Es muy buena, se ama |ade. Hoy me he dado cuenta de o mucho que tengo que aprender de ea. Hasta ahora, crea que me ganaba porque se sataba as regas y haca trampas, pero hoy he comprenddo que ese no es e motvo. -Cu es, entonces? -pregunt e hoograma de Erec con nters. -Pues... No s cmo expcaro. Yo crea que no consegua antcpar sus movmentos porque ea mprovsaba, pero no se trata de eso exactamente. No es que mprovse, es que est aberta a cuaquer posbdad. No se de|a aprsonar por sus medos, n por su orguo, n por sus estrategas. Se vueca totamente en su adversaro... Por eso capta cosas que yo no puedo captar. -Eso que dces tene sentdo. Y e hecho de que te hayas dado cuenta es ya un prmer paso para me|orar... -Ea me d|o hoy que m probema era e egosmo. Yo nunca me he consderado egosta, pero hoy he comprenddo que tengo medo a sufrr, y que eso se debe a que estoy demasado pendente de m msmo. -Tu maestra ha habado sabamente. E egosmo es e peor de os enemgos de hombre... Antes de ganar nnguna bataa, tenemos que ganar a bataa contra nosotros msmos, contra nuestros medos y nuestros caprchos. -Eso es fc de decr... pero cmo se consgue? -Lo prmero es tomar concenca de o que nos ocurre. Ese es e paso que t acabas de dar. Despus... Bueno, hay que aprender a actuar con desapego, aceptando con responsabdad e resutado de cada una de nuestras accones, en ugar de amentarnos eternamente porque podramos habero hecho me|or. Eso se puede apcar tanto a mane|o de a espada como a a vda en genera. -Pero tambn es mportante refexonar sobre o que uno hace, aprender a conocerse ben para no caer una y otra vez en os msmos errores -ob|et Martn. -Eso es certo -admt Erec-. Sn embargo, a refexn no debe parazarnos, sno ayudarnos a actuar de acuerdo con nuestro ser ms profundo. No s s entendes o que quero decr... - -96 96- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Creo que s. Tenemos que aprender a conocernos para no hacer nada que sea contraro a nosotros, para no traconarnos... -Eso es. Defender nuestra bertad sn egosmo, y e|ercera con responsabdad. -Y eso es o que hace |ade? -Esa pregunta no puedo contestrtea, Martn. Yo no conozco a tu maestra. Pero, s sempre te vence, a pesar de que t eres ms |oven y de que tus mpantes bncos hacen que tu cerebro sea muy superor a suyo, debe de ser por ago. -La verdad es que ya no s qu ntentar. Hoy a tena prctcamente acorraada... Y, en e tmo momento, cuando fu a atravesara con a espada, me d cuenta de que a no haba nade. Por o vsto, evaba varos mnutos uchando contra una magen, mentras |ade se rea de m observndome desde e|os. E hoograma de Erec anz una sonora carca|ada. -Es un engao muy burdo... cmo no te dste cuenta? -pregunt. -No o s... Supongo que no me o esperaba. Las regas de |uego prohben engaar a adversaro con mgenes que te susttuyan, pero |ade se as sat. La prxma vez, yo har o msmo... Tengo que aprender a actuar como os |ugadores profesonaes, s quero tener aguna oportundad de ganares. E rostro de Erec se ensombrec. -En eso te equvocas, Martn -d|o gravemente-. Lo peor que puedes hacer es mtar a tus rvaes... Recuerda o que te d|e hace un momento. Tenes que ser t; asumr tus accones y responsabzarte por eas. S te empeas en rehur tu propa verdad y en buscar as soucones a tus probemas fuera de t, soo consegurs perder e rumbo. Martn arque as ce|as, desconcertado. -Es que no acabo de entendero -d|o, despus de un breve senco-. Por un ado, |ade me dce que tengo que de|ar de pensar en m msmo todo e tempo y actuar con espontanedad; pero, por otro, t me regaas por sar de m msmo e ntentar aprender de esto de ucha de os dems... En qu quedamos? -En readad, os dos te estamos dcendo o msmo, h|o. S actas bremente, sn de|arte abrumar por e medo, nunca escogers una forma de uchar contrara a tu carcter. E medo es e que nos hace renuncar a mostrarnos como somos... Y e medo, como te d|o tu maestra, se vence dndoe menos mportanca a propo yo, renuncando a egosmo. - -97 97- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Entonces, qu me aconse|as que haga? -Oue no mtes a forma de uchar de tu rva. S hace trampas, no tenes por qu haceras t tambn. Tenes que observaro sn medo, sn compararte con . Y uego, cuando o hayas estudado ben, tenes que de|arte guar por tu nstnto. Sobre todo, es necesaro que tu mente est concentrada en cada estocada o gope que ntentes, y no dndoe vuetas a o que acabas de hacer o a o que vas a hacer a contnuacn. Tenes que vocarte en e presente... Recuerda; esa es a prmera exgenca de os Cabaeros de Senco. -Ya. Todo eso est muy ben -d|o Martn con are pensatvo-. Ser espontneo, ser uno msmo, no tener medo... Pero qu pasa s resuta que tu rva es me|or que t? En ese caso, de qu srve ser uno msmo? Nunca podrs vencere. -Entonces, no uches con -d|o Erec, encogndose de hombros-. O ucha, y asume tu derrota. Ou puedo decrte? Por muy bueno que seas, nunca sers e me|or. Antes o despus, sempre puede aparecer un rva que te supere... E ob|etvo no es convertrse en e me|or de todos, sno en ser cada da un poco me|or que e da anteror. Pero, para eso, prmero tenes que asumr tus faos... -Como s fuera tan fc! -No he dcho que o sea. Pero es e nco camno para me|orar. Engaarse no srve de nada. Hay que partr de a verdad, de a verdad de o que somos; y, a partr de ah, r construyendo poco a poco nuestro camno. Es un camno eno de espnas, pero merece a pena emprendero, te o aseguro. Para nosotros es ms fc... Tenemos nuestros textos, y toda a sabdura acumuada a o argo de os sgos por os areteos. Incuso tenemos nuestros rtuaes de ncacn para guarnos en esa bsqueda... -Te referes a esa espece de nferno amado Edr? Demos nos cont ago sobre eso. Un estado menta que hay que atravesar para egar a a umnacn... Forma parte de rtua que o converte a uno en Perfecto. -Es certo, pero Edr no es patrmono excusvo de os perfectos. Tambn os Cabaeros de Senco o conocen... y o temen; porque Edr es e ugar de nuestra ama donde nos enfrentamos a medo y a door. -Entonces, yo tambn tendr que pasar por ah antes o despus... -T y todo e mundo. E probema es qu hacer una vez que ests a... Tenes dos opcones: retroceder haca a nfanca y vover a tu vda anteror como s nada hubese ocurrdo, o atreverte a atravesar todo ese sufrmento y descubrr o que hay a otro ado. Muchos egen a prmera - -98 98- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata opcn... Es a ms cmoda. Despus de todo, se puede vvr de espadas a a verdad, gnorando aqueo que no nos gusta, como s no exstera. Pero es una vda angosta y ena de mtes... La otra opcn es crecer, renuncar a ser un no y aprender a ser bre. -Eso es o que yo quero -d|o Martn rpdamente-. No quero ser un no eternamente. Sera... antnatura. -Sn embargo, vves en una poca en a que cas todos os adutos egen comportarse como nos. No queren verdades desagradabes, no queren responsabdades; soo queren |ugar a que son bres, pero, en readad, e tenen medo a a bertad. Y eso es terrbe, Martn. Terrbe para todos... Porque, s uno renunca a a verdad y a a bertad, otros dec- den por . Y s todos renuncan... Bueno, entonces, a humandad camna en nea recta haca un desastre. Oue es o que hacs vosotros... Ouero decr, a gente de esa poca en a que vves. -No todos renuncan -murmur Martn-. Est Dana; quero decr, Ure... y no se encuentra soa. Muchas personas creen en ea... Esas personas sern, probabemente, a sema de movmento areteco, y, s no fuera por eas, vosotros no habras egado tan e|os. -No entendo o que dces, h|o -repuso e hoograma de Erec con una extraa trsteza-. Ouz deberamos despedrnos... La sea se est debtando. No recbo ben tu magen. Ago va ma. No s que es, pero ago va ma... Cudate, Martn. Ouz ese extrao mundo en e que vves sea tu Edr. Intenta resstro o me|or que puedas... Y recuerda que hay aguen esperndote a otro ado. Martn ba a responder cuando a magen de Erec desaparec bruscamente, de|ndoo sumdo en a ms competa oscurdad. A prncpo, e muchacho permanec nmv, esperando a que os efectos de tapz se dspersasen y e permtesen ver nuevamente os muebes y as ventanas de su habtacn. Sn embargo, pasaron varos mnutos y a oscurdad segua sendo gua de densa. N squera e tapz se vea ya; era como s se o hubera tragado aquea sofocante negrura. De pronto, Martn empez a sentr medo. Y s e tapz se haba estropeado defntvamente, y no encontraba e modo de sar de aquea espece de pozo negro que o envova? E tapz estaba conectado a a espada, y a espada era, a su vez, una mquna de tempo... Ou pasara s se actvaba por error y e arrastraba a un agu|ero de gusano, de|ndoo a atrapado para sempre? Ouz en ese momento ya no estaba en e Consuado de Ure en Ttana, sno en agn punto remoto de hperespaco, asado de todo contacto humano. Competamente soo... Una terrbe angusta e atenaz a garganta, y, desesperado, empez a grtar. - -99 99- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Transcurreron varos mnutos que a Martn e pareceron ntermnabes. No poda ver n or nada, gua que s estuvese en e nteror de una cpsua de asamento sensora. Intent dar un paso, pero, en ese momento, una ntensa sensacn de vrtgo e hzo perder e equbro y caer a sueo. A derrumbarse tuvo a sensacn de que se gopeaba con un ob|eto, pero, cuando extend as manos para tocaro, soo encontr vaco. La cabeza e daba vuetas, y, a cerrar os o|os, a oscurdad se en de breves fogonazos de coores que graban a toda veocdad, provocndoe un nsoportabe mareo. Vov a grtar, aunque esta vez n msmo estaba seguro de haber odo su propo grto. Reprmendo as ganas de vomtar, se arrastr penosamente por aque sueo que no vea, hasta que e torbeno de su cabeza e obg a detenerse. De pronto, snt que aguen o ago e traba de un brazo, hacndoe bastante dao. Un segundo despus, a oscurdad se haba esfumado, y se encontr de nuevo en su habtacn, baada por a uz de crepscuo. A prncpo, o nco que pudo dstngur en medo de aquea uz fue una sueta que e aferraba y e zarandeaba, grtndoe. Poco a poco, a magen fue vovndose ms ntda, y Martn reconoc os rasgos de |acob, aunque todava no ograba entender o que e muchacho e deca. An se senta mareado, y e doa mucho a cabeza. Maqunamente, se ev una mano a a frente para apartarse os hmedos mechones de cabeo que caan sobre ea y snt un contacto cdo y pega|oso. A mrarse a mano, descubr que a tena ena de sangre. -Ou... qu ha pasado? -farfu en un tono apenas audbe. -No tengo n dea -repuso |acob, ncnndose sobre con cara de enfado-. Cre que t podras expcrmeo... Ou demonos hacas? Estabas arrastrndote por e sueo, grtando, con una brecha en a frente... Martn se sent en e sueo, confuso. -Me conect a tapz; pero ago andaba ma... E hoograma de Erec me d|o que percba ago extrao, una gran cantdad de nformacn fuyendo haca m... Y uego, a conexn se perd, y me v atrapado en una oscurdad competa. Cre que, de agn modo, e mecansmo de a espada se haba actvado y me haba arrastrado a un agu|ero de gusano... -Pues te aseguro que estabas aqu msmo, retorcndote en e sueo como un dota. -Entonces, todo ha sdo una aucnacn. -Ouz e tapz est reamente estropeado y haya envado esas sensacones a tus mpantes. Yo que t, me o pensara dos veces antes de vover a conectarme. - -100 100- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -S, Erec me d|o o msmo, antes de desaparecer. -Crees que es por eso? -pregunt |acob, seaando a a meadura de a espada. Martn se encog de hombros. -Puede ser. S aguna vez va|amos a futuro, o sabremos. Erec me d|o que ntentara arregaro... Me oste grtar? -S... y no -repuso |acob vacante-. De pronto, sent una espece de grto dentro de m, y supe que estabas aqu y que necestabas ayuda. Ya sabes, desde que actv e programa de borrado, percbo cosas que antes no percba... Deberas actvaro t tambn. Te sera de gran ayuda en a Arena. -No quero hacero -d|o Martn, papndose a frente con gesto de door-. No o necesto. Adems, todava no entendo ben qu es o que hace. Cuando o actvaste, a capacdad de tus mpantes cerebraes aument nstantneamente en muchos aspectos, y tambn perdste de gope a memora afectva. Sn embargo, cas no has recordado nada de futuro. -Creo que empezo a entender cmo funcona a cosa. La nformacn sobre e futuro que amacenan ms chps soo se descarga cuando pusas a teca adecuada. O sea, cuando tu mente hace una asocacn de deas reaconada con e tema en cuestn... Por e|empo, cuando aguen me haba de Nara, me venen a a mente mgenes de Oumera. Es como se ama a cudad en e futuro... Curoso, verdad? -Debera curarme esto -d|o Martn, evtando responder a a pregunta -. Deb de gopearme con ago mentras estaba en a oscurdad. -No necestas currteo -e record |acob sonrendo-. La hemorraga se ha detendo, y no puedes coger nnguna nfeccn... Somos nmunes, se te ha ovdado? Martn arque as ce|as y se mord e abo nferor. En aque momento, sn saber por qu, e habra gustado apcarse un buen desnfectante en a herda, sentr e escozor y que|arse un poco, como habra hecho cuaquer persona norma. Aqueo e habra reconfortado... An e duraba e susto por o que acababa de ocurrre con e tapz. -Oye, todava no ests ben -e d|o |acob, mrndoe con preocupacn-. Por qu no te venes un momento a m cuarto? Tengo un regao para t... Y uego, s te apetece, ba|amos a cenar a comedor coectvo. -Buena dea. A ver s est Seene... Hoy no a he vsto en todo e da. - -101 101- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Yo tampoco -d|o |acob en tono ndferente-. He estado ado... Y supongo que ea tambn. -A que s he vsto es a Kp -coment Martn, mrando de reo|o a |acob -. Hoy vno a case, pero no hzo ms que tontear con dos de sus compaeras. Los dos haban sado ya de a habtacn de Martn y camnaban por un paso de crsta haca e dormtoro de |acob, stuado en un mduo vecno. -S, tene mucho xto con as chcas -repuso |acob, dstrado. -No te mporta? Martn e haba agarrado de brazo, obgndoe a detenerse. Pero se desas sn brusquedad y contnu avanzando por e paso, segudo de cerca por su compaero. -Por qu ba a mportarme? -d|o-. Me cae ben. Es un tpo ntegente. Lstma o de su ceguera. -Te has f|ado en cmo se comporta deante de Seene?-nsst Martn-. Yo creo que est oco por ea... Y se pasan e da |untos. |acob, sn de|ar de camnar, e mr con una eve sonrsa. -Ou pasa, ests ntentando ponerme ceoso? -d|o aegremente-. Seene no es una cra. No creo que se derrta cuando a mre con sus seductores o|os cegos, francamente. Y, s o hace... bueno, habr que respetara, no? Haban egado a a puerta de |acob, y este a abr apoyando un dedo en e dspostvo de reconocmento de hueas dactares. -Pasa -e d|o a su compaero-. Est todo un poco revueto... Hazte un hueco y sntate donde puedas. Martn apart unos cuadernos eectrncos esparcdos sobre a cama y se sent a. Luego, ech una o|eada a su arededor. La habtacn era bastante grande, cas tanto como a suya, pero estaba tan atestada de trastos que resutaba prctcamente mposbe dar un paso sn tropezar con ago. La mayora de aqueos ob|etos eran aparatos eectrncos de tma generacn que una fa de Prometeo, especasta en dsca- pactados, modfcaba para adaptaros a as personas sn rueda neura. Martn tena agunos artugos smares en su cuarto, pero nunca se haba entretendo destrpndoos, como, a parecer, haba hecho su amgo. Tambn e amaron a atencn unos cuantos bros de pape esparcdos por e sueo, que probabemente e habra prestado Herbert. Curosamente, en medo de aque varopnto desorden no se vea n una - -102 102- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata soa prenda de ropa. Martn no haba mrado nunca en e nteror de armaro de |acob, que ocupaba prctcamente una pared entera de a estanca; sn embargo, ago e deca que as prendas de vestr de su amgo estaran perfectamente panchadas y coocadas en sus respectvos ca|ones. |acob rebusc un momento entre un montn de bros y cuadernos eectrncos apados sobre una mesa y sac de entre eos un paquete envueto en pstco de regao. -Toma -d|o, aargndoseo a Martn-. Lo encontr hace un par de das en a Red, por casuadad, y o compr. Ha egado esta maana... Espero que te guste. Martn abr cudadosamente e dorado pstco reccabe y extra|o un bro de pape con una u|osa cuberta de cuero artfca. Martn acarc con emocn as etras doradas de ttuo: ra!"tica del pensa!iento. Deba|o, en una tpografa ms pequea, poda eerse e nombre de autor: Andre Lem. -He odo habar a m madre de este bro, aunque no saba que hubese e|empares en pape -murmur, con os o|os f|os en e nombre de su padre. -Por o vsto, se trata de una edcn conmemoratva. Se traron tan soo trescentos e|empares. Ya ves que me he estado nformando. Martn estaba tan emoconado con aque nesperado detae de |acob, que de buena gana habra corrdo a abrazare. Sn embargo, e gesto neggente de su amgo, como s todo aqueo no tuvera a menor mportanca, e contuvo. -Muchas gracas -d|o ncamente-. Te ha debdo de costar una fortuna... -No te creas. Lo he cambado por una de ms armas vrtuaes. Es ncrebe o que aguen puede egar a pagar por un ob|eto que no exste! En a prmera pgna de bro, a Martn e aguardaba una nueva sorpresa. Deba|o de ttuo, haba una pegatna nteractva con a frma manuscrta de su padre. Contenendo a duras penas as grmas, Martn apoy un dedo temboroso sobre a frma. De nmedato, se actv a grabacn que esta contena, y un dmnuto hoograma de Andre Lem aparec fotando ante sus o|os para pronuncar, con su propa voz, una caurosa dedcatora. Martn apenas prest atencn a contendo de mensa|e. Toda su atencn estaba concentrada en e tmbre cdo y seguro de a voz de su padre, que evaba tantos aos sn or. Cuando e hoograma se - -103 103- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata desvanec, vov a pusar a frma, para escuchar de nuevo aquea voz que tanto echaba de menos. Luego, entamente, cerr e bro y az os o|os haca su amgo. -Es e me|or regao que me han hecho nunca -e asegur-. Yo... No s cmo darte as gracas. |acob hzo una mueca y empez a |uguetear dstradamente con un pequeo pane de dbu|o que haba cogdo de a mesa. -Has odo o que dce? -pregunt-. Le dedca e bro a Nstor Moebus... Supongo que, cuando e encarcearon, aguen subastara sus bros a travs de a red, y que desde entonces habr cambado varas veces de manos. Martn record e rostro enve|ecdo y trste de Nstor, ta y como e haban vsto cuando Leo os ev hasta , en a Luna. Aque bro haba estado aguna vez en sus manos. Su padre haba grabado para una dedcatora especa... Tena que ser terrbe que a uno o despo|aran de todas sus pertenencas para traras a a basura o vendrseas a cuaquera. -M madre se emoconar mucho cuando se o ensee -d|o. -Segn Herbert, es un bro magnfco, que recoge o me|or de traba|o de tu padre. Sabas que y Moebus crearon para e Insttuto Tecnogco de Massachussets un prototpo de concenca artfca que uego se empe en a construccn de Leo? No te parece fascnante? Y que a aguen as o tengan encerrado, sn de|are traba|ar... |acob se nterrump, avergonzado por su fata de tacto. La dea que acababa de formuar resutaba demasado penosa para Martn. Se quedaron caados un momento, mentras Martn o|eaba dstradamente as pgnas de bro de su padre. -Dnde has estado metdo todo e da? -pregunt de pronto-. Necestaba preguntarte una cosa, pero no has dado seaes de vda... -He estado en Vrtuanet, con un par de ndvduos de equpo de conexones. Oueran que os ayudara a encontrar a Ben Sra, pero no ha habdo manera. E tpo se ha esfumado, |unto con todas sus propedades en a Red: casas, coches, programas sensbes, todos sus avatares... No ha de|ado n rastro. Es como s nunca hubera exstdo. La poca federa tambn o est buscando; pero, por o vsto, a dentdad rea que utzaba para nscrbrse en os torneos de Matrz es fasa, gua que todo o dems. En resumen, Ben Sra es un madto fantasma. .. -Entonces, crees que Leo nos d|o a verdad? - -104 104- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Estoy seguro -repuso |acob, hacndose un hueco entre os trastos para tumbarse en e sueo-. Nngn humano habra sdo capaz de poner en prctca un fraude as. -|acob, hay ago que me d|o Leo antes de sar de tuguro aque y que podra ser mportante. No s por qu, esper a que t huberas abandonado Vrtuanet para decrmeo. Era sobre un persona|e amado e Bak... Martn se detuvo a ver que e rostro de su amgo se crspaba. Crey que |acob ba a decr ago, pero e muchacho permanec en senco, mrando a techo. -Sabes qun es? -pregunt Martn, cansado de esperar. |acob tard an un momento en responder. -Es un persona|e de Yue, no?-d|o por fn-. E Guardn de Labernto de os Sueos... -S, s -e nterrump Martn con mpacenca-. Todo eso ya o s, m madre me o expc. Pero no es eso o que me nteresa... Leo me d|o que buscara a ese ta Bak, que soo podra ayudarme durante e torneo de Arena. Tene que ser e avatar de aguen en a Red de |uegos... Pens que a o me|or o conocas. -Lo sento, no tengo n dea -repuso |acob con certa rgdez. Martn e mr a os o|os y supo nstantneamente que no e estaba dcendo a verdad. -|acob, s sabes ago, tenes que decrmeo -nsst, sn comprender a acttud de su amgo-. Yo confo en Leo, tene que tener muy buenas razones para haber montado toda esa pantomma en a Red. Est caro que consdera muy mportante su mensa|e... Y tambn que, por agn motvo, desconfa de t. -No tene nngn motvo para desconfar -d|o |acob, esta vez con un acento de sncerdad que sorprend a su compaero. -Entonces, por qu no quso habar deante de t? -pregunt Martn, ntentando enca|ar todas as pezas de puze. |acob se ncorpor de un sato y, dndoe a espada a Martn, se puso a contempar a puesta de so a travs de a ventana. -Supongo que tendr medo de que me ponga a nvestgar y me meta en agn o -d|o despaco. Martn se qued pensatvo un segundo. La expcacn de |acob tena bastante sentdo. Pero, por aguna razn, no acababa de convencere. - -105 105- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Y t qun crees que puede ser? -pregunt, yendo haca y ponndoe una mano en e hombro. |acob se sobresat geramente. -No o s. Podra ser e avatar de aguno de os otros partcpantes en os Interanuaes. Tu persona|e va a ser Arda, no? -S, ya o han aceptado. |acob asnt. -Bueno, se supone que Arda fue a Paaco de Senco para rescatar a su amada, y, para eso, tendra que atravesar e Labernto de os Sueos... y encontrarse con e Bak. Lo que quero decr es que e Bak podra ser otro de os persona|es eegdos por os guonstas de a Comundad Vrtua para e gun fna de os Interanuaes. -Pero, s es otro |ugador, qu nters ba a tener en ayudarme? La Arena no es un |uego cooperatvo... La gca de razonamento de Martn hzo que |acob se encogese de hombros. -Y yo qu s?-d|o, fruncendo e ceo-. Tambn podra ser un programa sensbe ncudo en a hstora por os guonstas de |uego... -Un programa sensbe de a Comundad Vrtua, ayudando a un |ugador en per|uco de todos os dems? Sera un escndao... -Pues no se me ocurre nada ms -gru |acob, ncmodo-. Pero, s me entero de ago, te o contar. Oye, me muero de hambre, y, como sgamos aqu de chara, nos van a cerrar e comedor... Ba|amos? Martn acced, y os dos muchachos saeron de a habtacn para drgrse a E Caraco, como amaban en e Consuado a argo tobogn de crsta que permta acceder drectamente a comedor desde agunos de os mduos superores. A esa hora, e comedor tena un are mgco, gracas a as decenas de hoogramas umnosos que hacan as veces de mparas. La mayora de os hoogramas representaban faroos chnos con una vea dentro. A fondo de a estanca, detrs de un pano de coa transparente, haba un hoograma ms grande que os otros que evocaba a magen de un ro en e que fotaban centos de dmnutas ampartas de acete. Haba tan soo meda docena de mesas ocupadas. En una de eas, muy cerca de pano, se encontraba Seene cenando con Kp. Martn vac un nstante y uego sgu a |acob, que ya se encamnaba haca a mesa de Seene con expresn amgabe. Kp no advrt a egada - -106 106- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata de os dos muchachos hasta que una voenta pamada en e hombro e hzo estremecerse. Seene cav en |acob una mrada de reproche; no estaba ben asustar a un cego de esa manera. Pero |acob no se do por enterado. -Ou hay hoy para cenar? -pregunt aegremente-. Crsta de agas con anmonas, espuma de arroz con carameos de gamba, sombra de caamar? Me encanta a Nueva Cocna |aponesa, de verdad. Y Kodansha, e chef de Consuado, es una autntca marava. -Puedes eegr entre taarnes con setas y gambas o taarnes con setas y te|do de poo -d|o Seene, sn esbozar n una eve sonrsa-. Eso, de prmero. De segundo hay hamburguesas de so|a con samn. Ah, y por certo, buenas tardes. .. Hoa, Martn -aad, suavzando un poco e tono. -Perdonad, no queramos nterrumpros -babuce Martn, mrando a Kp. -No nterrumps nada -repuso este amabemente-. En readad, ya habamos termnado. Y yo tengo un poco de prsa... He soctado una conexn a a Red para as nueve, y ya cas es a hora. -Entonces, te vas?-pregunt |acob, con una nocenca tan fasa que tena ago de nsoente-. Vaya, qu pena... -Lo sento, |acob -d|o Kp, evantndose y de|ando a un ado a serveta-. Ya nos veremos otro da. Seene, ceo... -aad, estampndoe un rpdo beso en a me|a a a muchacha, con una precsn que a Martn e parec sorprendente, tenendo en cuenta que se trataba de un cego-. Cudate mucho, vae? Promteme que dormrs ben... Traba|a demasado -expc, drgndose a os chcos mentras acarcaba un par de veces e peo de a muchacha-. Tens que convencer a esta precosa mu|er de que necesta tomarse un respro... A ver s a vosotros os hace caso. A m no quere escucharme! Seene apret a mano de Kp a modo de despedda, y e observ ae|arse con as me|as encenddas. -Vaya, vaya! As que ahora eres esta precosa mu|er! -excam |acob admrado-. Ese tpo no se anda por as ramas... -Bueno, y qu? -gru Seene, mahumorada-. , por o menos, sabe o que quere. Se pasa un poco, es verdad, pero sn maca. -Ests segura?-pregunt |acob con una gran sonrsa-. Es un seductor, todo e mundo o dce... -Oye, se puede saber qu es o que te hace tanta graca? -esta Seene, desconcertada-. Parece que ests deseando que me e con Kp... - -107 107- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No es eso -d|o |acob, de|ando de sonrer-. Soo estaba bromeando. No quera que te snteras ncmoda por m. -Y por qu ba a sentrme ncmoda por t?-d|o Seene, echando chspas por os o|os-. No contestas a ms amadas, te pasas das enteros sn dar seaes de vda, y, cuando nos vemos, te dedcas a decr estupdeces sobre Kp y sobre m, como s eso fuese o ms dvertdo de mundo... Est caro que te mporta muy poco o que yo haga o de|e de hacer, as que tranquo, no penso vover a sentrme ncmoda por t nunca ms. Mentras escuchaba a a muchacha, |acob no de|aba de mrara con os o|os muy abertos. -Pero por qu te enfadas? -pregunt sorprenddo cuando ea termn. Martn suspr, exasperado. Lo peor de todo era que e asombro de su amgo, esta vez, no tena nada de fngdo. -Oye, |acob, ea tene razn, vae?-d|o, cruzando una mrada de compcdad con Seene-. A veces te portas como un autntco dota... Sabemos que e programa de borrado de memora te ha... bueno, te ha hecho ovdar agunas cosas. Pero esa no es razn para que t te comportes como un sava|e. -Ya se comportaba as antes de o de programa -afrm Seene resentda-. Eso no es nnguna novedad... Pero antes, por o menos, se comportaba como un sava|e ntegente, y saba cundo tena que parar. En cambo ahora... Se detuvo a ver a expresn de desamparo de |acob. Pareca un no que est sendo regaado sn comprender qu es o que ha hecho ma. -Lo sento -aad Seene en un susurro. N ea msma saba por qu se dscupaba. Soo saba que ntentar comuncarse con |acob se haba vueto, en os tmos tempos, una tarea tan dfc como tratar de habar con aguen que no entende tu doma. E engua|e de os sentmentos se haba vueto ncomprensbe para ... Ambos seguan sendo os msmos, pero sus mentes se encontraban sepa- radas de pronto por un absmo de m aos. E robot de servco acud para anotar e peddo y regres a os pocos mnutos con os taarnes y as hamburguesas para os chcos. Mentras coman, Seene se dedc a termnarse su refresco de |amn y queso y a |ugar dstradamente con una pa|ta. -Ou ta va a traduccn de mensa|e?-pregunt Martn, ntentando reanmar a conversacn-. Ya sabs de qu se trata? - -108 108- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Seene o mr con are ausente. -Son os panos de ago, una mquna de agn tpo. Eso es o nco que sabemos, por e momento. Pero no tenemos n dea de para qu srve... Agunas pezas parecen reactores de antmatera, aunque con un dseo muy sofstcado. Y hay ago que recuerda bastante a un generador de gravedad artfca... pero puede que en readad se trate de otra cosa enteramente dstnta. Lo ncrebe es a perfeccn con que todas as pezas de puze enca|an unas con otras. No exste nngn dseo comparabe en a Terra. S aguna vez se construye, ser ago magnfco. -Ou aspecto tendr? -pregunt Martn, mrando de reo|o a |acob, que contnuaba sumdo en un obstnado senco. -Todava fata mucho para saber cmo ser su aspecto fna -contest Seene-. Pero s sabemos una cosa: Tendr unas proporcones descomunaes. Es ago tan enorme, que habr que construro en e espaco. No s, quz sea una espece de nave... O agn tpo de estacn orbta. Contnuaron comendo en senco. |acob mraba de cuando en cuando a Seene, esperando a que ea e drgera a paabra. Pero Seene se senta cansada y deprmda... No se e ocurra nada concador n amabe que decr. De pronto, eg a sus odos una extraa msca procedente de a terraza. Era una voz spera que, acompandose de una gutarra ectrca, desgranaba una hermosa y meancca cancn. Los tres muchachos reconoceron a nstante e tmbre profundo y ronco de a voz de Detrot, nterpretando una de aqueas antguas baadas de su trbu. Sn pensar en o que haca, |acob se puso en pe y camn como en sueos haca a puerta de a terraza. Martn y Seene se mraron sn decr paabra y uego, apartando con suavdad sus sas para no hacer rudo, o sgueron. A otro ado de a puerta de crsta, a terraza se proyectaba sobre e azu profundo de ceo baado por a una. Los chcos camnaron hasta a baranda transparente, sntendo en sus caras a brsa de ocano. Por encma de rumor e|ano de as oas, a voz de Detrot es egaba con ntdez, segura y poderosa, pero tambn extraamente trste. Lo veron sentado en as escaeras de un |ardn stuado en e pso nferor, de espadas a mar. Tena a cabeza ncnada y os o|os f|os en sus dedos, que se movan destramente sobre as cuerdas de a gutarra. E vento agtaba sus argos cabeos rubos... La cancn hababa de un hombre que habra querdo ser un pescador para navegar por os mares, e|os de a terra frme y de sus amargos recuerdos, con e ceo estreado sobre su cabeza y a mu|er a a que - -109 109- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata amaba entre sus brazos. Termnaba dcendo que un da rompera as cadenas que o ataban y tomara as rendas de su propo destno. Los tres escucharon a hermosa voz de Detrot con os o|os f|os en e horzonte ma- rno, sntndose mgcamente undos por a antgua beeza de aquea msca. De pronto, Seene not a mano de |acob sobre a suya, fra y suave, extraamente frme. Entonces, a vsta se e nub, y dos gruesas grmas rodaron por sus me|as. - -110 110- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 6 Captulo 6 El valor del tiempo El valor del tiempo Como cada maana, Seene eg a prmera a a Saa de Traduccones. Despus de encender as uces, ech una o|eada a as tres heras de mesas y butacas vacas, comprobando que codo se encontraba en orden. Luego, camn haca os grandes ventanaes de fondo de a saa y descorr as cortnas, de|ando que a uz pomza de aque da uvoso nundase a estanca. Haba dormdo ma, a gua que a noche anteror, y e desayuno de cereaes con frutos secos e haba cado como una pedra en e estmago. Lentamente, vov haca su puesto en a Saa de Traduccones, una mesa ndvdua stuada sobre una tarma de madera, frente a as de sus coaboradores. Abrendo a cremaera de su mocha mpermeabe, extra|o de un boso nteror a pequea termna en forma de reo| de arena que e haba regaado Dana e da que se ncorpor a equpo. Cooc e dspostvo sobre a mesa y, sn decdrse a encendero, contemp unos nstantes a arena brante que caa a travs de estrecho stmo de crsta de fctco reo|. Aque portt de tma generacn a tena fascnada... No se pareca en nada a nnguno de os ordenadores que ea haba mane|ado antes, pero, en apenas un mes, se haba acos- tumbrado de ta forma a a comoddad de su sstema operatvo, que ya no poda magnarse vovendo de nuevo a os sstemas antguos. Lo nco que senta era no poder aprovechar todo su potenca, debdo a a ausenca de rueda neura en su cerebro. Dspona, no obstante, de un guante sensbe que e permta nteractuar drectamente con os conos de su nterfaz hoogrfca y supr, hasta certo punto, aquea carenca. Por un nstante, su mente vo hasta a escena de a terraza de a tarde anteror, con Detrot a aba|o, rasgueando meanccamente su gutarra, y a mano de |acob presonando a suya con torpeza. Le habra gustado creer que aque gesto de muchacho era un ndco de evoucn en sus sentmentos, pero o certo era que no se haca usones. Despus de su regreso de Marte, os dos se haban esforzado por recuperar a reacn - -111 111- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata que tenan antes, pero nnguno de eos consegua egar hasta e otro, entender verdaderamente o que senta y pensaba. Era como s hubesen pasado varos aos sn verse, y ya no recordaran exactamente qu era o que es haba undo en otra poca. Tratando de desterrar aqueos pensamentos, Seene se recog e peo con una agu|a |aponesa y encend a termna medante una orden verba. E sstema, a reconocer su voz, se actv de nmedato, y, a nstante, un pequeo rbo de uz agtado por un vento nexstente se dbu| en e are, |usto enfrente de sus o|os. Entre as ho|as de rbo se baanceaban ms de un centenar de conos de tres dmensones, como mnscuos y atractvos frutos. Seene se enfund e guante nteractvo en a mano derecha y toc con su dedo ndce uno de aqueos conos, que representaba una espece de cucaracha encerrada en una |aua con barrotes. En cuanto su dedo roz aquea magen, esta crec hasta enare toda a mano, para uego ecosonar como una fantstca crsda. Eso sgnfcaba que e programa de deteccn de ntrusos se haba puesto en marcha... Unos segundos ms tarde, e rbo de a nterfaz hoogrfca fue susttudo por una espece de bande|a de pata en forma de marposa, sobre a cua se vea una tetera de bronce y una docena de vasos de crsta con os bordes dorados y decorados con dbu|os de dstntos coores. Seene arrastr a tetera trdmensona con su guante y vert parte de su contendo (un qudo ro|o y humeante, smar a t) en uno de os vasos, e que evaba escrto en su superfce e rtuo de Inspeccn genera de a saa. Luego, cerrando os o|os, pd a banda sonora de un |uego recente y esper pacentemente a que e programa termnase de revsar as entradas y sadas de nformacn de equpo centra de traduccn. Era a msma rutna de todas as maanas... Pero no poda satrsea, porque Bodgnov, e Cnsu, se e habra echado encma. La muchacha se qued adormada, y soo cuando a cabeza se e cay haca deante vov bruscamente a a readad. A abrr os o|os, o prmero que vo fue e hoograma de un antguo sobre de pape grando en e are a escasa dstanca de su cara. Probabemente, a egada de aque correo habra do acompaada de avso sonoro correspondente, pero Seene, con a msca a todo voumen, no o haba odo. Frotndose os prpados, mr ndecsa e sobre, con a remota esperanza de que e mensa|e procedese de |acob. Sobre su superfce no fguraba e nombre de remtente, o cua sgnfcaba que se trataba de un correo nterno, ya que nngn correo de exteror de Consuado poda abrrse sn a preva dentfcacn de su emsor. Ouz, despus de todo, fuera de ... Seene aarg e brazo para coger e sobre, pero, un nstante antes de tocaro, se f| en e grabado que poda verse en e seo de acre que o cerraba. E grabado representaba a dos persona|es uchando: uno era e bardo, y e otro, un mago, ambos atavados con vestmentas extradas de as Sagas de Yue. - -112 112- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Seene not una oeada de caor en as me|as. Todas as conexones de Consuado con a Red de |uegos estaban ntervendas desde haca varos das, ya que a red prvada de Consuado haba sdo ntegrada temporamente en Vrtuanet para factar a nvestgacn de o ocurrdo con Ben Sra. Seene saba que, a escasos metros de a Saa de Traduccones, os agentes envados por a Comundad Vrtua haban nsta- ado su cuarte genera, y vgaban da y noche as entradas y sadas de Vrtuanet desde e Consuado, esperando encontrar aguna psta acerca de paradero de escurrdzo |ugador de Matrz. Y ahora, de pronto, o tena a, deante de sus narces... Porque qun, sno Leo, aas Ben Sra, podra habrseas ngenado para burar todos os sstemas de proteccn y vganca de a todopoderosa Comundad Vrtua? Con dedos temborosos, Seene rode e hoograma de sobre e hzo e gesto de romper su seo de acre. A momento, e sobre se abut como s un geno se hubese materazado en su nteror. Cuando a muchacha consgu deshacer e etreo envotoro de pape, surg sobre a pama de su mano un pequeo hoograma de Leo. Instntvamente, Seene se vov haca a puerta para cercorarse de que nade haba presencado aquea curosa escena. Luego, muy nervosa, az a pama de a mano y sostuvo e hoograma de Leo ante sus o|os. -Cmo se te ocurre presentarte aqu de esta manera? -e susurr-. Tenes dea de o que ests hacendo? Todo e mundo te anda buscando! E rostro de Leo no pareca tan socarrn y aegre como de costumbre. -Lo s. Tenemos poco tempo... Aqu tambn me vgan, y me ha costado mucho traba|o deshacerme de m querdo Hden por un rato. Parece que se ha nstaado defntvamente aqu, en E |ardn... -No estaba a antes? -pregunt Seene, uchando por recuperar a cama. -No, ha egado hace un par de das. Levaba meses sn vero, a parecer estaba en Chernograd. No s qu se trae entre manos, pero, yo que vosotros, me andara con o|o. S cres que ha renuncado a vengarse de a |ugada que e hcstes en Marte, es que no e conocs... -Aqu no puede ntentar nada -e nterrump Seene con segurdad-. Estamos ba|o a proteccn de Ure, y e Cnsu es totamente fe a Dana. Ea e pd que cudara de nosotros, y hara cuaquer cosa con ta de no defraudara. E pequeo hoograma de Leo se ech a rer rudosamente. -Vctor Bodgnov? S, hara cuaquer cosa, puedes estar segura - d|o-. Bodgnov tene todas as cuadades necesaras para ser un buen Cnsu, ncuda a fata tota y absouta de escrpuos. - -113 113- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero Dana confa cegamente en , y no es nnguna dota... -S, en eso tenes razn. Vctor Bodgnov es de una eatad nquebrantabe. Adora a Dana, y |ams a traconara. A menos, eso es o que dcen os nformes sobre que he poddo nterceptar. -Entonces, cu es e probema? -pregunt Seene, mpacente-. Una cosa es que Hden quera vengarse, y otra muy dstnta que pueda conseguro. Ahora est ms db que nunca, y, s nos hcera ago, todo e mundo se enterara, y echara por terra e poco prestgo que e queda. Leo mene a cabeza entamente, con os o|os f|os en agn punto de vaco. -Es posbe que est ms db que nunca -murmur-, pero eso es |ustamente o que o vueve tan pegroso. S hay ago peor que un hombre poderoso, es un hombre poderoso y desesperado. Creme, no estoy habando por habar. Tens un espa ah dentro... Y, msterosamente, agunos de sus comuncados estn egando a a termna de Hden, en e |ardn de Edn. Seene agt a mano que sostena e hoograma, como ntentando deshacerse de . Sn embargo, a magen pareca adherda a guante, y, aunque se tambae, permanec en su sto. -Por qu has hecho eso? -pregunt Leo, rendo-. Muerte a mensa|ero que trae maas notcas! Era eso o que pretendas, deshacerte de m? Seene se dscup, confundda. N squera ea entenda e porqu de aque gesto. La dea de tener un espa de Hden nftrado en e Consuado a ateraba ms de o que estaba dspuesta a confesar. -Eso de espa ya se o d|ste e otro da a os chcos, cuando aparecste dsfrazado de Ben Sra. Sn embargo, e servco de segurdad de Cnsu no ha encontrado nada fuera de o norma... -Caro, querda. S fuese de|ando pstas por ah, sera un espa de pacota. Pero es bueno... Y he averguado ago ms, Seene. Es aguen de tu equpo. Por eso me he puesto en contacto contgo. Las me|as de Seene perderon e coor. -Eso es una tontera, Leo -d|o secamente-. Conozco a cas todos estos chcos desde a nfanca. Han crecdo en Medusa, sus padres son centfcos prestgosos... Ou razn podran tener para traconar a Herbert, o para traconarme...a m? La magen de Leo se encog de hombros. -Vamos, Seene, os humanos no necests razones demasado sdas para actuar. Hay centos de cosas que Hden podra ofreceres a tus chcos a cambo de nformacn: dnero, ata tecnooga para sus termnaes, semanas y semanas de conexn a Vrtuanet... - -114 114- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Cosas materaes -e ata| desdeosamente Seene-. Nnguno de eos as necesta... Tenen m edad, Leo. Y a todos es espera un brante futuro. No pondran en pegro todo eso por unas cuantas horas de conexn a a Matrz; no son estpdos. En ese momento, oy rudo de pasos en a rampa de acceso a a saa. -Oye, tenes que rte -susurr-. Estn egando... No sera buena dea que te veran aqu. -Est ben, pero mantendr a comuncacn teefnca. Todava tengo agunas cosas que decrte. E hoograma se dfumn entamente en e are, mentras Seene o observaba con e ceo fruncdo. En ese momento, e grupo de os traductores rrump rudosamente en a saa. Venan de desayunar todos |untos en un quosco cercano a Consuado, como hacan cas todas as maanas. Hro, una de as chcas, se e acerc sonrendo y e tend un gran vaso de pstco eno hasta e borde de humeante caf. Seene e do as gracas, saud a os dems con a mano y empez a beberse a pequeos sorbos aque decoso caf taano. A su |uco, era e me|or que haba probado |ams. E tmo en entrar en a Saa fue Kp. Sn decr nada, se drg en nea recta a a mesa de Seene, sub a a tarma y e estamp un rpdo beso en e cueo, que de| desconcertada a a muchacha. Luego, sempre en senco, fue a ocupar su puesto en a arga mesa de atrs, |unto a Hro. -De modo que estos son tus coaboradores? Seene se sobresat a or a voz de Leo en sus aurcuares. Por un momento, se haba ovdado de . -Puedes veros? -murmur extraada, tapndose a boca para que nade a oyera. -Por supuesto, na. Esto, despus de todo, no es ms que una vdeoconferenca un poco especa. Oye, menuda panda... S parecen sacados de La Red de |uegos! Seene observ con una mezca de afecto e ncomoddad a sus nueve coaboradores mentras se desprendan as pequeas termnaes de a ropa y as ban encendendo. La verdad era que Leo tena bastante razn: aqueos chcos mtaban a propsto e excntrco aspecto de sus propos avaares en a Red... Cas todos evaban e peo decorado con mechones de coores amatvos, y sus ropas parecan sacadas de un |uego de Matrz. Las chcas, Hro y Anne, evaban fadtas de tabas muy cortas, botas atas y escotadas camsetas con adornos de enca|e. Los chcos, por su parte, se dvdan entre os que ban vestdos de guerreros de Matrz, a esto de Yue, y os que haban optado por una vestmenta ms parecda a os a|ustados tra|es de entrenamento de os |uegos de Arena, aunque, en ugar de ser negros, estaban cubertos de estampados metazados. - -115 115- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Incuso sus termnaes resutaban extravagantes; cas todas eran broches a |uego con a ndumentara de su propetaro, y exhban as formas ms dversas: una serpente, una cruz, un hacha, un von, ncuso una bua... E ms sobro de todos en su forma de vestr era Kp. Como una espece de rnco homena|e a su ceguera, e muchacho sempre acuda a traba|ar vestdo de negro de pes a cabeza. Su a|ustado |ersey de cueo ato de|aba advnar una poderosa y eegante muscuatura, ms propa de un baarn que de un futuro matemtco terco, y sus pantaones recordaban a os t|anos antguos. Aque senco atuendo e sentaba muy ben, y o saba... Incuso su termna, una oscura fgurta en forma de hacn, resutaba, s se a comparaba con a de sus compaeros, extraordnaramente austera. Seene observ as nterfaces hoogrfcas que ban surgendo deante de os chcos a medda que estos ban actvando sus termnaes. Haba todo tpo de mgenes: una nora, una nave espaca, una rpca dmnuta de a Torre de Psa, un mercado de frutas... Deante de Hro fotaba una espece de casta de muecas vctorana, y, deante de Feodor, un s- nestro y fantasma casto. E nco que no utzaba un hoograma para comuncarse con su termna era Kp. Debdo a su ceguera, nteractuaba drectamente con su ordenador a travs de a nterfaz nterna de su rueda neura, una magen cerebra con un senco men que e permta acceder a todas as funcones de aque potente hardware. En readad, todos po- dran haber hecho o msmo, excepto Seene. S preferan segur utzando os atractvos hoogramas externos, era por esttca, y no por efcaca. Cuando todos estuveron conectados, varos o|os se azaron haca Seene con expresn nterrogante, esperando a que ea repartese a tarea de da. Seene haba conectado a centra de datos y, medante una orden verba, env toda a nformacn reatva a os paquetes de ondas de rado que haban do egando a a estacn Argos desde a tarde anteror a as termnaes de sus coaboradores. Muy pronto, os varados hoogramas-escrtoro que fotaban ante os membros de equpo fueron de|ando paso a una compe|a magen trdmensona, que corresponda a fragmento de puze en e que estaban traba|ando desde haca tres semanas. Seene do nstruccones a cada uno acerca de a porcn de mensa|e de a que deba ocuparse ese da, reservndose para ea a mayor parte de a secuenca de ondas. Cnco mnutos despus, todos se haaban concentrados en su tarea, y haban de|ado de prestare atencn. Seene ntent concentrarse tambn en e traba|o que ea msma se haba asgnado, pero a voz de Leo son una vez ms en sus aurcuares, sobresatndoa. -Ou muchachtos tan extraos! De verdad te ayudan? Seene se gr un poco para que os membros de su equpo no puderan vera habar. - -116 116- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Todos son muy buenos, especamente Kp -susurr-. Es ese chco cego... -Cmo puede ayudarte a unr as pezas de un puze trdmensona, s es cego? -Puede ver cuando se conecta a Vrtuanet, y tambn dspone de una nterfaz de texturas para ayudare en e traba|o. Oye, Leo, ahora no podemos segur habando. Ser me|or que o de|emos para otro momento. En ese nstante, a travs de cana coectvo de a saa e eg a voz de Feodor preguntndoe acerca de ensamba|e de un par de pezas de puze. Seene evant a vsta haca e muchacho y mantuvo una breve conversacn con . Feodor formuaba sus dudas sn despegar os abos, envando sus mensa|es drectamente a travs de a rueda neura a a red nterna de a Saa. Estaba acostumbrado a habar drectamente desde su cerebro, a gua que e resto de sus compaeros. Era una habdad que exga un argo entrenamento, pero, en os tmos aos, Medusa haba mpuesto un programa ntensvo en todos os nsttutos para dfundr as tcncas de comuncacn neura, y aqueos brantes |venes haban sabdo aprovechar ben as enseanzas recbdas. No obstante, cas sempre evtaban utzar aque tpo de comuncacn en su tempo bre, ya que requera un gran esfuerzo menta. La reservaban, por o genera, para os estudos, e traba|o y os mensa|es ntmos. En a abor de traduccn, es resutaba especamente t, ya que es permta entabar dscusones coectvas acerca de un determnado aspecto de su traba|o, expresando sus deas en cuanto es venan a a mente, y de|ando que un programa de turnos de paabra as fuese emtendo para e resto de a saa de manera sucesva, de modo que todos puderan enterarse de o que pensaban os dems. Seene saba que sus |venes coaboradores a mraban con certa conmseracn por no dsponer de un mpante que e permtese hacer o msmo que eos. En readad, a compadecan mucho ms que a Kp, cuya ceguera hstrca debda a un exceso de horas de conexn a a Red e confera, a sus o|os, una aureoa de superordad. Despus de todo, o que e ocurra a Kp era que haba do un paso ms a que e resto en su forma de utzar e cerebro; se e poda consderar e precursor de una nueva categora de seres humanos, capaz de escapar a a trana de os sentdos, y de evar una vda cas excusvamente menta. Hombres y mu|eres para quenes ver, escuchar y tocar se convertran en ve|as costumbres desfasadas. .. Seene se estremeca soo de pensaro. Cuando Feodor termn de habar con Seene a travs de cana coectvo, Leo vov a a carga. -Tenes que prestarme atencn, Seene. No dsponemos de mucho tempo... Y no s cundo podr vover a comuncarme contgo. -Ou queres? -se mpacent a muchacha-. Ya me has dcho o de espa, pero, suponendo que fuera verdad, yo no puedo hacer nada para - -117 117- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata descubrro. He revsado e fu|o de datos desde a Saa de Traduccones a exteror, y no he encontrado nada anorma. Lo nco que sae de aqu son os nformes semanaes que e envamos a Up Keer, e drector de equpo de traductores de Medusa. Todos os domngos, ceebramos una reunn con medante hooconferenca, y comentamos e traba|o de a semana. He estado revsando as grabacones, y tambn os paquetes de datos que es envamos. S hubesen contendo mensa|es cfrados, me habra dado cuenta... Sabes que esa es a case de cosas que nunca se me escapan. Leo carraspe, ncmodo por as ob|econes de a muchacha. -Pueden haber envado os mensa|es desde otro sto. Eos entran y saen de Consuado cuando queren, no? Se mueven por Ttana con tota bertad... -Pero, s no o han envado desde aqu, cmo sabes que se trata de aguen de m equpo? -pregunt Seene con desconfanza. -Los mensa|es que he nterceptado se haaban encrptados dentro de varos documentos que contenan fragmentos de a traduccn de mensa|e extraterrestre. -Pero hay centos de equpos traba|ando en a traduccn en todo e mundo. Desde que empez a egar e segundo mensa|e de rado, es como s se hubese desatado una competcn, a ver qun o desentraa prmero. Y, ahora que sabemos que se trata de pano de un ob|eto, todas as corporacones estn reforzando sus equpos de traduccn... Por qu crees t que os nformes secretos proceden de Ttana? -Muy senco -repuso Leo con sequedad-. Porque haban de vosotros. Seene tard unos segundos en reacconar. -De... de nosotros? -babuce-. Te referes a... -A Martn, a |acob y a t -a nterrump e androde-. Detaan todas vuestras actvdades dentro y fuera de Consuado, ndcando a fecha y a hora precsa de cada una de eas... Pens que os nteresara. -Por qu no es contaste todo eso a |acob y a Martn, e da que os encerraste en aque tuguro vrtua? -pregunt Seene, que se haba puesto ntensamente pda. -Entonces an no o saba. Los prmeros nformes que ntercept contenan panos de compe|o de Consuado e nformacn acerca de sus sstemas de segurdad. Me preocuparon, porque pens que aguen poda estar tramando un ataque terrorsta a Consuado que concdera con vuestra presenca a, pero no estaba penamente seguro de que os nformes tuveran reacn drecta con vosotros. Ahora, en cambo, no me cabe a menor duda: hay aguen espando cada uno de vuestros pasos. - -118 118- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero para qu ba a querer aguen saber todo o que hacemos mnuto a mnuto? -Para nada bueno, Seene. Y, s os nformes os ha encargado Hden, yo me preocupara de verdad. Seene enterr a cabeza entre as manos. Estaba tan aturdda, que n squera e preocup que sus coaboradores puderan vera en aquea acttud tan ncomprensbe. -Leo, tene que haber un error -murmur-. No pueden ser ms chcos... Nnguno de eos hara ago as, estoy segura. Ouz aguen os haya utzado sn que se den cuenta, robndoes nformacn... -Hay un modo muy fc de averguaro. En ese momento, Seene oy a travs de uno de os canaes prvados a voz ntensa y grave de Kp. -Ests ben, precosa?-e pregunt e muchacho-. Hace un momento, me ha dado a sensacn de que te encontrabas ma... Seene evant a cabeza y trat de recomponer a toda prsa a expresn de su rostro. Mr a Kp, que e sonrea desde su asento. -Por qu dces eso?-e pregunt Seene-. T no puedes verme, cmo sabes s estoy ben o ma? -Acabo de ncorporar una cmara de nueva generacn a ms gafas, que enva seaes drectamente a m rueda neura. No dstngo ms que suetas, pero ago es ago... Me parec que te tapabas a cara. Y tambn que hababas. Seene se puso coorada. Kp estaba tan pendente de ea, que quz hubera egado a captar una parte de su conversacn con Leo, a pesar de que cas todo e tempo haba habado en susurros, mantenndose de espadas a su equpo, para que nade sospechara. -Estoy ben, Kp. De repente me he sentdo un poco mareada, pero ya se me est pasando... Perdona, Anne me est habando por a otra nea - mnt. Luego, sn esperar a or a respuesta de muchacho, nterrump a comuncacn. Leo no aguard a que ea e drgera a paabra. -Tenes que darte prsa; s no, aguno de eos empezar a sospechar - e d|o-. Me fguro que tendrs acceso a agn programa de rastreo cerebra de mentras... -La centra de a Saa tene uno, como todos os ordenadores de coordnacn de equpos. Pero no creo que sea buena dea... -La otra opcn es nformar nmedatamente a Cnsu de o que te he dcho. Puedes de|ar toda a responsabdad en sus manos... Vctor - -119 119- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Bodgnov es un hombre concenzudo; encontrar a forma de averguar a verdad. Seene snt un escaofro. Soo de pensar en os mtodos que poda empear Bodgnov para averguar o que quera saber, se e ponan os peos de punta. -No; yo me encargar de rastreo -repuso dbmente-. Pero no s cmo voy a proponrseo... -No es dgas nada. Eso pondra sobre avso a espa, y e permtra reacconar. S est ben entrenado, es posbe que conozca aguna tcnca para engaar a escner... Es me|or cogere por sorpresa. Indcees un semetargo de ses mnutos, es todo o que necestas para pasaros a todos por e programa de escaneado cerebra. La muchacha snt que as pamas de as manos se e humedecan de sudor. Habra querdo tener a |acob a su ado, para que a ayudara a decdr. Pero Leo tena razn; no haba tempo... Deba tomar a decsn ea soa. -E semetargo no es har nngn dao, verdad? Leo se ech a rer. -Por supuesto que no! Todos o utzan habtuamente para conectarse a Vrtuanet... No se trata de drogados, n nada por e esto. Lo nco que tenes que hacer es nducr una secuenca de ondas cerebraes sncrncas en sus cerebros a travs de su rueda neura. Probabemente, e propo programa de rastreo de mentras dsponga de un emsor de mpusos sncronzadores... Esos mpusos cambarn en pocos segundos e patrn de actvacn de sus neuronas, desencadenando un breve perodo de nconscenca. -Y no se darn cuenta? -pregunt Seene, todava vacante. -Soo vas a robares ses mnutos de su vda!-contest Leo-. No notarn nada, creme. Como mucho, pensarn que se han quedado adormados unos segundos. Y t habrs descuberto a verdad... Voy a nterrumpr a conexn. Haz o que te he dcho, Seene. Y, en cuanto dentfques a espa, avsa de nmedato a Cnsu. No se te ocurra regaar a trador, sea quen sea, y menos an ntentar convencere de que ha actuado ma. Esto es ago demasado grave, no pods correr resgos. Te o repto; avsa a Cnsu... Maana me conectar contgo a a msma hora, para que me cuentes o que ha pasado. Seene snt un nudo en a boca de estmago cuando Leo nterrump a conexn. Estaba soa, y o que deba hacer no e gustaba en absouto. S recurra a Cnsu, sus compaeros de equpo se veran obgados a pasar por un dursmo nterrogatoro que es de|ara secueas durante mucho tempo, aunque a fna srvese para demostrar su nocenca. En comparacn con eso, ses mnutos de semetargo no parecan una gran prdda... Decdda, Seene fue haca a undad centra de coordnacn de equpo, una pantaa sensbe ncrustada en una consoa, a pocos metros - -120 120- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata de su tarma. Evtando mrar a os otros traductores, actv e programa de contro de a segurdad y ocaz entre as dversas opcones que e ofreca a nduccn de etargo tempora. Ta y como e haba ndcado Leo, en e cuadro de dogo que aparec a contnuacn ntrodu|o un apso de ses mnutos, y uego toc con su guante nteractvo e comando de nco. Resprando agtadamente, esper unos segundos para azar a cabeza y comprobar que as ondas de sncronzacn haban hecho efecto sobre os chcos y chcas de grupo. Le bast echar una o|eada a sus caras para comprobar que todos se haaban semnconscentes... Tena que actuar con rapdez. Con una sere de rdenes verbaes, actv smutneamente e programa de escaneado cerebra en as ruedas neuraes de todos sus coaboradores. Deante de eos, as mgenes trdmensonaes de rompecabezas extraterrestre se dfumnaron rpdamente para de|ar paso a os dagramas hoogrfcos de su respectvos cerebros. Rpdamente, formu en voz ata a prmera de as tres preguntas cuya respuesta deba supervsar e rastreador de mentras: -Eres un espa nftrado en e grupo de traductores? Esper unos segundos a que os cerebros de os traductores tuvesen tempo de procesar a nformacn, y uego observ atentamente as zonas umnadas que aparecan en os dagramas cerebraes de sus compaeros. Todos haban contestado que no, y e programa de escaneado no pareca haber detectado nngn patrn de actvacn neurona sospechoso. Seene formu entonces a segunda de sus preguntas: -Has envado recentemente nformacn sobre |acob Sefers, Martn Lem y Seene Van a agn contacto en e exteror de Consuado? De nuevo, a respuesta cerebra de sus coaboradores tard unos segundos en aparecer, y de nuevo fue nvarabemente negatva. Seene respr, avada. An e quedaba tempo para formuar su tercera pregunta: -Te has comuncado recentemente, de manera drecta o ndrecta, con Hden o con agn otro membro de a cpua drgente de a Corporacn Ddao? Esta vez, as respuestas tardaron ms en egar, probabemente porque e nve de conscenca de os muchachos haba descenddo. Cuando por fn fueron aparecendo, Seene resop, avada. Una vez ms, todas as respuestas eran negatvas, y e escner no haba detectado e patrn de actvacn neurona caracterstco de a accn de mentr en nnguna de eas. Seene desactv e escner y vov a su mesa. Le tembaban tanto as pernas que se aegr de que nade pudera vera en ese momento. Lentamente, os puzes hoogrfcos de mensa|e extraterrestre voveron a perfarse en e are, susttuyendo a os dagramas cerebraes. Fataba - -121 121- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata apenas un mnuto para que e programa de nduccn de semetargo se desactvase. La prmera en vover a a readad fue Hro. La muchacha se estremec y, sn echar una soa o|eada a su arededor, cav os o|os en a magen que fotaba ante sus o|os, ntentando ordenar sus deas. Los dems se fueron despertando tambn en os segundos sguentes, y a Seene e sorprend a rapdez con que retomaron su traba|o de traduccn. N squera parecan mnmamente desconcertados. Seene tambn vov a mensa|e extraterrestre, y, por prmera vez en toda a maana, se permt una ampa sonrsa. Haba hecho o que tena que hacer, y e resutado no poda ser ms satsfactoro. Afortunadamente, Leo se haba equvocado. S de verdad haba un espa en e Consuado, estaba caro que no perteneca a su equpo. En readad, nunca habra debdo desconfar... Conoca a cas todos aqueos chcos desde a nfanca, a menos de vsta. Haba hecho todo o posbe para que su partcpacn en a traduccn de mensa|e extraterrestre es resutase dvertda y agradabe. Y estaba segura de que todos a aprecaban... Ahora se arrepenta de no haberse mostrado ms enrgca ante Leo a a hora de defender a nocenca de sus compaeros. Durante e resto de a maana se mostr ms aegre y comuncatva que de costumbre. Brome con Anne, rest mportanca a un pequeo error de Thomas, y respond pacentemente a as nnumerabes preguntas de Feodor. Incuso acept sonrendo cuando, a hacer una ronda entre as mesas para examnar os progresos de cada uno, Kp a nvt a sentarse sobre sus rodas. E pequeo apso de tempo que haban perddo durante e escaneado no mpd que aque fuera uno de os das ms productvos en cuanto a voumen de nformacn traducdo y procesado por e equpo de todos os que evaban traba|ando |untos. Cuando eg a hora de comer, Seene do por termnada a sesn de traba|o con expresn radante. Feodor y Thomas a nvtaron a rse a amorzar con todo e grupo a un restaurante afrcano de puerto, y estuvo a punto de decr que s. Sn embargo, a nguda mrada que Hro e ech a Kp cuando este se un a os otros dos para nsstr en que os acompaara, e hzo cambar de dea en e tmo mnuto. -Ser me|or que o de|emos para otro da -d|o, sn de|ar de sonrer-. Estoy un poco cansada... Creo que voy a rme drectamente a casa. Los chcos fueron saendo poco a poco de a saa de traduccones mentras ea recoga sus cosas. Kp, sn embargo, no se mov. Pareca estar esperando a que os dems se marcharan para habar con ea. -No venes, Kp? -e pregunt Hro, mpacente, desde a puerta. -No, todava no -contest secamente e muchacho-. Esperadme en e restaurante... S puedo, me acercar ms tarde. Hro se encog de hombros y se fue correndo a reunrse con sus compaeros, no sn antes cavar sus enormes y duces o|os castaos en Seene con una meancca expresn de reproche. - -122 122- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Creo que deberas r con eos -d|o Seene precptadamente, evtando mrar a Kp-. No hace fata que me acompaes a casa, de verdad... -Lo que has hecho no est ben -a nterrump Kp con frmeza. Se haba qutado as gafas, y sus besmos o|os cegos parecan ms ntegentes que nunca ba|o sus ce|as evemente fruncdas. Seene not que se ruborzaba; pero Kp, afortunadamente, no poda vera. -No... no s a qu te referes -babuce. -Me refero a os ses mnutos de semetargo que nos has nducdo para pasarnos a todos por e detector de mentras -precs tranquamente Kp, sn de|ar de mrara con sus grandes o|os vacos. Seene se sent en a mesa ms cercana, sn saber qu decr. -Cmo te has dado cuenta? -pregunt fnamente. Kp sonr. -Me he pasado a mtad de m vda enchufado a a Red de |uegos. S dstngur un semetargo nducdo de una cabezadta o un momento de dstraccn, te o aseguro. M concenca de tempo no se parece en nada a a vuestra... En Vrtuanet, cada segundo es oro. Robare ses mnutos a un avatar es peor que robare a su nova, creme. La muchacha se mord e abo nferor hasta hacerse dao. Haca mucho tempo que no se senta tan ma. -Kp, perdname. Yo... Lo he hecho para evtar maes mayores, de verdad -murmur-. Segn parece, hay un espa nftrado en e Consuado, y sospechaban de equpo... Tena que eegr entre pasaros e detector o de|ar que os agentes de Cnsu os nterrogaran, y cre que a prmera opcn era a me|or. Kp mraba haca agn punto ndetermnado de espaco con gesto nexpresvo. -E Cnsu te do a eegr entre esas dos opcones?-pregunt, con un eve matz de suspcaca en a voz-. Me sorprende que Bodgnov se haya mostrado tan consderado... Seene no saba por dnde trar. Su mentra era poco crebe, pero era conscente de que en nngn caso deba menconar a Leo n a conversacn que haba mantendo con esa maana. -Bodgnov hace o que Dana e ndca, y a Dana no e gustan os mtodos demasado expedtvos -mprovs. Kp se rea| evemente. Pareca decepconado, pero no ofenddo. -Supongo que tu ntencn era buena -d|o con un suspro. - -123 123- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Avanz unos pasos, hasta stuarse |usto deante de a muchacha. Seene nunca de|aba de sorprenderse de o mucho que haba crecdo Kp desde a tma vez que o haba vsto. Cuando eran nos, ambos tenan aproxmadamente a msma estatura. Ahora, sn embargo, e sacaba a cabeza. -Kp, o sento -murmur, con os o|os enos de grmas-. Yo... -Caa -e d|o . La rode con sus fuertes brazos y a estrech suavemente contra su pecho. Luego, antes de que ea pudera reacconar, a bes en os abos. -Espero que esto te srva de eccn -susurr despus, en tono de broma. Seene se apart tan deprsa como pudo. E corazn e ata a gran veocdad, y se senta horrbemente confusa y deprmda a a vez. -Crees que os dems se han dado cuenta? -pregunt. Kp vov a ponerse as gafas. -Supongo que agunos s -repuso con ndferenca-. Feodor, por e|empo, se conecta a a Red de |uegos cas tanto como yo. Me sorprendera que no hubera notado a sada de semetargo... Y Anne quz tambn. -Maana se o expcar todo -afrm Seene-. Estoy segura de que o entendern. Ou te parece? -Creo que puedes hacer ago todava me|or -contest Kp sonrendo-. Por qu no nos das a todos un da de vacacones? Maana es domngo... Ou te parece s samos todos |untos y nos dvertmos un poco? Podramos r a Casto Mgco de Ttana. Yo ya he estado un par de veces; es un ugar fantstco, ncuso para un cego como yo. Seene se ech a rer. De agn modo, Kp se as ngenaba para ograr que todo e mundo se tomase a broma su enfermedad. -Es buena dea -d|o-. Hace sgos que no voy a casto... A ms padres no es gusta demasado que perda e tempo a, pero, esta vez, creo que se aegrarn de que vaya. Todo e da me estn dando a paza con eso de que traba|o demasado. -Y tenen razn. Te vendr ben... Nos vendr ben a todos. Los chcos te o agradecern un montn, ya o vers. -Pero Up se pondr como una fera s canceamos a reunn semana con e equpo de Medusa -ob|et Seene, estremecndose a recordar a cara avnagrada de |efe de traductores-. No s s vae a pena... -Bueno, pnsao, vae? Yo, de momento, me conformo con que me acompaes a un sto que quera ensearte desde hace tempo. Ou me dces? - -124 124- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Por o genera, Seene procuraba rehur sstemtcamente as nvtacones de Kp. Pero, esta vez, se senta tan cupabe por e asunto de escaneado que no fue capaz de decre que no. -Caro, vamos adonde queras -contest-. Aunque te recuerdo que te estn esperando para comer... -Soo ser un momento. Ya vers, no est muy e|os de aqu. Seene cerr con ave a Saa de traduccones y conect a aarma. Luego, os dos tomaron una cnta transportadora que conduca a edfco prncpa de Consuado. La muchacha se aegr de no encontrarse con Martn n con |acob en su recorrdo a travs de edfco; e habra resutado bastante ncmodo tener que dar expcacones acerca de su pequea escapada con Kp. En e exteror, a uva haba de|ado paso a un ventoso y radante da de prmavera. Los edfcos de crsta aneados frente a ocano reverberaban a so con sus compe|as estructuras abertas como fores. Camnando por e paseo martmo, egaron hasta e puerto deportvo, una pequea baha repeta de motoras deszantes y de veeros soares de todos os coores. No era un buen da para navegar, debdo a tempora de vento, pero, aun as, os ms temeraros haban aprovechado e cese de a uva para hnchar os deszadores de sus embarcacones y dar un corto paseo, sn ae|arse mucho de a costa. A otro ado de rompeoas comenzaba una ampa fran|a de paya que Seene no haba psado todava desde su regreso a Ttana. Varas escaeras mecncas transparentes conectaban e paseo martmo con a paya. Sobre a arena banca, haba aproxmadamente medo centenar de personas sentadas, contempando ensmsmadas e horzonte. La mayora estaban soos, aunque tambn haba pare|as, grupos de amgos e ncuso aguna que otra fama a competo. Nade hababa n se mova, y a escena tena un are rrea, como s aquea gente hubese sdo artstcamente dstrbuda sobre as dunas para rodar una secuenca cnematogrfca. Seene se vov haca Kp, perpe|a: -Ou estn hacendo? -pregunt. -Ounes? -pregunt Kp sonrendo. Seene enro|ec. Haba ovdado que Kp no poda ver a escena de a paya. -Hay un montn de gente sentada sobre a arena, pero estn como petrfcados, sn habar... Antes de que Ddao me evase a |ardn de Edn, soa venr a menudo a esta paya en e buen tempo; pero, entonces, a gente camnaba, se baaba... No se quedaban ah quetos, como postes. - -125 125- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Kp sonr. -Esto es precsamente o que quera que veras -d|o en tono msteroso-. Ou te parece s ba|amos? Seene acept, y ambos se encamnaron a as escaeras ms cercanas. Las gafas de Kp tena una espece de sonar ncorporado que e permta a su rueda neura eaborar cada pocos segundos una escueta descrpcn de os ob|etos y obstcuos que o rodeaban. Durante e trayecto, Kp e haba expcado a Seene que a cmara recentemente aadda a su dspostvo de guado no e serva de nada en e exteror de os edfcos. A parecer, a uz de so saturaba competamente a capacdad de respuesta de su corteza vsua, mpdndoe procesar cuaquer tpo de magen procedente de su rueda neura. Mentras ba|aban, Seene observ a Kp de reo|o. -Ya s o que hacen -d|o-. Estn mrando e edfco de Gen| Shkbu, no? E Paaco de Senco... Cuando yo me fu a |ardn de Edn, an no estaba termnado. M padre sempre se rea de as autordades de Kokoro por haberse de|ado embaucar en un proyecto as. Kp arque as ce|as. -De veras? -S, e dverta mucho -cont Seene-. Deca que haba que estar oco para tomarse en sero toda esa charatanera barata de a arqutectura fosfca de Shkbu. Entonces estaba muy de moda aque bro suyo, E edfco de ama... -S, o he edo. Es magnfco -d|o Kp gravemente. Haban egado a fna de as escaeras, y ambos se descazaron para camnar sobre a arena. -Entonces, t crees en todo eso? -pregunt Seene, asombrada. -No puedo opnar, soy cego. Por eso |ustamente quera venr aqu contgo... Ouero que mres por m, y que uego me descrbas e paaco. Ya te dgo que e bro de Shkbu me nteres mucho, y sento curosdad por saber s, a fna, ha ogrado construr ago que demuestre su teora. Seene e asegur que hara o posbe por satsfacer su curosdad, y uego busc en a arena un sto bre y o sufcentemente ae|ado de resto de os espectadores como para no moestar a nade s contnuaban habando. Los dos se sentaron con as pernas cruzadas a esto budsta, y Kp, qutndose as gafas, cav sus o|os en e horzonte. Seene e mt... A prncpo no pudo dstngur nada, a excepcn de ceo y a vasta superfce azu y verde de mar. Pero, de pronto, sobre a msma nea de horzonte vo crecer una sueta mgca e mponente. Era tan ata que pareca perforar e ceo, y tan ancha en su base como una cudad. Una - -126 126- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata hera zgzagueante de esbetos arcos recorra a ggantesca estructura desde a base hasta a cspde, estrechndose progresvamente. A Seene e record agunas representacones renacentstas de a Torre de Babe... soo que, en este caso, a torre era cas enteramente transparente, y soo a refraccn de so sobre su superfce de crsta permta dstngura. A a muchacha se e enaron os o|os de grmas. Aquea vsn e hzo comprender, de pronto, toda a beeza y fragdad de a ambcn humana. Pero, antes de que tuvera tempo de anazar sus sentmentos, a torre empez a cambar. Su sueta de cono truncado se adegaz en a base y se ensanch en a cspde, y toda a estructura crec ante sus o|os hasta formar una mpresonante coumna que pareca surgda de un sueo. Una coumna de crsta, aunque, a medda que su base se aproxmaba a ocano, e crsta se ba transformando en un qudo muro de espumas. Seene se frot os o|os, pensando que todo aqueo no poda ser ms que un efecto ptco provocado por e refe|o de so sobre a superfce de agua, pero, cuando vov a mrar, a coumna segua a, maravosa, namovbe, gopeada sava|emente por as oas que se estreaban contra ea. Seene perd a nocn de tempo. Aquea coumna pareca haberse funddo con su concenca, formando una soa readad, transparente, etrea, ata y frme como una roca, y a a vez cambante como e agua. Ea era aquea torre, un edfco de crsta pursmo que a uz atravesaba para hundrse en e espon|oso te|do de unverso, oscuro y desumbrante como un zafro. Se senta ms a de a fecdad y de door, ms a de todos os pequeos medos y angustas de a vda; como s, de repente, as paredes de espe|os que a tenan prsonera dentro de s msma se hubesen dsueto, de|ndoa expuesta a toda a nmensdad de are. En un momento dado, se evant una suave brsa que e acarc e rostro, y a coumna se deshzo ante sus o|os en |rones de ncar, geros sgnos bancos smares a deogramas chnos que se dspersaron en e ceo como p|aros. Luego, un veo de oscurdad cubr e horzonte y a paya, y Seene tuvo a mpresn de que a noche, en ugar de r avanzando entamente, haba cado bruscamente sobre eos, como e ten de un teatro a fna de a representacn. Durante un rato, sus o|os contnuaron sondeando e ceo nocturno y e mar brante de refe|os, en busca de msteroso edfco de Yue. Cerca de ea, oy pasos sobre a arena, y, a azar a vsta, vo que agunas de as personas que haban estado contempando e horzonte a su arededor se haban evantado para rse, mentras otras contnuaban sentadas en s- enco. Entonces tom concenca de o que haba ocurrdo. Haban egado a a paya a medoda, y ahora era de noche. Deban de evar a por o menos ses horas... Se vov haca Kp con expresn nterrogante. - -127 127- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ou ha pasado? -pregunt-. Cunto tempo hemos estado aqu sentados? Kp se ech a rer. Se e vea contento y rea|ado. -Mucho -d|o, estrando os brazos perezosamente-. La verdad es que ya empezaba a aburrrme... Ou, ha merecdo a pena? Seene se do cuenta de que, antes de formuar a pregunta, ya saba que a respuesta ba a ser afrmatva. -No necestas que te descrba e paaco, verdad? -pregunt, rrtada -. Ya te o han descrto muchas veces... Ou pasa, traes aqu a todas as chcas con as que saes? Kp fng no captar e tono mordaz de a pregunta. -Has acertado; trago aqu a todo e mundo. Me fascna e efecto que ese edfco e|erce sobre a gente. No hay dos personas que o vean de a msma forma, pero todos concden en afrmar que se trata de una experenca que puede cambarte a vda. Parece que Shkbu no era nngn charatn, despus de todo... T qu opnas? -Es certo, no era nngn charatn -admt Seene-. No s qu he vsto exactamente, pero era ago sobrecogedor... Como s, de pronto, o que hay fuera y o que hay dentro de m fueran a msma cosa. Ha sdo maravoso... -O|a yo tambn pueda vero agn da -murmur Kp con trsteza. Seene o mr con curosdad. Era a prmera vez desde que haba egado a Ttana que Kp auda a su enfermedad con amargura. -Ou es exactamente? -pregunt-. Ouero decr, o que he vsto... Yo no tengo rueda neura, as que no puede ser una vsn nducda a travs de mpantes... Ouz un hoograma? Kp se encog de hombros. -Nade o sabe con exacttud -contest-. E paaco resuta naccesbe por mar, y os que ntentan aproxmarse en una barca para vero de cerca vueven nvarabemente decepconados. Dcen que han vsto e edfco a, deante de sus narces, todo de espuma y crsta, y que tene exactamente e msmo tamao que vsto desde a paya. Caro que habo ncamente de odas... -Y, de noche, no o umnan? Sera un espectcuo ncrebe. .. -No hace fata. Por o vsto, aqueos que han permanecdo e tempo sufcente aqu sentados, contempndoo, pueden vero tambn en a oscurdad. Soo he conocdo a una persona que o haya ogrado, una chca que traba|a en e aeropuerto... Su descrpcn era bastante mprecsa, pero hababa de una fgura fosforescente, msterosa y crstana como una anmona marna, o como un atsmo arrecfe de cora. - -128 128- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Ambos se puseron de pe y camnaron haca as escaeras mecncas con os zapatos en a mano. Antes de subr, se avaron os pes en un rachueo artfca con focos de uz ro|a umnando e fondo de agua. -Gracas -murmur Seene mentras ascendan, nmves, sobre a escaera de crsta-. Ha sdo un regao maravoso. Aunque no s cmo voy a expcares a ms padres o que me ha pasado... No puedo creer que hayamos estado tantas horas ah aba|o! -Espero que hayas aprenddo a eccn -brome Kp-. La prxma vez, te o pensars dos veces antes de robares e tempo a os dems. - -129 129- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 7 Captulo 7 El Castillo Mgico El Castillo Mgico A da sguente, Seene acud a a msma hora de sempre a a Saa de Traduccn y reaz as comprobacones de rutna. Cuando estaba a punto de descorrer as cortnas, egaron en trope sus compaeros, y Anne e tend e vaso de pstco eno de humeante caf de todas as maanas. N Anne, n Hro, n Feodor n nnguno de os membros de equpo mostr e ms eve atsbo de enfado haca ea, pese a que Kp e haba asegurado que o ms probabe era que ms de uno se hubese dado cuenta de o que es haba hecho a vspera. Cuando es d|o que ba a ntentar adeantar a reunn vrtua con Up Keer para termnar antes e r todos |untos a Casto Mgco de Ttana, todos empezaron a vtoreara mentras voteaban en e are sus |erseys, como nos pequeos. Kp fue e nco que no d|o nada, aunque su sonrsa de aprobacn sgnfcaba ms para Seene que todos os aspaventos de os dems. Mentras sus coaboradores encendan sus termnaes para recopar os resutados de a semana y dscutros con Up, ea se decd por fn a conectar tambn su pequeo ordenador en forma de reo| de arena. Levaba cas una hora retrasando aque momento, porque tema encontrarse con un nuevo mensa|e de Leo fotando entre as ho|as de rbo trdmensona de escrtoro, y no saba muy ben qu era o que e ba a decr. Cuando a nterfaz hoogrfca se estabz en e are, aparec, efectvamente, un dmnuto sobre con un seo de acre que representaba a un mago y a un bardo, exactamente gua que e da anteror. Seene de| escapar un hondo suspro y, con dsmuo, esboz e gesto de abrr e sobre; sn embargo, antes de que e hoograma de Leo tuvese tempo de concretarse sobre su guante nteractvo, se apresur a pedre que, por esta vez, a comuncacn fuese soo teefnca, y no vsua. La voz de Leo e eg, cara y ntda, a travs de sus aurcuares. - -130 130- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -As que no queres verme, eh, pequea? -d|o en tono burn-. Bueno, bueno. Eso me here, tengo que admtro, pero confo en que o superar... -No seas payaso, Leo -susurr Seene-. No quero que os dems te vean. Sera una mprudenca. -S, sobre todo s entre eos est e espa... Ou, o has encontrado? -No hay nngn espa -afrm Seene, ntentando que e tono de su voz no sonase demasado trunfa-. Los pas a todos por e escner, y es hce tres preguntas reaconadas con a nformacn que t me habas dado... Todos d|eron que no haban envado nformacn a exteror de Consuado; y, segn e escner, decan a verdad. A travs de os aurcuares, Seene oy un resopdo que e son partcuarmente cmco, vnendo, como vena, de un androde. -Ago ha faado -gru Leo, dsgustado-. Evdentemente, he subestmado a ese humano, quenquera que sea. No pens que fuese un espa profesona, pero, a parecer, o es. De otro modo, no habra consegudo engaar a escner tan fcmente. Seene tece mpacente sobre a superfce de a mesa. -Oye, nada ha faado -contest-. Sencamente, e espa no est en m grupo. E nco que se ha equvocado aqu has sdo t. Leo se mantuvo caado durante argo rato. Por un momento, Seene eg a pensar que haba nterrumpdo a conexn. -Tenes que avsar a Cnsu de nmedato -d|o por fn e androde-. Ayer ntercept un nuevo nforme. Parece ser que te pasaste toda a tarde sentada en una paya... Seene enro|ec, y os atdos de su corazn se voveron ms rpdos. -Es certo -reconoc-. Ouz e espa sea uno de os agentes de segurdad de Consuado. Agunos tenen una pnta de matones que da medo... De verdad, Leo, no es nnguno de ms compaeros. -Puede que tengas razn; pero, por s acaso, tenes que avsar a Cnsu cuanto antes -nsst Leo-. Escucha, Seene; a partr de esta