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Spychanalyse II1

Jean Allouch
Traduccin del francs por Luca Rangel
Mexico, octubre 2006
Sentimos incluso que si todas las
cuestiones cientficas fueran contestadas,
los problemas de la vida
ni siquiera habran sido rozados.
L. Wittgenstein (Cuestin 6.52, Tratado Lgico Filosfico)2
SPYCHANALYSE

Qu habr hecho, que fue acogido de manera tan diversa, al introducir en el campo
freudiano el trmino spychanalyse ? Una nominacin, gesto a propsito del cual Jacques
Lacan afirmaba que vala como la nica cosa que hace agujero. Un agujero; entonces, esta
nominacin, quizs, lo habr sido. Digo quizs , porque ha llevado a Leo Bersani a
reaccionar ante Spychanalyse diciendo: Pero si eso es el psicoanlisis, no se agrega nada
nuevo . Recib estas palabras como el cumplido ms grande que puede hacerse a mi texto
[ Spychanalyse I3], tanto ms cuanto que vena de alguien que conoca muy bien a su Freud.
Qu hay, en Lacan, sobre la espiritualidad? Esta pregunta, por extraa que resulte, no
me la haba planteado, y he aqu el momento en que, me parece, puede ser abordada.
Pareciera que la nominacin spychanalyse intervino en un terreno que contena ya
un conjunto de datos que, ofrecindose a esta nominacin, fueron retomados por sta. Todo
ocurre como si Lacan, esparciendo por aqu y por all un cierto nmero de indicaciones nos
hubiera dirigido un mensaje subliminal, un desafo quizas, algo as como: Vayan,
compromntanse ustedes en este registro, ya que en lo que a m concierne, no puedo dar ese
paso ms all .
De hecho, tomaba el relevo de Freud flirteando con su
Gedankenubertrgung, pero tambin, principalmente en sus tres ensayos sobre Moiss,
estableciendo un concepto de espiritualidad (Geisttigkeit) que se volvi nada menos que
necesario en Freud. Lacan se anticipaba as a esta proposicin que nos hace Michel Foucault
de inscribir el psicoanlisis en el registro de la espiritualidad y de la cual me ocupo desde
hace casi un ao.
1
2

Conferencia dictada en el Colegio de Mxico el da 28 de octubre 2006. Mxico, D.F.


Ludwing Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus Cuestin 6.52, trad. E.T. Galvn, Alianza, Madrid, 1973, p.
Jean Allouch, Spichanalyse, me cay el veinte N 13: Alles Gute zum Geburtstag! Herr Professor Sigmund Freud...,
Primavera 2006, Mxico, pp. 9-36.

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 1.

As pues, una nominacin que estaba en Lacan a la espera de su advenimiento y que


no tuvo nada de ex-nihilo. Con la cual me encuentro siendo en este asunto el receptor (recibir
no equivale a ser pasivo), receptor de la Geistttigkeit freudiana, del mensaje subliminal de
Lacan y de la propuesta de Foucault: receptor y no iniciador.
I Lacan a favor de la espiritualidad
Nunca jams Lacan menciona la espiritualidad en trminos que, por mnimos que
sean, la condenaran. Suele, ocasionalmente, mofarse de la filosofa, puede burlarse de la
religin, invalidar los efectos de la ciencia, despreciar las pretensiones de la historia; sin
embargo, no se encuentra en l la menor huella de algo en contra de la espiritualidad. Lacan
no evoca ni habla de la espiritualidad ms que en trminos laudatorios. La espiritualidad le
agrada, y no como a algunos hoy en da, que, desviados sobre esta cuestin de la
espiritualidad por su cristianismo latente, desconfian de la peste de esta espiritualidad que
aborrecen, al grado de que esta desconfianza viene a marcar con su impronta al psicoanlisis,
haciendo en contrapunto, reactivamente y sin saberlo del psicoanlisis un psi-ritual, una
psi-ritualidad (psiritualit). Psi-ritualizacin es el verdadero nombre de lo que ellos
llaman psicoanlisis . Por lo mismo, Lacan lo habr precisado (en vano?): el ejercicio
psicoanaltico no es el rito del inconsciente. No es mera fantasa si en algunas ocasiones habla
de la prctica analtica como un ejercicio y no como un rito. El rito se encuentra reglamentado
de entrada (vanse los tres tiempos del rito en la clsica descripcin de Van Gennep); el
ejercicio no. El rito, segn la versin Van Gennep (aunque es diferente para el hinduismo), no
fracasa jams; el ejercicio, en cambio, puede fallar. Ese rechazo de lo que sera un rito es, por
otra parte, confirmado por Lacan cuando rehusa dar a cada psicoanlisis efectivo, un estatus
de iniciacin.
La nominacin spychanalyse exige un doble desplazamiento: desplazamiento del
psicoanlisis respecto a eso que uno cree que es, y desplazamiento de la espiritualidad en
relacin con lo que uno cree que es.
La definicin de esta espiritualidad no cristianizada, la recib, entonces, de Foucault.
Foucault llama espiritualidad a [] la bsqueda, la prctica, la experiencia, a travs de las
cuales, un sujeto opera sobre s mismo las transformaciones necesarias para tener acceso a la
verdad . 4
Que la espiritualidad cuente con la preferencia de Lacan, es algo que se lee desde sus
primeros textos y que se mantendr hasta el final. Les doy enseguida, como prueba de ello,
seis indicios:
4

M. Foucault, LHermneutique du sujet, Pars, Gallimard/Seuil, p. 16. [La hermenutica del sujeto, Curso en el Collge de
France (1981-1982), FCE, Mxico, 2004, p. ].

