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Lo Imaginario Durand Gilberted Editable
Lo Imaginario Durand Gilberted Editable
::Irl
9287
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COLECCIN TEXTOS
DEL BRONCE
GILBERT. DURAND
LO IMAGINARIO
Prlogo de Jean-Jacques Wunenburger
Traduccin y eplogo de Carme Valencia
Imaginario: estudios generales de Montserrat Prat
EDICIONES
DEL BRONCE
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INDICE
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Introduccin
l.
NINGUNA PARTE DE
ssrx
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17
23
31
46
PUBUCACIN,
II. LAS
CIENCIAS DE LO IMAGINARIO
53
2. Confirmaciones anatomo-fisiolgicas
y etolgicas
.
59
7
LO IMAGINARIO
66
PRLOGO
DE APROXIMACIN AL MITO
A) Lo algico de lo imaginario . . . . . . . . . . . . . 99
1. Pluralismo especfico y clasificacin . . . . . 99
2. La lgica del mito
102
gramtica
de lo imaginario
107
B) 3.
ElLa
tpico
socio-cultural
de lo
imaginario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
C) La dinmica de lo imaginario:
La cuenca semntica
119
Conclusin
135
Bibliografa
13 9
141
15 5
Agradecimientos
165
JEAN-JACQUES WUNENBURGER
iunto de imgenes mentales y visuales, organizadas entre ellas por la narracin mtica (el sermo mythicus),
por la cual un individuo, una sociedad, de hecho la humanidad entera, organiza y expresa simblicamente sus
valores existenciales y su interpretacin del mundo frente a los desafos impuestos por el tiempo y la muerte. Lo
imaginario, al igual que las formas simblicas para
E. Cassirer, se convierte de este modo en una categora
antropolgica, primordial y sinttica, a partir de la que
pueden entenderse las obras de arte, y tambin las representaciones racionales (por lo tanto, la ciencia misma) y
a fin de cuentas el conjunto de la cultura.
Marcado por las orientaciones y los resultados de las
investigaciones de Mircea Eliade, de Gaston Bachelard
y ms tarde de Henri Corbin, Gilbert Durand ha puesto en marcha una metodologa original de acercamiento
a lo imaginario (el estructuralismo figurativo), que ha
sabido conciliar el rigor del estructuralismo de los aos
sesenta (heredado de Claude Lvi-Strauss) y la profundidad de las significaciones propias de las corrientes hermenuticas (Paul Ricoeur, entre otros). Porque lo imaginario, lejos de estar olvidado en lo arbitrario de las
reglas de asociacin, como en el caso de la antigua
phantasia, obedece a una lgica restrictiva, sobre el modelo de las reglas semnticas y sintcticas de los hechos del lenguaje, reforzada por races neurobiolgicas
y componentes afectivos, ya descritos por la psicologa
de las profundidades.
Es la razn por la que el estudio de lo imaginario de
un creador, de una sociedad o de un estilo artstico con10
PRLOGO
JEAN-JACQUES WUNENBURGER
miento (de donde las categoras de mstico, esquizomorfo y ciclo-rtmico) y por otro hacia expresiones
singulares, polaridades, y cuencas semnticas que
modulan y transforman las estructuras. Si ha parecido
que Gilbert Durand valoraba al principio un acercamiento sobre todo estructural y sincrnico, la aplicacin
de la mitocrtica y del mitoanlisis a partir de los
aos ochenta le ha conducido de forma clara a poner el
acento tambin sobre la diversificacin histrica -y por
lo tanto diacrnica- de lo imaginario, segn rostros o
climas plurales de las obras y segn ciclos sucesivos
que ven alternar grandes figuras, dominantes y recesivas, de los mitos.
Porque lo imaginario del hombre, es decir los mitos y
los smbolos, viven de manera autnoma, transindividual, desarrollndose independientemente de los proyectos y de las decisiones de los hombres, pero sobre la
base de un patrimonio limitado de imgenes, que se ven
combinadas y puestas en bucles segn configuraciones
variables y condiciones locales y puntuales. De este
modo, la antropologa de lo imaginario, convertida en
mitodologa, desemboca en una comprensin metdica y renovada de las artes, de las ciencias y del conjunto de las representaciones culturales de una sociedad en
evolucin. Este conocimiento se desarrolla sobre el
modo retroactivo, permitiendo reconstituir la organizacin de las imgenes y de los relatos del pasado, pero
tambin sobre el modo prospectivo, ya que el conocimiento de las variaciones ronicas permite presentir las
lneas de evolucin posible de un imaginario social. La
12
PRLOGO
JEAN-JACQUES WUNENBURGER
PRLOGO
al cual van a beber individuos y sociedades para construir sentido, valores y expresiones estticas. Gilbert
Durand abre de este modo la puerta a una sabidura,
recordndonos que razn e imaginario pueden alguna
vez invertir sus papeles la razn desvelndose paradjicamente ms opresiva que lo imaginario. E inversamente, a pesar o a causa de su complejidad y de su riqueza,
lo imaginario puede constituir la expresin ms profunda de Ja creatividad y de la libertad humanas.
Jean-Jacques Wunenburger, profesor de filosofa, es director del Centre Gastan Bachelard de Recherches sur l'lmaginaire et la Rationalit en la Universidad de Borgoa (Dijon-France), y director del Bulletin de Liaison, des Centres de
Recherches sur l'lmaginaire. Adems de sus obras consagradas
a lo imaginario (la ltima, Philosophie des images, Presses Universitaires de France, 1997), es editor de numerosas publicaciones colectivas consagradas a los problemas del espacio, del
tiempo, de los ritmos, etc. Dirige desde 1986, los Cahiers du
Groupe de Recbercbes sur les lmages, Symboles et Mythes (ditions Universitaires de Dijon).