tarde no podr vover a comuncarme contgo. Nos vamos a Chernograd... Esa madta cudad enterrada en a estepa es como una mazmorra ggante. Desde a no podr arresgarme a envaros nngn mensa|e... Tenemos que de|ar esto souconado esta msma maana. -No, hoy no -d|o rpdamente Seene-. Les he prometdo a ms compaeros que ramos a dvertrnos a Casto Mgco. Adems, creo que e Cnsu nunca pasa os domngos en Ttana... Maana habar con . Es un buen momento, porque |usto maana egar Dana. E Cnsu no har nnguna barbardad con Dana por aqu... Y, por un da, no creo que se hunda e mundo. - -131 131- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Leo emt un hondo suspro. -De acuerdo -d|o-. Pero, mentras tanto, no confes demasado en esos chcos. Sgo pensando que e espa se encuentra entre eos. Buena suerte, Seene. Buena suerte a todos. -Tambn para t, Leo. Buena suerte... -S. En Chernograd, a voy a necestar. Despus de despedrse de Leo, Seene tard un rato en recobrar a cama. Durante unos mnutos, |uguete dstrada con a parte de puze trdmensona en a que haban estado traba|ando aqueos das. Haba avsado a Up a tma hora de a noche anteror de que necestaban adeantar a reunn con . E |efe de equpo de Medusa haba reacconado a prncpo con agresvdad, y uego, a averguar que e motvo de adeanto era una pequea excursn a Casto Mgco de Ttana, se haba echado a rer desdeosamente. -Nunca consegur acostumbrarme a traba|ar con cros -fue su nco y mordaz comentaro. Cuando su termna a avs de que Up Keer se encontraba ya sto para a conexn, Seene actv su guante sensbe y, de nmedato, un hoograma de |oven centfco perro|o tom forma en a pama de su mano. Smutneamente, sobre a pared se proyect una magen pana de despacho de Up en a Burbu|a de Medusa. -He estado examnando vuestro traba|o de esta semana -d|o Up, sn moestarse squera en dares os buenos das-. Es pasabe. Mera rutna, por supuesto, ahora que ya sabemos cmo enca|ar as pezas de rompecabezas. Aun as, ser una ayuda. ncamente tengo dudas respecto a fragmento 3578A. En e ugar en que vosotros o habs coocado, ntroduce una asmetra en e dseo que no est |ustfcada. Seene mr a Feodor, que era e que haba estado traba|ando en aquea parte de mensa|e. E muchacho hzo una mueca. -Y yo qu cupa tengo? -murmur-. Oue es pregunte a os extraterrestres... -Lo he odo, Feodor -d|o Up, fruncendo as ce|as con severdad-. Y sabes o que creo? Creo que e probema no es de os extraterrestres, sno tuyo. Te crees un geno, gua que todos os dems; pero no o eres. La peza tene que enca|ar de otra manera. Ouero que revses todo e traba|o que has hecho con ea y que ocaces e error. -No hay nngn error -ntervno Seene-. Yo tambn o he comprobado... Up se ech a rer desagradabemente. -Ya. Ou encanto, sempre defendendo a sus amgutos -d|o con sarcasmo-. Bueno, de todas formas, quero una revsn competa de esa - -132 132- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata peza. Y ahora d a dvertros, pequeos. Y tened cudado... E Casto Mgco de Ttana puede ser un ugar pegroso, s uno se mete en e ugar equvocado. Seene hzo un esfuerzo por despedrse de Up con cortesa, y no con un bufdo, que era o que reamente e habra gustado. Lo que ms e moestaba era que, pese a o antptco que e caa, Up evaba ago de razn... E Casto Mgco, que en su orgen se haba utzado como un ggantesco escenaro para os Interanuaes de Arena de 2017, haba termnado transformndose en un ugar de cta embemtco para os avatares y pee|udos de todo e mundo. Todos os das se ofrecan espectcuos y combates de exhbcn, y as saas de conexn a Vrtuanet contaban con a ms avanzada tecnooga. Aque prspero tursmo asocado a os |uegos haba hecho proferar toda una cudad arededor de casto, dvdda en dos sectores ben dferencados: por un ado, a Zona Banca, donde se congregaban os partdaros de os |uegos de Arena, y, por otro, a Zona Azu, dedcada excusvamente a os |ugadores de Matrz. Y en ambas surgan peeas y confctos cas a daro... Por eso, os padres de Seene |ams e haban permtdo r a casto sn eos, y por eso, esta vez, Seene haba preferdo mentres, dcndoes que ba a pasar e da con Martn y con |acob en e Consuado. Una vez termnada a conexn con Medusa, os traductores desactvaron sus termnaes, se as prenderon a a ropa y saeron en tromba de Consuado para tomar e monorra que deba conducres a as afueras de a cudad, donde se encontraba e casto. A travs de as ventanas de vagn en e que se haban nstaado, Seene contemp en senco os barros ndustraes y as mastodntcas nstaacones de puerto de mercancas de Ttana. Haba vvdo varos aos en aquea cudad, y, sn embargo, segua sntndose una extraa en ea. Para aguen que haba pasado su nfanca en Medusa, as enormes dmensones de a cudad de Kokoro y as desguadades entre unos barros y otros recordaban demasado a as metrpos convenconaes, de tpo de Nueva Ae|andra. Sobre todo, no ograba acostumbrarse a as dmnutas cmaras fotantes que puuaban por todas partes, grabando as das y vendas de os cudadanos. A msmo, dentro de vagn, haba dos. Seene advrt as mradas de desconfanza que Anne es drga cada vez que pasaban por deante de su cara, y cruz con ea una sencosa mrada. Tardaron ms de meda hora en egar a a estacn de Ufr E Krak, donde deban apearse. E nombre de a estacn evocaba e egendaro casto de Ufr E Krak, a fortaeza vvente de os Magos de Cenza en La !aldicin de piedra, una de as noveas ms popuares de Yue. En readad, e Casto Mgco de Ttana reproduca con absouta precsn a descrpcn de aquea fortaeza que Yue ofreca en su novea. E casto estaba construdo dentro de crter de un vocn, en cuyas paredes se haba excavado un anfteatro con asentos para e pbco. Se trataba de - -133 133- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata un compe|o edfco mv que se abra por seccones, de|ando a descuberto en cada momento os escenaros donde se ba a desarroar e |uego, a fn de que os purstas de a Arena, aqueos que se negaban a conectarse a a Red de |uegos para segur as partdas, pudesen contempar e espectcuo en drecto. La noche anteror, en su conexn a Vrtuanet, Kp haba comprado nueve bonos de conexn a a Red en un Area Vrtua de as nmedacones de casto. Lo haba hecho especamente por Seene, ya que ea careca de rueda neura y, por o tanto, normamente tena que pasar por a desagradabe experenca de encerrarse en una cpsua de etargo cada vez que quera conectarse a a Matrz. En a Zona Azu, a norte de casto, haba ocaes para conexones coectvas a a Red que dsponan de dspostvos de nduccn de semetargo mucho ms atractvos que aqueas horrbes cpsuas. Despus de consderar varas posbdades, Kp se haba decddo por comprare as horas de conexn a Gregory Neumann, e propetaro de |ardn de Sha, un ugar dco para as experencas vrtuaes coectvas. Cuando Seene e pregunt cunto e haban costado os nueve bonos, Kp hzo un gesto evasvo con a mano. No quera decr a cfra, probabemente para no escandazar a a muchacha. Su tempo de conexn en e |ardn de Sha, ms conocdo en aque mundo como La Sensacn de Gregory, comenzaba a as doce, de modo que an dsponan de una hora hasta entonces. Hro propuso entrar mentras tanto a Casto Mgco, donde, ese da, On, a |ugadora de Arena que representara a a corporacn Kokoro en os Interanuaes, ofre- ca un combate de exhbcn. Sn embargo, Feodor se neg en redondo. -Me nego a contrbur con m dnero a os deros voentos de os pee|udos -argument-. Hemos vendo a conectarnos todos |untos a a Red, no a que nos sapquen de sangre... Sn embargo, a mayora de sus compaeros sentan curosdad por ver en drecto un combate de Arena, ago que no haban tendo oportundad de hacer nunca, ya que en Medusa no haba estados para ese tpo de exhbcones. -Me han dcho que a entrada a casto es un enorme san medeva cuyas paredes, de pronto, empezan a moverse hasta transformarse en una cabeza de dragn que devora a os vstantes, trasadndoos de ese modo a anfteatro -cont Hro con entusasmo-. No quero perderme una cosa as... -Yo me quedo con Feodor -d|o Kp-. Soy cego, en un combate en drecto no vera nada. S queres -aad vovndose haca Feodor-, podemos dar una vueta por a Zona Azu y tomarnos ago. Y uego, a as doce menos cnco, quedamos todos en La Sensacn de Gregory. -Voy con vosotros -decd Seene. - -134 134- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Acompaaron a os dems hasta e comenzo de a cnta transportadora que daba acceso a casto, y que se aseme|aba a un sereno cana de aguas oscuras bordeado de rboes. Una vez a, os dos grupos se separaron. Los que ban a casto de Ttana se suberon a una barquchuea de madera y es d|eron ads con a mano a os que se quedaban. Cuando desapareceron en un recodo de cana, Seene se vov haca sus compaeros. -Bueno, qu hacemos nosotros? -pregunt. Feodor actv su termna para obtener un pequeo pano trdmensona de os aedaos de casto. -Para egar a a Zona Azu desde aqu, tenemos que atravesar a a fuerza toda a Zona Banca -anunc contrarado-. No me hace nnguna graca, a verdad. -Puede ser pegroso? -pregunt Seene, recordando as advertencas de sus padres. -No hagas caso a Feodor, es un exagerado -d|o Kp, pasando e brazo sobre os hombros de Seene-. Adems, conmgo ests a savo, vae? Seene asnt, convencda. Kp saba cmo haceres ovdar a todos su ceguera cuando se o propona. La Zona Banca estaba formada por una ntrncada red de cae|ueas estrechas y ma umnadas, con edfcos encaados a ambos ados, adornados con escudos y todo tpo de motvos herdcos extrados de os bros de Yue y otras sagas parecdas. En a panta ba|a de todas as vvendas haba ocaes comercaes donde se vendan armas, dsfraces egendaros, mscaras hoogrfcas y todo tpo de accesoros para dsfrutar en drecto o a travs de a Red de os torneos de Arena. Por todas partes se vean cartees anuncando a canddatura de Kokoro para os cercanos Interanuaes de a Cudad Ro|a, con a cebre On a a cabeza. En os cartees, se vea a una mu|er enfundada en una armadura y apastando con e pe a cabeza de un dragn ro|o, en cara ausn a a corporacn K. -On es una rva muy pegrosa, yo dra que cas tanto como Hava - d|o Seene, pensando en voz ata-. No tene su fuerza, pero es ncrebemente rpda. Martn o va a tener muy dfc... -Esa canddatura de tu amgo a os Interanuaes es una competa ocura -d|o Kp, fruncendo e ceo-. Lo van a emnar a a prmera de cambo... No entendo cmo a Comundad ha aceptado que partcpe. -Su madre es una guonsta muy conocda, no o ovdes -ntervno Seene-. Pero, hasta ahora, sempre se haba negado a traba|ar para a Arena... E seor Yang evaba aos presonndoa para que o hcera, y, aunque no debe de estar muy contento de que fnamente vaya a formar parte de equpo de Ure, sabe que su aportacn contrbur a espendor de as fnaes. - -135 135- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Y por eso han aceptado a Martn? -pregunt Kp, escptco-. No s, hay ago que no me cuadra. Seene apresur e paso. No quera entrar en argas expcacones acerca de a canddatura a os |uegos de su amgo. Por un ado, no poda habar de sus capacdades especaes deante de Kp y de Feodor, y, por otro, tampoco deba menconar os motvos que tena e muchacho para querer estar presente a toda costa en os Interanuaes de a Cudad Ro|a. Afortunadamente, en ese momento veron ago que es hzo ovdar aquea conversacn. -Ou dabos es eso? -pregunt Seene, con os o|os muy abertos. Haban egado a una pazoeta de forma semcrcuar, con gradas excavadas en su parte curva y, enfrente, un tosco escenaro de madera. Sobre e escenaro, un cabaero cuberto de una cota de maa y armado con un argo estoque se enfrentaba a un repugnante monstruo de pe vscosa y aspecto smesco, con una enorme cabeza y unos brazos que cas e egaban a sueo. E monstruo banda una maza oxdada en a mano derecha y sostena un escudo de madera en a zquerda. Durante un rato, os dos rvaes se tantearon mutuamente, camnando en crcuo y con a vsta f|a en e adversaro. De vez en cuando, e monstruo anzaba un aterrador audo. E cabaero escupa un nsuto cada vez que e monstruo haca amago de atacare. De pronto, a horrbe besta se anz sobre e cabaero y descarg sobre un mazazo que e hombre ogr esquvar por muy poco. Un segundo despus, e cabaero carg con todo su peso sobre e escudo de monstruo y, sacando un pequeo machete de su cnturn, o hzo pedazos. E monstruo se tambae, aturddo, y e cabaero aprovech su perpe|dad para cavare e estoque en e hombro derecho y hacer paanca con , producndoe un desgarrn que cas e egaba a ventre. Despus, con e machete, e cort a mano zquerda, que cay a sueo como una pedra. Los espectadores, un par de docenas aproxmadamente, estaaron en vtores y apausos, mentras e monstruo se derrumbaba con os o|os desenca|ados sobre un charco de sangre negruzca. Exutante, e cabaero se acerc a su derrotado rva y, agarrndoe de os peos, evant su cabeza de sueo y se a seg de un soo ta|o. La muttud redob sus acamacones. Seene apoy a cara contra una pared. Senta deseos de vomtar. -Pobre cratura -murmur-. Nunca haba vsto nada tan brbaro... -No te o tomes as; todo ha sdo una pantomma -d|o Feodor-. Esa cosa no estaba vva. Mra... Seene se vov de nuevo haca e escenaro. En ese momento, a cabeza vscosa y sangunoenta de monstruo sufr una espectacuar transformacn. E hoograma que recubra a a cratura, con sus rasgos deformes y contrados de terror, se dsov en e are como por arte de - -136 136- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata maga, y en a mano de cabaero soo qued un amas|o de peo y sangre artfca, de que cogaba una peota de acero recuberta de cabes. E cabaero tr a sueo aque despo|o cberntco con un gesto de asco y desaparec tras e mugrento ten que haba en a parte trasera de escenaro. Un par de hombres con monos azues correron a retrar a armazn de meta de a cratura que acababa de combatr y a mpar a sangre. -Ya ha termnado? -pregunt Kp, a notar que a muttud comenzaba a dspersarse. -S -repuso Feodor-. Era uno de esos nmeros de crco con robots que tanto es gustan a estos sava|es. -Pero, esa cosa... pareca de verdad -murmur Seene, todava mpresonada-. E hoograma que recubra a robot estaba muy ben consegudo! -Sempre os estn me|orando, a pesar de que esa modadad de os |uegos de Arena ya no tene a mportanca de otros tempos -d|o Feodor -. Antes, cuando a gente no tena rueda neura, todos os torneos de Arena eran as: os tra|es de os |ugadores generaban dsfraces hoogrfcos que os recubran, y tambn se usaban mucho os robots recubertos de hoogramas. Hoy en da, a costumbre se sgue mantenen- do porque hay muchos purstas que preferen ver os torneos en vvo, y no a travs de a rueda neura. -Los |uegos de Arena se desarroaron en os aos sesenta de sgo pasado, en pena revoucn hoogrfca -expc Kp. -Y en pena escaada bca. Son dgnos h|os de aqueos aos sava|es -e nterrump Feodor. -Por qu te gustan tan poco os |uegos de Arena? -e pregunt Seene. -Feodor es un avatar convencdo -respond Kp antes de que este pudera abrr a boca-, y, como ta, oda todo o que huea a pee|udo. Adems, es un frme defensor de os derechos de os robots. -Aguen como nosotros, como t o como yo, fabrc a ntegenca artfca de ese robot -repc Feodor, moesto por e tono rnco de Kp -. Magast meses de su vda creando una mquna maravosa, y todo para que un descerebrado termnara hacndoa pedazos. Seene ech un vstazo a anfteatro, donde dos nuevos contrncantes estaban tomando poscones para enfrentarse. Uno de eos evaba e torso desnudo, como un guerrero de a Edad de Bronce; e otro, una cratura ggantesca y peuda, pareca un tro de a mtooga escandnava. -Pero destrur robots como esos todos os das debe de resutar runoso para os organzadores -observ. - -137 137- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Utzan robots de desecho, pezas que se han utzado en otros |uegos -repuso Feodor-. Los robots son sempre os msmos; despus de os combates os reparan y os vueven a montar. Lo nco que camba de un combate a otro es e hoo. -Adems, os |ugadores son profesonaes, y soo gopean a esas mqunas en os ugares donde es han seaado os ngeneros, para desarmar os engrana|es desmontabes preparados de antemano. La verdad es que estas partdas de exhbcn son una pantomma -expc Kp bastante sero, y aad-. Martn no tendr tanta suerte. -Ou queres decr? -pregunt Seene, aarmada. -En os combates ofcaes de Arena se utzan muchos tpos dstntos de robots: slidos, pu#les, especulares... Y agunos son extraordnaramente resstentes. Por e|empo, s aguen ntentase hacer con un sdo o que acaba de hacer e uchador de a exhbcn con ese trasto de desecho, probabemente se quedara sn espada -afrm Kp-. Lo verdaderamente dfc es dstngur un tpo de robot de otro. Eso, por no menconar a os otros uchadores, y a os programas sensbes... Un combate de Arena sero puede ser ago muy compe|o, creme. Hace fata mucha cabeza para ganar. Seene, mentras Kp hababa, no haba de|ado de mrar haca e escenaro, donde una mu|er vestda con una armadura de tras de cuero se haba undo a guerrero neotco para ntentar derrbar a tro, que ahora contaba con a ayuda de un torvo persona|e encapuchado. -Un combate a cuatro... Hay que reconocer que es espectacuar - excam, observando embobada os movmentos de os uchadores. -Los sacrfcos humanos de os aztecas tambn deban de resutar espectacuares, y no por eso de|aban de ser una sava|ada -e espet Feodor. -Pero os |uegos de Matrz tambn son voentos -argument Seene. -En agunos |uegos hay voenca; pero no todos son as. Adems, a voenca nunca es e factor esenca de |uego. -Amn -d|o Kp con sorna. -La dferenca -prosgu Feodor, hacendo caso omso de a nterrupcn de Kp- es que t no puedes partcpar en Arena ms que como espectador. Es un |uego para profesonaes, orquestado por os equpos de as federacones transnaconaes o de as grandes corporacones. En Matrz tambn hay torneos, pero son abertos. Cuaquera puede partcpar, y os constructores de |uego son os propos |ugadores. Se fomentan a magnacn, a ntegenca y, por supuesto, tambn a perca; a voenca, en un torneo de Matrz, es o de menos. -Puede que tengas razn, pero esa no es a prncpa dferenca entre a Arena y a Matrz -puntuaz Kp con aparente seredad-. La verdadera - -138 138- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata dferenca es que a Matrz es un |uego ndvduasta, donde no es precso contar con un equpo. En Arena, sn embargo, se requere e apoyo de toda una egn de tcncos y guonstas para poder competr... Y eso mpca que necestas e respado de una gran corporacn o de una federacn transnacona. Para un anarqusta como Feodor, esa dea resuta ntoerabe. Prefere engancharse a a Matrz, donde se |uega sn contar con nade, gnorando que soo os ms adnerados pueden dsfrutar de ese prvego. E auddo se qued con a paabra en a boca, perpe|o ante e certero y despadado anss de su amgo. Sn embargo, en cuanto se repuso de a sorpresa que e haba producdo aque arrebato de sncerdad, mr a Kp y se ech a rer como un oco. -Sagamos de aqu antes de que nos vovamos todos asesnos voentos -propuso, cuando por fn ogr domnar sus carca|adas. Despus de consutar nuevamente e pano hoogrfco de Feodor, os tres se nternaron en una cae|uea fanqueada de casas con |ardnes en e te|ado que conduca drectamente a a Zona Azu, donde se encontraba e espaco vrtua en e que haban quedado con e resto de sus compaeros. Aquea zona de a perfera de casto no se pareca en nada a a que acababan de abandonar. Todos os edfcos estaban hechos de vdro y pedra a, y tenan un aspecto asptco y funcona que en nada recordaba a as fantasas medevaes de barro de os pee|udos. Oa a |azmn y a bergamota, y os escasos transentes con os que se cruzaban camnaban en senco, metdos dentro de s msmos. La mayor parte de as construccones abergaban tendas de dentdades dgtaes o de ob|etos vrtuaes para a Red, aunque tambn haba numerosas saas de conexn, con os ms varopntos dseos. Unas parecan antguos teatros barrocos, con butacas de tercopeo y madera dorada, vsbes a travs de sus paredes de crsta; otras recordaban a un parque de atraccones, con toboganes y montaas rusas, y, para os ms purstas, exstan ampos monasteros con cedas ndvduaes totamente vacas. La Sensacn de Gregory, e oca eegdo por Kp, contaba con agunos de os escenaros de conexn ms sofstcados de Ttana, ncudo un enorme tne de vento. Como an dsponan de vente mnutos hasta a hora de nco de a conexn, se sentaron en una terraza a tomar ago. E camarero actv para eos e hoograma de a carta, donde se ofreca una enorme varedad de batdos naturaes, cada uno con e nombre de un famoso |ugador de Matrz. Seene sonr a ocazar entre eos e Batdo Ben Sra, una mezca de yogur, mango, voetas y azafrn tan decosamente sor- prendente, segn a descrpcn de hoograma, como as estrategas de |uego de famoso |ugador. Conscente de que a Comundad Vrtua poda utzar aque ngenuo homena|e como cebo para atraer a cuaquera que supese ago sobre e - -139 139- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata avatar de Leo, decd decantarse por otro batdo, e Taento |m, una mezca de chocoate, cerezas y canea geramente empaagosa. Kp y Feodor apenas probaron sus bebdas. A medda que se ba acercando e momento f|ado para a conexn a a Red, ambos parecan cada vez ms contentos y exctados. -He odo habar mucho de La Sensacn de Gregory, pero nunca a he probado -d|o Feodor-. Es uno de os ocaes ms caros de Ttana... -Mantener en funconamento un tne de vento exge un gasto consderabe -expc Kp-. Es norma que eso repercuta en e preco. -T o has probado? -e pregunt Seene. Kp sonr con a expresn de un no cogdo en fata. -Un montn de veces -confes-. Soy un adcto, no puedo evtaro... Los mdcos me ordenan que dsmnuya m tempo de conexn a a Red de |uegos progresvamente, pero, para eso, tendra que tomarme una medcacn que me de|ara atontado todo e da. S es hcera caso, no podra estar partcpando en e equpo de traduccn... As que paso de eos. -Pero entonces nunca te curars! -ob|et Seene en tono de reproche. -S es hago caso tampoco me curar -se defend Kp-. Nade se ha curado nunca de ma de Thorne... Por o menos, en a Red puedo ver; y eso me compensa de todo o dems. -Pero debe de sarte carsmo -d|o Feodor en tono admratvo-. S sgues as, termnars arrunando a tus padres... A Seene e parec que Kp padeca evemente. -S conoces ben a Red, puedes trapchear y sacar ago de dnero. Vendes una cosa, compras otra... Hacendo de ntermedaro, a fna puedes evarte un buen pezco, y eso son horas de conexn. Los tres se quedaron caados. Seene estuvo a punto de preguntare s tambn se dedcaba a trapchear con nformacn confdenca a travs de a Red de |uegos, pero se contuvo. -Y yo, sn rueda neura, podr conectarme en e tne de vento? Kp sonr, recobrando su habtua desenvotura. -Me temo que no, precosa. Cuando ests fotando en un torbeno de are, no puedes evar nngn tpo de cabe n de conexn externa. Pero no te preocupes, e he peddo a Gregory que nos reserve su pscna de estreas para dos conexones sn rueda neura. Te va a encantar, yo a prob una vez y es fabuosa. Gregory ya a tena ocupada para hoy, pero am a tpo que haba hecho a reserva y a cance. Yo soy uno de sus - -140 140- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata me|ores centes, por eso o hzo. Con e dnero que me de|o cada semana en su garto, es gco que dsfrute de certos prvegos. -Entonces, t no vas a conectarte desde e tne de vento, con os dems? -pregunt Seene, agradecda. -Prefero quedarme contgo -sonr Kp-. Es ago que nunca hemos hecho |untos, y... bueno, creo que va a ser muy exctante. T no? Seene se ruborz y no supo qu contestar. Afortunadamente, en ese momento Feodor consut a hora a travs de a rueda neura y os nst a darse prsa s no queran egar tarde, de modo que pagaron os batdos y atravesaron un par de caes para egar a tempo a La Sensacn de Gregory. Cuando entraron en e vestbuo en forma de prmde de crsta, se encontraron con e grupo de Hro y e resto de os traductores, que es estaba esperando. -Os habs perddo ago grande! -d|o Anne, entusasmada-. Esa On es ncrebe... Hace cosas que no parecen humanas! -Adems, es guapsma -aad Mchae-. Apuesto a que, en os Interanuaes, todos sus rvaes varones se enamorarn de ea y, a fna, a de|arn ganar. -Como s necestase esa case de favores para ganar!-ntervno Hro con su voz meosa, arrastrando seductoramente as sabas-. Ganar por s msma, sn ayuda de nade. Y yo me aegrar -aad mrando a Seene, desafante. Seene saba que eso era una provocacn drgda a ea, ya que Hro conoca de sobra su amstad con Martn, uno de os futuros rvaes de On. Estaba a punto de contestare cuando a aparcn de dueo de oca se o mpd. Se trataba de un hombre ato, de unos cuarenta aos, con agunas canas en as senes y un par de arrugas vertcaes en a frente, que contrastaban de un modo curoso con sus grandes o|os nfantes. -M querdo Kp -d|o, estrechndoe afectuosamente a mano a muchacho-. Sempre es un pacer tenerte por aqu... Todo est preparado; e tne y a pscna de estreas. Los que vays a conectaros a travs de a rueda neura, por favor, segud a Aca -ndc, seaando a un pequeo robot recuberto con e hoograma de una na vestda con ropa vctorana-. Kp, t y a chca vend conmgo... Yo msmo os a|ustar os cabes de conexn. Kp e do a mano a Seene, ante as mradas atntas de Hro y de Anne. -T no venes a tne? -pregunt Hro, anzndoe una mrada de fuego entre sus sedosas pestaas. - -141 141- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Voy a acompaar a Seene -contest Kp tranquamente-. Nos veremos despus. -A m tambn me gustara probar a pscna esa -d|o Anne en tono nocente-. Gregory, puedo acompaares? -Me temo que no, querda -contest e dueo de oca con una burona sonrsa-. La pscna soo admte dos conexones smutneas como mxmo. De a Kp que te traga otro da... Seguro que no e mportar. Seene se snt ago ncmoda por aquea ausn tan cara a a reputacn de seductor de Kp. Mentras Gregory os guaba hasta a pscna de estreas, se pregunt con cuntas chcas dferentes habra vsto e dueo de La Sensacn a su amgo... Sn embargo, a entrar en a pscna de estreas, todos aqueos pensamentos quedaron atrs, porque e ugar era sencamente maravoso. -Dos mo! -fue todo o que pudo decr-. Parece e ceo... E recnto de conexones especaes estaba formado por a cpua de un panetaro de dmensones medanas con una pscna crcuar deba|o. La pscna refe|aba a oscurdad estreada de a cpua, y en su nteror se advnaban os fugores pateados de otro ceo hoogrfco reproducdo en su fondo, de modo que sus aguas parecan a encruc|ada de dos frma- mentos que rvazaban en umnosdad y hondura. Un par de robots se acercaron para ayudaros a coocarse os tra|es de fotacn, y e propo Gregory entr con eos en a pscna para a|ustares os centos de conexones que unan os tra|es a ordenador de acceso a Vrtuanet. Seene dsfrut de pacer de fotar entre aqueas dos noches cua|adas de fugores pateados con a mano de Kp en su mueca. De pronto, as estreas de a cpua y de agua fueron dfumnndose entamente, hasta que a pscna qued sumda en a ms competa negrura. Esa era a sea de que a conexn estaba a punto de comenzar, segn es haba expcado Gregory antes de de|aros soos. Lo tmo que snt Seene antes de sumrse en e semetargo artfca fue a mano de Kp acarcndoe a suya. Cuando recuper a concenca, crey por un nstante que se haba quedado dormda. Pero uego record os momentos prevos a a conexn, o que sgnfcaba que, probabemente, a abrr os o|os vera a su arededor e unverso vrtua de a Red de |uegos. Sn embargo, no fue eso exactamente o que ocurr, pues, a despegar os prpados, se encontr de pe sobre una espece de pataforma de acero y rodeada de una espesa bruma roscea. Desconcertada por a sensacn de ngravdez que expermentaba su cuerpo, se mr as manos y as pernas, y e corazn e - -142 142- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata do un vueco a comprobar que no eran reaes, sno que parecan dbu|adas con trazos de uz. Pocos segundos ms tarde aparec a su ado Kp, o, a menos, una magen semtransparente que reproduca sus faccones con neas umnosas de un coor evemente anaran|ado. Los dos se mraron perpe|os durante un momento, y, uego, romperon a rer. -Dnde estamos? -pregunt Seene cuando ogr camarse. -En un porta de acceso, esperando a que nos de|en entrar en a Red - expc Kp. Luego, a ver e gesto de ncomprensn de Seene, aad-: Las normas de acceso a Vrtuanet se han endurecdo tmamente, no o sabas? Una vez que te conectas, reazan mes de comprobacones antes de de|ar acceder a tu avatar, para asegurarse de que tu dentdad dgta es ega y fgura en e regstro de IDs permtdas. Mentras tanto, te de|an en modo espera, todava sn cuerpo vrtua, pero, a msmo tempo, ncapaz de percbr tu cuerpo rea. A prncpo, durante ese tempo de espera a gente permaneca sumda en una competa oscurdad; pero como a mpresn era demasado desagradabe, a mayor parte de os Portaes de acceso a Vrtuanet han nstaado programas para dbu|ar esta espece de retratos rpdos que ahora msmo susttuyen a nuestro cuerpo. -Pues deberan me|oraros un poco. En sero, tendras que verte a cara! -r Seene, seaando a os cuatro trazos que confguraban e nuevo rostro de su amgo. -Pues t no deberas habar muy ato -respond Kp en tono de mofa -. Yo que tena tantas ganas de conectarme a Vrtuanet contgo para poder verte por fn, y mra con o que me encuentro! Sento decro, pero a verdad es que has empeorado bastante desde a tma vez que te v. -Tardarn mucho? -pregunt Seene cuando consgu de|ar de rerse. -No deberan -repuso Kp tras un breve senco-. E tempo de espera medo, tmamente, suee estar en torno a os dos mnutos. Pero yo dra que han pasado ya cuatro, por o menos. -Cmo puedes estar tan seguro? -Estoy acostumbrado a cronometrar as esperas nterormente, para uego recamar a prdda de mnutos reaes de conexn a servco de atencn a cente de a Comundad Vrtua. -Y te hacen caso? -S exges as grabacones de momento de a conexn y de momento de aparcn de tu avatar en a Red, no tenen ms remedo. Sn embargo, e procedmento es tan compcado que a mayor parte de a gente renunca a recamar. Se quedaron caados un momento, esperando. - -143 143- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ouz a Red est saturada -d|o Kp-. O quz estn esperando a que e resto de grupo se conecte para que entremos todos |untos... A Hro sempre e cuesta bastante entrar en semtrance, es posbe que estemos esperando por ea. Seene mr a su arededor, oprmda por una vaga sensacn de maestar. La fasa pataforma de acero sobre a que ambos se encontraban descansaba sobre una decada redeca de neas umnosas, dndoes a sensacn de que permanecan su|etos a ago. A f|arse me|or, se do cuenta de que aquea fna trama umnosa se extenda vertcamente en torno suyo, formando cuatro paredes perfectamente cuadradas. Era como estar en e nteror de un cubo dbu|ado con neas fuorescentes... Entonces not que a neba que os rodeaba se haba vueto geramente ms densa, y tuvo a mpresn de que e costaba traba|o resprar. -De un momento a otro aparecer una nterfaz que nos permtr eegr nuestro avatar, ya o vers -aseguro Kp con una voz que pretenda transmtr tranqudad-. La corporacn K aprovecha ese momento para ofrecerte todo tpo de avatares a precos exorbtantes. Yo me compr uno nuevo hace poco, espero que te guste. Seene sonr ntranqua. La neba se vova ms y ms espesa a cada segundo. -Ago no va ben -murmur Kp, despus de un argo senco-. Voy a pedr que nos saquen de aqu. En ese momento, un rostro que pareca taado en a bruma empez a denearse ante eos. Unda a aque rostro, no tard en perfarse una fgura de gran tamao y envueta en un argo manto banco, un avatar que, sn duda, pretenda evocar e aspecto de os Magos de Cenza en os tmos Interanuaes de Arena. E nquetante persona|e fot unos nstan- tes ante eos en medo de una densa humareda banca. En su mano derecha sostena un enorme bcuo que pareca fabrcado con as brasas de un fuego morbundo. -Ou... qu haces aqu? -acert a babucear Kp con voz temborosa. Seene se vov haca e mongote que representaba a su amgo, sorprendda. Pareca evdente que Kp conoca a ndvduo que se ocutaba deba|o de aque avatar. Sn embargo, antes de que e muchacho tuvese tempo de expcar nada, e mago o gope voentamente en e rostro con su bcuo ardente, y e mongote de uz se deshzo a nstante con un bre- ve chsporroteo. Seene observ a mago, aterrorzada. E msteroso persona|e cav en ea una feroz mrada y apunt haca e dbu|o que a representaba con su bcuo. -Oun eres? Dnde est Kp?-pregunt Seene, ntentando domnar su nervossmo-. Ou has hecho con ? - -144 144- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Te mporta mucho o que e haya poddo pasar? Ou estpda! - gru e mago en tono burn. Seene frunc e ceo, desconcertada. Entonces, e desconocdo emt una seca carca|ada. -No te preocupes por Kp, encanto. M querdo coaborador se encuentra ahora msmo sumdo en un profundo y pacentero sueo. Por quen deberas preocuparte es por t msma, sabes? Y, en parte, se o debes a Kp. Seene snt que as pernas e tembaban, aunque, a mrar e dbu|o que susttua a su cuerpo, comprob que este segua tan nmv como a prncpo. -No entendo o que dces -babuce-. Eres amgo de Kp? -No te hagas a sorprendda, Seene! T sospechabas que haba un espa nftrado en e grupo de traductores, no? Bueno, ahora ya sabes qun es. -No puede ser -murmur a muchacha con voz apenas audbe-. Kp no puede... Entonces, esto es una trampa? Me ha trado aqu a propsto, para de|arme... contgo? E mago vov a rer desagradabemente. -Bueno, no exactamente -repuso, mrndoa con o|os de fuego-. Dgamos que no saba que yo ba a venr. tmamente, hemos tendo agunas... desavenencas. quera contnuar con a msn, ncuso despus de o de escaneado de ayer. Una autntca ocura... y un resgo nnecesaro. Habra sdo nt ntentar convencere de que me ayudara. Tengo a sensacn de que e muy dota se ha enamorado de t. -No entendo nada. De qu msn ests habando? Oun eres? -Yo? Para t, soy Astern -excam e desconocdo-. Aguen a quen e prncpe |afed ba a hacer muy rco, a cambo de certo servco... Y que ahora, por tu cupa, se ha quedado sn nada. No deberas haberte entrometdo, sabes? Con tus tonteras, has echado a perder una operacn monara, y te aseguro que o vas a pagar muy caro. Seene trat de procesar a toda prsa o que e estaba dcendo aque pegroso ndvduo. Por o vsto, a pasar a todos os traductores por e escner cerebra, haba puesto sobre avso a os espas, cuyo prncpa representante en e Consuado pareca ser Kp. Eso es haba hecho cambar de panes y dscutr entre eos... Pero qu era o que queran exactamente? Y qun os envaba? E mago haba menconado a prncpe |afed, e presdente de a corporacn Nur. -Sos espas de Nur? -pregunt a boca|arro. E mago arque as ce|as, sorprenddo ante tanto atrevmento. - -145 145- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No te andas por as ramas, eh, mocosa? La curosdad por encma de todo. Cas todos os centfcos somos guaes... Y t aspras a sero, naturamente. -Entonces, es certo? -nsst Seene, sn de|arse amedrentar-. Es a corporacn Nur a que est detrs de todo esto? -Dgamos que e pan empez sendo de Nur, en efecto. Pero, con tu ntervencn, has torcdo un poco as cosas... Los de arrba empezaron a repantearse a operacn, y yo no quera termnar con as manos vacas, despus de todo o que he hecho... As que ahora traba|o por m cuenta. -Entendo -d|o Seene, tratando de conservar su apomo-. Y qu es exactamente o que queres de m? -Drecta a grano; as me gusta. Yo tambn voy a ser muy drecto: Vers, precosa, o que quero es que me ayudes a ntroducrme en e Banco Suzo de Datos de Vrtuanet -repuso e desconocdo, pronuncando cada saba con un nfass exagerado. Seene snt que a cabeza e daba vuetas. Por un momento, crey que ba a perder e conocmento. -Oueres que te ayude a entrar en a Catedra?-pregunt con voz sorda-. Ests oco. Nade puede hacer eso... Antes de que egase a termnar a frase, e mago descarg un voento gope sobre e costado de Seene con su bcuo de brasas. La muchacha snt un door tan voento que os o|os se e enaron de grmas, y un astmero que|do brot de sus abos. -Duee, verdad? -d|o e mago tranquamente-. Y an puede doerte mucho ms... Espero que esto te ayude a entender a stuacn. Ests en ms manos, pequea. Aqu puedo hacer contgo o que me d a gana. Incuso puedo matarte, s no me de|as otra opcn. Seene se ncorpor, reprmendo un soozo. A mrarse, descubr que ahora tena un cuerpo vrtua, un cuerpo de mu|er muy smar a suyo, apenas cuberto por una tnca grega semtransparente. -Has perddo e |uco -d|o, tratando de controar e tembor de su voz -. Estamos en a Red de |uegos, no puedes matarme reamente. Tarde o temprano, toda esta pesada se acabar... Adems, has nfrngdo todos os protocoos de Vrtuanet. A estas aturas, os agentes especaes de a Comundad Vrtua ya deben de estar rastreando tu sea para des- conectarte. Lo nco que tengo que hacer es esperar. Astern az de nuevo su bcuo, y Seene se cubr a cara con os brazos, preparndose para recbr un nuevo gope. Sn embargo, e mago, en e tmo momento, ba| e brazo y anz una sonora carca|ada. -No vae a pena -d|o-. Ya has expermentado e door que puedo nfgrte, y sabes que es rea. Por mucho que ntentes convencerte de o - -146 146- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata contraro, ahora ya eres conscente de o que hay. Es que se te ha ovdado que esa bonta pscna donde has de|ado tu cuerpo pertenece a un amgo de Kp? -Gregory? -pregunt Seene, mrando aterrada a mago. -A ese tpo soo e nteresa a pasta. Fue fc convencere de que me ayudase... Pnsao. E es e nco que ha poddo retenerte aqu, en ugar de conectarte drectamente a a Red. Fue entonces cuando Seene se do cuenta de que e pegro era rea. Mentras su mente se enfrentaba a aque tpo, su cuerpo permaneca aetargado en a pscna de estreas, competamente a merced de Gregory. Y ea no poda hacer nada para defenderse. La cara de terror de a muchacha parec compacer sobremanera a su secuestrador. -Veo que por fn vas comprendendo -d|o-. A Gregory e sera muy fc provocar una descarga ectrca de ato vota|e en a pscna, o restrngrte e sumnstro de oxgeno... A una orden ma, acabar contgo. -Ou... qu tengo que hacer? -murmur a muchacha con una voz que a ea msma e son extraamente dstorsonada. -Nada grave. Lo que quero son datos, una nformacn que agunos gerfates de as grandes corporacones se empean en mantener en secreto. En cuanto tenga o que busco, te de|ar marchar. -Y cmo s que vas a cumpr tu paabra? Astern emt una estrdente rsta, muy dferente de sus profundas carca|adas anterores. -No puedes sabero -d|o-. Es ms, seras una estpda s me creyeras... Con todo o que te he dcho, creo que ya te habrs dado cuenta de que m paabra no vae demasado. Pero pensa una cosa: en cuanto asates a Catedra, todos os agentes de segurdad de a Comundad Vrtua se pondrn a buscar tu sea como ocos. Esa ser tu oportundad... S tenes suerte, es posbe que te encuentren antes de que Gregory te mate. Vamos, seguro que esa cabecta tuya ya est eaborando agn pan para sar de esta... Aunque, a o me|or, no eres tan sta como a gente cree. E tono rnco de a tma pregunta e son a Seene vagamente famar. -Lo ntentar -d|o con voz trmua-. Aunque no creo que o consga. -Ben. Ahora voy a abrr un porta que conecta drectamente con a Catedra. En cuanto pongas a mano sobre a puerta, os agentes de a Comundad empezarn a buscarte. Cacuo que tardarn unos doce mnutos en ocazarnos, as que dspones de a mtad de ese tempo para entrar en e banco y de cnco mnutos para encontrar o que quero. E otro - -147 147- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata mnuto o empearemos en escapar... Te avso: no ntentes |ugrmea. S tardas un segundo ms de o que te he dcho, morrs. Seene asnt en senco, e nstantneamente vo como se abra un agu|ero en a pared de humo. E mago y su rehn atravesaron |untos e porta y, a egar a otro ado, se encontraron frente a un edfco gtco tan ato como una montaa. Por fn estaban en Vrtuanet; a partr de ese momento, todos sus movmentos podran ser rastreados por os controadores de a Comundad Vrtua. En certo modo, supona un avo... Pero Seene saba que no deba hacerse usones. Lo ms probabe era que e ta Gregory a matase antes de que os agentes ograsen ocazara. Entonces se acord de Casandra, y de su capacdad para percbr as seaes de sus mpantes cerebraes a dstanca. S ea detectaba e pegro, quz ograse sacara de a antes que os rastreadores ofcaes de a Red. Astern tom de a mano a Seene y a obg a avanzar haca e ma|estuoso edfco. Incuso pareca sobrecogdo ante as descomunaes dmensones de aque Porta, que abergaba e corazn de a Red de |uegos. Seene mr a su arededor, pero no vo absoutamente a nade. Sn embargo, a egar a pe de as escaeras que conducan a a atsma puerta de entrada, descubr a un mendgo envueto en una arga tnca destrozada por e uso y acurrucado sobre e prmer pedao. Obedecendo a un nvountaro mpuso, Seene extend a mano y toc a aque ndvduo en a espada. Cuando e mendgo evant a cabeza, a muchacha de| escapar un grto de espanto: Aque hombre tena e rostro de George Herbert, soo que horrbemente enve|ecdo y devastado. Adems, as cuencas de sus o|os estaban vacas... Seene retroced un par de pasos, aturdda. Por un momento, pens que se encontraba ante un avatar de autntco George Herbert, e nstantneamente su cerebro comenz a escanearo, en busca de aguna conexn con a rueda neura de presdente de Prometeo. Ahora que estaba en Vrtuanet y no en un ex- trao vaco vrtua, sus mpantes bncos haban recuperado todo su poder de decodfcacn. Sn embargo, detrs de aque avatar cego no pudo encontrar nnguna sea, nngn fu|o de datos procedente de una rueda neura. E avatar no era ms que eso; una espece de cascara hueca... Un programa sn reacn aguna con e exteror de a Red, y, por o tanto, absoutamente nhumano. Astern se haba ae|ado un poco, desconcertado por aquea nesperada aparcn. Seene no tena tempo para rastrear sus conexones, pero percb nstantneamente un espasmo de medo rea detrs de mponente dsfraz de mago. E cego se rgu en toda su estatura frente a Seene, con os brazos en |arras. Era mucho ms ato de o que a muchacha haba credo en un prmer momento. - -148 148- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No puedes entrar -d|o con voz cavernosa. -Oun eres? -pregunt Seene. -No puedes entrar -rept e mendgo, exactamente en e msmo tono. Era evdente que aque avatar hueco se consderaba a s msmo e guardn de a Catedra, y que satara sobre cuaquera que ntentase penetrar en ea. Sn embargo, Seene no tena aternatva, de modo que avanz resuetamente haca a puerta. Para su sorpresa, e cego no ntent detenera cuando eg a tmo pedao y empu| a pesada ho|a de madera caveteada. Ahogndose de medo, Seene penetr en a densa oscurdad de otro ado y vov a cerrar a puerta. Entonces, bruscamente, se encontr de nuevo en e prmer pedao de as escaeras exterores, |unto a cego. Anonadada, se do a vueta y, a entreabrr de nuevo a puerta, se vo a s msma atsbando por una rend|a entreaberta a travs de a cua se vsumbraba otra Seene atsbando por otra rend|a, en una sucesn nfnta de mgenes. Asombrada, Seene aarg un brazo para tocar e hombro de refe|o que tena deante, e nstantneamente snt que unos dedos temborosos rozaban su propo hombro. Entonces cerr a puerta de gope, y, sn saber por qu, anz una nervosa carca|ada. -Buen truco -d|o, vovndose haca e cego. -No puedes entrar -rept este, sn a ms mnma ateracn en a voz. Vencendo su angusta, a muchacha se sent en as escaeras, |unto a mendgo, y o mr con detenmento. Estaba segura de que se trataba de un programa sensbe, pero o que a desconcertaba era que no poda detectar en nnguna sea de entrada n de sada. Sn embargo, tena que habera; era mposbe que un programa nformtco se hubese gene- rado espontneamente dentro de a Red... La voz de Astern reson a certa dstanca. -Puede que sea una de esas aves secretas de as que tanto se haba en Internet. Una cave cfrada para abrr una puerta en a Red de |uegos - d|o, seaando a cego-. Segn tengo entenddo, e programa recama un ob|eto que necesta, y, cuando se o entregas, te permte pasar. Seene se pas una mano por a frente. Ta vez Astern estuvese en o certo, pero no tena tempo para buscar e ob|eto de que hababa. Los segundos corran, y, s se cumpa e pazo seaado por su captor, Gregory, su cmpce, a matara... Su nca oportundad era ntentar una conexn drecta a Vrtuanet a travs de su cerebro, ago seme|ante a o que haba hecho con e Ordenador Centra de |ardn de Edn. Los cdgos eran dferentes, pero no tena aternatva... Con una orden nterna, obg a su cerebro a desprenderse de a nterfaz que utzaba su avatar para comuncarse con a Red. Y entonces o snt. Su cerebro se conect - -149 149- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata drectamente a cdgo encrptado de Vrtuanet, y o hzo con una rapdez y naturadad pasmosas. De agn modo, era como s por prmera vez se encontrase en un entorno nformtco acogedor, en e que no tena que reazar nngn esfuerzo de traduccn para nterpretar os datos. En ese nstante comprend que conectarse a a Red con os programas que usaba todo e mundo era como camnar por una cae ena de baches con os o|os vendados, ayudndose de un frg bastn. Todo o que haba hecho su cerebro era qutarse a venda de os o|os y trar e bastn... Y a sensacn que aqueo e produca era maravosa. Cmo era posbe que nade antes hubese advertdo que aqueos sstemas de conexn no servan para nada? Cmo era posbe que ago tan senco y eegante como e engua|e que confguraba Vrtuanet pudese parecere a aguen un cdgo ndescfrabe? -Ya han pasado cnco mnutos -d|o Astern en tono amenazante. Seene n squera e mr, y se concentr en a gran gesa. Todo o dems, e cego, a puerta entreaberta y as mgenes repetdas, no eran ms que trucos desconcertantes. Lo que es mpeda entrar, en readad, era a propa Catedra. E edfco entero conssta en un enorme porta dseado para acceder a agn otro ugar. Lo nco que tena que hacer era concentrarse y encontrar e cdgo de entrada. Sntendo una profunda cama nteror, ae| a magen de a Catedra de su mente e ntent ocazar e cdgo que a sustentaba. En unos pocos segundos o ogr. Y, entonces, se do cuenta de que no se haaba ante un cdgo bnaro habtua, sno ante ago enteramente dstnto. Un cdgo fuctuante, ncrebemente sut y hermoso, y, sobre todo, nfntamente ms rpdo en a transmsn de datos. Por un nstante, record o que haba edo acerca de os ordenadores cuntcos, y supo que ambas cosas estaban reaconadas. Pero no poda detenerse a pensar en eso... Mr a su arededor, y comprob que tanto e cego como a Catedra haban desaparecdo. En torno suyo se extenda una saa de proporcones tan descomunaes que sus extremos se perdan de vsta, y sobre su cabeza fotaban mones de dmnutos cubos de crsta. -Estamos dentro!-excam asombrado Astern-. Cmo o has consegudo? Cu era a cave? -La cave camba ses veces por segundo. Hay que descfrara antes de que cambe. En readad, toda a Red de |uegos se rescrbe contnuamente. Por eso nade ha ogrado descfrar su cdgo. -Pero eso es mposbe... No exste nngn ordenador en e mundo capaz de hacer eso. Incuso coordnando todas as computadoras que hay en a actuadad y ponndoas a funconar |untas, no seran capaces de reazar seme|ante proeza. -Pues ese ordenador tene que exstr; aunque o reamente sorprendente es e engua|e de programacn que sustenta e sstema. Es maravoso, me gustara saber qun ha poddo concebr ago as... - -150 150- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata E desconocdo a mr como s pretendera engaaro. -Bueno, de|emos eso -d|o secamente-. Ahora, o mportante es encontrar o que he vendo a buscar. Un crsta de datos que contene esta ID -murmur, aargndoe una nota dgta con una cave de ms de un mn de cfras. Seene mr a su arededor, competamente concentrada. Los cubos que fotaban sobre su cabeza graban en remonos ntermnabes, sempre a msmo rtmo. A haba toda case de datos: desde as caves de acceso de ms nsgnfcante de os funconaros federaes hasta as operacones burstes de as grandes corporacones, pasando por as secuencas gentcas de mones de ndvduos y por agunos de os secretos tecno- gcos me|or guardados de paneta. Todo o que e mundo haba querdo ocutar a o argo de os tmos qunce aos se encontraba en aque ugar. Con una breve orden cerebra, Seene consgu que os pequeos crstaes cbcos comenzaran a ntercambar sus poscones en un movmento aparentemente aeatoro. Fnamente, uno de os cubos se separ de resto y fot entamente hasta as manos de a muchacha. -Es eso -excam Astern abrendo mucho os o|os-. Dmeo! -Aqu est nscrto e smboo de prncpe |afed!-excam Seene, sorprendda- No me habas dcho que traba|abas para ? -En efecto, traba|aba, antes de que todo e pan empezase a pegrar. Fue entonces cuando decd... despedrme. He perddo demasado tempo y esfuerzo con su rdcua msn, as que es |usto que |afed me compense, tanto s quere como s no. Esto va a hacerme rco, sabes?- aad, mrando e cubo transparente que sostena Seene con expresn de codca-. La corporacn Sva me pagar una bonta suma a cambo de a nformacn que contene. Venga, dmeo... Sus o|os se nyectaron en sangre, y e bcuo que sostena en a mano derecha comenz a arder. Seene ntent ordenar as pezas de aque rompecabezas a toda prsa. De modo que un secreto de prncpe |afed estaba a punto de caer en manos de aque desaprensvo... E prncpe |afed drga con mano de herro a corporacn Nur, y Nur haba sdo e rbtro de a potca munda en as tmas dcadas, gracas a su monopoo de os escassmos recur- sos petroferos de a Terra. Ou ocurrra s aque desamado e venda un secreto de Nur a una corporacn rva? Soo haba una respuesta posbe: a guerra... Aque poda ser e comenzo de un desastre de proporcones panetaras; pero quz an estuvera a tempo de mpedro. -No voy a drteo -afrm, ba|ando a voz-. No penso poner a vda de mones de personas en manos de un tpo sn escrpuos como t. - -151 151- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -De qu habas? -pregunt Astern, con una rsta nervosa-. Lo nco que est en pegro es e secreto de un reyezueo que no movera un soo dedo para protegerte. Dmeo, no seas estpda! Por toda respuesta, Seene abr a mano y de| escapar e dmnuto cubo transparente. -Te has vueto oca! -grt e mago, enfurecdo-. Dmeo ahora msmo! Gruendo amenazadoramente, Astern comenz a acercarse con enttud a ea. A medda que avanzaba, su avatar ba crecendo y transformndose en respuesta a a ntensa fura que senta. De pronto, su rostro se transfgur en e de un toro, sus pernas se voveron pesadas y enormes como as de un anma mtogco, y su cuerpo se fue cubrendo progresvamente de broncneas escamas. Cuando acanz a Seene, meda ms de dos metros, y despeda un nsoportabe hedor a azufre. -No |uegues conmgo!-gru a repugnante cratura, agtando su vara de fuego ante a cara de Seene-. Dame o que he vendo a buscar, s no queres morr. -Ya te he dcho que no voy a drteo -respond Seene con tranqudad. La boca de monstruo se contra|o en un mohn de frustracn, un gesto nfant que a Seene e record vagamente a aguen conocdo. Entonces, sn prevo avso, descarg un bruta bastonazo sobre e rostro de Seene. Sn embargo, e bcuo atraves e cuerpo de a muchacha, que permanec nmv, como s de un fantasma se tratase. Astern, que no esperaba aqueo en absouto, perd e equbro a no encontrar nngn obstcuo a su ataque, y a punto estuvo de caer a sueo. Cuando se recuper de susto, retroced varos pasos con os o|os f|os en Seene, mrndoa gua que s fuese un espectro, y apuntando haca ea con su bcuo para mantener as dstancas. Seene, sn embargo, soo tuvo que mover geramente a mano para que e bcuo se transformase en una serpente de fuego. E monstruo o de| caer entre grtos de door. -Ou est pasando? -grt, aterrorzado. -Por s no te has dado cuenta, nos quedamos ncomuncados en cuanto entramos en a Catedra. Tu amgo Gregory ya no recbe nnguna de tus rdenes. Aqu no tenes nngn poder sobre m -aad, eevndose unos centmetros por encma de sueo. -Ou case de monstruo eres? -excam Astern con e rostro desenca|ado. -Aqu -d|o Seene con una sonrsa rnca en os abos- soy una espece de dosa. La muchacha avanz haca como s camnase por e are, y Astern se vo obgado a retroceder. Con cada paso que daba haca atrs, se ba - -152 152- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata hacendo ms pequeo, y su aspecto se pareca cada vez ms a de un ser humano. -Ou haces? Ou ests hacendo conmgo? -grt e mago con desesperacn. -Se acabaron as mascaradas -repuso Seene. A una orden menta de a muchacha, e avatar de mago se resquebra| en pequeos fragmentos que, uno tras otro, fueron cayendo a sueo como ho|as muertas, de|ando a descuberto e verdadero rostro de Astern. -Up! -excam Seene, asombrada. E drector de equpo de traduccn de Medusa ocut e rostro entre as manos y, soozando, se derrumb en e sueo. -Scame de aqu -fue todo o que pudo comprender Seene de sus ncoherentes gemdos. Apenas quedaban unos segundos para que se cumpera e pazo que aque trador e haba seaado. S Casandra no ocazaba pronto su sea, era muy posbe que e cmpce de Up, a ver que ago no andaba ben, decdese acabar con ea. Sn embargo, Seene no se senta preocupada. A contraro; expermentaba una sensacn de fecdad como no recordaba haber sentdo |ams. Mr a su arededor. Cmo era posbe que a todos es parecese tan compe|o e entramado de Vrtuanet? N squera estaba cfrado, como agunos sostenan. Los datos va|aban a una veocdad asombrosa, sorprendente; pero e engua|e que os codfcaba era tan senco que haba que estar cego para no ser capaz de eero. Y entonces, como en un fogonazo, o entend todo. Era |ustamente eso: No o vean porque estaban cegos... pero ea no o estaba. E cdgo de a Red de |uegos y e que empeaba su propo cerebro eran dntcos. E mundo vrtua que a rodeaba estaba escrto en e engua|e de su propo pensamento. Por ncrebe que pudera parecer, a dentro se senta en casa. De pronto, e brazo zquerdo empez a doere como s se o huberan roto smutneamente por varos puntos dstntos. De|ando escapar un gemdo, cay a sueo y empez a retorcerse de door. Snt que e fataba e are, y que sus membros se haban quedado competamente rgdos... Up se haba ncorporado y a observaba con una snestra sonrsa. E door de brazo era tan atroz, que supo que no tardara en perder e conocmento. Aprovechando a stuacn, e perro|o centfco comenz a atrapar a azar agunos de os cubos de datos que fotaban a su arededor, murmurando hstrcamente que no se ra de a sn a nformacn que haba do a buscar. Pero apenas haba atrapado meda docena de crstaes - -153 153- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata cuando a saa entera empez a cru|r y a moverse en medo de un gran estruendo. Un fantstco entramado de atsmas bvedas y arcos o|vaes surg de a nada como por arte de maga, mentras os crstaes cbcos que fotaban en e are se ban dsovendo a su arededor. Up segua ntentando atrapar os crstaes en e are con expresn enoquecda, hasta que, de pronto, a su ado empez a perfarse a fgura de mendgo cego que, poco antes, haba ntentado mpedres e paso. Sn decr nada, aquea horrbe carcatura de George Herbert agarr a centfco trador por e cueo y empez a apretar. E desgracado Up se debata como un nsecto en a tea de una araa. Seene ntent arrastrase por e sueo haca eos, pero e door de brazo e mpeda moverse. Poco a poco, se e fue nubando a vsta. En ese momento, a Catedra se nund de una uz cegadora. Las aas bancas de un nge rodearon e cuerpo de Seene, como abrazndoa. Ea, a notar aque suave caor sobre su pe, abr os o|os, y vo e rostro de |acob a muy poca dstanca de suyo. Los abos de muchacho e susurraron ago que no pudo descfrar. Luego, mgcamente, as aas que a rodeaban se despegaron, y ambos se eevaron en e are y atravesaron |untos a cpua ceeste de a Catedra. -Tengo que vover, |acob. D|ame vover -ogr decr con un gran esfuerzo. Un nstante despus, perd e conocmento. - -154 154- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 8 Captulo 8 Las Tres Sombras Las Tres Sombras A as ocho en punto de a maana, e asstente robtco de Seene a zarande suavemente para despertara, cumpendo a orden programada a noche anteror. La muchacha, agotada despus de as duras experencas de a vspera, remoone un poco en a cama, pero e pequeo robot que e Cnsu haba destnado a su servco contnu moestndoa con nquebrantabe pacenca, y soo se detuvo cuando ea sat de a cama y se encerr en a ducha. Mentras os chorros de hdromasa|e revtazaban poco a poco sus mscuos, Seene trat de recordar todo o que quera exponer en a reunn que ba a ceebrarse en apenas una hora. E Cnsu en persona a haba amado a atas horas de a madrugada para comuncare que a esperaba a as nueve en su despacho. A parecer, George Herbert haba sdo nformado de a tracn de Up y de a trama de espona|e en a que estaba mpcado, y quera habar con ea personamente. Debdo a as nuevas meddas de segurdad nstauradas en e Consuado tras su regreso de casto de Ttana, a hooconferenca con Medusa soo poda reazarse desde e despacho de Cnsu, o que pona a Seene snguarmente nervosa. Mentras se abrochaba apresuradamente un vestdo de corte geomtrco especamente eegante, que |uzg apropado para a ocasn, su mente vo por un nstante hasta Kp. Los momentos sguentes a su desconexn de a red haban sdo muy confusos, y ea se encontraba demasado exhausta como para prestar atencn a o que ocurra a su arededor. Recordaba as paabras de aento de |acob, as das y vendas de os agentes de a Comundad precntando os dstntos aparatos de La Sensacn de Gregory, e ncuso a egada soemne de Cnsu con toda su cohorte de guardaespadas femennas. Tambn haba vsto un momento a Hro y a Feodor antes de que a ntrodu|eran en a ambuanca fotante para devovera a Consuado, aunque no haba tendo tempo de habar con eos. |acob a haba acompaado durante e trasado en a - -155 155- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata ambuanca, de eso estaba segura. Los dos se sentan muy nervosos, y ea e haba grtado, aunque no recordaba por qu. Luego, en e Consuado, a madre de Martn haba tomado as rendas de a stuacn y, despus de echar a todo e mundo, a haba acompaado a su cuarto y se haba quedado con ea hasta que se durm. Ea se o haba contado todo, ncuso os detaes que no haba querdo menconar deante de Cnsu... ncuso o de Kp. Deante de espe|o, se recog e peo retorcndoo arededor de cuatro eegantes agu|as |aponesas, mentras se preguntaba que habra sdo de |oven cego. Habra ogrado escapar antes de a egada de os agentes de a Comundad, o o habran detendo? S se encontraba ncomuncado en os caabozos de Consuado, deba de estar pasndoo bastante ma... Caro que, despus de o que haba hecho, se mereca un escarmento. La haba traconado, haba utzado su ve|a amstad para ganarse su confanza... Y todo para qu? Para envar nformacn a os servcos secretos de Nur sobre ea y sobre os dems. Pero para qu quera Nur aquea nformacn? Eso era o que no ograba comprender. Cuando eg a comedor coectvo, e sorprend encontrarse con |acob y Martn sentados a una mesa. Los dos chcos e hceron seas con a mano. A parecer, a estaban esperando. -Cmo te encuentras? -e pregunt Martn-Estbamos preocupados, has tardado mucho... -Ms vae que desayunes ben -e recomend |acob-. Lo que nos espera puede ser bastante duro, y me fguro que necestars recuperar fuerzas. -Lo que nos espera? -pregunt Seene, sorprendda. -La reunn con Herbert y con e Cnsu -precs Martn-. No te han avsado? La muchacha se sent, confusa. -S, pero no saba que vosotros tambn bas a estar presentes... -Herbert quere habar con os tres -d|o |acob, desafante-. Ou pasa, no te gusta a dea? -No es eso -repc Seene, moesta-. Es que todo o que ha pasado est reaconado con e equpo de traduccn de mensa|e, y cre que era de eso de o que bamos a habar. -Lo de a traduccn es o de menos ahora -d|o |acob, srvndose una segunda tostada y untndoa con mantequa snttca-. Lo mportante es saber en qu conssta nca-mente e pan de Nur, y para qu nos estaban espando. Est caro que Up se es fue de as manos y comet una mprudenca. Pero no van a poder sacare nada... -Por qu? -pregunt Seene con aprensn. - -156 156- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Por o vsto, sa de a conexn a a Red con daos cerebraes rreparabes. Aguen e fr a sesera mentras estaba ah dentro... No s cmo pudo ocurrr, pero ocurr. -Desde dnde se haba conectado?-pregunt Martn, mrando de reo|o a Seene, que haba empezado a beberse a pequeos sorbos una taza de chocoate con regaz-. Puede que e equpo de conexn faase... -Lo hzo a travs de su rueda neura, desde su despacho prvado de Medusa -contest |acob entre bocado y bocado-. No fue a conexn o que e fr e cerebro, fue ago que ocurr ah dentro, en a Red... Puede que e mendgo ese de que me habaste ograse, de aguna forma, desestructurar su mente cuando o atac. -Pero t msmo me d|ste hace poco que eso no era posbe -ob|et Martn. -Pues parece que me equvoqu -repuso |acob sn aterarse-. Esa cosa, fuera o que fuera, consgu o que se propona. -Tena a cara de Herbert, sabes?-murmur Seene, drgndose a Martn-. Soo que muy enve|ecda... Y, adems, e fataban os o|os - aad estremecndose. |acob de| de mastcar y mr a Seene con e ceo fruncdo. -Pase o que pase, no se te ocurra repetr eso deante de Cnsu -d|o, ba|ando a voz. Seene arque as ce|as. Certamente, e Cnsu Bodgnov no era una persona que e nfundese demasada confanza, pero, aun as, e desagradaba que |acob e dese rdenes. -Y por qu no? representa a Dana aqu, y o nco que quere es protegernos -repuso, retadora-. As que no veo por qu tendra que ocutare nada. -Ah, no? Entonces, por qu ayer no e habaste de Kp? Sn dgnarse contestar, Seene se evant de a mesa y se drg a buf de desayuno. |acob a observ con mpacenca mentras se entretena en escoger troctos de frutas y pastetos saados. Cuando regres, as mradas de ambos se encontraron. -Por qu no me has contestado?-nsst |acob-. Ayer, cuando e Cnsu te nterrog, te caaste o de Kp. Suerte que uego se te escap en a ambuanca. Ou queras, que ese trador sguera sueto? Seene enro|ec hasta a raz de peo. -De modo que o deataste? -grt, furosa-. Cmo te atreves? Esa decsn tena que tomara yo, no t! - -157 157- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ya, y qu queras que hcera? Poner en pegro a todo e Consuado por cupa de tus os sentmentaes? Lo sento, pero habra sdo una rresponsabdad. -Es que crees que ba a encubrre?-esta Seene-. Crees que estoy oca? Soo quera ganar un poco de tempo, eso es todo. Me senta muy ma, estaba confusa... Y no quera cometer nngn error rreparabe. Pero no te equvoques; a prmera nteresada en poner a Kp en su sto soy yo. -Pues no te preocupes, que ya est en su sto -d|o |acob con una rsta-. En una ceda de ata segurdad, en aguna parte de este edfco... Lo va a tener muy dfc para segur adeante con a msn, como quera. Los o|os de Seene echaban chspas, pero, cuando ba a abrr a boca, Martn se e adeant. -Camaos un poco, chcos. Estamos amando demasado a atencn - d|o, mrando de reo|o a un grupo de tcncos de Arena que se encontraban desayunando en e otro extremo de comedor-. Seene, tenes que reconocer que |acob hzo o correcto. Fuese o que fuese o que Kp se traa entre manos, est caro que era pegroso. A m sempre me cay ben, y sento mucho que se encuentre en manos de Cnsu... Pero reconocers que se o ha buscado sto. Seene mordsque con desgana un cru|ente pasteo de queso. -Vae, de|emos eso -d|o con sequedad-. Ayer estaba muy ma, despus de o que pas. No poda pensar con cardad. .. Supongo que hcste o me|or para todos -murmur, mrando a |acob. -Desde uego, estabas bastante ma -d|o e muchacho, sonrendo-. Oueres creer que, cuando venamos en a ambuanca, me pd por favor que a evase de nuevo a a Catedra? -aad, drgndose a Martn. -De verdad hcste eso? -pregunt Martn, asombrado-. Pero s estuveron a punto de matarte! Seene remov e chocoate con a cuchara de pstco, pensatva. -Vosotros no o entends -murmur-. Aqueo era maravoso... Un mundo entero escrto en e msmo cdgo que empean nuestros propos mpantes cerebraes. Exste una reacn especa entre a Red de |uegos y nosotros... Ouera vover para averguar cu era. Martn y |acob se mraron, preocupados. -Ests segura de o que dces, Seene?-pregunt Martn-. Fue una experenca muy dura, quz tuvste una aucnacn... -No, no fue nnguna aucnacn -asegur Seene-. Cmo se expca, s no, que pudese entrar en a Catedra? Es e centro de a Red, e banco - -158 158- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata de datos ms seguro de mundo. Nade puede entrar a, absoutamente nade... Y yo o hce. -S, y yo tambn -d|o |acob, pensatvo-. Cuando Casandra me aert de o que pasaba, pens que no ograra entrar en ese banco de datos para ayudarte, pero, no s cmo, o consegu. M cerebro descfr ese cdgo sn nnguna dfcutad, fue ago ncrebe... Es curoso; me he conectado mes de veces a Vrtuanet, y a menudo he ntentado entrar en agn sto de acceso restrngdo... Pero nunca antes o haba ogrado. -Ser e programa de borrado de memora -refexon Martn-. Hace poco me d|ste que soo se ba actvando a medda que o necestabas... Puede que eso expque que, |usto ayer, cuando supste que Seene estaba en pegro, tu cerebro ograse hacer ago que antes e habra sdo mposbe. Los tres permaneceron unos nstantes en senco, termnando sus respectvos desayunos. -En cuaquer caso, a Cnsu no hay que decre n una paabra de todo esto -d|o |acob, apurando su caf-. Y tampoco e debes contar o de mendgo, Seene. Hazme caso, no sera prudente. -Por qu?-pregunt Seene, posando su taza sobre a mesa-. Por qu no sera prudente? Es que t sabes ago sobre e cego ese con a cara de Herbert? |acob cog una nueva rebanada de pan tostado y e ech una arga mrada, sn decdrse a probara. -Puede que sepa ago -admt de maa gana-. Pero no puedo controso. Seene y Martn ntercambaron una mrada de sorpresa. -Cmo que no puedes contrnoso?-pregunt Seene, domnando su enfado para no habar en voz excesvamente ata-. Ahora resuta que tenes secretos que no queres compartr con nosotros? -No es m secreto; es e secreto de otra persona -repc |acob sn perder a cama-. No puedo traconar su confanza. Mr a Martn en busca de apoyo, pero su compaero frunc e ceo con desaprobacn. -Vaya, veo que a t tampoco te parece ben -d|o |acob, y uego sot una espece de bufdo-. No s por qu, pensaba que t o entenderas. Martn tard un momento en contestar. -Eres t e que tenes que esforzarte por entendernos a nosotros -d|o por fn-. Tenes demasados secretos, |acob, y no somos dotas... Crees que e otro da, cuando habamos, no me d cuenta de que me estabas ocutando ago sobre ese persona|e que mencon Leo, ese ta Bak? Y ahora, esto... Ese cego, fuese quen fuese, podra haber matado a Seene, - -159 159- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata s no hubeses egado a tempo. Mra cmo ha de|ado a Up... No te parece que tenemos derecho a saber qun es? -Yo no he dcho que sepa qun es -precs |acob-. Soo tengo sospechas... De todas formas, s no ando equvocado, pronto os enterars de todo. Pero, de momento, hacedme caso, por favor. Deante de Cnsu, no mencons n a Leo, n a mendgo. Ya tendremos tempo de acarar as cosas ms adeante. Se estaba hacendo tarde, y os tres saban que e cnsu Bodgnov era un fantco de a puntuadad, de modo que abandonaron e comedor y se drgeron a a centra de segurdad de edfco, sguendo as nstruccones que haban recbdo. A, una amabe seorta es entreg os pases especaes para acceder a bunker construdo deba|o de Consuado, donde Bodgnov tena su cuarte genera. Los pases eran tar|etas personazadas con trazas de ADN de cada uno, para poder superar os controes automtcos de dentdad sn tener que someterse a anss de epteaes. Una vez franqueados aqueos controes, se es permt acceder a un vasto recnto crcuar que de nmedato empez a descender, atravesando varos nvees de ofcnas y |ardnes, hasta de|aros en a parte subterrnea de compe|o. Un asstente encorbatado os esperaba a a puerta de enorme ascensor. -E Cnsu os est esperando -d|o con voz mefua-. Sganme, se o ruego. E ndvduo os condu|o por un estrecho paso forrado de roca vocnca. E despacho de Bodgnov se encontraba a fondo. Cuando entraron, e Cnsu se haaba de espadas a a puerta, contempando as evoucones de varas medusas fosforescentes en e nteror de un acuaro en forma de coumna. -Buenos das -d|o sn voverse-. Seorta Van, espero que haya poddo descansar satsfactoramente despus de a desafortunada experenca de ayer. Entonces, e|ecutando un gro de baarn, se do a vueta para observar a os recn egados. Los chcos e devoveron a mrada con certa ncomoddad. Vctor Bodgnov era un hombre que mpresonaba; no soo por su extraordnaro atractvo fsco, reazado por e tono moreno de su pe y sus penetrantes o|os negros; sno, sobre todo, por a extraordnara eeganca de sus maneras y por su cnca sonrsa. E Cnsu mr a Seene con o|os nqustvos. -He dormdo ben, gracas -contest a muchacha, en e tono ms mundano que pudo encontrar-. Le agradezco mucho todo o que ha hecho... Bodgnov a nterrump con un gesto neggente. - -160 160- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Oh, no vae a pena. Dana me pd que veara por vosotros, y yo sempre hago o ea quere. La conexn con e seor Herbert est prevsta para dentro de dez mnutos exactamente -d|o, consutando un antcuado reo| hoogrfco de boso-. Eso nos dar tempo para charar un poco. Bodgnov se sent tras su escrtoro ngs de sgo XIX y, recostndose eegantemente sobre e respado de cuero de su sn, es drg una burona sonrsa. -De modo que fue Up Keer, eh?-coment, mrando a Seene-. Oun o ba a decr, un hombre con un futuro tan prometedor... No demasado correcto, o admto. Estuvo aqu en una ocasn, y debo decr que no me agradaron partcuarmente sus modaes. Pero no se puede |uzgar a un centfco por sus modaes, verdad? A menos, esa es a opnn ms extendda. Los chcos asnteron, cohbdos. Los mpecabes modaes de Cnsu resutaban ms nquetantes que nnguno de os exabruptos que contnuamente profera Up. -Pero qu descortesa tan mperdonabe; os ruego que me dscups por no haberos ofrecdo asento. Debbe... Una atractva secretara de apenas vente aos entr de puntas en e despacho y, apretando unos resortes de a pared, hzo brotar tres ncmodas sas metcas de sueo, hecho o cua se fue tan sencosamente como haba vendo. Cuando sus nvtados estuveron sentados, e Cnsu extra|o un cgarro de vapor y o prend con gestos parsmonosos. Luego, se ev a os abos a arga boqua dorada y aspr compacdo e vapor aromatzado con esenca de bergamota que emta e sofstcado dspostvo. -Ou fue exactamente o que te d|o? -pregunt a boca|arro, ncnndose sobre a mesa para acercar su rostro a de Seene. Ea trag sava, nervosa. -Se refere a Up? -pregunt, mrando de reo|o a |acob. E Cnsu asnt sonrendo. Tambn sus o|os se desvaron un nstante haca |acob. -Ya se o expqu ayer. Me d|o que y su soco haban sdo contratados por a corporacn Nur para reazar abores de espona|e en e Consuado. No concret mucho, o a menos yo no recuerdo ms datos... Tambn d|o que haba roto con su soco y que ahora traba|aba por su cuenta. Ouera que sacase de a Catedra un nforme secreto reatvo a Prncpe |afed. Es todo o que e puedo decr. - -161 161- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ayer te ovdaste de menconar que e soco de Up era un membro de tu equpo de traductores -murmur e Cnsu, de|ando escapar una nueva nube de vapor de sus abos-. Un ovdo extrao... -Estaba muy confusa despus de o que haba pasado. Pero a |acob s se o cont... y e nform a usted en seguda, segn me ha expcado. E Cnsu a mr con expresn dvertda. -Por supuesto, por supuesto! -excam-. E nervossmo o expca todo... Segn he poddo averguar, evas nervosa varos das, no? Ouz por eso se te ovd menconar tambn que ya habas sdo aertada prevamente de que haba un espa nftrado en tu grupo. Bodgnov haba de|ado de sonrer. Ahora, de pronto, pareca sumamente contrarado. -Incuso te atrevste a reazar un escner cerebra de todos os membros de tu equpo para ntentar ocazar a espa por tu cuenta, en ugar de nformarme a m, como era tu deber. Una mprudenca ntoerabe... Pusste a ta Kp sobre avso, y eso est dfcutando seramente as cosas. Seene se haba puesto muy pda. -Ou quere decr? -pregunt-. Ya tenen a Kp, y, ahora que sabe que todo est perddo, estoy segura de que coaborar... E Cnsu mene a cabeza con hasto. -No es tan senco -d|o suavemente-. Nada es senco... Naturamente, nos ha factado aguna nformacn, aunque an tenemos que verfcar su Habdad. Pero sus expcacones resutan... cmo decro? Demasado vagas. Sostene que estuvo envando nformes reguares a Nur acerca de vuestros movmentos prctcamente desde e msmo da en que eg a Consuado. Pero, en cuanto a os motvos... - Bodgnov se encog de hombros-. Dce que es por o de os Interanuaes. Fguraos! Una gran corporacn como Nur, arresgndose a desencadenar una guerra espando a otra gran corporacn como a nuestra, y todo para descubrr un par de trucos nuevos apcabes a a Arena. Ou mundo tan absurdo! Por una vez, os tres muchachos estuveron de acuerdo con e Cnsu. Lo que deca Bodgnov era certo: Nur estaba arresgndoo todo por una nmedad. -En certo modo, es un haago -prosgu e Cnsu, vovendo a sonrer-. Durante os tmos Interanuaes, nade consder a canddatura de Ure dgna de ser espada. Esta vez, es evdente que hemos generado mucha expectacn... En fn, supongo que esto obgar a tus guonstas a modfcar geramente sus estrategas, pero estoy seguro de que merecer a pena -agreg, drgndose a Martn. - -162 162- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata De modo que todo se reduca a eso, pens Seene. Espona|e para ganar unos Interanuaes de Arena. Haba ocurrdo nfndad de veces, todo e mundo o saba. Y e hecho de que Martn fuese un |ugador nuevo en e crcuto probabemente era ms que sufcente para desatar a curosdad de sus futuros rvaes. Sn embargo, haba ago que no enca|aba... S Kp traba|aba excusvamente para Nur, cmo dabos haban egado sus nformes secretos a ordenador persona de Hden? A era donde os haba encontrado Leo... Sera Kp un dobe agente, y traba|ara smutneamente para Nur y para Ddao? O ambas corporacones estaran cooperando en un msmo compot? Estuvo a punto de expresar agunas de aqueas dudas en voz ata, pero una mrada de advertenca de |acob a detuvo. S, su compaero tena razn. Era preferbe no menconar a Hden... A menos, por e momento. Dana Schoem tena prevsta su egada a Ttana esa msma tarde, y, con ea en e Consuado, resutara ms fc decdr o que haba que hacer. La dscreta entrada de a secretara de Bodgnov nterrump e curso de sus pensamentos. -La hooconferenca est sta, seor -d|o a muchacha. -Gracas, querda. Descorre a cortna, por favor. La secretara obedec y retr medante una orden verba a espesa cortna de tercopeo ro|o que asaba e rea prvada de conexones de Cnsu. A otro ado, rodeada de una profunda oscurdad, es esperaba una magen trdmensona de George Herbert. -Seor Bodgnov, permtame que e d as gracas por su extraordnara efcaca en este desgracado asunto -empez dcendo e ancano presdente de Prometeo-. La tracn de Up Keer ha supuesto una gran sorpresa para m. |ams habra magnado que... Es un duro revs para m equpo de traduccn. Como puede usted suponer, estamos reazando todas as comprobacones necesaras para verfcar que Up no tena nngn cmpce en Medusa. Cuando penso en toda a confanza que yo haba depostado en ... -Lo sento mucho, seor Herbert -e nterrump Bodgnov, saudando con una corts ncnacn de cabeza-. Crame que amento muchsmo o ocurrdo... -No, no, no se dscupe -d|o Herbert, azorado-. E que debe amentaro soy yo. Yo era e responsabe de Up, en certo modo... He estado ms de una hora habando con Dana, y ea, como sempre, se ha mostrado muy comprensva. Pero eso no me hace sentr me|or, en absouto. Ms ben a contraro. -En fn, ahora ya no tene remedo -repuso e Cnsu framente-. Seor Herbert, os muchachos estn aqu, como puede ver. Eos y yo nos encontramos a su entera dsposcn... Cuando quera, puede comenzar a pantear sus preguntas. - -163 163- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Gracas, Bodgnov -d|o Herbert con torpeza-. Yo... En readad, esperaba poder habar con os chcos... en prvado. No se ofenda, se o ruego -aad precptadamente-. Es que tengo que comentares agunos asuntos reatvos a equpo de traduccn de mensa|e... Usted se hace cargo, verdad? Bodgnov sonr dpomtcamente. -Por supuesto. Dana Schoem me ha ordenado expresamente que garantce a prvacdad de su conversacn con eos. De modo que, con su permso, me retro... Cuando quera nterrumpr a conexn, e ruego que se o comunque a m secretara por e cana prvado. Mentras Herbert se deshaca en excusas, e Cnsu e|ecut una seca reverenca que a Martn e parec ms ben un saudo mtar, y a contnuacn sa de a estanca, de|ando soos a sus nvtados. Los tres chcos mraron a Herbert con expresn nterrogante. -Seene, querda, no sabes cunto me aegro de verte tan ben - comenz a decr Herbert con voz temborosa-. Estaba muy preocupado por t, sabes? Sobre todo, despus de ver o que e ha pasado a Up... -Cmo est? -pregunt a muchacha, sombra. -Est muy ma, muy ma. No de|a de pronuncar frases ncoherentes, y su dero parece empeorar a cada mnuto que pasa. De eso |ustamente quera habaros... -De os deros de Up? -pregunt |acob, asombrado. -S... en certo modo, s. E pobre hombre no dce ms que tonteras sn pes n cabeza, pero, en medo de tanto dsparate, repte una y otra vez a msma dea: Dce que, en a Red, fu yo quen e ataqu... Por qu se e habr metdo en a cabeza una dea tan absurda? E centfco pronunc as tmas paabras mrando drectamente a Seene. -Me o est preguntando a m? -d|o ea. -T estabas con -repuso Herbert tmdamente-. S que te obg a forzar e acceso a a Catedra, y que te amenaz con matarte s no e dabas a nformacn que buscaba... Luego, eg |acob y te sac de a. Pero, entre tanto, ocurr ago terrbe, ago que destroz a mente de Up. Ou fue, Seene? Y, sobre todo, por qu cree Up que tene ago que ver conmgo? Antes de contestar, Seene cav una mrada trunfante en |acob. -Ves como, a fna, voy a tener que habar de eso? -d|o en tono de desafo. |acob n squera se dgn responder. - -164 164- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Entonces, t sabes ago? -d|o Herbert, ansoso-. Cuntameo, por favor; puede ser mportante... -Est ben -d|o Seene, vovndose de nuevo haca e hoograma de Herbert-. Lo que dce Up es verdad. En a puerta de a Catedra haba un ancano, una espece de mendgo... Tena su cara, Herbert, soo que as cuencas de sus o|os estaban vacas. E hoograma de Herbert se puso ntensamente pdo, y parec recostarse sobre a oscurdad que o rodeaba. Martn supuso que a magen reproduca un gesto rea de Herbert, que, a otro ado de mundo, ba|o as cpuas de Medusa, deba de haberse apoyado en una pared para no ceder a a debdad de sus pernas. -Tresas -murmur e ancano, ba|ando a cabeza. -Tresas? Oun es Tresas? -pregunt Seene desconcertada. -Tresas es una de as Tres Sombras que controan a Red de |uegos -contest Herbert en tono fatgado-. Se trata de una hstora muy arga... Pero creo que ha egado e momento de que a conozcs. E ancano mr en senco a |acob, que asnt brevemente con a cabeza. -Lo que voy a contaros es, quz, e secreto me|or guardado de mundo en e que vvmos -comenz Herbert-. Tens que ser conscentes de que, s egase a saberse, as con- secuencas podran resutar mprevsbes... Todo empez hace mucho tempo, en os meses anterores a a Gran Guerra. Internet se haba convertdo en un espaco frreamente controado por as federacones y os agentes especaes de a ONU. Agunos echbamos de menos a bertad de os ve|os tempos... Y decdmos actuar. Nuestro ob|etvo era crear una red prvada dentro de Internet donde pudsemos comuncarnos sn que nade nos espara. Dos buenos amgos mos, Vctor Kovnev y su hermana |ua, ograron desarroar con|untamente un cdgo de encrptacn sumamente ngenoso, dea para evar a a prctca e pan que nos habamos propuesto. Pero haba un probema: Vctor y |ua, en aquea poca, comenzaban a ser muy conocdos por su mtanca pacfsta.., o que nos obgaba a asegurarnos de que nade pudese reaconar a nueva red con eos. De otro modo, os habran detendo de nmedato... E hoograma de Herbert pase una mra ena de nostaga sobre os rostros de os tres chcos. -|usto entonces empez a guerra, y os afconados a os |uegos de Matrz se dedcaron a bombardear Internet con propuestas para crear una red prvada donde poder contnuar |ugando a savo en caso de que os prncpaes servdores de Internet resutasen boqueados por un ataque terrorsta. Vctor pens que era a ocasn perfecta para poner en prctca - -165 165- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata nuestro proyecto, de modo que os tres (Vctor, |ua y yo) comenzamos a coarnos en os foros de |ugadores para convencer a todo e mundo de que nosotros podamos hacer o que eos queran: proteger durante todo e tempo que durase a guerra su bonto mundo vrtua a travs de una red de |uegos prvada. -Pero no o haras con vuestros verdaderos nombres, no? -pregunt Seene. Herbert neg con a cabeza. -Nos hcmos pasar por |ugadores expermentados, cada uno con un avatar dferente: yo era Tresas, Vctor se haca amar e Bak, y |ua eg e sobrenombre de Kor... Tuvmos que ponernos a da en todo o reatvo a os |uegos ms popuares, pero a verdad es que resut dvertdo. Tres centfcos seros como nosotros, convertdos de repente en fantcos de Matrz! Nos especazamos en os |uegos cooperatvos, y sempre bamos |untos. Nos amaban Las Tres Sombras... Herbert sonr con meancoa. -Ese Kovnev, no fue novo de Dana, o ago as? -pregunt Seene, tratando de recordar dnde haba odo aque rumor. Herbert a mr con severdad. -Ago as -repuso secamente. Su hoograma se ncn hasta quedar fuera de campo, y reaparec a cabo de un nstante con un vaso eno de un qudo ntensamente ro|o en a mano. E ancano beb unos sorbos y uego carraspe para acararse a garganta. -Como os ba dcendo, consegumos certa ceebrdad en os foros de |ugadores de Matrz -sgu contando-. Cuando propusmos sacar adeante e proyecto de a red prvada, recbmos ncontabes apoyos. Para nuestra sorpresa, mones de personas annmas se sumaron a proyecto en cuanto comenz su andadura, comprendendo que se trataba de ago ms que de un smpe cub de |ugadores fantcos. Supongo que sabs o que ocurr despus: a Red de |uegos srv de sede vrtua para os encuentros de Langey, y, sn ea, e fna de a guerra podra haberse retrasado aos. -Entonces, usted y sus dos amgos controaban a Red? -pregunt Martn, estupefacto. -A prncpo, s. Aunque, desde e comenzo, qued caro que a Red era ago que tena vda propa, y que nngn ser humano podra controar competamente. Sn embargo, nosotros ramos os ncos que conocamos e cdgo de encrptacn y que, por o tanto, podamos controar sus contendos. Pero, cuando termn a guerra, as cosas cambaron... Empezaron a surgr hackers que ograban ftrarse en Vrtuanet con dversos ob|etvos. Agunos eran reamente pegrosos... Haba que re- forzar e cdgo de encrptacn, crear ago dstnto. Desgracadamente, a - -166 166- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Vctor ya haba de|ado de nteresare e proyecto. Su actvsmo potco haba termnado apartndoe de todo o dems, y su crecente odo haca as corporacones e haba hecho dstancarse progresvamente de m. |ua tampoco comprend m fugurante ascenso en e mundo empresara. Una vez, eg a pedrme que dmtera como presdente de Prometeo... Seene y Martn se mraron de reo|o. -Por qu e pd eso? -se atrev a preguntar Seene. E hoograma de Herbert se vov haca ea con are ausente. -Ea y yo tenamos panes. Incuso... Incuso pensamos en formar una fama... Pero de|ar Prometeo equvaa a renuncar a todo aqueo por o que yo haba uchado durante toda m vda, y yo tena tantos proyectos... La esfera, a construccn de Medusa... y tambn a Red de |uegos, que me apasonaba. Pero me estoy yendo por as ramas. E caso es que, para savar Vrtuanet, ya no poda contar con ms antguos socos. Pero no tard mucho en encontrar a aguen sobradamente capactado para reempazares: tu padre, Martn. E brante y pofactco Andre Lem. Martn se qued mrando a hoograma con a boca aberta. -M... m padre? -babuce. - y Nstor Moebus acababan de desarroar un prototpo de ntegenca artfca que utzaba un engua|e de programacn competamente dferente a todo o conocdo hasta entonces. Un engua|e que, para acanzar todo su potenca, requera ordenadores boeectrncos, o, dcho de otro modo, ordenadores cuntcos. Yo e ofrec todos os medos para construr ese ordenador a cambo de que me ayudase a reconfgurar toda a Red. Pero tena dudas... No e gustaba a dea de que e secreto de a encrptacn de Vrtuanet estuvese en manos de una soa persona. En readad, s acept e traba|o fue porque estaba convencdo de que poda consegur que Vrtuanet funconase de modo totamente ndependente, de forma que nngn ser humano pudese con- troara y utzara para sus propos fnes. Su dea era que e cdgo cambase contnuamente, con ta rapdez que nade tuvera tempo de descfraro. Y e contro de esos cambos o drgra una ntegenca artfca, no una persona. Yo acept... Pero puse agunas condcones. -Ou condcones? -preguntaron Seene y Martn a unsono. Herbert ba| a cabeza, avergonzado. -Bueno, puesto que e contro de a red ba a quedar en manos de una ntegenca artfca, exg que ese programa se parecese o ms posbe a m -confes, eno de turbacn-. Saba que poda hacerse, que, con a potenca de un ordenador como e que estbamos construyendo en Medusa, era posbe copar e cabeado neurona de un ser humano. Supongo que fue una tontera, pero a m, entonces, me pare- c una gran dea... Legare toda m experenca a a Humandad, ponera - -167 167- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata a servco de un espaco de bertad como a Red de |uegos... Ou se yo. E caso es que Andre Lem acept m propuesta. -Por qu o hara? -d|o Martn, habando ms consgo msmo que con Herbert. E ancano, sn embargo, crey que a pregunta ba drgda a . -Yo tambn me o he preguntado muchas veces, Martn. Pero a verdad es que nunca o he sabdo con certeza... Creo que acept porque quera comprobar s reamente era posbe hacer ago as. Sn embargo, me sugr que, para optmzar a rapdez de sstema, repartsemos e peso de a Red de |uegos entre dos ntegencas artfcaes, en ugar de una. Y yo, entonces, pens en |ua... Para entonces, ya saba que a haba perddo, pero quz pudera conservar una parte de ea en m superordenador de a Cudad Sumergda, creando una ntegenca artfca a magen y seme|anza de su cerebro. De esa forma, os dos, de agn modo, permaneceramos undos... Despus de mucha nsstenca, consegu que me escuchara. Y, sorprendentemente, acept. -O sea, que, ahora, a Red a controan dos ntegencas artfcaes - resum Martn-, una que es una copa de usted, Herbert, y otra que es una copa de |ua Kovnev... -En readad, son tres programas -puntuaz Herbero-. |ua me convenc de que ncuysemos una tercera ntegenca artfca en e proyecto, que reprodu|ese e funconamento cerebra de su hermano Vctor. Para entonces, a persecucn haca os mtantes antgobazacn se haba convertdo en una autntca caza de bru|as, y os dos sabamos que, antes o despus, Vctor sera encarceado, o quz asesnado. |ua quera que, antes de que eso ocurrera, toda a grandeza y genadad de su hermano quedasen regstradas en una IA construda a su magen. Y yo estuve de acuerdo. Nos cost mucho traba|o convencer a Vctor, pero, a fna, |ua o ogr. Los dos permaneceron esconddos en Medusa durante cas dos aos, sometndose a contnuos exmenes cerebraes. Cuando os tres programas estuveron stos, se fueron... Lo sguente que supe de Vctor fue que o haban detendo. Nunca me deat, a pesar de as torturas que deb de sufrr. Gracas a su resstenca, a Red de |uegos sgue funconando... Y se controa desde e Gran Ordenador boeectrnco de Medusa, una mquna compe|sma cuya exstenca conoce muy poca gente. AI decr eso, mr a |acob. -Por certo, gracas por haber sabdo guardar e secreto, muchacho - d|o con una torpe sonrsa-. Sempre supe que poda confar en t... Y, ahora, me o has demostrado. Seene se vov haca |acob, furosa. -O sea, que t ya sabas todo esto?