Hacia Donde Volaran Los Pajaros
Hacia Donde Volaran Los Pajaros
Hacia Donde Volaran Los Pajaros
DE VAPOR
Hacia dnde
volarn los
pjaros
Sal Schkolnik
Los acacios
Rodrigo (y lvaro)
4 A la escuela
PERO hubo otro cambio, y ms importante an en la
vida de Rodrigo.
Un domingo el abuelo lleg ms temprano que de
costumbre y con un aire muy misterioso. Rodrigo pudo or
como se encerraba en la cocina con sus padres a conversar.
De repente se oa el vozarrn de su padre, despus la
voz un tanto enojada del abuelo y finalmente la cantarina
voz de su mam, seguramente, intentando calmarlos.
Finalmente, al parecer su padre no continu
rebatiendo al abuelo y termin por acceder a lo que este y
Juani pedan.
Sobre que haban discutido?
Aunque Rodri nunca lleg a saberlo, esa misma
semana su vida cambi: lo llevaron a una escuela.
Delante de la casa donde sta funcionaba haba un
letrero:
CENTRO DE REHABILITACIN
El nombre de la escuela era Manantial.
Claro que el primer da que lo llevaron a la escuela
l, de veras, se asust. Haba tama gente grande y tantos
nios que no haba visto nunca. Las ganas que tena por
venir, la confianza que haba estado acumulando para
enfrentar ese da, de pronto puf!, se esfumaron como una
mariposa llevndose todos sus colores, incluso los de su
cara, porque se puso muy plido y le dieron ganas de llorar.
Pero entonces alguien lo salv;
T eres nuevo aqu? oy que le preguntaba una
vocecita a su lado.
6
Otro pasito ms
6 De visita
FUE un sbado al almuerzo. Estaba sentado a la mesa
con sus papas. A Rodrigo, como siempre, la mam le haba
servido en la cocina y dorma la siesta.
Slo al llegar el postre, recobrando la locuacidad, el
pap anunci:
Hoy en la tarde iremos de visita.
Chitas! Es que... intent reclamar Nancho, pero
su pap continu como si nadie hubiera dicho nada.
Iremos a visitar a un amigo. Se llama Nio. Vive
aqu cerquita. Lo acaban de nombrar administrador del
cerro San Cristbal, cmo se llama ahora?... Ah, ya!
Parque Metropolitanoy sigui hablando sin darle a
Nancho la menor oportunidad de protestar.
Siempre la pasaba lo mismo con el pap: casi nunca
lo escuchaba, por eso ni siquiera intent discutir. Se vio a
s mismo sentado en la casa de ese seor Nio, sin poder
hablar ni moverse, obligado a or la aburrida conversacin
de los grandes. Qu mala pata!, pens, justo cuando
bamos a ir al cerro con las lolas. Me voy a perder el
paseo! Claro que
Toms era el ms entusiasmado porque a la Claudia
le haban dado permiso para ir. Qu le encontrara a eso
de pololear y pascar tomadito de la mano, si era mucho
ms rico andar en grupo?
Y el Rodri tambin va a ir? - pregunt.
Su madre se apresur a contestar.
No, no. T sabes que a tu pap no le gusta que
salga con..., con nosotros... pero comprendiendo la
dureza de esa afirmacin, intent suavizarla con una
disculpa, Tu pap cree que el nio se cansa mucho con
estas salidas y que no le hace bien.
11
Emilia
10 Bandidos!
SALIERON a caminar por la ladera del cerro. l iba
en silencio. Pareca como si se le hubiesen olvidado todos
los temas de conversacin. De qu poda hablar?
Por fortuna ella salv la embarazosa situacin:
Estuve toda la maana ayudando a mi pap con un
rbol i lo de Navidad le cont.
Nancho, miembro del grupo de ecologa de su curso,
reaccion en forma demasiado brusca.
Pero no pueden cortar rboles, ni siquiera para la
Navidad! afirm, casi retndola,
No te preocupes -aclar ella sin darse por enterada. Mi pap jams cortara un rbol. Imagnate, el encargado
del parque cortando rboles! No. sacamos un pinito para
llevarlo a la casa. Despus lo volveremos a plantar.
Sinti alivio al ver que Emilia no se haba molestado,
pero cuando se dispona a responder, los vio...
Mira! seal, estn cortando un pino.