15
INTRODUCCIN
17
LO IMAGINARIO
de razonamiento--- sobre la imagen mental (imagen perceptiva, imagen recuerdo, fantasma, etc.) o icnica (es
decir, sobre las figuraciones pintadas, dibujadas, esculpidas, fotografiadas ...) reducidas a la porcin congrua.
Tal innovacin en nuestra civilizacin, si bien ha per- '
mitido, ciertamente, llevar a cabo el censo y eventualmente clasificar -en lo que llamamos lo imaginario- el
museo de todas las imgenes pasadas, posibles, producidas o por producir, y gracias a esta exhaustividad, ha permitido el. estudio de los procedimientos de su produccin, de su transmisin, de su recepcin, acaso no ha
provocado por encima de todo una ruptura, una revolucin verdaderamente cultural, en esta filosofa de
biblioteca y de escritura que haba sido el patrimonio
bimilenario de Occidente?
Las otras civilizaciones del mundo, las civilizaciones
no occidentales, no han cortado nunca entre las informaciones (digamos las verdades) llevadas por la imagen y
las llevadas por los sistemas de escritura. Muchos de estos
ltimos, como los jeroglficos egipcios o los caracteres
chinos, de origen ideogramtico (es decir, en donde el
signo escrito copia una cosa por un dibujo ms o menos
estilizado, y no se reproduce solamente por medio de signos convencionales; alfabticos, los sonidos del lenguaje
hablado) mezclan con eficacia signos imagsticos y sintaxis abstractas.' Por otra parte, vastas y perennes civilizaciones, por ejemplo en la Amrica precolombina, en la
2. P. Aroneanu, Le maitre des signes, Syros, Pars, 1989; M. Granet,
La pense chinoise (1934), Albin Michel, Pars, 1988.
18
INTRODUCCIN
PARADOJA DE LO IMAGINARIO
EN OCCIDENTE
1
UNA ICONOCLASIA ENDMICA
LO IMAGINARIO
CIEREC,
Saint-:
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LO IMAGINARIO
Imperio de Alejandro, el advenimiento y despus la destruccin del Imperio romano, el nacimiento del Cristianismo, el cisma de Bizancio y de Roma, la emergencia del
Islam, las Cruzadas, etc. Y sbitamente, un sabio musulmn de la Espaa conquistada por el Islam, Averroes de
Crdoba (1126-1198), descubre y traduce al rabe los
escritos del :filsofo griego. Estas traducciones fueron
retomadas con avidez por los filsofos y telogos cristianos. El ms clebre, y el ms influyente, ya que su sistema se convirti en la filosofa oficial de la Iglesia romana, es santo Toms de Aquino. Fue un gran intento el
de anudar el racionalismo aristotlico y las verdades de
la fe en una suma teolgica que iba a convertirse en el
eje de reflexin de toda la escolstica (doctrina de la escuela, es decir de las universidades controladas por la
Iglesia) de los siglos XIII y XIV.
Cuando, mucho ms tarde, Galileo y despus Descartes establecieron las bases de la fsica moderna -lo
que constituye el tercer momento de la iconoclasia
occidental-, se corrigieron ciertamente muchos errores de Aristteles, pero sin contradecir de ningn modo
los objetivos filosficos de este ltimo y de su continuador Toms de Aquino, a saber: que la razn es el
nico modo de acceder o de legitimar el acceso a la verdad. Ms que nunca, a partir del siglo XVII, lo imaginario se ve excluido de los procedimientos intelectuales.
El exclusivismo de un mtodo nico, el mtodo para
descubrir la verdad en las ciencias -tal es el ttulo
completo del famoso Discurso (163 7) de Descartes-,
invade todo el campo de investigacin del saber ver26
LO IMAGINARIO
28
Cualquier imagen que no sea simplemente el modesto clich de un hecho es sospechosa: son repudiados con el mismo movimiento, fuera de la tierra firme
de la ciencia, los ensueos de los poetas, quienes, en
adelante, se convierten en malditos, las alucinaciones y los delirios de los enfermos mentales, las visiones de los msticos, las obras de arte. En cuanto a este
tema, es placentero anotar que en la ley francesa que
reglamenta las construcciones de los edificios pblicos, slo el 1 por ciento de los gastos est otorgado a
la ornamentacin y al embellecimiento artsticos. Esta
inhibicin y esta depreciacin son tenaces: siguen articulando la teora de la imaginacin y de lo imaginario
en un filsofo contemporneo como j ean-Paul Sartre.'
Esta lenta erosin del papel de lo imaginario en la
filosofa y la epistemologa occidentales, si bien ha asegurado, por una parte el enorme desarrollo del progreso tcnico y la dominacin de esta potencia material
sobre las otras civilizaciones, por otra parte ha dotado
tambin al adulto blanco y civilizado de un particularismo marcado, separando a este ltimo y su mentalidad lgica del resto de las culturas del mundo, tachadas
de prelgicas, de primitivas o de arcaicas.
7. J. P. Sartre, L'imaginaire, Gallimard, 1940. Para Sartre, la imagen no es ms que una casi-observacin, una nada, una degradacin del saber con carcter imperioso e infantil, que se parece
al error en el spinozismo (sic), aade Sartre, optando as por la tesis
clsica desde Aristteles.
