Ensayo de Mujeres
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espera...
Signos Literarios 15 (enero-junio,
2012),
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De modo que, segn este criterio, las mujeres no slo no habran producido
ensayo, sino tampoco, pensamiento, ideas, y, por tanto, conocimiento acerca
de nuestra realidad. Si en 2011 presenciamos todava un debate sobre esa
problemtica, qu puede decirse entonces acerca de la recepcin de la produccin
de las ensayistas de la primera mitad del siglo XX, aquellas que prepararon el
camino en Hispanoamrica para la explosin del feminismo en las dcadas de
1970 y 1980. Ha sido nula. Sobre su obra se ha cernido el silencio, y con l, el
desconocimiento del que tanta conciencia tuvo Victoria Ocampo. Profticas
fueron sus palabras citadas como exergo de este trabajo, en las que el sentido
trgico de una comunicacin que se sabe interrupta en su canal hacia el
destinatario, se equilibra con la resistencia y la espera humilde del desciframiento
futuro, futuro pero seguro, revelndose as la aguda conciencia histrica de esta
escritora.
Estas ensayistas entre las que se encuentra la propia Ocampo, nacidas a finales
del XIX o en las primeras dcadas del siglo XX, pueden reconocerse como un
grupo de mujeres profesionales que practicaron el ensayo dentro de una obra
de mayor amplitud y como parte de su relacin de trabajo con algunos medios
o formas de comunicacin: Camila Henrquez Urea (Repblica Dominicana,
1894-1973), a propsito de su actividad cvica y poltica vinculada estrechamente
a su profesin de docente; Victoria Ocampo (Argentina, 1890-1979), a partir
de su labor de difusora y promotora de la cultura y de su inters y su vocacin
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Alfonso Reyes lo defini como [el] centauro de los gneros, donde hay de todo y cabe todo,
propio hijo caprichoso de una cultura que no puede ya responder al orbe circular y cerrado de
los antiguos, sino a la curva abierta, al proceso en marcha, al Etctera; Arturo Souto, como
un escrito, por lo comn breve, sobre temas muy diversos. No lo define el objeto sobre el cual se
escribe, sino la actitud del escritor ante el mismo. Actitud de prueba, de examen, a veces de
tentativa o de sondeo. El ensayo es una cala, una avanzada, un tiento por el que se reconoce un
terreno nuevo, inexplorado. No tiene ni requiere aparato crtico ni gran extensin; en el fondo es
una hiptesis, una idea que se ensaya. Sin ropajes eruditos, su apariencia enjuta es engaosa [y] su
humildad es tan slo aparente; Jos Luis Martnez, como una peculiar forma de comunicacin
cordial de ideas en la cual stas abandonan toda pretensin de impersonalidad e imparcialidad
para adoptar resueltamente las ventajas y las limitaciones de su personalidad y su parcialidad. En
los ensayos ms puros y caractersticos cualquier tema o asunto se convierte en problema ntimo,
individual [] y se presenta como testimonio, como voto personal y provisional; y Gmez de
Baquero, como la didctica hecha literatura, es un gnero que le pone alas a la didctica y que
reemplaza la sistematizacin cientfica por una ordenacin esttica, acaso sentimental, que en
muchos casos puede parecer desorden artstico. Segn entiendo el ensayo, su carcter especfico
consiste en esa estilizacin artstica de lo didctico que hace del ensayo una disertacin amena en
vez de una investigacin severa y rigurosa. El ensayo est en la frontera entre dos reinos: el de la
didctica y el de la poesa, y hace excursiones del uno al otro (citados en Gmez Martnez).
Aulln de Haro, con una voluntad terica que pretende mantenerse en los lmites del discurso
acadmico, lo conceptualiza como un gnero naturalizado por la cultura de la Modernidad
progresivamente desde sus orgenes y sujeto, por tanto, al decurso de la sucesiva implantacin
revolucionaria anticlasicista de sta, al extenso conjunto de accidentes y resoluciones del arte
literario y del pensamiento nacidos de la formacin prerromntica, sobre todo empirista inglesa e
ilustrada alemana, del siglo XVIII (20); y Liliana Weinberg, entre lo acadmico y lo ensaystico,
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Por ejemplo, El ensayo hispanoamericano del siglo XX de John Skirius; Antologa del ensayo
mexicano moderno de Jos Luis Martnez.
