Poesia Amorosa Moderna Del Perú
Poesia Amorosa Moderna Del Perú
ADVERTENCIA
Para ti
tengo impresa una sonrisa en papel japn
para justificar su presencia en este volumen.
Xavier Abril ha publicado amn de antologas y estudios- tres libros: Hollywood,
Difcil Trabajo y Descubrimiento del Alba. Este ltimo es el ms significativo, segn
demuestran los meditados, los bellos poemas incluidos en este volumen.
A la misma generacin pertenece Enrique Pea Barrenechea, delicado poeta lrico,
autor de intensas elegas amorosas. Ha publicado tambin tres libros: el Aroma en la
Sombra, Cinema de los Sentidos Puros y Elega a Bcquer y retorno a la sombra.
Incluimos su poema El Aroma en la Sombra; con l gan los Juegos Florales Universitarios
de 1925. En nuestra versin suprimimos algunos fragmentos.
El libro titulado Cancin de Siempre pertenece a Juan Ros nacido en Lima, en
1914- celebrado dramaturgo contemporneo. Hombre de vida intensa pele como
miliciano en el frente de Guadarrama, fue desterrado por el Gobierno de Benavides por sus
ideas democrticas-, ha viajado mucho: por Europa, Estados Unidos y Egipto. Sus obras
teatrales Don Quijote, Medea, Ayar Manko y Argos han obtenido premios nacionales de
teatro. Dos de sus libros de poesa: Cinco Poemas de Agona y Cinco Cantos al Destino del
Hombre, han merecido tambin esa distincin. La versin actual de su lograda Cancin de
Siempre publicada en 1940, con prlogo de Xavier Abril- es virtualmente indita, porque
de la primera edicin se publicaron slo 200 ejemplares que nunca estuvieron en venta.
Jos Alfredo Hernndez, cuyo poema El Angel Agitado incluimos tambin en este
volumen, escribi en su juventud sugerentes libros de factura surrealista Tren (1931) y
Juegos Olmpicos, por ejemplo-. Despus, como casi todos los poetas de su generacin, ha
emigrado hacia modos de expresin menos complicados. En esa lnea sencilla se deben
inscribir sus mejores libros: Cdice de Amor (1946) y Perfecta Ausencia (1956).
Washington Delgado ha publicado un solo libro: Formas de la Ausencia. El evidencia
la estrictez de su verso y la melanclica dulzura de su acento. Es uno de nuestros poetas
jvenes ms valiosos.
En cuanto a los poemas de Manuel Scorza, reunidos con el ttulo de Nueva Imagen de
mi Antigua Pena, son, en su mayora inditos. En ellos se dan cita la perdurable ternura y el
esclarecedor impulso vivificante que caracteriza a este autor. Con estos poemas hemos
rescatado para nuestra literatura una dimensin que se sumerge en el dolor para
transfigurarla en el verbo rutilante que ya se nos mostr en sus celebradas Imprecaciones.
MANUEL SUREZ MIRAVAL
XAVIER ABRIL
PAISAJE DE MUJER
(T vives justamente en el momento
en que muere la flor.
Ni ms ni menos:
parecida al olvido).
TU vives lenta y suave en tono de nube antigua.
Tu pas se eleva a la altura del canto elemental
de las aves y de las florecillas silvestres.
No te ignoran los regatos perdidos
ni las huellas ocultas en el invierno.
El temblor de un tallo responde en tu despertar.
Tu cabellera es la flor del paraso.
5 Metros de Poemas
Seleccin
POEMA
PARA ti
tengo impresa una sonrisa en papel Japn
Mrame
que haces crecer la hierba de los prados
Mujer
Mapa de msica claro de ro fiesta de fruta
En tu ventana
cuelgan enredaderas de los volantes de los automviles
y los expendedores disminuyen el precio de sus mercancas
djame que bese tu voz
Tu voz
QUE CANTA EN TODAS LAS RAMAS DE LA MAANA.
COMPAERA
TUS dedos s que saban peinarse como nadie lo hizo
mejor que los peluqueros expertos de los transatlnticos
ah y tus sonrisas maravillosas sombrillas para el calor
t que llevas prendido un cine en la mejilla
junto a ti mi deseo es un nio de leche
cuando t me decas
la vida es derecha como un papel de cartas
y yo regaba la rosa de tu cabellera sobre tus hombros
por eso y por la magnolia de tu canto
qu pena
la lluvia cae desigual como tu nombre.
ALDEANITA
ALDEANITA de seda
atar mi corazn
como una cinta a tus trenzas
Porque en una maana de cartn
(a este buen aventurero de emociones)
Le diste el vaso de agua de tu cuerpo
y los dos reales de tus ojos nuevos.