Eran dos hombres, Uno, calvo, corpulento y con uno
larga cicatriz que le confera un aspecto siniestro en la cara,
internaba derribar un pequeo pino utilizando un enorme
hacha. 61 otro, bastante ms bajo, con un gran bigote y una
cara como de tonto sin remedio, pareca vigilar.
Instintivamente los nios se agazaparon tras unas
matas para no ser vistos.
Ya pu, Lucho! Qu esti haciendo?le pregunt
enojado el grandote, que pareca ser el jefe, al ver que su
secuaz tena la vista fija en la copa de un rbol y una piedra
en la mano.
Es que Rudi... Buag! Me cargan los pjaros!
Crtala oh!, dedcate a aguaitar ms mejor, no vi
que andan atos en bicicleta y nos pueden pillar.
Buag! Me cargan los bicicletistas! protest de
nuevo el bigotudo, pero obedeci a Rudi, su jefe.
14
15
11 Colegio y aventuras
NANCHO! Eres t? oy.
S, mam, ya llegu.
Naaanchooo?... Ven a contarme cmo te fue
oy gritar a su hermano.
Entrando a su dormitorio se sent en la cama.
No me vas a creer lo que nos pas! le dijo.
Rodrigo sonri feliz. El Nancho estara con l durante
un buen rato.
Sii...?
Resulta que cuando bamos de lo mejor
caminando, de repente... apareci un montn de bandidos,
entonces yo me enfrent a ellos y les...
Los ojos del Rodri se abran asombrados, aunque
saba que su hermano era liarlo exagerado y que, de lo que
estaba contando, seguramente menos de la mitad era cierto.
Pero, que importaba si lo rico era estar con l?
Por otra parte, tambin Nancho saba que su hermano
saba, que l lo aumentaba todo.
Esa era toda la gracia del juego.
Bueno, pero cmo te fue a ti en la escuela le
pregunt luego de contarle sus aventuras, aunque no sus
desventuras. Rodrigo era demasiado chico como para
entenderlas...
Sabes?, fue un da maravilloso.
Te cansaste mucho con tus ejercicios?
S, claro, son bien latosos, pero... y levant los
hombros en un gesto de resignacin pero pasaron un
montn de cosas divertidas. Quieres que te las cuente?
Aqulla era una pregunta superflua. Por supuesto que
Nancho le dira que s, y por supuesto que l de todos
modos se las relatara. Pero Rodrigo se entusiasm:
16
Yo la alcanzo se ofreci l.
Despus de todo, el pajarillo iba a ser suyo. Tena que
demostrar que era capaz de cuidarlo. Se apoy en la cama
y se levant hasta alcanzar la repisa con libros. Nunca
antes lo haba intentado, pero el aliciente era muy grande.
Se aferr con ambas manos para buscar con la, vista el
tomo que necesitaban. Luego, reuniendo todas sus fuerzas,
se sujet a la repisa con una .sola mano y con la otra tom
el libro. I lecho esto, se dej caer, exhausto pero feliz.
Aqu est, mam le dijo mientras ella lo miraba
entre temerosa y con orgullo.
Paula, en tanto, observaba con detencin la avecilla
que Rodri le haba prestado.
Estoy segura de que es una golondrina opin
por la forma de la cola: termina en dos pumitas, como una
doble ve, y las alas son bien negras y el pecho blanco.
S. s corrobor la mam definitivamente debe
ser una golondrina.
Busc cu la enciclopedia y ley:
Golondrina. Ave... Pero escuchen esto por favor!
Se alimentan de insectos que cogen al vuelo con el pico
muy abierto, Huaf! Insectos! repiti estupefacta. Yo
pens que coman alpiste...
Los tres se miraron: Y ahora qu? Paula dio con la
solucin.
El ao pasado nos ensearon en e! colegio a hacer
trampas para insectos. Se necesita un frasco de vidrio, un
colador de gnero, una lmpara, un...
Fu fin, en una hora la trampa estuvo lisia y
funcionando. Mientras tanto le hicieron una cuna, le
pusieron una escudilla con agua; otra, con cuatro moscas.
Cuando un par de horas despus Paula sac de la trampa
un montn de bichitos y se los llev al pajarillo, por lo
menos dos de las moscas ya no estaban. Nunca supieron si
se las haba comido o si habran escapado.
Tres semanas ms tarde la pequea golondrina,
curada casi por completo de su herida aprendera, de
nuevo, a volar y volara..., volara lejos.
14 Nada de qu vanagloriarse
15 Secretos
Si le llegas a decir algo al Nancho, peleo contigo,
me lo prometes?