29
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LO IMAGINARIO
2
LAS RESISTENCIAS DE LO IMAGINARIO
31
LO IMAGINARIO
junto a la corriente tan poderosa de la iconoclasia racionalista, germinaban en cristiandad, a la vez una esttica
de la imagen santa que el arte bizantino iba a perpetuar durante numerosos siglos, mucho despus del cisma
de 1054, y a la vez -a travs de la mariolatra (culto de
la Virgen) y de las hiperdulias (veneraciones insignes)
de los santos- un culto pluralizado de las virtudes de la
santa divinidad, rozando algunas veces la idolatra, o por
lo menos introduciendo variantes politeizantes en el
monotesmo estricto nacido del judasmo. Por fin, la
oracin ante iconos privilegiados constitua un acceso
directo, no sacramental (que escapaba a la administracin eclesistica de los sacramentos), al ms all sacrosanto ... 9
A esta resistencia bizantina a la destruccin de la imagen, hay que aadir, en los siglos XIII y XIV de la Cristiandad de Occidente, el grandioso florecimiento de la
iconodulia gtica debida en gran parte al xito de la orden y a la mentalidad de la joven fraternidad de san
Francisco de Ass (1226). Progresivamente a la iconoclasia mitigada de la esttica cisterciense del siglo XII,
predicada por san Bernardo, el tiempo de las catedrales y de su rica ornamentacin figurativa ( estatuas,
vidrieras, iluminaciones, etc.), se sucede poco a poco, en
el corazn de la ciudad, la austera clausura de los monasterios aislados en las landas de malezas y los valles
rurales. Los franciscanos, monjes no enclaustrados, no
slo sern los propagadores de esta nueva sensibilidad
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LO IMAGINARIO
religiosa -devotio moderna-, no slo sern los creadores de numerosas puestas en imgenes de los misterios de la fe (representaciones teatrales de los misterios, figuracin de las catorce estaciones del camino
de la cruz, institucin de la devocin al nacimiento
de la natividad -presepio---, puesta en escena en el sacro
monte, de los episodios de la vida del santo fundador,
difusin de biblias moralizadas ricamente ilustradas,
etc.), sino que ms an son los promotores de una de las
raras filosofas de la imagen en Occidente, que empieza
con la apertura a la naturaleza de las;;;;(F del santo de
Ass cantando a nuestro hermano el sol, nuestra hermana la luna, y se prolonga con el Itinerarium ments in
Deum (Itinerario del alma hacia Dios) del sucesor de
Francisco, el superior general de la Orden, san Buenaventura. No slo, como en el caso de san Juan Damasceno y la tradicin platnica, la imagen de la santidad
incita a penetrar por su contemplacin hasta la santidad misma, sino que ms an -y el naturalismo del
empirismo aristotlico ha pasado por aqu!- toda representacin de la Natura, de la Creacin es un envite
al itinerario hacia el Creador. Cualquier contemplacin,
cualquier mirada sobre la Creacin, incluso en su nivel
ms bajo, es vestigio (vestigium) de la Suma Bondad
del Creador. Pero el alma humana es capaz de representar an ms precisamente por la imagen (imago) las
virtudes de la santidad. Por fin, etapa suprema del itinerario, Dios puede otorgar a la imagen santa el parecido (similitudo) con su propia figura. Por tanto,
mediante los grados de tres representaciones de imge34
't
nes -vestigio, imagen propiamente dicha, parecidoel alma creada es reconducida al Dios creador. Esta
doctrina iba a originar no slo muchas recetas de la
lmitatio Cbristi, no slo el florecimiento de cultos de
santos en que dominicanos y franciscanos van a rivalizar en competitivas leyendas doradas, 10 sino que
tambin iba a ser determinante para la esttica, especialmente iconogrfica, de la Cristiandad occidental,
tanto como la esttica y el culto del icono lo haban sido
para la Iglesia de Oriente. Pero estas dos estticas de la
imagen, la de Bizancio y la de la Cristiandad romana, se
desarrollan, por as decirlo, en sentido inverso. Bizancio
focaliza la figuracin y la contemplacin sobre la imagen del hombre transfigurado por la santidad, y cuyo
prototipo es Jesucristo viviente. Ass -seguido por la
Roma pontifical- da entrada a Dama naturaleza en
el cuadro. Opcin en la cual la sensibilidad de los pases clticos (Francia, Blgica, Pases Bajos, Irlanda,
Escocia ... ) se adentrar con delicia, puesto que lamentalidad de la antigua cultura de los celtas est en gran
parte constituida por el culto y las mitologas de las
divinidades del bosque, del mar, de las tormentas ... 11
Poco a poco, en los cuadros de temas religiosos, la predileccin por las escenas al aire libre dominar (Huida
10. De las cuales la ms clebre es la del dominicano Jacques de
Voragine, que excluye celosamente cualquier alusin a la orden rival
de san Francisco ...
11. G. Durand, Beaux-arts et archtypes, la religion de l'art, PUF,
1989.
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LO IMAGINARIO
a Egipto Predicaciones en la Montaa, Pescas milagrosas, Hebreos en el desierto, Zarza ardiente etc.) y
predominar progresivamente hasta invadir toda la superficie de la .imagen. La libre apertura a la Naturaleza
y a sus representaciones deba provocar una especie de
doble efecto perverso: por una parte, la figura del hombre se borra cada vez ms en el decorado natural de las
aguas, de los bosques, de las montaas; por otra parte,
paradjicamente el culto de la naturaleza facilita la
vuelta de las divinidades elementales pero antropomrficas de los antiguos paganismos. El humanismo del
Renacimiento del Quattrocento (siglo XV) ver paradjicamente la exaltacin del hombre natural y de su decorado agreste, pero tambin la vuelta a la teologa natural
de las fuerzas antropomrficas que rigen la naturaleza,
la vuelta al paganismo ...
En este estado de crisis de la teologa cristiana precisamente estallar la necesidad de la Reforma, y lo que
podemos llamar la tercera resistencia icondula que
traer la Contrarreforma. La Reforma de Lutero, y sobre todo la de sus sucesores, entre ellos Calvino, es una
ruptura con respecto a las malas costumbres que ha
tomado la Iglesia a lo largo de los siglos, y especialmente a travs de la contaminacin humanista de los
grandes papas del Renacimiento (Po II, Alejandro
Borgia, Julio II Len X, hijo de Lorenzo el Magnfico). As la esttica de la imagen y la extensin sacrlega del culto de los santos sern combatidas por la
Reforma. Existe una iconoclasia pregonada que se traduce en destrucciones de estatuas y de cuadros. Sin
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LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
No obstante, movimientos como el Prerromanticismo (Sturm und Drang en Alemania), y despus el Romanticismo fueron remansos privilegiados en el Siglo de
las Luces triunfantes.