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3. La voz textual, que se identifica como voz del autor, representa o pretende representar la voz nacional o verdaderamente nacional que se opone a
voces o intereses particulares y a las pretensiones extranjeras.
4. Esa voz nacional se postula como incluyente de todos sus miembros, es
una voz que, entonces, representara la totalidad de los intereses de los
componentes de lo nacional.
Mara Andueza, en su artculo Trayectoria y funcin del ensayo hispanoamericano del siglo XX, destaca entre los temas fundamentales de una ensaystica
cuya funcin es dar respuesta a los grandes problemas de su tiempo: 1) el ser
de Amrica y la identidad latinoamericana; 2) el mestizaje y su espritu; 3) la
civilizacin y la barbarie; 4) la ciudad y el campo; 5) el intervencionismo
estadounidense y la rplica anti-imperialista; 6) el humanismo y la formacin
de la conciencia americana; 7) la cultura de los pueblos y el derecho a la cultura
(1-11). Las preocupaciones y caractersticas de este corpus muestran la continuidad de una serie de tpicos que marcaran las reflexiones sobre el rea
continental.
A la seleccin en que se instaura toda antologa, habra que aadir los aspectos
que la crtica considera valiosos para el estudio y la reflexin de las obras elegidas.
Un ejemplo paradigmtico es la ensaystica de Jos Mart, diversa, compleja,
contradictoria en sus postulaciones, y el papel privilegiado que ha otorgado la
crtica entre toda ella a Nuestra Amrica, as como la manera en que ese
ensayo, de una extraordinaria riqueza estilstica y conceptual y de una gran
sutileza poltica, ha sido ledo e interpretado. Es dentro de los paradigmas del
ensayo continental desde donde hay que entender, entonces, la afirmacin de
Mary Louise Pratt: ninguna autora ingresar al canon ensaystico mientras se
considere que el ensayo de identidad es el ensayo latinoamericano por antonomasia (75). Qu significa tal afirmacin, que las mujeres no reflexionaron
sobre la identidad? O se trata, no de la identidad, sino de ese imaginario que se
postula como la identidad nacional?
Si se revisa la produccin textual de estas escritoras vinculada al ensayo, se
advierte rpidamente que de la identidad se trata en todos los sentidos, y
especialmente de su prescripcin y la manera en que la misma afecta o determina
a las mujeres, y con ellas al conjunto de la sociedad. Pensemos en ejemplos
concretos, qu es Influencia de las mujeres en la formacin del alma americana
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de Teresa de la Parra sino una revisin de la historia continental desde el papel desempeado por las mujeres y, por lo tanto, un cuestionamiento del no-lugar
prescrito por la historia oficial que es reflejo de esa identidad prescrita? A ella le
debemos, entre muchos otros aportes, la postulacin de un lugar para Malitzin/
doa Marina, es decir, una identidad otra, con una funcin poltica activa en la
transformacin de su mundo durante el proceso de la Conquista. No se refiere
al problema de la identidad tambin Gabriela Mistral en su agudsimo ensayo
La fealdad del indio? Y no lo hace Victoria Ocampo en La mujer y su
expresin al indagar de manera renovada en la funcin social de la maternidad
y sus relaciones con la creacin artstica? Y qu son los diversos textos recogidos
en Nosotras, y la piel de Alfonsina Storni, o el ensayo Feminismo de Camila
Henrquez Urea, sino revisiones de las consecuencias de una identidad prescrita
en las mujeres y la sociedad? Y estn adems los ejemplos ms explcitos de
cmo participaron en la discusin acerca del problema de la identidad mediante artculos crticos como los de Margot Arce y Nilita Vients4 a propsito de
Insularismo, de Antonio S. Pedreira, texto cannico sobre la identidad
puertorriquea; o mediante el ensayo sobre la identidad costarricense de Carmen
Naranjo;5 o las tesis sobre la mujer en la historia de Mxico en Declaracin de
fe (Reflexiones sobre la situacin de la mujer en Mxico) de Rosario Castellanos,
entre otros. Tampoco hay que olvidar a estos propsitos que el problema de la
identidad no puede entenderse como una particularidad de un grupo en un
sentido mecanicista, pues la identidad se define a partir de y en relacin con
los otros.