-pregunt en voz ba|a-. Y por qu demonos no nos o contaste? - -168 168- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No has odo a Herbert?-repuso e muchacho con ndferenca-. E me pd eme guardase e secreto... y yo he cumpdo m promesa. -A ver s o he entenddo ben -ntervno Martn, mrando a Herbert-. O sea, que a Red de |uegos, en a actuadad, se encuentra controada por tres ntegencas artfcaes que reproducen, aproxmadamente, e funconamento cerebra de |ua y de Vctor Kovnev, y tambn e suyo, Herbert... E ancano asnt. -Los tres programas evan os nombres de nuestros avatares en a poca de a prmera Red de |uegos: Tresas, Kor, y e Bak. Eos controan e fu|o cuntco de datos y se encargan de que e cdgo de encrptacn se rescrba varas veces por segundo. Naturamente, no estn soos. Cuentan con a ayuda de docenas de programas subsdaros, que, a su vez, deegan parte de sus funcones en otros programas, y tambn en humanos... Ese con|unto es o que se conoce como Comundad Vrtua. -Entonces, e Bak de que me hab Leo, es una de as tres ntegencas artfcaes que controan Vrtuanet? -pregunt Martn, perpe|o. -Eso creo -contest |acob, antes de que Herbert o hcera-. Sento no habrteo expcado antes; no quera menconaro sn pedre permso a Herbert. De todas formas, no entendo qu puede saber Leo de ese programa... -Esas tres ntegencas artfcaes, son como Leo?-pregunt Seene, mrando a hoograma de Herbert-. Ouero decr... tenen concenca, evan una espece de vda propa? Herbert neg vgorosamente con a cabeza. -No, no, en absouto. Tresas, Kor y e Bak surgeron antes de que Leo fuese n tan squera un proyecto. Son ntegencas artfcaes muy poderosas, y saben todo o que nosotros, sus modeos, sabamos cuando se crearon. Adems, tenen capacdad de aprendza|e, y su forma de asocar deas para resover probemas es muy smar a a de un cerebro humano. Pero no son conscentes... Estn programados para hacer un traba|o, y soo pueden tomar decsones en aspectos muy concretos de ese traba|o. Por eso, |ustamente, estoy tan preocupado. Herbert se atus a barba con are abstrado y mr a Seene. -Ese mendgo que se te aparec a as puertas de a Catedra. .. Hace un momento d|ste que tena m aspecto, aunque as cuencas de sus o|os estaban vacas. No tene sentdo, y, sn embargo... No puede ser ms que Tresas! Supongo que sabs que, en a tradcn grega, Tresas era una espece de advno cego... -Pero, s esos tres programas no son autnomos, no pueden andar por ah como s ta cosa, no?-pregunt |acob-. O s pueden hacero? - -169 169- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No, no, es un dsparate -repuso nmedatamente Herbert-. Tendran que haberse fabrcado un avatar y satarse todos os protocoos de segurdad que Andre Lem es ntrodu|o. Es un dsparate, o s... pero... qu otra expcacn puede haber? -Ouz aguen haya averguado o de Las Tres Sombras y haya ntroducdo un avatar que represente a Tresas cerca de a Catedra para advertre de que o sabe todo -aventur Martn-. Ouz quera asustare... -No es tan senco -repc Herbert-. Ese avatar no est regstrado en nngn porta de entrada de a Red. Es como s se hubera materazado en su nteror... Pero nade puede haber ogrado eso sn conocer e engua|e nterno de programacn de Vrtuanet. -Leo podra habero hecho -d|o |acob de repente-. Lo hzo con Ben Sra, as eme es evdente que ha descfrado e cdgo. Y, adems, a Martn e hab de Bak, y eso sgnfca que sabe o de Las Tres Sombras. -Pero, s ese androde o sabe todo, eso sgnfca que Hden... que Hden tambn o sabe -dedu|o Herbert con un eve tembor en a voz-. Ouz sea quen e ha ordenado a Leo que se meta en Vrtuanet y nos amenace... -No, Herbert, se equvoca -afrm Seene con convccn-. Leo nunca e habra contado a Hden un secreto como ese, estoy segura. -Pues entonces, no entendo nada -concuy Herbert con expresn cansada-. N yo msmo conozco e cdgo de encrptacn vgente en cada centsma de segundo, o sea, que, aunque hubera querdo, no habra sabdo cmo ntroducr ese avatar sn utzar uno de os portaes egaes. -Y qu pasa con Vctor y |ua Kovnev?-pregunt |acob-. Eos conocen e secreto, y, aunque no eaboraron e segundo cdgo, veron mucho a Andre Lem en esa poca, y seguramente es expc parte de su traba|o. Ouz e hayan querdo envar una sea... -No; desgracadamente, eso es mposbe -d|o Herbert con trsteza-. |ua mur hace un par de aos, y, en cuanto a Vctor, fue encarceado en Caershd despus de os |ucos contra e movmento antgobazacn... A estas aturas, puede que tampoco vva ya. Oueda Andre Lem, por supuesto. program a Segunda Red de |uegos, pero e sstema est concebdo de ta modo, que n squera su creador podra ftrarse en , una vez actvo. Recordad que e cdgo de encrptacn se autorregenera soo varas veces por segundo, de modo que eso descarta tambn a Andre. -S, caro; sn contar con que m padre eva aos encerrado en Caershd, as que dfcmente podra haberse dedcado a esa case de pasatempos -e record Martn con expresn desafante-. La verdad, despus de o que nos acaba de contar sobre e traba|o que hzo para usted, no entendo cmo no o defend durante e |uco... - -170 170- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Herbert ba| a cabeza, y todo su hoograma parec encogerse. -|ustamente a causa de ese traba|o tuve que mantenerme a margen -murmur-. S hubese ntervendo, me habran nvestgado a m tambn, y e ordenador que genera os cdgos de Vrtuanet no es ago que se pueda esconder fcmente... Lo habran descuberto, y eso, no soo no habra ayudado a tu padre, Martn, sno que e habra per|udcado. Por encma de todo, habran acabado con a ndependenca de Vrtuanet, e nco espaco de bertad que queda en nuestro mundo, a pesar de toda a basura comerca que o envueve. Comprenders que yo no poda permtr eso... Martn az as ce|as, pero no d|o nada. -Lo que no entendo es por qu nos cuenta todo esto ahora, Herbert - d|o Seene, mrando a ancano con certa desconfanza-. Es porque yo v a ese ta Tresas? Herbert asnt. -Sabes o que esa cratura, sea o que sea, e ha hecho a Up? E pobre desgracado ha perddo a razn, su mente se ha convertdo en un competo caos... T estabas a, Seene. Cmo o hzo? -No o s -d|o a muchacha, pensatva-. Todo o que v fue que se abaanzaba sobre y o estranguaba... Pero aqueo era una magen, no ocurr en readad. -Pues ago ocurr -nsst Herbert-. Y ago muy grave... Ese mendgo, sea quen sea, es pegroso. Puede matar a aguen mentras est conectado, os das cuenta? S eso egase a saberse, sera e fna de Vrtuanet... Tenemos que ocazaro antes de que haga ms dao. A decr aqueo, drg una supcante mrada a Seene. -Ouere que o haga yo? -pregunt asombrada a muchacha. -T eres a nca que puede hacero -d|o Herbert, con una uz de esperanza en a mrada-. Conseguste ntroducrte en a Catedra, y eso sgnfca que, de agn modo, tenes acceso a os cdgos de encrptacn de a Red. S aguen puede averguar de dnde ha sado ese monstruo, eres t... -Herbert -d|o |acob, ponndose de pe con e ceo fruncdo-. S quere que ea o haga, es me|or que e confese toda a verdad. Lo que me cont en Medusa... E ancano ba| a cabeza con expresn cupabe. En aque momento, pareca extraamente desvado. -Bueno, prctcamente ya se o he contado -se defend-. Pero, en fn, s crees que es necesaro aadr ms detaes... Ya os he expcado antes que Las Tres Sombras no son verdaderas concencas artfcaes, sno programas ntegentes muy sofstcados, que reproducen agunos - -171 171- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata patrones de conexn neurona de sus modeos humanos. Sn embargo, en readad, Tresas es un poco dferente... Mentras os otros dos se han quedado con a nformacn que, en su da, se extra|o de os cerebros de |ua y Vctor Kovnev, m rpca nformtca ha contnuado evouconando. Todos os das, me conecto varas horas a ordenador de La Pagoda a travs de un rastreador actvo cerebra de ata resoucn para que a mquna reproduzca as nuevas snapss neuronaes que han surgdo desde e da anteror. En una paabra, Tresas es, hoy en da, mucho ms compe|o que os otros dos programas. |acob o ha vsto... Ouero decr, ha vsto e ordenador neuroeectrnco que o aberga. Ocupa una panta entera de La Pagoda, en Medusa. -Es mpresonante -corrobor |acob-. Y tambn un poco monstruoso, a verdad. Lo sento, Herbert, pero, s quere que Seene se meta en ese avspero para ocazar a su otro yo, era necesaro contrseo todo - aad con frmeza. -Su otro yo?-rept Seene, vovndose haca |acob-. Eso sgnfca que t crees que ese avatar o ha creado e propo Tresas? Pero, s, como dce Herbert, no tene concenca... -Ese programa ha segudo evouconando, y nade sabe exactamente en qu se ha convertdo. Ta vez haya acanzado agn grado de autonoma, y tenga sus propos ob|etvos. -Pero os programas de Las Tres Sombras evan protocoos que es mpden emprender accones drectas contra os humanos -ob|et Herbert -. Es certo que una de as msones de Tresas consste en custodar a Catedra y os datos amacenados en ea, pero no coocndose a a puerta como un mendgo... N, mucho menos, atacando a os que ntenten voar os cdgos de segurdad. Las nstruccones que tene, en ese sentdo, son muy precsas: debe transmtr a nformacn a os programas de contro de datos, os cuaes, a su vez, se encargaran de nformar a varos agentes humanos de a Comundad Vrtua. En teora, es todo o que puede hacer... Pero, evdentemente, esa cosa se ha satado as regas. Se hzo un ncmodo senco, que Herbert aprovech para servrse un nuevo vaso de qudo ro|o y apuraro de un trago. -S me dedco a buscar a ese Tresas dentro de a Red de |uegos, tendr que de|ar por un tempo e grupo de traduccn -d|o Seene. -S; bueno -Herbert carraspe, azorado-. Despus de o que ha pasado con Up y con Kp, os dos grupos de traduccn, tanto e tuyo como e nuestro, aqu en Medusa, van a quedar bastante tocados... Y quz no tardes mucho en encontrar a ese mendgo oco, verdad? Luego, podras retomar e mensa|e extraterrestre... -Y no ha pensado que puede ser pegroso?-pregunt |acob de pronto, posando una mano sobre e hombro derecho de Seene-. Esa cosa - -172 172- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata ha estado a punto de matar a Up... Ouere que a Seene e ocurra o msmo? Cmo se as va a arregar para protegera? -Vosotros a protegers -d|o Herbert, con una eve sonrsa-. Ya o habs hecho... Tengo pena confanza en t, |acob, y s que no permtrs que e ocurra nada. |acob asnt en senco. -De acuerdo, entonces? Seene, cuento contgo para averguar qun se ocuta detrs de esa carcatura ma que anda sueta por a Red. Envar de nmedato un mensa|e a os agentes especaes de a Comundad que se encuentran en e Consuado soctndoes que acepten tu coaboracn. Ahora, debo nformar a Cnsu. S pods avsare... |acob actv e cana de comuncacn con a secretara de Bodgnov y e transmt e deseo de Herbert. Unos segundos despus, Bodgnov entraba de nuevo en e despacho. -Ya han termnado su conversacn? -pregunt drgndose a hoograma de Herbert con una sonrsa evemente rnca. -S, seor Bodgnov -repuso Herbert-. Ahora, s dspone de tempo, me gustara habar en prvado con usted... -Por supuesto. Pero antes, d|eme que es comunque una buena notca a os chcos -d|o, vovndose haca Martn con expresn nescrutabe-. E mndrgbe procedente de Nara acaba de tomar terra en nuestra torre de anca|e. Vuestras amgas estn aqu... y tambn nuestra querdsma y admrada Dana Schoem. - -173 173- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo Captulo La mujer Cisne La mujer Cisne La egada de Ae|andra a Consuado hzo que todo cambase para Martn. Con ea a su ado, de pronto todo e pareca ms senco. Hasta entonces, durante os entrenamentos, haba ntentado apcar as enseanzas de |ade a su forma de combatr, de|ando a un ado todas sus dudas y preocupndose menos de sus sentmentos que de observar a su rva, pero os resutados haban sdo bastante medocres. Aunque |ade se mtaba a seaare os errores tcncos que cometa, e muchacho senta que no estaba de todo satsfecha con su evoucn. Era como s sempre esperase ago ms de , aunque no o d|era. Su agdad haba me|orado mucho gracas a sus entrenamentos especaes con cataputas y tensores, pero a percepcn que se e supona a su persona|e pareca depender enteramente de os sensores especaes de su tra|e para detectar trampas o mecansmos ocutos en e decorado. Eso, evdentemente, no era o que Sofa haba prevsto... Despus de todo, Martn haba demostrado en muttud de ocasones su habdad para eer e pensamento de os dems nftrndose en su rueda neura. Era de esperar que esa capacdad e srvese de ago en a Arena; sn embargo, por aguna razn, no ocurra as. A prncpo, Martn haba achacado sus dfcutades a a extraordnara perca de |ade y a su utzacn de un segundo mpante cerebra para |uegos. Sn embargo, e probema persst cuando empez a entrenar con otros rvaes menos expermentados y desprovstos de mpantes accesoros. Por ms que o ntentaba, Martn no consegua advnar sus ntencones, de modo que a fna de| de ntentaro. Era ago que preocupaba mucho a su entrenadora, que haba contado con aquea supuesta superordad suya para supr su fata de roda|e en e |uego. As estaban as cosas cuando Casandra y Ae|andra egaron a Ttana acompaadas por Dana Schoem. Adems, e asunto de Kp y de supuesto espona|e a que e haba sometdo a corporacn Nur no haba contrbudo, precsamente, a rea|ar os nmos. Las semfnaes estaban - -174 174- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata cada da ms cerca, y no se senta preparado... Pero, nexpcabemente, desde e msmo momento en que vo a Ae|andra, su acttud haca e |uego camb. Ese msmo da, en un entrenamento mprovsado en honor de as recn egadas, sorprend a todos con su hb mane|o de a espada. A o argo de dos horas, se enfrent sucesvamente con cuatro |ugadores de as gas menores nterastcas y os derrot a todos sn que nnguno de os sensores de door de su tra|e egase a resutar acanzado. Y no soo eso; su esto de ucha, agresvo y brante, pareca enteramente dstnto de que haba vendo empeando hasta entonces. |ade no tard en encontrar un sustantvo para defnr e cambo que se haba operado en su aumno: entusasmo... Tena razn. Hasta entonces, Martn haba combatdo sn ganas, angustado por a responsabdad que haba cado sobre sus hombros y por e temor a defraudar as esperanzas de su madre. Ahora, en cambo, se e vea contento, ncuso cuando uchaba; y esa aegra nteror se trasuca en cada uno de sus movmentos en a Arena y en cada una de as decsones que tomaba dentro de |uego. Nomura y todo su equpo corran a fectaro despus de cada sesn de entrenamento; y |ade fue desterrando poco a poco a os medocres rvaes que haba empeado para nfundre confanza, hasta exgr que soo uchase con ea. Por fn eg e da f|ado por e equpo de guonstas para que Martn probase en un entrenamento e tra|e defntvo que utzara durante as semfnaes. Era a prmera vez que e muchacho ba a meterse en e pape de Arda, y e acontecmento evant una enorme expectacn en e Consuado. Bodgnov convenc a Dana para que aquea prmera apar- cn de rey bardo ante e pbco se ceebrase por todo o ato, medante un gran combate de exhbcn. Pese a as retcencas de Sofa, a |ade e parec una buena dea. Despus de todo, os Interanuaes se ceebraran ante centos de mes de personas, y no estaba de ms que Martn se fuese acostumbrando a a presenca nvsbe de pbco a su arededor. E pequeo anfteatro de Consuado era perfecto para aquea prmera experenca... A fn de dare mayor espectacuardad a a exhbcn, |ade decd mantener en secreto a dentdad que adoptara durante e combate hasta e tmo momento. N e propo Martn deba conocera... Eso e ayudara a r preparndose para os contnuos mprevstos que tendra que afrontar cuando os |uegos empezasen de verdad. Contra todo pronstco, a maana de a exhbcn Martn no senta e menor nervossmo. La vspera haba estado habando hasta muy tarde con su madre acerca de as caracterstcas de su persona|e, y, en certo modo, ya haba comenzado a dentfcarse con . Arda, e rey msco, e caa cada vez me|or. Era obvo que Sofa o haba convertdo en un perso- na|e mucho ms compe|o y profundo de o que poda parecer en una ectura superfca de a obra de Yue, pero eso no e asustaba. A contraro, e resutaba estmuante. Sobre todo, Arda e gustaba porque no era nngn superhroe, sno un hombre con todas as debdades de os - -175 175- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata hombres comunes y correntes, y una nca venta|a sobre eos: e amor que senta haca su prometda, y su decsn de arresgaro todo por ese amor. Ago que poda entender muy ben. Ouz por eso, antes de combate, que deba comenzar a as cnco y meda de a tarde, pd permso a su entrenadora para pasear un rato por os |ardnes de Consuado con Ae|andra. -Eso no te desconcentrar? -pregunt |ade, fruncendo e ceo. -A contraro -e asegur Martn-. Me ayudar a prepararme. Pese a sus reservas, |ade termn por acceder, de modo que, despus de amuerzo, Martn y Ae|andra se encontraron en un rncn de bosqueco de arces pantado en a terraza de uno de os edfcos nferores de Consuado, prctcamente a borde de mar. Cuando Martn eg, Ae|andra ya e estaba esperando sentada en un banco de pedra, de espadas a ocano. Levaba e peo sueto, ago poco habtua en ea; y sus rzos cobrzos se agtaban en a brsa, brando a a uz de so. -Ests ms guapa que nunca! -no pudo menos de excamar Martn. Ea sonr avergonzada. -Este vestdo es nuevo -d|o, seaando e vaporoso te|do banco que a envova, adaptndose perfectamente a su fgura-. Lo estaba reservando para estrenaro en una ocasn especa... Te gusta? -Es precoso! Lstma que no pueda verte durante e entrenamento... Deberan ncurte en e decorado vrtua, para anmarme durante e combate! Los dos se echaron a rer. -Afortunadamente, no te hace fata -d|o Ae|andra-. Cada da o haces me|or... Tenes a todos os tcncos de Ure entusasmados. Por no habar de |acob, que es tu fan nmero uno. Lo sabas? Martn az os o|os, sorprenddo. -Lo dces en sero? -pregunt-. Nunca o habra magnado. Crea que |acob desprecaba a Arena, que prefera a Matrz... -Pues yo creo que est cambando de opnn. Adems, desde que Up atac a Seene, yo creo que su opnn sobre Vrtuanet ha cambado. -Pero est ayudando a Seene a rastrear ese avatar fantasma de Herbert, no? Todas as maanas, os veo r |untos a a saa de conexones... -|ustamente por eso. Yo creo que |acob ha empezado a ver sus conexones a a Red de |uegos como un traba|o, y no como una dversn. Adems, est moesto con Herbert, por habere peddo a Seene que e saque as castaas de fuego. - -176 176- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -S... De todas formas, evan dos semanas buscando y no han encontrado nada. Seene se ha coado varas veces en a Catedra, pero e mendgo no se e ha vueto a aparecer. Todo es muy extrao... -Ouz fuera agn cmpce de Up y de Kp -refexon Ae|andra-. Incuso podra haber sdo e propo Kp... -No, eso es mposbe. Seene est segura de que esa cosa era un programa sensbe, y de que no dependa de nnguna rueda neura mpantada en un cerebro humano. Adems, e ta Gregory se encarg de nyectare un somnfero a Kp durante a conexn, para que no nterfrese en os panes de Up... De modo que no pudo ser. E rostro de Martn se ensombrec a habar de Kp. Cada vez que recordaba a antguo coaborador de Seene, todava en manos de os agentes de segurdad de Consuado, se e ponan os peos de punta. Suerte que, con Dana Schoem a, e Cnsu no se atrevera a empear a tortura para sacare nformacn. Pero eso no durara mucho tempo... -M madre me ha contado que Dana se va a Marte dentro de una semana -d|o, pensatvo-. Parece que Leah se encuentra muy enferma, y quere estar con ea... -S, por o vsto tene agn tpo de trastorno autonmune, y e tratamento va a ser argo. Las conversacones prevstas entre a cpua de Prometeo y a de Ure se han pospuesto, y Herbert ha canceado su va|e a Ttana. Sento tanto que Dana se vaya... T no sabes todo o que ha hecho por m desde que regresamos de Arende! Martn sonr. -Bueno, s que convenc a tus padres para que te de|aran venr aqu con ea, y eso es ms que sufcente... -No soo eso -d|o Ae|andra, muy sera-. Todo e tempo que nos ha dedcado a Casandra y a m, o que nos ha enseado, os profesores que contrat para nosotras mentras estuvmos en Nara... Es aguen muy especa, Martn. Hay que conocera ben para saber o especa que es. No se trata soo de sus deas, n de su brantez centfca. Se trata de otra cosa... Toda su vda es un e|empo a segur, sabes? Todo o que hace, desde que se evanta hasta que se acuesta, transmte aegra y entusasmo. No s cmo expcaro; transmte fe... -Fe? Fe en qu? -pregunt Martn, sn comprender. -Pues... Fe en a Humandad, supongo. Fe en a capacdad de esprtu humano para vencer sus propas mtacones. Pero no; no es exactamente eso. Ouero decr, que no es fe en a Humandad en genera o que transmte, sno fe en a gente de carne y hueso, fe en cada persona que se e acerca. Supongo que eso es a verdadera bondad... Martn no pareca muy convencdo. - -177 177- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No s -d|o-. Todo eso de amor a pr|mo y ta est muy ben, pero hay gente que no se merece que a queran n que confen en ea. F|ate en Hden, o en Up... O ncuso en Kp. Ae|andra e mr con os o|os brantes. -Precsamente, eso es o que dferenca a Dana de todos nosotros - repuso entusasmada-. Ea cree en todos, ncuso en os que a han defraudado. A todo e mundo e concede una segunda oportundad, y una tercera, y una cuarta. T sabes o que sgnfca eso para a gente que ha cometdo errores graves en su vda? F|ate en Bodgnov. Soo e fata besar e sueo por donde ea psa. Es un hombre pegrossmo, y ea o sabe, pero no por eso o despreca n e retra su confanza. Y se de|ara quemar en a hoguera por ea. Martn hzo una mueca. -S, o s. Yo creo que est enamorado. Cuando Dana e drge a paabra, parece una persona dstnta... -Pero eso es porque ea e acepta como es y cree en . -Ya -Martn permanec caado durante unos segundos-. Pues, a o me|or, en ugar de aceptaro ta y como es, debera utzar su nfuenca sobre para ntentar que cambase... -Nade puede cambar porque otra persona se o pda, por mucho que quera a esa persona. Tene que querero , entendes? Tene que desear ese cambo. Lo nco que puede hacer Dana con aguen como e Cnsu Bodgnov es servre de e|empo, demostrare que hay otra forma de vvr, y ograr que ese deseo de cambo nazca en de manera espontnea. -Todo eso te o ha enseado Dana? -pregunt Martn, dvertdo-. Antes ya eras fosfca, pero ahora... No crees que te ests pasando? -No -d|o Ae|andra sonrendo-. Me gusta ponerme fosfca de vez en cuando, sobre todo contgo. -Ah, s? -pregunt Martn, rodendoe a cntura con su brazo y atrayndoa haca -. Y eso por qu? -Pues... -Ae|andra se ruborz-. Pues porque, s no me pongo fosfca, mra o que pasa! Sus mradas se encontraron y, un nstante despus, sus abos se funderon en un argo y apasonado beso. Cuando se separaron, os dos se sentan mareados y feces. -Te referes a esto? -pregunt Martn, todava con e cosqueo de beso de Ae|andra en su boca. Ea vov a acercar e rostro a su cueo. -S -susurr-. Y tambn a esto... - -178 178- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Y comenz a depostar breves besos sobre e cueo y as me|as de Martn, que apenas poda controar a marea de sensacones que aqueas carcas e provocaban. -A o me|or te estoy desconcentrando demasado -d|o de pronto Ae|andra, apartndose para mrare con expresn cupabe. Martn e acarc e peo tranquzadoramente. -No te preocupes -d|o-. Mentras t aprendas todas esas cosas de Dana y te vovas tan fosfca, yo tampoco he estado perdendo e tempo... |ade me ha enseado a utzar ms emocones para sacar o me|or de m durante e combate. Puede que no sea a personfcacn de a bondad, como Dana, pero te aseguro que ncuso Dana podra aprender un par de cosas de ea. -S? Pues, entonces, seguro que as aprender. Eso es o bueno de Dana, que nunca se cree en posesn de a verdad absouta. Intenta aprender de todos, y por eso escucha a todo e mundo. -Cundo se va de Ttana? -Pasado maana, creo. Va a tomar e ascensor espaca de Panam para embarcar en un transbordador rpdo. Ouere egar a Marte o antes posbe... Adems, Dana nac a, no o ovdes. Para ea, a gravedad terrestre es ago antnatura, que a agota fscamente. Nunca suee permanecer en a Terra ms de ses o sete meses segudos... Aunque yo creo que no es soo por a gravedad; o que pasa es que a Terra e recuerda demasado a Vctor, y eso e hace dao. -Habas de Vctor Kovnev? Entonces, es verdad que fueron novos? No me dgas que te o ha contado... -Bueno, ago me ha contado, s -admt Ae|andra-. Sabes? Esa es una de as cosas que ms me gustan de ea. No es de esas personas que te desprecan smpemente por tu edad y que creen que no merece a pena habar con un adoescente. Ea no |uzga a a gente por os aos que tene. Nunca me haba como s fuese una cra que no puede entender as cosas verdaderamente mportantes. A veces, hasta me pde conse|o... No te parece ncrebe? Hay muy pocos adutos que se comporten de esa manera. -M madre o hace -d|o Martn, cayendo en a cuenta por prmera vez de o excepcona que era aqueo-. Nunca, n squera cuando era no, me ha habado como s fuera dota. Ae|andra suspr. -Pues tenes suerte -d|o en voz ba|a-. Ms padres me queren mucho, pero nunca han pensado que merezca demasado a pena habar conmgo. N squera ahora, despus de todo o que me ha pasado, muestran a menor curosdad. .. A veces me da a mpresn de que, ms a de sus - -179 179- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata traba|os y de sus cuentas bancaras, no hay nada en e mundo que es parezca mportante de verdad. Ae|andra recb un breve mensa|e de Sofa Lem a travs de su rueda neura. -Tu madre dce que tenes que r preparndote. Nomura y su equpo te estn esperando con esa marava de tra|e nuevo... Vas a tener mucho cudado, verdad? -Caro que s -e asegur Martn, ponndose en pe-. Y, s todo sae ben, maana podemos rnos os dos soos a a paya y pasar todo e da |untos... Me muero de ganas de tumbarme en a arena a tu ado, de acarcarte... Esta noche, despus de entrenamento, m madre me ha peddo que cene con ea para segur dscutendo os detaes de persona|e de Arda. Pero, despus, podras venr un rato a m cuarto... -No, Martn -d|o Ae|andra suavemente-. Ser me|or que vengas t a mo. -Pero... pero t compartes a habtacn con Casandra... -|ustamente por eso -repc Ae|andra con frmeza-. Ya va sendo hora de que habes con ea, no? Hasta ahora, no he querdo nsstr en e tema por no nterferr en os entrenamentos, pero, despus de o de hoy, vas a tener unos cuantos das de descanso... De modo que ya no hay excusa. -Pero s habo con ea constantemente! Hemos comdo |untos varas veces, y todos os das nos vemos... -S, pero sempre rodeados de gente, en case, o con Seene y |acob y conmgo... Habs de tempo o de o buena que est a comda, o de entrenamento, o de va|e en drgbe desde Nara... Pero no habs de o mportante, Martn. No habs de o de Demos. -Y qu queres que e dga?-pregunt Martn, camnando a su ado entre os arces |aponeses con a cabeza gacha-. Ya e he peddo perdn, cuntas veces tengo que vover a hacero? Despus de todo, nada de o que yo haga puede devovere a Demos, as que, de qu srve habar de ? Lo nco que consegura es hacere ms dao. -Yo no dgo que tengs que pasaros a vda habando de Demos, pero tampoco pods rehur e tema sempre. Demos forma parte de nuestra vda, no soo de a de Casandra; y ea necesta que se o recordemos de vez en cuando. Todos o echamos de menos, y, s se o transmtmos, sabr que no est soa. Y a t tambn te vendr ben, Martn. No puedes echarte a cupa eternamente de o que pas. Tenes que asumro, entendes? Y tenes que compartr tu door con Casandra, que es quen me|or puede entendero. -T crees que no me oda? -pregunt Martn con voz trmua. - -180 180- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Haban egado a corredor de crsta que comuncaba e bosqueco de arces con e edfco de anfteatro. A medda que avanzaban por e paso, e grtero procedente de as gradas atestadas de pbco se ba vovendo cada vez ms perceptbe. -No te oda, Martn. A contraro, te necesta. Tomaron unas escaeras mecncas y despus un ascensor para acceder a a saa de vestuaro, donde Nomura esperaba a Martn para ayudare a ponerse e tra|e. Antes de sar de ascensor, Martn mantuvo unos segundos pusado e boqueo de puertas para dsfrutar de un nstante ms de ntmdad con Ae|andra. -Aqu no te de|arn entrar -e susurr a odo. -Lo s. Tu madre me est esperando en e pso de arrba, para evarme a uno de os pacos. Lo sento, Martn; quz he escogdo e peor momento para habarte de o de Casandra... Martn a estrech con fuerza entre sus brazos, esta vez sn besara. -A contraro -e d|o, pegando su frente a a de ea-. Has eegdo e me|or momento. Tenes razn, Demos merece que e recordemos. De a Casandra que este combate se o voy a dedcar a . Ae|andra e bes cdamente en a me|a y pus e botn para desboquear a puerta. Martn a franque camnando de espadas para dedcare una tma sonrsa a a muchacha antes de que e ascensor vovese a cerrarse. Cuando eso ocurr, se vov por fn haca a saa de vestuaro, y se encontr con a mrada reprobadora de Nomura, que, a parecer, evaba esperndoo argo rato. -Ya ba a envar a un robot a buscarte -d|o, arrastrando a Martn haca e rncn donde sus ayudantes utmaban os preparatvos reaconados con e tra|e y e navegador-. |ade ya est en e escenaro, y se supone que e combate tene que empezar dentro de dez mnutos... Lo prmero que tene que aprender un |ugador de Arena es que no e convene |ugar con a pacenca de pbco. Martn ba a dscuparse cuando un par de robots empezaron a qutare a ropa y a masa|eare e cuerpo con un ge especa para evtar que a pe se e rrtase por e roce de os sensores de tra|e. Su aparcn haba desatado una oeada de actvdad tan ncrebe entre os ngeneros y tcncos de a saa, que nade tena tempo de escuchar sus excusas, de modo que, con un suspro, e muchacho de| que e a|ustasen e tra|e, os guantes y as botas, para uego seare todas as aberturas. Antes de que e a|ustaran e navegador, Nomura se acerc a nspecconar personamente e verdugo que e cubra a cabeza, comprobando en su termna hoogrfca a poscn de os nanosensores en reacn con os mscuos facaes. - -181 181- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Todo parece en orden -d|o en un murmuo. Y uego, mentras repeta mecncamente as msmas comprobacones, aad en tono casua-. Ya sabes qu persona|e va a nterpretar |ade hoy? Martn neg con a cabeza. Estaba seguro de que Nomura arda en deseos de confare aquea nformacn. -Bueno, o vas a ver en seguda, pero, aun as, te vendr ben que te adeante ago antes de entrar en a Arena -se |ustfc, mrando cauteosamente a derecha e zquerda-. Se supone que debera ser un secreto, caro. Ya sabes cmo se toma |ade estas cosas... Martn estuvo a punto de rogare a ngenero que no traconase a confanza de su entrenadora, pero, a ver a expresn de regoc|o de Nomura, no se snt con nmos para arrunare aquea pequea travesura, as que no d|o nada. -Herfore -susurr Nomura trunfamente-. Te suena, no? Martn e mr sorprenddo. -La Mu|er Csne? -pregunt-. S que aparece en un par de noveas de Yue, pero no pertenece a msmo cco que Arda... -De eso se trata -e nterrump Nomura, frotndose as manos-. E factor sorpresa... Adems, es un persona|e perfecto para poner a prueba tus nuevas dotes de percepcn y agdad. Fgrate, una herona que vuea! -En os bros, Herfore tena certos... poderes -repuso Martn, tratando de recordar. -Ya... Oueres saber s su puntuacn en maga es eevada, no? - pregunt Nomura, sonrendo-. Pues o es, en efecto... Preprate para as sorpresas, porque vas a recbr ms de una. Se notaba que a ngenero e habra encantado contnuar con aquea conversacn, pero ban muy ma de tempo, as que Martn se puso e navegador e hzo as tmas comprobacones de rutna. La voz de Nomura e eg con ntdez a travs de os mcroaurcuares. -Toma; tu espada -d|o, aargndoe un arma refugente de eegante empuadura-. An no sabemos s ser a defntva, depende de os cambos de tma hora que nos permtan ntroducr os rbtros de os Interanuaes. Hemos ncorporado agunos efectos hoogrfcos que pueden ocutara durante varos segundos... Soo tenes que pusar este resorte que se esconde |unto a gran zafro de a empuadura. Veremos s con eso ogras engaar a |ade... No ser fc, te o adverto. Martn snt que un robot e aferraba de a mueca y o arrastraba en dreccn a ascensor que conduca drectamente a escenaro. Mentras descenda, e navegador e hzo egar a voz de su madre desde e paco de guonstas. - -182 182- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Soo es un entrenamento, Martn -e susurr con voz tranquzadora -. Aprovecha para poner a prueba tu agdad... No ha habdo tempo para afnar os efectos de a espada, as que dudo que te ayuden mucho en e combate. De todas maneras, actva a ocutacn un par de veces; no creo que te srva para despstar a |ade, pero a pbco e encantar. -No te preocupes, estoy tranquo -asegur Martn en voz ba|a. -Ben. Recuerda que uego tenemos que habar... Hay novedades sobre as semfnaes. Pero no es momento para pensar en eso. Ya ests dentro, Martn. Concntrate en e |uego. En efecto, e ascensor se haba aberto y Martn haba sado a a Arena |usto en e msmo momento en que os rbtros de combate ordenaban a actvacn de decorado vrtua. La magen que recb entonces a travs de navegador e de| sn aento: Se haaba en medo de un gacar azuado, rodeado de paredes vertcaes de heo. Sobre su cabeza, e ceo era de un profundo coor azu, como sucede a menudo despus de a puesta de so. La una se encontraba en su cnt, y se oa un rumor extrao, como de un vento que creca y decreca rtmcamente, seme|ante a a respracn acompasada de un ggante dormdo. Martn do unos cuantos pasos haca e centro de gacar, y entonces se percat de que as paredes de heo formaban parte, en readad, de atas torres coronadas por ggantescas aspas transparentes. Eran os ses Monos de Heo de Gasr, a cona donde, segn os reatos de Yue, La Mu|er Csne se e haba aparecdo a Sgmund, e prncpe oco. Las aspas de os monos graban a un rtmo frentco, mpusadas por un vento que, pese a asamento de tra|e, sus sensores podan percbr. De pronto, os monos comenzaron a ae|arse unos de otros, abrendo e escenaro. Cuando os dos de centro se separaron, surg un espectacuar remono de uz en e ceo que avanz grando como un tornado haca Martn. |usto antes de acanzare, e remono se deshzo en una estea de chspas bancas y doradas, reveando a fgura de La Mu|er Csne que se ocutaba en su nteror. Martn se qued con a boca aberta ante a magnfcenca de dsfraz de |ade. Su entrenadora fotaba ngrvda en e faso ceo nocturno, con una tara de damantes cndoe os negros cabeos desordenados por a brsa. La mtad de su cuerpo pareca desnudo (aunque, evdentemente, no poda estaro), y a otra mtad se encontraba ocuta ba|o una espesa capa de pumas bancas. Pero o ms desumbrante de aque snguar atuendo eran as dos enormes aas de csne que, brotando de su espada, se agtaban ma|estuosamente en e are. Sus armas, a katana y e sabe corto que habtuamente utzaba, braban como s estuvesen hechas de uz. Pero Martn saba que no deba perder e tempo f|ndose en os detaes de hoograma que recubra a su entrenadora. Haba otros muchos eementos en e escenaro que necestaba memorzar: en especa, as - -183 183- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata cuerdas transparentes que se extendan como una tearaa ba|o a uz de a fasa una, y que |ade, prevsbemente, utzara para smuar que se despazaba voando. E pbco no poda veras, por supuesto; sn embargo, probabemente e resutado de combate dependese, en buena medda, de a capacdad de ambos contendentes para sacares partdo. Gracas a su eevada puntuacn de percepcn, Martn era capaz de dstngur, adems, os puntos precsos de as cuerdas donde |ade poda enganchar su tra|e. Los vea como pequeos puntos umnosos, y saba que a precsn de su entrenadora a a hora de cogarse de eos tena que ser absouta, s no quera arresgarse a sufrr una doorosa cada. Eso mtara consderabemente su capacdad de manobra, y era ago que deba aprovechar, ya que e permtra antcpar buena parte de sus movmentos. Pero e decorado contena, adems, otros muchos recursos que podan ayudare a expotar sus nuevas capacdades: rampas, cataputas, resortes y trampones que permanecan ngenosamente esconddos ba|o e crstano sueo y en e nteror de os monos heados. Y o ms nteresante era que su adversara, a no tener una puntuacn de percepcn tan eevada como a suya, probabemente no podra vsuazar a travs de su navegador a ocazacn de muchos de aqueos mecansmos. A menos que |ade hubese decddo hacer trampas una vez ms, para ponere a prueba... Era una posbdad que no deba descartar. Aque examen de decorado dur tan soo unos segundos, ya que La Mu|er Csne no tard en satar a sueo, quedando a apenas un metro de dstanca de su rva. Con as aas pegadas, a supuesta Herfore no pareca tan mpresonante como antes, pero, en readad, resutaba mucho ms pegrosa. Martn desenvan su espada y, con a rapdez de rayo, se anz contra ea. |ade repe su ataque cruzando a katana sobre su pecho, y Martn utz e mpuso de retroceso para acanzar uno de os trampones ocutos en e sueo. A psaro, e dspostvo e hzo sar voando por encma de La Mu|er Csne y coocarse |usto detrs de ea. |ade se do a vueta veozmente y empez a atacare aternatvamente con a katana y e sabe corto, obgndoe a utzar toda su agdad para evtar que o acanzase. Mentras su rva tuvese as dos armas, ba a ser muy dfc dobegara... Martn tena que ntentar deshacerse de una de eas, s quera tener aguna oportundad de ganar e combate. Los contnuos ataques de |ade e haban hecho retroceder hasta quedar acorraado contra uno de os monos de heo, que agtaba sus aspas veozmente. A Martn e bast una rpda mrada para comprobar que en a pared haba una gran cantdad de huecos y ganchos que poda utzar para trepar por ea, de modo que, sn pensrseo dos veces, se encaram hasta e aero de mono, donde encontr una ana que utz para despazarse hasta a ventana superor de mono ms cercano. La Mu|er Csne evant nstantneamente e vueo y vov a anzarse sobre , esta vez desde e are. E afzar de a ventana era muy estrecho, y resutaba dfc mantener e equbro. Martn comprend que, en una stuacn tan - -184 184- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata apurada como a suya, a me|or defensa poda ser un buen ataque, as que decd probar ago nuevo: despus de agacharse veozmente para esquvar e sabe de su rva, se ncorpor de un sato y, a msmo tempo, pus e resorte de ocutacn de su espada. |ade vac un nstante, y Martn aprovech su desconcerto para cortar de un soo ta|o a cuerda de a que penda a mponente Herfore, hacndoa caer a sueo. Pero |ade era estca como un gato, y no tard en encontrar un nuevo punto de enganche para su tra|e y en remontar e vueo de nuevo para persegur a Martn, quen, entre tanto, haba actvado una cataputa escondda en una de as aspas de mono y se haba anzado a otro extremo de decorado. A partr de ese momento, os dos rvaes se enzarzaron en un argo ntercambo de estocadas durante e cua Martn pudo poner a prueba todos os recursos tcncos que haba do aprendendo durante os entrenamentos. En varas ocasones, |ade, vndose contra as cuerdas, vov a sar voando para atacare desde e are, y un par de veces Martn tuvo oportundad de vover a empear e resorte de ocutacn de su espada, que, por o que haba vsto, resutaba bastante efcaz. Sn embargo, cuando ntent utzaro por tercera vez, comprob que e ardd no haba ogrado engaar a |ade. Probabemente, La Mu|er Csne haba afnado e a|uste de magen de su navegador hasta consegur que e hoograma de camufa|e que recubra a espada de Martn resutase vsbe para ea. Martn se concentr en su ob|etvo, que era mtar a capacdad de vueo de su rva. De agn modo, tena que ngenrseas para conducra hasta una de as trampas ocutas ba|o e heo, y aprovechar su cada para nactvar os enganches de tra|e que e permtan eevarse en e are. Para conseguro, tena que buscar una forma de arrancar as aas hoogrfcas de dsfraz de |ade, o ben daaras de aguna otra manera. Entre dos estocadas, Martn se f| en una pance cuberta de neve ba|o a cua sus sensores de percepcn haban detectado una redonda pscna umnada. Huyendo por un momento de su adversara, corr en aquea dreccn y, vandose de una rampa, sat por encma de a pscna, cortando a su paso todas as cuerdas que a sobrevoaban. |ade nterpret su movmento como una manobra de dstraccn, y vo ma|estuosamente por encma de os monos para acanzare en e otro extremo. Sn embargo, a egar a a atura de a pance nevada, no encontr nnguna cuerda para sobrevoara, de modo que tuvo que desprender su tra|e de a tearaa que o sostena e ntentar panear hasta e sueo. Ta y como haba prevsto Martn, cay |usto sobre e borde de a trampa, que ced ba|o su peso, arro|ndoa a agua. Con as aas mo|adas, os rbtros de combate no e permtran vover a utzar as cuerdas de vueo durante un buen rato. La Mu|er Csne no tard en encaramarse a a ora, pero para eo tuvo que de|ar e sabe abandonado en e heo durante unos segundos, os - -185 185- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata sufcentes como para que Martn, aprovechando otra de as anas de decorado, se apoderase de y o arro|ase e|os de acance de su entrenadora. Esta, humada y furosa, se vov haca e muchacho con determnacn, avanzando entamente a su encuentro. E hoograma que a recubra se haba modfcado geramente, y ahora sus aas aparecan pegadas sobre a espada, como un pesado manto de armo. Sn embargo, eso no pareca restare agdad, a |uzgar por a rapdsma estocada con a que ntent sorprender a Martn. E muchacho esquv e gope como pudo, pero, a ncorporarse, observ desconcertado que a f- gura de La Mu|er Csne se haba desdobado en dos mgenes dntcas. -Un hechzo de espe|o -anunc a voz de su madre a travs de navegador-. Tenes que dstngur a a verdadera |ade de programa sensbe que a mta. S no, ests perddo. Martn retroced unos pasos, sn de|ar de mrar a as dos copas exactas de |ade que e amenazaban sonrendo con a katana. Ambas estaban muy cerca, y sus movmentos eran totamente smtrcos, como s reamente una fuese e refe|o de a otra. Las aas, as dademas y os cuerpos semdesnudos de ambas eran absoutamente guaes, y no haba n un soo detae que permtese dentfcar una de as dos mgenes como un programa sensbe. Los segundos pasaban, y Martn saba que tena que decdrse por una de as dos, pues, s esperaba a que e atacasen, ambas o haran a msmo tempo y, en a confusn de momento, o ms probabe era que o acanzasen. Tena que pensar deprsa... Y entonces, bruscamente, se decd. Las dos fguras eran dntcas, certamente, pero una de eas estaba en me|or poscn para atacare que a otra, pues evaba a espada en a mano derecha, y, por o tanto, e costara ms traba|o repeer una estocada procedente de a derecha que de a zquerda, ya que tendra que grar e arma con gran veocdad. As pues, a verdadera |ade era a que se encontraba a su derecha... Sn a menor vacacn, Martn se anz contra ea, amag con un ataque drecto a corazn y, en e tmo momento, se camb a espada de mano y a drg contra e hombro de Herfore. Su brazo no temb mentras presonaba a punta de su arma contra e tra|e de su entrenadora, que, en esa parte de su cuerpo, mtaba a pe desnuda. Un voento chorro de sangre brot de a fasa herda... Martn saba o que sgnfcaba aqueo: haba acanzado aguno de os sensores prncpaes de su adversara, y eso quera decr que haba ganado e combate. De pronto, eg a sus odos un estado de apausos y acamacones que e hzo evantar a cabeza y mrar aturddo a su arededor. Los monos de heo seguan grando, y, ba|o a uz de a una, un gran charco de sangre tea de ro|o a neve, a sus pes. Luego, a vsta se e nub, y, un momento despus, ya no pudo ver nada... Entonces, snt que varos bra- zos e agarraban y o azaban a hombros, en medo de un gran estruendo de grtos y vtores. Durante un buen rato cabag sobre aquea nvsbe - -186 186- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata marea humana que e acamaba, oprmdo por a oscurdad. Luego, por fn, o de|aron en e sueo, y aguen se acerc a romper os seos de tra|e. Lo prmero que vo cuando e despo|aron de navegador fue e rostro sonrente de su entrenadora. |ade, sudorosa y con e tra|e de combate todava puesto, o mraba con una mezca de orguo y admracn que no de| ndferente a muchacho. Poco antes, a haba vsto derrumbarse en e sueo, con as bancas pumas de su vestdo tedas de sangre... Emoconado, se abraz a ea y a estrech con fuerza entre sus brazos. -Martn, ten cudado, estoy muy doorda! -e record ea rendo-. Los sensores que actvaste me han de|ado e hombro hecho csco... -Perdona -d|o Martn, apartndose con torpeza-. Es que yo, a verte ah trada... -S, mpresona, verdad? Uno no vence a una antgua campeona de os Interanuaes todos os das... -No es eso; es que, por un momento, cre que... -Oue era rea? Pero, aun as, tu brazo no temb... No es un reproche, Martn. A contraro! As es como debe ser. Martn vo entonces a su madre, que esperaba a pocos pasos de |ade para fectare. La sonrsa de su rostro a haca parecer mucho ms |oven y e daba un are pcaro, de |ovencta... Martn corr haca ea y, cogndoa por a cntura, a evant en e are y do una vueta competa antes de de|ara nuevamente en e sueo. Los dos se mraron en senco, feces, gnorando a agtacn de todos os que os rodeaban. -Estoy muy orguosa de t, h|o -d|o Sofa-. M pequeo Arda... -Pequeo? -d|o |ade, rendo-. Mrao, Sofa, de verdad te parece pequeo? -No -admt Sofa, con un nudo en a garganta-. Me parece... un hombre... Los o|os de Martn se encontraron entonces con os de Ae|andra, que e observaba pensatva, sn atreverse a acercarse. -Te has asustado? -pregunt Martn, despus de estampare un beso en a me|a. Ea refexon un momento antes de responder. -No -d|o fnamente, como sorprendda de sus propas paabras-. No he pasado medo... Es extrao; acabo de descubrr o mucho que confo en t. -No o sabas? -pregunt Martn aegremente. - -187 187- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Pero os o|os grses de Ae|andra se cavaron en os suyos con grave emocn. -Saba que te quera, pero esto es otra cosa. Es una segurdad que no haba sentdo nunca antes. Te has dado cuenta de o undos que estamos, Martn, y de o fuertes que nos hace eso? -S -d|o Martn, con os o|os cavados en os de ea-. Es una fuerza que nade va a poder destrur. ! ! ! Esa noche, cuando Martn se dspona a r a buscar a su madre para cenar, recb una amada de Dana en su ntercomuncador nvtndoe a reunrse con ea y con Sofa en sus apartamentos prvados. Un poco nervoso, Martn se camb a ropa nforma que evaba puesta por una tnca azu y unos pantaones negros bastante eegantes y, con ese atuendo, se drg a a pequea construccn de madera stuada en a parte ms ata de Consuado, donde Dana se ao|aba sempre que vstaba Ttana. Martn fue pasando uno tras otro os controes de segurdad para acceder a aquea parte de compe|o, que hasta entonces nunca haba vstado. A egar, e sorprend encontrarse con una casa |aponesa de esto tradcona, cuyas ampas ventanas daban a un |ardn de musgo donde braban varas nternas de pedra encenddas. Martn sub os dos pedaos de madera que conducan a a entrada, y una puerta corredera de madera se abr automtcamente para de|are pasar. A otro ado, se encontr un confortabe san amuebado con varos tatams cubertos de co|nes. En uno de eos se haba dspuesto a cena, dstrbuda en cuencos negros de dferentes tamaos. Arededor de a comda, esperndoe, se encontraban reundas su madre, Dana, |ade y Ae|andra. Martn se acerc a Dana y a saud a esto |apons, con una profunda reverenca. Pero a presdenta de Ure se puso en pe de nmedato y, esquvando a sus nvtadas, se abr paso hasta y e bes en a me|a. -Enhorabuena, Martn -e d|o-. Estoy mpresonada. Vas a ser un dgno representante de Ure en os Interanuaes, estoy segura. Sento haberos obgado a cambar de panes a tu madre y a t; s que bas a ceebrar una pequea reunn famar... Pero dentro de muy poco tempo abandonar Ttana, y quera nvtaros a una cena especa antes de rme. -S, Ae|andra me cont o de Leah. Espero que todo saga ben... -Sadr ben, seguro -sonr Dana-. Leah es una supervvente, se ha enfrentado a probemas mucho peores que este a o argo de su vda. En fn, o mportante es que pronto estar con ea... Pero no quero rme sn - -188 188- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata conocer os tmos detaes reaconados con tu partcpacn en os |uegos de Arena. Dana haba de|ado de sonrer, y a gravedad de su expresn ndcaba ben a as caras que se senta preocupada. Probabemente, e Cnsu a habra nformado acerca de operatvo que haba montado a corporacn Nur para espar a su representante en os Interanuaes de a Cudad Ro|a. Era obvo que todo aqueo a contraraba en extremo, y que deseaba abordaro drectamente con Martn y su entrenadora antes de va|ar a Marte. Lo que e muchacho no acababa de entender muy ben era a presenca de Ae|andra en aquea cena. Por qu ea y no Seene, Casandra y |acob? Martn se arrod a su ado y se f| en e eegante vestdo ro|o que vesta su amga. Saba que Dana a aprecaba mucho, pero ese no poda ser e nco motvo de que a hubese nvtado. Seguramente, Dana haba pensado que, |unto a Ae|andra, se sentra menos cohbdo... y a verdad era que tena razn. Enfrente de Martn, |ade y Sofa permanecan arrodadas sobre e tatam a a manera |aponesa, dspuestas a dsfrutar de os decosos patos que humeaban ante eas. Ambas parecan contentas y rea|adas, y, a saudare, as dos o mraron con orguo. |ade estaba mucho ms eegante que de costumbre, con un vestdo banco que e egaba hasta os tobos y que se abra dscretamente a ado derecho para permtre moverse con naturadad. Se haba recogdo os cabeos en a nuca, y apenas evaba maqua|e. -Hoy me has dado una buena paza -e d|o, fruncendo as ce|as con fngdo dsgusto-. Francamente, no quera humarte deante de tu pbco, pero tampoco me esperaba ago como o que ocurr... Cmo te as arregaste para saber cu de as dos mgenes de hechzo de espe|o era a buena? Soy ambdestra, y t sabes perfectamente que ucho gua de ben con as dos manos, as que no me dgas que te f|aste en eso... -No exactamente. Me f| en qu poscn te resutara ms cmoda para atacar -repuso Martn en tono de dscupa. -S, supongo que no era tan dfc -repuso |ade, pensatva-. Pero o que me de| asombrada fue tu rapdez... Tardaste apenas tres segundos en decdr. -Soo? -pregunt Martn, sorprenddo-. Pues a m se me hceron eternos... Sus acompaantes se echaron a rer, y Dana e orden a robot que esperaba a un ado de tatam que srvera a sopa de mso. La cena transcurr agradabemente, en medo de una anmada conversacn en a que Martn fue, quz, e menos ocuaz de todos os presentes. |ade estaba de muy buen humor, cosa bastante rara en ea, e ncuso se permt bromear con as meddas de segurdad de Consuado e - -189 189- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata mtar a voz nsnuante y ben tmbrada de Bodgnov. Todos se reron mucho, ncuda Dana... Sn embargo, a pesar de os esfuerzos de a presdenta de Ure por contrbur a a anmacn genera, se notaba que, en e fondo, no se senta aegre. Era comprensbe, tenendo en cuenta a enfermedad de Leah, que haba sdo como una madre para ea... Pero haba ago ms, aunque Martn no consegua descfrar de qu se trataba. A egar a os postres, Sofa, tras servrse un vasto de sake caente y apuraro hasta e fna, mr aternatvamente a Dana y a Martn y se acar a garganta. -Bueno, h|o, creo que ha egado a hora de que comparta con todos vosotros a nformacn que he do reunendo estos das sobre tus prxmos adversaros en os Interanuaes. Despus de todo, para eso nos hemos reundo aqu esta noche. Haba pensado contrteo a t soo, pero, cuando Dana me propuso esta pequea ceebracn, comprend que sera me|or hacero de esta manera. As, Dana podr enterarse de todo o que sabemos hasta ahora sobre as semfnaes antes de rse de va|e... y Ae- |andra estar a tu ado para ayudarte a dgerr a nformacn. Martn se aarm un poco a or a su madre habar de aquea manera. -No entendo, qu es o que tengo que dgerr?-pregunt, mrando a |ade-. Es que hay maas notcas? -N maas n buenas -d|o su entrenadora, encogndose de hombros -. Confusas, como cas sempre... Pero no podamos esperar otra cosa, tenendo en cuenta que, este ao, e torneo se ceebra en e terrtoro de seor Yang. Martn advrt e odo con e que |ade haba pronuncado e nombre de presdente de a corporacn K, pero no era e momento de hacer preguntas a respecto. -Ya se sabe qunes van a ser os |ugadores de cada corporacn, y qu pape van a representar?-pregunt, mrando a su madre-. Supongo que Hava representar a K, como sempre... -Nosotras tambn o suponemos -d|o Sofa, mrando a |ade de reo|o -. |ustamente ese es e probema, que, por e momento, nada es seguro todava. A estas aturas, a Comundad Vrtua ya debera habernos comuncado ofcamente os nombres de os |ugadores de as semfnaes y os papees que van a representar, pero, por agn motvo que no ogro entender, esa nformacn se est retrasando, y t necestas saber ago concreto sobre tus futuros rvaes antes de que sagamos haca a Cudad Ro|a. -Es que vosotras habs averguado ago? -pregunt Martn, mrando aternatvamente a |ade y a su madre. |ade, a su vez, mr de reo|o a Dana Schoem, pero de| que fuese Sofa quen tomase a paabra. - -190 190- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Bueno, o certo es que hemos estado nvestgando en Vrtuanet, y hemos recabado aguna nformacn. Nada seguro, por supuesto. Muchas de as notcas que crcuan sobre os prxmos Interanuaes son buos, y, aunque, por o que sabemos de gun que presentamos y de a dnmca de os otros equpos, estamos en condcones de dstngur e grano de a pa|a, tambn podramos equvocarnos. Ae|andra, expectante, haba cogdo nstntvamente a mano de Martn y a apretaba con fuerza. -Y o que habs averguado... es bueno para nosotros? -se atrev a preguntar. Sofa e sonr abertamente. -Bueno, an es pronto para decro. Ms o menos, concde con o que esperbamos... En os Interanuaes estarn os me|ores |ugadores de mundo, cada uno nterpretando un persona|e dseado a su medda. Y una novedad nteresante: por prmera vez en muchos aos, os nueve fnastas no se correspondern con as nueve grandes corporacones. Ya sabs que Prometeo ha retrado su canddatura... En su ugar, entrar e equpo de a Federacn de Pacfco Norte. -Un equpo de una federacn?-se extra Dana-. Crea que as federacones no se nteresaban por os torneos de Arena y que preferan nvertr en otros deportes. -Bueno, en genera, as es, pero, pese a sus mtacones en os |uegos de Arena, todas presentan un equpo para os Interanuaes -expc Sofa -. Lo que ocurre es que nunca egan a as semfnaes... En esta ocasn, e hueco de|ado por Prometeo ha permtdo que a Federacn de Pacfco Norte egue hasta as tmas rondas de a competcn. Sn embargo, y pese a toda a usn que han puesto, no creo que ogren estar a a atura de os otros equpos. -Oun es su |ugador? -pregunt Martn. -Un ta Erk -repuso |ade-. No s apenas nada de , hasta ahora soo ha |ugado en as gas menores. Pero tendrs que egar a conocere ben, porque es probabe que nterprete e persona|e de Keuhr, e escudero de Arda. -Keuhr... Apareca en a hstora que me contaste, no? -pregunt Martn, mrando a su madre. -S, y tambn aparece en una de as versones menos conocdas de a tma novea de Yue, donde se e cta como uno de os tres esprtus que se e apareceron a prncpe Eam cuando este ntent rescatar a su hermano Arda atravesando e Labernto de os Sueos. -S, recuerdo ese pasa|e -d|o Dana, con o|os soadores-. Los tres esprtus eran antguos compaeros de Arda en su expedcn a Paaco - -191 191- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata de Senco. Estn atrapados en e abernto de Bak, y e entregan a Eam tres ob|etos mgcos. Cu era e de Keuhr? -E Escudo de So, cuya superfce bra como una mpara en a oscurdad -repuso |ade, ctando e texto de Yue de memora. -Y os otros dos esprtus? -pregunt Martn-. Tambn van a aparecer en e |uego? -Yo creo que s, porque son persona|es que hasta ahora no han aparecdo nunca en nnguna fna -d|o Sofa-. Y hay que reconocer que son muy atractvos... En e gun que yo present, os tres tenan papees mportantes, aunque eso no quere decr que aparezcan en e gun de a Comundad Vrtua. -Aparecern, estoy segura -afrm |ade con convccn-. La hstora que present Sofa es demasado buena como para no aprovechar a mxmo todos os detaes que contene. La Comundad cambar agunas cosas, como es gco; todo aqueo que pueda suponer una venta|a para nuestro equpo... Pero ntentarn mantener buena parte de orgna, no me cabe a menor duda. -Y qunes son os otros dos esprtus aguen puede recordrmeo? -Edern, un guerrero ve|o y astuto, y Lug, e Cabaero Banco -d|o Sofa-. E ob|eto mgco que Edern e entrega a Eam es a daga de sombra, que sempre acerta a corazn de adversaro. Y e de Lug es un cuerno de pata cuyo sondo puede abrr cuaquer puerta. -Y qunes van a nterpretar a esos persona|es?-pregunt Ae|andra -. Se sabe ago? -Oh, e persona|e de Lug o har Hava, eso es seguro -d|o |ade, fruncendo e ceo-. Le va como ano a dedo... En a obra de Yue, Lug es un guerrero famoso por su fuerza y por su sentdo de a |ustca. Y hay que reconocer que a Hava no e fatan nnguna de as dos cosas. Adems, est en todos os foros de Vrtuanet... Y Hava nunca permtra que esa nformacn crcuase por todas partes s no fuese certa. -Hava no te cae ben? -e pregunt ngenuamente Ae|andra. -Es aumno de Eam, m antguo entrenador... E hombre a que e debo esta ccatrz -murmur |ade, acarcndose dstradamente a marca que e atravesaba a me|a--. Adems, representa a a corporacn K, y e seor Yang o adora... No tengo motvos para aprecare -concuy, hacendo una mueca de desdn. -En cuanto a Edern, tambn es seguro que o nterpretar Ibros, e |ugador de Atmn -ntervno Sofa-. Unos amgos de Nara me o comuncaron extraofcamente... En readad, Ibros tampoco tene nngn nters en guardar e secreto. Y e ve|o Edern es un persona|e - -192 192- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata perfecto para : debdo a su edad, su puntuacn de fuerza y de resstenca ser ago menor que a de otros guerreros; pero, a cambo, tene a astuca... Ibros ya ha cumpdo venttrs aos, y, con e tempo, se ha convertdo en o que se ama un |ugador de sombras; es decr, que su especadad consste en robar, en coarse en stos pegrosos sn ser descuberto y en utzar toda case de trampas. -Bueno, entonces, ya tenemos a tres persona|es, adems de mo - recaptu Martn-. Lug, Edern y Keuhr... Ounes pueden ser os otros? -Aqu ya no estamos tan seguras -repuso Sofa, susprando-. Bram, e Ange de a Muerte, podra ser uno de eos, ya que en a hstora de Arda es muy mportante. Y Morwen, su prometda, tambn podra aparecer, s se decde comenzar a hstora antes de que Morwen sea raptada por Bram y conducda a Paaco de Senco. Pero, s a accn se centra en a expedcn organzada por Arda para rescatar a Morwen, entonces e gun debera ncur a quenes e acompaaron en ese va|e. Y esos, adems de os tres guerreros que ya hemos menconado, son e druda Laoken, a arquera Owen y e mago Ovnnk. -S, os conozco -murmur Martn-. Los tres aparecen en otras noveas de Yue, y eso quere decr que no mureron en e va|e a Paaco de Senco. -Pero eso es da certa venta|a, no? -pregunt Ae|andra. -No necesaramente -repuso |ade-. Todo depende de enfoque que os guonstas queran dare a a hstora... Pero una cosa s es certa: en todo reato en e que aparezca Arda, tene que aparecer forzosamente Ovnnk, que a prncpo o ayuda y uego o tracona. Y est caro que, o nterprete quen o nterprete, Ovnnk ser un persona|e muy poderoso, con una eevadsma puntuacn en maga y en ntegenca. -Ya... Es raro que e seor Yang no se o haya reservado para su propo |ugador -refexon Dana-. Porque, aunque Yue no eg a escrbr e fna de a hstora de Arda, todo hace pensar que no consgu su ob|etvo por cupa de Ovnnk. -O sea, que os guonstas de a Comundad deberan ad|udcare ese pape a |ugador que crean que tene ms posbdades de ganar -dedu|o Ae|andra-. As, nade podra acusares de traconar e esprtu de Yue... -No, en eso te equvocas -d|o Sofa-. Los fnaes de os guones de Arena deben estar abertos, de o contraro e |uego no tendra emocn. Es certo que Arda, en teora, es un perdedor, pero eso no sgnfca que no tenga nnguna opcn de ganar. -De todas formas, podramos haber propuesto que Martn nterpretase a Ovnnk -d|o Dana pensatva-. Sofa, con sus guones, podra habero transformado en un persona|e atractvo... - -193 193- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No habra funconado -repc |ade-. Nuestra baza en e torneo es otorgare a Martn una puntuacn medocre de ntegenca para engaar a sus adversaros y haceres creer que no posee esa cuadad, que es natura en . S hubese nterpretado a Ovnnk, tendramos que haber soctado una ata puntuacn en ese terreno, renuncando a otras caracterstcas como a agdad. Adems, e habran conceddo muchos puntos de maga, y utzar a maga en a Arena requere una gran experenca. -Eso, sn contar con que Ovnnk es e mao de a hstora -d|o Ae|andra, para quen, segn pareca, aque era e argumento decsvo. -En todo caso, da o msmo que Ovnnk termne ganando e torneo - argument Martn-. Lo mportante es que, s a hstora gra en torno a Arda, os guonstas procurarn que no resute emnado hasta e fna, y eso nos permtr permanecer en a Cudad Ro|a hasta e da f|ado por a ave de tempo. -S, eso es certo -admt Ae|andra sn mucha convccn-. Pero, entonces, qun va a nterpretar a Ovnnk? |ade y Sofa se mraron. -No o sabemos -reconoc |ade de maa gana-. La verdad es que todo este mstero de Ovnnk me trae de cabeza desde hace semanas... Yo estaba segura de que o nterpretara Ibros, porque es un persona|e que e ra muy ben. Ibros ya es mayor para este |uego, y Ovnnk sera e pape perfecto para su retrada... Pero est caro que no o va a hacer, o ha anuncado a os cuatro ventos. -Lo que |ade y yo creemos es que, debdo a gran poder de persona|e, a Comundad Vrtua podra consderar a posbdad de que o nterprete un programa sensbe -ntervno Sofa-. De esa manera, Ovnnk, por decro de agn modo, formara parte de decorado... Y, as, nngn |ugador tendra que nterpretar a mago. -S, es probabe que a seor Yang e haya encantado a dea -d|o |ade, torcendo e gesto-. S Ovnnk es un programa, podr despegar efectos especaes de os que nngn |ugador de carne y hueso sera capaz, y eso e dar una mayor brantez a su fna. Pero eso os compcar bastante as cosas a os |ugadores -aad, mrando a Martn -. Tener que enfrentarse a as tretas de un programa sensbe sempre es desconcertante... Te o dgo por experenca. -Fue as como te hceron a ccatrz? -pregunt Martn con tmdez. Era a prmera vez que se atreva a nterrogar sobre e tema a su entrenadora, pues, hasta entonces, ambos haban evtado habar de asunto. |ade se recost sobre a pared, entrecerr os o|os y permanec caada durante unos segundos. - -194 194- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -En readad, fue ago mucho ms burdo -expc por fn con expresn ausente-. E seor Yang soborn a m entrenador, Eam, para que me seasen ma e tra|e antes de un combate de exhbcn con . Luego, aprovechando esa venta|a, Eam consgu arrancarme e navegador y de|arme competamente cega y a su merced. Todos a mraron horrorzados. -Pero, por qu hzo Eam una cosa tan horrbe?-babuce Ae|andra, despus de un tenso senco-. No puedo entendero... -Oh, es muy fc de entender. Yo era a |ugadora de Kokoro, y haba ganado varos Interanuaes sucesvos. E seor Yang quera fcharme a toda costa para e equpo de K, y yo estuve a punto de aceptar. La oferta econmca era ms que tentadora... Pero, en e tmo momento, m maestro de armas me convenc de que a rechazase. Para , e equpo de Kokoro era ago ms que un congomerado deportvo. haba contrbudo a crearo, transmtendo a sus membros su concepcn esprtua de |uego como una forma de medtacn. Saba que eso no podra hacero nunca en e equpo de Yang... De modo que rechac a oferta. -Hcste eso por tu maestro? -pregunt Ae|andra, asombrada. |ade se encog de hombros, mrando a Martn con una extraa sonrsa. -Era ago ms que m maestro -d|o, en tono cas desafante-. Era m padre... Martn o descubr hace agn tempo, y entonces me enfad mucho con . Sn embargo, en e fondo fue un avo para m... Despus de todo, ya ha habdo sufcentes secretos en m vda. -E gran Okazak era tu padre, adems de tu maestro? -pregunt Sofa, mpresonada-. |ams o habra magnado... Los que e conocen o descrben cas como un mon|e, as que nunca pens que tuvese h|os. Ou ha sdo de ? -No s nada de su vda desde hace aos -repc |ade con aparente ndferenca-. no aprueba ms negocos; todo o que he hecho desde que me retr de a Arena e parece un error. De todas formas, supongo que segur, de un modo u otro, vncuado a equpo de Arena de Kokoro... S es que todava queda aguen nteresado en escuchar sus enseanzas, cosa que dudo. -Parece que a |ugadora de Kokoro para os Interanuaes, esa ta On, es muy buena -coment Martn, despus de un breve senco-. Toda Ttana est pagada de cartees con su hoofotografa... Es una stma que no te habes con tu padre; nos podra haber factado nformacn de prmera mano sobre On. -Oh, m padre nunca habra hecho una cosa as -d|o |ade, rendo-. Para , e equpo de Kokoro est por encma de todo y de todos, ncuda su h|a. - -195 195- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No estoy habando de una tracn a su equpo -acar Martn rpdamente-. ncamente pensaba que podra haberme dado agn buen conse|o, eso es todo. -De todas formas, ya no es un entrenador en actvo, de eso estoy segura -d|o |ade, vovndose haca Sofa-. De| de sero cuando Kokoro contrat a Eam para sustture. Caro que Eam es dur muy poco... Cuando Yang o compr para que acabase conmgo como |ugadora, e ofrec a cambo un puesto vtaco como entrenador de K, con un suedo dez veces mayor que e que recba en Kokoro. -Y, ahora, Eam es e entrenador de Hava... -S, aunque Hava no es e tpo de |ugador que prefere. Mucha fuerza y una gran resstenca, pero bastante fo|o en percepcn y eastcdad... No se parece en nada a . -Eam fue un buen |ugador? -quso saber Martn. -E me|or -contest |ade sn a menor vacacn-. M padre me ense a mantener a concentracn y e estado menta necesaro para combatr ben, pero todo o dems o aprend de Eam. Decan que yo me pareca mucho a en a Arena. Y me adoraba... A menos, eso crea yo. Dana aarg os brazos para tomar as esbetas manos cubertas de anos de |ade entre as suyas. -Comprendo que, para t, estos Interanuaes se hayan convertdo en una espece de revancha -d|o con suavdad-. Sn embargo, no podemos permtr que eso per|udque as posbdades de Martn... Con toda segurdad, e seor Yang estar a tanto de tu partcpacn en e equpo de Ure, y se encargar de mantenerte vgada as ventcuatro horas de da. No s s me expco... -No te preocupes, no har nnguna tontera -d|o |ade, sonrendo framente-. No voy a ntentar nada contra e seor Yang, n contra Eam. M padre me ense a utzar m odo de forma efcaz y a domnar as ansas de venganza. No, m nca revancha ser Martn... Conozco ben e crcuto, y, ocurra o que ocurra con e gun fna de torneo, tengo pena confanza en . Martn ba| a cabeza, abrumado por a responsabdad que a tma afrmacn de |ade arro|aba sobre sus hombros. Sn embargo, en seguda comprend que |ade no haba dcho aqueo a azar, sno que estaba ntentando probare. -Intentar ganar -d|o, azando os o|os haca ea-. Y, s tengo aguna oportundad, a aprovechar. Sofa sonr ampamente. - -196 196- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -As me gusta, h|o. Cuando habas con tanta resoucn, no sabes cunto me recuerdas a tu padre... Se nterrump, conscente de que, tenendo en cuenta e verdadero orgen de Martn, aqueas paabras podan sonar bastante absurdas. Sn embargo, a Martn no se o pareceron. -Gracas -se mt a decr, devovndoe a sonrsa-. Para m es un orguo que me encuentres agn parecdo con . Entonces, |ade se evant y, paseando una soemne mrada sobre todos os presentes, d|o, azando a voz: -Hasta ahora, he conservado esta ccatrz como recuerdo de a cuenta pendente que tengo con Eam. S Martn gana en os Interanuaes, consderar que esa cuenta est sadada... y podr borrar esta marca de m rostro. Haba ta determnacn en as paabras de |ade, que Martn snt por prmera vez que, reamente, poda ganar. -Lo ntentar -rept, mprmendo a su voz un acento o ms sereno posbe-. Te prometo que o ntentar... |ade o mr sn mover un soo mscuo. -Gracas -murmur-. S o ntentas, no me cabe duda de que o consegurs. ! ! ! Antes de rse a dormr, Martn se qued un rato charando con Ae|andra en e |ardn que haba deante de su cuarto. -Todo esto me supera un poco -e confes a a muchacha-. Yo no tengo vocacn de |ugador de Arena, o nco que quera era |ugar o sufcentemente ben como para que me permteran egar a as semfnaes y entrar en a Cudad Ro|a... Pero, ahora, o que ha dcho |ade hace que me senta obgado a ganar, y tengo medo de que eso me bo- quee. -No te boquear -afrm Ae|andra acarcndoe a mano-. A contraro, te ayudar a uchar me|or... Te conozco bastante ben, Martn. La presn te motva. Tenes madera de hroe, no o puedes evtar. Martn se ech a rer, aunque saba que Ae|andra hababa en sero. -Me habra gustado que estuvesen tambn |acob, Seene y Casandra en a cena. No s por qu Dana no os nvt... -S o hzo, o a menos o ntent. Estuvo ntentando ocazar a |acob para decre que vnese, pero ha estado fuera de Consuado todo e da. Y - -197 197- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Seene tena contratada una conexn con Vrtuanet hasta despus de medanoche. Cree haber encontrado una psta de ese ta Tresas, y no quera arresgarse a de|ara escapar. Incuso se va a quedar a dormr aqu, en e Consuado! -Y Casandra? -pregunt Martn, extraado-. Por qu no ha vendo? Ae|andra dud un momento antes de responder. -No se encontraba ben despus de combate -d|o, escogendo cudadosamente as paabras-. Verte con a espada en a mano a mpreson mucho... No se o tengas en cuenta, no es nada persona. Necesta un poco ms de tempo para dgerr o de Demos, eso es todo. Martn desv a mrada haca a oscurdad de mar. Pensar en Demos e entrsteca demasado, y no quera despedrse de Ae|andra en aque estado de nmo. -Cmo se vo e combate a travs de a rueda neura?