El Género Ensayo, Los Géneros Ensayísticos y El Sistema de Géneros
El Género Ensayo, Los Géneros Ensayísticos y El Sistema de Géneros
Y EL SISTEMA DE GNEROS
Tengo muy en cuenta para esta exposicin mis trabajos tericos previos, sobre todo: Teora del Ensayo
(Madrid, Verbum, 1992; en lo fundamental es una Leccin impartida con ese mismo ttulo en 1989),
El Ensayo y Adorno (en V. Jarque, ed., Modelos de Crtica: la Escuela de Frankfurt, Madrid-Alicante,
Verbum-Universidad, 1997, pp. 169-180), Las categorizaciones esttico-literarias de dimensin: gne-
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ro/sistema de gneros y gneros breves/gneros extensos (en Analecta Malacitana, XXVII, 1, 2004, pp.
7-31), as como por otra parte los previos materiales de investigacin histrica imprescindibles para
poder haber efectuado la reflexin sealada, materiales que siguiendo las circunstancias he ido dando
a imprenta segn se me ha solicitado y tomando como objeto la historia literaria espaola, cuyo ejemplo es ms que suficiente para el estudio al caso: El ensayo en los siglos XIX y XX (Madrid, Playor, 1984,
pero es dos aos anterior), Los gneros ensaysticos en el siglo XVIII (Madrid, Taurus, 1987), Los gneros
ensaysticos en el siglo XIX (Madrid, Taurus, 1987) y el inacabado Los gneros ensaysticos en el siglo XX
(Madrid, Taurus, 1987). Estos materiales historiogrficos no son ms que la conformacin del esquema
de la obra que ofrecer en no mucho tiempo con el ttulo de El Ensayo y los Gneros Ensaysticos en la
Espaa moderna.
Cf. CROCE, B.: Esttica como ciencia de la expresin y lingstica general, Mlaga, gora, 1997, pp. 61-62.
Cf. BANFI, A.: Filosofa del arte, ed. D. Formaggio, Barcelona, Pennsula, 1987, p. 92.
HEGEL, G. W. F.: Esttica, ed. A. Llanos, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1985, vol. VIII.
Naturalmente que en la literatura asitica existen aproximaciones a las formas del discurso del ensayo,
pero no tan caractersticamente como en Occidente ni con su aspecto de estilo crtico, por as decir, tan
habitual. Durante el siglo XX, sobre todo en lo que se refiere a Japn, s que existe una convergencia
por traslacin occidental. El mejor antecedente nipn es del siglo XIV: Kenko Yoshida, Tsurezuregusa
(Ocurrencias de un ocioso), ed. Justino Rodrguez, Madrid, Hiperin, 1996.
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pios necesariamente habrn de ser modernos, pues no cabe pensar que la tradicin
clsica haya enunciado en algn momento el fundamento de algo que escapa al curso de su propia racionalidad antigua y su horizonte intelectual. De ah justamente el
problema terico-histrico, pues el almacn retrico carece en rigor de medios fehacientes que allegar a nuestro objeto. (Quizs el camino por el que la realizacin literaria ms lejos fue en este sentido de tendencia hacia el ensayo en la tradicin antigua,
a diferencia de lo que se suele creer, haya sido el de los discursos de la controversia,
tal es el caso de San Jernimo en lengua latina). Como no poda ser de otro modo, ni
la dispositio retrica ni la teora aristotlica de los gneros retricos ofrecen una modalidad de discurso susceptible de ser conducida al gnero del ensayo. Narracin, descripcin y argumentacin no pueden identificar, a no ser parcialsimamente, la forma
del discurso del ensayo. Ni realidad o accin perfectiva y conclusa de la narracin y
sus consiguientes habilitaciones verbales, ni accin imperfectiva e inacabada de la
descripcin y asimismo sus consiguientes habilitaciones verbales del presente y la
continuidad, y, por ltimo, ni argumentacin declarativa, confirmativa o refutativa
fundada aristotlicamente en la prueba y la lgica del entimema son modalidades
del discurso del ensayo. En lo que sigue expondr cmo por dicha razn la cuestin
ha de ser centrada, segn es evidente, en la discriminacin, definicin y categorizacin del tipo de discurso que produce el gnero del ensayo y distintivamente lo configura y articula dando lugar a esa realizacin diversa de las correspondientes a la
tradicin antigua y clasicista. Y aadir por lo dems que, desde luego, no se habrn
de confundir discurso y gnero, como no los confundieron ni Platn en la Repblica
ni Aristteles en la Potica y sin embargo algunos comentaristas lo hacen en sus exgesis. Pero antes, pienso, ser preciso intentar determinar, por encima de la formalidad del discurso, esos principios ms generales que en la historia del pensamiento
necesariamente han de dar razn del portentoso fenmeno de la creacin, o ms bien
cristalizacin definitiva, del nuevo gnero. En lo que tiene que ver con el ya referido
gnero del poema en prosa, el fundamento reside (o as yo lo he interpretado de manera histrico-literariamente mostrada) en el principio romntico de la intromisin o
integracin de opuestos o contrarios; principio que, por otra parte, considero no ajeno a la constitucin del ensayo en tanto que en ste ha lugar la convergencia de discurso de ideas y de expresin artstica, o de pensamiento terico o especulativo y
arte. Un diferente asunto es que, ms all de la integracin de contrarios en tanto que
formacin de artes compuestas caractersticamente moderna, en sumo grado la pera, haya recado en la configuracin de los gneros de extensin breve (ensayo, poema en prosa, fragmento) la responsabilidad de las decisiones genricas esencialmente modernas6.