La esttica prerromntica y los movimientos romnticos que emanan de l marcan muy bien la cuarta resistencia de lo imaginario a la concesin masiva al
racionalismo y al positivismo. Por primera vez, esta
esttica reconoce y describe un sexto sentido, adems de los cinco que sostienen clsicamente la percepcin. 18 Pero este sexto sentido, que es la facultad de
alcanzar lo bello, constituye ipso facto una tercera va
de conocimiento, al lado de la razn y de la percepcin usual, para penetrar en un nuevo orden de realidades. Esta va privilegia ms la intuicin por la
imagen que la demostracin por la sintaxis. Es Emmanuel Kant quien teoriza este procedimiento de
conocimiento por el juicio del gusto, al lado de la
razn pura y de la razn prctica. Ms an, Kant, en el
corazn del proceso del juicio racional de la razn
pura, para permitir la confluencia entre las formas a
priori de la percepcin (espacio y tiempo) y las categoras de la razn, rehabilita la imaginacin como
esquematismo, preparando, de alguna manera, la
simple percepcin a integrarse en los esquemas de la razn. Los ms grandes sistemas filosficos del siglo XIX,
los de Schelling, Schopenhauer y Hegel, dejaron un
lugar privilegiado a las obras de la imaginacin y a la
PUF, 1955.
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LO IMAGINARIO
tura y una msica no figurativas, de las que la abstraccin geomtrica, el cubismo el dodecafonismo, el deconstrnctivismo fueron hasta este ltimo cuarto de siglo
las tenaces manifestaciones. 22
3
EFECTO PERVERSO Y EXPLOSIN VDEO
LO IMAGINARIO
--digamos los medios de comunicacin de rnasasestn omnipresentes en todos los niveles de la representacin, de la psique del hombre occidental u occidentalizado. Desde la cuna hasta la tumba, la imagen est
aqu, dictando las intenciones de productores annimos u
ocultos: desde el despertar pedaggico del nio, desde las
elecciones econmicas, profesionales del adolescen- te,
desde las elecciones tipolgicas (el look) de cada uno, en
las costumbres pblicas o privadas, la imagen medi- tica
est presente, unas veces presentndose corno informacin, otras veces escondiendo la ideologa de una
propaganda, y otras convirtindose en publicidad
seductora ... La importancia de la manipulacin icnica (relativa a la imagen) todava no es inquietante; no
obstante, de ella dependen todas las dems valorizaciones, incluyendo la de las manipulaciones genticas.
Muy felizmente, una minora de investigadores, cada da
ms importante, se ha interesado, de todos modos, desde hace tres cuartos de siglo por el estudio de este fenmeno de sociedad fundamental y por la revolucin cultural que implica.
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II
1
PSICOLOGA DE LAS PROFUNDIDADES
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LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
LO IMAGINAR! O
2
CONFIRMACIONES ANATOMO-FISIOLGICAS
Y ETOLGICAS
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LO IMAGINARIO
LAS
CIENCIAS DE LO IMAGINARIO
neurocerebrales (emergencia epigentica, J.C. Tabary), no es menos cierto que los trabajos de R. Spe- rry
(Premio Nobel de Medicina en 1982) y de E.T. Roll
permiten distinguir zonas cerebrales ms propicias a
tales articulaciones simblicas que hemos bautizado,
desde el ao 1959, diurnas y nocturnas. Los trabajos de Sperry, que ratifica el neurlogo francs Paul
Chauchard, sitan estas dos articulaciones recprocamente en los hemisferios cerebrales derecho e
izquierdo. El izquierdo, el ms privilegiado por
nuestra cultura y nuestras pedagogas occidentales
(P. Chauchard), sera la sede (la famosa circunvolucin frontal izquierda que Broca ya haba localizado
en el siglo XIX) del pensamiento verbalizado, de la
conciencia reflexiva, del aspecto sintctico de la escritura, mientras el derecho, llamado cerebro mudo,
sera la sede de los pensamientos y de los lenguajes no
lgicos (musical, icnico ... ) de las representaciones
cargadas de afectividad, del esquema corporal. Es cierto que estos dos cerebros estn ligados por el cuerpo calloso. Las experiencias de Roll sobre el mono
han precisado estos lazos. Sea la que sea la independencia o la jerarqua de los dos campos de simboliza- cin,
no es menos cierto, como lo hemos indicado en el ttulo
de un libro -inspirndonos en una metfora
hugoliana-, que el alma es atigrada. Los lenguajes
de la simbolizacin son mltiples, ciertamente no indefinidos, pero suficientemente plurales para dar una
clasificacin de regmenes del funcionamiento del
simbolismo.
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LO IMAGINARIO
J.
copulativo) en los cuales la mayora de los psicofisilogos y los psiclogos, partidarios de un origen puramente central del fenmeno de dominancia o de una teora
perifrica (es decir, haciendo participar el cuerpo entero
en la constitucin del fenmeno), han visto los esquemas
matriciales de las grandes categoras de re-presentacin.