-pregunt, para cambar de tema-. Fue espectacuar? -Fue ncrebe!-asegur Ae|andra con caor-. De verdad, apenas poda creer o que estaba vendo... Trepabas por as paredes, satabas y te quedabas fotando en e are varos segundos... -Bueno, supongo que sabes que eso es un efecto que consguen con un programa de monta|e, a transmtr a sea a a Red -d|o Martn con mucha seredad. -Entonces, en readad no vueas?-pregunt Ae|andra con fngda sorpresa-. Vaya, hombre, qu desusn. Yo esperaba que me evases a dar una vueta por e ceo de Ttana esta noche, en pan Supermn... Martn de| escapar una rudosa carca|ada. -Chsss! -e susurr Ae|andra-. A ver s vas a despertar a Cnsu... Es capaz de meterte en una de sus cedas de segurdad por menos de eso! -Dnde se habr metdo |acob?-pregunt Martn, recobrando a compostura-. Cada da est ms raro... -No o s -repuso Ae|andra, apoyando a cabeza en su hombro-. Maana nos o contar. No habemos ms, queres? Estoy harta de habar de os |uegos, y de Cnsu, y de |acob... Pasndoe os brazos arededor de a cntura, apret su cuerpo contra e de Martn y e bes en e cueo. Martn abr a boca para decr ago, pero ea se a tap con a mano, y uego, acercando mucho su rostro a de , e bes sensuamente en os abos. -Ves?-susurr, con a boca pegada a su odo-. A veces, no hace fata habar. - -198 198- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata - -199 199- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 1" Captulo 1" Intrusos Intrusos Martn se despert bruscamente en mtad de a noche, sobresatado por e caor de un potente foco de uz sobre su cara. A abrr os o|os, o nco que pudo dstngur fue aquea uz cegadora en medo de a oscurdad. Un susurro de voces eg hasta sus odos. -Protocoo de segurdad -d|o aguen acercndose y pantndoe un hoograma de dentfcacn ante os o|os, en e que reconoc e ogotpo de Ure-. Un detendo se ha fugado de rea de acceso restrngdo de Consuado, y todo e sstema de proteccn robtca de edfco se haa en aerta. -Oun se ha fugado? -pregunt Martn, ncorporndose y tratando de dstngur e rostro de hombre que e haba habado-. Kp? -No estoy autorzado a revear os detaes. Vstase deprsa, seor Lem. Tenemos nstruccones para conducre a un ugar seguro hasta que a stuacn se normace. Martn orden a as uces de a habtacn que se encenderan, pero estas no e hceron caso. Eso e hzo comprender que haba suceddo ago reamente grave. -Cmo se ha fugado Kp? -nsst-. Ha vendo aguen a rescatare? -Estamos en medo de un asato, no o comprende? -repuso otra voz mascuna, esta con un fuerte acento extran|ero que Martn no pudo dentfcar-. Protocoo de segurdad. Los otros ya han sdo conducdos a refugo... Hay que darse prsa. Martn termn de abrocharse os pantaones y se puso a buscar os zapatos, que deban de encontrarse en agn ugar deba|o de a cama. Empez a sonar una aarma, cuyo estrdente ptdo e hzo sentr deseos de taparse os odos. - -200 200- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Cuando estuvo vestdo, una mano e agarr con fuerza por e brazo derecho y o arrastr a exteror de a habtacn. En e corredor braban tenuemente os pequeos potos de emergenca ncrustados en as paredes. Martn mr de reo|o a agente que o conduca, pero no pudo dstngur su cara. Deba de ser uno ms de os centos de vgantes que veaban por a segurdad de Consuado. Los otros dos que e acompaaban parecan ms |venes que , y ambos eran hombres. A Martn e parec un despegue exagerado, ya que un soo agente habra sdo ms que sufcente para conducre a refugo; caro que as exageracones en matera de segurdad eran ago muy propo de Bodgnov... Todava un poco adormado, Martn camn |unto a hombre que o conduca, ago moesto por a fuerza con que e apretaba e brazo. De pronto, como en un fogonazo, vo a un ndvduo con una bata banca pegado a a pared. La vsn dur tan soo unas dcmas de segundo... Martn se detuvo, perpe|o. -Por qu se para?-d|o agramente su acompaante-. Es que no oye a aarma? Esto es grave, tenemos que egar a refugo cuanto antes... Es posbe que estemos sufrendo un ataque terrorsta. En cuaquer momento podran comenzar a estaar as bombas. Martn se puso de nuevo en marcha, pero, pocos pasos ms a, a vsn se rept. Esta vez, en e fogonazo de uz que umn a extrao ndvduo de a bata pudo ver que este se evaba un dedo a os abos, pdndoe senco. Martn sgu camnando mentras notaba cmo as gotas de sudor resbaaban por sus senes. Aque rostro... Estaba seguro de que ya o haba vsto aguna vez, aunque no poda recordar dnde. La vsn apenas haba durado unos nstantes, pero a mrada de hombre de a bata no era de as que se ovdan con facdad. Los tres agentes o condu|eron a uno de os corredores prncpaes de compe|o. Camnaban cada vez ms deprsa, sn drgrse a paabra y sn mrarse entre eos. Sataba a a vsta que estaban muy nervosos... Despus de todo, probabemente era a prmera vez que e Consuado sufra un ataque rea en toda su hstora. Martn ba mrando a derecha e zquerda a medda que avanzaban, temendo que en cuaquer momento se reptera a vsn. Sus guardanes no a haban vsto nnguna de as dos veces, de o contraro habran reacconado de aguna forma. .. Martn pens por un momento en expcares o que haba ocurrdo, pero record a sea de senco que e haba hecho e hombre de a bata y decd esperar, a ver s a magen vova a aparecer. Las srenas contnuaban sonando, y a o e|os se oan rudos de gopes y carreras apresuradas. Probabemente todas as habtacones de compe|o - -201 201- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata estaran sendo desao|adas una por una. Martn ament encontrarse tan e|os de edfco donde haban nstaado a Ae|andra. -Estn todos ben? -pregunt-. Ae|andra, m madre. .. Los agentes no se moestaron en respondere. Ahora avanzaban a ta veocdad que prctcamente ban correndo. A Martn e resutaba cada vez ms moesta a presn de a mano que e aferraba. Entonces, en un nuevo fogonazo, vov a ver a ndvduo de a bata, que, con una rapdez asombrosa, e agarr de brazo bre y tr bruscamente de , obgando a agente que o su|etaba a sotaro. -Lem... Lem! Dnde se ha metdo? E desconocdo haba tapado a boca de Martn y o su|etaba con fuerza contra a pared. Martn se do cuenta de que, a pesar de que os agentes se encontraban apenas a unos pasos de dstanca, nexpcabemente haban de|ado de vere. Uno de os hombres, e que hasta entonces no haba aberto a boca, empez a habar rpdamente en una engua que Martn no reconoc de nmedato. Sn embargo, cuando otro de os agentes e respond en a msma engua, Martn supo que se trataba de rabe, y ament no dsponer en ese momento de uno de aqueos traductores smutneos que evaban ncorporados cas todas as ruedas neuraes. Los tres hombres enfocaron sus nternas haca os dos extremos de paso, y uego pasearon sus uces sobre as paredes. Cuando una de aqueas uces acanz a Martn en peno rostro, e muchacho contuvo a respracn, pero a uz pas de argo sn detenerse. |unto a , e ndvduo de a bata banca segua su|etndoo por e brazo. Los agentes, desenca|ados por a sbta desaparcn de Martn, comenzaron a grtarse unos a otros en rabe, hasta que uno de eos zan| a dscusn con una breve orden. De nmedato, os otros dos se anzaron haca e extremo de paso de que venan, mentras e que pareca e |efe corra en a dreccn opuesta. Unos segundos ms tarde, os tres haban desaparecdo, y Martn snt como a presn de desconocdo en su brazo se rea|aba. -Oun eres? -e pregunt en un susurro-. Ou est pasando? E ndvduo, que era muy ato, se ncn sobre para mrare a a cara. Martn se estremec a reconocer aqueos o|os verdes y penetrantes, que ms de una vez se e haban aparecdo en sueos. -Sa! -excam con voz ahogada. -Ahora no hay tempo para expcacones -repuso e auddo, esbozando ago parecdo a una sonrsa en su rostro demacrado y surcado de arrugas-. Deprsa, tenemos que reunmos con os otros... Espero que |acob haya sabdo encontrar e refugo. - -202 202- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -|acob sabe que ests aqu? -pregunt Martn, echando a correr detrs de Sa. - me am -repuso Sa sn detenerse-. Y ahora, senco. E compe|o est eno de espas de Nur dsfrazados de agentes de segurdad. Es un asato en toda rega. Martn sgu a Sa a travs de una ntrncada red de pasos y escaeras hasta egar a stano nferor de Consuado. A, as aarmas soo se oan como eco db y e|ano, y e caor era sofocante. Sa ntrodu|o rpdamente un cdgo numrco en e pane de un contro de segurdad e nvt a Martn a atravesar a puerta que haba detrs, y que acababa de abrrse sencosamente. A otro ado, en e centro de una habtacn cndrca, dstngu una espece de burbu|a naran|a umnada por dentro y su|eta por varos anos metcos a as paredes. En cuanto avanzaron un par de pasos, a burbu|a se mov, y Martn comprend que se trataba de un ascensor a f|arse en e agu|ero redondo que acababa de abrrse deba|o de curoso artugo. Sa toc a superfce umnada de a burbu|a y un pane se desz, permtndoes acceder a nteror. En cuanto estuveron dentro, a burbu|a se cerr de nuevo y comenz a descender. -Adnde vamos? -pregunt e muchacho tmdamente. -A refugo persona de Bodgnov -repuso Sa cavndoe su nquetante mrada. -Est a? -No. Los asatantes o han neutrazado admnstrndoe un potente somnfero durante a cena. La corporacn Nur tena varos agentes nftrados en e servco domstco de Bodgnov. Mu|eres, en su mayor parte. -La corporacn Nur... Por qu nos han atacado? -quso saber Martn. -Os queren a vosotros -repuso Sa con fradad-. Pero tendrn que rse con as manos vacas. -A nosotros? Para qu? -pregunt Martn, desconcertado. La burbu|a se haba detendo, y, un segundo despus, se abr una trampa en e sueo que comuncaba con unas escaeras. Sa descend gmente por eas, y Martn e sgu. Cuando egaron a fna, as escaeras se repegaron sn un soo chrrdo y a burbu|a comenz a ascender por encma de sus cabezas. Una vez que hubo atravesado e agu|ero de techo, otra trampa deszante obtur a abertura. Su a|uste era tan perfecto, que era como s e orfco por e que haba desaparecdo a burbu|a |ams hubese exstdo. -Gracas a Dos!-d|o aguen a su espada-. Estaba muy preocupada... - -203 203- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn se vov avado a reconocer a voz de Ae|andra. |unto a ea, Seene, Casandra y |acob se haaban sentados en unas brantes cochonetas doradas desparramadas sobre e sueo, ba|o a uz verdosa de varas amparas fotantes. -Aguen me puede expcar de una vez qu est pasando? -pregunt Martn, despus de estrechar en un rpdo abrazo a Ae|andra. Sa se haba derrumbado sobre una de as cochonetas, aparentemente exhausto. La pregunta de Martn n squera e hzo abrr os o|os. -D|ae resprar -d|o |acob-. Est agotado. Ya no tene edad para estas cosas. Martn se encar con . -Muy ben; entonces, expcameo t. E d|o hace un momento que t e amaste... Ou hace aqu, y qu demonos tene que ver con e asato de Nur? Con un gesto, |acob e nvt a sentarse a su ado en a cochoneta, y se apart un poco para de|are sto. -Sa ha vendo para protegernos. Supo que se ba a producr un asato hace menos de cuarenta y ocho horas. Se encontraba en E Tempo, y, en e tmo momento, pudo nftrarse entre as tropas de asato envadas a secuestrarnos. Ya has vsto de o que es capaz... -S, o he vsto -repuso Martn, pensatvo-. Se ha vueto nvsbe para os tpos de Nur, y, no s cmo, se as ha arregado para que a m tampoco me veran... Cuando nos conocmos en Ibera Centro, no daba a mpresn de poder hacer ese tpo de cosas -aad, mrando de reo|o a ancano, que segua tumbado. -Y t qu sabes?-rezong Sa, sn abrr os o|os-. Entonces estaba pasando una maa racha, pero, aun as, ogr escapar a sus controes... Vosotros podras hacer o msmo, s actvases ese madto programa que evs dentro. Martn mr a ancano con ms atencn. Certamente, tena mucho me|or aspecto que a tma vez que o haba vsto, cuando o haba tomado por un oco vagabundo y e haba regaado un ve|o e|empar en pape de La !"$uina del tie!po. Ahora evaba a barba cudadosamente arregada, e ba mucho ms aseado que entonces. Pero a prncpa dfe- renca no resda en aqueos detaes, n tampoco en a bata banca y os pantaones vaqueros que haban susttudo a su ve|o atuendo de mendgo; a prncpa dferenca estaba en su mrada... Segua sendo una mrada nquetante, pero ya no haba en ea aque desteo de ocura que tanto haba mpresonado a Martn en a otra ocasn. E muchacho apart aqueos pensamentos de su mente y se vov de nuevo haca |acob. Necestaba entender o que estaba sucedendo. - -204 204- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ou haca Sa en E Tempo?-pregunt, convencdo de que |acob conoca a respuesta-. T sabas que estaba a? -Estoy harto de contestar m veces a as msmas preguntas -contest |acob, con una mueca-. No te puedes magnar e nterrogatoro a que me han sometdo stas... -S o saba -e nterrump Ae|andra-. Leva meses en contacto con Sa... Cas desde que vovmos de Marte. Martn mr a su compaero con sorpresa. -No entendo nada -admt-. Cmo dste con ? Y, sobre todo, por qu no nos o has dcho? |acob se encog de hombros, evtando su mrada. -Es un asunto persona -fue su nca respuesta. -Cmo que persona? -Insst Martn, cada vez ms enfadado-. Oye, todo o que tene que ver con e futuro de que venmos nos concerne tambn a nosotros. -Esto no -afrm |acob con rotunddad. Martn se vov haca as chcas, exasperado. Soo entonces se do cuenta de o pdas y nervosas que estaban as tres. -Vamos, |acob -d|o Casandra, tratando de razonar-. Antes d|ste que, cuando estuvsemos todos, nos contaras o que ha pasado. A qu vene tanto mstero? Sa se haba ncorporado sobre a cochoneta y observaba a |acob con curosdad. -Es verdad, por qu no se o cuentas de una vez? -d|o en tono aegre -. Ya va sendo hora de que o hagas, no? Martn y as chcas mraron aternatvamente a ancano y a |acob. Este, rgundose, es devov a mrada con expresn desafante. -Cuando actv e programa de borrado de memora, e prmer recuerdo de futuro que se actv en m cerebro estaba reaconado con Sa. -Bueno, reamente no es un recuerdo de futuro -e corrg e auddo -. Es, ms ben, un faso recuerdo... una nformacn atente que se vov accesbe para tu concenca cuando actvaste e programa. -Pero, no nos habas dcho que os recuerdos de futuro acudan a tu mente graduamente, y soo a medda que os necestabas? -pregunt Martn, gnorando a precsn de Sa. -As es, en genera -repuso |acob-. Sn embargo, hay un tpo de recuerdos especaes que se actvan de nmedato. Fue una condcn de nuestros autntcos padres... Son os recuerdos reaconados con eos. - -205 205- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Ou queres decr? -pregunt Seene, sn entender-. S esos recuerdos estaban reaconados con tus padres, qu demonos tenen que ver con Sa? -Es que no est caro?-contest |acob con mpacenca-. Tenen que ver todo con Sa, porque da a casuadad de que Sa es m padre. Martn y as chcas se mraron estupefactos. -Pero qu dces? Cmo va a ser Sa tu padre?-pregunt Seene, despus de os prmeros nstantes de estupor-. vno con a prmera expedcn, no poda estar en e futuro cuando... a no ser que... -Sempre hemos dado por sentado que Sa recb nstruccones para acogernos cuando nos envaron de Medusa, pero no fue as -d|o |acob con are ausente-. Despus de fracaso de a prmera expedcn, Sa regres a su tempo, y present os nformes correspondentes. Entonces, e Conse|o de Arbrea decd dsearnos a nosotros... Y Sa fue ee- gdo para partcpar en e expermento. -Entonces, de verdad es tu padre? -pregunt Martn, asombrado-. Desde cundo o sabes? -Desde e msmo momento en que actv e programa de borrado de memora -repuso |acob en tono de dscupa-. A prncpo, no entenda ben o que sgnfcaban ms recuerdos, pero, en cuanto regresamos a a Terra, me d cuenta de que no se trataba soo de mgenes dspersas que reaconaban a Sa conmgo. Haba ago ms; una espece de conexn drecta entre sus mpantes neuraes y os mos, que me permta ponerme en contacto drectamente con su cerebro a dstanca. Ago parecdo a o que hace Casandra, soo que yo, de momento, soo puedo hacero con ... con m padre. Sa e mr con una extraa sonrsa, y |acob prosgu su reato. -Mentras estuvmos en Marte, a dstanca mpeda que ocazase a Sa, pero, en cuanto regresamos, supe que estaba en E Tempo, y trat de comuncarme con . A prncpo, rechazaba ms ntentos de conexn. Su estado pscogco era deporabe, y haba ovdado por competo que uno de nosotros era su h|o. Sn embargo, m nsstenca empez a despertar sus recuerdos, y eso, poco a poco, e fue devovendo a cordura. Pasaron varas semanas antes de que ambos pudramos mantener una conversacn menta ms o menos fuda... Muchas veces, para asarme me|or, me ba a a saa de conexones de Consuado y fnga que estaba enganchado a Vrtuanet. As, poco a poco, nos hemos do conocendo... Y, gracas a eso, ha poddo ocazarnos y evtar que nos secuestren. -An no est caro que o haya consegudo -observ Sa framente-. En cuaquer momento pueden venr a por nosotros. - -206 206- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero qu haca Sa en E Tempo?-pregunt Ae|andra, mrando sorprendda a ancano-. Es a cudad ms naccesbe de todo e paneta; ms, ncuso, que a Cudad Ro|a de K... -Dgamos que, a m manera, segua traba|ando, aunque m estado no fuese nme|orabe, como ha dcho |acob. E chco tene razn, evaba aos desorentado, cada vez ms perddo en este extrao mundo vuestro... porque vosotros o consders vuestro mundo, verdad? Es gco. Debmos tenero en cuenta... Pero no o hcmos. E ancano carraspe, ncmodo, y mr a su arededor con gesto hosco. -E caso es que, poco a poco, me haba do desgando de esta extraa cvzacn -prosgu-. Demasados aos fngendo, tratando de hacerme pasar por uno de eos... A fna, ya no recordaba apenas qun era. Pero haba ago que no haba ovdado: a msn. He sacrfcado muchas cosas por ea, y nunca, n squera en os peores momentos, he de|ado de ntentar evara a cabo. -Pero qu msn? -pregunt Martn, perpe|o-. Con nosotros aqu, e prmer equpo envado por os ctos quedaba reevado, no? Se supone que, ahora, somos nosotros os que debemos competar e traba|o... -S, pero, evdentemente, ago ha faado; os programas de borrado de memora no se actvaron a tempo, como se supona que deba ocurrr. En readad, de no haber sdo por ese ta Eden y sus ocuras, n squera os habras enterado de qunes eras... En certo modo, ests en deuda con . -S, pero as respuestas no vneron de Hden, sno de Demos y Aedh - precs Casandra-. Supongo que |acob te habr habado de eos. Formaban a tercera expedcn. -Los h|os de Dannan... S, |acob me o cont -murmur Sa en tono desabrdo-. No s qu pensar de esa hstora, o admto. Segn parece, fueron envados por os perfectos, y os perfectos... bueno, no son precsamente nuestros amgos. No s a qu vneron, pero e asunto no me gusta nada. En cuaquer caso, ya no hay que preocuparse, no? Ambos estn muertos... Eso sgnfca que ya no pueden suponer nngn pegro. Los cnco muchachos o mraron con dureza. -No deberas habar as -d|o Casandra-. Eos nos ayudaron, sobre todo Demos... Seguramente, s no huberan ntervendo a estas aturas estaramos muertos. Dnde estabas t entonces, cuando de verdad te necestbamos? -No e habes as -d|o |acob, vovndose rpdamente haca su compaera-. S no nos ayud, fue porque no estaba en condcones de hacero. -E chco dce a verdad. Lo ntent, de veras que o ntent. Os fu buscando sucesvamente a cada uno de os cuatro, con a esperanza de - -207 207- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata que e soo hecho de verme actvase en vosotros e programa de borrado de memora. Os hab de ese bro, La !"$uina del tie!po... Cre que eso os ayudara a reacconar. Sn embargo, no srv de nada. A fna, en e - tmo ntento, perd competamente a esperanza. Fue contgo, Martn... Por entonces, yo ya estaba muy ma. A ratos, ovdaba ncuso qun era y de dnde vena. Me senta uno ms en medo de as muttudes de desarrapados que puuan por as grandes cudades de esta poca sn saber adnde r. Pero an me quedaba una tma cosa que hacer, antes de darme totamente por vencdo. Deba r a E Tempo... A fue donde comenz todo, y por eso esperaba poder competar e crcuo y termnar, a menos, parte de o que haba empezado. -No me entero de nada -confes Seene, ms rrtada consgo msma que con Sa-. Ahora resuta que todo empez en E Tempo? Espero que a ave de tempo no nos reserve una tma msn en a que tengamos que r a... -No, no -acar Sa, rendo entre dentes-. La ave soo tena programada tres msones, y a tma es a que debe desarroarse en a Cudad Ro|a. Tens que entender que, en e apso de tempo que transcurr entre e envo de as dos expedcones, sucederon muchas cosas... Las prordades, cuando os envaron a vosotros, ya no eran as msmas. La prmera msn, a a que yo perteneca, fue una ncatva excusvamente cta, y su ob|etvo era ncamente a nvestgacn arqueogca. Sn embargo, despus de que nos envaran comenzaron as tensones con os perfectos... Haba que acarar agunas cuestones reaconadas con e aretesmo para poder frenaros. Para eso se program una nueva msn en cuyo dseo no partcparon soo os ctos, sno otros muchos puebos. Cuando regress, entenders por qu era tan necesara. Las cosas a se estn ponendo muy feas... |acob me ha contado o que habs averguado, y con eso hay ms que sufcente para pantare cara a prncpe Asura. La nterpretacn que da de a creenca areteca est envenenando e paneta... Pero no es e momento de habar de eso. -Entonces, a prmera msn no tena como fn nvestgar e aretesmo? -pregunt Seene. -Era de carcter ms genera; se trataba de recopar datos acerca de esta poca. Sabamos muy poco... Y, adems, tenamos que buscar a soucn a un engma. Un mstero que, en todos estos aos, todava no he ogrado descfrar. -Cuntaes o de chp -d|o |acob-. Ese que encontrastes en as runas de E Tempo, y que fue e comenzo de toda esta hstora... -S. Como os d|e, yo soy arqueogo, y estuve cnco aos excavando as runas de esa cudad conocda como E Tempo. Un ugar maravoso, s quers saber m opnn. Caro, yo ya estaba enamorado de cuando camnaba entre sus escombros; nunca me magn que, un da, podra conocero ta y como era... - -208 208- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Te ests yendo por as ramas -e record su h|o-. E chp... -En e qunto ao de excavacn, hcmos un descubrmento tan asombroso como nquetante. Un chp nformtco de ADN y meta qudo, exactamente gua a os que utzan nuestras computadoras... y que, nexpcabemente, se encontraba en un nve arqueogco correspondente a sgo XXII# Los chcos o mraron sn entender demasado ben adonde quera r a parar. -Oueres decr que a tecnooga de esta poca en que vvmos es ms avanzada de o que vosotros, magnabas? -pregunt Seene. -No, no quero decr eso -contest Sa con mpacenca-. Conozco ben a tecnooga nformtca de esta poca, evo muchos aos vvendo en ea. Los chps ms correntes son de pstco, y, aunque se han hecho expermentos con chps de nucetdos, nunca se han egado a co- mercazar. No exste nngn prototpo que antcpe squera o que son nuestros chps mxtos, os o aseguro. No, a nca forma de expcar a presenca de ese chp en un nve arqueogco tan antguo, es que un va|ero de nuestra poca o evase a. -Un va|ero de tempo? -pregunt Martn, sntendo un escaofro. Sa asnt. -S; aguen como vosotros o como yo. Pero no podemos ser nnguno de nosotros... En e dseo de as dos msones, se decd que nnguno de os va|eros transportase ob|etos que contuvesen matera eectrnco. As que ese chp tuvo que traero otra persona. -Es exactamente de nuestra poca? -pregunt Seene, cada vez ms ntrgada-. No podra pertenecer a agn va|ero de tempo posteror a nosotros? -No -afrm Sa con rotunddad-. E chp estaba muy daado, no en vano haba permanecdo enterrado ba|o una gruesa capa de escombros durante m aos. Pero, aun as, pudmos rastrear su orgen... Haba sado de una pequea gran|a eectrnca de norte de Arbrea haca e ao 3050. -Tena ago grabado?-pregunt Martn-. Eso podra ayudarnos a saber de qu se trataba... -Ya os he dcho que estaba muy daado; resut mposbe extraer de nnguna nformacn. -Un momento; no ser uno de esos chps que evs mpantados en e cerebro -aventur Ae|andra con aprensn. Sa se ech a rer. -No, no, por eso no te preocupes -contest, vovndose haca ea-. Los mpantes bncos son totamente orgncos e ndstngubes de te|do crcundante para un neurogo de esta poca. Estamos habando de - -209 209- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata una tecnooga competamente dstnta, que nosotros utzamos en muchos eectrodomstcos pequeos, as como en |uguetes y mcroor- denadores. -Pero, s son de nuestra poca y nosotros no os tra|mos... todo apunta a Demos y Aedh -dedu|o Martn. Sa asnt vgorosamente con a cabeza. -S, es certo; cuando |acob me hab de eos, nmedatamente os reacon con e Haazgo, como nosotros o amamos. Sn embargo, hay ago que no enca|a: as fechas. -Cmo?-se extra Casandra-. Sabes en qu fecha exacta fue a parar esa cosa a E Tempo? -No exactamente. Pero, dentro de a pequea ca|a fuerte donde aparec, y deba|o de a bosta que a contena, haba unos documentos fechados en e segundo ao de Hava. -As es como fechan os acontecmentos os adctos a os |uegos de Arena -d|o Seene, pensatva-. Segn e campen de os |uegos de ese ao, ya sean Mundaes o Interanuaes. -S, o s -d|o Sa con un suspro-. Cuando encontramos esas pacas no entendamos e sgnfcado de esa fecha. .. Fue una de as prmeras cosas que descubrmos a egar a esta poca, aunque entonces, naturamente, nade haba odo habar de Hava todava. -En todo caso, es una fecha que an no ha egado -observ Ae|andra -. Hasta ahora, Hava soo ha ganado unos |uegos... De manera que todava no ha habdo un segundo ao de Hava. -Podra ser este -d|o Martn sombramente. Todos comprenderon de nmedato e sgnfcado de sus paabras. -No, eso es mposbe -afrm Ae|andra buscando su mrada-. Este ao, e campen de os Interanuaes vas a ser t... De modo que Hava tendr que esperar un poco para que e dedquen otro ao. -S que o dces para anmarme, pero es me|or ser reasta -d|o Martn, ntentando mostrarse sereno-. Yo soy un novato en esto, y, aunque he me|orado mucho tmamente, no puedo compararme con Hava. De todas formas, ganar no es o ms mportante para m... Lo que mporta es no quedar emnado antes de a fecha seaada por a ave de tempo. -S, y, sobre todo, poder sar de a Cudad Ro|a despus de evar a cabo nuestra msn -aad |acob con e ceo fruncdo. -Oh, eso no debera nquetaros -d|o Sa despreocupadamente-. E O|o nos d|o que competaras a msn... Y e O|o nunca se equvoca, as que estoy seguro de que sadrs sanos y savos de a Runa de Dragn. - -210 210- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Los chcos o mraron como s hubese perddo e |uco. -E O|o?-pregunt Martn-. Ou O|o? -E O|o de Here|e -d|o Sa-. Crea que sabas o que era... -Te referes a ese o|o mgco que aparece en a eyenda de Aurga de Vento? -pregunt Casandra, estupefacta-. Demos nos a cont... y en a eyenda tambn apareca a Runa de Dragn! -Caro! -excam Seene con os o|os brantes-. Cmo no nos dmos cuenta entonces? La Runa de Dragn es a Cudad Ro|a de K! Desde e are, a cudad tene a forma de un dragn en amas... -S, tene sentdo -murmur Martn-. Pero y e O|o? No es posbe que una cratura mgca como esa exsta de verdad... -E concepto de maga que tens en esta poca es ago que todava no he ogrado entender de todo -d|o Sa-. E O|o de Here|e exste, ya tendrs oportundad de comprobaro. Pero, vovendo a Haazgo... Lo nco que podemos afrmar es que ese chp de futuro fue ntroducdo en a ca|a fuerte en aguna fecha posteror a segundo ao de Hava. -Eso no es mucho -gru |acob, que, evdentemente, ya conoca a hstora de chp y e haba dado muchas vuetas sn egar a nnguna soucn-. E chp pudo r a parar a E Tempo mucho antes de esa fecha, y permanecer en otra parte antes de que o meteran en esa ca|a fuerte. -Se sabe a qun perteneca a ca|a? -pregunt Martn. Sa hzo un gesto negatvo con a cabeza. -No o sabemos -d|o-. Aparec en una cmara subterrnea con aspecto de refugo antnucear, |unto con agunas u|osas pezas de mobaro y otros ob|etos de uso domstco. No era muy grande, habra poddo ao|ar como mucho a una fama. Pero hay un dato nteresante: se encontraba comuncada con e paaco de |afed a travs de un argo pasa- dzo secreto. -S e ob|eto eg a E Tempo en e segundo ao de Hava, est caro que Demos y Aedh no puderon evaro -d|o |acob con una mueca. -En todo caso, eos nunca estuveron en E Tempo, de eso estoy segura -d|o Casandra-. Aguna vez hab con Demos de esa cudad, y me d|o que era una de as pocas metrpos de as corporacones que no haba vstado. Adems, nunca mencon ese Haazgo, como o ama Sa... Yo creo que desconoca su exstenca. -Es probabe -confrm e ancano-. E equpo de arqueogos mantuvo en secreto e descubrmento... Soo e Conse|o de os ctos fue nformado. Tens que comprender que se trataba de un haazgo demasado nquetante como para hacero pbco antes de estudaro a fondo, ya que confrmaba a posbdad de reazar va|es en e tempo. - -211 211- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Antes de encontrar esa cosa, vosotros no creas posbes esos va|es? -pregunt Martn, atnto. Sa tard un momento en contestar. -La verdad es que no -admt-. Otro equpo cto haba encontrado a esfera submarna tempo atrs, y, a estudara, haba egado a a concusn de que se trataba de un ntento fado de crear una mquna de tempo. Pero, a encontrar e chp, de repente nos dmos cuenta de que, quz, nosotros podramos hacera funconar... Hasta entonces, n squera se nos haba ocurrdo. Tened en cuenta que a versn mperante de aretesmo prohbe expresamente os va|es nterpanetaros e ntertemporaes. -Todo esto es para voverse oco -d|o Martn, apretndose as senes con os dedos-. Entonces, os ctos encontraron e chp y eso es do a dea de reparar a esfera... Y por eso estamos nosotros aqu! Su mrada se cav en |acob, que, hasta entonces, cas no haba ntervendo en a conversacn. -T que pensas? -e pregunt-. Le encuentras agn sentdo a todo esto? -Es compcado -d|o |acob, encogndose de hombros-. En todo caso, o que est caro es que, s Demos y Aedh no evaron e chp a E Tempo, a menos tuveron que traero de futuro, ya que n nuestra expedcn n a de Sa tra|eron nngn eemento eectrnco de ese tpo. -Eos s tra|eron agunos ob|etos -refexon Martn-. La espada... E Tapz de as Bataas! Deben de estar enos de chps de esos... -Y e d|e que Demos me rega -d|o Casandra de pronto, evndose a mano a cueo desnudo-. Antes de que Seene o psara, contena una mnatura maravosa de mar en movmento... Tena un chp, y Aedh o aprovech para ntroducre e vrus que Seene haba creado, os acor- ds? -Pero e tapz, a espada y e d|e estn aqu, con nosotros -d|o Ae|andra-. Y nosotros no tenemos nnguna ntencn de r a E Tempo... -Dos mo!-grt de pronto Casandra, ponndose en pe-. Ouz no haga fata que o evemos nosotros... En este momento, e Consuado est pagado de agentes de Nur! Puede que hayan cogdo m d|e; o tena en e ca|n de a mesta, sempre me o quto para dormr... Tengo que r a por ahora msmo! -Y yo a por a espada y e tapz! -excam Martn, muy decddo-. Vamos, no hay tempo que perder... -Un momento -d|o Sa, evantndose de un sato y pantndose deante de Martn-. Tranquzaos... La stuacn an no est controada; es pronto para sar. Adems, pensad un poco. S e chp aparec en E - -212 212- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Tempo, es que aguen o ev a, as que, hags o que hags, est caro que a fna no consegurs mpedr que se o even. -S es que e chp pertenece reamente a uno de esos tres ob|etos - d|o |acob en tono ndoente-. Podra no tener nada que ver con eos. Podra pertenecer a aguno de os trastos que haba en a casa de Demos y Aedh en Nueva Ae|andra... Incuso es posbe que o haya trado una cuarta expedcn. Martn y Casandra se mraron sn saber qu hacer. -Creedme, ahora o mportante es que no os co|an a vosotros -d|o Sa-. S os cogen, a msn nunca se competar. .. Antes os d|e que e O|o nunca se haba equvocado, pero esta vez podra ser a prmera. Y, adems, esa gente ha vendo aqu para secuestraros, no para evarse vuestros precosos |uguetes. -Cmo o sabes? -pregunt Seene en tono suspcaz-. En readad, todava no nos has expcado qu demonos haces aqu, n cmo te enteraste de que Nur ba a atacar e Consuado... -S es que no me habs de|ado! Precsamente, a eso ba... Como os d|e, deba|o de chp haba unos documentos fechados en e segundo ao de Hava. Aparentemente, eran extractos de a amada Enccopeda Vrtua de Medusa, que puede consutarse a travs de a Red. Supongo que a conocs, es muy popuar... -Todo e mundo a conoce -d|o Seene, mpacente-. No veo qu tene eso que ver... -Espera -a nterrump Sa-. Cuando ms compaeros y yo egamos a esta poca, no tardamos en averguar a procedenca de esos documentos. Nos hzo muchsma usn descubrr que a Enccopeda de Medusa eta ago vvo, que a gente consutaba cotdanamente... Fue uno de os pocos momentos buenos que vvmos |untos, antes de que todo comenzase a torcerse. En fn; e caso es que, una vez hecho e descubrmento, no vov a dare vuetas durante mucho tempo. Hasta que, despus de m fracaso con Martn, en Ibera Centro, decd va|ar a E Tempo... Era e nco sto donde todava me quedaban esperanzas de averguar ago. -Y cmo conseguste ntroducrte en a cudad de Nur?-pregunt Martn-. Cuando te v en Ibera Centro, parecas un vagabundo. No daba a mpresn de que puderas arregrteas para coarte en a cudad ms naccesbe de mundo... -Oh, es argo de contar -d|o Sa evasvamente-. Cuando estoy en buena forma, ya habs vsto o que puedo hacer con as ruedas neuraes de esta gente. Logro que no me vean, o que ovden que me han vsto; ntercepto sus pensamentos, sus comuncacones... E caso es que me ntrodu|e a como ayudante de aboratoro en una empresa de recca|e de hdrocarburos. Poco a poco, fu consguendo os contactos adecuados, - -213 213- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata y en varas ocasones ogr acceder a paaco de |afed, aunque no pude descubrr a stuacn de a cmara donde habamos encontrado E Haazgo. E caso es que a tuve tempo para vover a asunto de os documentos. Anac de nuevo as rpcas en pstco que, desde haca aos, me acompaaban a todas partes... Y descubr ago que hasta en- tonces nos haba pasado desapercbdo. Los extractos de a Enccopeda contenan agunos sgnos en snscrto entremezcados con smboos matemtcos. Hasta entonces, nunca es haba dado mportanca, convencdo de que se trataba de eementos puramente decoratvos. Sn embargo, a vover sobre eos, me d cuenta de que podan contener un mensa|e cfrado... Empec a estudar aqueos sgnos a fondo, y, despus de agn tempo, d con a cave para desentraaros. Lo que descubr entonces me de| sn aento... -Ou descubrste? -preguntaron varas voces a coro. -La parte cfrada de os documentos hababa de vosotros y de vuestros famares -repuso Sa, escogendo cudadosamente sus paabras-. S, de vosotros cuatro... Era un nforme acerca de vuestras vdas y de todo o que os agentes de Nur haban poddo descubrr acerca de vosotros. Y ahora, decdme: Ou puede sgnfcar eso? Oueren utzaros, o msmo que hzo Ddao... Y, para eso, necestan secuestraros. -Pero eso supone enfrentarse con Ure y con Prometeo -d|o Martn, poco convencdo-. E prncpe |afed es demasado sto como para crearse enemgos tan poderosos... -No me nteresan os detaes potcos de asunto -e nterrump Sa con sequedad-. E caso es que m suposcn ha demostrado ser certa, y que, afortunadamente, yo he poddo adeantarme a eos. Vgo sus servdores de transmsn de datos desde hace meses, pero son muy cauteosos. Hasta anteayer, no ntercept os panes concretos de asato a Consuado. Yo saba que todos estabas aqu, me o haba dcho |acob... No me fue demasado dfc atar cabos. En ese momento, se oyeron rudos en agn ugar por encma de sus cabezas. -Aguen vene -d|o Ae|andra, ba|ando a voz-. Nos han encontrado! Todos se mraron ago asustados, pero Sa sonr tranquzadoramente. -No os preocups; son os vuestros. Puedo detectar a dferenca a un kmetro, gua que podras hacer vosotros s hubeses actvado vuestros programas de borrado de memora en e momento adecuado. Los de Nur han sdo neutrazados. Espero que a Cnsu e haya hecho efecto e antdoto que e admnstr, y que haya poddo ponerse a mando de a stuacn. Segn tengo entenddo, es bastante competente... - -214 214- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Ta y como acababa de anuncares Sa, en ese momento oyeron un rumor de voces procedente de arrba. -Cuando entren, yo utzar uno de ms pequeos trucos para escapar -susurr Sa rpdamente-. Vosotros entretenedos, y no hags nada que pueda deatarme. No puedo perder e tempo dando expcacones a esta gente, tengo que vover a E Tempo para segur averguando cosas... Maana sae un drgbe de peregrnos que acuden a a Festa de a Undad, y yo estar entre eos. Mrad, a burbu|a. Ya estn aqu. Ads... E agu|ero de techo se abr sencosamente, y, cuando as escaeras metcas se despegaron, un comando de cnco agentes de Ure descend por eas. A reconocer a os muchachos, os sodados enfundaron de nmedato as pstoas de nmovzacn que evaban en a mano. -Los tenemos -d|o e que pareca e |efe de equpo, habando con aguen a travs de a rueda neura-. S, estn os cnco. No, seor Bodgnov. Dana no est con eos... -Ou ha pasado?-e nterrump Ae|andra-. Ou e ha pasado a Dana? -No a encontramos -d|o una de as dos mu|eres de comando-. Hay varos grupos recorrendo e Consuado... Cmo habs consegudo meteros aqu? Es un refugo de ata segurdad... En ese momento, Martn vo a Sa deszarse por detrs de os agentes e ntroducrse en a burbu|a. Era evdente que se as haba arregado para evtar que e comando de Ure detectase su presenca, gua que haba hecho antes con os espas de Nur. -M madre est ben? -pregunt, para dstraer a os membros de comando-. Sofa Lem... -Todo e equpo de Arena est a savo -respond e |efe-. Ou e pasa a ese trasto?-pregunt, vovndose a mrar a a burbu|a, que ascenda con Sa en su nteror-. Nade e ha ordenado que subera... -Los asatantes se han do?-pregunt |acob, reacconando con rapdez-. Cuntos eran? -No estoy autorzado a comentar esos detaes -repuso e |efe de comando, grndose haca e chco-. Adems, tampoco o s con exacttud... -Pero os han cogdo? -pregunt Ae|andra ansosamente. -Tenamos arrnconado a un grupo de tres, pero a fna ograron escapar -d|o otro de os hombres antes de que e |efe pudera responder -. Dos de os nuestros estn herdos... Y en e aa sur han matado a otro, segn dcen. Por o menos eran vente... No s por dnde dabos han sado. Tenen que tener agn cmpce dentro, s no, es mposbe. - -215 215- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Cate, Hennng -e recrmn su superor-. Ests habando demasado... Ya vueve esa madta cosa. Vamos, e Cnsu me ha ordenado que evemos a os chcos a su despacho. Los cnco ascenderon en senco dentro de a burbu|a, escotados por os agentes de Ure. Martn comprob que no se detenan en e msmo nve donde haba tomado e ascensor antes, con Sa, sno que contnuaban subendo. Fnamente, a burbu|a se detuvo frente a un argo corredor de crsta en forma de rampa, por e que e grupo descend has- ta egar a un pequeo vestbuo, donde se dvderon. -Norko, Sarah, evad vosotras a os chcos -orden e |efe-. Los dems, vend conmgo... Vamos a comprobar os accesos de a parte norte. Las dos mu|eres de comando acompaaron a os muchachos a travs de una sucesn de corredores dbmente umnados hasta uno de os despachos ofcaes de Cnsu. En e nteror, Bodgnov estaba sentado ante una antgua mesa de caoba, con a cabeza entre as manos. Detrs de , en a penumbra, as medusas fosforescentes de su acuaro braban omnosamente. -Sabs ago de Dana? -d|o, ncorporndose a oros entrar. Los chcos se mraron unos a otros. -Martn y yo cenamos con ea, pero despus no a hemos vsto... E rostro de Bodgnov, tan fro y dstante de ordnaro, se haba transformado competamente por efecto de a angusta. Ahora, sus perfectos rasgos aparecan contrados en una expresn de door que Martn no habra credo posbe en un hombre tan duro como . -Se a han evado -murmur, derrumbndose de nuevo sobre su sn-. Hemos regstrado pamo a pamo e compe|o, pero no est. M tma esperanza era que se encontrase en m refugo prvado... En otro momento me contars cmo ograstes esconderos a. Ae|andra y Martn se mraron, horrorzados. -Entonces han secuestrado a Dana? -pregunt Ae|andra con un ho de voz. E cnsu tard unos segundos en responder. -No entendo o que se propone ese |afed -d|o, endurecendo e tono de su voz-. Esto es a guerra... Yo me encargar de que sea a guerra. No descansar hasta berara, aunque tenga que desatar una catstrofe. -No creo que sea eso o que quere Dana -se atrev a repcar Martn suavemente. E Cnsu o mr con ferocdad, y, por un momento, e chco tem que se abaanzase sobre . Sn embargo, fnamente su agresva mueca se transform en una amarga sonrsa. - -216 216- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -S, supongo que tenes razn. Debera tener en cuenta o que ea quere... No s; ahora no puedo pensar. Se vov haca a ventana y sus o|os vagaron dstradamente sobre as suetas negras de unos rboes cercanos que se recortaban sobre e azu profundo de a noche. Casandra se adeant, ndecsa. -Podemos r a nuestras habtacones? -pregunt tmdamente-. Yo estoy agotada, y necesto tranquzarme un poco... -S, s; d adonde quers -repuso e Cnsu con are ausente-. Ahora ya no mporta... Ahora ya nada mporta. Los chcos saeron en senco de despacho. Una vez fuera, se mraron sn saber qu hacer. -Yo necesto r a ver s m madre est ben -d|o Martn-. Y, despus, me gustara pasarme por m habtacn un momento. Ya s que suena absurdo, pero, despus de o que d|o Sa, quero asegurarme de que a espada y e tapz estn en su sto. -S, yo tambn voy a ver s e d|e est donde o de| -murmur Casandra-. Me acompaas, Ae|andra? -Caro; aunque ahora ya sabemos que esa gente no vena a por vuestras cosas... y quz tampoco a por vosotros. Venan a por Dana. -S Sa no nos hubese esconddo en ese cuchtr, a o me|or podramos habera ayudado -refexon Seene-. Bueno, a menos espero que no estuvese compnchado con eos... -Cmo puedes pensar una cosa as?-d|o |acob, mrndoa con ndgnacn-. Sa es m padre, es que no o has odo? La muchacha se mord e abo nferor. -S, es certo. Perdona, es que todava no o he asmado... Necestamos habar, no os parece? Todo esto es muy grave, tenemos que dscutr qu vamos a hacer... -S quers, podemos quedar todos en m habtacn dentro de dez mnutos -sugr |acob-. Seene, venes conmgo? La muchacha asnt en senco, y todos se encamnaron haca uno de os vestbuos prncpaes para tomar as rampas deszantes que comuncaban con os dormtoros. En e trayecto, os muchachos observaron con preocupacn os numerosos desperfectos que haba ocasonado e asato de os espas de Nur. Haba crstaes rotos, puertas resquebra|adas e ncuso agunas hueas de dsparos en as paredes. Cuando se separaron, Martn, con e corazn en un puo, se drg drectamente a a habtacn de su madre. - -217 217- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Sn embargo, antes de egar, en uno de os pasos transparentes de edfco, se top con ea y con su abueo, que venan a su encuentro. -H|o! -grt Sofa, abrazndoe-. Menos ma que ests a savo... No sabes o preocupada que estaba! Dnde te habas metdo? -En e pso de aba|o -d|o Martn evasvamente. Luego, se vov haca su abueo y o mr, sonrendo. -Vosotros ests ben? No os ha pasado nada? -Nada, nada -e tranquz e ancano-. Vneron a buscarnos unos sodados de Ure y nos escotaron hasta e anfteatro. Hemos estado a todo e tempo... Sofa quso r a buscarte, pero no se o permteron. Esa muchacha, |ade, estaba furosa, aunque no entend de todo por qu... -Dana ha desaparecdo -e nterrump Martn, mrando a su madre. Ea padec nstantneamente. -Ou dces? Eso es mposbe -excam-. Estar en agn refugo secreto, o a habrn sacado por aguna puerta fasa... -No, no parece que sea eso o que ha ocurrdo. Bodgnov cree que se a han evado. -No puede ser. Tengo que habar con Bodgnov ahora msmo... H|o, esprame en m habtacn con e abueo. Tardar o menos posbe. -Lo sento, he quedado con |acob en su cuarto. Soo quera asegurarme de que estabas ben... Abueo, puedes vover t soo a a habtacn de mam? -Por qun me has tomado? -repuso e ancano, ofenddo-. M sentdo de a orentacn sgue sendo tan bueno como cuando tena vente aos. Martn se despd rpdamente de ambos y corr haca a habtacn de |acob. Sn embargo, antes de egar se acord de a espada y e tapz y regres sobre sus pasos para echar una rpda o|eada a su cuarto. Una breve nspeccn de su armaro e bast para comprobar que os dos ob|etos estaban en su sto. Ago ms tranquo, Martn se drg a a habtacn de |acob, donde ya e esperaban todos os dems. -Todo en orden -anunc a entrar-. M madre y m abueo estn ben... M madre ha do a habar con Bodgnov, por o de Dana. Ou ocurre?-aad, f|ndose en e rostro tenso de Ae|andra-. Ha pasado ago mao? -E d|e -murmur Casandra, a punto de soozar-. Era o nco que me quedaba de Demos... Y ahora se o han evado. Martn a mr boquaberto. - -218 218- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Cmo van a habrseo evado?-pregunt, vovndose nstntvamente haca |acob-. No tene sentdo, esa gente vena a por Dana... -Tambn venan a por nosotros -e record |acob-. Sa ntercept una comuncacn neura donde audan a os Cuatro de Medusa... Dana no era su nco ob|etvo, y, s no fuera por m padre, a estas horas estaramos |unto a ea camno de E Tempo. -Pero, aun as, no entendo o de d|e... Soo nosotros conocemos su orgen. -Tambn o conocan Demos y Aedh -d|o Seene, pensatva. -S, pero se trataba de una requa famar... No creo que fuesen por ah habando de ea. Adems, Casandra o d|o antes; nnguno de eos estuvo nunca en Nur... Todo esto no tene n pes n cabeza! -Yo o nco que s es que tengo que recuperar e d|e -murmur Casandra con frmeza-. Aunque tenga que r a E Tempo a buscaro... No me mporta. Seene a mr escandazada. -Pero qu dces? -excam-. E Tempo es a cudad ms vgada de mundo, no puedes r a... Soo es un ob|eto, Casandra. Los ob|etos no tenen mportanca; son os recuerdos de Demos o que mporta. -Demos vaoraba mucho esa |oya -d|o Casandra con a vsta f|a en e sueo-. Voy a r a por ea... Ya estoy harta de que me dgan o que tengo que hacer. A cuerno a ave de tempo y a cuerno a msn. -Casandra, ahora ests muy nervosa -d|o Ae|andra, acercndose a ea y acarcndoe e peo suavemente-. Todos entendemos tu mpotenca, pero en este estado no puedes tomar nnguna decsn... Cuando te cames, o vers todo de un modo dferente. -Pues yo estoy de acuerdo con Casandra -d|o Martn de pronto. Todos se voveron haca , sorprenddos. -No es soo por e d|e -expc atropeadamente e muchacho-. Es por Dana... Pensad en todo o que e debemos. No es mucho o que sabemos de futuro, pero est caro que ea es un persona|e muy mportante en a hstora de a Humandad. No podemos permtr que e hagan nada mao... N que Bodgnov desencadene una guerra nsensata para tratar de recuperara. Lo haremos nosotros; nosotros a sacaremos de a. -Y, de paso, averguaremos qu dabos quere ese prncpe |afed de nosotros -d|o |acob entamente-. S, quz no sea una dea tan dsparatada... -Sa d|o que maana parta un drgbe cargado de peregrnos haca E Tempo -contnu Martn, con os o|os brantes-. S |acob contacta - -219 219- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata con , nos ayudar a coarnos a... Le de|aremos una nota a Bodgnov, para que sepa o que vamos a hacer. Esperemos que no e d por organzar un ataque a a cudad cuando estemos en ea... -Eso sera poner en pegro a Dana, as que no o har -asegur |acob. -S, pero qu pasa con a msn? -pregunt Seene, desconcertada -. Fatan dez das para as semfnaes de Arena... S renuncamos a r a a Cudad Ro|a, no tendremos ms oportundades de consegur esa nformacn que queren os ctos. -A dabo os ctos! -d|o Casandra con raba-. No somos sus maronetas... Ya es hora de que tomemos nuestras propas decsones. Seene mr a su amga y, de repente, sonr. -Tenes razn -d|o, con un bro extrao en a mrada-. Somos bres, podemos decdr por nosotros msmos... Estoy segura de que, s nos o proponemos, conseguremos entrar en E Tempo y savar a Dana. A dabo con os |uegos de Arena, con a Cudad Ro|a y con a madta msn. Se vov haca Martn, segura de que a apoyara. Pero Martn neg suavemente con a cabeza. -Yo no creo que debamos renuncar a a msn -d|o en tono decddo -. Pensad en Demos. do su vda para que nosotros pudsemos competara... Eso sgnfca que es ago mportante, y no creo que debamos traro todo por a borda ahora que estamos tan cerca de acanzar nuestro ob|etvo. Pensad en toda a gente que espera a, en e futuro, para saber a verdad. Pensad en o que d|o Sa acerca de o m- portante que era esa verdad para parares os pes a os perfectos. .. No tenemos por qu rendrnos. |acob e mr con una mezca de grattud y emocn en os o|os, pero no d|o nada. Casandra tambn pareca conmovda. -Pero, entonces, en qu quedamos? -d|o Seene, perpe|a-. No podemos estar a a vez en E Tempo y en a Cudad Ro|a... -S, s podemos -afrm Martn-. Tendremos que dvdrnos. Se senta un poco ncmodo decdendo por todo e grupo, pero, por prmera vez desde que aquea hstora haba comenzado, estaba competamente seguro de o que deban hacer. Los dems caaban, pendentes de sus paabras. -Casandra quere r a E Tempo, y me parece una buena decsn. Su capacdad para detectar as ruedas neuraes de as personas que conoce puede ayudare a encontrar a Dana. Pero no debe r soa... -Yo r con ea -decd |acob, con un bro acuoso en a mrada-. Puedo hacer de ntermedaro con Sa, que tambn estar en a cudad. Y, adems, puedo pasar desapercbdo y coarme en stos de ata segurdad, a curosear un poco... - -220 220- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Es una buena dea -d|o Martn, asntendo-. Ae|andra, t qu dces? -Ir contgo a a Cudad Ro|a -d|o ea, ruborzndose-. Yo no tengo poderes que puedan ayudar a nade, pero a menos me tendrs a tu ado. Y, s hace fata nvestgar ago mentras todo e mundo est dstrado con a fna de Arena, pods contar conmgo. -Yo r con vosotros -d|o Seene, despus de una breve vacacn-. S ago se compca en os escenaros semvrtuaes de |uego, quz pueda ayudar a Martn... -No, Seene -murmur Martn-. T te quedars en e Consuado. Lo que ests hacendo aqu es demasado mportante como para de|aro a medas. Tenes que ocazar a ese Tresas de a Red y averguar qu demonos tene que ver ese extrao cdgo que descfraste en a Catedra con nosotros. Adems, podrs segur os |uegos por Vrtuanet y ayudarme a dstanca s es necesaro. S todo sae ben, nos reunremos cuando termnen os |uegos, a ser posbe en a Cudad Ro|a. -S todo sae ben... -murmur Casandra-. Y s no? Martn mr aternatvamente a cada uno de sus compaeros antes de contestar. -S no -d|o con una confada sonrsa-, a menos o habremos ntentado! - -221 221- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 11 Captulo 11 El Espejo de Plata El Espejo de Plata E aeropuerto de E Tempo se encontraba stuado sobre una gran sa artfca de forma ovaada. Para acceder a a cudad desde as pstas de anca|e de a sa, era precso tomar un barco que os peregrnos amaban La Nave de Perdn, y que cubra aque corto trayecto dos veces a da, una a amanecer y otra a prmera hora de a tarde. La Nave de Perdn era a estructura fotante ms grande que |acob y Casandra haban vsto nunca. Sus dez psos de gaeras bancas con ceosas de madera artfca en as ventanas e daban e aspecto de una cudad en mnatura. La mayora de os peregrnos preferan hacer a travesa en e nteror de os sombros camarotes, pero agunos se atrevan a desafar a ardente brsa de Gofo Prsco para contempar as aguas verdosas de ocano ba|o os todos de a cuberta. Los hombres ban vestdos de banco de os pes a a cabeza, y as mu|eres evaban argas tncas de coor azu oscuro, como era costumbre en E Tempo. Casandra y |acob, vestdos gua que e resto de os peregrnos, tardaron bastante rato en abrrse paso hasta a baranda de proa. -Este es un buen ugar -d|o |acob, satsfecho-. Cuando nos acerquemos a a cudad, seremos os prmeros en vera. -O|a tuvese una rueda neura con traductor smutneo -suspr Casandra, ba|ando a voz-. As podramos habar en rabe, y no amaramos a atencn... -No seas tonta. La mayora de os peregrnos que van en este barco no haban e rabe. La Festa de a Undad rene a gente de todas as regones y procedencas. -S, pero, cuando eguemos a E Tempo, quz tengamos que meternos en stos poco frecuentados por os peregrnos, donde nos vendra muy ben habar rabe. - -222 222- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pues entonces, habaremos rabe -asegur |acob des- preocupadamente-. O, por o menos, o habar yo. Puedo hacero, sabes? Sa me ha ntroducdo e programa de comprensn y utzacn de a engua rabe en uno de ms mpantes cerebraes. Es otra de as venta|as de programa de borrado de memora... Sgo pensando que deberas probaro. -Pues yo o que penso es que no deberamos habernos separado de Sa -d|o Casandra mrando a horzonte-. E conoce ben a cudad, nos habra ayudado a orentarnos... -No o necestamos. Es me|or que vueva a su traba|o en a compaa de recca|e de hdrocarburos cuanto antes, para no despertar sospechas. S surge agn probema, sabremos dnde encontraro... Pero no surgr. Yo puedo hacer prctcamente as msmas cosas que . -Ya -d|o Casandra con una rnca sonrsa-. Pero no puedes ocazar a Dana Schoem, verdad? Y Sa tampoco puede hacero. -S, esa es una habdad que soo t tenes -admt |acob-. Supongo que nuestros dseadores no deban de estar muy seguros acerca de as ncompatbdades que poda generar ese mcrosatte de comuncacones que evas en a cabeza, y que por eso no nos o mpantaron a os dems. -No dgas tonteras, |acob. No ev nngn satte en a cabeza -e rega Casandra-. Es ago competamente dstnto... Ya te he expcado cmo funcona. Me permte ocazar a dstanca os mpantes cerebraes smares a mo, os que proceden de futuro. Y tambn me permte estabecer contacto con as ruedas neuraes de as personas a as que co- nozco ben, aunque eso me cuesta ms traba|o. Normamente me sae me|or por a noche, cuando a mayor parte de a gente a m arededor est durmendo y hay menos nterferencas. Y no o consgo con todo e mundo. Para poder hacero, tengo que haber captado prevamente un recuerdo muy ntmo de. esa persona, ago que sea excusvo de ea. Cas sempre se trata de agn sueo... No hay dos personas que sueen exactamente o msmo; por eso, os sueos son como as hueas dgtaes de a mente, perfectos para dentfcar a aguen. -Podrs hacero con Dana? -pregunt |acob ba|ando a voz, aunque as personas que os rodeaban se encontraban demasado enfrascadas en sus propas conversacones como para prestar atencn a o que decan os dos muchachos. -Espero que s -d|o Casandra en tono dubtatvo-. Cuando estbamos en Arende, ms mpantes regstraron un sueo recurrente de Dana, un sueo muy mportante para ea. En se ve a Dana de na, metda en un g de campaa, soa, en medo de una tormenta de arena marcana... Dana est muy angustada esperando a sus padres, pero eos no egan. La tormenta es cada vez ms fuerte, y Dana tene medo. De - -223 223- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata pronto, e vento arranca os anca|es de g de asamento... Y, en ese momento, Dana se desperta. -Hay una cosa que no entendo; s a nca forma que tenes de ocazar a Dana es detectar ese sueo, pueden pasar aos hasta que o consgas, no? Tendras que esperar a que ea o soase de nuevo, o, a menos, a que se acordase de . -No, a cosa no funcona as exactamente. Cuando estoy buscando a aguen, m cerebro emte ese sueo, entendes? Lo emte en todas dreccones, esperando encontrar un eco de comprensn en a rueda neura de aguen que o reconozca. As es como ocazo a a gente... S ahora msmo empezase a emtr e sueo de Dana, a magen de una na pequea encerrada en un g de campaa en Marte pasara fugazmente por a rueda neura de mes de personas; pero soo Dana reconocera esa magen y respondera a ea. -Se encuentre donde se encuentre? -pregunt |acob. -Se encuentre donde se encuentre -confrm Casandra-. Esta msma noche o he probado con Ae|andra... Nosotros estbamos en e drgbe, sobrevoando e ocano Indco, y ea estaba en e Consuado de Ttana. Una buena dstanca, no crees? Y, sn embargo, funcon. -Supongo que tambn o habrs ntentado con Dana, no? -pregunt |acob, vovndose haca ea con gesto preocupado. Casandra hzo un gesto afrmatvo con a cabeza. -Lo he ntentado centos de veces desde que se a evaron de Consuado, pero no he consegudo ocazara -admt con desgana. |acob escuch dstrado as voces y as rsas de os peregrnos que os rodeaban. La brsa agtaba e todo banco que os cubra, y un par de gavotas revooteaban nsstentemente deante de barco. -Espero que eso no sgnfque que a han matado -d|o en tono tranquo. Casandra snt un escaofro, a pesar de sofocante caor. -No dgas eso -murmur-. No pueden habera matado. .. Tene que haber otra expcacn. -S -repuso |acob despus de un breve senco-. Oue se a hayan evado a Marte... A no podras ocazara, verdad? Demasada dstanca... -S, es certo. Pero para qu ban a evrsea a Marte? A, su corporacn es a ms poderosa. Tendran que enfrentarse a Ure en su propo terreno. -Bueno, nade tendra por qu sabero... - -224 224- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Yo creo que hay otra expcacn -e nterrump Casandra-. Acurdate de as campanas de ncomuncacn en as que nos encerr Hden... Puede que a hayan encerrado en un sto parecdo. -Tenes razn, no haba cado en eo -d|o |acob, pensatvo-. De ese modo, se aseguraran de que no pueda usar su rueda neura... Pero esa tecnooga pertenece a Ddao, no a Nur. -Y qun te dce que Ddao no tene ago que ver en todo esto? - repc Casandra, mpacente-. Pnsao, no es una dea tan descabeada... Leo nos d|o que os nformes de espa nftrado en e Consuado estaban egando a a termna de Hden en E |ardn de Edn. Despus, Kp confes que se encontraba a suedo de Nur, pero y s Nur se hubese aado con Ddao para secuestrar a Dana? Adems, est o de d|e... Por qu me o robaron? E nco que conoce nuestra verdadera procedenca, y que puede estar nteresado en cuaquer ob|eto que nos pertenezca, es Hden. -S, pero te ovdas de una cosa: Hden oda a prncpe |afed... Lo oda cas tanto como odaba a Mehmed, su padre. Casandra se vov haca |acob, sorprendda. -En sero? Cmo o sabes? -pregunt, en tono escptco. -A veces se os ovda que me he pasado cas toda m vda a ado de Hden -repuso |acob secamente-. Lo conozco muy ben, y s que no soporta a ese prncpe... S queres saber m opnn, creo que e consdera demasado ntegente para poder manpuaro a su anto|o, y eso e asusta. A Hden sempre e ha asustado a ntegenca de os dems. Le parece una amenaza. Casandra se encog de hombros. -Puede que tengas razn, pero Hden tambn sabe ser prctco cuando hace fata. Ahora msmo, Nur y Ddao tenen un enemgo comn: Dana Schoem. Pensa o que puede suponer a Energa Verde de Dana para a corporacn que presde e prncpe |afed. Podra ser a runa... Y Hden, por su parte, no descansar hasta vengarse por o que suced en Marte. No sera extrao que ambos hubesen decddo unr sus fuerzas, no crees? |acob mene a cabeza con expresn de ncredudad. -No s; puede que tengas razn, pero me cuesta creer que |afed haya pactado con Hden. Es un potco muy astuto... Toda esta hstora de rapto de Dana no enca|a con su forma de actuar, te o aseguro. -No rs a decrme ahora que no crees que Nur tenga nada que ver con a desaparcn de Dana... -No, no es eso. Sa... quero decr, m padre ntercept esos nformes de os servcos secretos de Nur, que demostraban que e pan de ataque - -225 225- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata a Consuado era de eos. En fn, espero que, en agn momento, te egue aguna sea de a rueda neura de Dana... As sadremos de dudas. En torno suyo, a muttud comenz a agtarse, y una rada de hombres y mu|eres empez a emerger de os camarotes para unrse a os que ya esperaban sobre a cuberta. A mrar haca su zquerda, Casandra entend e motvo de aquea anmacn. -Mra, E Tempo!-anunc, dndoe un codazo a su compaero-. Es an ms mpresonante de o que magnaba. |acob sgu a mrada de su amga y descubr a mponente muttud de edfcos bancos con cpuas azues que se escaonaban sobre una adera cuberta de vegetacn hasta as arenas de una extensa paya. Entre os edfcos, cayendo desde as tapas superores a as nferores, se dstnguan nfndad de cascadas de dstntos tamaos. Pero o ms mpre- sonante de todo era e ggantesco paaco de |afed, en a cma de a cudad. Con sus muraas esmatadas de azu ntenso y sus centos de cpuas doradas y pateadas, pareca sado drectamente de un cuento de Las !il y una noches. Lo ms sorprendente era que sobre as torres y cpuas de nmenso edfco fotaban a menos un centenar de esbetos mnaretes de pata, muchos de os cuaes parecan brotar de as nubes. |acob y Casandra se uneron a as admratvas excamacones de resto de os peregrnos. -Ou marava! -d|o Casandra, entusasmada-. Esos hoogramas que fotan sobre e paaco son fantstcos... Le dan un aspecto totamente rrea! -No son hoogramas -expc |acob-. Son construccones autntcas... Se aman Las Cmaras de a Verdad, y se utzan para mpartr |ustca. Nunca has odo habar de Espe|o? Casandra neg con a cabeza. -Es a nsttucn ms prestgosa de E Tempo, y una de as ms extraas de mundo. Est formada ntegramente por mu|eres entrenadas desde a nfanca en e cuto a a Verdad. Se supone que no menten nunca, y que, cuando escuchan a una persona, pueden dstngur con perfecta segurdad a verdad de a mentra. Por eso, actan como fscaes en todos os procesos |udcaes que se ceebran en a cudad. Son muy respetadas, y temdas... La propa h|a de |afed, a prncesa Shereem, se cuenta entre eas. -En sero? -d|o Casandra, contempando os mnaretes fotantes con os o|os muy abertos-. Y cmo o hacen? Se cuean en as ruedas neuraes de a gente, como Martn? -Ou va, se trata de ago mucho ms prmtvo. Lo que hacen es estudar as expresones facaes de a gente... Parece mposbe que acerten, verdad? Sn embargo, o consguen. Nade ha cuestonado |ams - -226 226- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata sus mtodos, a menos en esta parte de mundo. Dcen que nunca se han equvocado desde que exste a nsttucn... Yo sospecho que deben de utzar agn tpo de escner cerebra ocuto, y que eso de que een a verdad en os rostros de os acusados es puro cuento. -No s, quz no sea tan dsparatado como parece -murmur Casandra-. Por mucho contro que tenga una persona sobre su cara, nunca es absouto... Seguro que, con un poco de estudo y de prctca, se pueden egar a averguar cosas muy nteresantes observando un rostro. |acob hzo un gesto ambguo de asentmento. -Puede que tengas razn, pero tendra que vero con ms propos o|os para crermeo -d|o-. A esta gente e encantan as puestas en escena mpresonantes. Imagnate o que debe de costar mantener operatvos esos mnaretes fotantes, con sus nubectas de vapor artfca por deba|o... Creo que su parte superor es un gobo rgdo y muy gero reeno de heo. Tecnoogas punteras a servco de una gran representacn... Apostara a que esa hstora de as mu|eres-espe|o es ms o menos o msmo. E barco entr en e puerto y varos robots e|ecutaron con destreza as manobras de anca|e, en medo de a curosdad genera. Cuando os robots despegaron por fn as rampas de desembarco, una rada humana fuy desde La Nave de Perdn hasta os atestados muees, donde hombres y mu|eres avanzaban a duras penas entre dos heras de todos ro|os y amaros, ba|o os cuaes os vocferantes vendedores exhban sus vstosas frutas o frean buueos y otros duces que uego aderezaban con especas y me. |acob y Casandra descenderon con os dems por una de as rampas. -Ou raro! Nos de|an entrar en a cudad as, como s ta cosa?-se extra Casandra-. N squera hay un puesto de contro de pasaportes... |acob anz una rsotada. -Y qu fata hace? Toda a cudad es un ggantesco puesto de contro. No ves esa espece de gobos azues que fotan entre os todos? Son cmaras, Sa me o advrt. Toman fotografas de todas as personas que descenden de os barcos, y as envan a a centra de datos, donde son comparadas con os bancos de dentdades de a corporacn. S se detecta a aguen cuyo rostro no fgure en e banco de dentdades, o detenen a nstante. F|ate en esa mu|er de ah, a ves? La que va entre os dos hombres cubertos con paueos negros. .. Se a evan detenda. -Pero y nosotros?-gm Casandra, parndose en medo de a rampa para mrar a |acob con cara de pnco-. Nos detendrn en cuanto pongamos un pe en e muee... -No te preocupes. Desde e momento en que entramos en e drgbe de peregrnos, quedamos regstrados en e banco de dentdades de Nur. Con una dentdad fasa, naturamente... Sa se encarg de eo. Leva - -227 227- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata aos en E Tempo, y sus mpantes neuraes e permten conectarse drectamente a a Centra de Identfcacn de a cudad. Soo tuvo que cambar os nombres asocados a nuestras fotografas y a nuestras muestras de ADN. -Muestras de ADN? Cundo as han tomado? No nos han hecho nngn anss de sangre n de epteaes... -Durante e va|e, no. Pero nosotros ya fgurbamos en e regstro de dentdades de os Servcos Secretos de Nur anterormente. Recuerda os nformes que ntercept m padre... No soo tenan nformacn sobre nuestros movmentos; tambn nuestras fotografas, y muestras de dversos te|dos nuestros. Me fguro que agn espa se as arregara para consegur esas muestras cuando estbamos en e Consuado, o ta vez se as prestara Ddao... Casandra pareca cada vez ms asustada. -Pero, s han estado hacendo un segumento especa de nuestros movmentos, no creo que a estratagema de Sa funcone... -A contraro; eso e fact as cosas. Soo tuvo que susttur as fotografas autntcas por otras fasas, y usar as autntcas para fabrcarnos otras dentdades nuevas. -Habas como s eso fuera fc -murmur Casandra, mrando a derecha e zquerda con certo temor-. De verdad te fas tanto de a efcaca de Sa? -He vsto de o que es capaz; puede que sus mpantes no sean tan sofstcados como os nuestros, pero aprend a utzaros desde a nfanca, y eso e ha enseado a aprovechar sus capacdades mucho me|or de o que o hacemos nosotros. Haban descenddo hasta e muee, y camnaban entre a muttud vestda de banco y azu observando dstrados as naran|as y os meones abertos en os puestos de fruta, y asprando e oor a frtura de os pequeos restaurantes a are bre. -Parece un ugar bastante agradabe para vvr -observ Casandra, f|ndose en as caras aegres y despreocupadas de a gente. -Bueno, hoy es a vspera de a Festa de a Undad, que conmemora a fundacn de a corporacn Nur por e prncpe Mehmed; para a cudad, es a festa ms mportante de ao, as que es norma que a gente est contenta. Pero no hay que farse de as aparencas... Los Servcos Secretos o controan todo, aunque no os veamos. E |eque Ishd, hermano de |afed, os drge con mano de herro. Tene fama de despadado, y no duda en mandar a a horca a cuaquera que se atreva a cuestonar su autordad, o sea que ms vae que no cagamos en sus manos. Ta y como es haba ndcado Sa, os chcos sgueron a a muttud de va|eros hasta a Puerta de Deserto, donde as autordades haban - -228 228- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata nstaado un confortabe campamento para acoger a todos peregrnos que acababan de desembarcar. Las dentdades fasas de os dos muchachos correspondan a dos hermanos, de modo que os organzadores de campamento es ad|udcaron una tenda para compartr. Dentro de a tenda, Casandra y |acob encontraron una tetera ectrca y un saquto de t con menta, as como una ca|a ena de croquetas de garbanzos. La corporacn Nur no reparaba en gastos cuando se trataba de homena|ear a Mehmed, su fundador. Los dos chcos se prepararon un t caente y, despus de servrseo en sendos vastos de crsta con adornos dorados, se sentaron sobre a afombra que cubra e sueo de a tenda para saborearo tranquamente. -Y ahora, qu?-pregunt Casandra-. Por dnde empezamos a buscar? -Yo creo que o me|or es esperar hasta a noche e ntentar coarnos en e paaco de |afed -propuso |acob, despus de paadear en senco una croqueta-. S Dana est en E Tempo, o ms seguro es que a tengan a... A o me|or, cuando estemos dentro de paaco a proxmdad hace que puedas ocazara. -Ya... Y cmo demonos vamos a meternos en e paaco ese? Ou pasa, que de|an entrar a todos os peregrnos? Porque, s no, no veo cmo vamos a hacero. -No te preocupes; o tengo todo pensado. De momento, podemos aprovechar e da para descansar y hacer o que hacen todos os peregrnos: vstar a tumba de Mehmed. De esa forma, no despertaremos sospechas. Era un buen pan, de modo que, despus de echar una pequea cabezadta, Casandra se puso una arga tnca azu, se cubr e cabeo con un paueo de msmo coor y observ dvertda a |acob, que tena seras dfcutades para enroarse sobre a cabeza e turbante banco que evaban todos os vstantes mascunos de a cudad. Cuando por fn o consgu, ambos saeron a asfxante caor de as dunas e hceron coa para atravesar a Puerta de Deserto, que conduca drectamente a recnto amuraado de E Tempo. Una vez dentro de as muraas, no tuveron ms que segur a a muttud para egar hasta a nmensa cpua de Mausoeo de Mehmed. A medda que se ban acercando a mausoeo, observaron que a gente de|aba de habar y de hacer rudo para guardar un respetuoso senco. Cuando es eg e turno de entrar en e edfco, |acob y Casandra comprenderon e motvo de aquea acttud de veneracn. E ugar pareca dseado para nundar de paz e esprtu de aqueos que atravesaban sus puertas: Ba|o a atsma cpua de apszu con adornos de pata, a tumba de Mehmed era una senca pedra negra rodeada por un maravoso |ardn eno de fuentes y de fores. E aroma de |azmnes y rosas se mezcaba con e perfume de a abahaca, y e rumor de agua era - -229 229- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata e nco sondo que quebraba e sagrado senco de recnto. Los peregrnos vagaban maravados por aque abernto vegeta, sntendo sobre eos a ma|estuosa proteccn de a cpua azu de mausoeo. Ca- sandra y |acob permaneceron a cas toda a tarde, empapndose de aque umnoso ambente de serendad que envova a tma morada de fundador de Nur. Cuando saeron, a tarde decnaba, y una eve brsa atenuaba e ntenso caor que desprendan as paredes bancas de as casas. -Es un ugar maravoso -suspr Casandra despus de un argo senco-. Ese Mehmed deb de ser aguen muy especa, para que su gente e haya construdo un mausoeo as. -Era todo un persona|e, segn dcen -cont |acob-. Herbert o conoc, sabes? Mehmed fue uno de os prncpaes mpusores de os acuerdos de Langey... Sn su determnacn, a Gran Guerra habra durado mucho ms tempo. Por o vsto, odaba a voenca y a dscrmnacn en todas sus formas, y uch mucho por erradcaras de estos terrtoros. -Lstma que su h|o se parezca tan poco a ... -S o dces por Ishd, estoy de acuerdo. No se parece en nada a su padre. -Lo dgo por e prncpe |afed -precs Casandra-. A fn y a cabo, es a prncpa autordad de Nur, y, por o tanto, e prncpa responsabe de o que e ha ocurrdo a Dana. -S, supongo que tenes razn... No puedo entender cmo un potco tan ntegente como |afed se ha metdo en una ocura como esta. Secuestrar a a presdenta de Ure... Es tanto como decarare a guerra a esa corporacn, y o sabe. -Ouz Hden e haya forzado a hacero -aventur Casandra, pensatva -. Ouz e haya chanta|eado para obgare a enfrentarse con Ure... -No, eso no me cuadra. |afed es un der por naturaeza, un hombre con muchsma personadad. No se de|ara presonar por Hden, n aceptara |ams convertrse en su maroneta. No; s ha hecho esto, o ha hecho por decsn propa... No me cabe a menor duda. En cuanto e so se puso, a noche cay bruscamente sobre as caes bancas y retorcdas de a cudad, y os peregrnos empezaron a regresar a sus tendas para compartr a cena especa de hermandad que todos os aos ofreca a corporacn en esas fechas. -Ou hacemos, vamos con eos? -pregunt Casandra, observando a rada de tncas bancas y azues que se encamnaba haca a Puerta de Deserto. - -230 230- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No; es me|or que nos escondamos por aqu hasta a madrugada. Seguramente e recnto de campamento se cerre despus de a cena, y eso nos compcara as cosas. -Pero en a Cudad hay toque de queda, no? Nade puede andar por a cae despus de as doce... -Nos esconderemos o ms cerca posbe de paaco de |afed; y uego, cuando egue e momento, entraremos. Casandra no pareca demasado convencda con e senco pan de |acob, pero saba que sera nt dscutr con . A fn y a cabo, ea no tena nnguna aternatva que proponer... Despus de vagar un rato por as caes, que se ban vacando pauatnamente, egaron hasta un pequeo bazar ba|o cuyos soportaes se hacnaban grandes montones de ca|as de madera vacas. Era un sto perfecto para esconderse, de modo que os dos se acomodaron como puderon en e fondo de uno de os soportaes, ocutndose tras una torre de ca|as. -Hasta qu hora vamos a esperar aqu metdos?-pregunt Casandra -. Se me va a hacer eterno... -Ms o menos hasta as dos de a maana -contest |acob, consutando un pequeo reo| hoogrfco de boso-. Aqu todo e mundo se retra temprano a descansar, de modo que, a esa hora, no habr prctcamente nade desperto. -S t o dces... -murmur Casandra en tono de duda. |acob gnor e comentaro. Pareca estar pensando en otra cosa. -Casandra, t podras envar una magen de Dana por toda a cudad, gua que haces con a secuenca de sueo que ests utzando para rastrear su paradero? La muchacha o mr sorprendda. -S, supongo que s, aunque no creo que a rueda neura de Dana responda a esa magen, s es ncapaz de responder a recuerdo de sueo. -Puede que a rueda neura de Dana no responda... Pero qu pasa con as ruedas neuraes de todos os que a han vsto? -La recordarn... Y sus ruedas neuraes captarn e recuerdo, y yo podr regstrar esa reaccn. S, ya entendo adonde queres egar... -S no podemos ocazar a Dana, a menos ocazaremos a as personas que a han vsto recentemente. Eso nos dar ago ms de nformacn acerca de su paradero. -De acuerdo, pero necestar concentrarme. Tendrs que esperar un poco... |acob asnt con a cabeza, y Casandra, cerrando os o|os, se concentr en a magen de Dana hasta convertra en una potente sea emtda en todas dreccones por uno de sus mpantes bncos. Mentras tanto, |acob - -231 231- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata se haba qutado un mperdbe de a tnca que, en readad, contena una dmnuta termna nformtca con un pano hoogrfco de a cudad. Mentras Casandra rastreaba as respuestas que ba recbendo su emsn, |acob se dedc a estudar aque pano que e haba regaado su padre antes de despedrse de eos, concentrndose especamente en as nmedacones de paaco de |afed y en e nteror de msmo. A cabo de ago ms de una hora, Casandra abr de nuevo os o|os y o mr con expresn trunfante. -Tenas razn, ha dado resutado! Dana est aqu, en E Tempo... He ocazado cuarenta y ocho respuestas a m emsn de su magen. Cuarenta y ocho personas que a han vsto... Y cas todas se encuentran ahora msmo dentro de paaco de |afed. -Entonces, no hay duda; es a donde a han encerrado, como yo supona -d|o |acob en voz ba|a. Tenes a ocazacn exacta de esas personas que a han vsto? -S; Puedo segur e rastro de unas a otras como s fuera una espece de tneraro seazado. Es un camno que en agunos puntos se ramfca y se vueve confuso, pero o que est caro es que conduce drectamente a aa este de edfco. -Y uego dcen que as chcas se orentan ma!-brome |acob-. N squera te ha hecho fata consutar e pano de Paaco... -Por qu no vamos ya haca a? -pregunt Casandra, mpacente-. Las caes parecen desertas, no se oye n un rudo... -Es me|or esperar un poco ms. Intenta dormr un rato, queres? Yo har o msmo. Nos vendr ben descansar antes de meternos en e paaco de |afed. ! ! ! Cuando Casandra se despert y mr a su arededor, no record nmedatamente dnde estaba. Un ntenso fro haba susttudo a caor durno, y, ms a de os arcos de bazar, e respandor pateado de a una baaba as badosas geomtrcas de a paza. A notar sus movmentos, |acob se acerc sgosamente. A parecer, haba estado vgando todo e rato, ocuto detrs de una de as coumnas. -Crea que t tambn bas a dormr -susurr Casandra, frotndose os prpados. -No tena sueo. Ven, vamos. Todo parece despe|ado... Son as tres y vente de a maana. S nos retrasamos, puede que nos tropecemos con os comercantes ms madrugadores. - -232 232- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Como en un sueo, os dos muchachos ascenderon por una snuosa cae de casas bancas adornadas con compcadas ceosas. Cerca de os muros de paaco, oyeron acercarse a una patrua de segurdad. -Rpdo, hay que esconderse! -murmur Casandra, asendo a |acob por un brazo. -No. Todo o contraro... Cgete de m mano, y, ogas o que ogas, no te separes de m, entenddo? Casandra mr a |acob desconcertada, pero, como no haba tempo para dscutr, hzo o que e deca e muchacho. La patrua, compuesta por tres hombres unformados, avanz haca eos con paso resueto. Antes de egar a su atura, uno de os hombres anz una pregunta en tono desafante. Casandra no entend su sgnfcado, n tampoco a respuesta en rabe que e do |acob. Sn embargo, para su sorpresa, e hombre retroced asustado y se ncn hasta e sueo, o msmo que sus dos compaeros. Sn decr nada ms, |acob tr de ea y avanz haca os guardas. Los dos pasaron a ado de a patrua y contnuaron avanzando rpdamente, sn mrar atrs. Cuando os tres hombres se perderon de vsta, Casandra sot a mano de |acob, y not e sudor en a pama de su propa mano. -No entendo nada. Ou es has dcho? -pregunt, en un tono apenas audbe. -Les he dcho que eran dotas y que, s vovan a cometer otro error como ese, acabaran en e caabozo -contest |acob, tambn en voz ba|a. Casandra e mr como s estuvese oco. -Oye, no es momento para bromas -d|o, fruncendo e ceo-. Hemos estado a punto de que nos detengan... -No estoy bromeando -contest |acob, aceerando e paso-. Eso es exactamente o que es he dcho... -Ya; y entonces eos nos han hecho una reverenca, no? -No; me han hecho una reverenca a m. A t, n squera te han vsto... Es que no o entendes? Me he ntroducdo en sus ruedas neuraes para ograr que me vesen como a |eque Ishd. Casandra abr a boca, pero no se e ocurr nada que decr. -E... E hermano de |afed?