Ahora bien, es nicamente el proyecto de libertad que en sentido convencional
podemos llamar kantiano, de un lado, y la cada de la Potica clasicista en tanto que,
sobre todo, cada de su concepto de finalidad artstica y literaria, tambin kantiana6
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Puede verse un estudio de toda esta serie de problemas en mis trabajos reunidos con el ttulo de La
Modernidad potica, la Vanguardia y el Creacionismo, ed. J. Prez Bazo, Mlaga, Analecta Malacitana,
2000.
mente sancionada en la tercera Crtica en los nuevos trminos de finalidad sin fin,
por otro, aquello que permite explicar la constitucin de esa nueva entidad establecida mediante el gnero moderno del ensayo. La finalidad sin fin, reformulada por
Hegel como fin en s mismo, es concepto esttico de insercin artstica, pero representa
no slo una disolucin de finalidad artstica en lo que de esto, de artstico, el ensayo
tiene, sino una concepcin general de abandono del pragmatismo pedaggico sin
cuya desaparicin el ensayo no ha lugar pues habra de permanecer situado entre las
modalidades de finalidad retrica o de tal investidura didctica o divulgadora. Aqu
el sentido de libertad, que abraza, como no poda ser de otra manera, tanto el propsito finalista como la actividad productora, estatuye, aun en sus diversos sentidos, la
idea moderna de crtica.
El ensayo representa, pues, el modo ms caracterstico de la reflexin moderna.
Concebido como libre discurso reflexivo, se dira que el ensayo establece el instrumento de la convergencia del saber y el idear con la multiplicidad genrica mediante
hibridacin fluctuante y permanente. Naturalizado y privilegiado por la cultura de la
modernidad, el ensayo es centro de un espacio que abarca el conjunto de la gama de
textos prossticos destinados a resolver las necesidades de expresin y comunicacin
del pensamiento en trminos no exclusiva o eminentemente artsticos ni cientficos.
En lo que sigue proceder a definir el discurso del ensayo, situarlo histricamente y
ofrecer algunos elementos relevantes e indispensables para su categorizacin moderna; trazar las lneas de relacin entre el mismo y los gneros ensaysticos dentro
de un sistema de gneros que necesariamente los ha de integrar; reconsiderar las
principales teoras del ensayo y trazar finalmente un esbozo tipolgico de los gneros ensaysticos.
El discurso del ensayo, y subsiguientemente la entidad constitutiva del gnero
mismo, slo es definible mediante la habilitacin de una nueva categora, la de libre
discurso reflexivo. La condicin del discurso reflexivo del ensayo habr de consistir en
la libre operacin reflexiva, esto es, la operacin articulada libremente por el juicio. En
todo ello se produce la indeterminacin filosfica del tipo de juicio y la contemplacin de un horizonte que oscila desde la sensacin y la impresin hasta la opinin y
el juicio lgico. Por tanto, el libre discurso reflexivo del ensayo es fundamentalmente
el discurso sinttico de la pluralidad discursiva unificada por la consideracin crtica
de la libre singularidad del sujeto. Por otra parte, el ensayo posee, como gnero, la
muy libre posibilidad de tratar acerca de todo aquello susceptible de ser tomado por
objeto conveniente o interesante de la reflexin, incluyendo privilegiadamente ah
toda la literatura misma, el arte y los productos culturales. La libertad del ensayo es
atinente, pues, tanto a su organizacin discursiva y textual como al horizonte de la
eleccin temtica. Es de advertir que el ensayo no niega el arte ni la ciencia; es ambas
cosas, que conviven en l con especial propensin integradora al tiempo que necesariamente imperfectas e inacabadas o en mero grado de tendencia. Por ello el gnero
del ensayo se muestra como forma polidrica, sntesis cambiante, diramos, para un
libre intento utpico del conocimiento originalmente perfecto por medio de la imperfeccin de lo indeterminado.