La curiosidad era demasiado grande como para que
Toms no jurara cualquier cosa con tal de or lo que
Claudia quera contarle.
Y a decir verdad, las ganas de Claudia por decir lo
que saba, no eran menores que las de su pololo por
escucharlas.
Resulta que la Clarita vino a verme. Eso no tiene
nada de taro ni menos de secreto, pens Toms; son primas
y lo lgico es que se visiten. Pero, sabes para que?
Ahora la cosa se pona interesante. Hubiera deseado
preguntar, pero no saba si sera lo correcto. Pretiri callar,
e hizo bien, pues su silencio incit a Claudia a seguir
adelante con su historia. Para preguntarme la direccin
de... Al Toms se le erizaron las orejas. En quin estaa
interesada la Clarita? Acaso en el Nancho? No, no poda
ser, si ella era mayor... Aunque, vaya uno a saber!, son tan
taras las mujeres.
S, de quin?
De la Emilia!
Ms que asombrarlo, aquello le pareci raro.
Y para qu quiere la direccin de la Emilia?
Bueno, en realidad, ms que pedirme la direccin
quera que yo la acompaara a hablar con ella. Pens que
yo la conoca.
Y t, que le dijiste?
Bueno, en realidad no le dije que la conoca,
aunque... tampoco le dije que no la conoca aclar ella
como disculpndose.
Pero si no la conoces! Por qu no se lo dijiste?
se extra 1.
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16 La decisin
PESE a las promesas, menos de una hora despus,
Toms fue en busca de su amigo para contrselo todo. Lo
encontr en el dormitorio de Rodrigo. Su saludo consisti
en un:
Oye, as os que le emborrachaste?
Su amigo lo mir extraado.
Qu pena no haberte visto! insisti Toms.
Pero yo lo vi exclam Rodri, Mira, entr,
blanco como un fantasma. Y caminaba sujetndose de las
murallas.
Oye!, espera. Yo jams me emborrache. Lo que
pas fue que me senta muy mal, el mundo se daba vueltas
y vueltas. No s cmo llegu a la casa.
Menos mal que no tenas que ir al colegio se
compadeci Rodrigo.
Bueno, ya pas dijo Toms, arrepentido de haber
tocado el tema -. Ahora te tengo una buena noticia,
Quieres que salgamos de nuevo con la Clarita?
pregunt con no poco recelo su amigo, No es que no
quiera, lo que pasa es que tiene unos amigos!...
No, no se lala de eso call unos momentos para
provocar mayor expectacin. Lo que paso es que la
Emilia quiere que t la llames.
Nancho lo mir fijamente. Se trataba de una broma?
No. La cara de Toms estaba demasiado seria, aunque tena
un gesto un poquito raro, como de insistencia: es verdad,
tienes que creerme.
Era la conciencia que le remorda, pues haba dicho
algo que no era totalmente cierto, pero qu importaba si la
Emilia o si el Nancho eran los que queran llamar por
telfono? Lo principal era que se hablaran de nuevo.
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18 El rapto
POR Un llegaron a la subida del cerro al final de la
calle Po Nono. Le preguntaron al cobrador de peaje si
haba visto la camioneta.
Reciencito pas, son amigos de ustedes?
No, los venimos persiguiendo, son ladrones le
aclar Claudia.
Y a mi me abollaron el taxi exager el taxista.
- Ya me lo imaginaba! exclam el funcionario,
porque llegaron y pasaron, as no ms, sin pagar.
Cuando el conductor se dispona a emprender la
subida, Nancho, divisando a don Nio, sali Hiera del
vehculo:
Espere!, nosotros vamos a hablar con l le dijo,
usted sgalos...
Sus amigos tambin se bajaron. Buenas lardes
salud Nancho, sabe don Nio?, queremos pedirle que
nos ayude.
No, ahora no. Tengo un problema muy grave.
Es que... insisti a pesar de la negativa. Te dije
que no!, o es que no sabes? No...
Cmo puedes saberlo? aadi, hablando en voz
baja.
Nancho se extra. Qu raro! Parece muy
preocupado.
Don Nio, como despertando de un mal sueo,
movi la cabeza y aclar:
Emilia ha sido raptada!...
Qu? gritaron todos en el colmo de la sorpresa.
Luego llovieron las preguntas:
Cundo..., quin..., cmo...?