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 2.

I En 1935, en una resea crtica sobre la obra de E. Minkowski Le Temps vcu [El
tiempo vivido] lo vemos relacionar lo que l llama los anlisis valiosos para la clnica con
la coercin que ejerce sobre el observador el objeto erigido de entrada [yo subrayo] por su
meditacin de lo espiritual . 5 Es, por tanto, tambin, cuestin [] de intuiciones
prestigiosas que expresan mejor los momentos ms elevados de una espiritualidad intensa que
los datos inmanentes al tiempo en que uno los vive. 6
Se vislumbra que este elogio de Minkowski formado en la meditacin de lo
espiritual se le devuelve al crtico mismo, es decir, a Jacques Lacan a sus treinta y cuatro
aos. En 1953, en el momento lgido de la primera escisin, l mismo se inscribir en ese
registro al concluir una carta para Balint con estas palabras que exigen, para ser
comprendidas, el conocimiento del hecho de que Ferenczi fue el padre espiritual de Balint
(Lacan utiliza este trmino a propsito de otro alumno de Ferenczi, a saber, Margaret Little):
Hasta pronto, querido amigo. Sepa usted que gran parte de mi enseanza la realizo sobre la
lnea espiritual de Ferenczi, y quedo ligado a usted con simpata, con mis mejores deseos.7

El mismo ao, exactamente el 26 de septiembre de 1953, en Roma, una breve


intervencin en la que se habla de la descendencia espiritual 8 de Freud por lo mismo que
esta vez se trata de los adeptos al reforzamiento del yo viene a confirmar que, segn Lacan,
el registro que Freud habra abierto a sus sucesores es, realmente, el de una espiritualidad.
Hablar de una descendencia espiritual no es acaso indicar que el anlisis freudiano es una
experiencia espiritual? No se ve cmo se podra concluir de otra manera!
II Tres aos ms tarde, para hablar de [] la coyuntura por la que el psicoanlisis se
pliega hacia un behaviourismo [conductismo] [] , 9 tenemos lo siguiente :
Lo que no podemos dejar de decir aqu, es que Freud, previendo concretamente esta colusin
con el behaviourismo, la denunci por anticipado como la ms contraria a su va. 10 [la va: trmino
espiritual, si lo hay, y del cual Lacan hace un uso constante]. Cualquiera que haya de ser para el
anlisis el desenlace de la singular regencia espiritual en la que parece adentrarse as [].11

No habra razn para leer el rechazo lacaniano de esta regencia espiritual


behaviourista [conductista] como indicador para desprenderse de toda espiritualidad. Es de
una regencia [rgie] de lo que se trata, otras son posibles en el seno mismo de la
5

Jacques Lacan, Psychologie et esthtique , in Recherches philosophiques, 1935, fac. 4, p. 424-431. Repris
dans Pas tout Lacan , p. 109.
6
Ibid., p. 112.
7
Lettre de Jacques Lacan Michael Balint, publie dans La Scission de 1953, Paris, Navarin, 1976, page 119.
Carta de Jacques Lacan a Michael Balint, publicada en La Scission de 1953, Pars, Navarin, 1976, p. 119.
8
Intervention de J. Lacan et rponse aux interventions , in La Psychanalyse n 1, Paris, PUF, 1956.
[ Intervencin de J. Lacan y respuesta a las intervenciones en La Psychanalyse N 1, Pars, PUF, 1956.
9
Jacques Lacan, Situacin del psicoanlisis y formacin del psicoanalista en 1956, Escritos 1, trad. Toms
Segovia, Editorial Siglo XXI, Mxico, 2001 (22ed.), p. 471.
10
S. Freud, Ges. Werke, XIV, pp. 78-79.[Sigmund Freud,
]
11

J. Lacan, Situation de la psychanalyse et formation du psychanalyste en 1956 , in tudes Philosophiques n 4, 1956, pp.
567-584. [En espaol : Jacques Lacan, Situacin del psicoanlisis y formacin del psicoanalista en 1956 , op. cit., p.
471.]