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SCHILLER, F.: Sobre poesa ingenua y poesa sentimental, Madrid, Verbum, 1994.
REYES, A. (1941-1942): La crtica en la edad ateniense. La antigua retrica (O.C. XIII), Mxico, FCE, 1961,
pp. 59 y 408.
En realidad, este fenmeno es coincidente, o anlogo, con el operado literariamente por la Vanguardia
histrica, o por la Neovanguardia en el caso importante y tardo de la Teora esttica de Adorno, obra
que se hace justamente cargo de la interpretacin de esos dos momentos del arte del siglo XX.
Los gneros ensaysticos, concebidos como gneros ideolgico-literarios, se diferencian de todo punto tanto de los gneros poticos o artstico-literarios como de las
realizaciones de tipo cientfico. En general, las formas de lenguaje que realizan la
produccin textual ensaystica son determinables dentro del gran espacio de posibilidades intermedias entre los gneros cientficos y los gneros artsticos, entre la tensin antiestndar del lenguaje artstico y la univocidad denotativa promovida por el
lenguaje cientfico, entre la fenomenologa y los hallazgos de la poeticidad, de un
lado, y la cientificidad, de otro. En este sentido, lo que denomino sistema global o
total de gneros parte de un sistema tripartito que puede ser representado como una
pirmide compuesta de tres vrtices: gneros ensaysticos, gneros cientficos y gneros artstico-literarios o poticos10. De esa manera es posible recomponer el concepto
dieciochesco de literatura en cuanto produccin integradora de ciencia, pensamiento
y arte, como expresin del todo. Ahora bien, es imprescindible la redelimitacin de
las producciones del discurso cientfico-tcnico moderno, producciones que en tanto
integradoras de cdigos de lenguaje no natural y estratificaciones intensamente terminolgicas abandonan la entidad de los discursos literarios. Por ello, estar constituida la literatura mediante el conjunto de gneros poticos y gneros ensaysticos.
Si intentsemos dar orden a los gneros ensaysticos, se observara que, en consecuencia de lo anterior, la determinacin de una doble tendencia, bien de aproximacin o alejamiento respecto de uno u otro de esos dos extremos dialcticos y alternativos, el artstico y el cientfico, es el horizonte que necesariamente rige la elaboracin
de la serie ensaystica. Ms adelante volveremos sobre ello. Pero, adems, es de advertir que el ensayo se encuentra, a tal propsito, justo en el centro; en el centro del
conjunto del segmento ensaystico, y asimismo en el centro del todo. No en el centro
de la Literatura, pues si excluimos por razones evidentes de lenguaje no natural o de
tendencia fuertemente a la codificacin artificial los discursos cientficos, segn
hemos efectuado anteriormente, se obtiene un conjunto binario, con todas las transiciones existentes de hecho y discriminables, pero binario, ensaystico y artstico. En
todo caso ser pertinente replantearse diferentes regmenes de posibilidad de hibridacin y dominancia de los discursos.
En la cultura espaola, como es sabido, las pautas que inmediatamente anteceden a la constitucin del ensayo son bsicamente localizables en el Teatro Crtico Universal y en las Cartas Eruditas y Curiosas de Feijoo, en las Cartas Marruecas de Cadalso,
en las publicaciones peridicas dieciochistas como el Diario de los Literatos y El Censor.