Entonces les cont lo sucedido:
Recuerdas, Nancho, a esos hombres que ustedes
descubrieron cortando pinos? Al huir, dejaron abandonada
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29
20 La flotilla area
NANCHO contempl la pequea plaza buscando la
forma de continuar la persecucin de los bandidos. En uno
de sus costados haba una gran reja la entrada del cerro
flanqueada por dos gruesos torreones de piedra. Junto a
ella, como un antiguo castillo tambin de piedra, estaba la
caseta del funicular.
l haba subido varias veces en ese trencito que
trepaba cuesta arriba llevando gente al zoolgico, a las
piscinas, y hasta alcanzar la cumbre misma donde estaba !a
gran estatua de la Virgen.
Desde all se vea todo Santiago: el ro Mapocho que
corra atravesando la ciudad de lado a lado; el conjunto de
grandes edificios que marcaban el centro; el cerro Santa
Luca, chiquitito desde la altura, y los barrios que se
extendan a la distancia... Hacia el poniente se poda ver la
cordillera de la costa. Hacia el oriente la vista trepaba por
los primeros faldeos de los andes. Y hacia el norte y el sur
la ciudad se dilua en la bruma gris que, como un animal
maligno que quisiera devorarla, la cubra toda.
Casi adivinando su pensamiento, Toms sugiri;
Podramos subir en funicular.
No s dud Nancbo; no leemos la menor
idea de a dnde pueden haber ido.
Y continu observando. Junto al cerro haba jardines
con caminos de tierra gredosa. Numerosos quioscos
ofrecan man confitado y palomitas de maz, volantines y
cmelas, remolinos, dulces. mscaras, globos...
El grito de Claudia lo sobresalt: --Ya lo tengo!
Que es? le pregunt Toms.
A ti no te lo pienso decir le contest ella
molesta porque l se haba enojado, se supone que no
quieres hablarme...
Fue porque t te reiste de mi.
Es que te veas tan divertido sentado en la punta de
ese montn de cojines.
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21 Y los bandidos?
PERO, y los bandidos? Despus de abollar el taxi,
continuaron su desenfrenada carrera sin importarles
peatones, semforos, automviles, bases, carabineros,
perros callejeros, baches del pavimento o lo que se les
pusiera por delante. Llegaron a la Plaza Baquedano,
cruzaron el ro Mapocho por el puente Pi Nono,
obviamente sin fijarse en el barandal ni en sus hermosos
faroles de cuatro luces. Siguieron veloces hasta la entrada
del San Cristbal, pero no slo no se detuvieron a pagar el
peaje, sino que casi atropellaron al cobrador para continuar
su huida cerro arriba.
Buag!, me cargan los cobradores grit
entusiasmado el bigotudo.
Pero Rudi no le prest atencin. Iba demasiado
preocupado planeando qu hacer para escapar de sus
perseguidores y cmo recuperar la caja con sus preciados
recuerdos.
Adems, aunque no lo poda confesar, iba muerto de
miedo, porque ya vea que Lucho se iba a desbarrancar.
Guarda pu' Lucho! -le advirti al ver que se
aproximaban a una curva muy cerrada, pero ste no le hizo
caso.
Buag! se quej, me carga andar arrancando.
No estamos arrancando pa que sepi lo ret,
lo que hacemos pa que lo sepi, se llama una retirada
estratgica.
Ser po'!, si t lo dec, pero ahora qu?
pregunt el bandido, tan preocupado que hasta olvid decir
buag.
Lo primero es lo primero - -aclar el jefe,
vayamos a buscar a la lola que raptaste, as no se van a
atreverse a hacernos nada.
Claro! acept el bajito, sin entender lo que el
jefe le deca. Y acelerando, sigui cerro arriba.
A Rudi le asalt un pequesima duda:
La nia est en la bodega? pregunt.
En la bodega, dec?
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22 Todos al cerro
EL grupo entr al funicular. Pero no se sentaron,
pretirieron ubicarse de pie en el extremo inferior del vagn,
para mirar hacia abajo cuando este sobrepasara la caceta
desde la cual parta. Una sacudida les advirti que haban
comenzado a moverse y experimentaron ese curioso
cosquilleo en el estmago cuando se niega al igual que
en los ascensores a subir.
Les encant sentir cmo se elevaban por sobre los
lechos y edificios y ver cmo stos se empequeecan a
medida que el trencito de un solo vagn trepaba en
lnea recta y por angostos rieles el San Cristbal.