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 3.

espiritualidad. Por otro lado, No es ya de por si excesivo identificar el behaviourismo


[conductismo] como un movimiento espiritual? Es que ser necesario ser uno mismo un ser
especialemente espiritual para realizar semejante denuncia?
III. Se encuentra, el ao siguiente, en 1957, la cuestin de una no menos parecida e
imprevista denuncia planteada, sin duda, a propsito de los Institutos de psicoanlisis a la
manera de Berln.
Los institutos no son la institucin, y de sta habra que hacer la historia para captar en ella
las implicaciones autoritarias por las cuales se mantiene la extraordinaria sujecin a la que Freud
destin a su posteridad, a la que apenas nos atrevemos, en este caso, a calificar de espiritual.12

[] a la que apenas nos atrevemos : Lacan denuncia aqu un deslizamiento, y un


deslizamiento precisamente respecto al carcter espiritual del psicoanlisis.
IV En la sesin del 13 de enero de 1960 de la tica del psicoanlisis, dos cosas son
dichas sobre la elevacin moral y espiritual: por un lado, que no podra dejarse en las
preocupadas manos de una filosofa de los valores y, por el otro, que no podra ser
abandonada, bajo el pretexto de que nuestra accin tiene como intencin una teraputica.
Encontramos ah reunidas las preocupaciones ticas y teraputicas cuya importancia subray
Foucault en las escuelas filosficas antiguas.
V Enseguida, un nuevo apuntalamiento para esta proposicin, segn la cual, Lacan
pensaba efectivamente el psicoanlisis como espiritualidad se encuentra en su ltima
traduccin de Freud, el 20 de noviembre de 1973. El texto Die Grenzen der Deutbarkeit,
llamado en espaol Los lmites de la interpretabilidad, comprende una tercera parte
intitulada: Die okkulte Bedeutung des Traumes El significado ocultista del sueo. Este
ocultista provoc un rechinar de dientes en el entorno de Freud, lo cual no fue inesperado
para aquellos que pudieron haber pensado el psicoanlisis como siendo una ciencia, en el
sentido ms banal del trmino. Dado que no desconoce que el psicoanlisis es una
espiritualidad, Lacan es ms libre. Es porque mantiene unidos esos dos cordeles el de la
ciencia y el de lo espiritual que puede subrayar que lo oculto es eso que el discurso
cientfico no puede encasillar y que, como puede verse precisamente a partir de la ciencia,
lo oculto aparece como oculto, o sea, como lo escondido. Lo oculto, dice entonces: Est
escondido, est en otra parte . Por lo tanto, Lacan no tiene ninguna reticencia en traducir
Geistigen Ttigkeiten por operaciones espirituales y no, como algunos hubieran podido
hacerlo, por operaciones intelectuales (J. Strachey), o por operaciones mentales ,
entindase psquicas . Se trata por supuesto del espritu.

12

Jacques Lacan, La psychanalyse et son enseignement , crits, Paris, Seuil, 1966, pp. 437-458. [En espaol : Jacques
Lacan, El psicoanlisis y su enseanza , Escritos 1, trad. Toms Segovia, Siglo XXI editores, Mxico, 2001,
vigesimosegunda edicin, p. 439.]

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 4.

Al igual que se trata del espritu cuando se le dice a alguien: Diga lo que le venga a
la mente , y no como a veces se dice en francs: Diga lo que le venga a la cabeza ; ya
que, segn el psicoanlisis, no todos los pensamientos estn ciertamente alojados en la
cabeza, algunos emigran !bien activos! a la boca, o sobre la superficie erctil de los
senos; otros a los ojos, o a las orejas; otros alrededor del ano y, otros ms se dirigen
directamente al sexo sin pedirle nada a la cabeza: ningun permiso, ningn aviso. Es de lo que
da cuenta Garca Mrquez en El amor en los tiempos del clera, en donde se encuentra una
extraordinaria definicin del falo que, para comprenderla, es necesario situarla en el contexto
de las familias pobres del Caribe (la gran mayora), y que ha sido proferida por el marido
mdico a su joven mujer virgen en su noche de bodas:
Dijo: Es como el hijo mayor, que uno se pasa la vida trabajando para l, sacrificando todo
por l y, a la hora de la verdad, termina haciendo lo que le da la gana.13