En Europa, de la manera ms estable, Shaftesbury, Addison y en general los empiristas ingleses. Corresponde a Larra el honor de consumar el gnero del ensayo breve a
la manera de artculo acorde con las necesidades de la Espaa decimonnica. Eduardo Gmez de Baquero, Andrenio, sostiene que la literatura espaola ofrece una larga
tradicin de ensayistas perfectamente explicable en virtud de la tendencia tanto moralista como discursiva que en ella es perceptible desde sus orgenes y que vino a
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Esta pirmide sera invertida si nos atuvisemos, en vez de a la realidad moderna, al momento originario de la produccin, es decir a los escritos de los presocrticos, pues stos definiran el lugar inicial,
indiferenciado del que provendra la subsiguiente dualidad cientfica/artstica o potica.
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llenar de moralidades y de reflexiones incluso las novelas del gnero picaresco11. Esta
tendencia espaola prefigura en su vertiente didctica perfiles de cierto sesgo ensaystico involucrados en diversos gneros artsticos, quiz muy especficamente en la
poesa didasclica, pero es cierto que de manera fundamental en la novela. Andrenio, siguiendo a Bacon, reconoce en las Epstolas de Sneca la obra de un ensayista, y
prosigue explanndose sobre un amplio y acertado elenco de autores espaoles: desde Guevara y Fray Luis a Feijoo y el Padre Isla, y ya en tiempos modernos, Larra,
Juan Valera, Clarn y por supuesto extensamente los del Noventayocho. Por otra
parte, escritos novelescos de Eugenio dOrs como La bien plantada y La escenografa del
tedio pueden ser considerados como ensayos novelados. Sea como fuere, habra que
asignar a Ortega no slo la cualidad reconocida de ensayista espaol por antonomasia, sino tambin la de uno de los ms destacados modelizadores del ensayismo filosfico europeo de su tiempo. Precisamente, dentro de la cultura europea en general
cabra destacar la encumbradsima tradicin del pensamiento alemn declaradamente asitemtico, desde Lessing a Schiller, tradicin sta que culmina en ciertas obras
de Schopenhauer, en Nietzsche y, por supuesto, Kierkegaard.
Las tres grandes teoras del ensayo han sido elaboradas, siguiendo su orden cronolgico, por Lukcs, Bense y Adorno. Las ms importantes son la primera y la ltima y, de entre stas, la de Adorno, texto que representa a mi modo de ver el momento culminante de la Potica moderna, cerrando el arco tratadstico abierto como terico de la tragedia por Aristteles. El joven Lukcs compuso en 1910 Sobre la esencia y
forma del Ensayo, un escrito, un ensayo que constituye la primera reflexin de gran
relieve acerca del gnero. Para Lukcs, en el ensayo la forma se hace destino o principio de destino, pues el ensayista se instala en la eterna pequeez del ms profundo trabajo mental respecto de la vida, y la subraya con modestia irnica, el ensayista ha de meditar sobre s mismo, ha de encontrarse y construir algo propio con lo
propio12. A su juicio, el ensayo toma por objeto privilegiado las piezas de la literatura y el arte, por ello es el gnero de la crtica; habla siempre de algo que tiene ya
forma, o a lo sumo de algo ya sido; le es, pues, esencial el no sacar cosas nuevas de
una nada vaca, sino slo ordenar de modo nuevo cosas que ya en algn momento
han sido vivas. Y como slo las ordena de nuevo, como no forma nada nuevo de lo
informe, est vinculado a esas cosas, ha de enunciar siempre la verdad sobre ellas,
hallar expresin para su esencia13. Se llega as a lo que el pensador hngaro considera la paradoja del ensayo: mientras que la poesa toma sus motivos de la vida (y
del arte), para el ensayo el arte (y la vida) sirve como modelo. En contraste a lo que
sucede con la poesa, la forma del ensayo todava no ha concluido su proceso de
independencia, y mientras la poesa recibe la forma del destino, en el ensayo la forma
se convierte en destino.
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Cf. GMEZ DE BAQUERO (ANDRENIO), E.: El ensayo y los ensayistas espaoles contemporneos,
El renacimiento de la novela espaola en el siglo XIX, Madrid, Mundo Latino, 1924, p. 140.
Cf. LUKCS, G. (1910): Sobre la esencia y forma del ensayo, El alma y las formas, ed. M. Sacristn,
Barcelona, Grijalbo, 1975, pp. 23 y 36.
Ibid., p. 28.