Hay que aadir a los resultados de estas observaciones, que confirman de manera profunda el imperialismo
de la re-presentacin, por tanto de la imagen, y la existencia de regmenes imaginarios distintos en el Homo
sapiens, las observaciones de los etlogos (es decir, de los
sabios que se interesan por las costumbres y los comportamientos) que han puesto en evidencia en los comportamientos animales la existencia de grandes imgenes primordiales (Urbilder), directrices de los gestos y de
las actitudes especficas. Un premio Nobel (1973) deba
llegar a coronar los trabajos de K. Lorenz," de N. Tinbergen y de K. von Friesch, sobre estas imgenes directrices, implicando esquemas innatos de desencadenamiento, muy cercanos a los arquetipos junguianos y a
los esquemas arquetpicos que habamos revelado
(1959). En estudios clebres sobre el comportamiento
de las ocas salvajes, del lagarto verde, del pequeo pez
picn, estos buscadores han discernido imgenes-estmulo que desencadenaban reflejos dominantes poderosos. Por ejemplo, la existencia de una pequea mancha
azul detrs del agujero auricular del macho del lagarto
verde desencadena la agresividad de otro macho, como
M Oufland, ver
32. K. Lorenz, Le comportement animal et humain, Seuil, 1976.
63
LO IMAGINARIO
65
3
SOCIOLOGAS DE LO SALVAJE
Y DE LO ORDINARIO
la otra se colocan subrepticiamente en el mito del ineludible progreso individual cuyo modelo fue dado en el
siglo XII por el abadJoachim de Flore." Este mito, fundador de todo el pensamiento moderno, consiste en situar
el ineludible progreso de la humanidad en tres edades
consecutivas de la Revelacin: la edad del Padre, despus
la del Hijo, y por fin la que est por venir del Espritu
Santo, poca de la Paz universal.
Por el contrario, colocar el poder de lo imaginario,
la representacin simblica, en el fundamento del
pensamiento del sapiens, significa recusar en un solo
movimiento los progresos de una conciencia, cuyo
objetivo sera iconoclasta, tanto como las perspectivas
demasiado cortas o demasiado regionales de un historicismo nacido del determinismo de sentido nico de
la Europa moderna.
Entonces es cuando se ve, en esta misma esfera de
influencia cientfica, abrirse la historia a la prehistoria y
a lo que un historicista francs llama la larga duracin, y la sociologa desbordarse de su plcida cuna
parisina para evadirse hacia lo ancho de las culturas exticas. La prehistoria establece que desde la aparicin
detectable del gnero Homo, hace dos millones de aos,
en Africa, el hombre manifiesta no slo la aptitud para
tallar instrumentos, sino que tambin -gracias a la anatoma de las cajas craneanas descubiertas- las zonas
cerebrales de Broca y de Wernicke (zona ternporo-pa33. H. de Lubac, La postrit spirituelle de Joachim de Flore (2 vol.),
Lethielleux, 1978-1980 .
67 .
LO IMAGINARIO
PUF,
LO IMAGINARIO
Este vuelco de los valores iba a permitir deliberadamente fundar una sociologa de lo imaginario,
completando de manera exgena los imperativos de lo
imaginario, puestos en evidencia por la exploracin
psicolgica y etolgica. Es lo que ha visto con lucidez
el gran socilogo francs, que ha permanecido durante
largos aos en la sociedad poli-cultural brasilea,
Roger Bastide (1898-1974), quien, desde finales de los
aos cincuenta, se adentra con vigor en la investigacin
sociolgica en las terrae incognitae del pensamiento oscuro y confuso del sueo,37 de los fantasmas de la enfermedad mental, del trance religioso, del smbolo, de
los mitos y utopas. No slo Bastide instaura este departamento mayor,' que es lo imaginario en la sociologa del conocimiento, lanzando as un puente entre
la sociologa y las psicologas de las profundidades
sino que incluso su inmensa erudicin y su curiosidad
le permiten establecer pasarelas entre la sociologa del
smbolo y del sueo y las producciones literarias.
En esta brecha, ampliamente abierta en el flanco de la
socologa positivista, iban a precipitarse muchas exploraciones de campo hasta aqu despreciadas.
Podemos discernir dos ramificaciones de esta coriene ncida de la sociologa del conocimiento por lo
1magmno del socilogo de Sao Paulo. La una, que
toma directamente el seguimiento de los estudios americanistas de Bastide, impregnando toda la etnologa con-
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71
LO IMAGINARIO
comparatista que se pueda imaginar, en el que se confunden desordenadamente psicofisiologa, psicopatologa, etnosociologa, esttica o ... entomotoga! Este combate de lo imaginario, de sus mitos, de sus juegos, en
contra del particularismo manaco, este combate de un
<saber diagonal en contra de las apreciaciones ciegas,
iba a encontrar directamente un eco tanto en la epistemologa de lo transversal en Edgar Morin, como en el
vigoroso y lujuriante alegre saber del africanista, discpulo de Bastide, especialista de lo imaginario de la muerte, nuestro aorado amigo, Louis-Vincent Thomas.39
Porque tambin hay que notar la expansin de la
nueva sociologa, siguiendo las huellas de Griaule en el
caso de los africanistas, y en los especialistas de Oceana, con la gran talla intelectual de Maurice Leenhardt
(_1878-1954), a quien debemos uno de los mayores
libros sobre lo imaginario de los melanesios: Do Kamo,
la personne et le mythe dans le monde mlansien (Pars,
1947). De entre los discpulos de Griaule, adems de
D. Zahan y Viviana Pagues, hay que distinguir la obra
del berberlogo J ean Servier, que tiene como claves,
ella, tambin, una obra de generalista, Ensayo de etnologia general de 1964, cuyo ttulo L'homme et /'invisible puede parecer iconoclasta a primera vista, pero de
la cual todos los captulos son, efectivamente un florilegio de grandes imgenes, conduciendo hacia lo sim39: L. V. Thomas, Fantasmes au quotidien, Mridiens, 1984; G.
Auclair, Le mana quotidien, structures et fonctions du fait divers, Anthropos, 1970.