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y escritura del mundo que han hecho los otros; no le[s] alcanza el discurso
instaurado, legitimado, canonizado. No quiere[n] escribir del mundo
aquello que ya se ha escrito protagonismo, herosmo visible o anecdotarios ejemplares paradigmticos sino indagar en los espacios
residuales, en sus restos, en aquello que an espera ser reconocido y desentraado. (54 y 55)
significado (Lotman 23). Esa subordinacin del significado a una de las cadenas
de significantes del texto obedece a un problema de recepcin que implica la
incapacidad de descifrar significados que alteran los paradigmas sociales de valor
de una poca. Lotman afirma que
[] la complejidad de la estructura es directamente proporcional a la
complejidad de la informacin trasmitida. La complicacin del carcter
de la informacin conduce inevitablemente a una complicacin del sistema semiolgico empleado para su transmisin. (21)
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Se ha hablado siempre con admiracin del genio poltico de Hernn Corts, de su sagacidad extraordinaria para tratar y pactar con los indios. Yo
creo seores, que esa sagacidad misteriosa de Corts se llama exclusivamente doa Marina. En las diversas crnicas sobre la Conquista de la
Nueva Espaa, es decir, en las dos o tres que conozco, se le atribuye a
doa Marina un papel importante en cuanto a intrprete y mediadora;
dando consejos acertados o descubriendo conjuraciones, como la de
Cholula, en la que se tramaba la muerte de Corts y de toda la expedicin. A travs de lo poco que se dice se adivina lo mucho que no se cuenta.
Es absolutamente seguro que la influencia de doa Marina en la Conquista de Mjico fue ms importante, su mediacin y sus consejos mucho ms
frecuentes y sutiles de lo reconocido por los historiadores. (148-149)
De la Parra inicia la reconstruccin de la figura histrica en el mbito polticointelectual, con una lectura que es fiel y a la vez suspicaz respecto del documento
histrico, de ah la dialctica decir-adivinar que ella propone. El documento la
sita en un contexto, ofrece los datos fundamentales para historiar y entender/
adivinar/imaginar la figura fuera de las mitificaciones hechas por la historia
oficial desde mediados del XIX:
Vendida como esclava por su madre y su padrastro quienes la dieron de
noche a unos indios forasteros para usurpar su cacicazgo y su herencia.
Doa Marina haba pasado por diversas manos y diversas ciudades. Pudo
aprender as durante su vida errante, junto con el don de adaptarse, las
costumbres, aspiraciones, rivalidades e idioma de los diversos pueblos que
iba a someter Corts. De modo, que a su inteligencia natural, una la
amplitud de miras que da el haber viajado y el tacto refinado que da el
haber sufrido. Habla la lengua maya, la lengua azteca y aprendi muy
pronto a expresarse en espaol con tal soltura y claridad como si hubiese
nacido en Sevilla. (150-151)
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poltica de una historia oficial nueva. Cules son los elementos con que De
la Parra articula su personalidad? En primer lugar, al presentarla, le adjudica
inteligencia, sagacidad y capacidad de mediacin, para luego pasar a situarla
social e histricamente: destaca su condicin de mujer objeto de intercambio o
venta desde las manos de su madre hasta las de Corts. La experiencia esclava la
provee, sin embargo, de cualidades que le sern tiles: el conocimiento de otras
lenguas y costumbres, visin y tacto en el trato con los otros. Dotada de esa
personalidad, doa Marina se convierte en sujeto histrico; deja de ser una de
las causas de la Conquista como la considerara Reyes, para causar, es decir,
actuar e incidir dentro del mundo en que le toc vivir. Habr que esperar
medio siglo para que los estudios culturales y, en particular, los poscoloniales
teorizaran esa manera de leer la voz del sujeto subalterno en los documentos de
los dominadores.
La segunda referencia importante dentro del mundo americano de la
Conquista es a:
[...] la melanclica usta doa Isabel, nieta del monarca peruano Tpac
Yupanqui y madre del primer escritor americano, el tierno Garcilaso de la
Vega. La vida de esta ltima pasar dulcemente entre el amor y las lgrimas. Como fruto de su mansa abnegacin no recoger sino ingratitud y
desamor. No importa, se refugiar en el silencio y la resignacin. Su dolor
de abandonada madurado por su lujo en la aoranza y el destierro producir, muchos aos despus, uno de los ms bellos libros de la literatura
clsica espaola: Los Comentarios Reales. (148)
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Esta tendencia a la relectura religiosa parece ser comn en las ensayistas del
siglo XIX y el XX, como lo demuestra Pratt con los fragmentos que analiza de
un ensayo de Gertrudis Gmez de Avellaneda. Siguiendo esta lnea y entrando
a un aspecto tan problemtico como la maternidad, paso ahora a comentar
el ensayo de Victoria Ocampo La mujer y su expresin, presentado, al igual
que el de Teresa de la Parra, como conferencia, slo que radiofnica dirigida
al pblico espaol en agosto de 1936. El texto es complejo por el amplio
espectro que abarca el manejo de una nocin como expresin. Me voy a detener, como dije, en el momento en que la relaciona con la maternidad y luego
con el arte:
Por cierto, estoy convencida de que la mujer se expresa tambin, de que se ha
expresado ya maravillosamente, fuera del terreno de las ciencias y de las artes.