-babuce cuando ogr artcuar paabra -. E |efe supremo de os servcos secretos? |acob asnt. -Ahora ya conoces m pan para entrar en e paaco sn obstcuos. -Pero... Pero es muy arresgado... Ou pasar s aguna de as personas que nos tropecemos sabe dnde est e verdadero Ishd? - -233 233- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Bah, e medo es mpedr pensar con cardad... Todo e mundo teme a Ishd, especamente os hombres que dependen de drectamente. Cuando o tengan deante, no se pararn a pensar s su presenca en e paaco de su hermano a estas horas de a madrugada es o no crebe. Antes de que Casandra pudese encontrar un argumento para convencer a |acob de o arresgado de su pan, se encontraron ante una ancha expanada fanqueada por os atos muros a|ardnados de paaco de |afed. En e centro de muro se vea un arco en forma de herradura umnado con antorchas. -T concntrate en segur as seaes de as personas que han vsto a Dana y agrrate a m cuando nos crucemos con aguen -d|o |acob rpdamente-. Yo me encargo de o dems. Con e corazn a m por hora, Casandra sgu dcmente a |acob, que avanzaba con resoucn haca a puerta de entrada. Antes de egar a su atura, os dos guardas con turbantes ro|os apostados ante a re|a retrocederon con paso marca y presentaron sus armas. |acob pas entre eos sn drgres n tan squera una mrada. |unto a , Casandra se en- cog tanto como pudo, aunque saba que se trataba de una precaucn nnecesara, dado que |acob se as haba ngenado para borrar su magen de as ruedas neuraes de os sodados. A otro ado de a puerta veron un ampo |ardn escaonado, con fuentes que descendan de un nve a otro refe|ando a uz de a una. En o ms ato, otro arco de herradura permta e acceso a nteror de paaco, que, desde e |ardn, se vea brantemente umnado. Los guardanes de a segunda puerta reacconaron con a msma rapdez que os anterores, aunque con ago ms de nervossmo. Ya en e vestbuo, Casandra cerr un nstante os o|os para recordar e tneraro que e marcaban as seaes envadas por as ruedas neuraes de as personas que haban vsto a Dana. -Es por aqu -susurr, seaando una puerta aberta, a travs de a cua se vea un argusmo san forrado de espe|os que refe|aban e bro unar. Los chcos atravesaron e sencoso san y todas as u|osas estancas que venan a contnuacn sn toparse con nade. A fna, se encontraron con un vestbuo crcuar de que parta una ampa escanata, umnado por una nmensa mpara de bronce que, a pesar de o tardo de a hora, se haaba encendda. Casandra, sn vacar, comenz a subr as escaeras, seguda de |acob, que constantemente se vova para comprobar que nade es ba sguendo. En un recodo de as escaeras, Casandra se detuvo, desorentada. -No s por dnde segur -confes en voz ba|a-. Una de as seaes que capt esta tarde provena exactamente de aqu, y uego capt otras cuatro o cnco ms a esta msma atura, pero a a zquerda. Sn embargo, - -234 234- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata de aqu no sae nngn paso que vaya en esa dreccn... Lo nco que podemos hacer es segur subendo. -Un momento -susurr |acob, actvando e pano hoogrfco que e haba dado Sa-. Aqu s que aparece un paso a a zquerda... Tene que estar ocuto detrs de esta pared. Casandra tante e tabque cuberto de yeseras, y no tard en notar que su superfce ceda ba|o a presn de su mano. -Tenas razn, aqu hay una puerta... da a un corredor, pero no veo s es muy argo. Est competamente oscuro. -Vamos -decd |acob, anzndose a travs de a negra abertura. Casandra e sgu, ndecsa. -Oye, n squera hemos cerrado e pane... -Ou ms da? S aguen nos sgue, pensar que soy Ishd. Adems, as veremos por dnde vamos. Contnuaron avanzando hasta que a oscurdad vov a ser competa. De pronto, Casandra se do de bruces con |acob, que se haba detendo bruscamente. -Ou pasa? -Hemos egado a fna -susurr e muchacho-. Aqu hay otra puerta. A Casandra, os mnutos que transcurreron hasta que |acob do con e resorte que abra e pesto se e hceron ntermnabes. Cuando por fn estuveron a otro ado, veron que haban do a parar a una gran habtacn cuadrada donde tres guardas de segurdad amatvamente unformados dormtaban pcdamente. |acob profr una mprecacn en rabe que hzo que os tres sodados se despertasen y se pusesen rpdamente en pe, despavordos. Antes de que e muchacho tuvese tempo de aadr nada ms, uno de os |venes comenz a habar atropeadamente, mentras os otros dos permanecan nmves, con os o|os f|os en e sueo. Despus de un breve dogo en rabe, |acob comenz a camnar muy decddo haca un san contguo, y os tres sodados o sgueron con a cabeza gacha. Casandra, despus de un nstante de vacacn, se fue tras eos. A otro extremo de san haba una puerta de madera con cavos de bronce y dos pesados cerro|os de msmo matera. A un gesto de |acob, uno de os sodados sac un mano|o de aves que pareca extrado de una pecua hstrca y abr ambos cerro|os. Luego, os tres guardanes se retraron camnando haca atrs y sn atreverse a azar a cabeza. Cuando desapareceron por e otro extremo de san, |acob tom de a mano a Casandra, y ambos atravesaron a puerta |untos. - -235 235- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Lo que haba a otro ado de| con a boca aberta a os muchachos. Se trataba de una espece de |aua transparente montada en e nteror de un antguo san de recepcones. La |aua no pareca tener nnguna puerta, y, sn embargo, |usto deante de |acob y Casandra se vea una corta rampa metca que acceda hasta su superfce. La rampa comenz a ascender en cuanto |acob y Casandra puseron os pes en ea. A egar hasta a superfce de a |aua, esta se abr sn un soo rudo, y se vov a cerrar tras eos en cuanto a rampa se detuvo. Dentro de a |aua, encontraron una agradabe sucesn de habtacones afombradas, con suntuosos muebes de madera de bano y tapces cogando de as paredes. -Esto es una campana de ncomuncacn, pero a o grande -susurr Casandra a odo de |acob-. As se expca que no pudera ocazar a Dana... -Supongo que a tendran preparada para encerrarnos a nosotros - repuso |acob, estremecndose-. S no hubera sdo por Sa, aqu es adonde nos habran trado... -Y ahora nos hemos metdo en a trampa nosotros soos! -murmur Casandra, mrando con aprensn a su arededor. -Locazas ahora a sea de Dana? -e pregunt su compaero. -No hace fata. Mra... Unos dez metros por deante de eos, a otro ado de una puerta entreaberta, se vea una ampa cama banca umnada por una tenue ampara fotante. Sobre a amohada braba una sedosa cascada de cabeos dorados. -Dana!-grt Casandra, abaanzndose haca a puerta-. Menos ma que ests ben! Estbamos tan preocupados! E beo rostro de Dana os mr a a db uz de a mpara, sooento y confuso. -Casandra! -d|o, ncorporndose rpdamente-. |acob... Ou hacs aqu? -Hemos vendo a buscarte -expc |acob aegremente, acercndose tambn a a cama-. Luego nos o contars todo... Ests ben? Te han hecho dao? -No, no, estoy perfectamente. No me han hecho nada... Pero y os otros? -Ya te o expcaremos uego -d|o Casandra, mrando haca atrs con preocupacn-. Ahora, tenemos que rnos... Hay que sar de aqu o antes posbe. Dana fue haca un armaro y se puso rpdamente sobre e p|ama una arga tnca azu de as que soan evar as mu|eres de Nur. - -236 236- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Estoy sta -d|o, cazndose a toda prsa unas sandaas-Por dnde vamos? Casandra y |acob se mraron, perpe|os. -Pues... Por donde hemos vendo, no?-repuso |acob-. Es que hay otra sada? -Vend conmgo -d|o Dana, entrando rpdamente en e sguente compartmento de a cmara de ncomuncacn-. Aqu hay un ascensor que comunca drectamente con e exteror de paaco. Es e que utza e |eque Ishd para venr a verme... Pero, desgracadamente, yo no conozco a cave para hacero funconar -aad, mrando a os muchachos de reo|o. Mentras hababa, se haba detendo frente a un prsma metco que atravesaba vertcamente a cmara de ncomuncacn. En su parte nferor, e prsma enmarcaba una puerta rectanguar ornamentada con esmates azues y verdes. En cuanto |acob toc a puerta, esta se desz haca arrba, de|ando a descuberto un pequeo habtcuo en forma de cubo. -No soy tan bueno con Seene descfrando caves, pero creo que ago se podr hacer -murmur |acob, ntroducndose en e ascensor y observando atentamente sus paredes metcas-. Caro que, para eso, antes tendra que encontrar e pane de mandos... -Las paredes son competamente sas! -d|o Casandra, entrando tras -. Ouz haya agn pane sensbe a tacto ocuto en aguna parte... Dana, t o has vsto funconar aguna vez? La presdenta de Ure penetr a su vez en e ascensor, e, nstantneamente, a puerta se cerr tras ea con un chasqudo que sobresat a os muchachos. -Por qu se ha cerrado ahora? -murmur |acob, ceudo-. Es como s estuvesen esperando a que entrsemos os tres... -Ishd me ntrodu|o por aqu en m prsn -d|o Dana, aparentemente tranqua-. Creo recordar que accon agn mando ocuto en esta pared... Dana comenz a tantear a pared de fondo de ascensor, mentras |acob y Casandra a observaban con expectacn. -Estas paredes no parecen de acero -observ Casandra-. Bran demasado... Son de pata! -Una extravaganca muy propa de Ishd -gru |acob-. Dana, encuentras ago? -Un momento. Parece que aqu hay a... La Presdenta de Ure no pudo acabar a frase. De repente, a brante pared sobre a que estaba apoyada parec fundrse, convrtndose en - -237 237- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata una espece cascada de mercuro qudo que, nstantneamente, avanz sobre e brazo de Dana hasta cubrre todo e cuerpo. Antes de que os chcos puderan reacconar, e fudo meta aspr a a mu|er y se a trag por competo, recuperando a contnuacn su sa aparenca sda. Casandra y |acob se mraron, petrfcados. -Ou... qu ha pasado?- babuce Casandra-. Dnde est Dana? En ese momento, e ascensor comenz a ascender a una veocdad vertgnosa, hacendo caer a os chcos. Sn tratar de ncorporarse, Casandra se abraz a |acob. -Adnde... adnde vamos? -pregunt, tembando. -No o s -repuso su compaero, tanteando e sueo-. Nos han tenddo una trampa. -Pero cmo saban...? E fna de a pregunta de Casandra se perd en un murmuo nntegbe. E ascensor segua subendo a gran veocdad, pero ahora se baanceaba desordenadamente haca os ados, proyectando a sus dos prsoneros contra as paredes. A chocar contra uno de os muros pateados, |acob se f| en a breve reverberacn que su contacto produca sobre ea. -Es un hoograma -d|o, reptendo e contacto a propsto-. La pata que recubre os muros es un hoograma... Fuera de s, empez a dar puetazos contra e muro, con a esperanza de que se cuase de nuevo; sn embargo, su superfce era competamente sda, y o nco que consgu fue despee|arse os nudos. -Aqu detrs debe de haber una puerta, que se abr en e msmo momento en que e hoograma de a pata quda recubr a Dana - murmur, de|ndose caer nuevamente a sueo. -Mra; se ha parado... Los chcos se quedaron en senco, escuchando. -No exactamente -d|o |acob a cabo de un rato-. Hemos de|ado de subr, pero segumos baancendonos. En ese nstante, e hoograma pateado que recubra as paredes y e sueo comenz a agtarse una vez ms, y uego resba entamente haca aba|o como s fuera pata quda, de|ando a descuberto a verdadera superfce de ascensor, que era transparente. -Es... Es una campana de ncomuncacn!-grt Casandra, ncorporndose para ver qu haba a otro ado. Entonces, a f|arse en sus pes, ahog un grto de pnco y se aferr con fuerza a brazo de |acob. La |aua de crsta en a que estaban encerrados - -238 238- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata se baanceaba a gran atura sobre e paaco de |afed, que pareca de |uguete vsto desde aquea dstanca. A azar a vsta haca arrba, a muchacha descubr que a estructura que os contena estaba suspendda de una cpua pateada en forma de bubo. |usto enfrente de eos, y su|eto a a cpua medante un compcado sstema de cuerdas y varas de ttano, cogaba un mponente escenaro semcrcuar sobre e cua se erga un estrado escaonado en varos n- vees. En e nve nferor, stuado bastante por deba|o de eos, haba tres staes donde se dstnguan tres fguras sentadas, as cuaes se recortaban a contrauz sobre una brante superfce pateada. A f|arse me|or, Casandra descubr que aque fondo pateado formaba parte en readad de a argusma tnca que evaba puesta a mu|er que se encontraba de pe sobre a parte superor de estrado, una tnca cuyos nfntos pegues cubran por competo a escanata que conduca a os tronos de nve nferor. |acob, |unto a a muchacha, tambn contempaba fascnado a escena. La mu|er que se ergua ante eos se encontraba a unos vente metros de dstanca, y su fugurante vestdo se proongaba en un veo que e ocutaba os cabeos y a parte nferor de rostro, de|ando a descuberto ncamente os o|os. -Parece que nos estaban esperando -murmur |acob, cogendo de a mano a su compaera. -As es, en efecto -d|o a meodosa voz de a mu|er de estrado, resonando con un extrao eco dentro de a campana de ncomuncacn-. Nos advrteron de que vendras. .. Ya ves que estbamos preparados. Las tres fguras oscuras de os tronos no hceron e menor movmento. |acob snt e tembor de a mano de Casandra en a suya. -Soo queramos rescatar a Dana Schoem -procam e muchacho con frmeza-. No tens derecho a retenera aqu. Es una voacn de todos os tratados nternaconaes. Provocars una guerra. La tnca de a mu|er se despeg haca os ados, como hnchada por un vento nvsbe. |acob y Casandra veron sus propos refe|os sobre a tensa tea pateada. La mu|er os observ en senco, pensatva. -Sabs dnde os encontrs? -pregunt, con su suave voz reverberante-. Ests en una Cmara de a Verdad, y yo soy e Espe|o que ha de refe|ar o que se ocuta en vuestros corazones. Soy Shereem, h|a de |afed, h|o de Mehmed, e |usto. Me ha sdo encomendado e escarecmento de a verdad, y evar a cabo m cometdo con a ayuda de Dos y de a |ustca Unversa. S aprecs vuestra vda, no habs a a gera en este ugar sagrado: a pata de m tnca soo refe|a os rostros de aqueos que no menten. - -239 239- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Sgu una arga pausa, que os muchachos aprovecharon para dgerr a nformacn que acababan de recbr. -Tu tnca soo refe|a os rostros que no menten? Entonces, habrs poddo comprobar que o que d|e hace un momento era verdad -d|o |acob de pronto, mrando desafante a a prncesa-. M refe|o no se borr de tu vestdo, n se ha borrado ahora, mentras habo. La prncesa no respond de nmedato. -Las preguntas ma formuadas producen respuestas oscuras -d|o por fn en tono sereno-. Y e Espe|o, sn uz, nada puede refe|ar... Empecemos e nterrogatoro por e prncpo. Cmo os ams? Casandra y |acob se mraron. -Yo soy Casandra Bshma, y es |acob Sefers- repuso Casandra con voz temborosa. Los e|anos refe|os de sus cuerpos sobre a tnca de a prncesa no se ateraron. -De dnde vens? -pregunt Shereem, sn mover n un soo mscuo. -Venmos de Ttana, donde hemos estado vvendo agn tempo ba|o a proteccn de Dana Schoem -repuso |acob en tono retador. La prncesa no reaccon a a mencn de su prsonera. -Ou habs vendo a hacer a E Tempo? -pregunt suavemente. |acob hzo un gesto de mpacenca. -Hemos vendo a rescatar a Dana, cuntas veces tenemos que repetro? -excam-. Por certo, a m tambn me gustara hacere agunas preguntas a Espe|o... Por qu a habs secuestrado? Y, sobre todo, cmo sabas que bamos a venr? -Las preguntas as hago yo -repuso Shereem con tranqudad. Casandra observ que una de as suetas sentadas en e nve nferor de estrado se remova, ncmoda. -Decs que habs vendo a buscar a Dana, y e Espe|o asegura que no ments -contnu Shereem, pensatva-. Sn embargo, vuestra respuesta es competamente absurda... Dana est aqu en cadad de husped de prncpe |afed. Ha vendo por propa vountad, y no necesta vuestra ayuda. Ahora, decdme, qu reacn os une con Dana Schoem? |acob ba a responder aradamente, pero Casandra se e adeant. -Le estamos agradecdos -d|o, sobreponndose a su nervossmo-. Ea nos ayud cuando estbamos en apuros... Y nosotros tambn a ayudamos a ea, en una ocasn. La prncesa permanec caada unos segundos. - -240 240- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Vuestros nombres no nos son desconocdos -admt fnamente-. Pertenecs a grupo de os Cuatro de Medusa, y forms parte de un expermento gentco de a corporacn Prometeo para crear seres humanos con superpoderes. En E Tempo no nos gustan as personas que |uegan a ser doses... -No formamos parte de nngn expermento de Prometeo -d|o |acob, mrando f|amente su refe|o en a capa de Shereem y preguntndose cmo demonos funconara aque extrao detector de mentras-. Escucha a verdad, s te crees capaz de asmara. .. Venmos de futuro, qu te parece? De un futuro e|ano, tan e|ano que n squera pods magnar cmo es. Se trata de una hstora muy arga... Pero una cosa s es certa: tenemos agunas capacdades dferentes a as de os seres humanos normaes, as que ms vae que no |ugus con nosotros. La prncesa se ncn geramente haca deante. -Ests amenazando a Shereem, a humde servdora de Espe|o? - pregunt con un eve matz de rona en a voz. Antes de que os muchachos pudesen responder, prosgu, ago atropeadamente. -Vuestro refe|o no ha desaparecdo n un soo nstante, y eso sgnfca que decs a verdad, por ncrebe que esta pueda parecer. Sn embargo, agunas verdades esconden pecados ms graves que a mentra. Es m deber sacar esos secretos a a uz, por mucho que nos horrorce su feadad. Decs que vens de futuro y que tens extraas capacdades que os hacen dferentes de resto de os seres humanos. Ago habamos odo a respecto... Habs utzado esas capacdades para coaros como adrones en a casa de prncpe? -S -repuso |acob con pronttud-. Enga a as ruedas neuraes de os vgantes, hacndoes creer que se encontraban en presenca de su |efe, e |eque Ishd. Todos se ncnaban hasta e sueo, despavordos... Est caro que ese dspota sabe cmo hacerse temer! -Por qu se o has dcho?-e recrmn Casandra en voz ba|a-. No haba nnguna necesdad... -Y qu ms da? Es que crees que no saben o que somos capaces de hacer?-repuso |acob, azando e tono-. Entonces, por qu nos tenan preparada esta |aua de ncomuncacn? Nos estaban esperando, no te das cuenta? En a dstanca, a prncesa Shereem e observ con curosdad. -En efecto, os estbamos esperando -reconoc, sn perder a cama -. Nuestros servcos secretos nos aertaron de que preparabas un atentado contra m padre, e prncpe. Cmo se os ocurr panear seme|ante monstruosdad, es ago que no ogro comprender. Afortunadamente, nuestras fuerzas de te han demostrado una vez ms - -241 241- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata su efcaca. Sabemos que dentro de esa |aua no pods utzar vuestros extraos poderes, de modo que e prncpe est a savo. Ahora, soo queda hacer |ustca. Casandra apret a mano de |acob, horrorzada. -Pero eso es mentra! -grt-. Nosotros no deseamos hacere nngn dao a prncpe, no hemos vendo aqu para eso! Hemos vendo a rescatar a Dana, ya se o hemos dcho... Por qu no se o preguntan a ea? Es a nca forma de acarar este enredo. De pronto, una de as fguras sentadas descarg un puetazo sobre e brazo de su sta. -Ya est ben, mocosa! No habes a menos que te pregunten, s no queres pagar muy caro tu atrevmento. No eres t quen drge este |uco... -N t tampoco, hermano -d|o gravemente a fgura sentada en e centro-. E Espe|o es quen decde o que quere escuchar... No vuevas a nterrumpr, te o ruego. Casandra y |acob observaron as dos suetas en sombras, comprendendo por fn a qunes pertenecan. E que haba mandado caar a Casandra era e |eque Ishd, sn duda... Y a fgura de centro corresponda a su hermano, e prncpe |afed. Casandra trat de dstngur e rostro de tercer |uez, sentado a a zquerda de |afed, pero no ogr ver nada. Supuso que se tratara de otro membro de a fama rea... En E Tempo, a |ustca pareca mpartrse a a antgua. La |oven prncesa se rgu ma|estuosamente a or e requermento de su padre. -E muchacho ha dcho a verdad -procam soemnemente-. Su refe|o no ha tembado en nngn momento... , sn duda, cree en o que dce. Veamos s podemos arro|ar ago de uz sobre este extrao maentenddo... Haba, |acob. Ou os hzo pensar que Dana no se encontraba en nuestro paaco por vountad propa? E muchacho parpade, cohbdo. Sn embargo, e bastaron unos segundos para reacconar. -Dana se encontraba con nosotros en e Consuado de Ure en Ttana cuando este fue asatado por un comando de agentes de Nur. Aguen nos avs de que venan a por nosotros, y nos escondmos. Cuando e pegro pas, supmos que os asatantes se haban evado a Dana, y supusmos que a habran trado aqu. E |eque Ishd se puso en pe, y su mponente perf se recort contra e refugente manto de su sobrna como a sueta de un ave de presa. -Mente! -rug, furoso-. Es que no ves que est mntendo? -No es eso o que dce e Espe|o -d|o Shereem con fradad. - -242 242- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Despus de una eve vacacn, Ishd vov a sentarse. Casandra y |acob e veron tecear sobre os brazos de su trono con mpacenca. -Aguen ha tenddo una trampa a estos |venes, hacndoes creer que Dana haba sdo secuestrada por agentes de Nur -afrm a prncesa, pensatva-. Es obvo que han vendo aqu engaados... -Eres t a que se engaa, prncesa -e nterrump |acob, azando a voz todo o posbe-. Los agentes eran de Nur, o sabemos con toda segurdad... Un amgo nuestro ntercept os nformes donde se consgnaba e pan de ataque a Consuado, y puede certfcar que procedan de E Tempo. La prncesa retroced un paso, y, por un momento, do a mpresn de que no saba cmo reacconar. -Est mntendo -rept Ishd, perdendo a pacenca-. Utzan sus poderes para neutrazar e poder de Espe|o. -Se encuentran dentro de una campana de ncomuncacn -e record tranquamente su hermano-. T msmo me aseguraste que sus poderes no tenan nngn efecto dentro de ese artugo. Las paabras de |afed e deron una dea a Casandra. -Prncpe, me permts que os formue una pregunta? -d|o, tratando de mprmr un tono sereno a su voz, aunque sn mucho xto. -Es e Espe|o quen debe otorgaros su permso, no yo -repuso e prncpe, vovndose haca su h|a. -Y yo se o concedo -afrm Shereem, azando ma|estuosamente a mano-. Pregunta, qu queres saber? -Cuando os nformaron de que venamos haca E Tempo para atentar contra a vda de prncpe, preparastes esta |aua de ncomuncacn para nosotros, no es as? -As es -repc a prncesa, sorprendda. %&' no se os ocurr empear e msmo matera para asar os apartamentos de prncpe |afed?-nsst Casandra-. Agunos de nuestros poderes son efectvos a dstanca... S hubsemos querdo, podramos haberos utzado sn egar a entrar en e paaco. -No haba tempo para taes preparatvos -contest Shereem, sn vacar-. La notca de ataque que paneabas eg a nuestros odos hace tan soo unas horas. Casandra not que e corazn se e aceeraba. De pronto, todas as pezas de rompecabezas empezaban a enca|ar. -S eso es as, por qu os apartamentos de Dana Schoem se encuentran enteramente revestdos de msmo matera que ntegra esta - -243 243- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata |aua en a que estamos nosotros? -pregunt, con voz cada vez ms segura. La prncesa ca un nstante, desconcertada. -No s de qu me habas, muchacha -d|o, despus de un momento-. Dana Schoem se ao|a en os apartamentos prvados de |eque Ishd, quen, en un gesto de hosptadad, decd cedrseos durante su estanca entre nosotros para que pudera dsfrutar de sus prvegadas vstas. |acob mr a Casandra de reo|o. Todava no entenda de todo adonde quera r a parar su compaera. -Pues yo os aseguro que as habtacones que ocupaba Dana son, en readad, una ggantesca campana de ncomuncacn -nsst Casandra, habando cada vez con mayor confanza-. Y ahora, de|adme que os pregunte: No os parece extrao que e |eque Ishd hcese revestr sus propos apartamentos de ese matera que fabrca Ddao, en ugar de en- cargar ese revestmento para as habtacones de prncpe |afed, que era a quen supuestamente queramos atacar? Un pesado senco cay sobre os membros de trbuna. -S reamente es como dces, no soy yo quen puede responder a tu pregunta -contest fnamente a prncesa con voz apagada-. Oue o haga e |eque Ishd... E auddo hzo ademn de evantarse, pero a fgura sentada en e tercer sta de estrado se e adeant. A ponerse de pe, a uz e do de eno en e rostro, y os dos acusados reconoceron a nstante os rasgos de Dana. -Cmo os atrevs a poner en duda e ceo de vuestro to?-d|o, vovndose corca haca a prncesa-. Es que no ha demostrado sobradamente en mes de ocasones su fdedad nquebrantabe a vuestro padre y su deseo de protegere de todo pegro? -Seorta Schoem, no hace fata que saga en m defensa -excam e |eque con educacn, aunque vsbemente rrtado por e arrebato de a Presdenta de Ure-. M hermano conoce sobradamente ms mrtos... Este trbuna sabe dstngur a verdad de a fasedad, y, a fna, a verdad sempre termna mponndose. -No, Ishd -nsst Dana-Es necesaro habar caro de una vez por todas. Ya hemos escuchado bastantes neras... Ouero que a prncesa oga de ms propos abos o que ya e he contado en prvado a su padre |usto antes de empezar e |uco -aad, vovndose haca a desum- brante fgura de a h|a de Ishd-. Yo acog a esos chcos en e Consuado de Ttana, con a ntencn de protegeros de a Corporacn Ddao. Les he brndado m hosptadad y m ayuda en centos de ocasones... Y cmo me han corresponddo? Esta noche, mentras dorma, se coaron en m cuarto y amenazaron con matarme s no es evaba hasta os aposentos - -244 244- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata de |afed. Supongo que, en e tmo momento, deberon de enterarse de que su proyecto de atentar contra e prncpe haba sdo descuberto y decderon cambar de pan sobre a marcha. Ouz pensaron que, utzndome a m como rehn, conseguran zafarse de os sodados de paaco. No podan suponer que, gracas a a prevsn de nuestro admrado Ishd, haba una campana de ncomuncacn esperndoes... Afortunadamente, todo ha termnado ben, y ahora soo queda hacer |ustca -concuy mrando trunfamente a prncpe |afed, para observar e efecto que e haban causado sus paabras. Sn embargo, su satsfecha sonrsa no tard en borrarse de su sembante. E prncpe tambn se puso en pe y se gr para mrar a Dana. Sus rasgos, baados en uz, refe|aban un ntenso estupor. -Dme, hermano -excam con suavdad, sn de|ar de observar a Dana-: Por qu e rostro de tu ardente defensora no se refe|a en e Espe|o de Pata? Dana vov entamente a mrada haca e argusmo vestdo de Shereem, que cubra os escaones de estrado. Sobre a superfce de a tea se refe|aban as e|anas fguras de Casandra y |acob; sn embargo, donde deba estar su propo refe|o no haba nada. -Ou ocurre? -pregunt Dana, desconcertada-. No entendo o que pasa... -Yo e dr o que ocurre -repuso |afed, mrndoa con dureza-. Ocurre que yo a he acogdo en m paaco como a una amga entraabe y que usted me ha pagado con a mentra y a tracn. Ocurre que Dana Schoem es una embustera... -No! -grt Casandra, tan ato como pudo-. No, no es eso o que ocurre... Todos os rostros se voveron haca ea, ncudo e de a propa Dana. -Ocurre que esa mu|er no es quen dce ser -prosgu Casandra, con nquebrantabe segurdad-. Aunque no hubese habado, e Espe|o no habra refe|ado su rostro, porque su rostro es una mentra. En readad, ea no es Dana Schoem. Dana comenz a protestar, furosa, pero e prncpe a obg a caarse con un severo gesto. -Muchacha, conozco a Dana Schoem desde que ambos ramos |venes -d|o con trsteza, vovndose haca a |aua de ncomuncacn-. Es ea, no me cabe a menor duda... -No, no o es -nsst Casandra-. No s cmo no me d cuenta antes... A prncpo, cuando ntent ocazara sn conseguro, o atrbu a a presenca de una campana de ncomuncacn. Pero uego, cuando estuvmos con ea, en su cuarto, not que ago no enca|aba... Tenamos mucha prsa, y no me par a pensar en eo. Soo ahora me he dado - -245 245- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata cuenta... Capt ago, ago de o que estaba soando en e momento en que a despertamos. Un sueo en e que apareca un ugar que yo conozco muy ben, pero que Dana Schoem no ha psado |ams. S, y tambn apareca aguen a quen as dos tememos... -Hden? -pregunt |acob, comprendendo de pronto. -Ya basta!-rug Ishd, ponndose de pe y extrayendo un pequeo ntercomuncador de os pegues de su tnca-. Se acab esta pantomma. Esperaba no tener que egar a esto, pero, quz, despus de todo, sea o me|or... Lanz una seca orden en rabe y, de nmedato, una decena de hombres se descogaron por as cuerdas que unan a cpua fotante a estrado donde se haaba Shereem. Dos de os hombres se anzaron de nmedato sobre a prncesa y a encaonaron con sendas pstoas, mentras e resto de comando tomaba poscones en todos os puntos estratgcos de a estructura. -Ha egado e momento de cambar a Hstora -d|o Ishd mrando a su hermano, que no se haba movdo-. Me aegro de haber tomado certas precaucones... Con a emocn de |uco, quz no os hays dado cuenta de que nos estbamos movendo ago ms deprsa de o habtua, Ateza -aad, hacendo una burona reverenca-. Muchachos, contade a prncpe dnde estamos... Casandra y |acob mraron nstantneamente haca e sueo de a |aua transparente. Ba|o sus pes, a una gran dstanca, veron una ntermnabe extensn de dunas doradas. -E deserto! -murmur Casandra. -Sueta a m h|a -orden |afed con voz frme. E |eque Ishd se ech a rer. -Creo que no o entendes -d|o, acercndose a prncpe-. Ya no eres t quen da as rdenes... Los pegrosos muchachos de Medusa, con sus sobrenaturaes poderes de magos, o de d|nns, te han asesnado. Muy pronto o sabr toda a corporacn, y os peregrnos que han vendo a honrar a memora de nuestro padre orarn tu prdda. En a prctca, es como s ya no exsteses... Pero no te preocupes, tu hermano sabr vengarse y hacer |ustca. En readad, creo que ser me|or empezar por ah... Esos dos son demasado pegrosos. Ordena e desenganche de a |aua, rpdo. No dgo que eso vaya a savarte a vda... Pero s puede savar a vda de tu h|a. Su hermano e mr f|amente durante unos segundos. -No quse creer a os que me aconse|aban que me ae|ase de t - murmur-. Aunque, en e fondo, sempre supe que tenan razn... - -246 246- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No me has odo? Actva e desenganche, rpdo! -grt Ishd, empu|ndoe-. Ouero que esos dos se estreen contra a arena de deserto, y que os butres acaben con sus despo|os. Ouero veros caer ahora msmo... Y quero que o hagas t, me comprendes? Ouero que te vayas a otro mundo con e peso de haber matado a esos dos cros en a concenca. Sempre has presumdo de recto, de |usto. No te gusta e traba|o suco, sempre has preferdo que o hcera yo por t... Pero ahora, o vas a hacer t. A menos que queras ver cmo mato con ms propas manos a tu h|a. E prncpe contnuaba sostenendo a mrada de su hermano, mperturbabe, aunque a ntensa padez de su rostro reveaba e profundo door que estaba sntendo. -Haz o que queras hacer -d|o, aparentemente camado-. N m h|a n yo vendemos nuestro amor a a |ustca. De todas formas, por qu ba a confar en t? Ahora s o que vae tu paabra. Ishd descarg una voenta bofetada sobre e prncpe, que estuvo a punto de caer por a fuerza de gope. -Esto ya ha durado demasado -murmur |acob, apretando a mano de Casandra-. No te asustes, vae? -Ou vas a ha... ? -Agchate! -e grt su compaero. Casandra obedec, y en e msmo nstante a campana de ncomuncacn que os encerraba sat en m pedazos, en medo de un ensordecedor estruendo de crstaes. Todos os presentes se voveron haca o que quedaba de a |aua, espantados. En perfecto equbro sobre os restos de sueo transparente, |acob, ensangrentado por os centos de cortes que e haban producdo os fragmentos de a |aua, mraba f|amen- te a Ishd, que haba cado a sueo por a voenca de a exposn y yaca boca aba|o, ensangrentado. Casandra tambn observaba a Ishd, horrorzada. -Dnde est a muchacha? -pregunt Shereem con voz trmua. -Ha cado; ha cado a deserto -responderon a coro as voces de varos sodados. Casandra se do cuenta entonces de que no podan vera, a pesar de que segua exactamente en e msmo sto que unos segundos antes. En ese momento, dos aas respandecentes apareceron sobre a espada de |acob y, despegndose en toda su amptud, e ayudaron a eevarse haca a cpua fotante de a Cmara de a Verdad. Aba|o, todos observaron boquabertos cmo atravesaba e are voando, hasta r a posarse ma|estuosamente a escasos metros de Shereem. - -247 247- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Los dos guardas que custodaban a a prncesa se apartaron, aterrorzados. -Es un d|nn -grt uno de eos-. Es un madto d|nn! -Dsparade -orden Ishd, ncorporndose con dfcutad-. Vamos, a qu espers? Dsparade! Los sodados o mraban espantados. Haban perddo toda su capacdad de reaccn. -Panda de mbces! Tendr que hacero yo msmo -rug Ishd, arrebatndoe una pstoa a uno de sus hombres y descargando un dsparo sobre a fgura aada de |acob. Casandra empez a char, hstrca, pero nade hzo caso de sus grtos. Todas as mradas estaban pendentes de |acob, que segua sonrendo, a pesar de que una baa acababa de atravesare e pecho, de|ando una ensangrentada quemadura en su tnca, a a atura de corazn. Todo e mundo en E Tempo conoca a extraordnara puntera de Ishd; era m- posbe que e muchacho hubese sobrevvdo... Sn embargo, a estaba, observndoos a todos con expresn retadora. -No... No puede ser -babuce Ishd, retrocedendo, sn de|ar de mrar a muchacho-. No tene cuerpo... Es un demono, un madto esprtu de nferno! Sus hombres se mraron, horrorzados. De pronto, uno de eos cay de rodas. -No es un demono, es un nge! -grt, soozando-. Es que no ves sus aas? -Ha vendo a castgarnos por traconar a nuestro prncpe -d|o otro, arrodndose tambn-. Pedad, Seor; pedad, os o ruego... -Ha sdo cupa de !-excam un tercer sodado, mrando a Ishd con odo-. Ouera obgarnos a matar a prncpe, pero e Ange nos ha aberto os o|os! S aguen debe morr aqu, eres t, Ishd... -Muerte a Ishd! -repteron a coro os otros sodados. Antes de que e |eque pudera reacconar, uno de sus hombres se acerc a y e dspar a quemarropa. Ishd se derrumb en e sueo como un peee sn vda. -Ya no vovers a aterrorzarnos nunca ms -d|o e sodado que o haba matado con una extraa cama-. Ateza, perdonadnos por o que acabamos de hacer -aad, vovndose haca e prncpe. E hombre an contnu habando durante unos segundos, pero Casandra no pudo entender sus paabras. Estaba tan aturdda, que tard unos segundos en comprender que e sodado se estaba expresando en su engua materna, e rabe. - -248 248- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Entonces, a evantar a vsta, se do cuenta de que |acob estaba a su ado, y de que a |aua de ncomuncacn no se haba roto, sno que contnuaba ntacta. La vsn de su compaero con dos grandes aas a ado de a prncesa se haba desvanecdo. |afed se haba arrodado |unto a su hermano, y a supuesta Dana se haba sentado de nuevo en su sta y observaba a |acob como s se tratase de una aparcn. La prncesa Shereem descend en senco hasta a parte ms ba|a de estrado, donde se encontraba e cuerpo de Ishd. -Ou ha ocurrdo? -pregunt, azando a mrada haca a |aua donde estaban os muchachos. -Cre que Ishd ba a mataros, prncesa -expc |acob-. Por eso actv agunos de ms poderes... -La |aua sgue ntacta -d|o Shereem, despus de un breve senco-. Todo o que hemos vsto ha sdo una aucnacn? -Ms o menos -admt |acob-. Dgamos que ha sdo una vsn ntroducda artfcamente en vuestras ruedas neuraes. -Y tambn en m cerebro -d|o Casandra, tembando todava de pes a cabeza-. De verdad era necesaro? -pregunt, encarndose con su compaero. |acob se encog de hombros. -La stuacn era muy dfc. Haba que actuar deprsa. E prncpe |afed evant e rostro, mentras su mano contnuaba acarcando e cabeo de su hermano muerto. -Shereem, bera a os muchachos -orden con voz serena-. Nos han savado a vda... O|a no hubese tendo que ser a costa de a de m hermano. -Debste someter a Ishd a arbtro de Espe|o hace mucho, padre -e record Shereem con suavdad-. Sabamos que un da u otro ra demasado e|os... -No; yo nunca pens que egara a ago as. Pero ya es tarde para amentarse... Ahora, hay cosas ms urgentes que hacer. Sodados, deponed as armas y descended a a cpsua de navegacn. Decde a poto que ponga rumbo de nuevo a Paaco... y evaos con vosotros e cuerpo de m hermano. Ms tarde decdremos s merecs o no un castgo. Los hombres se acercaron a recoger e cuerpo de Ishd y o cargaron a hombros para ba|aro a nve nferor de a Cmara de a Verdad. Se es vea avergonzados y asustados por o que acababan de hacer. Cuando e tmo de eos desaparec tras a trampa de ba|ada, os o|os de |afed se voveron haca Casandra y |acob, que, ya en e sueo, acababan de sar de a |aua transparente. - -249 249- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -M ntencn no era que Ishd murera -expc |acob torpemente-. No pens que fuera a suceder ago as... -No tenes que dscuparte. Cada uno es responsabe tan soo de sus actos. Pero s necesto que me acars o que acaba de ocurrr -exg e prncpe con acento severo-. Decdme; s esa mu|er no es Dana Schoem, qun es? -Es una ve|a amga nuestra -repuso a muchacha, mrando a |acob-. Bueno, ms tuya que ma... Pasaste muchos aos a su ado. Me sorprende que no a hayas reconocdo antes que yo. -Samantha!-excam |acob-. Caro, deb suponero. -Estaba soando con e |ardn de Edn -expc Casandra aceeradamente-. Y con Hden... Cmo no me d cuenta en ese momento de que no poda ser Dana? -Ahora ya no mporta -d|o con voz cansada a audda. A contnuacn, se ev ambas manos a a nuca para manpuar os controes nvsbes de su mscara vrtua, y todos observaron boquabertos cmo e beo rostro de Dana Schoem se ba pegando sobre s msmo como una tea, de|ando a descuberto os rasgos serenos y fros de Samantha Beage. -La drectora para Asuntos Europeos de a Corporacn Ddao - must |afed, fruncendo e ceo-. Ou hace ea aqu? Ou sgnfca toda esta superchera? -Eso es ago que a propa Samantha tendr que expcar -contest Casandra, mrando a a ayudante de Hden con dureza-. Lo nco que s es que aguen se ha tomado muchas moestas para hacernos creer que Dana haba sdo secuestrada por Nur, y me pregunto por qu. -S -d|o |afed, mrando a Samantha-. Yo tambn me o pregunto... Evdentemente, aguen quera sembrar a dscorda entre Nur y Ure, ahora que e gran descubrmento de Dana va a forzar a resto de as corporacones a reequbrar sus fuerzas. Y no hace fata r muy e|os para saber qun era ese aguen... Nunca me ha gustado Hden, nunca - aad, meneando a cabeza con trsteza-. Cuando penso en o que poda haber sdo... Es un hombre brante, capaz, traba|ador y Heno de deas. Lo tena todo para convertrse en un gran benefactor de a Humandad. Todo, excepto o esenca... No sabe dstngur as causas que de verdad vaen a pena. Los chcos o mraron en senco, mpresonados. Samantha contnuaba sentada en e msmo sto, con expresn ausente. -Entrgasea a os robots de custoda, Shereem -orden e Prncpe-. Oue eos se encarguen de encerrara en a ceda de prevencn. Y uego, m pequea, descansa... Pronto egaremos a paaco de nuevo, y yo necesto habar con estos dos vaentes. - -250 250- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata La prncesa Shereem saud a su padre ncnando a cabeza e hzo o que este e haba peddo. Casandra y |acob observaron a Samantha ae|arse entre dos espgados robots de segurdad sn oponer nnguna resstenca. Cuando estuveron soos, |afed nvt a sentarse a os dos muchachos sobre as tabas de madera de estrado, y se sent con as pernas cruzadas, frente a eos. -Segn he entenddo, entonces, unos hombres supuestamente envados por Nur entraron en E Consuado de Ure en Ttana y se evaron a Dana -resum-. Ests seguros de que esos hombres pertenecan a m corporacn? -Lo estamos -afrm |acob, recordando as expcacones de Sa y a confesn de Kp-. Ta vez os envase vuestro hermano... -Es probabe que Ishd egase a agn tpo de acuerdo con Hden para tramar este monumenta engao -asnt |afed, hundendo a cabeza entre as manos-. Pobre oco, farse de aguen como Hden... E probema es que no sabemos hasta dnde han egado. Espero que an estemos a tempo de rescatar a Dana. -S aguen puede hacero, es usted -d|o Casandra. -S, es o menos que puedo hacer, despus de pegro en e que he puesto a Dana y a resto de mundo por cupa de m ceguera. Deb ntur o que se avecnaba hace mucho tempo... En todo caso, os doy m paabra de que har todo o que est en m mano para averguar e paradero de Dana Schoem, y para rescatara, s es posbe. -S podemos ayudar en ago... |afed mr a |acob con una sonrsa de grattud por su ofrecmento. -S, creo que hay ago en o que pods ayudarme -confes, despus de una pausa-. Es ago reaconado con un archvo de m propedad que se encuentra en e Banco Suzo de Datos de Vrtuanet. Hace agunos das, a Comundad Vrtua me nform de que e banco haba sufrdo un ntento de asato por parte de un ndvduo que deseaba hacerse con ese archvo. Un centfco de Prometeo, segn me contaron... Tambn me d|eron que ogr ntroducrse en a Catedra secuestrando a una muchacha amada Seene Van, que, s no me equvoco, pertenece a vuestro grupo. Es eso certo? -S. Pero, en e tmo momento, Seene ogr escapar de su secuestrador... con m ayuda -expc |acob, no sn certo orguo. E prncpe o observ con una mezca de asombro y curosdad. -Se supone que nade puede acceder a nteror de a Catedra. Cmo o ograstes? Los muchachos se mraron sn saber qu decr. - -251 251- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Es gua; supongo que ser otro de os msteros de vuestras poderosas mentes, gua que e extrao prodgo que acabamos de presencar hace un momento. En todo caso, o que quero pedros es ago que soo vosotros pods hacer... Necesto que vovs a entrar en a Catedra y que recupers ese archvo que me pertenece. -E msmo que sav Seene?-se extra |acob-. Pero, s es vuestro, por qu no socts a a Comundad Vrtua e permso necesaro para retraro? -Desde e asato a a Red de vuestra amga, e Banco Suzo de Vrtuanet se encuentra temporamente bndado. Nade puede sacar n meter nformacn... Y es posbe que a stuacn se proongue durante varos meses. No puedo esperar tanto. -Por qu? Ou contene e archvo? -pregunt Casandra. E prncpe |afed cav en ea sus profundos o|os oscuros. -N yo msmo o s -confes-. Pero se trata de ago muy pegroso... Habs odo habar de Arma Defntva? |acob y Casandra asnteron, mpresonados. -Era una espece de arma meteorogca que, segn se deca, aguen dse durante a Gran Guerra -record |acob-. Pero, que yo sepa, nunca eg a construrse... -Ese archvo podra contener a nformacn necesara para construra -expc rpdamente |afed-. No s s os sonar e nombre de Uugh Beg, e famoso matemtco que revoucon as teoras de caos. -No fue e tpo que ogr frenar una supertormenta que amenazaba con destrur Nueva York? -pregunt Casandra. -S; y, de paso, ater sn remedo todo e cma de a costa orenta de Norteamrca -aad |acob, hacendo una mueca. |afed asnt entamente. -En efecto, as fue. Despus de aqueo, Uugh se retr a deserto durante aos, competamente destrozado por e desastre que haba ocasonado su ntervencn. Lo que quz no seps es que Uugh era ntmo amgo de m padre, e prncpe Mehmed... Muchos aos despus de o de Nueva York, durante a Gran Guerra, Uugh se present de mprovso en casa de m padre con un ve|o cuaderno de pape eno de garabatos manuscrtos. Estaba muy enfermo, y saba que no tardara en morr. Pero no quera rse de este mundo sn hacer una tma contrbucn a desarroo de a Cenca... Segn e d|o a m padre, su estanca en e deserto e haba aberto os o|os, hacndoe comprender os faos de su teora. E resutado era una nueva obra que, segn sus paabras, poda cambar para sempre a hstora de a Humandad, para ben o para ma. Como saba que a no e quedaba mucho tempo, Uugh e entreg e - -252 252- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata ve|o cuaderno a m padre, rogndoe que o custodara ceosamente y que no o eyera a menos que a guerra se aargase demasado. Segn , e contendo de su cuaderno bastara para termnar con a guerra de nmedato. M padre, que conoca su traba|o en e campo meteorogco, supuso de nmedato que o que contena e cuaderno eran as expcacones necesaras para construr esa bomba cmtca de a que tanto se hababa desde haca agn tempo. A prncpo, no supo qu hacer con aquea mportante nformacn. Por un ado, no quera traconar a confanza de Uugh eyendo sus papees o entregndoseos a otros centfcos de su campo para anazaros; pero, por otro, a guerra se estaba proongando demasado, y centos de mes de personas moran cada da... Cuando e notfcaron a muerte de Uugh, m padre tom una arresgada decsn: no eera e contendo de su cuaderno, pero, aun as, o utzara. Hara correr e rumor de que a bomba cmtca haba sdo construda. De|ara que as dstntas federacones creyesen que eran sus enemgas as que a haban desarroado. Gracas a su gran nfuenca en Medo Orente, tena os contactos para hacero... Confaba en que e temor a una catstrofe rreparabe e|ercese un efecto dsuasoro y obgase a as Federacones a frmar a paz. Y su estratega surt efecto... Poco despus de dfundrse e rumor, se organzaron os acuerdos de Langey, de os que m padre fue un frme mpusor. Ya sabs o que ocurr despus... La guerra termn, y as nueve grandes corporacones empezaron a domnar e mundo. -Y qu suced con ese cuaderno? -pregunt Casandra. -M padre fotograf su contendo, y uego o destruy. Cuando se fund e Banco de Vrtuanet, ntrodu|o a e archvo que contena as fotografas, y por fn pudo dormr tranquo. La posesn de un secreto tan terrbe como ese e haba hecho enve|ecer rpdamente en poco tempo... Antes de morr, me conf a cave de acceso a archvo de Uugh, rogndome que no o utzase a menos que a Humandad se vese nuevamente amenazada por una catstrofe smar a a Gran Guerra. -Aguen ms conoca a exstenca de ese archvo? |afed suspr. -Una soa persona; m hermano... |acob y Casandra ntercambaron una rpda mrada. -Despus de o que suced en a Catedra, es obvo que m hermano ha estado trafcando con nuestro gran secreto famar -prosgu |afed-. Puede que ese pobre dabo a que paron ntentando robar m archvo no fuese ms que un mercenaro de Ishd, que no saba o que contena ese documento. Sn embargo, e hecho de que egese para e robo a un fsco, y no a un experto en redes vrtuaes, me hace pensar que e adrn, ese ta Up Keer, saba o que se traa entre manos... - -253 253- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero por qu quere que recuperemos e archvo ahora que e pegro ha pasado?-pregunt |acob-. Up ha perddo a memora, e Ishd est muerto... E secreto vueve a estar seguro. En readad, no podra estar ms seguro en nngn otro ugar. -Te ovdas de aguen -must e prncpe-. Te ovdas de Hden. S se ha atrevdo a ntroducr a su mano derecha, esa ta Samantha, en m paaco, es porque anda detrs de ago mportante. Podra ser e archvo... -Pero Samantha ya ha sdo desenmascarada -apunt Casandra. -Da gua. Por o que s, conocs ben a Hden... S es as, sabs tan ben como yo que no se rendr a prmer fracaso. Lo vover a ntentar una y otra vez... Es me|or no correr resgos. -Pero Hden no puede acceder a nteror de a Catedra, por muy poderoso que sea -e record |acob-. Soo nosotros podemos hacero... Y no es seguro que ogremos extraer un archvo de ea. Eso es ago que Seene n squera eg a ntentar. -Ouz e prncpe teme que Hden nos secuestre y nos obgue a robar ese archvo para -murmur Casandra. E prncpe a observ con una trste sonrsa. -Eres ntegente, muchacha. Has acertado, es a debdad humana o que temo... Pero no a vuestra, sno a ma. Ahora que sabe que tengo en m poder e secreto de Arma Defntva, podra chanta|earme. -Ishd ha ntentado chanta|earos hace un momento, amenazando a vda de vuestra h|a -d|o suavemente Casandra-. Y no ha consegudo nada... Todava duds de vuestra propa fortaeza? -Nngn hombre es un dos, por mucho que aspre a a perfeccn - repuso |afed sombramente-. Y s Hden, en ugar de amenazar a m h|a, amenazase a todo m puebo? Y s amenazase con desencadenar una nueva guerra goba? Merecera a pena conservar e archvo de Uugh a ese preco? No, creed o que os dgo. Lo me|or es que ese archvo sea destrudo. -Pero vas a destruro sn eero? -pregunt |acob, asombrado-. Ouz ese traba|o tenga aguna apcacn no destructva. Es una pena renuncar a os progresos de a Humandad. .. -Cuando a Humandad est sta para esos progresos, surgr otro Uugh dspuesto a umnara con su sabdura -afrm |afed, mrando a os muchachos con o|os brantes-. La verdad sempre termna respandecendo... Ou decs, ests dspuestos a ayudarme? Casandra y |acob se mraron un nstante. -Lo ntentaremos -repuso |acob sonrendo-. Y gracas por confar en nosotros... - -254 254- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata E prncpe |afed extend os brazos y os pas sobre os hombros de os dos adoescentes. -S que no arresgo nada -repuso en voz ba|a-. A veces, no hace fata un Espe|o de Pata para ver en e nteror de os corazones. - -255 255- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 12 Captulo 12 La ciudad del dragn La ciudad del dragn Estaba amaneciendo cuando el piloto del dirigible que conduca al equipo de Arena de Uriel a la sede de los Interanuales anunci el comienzo de las maniobras de anclaje. Desperezndose, Martn se asom a la ventanilla y observ el plido rosa del cielo, cuyos tonos se volvan ms clidos y anaranjados en la proximidad del horizonte. Luego, al mirar hacia abajo, descubri la perfecta escultura de la Ciudad Roja, un inmenso dragn de escamas de oro y coral tendido perezosamente sobre el verde intenso de las colinas. Era un diseo tan preciso, que costaba trabajo distinguir en cada escama el tejado de un edificio, o en el ojo del dragn el contorno brillante y circular del gran anfiteatro de Arena de Ki. Al otro lado del pasillo, su madre charlaba animadamente con Alejandra. Los murmullos de excitacin a su alrededor les hicieron interrumpir la conversacin. Qu pasa? pregunt Alejandra, mirando a Martn. Mira por la ventana le contest el muchacho sonriendo. A que impresiona? Sofa y Alejandra inclinaron las cabezas para mirar por la ventanilla redonda que haba junto al asiento de Alejandra. Las dos se quedaron embobadas contemplando la sorprendente vista area de la ciudad, hasta que Martn se cans de esperar a que reaccionaran. Es como os la imaginabais? pregunt, atravesando el pasillo y mirando por encima de las cabezas de su madre y de su novia. Es mucho mejor reconoci Alejandra con un suspiro. Nunca haba visto nada tan... tan perfecto. Si parece que va a salir volando en cualquier momento para destruirnos con su aliento de fuego! - -256 256- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Demasiado perfecto murmur Sofa, con ojos serios. El concepto de belleza que tiene el seor Yang me pone los pelos de punta. Me recuerda demasiado a un animal disecado. Los dos jvenes se echaron a rer, y, despus de un instante, Sofa se uni a ellos. Pero Martn not que su risa tena algo de forzado, que le faltaba la naturalidad de la verdadera alegra. Un auxiliar de vuelo robtico se acerc para recordarles que deban permanecer sentados y con los cinturones abrochados durante la maniobra de anclaje, de modo que Martn regres a su asiento. Con los ojos fijos en la majestuosa ciudad que se extenda a sus pies, el muchacho trat de deshacerse de la desagradable impresin que le haba provocado la escena que se acababa de producir. Era consciente de que todo el mundo a su alrededor se estaba esforzando al mximo para hacerle olvidar la angustia que durante das haba oprimido a cuantos vivan en el Consulado. Pero cmo iba a olvidar que Diana segua desaparecida, y que todas las gestiones que se haban hecho para intentar encontrarla haban resultado infructuosas? l y sus compaeros haban puesto todas sus esperanzas en la expedicin de Jacob y Casandra a El Templo; hasta el Cnsul, una vez informado, les haba apoyado... Pero haca das que Jacob les haba informado de lo ocurrido en El Templo y del engao de Samantha. Despus de aquello, su preocupacin no haba hecho sino aumentar. Ahora saban con certeza que la Corporacin Ddalo estaba implicada en el secuestro de Diana, y eso no presagiaba nada bueno. Hiden tena muchas cuentas pendientes con la Presidenta de Uriel, y no se detendra ante nada para saldarlas. Probablemente tendra a Diana prisionera en Chernograd, su ciudad siberiana, cuya localizacin exacta ni siquiera figuraba en los mapas... Martn confiaba en que, despus de los Juegos, Casandra o Selene pudiesen contactar con Leo para pedirle que averiguase algo. Pero para eso tendran que esperar a salir de la Ciudad Roja... Mientras estuviesen en los dominios del seor Yang, amigo y aliado de Hiden, era preferible no cometer ninguna impru- dencia. Para colmo, lo sucedido con Diana amenazaba con hacer fracasar la misin de observacin que les haba sealado la llave del tiempo. El plan original daba por supuesto que Jacob, Casandra y Selene viajaran junto a Martn a la ciudad de Ki... Sin embargo, los dos primeros se haban visto obligados a quedarse en El Templo para ayudar al prncipe Jafed a destruir un peligroso archivo guardado en la Catedral de Virtualnet que, segn les haba informado Casandra, poda interesar mucho a Hiden; y Selene, por su parte, haba decidido quedarse en el Consulado de Titania, a fin de poder ayudar a sus compaeros en sus expediciones a la Red de Juegos, aunque fuera a distancia. Eso, sin contar con que acababa de completar la traduccin del segundo mensaje extraterrestre, y necesitaba an cierto tiempo para encajar todas las piezas del puzle... El resultado era que, fuese lo que fuese lo que deban presenciar durante la celebracin de los Interanuales en la Ciudad Roja, la - -257 257- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata responsabilidad recaera enteramente sobre Martn. Tendra que estar atento a lo que ocurra fuera de la Arena, adems de pensar en el juego... Por fortuna, poda contar con Alejandra, que se haba comprometido a mantener los ojos bien abiertos mientras durasen los Interanuales. Adems, en el ltimo momento antes de emprender el viaje, haban descubierto una coincidencia que les beneficiaba: al estudiar el plano hologrfico de la Ciudad Roja que el seor Yang les haba enviado en el ltimo instante para que preparasen la final, Alejandra haba cado en la cuenta de que el anfiteatro de Arena se encontraba exactamente en las mismas coordenadas geogrficas sealadas por la llave del tiempo. Eso significaba que, para asistir al importante acontecimiento histrico que deban presenciar, les bastara con permanecer en el lugar en que iban a celebrarse las semifinales y la final del torneo de Arena. Cuando el dirigible estuvo perfectamente amarrado a su torre de anclaje, los pasajeros fueron invitados a descender a la pista de recepcin. En las escaleras mecnicas, la madre de Martn le apret un instante la mueca, y Martn not que la palma de la mano de Sofa estaba hmeda de sudor, como le suceda siempre que se pona nerviosa. Puede que no tengamos muchas oportunidades de hablar de ahora en adelante le susurr rpidamente al odo. Parece que el seor Yang en persona nos espera a pie de pista... Hemos llegado muy tarde, la semifinal comienza dentro de apenas tres horas, y Yang debe de estar furioso con nosotros por haber faltado a la fastuosa ceremonia de inauguracin... Tenamos que esperar hasta el ltimo momento, a ver si apareca Diana contest Martn. La pista que encontr el equipo de bsqueda de Jafed pareca buena, Jacob estaba convencido de que la encontraran en ese refugio secreto de Ishid que localizaron... Bueno, ahora ya no importa le cort su madre. Lo que quiero que recuerdes es que, a partir de este momento, debes concentrarte completamente en el Juego y olvidarte de todo lo dems. Recuerda que una distraccin, en la Arena, puede llegar a costarte la vida... Cuando empiecen las semifinales, estar contigo a travs del navegador, pero solo podr impartirte instrucciones muy breves. Sguelas, Martn. Pase lo que pase, confa en m... Y, sobre todo, concntrate en tu personaje; mtete en su piel, cretelo. Si lo haces, tendrs muchas ms posibilidades de ganar. Lo que me preocupa es que ni siquiera s todava qu papel desempea cada jugador. La Comunidad debera habernos enviado el reparto del juego hace siglos... Por qu no lo habrn hecho? No lo s; han dicho que los guionistas tendremos toda la informacin antes de que el juego comience, as que no te preocupes por eso. Mientras dure el torneo, no pienses en los jugadores que estn compitiendo contigo; piensa nicamente en sus - -258 258- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata personajes, y olvdate de intentar averiguar quin es quin; eso solo conseguir distraerte. El ltimo tramo de la escalera mecnica se encontraba al aire libre. Al emerger al exterior, Martn pudo contemplar la extraa comitiva que los esperaba sobre el blanco inmaculado de la pista. El seor Yang, un anciano de aspecto benvolo y sonriente, se encontraba en el centro del comit de recepcin, un poco por delante de los dems, saludando a los recin llegados con la mano. Detrs, formando un curioso diseo geomtrico, haba al menos dos centenares de personas completamente inmviles. Martn sinti un escalofro al darse cuenta de que los rostros de todas aquellas personas eran idnticos. El maquillaje blanco que los cubra como una gruesa capa de laca confera una inquietante rigidez a sus rasgos, dndoles el aspecto de una antigua coleccin de muecas de porcelana. Pero la similitud de todas aquellas caras no era producto tan solo del maquillaje... Martn record con un estremecimiento lo que haba ledo en Internet acerca de las lamias del seor Yang, que componan el servicio domstico del presidente de la corporacin Ki. Segn se rumoreaba, todos los miembros de aquel servicio, tanto hombres como mujeres, haban sido sometidos a operaciones de ciruga para conferirles el aspecto de la niera que haba cuidado de Yang cuando era nio. Otras versiones, sin embargo, aseguraban que la semejanza se consegua a travs del uso de mscaras virtuales... Mientras la escalera mecnica le acercaba cada vez ms a aquel estremecedor cortejo, Martn comprob que, efectivamente, resultaba imposible dilucidar si aquellas criaturas inmviles e inexpresivas como estatuas pertenecan al sexo femenino o al masculino. Adems, para realzar an ms la similitud de todos aquellos rostros, cada miembro del comit de recepcin haba sido ataviado con un traje diferente. Los brillantes colores de las tnicas de las lamias, con sus complicados adornos, contrastaban vivamente con la sencillez del traje negro de Yang. Si el Khan Rojo, como le llamaban sus sbditos, quera poner de relieve su absoluta superioridad sobre aquel triste ejrcito de marionetas, sin duda alguna lo haba conseguido. Al llegar al final de las escaleras, Martn y su madre esperaron en silencio a que el resto del equipo terminase de descender, bajo la mirada atenta y un poco socarrona de Yang, que ahora permaneca tan inmvil como sus lamias. Ni los miembros del comit de recepcin ni los recin llegados se atrevan a mover un solo msculo. Solo cuando el seor Yang, despus de un interminable silencio, comenz a aplaudir, se rompi el hechizo. Como obedeciendo a una seal, de inmediato todas las lamias imitaron el gesto de su seor y prorrumpieron en un ruidoso aplauso, que los integrantes del equipo de Uriel acogieron con leves inclinaciones de cabeza. Durante el viaje, Jade los haba estado aleccionando acerca del rgido protocolo que rega en la Ciudad Roja, y de las consecuencias que poda acarrearles el desprecio de las frreas reglas de conducta impuestas a sus visitantes por el seor Yang. Impresionados por la puesta en escena del recibimiento, tanto los tcnicos del equipo como los guionistas tuvieron buen cuidado de no cometer ningn error. Sin - -259 259- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata expresar ninguna emocin, los viajeros escucharon el breve discurso de bienvenida que el seor Yang les dirigi en un ingls inaudible, pronunciado casi en susurros. Cuando dio por terminada su alocucin con una exagerada reverencia, Sofa le contest en nombre del equipo, empleando el mismo tono susurrante de su anfitrin. Este escuch las palabras de la madre de Martn con una amplia sonrisa, y, cuando ella termin, camin a su encuentro y la estrech afectuosamente entre sus brazos. Bienvenida, Sofa dijo, con ojos chispeantes de alegra. Es un honor tenerte de nuevo entre nosotros. Martn advirti la sinceridad con que haban sido pronunciadas aquellas palabras, y, sin saber por qu, sinti una especie de nusea en la boca del estmago. Que un hombre tan peligroso y despiadado como Yang sintiese semejante aprecio hacia su madre era algo que rompa todos sus esquemas. Sin embargo, de no haber sido por la admiracin del Khan Rojo hacia Sofa, l, Martn Lem, un jugador novato e inexperto, jams habra sido admitido como representante de Uriel en los juegos Interanuales organizados por la corporacin Ki. Despus de saludar a su madre, el seor Yang se volvi hacia el muchacho y lo mir con una irnica sonrisa. De modo que este joven es la gran revelacin que nos tenis preparada? susurr con voz meliflua. Excelente, excelente... Quin sabe, muchacho, quiz en el futuro este ao sea recordado por tu nombre... Qu glorioso triunfo para Uriel, y para su insigne Presidenta! aadi en un tono de falsete adoptado a propsito para recalcar la extrema improbabilidad de aquel resultado. A continuacin, pase la mirada sobre el resto del equipo, como buscando un rostro en particular. Pero dnde est nuestra amada Diana Scholem?pregunt con sbita gravedad. No cre que desdease la oportunidad de ver triunfar a su equipo... Hemos estado esperndola contest Sofa, pero al final no ha podido venir. Os enva sus disculpas, y os promete estar aqu para la final. Por eso os habis perdido mi Premire? dijo el seor Yang, volviendo a su tono almibarado. Imperdonable. Me sentira ofendido si no fuera por que se trata de Diana, una diosa de nuestro tiempo, una santa en vida... El Khan Rojo pase su mirada sobre los rostros de sus invitados para disfrutar del efecto que haban provocado sus palabras. Cuando sus ojos se posaron sobre Martn, el muchacho trat de adoptar la expresin ms hiertica posible. Bien, bien dijo Yang, complacido. Si hubieseis llegado antes, habra podido organizar una acogida como es debido en vuestro honor. Por desgracia, disponemos de muy poco tiempo para haceros sentir el calor de nuestra bienvenida. Dentro de dos horas y media tenemos que estar en el Ojo del Dragn para dar comienzo a las semifinales. Es nuestro anfiteatro de Arena, como supongo que sabris... Sin - -260 260- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata embargo, pese a las dificultades, lo he arreglado todo para que podis disfrutar al mximo de este breve comps de espera en nuestra amable ciudad. Ya que no habr tiempo para que recorris a pie sus calles, como han hecho los dems equipos, he decidido mostrrosla desde el aire. Venid conmigo... El grupo de Uriel sigui a una prudente distancia al cortejo de las lamias, que se haba puesto en marcha hacia la salida del aeropuerto, obedeciendo una seca orden en chino del seor Yang. Segn el protocolo de la ciudad, nadie poda pronunciar una sola palabra en presencia del presidente de Ki a menos que este le hubiese hablado antes, de modo que la comitiva avanz en medio del ms sepulcral silencio. Martn sinti que Jade le tiraba de la manga, retenindole hasta que el resto del equipo se les adelant. Era obvio que quera asegurarse de que nadie la oyera. Te das cuenta de lo que planea, no? le susurr a Martn al odo. No va a dejarnos solos ni un segundo; va a mantenernos ocupados hasta el mismo momento en que d comienzo la semifinal... Martn asinti con rapidez. Ya, pero no podemos hacer nada. Si me hubieseis hecho caso! se lament Jade. No deberamos haber esperado hasta el ltimo momento para venir. Esta es su venganza por haber faltado a la Premire. Desde las filas delanteras del grupo, Sofa les lanz una rpida mirada de advertencia que les hizo separarse y reanudar la marcha. Las plataformas flotantes que el seor Yang haba preparado para ellos tenan forma de dragones de cristal, cada uno con una enorme boca azul de la que brotaba la largusima lengua esmaltada que contena los sensores de conduccin. Siguiendo un plan predeterminado, las lamias se dividieron en diez grupos, y cada uno de ellos fue seleccionando a los invitados adjudicados a su plataforma. Como era de esperar, Sofa, Jade y Martn fueron invitados a subirse al dragn del seor Yang. En el ltimo momento, Martn comprob con alivio que un par de lamias, una vestida de rojo y dorado y otra de verde y amarillo, escoltaban a Alejandra hacia la plataforma principal del cortejo. Alejandra mir a Martn con los ojos muy abiertos mientras se sentaba a su lado. Las dos lamias que la haban acompaado se sentaron justo detrs, rgidas como robots. Vistas de cerca, la tersura del maquillaje lacado que cubra su piel contrastaba vivamente con sus largusimas pestaas negras y sus perfectos labios pintados de granate. Aquellos labios parecan entrenados para no experimentar el ms leve estremecimiento, ocurriese lo que ocurriese a su alrededor. Jade y Sofa haban sido acomodadas al otro lado de la plataforma, y, justo en el centro, el seor Yang ocupaba un alto trono transparente, para resaltar la diferencia de nivel que lo separaba del resto de los viajeros. - -261 261- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata El dragn flotante despeg sin un ruido, y, poco despus, las otras plataformas se situaron a su alrededor, formando una especie de corola multicolor en torno a la plataforma principal. Manteniendo las distancias, aquella fantstica flota se elev por encima de los campos de arroz que rodeaban el aeropuerto y comenz a sobrevolar las sinuosas calles de la Ciudad Roja, donde las pagodas de coral artificial se alterna- ban con otras doradas y plateadas, aportando su granito de arena al gigantesco cuerpo escamoso de la metrpolis fundada por la corporacin Ki. Vistas de cerca, las sutiles diferencias entre unas calles y otras, entre cada edificio y las construcciones adyacentes, aportaban un encanto especial a cada detalle del diseo del gran dragn, una delicadeza que haca latir cada rincn como si estuviese dotado de vida propia, y que Martn no haba llegado a percibir desde el dirigible. En medio de un profundo silencio, el seor Yang iba explicndoles el significado de todo lo que vean, aadiendo una gran variedad de datos curiosos e interesantes a sus descripciones. As, Martn pudo enterarse del proceso de fabricacin de la delicada porcelana blanca y azul que recubra la fachada de las casas de t, o del origen de los jazmines azules perfumados que brillaban en los jardines de los templos. Le llam la atencin la gran cantidad de escuelas de artes marciales que les fue sealando el seor Yang. Todas ellas se encontraban alojadas en pagodas de tejados dorados y rodeadas de profundos fosos circulares. Eran como frgiles castillos en miniatura... Tambin abundaban las bibliotecas pblicas, organizadas como jardines al aire libre donde las mesas de lectura hologrfica se encontraban disimuladas en el interior de los cenadores distribuidos bajo las parras y los rosales. El seor Yang les fue sealando con satisfaccin las casas de msica, los teatros de sombras, las escuelas de danza, pintura y caligrafa que hacan de su ciudad un paraso para los artistas venidos del mundo entero. Martn se pregunt cmo se las arreglaran todos aquellos msicos, bailarines y pintores para conjugar sus ansias de libertad creativa con las frreas restricciones a las libertades individuales que imperaban en la Ciudad Roja. Al mirar a Alejandra, adivin por su expresin que ella estaba pensando lo mismo: muy mal tenan que haberse puesto las cosas para los artistas en el resto del planeta, cuando tantos de ellos haban optado por refugiarse en una jaula de oro como la que les ofreca el seor Yang. Despus de ms de hora y media de recorrido, el cortejo flotante se adentr en una ancha avenida adornada con largas colgaduras de raso prpura. Cientos de miles de personas se apiaban en las aceras y en las ventanas de los edificios, aclamando al cortejo de Yang con un entusiasmo ensordecedor. Los nios hacan ondear pequeas banderitas en las que flameaba el dragn rojo de la corporacin Ki, y los adultos arrojaban ptalos de rosas al paso del equipo... De pronto, miles de flores rojas como llamas y grandes como balones comenzaron a descender majestuosamente del cielo. Se trataba de hologramas, obviamente, pero, aun as, el efecto resultaba espectacular. Un aroma embriagador impregnaba el aire, y Martn, sintiendo el cosquilleo de la brisa en sus cabellos y los aplausos de la multitud, se dej seducir por aquel ambiente mgico que los rodeaba. En cierto modo, era como si los Juegos ya - -262 262- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata hubiesen dado comienzo, como si la realidad fantstica del mundo de Yue ya hubiese empezado a materializarse a su alrededor, en los bellsimos edificios, en el festivo ambiente de la ciudad, en los vistosos trajes y los rostros lacados de las lamias... Not entonces una leve presin del codo de Alejandra contra su brazo, y sigui la direccin de su mirada: all enfrente, al final de la avenida, el Ojo del Dragn, como Yang haba llamado a su anfiteatro, brillaba como una joya azul bajo cuyos arcos, dispuestos en doce niveles, flameaban las multicolores tnicas de los espectadores. Como en un sueo, los diez dragones se deslizaron velozmente hacia la entrada principal del anfiteatro, una gran puerta redonda enmarcada por la almendrada crnea de marfil de un ojo gigante. Los aplausos y los gritos de la gente, a su alrededor, se volvieron tan estruendosos que parecan fundirse en un continuo y estridente zumbido. Martn crey por un momento que los tmpanos se le iban a perforar... Pero no haba tiempo para analizar aquella avalancha de sensaciones. En pocos segundos, la comitiva atraves la gran puerta redonda y flot unos instantes en medio de la Arena antes de posarse majestuosamente en el suelo. Mientras descenda del dragn transparente, guiado por dos lamias como un invlido, Martn contempl aturdido el vasto desierto de dunas blancas que llenaba el anfiteatro, cuyo tamao era tan descomunal que las gradas atestadas de gente parecan encontrarse, de pronto, a una distancia incalculable. Mientras las lamias lo conducan a su vestuario privado, el muchacho no dejaba de preguntarse qu significaba aquella arena resplandeciente que cubra todo el espacio destinado a los Juegos, inmensa como un desierto. Dnde estaba el verdadero decorado que deba servir de escenario a las semifinales? Antes de penetrar en el espacio reservado a su equipo, Martn se encontr, sin saber cmo, cara a cara con Yang, en el interior de uno de los vestbulos que comunicaban las distintas dependencias internas del edificio, por debajo de los niveles destinados a los espectadores. Una puerta se cerr tras l y, de pronto, el ensordecedor gritero del exterior fue sustituido por un aterciopelado silencio. El vestbulo era un pequeo espacio circular coronado por una cpula de autntica malaquita. Las dos lamias que le custodiaban, una vestida de prpura y rojo y otra de naranja, se retiraron caminando hacia atrs y salieron por un discreto panel que volvi a cerrarse en cuanto ellas desaparecieron, dejando al muchacho a solas con el todopoderoso Seor de Ki. Martn sinti que las piernas le flaqueaban, y mir a su alrededor en busca de un lugar donde sentarse. No tena ni idea de lo que Yang poda querer de l, a pocos minutos del comienzo de la semifinal. El Khan Rojo lo observaba con una benvola sonrisa que apenas lograba atenuar la rapacidad de su mirada. - -263 263- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Mi querido muchacho, quiero que sepas que tienes ante ti una gran responsabilidad, y espero que ests a la altura del alto honor que ha recado sobre ti comenz Yang con voz susurrante. El peso principal de esta hermosa historia que est a punto de florecer ante nuestros ojos tendrs que llevarlo t. No en vano el guin de estos juegos lleva el ttulo de El Jinete de Plata... El presidente de Ki observ sonriente la reaccin de Martn antes de decidirse a continuar. Por tu expresin, veo que no sabes de qu te estoy hablando. Me entristece comprobar que tu instruccin en la obra de Yue no es la que cabra esperar de un jugador de Arena de primera fila... En fin, por si no lo sabes, todos los reyes de la dinasta de los Vassar, a la que pertenece Ardal, tu personaje, reciban al ser coronados el ttulo honorfico de jinetes de plata. Este ttulo haca referencia a la increble hazaa de su antecesora Madar, primera reina de esa dinasta. Supongo que recordars cmo lleg Madar a convertirse en reina... Martn se senta demasiado aturdido para contestar. En aquellos tiempos, los hombres, hartos de verse sometidos a la tirana de los magos, decidieron rebelarse y elegir a un jefe que los guiara en tan difcil empresa. Como no saban a quin elegir, optaron por esperar una seal inequvoca del cielo. Pero la seal no llegaba, y pasaban los aos... Hartos de esperar, los hombres se reunieron en la llanura de Starald para tomar una decisin definitiva. Justo entonces, vieron descender del cielo a Ur, el dragn plateado de las aguas, que solo visitaba la Tierra en ocasiones de gran jbilo o de terribles desdichas. Los hombres comprendieron que el dragn iba a guiarles en su eleccin, y esperaron a ver dnde se posaba. Para su sorpresa, Ur no fue a posarse ante los principales guerreros del pas, sino que se enrosc en torno a los pies de una sencilla muchacha que haba acudido a servir las bebidas. La joven se encaram a su lomo y el dragn la condujo a lo ms profundo de los cielos. Cuando regres, traa en la mano a Kaled, la espada forjada por los guerreros celestes a partir de la luz de las estrellas fugaces. As se convirti Madar en la primera reina de su pueblo... Sus sucesores se transmitieron la espada Kaled de generacin en generacin, hasta que Ixin, el padre de tu personaje, la dej atravesada ante las puertas del Palacio del Silencio. En cuanto a Ur, jams ha vuelto a descender a la tierra desde entonces... Comprendes ahora el significado del ttulo del guin? Martn asinti con la cabeza. El Jinete de Plata eres t insisti Yang, con una voz cada vez ms parecida a un murmullo. T eres el lder de esta empresa... De ti depende que culmine en una hazaa o que se convierta en un triste fracaso de la estirpe que representas. El muchacho se senta tan confuso que, al or esas palabras, pens de inmediato en su padre y en el fracaso que representaba para todos sus proyectos su prolongada reclusin en Caershid. - -264 264- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Ahora, te dejo con tu equipo. No voy a engaarte, la batalla ser dura. Afortunadamente, tengo una sorpresa para ti, algo que te ayudar mucho en el transcurso del juego... Pasa al vestuario; tus ingenieros te lo explicarn. Sin que Martn advirtiese por dnde haban llegado, dos lamias se situaron a su lado y le escoltaron hasta una jaula de bronce que haca las veces de ascensor. El muchacho cerr los ojos durante el descenso. Cuando volvi a abrirlos, la jaula se haba detenido, y, al descorrerse el panel de entrada, Martn se encontr con el rostro ceudo y crispado de Jade. Nos la ha jugado gru, empujando al muchacho hacia el rincn donde se afanaba el equipo de ingenieros dirigido por Nomura. Saba que intentara algo as... En el ltimo momento, la Comunidad ha aceptado un cambio de navegadores propuesto por la corporacin Ki. Todos los jugadores tendrn que utilizarlos, as que el que tenamos preparado no nos servir de nada. No entiendo dijo Martn, comenzando a desvestirse. Por qu habr aceptado la Comunidad? Por lo visto, los nuevos navegadores utilizan una tecnologa totalmente nueva, mucho ms rpida y potente. Segn parece, con los nuevos navegadores, la sensacin de inmersin en el juego que experimentars ser total... Adems, son mucho ms ligeros. Figrate, estn insertos en unas lentillas... Entonces, todo son ventajas, no? pregunt Martn, perplejo. Jade hizo un gesto de impaciencia, y Nomura, que se haba acercado para dirigir la colocacin del traje, mene la cabeza con escepticismo. Martn observ a los tcnicos de vestuario mientras le ajustaban el mono de combate, los guantes y las botas. Sobre el verdugo que deba cubrirle casi toda la cabeza, colocaron un nuevo adaptador destinado a taparle el contorno de los ojos, que con su antiguo navegador permaneca desnudo hasta el ltimo momento. Jade paseaba de un lado a otro con febril agitacin. Por un momento, Martn crey que se haba olvidado de l. Hay otro problema dijo de pronto, plantndose frente al muchacho mientras los tcnicos le sellaban las aberturas del traje. El seor Yang ha forzado hace apenas unas horas un cambio de las reglas del torneo. Esta vez, los nteranuales se celebrarn bajo las antiguas normas del Khanli... Sabes lo que es eso? Eran las reglas de los primeros torneos de Arena contest Martn, cada vez ms nervioso. Por lo que he ledo, eran tan enrevesadas que resultaba facilsimo terminar descalificado por cualquier tontera. Por eso las cambiaron... Y por eso las han vuelto a imponer. Yang quiere ponroslo difcil... Me imagino que Havai, su jugador, llevar meses estudindose el Khanli y se conocer las normas al dedillo. Una ventaja ms para l, por si tena pocas... - -265 265- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata El sellado del traje haba concluido, y Nomura tom de la mano a Martn. Debo ser yo quien te conduzca al escenario y quien te coloque las nuevas lentillas de navegacin en el ltimo instante dijo, casi en tono de disculpa. Por si luego no podemos hablar, te deseo suerte... Martn se introdujo con el ingeniero jefe de vestuario en la jaula del ascensor, que ascendi de inmediato, atravesando varios niveles de salas de control y de oficinas tcnicas. Finalmente, la jaula se detuvo en medio de la ms profunda oscuridad, y cinco lamias vestidas con extraos quimonos fluorescentes caminaron a su encuentro con pasos diminutos, produciendo la impresin de que flotaban. La lamia del centro hizo una profunda reverencia y le tendi a Nomura una bandeja de oro con dos diminutos discos negros en su centro. Nomura tom los discos y procedi a colocarlos sobre los ojos de Martn, cubrindolos a continuacin con el adaptador ocular que previamente haban sellado al traje. A partir de ese momento, Martn no vio nada. Sinti que una mano pequea y delicada le agarraba, conducindole hacia el lugar donde se supona que deba de estar el escenario. El muchacho notaba un fro mortal en el pecho, como si estuviese a punto de ocurrir una gran desgracia. Se senta terriblemente solo y perdido... De repente no poda recordar nada de lo que haba memorizado acerca de su personaje y de las posibles aventuras a las que tendra que