Verifquenlo ustedes, todas las definiciones lacanianas del falo son de este temple, son
espirituales, y es lo que indica que el falo, tanto en Garca Mrquez como en Lacan, tiene
relacin con la verdad.
VI. Se sorprendera uno de la traduccin operaciones espirituales viniendo de
alguien para quien La Fenomenologa del espritu detenta la importancia que sabemos? Hegel
estuvo ah, s, y por mucho tiempo, pero Heidegger tambin. Ahora bien, la espiritualidad es,
por supuesto, lo que hace suelo comn entre Heidegger y Lacan. Foucault, a ttulo cierto, los
aproxima sobre este mismo terreno. Este suelo en comn entre Lacan y Heidegger fue
sealado explcitamente y desde muy temprano, desde 1935, por el mismo Lacan. Evoqu ya
el anlisis de Le Temps vcu [El Tiempo vivido] de Minkowski, en el que Lacan celebra en el
autor la meditacin de lo espiritual . Pero esto fue slo para incitarlo a un mayor esfuerzo
en la espiritualidad. Treinta aos ms tarde, se reencuentra en Lacan esta misma
consideracin del caracter espiritual del pensamiento heideggeriano.
A partir de las caractersiticas que acaban de ser establecidas, creo entonces poder
concluir que Lacan pensaba el psicoanlisis como una cierta regencia (retomando su
trmino) espiritual, y, as, confirmar la presencia en l de este humus de espiritualidad a
partir del cual habr surgido esta nominacin de spychanalyse .
Una vez aclarada esta espiritualidad en Lacan, se pueden detectar dos tesis. Primera
tesis: la espiritualidad analtica no se sostiene solamente en la manera analtica de considerar
aquello que trata, es decir, sus objetos; esta espiritualidad analtica es en s misma constitutiva
de esos objetos. En tanto que tratamiento espiritual, el spychanalyse no hara ms que
someterse al tenor espiritual de estos objetos, regularse por ese tenor. Segunda tesis: la

13

Gabriel Garcia Mrquez, El amor en los tiempos del clera, Buenos Aires, Editorial sudamericana, 2003, p. 230.

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 5.

espiritualidad analtica se sostiene principalmente de la indita versin lacaniana del


significante.
II Caracter espiritual de los objetos del anlisis
Lo mejor ser sin duda proceder a un rpido inventario.
I SCHREBER. En 1953, Lacan menciona: [] el texto clave dejado por Schreber en la
lava de su catstrofe espiritual [] . Imaginemos por un instante que hubiera escrito
catstrofe psquica . Qu hubiera sido entonces? Una estupidez, una tontera respecto al
mismo Schreber para quien la experiencia catastrfica, la que l experimenta, esa de la que l
escribe, no es psquica, sino, en efecto, espiritual.
Adems, el concepto de nombredelpadre con el cual Lacan intentar enseguida dar
cuenta de esta experiencia, no tiene en s mismo su alcance si no se le sita en el registro de lo
espiritual. El artculo sobre La familia de 1938, le haba asignado por adelantado este registro,
al invitar a todos y a cada uno a: [] reflexionar sobre lo que el sentimiento de la
paternidad le debe a los postulados espirituales [yo subrayo] que han determinado su
desarrollo [] . 14 Ah tambin, sustituir espiritual por psquico sera inconveniente,
incluido el punto de vista estrictamente freudiano.
En efecto, los progresos en la civilizacin que Freud revela con la llegada de los
monotestas judos y despus cristianos, no es otra cosa que una historia de la espiritualidad:
o, si se prefiere, una mitologa del espritu . Freud construye una historia de la
espiritualidad (y no una [pre]historia de las religiones) y, con esta construccin misma, le da a
su psicoanlisis un lugar, le da su lugar en esta historia de la espiritualidad. Y Lacan, por lo
tanto, no se equivoca, en la medida en que l precisa que, segn Freud, el paso de la madre
(reconocido por los sentidos) al padre (del cual no hay ninguna certeza sensorial) es una
victoria del espritu. De hecho, Freud as lo explica.
Mientras Lacan est inmerso en Schreber, se reencuentra en l esta misma inscripcin
sobre el registro espiritual de la experiencia schreberiana. Tomen todos los casos fundantes de
la difunta psiquiatra clnica; tomen cada una de esas historias clnicas que aparte de la de
Marguerite Anzieu y la de las Hermanas Papin la editorial Epel ha publicado (James-tilly
Mathews de la psiquiatra inglesa, el profesor Wagner, de la alemana, e Iris Cabezudo de la
uruguaya); tomen la Madeleine de Pierre Janet; y encontrarn cada vez el mismo
inconveniente para describir como psquica la experiencia subjetiva en cuestin.
Espiritual, por supuesto, como para Schreber, conviene mejor.
14

Jacques Lacan, Les complexes familiaux dans la formation de lindividu dans Autres crits, Paris, Seuil, p. 24. [En
espaol : Jacques Lacan, La familia, Editorial Argonauta, Biblioteca de Psicoanlisis, trad. Vittorio Fishman, Buenos Aires,
(4ta edicin), 1997.

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 6.

Siguiendo el mismo hilo por donde remontamos la pendiente histrica, no se traducir