72
11
LO IMAGINARIO
-t
LO IMAGINARIO
se funda sobre un conocimiento ordinario (M. Maffesoli), en donde el sujeto y el objeto se convierten en uno
en el acto de conocer, y en la cual el status simblico de la
imagen es el paradigma (modelo perfecto, demostracin
suficiente por el ejemplo).
4
LAS NUEVAS CRTICAS:
DE LA MITOCRTICA AL MITOANLISIS
al horizonte figurativo, abierto por las sociologas recientes, iba a entrar en resonancia con toda
la corriente llamada de la Nueva Crtica literaria y
artstica, tambin ella fastidiada -la palabra es de
Lvi-Strauss- por la nica explicacin de las obras de la
cultura, por sus filiaciones histricas y las genealogas de
diversos letrados. Gaston Bachelard (1884-1962) fue el
pionero incontestable de esta nueva crtica, ms vida
de documento (texto, obra de arte) y especialmente de
sus contenidos imaginarios que de sus heredades estticas. Alrededor de las imgenes poticas y literarias de los
cuatro elementos clsicos, desde antes de la Segunda
Guerra Mundial (Psychanalyse du feu, Gallimard, 1938),
construye un anlisis literario en donde la imagen viene
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77
LO IMAGINARIO
a esclarecer la imagen; y crea as una especie de determinismo transversal a la historia y a la biografa. Elaboracin potica a travs de las familias de imgenes simblicas, de entre las cuales la obra escrita en 1960, La
potique de la ruerie, iba a ser el testamento. Es cierto
que estos trabajos fundadores estaban a menudo en confluencia con la crtica psicoanaltica, entre cuyos autores
Charles Mauron," creador de la psicocrtica, fue el
ms decidido representante, pero en el caso de Bachelard y sus discpulos, contrariamente al repliegue psicoanaltico de la obra sobre los incidentes biogrficos de su
autor, hay una liberacin de la imagen realmente creadora --potica- de la obra, de su autor, de su tiempo. Confluencia igualmente -cierta complacencia en el
formalismo al menos- con la Escuela de Ginebra, que
ilustraron, sobre las huellas de Marcel Raymond (18971984),Jean Rousset,Jean Starobinski y el belga Georges
Poulet.46 Confluencia al fin con los trabajos de Michel
Cazenave sobre el mito de Tristn.
Pero la originalidad de Bachelard y de su posteridad
fue la de nunca sacrificar nada a las voces de las sirenas
estrucruralistas, quienes, aun querindose liberar del
fastidio provocado por la crtica historicista, acabaron
sin embargo por recaer en los carriles del positivismo
45. Ch. Mauron, Des mtaphores obsdantes au mytbe personnel,
Corti, 1963.
46. J. Rousset, Forme et sig;nificaction, J. Corti, 1962; G. Poulet,
tudes sur le temps bumain, Rocher, 1950; J. Starobinski, L'oeil vivant,
Gallimard, 1961.
78
enmascarado por las pretendidas ciencias de la literatura (gramatologa, semitica, fonologa, etc.), en donde
los poderes poticos de la imagen se pierden de nuevo
en los arcanos de un sistema que evacua la pluralidad
antropolgica al servicio de este nuevo monotesmo,
que es la estructura abstracta y todopoderosa. Esta se
afirma sin padre ni madre pero en realidad se coloca
llanamente en una vieja lgica binaria, obsesionada por el
silogismo. Los discpulos de Bachelard, tales como JeanPierre Richard (Littrature et sensation, 1954), una de las
figuras de proa de la Nueva Crtica, y nosotros mismos (Le dcor mythique de la Chartreuse de Parme, Corti,
1960), permanecieron fieles a los contenidos imaginarios
de las obras. Veremos ms adelante que esta fidelidad a la
impregnacin simblica (E. Cassirer) permita acceder
a una lgica completamente distinta a la de o bien ... o
bien binaria y fundada sobre el tercer elemento excluido. Reconozcamos, sin embargo, en el estructuralismo,
en la persona de Claude Lvi-Strauss,47 lo que hay de fructuoso en su exploracin del mito. Es l efectivamente
quien hall la cualidad esencial del sermo mythicus, es
decir la redundancia. No siendo ni un discurso para demostrar, ni un relato para mostrar, el mito debe usar una
insistencia persuasiva que denotan las variaciones simblicas sobre un tema. Estos enjambres, paquetes,
constelaciones de imgenes pueden verse reagrupados, ms all del hilo temporal del discurso (diacrona), en
series coherentes o sincrnicas de lo que Lvi-Strauss
47. Cl. Lvi-Strauss, L'anthropologie structurale, Pion, 1958.
79
LO IMAGINARIO
de trabajos -iniciados diez aos antes por nuestro Dcor mythique de la Chartreuse de Parme, Corti, 1961-,
mitocrticos referentes a autores tan diversos como
Jules Verne (S. Vieme, 1972), Shelley O. Perrin, 1973),
Proust (C. Robin, 1977), Baudelaire (P. Mathias, 1977),
Blake (D. Chauvin, 1981), etc., a los cuales han venido a
unirse desde hace poco los trabajos de Ph. Walter sobre
la literatura artrica y los de J. Siganos, autor de una
importante tesis sobre el simbolismo del insecto. Hay
que sealar tambin las investigaciones que ya desbordan sobre mitoanlisis, sobrepasando la obra de un
solo autor, como el mito de la infancia en la literatura narrativa italiana del siglo XX (G. Bosetti), tales como el .
conjunto de las novelas negroafricanas de expresin ?,.