Que esta expresin ha enriquecido, en todos los tiempos, la existencia, y que
ha sido tan importante en la historia de la humanidad como la expresin del
hombre, aunque de una calidad secreta y sutil menos llamativa, como es
menos llamativo el plumaje de la faisana que el del faisn. (274)
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Pero no hay que hacerse ilusiones, en la mujer esa totalidad es tambin una
instancia deseada pues la maternidad es un acto desvalorizado por la sociedad.
El ensayo propone una readecuacin del campo semntico y extiende el carcter
de la expresin hasta el estigmatizado cuerpo mismo de la mujer. No debera
sorprender que no haya sido asimilado por la crtica ensaystica, ni por la
preocupada por problemas sociales, ni por la preocupada por problemas
estticos.
En este eje reflexivo que se propone resignificar la maternidad, se encuentra el recado La madre: obra maestra (1940) de Gabriela Mistral. Nuevamente
el mbito de referencia es el arte, pero la imagen de la obra se traslada del nio
a la madre misma y la manera en que la recepcin de su ser aparece como naturalizada y, por tanto, devaluada.
El amor de la madre se me parece muchsimo a la contemplacin de las
obras maestras. Es magistral, con la sencillez de un retrato de Velzquez;
tiene la naturalidad del relato en la Odisea, y tambin la familiaridad,
que parece vulgar, de una pgina de Montaigne. (288)
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Pero el tipo de recepcin que pone en escena Mistral es masculina (el varn
asimila el dolor de la mujer a cualquier operacin de la naturaleza, 288), y con
ella dialoga o a ella replica. El amor de la madre, que alcanza a todas las criaturas,
se equipara al amor de Dios; es, por ello, superior a cualquier hechura humana.
Su grandeza, sin embargo, es ajena a la idea de autora porque el genio se
transfigur en ella en humildad (291). Brevsimo el texto de Mistral, ms
potico y menos ambicioso que el de Ocampo, en l se realizan operaciones
similares tomando como referente arte y religin, expresiones que concentran
los valores ms importantes del espritu humano, buscando homologar una
creacin que ha tenido su lugar en los mrgenes o en un centro invisibilizado.
Los ejemplos fragmentarios vistos aqu son suficientes para demostrar que
la obra de las ensayistas hispanoamericanas de la primera mitad del siglo XX
requiere de un nuevo horizonte de recepcin que permita entender el dilogo
establecido con la produccin textual otra, as como los aportes hechos para la
comprensin del ser y el mundo de su poca. Para que esta nueva mirada se
haga realidad debemos tener conciencia de cmo han operado y operan los
modos naturalizados de devaluacin que distorsionan la mirada y la memoria
crtica. Se olvida que el significado es una instancia productiva, que se actualiza
mediante el carcter dialgico consustancial al lenguaje, cualidad que permite
resignificar los sentidos en el mbito social y esttico. Activados dichos principios
metodolgicos, podremos apreciar que la ensaystica de las escritoras realiza un
desplazamiento de la concepcin de lo poltico, en tanto asunto pblico, hacia
el interior de su propia experiencia cultural ubicada en el registro de lo privado.
Es desde este desplazamiento donde podemos empezar a comprender su
reflexin sobre tpicos inexplorados y desatendidos en las reflexiones cannicas
sobre la problemtica sociopoltica y cultural del continente. Cuando lo
hayamos logrado, entonces, llegar para sus obras el fin de la espera, de esa
espera que en la cultura simboliz Penlope, y que se desplaz desde la figura
del amado hasta la espera de la interpretacin del tapiz, del desciframiento de
los textos, para que puedan cumplir su verdadera funcin en el mbito del
conocimiento y la cultura.
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