OBSEQUIO
CAMBIARIA un tapiz antiguo
que trae
una cesta de sonrisas
con rosas despreocupadas
y paisajes suspendidos del dedo meique
con ros bondadosos y cielos palpables
de tus cabellos saldr agua dulce
y habr voces de color en la luna
Por sembrar un beso
bajo la alta palmera de una frase tuya
bella
JARDINERA DE MI BESO.
CAMPO
EL paisaje sala de tu voz
y las nubes dorman en la yema de tus dedos.
De tus ojos cintas de alegra colgaron
la maana.
Tus vestidos
encendieron las hojas de los rboles.
En el tren lejano iba sentada
la nostalgia.
Y el campo volteaba la cara a la ciudad.
MADRE
TU nombre viene lento como las msicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas
Mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de nios que los hombres, miran desde aqu distante
Un celo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura
A tu lado se abre el cario como una flor cuando pienso
Entre t y el horizonte
mi palabra est primitiva como la lluvia o como los himnos
Porque ante ti calan las rosas y la cancin.
El Aroma en la sombra
Seleccin
II
TIC-tac,
Tic-tac,
Tic-tac!
Los ojos repletos de lgrimas,
escucho, suspenso el aliento!
Tic-tac,
Tic-tac,
Tic-tac!
Dios mo! Dios mo! estarn naciendo
y estarn muriendo!
Tic-tac,
Tic-tac,
Tic-tac!
Y ella! A esta hora, qu estar pensando?
Qu estar diciendo?
Estar llorando?
Estar riendo?
Y si est durmiendo,
qu estar soando?
Tic-tac,
Tic-tac,
Tic-tac!
Dibuja arabescos la sombra,
y empiezan mis lgrimas a besar la alfombra..
III
EL silencio ha extendido
su dominio en la estancia.
Misterio del instante
que arrastrndose pasa!
Oh, el misterio insondable
de la noche lunada,
en la que llora el alma
por la muerta esperanza!
Silencio doloroso,
luna plida.
Amor de los amores que te has ido,
qu pena tiene en esta noche el alma.
IV
AUN si te olvidara
estaras presente en el Olvido!
Si para despojarme
de este recuerdo, que me cubre todo,
fuera preciso ir a las regiones
de la Eterna Calma,
de la Inmensa Sombra,
me seguiras hasta all triunfante,
y en ese mundo de silencio grave,
tus palabras seran ms sonoras,
tus pupilas seras ms inmensas,
y llorara, entonces, llorara
por volver a la tierra!
Aun por la Eternidad me ha de seguir,
como un lebrel sumiso tu recuerdo!
VI
CUANDO t vuelvas,
deshojar las rosas de mi huerto
para alfombrar de ptalos la estancia!
Cuando t vuelvas
-en el sol o luna- habr sobre el ambiente
una trepidacin de inmensas olas.
Qu es eso? has de decir,
y juntas nuestras manos, y en voz baja,
te dir: Calla, es el dolor que escapa!
IX
AH! Yo s que t sufres, pobre hermanita ma,
porque tu hermano es siervo de la Melancola!
Ah! yo s que t imploras al Divino Rab,
que desate la malla en que a tiempo ca!
Pero yo te suplico por nuestro amor sagrado,
de que cesen tus rezos para el crucificado.
JUAN RIOS
Cancin de Siempre
MANUEL SCORZA
I
COMO a todas las mujeres del mundo,
tambin a ella inventbanla
con sus sueos
los hombres que la amaban.
Y yo la amaba.
Pudo ser para otros una cara
que el viento del olvido borra a cada instante.
Pudo ser.
Pero yo la amaba.
Yo vea a las cosas ms sencillas
volverse misteriosas cuando ella las tocaba.
Porque las estrellas que arden en la noche
ella con su manos las sembraba!
Los das relucientes, los rocos azules,
los pjaros hermosos,
ella los creaba!
Ah, si tus ojos cobardes me miraran todava!
La lluvia de esta noche caera sin mojarme.
En dnde ests ahora, provinciana?
En qu esquina te abraza hoy la lejana?
Tal vez mientras escribo ests en un suburbio
sola, inerte, abandonada
Abandonada, no.
En tu ausencia mi corazn cada tarde muere!
II
NO puedes salir del jardn
donde mi amor te ha encerrado!
Presa ests en m.
Aunque rompas el vaso,
seguir inmvil la columna perfecta del agua,
aunque no quieras siempre lucirs
esa corona de invisible roco
que llevan todas las mujeres que un poeta am.