francesa (A. y R. Chemain, 1973), la mitologa japonesa
(A. Rocher, 1989) y la literatura anglosajona O. Marigny,
1983), reuniendo en sus intenciones el Laboratorio de
investigacin sobre lo Imaginario Americano que dirige
Viola Sachs en Pars VIII. Si nos permitimos consagrar
media pgina al C.R.I. de Grenoble, es porque fue el germen de aproximadamente cuarenta y tres centros de
investigacin sobre lo imaginario, que habamos reunido en 1982 en una Agrupacin de Investigacin
Coordinada (G.RE.CO., estructura de investigacin por
desgracia desaparecida hoy) con el C.N.R.S. No es nuestra intencin la de dar aqu un catlogo de todos estos
Centros diseminados en las cinco partes del mundo, de
Sel a Sydney, de Montreal a Recife, de Brazzaville a
Lublin. Sin embargo, sealemos como ejemplar de
investigaciones en mitocrtica, al hermano menor del
81
13
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
Lo
86
IMAGINARIO DE LA CIENCIA
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
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Los
91
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
mitos indoeuropeos, la historia de las religiones desvela la perennidad de imgenes y de mitos fundadores
del fenmeno religioso. Eliade, que es tambin un gran
novelista, muestra que hay una continuidad entre los
imaginarios -el del novelista, el del mitgrafo, del narrador, del soador...
. -- Para el islamlogo Henry Corbin," hay sobre todo
-como Bachelard ya distingua netamente la nobleza
creadora del ensueo, de la banalidad poco coherente
del sueo- una eleccin de una parte de la imaginacin
creadora con respecto al todo-abierto de lo imaginario.
Esta predileccin es la de lo imaginal, facultad humana que permite a algunos alcanzar un universo espiritual, realidad divina -esencia del religiosus- que, a la
vez, mira al hombre y, a la vez, es objeto de contemplacin de este ltimo. Imaginal, imaginatio vera,
facultad celestial -atestada por numerosos msticos
protestantes como Jakob Bohme o Emmanuel Swedenborg- que encuentra su terreno privilegiado en el
Islam, en donde no existen pesados intermediarios eclesisticos, en donde la inteligencia espiritual puede
acceder directamente al objeto de su deseo. Todos los
relatos visionarios orientales, ya sean aquellos, preislmicos, del zoroastrismo, pero sobre todo aquellos,
tanto sufistas (sunnitas) como chitas, reposan sobre esta
facultad de imaginacin creadora que permite al contemplativo acceder a un mundus imagina/is, mundo in58. H. Corbin, Avicenne et le rcit visionnaire (1954), Berg, 1979;
Terre cleste et corps de rsurrection, Buchet-Chastel, 1960.
94
LO IMAGINARIO
t t
59. J. Ries (et ali1), Ilexpression du sacr dans les grandes religions,
(3 vol.). Louvain-La-Neuve, 1978-1985.
96
III
BALANCE CONCEPTUAL
Y NUEVO MTODO
DE APROXIMACIN AL MITO
A) Lo
1.
ALGICO DE LO IMAGINARIO
s a Bachelard a quien debemos la nocin de pluralismo coherente, que l aplica, por su parte, a la
qumica moderna. Aplicacin a una ciencia de la
materia, ya reveladora de una conmocin epistemolgica que no slo toca a las ciencias del hombre. No examinemos de momento ms que el pluralismo. No
indica una simple clasificacin de elementos diversos
bajo un gnero comn, como lo hace la taxonorra clsica de las especies animales o vegetales. Esta ltima
reposa sobre el principio de una identidad exclusiva,
en que cualquier tercer elemento est excluido. Sobre
ella precisamente se funda el famoso silogismo (S99
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
la taxonoma que compartimos con Yves Durand, Dominique Raynaud y, de manera ms compleja, con el
especialista de literatura medieval Pierre Gallais quien, a
las oposiciones exclusivas de las proposiciones contradictorias, aade dos valores ms -disyuncin y conjuncin-, que permiten al relato desarrollarse."
Resulta de esta otra concepcin de la identidad una
lgica -o ms bien una algica!- de lo imaginario, ya
sea sueo, ensueo, mito o relato de imaginacin.
102
103
LO IMAGINARIO
objeto por la relacin semntica que tiene con otro objeto). El mito ni razona ni describe: intenta persuadir repitiendo una relacin a travs de todos los matices (las
derivaciones, dira un socilogo) posibles. La contrapartida de esta particularidad, es que cada mitema -o
cada acto ritual- es portador de la misma verdad que la
totalidad del mito o del rito. Se comporta del mismo
modo que un holograma (Edgar Morin), en que cada
fragmento, cada parte entraa la totalidad del objeto.
Lo imaginario en sus manifestaciones ms tpicas
(sueo, ensueo, rito, mito, relato de imaginacin, etc.)
es por lo tanto algico con respecto a la lgica occidental, desde Aristteles, por no decir desde Scrates.
Identidad no localizable, tempo no disimtrico, redundancia, metonimia hologrfica, definen una lgica
completamente otra que la de, por ejemplo, el silogismo o la descripcin de los acontecimientos, pero muy
cercana, en ciertos aspectos, de la de la msica. Esta ltima, como el mito o el ensueo, reposa sobre vuelcos
simtricos, temas desarrollados o incluso variados
un sentido que slo se conquista por la redundancia'
(estribillo, sonata, fuga, leitmotiv, etc.) persuasiva de un
tema. La msica, ms que cualquier otra, procede por
una reiteracin de imgenes sonoras obsesivas."
3. LA GRAMTICA DE LO IMAGINARIO
Como ya lo hemos dicho, el relato imaginario, y particularmente el mito, repudiando el viejo adagio praedicatum inest subjecto, revuelve la jerarqua de nuestras gramticas indoeuropeas, y especialmente de la gramtica
francesa, dando otros valores a las partes del discurso.