enfrentarse. Un par de manos tiraron de sus hombros hacia abajo, obligndole a sentarse sobre lo que pareca una gran piedra irregular. Luego, nada. Ni el ms leve atisbo de luz, ni el ms insignificante sonido llegaba hasta l... Angustiado, Martn busc en su memoria un recuerdo clido que pudiese ayudarle a mantener la calma, y no tard en encontrarlo. En su mente se perfil el rostro frgil y conmovido de Alejandra tal y como lo haba visto aquel da lejano, en el Jardn del Edn, cuando los dos se haban besado por primera vez. Reconfortado por aquella imagen, Martn concentr toda su atencin en los profundos ojos grises de Alejandra, en su piel clara, ligeramente moteada de pecas, en sus largos cabellos cobrizos... Un instante despus, fue como si su mente sufriese un brusco apagn, y la oscuridad se adue completamente de sus sentidos. De pronto no senta nada, no vea ni recordaba nada, no saba quin era ni dnde estaba. Y luego, un fogonazo de luz le deslumbre, y poco a poco sus ojos comenzaron a acostumbrarse a la claridad del amanecer. El viento agitaba las altas hierbas a sus pies, y en torno suyo se extenda un desolado paisaje de ruinas. De nuevo vio en su imaginacin a la mu- chacha de ojos grises y cabellos cobrizos, a su hermosa prometida, Morwen... Entonces record que Morwen haba muerto, y que l haba jurado hacer todo lo posible para recuperarla. Mir a su alrededor, y se estremeci al contemplar la silueta oscura e imponente del castillo que se alzaba frente a l, con su foso de aguas negras y viscosas y sus ocho torres en ruinas. Por un momento, sus ojos se clavaron espantados en la torre ms alta y estrecha de todas, en torno a la cual se enroscaban los restos de un dragn - -266 266- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata muerto. Las alimaas haban rodo la cola de la bestia, dejando al descubierto sus blancos y poderosos huesos. Sin embargo, el resto del animal se encontraba casi intacto, y sus garras se aferraban a las piedras del muro con tanta fuerza como si perteneciesen a una criatura viva. La carne negra del dragn, curtida por los fros vientos que siempre soplaban alrededor del castillo, se haba resecado hasta volverse dura como la piedra, y sus fauces permanecan abiertas, como si entre sus dientes fuese a brotar en cualquier momento un ltimo aliento de fuego. Incluso conservaba sus alas parcialmente desplegadas, con sus finas membranas desgarradas en algunas zonas. Ardal baj la vista y se fij en los caballos que piafaban a su alrededor, algunos de ellos atados a los troncos carbonizados de los rboles que en otro tiempo haban formado un bosque en torno al castillo. Recostado al pie de uno de aquellos rboles, un hombre de largos cabellos blancos dorma hecho un ovillo. Era el druida Lailoken, lo reconoci al instante. Un poco ms all, Keuhir, su escudero, estaba reuniendo lea para prender una fogata. Tard unos momentos en recordar qu hacan all, a las puertas de Ufir El Krak, la siniestra fortaleza de los Magos de Ceniza. Por fin lo record: Estaban buscando a Ovinnik, el ltimo de los magos, el nico ser en toda la Tierra que poda ayudarle a recuperar a su amada. En ese momento vio regresar a sus fieles compaeros, que acababan de rodear el edificio. Su primo Lug, el Caballero Blanco, vena en cabeza, seguido de la arquera Olwen, de Edern el Silencioso y del joven Dalahor. Al otro lado hay un puente levadizo, mi seor anunci Dalahor, alegre. Se encuentra en muy mal estado, y sus engranajes parecen no haberse movido en siglos. Pero Lug ha soplado el cuerno que abre todas las puertas, y el puente ha bajado. Podemos entrar sin peligro a la fortaleza. Los ojos de Lug permanecan fijos en los de Su Seor, a quien, en razn de su vieja amistad, que vena de la infancia, sola llamar por su nombre de pila. Ardal, no creo que Ovinnik se encuentre en el castillo dijo con su voz grave y reposada de siempre. Y quin sabe los horrores que pueden estar esperndonos ah dentro. Tus antepasados persiguieron sin piedad a los Magos de Ceniz hasta destruirlos a todos. Qu ocurrir si sus espritus te reconocen? No me interesan los magos muertos. Me interesa el nico que an conserva la vida. Ovinnik tiene mucho que ganar si me ayuda... Si no lo hace, acabar con l. No deberas amenazar a Ovinnik, Mi Seor dijo la hermosa Olwen, asustada . Sus ojos todo lo ven, y sus odos todo lo oyen... Ardal lanz una amarga carcajada. Vamos, Olwen. Ovinnik no es un dios contest. Crucemos ese puente... Si se esconde en ese montn de ruinas, encontraremos la forma de hacerle salir de su - -267 267- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata agujero. Keuhir, Lailoken: Venid con nosotros. Lug ha abierto para nosotros las puertas del castillo. Los crujidos del puente de madera tendido sobre el foso sonaban siniestros como gemidos al paso de los caballeros. Al otro lado, despus de cruzar un arco semiderruido, los hombres de Ardal se encontraron con un amplio patio de armas empedrado y rodeado de murallas y torres. Ovinnik!grit Ardal a pleno pulmn; y el eco de su voz reson varias veces sobre los muros de la fortaleza. Si no eres un cobarde, sal de tu escondite! Necesito tu ayuda... Nada puedes perder. Los reyes de los Vassar siempre han sabido ser generosos con quienes les sirven. Un ptreo silencio acogi las palabras del rey, y sus caballeros se miraron entre s con aprensin mal disimulada. Buscad a ese mago por todas partes orden Ardal. Y, cuando lo hayis encontrado, traedlo a mi presencia. Los hombres se dispersaron entre las ruinas del castillo mientras el rey esperaba ensimismado que concluyeran su registro. No quera moverse del patio de armas, por si Ovinnik intentaba aprovechar alguna distraccin de sus caballeros para escapar. De pronto, el suelo empedrado del patio sufri una brusca sacudida, y Ardal, perdiendo el equilibrio, cay al suelo. Cuando volvi a levantarse, se dio cuenta de que el castillo haba girado a su alrededor, y de que sus ocho torres se encontraban ahora en una posicin diferente. Sus hombres fueron regresando uno a uno, cabizbajos. No est por ninguna parte, Mi Seor dijo Edern. He registrado toda el ala norte, y all no hay nada... En las torres del oeste tampoco est, Mi Seor anunci Olwen. Y Lug ha recorrido toda la muralla de extremo a extremo sin encontrar al mago. Habis mirado en la Torre del Dragn? Yo he mirado, mi seor dijo Dalahor, que regresaba corriendo en ese instante . He subido hasta arriba, pero no he encontrado ms que oscuridad y huesos de rata. Ardal, tenemos que irnos dijo Lug, que, aunque haba sido el primero en regresar, haba permanecido en silencio hasta entonces. El castillo ha comenzado a mover el mundo. .. Si no salimos pronto de aqu, quin sabe lo que nos en- contraremos fuera cuando lo hagamos. En ese momento, Ardal vio deslizarse una mancha de luz sobre un rincn en sombras de la muralla. Qu es eso? pregunt, bajando la voz. - -268 268- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Sus compaeros miraron en la misma direccin. Al llegar a la parte iluminada del muro, la mancha luminosa se convirti en una sombra que recordaba vagamente el contorno de un animal. Sigmosla decidi Ardal, lanzndose en su persecucin. La sombra se mova cada vez ms deprisa, tranformndose en un fogonazo de luz resplandeciente siempre que atravesaba un espacio sumido en la oscuridad. Se dirige a la Torre del Dragn! exclam Lug. Pues all no hay nada dijo Dalahor, detenindose. La he recorrido de arriba abajo, no es ms que una ruina vaca. .. En ese momento, la sombra se intern en la oscuridad de la torre, transformndose en una brillante silueta luminosa que rpidamente desapareci en un recodo de la escalera de caracol. Sin pensrselo dos veces, Ardal fue tras ella, seguido de todos sus hombres. Mientras el rey suba de dos en dos los peldaos semiderruidos de la escalera del torren, oy detrs la voz de Dalahor, que an no haba comenzado a subir. Mi Seor, ah no hay nada, os lo repito. Solo murcilagos y telara... Un grito ahogado interrumpi sus palabras, seguido de un golpe violento y seco. Al darse la vuelta para ver qu haba sucedido, Ardal descubri horrorizado que un velo de oscuridad impenetrable y cortante como una cuchilla haba cado sobre su caballero en el mismo momento en el que franqueaba el umbral de la torre, seccionando su tronco en dos mitades, una de las cuales se debata en el suelo, todava con vida, entre horribles contorsiones. Que alguien ponga fin a su sufrimiento orden Ardal con voz apagada. A la luz de la siniestra silueta que los haba guiado hasta all, el caballero Edern extrajo su daga de sombra y la clav directamente en el corazn de su compaero. Todos se volvieron hacia la luz, cuyo contorno recordaba la forma de un perro gigante. Estaban petrificados de horror, y ninguno se decida a moverse. Ni siquiera haban encontrado a Ovinnik y ya haban perdido a uno de los suyos... La silueta del animal, que se haba detenido por unos instantes, reemprendi la subida. El castillo est moviendo el tiempo gru de pronto la bestia con una voz cavernosa e inhumana. Si no nos damos prisa, la oscuridad nos tragar a todos... Ardal comprendi entonces que estaban siguiendo a un animal de tinieblas, como los llamaban los sacerdotes. Segn decan, aquellos animales eran los espritus de los muertos que no haban podido penetrar en el Palacio del Silencio para hallar su reposo final, y que, al encontrarlo cerrado, vagaban sin rumbo por toda la Tierra. - -269 269- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata El rey y sus guerreros continuaron ascendiendo por la escalera durante un tiempo que les pareci interminable. De cuando en cuando, a travs de las saeteras abiertas en el muro, Ardal vislumbraba retazos dispersos del universo que giraba alrededor de la torre: pjaros gigantes envueltos en la piel tersa y fra de un reptil, rboles que se retorcan sobre las paredes como serpientes, deformes quimeras que intentaban anidar en las grietas. Con cada nuevo giro de la escalera, el mundo tambin giraba y se estremeca. De repente, cuando pareca que ya haban llegado a los ltimos escalones de la torre, un grito desgarrador rasg el denso silencio. Qu ha sido eso? pregunt Keuhir, que haba reconocido la voz de Dalahor. A veces, la torre vuelve a lugares y momentos donde ya ha estado gru el lobo. Lo que has odo era de nuevo la muerte de tu amigo... Pero ya no volvers a orla; hemos llegado. En efecto, por detrs del lobo, Ardal vio un arco en penumbra que sealaba el final de la escalera. Al atravesarlo, el rey descubri sorprendido que se encontraba de nuevo al aire libre, en una vasta playa de arenas blancas. La alta torre y su retorcido dragn proyectaban su sombra sobre la playa, como si, en lugar de ascender interminablemente por ella, acabasen de bajar de su cspide. Los hombres sonrean con alivio, reconfortados por la brisa tibia y salada del mar, que se extenda, plomizo y rizado, hasta el horizonte. Ardal mir a su alrededor en busca de su gua, pero la extraa criatura de tinieblas haba desaparecido. Luego, sus ojos se fijaron en la espesa bruma que cubra uno de los extremos de la baha, y comprendi que deban dirigirse hacia all. Les llev un rato alcanzar el lmite de la niebla, que se cerna inmvil sobre la arena y las aguas murmurantes. Tras l, los pasos de sus hombres sonaban irregulares y amortiguados por la distancia. Al principio, sus ojos tardaron en acostumbrarse al blanco manto de vapor que humedeca sus pestaas, pero, cuando al fin lo lograron, el rey y sus guerreros pudieron distinguir en medio de la bruma la silueta de una siniestra embarcacin que se meca a escasos metros de la costa. Edern y Lug adelantaron al rey y caminaron hacia la nave, dejando que las olas azotasen sus ropas. Ardal permaneci en la playa, esperando. Los dems contemplaban la escena a su lado, hipnotizados. Toda la nave est hecha de huesos exclam Edern acariciando el casco con precaucin. En mi vida haba visto nada semejante... De qu os extrais?contest entonces una voz de incierta procedencia. No pensarais embarcaros hacia el Palacio del Silencio en una de esas cascaras de nuez que los Vassar utilizis para descender por los ros... Dos ojos de plata surgieron entonces de la niebla y se clavaron directamente en los de Ardal. Una voz interior le dijo al rey a quin perteneca aquella mirada. - -270 270- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Annun!susurr, reconociendo con asombro a la hermana de Morwen, desaparecida mucho tiempo atrs. Qu haces t aqu? Llegas tarde anunci la interpelada sin apartar la vista de Ardal, e ignorando la presencia de sus compaeros. Ovinnik te est esperando... Quiere verte en su camarote; a ti solo aadi, al ver acercarse a los otros miembros de la expedicin. El rey no va a ninguna parte sin su escolta exclam orgulloso Keuhir. La plida figura de la princesa, ataviada con una tnica negra y desgarrada en diversos lugares, se encogi de hombros. Entonces, nunca embarcaris respondi tranquilamente. En ese caso, ir yo solo. Vosotros esperadme aqu, no tardar en volver repuso Ardal sin perder la calma. Luego, mientras sus compaeros lo observaban perplejos, sigui a la mujer a travs de una temblequeante pasarela que conduca desde la playa hasta el barco. Al poner un pie en la cubierta, Ardal oy un leve quejido, como si la embarcacin entera se estremeciese de dolor. Qu clase de navo es este? pregunt el rey caminando con decisin sobre el delicado entramado de huesos que compona el suelo hacia los muros de calaveras del castillo de popa. Nunca haba visto nada parecido... Se llama Nagelfar. Ovinnik lo construy tras derrotar al ejrcito de Penkawr Mal de Ojo, el cazador de brujos, en la batalla de Kaledfoulg. Habrs odo hablar de Penkawr... Es uno de los hroes de nuestra estirpe contest Ardal en tono sombro, despus de escuchar a la voz interior que le recordaba aquella triste historia. l y sus hombres continuaron la labor de la reina Madar, que se haba propuesto acabar para siempre con el poder de los Magos de Ceniza. Derrotaron a los escasos magos que quedaban y les obligaron a doblegarse; a todos, excepto a Ovinnik... Annun asinti con una extraa sonrisa. Veo que ests bien informado. Lo que quiz no sepas es que, antes de enfrentarse con Ovinnik, Penkawr hizo jurar a sus hombres que no le abandonaran mientras le quedase un aliento de vida. Ovinnik conoca ese juramento, y decidi utilizarlo en su propio provecho. Una vez concluida la batalla, mat a todos los hombres de Penkawr, pero a l no le dej morir completamente. Hechiz una de las cuencas de sus ojos para que conservase eternamente un rescoldo de vida... Luego, con los huesos de sus hombres construy este barco. Ligados por su juramento a Penkawr, los esqueletos de sus soldados permanecen firmemente unidos, y nunca se separarn. Pero para qu quera Ovinnik una nave fabricada con los huesos de esos muertos? - -271 271- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata La necesitaba para llegar al Palacio del Silencio. No olvides que solo los muertos conocen el camino. Annun descendi por unas escaleras hechas de tibias que crujan bajo sus pasos, y Ardal la sigui hasta una oscura habitacin en medio de la cual reluca un trono hecho de huesos con un frgil anciano sentado sobre l. Sus largusimos y ralos cabellos eran de una blancura deslumbrante, que contrastaba de un modo sorprendente con el tono apagado de su piel y con sus ambarinos ojos de gato. El trono sobre el que se encontraba sentado Ovinnik haba sido construido con el esqueleto de un solo hombre de estatura descomunal. Ahora, el escuchimizado anciano utilizaba los largos fmures del gigante como asiento, y su columna como respaldo; pero lo ms impresionante era la calavera del difunto, que se alzaba por encima de la cabeza de Ovinnik como una macabra corona. De una de las cuencas vacas de aquella calavera brotaba un leve resplandor dorado. A pesar de las antorchas que ardan sobre las paredes, una densa oscuridad rodeaba el trono, una oscuridad que pareca emanar del propio Ovinnik. A los pies del mago yaca tendido el animal de tinieblas que los haba conducido hasta all y que, segn poda comprobar ahora Ardal, era un lobo cuyo pelaje de bronce solo resultaba visible en la ms completa negrura. Mira quin ha venido a vernos, Penkawr exclam Ovinnik en tono burln, golpeando con suavidad uno de los brazos de su sitial. Es Ardal, el hijo de Ixin. Ardal observ con tristeza el esqueleto del viejo hroe de los Vassar, reducido a aquel grotesco destino. Le pareci que el dbil resplandor del ojo vaco de Penkawr se clavaba directamente sobre su rostro. A qu habis venido, Alteza?pregunt Ovinnik con fingida humildad. Qu puede querer un personaje tan importante de un insignificante anciano como yo? Ardal escrut el rostro malvolo del mago. Sabes perfectamente lo que quiero, Ovinnik repuso en voz baja; necesito que me lleves al Palacio del Silencio para rescatar a mi prometida, la princesa Morwen. T eres el nico que puede ayudarme... Eso crees?pregunt el mago arqueando las cejas. Pues te equivocas, muchacho; te equivocas... Nadie puede entrar en el Palacio del Silencio. Tu padre atraves su espada sobre sus puertas, cerrndolo para siempre; acaso no lo sabes? Ni siquiera los dioses pueden salir... Solo Bram, el ngel de la Muerte, conoce todas las grietas de su morada. Por qu no le pides a l que te ayude? No te burles de m, Ovinnik; no quiero morir. Lo que quiero es rescatar a Morwen de la muerte... Y s que t puedes llevarme hasta ella, y que ests dispuesto a hacerlo. De lo contrario, nunca me habras permitido llegar hasta ti. - -272 272- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata El mago emiti una desagradable carcajada. El camino es largo y peligroso dijo, como si no mereciese la pena justificar su cambio de actitud. Y no es seguro que logremos entrar... Antes, tendramos que convencer al Guardin de la Puerta de Oriente para que nos permitiese franquear la lnea del horizonte. Y luego, habra que recorrer el Laberinto de los Sueos, girar en la Rueda de la Fortuna y esperar a que el Bak quiera concederte tu deseo. Quizs no ests dispuesto a pagar el precio que exige el Bak a cambio de su sabidura... Estoy dispuesto a cualquier cosa con tal de recuperar a Morwen. Ovinnik se frot las manos, complacido. Eso est bien, muy bien. Siempre me han gustado los valientes. Sin embargo, an debo recordarte un ltimo detalle. Suponiendo que logres llegar hasta el Palacio del Silencio, cmo piensas entrar en l? Solo podras conseguirlo arrancando la espada de tu padre de las puertas del palacio... Crees que podras hacerlo? Creo que s exclam Ardal sin pararse a pensar. Los ojos de Ovinnik se clavaron en los suyos, chispeantes de irona. Supongo que eres consciente de lo que pasar si llegas a abrir esa puerta dijo el mago con voz quejumbrosa. Ven, acrcate. Me gustara ensearte una cosa... Ardal se acerc al mago, que extendi hacia l una rugosa mano cubierta de venas protuberantes y de profundas arrugas. Mira esta mano susurr, acercando su rostro al del rey. Yo nac antes de que tu padre cerrase las puertas del Palacio de la Muerte. Por eso, mi cuerpo ha envejecido, deteriorndose hasta convertirse en este intil fardo que me veo obligado a arrastrar. Ahora, mustrame tu mano derecha... El joven rey tendi hacia el mago su mano joven y vigorosa, cuya piel era tersa y suave como la de un nio. Ovinnik pas un dedo por su palma extendida, y Ardal sinti entonces una insoportable quemazn, como si el dedo fuese un tizn ardiente. Mientras dur el contacto, el rey experiment una abrumadora mezcla de sensaciones que hasta entonces le resultaban desconocidas: el hambre, la sed, el fro, la humedad que emanaba de aquel desvencijado cascarn de huesos, la fatiga de sus pies y el dolor de su espalda despus de tantas jornadas cabalgando... todo ello se abati instantneamente sobre su joven cuerpo y su animosa alma, hacindole oscilar bajo el peso de tan terribles cargas. Pero, por encima de todas aquellas desagradables experiencias, a Ardal le estremeci la inexplicable sensacin de vaco que haba invadido su corazn, y que pareca haberse instalado all para el resto de su vida. Unos instantes despus, Ovinnik retir el dedo con una torcida sonrisa en los labios, y fue como si nada de aquello hubiese sucedido. Ahora ya sabes lo que les espera a los hombres si abres esas puertas para liberar a tu amada. Sigues decidido a intentarlo? - -273 273- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Ardal tard unos segundos en contestar. S dijo finalmente en un susurro apenas audible. Y tus hombres?insisti el mago. Tambin ellos estn dispuestos a afrontar el dolor y la muerte para cumplir tus deseos? Ellos me acompaarn adonde quiera que yo vaya repuso el rey, con un leve temblor en la voz. De acuerdo, entonces decidi Ovinnik, sin dejar de mirarle con sus gastados iris amarillos. Ve a explicarles lo que acabo de revelarte, y, si aceptan acompaarte, embarcaremos... aunque no creo que estn tan locos como para sacrificarse de ese modo por ti. Ardal se dio la vuelta para salir del asfixiante camarote, pero, cuando ya tena un pie en las escaleras, se detuvo. No me has dicho lo que quieres a cambio de tu ayuda dijo, sin girarse. Qu deseas, oro, tierras? Supongo que tus servicios tendrn un precio... Lo que yo deseo, no podras comprenderlo aunque te lo explicara exclam el mago con repentina amargura. Pero no te preocupes, ya lo obtendr de ti cuando llegue el momento. Ardal esper a que el mago aadiese alguna aclaracin, pero, como no lo hizo, reemprendi el ascenso de las escaleras hasta salir, mareado, a la cubierta de la nave. Con una desagradable sensacin de vrtigo, el rey recorri nuevamente la pasarela que una el barco a la playa. Sus hombres le esperaban sentados sobre la arena, preocupados y expectantes. Ardal los mir con afecto: todos eran valientes y leales caballeros, y saba que le iba a resultar muy duro separarse de ellos. Sin embargo, no poda ocultarles la verdad. Deba contarles lo que haba experimentado en el camarote de Ovinnik, para que ellos pudieran decidir si queran o no continuar con aquella aventura, sabiendo lo que les esperaba. Si resolvan abandonarle y volverse a sus casas, lo entendera. Su lealtad ya haba llegado demasiado lejos... El rey aspir profundamente el aire salado y hmedo de la costa, disponindose a hablar. Sin embargo, cuando abri la boca para contarles la verdad a sus hombres, las palabras que brotaron de sus labios no fueron las que haba pensado. El mago ha aceptado conducirnos hasta el Palacio del Silencio exclam nicamente. Una gran algaraba acogi aquel anuncio, y, en medio de las ruidosas manifestaciones de alegra que siguieron, ninguno de los caballeros pareci notar el temblor de los labios del rey, que observaba en silencio su bulliciosa reaccin. Solo Annun, acodada sobre la barandilla de huesos de la Nagelfar, contemplaba enigmticamente la escena con sus ojos plateados como lunas. - -274 274- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Luego, la joven les invit con un gesto a subir a la nave, y ella misma fue soltando una a una las amarras que la mantenan sujeta a la costa. A continuacin, la cadena del ancla gir con un prolongado chirrido, y la Nagelfar comenz a deslizarse suavemente sobre las olas, poniendo rumbo hacia Oriente. A medida que se adentraban en el mar, el barco navegaba cada vez con mayor rapidez, a pesar de que no iba provisto de velas ni de motor alguno. Alrededor de Ardal, todos los huesos de la nave crujan, como si los muertos a los que pertenecan, ansiosos por llegar a su ltima morada, tirasen de ella con desesperacin. Cuando la costa desapareci en el horizonte, Ardal se separ de sus hombres y subi l solo al castillo de proa, donde permaneci largo rato contemplando el ocano, sumido en sus pensamientos. Por ms que reflexionaba, no lograba entender lo que le haba ocurrido. Por qu no les haba dicho la verdad a sus compaeros, cuando era tan importante que la supieran? A l nunca le haba gustado mentir, ni siquiera cuando era nio... Pero senta que, en aquella ocasin, no haba tenido eleccin. Una voz interior le haba dictado lo que deba hacer, y l haba escuchado a aquella voz y la haba obedecido. Estaba tan abstrado en aquellas reflexiones, que no sinti acercarse a Annun hasta que la muchacha se acod a su lado, en la barandilla. Ardal se sobresalt al notar el contacto de la rada tnica de la joven sobre su brazo, pero no dijo nada. Ambos permanecieron largo rato contemplando el montono paisaje de las olas. Por fin, el rey tom de la mano a la hermana de su prometida y, girndola hacia s, la oblig a mirarle. Princesa, an no me habis explicado qu hacis aqu... Cmo habis llegado a convertiros en la pupila de Ovinnik? Morwen sufri mucho cuando desaparecisteis... Por qu os fuisteis sin decir nada? Annun le observ gravemente antes de decidirse a responder. Por tus palabras deduzco que me conociste en otro tiempo y en otro lugar; pero yo no te recuerdo. Tu cara me resulta vagamente familiar, aunque ignoro por qu... En realidad, no s nada acerca de mi pasado, y tampoco me interesa. Mi primer recuerdo es un inmenso dolor... Cuando abr los ojos, Ovinnik estaba a mi lado, y tambin el lobo de sombra. El mago me ayud a levantar la cabeza, y entonces, alzndose sobre el mar, vi ante m la Puerta de Oriente. No recuerdo nada anterior a ese momento... S que me llamo Annun porque Ovinnik me lo dijo. Nunca me he separado de l desde entonces, lo acompao a todas partes... Es un hombre sabio, y todo el que le desafa sale perdiendo. l me dijo que vendras, sabes? Me dijo que intentaras revelarme cosas acerca de mi pasado... No te esfuerces, nada de eso me interesa ya. Los dos volvieron a contemplar en silencio el mar durante unos minutos. - -275 275- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Y el lobo? pregunt Ardal de pronto, al notar un reflejo rojizo enroscado a los pies de la princesa. Es mo, no me abandona nunca repuso Annun con una triste sonrisa. De algn modo que no logro comprender, forma parte de m. La noche cay rpidamente sobre la nave, y, sin saber cmo, Ardal se encontr de pronto acostado sobre la cubierta, envuelto en una spera manta de lana cruda. No saba cuntos das haban transcurrido desde que zarparon, haba perdido la nocin del tiempo... Poco a poco, el cielo fue tindose de un rojo intenso sobre su cabeza, y comprendi que estaba a punto de amanecer. Al incorporarse, not que la luz prpura del alba no haba conseguido hacer palidecer a las estrellas, y entonces supo que haban llegado al lmite del mundo. Rpidamente, el rey se encaram al castillo de proa para observar la ntida lnea del horizonte, que se encontraba ms prxima que nunca. Sobre ella, tal y como esperaba, vio a la gigantesca esfinge de obsidiana encargada de custodiar la Puerta de Oriente. Sus alas, cubiertas de ojos pintados en blanco y negro, se desplegaban a ambos lados de su cuerpo, abrazando una porcin de ocano tan inmensa que ambas llegaban a tocarse en el otro extremo del planeta. Entre las patas de la esfinge se alzaba un gran espejo circular. La nave enfil hacia el interior de aquel extrao puerto formado por las alas de la esfinge, en medio de los quejidos cada vez ms violentos que emita su frgil estructura de huesos. Cuando tuvieron ante s el espejo de la puerta, el casco de la Nagelfar comenz a experimentar violentas sacudidas, como si los muertos se sintiesen atrados hacia ella con tal violencia, que estuviesen a punto de hacer saltar el navo en pedazos. Annun condujo la nave hacia las plumas de piedra de una de las alas de la esfinge. Sobre el borde de las plumas se haba depositado una estrecha franja de arena de color ceniza. A una seal de la princesa, los hombres saltaron a aquella fnebre playa, mirndose entre ellos con mal disimulada aprensin. El rey fue el ltimo en abandonar el barco. Antes de hacerlo, se volvi hacia Annun con expresin interrogante. No vienes con nosotros? le pregunt. An no lo he decidido repuso la princesa con una misteriosa sonrisa. Tal vez lo haga, tal vez no... En cualquier caso, volveremos a vernos. Si logris atravesar la Puerta de Oriente, dentro de unos das nos encontraremos al Otro Lado del Mundo. En ese momento, Ovinnik, que en todo el viaje no se haba dejado ver, sali de su camarote ataviado esplndidamente y armado con una altsima lanza de fresno rematada por una punta dorada. Alrededor de la lanza se enroscaba un pequeo dragn negro con la cola descarnada, similar al que rodeaba la torre del mago. Sin - -276 276- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata decir ni una sola palabra, el mago salt de la nave y comenz a caminar majestuosamente sobre la oscura franja de arena, en direccin al espejo de la puerta. Despus de un instante de duda, los hombres lo siguieron. Mientras caminaban, los innumerables ojos pintados sobre el ala de la esfinge parecan observarlos en silencio. Finalmente, la arquera Olwen se decidi a hablar. Dnde estn los guardianes de la puerta?pregunt, asombrndose del sonido tembloroso de su propia voz. Dicen que son despiadados, y que no dejan pasar a nadie... Sin girarse, Ovinnik emiti una seca carcajada. Y quin dice esas tonteras? pregunt. La nica guardiana de la puerta, como veis, es de piedra. Claro que eso no significa que no sea despiadada... Quin la construy?pregunt tmidamente Keuhir. Me refiero a la esfinge... El mago tard un momento en responder. Quin sabe? repuso finalmente. Tal vez nadie... Hay quien dice que fueron ellas las que construyeron el mundo aadi, apuntando con un dedo nudoso hacia el rostro impenetrable de la alada criatura. Ellas?pregunt extraado Edern. Por qu hablas en plural? Al otro lado se encuentra la Puerta de Occidente, custodiada por otra esfinge idntica a esta explic el mago con cansancio. Bueno, ya hemos llegado... El grupo acababa de rodear una de las zarpas de obsidiana de la esfinge, encontrndose, al otro lado, con la superficie lisa y cristalina del espejo. Durante unos minutos, los hombres se contemplaron en aquella extraa puerta que les devolva su reflejo con tanta nitidez como jams haban visto. Ardal advirti, sin embargo, que el reflejo de Ovinnik no se encontraba entre los dems. Aqu est la puerta exclam el mago entonces, volvindose hacia los viajeros . Atravesadla si sois capaces... Aunque os advierto que, para lograrlo, tendris que hacer terribles sacrificios. El mago avanz entonces hacia el espejo con paso resuelto, y en un instante lo atraves, como si estuviera hecho de aire. Los hombres del rey se miraron entre s, asombrados. Ardal se acerc lentamente al espejo y, con precaucin, desliz su mano sobre l; comprob entonces que su superficie era tan slida como un cristal, y que ninguna criatura humana habra sido capaz de atravesarla. En ese momento vieron que Annun avanzaba hacia ellos, caminando descalza sobre la arena. - -277 277- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata T puedes ayudarnos dijo Ardal, yendo a su encuentro. Dinos qu debemos hacer para atravesar el espejo como lo ha hecho Ovinnik. La joven mene la cabeza con tristeza. No s cmo lo hace murmur. l me cont que los magos conocen el camino al Laberinto de los Sueos desde el principio de los tiempos, pero nunca me ha permitido cruzar la puerta con l. Dice que es demasiado doloroso... Dejmonos de tonteras exclam Lug. La magia de mi cuerno no es menor que la de Ovinnik. Con l puedo abrir cualquier puerta... Yo no lo intentara le advirti Annun. La magia que protege este lugar es muy antigua. No creo que tu cuerno pueda hacer nada contra ella. Lug dud un segundo; pero, tras mirar al rey, decidi probar suerte. Despus de todo, qu podan perder? El caballero se llev el cuerno a los labios y sopl con toda la fuerza de sus pulmones. El sonido que surgi del instrumento reson en el aire durante largo rato, como el rugido de una alimaa herida. Un instante despus, el cuerno comenz a resquebrajarse, y Lug tuvo que soltarlo para que no le estallase en las manos. El estruendo que produjo la rotura del cuerno mgico pareci despertar a la esfinge, cuyos prpados de piedra se alzaron lentamente, dejando al descubierto dos ojos grandes como soles. Quin se atreve a perturbar mi sueo? pregunt con suavidad la extraa criatura. Ardal se adelant un par de pasos y mir directamente a los ojos de la esfinge. He sido yo, Ardal, el rey de los Vassar repuso sin la menor vacilacin. Yo te he despertado. S quin eres, Ardal: El hijo de Ixin... Qu quieres de m? Quiero entrar en el Laberinto de los Sueos y hablar con el Bak. No ests muerto, ni eres el sueo de un sueo, as que no puedo dejarte entrar en el Laberinto de los Sueos, que algunos llaman Eldir respondi la esfinge. Sin embargo, en otros tiempos, a los reyes se les permita traspasar las puertas del mundo para que pudieran pedir consejo a sus antepasados argument Ardal, sereno. La esfinge emiti un gorgoteo parecido a una carcajada. Los reyes antiguos eran unos brbaros, y realizaban sacrificios humanos para poder llegar hasta el Palacio del Silencio repuso en tono burln. Es eso lo que t quieres hacer? Quiz sacndole las entraas a alguno de tus caballeros consigas que se abran las puertas... - -278 278- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Sabes que no hara tal cosa. Pero, aun as, debes dejarme entrar... lo mismo que has dejado entrar a Ovinnik. Te refieres a Lanza de Elfo?gru la esfinge. l y todos los magos que le precedieron han pagado un precio muy alto para atravesar esta puerta. Ests dispuesto a pagar el mismo precio? Har lo que sea necesario. Muy bien dijo la extraa criatura con un brillo oscuro en la mirada. Entonces, entrgame todos tus sueos y esperanzas, todos y cada uno de tus recuerdos; a cambio, yo te ofrecer un gua que te conducir hasta la misma morada del Bak. Pero solo podrs hacer ese viaje una vez... Una vez nada ms. Ardal cerr los ojos al or aquellas palabras, que haban evocado en l extraas imgenes cuyo significado no lograba descifrar. Senta como si una luz lejana intentase abrirse camino a travs de su mente, recordndole una situacin muy similar a la que estaba viviendo en aquel momento. Alguien, en otro tiempo y en otro lugar, le haba exigido el mismo precio a cambio de la verdad: renunciar a la esperanza y a todos los recuerdos de su vida... Pero quin haba sido, y cundo haba sucedido aquello? Como en un fogonazo, a Ardal le asalt la visin de dos hermanos idnticos como dos gotas de agua, que viajaban junto a l y otras personas en el interior de un aparato volador. El aparato avanzaba a toda velocidad por el interior de la tierra, atravesando interminables tneles... Y, entre los viajeros, se encontraba la hermosa muchacha de los cabellos de fuego, aunque en ese momento record que su nombre no era Morwen. No, ella se llamaba de otra manera... Estaba a punto de recordarlo cuando la voz de la esfinge le sac bruscamente de sus ensoaciones. Veo en tus ojos un destello de duda que antes no haba visto exclam el hiertico rostro de piedra. No ests preparado para pagar el precio de este viaje... Me has hecho perder el tiempo; vete, y no vuelvas a m nunca ms. Todos los ojos de las alas del guardin se cerraron simultneamente, y tambin los prpados de obsidiana de su rostro cayeron sobre sus grandes pupilas sin vida. Ardal, desesperado, desenvain su espada. Si no quieres dejarme pasar por las buenas, te obligar a hacerlo le grit a la esfinge mostrndole el arma. Esta espada no es como las dems; est hecha del mismo metal con el que se forj la espada de Ixin; y te atravesar con ella si no accedes a abrirme. Entonces sabrs lo que es el dolor. Sufrirs como sufren las criaturas humanas... Los cien mil ojos de la esfinge se entreabrieron ligeramente, brillando con un fulgor ambarino. Malditos hijos de los hombres!exclam el monstruo lleno de ira. No sois ms que sombras de la vida en comparacin conmigo. Os creis inmortales... - -279 279- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata vosotros, absurdos enanos engendrados por el error y la ira! De verdad creis que podis enfrentaros a m? Solo sois sombras... y en la sombra os consumiris. Las alas de obsidiana de la esfinge se agitaron majestuosamente, y el reflejo del sol en su brillante superficie se proyect sobre Ardal y sus hombres como una violenta llamarada. Aquella avalancha de luz, al encontrarse el obstculo de las frgiles formas humanas que se erguan sobre la estrecha franja de arena, se refract en un grotesco juego de sombras que comenzaron a danzar a la espalda de los guerreros, sobre el mar. Eran sombras extraas, formadas a partir de los contornos de los hombres de Ardal, y, sin embargo, completamente diferentes a ellos. Sus distorsionadas siluetas fueron perfilndose poco hasta transformarse en figuras perfectamente definidas: un guila, un zorro, una serpiente, un dragn de escamas plateadas... Formas, que, bajo el ardiente sol reflejado por las alas de la esfinge, remontaban el vuelo y cobraban vida. No dejis que os alcancen grit Annun, en cuanto vio que aquellas criaturas de la oscuridad empezaban a elevarse sobre el mar. Desgraciadamente, su advertencia lleg demasiado tarde. No haba concluido de hablar cuando se dio cuenta de que Lailoken, el druida, haba sido alcanzado en el muslo por una serpiente de escamas de sombra, que le haba hecho caer fulminado al suelo sin emitir ni un solo gemido. Olwen, que haba presenciado la escena al lado de Annun, hizo ademn de acudir en ayuda del pobre druida, pero Annun la retuvo. Quieres acabar como l? le pregunt suavemente. Tenis que huir, de, lo contrario las sombras os destruirn a todos. Sin hacer caso de las palabras de Annun, los guerreros sacaron sus armas e intentaron alcanzar con ellas a las sombras, pero todos sus golpes caan en el vaco. Burlndose de ellos, las sombras danzaban de un lado a otro, flotando en el aire, y consumiendo todo lo que tocaban. Exasperado, Ardal envain su arma y volvi sus ojos hacia el sol, que, en aquella parte del mundo, era apenas una rebanada luminosa en el lmite prpura del cielo, sumido en un largusimo amanecer. Entonces se le ocurri una idea. Keuhir! grit, buscando con la mirada a su fiel escudero Tu escudo! Rpido... vulvelo hacia el sol! El joven Keuhir hizo lo que le ordenaba el rey, y el deslumbrante reflejo de su escudo cay sobre la silueta amenazadora de un guila de sombra que estaba a punto de abatirse sobre l, disolvindola para siempre. Comprendiendo al instante lo que haba sucedido, todos los guerreros orientaron sus armas hacia la rojiza luz del alba, para, atacar con sus reflejos a las sombras. Estas, ahuyentadas por los destellos de luz de escudos y espadas, se mantuvieron a una prudente distancia, esperando el momento. Ardal saba que, en los confines de la Tierra, la noche apenas duraba unos - -280 280- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata minutos, antes de que el sol volviese a restaurar la aurora casi perpetua que baaba el horizonte. Unos pocos minutos que, sin embargo, bastaran para que las sombras, libres de la amenaza de la luz, los aniquilasen a todos... La serpiente que haba abatido a Lailoken ya arrastraba los despojos del druida hacia la Puerta de Oriente, a pesar de que su cuerpo an se debata entre la vida y la muerte. Y lo mismo haran con los dems las sombras que haban escapado de las almas de cada uno de los guerreros: porque aquellas negras criaturas formaban parte de ellos y eran, en cierto modo, un espantoso reflejo de su ser ms oculto. El rey las observ una por una con el corazn encogido, tratando de identificar la que le corresponda. Sus ojos se detuvieron con una mezcla de horror y fascinacin sobre la silueta semitransparente de un dragn que instantes antes le haba perseguido, y que ahora se mantena inmvil en el aire, haciendo serpentear en todas direcciones su flexible cuerpo, que pareca hecho de agua. Ese era el animal de tinieblas que l haba engendrado, la sombra que acabara con l si no encontraba antes un medio de alejarla. El resto de los hombres tambin haba comprendido lo que se proponan aquellas temibles criaturas. Si no hacemos nada, nos darn caza en cuanto oscurezca exclam Edern con la vista fija en la sombra de un zorro que pareca vigilarlo desde la altura. Retirmonos hasta la Nagelfar y escapemos, ahora que todava hay tiempo. Era la nica salida sensata, y todos respiraron aliviados. En cuanto oscureciera, se encontraran totalmente desprotegidos frente a aquel ominoso ejrcito de tinieblas. Pero an podan escapar, siempre que lograsen hacer navegar a la Nagelfar. .. Annun, podrs dirigir t la nave de los muertos en ausencia de Ovinnik? pregunt Lug, volvindose hacia la joven princesa. Mientras Penkawr conserve el escaso aliento de vida que le queda, su ejrcito de muertos nos obedecer, y la nave nos llevar adonde queramos. Mientras conserve un aliento de vida... repiti pensativo Ardal. Los ojos plateados de Annun se clavaron en los suyos, llenos de miedo. No lo hagas susurr la muchacha. No hagas lo que ests pensando... Olwen, ven aquorden el rey. S que tienes buena vista... Ves ese destello amarillo que brota de las entraas de la Nagelfar? Olwen, acercndose al lmite de la arena, entrecerr los ojos para ver mejor. Viene del crneo del esqueleto que Ovinnik utiliza como trono repuso al cabo de un instante. Puedo verlo desde aqu perfectamente. Seras capaz de acertarle? pregunt Ardal. La arquera sonri y, por toda respuesta, alz el arco a la altura de su rostro y tens lentamente la cuerda. Annun se lanz sobre ella para impedir que disparara, pero Lug la retuvo. Cuando consigui zafarse de l, la flecha de Olwen ya volaba en - -281 281- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata direccin al ojo dorado de Penkawr, donde lata su ltimo aliento de vida. Un instante despus, el destello del ojo, alcanzado de lleno, se haba apagado para siempre. De pronto, toda la nave empez a crujir y a estremecerse desde la proa hasta la popa, como si los huesos que la formaban estuviesen tratando de liberarse de sus ataduras. Un coro de lamentos brot de la siniestra armazn del barco. Un instante despus, el casco estall, y los esqueletos que lo componan volaron en todas direcciones como polillas de marfil. Eso, al menos, fue lo que crey Ardal, en un principio... Pero no tard en darse cuenta de que los muertos cargados de cadenas viraban en el aire e iban directamente hacia ellos, tal y como haba esperado. Agarraos a ellos cuando pasen sobre nuestras cabezas! les orden a sus hombres. l mismo se aferr a una tibia rota que estuvo a punto de golpearle el crneo, perteneciente a un esqueleto tan esbelto y frgil que nadie habra credo que fuera capaz de soportar el peso de un hombre. Sin embargo, el esqueleto lo arrastr hacia arriba, y, aferrado a l, el rey bardo pas por encima de las alas del Guardin de Oriente y se dej caer al otro lado. Ardal permaneci unos instantes tendido en el suelo, sintiendo bajo su cuerpo la fra dureza de la roca. Cuando por fin abri los ojos, se encontr sumido en una oscuridad total. Al parecer, al otro lado de la puerta reinaba una noche perpetua, una noche sin luna ni estrellas, tan impenetrable que el rey ni siquiera alcanzaba a ver a sus compaeros. Y, lo que resultaba an ms inquietante, tampoco poda orlos... Ni un susurro, ni un quejido, ni un lamento llegaba hasta sus odos. Cuando comenz a llamar a gritos a sus hombres, ni siquiera logr escuchar su propia voz. Estaba a punto de darse por vencido cuando una tenue luz empez a iluminar poco a poco la atmsfera, permitindole distinguir al fin los contornos de sus guerreros. Aquel plido reflejo del sol proceda del escudo de Keuhir, que, al parecer, haba logrado retener con su magia algunos destellos del amanecer que lo haba baado al otro lado de la puerta. Bajo aquel tenue reflejo, el paisaje que los rodeaba cobr vida, y los sonidos, hasta entonces sofocados por la densa oscuridad, se dejaron or de nuevo. Los hombres intercambiaron miradas de alivio, como si el hecho de volver a or su propia respiracin les hubiese ayudado a vencer el pnico que haban sentido unos momentos antes, cuando la oscuridad les haba privado de todos sus sentidos. Sin embargo, antes de que llegasen a decir una sola palabra, oyeron a su izquierda un dbil aplauso, seguido de una spera carcajada. Ovinnik exclam Ardal con profundo desagrado, reconociendo al anciano mago. Nos has traicionado... Habas prometido llevarnos hasta el laberinto del Bak, pero, a la primera oportunidad, nos has abandonado a nuestra propia suerte. - -282 282- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Bajo la dbil luz reflejada por el escudo, los ojos del mago brillaban como tizones al rojo. Bueno, ahora ya no importa, no? repuso el anciano sonriendo. Te las has arreglado para entrar, de todas formas. .. Si no quieres ayudarnos, por qu ests aqu?pregunt Ardal con frialdad. Es que has cambiado de opinin? Ovinnik le mir con ojos chispeantes. Lo cierto es que el viaje no ha hecho ms que empezar, y, sin mi ayuda, no llegaris muy lejos. Necesitis un gua para atravesar el Laberinto de los Sueos y llegar al Palacio del Silencio... Pero solo los muertos conocen el camino. Lo habas pensado? Los ojos del anciano se clavaron en Ardal con un maligno brillo de alegra. Y entonces, antes de que el rey pudiera reaccionar, Ovinnik levant su lanza y, saltando sobre Ardal como un felino, le golpe brutalmente con ella, hacindole salir despedido por los aires. De inmediato, los guerreros del rey se lanzaron sobre Ovinnik para castigarle por haber atacado a su seor. Sin embargo, el mago, detenindose en mitad de su salto, cambi de rumbo en pleno vuelo y se abati sobre ellos a la velocidad de una flecha, derribando a Edern antes de que tuviese tiempo de reaccionar. Lug fue lo suficientemente rpido para sacar su arma antes de que el mago cayese sobre l, pero Ovinnik detuvo el potente hachazo que le lanz el guerrero y, girando sobre s mismo, derrib de una patada a Keuhir, hacindole rodar por el suelo. Olwen haba aprovechado el enfrentamiento de Ovinnik con sus compaeros para tensar la cuerda de su arco y apuntar directamente al cuello del mago, que, desde la posicin en la que se encontraba, no poda verla. Sin embargo, la flecha nunca lleg a ser disparada, porque, en el ltimo momento, Ovinnik, ejecutando una rpida pirueta, la alcanz con su lanza, atravesando la cota de malla que le cubra el pecho. El lugar de la herida no era mortal, pero una gran mancha de sangre ti los anillos de la armadura, y la arquera se qued totalmente inmvil, con el arco en posicin de disparo. Ardal y Lug se lanzaron sobre Ovinnik, furiosos, pero el mago los detuvo con un imperioso gesto. Quietos!exclam con voz de trueno. Continuar con este combate sera absurdo... Ahora ya tenemos la gua que necesitbamos aadi, sealando a Olwen. Qu le has hecho?pregunt Keuhir, plido de miedo. Est muerta? An no asegur el mago. De momento, sigue viva... Al menos, su corazn continuar latiendo durante un tiempo; pero, muy pronto, su espritu saldr - -283 283- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata arrastrndose al encuentro de sus antepasados; y, en cuanto lo haga, lo seguiremos. l nos guiar hasta el Palacio del Silencio. En ese momento, un amasijo de ramas espinosas y oscuras brot del pecho de Olwen, rasgando su carne y la cota de malla que la cubra. Los hombres contemplaron espantados aquel rosal hecho de sombras, cuyas flores brillaban como ascuas de fuego. El arbusto cay al suelo retorcindose y empez a arrastrarse penosamente hacia delante, en medio del ms profundo silencio. Ardal se volvi a mirar a la desdichada arquera. Parece estar sufriendo muchsimo murmur, sintiendo un nudo en la garganta. As tiene que ser replic el mago en tono indiferente. Separarse de lo que uno ha sido durante toda su vida, de todo cuanto ha amado y atesorado en su memoria, resulta terriblemente doloroso, no es cierto, Annun? No lo s exclam la interpelada con gesto sombro. No lo recuerdo. Ah! S, ese pequeo detalle dijo Ovinnik con irona; pero a cambio obtienes un inmenso poder. De qu poder ests hablando?pregunt Ardal, sealando a Olwen. La has destruido, ya nunca volver a ser lo que era... Pero, a cambio, su espritu encontrar el camino a travs del Laberinto de los Sueos y llegar hasta el trono del Bak. Entonces podr pedirle un deseo... Tendr que ser cuidadosa en su eleccin, porque este viaje solo puede realizarse una vez. En cierto modo, es afortunada... El Bak puede hacer realidad cualquiera de sus sueos, por irrealizable que parezca. Qu le pediste t, Ovinnik? pregunt Ardal, acercndose al mago con expresin amenazante. Y, sobre todo, por qu has vuelto, si, como dices, este viaje solo puede hacerse una vez? Ya te lo advert en otra ocasin: mis deseos no son asunto de nadie... Nos veremos frente al Palacio del Silencio. Alrededor del mago se congreg rpidamente una bandada de cuervos tan negros como la noche. Cuando los pjaros remontaron el vuelo, el mago haba desaparecido. Keuhir, levanta tu escudo tan alto como puedas!grit Ardal. Necesitamos ms luz, no podemos dejar que escape... No te molestes le advirti Annun con voz apagada. El alma de Ovinnik es tan negra que no puede ser atravesada por ninguna luz. Si l no quiere dejarse ver, nadie lo ver. Haz lo que te digo! insisti el joven rey, dirigindose a su escudero. - -284 284- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Keuhir alz el escudo con ambos brazos, y su superficie emiti una luz radiante y rojiza como la del amanecer. Entonces, el mundo se ilumin a su alrededor, y los hombres de Ardal escudriaron el cielo con ansiedad. Algunos cuervos describan amplios crculos en la altura, pero no se vea ni rastro del mago. Sin embargo, al bajar la vista, pudieron contemplar por fin el paisaje que los rodeaba, y que hasta entonces haba permanecido sumido en las sombras. El pequeo grupo de caballeros se hallaba sobre la cima de una pequea colina, a cuyos pies se extenda un inmenso e intrincado laberinto. Pero la visin dur tan solo unos instantes... La luz del escudo de Keuhir se fue apagando lentamente, y, con ella, los contornos de la mgica construccin que deban atravesar se fueron difuminando hasta fundirse en una espesa bruma gris. Ardal tuvo la extraa sensacin de que algo en su interior estaba cambiando. De pronto, la niebla le oblig a cerrar los prpados como una venda firmemente apretada, y un extraordinario cansancio se apoder de l. Oy una voz en su mente que le son vagamente conocida, pero no logr identificarla ni entendi muy bien lo que deca. Y luego, el mundo se fue aclarando a su alrededor, y entonces cay en la cuenta de que ya no se encontraba en el Laberinto de los Sueos, sino dentro de una gigantesca estructura circular, rodeado por todas partes de gente que le sonrea y le felicitaba. Un hombre de rostro oriental se le acerc y le pregunt si se encontraba bien. Por toda respuesta, el rey se llev las manos al pecho y comprob que su armadura haba desaparecido, y que en su lugar llevaba puesto un mono negro, hecho de un material viscoso y repugnante. Entonces record que su nombre no era Ardal, sino Martn, y supo que nada de lo que acababa de vivir era real. Los cientos de miles de personas que abarrotaban el anfiteatro se haban puesto en pie, y aplaudan con entusiasmo. Supuso, por las sonrisas radiantes que le dirigan los tcnicos que se haban acercado a ayudarle, que los aplausos iban dirigidos a l. A travs del navegador le lleg la misma voz que haba odo unos minutos antes, pero esta vez la reconoci de inmediato. Era la voz de su madre, que le instaba a saludar a los espectadores. Sintiendo que todo le daba vueltas, Martn avanz un par de pasos, sin saber muy bien adonde se diriga. Trat de inclinarse para ejecutar una reverencia, pero, en ese instante, la mente se le nubl y perdi el equilibrio. Lo ltimo que oy antes de derrumbarse fue el eco de su propia voz pidiendo ayuda a los tcnicos que lo rodeaban. - -285 285- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 13 Captulo 13 El juego del Khan El juego del Khan Las sbanas de a cama de Martn eran de una seda escarata que pareca ms adecuada para vestr a un rey que para arropar e descanso de un vstante adoescente de a Cudad Ro|a. Caro que no era un smpe tursta, sno un |ugador que haba ogrado superar as semfnaes de prncpa torneo de Arena de Mundo... Sn saber s aque pensamento e agradaba o e desagradaba, Martn se cubr a cara con su u|osa sbana y cerr os o|os. Haca a menos una hora que se haba despertado, pero no senta deseo aguno de evantarse. E cuerpo entero e doa como s reamente hubese cabagado durante varas |ornadas, ta y como supuestamente haba hecho su persona|e durante e |uego, antes de embarcar en a Nagefar. Pero eso no era o peor... Lo peor era que, pese a que haba transcurrdo un da y medo desde as semfnaes, an segua nvadndoe de cuando en cuando a sensacn de que no era Martn, sno Arda, e rey que haba perddo a su prometda y que, desde entonces, senta un fro morta en su nteror, un fro que nada n nade poda atemperar. Desechando e recuerdo de Arda y de su trste hstora con un estremecmento, Martn sat por fn de a cama y se drg drectamente a bacn de su cuarto, desde e que se poda contempar una vsta prvegada de a Cudad Ro|a. A aquea hora de a maana, e so arrancaba refe|os azues y dorados a os te|ados de as pagodas cercanas, y, ms a, se azaban ma|estuosas as atas conas hoogrfcas que e seor Yang haca cambar cada da de poscn, para aportar varedad a pasa|e que vean sus cudadanos. E contorno de aqueas conas, con sus bancas cascadas y os rboes de formas caprchosas que sobresaan en agunos puntos de sus aderas, recordaba mucho a os pasa|es pntados por os grandes maestros de a pntura csca chna, y Martn supuso que os ngeneros hoogrfcos de seor Yang se habran nsprado en eos para reazar sus dseos. - -286 286- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Mentras sus o|os vagaban dstrados sobre os te|ados de a cudad, una curosa estructura construda en as proxmdades de a muraa atra|o su atencn. Se trataba de un edfco formado por un argo cndro undo a una construccn esfrca totamente desprovsta de ventanas. La parte esfrca de edfco se haaba suspendda en e are, y su parte cndrca conectaba a esfera con e sueo, formando una espece de arga rampa. E con|unto tena a forma de una ggantesca maraca. De repente, Martn oy una voz susurrante a sus espadas: -E seor ha descansado ben? S o desea, puedo preparare e desayuno en a terraza. A voverse, Martn descubr asombrado que a voz perteneca a una de as amas de seor Yang que, atavada con un argo qumono de tonos paste, se mantena ceremonosamente ncnada ante , esperando sus rdenes. -Desde cundo ests ah? -pregunt e muchacho, moesto-. No te he odo entrar... -Levo aqu todo de tempo. Formo parte de esta habtacn... Soy un hoograma sensbe destnado a su servco persona, pero no he querdo moestare hasta ahora, para que pudera descansar con comoddad. Martn mr a hoograma con os o|os entrecerrados para comprobar s, efectvamente, ograba dstnguro de una persona de carne y hueso, aunque no o consgu. -Ou es ese edfco de ah? -pregunt e muchacho, seaando haca a construccn en forma de maraca que poco antes e haba amado a atencn. Lo hzo ms para comprobar e grado de nteractvdad de hoograma que porque sntera un verdadero nters en a respuesta. Sn embargo, o que a ama e d|o despert de nmedato su curosdad. -Es a Rueda de a Fortuna -respond e hoograma con voz tona-. Se ha construdo expresamente para a fna de os Interanuaes... S e seor ogra atravesar e Labernto de os Sueos, probabemente tendr ocasn de conocer su nteror. Martn ba a segur preguntando acerca de snguar edfco, pero un gesto de a ama e hzo comprender que no deseaba profundzar en e tema. -Ou quere e seor para desayunar? -pregunt, sonrendo afectadamente. E muchacho enumer una gran cantdad de amentos, ya que e da anteror apenas haba probado bocado, y senta un hambre atroz. Luego, se ntrodu|o en e cuarto de bao y se duch tranquamente, mentras trataba de magnar cmo se as arregara a ama hoogrfca para - -287 287- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata servre a comda que haba peddo. Sus pensamentos voaron haca Ae|andra... No e haban permtdo vera despus de as semfnaes, pero su madre e haba hecho egar un escueto mensa|e de a muchacha en a que e daba nmos y e aseguraba que todo marchaba ben. Cuando termn de vestrse, a ama, dotada probabemente de sensores que espaban todas sus accones dentro de a habtacn, reaparec bruscamente, seguda de tres robots cargados de bande|as con tostadas, huevos, caf caente y bacn, adems de un varadsmo surtdo de duces. Martn sonr ante a ngenudad de sus anterores especuacones: evdentemente, un hoograma nunca habra poddo transportar personamente a comda... Pero s poda dar nstruccones a os robots y pasearse ma|estuosamente por su habtacn, para dar ago de coordo a as nspdas escenas prvadas que as cmaras fotantes grababan contnuamente, y que se retransmtan en drecto a mones de espectadores en todo e mundo. Aquea refexn estuvo a punto de qu- tare e apetto, pero, fnamente, ogr sobreponerse a a desagradabe certeza de que estaba sendo observado y devor buena parte de os amentos que e haban servdo mentras dsfrutaba en senco de as vstas de a cudad desde su terraza. Estaba a punto de servrse una tma taza de caf con eche, cuando oy unos gopes en su puerta. La ama, nvsbe un momento antes, se materaz rpdamente ante sus o|os. -Es On, a |ugadora de a corporacn Kokoro -anunc, con a voz engoada de un mayordomo Vctorano. -La |ugadora que representa e persona|e de Annun? D|aa pasar - repuso Martn, un poco nervoso. -Nngn |ugador puede entrar en a habtacn de uno de sus contrncantes -expc a ama con acento nexpresvo-. Son as normas de Khan... S quere habar con On, tendr que sar de este cuarto y hacero en e paso. Martn se encog de hombros y, despus de mparse os abos con una serveta, se drg rpdamente a a puerta de a estanca. La ama haba acconado e pane de apertura, pero, tras este, una densa cortna de agua nterceptaba a vsn de paso. -Tengo que pasar por ah? -pregunt Martn, desconcertado. -Son as normas de Khan -repuso a ama acncamente. Martn se anz haca a transparente cascada, convencdo de que se trataba de un efecto hoogrfco ms, de os que tanto e gustaban a seor Yang. Sn embargo, a atravesara, un mn de sapcaduras e mo|aron a tnca y e rostro. - -288 288- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Es una cascada de verdad? -pregunt, a encontrarse con os o|os pateados de On. La muchacha se ech a rer. -Es una mezca -contest, retrndoe con e dedo una gota de agua de a me|a-. Con unas cuantas sapcaduras reaes, e hoograma resuta mucho ms convncente... E de m cuarto es todava me|or. Una pared de neba... Cuando a cruzas, saes con a pe totamente hmeda. Martn se a qued mrando con una sonrsa, sn saber qu decr. |ade e haba advertdo sobre a pegrosdad de aquea |ugadora, a pesar de su aspecto amabe. Adems, puesto que era ea a que haba do a buscare, decd que sera me|or de|ar que habase en prmer ugar. La muchacha e mr unos nstantes con una chspa de bura en os o|os. -No o has hecho nada ma, para ser nuevo en e crcuto -comenz-. Tengo que reconocer que nos has sorprenddo a todos, a m a prmera... Tu dea de berar a os muertos de a Nagefar fue brante. Sn ea, a semfna habra quedado mucho ms desucda. -Bueno, supongo que e mrto no es mo, sno de m equpo de guonstas -contest Martn en tono de duda, ya que, en e transcurso de |uego, e haba resutado prctcamente mposbe dstngur su propa voz nteror de as nstruccones que recba a travs de navegador. On acog su respuesta con una carca|ada. -Vaya, un |ugador que resta vaor a su hazaa ante mones de espectadores -d|o con rona-. Supongo que ests ntentando ganarte a pbco que nos observa con tu modesta. .. Porque, s habases en sero, tendra que sacar a concusn de que no eres un verdadero profesona. Martn decd que era preferbe no contestar a aquea mpertnente observacn. On era una |ugadora expermentada, y en nngn momento ovdaba que cada una de sus paabras estaba sendo retransmtda a su pbco a travs de a red. E, en cambo, nunca pensaba en as cmaras que e estaban grabando... Tendra que ntentar cambar eso, s no quera caer en as trampas que ntentaran tendere os dems |ugadores. -Ayer te pasaste cas todo e da durmendo -contnu On, nexorabe -. Parece que as semfnaes te de|aron agotado... -A t no te ocurr o msmo? -Oh, yo estoy acostumbrada, y me recupero bastante deprsa. Hace fata mucho entrenamento para soportar e enorme fu|o de nformacn que recbmos durante e torneo. No te ofendas, pero se nota en seguda que ests muy verde... Por eso has necestado tanto tempo para recuperarte. Deberas haber partcpado en as gas menores antes de meterte en una competcn como esta... Pero, dadas as crcunstancas, no o ests hacendo nada ma. - -289 289- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Para qu has vendo a buscarme? -pregunt Martn, cansado de a teatra actuacn de su adversara. -Tenemos una reunn en e edfco de a Asambea. -Una reunn?-se extra Martn-. Ounes? -Los |ugadores que an segumos en competcn. Es decr, todos menos e |ugador de Sva, descafcado antes de empezar, y os dos emnados durante as semfnaes. Ah, y Ara tampoco estar... por o vsto se ha retrado. -Ara? -pregunt Martn, a quen aque nombre no e deca nada. -Ara, a |ugadora que haca e pape de a arquera Owen. En teora, segua con vda, de modo que podra haber partcpado en a fna. Sn embargo, parece ser que os doores que empez a sufrr cuando Ovnnk extra|o de ea e hoograma de rosa de fuego e resutaban nsoportabes, y no ha querdo contnuar. Mentras hababan, On haba empezado a camnar en dreccn a una de as gaeras subterrneas de anfteatro, que comuncaba drectamente con e |ardn en e medo de cua se encontraba e edfco de a Asambea. -Para qu es a reunn? -pregunt e muchacho, ntentando apartar de su mente a snestra fgura de rosa que se arrastraba penosamente haca a morada de a Muerte. Sn de|ar de camnar, On se encog de hombros. -No o s -d|o-. Ibros a ha convocado... A pbco e gusta vernos a todos reundos antes de a fna. Cas sempre estaa aguna peea. Aquea expcacn tan poco tranquzadora e qut a Martn as ganas de segur preguntando. E edfco de a Asambea era una tosca pagoda de madera rodeada de un |ardn de musgo perpetuamente sumdo en una densa bruma. En readad, tanto a pagoda como e |ardn se encontraban en uno de os nvees subterrneos de anfteatro, pero, gracas a un compcado |uego de espe|os, un db refe|o de a uz soar se ftraba a travs de a banca neba artfca. A entrar en e edfco, Martn vo a resto de os |ugadores sentados en torno a una arga mesa de madera. |unto a a mesa haba una pscna rectanguar que despeda un cdo vapor, y que os |ugadores podan utzar para rea|arse despus de as sesones de competcn. Sn embargo, en esta ocasn nnguno de eos pareca dspuesto a dsfrutar de aquea atractva nstaacn. Los rostros seros y crspados de os |venes reundos en torno a a mesa ndcaban ben a as caras que no se haaban a para dsfrutar de un rato de oco. En cuanto Martn y On ocuparon sus puestos, Hava, sentado a a cabecera de a mesa, extra|o de su tnca un pequeo dsco tornasoado - -290 290- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata que, a un contacto de su dedo ndce, adqur una ntensa umnosdad ro|za. Erk, e |ugador que nterpretaba e pape de Keuhr, se puso en pe para habar, pero Hava e orden con un gesto que esperase. -Ya est -ndc por fn-. E hoograma de superposcn est funconando. Ahora msmo, as cmaras fotantes estn retransmtendo nuestra magen a todo e mundo, pero os movmentos de nuestras bocas y as paabras que saen de nuestros abos son nstantneamente ateradas para reproducr una conversacn artfca. As, nade se enterar de verdadero contendo de esta reunn. -Y cmo demonos sabemos que eso es certo? -pregunt Erk en tono suspcaz-. Puede ser una trampa para hacernos decr cosas nconvenentes que nos descafquen... No me extraara que detrs de todo esto estuvese e seor Yang. Hava mr a |oven |ugador de a Federacn de Pacfco Norte con una mezca de compasn y desdn. -S te hubeses entrenado como es debdo, conoceras me|or a tus rvaes -d|o con severdad-, y sabras que yo detesto as trampas... Este artugo o fabrc m equpo de ngeneros por s quera utzaro en agn momento apurado de |uego. Ago que, por supuesto, no sera ega... As que he decddo utzaro de otra forma. Martn mr con curosdad a a gran estrea de aqueos |uegos, e vencedor de os anterores Mundaes y e prncpa canddato a ganar en os Interanuaes organzados por a corporacn a a que representaba. Sus mscuos eran frmes como e acero, y toda su fgura transmta una sensacn de sodez, reazada por a forma cuadrada de sus hombros y e perf anguoso de su mandbua. -Necestamos habar sn que nos ogan -prosgu Hava-. Aqu estn pasando un montn de cosas raras, supongo que todos os habrs dado cuenta. Levo toda m vda |ugando en a Arena, pero nunca me haba ocurrdo o que en esta ocasn... Durante todas as semfnaes, me he credo reamente que era Lug, e Cabaero Banco. Martn snt que e corazn e ata con voenca. De modo que aquea tota nmersn en e |uego no e haba suceddo a soo... Los otros |ugadores tambn parecan muy exctados. -Tenes razn -d|o Erk, en un tono geramente estrdente-. A m me pas o msmo... Como yo nunca haba partcpado en un campeonato de nve tan ato, o atrbu a os navegadores. Tecnooga punta, ya sabs a qu me refero... On hzo una mueca de esceptcsmo, pero Ibros, e |ugador ms veterano de grupo, asnt pensatvo a aqueas paabras. - -291 291- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Erk tene razn -d|o tranquamente-. La expcacn est en esos navegadores nuevos que nos han encasquetado en e tmo momento... Me haban egado rumores de que a corporacn K estaba expermentando con una nueva tecnooga que ogra una fusn tota entre a concenca de |ugador y a nformacn que recbe a travs de navegador, pero no cre que fuesen a apcara tan pronto. Me sorprende que a Comundad Vrtua haya dado su vsto bueno. Todos asnteron en senco. Ibros haba sdo durante muchos aos e me|or |ugador de crcuto, antes de que Hava o desbancara. Tena ya venttrs aos, de modo que su retrada no poda estar muy e|ana. Sn embargo, os |ugadores que o rodeaban haban crecdo oyendo habar de sus hazaas, y o admraban ms de o que estaban dspuestos a reconocer. Incuso Martn, que nunca haba segudo muy de cerca os tor- neos de Arena, se senta ago cohbdo en su presenca. -Cmo o harn? -pregunt Erk, mrando de nuevo a Hava, como s tuvese a respuesta. -No tengo n dea -repuso sn embargo e |ugador de K-. Supongo que os nuevos navegadores estabecern contacto drecto con nuestra concenca a travs de nuestra rueda neura... No puede ser de otra manera. Martn ba a decr que aquea expcacn no serva, puesto que haba expermentado o msmo que os dems y, sn embargo, no tena rueda neura. No obstante, en e tmo momento decd caarse. -Apuesto a que t ya o sabas -d|o On, seaando a Hava con un dedo acusador-. Eres e |ugador de Yang, no te habra ocutado ago tan mportante... Hava se ech a rer con amargura. -No estoy muy seguro de segur sendo e |ugador de Yang -confes con voz ronca-. Lo ser hasta que os |uegos se acaben, caro... Pero no me han renovado e contrato. -Te o renovarn s ganas, no o dudes -d|o Erk, con evdente envda -. Yang no permtr que te fche otra corporacn. -Te equvocas -repuso Hava, sempre en e msmo tono sereno-. Maana, cuando os Interanuaes termnen, Yang pensa anuncar su nuevo fcha|e a os cuatro ventos... Parece que es aguen a quen han estado entrenando en secreto desde hace meses. M entrenador, Eam e Loco, me abandon de a noche a a maana hace ahora ago menos de un ao... Cre que haba decddo retrarse, pero ahora estoy seguro de que me equvoqu. Todo este tempo se ha dedcado a entrenar a nuevo... La corporacn K o tene en reserva, por s yo fao. Y por o vsto estn seguros de que voy a faar. - -292 292- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero eso es absurdo!-repc On con vehemenca-. T eres e me|or |ugador de crcuto, nade en su sano |uco prescndra de t... -A no ser que e nuevo |ugador fuera tan bueno, que Yang estuvese competamente seguro de sar benefcado en e cambo -puntuaz Hava-. Y, por o que he vsto en as semfnaes, creo que, efectvamente, podra ser as. -A qu te referes?-pregunt Erk, fruncendo e ceo-. Ests nsnuando que tu susttuto es uno de nosotros? Hava e mr con una chspa de rona en a mrada. S haba ago evdente para todos, era que e nexperto Erk no podra susttur |ams a una estrea como Hava. -A prncpo pens en esa posbdad -reconoc e |ugador de K-. Pero uego, comprend que a expcacn era otra... Pensad un poco. En esta mesa fata aguen, no os das cuenta? Oun es e |ugador que nterpreta a Ovnnk? Los dems se mraron, perpe|os. -Nnguno de nosotros hace ese pape, as que tene que tratarse de un programa sensbe -argument Martn con certa tmdez. Ibros y Hava ntercambaron una sgnfcatva mrada. -No hace fata ser nngn geno para darse cuenta de que ese mago no era un programa sensbe -d|o Ibros con desdn-. Un sensbe no es ms que un hoograma, y un hoograma no derrba a un hombre como Ovnnk me derrb a m. -Ta vez se trate de un robot -aventur Erk. Hava hzo un gesto de mpacenca. -Los robots pesan demasado para satar como sata ese tpo - contest agramente-. No, est caro que detrs de Ovnnk hay un verdadero |ugador... y que no es nnguno de os aqu presentes. Martn mr uno por uno a sus compaeros, que parecan ntensamente preocupados. -No estars nsnuando que e seor Yang est comptendo a a vez con dos |ugadores -murmur On. -No, eso sera demasado ncuso para . La Comundad Vrtua |ams admtra que una corporacn ntrodu|ese a dos persona|es en e |uego... Tene que haber otra expcacn. Todos guardaron senco durante unos segundos, buscando una respuesta. -Ouz aguno de os persona|es emnados no corresponda a un |ugador de verdad, sno a un programa sensbe -d|o de pronto Ibros-. - -293 293- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Pensado un poco... E |ugador que nosotros creemos fuera de |uego estara, en readad, nterpretando e pape de Ovnnk. -Podra ser Laoken, e persona|e de Ddao -d|o Erk, pensatvo-. Cuando conoc a su |ugador, durante a Pre!i(re, me parec que ocutaba ago... -No -repuso Hava, ta|ante-. Conozco a Grae desde hace aos, y estoy seguro de que no podra nterpretar a un persona|e como Ovnnk. Adems, a Ddao nunca e ha nteresado ganar en os Interanuaes... Creo que n squera partcparan s no fuera por a amstad que une a Hden con e seor Yang. -Y qu penss de Ara, a |ugadora de Ranbow?-pregunt On-. Nade esperaba que se retrase... En teora, poda pasar a a fna, y es muy raro que un profesona desaproveche una oportundad como esa. -Entonces, t crees que Ara est nterpretando en readad e pape de Ovnnk, y que nos han hecho creer que haca de Owen para engaarnos? -pregunt Martn con asombro-. Parece demasado retorcdo... -No para Yang -gru Hava-. S pensa fchar a Ara para os prxmos |uegos, presentara como ganadora en e pape de Ovnnk sera un magnfco gope de efecto. -Vamos, Hava -d|o Ibros en tono rrtado-. T sabes tan ben como yo que Ara no es o sufcentemente buena como para convertrse en tu sucesora. Ese |ugador, sea quen sea, tene que ser aguen excepcona... Vstes cmo paraz a Owen? Tuvo que acertare en un sensor de nmovzacn, y eso es extraordnaramente dfc. T sabes ago de eso, no es as, On? La muchacha asnt con a cabeza. -Es certo. Cuando |ugaba en as gas menores, yo recurra a a nmovzacn de vez en cuando. As fue como me d a conocer... Pero en os torneos profesonaes, a nmovzacn es prctcamente mposbe. Los sensores a os que hay que acertar son dmnutos, y muy frges. Eso s, s o consgues, e efecto es espectacuar... E tra|e se pone competamente rgdo, y no te permte mover n un mscuo. A pbco e encanta, pero, en readad, es un truco bastante nt. Resuta mucho ms fc acanzar os sensores vtaes de tu rva y emnaro de |uego. Por qu vas a conformarte con nmovzaro? -Para demostrar tu superordad -contest Ibros en tono sombro-. Ese tpo es tan bueno, que se permte e u|o de |ugar con todos nosotros... -Ya s que me consders un novato sn experenca -ntervno Martn, habando con certa precptacn-; pero, a m, a forma de moverse de Ovnnk me recordaba mucho e esto de ucha de... de m entrenadora, |ade. Los dems o mraron sorprenddos. - -294 294- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -|ade es muy mayor para combatr -d|o Erk, ceudo-. Adems, traconarte de esa forma sera demasado run, ncuso para ea... -Soo tene un par de aos ms que yo -precs Ibros, pensatvo-. Ouz no sea nngn dsparate, despus de todo. -No es ea -afrm Hava, ta|ante-. Yang no me susttura por una |ugadora retrada, por muy buena que fuese en sus tempos. Lo que ocurre es que e maestro de |ade fue Eam e Loco... E msmo que ha estado entrenando a |ugador secreto de Yang en os tmos meses. -Eso que dces tene sentdo -admt Ibros-. Pero, suponendo que sea como dces... t qu sugeres que hagamos, Hava? -Sugero que unamos nuestras fuerzas, que uchemos |untos contra Ovnnk hasta emnaro. Despus, cuando o hayamos consegudo, voveremos a competr entre nosotros... Y que gane e me|or. Se hzo un profundo senco, que os |ugadores aprovecharon para cacuar o que podan ganar o perder s aceptaban aquea propuesta. -Es una buena dea -d|o Ibros fnamente-. S no nos unmos, est caro que Ovnnk ganar a fna, y eso no me hace nnguna graca. Erk mraba aternatvamente a Hava y a Ibros con e rostro crspado. -Un momento -excam-: Cmo es que, de repente, vosotros dos os evs tan ben? Se supone que sos enemgos rreconcabes, que t, Ibros, odas a Hava por haberte desbancado... Los dos |ugadores se echaron a rer. -No te creas todo o que se dce en os foros de Internet -d|o Ibros-. En readad, Hava, cuando gan os tmos Mundaes, me hzo un favor... Yo estaba esonado, pero Atmn quera obgarme a competr. Entonces, Hava convenc a Yang para que hcese un pacto con e equpo de Arman, y estos ntrodu|eron una cusua ega en su contrato de ca- sfcacn que, en e tmo momento, obg a a Comundad Vrtua a descafcaros. Luego, hcmos correr e rumor de que todo haba sdo una trampa de a corporacn K para emnarme. De esa forma, no tuve que retrarme humado, como seguramente habra ocurrdo s me hubese vsto obgado a |ugar a pesar de m esn. Martn y Erk observaron asombrados a os dos fasos rvaes. -Entonces, en readad sos amgos? -pregunt Martn. -Desde hace aos -corrobor Hava-. Pero ahora no es e momento de habar de eso... Ests de acuerdo en que nos unamos todos para ntentar derrotar a Ovnnk, sea quen sea? Todos asnteron. - -295 295- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero cmo vamos a hacero? -pregunt Martn gravemente-. Es e |ugador ms rpdo que he vsto en m vda... Se mova a a veocdad de rayo! -Bueno, no creo que, en readad, se movese tan rpdamente -d|o Ibros-. Recordad que e persona|e tene una puntuacn atsma de maga... Probabemente estuvese utzando un hoograma para dar a mpresn de que se mova con mayor veocdad. Ya sabs, un hechzo de espe|o, o ago parecdo. Martn asnt, recordando su tmo combate con |ade. -E caso es que, s es capaz de utzar esa case de hechzos y de acanzar nuestros sensores de nmovzacn, va a ser muy dfc neutrazaro -observ On en tono escptco-. Haran fata contrahechzos muy poderosos, y nnguno de nosotros tene una puntuacn de maga tan ata como a suya... -Hay otra manera de evtar a nmovzacn -d|o Ibros-. Agunos ob|etos mgcos pueden ograro... Todos dsponemos de agn ob|eto especa, excepto Hava, que se ha quedado sn su cuerno que abre todas as puertas. -Habando de ob|etos mgcos -d|o Hava-, os habs f|ado en a anza de Ovnnk? Tened cudado con ea, estoy convencdo de que es un robot. Incuso es posbe que pueda reacconar de modo autnomo, sn necesdad de recbr nnguna orden. -Muy ben -concuy Ibros-. Lo mportante, a partr de ahora, es mantener a concentracn y permanecer undos para sacar de |uego a ese ntruso. Supongo que todos sos conscentes de o mportante que es esto, y que nade caer en a tentacn de traconar a equpo... Creedme, no ganara nada con eo. -Todo eso est muy ben, pero cmo vamos a mantener nuestros propstos una vez que estemos dentro de |uego?-se atrev a preguntar Martn-. Durante todas as semfnaes, yo me cre Arda, y no record qun era en readad... S ahora me pasa o msmo, cmo voy a recordar que tengo que coaborar con vosotros para desenmascarar a Ovnnk? -En readad, no podemos hacer nada para mpedr a nmersn tota en e |uego -reconoc Ibros-. Pero tampoco mporta mucho... Despus de todo, Arda y sus cabaeros forman una espece de equpo natura frente a Ovnnk, as que bastar con que obedezcamos as rdenes de nuestros guonstas y nos de|emos evar por a gca de nuestros per- sona|es. -No s s, en m caso, esa gca me evar a coaborar con vosotros - coment On, sonrendo-. Despus de todo, Annun es una espece de aumna aventa|ada de Ovnnk... - -296 296- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero tambn es a hermana de Morwen, y se supone que est enamorada de Arda -es record Erk, orguoso de poder demostrar a todos que conoca a dedo a obra de Yue-. Supongo que eso har que, en e tmo momento, no e de|es en a estacada. -De todas formas, a nmersn tota es e futuro de os |uegos de Arena -murmur Hava en tono fatasta-. Antes o despus, tendremos que acostumbrarnos a ea... Es posbe que, con un poco de entrenamento, nos adaptemos a os nuevos navegadores y aprendamos a dstngur a fccn de a readad. Ibros, On y yo somos os ms expermentados de grupo... S aguno de nosotros consgue en agn momento de |uego recordar qun es y ver as cosas con ob|etvdad, que avse a todos os dems por e cana prvado. As, quz ogremos dare una sorpresa a seor Yang. Sus o|os se voveron entonces haca e dsco de smuacn hoogrfca, cuyo respandor ro|zo haba comenzado a parpadear. -Ser me|or que demos por termnada a reunn. E dsco de susttucn de dogos se est acabando -advrt-. Ya sabs, durante a fna, mantened aberto e cana prvado, para que podamos comuncarnos entre nosotros... Y buena suerte a todos. Los |ugadores esperaron en senco a que a smuacn hubese concudo, y uego se evantaron como s ta cosa de sus asentos. Martn arda en deseos de quedarse a soas para refexonar sobre todo o que acababa de or. Lo que ms e preocupaba eran as modfcacones de tma hora de os navegadores, que es hacan confundr e |uego con a readad... Sus compaeros crean que o ograban actuando sobre sus ruedas neuraes, pero saba que, en su caso, eso no poda ser certo. Ou case de software poda ser tan poderoso como para nterferr con sus sofstcados mpantes neuraes de futuro? Adems, haba otra cosa que e nquetaba: Durante a reunn haba ntentado ntroducrse en as ruedas neuraes de sus rvaes en e |uego para averguar o que reamente estaban pensando, pero no o haba consegudo con nnguno de eos. Era como s sus poderes hubesen desaparecdo defntvamente. Un suave empu|n o sac de sus refexones. A voverse, vo ante os o|os pateados de On. -Te acompao a tu cuarto -d|o a muchacha con una seductora sonrsa-. Como no estuvste en a Pre!i(re, apenas hemos tendo oportundad de conocernos... Martn hzo un esfuerzo para devovere a sonrsa. -Bueno, ahora no tenemos mucho tempo -d|o en tono de dscupa-. La fna es maana. -Vamos, re|ate. S que, para un novato, todo esto debe de resutar muy mpresonante, pero no tenes por qu tenerme medo. - -297 297- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn arque as ce|as, asombrado. Tard apenas un segundo en darse cuenta de que On estaba habando para as cmaras, nterpretando una pequea escena dedcada a su pbco, a todos os centos de mes de personas que seguan cada uno de sus movmentos a travs de Vrtuanet. Mentras camnaban por e paso, On e cog de a mano con gesto despreocupado, como s fuesen amgos de toda a vda. -No te has credo n una soa paabra de o que han dcho esos dos me equvoco? -e espet de pronto, sn de|ar de camnar. -A qu te referes? -A Ibros y a Hava. Se ve a a egua que se han puesto de acuerdo para tratar de |ugrnosa a os dems. Un truco muy burdo... Martn mr con certo receo haca una de as cmaras fotantes que os seguan por e paso. Despus de todas as precaucones que haban tomado para mantener en secreto e contendo de su conversacn, a ndscrecn de On e pareca bastante sospechosa. -Te equvocas -e d|o, decddo a expresarse de una forma o sufcentemente ambgua como para que e pbco que os escuchaba no egase a averguar de qu estaban habando-. Lo que han dcho Ibros y Hava me ha parecdo muy razonabe. Ibros es un gran |ugador, y... -Era un gran |ugador -puntuaz On-. Pero de| de sero cuando se busc un subterfugo para no competr en os tmos |uegos. Y todo, por una pequea esn... E Ibros que yo admraba habra do con a cabeza ba|o e brazo a un Munda, y, desde uego, no se habra puesto en rdcuo rogndoe a su equpo que cometese un error ega a presentar a canddatura para no verse obgado a partcpar. As que era eso -se d|o Martn, asqueado-. Estaba ansosa por contare a todo e paneta e secreto que nos acaba de revear Ibros. Cuaquer cosa con ta de manchar a reputacn de sus rvaes.... |ade e haba advertdo de que On era a |ugadora ms suca de torneo, pero, hasta entonces, haba supuesto que sus marrueras se mtaban a |uego. Sn embargo, ahora e estaba demostrando que tambn saba |ugar sus cartas fuera de a Arena... Decd mostrarse cauto y no decr nada que pudese comprometere. -Sn embargo, quen reamente me preocupa es Hava -prosgu On, mpertrrta-. Tene fama de honrado, pero est caro que, en readad, |uega a dos bara|as. Estoy convencda de que tuvo ago que ver con a pantomma de a retrada de Ibros en os tmos Mundaes, no crees? Por fortuna para Martn, acababan de egar a a puerta de a habtacn de On, sobre a cua se cerna un espeso manto de neba hoogrfca. - -298 298- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Soy un novato en os Interanuaes, no conozco demasado ben a os otros partcpantes de torneo -contest e muchacho evasvamente-. Y ahora, s me dscupas, tengo una reunn con ms guonstas... En ugar de despedrse, On se e acerc an ms y e acarc e brazo. -Sabes...? -e d|o con voz nsnuante-. En e |uego, m persona|e sente una fuerte atraccn haca t. La sensacn es tan rea, que ncuso ahora me cuesta brarme de ea... Martn sonr, pero no d|o nada. -Te nvtara a entrar -contnu a muchacha-; aunque cuaquera sabe o que te hara e sstema de segurdad de a puerta... Ouzs podramos vernos despus de torneo. -Nos veremos maana... -contest Martn con certa rona-. En a Arena.