al francs Geistenkrankheit por enfermedad mental o Geistesstrung por trastorno
mental , sino por enfermedad del espritu y trastorno del espritu .
Pero dejemos el campo paranoico de las psicosis para dirigirnos hacia las neurosis.
Qu habr ah ?
II LA BELLA CARNICERA
Estaramos en un error al tomar al pie de la letra la expresin histrica espiritual
con la que Lacan califica a la bella carnicera, error al entender con ello que la histeria deriva
de la espiritualidad? Sera ms bien una manera sencilla de rendirle homenaje, sin ms? Pero
el hecho de que diecinueve lneas ms adelante Lacan reitere hablando as de la
carnicera espiritual y, cinco lneas despus generaliza esta designacin al mencionar:
[] todas las histricas espirituales, carniceras o no, que hay en el mundo . Las histricas
son espirituales . Y entonces, nosotros tomamos nota de ello.
Otra y ms seria objecin contra la lectura literal sostendra que esa afirmacin seala
que, si ellas, las histricas, carecen por un deseo insatisfecho, no carecen de espritu ni ms
ni menos. El espirit aqu designara por metonima la sutileza, el refinamiento, la penetracin
o agudeza, eso que nos lleva a decir en francs de alguien que es un hombre de espritu , [y
que en espaol podra traducirse como hombre ingenioso, con mucha agudeza, con un gran
espritu]. Se tiene o no el espritu. [En espaol se dira que se es: pobre de espritu ]. Es
en ese sentido de espritu que Lacan califica de espirituales a las histricas? Por
supuesto que s. Pero resulta que, en l, eso no objeta en absoluto sino todo lo contrario; por lo
que esta calificacin designa tambin la espiritualidad, una espiritualidad que, a diferencia de
San Pablo, no distingue el espritu de la carne el espritu (que vivifica), de la carne (que
mata). Ambos sentidos estn unidos en Lacan, y esta misma conjuncin delimita lo que
contempla bajo el nombre de espiritualidad. La espiritualidad es, en l, espiritual; mientras
que, recprocamente, el llamado mot desprit [agudeza o chiste en espaol] deriva de
la espiritualidad. A decir verdad, l, en so, est auxiliado y confirmado por el ingenio de su
propia lengua, sobre el cual le sucede ms de una vez toma apoyo su genio, o, dicho de
otra manera, su msica. Ah donde en alemn se dice Witz, en ingls Vit o joke, en espaol
chiste, en italiano battuta o frizzo, el francs detecta la presencia del espritu, decimos: mot
desprit . Sostenindose en Freud, Lacan toca fondo sobre lo que su lengua le ofrece. El 6 de
noviembre de 1957, en la primersima sesin del seminario Las Formaciones del
Inconsciente, sostiene:
Conviene dejarle al espritu todas sus ambiguedades, incluyendo el espritu en su sentido
amplio, ese espritu que evidentemente sirve demasiado a menudo de pabelln para mercancas
dudosas, el espritu del espiritualismo. Pero no por ello carece la nocin de espritu de un centro de

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 7.

gravedad, que reside para nosotros en el ingenio, en el sentido en que se habla de un espritu agudo
[Homme despirit], aunque no tenga una reputacin excesivamente buena.15

Ese mismo ao, la construccin del grafo [del deseo] tuvo lugar en base al anlisis del
chiste [mot desprit], precisamente del clebre famillonario . Ahora bien, esta construccin
no est destinada solamente a dar cuenta del chiste sino tambin de la composicin freudiana
de las as llamadas (por Lacan) formaciones del inconsciente : sueos, sntomas, actos
fallidos. Por lo tanto, es perfectamente coherente si, en efecto, como lo acabamos de ver, los
dos sentidos en francs para espritu van juntos en Lacan, al punto de escucharlo decir
histeria espiritual . El inconsciente, precisar en 1966, es espiritual . 16
Por lo tanto, en el futuro, no habr para nosotros ninguna sorpresa al encontrar la
espiritualidad caracterizada, en Lacan, no menos por la histeria que por la neurosis obsesiva.
III UN CASO DE MAURICE BOUVET. En el curso de su discusin crtica de un caso de
neurosis obsesiva y de su teorizacin, presentados por Maurice Bouvet, Lacan es llevado a
decir esto:
[] nos hacen notar un detalle importante sobre la tematizacin religiosa principal de esta
obsesiva, y es que su madre fue la nica responsable de su educacin catlica, la cual siempre tuvo un
carcter de obligacin y de coaccin. Su conflicto con ella pudo trasladarse al terreno espiritual, nos
dicen. No lo discutimos. Es un hecho que tiene toda su importancia.17

La espiritualidad como registro de la obsesin vale como referencia en comn entre


dos tericos, en este caso, ampliamente opositores!
Ni la lectura lacaniana de la trilogia de Claudel, ni la de Hamlet,18 ni el desarrollo de la
enseanza del amor corts en la joven homosexual, vendran a desmentir, me parece, lo que
este breve inventario seala, es decir, que, segn Lacan, la experiencia que cada uno lleva
consigo cuando se dirige a un psicoanalista, no es psquica sino espiritual. Resulta que el
spychanalyse no tiene, a decir verdad, eleccin, puesto que hacer de-portar esta experiencia a
otro registro, cualquiera que ste sea, a otro mbito distinto al suyo y, especialmente a aqul
de la funcin psi (Foucault), aparece simplemente como un forcejeo. Resulta que la nica
manera de prohibirse una intempestiva transposicin de lo espiritual en psquico es admitir
que la sola acogida posible de esta espiritualidad turbada con la cual tiene que vrselas el
spychanalyste por razones de su clnica, no podra ser ms que una experiencia, ella misma,
espiritual.
15