Muy pronto el funicular comenz a frenar
haciendo esta vez que los estmagos siguieran subiendo
por su cuenta basta las gargantas para detenerse cerca de la
entrada al zoolgico. Pensando que aquel podra ser un
buen lugar para observar que estaba sucediendo, los
muchachos decidieron bajarse. Fue as como pudieron ver
a los bandidos que justo en ese momento llegaban en la
camioneta.
Al, al! llam entonces Nancho a don Nio
utilizando el intercomunicador .Aqu Nancho informando. .
Al, Al!
Aqu, escucho... respondi el administrador
desde su furgn.
Los bandidos estn entrando al zoolgico.
Vamos para all, no los pierdan de vista! Gracias
y fuera!
El taxista, que finalmente se haba decidido, llegaba
en ese mismo momento tambin al lugar.
Pero los bandidos haban divisado a su vez a los
muchachos que venan caminando, as es que Rudi le
orden a Lucho que se dieran media vuelta y escaparan.
No ve que este camino no tiene otra salida, si nos
quedamos, es como meterse en una trampa. Ya, dale la
vuelta ms mejor y vmonos luego.
Sin embargo, aunque Lucho lo hubiera querido, no
hubiera podido hacerlo porque un bus escolar, en medio del
33
24 En el zoolgico
LOS primeros en entrar al zoolgico haban sido los
bandidos: el jefe, Rudi, con su siniestra cicatriz cruzndole
la cara y el bajito con cara de tonto, Lucho. Por supuesto
que lo hicieron sin pagar y atropellando a medio mundo. Y
por supuesto que los guardias comenzaron a perseguirlos
para sicarios de all.
Despus haba llegado el laxista que de inmediato vio
a los bandidos huyendo cerro arriba por los caminos y
escalas del zoolgico, tratando de no ser alcanzados por los
cuidadores.
Como a continuacin, slo breves momentos mis
tarde, hicieran su entrada al zoolgico los cuatro jvenes,
todos juntos corrieron tras los ladrones.
Y, finalmente, lleg el grupo de personas de la
escuela Manantial.
Los dos corta-rboles corrieron hasta los corrales de
los animales andinos, vicuas, llamas, cameros, guanacos y
otros, cercados por una alta reja y, trepando por ella, se
dejaron caer al interior. All se escondieron logrando
despistara sus perseguidores
Tenemos que pensar cmo vamos a salir de esta
dijo el Rudi jadeando.
Geas con la lola pa' tonta. Mira que no
hacerme caso! -gimote Lucho: Buag!, me cargan la'
lola' que se hacen de rogar.
Pero esti seguro de que le dijiste que tena que
venir a la bodega del cerro?
Claro que se lo 'ije! Ten!
Y te dijo que iba a venir?
Geno, tanto venir, como venir me 'ijo que no, me
'ijo algo de que tena que ir de paseo parece que con su
curso de su colegio. Pero eso ya te lo haba contao.
Mira pa lo que vinimos pa'l cerro! repuso
indignado el jefe. Por lo menos te acordi si le dijo
dnde iba a ser el paseo?
EI Lucho se concentr liarlo para pensar, hasta que se
acord:
39
26 Fin
NO, no! No es el FIN, lis importante informar que,
como los bandidos le pagaron al laxista los daos
ocasionados u su vehculo, ste no present ninguna
demanda en su contra.
Por eso Rudi que recuper la caja con sus
recuerdos de nio y Lucho que ahora. buag! odia ms
que nunca a los monos, a los nios y a los rboles, entre
otras muchas cosas, fueron sentenciados a un ao de
crcel por cortar pinos sin autorizacin, e incluidos en un
programa experimental de rehabilitacin que consiste en
plantar rboles, cosa que harn durante sus 365 das de
reclusin.
Y ahora s:
FIN!
40
ndice
1
2
3
4
5
6
7
8
9
1O
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
Los acudas
De cmo empezar a pololear
Rodrigo (y lvaro)
Ala escuela
Otro pasito ms
De visita
Enojado con Dios
Mucho sobre qu meditar
Emilia
Bandidos!
Colegio y aventuras
Qu come una golondrina?
Nuevas amistades
Nada de qu vanagloriarse
Secretos
La decisin
ha persecucin
El rapto
Algo alegre y algo triste
La flotilla area
Tos bandidos?
Todos al cerro
Entre lgrimas y chimpancs
En el zoolgico
Algo termina... algo comienza
Fin
41