Y cuando ya no creas en estas mentiras azules,
cuando borrado el rostro de nuestra pena,
cuando ni t puedas hallar tus ojos bellsimos
en la mscara que te traen los das,
a la hora en que regatees en los mercados,
los jvenes venados vendrs a tu recuerdo
a beber agua.
Porque puede una mujer quebrar el roco
que en la vida deja un infinito amor,
pero no puede salir del jardn
donde el amor la encerr.
Me oyes, me escuchas?
No puedes huir.
Adonde vayas te enredar mi pena,
adonde llegues encontrars mi amor.
Aunque cruces volando provincias, tinieblas, aos,
no podrs huir:
yo soy las alas con que huyes de m.
III
LA hierba crece ahora en todos los crepsculos
donde antes sonreas.
La hierba o el olvido.
Entre mi dolor y tu silencio
hay una calle por donde te alejas lentamente.
Hay cosas que no digo porque ciertas palabras
son como embarcarse en interminables viajes.
IV
VOY a la casa donde no viviremos,
miro los muros que no levantarn,
huelo las buganbilias que no crecern,
y con los hijos que jams tendremos
salgo a ver el mar donde se han hundido tantas cosas nuestras.
Esta es la casa, este es el sitio
donde mi corazn humea,
porque entre estos muros, entre estas puertas,
t tambin te has perdido.
Y a esta hora, en el balcn, soltera,
piensas en m hasta ensangrentarte.
Yo tambin pienso en ti. yeme donde ests:
por esta herida no sale slo sangre:
a veces tambin me salgo yo.
V
ESTO no es lo que nosotros pensamos.
Qu pasa?
Nuestro amor como los rboles daba pjaros.
Qu est pasando?
Azules fuimos en la memoria del aire.
Qu ha pasado?
El viento del mar desesperado
agita pauelos de musgo en las esquinas.
Me voy.
Pauelo de llorar: mejor me voy.
En el atardecer los pjaros tambin se van,
viajan a las torres buscando picos dulces.
VI
PARA que t entres,
a veces de tristeza, el corazn se me abre.
Como una puerta tmida,
para que t entres el corazn se me abre.
Pero t no vienes,
no vuelas ms sobre los campos.
En vano mi corazn se asoma
a una negra agona.
Todos pasan de largo
como si el viento soplara slo para all.
Pasa tambin la vida,
pasa la maana y no viene la tarde.
Y el corazn se me cierra,
como una mano sin nadie, el corazn se me cierra.
VII
HAY tardes
que tienen golondrinas rojas
sobre el mar,
y tardes en que aves ojerosas
picotean colgajos de tardes
que creamos que jams iban a morir.
Rosamar:
he vuelto a la isla
donde te hall mi corazn hambriento.
En las avenidas donde caminamos juntos
han quedado slo los que partieron.
Rosamar:
te acuerdas de los lugares
donde jugando sacbamos pauelos de triste despedida?
Era el otoo rojo,
las parejas jugando a separarse lejos.
Ahora es cierto.
Hay en el campo tristeza.
Arboles que persiguen colricos a las hojas.
Arboles en el campo. En mi corazn, tristeza.
VIII
BAMOS a vivir toda la vida juntos.
bamos a morir toda la muerte juntos.
Adis.
Adis quiere decir ya no mirarse nunca,
rerse de otras cosas, vivir entre otras gentes.
Adis es viajar lejos,
adis es olvidar, como un traje intil, la juventud.
Ya no nos conocemos. Estamos apurados.
Tenemos otras citas. Est bien: adis.
Contra el viento, el poeta no puede.
El poeta slo puede pedir a las golondrinas
que vuelen sin cesar sobre tu sueo.
IX
LA noche era bellsima.
Yo te quera.
La ciudad brillaba entre las flores.
Yo te quera.
La felicidad nunca tendr tus ojos azules.
Yo te quera.
Duea de los crepsculos.
Yo te quera.
Pastora de la brisa.
Yo te quera.
Ruiseor malvado.
Yo te quera.
Espuma del silencio.
Yo te quera.
Agua bajo los puentes.
Yo te quera.
Olvida los cantos que te escrib.
Yo te quera.
Aun ahora, aunque sea tarde,
y una paloma ciega
vuele para siempre entre nosotros.
Adis a las bandadas,
adis al tesoro enterrado en tu infancia,
adis a las hadas porque las hadas no existen.
Ya dije las cosas que dije.
Por las que callo ha de crecerme musgo en la voz.
Cuando termine de contar esta agona,
de mi mesa otro hombre se alzar.
Tal vez l no recuerde que, una vez, un roco hermossimo
Pero yo me acuerdo tanto, si supieras cunto te recuerdo.
Ni yo mismo s cunto te recuerdo.
Porque en el corazn cabe siempre ms dolor.