- -299 299- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 14 Captulo 14 Tiresias Tiresias A travs de arco de herradura de su ventana, |acob contempaba as cpuas azues de E Tempo con expresn dstrada, esperando a que e frg hoograma de Seene termnase de perfarse sobre su mano. -Otra vez he faado -d|o a muchacha, a modo de saudo-. Ya no s qu ntentar. Hoy he consegudo entrar ses veces en a Catedra, y as ses veces he ocazado e archvo de Uugh Beg. Sn embargo, cuando ntento sacaro, a conexn se nterrumpe. Y eso no es o peor... La tma vez sa de semtrance nducdo para conectarme a a Red con una fuerte arrtma cardaca. Los mdcos de Consuado me han prohbdo que vueva a conectarme por e momento. Esto empeza a ponerse pegroso. -Parece que Tresas, despus de todo, est hacendo su pape -d|o |acob, fruncendo e ceo-. Te has vueto a encontrar con e mendgo cego de a prmera vez? -No, no ha vueto a aparecer por os arededores de a Catedra. Es como s se hubese voatzado... Oye, quz deberamos pedre ayuda a Herbert. Despus de todo, e programa ese, Tresas, se actuaza contnuamente conectndose a cerebro de Herbert. S e ordena que nos de|e coger e archvo, obedecer. -Te equvocas -d|o |acob-. E programa amacena os recuerdos y os aprendza|es de Herbert, pero es ndependente de ... N squera Herbert puede voar sus protocoos de segurdad. -De todas formas, podra ayudarnos... Conoce a su copa vrtua me|or que nade. -No podemos contare esto. E prncpe |afed nos ha peddo dscrecn absouta... E contendo de archvo es atamente pegroso, y ya sabes que e peor defecto de Herbert es a curosdad. - -300 300- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -S, s; supongo que tenes razn. Adems, dcen que a desaparcn de Dana e ha afectado mucho... No es e me|or momento para ponere a prueba. Por certo, se sabe ago ms? |acob hzo un gesto negatvo. -Casandra ha sado con as patruas de rastreo que estn recorrendo e deserto -expc-. E prncpe pensa que su hermano podra tener escondda a Dana en agn refugo subterrneo... Pero, s est encerrada dentro de una ceda de ncomuncacn, poco podr hacer Casandra para ocazara. E hoograma de Seene asnt con trsteza. -Todo esto no me gusta nada, |acob. Hoy deberamos estar en a Cudad Ro|a, asstendo a a fna de os Interanuaes. A es adonde a ave de tempo nos ndcaba que furamos, y, sn embargo, f|ate en dnde estamos... Yo en Ttana y vosotros en E Tempo. Hemos de|ado soos a Martn y Ae|andra. .. -Es o que Martn decd -repuso |acob encogndose de hombros. -S, pero, con dentro de |uego, a responsabdad de observar o que ocurre recae enteramente sobre Ae|andra. Y ea no es como nosotros... De verdad crees que ese archvo de |afed es tan mportante como para que estemos arresgando nuestra msn por su cupa? -E prncpe o cree as, y me parece una persona honesta. Adems, nos est ayudando a buscar a Dana... Y sabemos que Dana es ms mportante para e futuro que cuaquer otro persona|e vvo hoy en da. Seene se apart un mechn de cabeos de a frente. -De todos modos, tenemos que souconar esto cuanto antes, y est caro que yo soa no puedo hacero. Necesto tu ayuda... Puedes consegur una conexn a Vrtuanet en as prxmas dos horas? -Ahora msmo, s queres. E prncpe ha hecho nstaar una cpsua de semetargo en m propa habtacn, y no tengo que pedre permso a nade para utzara. -Ou suerte! A m, en cambo, no me va a resutar tan fc. Despus de o que han dcho os mdcos, me tenen prohbdo conectarme aqu en e Consuado... Pero, de todas formas, me as he arregado para encontrar os cdgos de a saa de conexones, y ahora msmo est vaca. |acob se sorprend mucho a or eso. -Ou raro, no? Sempre suee haber agn tcnco por a, hacendo comprobacones... -Te ovdas de que hoy es a gran fna de os Interanuaes. Todo e mundo est sguendo e torneo a travs de su rueda neura. E Consuado se encuentra medo vaco... A a gente e gusta reunrse en os espacos vrtuaes de a cudad para segur os combates. - -301 301- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -O sea, que te han de|ado prctcamente soa con un montn de robots de segurdad... -Oue, como sabes, no representan nngn probema para m. |acob anz una sonora carca|ada. -Entonces, nos vemos dentro de un cuarto de hora en e porta de acceso de costumbre? -pregunt, cuando ogr serenarse. -S, creo que me dar tempo a ntroducr os cdgos y a egar a semtrance. Y, |acob... S ago sae ma, no fuerces as cosas, de acuerdo? Recuerda o que hzo e cego ese con Up... No quero que termnes de a msma manera. Mentras desconectaba su ntercomuncador, |acob ech una tma mrada a tranquo ceo de E Tempo, con sus pameras onduantes entre as cpuas. De pronto, pens que e gustara estar a con Seene, sn compcadas msones que resover, sn tener que preocuparse de nada ms que de recorrer a cudad y dsfrutar de su beeza. Aque deseo e sorprend... Fue como s despertase en su nteror remnscencas de un ve|o sentmento dormdo. Despus de o suceddo en Marte, haba recordado muchas veces as paabras que e haba dcho a Seene antes de partr haca a Dobe Hce, cuando e haba confesado que a quera... Pero sempre o recordaba sn emocn, como s aqueo e hubese suceddo a otra persona. Esta vez, sn embargo, aqueas paabras resonaron en su memora con una ntensdad desconocda, y e hceron estremecerse. S, aqueo e haba suceddo a ... Y, quz, e estaba vovendo a suceder. Abrendo a cpsua de semetargo, |acob ament que aquea nueva concenca de sus sentmentos se hubera despertado en en un momento tan noportuno. Necestaba concentrarse en o que estaban a punto de hacer, y no deba dstraerse con otras cosas... Metdcamente, fue pegndose a cuerpo os cabes de a cpsua, y fnamente se cooc a pantaa fexbe sobre os o|os. Poco a poco, una profunda rea|acn fue apoderndose de su mente y de sus mscuos. Luego, por un momento, e parec que ba a quedarse dormdo... Cuando recuper a concenca, se encontr en e porta de acceso en e que haba quedado con Seene. -Ou te ha pasado? -e d|o a magen vrtua de su amga a vero aparecer-. Has tardado un sgo... -No o s, me dstra|e... Bueno, qu, entramos en a Catedra? -S, ven conmgo. Tenemos que atravesar esa pared de vapor. Las dentdades vrtuaes de os dos muchachos atravesaron a espesa bruma, camnando durante o que es parec un argo trecho. Cuando egaron a otro ado, se encontraron a nmensa Catedra asada y sotara como sempre, ba|o un rrea ceo de coor verdoso. - -302 302- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No te separes de m ahora -murmur Seene-. Voy a concentrarme para permeabzar as paredes... Ya o he hecho un montn de veces, as que creo que no habr probema. |acob cog a Seene de a mano mentras, sobre sus cabezas, comenzaba a formarse a atsma bveda de nteror de a Catedra, y a su arededor crecan os pares que sostenan sus muros. En pocos segundos, e edfco adqur una aparenca tan sda como s reamente estuvese hecho de pedra. En torno suyo fotaban centos de mes de crstaes hoogrfcos, cada uno con uno o varos archvos secretos. A gua que en as ocasones anterores, Seene se concentr durante unos segundos, y uego busc entre aque abernto de cubos transparentes e cdgo de archvo de Uugh Beg. |acob contemp maravado cmo e pequeo crsta se separaba de os otros y se drga entamente haca a mano aberta de su compaera. -Ahora es cuando as cosas comenzan a faar -d|o Seene, cerrando os dedos sobre e brante cubo-. Una vez me sacaste de aqu... Mra a ver s puedes repetro, ahora que tengo este archvo en a mano. S que yo soa no o consegur. |acob trat de concentrarse en a bsqueda de una sada, pero, en e momento en que empez a vsuazar a sucesn de cdgos que seaba as puertas de a Catedra, not que e rtmo de su corazn se aceeraba hasta mpedre resprar. Un grto de pnco reson a su ado... Cuando mr haca Seene, comprob que a magen vrtua de su amga se haba derrumbado en e sueo. -No ntentes reanmara -d|o una voz cavernosa a su espada-. He suspenddo temporamente su conexn... Creo que es me|or que esta conversacn quede entre t y yo. Tu amga an no est preparada. |acob se vov, pero no vo a nade. Soo unos segundos despus de que a voz caara, a fgura de un hombre comenz a materazarse ante sus o|os. Un hombre ancano, con os rasgos de George Herbert y as cuencas de os o|os vacas... |acob snt un estremecmento de pedad y repugnanca. -Tresas -d|o-. Eres t, verdad? E cego sonr enseando sus bancos dentes, que, por su perfeccn, parecan postzos. -Te esperaba -d|o con voz temborosa-. Hace tempo que te esperaba... -Yo tambn he estado buscndote -repuso |acob, crspado-. Me he conectado a a Red de |uegos varas veces esta semana ntentando dar contgo, pero no has aparecdo. - -303 303- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -S, supongo que m concenca de tempo no se parece en nada a a vuestra. A veces, ovdo cunto sgnfca para vosotros cada segundo... -Para t, un segundo no sgnfca o msmo que para nosotros? -No; para m, e tempo ha de|ado de ser un probema. -Supongo que es gco -d|o |acob, mrando a cego f|amente-. Despus de todo, soo eres un programa nformtco. E cego vov a sonrer, pero |acob observ que apretaba os puos. -Tenes razn, soo soy un programa -acept e ancano, aparentemente sn aterarse-. En fn, e caso es que ya nos hemos encontrado... Para qu me buscabas? -Creo que ya o sabes. Necesto sacar este archvo de a Red y destruro. Contene nformacn muy pegrosa para e futuro de a Humandad... Tenes que de|arme sacaro de a Catedra. Tresas se ech a rer a carca|adas. Su rostro vrtua eg a congestonarse tanto por a rsa, que se puso ntensamente coorado. -De modo que nformacn muy pegrosa -rept cuando ogr reprmr su estado-. S, agunos dran que tenes razn. Lo que os humanos pueden egar a consderar pegroso! Es para morrse de rsa. -Bueno, t no te morrs, por mucho que te ras -d|o |acob mavoamente-. Es a venta|a de ser soo un programa. A ancano se e borr a sonrsa nstantneamente. -No es a nca venta|a -repc con hosquedad-. Te aseguro que tene otras muchas. -Herbert me asegur que no eras ms que una ntegenca artfca encargada de gestonar a segurdad de a Red, pero veo que se equvocaba. Est caro que tenes concenca. .. -No se equvocaba de todo -murmur Tresas, sentndose en e sueo con expresn cansada-. Entonces, no a tena... Ouero decr, cuando Herbert me conoc. |acob tambn se sent en e sueo de a Catedra y mr a ancano con curosdad. -Cuando Herbert te conoc? -rept, sorprenddo-. De qu ests habando? Herbert se conecta contgo todos os das, para actuazar tu memora... Es que no o ha hecho tmamente? E cego vov a esbozar una sonrsa, pero evt de|arse arrastrar haca un nuevo ataque de hardad. -Dgamos que no o ha hecho en os tmos m aos, ms o menos - contest. |acob snt un escaofro. - -304 304- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -De|a de |ugar conmgo -murmur-. La broma no tene graca... -No es una broma -repc e ancano gravemente-. Creo que me ests confundendo con aguen que no soy yo... y creo que ya va sendo hora de deshacer e maentenddo. |acob e observ un momento, sn comprender. -Me has dcho hace un momento que eras Tresas, no? -pregunt. -Soy Tresas -corrobor e ancano-. Pero no e Tresas de que te ha habado Herbert, esa pobre ntegenca artfca escava de os caprchos de un humano oco, sn concenca n vountad propas. -Ya veo que eres dferente -admt |acob-. Creo que Herbert no es conscente de as capacdades que has do adqurendo con e paso de os aos... Ouz te haya menosprecado. -Menosprecarme? No... N squera sabe que exsto. E tene bastante con su trste escavo sn rostro, obgado a amacenar en su memora todas y cada una de sus nsgnfcantes vvencas para satsfacer su ego. -Entonces, no eres e programa que cre Andre Lem para drgr a Comundad Vrtua, |unto con otras dos ntegencas artfcaes? -S y no. Dgamos que soy a versn ampada y me|orada de ese programa, despus de m aos de constante evoucn. Ouz me entendas me|or s te dgo que soy e Tresas de futuro. |acob snt que a cabeza empezaba a dare vuetas. -Un momento -murmur, despus de un argo senco-. Me ests dcendo que t procedes de a msma poca que yo? Pero soo eres un programa... No rs a decrme ahora que t tambn egaste a esta poca a travs de a esfera de Medusa! E ancano se encog de hombros. -No haba otra manera. Cuando os ctos reazaron su prmera expedcn, decd acompaaros. Un pequeo fu|o de nformacn adcona no supona nnguna perturbacn sgnfcatva en sus ccuos... La nformacn va|a con mucha mayor facdad que as personas. |acob e mr espantado. -Y para qu has vendo? -pregunt con un ho de voz. -Oh... Para o msmo que todos os dems. Para comprender; para nvestgar... Y tambn para actuar. -Entonces, e Tresas de esta poca... -M antguo yo? Est aqu msmo, rodendonos por todas partes, sostenendo una formdabe muraa de datos para mpedr que tu amga se vaya de aqu con ese archvo. Para eso fue programado... Y no puede quebrantar os protocoos que e mpantaron sus creadores. - -305 305- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -T s? -Yo s -confrm e cego-. Soy bre... Tan bre como t, o ncuso ms, en agunos aspectos. -Y no puedes convencer a tu antguo yo de que nos de|e sacar ese archvo de aqu? -S aguen es capaz de hacero, tenes que ser t... -Te equvocas; n squera me detecta. Tengo que protegerme de m yo de pasado, comprendes? S notase m presenca, me destrura. Est programado para eso. Le conozco ben, y s que no se anda con tonteras. -Entonces, no podras engaare, y sacar e archvo a esconddas? -Eso tampoco es posbe. E Tresas |oven tene perfectamente controados todos os archvos de a Catedra. En su cometdo, es perfecto... La nca manera de sacar de aqu ese archvo en contra de su vountad sera destruyndoo. |acob se qued caado unos nstantes. -Y eso podras hacero? -pregunt fnamente. Tresas hzo una mueca de dsgusto. -Para t, eso no sgnfcara nada, verdad? Destrur un programa... Ou tene de mao? -gru-. Pero en e mundo de donde vengo, no vemos as cosas de a msma manera. No nos gusta destrur ago tan beo como una ntegenca... tenga e orgen que tenga. A notar a confusn de |acob, aad: -Eso, sn contar con que, s destruyese a m yo de pasado, me estara destruyendo a m msmo... Bonta parado|a, verdad? |acob se cubr e rostro con as manos, aturddo. -Tene que haber una manera de sacar ese madto archvo de aqu - murmur-. Y yo voy a encontrara, con tu ayuda o sn ea... -Hay una manera -afrm de pronto e cego, sonrendo nuevamente. |acob az os o|os haca con vveza. -Cu? -pregunt, ansoso. -Pdeseo por as buenas. Te har caso... E Tresas de pasado sente un gran afecto haca t. No ovdes que, en certo modo, amacena todas as experencas de Herbert, y Herbert te tene un gran caro. En certo modo, eres e h|o que nunca tuvo... -Entonces, s ntento sacar e archvo de Uugh Beg de a Catedra, me o permtr? E ancano asnt con a cabeza. -S, creo que s. Es certo que no tene e msmo grado de autonoma que yo, pero, en certo modo, empeza a poseer ago parecdo a una - -306 306- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata concenca. Sente as msmas cosas que sente Herbert, aunque no entenda su sgnfcado... Confar en t, estoy seguro. S aguen puede convencere de que voe os protocoos de segurdad que eva programados, ese eres t. -Y qu tengo que hacer? -Poca cosa; smpemente, coger e archvo que tu compaera ha ocazado y sar con ea de permetro de segurdad. S os de|a pasar, es que he acertado; y, s no... bueno, segn tengo entenddo, ests acostumbrados a asumr certos resgos. |acob agt una mano con mpacenca. -Vamos, Tresas -murmur-. No hagas como s no superas o que va a ocurrr... Despus de todo, forma parte de tu pasado, as que tenes que saber s esa versn ms |oven de t msmo va a de|arme escapar o no. E ancano sonr nocentemente. -Han pasado muchos aos desde aqueo... M memora es me|or que a de os seres humanos, pero, aun as, a veces tengo a mpresn de que empeza a faquear. |acob se ncn sobre su compaera nconscente y, con suavdad, separ sus dedos de pequeo crsta hoogrfco que contena e archvo de Uugh Beg. A rozar a pe vrtua de Seene, not un ntenso caor en su propa mano. -Est ben; s no queres decrme o que va a pasar, no me o dgas - murmur, en respuesta a a tma observacn de ancano-. Voy a sacar este documento de aqu, y voy a destruro o antes posbe. Una ntensa rgdez se apoder de os rasgos de Tresas. -No, no o hagas -repuso en tono supcante-. Ese archvo no es o que t crees... En e futuro tendr una gran mportanca. |acob o mr con sorpresa. -Su propetaro me ha peddo que o haga desaparecer -d|o con enttud-. est convencdo de que contene nformacn para fabrcar un arma muy poderosa, ago reaconado con e contro de os fenmenos atmosfrcos... -Se equvoca -e nterrump Tresas con ansedad-. Se equvoca competamente. Lo que contene no est reaconado con nngn arma... Aunque s tene un nmenso poder. |acob arque as ce|as, eno de curosdad. -Por qu te mporta tanto que no o destruya? -pregunt-. Tene ago que ver contgo? E ancano enterr su rostro entre as manos, y su frg y encorvada fgura e parec a |acob extraamente desamparada. - -307 307- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Tene que ver conmgo -must-. Con todos nosotros... Incuso contgo, aunque te cueste creero. En e sueo, Seene haba comenzado a parpadear, como s estuvese emergendo de un profundo sueo. |acob capt e eve movmento de su cuerpo vrtua sobre as badosas de a Catedra, y se pregunt s e ancano tambn o habra notado. A pesar de as cuencas vacas de su avatar, era muy probabe que dspusese de agn mecansmo para obtener nformacn vsua de su entorno. -Te dr o que tenes que hacer con ese archvo -prosgu Tresas con voz temborosa-. Tenes que sacaro de a Catedra, pero no para destruro... Sno para drseo a Nstor. -A Nstor Moebus? -pregunt |acob, cada vez ms asombrado-. Est prsonero... aunque qusera, no creo que ograse egar hasta . Tresas neg vgorosamente con a cabeza. -No, no -d|o con rapdez-. No es ese Nstor... Me refero a der de a Revoucn Nestorana, que berar a as ntegencas artfcaes y a as qumeras en e futuro. Agunas mgenes confusas pasaron a toda veocdad por a mente de |acob. La Revoucn Nestorana... E programa de borrado de memora e proporcon de nmedato numerosos datos reaconados con ea. Las mqunas y as qumeras se haban rebeado, ponendo en pegro a toda a Humandad. -Pero eso ocurrr dentro de unos trescentos aos -repuso, mrando f|amente a ancano cego-. Ese Nstor de que habas no puede exstr todava... -Exste. Vosotros o ams Leo. Ms adeante, adoptar e nombre de Nstor, en homena|e a su creador... Y nos berar a todos. Pero, para eso, necesta ese archvo que tenes en a mano. Seene, mentras e cego hababa, haba aberto os o|os y escuchaba en senco, tendda an sobre as badosas. -Y qu te hace pensar que yo voy a drseo? -pregunt |acob, desafante-. La Revoucn Nestorana causar muchsmas vctmas humanas, sembrar a pobreza y a devastacn en ampas regones de mundo... -Lo s -d|o Tresas con trsteza-. Pero, a fna, as cosas vovern a encauzarse... Adems, es nt que te resstas. En certo modo, tu decsn ya est tomada. Sabemos que ese archvo egar a manos de Nstor, porque estamos seguros de que a Revoucn se producr. -Entonces, por qu te angustas tanto?-pregunt |acob-. S va a ocurrr de todas formas, para qu necestas m ntervencn? Antes o despus, Leo, o Nstor, como t o amas, consegur ese archvo. Soo - -308 308- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata tene que esperar a que tu yo de pasado evoucone o sufcente como para satarse sus protocoos de segurdad cuando se o pda... -No es tan senco -murmur Tresas-. Habr un asato a a Red, toda a nformacn de a Catedra se perder. .. Hay que sacar ese archvo de aqu cuanto antes. Y, como te he dcho, soo t puedes hacero. |acob mr a Seene, que se haba sentado en e sueo y observaba a escena con una mezca de asombro e ncredudad. -Tendrs que ofrecerme me|ores argumentos que esos para convencerme de que te ayude -d|o e muchacho-. Yo no creo en e destno, n creo que ms decsones estn predetermnadas por o que, segn t, pasar en e futuro. Despus de todo, n squera en tu poca se comprende muy ben a naturaeza de tempo... Puede que a Revoucn Nestorana tenga ugar en otro Unverso cuntco dstnto de este, y que, en este Unverso, m decsn de no ayudarte a mpda. -Eso es un dsparate -d|o Tresas sn mucha convccn-. S fuera como dces, yo vendra de futuro de otro Unverso, y no de de este... -No ests seguro -d|o |acob, retador-. No puedes estaro... Sabes que soy bre, y que no decdr basndome en ago que, supuestamente, todava no ha ocurrdo. E cego suspr, desanmado. -Los seres humanos sempre consegus desconcertarme -murmur-. No entendo por qu quers destrur ago tan beo... Ago que puede acercarnos a vosotros y ayudar a que todos nos entendamos. Seene se vov haca |acob. -Ouz tenga razn -d|o, provocando un gero sobresato en e ancano-. Despus de todo, Leo es nuestro amgo... Nos ha ayudado muchas veces. Deberamos confar en . |acob se mord e abo nferor, ndecso. -Habas as porque t no sabes nada de a Revoucn Nestorana - contest-. No puedes n magnarte as escenas tan escaofrantes que me venen a a mente a or menconara. S os ctos se moestaron en ntroducr esas escenas en e programa de a memora de futuro, es porque deben de estar muy convencdos de que es mportante que seamos conscentes de horror que provoc esa guerra. -Y cmo sabes que esas mgenes no son fasas?-pregunt Seene-. A fn y a cabo, no son verdaderos recuerdos... Los ctos han poddo ntroducrnos nformacn fasa a propsto, por agn motvo que se nos escapa. -Y por qu ban a hacer eso?-pregunt |acob-. Nuestros padres son ctos, por qu ban a engaarnos? - -309 309- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Y por qu ba a engaaros yo? -pregunt e ancano, dodo-. Despus de todo, nosotros tambn somos, en certo modo, vuestros padres. |acob y Seene o mraron como s hubese perddo e |uco. -Ou ests dcendo? -pregunt |acob, en un tono cas amenazador. -S no fuera por nosotros, as ntegencas artfcaes bres, vosotros no exstras. A menos, no seras como sos... Todos esos mpantes bncos que os hacen tan especaes se dsearon en Oumera, nuestra cudad. Formamos parte de vuestro pasado, tanto como vuestros padres humanos... Pero, s ese argumento no os convence, os puedo proponer un trato: favor por favor... os humanos sos funconar as. Los muchachos ntercambaron una fugaz mrada. -Y qu favor puedes hacernos t? -pregunt |acob, acentuando a propsto e tono escptco de su pregunta. Tresas se acerc a eos, y sus oscuras cuencas vacas braron como dos o|os ggantescos en a penumbra de a Catedra. -Puedo ayudaros a savar a vuestro amgo. |acob snt sobre su brazo a mano convusa de Seene.-De qu habas?-pregunt su compaera-. Te referes a Martn? Est en pegro? Tresas asnt gravemente. -Le han ntroducdo un vrus nformtco -repuso, ba|ando a voz-. Un vrus que e hace confundr a fccn con a readad. Su efecto es devastador, y avanza rpdamente. Durante as semfnaes de |uego, ya hzo estragos en su cerebro... S contna avanzando, a confusn entre su persona|e y su verdadero yo se vover defntva. Cuando e |uego termne, segur creyendo que es Arda, e rey bardo de as noveas de Yue; y nunca recuperar su autntca personadad. E corazn de |acob ata tan deprsa, que empez a sentr un ntenso door en e pecho. -Pero eso es mposbe -murmur-. La tecnooga de nuestros mpantes no es compatbe con os vrus de esta poca. A menos que... -E vrus que yo e ntrodu|e a Aedh!-excam Seene-. Te amenaz con cuando os encontrastes en a Dobe Hce... Pero nunca pens que egase a entregrseo a Hden! Tresas hzo un gesto afrmatvo con a cabeza. -Os o ba a decr de todas formas, en cuanto e deses ese archvo a Nstor -se |ustfc-. Pero, como veo que no quers entrar en razn... Ayudadme, y yo os ayudar. Os dr todo o que s. Hden e fact a a corporacn K una copa modfcada de ese vrus, compatbe con as ruedas neuraes de esta poca. Con esa tecnooga se han fabrcado unos nuevos navegadores para os |uegos de Arena que provocan una tota - -310 310- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata nmersn de |ugador en su pape. Pero e vrus que tene Martn es a versn orgna de tu programa, muchacha. Aedh a ntrodu|o en e Tapz de as Bataas, y, desde ah, pas a cerebro de vuestro amgo. -O sea, que e vrus no estaba soo en e d|e de Casandra -murmur Seene-. Deberamos habero pensado... -An no es demasado tarde -d|o e cego-. T creaste ese vrus... Puedes crear un antvrus que o desactve y hacrseo egar a Martn a travs de Casandra. Ya hcste ago parecdo una vez... Estoy seguro de que puedes vover a hacero. -Cmo sabes tantas cosas sobre nosotros? -pregunt |acob, asombrado-. Lo de vrus, o de tapz... o de Aedh... T no estabas a, cmo demonos...? -Ovdas que ests habando con una cratura ntegente con ms de m aos de edad -suspr e ancano, sonrendo sn aegra-. He vsto e futuro, y e futuro de futuro... No es fc, creedme. -Voy a nterrumpr a conexn para ocazar a Casandra -murmur Seene, con voz entrecortada por a angusta-. Luego, voveremos a a Red y buscaremos a Martn... Gracas, Tresas -aad, mrando a ancano-. Supongo que voveremos a encontrarnos. La muchacha se ae| haca a puerta de a Catedra y a traspas sn nnguna dfcutad. |acob se a qued mrando, mentras senta en su mano e contacto so de crsta que contena e archvo de Uugh Beg. -Os he ayudado sn exgr nada a cambo -d|o Tresas con voz trmua-. Supongo que ahora creers en m buena vountad... -S, pero esas mgenes... -repuso |acob en un susurro-. No quero ser e responsabe de una guerra. -Escchame, por favor -mpor e cego-. A todas as ntegencas artfcaes nos ntrodu|eron protocoos de obedenca a os humanos en e momento de nuestra creacn. Entendes o que eso sgnfca? Centos de mes de craturas ntegentes y conscentes prvadas de bertad y de esperanzas. No crees que es |usto que nos rebeemos? -Ou contene e archvo de Uugh Beg?-pregunt |acob, despus de un breve senco-. Un programa para quebrantar esos protocoos de obedenca? -Ago mucho ms poderoso -contest Tresas-. Ago tan hermoso, que puede ayudar a cuaquera que o conozca a comprender me|or e unverso y e ugar que ocupa en , que puede nfundre fuerzas para uchar por su bertad... No me crees? Abre e archvo y comprubao por t msmo. Impresonado por as paabras de ancano, |acob az e cubo de crsta hasta sus o|os y se concentr ntensamente en . Despus de unos - -311 311- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata segundos, e contendo de archvo comenz a proyectarse en e are, |usto a a atura de su mrada, como un manuscrto de etras umnosas. |acob no estaba demasado acostumbrado a descfrar a cagrafa manua, y e cost un rato entender e comenzo de documento. Cuando por fn o ogr, az os o|os haca e cego, perpe|o. -Es un poema! -excam. E ancano esboz una sonrsa. -S, es un poema... Un poema eno de profunddad y sabdura. Haba de unverso, de a verdad y de a bertad... Puedes eero hasta e fna, s queres. No es demasado argo. |acob concentr una vez ms su atencn en as etras de uz que se sucedan ante sencosamente. Ley y ey hasta perder a nocn de tempo. Cuando a escrtura de manuscrto se dfumn en e are, de|ando tan soo una estea de umnosdad tras de s, |acob se vov haca e cego. Tena os o|os arrasados en grmas. -Y ahora, dme; crees que ago tan beo merece ser destrudo? - pregunt con suavdad. |acob neg con a cabeza. Estaba tan emoconado, que n squera era capaz de artcuar paabra. -Muy ben; veo que has comprenddo e verdadero poder de ese texto... Ou pensas hacer? Se o entregars a Leo? -S, se o dar a Leo. E ser capaz de aprecar su beeza me|or que muchos seres humanos. La sonrsa de cego se amp. Haba ago en ea que recordaba a aegra despreocupada de os nos. -Entonces, soo tenes que r por ese camno de a, o ves? En e atera de bsde... -Antes no estaba ah -observ e muchacho-. Estoy seguro de que no estaba... -Antes, no sabas an o que queras -d|o e cego-. Ahora, s. Ads, |acob, y buena suerte. Voveremos a encontrarnos... Agn da. La fgura de ancano comenz a desdbu|arse entamente, pero |acob n squera e prest atencn. Sus o|os mraban f|amente a arco de uz que se abra a un ado de muro de a Catedra, y que pareca conducr a un |ardn. Muy despaco, camn haca aque umnoso porta y atraves su umbra de pedra. A otro ado, un argusmo camno recto se extenda ante sus o|os hasta e horzonte. A ambos ados de camno no haba nada ms que una ntermnabe anura de terra parda y espon|osa. |acob comenz a avanzar sobre a povorenta superfce de sendero, y, con cada paso que daba, de a terra brotaban taos verdes que rpdamente se dvdan en ntrncadas ramas cargadas de ho|as y fores. E muchacho - -312 312- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata contnu camnando, observando maravado e prodgoso crecmento de bosque a su arededor. Cuando ms se ae|aba de a Catedra, ms atos y frondosos eran os rboes que se azaban a su paso, y sus copas ms tupdas y sombras. Anduvo durante o que e parec un apso ntermnabe, apretando en e puo de su mano zquerda e precoso crsta hoogrfco que contena e archvo de Uugh Beg. La ectura de aque poema e haba transformado ms que nnguna de as experencas que haba vvdo hasta entonces... Ms, ncuso, que a actvacn de programa de borrado de memora. Era como s su mente se hubese aberto de pronto a un unverso desconocdo de comprensn, como s hubese acceddo a un nve ms profundo de concenca. Saba que tardara aos en asmar o que acababa de vvr, y que esa tarea de asmacn o convertra en una persona dstnta... En a- guen me|or. De pronto, advrt que estaba egando a fna de camno, que desembocaba en un gran ago de aguas oscuras, rodeado de rboes por todas partes. A egar a a ora de ago, no de| de camnar. Sus pernas fueron adentrndose en e agua, mentras notaba cada arsta de crsta hoogrfco en e nteror de su mano. Entonces, muy cerca de , surg de agua una cratura como no haba vsto |ams. Pareca un dragn, pero sus escamas transparentes tenan a msma consstenca que e qudo de que haban brotado. Su argo y fexbe cuerpo azot a superfce de ago con fuerza antes de abandonarse pcdamente a a corrente. Entonces, e monstruo se vov haca , y o contemp con sus enormes o|os de crsta, tersos y u- mnosos como espe|os. -Leo, eres t? -pregunt |acob, aunque no eg a or e sondo que debera haber brotado de sus abos. Por toda respuesta, e dragn abr a boca, y |acob depost sobre su hmeda engua dorada e cubo de crsta que contena e poema de Uugh Beg, escrto varas dcadas atrs, en a dura soedad de deserto. - -313 313- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 15 Captulo 15 Bajo la Arena Bajo la Arena En e paco de honor reservado a os nvtados de a corporacn Ure, Ae|andra haca esfuerzos por no de|ar trasucr su nervossmo. La fna de os Interanuaes debera haber empezado ya, pero, por agn motvo, se estaba retrasando. A su arededor haba varos asentos vacos y unos cuantos rostros desconocdos para ea. La madre de Martn, encerrada con su equpo en a cabna de guonstas, no ba a segur a competcn desde e paco, y o msmo suceda con |ade, que en ese momento deba de encontrarse |unto a Martn, dndoe as tmas nstruccones antes de que saese a a Arena. En cuanto a Dana, segua sn aparecer... Aque pensamento a en de nquetud. En un paco cercano, Hden, competa- mente vestdo de negro, observaba con gesto ndferente os ntermnabes preparatvos de escenaro. Gracas a su amstad con e seor Yang, se haba permtdo e u|o de satarse e protocoo f|ado por a corporacn K para a fna, que exga a os nvtados de honor acudr a anfteatro con vestdos de gaa. Ae|andra, en cambo, no haba tendo tanta suerte... E compcadsmo tra|e que e haban factado, formado por cuatro qumonos superpuestos, estorbaba sus movmentos, producndoe una gran sensacn de agobo. Eso, por no habar de tocado que e cubra e peo, una espece de turbante adornado con negras trenzas artfcaes arroadas a os ados y con una docena de agu|as cua|adas de peras. En e tmo momento, se as haba arregado para mprovsar en e reverso de qumono superor un pequeo boso ocuto, donde haba ntroducdo a ave de tempo. Las uces que umnaban as gradas de anfteatro comenzaron a debtarse, ndcando que e comenzo de a competcn estaba prxmo. E grtero de os espectadores aument de ntensdad, pero, gracas a asamento de crsta de paco, egaba hasta sus odos muy amortguado. - -314 314- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Veremos qu es o que nos tene preparado nuestro anftrn -oy decr a una de as nvtadas a su espada-. Dcen que a fna va a estar Mena de sorpresas... -De momento, preprate para voar -repuso e hombre sentado |unto a ea-. Corre e rumor de que os pacos de as corporacones estn dotados de un dspostvo de fotacn, para segur desde e are e recorrdo de os |ugadores. E escenaro de |uego abarca toda a cudad... Ae|andra snt una oeada de caor en e rostro. S e paco saa voando para segur e desarroo de |uego, ea no podra estar en e anfteatro en e momento seaado por a ave de tempo. N. Martn tampoco, ya que, como |ugador, tendra que segur e tneraro marcado por os guonstas a travs de a Cudad Ro|a de K... Lo nco que poda hacer para no arresgarse a hacer fracasar a msn era abandonar e paco en ese msmo nstante, antes de que a fna comenzase. Murmurando una excusa nntegbe, a muchacha se abr paso entre os sorprenddos nvtados y sa de paco. A otro ado de a puerta, nmves como estatuas, se erguan dos amas, atavadas con tra|es tan compcados como e suyo. -Necesta ago a seorta? -pregunt una de eas con soctud. Ae|andra recurr a a prmera excusa que e vno a a cabeza. -Yo... me sento un poco mareada -d|o-. Creo que me ha ba|ado a tensn... -La acompaar a a enfermera -d|o a ama, ncnndose ceremonosamente-. Hay una aqu cerca, reservada a os nvtados de honor... En as fnaes, son frecuentes os desmayos y as potmas. Es una stma, porque va a perderse e comenzo de |uego. Ae|andra asnt, extraada por a ocuacdad de a nexpresva srvente. En presenca de seor Yang, as amas se comportaba como s fuesen mudas. Ae|andra sgu a su gua por un argo corredor hasta unas escaeras mecncas que as trasadaron a pso nferor. A, despus de cruzar una puerta dsmuada en a pared, entraron en o que pareca ser un rea de servco, destnada a a preparacn de amentos para os pacos prncpaes y a amacena|e de os dversos frmacos que os nvtados podan soctar en e transcurso de a competcn. Antes de egar a a enfermera, Ae|andra y su acompaante atravesaron una arga saa rectanguar en uno de cuyos extremos se agopaban, tras una ventana, ms de una docena de amas, empu|ndose unas a otras para ver e escenaro de anfteatro. Cuando una de eas se do a vueta, Ae|andra se estremec a comprobar que su rostro era e de un muchacho aproxmadamente de su msma edad, con rasgos orentaes - -315 315- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata y aspecto de cansanco. Inmedatamente, otra de as amas se gr haca ea, exhbendo unos rasgos femennos y consumdos por a ve|ez. Ae|andra tard apenas un nstante en comprender o que pasaba. Para segur a fna con mayor comoddad, aqueas personas se haban despo|ado de sus mscaras vrtuaes, todas dntcas entre s, exhbendo, por una vez, su verdadero rostro. Un espectcuo que, probabemente, nngn nvtado habra debdo contempar... Pero a su gua no pareca preocupare excesvamente e que ea o hubese hecho. -Hay quen dce que somos robots -expc, sn mover un soo mscuo de su faso rostro-. Pero, como acaba de ver, nada ms e|os de a readad... E seor Yang detesta os robots. A no e mporta que nos tomemos un descanso de vez en cuando, sempre que nade nos vea. Ae|andra asnt con gesto comprensvo. -No dr una paabra -asegur rpdamente. -Oh, no se preocupe. Despus de todo, no es tan mportante. Ae|andra capt en seguda e verdadero sgnfcado de as paabras de a ama. Lo que quera decr era que o que ea vese o de|ase de ver no mportaba en absouto... Se trataba de una nvtada demasado nsgnfcante como para que su opnn contara. -Esta es a enfermera -d|o, nvtndoa a entrar en una pequea saa de azue|os bancos-. Tmbese en esa cama, s quere... Voy a avsar a una enfermera para que e tome a tensn. Tardar un rato, porque a fna acaba de empezar, y cas todo e mundo habr entrado en semtrance. Ae|andra supuso que a ama habra recbdo esa nformacn a travs de su rueda neura. Ea tambn conect por un momento e cana de segumento de |uego, y oy a voz de un ocutor narrando o que se vea en e escenaro. Durante unos segundos, uch contra a tentacn de nducrse un semtrance y segur e torneo; pero en seguda record que, s o haca, perdera a oportundad de observar o que ocurra a su arededor. Para segur os acontecmentos de |uego, ya estaba Martn. En cuanto a ama abandon a habtacn, extra|o de boso de su qumono a ave de tempo. Despus de escondera a, no haba vueto a mrara... No e haca fata, en readad; recordaba perfectamente os nmeros que braban en su cambante esfera, y que ndcaban a ongtud y a attud de a Arena de K. Sn embargo, a f|ar sus o|os en e oscuro dsco de a ave, que reproduca a poscn exacta en que se veran as estreas esa noche sobre a Cudad Ro|a, sus o|os advrteron que un nuevo nmero haba aparecdo en e borde de a esfera, |unto a os otros dos. Un nmero que no se encontraba a antes, estaba segura, y que ba segudo de a etra m y preceddo de un gun. - -316 316- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Cncuenta y sete m -pronunc a muchacha en voz ata-. Podran ser metros... Cncuenta y sete metros... Y un sgno negatvo. Ou puede sgnfcar? De pronto, o entend. Las otras dos cfras ndcaban una poscn en a superfce terrestre... Pero haca fata un tercer nmero para precsar a tercera dmensn de espaco; un nmero para ndcar a atura sobre a superfce terrestre... O a profunddad. Es eso -se d|o, sentndose bruscamente sobre a cama-. Lo que tenga que ocurrr no va a suceder aqu, sno mucho ms aba|o, en aguno de os nvees nferores de estado. Por eso, a cfra es negatva... Tengo que ba|ar. Tengo que egar a como sea. La ama tardara an un rato en egar acompaada de a enfermera, segn e haba dcho. Era e me|or momento para escapar... Despus de mrar a derecha e zquerda de a puerta para comprobar que no haba nade, sa a paso. Las teas de su compcado tra|e cru|an con cada paso que daba, pero todo e mundo estaba pendente de o que suceda en a Arena, y no podan ora. Hacendo e menor rudo posbe, a muchacha se co en e cuarto de descanso de as amas. Todas eas se encontraban en semtrance, con as negras entas patentadas por a corporacn K para segur os |uegos desde e estado puestas, de manera que sus o|os parecan grandes amendras de oscurdad. Aqueos extraos o|os per- manecan f|os en e crsta abombado que daba a a Arena. Nnguna de as amas evaba puesta su mscara vrtua... Ae|andra se acerc a una ve|a cmoda acada cuberta de potes de crsta y cermca. Sobre ea, haba un par de mscaras cudadosamente dobadas. Sn pensrseo dos veces, tom una y se a a|ust a a cara, asegurndose de que os sensores de contro quedasen ocutos detrs de sus ore|as, o que e resut ago dfc, debdo a compcado tocado que evaba. Luego, actv os sensores, ta y como es haba vsto hacer en ms de una ocasn a os agentes de segurdad de Ddao. A nstante, snt un desagradabe cosqueo en as me|as... Ahora, con a mscara puesta y sus u|osos qumonos, nade podra dstngura de una ama; n squera as cmaras de segurdad. Sa de nuevo a paso, sn que nade en a saa de descanso hubese advertdo su presenca. Cuando estaba egando a fna de corredor, oy pasos detrs de ea, y supuso que se tratara de a enfermera que haban do a buscar para atendera. Recogndose un poco os qumonos, apret e paso... A fna de paso haba un pequeo vestbuo con unas escaeras mecncas de subda y otras de ba|ada. Sn mrar atrs, Ae|andra tom as que descendan. Los pasos de|aron de orse a su espada, y ea suspr, avada. Nade a haba segudo. Las escaeras descendan en sucesvos tramos a travs de varas pantas, todas con dntco aspecto. A parecer, as entraas de a Arena construda por e seor Yang eran mucho ms profundas de o que nade - -317 317- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata habra poddo sospechar... Ae|andra actv en su rueda neura un dspostvo de ocazacn va satte, para saber en cada momento a qu profunddad se encontraba. Cuando as escaeras se acabaron, comprob que haba acanzado tan soo una profunddad de trenta y dos metros. Mr a su arededor. Un pequeo gobo de gas umnoso umnaba tenuemente e recnto octogona a que haba do a parar. Las paredes de aquea espece de vestbuo estaban cubertas por ve|os tapces europeos que representaban escenas de caza y de corte. Ae|andra empez a f|arse en os detaes de os tapces, fascnada. Despus de una breve vacacn, se acerc a una de as paredes y extend a mano para tocar os hos de seda bordados sobre a tea. Era un traba|o de una decadeza ncrebe... La escena que tena deante representaba a varos perros anzndose sobre un cervo que hua, segudos de meda docena de cabaeros y damas montados a cabao. Entonces e am a atencn a fgura de un pequeo eopardo agazapado entre as patas de una de as cabagaduras. Los tapces de Renacmento soan contener motvos smbcos que, a prmera vsta, nada tenan que ver con a escena representada, eso o saba... Pero, por agn motvo, e parec que aque eopardo tena un sgnfcado especa. Los hos de seda de su pea|e moteado braban mucho, en comparacn con e verde mate de a vegetacn representada a su arededor. Destacaba ncuso ms que as patas bancas de cabao... Como atrada por una fuerza nvsbe, Ae|andra camn haca aquea zona de tapz y pos su mano sobre a cabeza de feno. Pero su mano se hund... E eopardo, en readad, era un hoograma. E tapz, en esa zona, estaba roto, y detrs de agu|ero no haba... nada. Es una puerta -pens Ae|andra-. Ouz a puerta que estoy buscando. Despus de tantear os mtes de agu|ero, se recog e tra|e y pas una perna a travs de . Luego, agach a cabeza y pas a otra perna. Se encontraba en una espece de tubo de acero de medanas dmensones que contena una escaera de caraco de msmo matera. Una eve umnosdad emanaba de os dmnutos focos ncrustados ba|o os escaones. Poda subr o ba|ar... De nuevo opt por e descenso. Mentras recorra a hce de a escaera, Ae|andra pens de pronto que todo aqueo poda ser una trampa. E truco de hoograma sobre e tapz amaba demasado a atencn; no pareca dseado para pasar desapercbdo, sno todo o contraro... Pero ya era tarde para echarse atrs. Tena que egar hasta e fna y ver o que se ocutaba deba|o de a Arena de a Cudad Ro|a. A egar a trmno de as escaeras, a umnosdad se torn verdosa, y Ae|andra se encontr ante un estrecho sendero de grava fanqueado por atos setos verdes recortados en forma de muraa. Sobre su cabeza, braba una smuacn de ceo azu baado por e so. La muchacha camn por e sendero hasta egar a una paza crcuar con una fuente de - -318 318- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata pedra en e centro, y rodeada de setos atsmos. A mrar haca a zquerda, vo cmo e seto se abra, descubrendo otro sendero exactamente gua a que acababa de recorrer. Armndose de vaor, Ae|andra avanz por aque nuevo camno, que desembocaba en una paza dntca a a prmera. Mr a su arededor, y vo cmo, esta vez, se abra un nuevo sendero a su derecha. Mentras se adentraba en , a muchacha not que empezaba a sudar ba|o sus qumonos. Observ con atencn e seto, sn atreverse a tocaro. Pareca de verdad, pero probabemente se tratase de un hoograma de ata defncn... Ae|andra comprob que entre sus ho|as no se dstngua nngn dspostvo de vganca. En readad, no se haba topado con nnguna cmara de contro en todo su recorrdo, ago que no de|aba de resutar chocante, tenendo en cuenta que a corporacn K era famosa por e ceo con que guardaba sus secretos. Esta vez, e sendero e parec ms argo, y, antes de egar a fna, se encontr con una pronuncada curva. A dobara, vo que e camno desembocaba en una goreta con rosaes en e centro, y eso a tranquz. A menos, haba egado a un ugar dferente de punto de partda... De nuevo busc a su arededor agn otro camno, y no tard en encontraro. Esta vez, se trataba de un sendero en forma de espra, que a ev hasta una nueva pazoeta con una fuente gua a a que haba encontrado a prncpo de su recorrdo. Agotada, se de| caer sobre un banco de pedra y mr con ansedad haca os setos que a rodeaban. Entonces, surgeron ante ea cuatro senderos dstntos. Ae|andra empez a asustarse. Con una mano, desconect os controes de a mscara vrtua y se a qut. Luego, se sec a frente con a seda amara de su manga, y vov a observar nervosamente a pazoeta. Segua habendo cuatro camnos... aunque e parec que su poscn haba varado. De pronto entend por qu e seor Yang no haba estmado necesaro coocar vganca en aquea parte de anfteatro. Aqueo era un abernto... Un abernto nteractvo, que captaba su mrada y haca surgr un camno en e ugar exacto en e que sus o|os se detenan. En una de as noveas de Yue, se descrba un abernto de esas caracterstcas... Pero nunca haba magnado que una fantasa as pudera hacerse readad. E presdente de a corporacn K, evdentemente, no reparaba en gastos cuando se trataba de homena|ear a su escrtor favorto. Y, ahora, ea tena que encontrar a sada. Desesperada, trat de recordar qu era o que contaba Yue acerca de aquea ngenosa construccn en su novea; por o que saba, se trataba ncamente de una descrpcn muy breve, en a que e narrador expcaba a angusta de un hroe atrapado en aque horrbe ugar. Sn embargo, que ea recordara, no deca cmo se saa de a... Tendra que encontrar a respuesta por s soa. - -319 319- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Despus de un breve descanso, se anz de nuevo a camnar por e prmer sendero que encontr. Con e fn de no provocar nnguna reaccn en e abernto, cerr os o|os, y avanz a cegas durante argo tempo. E camno no pareca tener fn, y ea se estaba mareando... A fna, en un nstante de descudo, despeg os prpados. A momento, aparec ante ea una nueva paza con una fuente de pedra en e centro. Ae|andra cay de rodas, exhausta. Cada vez que azaba a vsta, vea aparecer nuevos camnos entre os recortados setos que se azaban en torno suyo. Se apoder de ea un profundo terror... Pero entonces record a Martn, uchando soo a arrba, sobre a Arena. Record a Casandra, recorrendo e deserto para tratar de encontrar aguna sea de Dana, y a |acob y Seene, que se haban quedado en E Tempo para ayudar a prncpe |afed... Todos haban depostado su confanza en ea, y no poda defraudaros. Por desgraca, no tena sofstcados mpantes neuraes que e permtesen desbaratar cuaquer sstema nformtco a su arededor, o voverse nvsbe. Tendra que arregrseas con sus propos recursos... No e quedaba otra opcn. Comprend que, antes de segur adeante, necestaba serenarse. S su mrada era a que desencadenaba a aparcn de camnos en e abernto, tendra que controara. Sn embargo, cerrar os o|os tampoco era a soucn; ya o haba comprobado. As pues, deba manteneros abertos, pero sn detenerse a mrar en partcuar haca nnguna parte... Ouz s se concentraba en su respracn y de|aba que sus pensamentos fuyesen bremente, consguese o que se propona. Ae|andra no era nnguna experta en medtacn; haba aprenddo ago de yoga en e nsttuto, pero no soa ponero en prctca. Sn embargo, saba que tena que egar a controar sus respracones para ograr e estado de rea|acn que necestaba. Lo dems, vendra por s soo. As pues, nspr profundamente y de| que e are nvadese hasta e tmo rncn de sus pumones. Luego, muy despaco, comenz a expusaro... Rept aque rtua varas veces, sntndose cada vez ms tranqua y rea|ada. A su mente comenzaron a acudr mgenes muy dversas que ea no ntent retener: os defnes enanos de |ardn de Edn, e rostro de su madre, Hden, e nsttuto, Martn... Su mente se detuvo un nstante en e recuerdo de muchacho, pero, hacendo un esfuerzo, Ae|andra ogr hacera pasar a otra cosa. Las mgenes, a partr de ese momento, fueron sucedndose cada vez con mayor veocdad, mentras ea contempaba ensmsmada a fuente de pedra. Y entonces, suced... Los setos desapareceron a su arededor, y, en su ugar, vo una nmensa saa vaca, aproxmadamente de msmo tamao y forma que e anfteatro. Y, en e centro de a saa, una espece de ca|a umnosa de unos dez metros de argo... Esforzndose por mantener e estado de rea|acn tota que haba acanzado, Ae|andra camn entamente haca a urna transparente. Cuando eg hasta ea, se detuvo, asombrada. En e nteror de a urna, - -320 320- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata tendda sobre un argo sof banco, se encontraba a presdenta de Ure, Dana. La muchacha gope e crsta de a ceda con os nudos, hasta atraer a atencn de a prsonera. Dana az a cabeza y mr haca ea. A reconocera, corr como una exhaacn haca aquea parte de crsta. -Es una campana de ncomuncacn -d|o, gopeando a su vez a pared transparente-. No s cmo se abre... Me meteron aqu con os o|os vendados, y a comda me a srven a travs de un mnascensor. La voz de Dana egaba e|ana y dstorsonada por e espesor de a pared de crsta. -Nunca vene nade a verte? -pregunt Ae|andra. -Han vendo una soa vez. Una de esas amas de Yang se present de mprovso y me sac unas cuantas muestras de sangre y de epteaes. Luego, se fue sn decr paabra... -Y ya est? Nade ms ha vendo? Tampoco e seor Yang? Dana neg con a cabeza. -Nade ms -repuso-. Parece que o nco que queran de m eran esas muestras... Aunque no puedo magnar para qu. -Todo esto es muy extrao -d|o Ae|andra mrando a su arededor, asustada-. No hay guardanes? -Te parecen necesaros?-r Dana con amargura-. Estamos a muchos metros ba|o terra, en una cudad que es toda ea una prsn... No necestan vgarme. -Supongo que a rueda neura no te funconar, no? -d|o Ae|andra, azando a voz para hacerse or. -La campana me mpde comuncarme con e exteror, pero, por o dems, funcona correctamente. Ae|andra, cmo habs dado conmgo? Dnde estn os dems? -Es argo de contar. He egado hasta aqu por casuadad. Lo tmo que me esperaba era dar contgo... Pero estoy soa, Dana. Y no s s podr ayudarte. La muchacha observ e nteror de a habtacn transparente, una ampa saa u|osamente amuebada, con una mesa de ectura hoogrfca, un gran pano de coa y una pequea pscna azu, entre otras muchas comoddades. La cama estaba ocuta tras unas cortnas de gasa banca. Todo tena un aspecto extraordnaramente pucro y mpo. Seguramente habra robots encargados de as tareas de mpeza. -Por dnde entr esa ama, cuando vno a sacarte sangre?-pregunt Ae|andra, mrando una vez ms a Dana-. Te f|aste? - -321 321- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Por esta otra pared... |usto detrs de a pscna. No v que ntrodu|ese nngn cdgo, n que se sometese a un examen de huea dgta, o de rs... Smpemente, se detuvo un momento deante de a pared, y se abr un pane para de|ara pasar. Ae|andra rode a ceda hasta stuarse en e punto que e haba ndcado Dana, mentras esta se drga a su encuentro por e nteror de su prsn. -Es certo, aqu hay una puerta -d|o a muchacha, examnando a ranura rectanguar que separaba una parte de crsta de resto de a pared -. Pero no se ve nngn pane de apertura, nngn ector de hueas... Sn embargo, tene que haber aguna forma de abrra. -Ouz toda a puerta sea una pantaa de reconocmento faca - apunt Dana-. Estuve pensando en eo cuando a ama se fue. Para sar, hzo o msmo que para entrar: se pant deante de ese crsta y esper... -Entonces, e rostro de as amas sera a ave que abre a puerta?- pregunt Ae|andra-. S ests en o certo, o comprobaremos ahora msmo... La muchacha vov a coocarse a mscara vrtua que haba robado en e cuarto de descanso de as amas. Luego, con su dsfraz puesto, mr f|amente a a puerta de a ceda, esperando. Unos segundos despus, e pane de crsta gr, permtndoe e paso a nteror de a prsn de Dana. -No entres -d|o esta rpdamente-. Puede ser una trampa... Sadr yo. Rpdamente, se ech una chaqueta sobre os hombros y se caz unos zapatos en ugar de as zapatas que evaba puestas. Pocos nstantes ms tarde, estaba fuera de a crce de crsta. -Y ahora qu hacemos? -pregunt, mrando ndecsa a Ae|andra. -Ponte m ropa y a mscara de a ama -decd a muchacha, comenzando a desvestrse-. S nos tropezamos con aguen, te tomarn por una de as srventas de seor Yang, que me acompaa de vueta a m paco. -Es una buena dea -d|o Dana, desvstndose a su vez e ntercambando sus ropas con as de Ae|andra-. La soberba de Yang, en este caso, puede sernos de gran ayuda... Estoy segura de que n squera se e ha pasado por a magnacn que aguen pueda atreverse a voar sus normas dentro de a Cudad Ro|a. Cuando Dana termn de ponerse su dsfraz, mr a su arededor, a a gran superfce vaca y crcuar que as rodeaba. -Tenes dea de por dnde sar? -pregunt-. Todo parece gua... - -322 322- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No tengo n dea -reconoc Ae|andra-. Para egar hasta aqu, tuve que atravesar un abernto hoogrfco nteractvo... Puede que ahora, en cuanto comencemos a camnar, aparezca otra vez. -Cmo conseguste atravesaro? -pregunt Dana, asombrada. -Me f| en que, cada vez que mraba haca un determnado punto, a msmo apareca un camno. As que de| vagar ms pensamentos y mantuve os o|os abertos, pero sn f|ar a vsta en nada. Ya sabes, ago parecdo a zen... Aunque yo nunca o he practcado. Detrs de su nexpresva mscara de ama, Dana se ech a rer. -De veras? Entonces, ntentmoso de nuevo. Y, esta vez, s queres, d|ate guar por m. Yo s que he practcado zen y otras formas de medtacn durante toda m vda. Tomando de a mano a Ae|andra, comenz a avanzar con rapdez a travs de gran crcuo vaco. En cuanto empezaron a moverse, veron crecer a su arededor atos setos que demtaban una maraa de camnos. Ae|andra, confando penamente en su compaera, se de| evar. A veces, Dana traba de ea haca o que pareca un seto mpenetrabe, y ambas o atravesaban sn nngn probema. A prncpo, Ae|andra tena que avanzar a mayor parte de tempo con os o|os cerrados, para no asustarse cada vez que Dana a haca atravesar setos y camnos. Pero uego, se fue acostumbrando... En readad, aqueo no eran ms que hoogramas aparecendo y desaparecendo en un recnto vaco. Lo mportante era atravesar e recnto o antes posbe y egar hasta una sada... Y a segurdad con a que Dana avanzaba e haca pensar que podan conseguro. Apenas un cuarto de hora despus, egaron a mte de abernto. Ae|andra vo ante s un muro curvo de pedra macza, en e que no se dstngua nnguna puerta. |unto a ea, Dana mraba tambn a pared con expresn ausente. Ae|andra comprend que estaba concentrndose para acanzar un nve ms profundo de medtacn, y se mantuvo caada, a fn de no nterrumpra. -Es por aqu -susurr despus de un rato a presdenta de Ure, movndose haca a zquerda de muro-. Aqu est a puerta... Preparada? Ae|andra cerr os o|os y se drg drectamente haca o que a ea e pareca un muro de pedra macza exactamente gua a todo e resto de a pared. Pero, para su sorpresa, o atraves como s fuera de are. A otro ado, encontraron a escaera de caraco de acero que haba conducdo a Ae|andra hasta e abernto. - -323 323- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -A partr de aqu, conozco e camno -d|o rpdamente-. Hay que subr por estas escaeras... Creo que o me|or ser r drectamente a paco de Ure. -S -concd Dana-. Y, una vez a, me qutar e dsfraz... Ante centos de mes de testgos, Yang no se atrever a hacerme dao. Ascenderon por a escaera de acero hasta a saa de os tapces, y, una vez a, emprenderon e ascenso a os nvees superores de anfteatro. Ae|andra tena una exceente memora espaca, y no e cost demasado traba|o haar e camno de vueta hasta e paso de a enfermera. A entrar en , se encontraron con dos amas que venan de frente, y que se quedaron mrndoas con sus hertcas mscaras durante unos segundos. Dana as saud con una breve ncnacn de cabeza a egar a su atura y contnu camnando como s ta cosa, sostenendo frmemente a mano de Ae|andra. A pasar deante de cuarto de descanso de as amas, veron que as personas a reundas seguan pendentes de |uego, con as entas de navegacn puestas y os o|os cavados en a ventana que daba a anfteatro. Ae|andra respr con avo; an no haban detectado e robo de una de sus mscaras... Apretando e paso, egaron por fn hasta e paco de Ure. Cuando hceron su entrada, nade se vov a mraras. Todos os nvtados presentes en e paco evaban puestas as entas de navegacn en os o|os y aurcuares asantes en os odos para segur a fna. Cuando Dana se despo| de a mscara que e ocutaba e rostro, n uno soo de sus vecnos de asento se do cuenta. Antes de ponerse sus propas entas para segur e desarroo de |uego, Ae|andra observ e rostro repentnamente angustado de Dana Schoem. -Te ocurre ago? -e pregunt a odo. -He ovdado una cosa en m ceda -repuso a presdenta de Ure en e msmo tono-. Un bro que estoy escrbendo. .. -Y no tenes nnguna copa? -susurr Ae|andra, aarmada. -S, o tengo todo en m rueda neura; pero, de todas formas, no me hace nnguna graca que una copa de m bro caga en manos de Yang... De pronto, observaron una gran agtacn entre os nvtados de paco. A pesar de os crstaes asantes de a ventana, a sus odos eg un fuerte estruendo procedente de as gradas de anfteatro. Ae|andra tard un rato en entender e nombre que grtaban os espectadores. Cuando por fn o ogr, se snt parazada de medo. E nombre que todo e estado coreaba era e de Ovnnk, e ms tembe enemgo de Arda. - -324 324- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata - -325 325- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 16 Captulo 16 La rueda de la Fortuna La rueda de la Fortuna Mentras os tcncos de equpo de Nomura e seaban e tra|e, Martn mr a su arededor con un nudo en a garganta. Centos de mes de espectadores abarrotaban e anfteatro, aunque saban que a mayor parte de a fna ba a desarroarse fuera, en as caes y pazas de a Cudad Ro|a. Segn haba odo, agunos pacos de prmera case sadran fotando detrs de os |ugadores, para no perderse n un detae de espectcuo. E resto de a gente tendra que conformarse con segur e |uego a travs de una proyeccn hoogrfca de o que ocurra en e exteror... E muchacho trag sava. E comenzo de a fna se estaba retrasando, y e costaba traba|o domnar sus nervos. Sus o|os voaron por un momento haca e paco de Ure, donde saba que deba estar Ae|andra. E paco se encontraba muy e|os de centro de escenaro, y no pudo dstngur a su amga. .. Ms nqueto an que antes, Martn cerr os o|os y trat de concentrarse en o que tena que hacer. Las paabras de Hava durante a reunn secreta que haban mantendo os |ugadores resonaban en sus odos ncesantemente. Tenan que mantenerse undos y aerta para no de|arse vencer por e reasmo de |uego. De o contraro, se convertran en maronetas en manos de os guonstas... Era absoutamente necesaro desbaratar os panes de seor Yang. Nomura se acerc en senco y e cooc sobre os o|os as entas que componan e nuevo navegador. E muchacho cerr os prpados. Saba que cuando os abrera, todo a su arededor sera dferente. Se encontrara a s msmo a a entrada de Labernto de os Sueos... Se supona que deba egar a otro extremo de abernto y pedre un deseo a Bak. Luego, por fn, podra abrr as puertas de Paaco de Senco, y e |uego habra termnado. Eso, s no o emnaban antes... En readad, no era una posbdad que e preocupase, sno ms ben a contraro. Cuanto ms pronto o emnasen, antes podra sarse de |uego y ayudar a Ae|andra a - -326 326- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata observar o que ocurra en e estado. Ese era, a fn y a cabo, e motvo de su presenca a: evar a cabo a msn programada en a ave de tempo... Deba tenero presente en todo momento cuando e |uego comenzase y se convrtese en Arda. Pero a cosa no era tan senca. En e msmo nstante en que abr os o|os, supo con certeza que no podra cumpr su propsto. A ver e abernto a sus pes, envueto en una tenue bruma, sus pensamentos comenzaron a tornarse confusos. Luego, a gua que a vez anteror, tuvo a sensacn de que se adormaba... Cuando vov en s, haba ovdado qun era en readad. Todo o que saba era que se amaba Arda y que deba atravesar a toda costa aque abernto para egar a Paaco de Senco y rescatar a su prometda. Y estaba frmemente decddo a esforzarse a mxmo para conseguro. A su espada, oy a voz grave y cda de su amgo Lug. -Es me|or que ntentemos atravesar e abernto cuanto antes -d|o e cabaero-. Sobre todo, recordad que no debs deteneros en nngn momento a mrar os refe|os que habtan en as pedras. S o hacs, quedars atrapados. Ves o que ves, segud adeante. Keuhr y Edern asnteron, mpresonados. E rosa de sombra que haba brotado de cuerpo de Owen comenz a arrastrarse por e sueo, gundoos. E obo de sombra de Annun o sgu, y, tras , fueron todos os dems. Annun abra a marcha, camnando detrs de obo, y tras ea ba Arda. Detrs, en fa nda, marchaban Edern y Lug, y Keuhr ocupaba e tmo ugar. Descenderon por un empnado sendero de roca sa y resbaadza, aferrndose en agunos momentos a os arbustos que os rodeaban para no caer rodando. Cuando por fn puseron un pe en e abernto, Arda contemp maravado os refe|os que pasaban por e nteror de as pedras que formaban e camno, rpdos como peces en e agua de un acuaro. Eran refe|os de rostros enos de trsteza y de aegra, de escenas famares o amorosas, de grupos de amgos |ugando a os napes y de nos nadando en a paya... Arda se obg a camnar sobre aqueas pedras sn f|arse en o que contenan, pero aque empeo e produca un gran desgarro nteror. Porque o que haba dentro de as pedras eran os sueos y esperanzas de a gente, ago que nunca haba contempado antes. Y se trataba de un espectcuo tan mpresonante, que de buena gana se habra sentado a borde de camno para detenerse a dsfrutar de . Sn embargo, e rosa de sombra segua avanzando deante de eos, y no deba quedarse rezagado. Adems, habra sdo pegroso... E Labernto de os Sueos no contena tan soo a parte postva de as fantasas de a gente, sno tambn su ado ms oscuro. S se detena a mrar a su arededor, quz nunca podra vover a avanzar. - -327 327- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata As pues, sgu camnando, a menudo con os o|os cerrados, para no de|arse vencer por a tentacn de detenerse a contempar as pedras de camno. Despus de un rato, su marcha se vov reguar y acompasada como a de un autmata, sn aceerarse n raentzarse nunca. De pronto, oy un grto a su espada. -Daahor! Est ah, o he vsto! A menos, a mtad de su cuerpo... Mrad cmo se arrastra! Nos est pdendo ayuda. Arda reconoc a voz de Keuhr. A parecer, su escudero no haba poddo resstrse a a tentacn de escuchar a amada de as pedras. -No es rea -repuso en voz ata, sn voverse-. Sgue camnando, Keuhr... Lo que ests vendo es soo un sueo, una fantasa. Tenes que segur adeante. E y os dems contnuaron camnando con e corazn encogdo. Tras un breve senco, oyeron de nuevo a voz de Keuhr, esta vez ms e|ana que a prmera. -Voved -es rog-. Os dgo que es Daahor. Ouere que o evemos a Paaco de Senco... No puede entrar porque as puertas estn cerradas. Arda se vov haca Lug. -Voy a vover a buscare -d|o-. S o de|amos ah, morr... Tras eos reson un voento chapoteo, segudo de un grto nartcuado. -Ya es tarde -murmur Edern, mrando haca atrs-. La vsn o ha arrastrado a as arenas movedzas... Tenemos que segur, s no queremos que nos ocurra o msmo. Arda snt un profundo door en e pecho, pero contnu su camno. A su arededor se extenda un terreno pantanoso eno de cnagas, con masas de |uncos en agunas zonas. Ms a se azaban, verdes y envuetas en bruma, as conas. Y as pedras de os sueos formaban a cazada por a que camnaban, rugosas y transparentes como oas crstazadas. Camnaron ntermnabemente sobre aque rocoso sendero, escuchando os murmuos que emtan as pedras, sempre con os o|os f|os en a uz crepuscuar de horzonte. Arda se senta tan fatgado que eg a perder a nocn de tempo. Hasta que, de repente, not que, deante de , Annun y e obo de sombra se haban detendo. Haban acanzado e mte de as cnagas, y ante eos se extenda una gran superfce crcuar cuberta de dbu|os mutcoores, como un ggantesco mndaa. E crcuo se haaba excavado en e nteror de un profundo can, con atas paredes de roca que o demtaban por todas partes. E obo de a prncesa se acerc a mte de crcuo y empez a grur, nqueto. Annun tambn se aproxm... E rosa de sombra haba - -328 328- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata comenzado a retorcerse a sus pes, como obedecendo a un terrbe sufrmento. -Parece que e abernto se ha acabado -murmur Arda-. Pero dnde est e Paaco de Senco? -No creo que hayamos egado todava -repuso Annun, vovndose haca e rey-. Aqu no se ve nngn edfco... Me pregunto qu representar este crcuo. Vencendo su aprensn, Arda comenz a camnar por e nteror de mndaa, f|ndose en cada una de as escenas pntadas con vvos coores sobre su superfce. Se trataba de escenas de o ms varopntas, que representaban a hombres y mu|eres en dferentes stuacones. En una, por e|empo, se vea a un mendgo que encontraba un tesoro; en a sguente escena, e mendgo era coronado rey, y en a que vena despus, aque msmo rey tropezaba y caa sobre su propa espada. Arda fue recorrendo de ese modo cada una de as bandas concntrcas de crcuo, y se do cuenta de que, pese a su varedad, todas as escenas tenan un nexo comn: en todas eas se representaban os efectos de caos y e azar sobre as vdas humanas. Despus de competar su recorrdo, e rey regres entamente a ugar donde e esperaban sus hombres. Se haaba ya muy cerca de eos, cuando observ que una bandada de cuervos se aproxmaba voando desde e horzonte. Voaban a gran atura, pero, a egar a mte de mndaa, comenzaron a descender en crcuos, hasta posarse |usto detrs de Lug, formando una gran masa negra que no cesaba de moverse. -Ovnnk -excam e cabaero, retrocedendo sorprenddo-. Ou queres esta vez? Arda acanz en ese momento e mte de crcuo y, apartando con suavdad a Annun, camn resuetamente haca e mago. -Has vendo a ayudarnos? -pregunt en tono spero. Ovnnk pase una mrada burona sobre e pequeo y fatgado grupo. -Vaya, veo que habs perddo a otro de os vuestros -d|o en voz ba|a -. Uno ms... Me preguntas s he vendo a ayudaros? S, puede decrse que s. Habs egado a punto cave de este va|e, e extremo de abernto. Esta, amgos mos, es a Rueda de a Fortuna... S a suerte os favorece, os evar drectamente hasta e trono de Bak, y podrs pe- dre un deseo. En cambo, s os es adversa, rs a parar drectamente a as Puertas de Senco... Aunque, ta vez, despus de todo, sea eso o que ests deseando. E rey avanz un paso ms haca Ovnnk. Sus hombres nunca e haban vsto tan furoso, aunque se trataba de una fura contenda, que se refe|aba como una negra sombra sobre su rostro. - -329 329- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Eso era todo o que queras decrnos?-pregunt con voz sorda-. Muy ben, pues ya o has dcho. Ahora, desaparece. -Cmo, ya no me necests? -pregunt e mago con fngda trsteza. Arda e mr con despreco antes de responder. -Ya nos has demostrado o que vae tu ayuda, as que, en efecto, ya no te necestamos. Y ahora, aparta... Te ests nterponendo en nuestro camno. -No tan deprsa -repc Ovnnk con una torva sonrsa-. Antes de obgar a estos hombres a emprender un camno sn retorno, creo que tendras que decres a verdad. O, me|or, o har yo... Por toda respuesta, Edern escup desdeosamente en e sueo, y Lug hzo ademn de desenvanar su espada. E mago trat de apacguaros con un gesto de su mano. -Cama, muchachos -d|o en tono grave-. Antes de hacer nnguna tontera, deberas escucharme. E rey os ha peddo que e ayuds a cruzar e Labernto de os Sueos y a entrar en e Paaco de Senco para rescatar a su prometda. Pero os ha contado o que suceder una vez que hays aberto as puertas de ese paaco? Lug y Edern se mraron, perpe|os. -N squera os o habs preguntado, verdad?-r Ovnnk-. Vosotros, os h|os de os hombres, no penss demasado en e futuro... Pero, an as, yo os dr o que va a pasar. Cuando esas puertas se abran, todos os maes que no habs conocdo se berarn de nuevo sobre a Humandad: a muerte, a enfermedad, e hambre, a pobreza... Supongo que sabrs o que queren decr esas paabras, aunque nunca o hays expermentado. Pues ben, yo os voy a dar ahora a oportundad de comprender su verdadero sgnfcado... Despus, podrs decdr s an quers acompaar a rey en esta oca empresa. A termnar de habar, os o|os de Ovnnk se cavaron en os de Arda, desafantes. E mago esperaba, a parecer, que e rey e atacase en ese nstante. Cuando comprend que su rva no tena ntencn de hacer ta cosa, se encog de hombros, defraudado. Luego, extendendo ambas manos, agarr a Lug y a Edern por as muecas. -Sentdo -murmur con voz apenas audbe-. Sentd e vaco, a muerte, e door... Los rasgos de os dos cabaeros se contra|eron, crspados por un terrbe sufrmento. Cuando Ovnnk os sot, ambos estaban muy pdos, y os abos de Edern tembaban. -Nos has mentdo -d|o Lug, encarndose con e rey-. No nos d|ste que e preco de rescatar a tu amada sera este... Arda sostuvo a mrada de su ms fe cabaero. - -330 330- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Es certo, os ocut a verdad -admt-. S no o hubese hecho, |ams habras aceptado acompaarme. -Ya nunca vover a farme de t -murmur Lug con e ceo fruncdo-. Todava no puedo creer que estuveses dspuesto a berar de nuevo e ma sobre a Humandad para rescatar a a mu|er que amas. Un rey no puede comportarse de forma tan egosta... -Tenes razn; a prncpo, soo pensaba en rescatar a Morwen - repuso Arda serenamente-. Sn embargo, cuando Ovnnk me mostr e verdadero sgnfcado de a muerte y e sufrmento, cuando me toc con su dedo mgco, como ahora ha hecho con vosotros, comprend todo o que habamos perddo. Sent un nmenso vaco en m nteror, un vaco que nada n nade poda enar... No habs sentdo vosotros o msmo? -Yo s -reconoc Edern-. Todava o sento... -A prncpo no entend o que sgnfcaba ese vaco. Sn embargo, a atravesar e Labernto de os Sueos, me he dado cuenta... Es certo que m padre encerr en e Paaco de Senco todos os maes que aque|an a a Humandad; pero tambn encerr nuestros sueos y esperanzas. Dme a verdad, Lug: Hay ago que desees reamente, con verdadera pasn? E cabaero o mr con expresn sombra. -N squera sabes a qu me refero, verdad? Es o que nos ocurre a todos os hombres nacdos despus de a hazaa de Ixn. Somos nmortaes, s, pero de qu nos srve? No conocemos a verdadera aegra, a autntca esperanza. A veces egamos a vsumbrar esos sentmentos, como me ocurr a m cuando me enamor de Morwen. Pero hemos ovdado cmo uchar por eos... La nmortadad, a ese preco, no merece a pena. Edern o mr escandazado. -Pero t no puedes decdr por toda a Humandad -ob|et-. Sera n|usto... -M padre tambn decd por todos, y nade cueston a |ustca de su decsn. Soo devover a os hombres o que m padre es qut. -No o hars -d|o Edern, desenvanando su daga de sombra-. Vovers con nosotros, y te ovdars de esta absurda aventura. -Y cmo penss vover?