Jacques Lacan, Les Formations de linconscient, Paris, Seuil, 1998, p. 19. [En espaol : Jacques Lacan, Las Formaciones
del inconsciente (1957/1958), sesin 6 de noviembre de 1957, Paids, trad. Enric Berenguer, Argentina, 1999. p.22.] Los
corchetes son del traductor de la edicin de Paids.
16
Jacques Lacan, Confrence et dbat du Collge de Mdecine la Salpetrire , Cahiers du Collge de mdecine, 1966.
[Jacques Lacan, Conferencia y debate del Collge de Medicina en la Salpetrire ]
17
Jacques Lacan, Las Formaciones del inconsciente, op. cit., sesin del 11 de junio de 1958, p. 458.
18
Sminaire du 11 mars 1959 (version AFI) : Les positions de Goethe et de Coleridge ne sont pas identiques. Elles ont
cependant une grande parent qui consiste mettre l'accent sur la forme spirituelle du personnage d'Hamlet. . [En
espaol : Jacques Lacan, Seminario El Deseo y su interpretacin, sesin 11 de marzo 1959 (versin AFI en francs),
indito en espaol : Las posiciones de Goethe y de Coleridge no son idnticas. Ellas tienen sin embargo un gran
parentezco que consiste en poner el acento sobre la forma espiritual del personaje de Hamlet .]

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 8.

En esta espiritualidad, tal como Lacan la entenda, hemos notado, como de paso,
algunas caractersticas: 1) Tendr que encontrar sus modelos en las escuelas filosficas
antiguas. 2) No es inicitica, no es un rito sino un ejercicio. 3) Su preocupacin por acceder a
la verdad no se opone a la ambicin de hacer ciencia, sino que ofrece una distancia tal,
respecto a esta ambicin, que le permite acoger en su seno eso que usualmente tal ambicin
excluye (como es el caso del ocultismo y de muchos otros fenmenos). 4) Se encuentra
explcitamente ya en Freud y designa el linaje despus de l: padre espiritual del
psicoanlisis. 5) Al igual que en las escuelas filosficas antiguas, comporta una tica
especfica que va a la par con una teraputica. 6) Permite recibir, como contribucin al
desarrollo de la doctrina, a ciertos autores como Hegel, Heidegger, por no decir nada de
Pascal, de Kierkegaard y de otros ms...
Antes de llegar a concluir sobre lo que abastece ms visiblemente a la espiritualidad
versin Lacan, a saber: su significante, me gustara agregar una palabra sobre otro rasgo que,
hasta el momento, slo he mencionado brevemente. El que se refiere al rechazo de la
distincin paulina del espritu y de la carne.
Sin embargo no se trata de decir que nada sera conservado del cristianismo; en la
siguiente cita se ver a Lacan mantener una proximidad y, a la vez, marcar sus distancias (la
llamada personificacin, sin duda demasiado cruel, de este Otro ):
[el psicoanalista] [] Se ver pues lanzado, por mucho que haga, al corazn de esas
perplejidades de la direccin espiritual que se han elaborado desde hace siglos en la va de una
exigencia de verdad, exigencia ligada a una personificacin sin duda cruel de ese Otro, pero que, por
esforzarse en hacer tabla rasa de todo otro afecto en los riones o en los corazones, no haba sondeado
demasiado mal sus repliegues. Y esto basta para hacer evolucionar al psicoanalista en una regin que
la psicologa de facultad nunca ha considerado sino con [miopa] impertinentes.19

Pero son tambin (sobretodo?) ciertas experiencias cristianas lmites las que interesan
a Lacan (como esa que Santa Teresa de vila vuelve manifiesta en la portada del seminario
An); experiencias que, siendo perfectamente calificables como espirituales (pues lo son), no
se muestran para nada mojigatas respecto a lo carnal. As :
[] como cuando se nos dice, por ejemplo, que una Angle de Foligno beba con delicia el
agua en la que acababa de lavar los pies de los leprosos y les ahorro los detalles haba una piel que
quedaba atragantada y as sucesivamente o cuando se nos cuenta que la bienaventurada Marie
Allacoque coma, con una recompensa de efusiones espirituales no menor, [yo subrayo] los
excrementos de un enfermo. El alcance convincente de estos hechos, sin duda edificantes, ciertamente
vacilara un poco si los excrementos en juego fuesen, por ejemplo, los de una bella joven o tambin si
se tratase de tragar el esperma de un delantero de vuestro equipo de rugby. En suma, lo que es del
orden del erotismo queda aqu velado.20

19

Le 23 fvrier 1957, la Socit franaise de Philosophie recevait Jacques Lacan, pour une communication sur La
psychanalyse et son enseignement (publie dans les crits, pp. 437-458). [En espaol : Jacques Lacan, El psicoanlisis y
su enseanza, op. cit., pp. 437- 438.] N del T : impertinente: Lentes que tienen un mango y se usan sostenindolos con la
mano ante los ojos cuando se quiere observar algo. Sin embargo aqu la frase en francs: voir la lorgnette tiene la
connotacin de una visin miope, o tambin hace referencia a aqul que no puede ver ms lejos que la punta de su nariz.
20
Jacques Lacan, seminario La tica del psicoanlisis, sesin 23 de marzo de 1960, Paids, trad. Diana S. Rabinovich,
Argentina, p. 227. Lo que est entre corchetes es de Jean Allouch.