Como cabe una campanada ms en el domingo ms triste.
WASHINGTON DELGADO
Formas de la ausencia
Seleccin
PODRA desterrarte
a la primera poca del llanto,
a lugares oscuros que no conozco
anteriores al recuerdo.
Podra devolverte
a tu materia inicial,
para que fueras como una espada
o una sombra en mi mano.
Te empujo
por espacios exactos que permiten
el deseo o el sueo;
por selvas
donde la luz permanece todava,
siempre.
No te olvido.
No eres la olvidada costumbre
que determina un gesto
dulce, un movimiento
pronto. No eres esa presencia
sin tiempo,
soportada en los muebles,
sin mancha en los espejos.
Hay todava
un cuerpo de espaldas entre nosotros,
una distancia sin sonido,
un prpado vaco que nos separa.
Hay una atmsfera de voces apagadas
que reemplaza al silencio,
entre nosotros.
TE estoy perdiendo
en cada voz que escuchas,
en cada rostro que contemplas,
en cada gesto tuyo,
en cada lugar
que recibe a tu cuerpo.
Ser
como la luz que te envuelve,
por la que dejas
un retazo de sombra.
Ser
como la noche
que te obliga
a un pensamiento,
a un deseo, a un sueo.
Ser
una materia leve,
una corriente extensa
que te persigue siempre.
No ser
esto que soy
y que te est perdiendo.
mis huesos,
hablo en voz alta,
me duermo,
camino bajo el cielo,
crezco,
cojo ro, estrellas,
me quemo,
para no ver el sitio
vaco de tu cuerpo.
El angel agitado
EL ANGEL AGITADO
Oh! Tan slo morir de esta muerte.
PAUL VALERY.
NO alejes de m tan valiente y caudalosa muerte, que ya viene,
no la apartes, djala ascender, conseguir el alto tallo de mi vida,
djala nacer de los ojos terminados en este valle perecido.
No me voy con ella por el sendero acostumbrado; no me voy con ella
por la ruta de los horizontes cristalinos, ni los valles serenados.
Me voy en el estrpito de la tierra derrumbada, por los montes bramantes,
me voy como t te fuiste harta de dolor, desafiando al cielo
Me voy porque me derriba el aire huracanado de tu boca, me voy
porque me muerden los msculos de carne y me aprietan como sierpes
las madrugadas de tus dos senos infantes. Me voy porque te enredas,
en mi boca como una palabra difcil, como un gesto extrao.
Por eso me hago a tu cuerpo emergido de milenarias races de la tierra,
y voy hacia el abismo dejando tu voz de nio como un pjaro en el rbol;
y a pesar de todo la muerte me invade y me tuesta las retinas; quema
y prodiga su lengua de luz , su difcil fuego que lame y desespera,
con su invariable noche que crece en el invariable sudor, en el espanto;
muerte que llega a lo hondo como tropel jadeante de animales asustados.
Y cmo paraliza y arranca la imagines, cmo endurece el ojo y los canales
de la sangre, cmo crece investida por la bruma de los siglos,
como caballos que circundan las tristezas y estropean las islas del recuerdo.
Es la muerte; no la apartes, que se eriza y se rasga en la cumbe de las almas,
que penetra y vibra en las carnes, que arde hasta el silencio profundsimo
en la hora en que apareces t y tu torso se ilumina desnudo como una antorcha!...
II
EMERGIDA en este siempre amargo y largo camino,
en esta soledad que llega a sus morir, a su dulce perecer,
a este camino que ha de finar los pasos recorridos,
III
TU has de nacer de misma tristeza, de una selva de niebla,
del caudal de mi llanto o del quemante licor de mis venas,
has de nacer de entre mis manos rebeldes,
de entre el arado y el cielo, de la tierra flagelada de surcos
Has de surgir de los jardines martimos de mi boca, como pez salado;
Has de nacer de las vertientes intimas y frescos manantiales
para regar los solitarios y secos archipilagos del alma.
Has de venir como un pjaro inmigrante de trigos y madrugadas,
en el duro transito sers amor clandestino, personaje trashumante,
tendencia que se niega y que se esconde en las arenas del llanto.
Pero qu importa si has de venir de y para el mpetu gozoso
con el pecho florido y los muslos recios como de roble,
si has de aparecer por sobre las olas del ensueo, hmeda y prieta,
plena de frutas campesinas, con salitrosos perfumes en las ancas.
Has de atravesar estos parajes del sueo irguindose solos,
y voluntarios para tu azada gloriosa y labradora, para el limo
frtil de tu vientre que humedeces con las agrestes aguas
de tus ojos y la caricia selvtica de tu bosque.