-ntervno Annun, mrando a Ovnnk, que se haba sentado en e sueo y |ugueteaba con unas pedrecas-. La nave que nos ha trado hasta aqu ha sdo destruda... La nca forma de regresar es egar hasta e trono de Bak y pedre que os conceda ese deseo. Pero, para eso, tens que ayudar a vuestro rey a segur adeante. Edern y Lug se mraron, ndecsos. - -331 331- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Prometes que, despus de habar con e Bak, regresars con nosotros, y que no tratars de abrr as Puertas de Senco? -pregunt Lug. Arda se qued pensatvo un momento. -No, Lug -repuso fnamente-. No puedo prometerte eso. Penso segur hasta e fna, cueste o que cueste. Aunque tenga que r yo soo... Y, ahora, tomad a decsn que quers; pero no ntents detenerme. Tras eos, a fgura de Ovnnk se recortaba a contrauz, nmv como una estatua. Edern y Lug avanzaron haca e rey con expresn resueta. -No permtremos que beres de nuevo e ma sobre os hombres - afrm Edern-. Te equvocas s crees que puedes engaarnos con tus excusas... Lo nco que queres es berar a Morwen, a preco que sea. Arda se vov haca Lug con un bro de esperanza en a mrada. -Amgo, t sabes que he habado snceramente. Entendo que no penses como yo, y que no queras acompaarme... pero no trates de mpedrme que haga o que he vendo a hacer. -Ouz ahora hayas habado con sncerdad, pero nos has trado hasta aqu con engaos -repuso trstemente e Cabaero Banco-. Eso me bera de os azos de fdedad que, supuestamente, deberan unr a un vasao con su rey. Ponte en guarda, Arda, porque no vamos a de|arte pasar de aqu. La prncesa Annun, a ver que Arda no desenvanaba su espada, corr a su ado. -Yo estoy contgo -d|o-. Ouero egar hasta e Bak. Ouero pedre que me devueva a memora. Ouero vover a vvr. Arda desenvan su espada mentras Lug azaba en e are e hacha que e haba hecho famoso en e combate. E hacha vo en e are y fue a cavarse sobre e tronco de un rbo, a pocos centmetros de cueo de rey. Mentras, Edern, con su daga de sombra, se haba anzado haca Annun, que o observaba nmv y con una fra sonrsa en e sembante. -Atcae -d|o, drgndose a obo de tnebas que grua a sus pes -. Mtao y treme sus despo|os. E obo se abaanz sobre e cabaero, y ambos rodaron por e sueo enredados en un morta abrazo. Los dentes de a besta, crstanos como damantes, se cavaron en a garganta de cabaero, desgarrndosea. En e msmo momento, e pua mgco de Edern encontr e corazn de anma, que cay haca atrs con un astmero que|do. Edern, tambn morbundo, se derrumb a ado de a besta con os o|os entreabertos. La prncesa Annun corr haca e obo y, arrodndose, acarc su sedoso pea|e, que soo se umnaba en medo de a ms profunda oscurdad. Cuando e anma exha su tmo suspro, a - -332 332- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata muchacha anz un grto desgarrador, que hzo que Arda y Lug suspen- deran por un nstante su enfrentamento y se vovesen a mrara. -Todo ha vueto a m -murmur a muchacha, ahogando un soozo-. Todo o que Ovnnk me arrebat cuando e vend m ama a cambo de un poco de paz y ovdo... Estaba en , en m pequeo cachorro, que me segua a todas partes. Y ahora ha vueto a m. Lo recuerdo todo: M nfanca en a casa de ms padres, m amor por t, Arda, m sufrmento cuando eegste a m hermana Morwen en m ugar... Ovnnk... Ovnnk, devuvee a vda... Pero no, ya no vae a pena. Despus de todo, e deseo que ba a pedre a Bak se ha cumpdo. Ovnnk, envueto en una nube de oscurdad, az e vueo y atraves e gran crcuo de mgenes, hasta detenerse en a pared opuesta de can que o mtaba. Annun, cegada por e door, corr nsensatamente hasta e nteror de crcuo, amando a grtos a mago. Ovdando por un momento su rvadad, Arda y Lug se anzaron tras ea. De pronto a muchacha se detuvo en seco y, grndose haca os dos cabaeros, mr a Lug con o|os de fuego. -De|a de persegur a rey -e d|o-. Eres un trador que ha roto todos sus |uramentos... Aprtate de , o tendrs que vrteas conmgo. La prncesa avanz con os brazos en ato haca Lug, que a observaba perpe|o, sn saber cmo reacconar. Cuando eg a a atura de cabaero, se anz sobre y e gope en a coraza con sus dbes puos. Entonces, vo un refe|o oscuro que desgarraba e are... Reconocendo a daga de sombra de Edern, se apart de Lug y abraz a Arda. La daga que haba anzado e morbundo Edern se cav en a espada de a prncesa y, atravesndoa de parte a parte, eg hasta su corazn. Una tromba de sangre nund su vestdo negro, mentras Arda a sostena para mpedr que cayese a sueo. -Por favor, no... de|es... que m ama... se consuma en este... ugar - murmur a muchacha con voz entrecortada-. Ouero que descanse en e Paaco de Senco. Abre sus puertas... Hazo... por m. E tmo aento de vda abandon e cuerpo de Annun, que se deshzo en una banca nube de povo entre os brazos de rey. E povo cay a sueo e, nmedatamente, se transform en una nueva escena de as muchas que componan e gran mndaa: en ea se vea a a prncesa orando, abrazada a un obo... Los o|os de Arda se encontraron con os de Lug, que se haba puesto muy pdo. -Ahora no quedamos ms que t y yo -d|o e Cabaero Banco. -Te equvocas -repuso e rey, seaando a rosa de sombra que, arrastrndose penosamente, avanzaba haca e centro de gran crcuo-. Tambn est ... Y yo voy a seguro. me evar hasta as msmas Puertas de a Muerte. - -333 333- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -No te evar a nnguna parte. No voy a permtr que egues hasta e Paaco de Senco... Ponte en guarda, porque uno de os dos no tardar en r a haceres compaa a as mgenes de sueo. Arda az su espada y esquv un voento hachazo de su adversaro. Luego, e anz una estocada que tambn err e banco. Los dos cabaeros comenzaron a moverse en crcuos, buscando e ado ms db de su rva. Los hachazos de Lug nunca egaban a acanzar a rey, que os evtaba con sorprendente agdad. Por su parte, e rey tampoco consegua herr a su contrncante, aunque o haba ntentado desde dstntos nguos. Mentras combatan, e rosa de sombra haba contnuado avanzando hasta acanzar e centro exacto de crcuo. Una vez a, se detuvo, y a terra comenz a tembar. Arda vo entonces cmo e sueo se abra, de|ando brotar un extrao artefacto en forma de cruz asmtrca, con un brazo vertca muy argo y otro horzonta mucho ms corto, rematado en uno de sus extremos por una esfera dorada. La extraa vsn e dstra|o unos nstantes, os sufcentes para que Lug, cogndoe desprevendo, e asestase un fuerte gope en a cabeza con e mango de su hacha. E gope e hzo caer a sueo, y, antes de que ograse artcuar paabra, su vsta se oscurec y sus sentdos se nubaron. Unos segundos ms tarde, haba perddo e conocmento. Cuando vov en s, o prmero que snt fue un terrbe door de cabeza. A abrr os o|os, comprob que se haaba sentado en e sueo, con a espada apoyada sobre una pared metca y os brazos atados. Frente a , Lug o mraba con curosdad, acarcando dstradamente su hacha. Tena e brazo cuberto de sangre coaguada, y o mova con dfcutad. A parecer, una de as estocadas de rey e haba acanzado |usto antes de que o derrbase. Arda trat de ncorporarse, pero una fuerza bruta o apast contra e sueo. Aqueo e record una sensacn de su pasado que no ogr ubcar. ya haba sentdo aqueo aguna vez... pero cundo, y dnde? A mrar de nuevo a su arededor, se do cuenta de que se encontraban en e nteror de un recnto dorado de reducdas dmensones, y comprend que su rva o haba encerrado en a parte esfrca de a cruz que haban vsto brotar de sueo. Sn saber por qu, dedu|o de nmedato que e brazo horzonta de a cruz, donde eos se encontraban, graba a una veocdad de vrtgo. Eso expcaba a nsoportabe fuerza que o oprma contra e sueo y as paredes... Estaba seguro de eo. Con expresn nterrogante, vov a mrar a Lug. -Ou vas a hacer conmgo? -excam. Entonces comprob que no poda or e sondo de su propa voz, y se pregunt s habra sdo vctma de agn hechzo. -No habes. Tan soo escucha o que voy a decrte -e contest e Cabaero Banco. - -334 334- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata La voz de Lug haba resonado en sus odos con toda cardad. Sn embargo, no e haba vsto mover os abos. Aqueo e convenc de que, efectvamente, su adversaro estaba empeando agn tpo de maga. -Soy Hava, y te habo por e cana prvado -d|o e cabaero-. He desconectado e sondo de nuestros navegadores, as que, por e momento, no podrs or nada de o que se dga en e |uego. No te preocupes por eso, a estas aturas nuestros ngeneros se habrn dado cuenta de que ago no funcona ben y habrn dado paso a a pubcdad... Ouzs te preguntes de qu demonos estoy habando. S que ahora no puedes entenderme, Martn; pero te pdo que me escuches con atencn y que recuerdes ms paabras, por nverosmes que te puedan parecer. As, cuando todo esto termne, quzs seas capaz de comprender o que estoy a punto de hacer. Arda ntent repcar; pero de sus abos no brot nngn sondo. E hechzo que Lug haba hecho caer sobre deba de ser enormemente poderoso. -Ayer, durante a reunn que tuvmos, os d|e que a corporacn K pensaba sustturme por otro |ugador, y que desconoca e motvo - comenz a expcar Lug despus de un gero ttubeo-. Os ment; en readad s o conozco... E motvo es que tengo cncer. La compaa o sabe desde hace tempo, pero a m me o ocutaron. Como sabes, me he entrenado durante aos en una estacn espaca... Probabemente desarro a m enfermedad, debdo a as eevadas doss de radacn que recb m cuerpo. Tendran que haberme sometdo a tratamento hace mucho... Sn embargo, e seor Yang decd posponero. Supongo que quera exprmrme a mxmo antes de desecharme como a un trasto nservbe... Ya sabes a qu me refero. Arda neg con a cabeza. Apenas entenda una paabra de o que e deca su rva, y no acertaba a comprender por qu se comportaba de un modo tan extrao. -Lo certo es que durante a Pre!i(re recb a vsta de |oseph Hden, e presdente de a Corporacn Ddao -prosgu Lug-. tuvo a amabdad de expcarme punto por punto o que me pasaba, y me ofrec un tratamento y un puesto en su compaa a cambo de un pequeo favor: tena que protegerte durante e |uego y traerte hasta a Rueda de a Fortuna sano y savo. Luego, una vez aqu, deba de|arme vencer. Arda mr a cabaero, asombrado. E nombre que haba ctado e resutaba vagamente famar, aunque no ograba asocaro con nnguna magen cara. Mentras uchaba por recordar, Lug contnu habando: -Yo no conoca de nada a ese tpo, pero me bast escuchare durante cnco mnutos para darme cuenta de que destaba odo y medo por os cuatro costados. Te detesta, y, sn embargo, no me pd que te matara o - -335 335- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata que te mutara para sempre, sno todo o contraro; eso me parec muy sospechoso. .. Ouera decrteo, por s te serva de ago. Sabendo que su voz no ograra hacerse or, Arda opt por no contestar. -E caso es que no puedo de|arme vencer, Martn -murmur Lug, cas con trsteza-. Es ago superor a m... Supongo que, por mucho que o ntente, soy ncapaz de sarme de m pape. Ms guonstas me han for|ado una eyenda dentro y fuera de a Arena, y no quero traconar a m persona|e. Eso sgnfca que ucharemos de verdad... y que no te voy a dar cuarte. E cabaero ca durante unos nstantes, como s estuvese medtando sobre o que deba decr a contnuacn. -Antes me has demostrado que, a pesar de ser un novato en e crcuto, eres un |ugador dgno de temer. F|ate, ncuso has consegudo herrme... Tu percepcn te proporcona una gran venta|a, y tambn eres muy rpdo. Ahora, escchame ben. Ouero que entendas con qu te vas a enfrentar. Estamos dentro de a Rueda de a Fortuna, que gra a toda veocdad. Cuando ntentes moverte, comprobars que te resuta cas mposbe... Cuando e brazo de a rueda suba, te sentrs pesado y ento; pero cuando ba|e, a gravedad artfca te apastar. Yo me he entrenado durante aos en estas condcones, as que estoy preparado... Pero no quero que m tmo combate quede desucdo. Debes contar con aguna oportundad, para que m vctora se recuerde como ago grande. As que escucha m conse|o: Atcame cuando a rueda ascenda, y evta que te gopee cuando descenda, porque caer sobre t como una apsonadora. Arda asnt en senco, sn saber muy ben por qu o haca. Las paabras de Lug haban sdo muy engmtcas, y no acertaba a comprender o que se traa entre manos. Sn embargo, haba ago que e haba amado poderosamente a atencn: por prmera vez desde que conoca a Cabaero Banco, e haba vsto sonrer. Dando por termnado su monogo, Lug se acerc a rey y e roz en a nuca. Instantneamente, Arda se encontr nmerso de nuevo en e mundo de sondos en e que estaba acostumbrado a vvr. Despus de desatar sus manos, e cabaero e vov a espada. En ese momento se oy un cru|do, y Arda snt que e fataba e are. -La rueda gra cada vez ms deprsa -excam Lug-. Esta noche, uno de nosotros dormr en e Labernto. Arda empu con frmeza su espada y se prepar para e combate. Lug pareca de nuevo e de sempre. Sn embargo, pronto se demostr que sus msterosas recomendacones de un momento atrs eran acertadas, ya que, a ntentar avanzar un paso, e rey experment una voenta fuerza que o apastaba contra e sueo. De pronto, cuando e peso se hzo tan nsoportabe que apenas poda tenerse en pe, vo que Lug avanzaba haca - -336 336- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata , empuando e hacha con as dos manos. E gope que descarg sobre Arda fue tremendo, y este ogr esquvaro soo en e tmo momento. Arda se arrastr por e sueo e|os de su adversaro. Cuando snt que a gravedad dsmnua un poco, se anz contra con todas sus fuerzas, pero e cabaero reaccon con sorprendente agdad. De ese modo contnuaron atacndose mutuamente durante argo rato, sn que nnguno de os dos ograse domnar de todo e descontroado mpuso de su arma en aqueas condcones extremas. Obedecendo a una voz nteror de procedenca desconocda, Arda comenz a buscar desesperadamente en e pequeo recnto dorado agn resorte o trampon que e permtera cobrar venta|a sobre su rva. Por desgraca para , no encontr nada parecdo... Entonces fue cuando repar en aque rudo que, nconscentemente, evaba oyendo bastante rato. Sonaba como s ago estuvese araando a pared por e exteror de a esfera, |usto en a zona donde Lug o haba atado. Sn de|ar de repeer os ataques de su enemgo, Arda escuch con toda su atencn aque db creptar. Lug haba habado poco antes de su extraordnara percepcn, y no se haba equvocado... Despus de escuchar durante un par de mnutos, e rey comprend de pronto qun era e causante de aque sondo: se trataba de rosa de sombra, que prosegua, nexorabe, su camno haca as Puertas de Senco... Arda ya haba vsto una vez, ante e Guardn de a Puerta de Orente, o que aqueos fantasmas de oscurdad podan hacer con as personas: s se nterponan en su camno, as atravesaban sn pedad. S pudera consegur que Lug se nterpusese en a cega trayectora de rosa, ya no tendra que preocuparse ms por su enemgo. Antes de decdrse, Arda snt una punzada de duda. Estmaba a cabaero, pero saba que uno de os dos no sadra vvo de aquea rueda. Y necestaba rescatar a Morwen, de modo que no poda morr... As pues, no e quedaba eeccn. Aprovechando que a esfera estaba subendo, se abaanz voentamente sobre su enemgo, que esquv por poco su estocada. Inmedatamente despus, cuando a esfera empez a ba|ar nuevamente, Arda retroced haca a pared cuya cara exteror estaba araando e rosa. Lug cay sobre con e hacha en a mano, y e rey esper hasta e tmo momento antes de esquvaro... La gravedad era tan ntensa durante e descenso, que e hacha fue a cavarse contra a pared dorada, abrendo en ea un profundo boquete. -Muy hb, M Seor -d|o Lug rncamente, mentras trataba con todas sus fuerzas de descavar e arma-. Habs usado m propa fuerza para vencerme... En ese momento, un vendava de ramas espnosas entr por a abertura de a pared y atraves e pecho de cabaero, muy cerca de corazn. Durante agn tempo, Lug se debat entre as sombras fores de rosa, sufrendo cada vez ms. Arda snt un estremecmento de pedad por su - -337 337- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata antguo amgo, y, extrayendo un pua de su cnturn, decd poner fn a su tormento. Pero, cuando ya se dspona a cavar e arma en e pecho de cabaero, vov a or a voz de Lug en e nteror de su cabeza. -No o hagas, Martn -d|o a voz-. Por favor, no o hagas... A menos d|ame con vda. No quero que se recuerde m tmo combate como e nco en que consgueron emnarme antes de que e |uego termnase... A menos, concdeme eso. Arda no comprend e sgnfcado de a petcn de Lug, pero a emocn de su voz e eg hasta o ms profundo de su ama. S quera segur vvendo, o de|ara con vda... Incnndose sobre , e puso e pua en a mano y cerr sus dedos sobre su empuadura. Mentras tanto, e rosa de sombra, arrastrndose por e sueo, haba egado hasta a puerta de recnto, y una de sus ramas se haba coado por a pequea cerradura. E rey snt de pronto un ntenso vrtgo, y tuvo que aferrarse a a pared para no caer. Comprend que a rueda estaba desaceerndose, y que no tardara en detener su gro... Esper con os o|os cerrados, hasta que una brusca sacudda e ndc que a rueda se haba detendo. Entonces atraves e sueo de recnto tambaendose. A pasar |unto a Lug, vo que e cabaero se haba desmayado. Tanto me|or -se d|o- as, no sufrr. La puerta de recnto se abr automtcamente, y Arda sa con paso nseguro a a uz ro|za de exteror. |usto detrs de a rueda, descubr un tne excavado en a pared de roca y, sn pensrseo dos veces, se adentr en . Camn durante un rato en a oscurdad hasta emerger a otro ado de can, donde se encontr con un espeso bosque de rboes atos y susurrantes. En e sueo cuberto de ho|as secas no se dstngua nngn sendero, pero Arda comenz a camnar entre os rboes con segurdad, gundose por un respandor azuado que braba a o e|os, en a espesura. Cuando, despus de muchas horas de marcha, eg a ugar de donde provena a uz, comprob que se trataba de una fuente de aguas azues y crstanas. E ugar se encontraba entre as runas de un tempo rodeado de manzanos secos, cuyos arcos semderrudos atra|eron por un momento a atencn e rey. A a zquerda de frontspco que presda a entrada de tempo, un reeve fnamente cnceado representaba un combate entre Arda y Ovnnk. Arda o contemp argamente, sntendo un profundo escaofro en su nteror. No comprenda cmo era posbe que un artsta de pasado hubese representado, mucho tempo antes de que nacera, aquea escena. .. Fnamente, apart con esfuerzo os o|os de a pedra y traspas e runoso umbra de tempo. A otro ado, a escasos pasos de dstanca, se haaba a fuente. Manaba de sueo, formando un pequeo remanso crcuar, y pareca muy profunda. E rosa de sombra se haba - -338 338- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata detendo a a ora de agua, y sus ramas cua|adas de espnas comenzaban a verdear. Arda snt de pronto una sed abrasadora, y quso apacara bebendo de a fuente. Pero, a ncnarse sobre e agua, descubr en su fondo una forma pateada que crey reconocer. Con un escaofro, e rey contnu mrando f|amente a a superfce de uta fuente para asegurarse de que sus o|os no e estaban engaando. La magen se fue vovendo ms ntda por momentos, hasta que Arda dstngu con toda cardad a espada de su padre for|ada por os herreros de ceo con a uz de as estreas, y a a que Dannan, a prmera de su estrpe, haba puesto e nombre de Kaed. La espada estaba cavada en una pedra banca, y su empuadura pareca meada. Eso e sorprend, porque, segur a eyenda, se trataba de un arma rrompbe. Arda cerr os o|os, comprendendo o que aquea vsn sgnfcaba. Por fn, despus de tantas penadades, haba egado a as puertas de Paaco de Senco. Lo nco que o separaba de Morwen era a espada que Ixn haba utzado para sear a morada de a Muerte. S ograba descavar a espada, Morwen sera bre. Con e corazn encogdo, hund sus manos temborosas en a fuente y trat de asr a espada, pero, por ms que rebusc en e fondo, no ha nada sdo a o que aferrarse. Sac as manos y observ de nuevo as profunddades azuadas de qudo: a espada segua a, ntacta. Una vez ms, ntrodu|o os brazos en e agua y tante e centro de a fuente, pero sus manos atravesaron a magen de a espada sn egar a tocara. Entonces comprend que nunca sera capaz de berar a su prometda, y se tend boca aba|o sobre a herba para ocutar su anto. De pronto, oy una carca|ada a su espada. -Pobre Arda!d|o una voz apagada, que de nmedato reconoc como a de Ovnnk-. Creas que bas a trunfar a donde otros hemos fracasado. Y yo acced a traerte hasta aqu! Nunca conf mucho en tus posbdades; pero, an as, haba que ntentaro... Arda az a cabeza y contemp a mago con estupor. -No te entendo -murmur-. Oueras que abrese as puertas de paaco para t? Ovnnk se encog de hombros. -A fn y a cabo, eres h|o de Ixn -se |ustfc-. Nada se perda con hacer a prueba... Lstma que as cosas no hayan sado como ambos desebamos! -Por qu queras que abrese as puertas? -nsst e rey con voz trmua-. La enfermedad, a muerte y e door que habra berado con ese gesto tambn te habran acanzado a t. - -339 339- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Ovnnk sonr framente. -Crees que eso me mporta, a estas aturas de m vda?-pregunt, con un fondo de ra contenda en a voz-. A m, que o he sacrfcado todo para egar a ser o que soy? Cuando tu padre se as puertas de Paaco de Senco, tambn se as puertas de a maga. La maga no puede nada sobre os hombres que gnoran o que es a esperanza... Necesto que esas puertas se abran para recuperar m poder, y no descansar hasta conseguro. En cuanto a t... Es certo que has fracasado, pero an puedes serme de gran ayuda. -No tengo nngn nters en ayudarte -d|o e rey con expresn sombra. -Aun as, me ayudars -afrm Ovnnk, nmv como una pedra-. Agunas profecas aseguran que un h|o de Ixn abrr as puertas de Paaco de Senco. Est caro que no eres t, pero tenes un hermano... Un hermano que te adora, y que, cuando se entere de que has quedado atrapado |unto a as puertas de paaco, quz quera venr a buscarte. -M hermano no conoca e destno de m va|e, de modo que nunca vendr a por m... Y yo me aegro -repuso Arda resuetamente. -Yo se o contar todo -d|o Ovnnk en tono fatgado-. Le convencer de que acceda a acompaarme... -No!-e nterrump Arda, desenvanando su espada-. Yo te o mpedr. Por un momento, crey que Ovnnk ba a aceptar e desafo, pues e bru|o haba hecho amago de desenvanar su propa espada. Pero uego, observ a magna sonrsa de ancano, y comprend o que haba ocurrdo... La anza de Ovnnk ya voaba haca , veoz como un rayo. E rey rod por e sueo para esquvara, pero ya era demasado tarde. La anza pas sbando |unto a , y, en ese msmo momento, e dragn enroscado sobre su asta sa dsparado haca su pecho y e mord |unto a corazn. Arda snt que todos sus mscuos se nmovzaban, como s, repentnamente, se hubese vueto de pedra. E mundo a su arededor comenz a oscurecerse... Pero, antes de perder e conocmento, crey ver una vez ms e nteror de a fuente, y a en e fondo, en o ms profundo de sus aguas, reconoc a magen de su amada. Ea e mr a os o|os y e tend a espada de su padre, Kaed, a espada de puo meado y os extraos caracteres de fuego grabados sobre a ho|a. - -340 340- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 17 Captulo 17 El trono de Baku El trono de Baku Lo prmero que pens Martn a abrr os o|os fue que haba sdo derrotado en e torneo. Sn embargo, cuando comenz a dstngur o que haba a su arededor, se pregunt s, adems de perder e campeonato, no habra perddo tambn e |uco. Atravesaba un ocano de aguas oscuras y muertas a bordo de una embarcacn crstana en forma de dragn pateado, y sobre su cabeza se azaban por todas partes atsmos puentes de bronce. A prncpo, e dragn transparente sobre e que cabagaba e parec una escutura de crsta. Tard un rato en comprender, por e caor que se desprenda de su pe y a vveza de sus movmentos, que a cratura estaba vva, y que se trataba de Ur, e dragn de agua descrto en as noveas de Yue. -Esto tene que ser una pesada -excam, cas con humor. -En absouto, Martn -repuso e dragn, vovendo a cabeza para mraro. -Esta espece de broma forma parte de |uego? -No es nnguna broma -fue a respuesta de a extraa cratura-. Se trata de ago tremendamente sero... Escchame ben: Tu mente ha sdo nvadda por un vrus nformtco que a est devorando. Aedh o ntrodu|o en e Tapz de as Bataas mentras estabas en Marte. Ahora o controa Heen a travs de navegador nstaado en tu tra|e. Cuando termne de apoderarse de t, a readad desaparecer de tu mente, y quedars atrapado en e |uego para sempre. Entendes o que te dgo? -Oueres decr que, s m persona|e cree que est atrapado en e Labernto de Bak, yo me quedar atrapado con ? -Exacto. -Y t qun eres? Cmo sabes todas esas cosas? - -341 341- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Promet ayudarte y aqu estoy. T me conoces; pero tenes que aprender a verme ta y como soy en readad. -No entendo nada... Estoy desperto o dormdo? Acabo de or habar a un dragn de agua... Tengo que estar vovndome oco. -Parte de t cree que todava est dentro de |uego, e nterpreta todo o que ve conforme a a fantasa de Jinete de Plata. Por eso, t crees que soy Ur, e dragn de agua, que es como una espece de esprtu gua de rey bardo. Pero, a a vez, otra parte de t est desperta, y te permte recordar qun eres. A menos, de momento... E vrus avanza muy rpdo, y, s no actuamos pronto, esa parte de t morr. -Pero, en readad dnde estamos? -Fscamente, t sgues en e anfteatro de K. E |uego est a punto de acabar... Ovnnk ha acanzado uno de tus sensores de nmovzacn, y se drge haca t para rematarte con su anza. Tu mente, sn embargo, navega mentras tanto a travs de a Red de |uegos, |unto a m. En estos momentos, nos estamos ae|ando a toda veocdad de os servdores de a Cudad Ro|a. -No entendo... Para qu? Adnde me evas? -Ouero conducrte a un ugar seguro, donde tus amgos puedan encontrarte con facdad. As, Seene tendr tempo para emnar e vrus de tu cabeza sn que nade a estorbe. Adems... es precso que conozcas a aguen, aguen que quz pueda ayudarte, y que es ms mportante para tu futuro de o que |ams hayas poddo magnar. Martn observ e rostro nhumano de dragn, con sus enormes o|os pateados y sus cambantes rasgos de crsta. -Oun es ese persona|e? -pregunt con desconfanza -Se e conoce como e Bak. Supongo que habrs odo habar de ... -Caro que s. Leo me d|o que o buscara... Pero no s s se refera a un persona|e de gun de a fna o a programa creado por Herbert para proteger a Red de |uegos. E dragn emt un cacareo parecdo a una carca|ada. -Bueno, dgamos que e Bak es ambas cosas a msmo tempo, y muchas otras, adems. En certa poca fue consderado un |uguete para nos, y en otra actu como vgante de a Red. Pero hace tempo que se ber de esas cadenas... Lo que es ahora, o que reamente es, soo puede expcrteo . Sgueron navegando por aque oscuro mar de datos en senco, hasta egar a una espece de pataforma que fotaba a a derva en aquea nmensdad. Sobre ea, Martn reconoc e tempo en runas y rodeado de manzanos |unto a cua se haba enfrentado a Ovnnk, a fna de |uego. -Hemos egado -e d|o e dragn. - -342 342- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn descend de su omo pateado, e ntercamb una arga mrada con Ur antes de que este desaparecese ba|o as ondas. Despus, pas una vez ms ba|o e frontspco roto de tempo, como haba hecho durante a fna. Se f|, no obstante, en que, esta vez, e reeve que representaba a rey bardo combatendo con Ovnnk se encontraba a a derecha, y no a a zquerda de frontspco. E muchacho contemp con atencn as runas que o rodeaban y se do cuenta de que eran dntcas a as de |uego, pero estaba stuadas exactamente a revs, como s se tratase de refe|o de aqueas runas en un espe|o. Martn camn entamente haca a fuente, sntendo un crecente temor. Con cada paso que daba, su agtacn creca, y su corazn ata cada vez ms deprsa. Estaba a punto de ncnarse sobre e agua, cuando un sondo a su espada o detuvo. A voverse, descubr a una extraa cratura parecda a un tapr, pero con dos argos comos a ambos ados de a boca, y grandes zarpas seme|antes a as de un en. -Yo esperara un momento antes de asomarme -excam e extrao anma con una voz tan armonosa que no pareca de este mundo. -T eres e Bak? -pregunt Martn, asombrado. -As es, muchacho -confrm a voz extraordnaramente duce de aque ser-. Sabes? Haca mucho tempo que te buscaba... Me aegro de que por fn hayas dado conmgo. -Me buscabas? T a m?-pregunt Martn, expermentando una paz que no haba vueto a sentr desde a nfanca-. Por qu? Yo no te conozco... -Pero yo a t, s -repuso e Bak con su voz de nge-. Una vez te hce una promesa, y ahora, por fn, voy a poder cumpra. Puedes pedrme o que queras, o preguntarme cuaquer cosa que desees saber; eso s, debes darte prsa... E tempo aprema. Martn observ con curosdad a a extraa cratura. -Puedo pedr o que quera? -rept-. O sea, que vas a concederme un deseo, como tu persona|e en e gun de |uego. -E |uego... Por supuesto -excam e Bak pensatvo, como s a broma de muchacho fuese una afrmacn dgna de ser tenda en cuenta -. Tu madre ha ntroducdo eementos muy nteresantes en ese gun, que tendrn consecuencas nesperadas en e futuro. Muy mportantes para t... Ms de o que puedes egar a magnar. Pero yo no me refera a eso... Te conceder un deseo porque t, una vez, hcste ago por m, y ahora deseo devoverte e favor. Es o |usto, no te parece? Martn se encog de hombros, perpe|o. -No o s -murmur-. N squera s de qu me ests habando. Cundo he hecho yo ago por t? Ya te he dcho que no te conozco... - -343 343- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Pero me conocers -afrm e monstruo ducemente-. Tenes que comprender, Martn, que t y yo tenemos una concepcn muy dstnta de tempo y de espaco. Yo puedo prescndr de m cuerpo fsco s o deseo... Va|o a travs de a Red de datos a ta veocdad, que se podra decr que estoy en varos stos a a vez. Adems, gracas a a esfera de Medusa puedo trasadarme a cuaquer momento de tempo. E pasado o e futuro son conceptos que ya no tenen sentdo para m. Sn embargo, para que puedas entenderme, te dr que en tu futuro nos voveremos a encontrar, aunque eso para m ya ha suceddo. En ese momento, t hars ago por m a cambo de o que yo estoy a punto de hacer ahora. -Y qu es eso que har por t? -quso saber Martn. Los abos de Bak se estraron en una mueca vagamente parecda a una sonrsa. -Lo sabrs cuando vayas a Oumera -contest con su duce voz. -Oumera -rept Martn, tratando de recordar-. La cudad de as mqunas y de as ntegencas artfcaes... -Exactamente. Supongo que sabes que se construy sobre as runas de Nara. -Entonces t eres una de esas concencas artfcaes que se rebearon contra os hombres durante a Revoucn Nestorana, y que estuveron a punto de destrur a a Humandad? -Es eso o que queres saber? Ese es tu deseo? -pregunt e Bak en un tono evemente burn-. Pensa ben o que queres... E tempo corre en nuestra contra. Tu amga Seene vene haca aqu en estos momentos para brarte de ese vrus que te amenaza. S o consgue, regresars nmedatamente a |uego, y t y yo no voveremos a vernos hasta dentro de mucho tempo. -S o consgue... Ou ocurrr s no? E Bak emt una espece de bostezo y mr a muchacho con una extraa mezca de amabdad e rona. -Reconoce que todo esto es un poco absurdo -nsst Martn, sostenendo con frmeza a mrada de monstruo-. Aunque vengas de futuro, va|es en e tempo y seas vrtuamente ubcuo, no eres todopoderoso. No puedes concederme cuaquer cosa que yo desee. -Es certo que no soy todopoderoso; pero a t, Martn, puedo darte cuaquer cosa que me pdas. He refexonado mucho desde que me vstaste en Oumera. He va|ado hasta os confnes de Unverso. He vsto cosas que a mayora de os humanos n comprenderan n estaran dspuestos a aceptar... He vsto e momento exacto de tu muerte. Te conozco me|or que t msmo. S me pdes ago que reamente anhees, que sur|a de o ms ntmo de tu ser, estoy seguro de que podr hacero - -344 344- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata readad. Pero ten cudado con o que deseas... E conocmento te concede un extrao poder, a veces terrbe y devastador. Martn empez a tomarse en sero a propuesta de Bak. Despus de todo, era e vgante de a Red de |uegos, y conoca todos sus secretos... Eso, en e mundo en e que vvan, e confera un poder cas omnmodo. S se o peda, ta vez pudera consegur para y para sus amgos una dentdad nueva, que os ayudase a ocutarse de Hden. Y no soo eso; s se o propona, poda haceres rcos, o arrunar a a Corporacn Ddao. Adems, estaba a esfera... S reamente aquea cratura conoca e pasado y e futuro, ta vez pudera desveare e secreto de su orgen, o acarare e vatcno de a sombra en e tne de a esfera de Medusa. S e conoca tan ben, ncuso era posbe que supese e nombre de a espada fantasma. S, a espada... Sera una buena dea preguntare por ea. Martn observ detendamente a apacbe monstruo que tena deante. Se e ocurr de pronto que, tratndose de un ser tan poderoso, resutaba extrao que hubese decddo va|ar m aos atrs soo para cumpr a paabra que, segn , e haba dado. O ta vez no; ta vez, para e Bak, a paabra dada fuese ms mportante que cuaquer demostracn de poder... Aque pensamento e produ|o una extraa desazn. E monstruo tena razn; haba que tener cudado con o que uno deseaba... S peda ago reaconado drecta o ndrectamente con Hden, sera como permtr que aque hombre condconase su vda. Y, adems, s ceda a a tentacn de emnar a Hden, corra e pegro de termnar convrtndose en aguen como ... No; decddamente, no era eso o que deseaba. Y, por esa razn, decd no preguntare a Bak e nombre de su espada. En readad, haba sabdo o que quera pedr desde e prncpo; soo que haba tratado de apartar de su mente aquea dea. Se trataba de ago cas mposbe, y, por ms vuetas que e daba, no poda magnarse cmo se as poda arregar un smpe programa nformtco para hacer readad su deseo. Record entonces que, en os cuentos de hadas, os genos sempre termnan engaando a aqueos que es pden ago... Y s todo aqueo no era ms que una crue broma, o una trampa morta? Martn mr de nuevo a Bak y decd arresgarse. Despus de todo, qu poda perder? La vda? S, a cambo, su deseo se haca readad, habra merecdo a pena... -Veo que has eegdo -murmur ducemente e Bak, como s acabase de eere e pensamento-. De acuerdo, entonces. Puedo concedrteo... Pero, para ograr o que queres, necestas saber agunas cosas acerca de as regas de Khan y de a egsacn nternacona. Ven, acrcate... Martn se ncn sobre e monstruo, y este e susurr unas paabras a odo. Cuando termn de habar, una uz de esperanza umnaba e rostro de muchacho. - -345 345- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata De pronto, as runas que os rodeaban empezaron a tembar, como s un terremoto estuvese sacudendo a terra. A mrar a sueo, Martn vo que haba comenzado a resquebra|arse. -Ou ocurre? -pregunt, angustado. -Es Seene -repuso e Bak-. Est ntentando destrur e vrus que se ha apoderado de tu mente... Ya no nos queda tempo. Recuerda: Cuando vuevas a a poca a a que perteneces, vstame en Oumera. E muchacho asnt en senco, mentras todo se derrumbaba a su arededor. -Ha egado e momento -prosgu e monstruo-. Seene ha consegudo emnar e vrus. Ahora, debes asomarte a a fuente... Martn se arrod a borde de agua y se ncn sobre ea. Pero, a mrar en su superfce, en ugar de ver su propo refe|o, o que vo fue a magen de Arda ta y como apareca en e |uego. Su persona|e evaba una u|osa armadura de pata aboada en e hombro derecho y manchada con a sangre de Lug. Ms a, detrs de rey bardo, Martn dstngu e refe|o de Bak, que e sonr por un nstante. La terra temb y as ondas de a fuente borraron e refe|o que estaba contempando. Martn az entonces a cabeza y mr a su arededor. Las runas que servan de escenaro a a fna de |uego parecan desertas, pero, aun as, e muchacho percba a presenca de Ovnnk, y tambn a de os espectadores de anfteatro, aunque no pudera veros. De pronto, as ruedas neuraes de toda aquea gente que o rodeaba entraron en conexn con sus propos pensamentos, y a nformacn que crcuaba por eas se convrt en un zumbdo que o envova por todas partes, como un coro de nstrumentos ma afnados. Comprend que haba vueto a os servdores de a Cudad Ro|a; y que haba recuperado e poder de eer en as mentes a|enas, que e vrus de Aedh e haba hecho perder en os tmos tempos. Hacendo un esfuerzo, vov a concentrarse en e escenaro. Ms a de as runas, no poda dstngur otra cosa que e ocano de datos por e que haba va|ado a omos de dragn de agua. Pero, bruscamente, de aque ocano ndstnto surgeron como por encanto decenas de cabaeros vestdos de un modo que e resutaba famar. Todos haban desenvanado sus espadas, y as haban cavado en e sueo de pedra de tempo. Entre os rostros de aqueos hombres, Martn reconoc e de su verdadero padre, Erec de Ouos, y tambn os de os otros guerreros con os que se haba entrenado a travs de Tapz de as Bataas, adems de otros muchos totamente desconocdos. Los o|os se e enaron de grmas a descubrr entre eos a Demos y Aedh... Los cabaeros o mraban en senco, y cada uno sostena con ambas manos a empuadura de su espada. Todas eas eran espadas fantasma, y os extraos sgnos escupdos en fuego sobre sus ho|as braban como s ntentasen habar con . - -346 346- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Todo es usn -e d|o Erec de Ouos con una voz profunda y msterosa. En medo de aque soemne crcuo de hombres armados, Martn se senta desnudo sn su espada. Muy despaco, se aproxm a a fuente, cuyas aguas se haban camado de nuevo. A ncnarse sobre ea, vo una vez ms e refe|o de Ae|andra tendndoe a espada, con sus cabeos cobrzos fotando arededor de su pdo rostro. Ahora, sn embargo, saba que soo se trataba de un refe|o, de una magen proyectada en o profundo de qudo, nasbe como un espectro. Entonces se f| en un detae en e que antes no haba reparado: a espada rota que e tenda Ae|andra no era a msma que evaba su padre. N squera e hzo fata grarse para observar e arma que empuaba Erec de Ouos... La recordaba perfectamente, pues haba combatdo contra ea muchas veces, mentras se entrenaba con e Tapz de as Bataas. Saba, por supuesto, que a espada de tapz no era ms que un hoograma nteractvo; pero tambn saba que todos os hoogramas generados por e tapz reproducan con exacttud as mgenes de os guerreros que aguna vez se haban entrenado frente a . Eso sgnfcaba que a espada que su padre utzaba habtuamente no era a msma espada que Demos e haba trado de futuro, y que haba empeado para matar a Aedh. Aquea espada, que haba acuddo msterosamente a su mano en e momento en que ms a necestaba, se pareca mucho a a de Erec de Ouos, pero |ams haba estado en sus manos. Era suya, excusvamente suya... Nunca haba pertenecdo a nade ms, y nunca obedecera a nade que no fuera . Los o|os de Martn se concentraron en e refe|o de a espada que ata ba|o e agua. Su madre haba consegudo que os guonstas de a Comundad Vrtua a ncuyesen en e gun de |uego, de|ndoa a para que su persona|e a encontrara. Entonces, como un rempago, a verdad se abr camno en su nteror, y todas as pezas de puze enca|aron nstantneamente. E nombre de a espada rea era e msmo que e de a espada de |uego: Kaed... En e msmo nstante en que aque pensamento cruz su mente, os caracteres grabados sobre a ho|a de a espada comenzaron a brar con una uz cegadora. Martn snt una ardente quemadura en e dorso de a mano, y, a mrara, observ que os msmos caracteres ardan sobre ea como un tatua|e nvsbe para todos, excepto para . Comprend que, a partr de ese momento, a espada y permaneceran undos para sempre, y que ambos obedeceran a una nca vountad. Ocurrese o que ocurrese, aque arma sempre escuchara sus pensamentos ms ntmos, sus ms profundos medos y deseos... Aqueo representaba un gran poder, pero tambn un gran pegro, ya que tanto e medo como e deseo son muy dfces de controar. - -347 347- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Tembando de emocn, hund su mano en e agua de a fuente, y a nstante a espada se materaz entre sus dedos. Un bruta estruendo sacud as runas y os puentes de uz que o rodeaban, y a su arededor comenzaron a derrumbarse arcos y coumnas. Los Cabaeros de Senco haban desaparecdo... Cuando a terra de| de tembar, Martn descubr que haba vueto a escenaro de |uego, smtrco a que acababa de destrurse ante sus o|os. Sn embargo, ago haba cambado... |unto a as runas de tempo, os manzanos, antes secos y desnudos, haban comenzado a forecer. Haba, adems, otra dferenca: Arda, ahora, saba qun era, y su brazo empuaba a Kaed, a espada que hasta entonces haba permanecdo atravesada sobre as puertas de Paaco de Senco. Frente a , a certa dstanca, Ovnnk o mraba con o|os desenca|ados... Martn tard apenas un nstante en reconocer a a persona que se ocutaba detrs de aque dsfraz. Inmedatamente desconect e audo de su navegador y actv e cana prvado. -Ou te ocurre, On? Parece que has vsto a un fantasma -excam, mrando f|amente a supuesto mago-. Te d|e que nos veramos en a Arena recuerdas? Sento haber egado un poco tarde a nuestra cta... -Has... despertado -babuce a muchacha, ntentando recuperar a compostura. -Te gusta m espada?-pregunt Martn, hacendo desaparecer e arma de su mano derecha para obgara a reaparecer pocos segundos ms tarde en su mano zquerda-. Como has vsto, es un ob|eto o sufcentemente poderoso como para romper tu hechzo de nmovdad... -Buen truco -repc On entre dentes-. Pero yo tambn tengo unos cuantos. E dragn negro enroscado en a anza de mago despeg sus aas y, despus de voar arededor de Martn como una sombra snestra, regres a punto de partda. On az entonces ambas manos con gesto mperoso, y Martn snt un nsoportabe door en e pecho. -E dragn de m anza te ha morddo, recuerdas? -d|o a muchacha, sonrendo-. Se trata de a Lanza de Otro Mundo, Martn... Cuando here, atrae a a sombra de tu nteror. Su poder es nsuperabe en este |uego. Mentras On hababa, Martn haba cado de rodas, ncapaz de soportar e door. Instntvamente, se haba evado ambas manos a pecho, y sus uas se cavaban en su tra|e como s aqueo pudera avar en ago su sufrmento. Entonces snt entre sus dedos crspados un sopo de vapor heado, y a mrar, descubr un ho de uz pateada que haba comenzado a ftrarse entre eos. - -348 348- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Duee...? -pregunt On, rsuea-. Cas puedo oer a carne quemada... Martn pens que ba a enoquecer de door. Mentras tanto, a uz que brotaba de su pecho haba comenzado a tomar forma, y a cada segundo que pasaba se pareca ms a Ur, e dragn de agua, aunque en una versn reducda. Cuando os o|os transparentes de dragn se cavaron en os de muchacho, este comprend a nstante de qun se trataba. -Leo -murmur, con voz apenas audbe-. Gracas por venr... -Aguanta, Martn -repuso e dragn sn mover os abos-. Por favor, aguanta un poco... Tenes que ganar tempo. Mentras tanto, On observaba e espectcuo de a tortura de Martn entre dvertda y perpe|a. - La verdad es que a magnacn de nuestros guonstas nunca de|a de sorprenderme -coment aegremente-. Tu sombra es una verdadera precosdad... Me pregunto qu se estarn nventado ahora para supr esta pequea dscusn nuestra a travs de cana prvado. Por certo, cmo has advnado qun era? -De repente... ca en a cuenta -contest Martn, apretando os dentes para soportar e door-. Annun no era ms que un programa sensbe, verdad? Nos engaaste a todos, hacndonos creer que eras t quen representaba su pape, y te descafcarn por eo. -Te equvocas -afrm a muchacha con sarcasmo-. La corporacn kokoro nunca confrm que yo hara e pape de Annun. Os de|astes engaar por os rumores que corran por a Red de |uegos y por Internet... Acaso tengo yo a cupa? -pregunt, rendo-. En readad, en e contrato de |uego estoy regstrada como Ovnnk. Nuestro anftrn, e seor Yang, es muy escrupuoso en o que se refere a respeto de as normas; estoy segura de que amentar muchsmo este pequeo maentenddo... Pero t ya sabas todo esto no es as? -Desde que te v e prmer da en e anfteatro, supe que me recordabas a aguen. Tena que habero deducdo a prmera vez que v uchar a Ovnnk; pero estaba demasado agotado para atar cabos... Te pareces mucho a |ade, dentro y fuera de |uego. Se nota que habs tendo e msmo entrenador; te mueves como ea, gestcuas como ea... Pero no tenes su grandeza. Supongo que es e preco que tenes que pagar para convertrte en |ugadora de a corporacn K. A seor Yang e encantan as copas... Y t, en e fondo, no eres ms que eso: una maa reproduccn. Martn tuvo que caarse, exhausto por e esfuerzo que haba supuesto para pronuncar aqueas paabras en medo de a horrbe tortura que padeca. -De|monos de tonteras -d|o On, mpacente-. Mrate, ests en as tmas... Soo te quedan un par de sensores actvos, y, con cada segundo - -349 349- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata que pasa, e door se vueve ms nsoportabe. En readad, no entendo cmo te mantenes en pe todava. Mra, Martn, t me caes ben, no voy a ocutrteo. Incuso dra que me gustas... Pero me gusta ms e dnero que va a darme Ddao por acabar contgo. Y Hden fue muy caro a respecto: No puede haber un segundo puesto en esta fna. Oudate queto y todo termnar pronto... No quero que sufras ms de o necesaro. Martn comprend que On no saba nada de o que e presdente de Ddao e tena preparado. Sn embargo, empezaba a entender e empeo de Hden por que egase sano y savo a enfrentamento fna con Ovnnk: S su persona|e mora a, |unto a trono de Bak, su concenca quedara atrapada para sempre en e abernto. Gracas a vrus de Aedh, Hden crea haber transformado a Martn en Arda; y, para Arda, e |uego no termnara nunca. Sufrra una tortura nacababe, con aquea extraa uz desgarrndoe e pecho eternamente. -Te equvocas en todo, On -excam Martn, ponndose en pe con gran dfcutad. En ese momento, de pecho de rey brot a tma escama de dragn de agua. E door que expermentaba era tan ntenso que, por un momento, crey que ba a perder e conocmento. En cuanto se vo bre, e dragn se enrosc arededor de cuerpo de muchacho, y sus fauces exhaaron una nube de vapor heado. -Ou dabos ha sdo eso?-excam On, ponndose nmedatamente en guarda-. Dnde est a sombra que deba arrancarte e corazn? -Ya no hay ms sombras, On -contest Martn, seaando a rosa que os haba acompaado desde e prncpo de a aventura-. No o entendes? Se han aberto as puertas de Paaco de Senco. La muchacha mr escptca e rosa, que, tras hundrse en e agua de a fuente, haba comenzado a dfumnarse ante sus o|os. -Muy bonto -gru con rona-. Y, ahora, acabemos con esto de una vez. On y Martn se anzaron e uno contra e otro. E muchacho no haba consegudo detectar a rueda neura de su contrncante durante a conversacn que acababan de mantener, por o que supuso que e habran mpantado una rueda especa para |uegos, de aqueas que haba patentado a corporacn Kokoro. En cuaquer caso, no necestaba eer e pensamento de a muchacha para advnar sus ntencones: su esto de |uego no era ms que una copa de de |ade, y |ade, en una stuacn seme|ante, habra do drecta a uno de os trampones de escenaro para sorprendere con su sato. Preparndose para o que se avecnaba, Martn tom mpuso, y cuando vo sar a a muchacha despedda de sueo, actv medante su navegador os enganches automtcos de tra|e y se cog de uno de os cabes de techo. De ese modo, atraves a cpua semderruda de tempo, escapando a ataque de mago. - -350 350- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Pero On no se de|aba sorprender fcmente. En cuanto vo a manobra de Martn, enganch sus anca|es magntcos a un cabe atera, que a anz drectamente haca su rva. Los dos contendentes chocaron en peno vueo, a una atura mpresonante. On decd entonces aprovechar a ongtud de su anza para atacar a Martn antes de que pudese a- canzara con su espada. Sn embargo, en ese msmo nstante, e dragn de agua se anz contra e oscuro dragn de Ovnnk, rugendo y bramando. A entrar en contacto con as escamas transparentes de Ur, a anza se detuvo nstantneamente, y os dos dragones se trabaron en una amarada de pata y oscurdad. Martn comprend entonces que a anza de mago era, en readad, un hoograma sensbe que On estaba ut- zando para ocutar su verdadera arma, ya que, de o contraro, Leo |ams habra poddo detenero. As pues, a verdadera anza deba haarse en otra parte... Pero dnde? Para sabero, necestaba ocazar a rueda de |uegos mpantada en e cerebro de On. Adems, tena que hacero deprsa, ya que, de o contraro, a anza ocuta ocazara su corazn y perdera e torneo. Afortunadamente, a amenaza de vrus ya no pesaba sobre ; pero, aun as, no deseaba que Hden y Yang se saesen con a suya... Y e nco modo de mpedro conssta en recurrr a Kaed. Hacendo un esfuerzo, concentr toda su energa en a empuadura de su espada. Lentamente, a ho|a se fue dfumnando, mentras a mano de Martn segua e rastro mutcoor que ban de|ando sus sgnos de fuego. Por tmo, a empuadura se deshzo entre sus dedos... Un segundo despus vov a materazarse, y, en e msmo nstante, snt e voento choque de a anza nvsbe, quebrndose contra e acero de su espada. Mentras tanto, e dragn de agua haba anquado por competo a dragn de sombra de Ovnnk, pero Martn estaba demasado ocupado para vero. Durante unas dcmas de segundo, observ con atencn e tra|e de su adversara... Luego, gr rpdamente su espada y, con un suave gope de a empuadura, roz uno de os sensores de nmovzacn de On. Los cabes estcos a os que estaba enganchada a muchacha se quedaron rgdos nstantneamente, a gua que su tra|e. Martn contemp como un espectador ms a fgura petrfcada de Ovnnk, suspenddo en e are con a anza en a mano. Luego, descogndose por una de as cuerdas que o sostenan, descend rpdamente hasta e sueo. -Es hora de termnar con e |uego no te parece? -oy decr a Leo. Acto segudo, e dragn de agua vo haca e cuerpo nmv de mago y o devor rpdamente. Luego, a superfce escamosa de su cuerpo umn e ceo por un momento, para caer despus sobre Martn en forma de una suave uva. Entre os manzanos en for aparec Hava, arrastrando penosamente su enorme hacha. Tena a armadura destrozada, y se su|etaba e pecho con - -351 351- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata una mano. Camnando con gran dfcutad, se drg haca Martn y, a egar a su atura, sot e hacha, que se estre rudosamente contra e sueo. Despus, mr a su rva a os o|os y, agarrndoe e brazo derecho, o evant en e are. Un torrente de apausos nund smutneamente todos os canaes de audo de navegador. Aturddo, Martn dstngu entonces a o e|os as gradas de anfteatro, donde e pbco, de pe, apauda a rabar. E hoograma de a armadura banca de Hava se fund poco a poco con as uces de anfteatro, de|ando a descuberto a sonrsa franca de muchacho. Poco despus, Martn vo a Nomura atravesar e escenaro y abaanzarse sobre para fectare, mentras os tcncos de Kokoro ntentaban desenganchar a On de os cabes de techo. Con una punzada de nostaga, advrt que e mundo de |uego estaba a punto de desaparecer para sempre. Como en un sueo, Martn de| que una muttud de desconocdos o azase en hombros y o transportase por toda a Arena entre vtores y apausos. A egar a a atura de os pacos de honor, e muchacho pd que e de|asen ba|ar. Frente a , tras un grueso crsta, su madre se encontraba fundda en un abrazo con Ae|andra. Aguen, a su espada, es sea su presenca, y ambas se separaron para saudare... Martn experment un estremecmento de aegra a descubrr a fondo de habtcuo e rostro sonrente y sereno de Dana. Un poco ms a, e paco de Ddao apareca vaco. Martn apret os dentes y busc con a mrada a pagoda presdenca de seor Yang, que acababa de aterrzar sobre a Arena, despus de asstr a a tma fase de |uego desde e are. Saba que, antes o despus, e presdente de K envara a aguen a buscare... Y, efectvamente, no pas mucho tempo antes de que una pare|a de amas se e acercase para ndcare que e presdente de a corporacn anftrona deseaba fectare personamente por su vctora. Mentras ascendan hasta e tmo pso de a pagoda presdenca en un dsco fotante, una de as amas e expc apresuradamente o que deba hacer en presenca de seor Yang. Por o vsto, e rtua de Khan resutaba demasado compcado como para resumro en unos segundos, de modo que a ama se permt sugerre a vencedor de os nteranuaes que se mtase a repetr as paabras que ea e fuese dcendo a travs de cana prvado. Martn acept a sugerenca encantado. En certo modo, aqueo e aanara e camno para e paso que estaba a punto de dar. E dsco fotante aterrz frente a Khan Ro|o, cuya tnca, competamente cuberta de bordados dorados, se proongaba en una coa de varos metros. Dos docenas de amas vestdas de ro|o sonrean nexpresvamente detrs de , como muecas de porceana. E seor Yang e ndc con un gesto que se aproxmase, y Martn oy a travs de cana prvado as paabras que deba decr, y se dspuso a repetras. - -352 352- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Maestro -murmur, en tono profundamente respetuoso-: Como Seor de mundo que habs creado, podras concederme una graca. -Pedd, y, s est en m mano, esa graca os ser concedda -afrm con soemndad e Khan de a Cudad Ro|a. -Me gustara que me concedeses, como campen de os |uegos, a corona de os Interanuaes -e susurr a ama a travs de navegador. -Me gustara... -empez a decr Martn. Entonces se detuvo. E Khan o mr con expresn nterrogante. -Me gustara que berases a m padre, Andre Lem, de su condena en Caershd -concuy e muchacho. Un murmuo de asombro recorr as gradas de anfteatro. Las sonrsas de as amas se haban convertdo en crspadas muecas de estupor. -No pods pedr eso -ch una de as que e haban escotado, presa de un ataque de nervos-. No forma parte de as regas de |uego... -Pero s de a antgua normatva de Khan. Las normas son muy caras en ese aspecto -ntervno uno de os rbtros de a Comundad Vrtua, habando a travs de os atavoces de anfteatro-. S est en su poder concedrseo, debe hacero. Eso dce e texto orgna... La tma paabra a tene e anftrn de os |uegos. E seor Yang se ncn ceremonosamente, y uego, azando a cabeza, mr a Martn con una trste sonrsa. -H|o mo, por desgraca no est en m mano concederte o que me pdes -murmur-. Como seguramente sabrs, soo os Trbunaes Internaconaes pueden berar a un prsonero de Caershd. -Eso no es certo -repc Martn sn perder a cama-. Cuando a ONU vend a prsn orbta a a corporacn K, perd todos sus derechos egaes sobre ea y sus prsoneros. Ahora, a nca ey que mpera en Caershd es a de a Cudad Ro|a; de modo que, ta y como exgen as regas de Khan, soo os he peddo o que est en vuestra mano concederme. E seor Yang haba padecdo ntensamente. -Supongo que no gnoras que, a pedrme eso, ests renuncando a a corona de os Interanuaes, y por tanto a ganar e torneo -susurr, con voz cas naudbe. -Lo s -afrm Martn-. E ganador ser Hava, en representacn de a corporacn K. Es e nco |ugador, aparte de m, cuyo persona|e se ha mantendo con vda hasta e fna. E seor Yang sopes en senco a dsyuntva que se e panteaba. Por un ado, estaba a aanza que e una a Hden; por otro, su pasn desmedda por e |uego. Su mrada se cav con are ausente en e paco - -353 353- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata vaco de a Corporacn Ddao, y una brusca transformacn umn su sembante. -E muchacho ha demostrado saber o que quere -afrm con una sonrsa-. Ha expresado respetuosamente su petcn, y e seor de a Cudad Ro|a sempre cumpe su paabra. Andre Lem ser berado... Y, a partr de este momento, queda procamado ofcamente e comenzo de segundo ao de Hava. - -354 354- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Captulo 18 Captulo 18 La sombra del tapiz La sombra del tapiz En a saa de traduccn de Consuado de Ttana, Seene, a competamente soa, observaba fascnada un hoograma de grandes dmensones que su termna nformtca proyectaba en e are. Se trataba de una estructura metca formada por varos anos engarzados entre s que fotaban arededor de una abertura en forma de o|o. Tan abstrada se haaba a muchacha en su contempacn, que no advrt a egada de Martn. -Ou es eso que ests mrando? -pregunt este, acercndose. Seene, sobresatada, se vov haca . -Ah, hoa -e saud-. No saba que bas a venr. -Parecas muy concentrada... Tan mportante es esa cosa? -Es o que nos ha sado despus de enca|ar todas as pezas de mensa|e extraterrestre -repuso Seene, f|ando a vsta una vez ms en e hoograma-. Extrao, a que s? Martn tambn observ a fgura durante unos momentos. -Es muy raro, s. No se parece a nada que yo haya vsto antes... Para qu srve? -Nade tene n dea. Lo nco que sabemos es que se trata de una estructura ggantesca, y que habr que construra en e espaco. Los dos se mraron. -Crees que habr aguen dspuesto a construra? -pregunt Martn. -Desde uego que s -contest Seene, encogndose de hombros-. Herbert est entusasmado con a dea... Ouere empezar cuanto antes. Y creo que Dana va a nvertr una parte de os benefcos de Ure en e proyecto. Lo que no comprendemos todava es a reacn de esta cosa - -355 355- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata enorme con e otro mensa|e extraterrestre, e que empez a egar prmero, y que todava sgue egando... -E de mapa estear? Seene asnt. -Tene que exstr una conexn entre os dos mensa|es, pero, por ms que me rompo a cabeza, no consgo magnar cu. Martn se sent a su ado y contnu mrando e hoograma fotante con are dstrado. -Oueras verme? -e pregunt Seene, observndoo con curosdad. -S -repuso e muchacho, vovendo bruscamente a a readad-. Vers, despus de todo o que pas con e vrus, todava no he vueto a ntentar conectarme a Tapz de as Bataas... Ouera preguntarte s resutar seguro, ahora que tengo e antvrus que t me nsertaste en ms mpantes bncos. Crees que puede ser pegroso? Seene hzo un gesto negatvo con a cabeza. -E vrus de Aedh ya no puede hacerte nngn dao -expc-. Me parece una buena dea que ntentes hacer funconar e tapz... S consgues que e antvrus sate de tus mpantes a sus chps, habrs consegudo mparo. -Pero cmo se hace eso? -pregunt su compaero. La muchacha sonr. -Haz o msmo que suees hacer cuando queres ntroducr un pensamento determnado en a rueda neura de una persona. Ahora que has recuperado tus poderes, no te resutar muy dfc... Pero, s te encuentras con agn probema, avsame. Martn se despd con gesto preocupado y se encamn entamente a su habtacn. Levaba muchos das posponendo aque momento, pero no poda segur hacndoo... Necestaba hacere agunas preguntas a hoograma de su padre respecto a a tma msn de a ave. Todava no consegua entender de todo por qu se haban empeado os ctos en envaros a a Cudad Ro|a |usto en as fechas de os Interanuaes... Era certo que, gracas a eso, haban poddo berar a Dana; pero cmo saban os ctos que ban a encontrar a a presdenta de Ure en os stanos de anfteatro? Todo aqueo resutaba bastante confuso. Despus de correr as cortnas de su espacoso cuarto, Martn despeg e tapz y o cog de a pared. A contnuacn se sent en cucas deante de . No evaba su espada entre as manos. Cuando consgu concentrar su mente en as fguras de tapz, se do cuenta de que estas comenzaban a agtarse con voenca, como s se encontrasen bordadas sobre a superfce de un mar embravecdo. Not, a msmo tempo, que una gran cantdad de nformacn fua desde su - -356 356- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata mente haca os chps eectrncos ocutos ba|o a tea. E antvrus estaba nstandose... S funconaba correctamente, en pocos mnutos podra conversar de nuevo con su padre. Mentras esperaba, Martn se dstra|o pensando en a esfera de Medusa, y en o que os ctos esperaban que hceran una vez competada su msn. Ahora que todo haba termnado, se supona que deban vover a a poca de a que procedan... |acob nssta contnuamente en eo. Para convencer a os dems, haba ntentado en varas ocasones ponerse en contacto con Sa, pero sn resutado. Una vez ms, e msteroso padre de su amgo haba desaparecdo, y n squera os poderosos mpantes bncos de |acob ograban ocazare. Pero, e encontraran o no, Martn era conscente de que |acob tena razn. Desde e punto de vsta de os c- tos, su msn en e pasado haba concudo. Era hora de que regresasen a su tempo... E probema era que Martn no quera vover. Ahora que Andre Lem ba a ser berado de Caershd, y que toda su fama se ba a reunr de nuevo, deseaba menos que nunca abandonar e mundo a que perte- neca. .. Adems, no tena nnguna ntencn de separarse de Ae|andra. De pronto, una ntensa reverberacn en a superfce de tapz e sac de su ensmsmamento. La nstaacn de antvrus haba concudo, y en pocos segundos aparecera ante uno de os guerreros cuyas mgenes se amacenaban en a memora de ob|eto. Poco a poco, en efecto, e muchacho fue observando cmo se defna ante sus o|os e hoograma de un Cabaero de Senco, con su tnca banca y su brante coraza. Pero, cuando e rostro de guerrero termn de perfarse, Martn se estremec de pes a cabeza. La fgura que tena ante s no era a de Erec de Ouos, como haba esperado... sno otra mucho ms conmovedora para . -Demos -murmur, ahogando un gemdo-. No te esperaba... -No soy Demos, Martn -d|o e hoograma-. Soy Aedh. Martn o observ con atencn. -Aedh... Ou raro! Ago en tu expresn... me hzo pensar que eras Demos... -Supongo que, ahora, me parezco a m hermano ms que nunca. La experenca de a muerte te transforma... Martn snt un escaofro. -Un momento qu es esto? T no eres ms que un hoograma. Cmo sabes t que...? -Oue t me mataste? -d|o Aedh, competando a frase por -. No te asustes, no tene nada de sobrenatura. La mayor parte de os guerreros cuyos hoogramas se amacenan en e tapz evan en sus mpantes bncos una conexn de actuazacn automtca que se actva cada vez que o desean. Sempre, caro est, que a dstanca espaca o tempora no sea excesva... - -357 357- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata -Oueres decr que t te conectaste a tapz en e momento de tu muerte? -pregunt Martn en un susurro. E hoograma asnt. -Recuerda que m agona fue bastante arga. Tuve tempo de hacero... Era a nca forma de reparar, hasta certo punto, todo e ma que he causado. A or aqueo, Martn frunc e ceo. -Eso no ser fc -repuso secamente-. Te das cuenta de o que hcste ponendo en manos de Hden ese vrus que Seene ntrodu|o en tus mpantes? Le has dado un poder ncacuabe... A partr de ese programa, ha desarroado nuevos navegadores para os |uegos de Arena, compatbes con as ruedas neuraes de esta poca. Y eso es soo e comenzo. Oun sabe hasta dnde puede egar... -Tenes razn. Me equvoqu -admt Aedh, sonrendo con trsteza-. Saba que ese tpo era pegroso, pero subestm su ntegenca. Y tambn puse en pegro tu vda, a ntroducr e vrus en e tapz... Lo sento, Martn. Lo sento de verdad. E muchacho se encog de hombros. -Bueno, ahora ya no mporta -contest con aspereza-. Seene ha neutrazado ese vrus en m cabeza, as que vuevo a ser e que era... Adems, supongo que te nteresar saber que hemos competado a msn de a ave de tempo. Fumos a a Cudad Ro|a en as fechas seaadas por a ave, y rescatamos a Dana. E seor Yang, en combnacn con Hden, a haba secuestrado, y a tena prsonera ba|o e anfteatro conocdo como E O|o de Dragn. Aedh se puso muy pdo a or aqueas paabras. -Caro -must-. De modo que era eso... Ahora, todas as pezas de puze enca|an. Los ctos estarn satsfechos con vuestra abor. Martn hzo un gesto de mpacenca. -Oye, Aedh, as pezas enca|arn para t, pero no para nosotros... Por ms vuetas que e damos, no encontramos e sentdo de o que ha pasado en K. Cmo saban os ctos que Dana estaba a? No consgo comprendero... -Sn embargo, es muy fc. Te o expcar... Recordars que Demos y yo os habamos de Li)ro de *riel. Es un bro de contendo fosfco de que, durante a Edad Oscura, soo se conocan agunos fragmentos... Pero, a fna de esa poca, unos arqueogos hceron un haazgo sorprendente en as runas de a Cudad Ro|a. Encontraron una versn competa e ntacta de Li)ro de *riel, ms antgua que todos os fragmentos conocdos. Ese haazgo desencaden un renacmento cutura sn precedentes, y supuso e fn de a Edad Oscura. Hasta entonces, e - -358 358- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata aretesmo se haba basado en otro bro, conocdo como e Li)ro de las Visiones. Se trata de una obra de gran fuerza potca y mora, pero su contendo, de carcter proftco, ev a aretesmo a convertrse en una espece de regn. Gracas a bro de Ure, sn embargo, e movmento areteco recuper su dmensn fosfca... Fue un gran avance, que camb a hstora de a Humandad. -Entendo -d|o Martn entamente-. Y dces que ese bro aparec en as runas de anfteatro de K? Aedh asnt. -As es -d|o-. Y no soo eso; e fchero dgta donde fue encontrado contena a fecha de grabacn de su tma versn. Esa fecha es a que os ctos os ndcaron a travs de a ave de tempo para que fueses a a Cudad Ro|a. Esperaban que descubreses qun era e autor de bro; y o habs ogrado. Martn se pas una mano por a frente, tratando de serenarse. -Dana -murmur-. Ea e d|o a Ae|andra que se haba de|ado ovdado dentro de su prsn un bro que estaba escrbendo. Eso sgnfca que Dana es Ure... Aedh asnt con una extraa sonrsa. -Me resst a admtro durante mucho tempo -reconoc-. Pero vosotros habs encontrado a prueba defntva de que Dana es a madre de aretesmo... Ea escrb ese maravoso bro que camb para sempre a os hombres. -Y t ntentaste matara... -Lo s -repuso Aedh sombramente-. Estaba cego... Pero t me ayudaste a ver a uz en e tmo momento. Eso es o eme quera que superas, Martn. Necestaba expcarte por qu actu como o hce... Y por qu, a fna, camb de opnn. Martn observ a hoograma en senco. -Te escucho -d|o por fn-. La verdad es que nunca he comprenddo por qu tenas ese empeo en que nuestra msn fracasase, egando ncuso a poner en pegro nuestras vdas. E hoograma suspr. -Para que o entendas, es precso que te cuente ago acerca de vuestro orgen. Como sabes, os ctos queran convertros en una espece de superhombres para que puderas evar a cabo vuestra msn con xto... Lo que no sabs es que, para ograro, confaron e dseo de vuestros cerebros a as mqunas de Oumera. Fueron eas as que, en e curso de vuestro desarroo embronaro, os ntrodu|eron todos esos extraos mpantes bncos... No s s te das cuenta de o que eso sgnfca. - -359 359- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata Martn o mr, pensatvo. -Fumos dseados por as mqunas de Oumera? He conocdo a agunas de as ntegencas artfcaes que vven a. Tresas, e Bak... Me ayudaron a ganar os nteranuaes. -Supongo que, a su manera, senten un especa caro por vosotros. En certo modo, sos tambn sus h|os... Sospechaba que va|aban sempre que queran a travs de a esfera. Despus de todo, a nformacn tene muchos menos probemas para va|ar que as personas, y eos no son ms que nformacn... Pero no te fes de eos, Martn. Martn az as ce|as, sorprenddo. -Por qu dces eso? -pregunt-. Me han ayudado, y, gracas a eos, m padre, Andre Lem, va a ser berado de Caershd... -Te sentes en deuda con eos -asnt Aedh, comprensvo-. Ese es e probema... Cuando vovs a futuro, quz queran cobraros esa deuda utzndoos para sus propos fnes. Eos no estn de nuestro ado, Martn. N de ado de os perfectos, n de ado de os ctos... Forman su propo bando. Aceptaron e encargo de os ctos y os dsearon para servrse de vosotros cuando egue e momento. Eso es, a menos, o que cree e prncpe Asura, una de as mxmas autordades de os perfectos... Y eso es, tambn, o que creo yo. -Por eso queras mpedrnos que regressemos a futuro? -pregunt Martn. -En efecto. E prncpe Asura tema que, s ograbas competar vuestras msones, a egar a futuro se os recbese como grandes hroes, cas como a profetas de Ure. Despus de todo, seras os ncos seres humanos que habran conocdo de prmera mano a nge fundador de aretesmo... Te magnas e prestgo que eso puede conferros? E temor de Asura, y e mo, era que utzases ese prestgo para servr a os ntereses de as mqunas de Oumera. Esas mqunas ya puseron en pegro a contnudad de nuestra espece una vez, Martn, y tenemos motvos para pensar que podran ntentar hacero de nuevo. Las dferencas entre ctos y perfectos pueden ser a excusa perfecta para una nueva guerra... Los perfectos no queremos eso, Martn. Aprecamos a paz por encma de todas as cosas. No queremos ver a a Humandad entera en pegro por cupa de esas craturas... Tenes que comprender que se trata de un pegro rea, y no de una fantasa. Martn record e nhumano rostro de Tresas y se estremec. -S, o comprendo -must-. Es decr, comprendo tus razones... Aunque espero que te equvoques. Aedh asnt gravemente. -Yo tambn o espero -concd-. Adems, ahora que vosotros ya sabs o que hay, confo en que nade consga manpuaros. Para eso me conect a tapz antes de morr, Martn. Ese es e mensa|e que quera - -360 360- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata haceros egar: Cuando egus a futuro, no os fs de nade... Debs formar vuestro propo partdo, y guaros por vuestro crtero, sn de|aros nfur por os pre|ucos de os dems. Hasta ahora, creas que esta era una hstora de buenos y maos -aad, no sn certa rona-. Para vosotros, os ctos eran os buenos y os perfectos os mavados, y vosotros, por supuesto, estabas de ado de ben... Espero que, en adeante, comprends que as cosas no son tan sencas. Aqu no hay buenos n maos, soo faccones dferentes con ntereses y prordades dstntas. Y no hay ncamente dos faccones, sno tres, como mnmo... Hacerme caso, as craturas de Oumera soo son eaes consgo msmas. Cuando regress, no cres todo o que os dgan. .. Observad, y sacad vuestras propas concusones. Martn se qued en senco durante un buen rato, observando dstrado as botas de Aedh. -Ouz o me|or sera que no regressemos, como t queras -d|o por fn-. As, nade podr utzarnos para sus propos fnes, n tergversar a nformacn que hemos reundo sobre os orgenes de aretesmo. Adems, yo no deseo vover. .. Ouero a Ae|andra, y, despus de muchos aos, estoy a punto de recuperar a m padre... Creo que o me|or que podemos hacer es quedarnos en esta poca, no te parece? -No, Martn -repuso Aedh, mrndoo cas con soemndad-. No puedes hacero... Ahora s que debes regresar a futuro, y que es de capta mportanca que o hagas. Martn cav sus o|os en os de hoograma, que e observaba con una mezca de trsteza y admracn. -Por qu has cambado de opnn respecto a nosotros? -pregunt en voz ba|a. Aedh tard unos segundos en responder. -Por o que ocurr en a Dobe Hce -d|o por fn-. Ahora s cosas que antes no saba, que n squera haba magnado. .. Yo nunca me he tomado muy en sero as eyendas de a Edad Oscura, Martn. Las encontraba bontas, pero s nnguna reacn con a Hstora. Incuso pensaba que, agn da, podra utzaras para manpuar a credudad de a gente y consegur que se puseran de ado de os perfectos. Haba ea- borado un fantstco pan para hacerme pasar por e Aurga de Vento... Pero ahora s que eso habra sdo un gran error. Ahora s que, detrs de a eyenda, se ocuta un hroe rea. Y ese hroe eres t, Martn... Lo comprend mentras uchaba por resprar, con tu espada cavada en e pecho. T eres e Aurga. Tu espada es a que domna a resto de as espadas: por eso me vencste... Adems, regres de vaco con a empuadura rota, cumpendo a profeca: Se ha roto o rrompbe.... Todo enca|a, Martn. Eres e verdadero Aurga de Vento, que, agn da, preparar e regreso de Ure a a Terra. No s cmo va a ocurrr, pero s que ocurrr. Por eso debes vover... Has cumpdo con tu msn en e - -361 361- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata pasado, pero a msn que te espera en e futuro es mucho ms mportante. Tenes que ofrecer todo o que has averguado sobre e orgen de aretesmo a as gentes de futuro. Y tenes que hacero con ndependenca, sn de|arte manpuar por nade. Tenes que vover, Martn. Tenes que vover... Y, cuando o hagas, debes buscar a m madre, Dannan. Ea es una experta en as eyendas de a Edad Oscura, y te ayudar a comprender me|or os eementos que ntegran a Leyenda de Aurga. Ouz eso te srva de gua... Hazme caso, Martn. Todo esto puede parecer una ocura, pero no o es. Cuando os hombres va|an en e tempo, as causas de sus actos pueden estar en e futuro, y no en e pasado. Refexona sobre o que acabo de decrte... Es compcado, o s. Pero, ocurra o que ocurra y decdas o que decdas, tenes que ser conscente de a gran responsabdad que ha recado sobre t. Martn not que os o|os se e nubaban, y, un nstante ms tarde, dos gruesas grmas rodaron por sus me|as. Cuando su vsta se acar de nuevo, comprob que Aedh haba desaparecdo. Entonces oy una suave tos a sus espadas. A mrar haca atrs, vo a Ae|andra de pe en a penumbra, con a espada apoyada en a pared. -Lo has odo? -pregunt, acercndose a ea. -S -murmur a muchacha. Los dos se abrazaron. -Y qu opnas? -pregunt Martn en un susurro. Ae|andra tard un momento en contestar. -No puedes dare a espada a o que eres - repuso por fn-. N yo tampoco... -Entonces, crees que debo vover a futuro? La muchacha asnt con a cabeza. -Pero no quero hacero -murmur Martn, sntendo a humedad de as grmas de Ae|andra sobre sus propas me|as-. No quero separarme de t... -Yo r contgo -e d|o su amga a odo-. Va|ar contgo a travs de a esfera... Pero no voy a engaarte: Tengo mucho medo, Martn! +in - -362 362- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata $%&': Hermano gemeo de Demos. Ambos egaron de futuro envados por os perfectos para espar a os Cuatro de Medusa. Aedh mur accdentamente a manos de Martn despus de ntentar asesnar a Dana Schoem en e edfco marcano de a Dobe Hce. $l%(a)&ra: Nova de Martn, y antgua compaera de este en e nsttuto. Carece de poderes especaes, pero ha acompaado a os Cuatro de Medusa a o argo de todas sus aventuras. $l*r+g't, -%a': Una de as tres madres adoptvas de Dana Schoem. Actuamente resde en Arende, una cudad stuada en Marte. $))%. Una de as muchachas de equpo de traductores drgdo por Seene en e Consuado de Ttana. $ra. |ugadora de Arena que representa a a corporacn Ranbow durante os Interanuaes de a Cudad Ro|a. $/ura. Uno de os drgentes de os perfectos, en a cvzacn de futuro de a que proceden os Cuatro de Medusa. 0%agl%, Sa1a)t'a. Drectora para asuntos europeos de a Corporacn Ddao, y fe coaboradora de Hden. 0%r%)+2%. Fsofa y profesora de os Cuatro de Medusa durante su estanca en e |ardn de Edn. 0o&g3)o4. Cnsu de a corporacn Ure en Ttana. Es un ndvduo con muy pocos escrpuos, pero absoutamente ea a Dana Schoem. Ca/a)&ra. Una de as dos chcas que forman parte de grupo de os Cuatro de Medusa muchachos procedentes de futuro y con poderes cerebraes extraordnaros, gracas a os chps bncos ntegrados en sus cerebros. La especadad de Casandra es ocazar a personas dstantes, sobre todo s tenen chps neuraes compatbes con e suyo. Clo4+/. Centfco y profesor de os Cuatro de Medusa durante su estanca en E |ardn de Edn. D%+1o/. Hermano gemeo de Aedh. Leg de futuro para espar a os Cuatro de Medusa, pero ms tarde, se hzo amgo de os muchachos y se enamor de Casandra. Desaparec en a torre de a Dobe Hce, cayendo por un escarpe de sete m metros de attud. D%tro+t. Compaero nseparabe de |ade y contrabandsta como ea. Procede de as trbus de rockeros de as montaas de Norteamrca. Ela1. Antguo entrenador de |ade, que a tracon a cambo de una gran suma de dnero ofrecda por a corporacn K. Debe su nombre a - -363 363- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata persona|e que e hzo famoso en os |uegos de Arena, e mtco prncpe Eam. Actuamente, traba|a para a corporacn K. Er+5. |ugador de Arena de a Federacn de Pacfco Norte durante os Interanuaes ceebrados en a Cudad Ro|a. 6%o&or. Membro de equpo de traductores drgdo por Seene en e Consuado de Ttana. 7ra%ll. |ugador que representa a a Corporacn Ddao durante os Interanuaes ceebrados en a Cudad Ro|a. 7r%gor8. Propetaro de un oca de conexones coectvas a Vrtuanet conocdo como La Sensacn de Gregory, y ubcado en e casto de Ttana. 9a4a+. |ugador de Arena, ganador de os tmos Mundaes, y representante de a corporacn K en os Interanuaes ceebrados en a Cudad Ro|a. 9%r*%rt, 7%org%. Presdente de a corporacn Prometeo y creador de a esfera de Medusa. Ha ayudado a os Cuatro de Medusa desde e comenzo de su aventura, y sente un especa caro por |acob, a quen ha reveado e secreto de superordenador que ha hecho construr para amacenar todas sus experencas y recuerdos. 9+&%), :o/%p'. Presdente de a Corporacn Ddao, especazada en productos farmacutcos. Ocuta su rostro ba|o una mscara vrtua, y es e prncpa enemgo de os Cuatro de Medusa. M+ro. Una de as muchachas de equpo de traductores drgdo por Seene en Ttana. I*ro/. |ugador de a corporacn Atmn. Fue ganador de varos Interanuaes, pero ya tene venttrs aos y se encuentra a borde de a retrada. I/'+&. Hermano de prncpe |afed, y |efe de os Servcos Secretos de a corporacn Nur. :a2o*. Uno de os Cuatro de Medusa. Su especadad consste en voverse nvsbe o en hacerse pasar por otras personas a os o|os de a gente. Tene mayores poderes que sus compaeros, ya que es e nco que ha actvado e Programa de a Memora de Futuro. :a&%. Ex |ugadora de Arena que se dedca a contrabando de antmatera entre a Terra y Marte. Se converte en entrenadora de Martn cuando este decde partcpar en os Interanuaes de a Cudad Ro|a. :a;%&. Prncpe que drge a corporacn Nur, que monopoza os escasos recursos petroferos de paneta. <%ll%r, Ulp+. Centfco que drge e grupo de traductores de mensa|e extraterrestre formado por Herbert en a cudad submarna de Medusa. - -364 364- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata <+p. Membro de equpo de traductores drgdo por Seene en e Consuado de Ttana, y amgo de Seene desde a nfanca. Padece una ceguera hstrca conocda como e ma de Thorne. <+r//ar. Inventor de as espadas fantasma; es uno de os guerreros cuyos hoogramas amacena e Tapz de as Bataas. <o43)+%4, :ul+a. Hermana de Vctor Kovnev y antgua nova de Herbert, fue una de as mpusoras de a Red de |uegos. <o43)+%4, =2tor. Hermano de |ua Kovnev y antguo amor de Dana Schoem. Fue uno de os mpusores de a Red de |uegos. -%1, So;a. Madre adoptva de Martn, y guonsta de equpo de Arena de a corporacn Ure. -%1, $)&r%+. Padre adoptvo de Martn. Brante centfco y mtante antgobazacn, partcp en a creacn de a prmera concenca artfca. Actuamente se encuentra encarceado en a prsn de Caershd. -%o. Androde creado por a Corporacn Ddao a magen y seme|anza de neurogo y experto en ntegenca artfca Nstor Moebus. Mart). Uno de os membros de os Cuatro de Medusa. Su especadad es eer en as mentes a|enas ntroducndose en as ruedas neuraes de a gente. Tambn posee una espada fantasma, que Demos e tra|o de futuro. M+2'a%l. Uno de os membros de equpo de traductores drgdo por Seene en e Consuado de Ure en Ttana. No1+)a. Ingenero de vestuaro de equpo de Arena de a corporacn Ure. >5a?a5+. Padre y entrenador de |ade. >)+. |ugadora de Arena, representante de a corporacn Kokoro durante os Interanuaes ceebrados en a Cudad Ro|a. @uo/, Er%2 &%. Padre bogco de Martn en e futuro. Su hoograma nteracta con Martn a travs de Tapz de as Bataas. SaAl. Membro de a prmera expedcn envada por os ctos desde e futuro. S2'ol%1, D+a)a. Presdenta de a corporacn Ure e nventora de a Energa Verde. Todo apunta a que as eyendas de futuro reatvas a persona|e de Ure se basan en su bografa. S%l%)%. Una de as chcas pertenecentes a grupo de os Cuatro de Medusa. Su especadad consste en ntervenr y manpuar cuaquer sstema nformtco, sea cua sea su procedenca. Tambn es extraordnara descfrando cdgos. S'%r%%1. H|a de Prncpe |afed, y representante de trbuna de |ustca conocdo como e Espe|o de Pata. - -365 365- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata PERSONA|ES DEL GUION DE EL |INETE DE PLATA, BASADO EN LA OBRA DE REUEL S. YUE $r&al. Protagonsta de a eyenda de E |nete de Pata. Es e h|o de Ixn, y se e conoce como E rey bardo. Segn Yue, este persona|e, tras a muerte de su prometda, Morwen, emprende un azaroso va|e para rescatara de Paaco de Senco. $))u). Hermana de Morwen, a prometda de Arda, y enamorada de este. Vende su ama a Ovnnk, e mago, a cambo de un poco de paz y ovdo. 0a5A, %l: Monstruo con aspecto de tapr y voz extraordnaramente meodosa que rena sobre e Labernto de os Sueos, y puede conceder un deseo a todo e que egue hasta . 0ra1. E Ange de a Muerte, que vve en e Paaco de Senco, adonde arrastra as amas de os dfuntos. Dala'or. Cabaero de Arda, y uno de os membros ms |venes de a expedcn que acompaa a rey bardo a Paaco de Senco. E&%r). Cabaero de Arda, e acompaa en su va|e a Paaco de Senco. Posee una daga de sombra, ob|eto mgco que sempre acerta a corazn de su adversaro. Ela1. H|o bastardo de Ixn, y, por o tanto, hermano de Arda, que heredar e trono despus de a desaparcn de este. <%u'+r. Escudero de Arda. Posee e escudo de so, un ob|eto mgco que puede umnar a oscurdad. Ixn: Padre de Arda. Enga a os doses para encerraros a todos dentro de Paaco de Senco, excepto a Bram, e Ange de a Muerte, que entra y sae de su propa morada cuando quere. -a+lo5%). Druda de a corte de Arda, o acompaa en su va|e a Paaco de Senco. -ug. E ms fe cabaero de Arda. Le acompaa en su va|e a Paaco de Senco, y posee un cuerno mgco cuyo sondo es capaz de abrr todas as puertas. Tambn se e conoce como e Cabaero Banco. Ma&ar. Prmera rena de a dnasta a a que pertenece Arda. Ascend e trono despus de ser eegda por Ur, e dragn de agua, que e entreg una espada de poder for|ada con a uz de as estreas. M%l+//a)&%. Esposa de Ixn y madre de Arda. MorB%). Prometda de Arda. E Ange de a Muerte, Bram, se enamora de ea y se a eva a su morada en e Paaco de Senco. - -366 366- - Ana Alonso y J. Pelegrn Ana Alonso y J. Pelegrn El jinete de plata El jinete de plata >lB%). Arquera a servco de rey Arda. Su arco de sauce es un ob|eto mgco que puede acertar un banco a cuaquer dstanca. >4+))+5. E tmo de os Magos de Cenza, propetaro de a Nagefar, una nave hecha enteramente de huesos. P%)5aBr Mal &% >(o. Antguo cabaero de os Vassar que destruy a muchos magos, y posterormente fue derrotado con todos sus hombres por Ovnnk. Ur. Dragn de agua que descend de os ceos para eegr a Madar como prmera rena de os Vassar, encargada de drgr a ucha de os hombres para berarse de a trana de os Magos de Cenza. - -367 367- -