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 9.

Un ao despus de esta sesin del 23 de marzo de 1960 de donde extraigo la cita


anterior, al comentar El Comulgatorio de Baltasar Gracin, Lacan lanza la frase:
concupiscencia espiritual .
Citar, en corto, esta otra declaracin del 8 de mayo de 1963, en la que se trata del
objeto a :
Esa parte corporal de nosotros mismos es, esencialmente y por su funcin, parcial. Conviene
recordar que es cuerpo, y que nosotros somos objetales, lo cual significa que slo somos objetos del
deseo en cuanto cuerpos. [...] Ciertamente, decimos Es tu corazn lo que quiero y nada ms. Con
esto, se pretende designar no s qu de espiritual, la esencia de tu ser, o bien tu amor. Pero aqu el
lenguaje traiciona, como siempre, la verdad. Este corazn slo es metfora si olvidamos que no hay
nada en la metfora que justifique el hbito propio de los libros de gramtica de oponer el sentido
propio al figurado.21

Lacan rechaza, a propsito de este corazn, la distincin entre sentido propio y sentido
figurado. Por lo mismo, puede hablar a la vez de concupiscencia espiritual y circunscribir
la espiritualidad a partir del significante, tal como lo habr definido.
III Espiritualidad del significante
Notablemente, las tres citas ms explcitas a este respecto son todas posteriores a la
invencin del objeto a.
De entrada, al final del seminario La angustia (19 de junio de 1963), Lacan est
intentndo darle cuerpo a los diferentes modos del objeto a, est tratando de indicar cmo,
cada uno de ellos puede funcionar como causa. Denota, en consecuencia, que eso apela a
una nueva crtica de la razn , una razn ya tejida en el dinamismo ms opaco en el
sujeto , es decir, ligada al dinamismo de las diversas formas del objeto a minscula. Precisa
entonces que la subjetivacin as anudada no es ni del orden psicolgico ni del orden de un
desarrollo observacin en la que reencontramos, una vez ms, la puesta a distancia de lo
psi , condicin de posibilidad para situar el psicoanlisis como espiritualidad. Esta nueva
crtica de la razn conjunta as el dinamismo opaco de los objetos petit a con el efecto de un
significante a partir del cual, la trascendencia es evidente en relacin a dicho desarrollo .
Viene entonces, a manera de parntesis, la declaracin siguiente:
He dicho trascendencia. Y luego? No tienen por qu alarmarse! [...] Pero, precisamente, la
existencia de la angustia en el animal desestima perfectamente las imputaciones de espiritualismo que
no pueden hacrseme de ningn modo con el pretexto de que en esta ocasin planteo como
trascendente la situacin del significante.22

La espiritualidad lacaniana puede tambin distinguirse por la caracterstica que se


acaba de leer: una cierta trascendencia del significante en unin con el dinamismo de los
objetos a minscula.

21

Jacques Lacan, seminario La angustia, sesin 8 de mayo de 1963, Paids, trad. Enric Berenguer, Buenos Aires, Argentina,
2006, p. 233.

22

Jacques Lacan, seminario La angustia (1963/1963), sesin 19 de junio de 1963, op. cit., p. 320.

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 10.

Pero, se dirn ustedes, Lacan no habla aqu de espiritualidad. Simplemente previene el


peligro que l corre de ser estigmatizado como espiritualista. Sin embargo, estaramos muy
equivocados al leer su legtima defensa frente al espiritualismo como un rechazo de la
espiritualidad. Y eso es, justamente, lo que indica la cita siguiente, la cual liga explcitamente
el significante lacaniano con la espiritualidad. El 11 de diciembre de 1968, el ya clebre
frasco de mostaza, siempre vaco segn Lacan, lleva la precisin siguiente:
[] Es precisamente, en efecto, que, su principio espiritual, su origen de lenguaje es que haya
en alguna parte un agujero por donde todo se va. Cuando se renen en su lugar aquellos que han
pasado ms all, el pote tambin reencuentra su verdadero origen, a saber: el agujero que estaba hecho
para enmascarar en el lenguaje. 23

Inscrito sobre el pote, especialmente en las vasijas que se depositan en las tumbas, el
significante viene a agujerear el pote. Este agujero en el lenguaje se present ah como un
principio espiritual, nada menos, dira yo, como su principio espiritual. El trmino est en
Freud cuando habla del descubrimiento del alma (Seele) como principio espiritual (geistige)
en el seno del individuo . 24
Finalmente, y ser mi tercera cita, esta vez no de Lacan sino de Jacques Aubert que le
aporta a Lacan su conocimiento sobre Joyce. Dado que Lacan le manifiesta pblicamente a
Aubert su ignorancia sobre lo que era la epifana en Joyce, Aubert le responde, citando a
Stephen Hero:
[] por Epifana, l [Joyce] entenda una manifestacin espiritual, descubierta a travs de la vulgaridad
del lenguaje [].