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Cf. BENSE, M.: ber den Essay und seine Prosa, en Merkur (1947), I, pp. 414-424. Dada la importancia y su escasa accesibilidad inclu una exposicin detenida de este artculo de Bense, casi en traduccin literal, en mi Teora del Ensayo, cit. Como es sabido, Bense acab por derivar, siguiendo el ms radical formalismo de su poca, hacia una semitica matemtica en s misma encerrada. Adorno realiz
en su ensayo sobre el ensayo, texto que en realidad es un desafo a la capacidad de pensamiento neopositivista en contraposicin a la suya propia expresada en ese mismo ensayo, la ms penetrante y radical crtica a ese neopositivismo formalista de su tiempo, para el cual sin duda pensaba en Bense, a
quien cita. Dice ah Adorno que el pensamiento tiene su profundidad en la profundidad con que penetra en la cosa, y no en lo profundamente que la reduzca a otra cosa (vase siguiente nota, p. 21).
Cf. ADORNO, Th. W. (1958): El ensayo como forma, Notas de Literatura, trad. M. Sacristn, Madrid,
Ariel, 1962, p. 30. Nueva versin espaola (en Madrid, Akal, 2003, O.C. 11) de la ed. completa alemana
de R. Tiedemann et al., traducida por A. Brotons Muoz.
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eficiente ilustracin de este problema del pensamiento que por ser, a mi juicio, de
dimensin muy amplia y de cultura de poca seal con anterioridad.
Bien es verdad que el gnero del ensayo es el caso distintivo de representacin de
la posicin del hombre moderno en el mundo y del ejercicio de su actitud reflexiva y
crtica, de la individualidad y la libertad; pero el ensayo ha de ser interpretado y
categorizado genricamente en orden a la amplia gama de realizaciones dentro de la
cual se aloja y, con la posicin que fuere, a mi juicio central, centro, como dije, en la
cual adquiere propio lugar y verdadero sentido. Los gneros ensaysticos en general
y, en particular, el ensayo corresponden a las modalidades principales de la teora y
la crtica de la literatura, as como de las artes y por otro lado de la esttica, ya se
presenten como ensayos tal cual o a travs de las modelizaciones empricas del artculo o a travs del marco genrico pre-intencional que delimita la frmula del prlogo. En efecto, el ensayo es el gnero y el discurso ms eminente de la crtica y de la
interpretacin, de la exegtica y la hermenutica. En razn de sus dimensiones, puede hablarse de dos tipos de ensayo, el ensayo breve (a menudo presentado en forma
de artculo, o como coleccin o compilacin de stos) y el ensayo extenso o gran ensayo (con frecuencia presentado unitaria e individualmente en forma de libro). En lo
que se refiere plenamente a los gneros ensaysticos, siguiendo los criterios esbozados proceder discriminar un segmento compuesto por aquellas obras de tendencia
de aproximacin cientfica, es decir las desprovistas de prescripcin temtica (a excepcin del gnero utilitarista dieciochesco del proyecto y, muy secundariamente, de
la historiografa, dado su carcter ambivalente o deslizante, como vena ya a apreciar
Hegel) y aquel otro segmento compuesto por obras de tendencia o aproximacin
artstica.
En el primer caso son de tomar en cuenta, siguiendo la tendencia de creciente
aproximacin cientfica, las denominaciones de discurso y artculo, panfleto, informe, manifiesto, estudio y tratado; teniendo en cuenta que los dos primeros, discurso
y artculo pueden acceder por directa aproximacin y neutralidad emprica de su
capacidad referencial, a ensayos, pero tambin a textos de gran aproximacin cientfica, y por tanto se uniran a los finales del estudio y el tratado. Ntese que opsculo
y folleto realmente no son ms que designaciones de tipo emprico que remiten a
ciertas cualidades materiales o bien de dignidad otorgada al contenido de su objeto,
o bien a simples dimensiones empricas incluso determinadas por la norma legal.
En el segundo caso, la tendencia de aproximacin artstica o potica remite a
aquellas obras que poseen predeterminacin temtica, clasificables como autobiografa, biografa, caracteres, memorias, confesiones, diario, utopa, libro de viajes, aforismo, paradoja, crnica, etc. Se ha de tener en cuenta cmo la biografa e incluso en
ocasiones los gneros memorialsticos pueden poseer sentido historiogrfico, y cmo
a su vez, por el sentido opuesto, pueden tender a la ficcin narrativa, a la novela
biogrfica o histrica. O cmo el libro de viajes, por su parte, puede aproximarse a la
novela de viajes, o bien mantenerse prximo a la crnica descriptiva o a otras modalidades ensaysticas.
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