Se sabe que Lacan, as de refinado como l saba presentarse, no se prohiba en


algunas ocasiones como Joyce lo haca tambin (aunque ste ignorndolo) ser vulgar.
Este rasgo de estilo, en un dandy, era una marca de espiritualidad. Ya que esta vulgaridad, al
igual que en Joyce, no era menos espiritual y, desconocerlo, produce contrasentidos de lectura
tales como los de Didier Eribon ofuscndose por la manera popular (que quiere decir
vulgar ), injuriosa segn l, como Lacan evocaba a los personajes del Banquete de Platn.
Encontramos, notablemente, un eco en Freud de la acometida de la espiritualidad
lacaniana sobre la doctrina del significante. Freud reune la espiritualidad y la escritura o,
mejor dicho, una cierta relacin con la escritura. Lo dice, sin duda, a propsito de los judos:
Los judos conservaron la orientacin hacia intereses espirituales (geistige), el infortunio
poltico de la nacin les ense a estimar en todo su valor el nico patrimonio que les haba quedado:
su Escritura (Schriftum: tambin literatura, letra). Inmediatamente despus de la destruccin del
templo de Jerusaln por Tito, el rabino Johann ben Zakkai obtuvo el permiso para inaugurar la
primera escuela de la Tor en Iabne. En lo sucesivo fueron la Sagrada Escritura (heilige Schrift) y el
empeo espiritual en torno de ella, lo que mantuvo cohesionado al pueblo disperso.25

23

Jacques Lacan, seminario De un Otro al otro (1968/1969), versin ntegra, sesin 11 de diciembre 1968, p. 72.
S. Freud, Lhomme Mose, op. cit., p. 214. [En espaol : Sigmund Freud, Moiss y la religin monotesta
(1939 [1934-38]), op. cit., p. ].
25
Ibid. [En espaol : Ibid., p. 111.]
24

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 11.

Concluyo: Es acaso que, haciendo valer cmo Lacan pensaba a medias palabras
la experiencia analtica como una experiencia espiritual, les impongo un argumento de
autoridad? S y no. S, y no veo adems ninguna otra razn al menos para lo que se quiere
de una escuela lacaniana ms que la de jugar a hacerse el tonto hacindose el difcil con el
argumento de autoridad. El estudio de estos textos no podra prescindir, absolutamente, de
esta confianza otorgada al autor Jacques Lacan. Confianza, qu quiere decir eso? Que por el
momento se tomar sustento sobre esta o esta otra proposicin, sin tener uno mismo realmente
probada la validez. Y esto es algo que ningn estudio lacaniano por ms serio y desarrollado
que sea podra esquivar completamente o abstenerse de pasar por ah. Incluso conviene que
sea as, que la cosa sea explcita y no escondida debajo del abrigo.
Pero cole lacanienne designa tambin un camino opuesto, una puesta a prueba de
los enunciados de Jacques Lacan; puesta a prueba que a su vez produce otros enunciados que
ya no son de Lacan pero que se reivindican como lacanianos (esta conferencia consiste en
so). Estamos entonces en las antpodas del Jacques dijo .26 Estos enunciados elaborados
por nosotros delnean a un Lacan que, por el solo hecho de que seamos nosotros quienes los
formulemos, se encuentra desplazado frente a s mismo y, particularmente, frente a la manera
en la cual l mismo se presentaba y quera ser situado. Lacan adviene entonces como siendo
aqul que nosotros decimos que l es, su trazo resulta so que nosotros decimos que l habr
sido.
As es como, desde el inicio de los aos ochenta, pudimos poner en duda el freudismo
de Jacques Lacan: no, su camino no es, palmo a palmo, freudiano. Por tanto, hoy puedo
considerar y esta vez sin que jams l lo haya dicho y con Foucault, que l consideraba la
experiencia psicoanaltica como una experiencia espiritual.

26

Expresin francesa que alude a un juego infantil donde las reglas consisten en hacer que los otros realicen una
actividad siempre y cuando se anteceda la orden con la emisin: Jacques dit. Todos al unisono tendran que
seguir al lder que formula su orden bajo la frase Jacques dit. En caso contrario, si el nio ejecuta la orden
sin que sta haya sido acompaada previamente con la frase Jacques dit, ese nio pierde el juego.
Asimismo se pierde si no se realiza la actividad que ordena el lder bajo la orden de Jacques dit.

J. Allouch / Spychanalyse II / Mexico, octubre 2006 / p. 12.

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