En el sermo mythicus, hay que constatar que ya no es el
sustantivo, el sujeto de la accin, y con <<mayor
motivo el nombre propio, los que son determinantes, sino que los atributos, los adjetivos, y de forma
suprema esta accin que expresa el verbo. En las
mitologas y las leyendas religiosas, el supuesto nombre propio slo es un atributo sustantivado por ignorancia o desgaste de su etimologa: Heracles significa
gloria de Hera; Afrodita, nacida de la espuma del
mar (k o aphrou); Hefaistos, que no envejece (atributo de Agni, dios vdico del fuego: yavishtha); Apolo,
el que aleja (el mal) (apllon) ... Por fin, hay que recordar que Zeus (de la raz Di!J significa el brillante y
Christos, el ungido ... Despus de esto, este atributo
sustantivado todava se ve reforzado por otros eptetos:
stator, que para (los sabinos); elicius, que atrae el
rayo; maneta, la que advierte (gracias a las ocas del
Capitolio); lucina, que da a luz, etc.
De esta relativizacin del nombre propio viene este
doble fenmeno que la hagiografa identifica muy bien:
por una parte, una especie de revestimiento atributivo
como en todas las letanas: virgo prudentissima, virgo
veneranda, virgo clemens, etc.; por otra parte, la ubicuidad
107
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
111
B) EL TPICO SOCIOCULTURAL
DE LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
ciones sociales en que, segn las clases, las castas, los rangos de edad, los sexos, los grados de parentesco, se
modelan los papeles repartidos, segn un reparto vertical
del crculo por un dimetro, en papeles valorizados y en
papeles marginales. Insistamos claramente en un punto:
mientras que las imgenes de papeles valorizados positivamente tienden a institucionalizarse en un conjunto
fuertemente coherente, teniendo sus cdigos propios, los
papeles marginados permanecen en un Underground ms
disperso, en un chorreo poco coherente. Pero son
estas imgenes de papeles marginados las que son el fermento, bastante anrquico, de cambio social y de cambio
de mito director. Como la cohorte bastante confus31-girondinos, fuldenses, montaeses, etc.- del Tiers Etat en
1789, como los soldados de las legiones romanas del Bajo
Imperio. Pero no hay papeles predestinados al conservadurismo de las instituciones y otros reservados a las
conmociones y a las revoluciones. En tales circunstancias, son los roles militares, las guardias pretorianas, los
que son conservadores de la sociedad; en otras circunstancias, son los soldados los que suscitan los pronunciamientos. En la historia del Occidente cristiano -la famosa
lucha del sacerdocio y del Imperio-, fueron algunas veces
los clrigos, otras veces los barones, los que tuvieron los
papeles positivos. Por fin, en el estamento horizontal
superior de nuestro diagrama, podemos colocar el supery de la mencionada sociedad. Este supery tiende a
organizar, incluso a racionalizar en los cdigos, planes,
programas, ideologas, pedagogas, los papeles positivos
del yo sociocultural.
114
1
LO IMAGINARIO
cbamos los trabajos de Francoise Bonardel y de JeanPierre Sironneau, que ponan cada uno de ellos en relieve los dos grandes mitos antagnicos del siglo XX. En la
superficie, y marcando el apogeo del cientificismo, con
Lenin discpulo de Marx, y de la secularizacin con el
Kulturkampf, triunfa el mito prornetico largamente
madurado en el siglo XIX, culminando en la seleccin
eugnica de una raza de seores. En profundidad, y
corno reprimido, resurge el mito alqumico o herrnetista en las tierras marginales de las artes. Podramos decir,
empleando la terminologa de Stphane Lupasco, que
en todo momento de una cultura se superponen muchos
mitos (al menos dos), de los cuales los unos estn actualizados, es decir, que se expresan a pleno da y pierden
la lgica de cualquier pensamiento salvaje para colocarse en la lgica de la razn causal y de la narracin
descriptiva, mientras que los otros son potenciados,
obligados a quedarse en la sombra, pero en la misma medida an ms cargados si cabe de la algica
del mito. Era ya la constatacin de Nietzsche, cuando
observ que la civilizacin helnica slo ha subsistido confrontando a Apolo el luminoso con Dionysos el
nocturno ...
Nade mejor que el gran socilogo Roger Bastide7 ha
puesto en evidencia, en la mitocrtica de un escritor
clebre, Andr Gide, los mecanismos de esta tensin sis70. R. Bastide, Anatomie d'Andr Gide, P.U.F., Pars, 1972; ver G.
Durand, Le lointain et les nesses, Bastidiana, n 4, Association
Roger Bastide, Pars V, 1993.
116
trnica que en una psique (intil decir colectiva o individual, ya que estos dos matices se difuminan en el
trayecto antropolgico) confrontan un imaginario
actualizado con un imaginario potencializado, o corno lo
escribe Bastide, retornando las nociones del psicoanlisis, un mito manifiesto con un mito latente. El
mito manifiesto es el que deja pasar el conjunto de los
valores y de las ideologas oficiales. En el caso de Gide,
son las imgenes inspiradas de la tica cristiana del desprendimiento: la poda por el jardinero, la sed asctica
del desierto, la desnudez que ni siquiera tolera una
barba, las imgenes de la pobreza evanglica que empujan al escritor a adherirse al comunismo por odio a la
propiedad. En toda la tica de este imaginario protestante --corno antao para el jansenista Pascal-, slo
se busca bien lo que ya se ha encontrado. Pero cuando
el desprendimiento se ve empujado, por el autor de El
inmoralista y de Los stanos del Vaticano, a una especie de
principio de los lmites, es decir, hasta una saturacin
de sus posibilidades semnticas, una tica prohibida va a
translucir, pero corno avergonzada y bloqueada por la
censura operada por lo imaginario bienpensante. La
mxima blasfematoria, atropellando la predestinacin
agustiniana y luterana, que se esconde bajo la bsqueda
titubeante de un nombre propio, mtico, es: Slo
encuentras lo que no buscas. Ciertamente, el escritor
intenta camuflar de pretextos evanglicos esta mxima
en las parbolas de la Oveja perdida o del Festn de
bodas, pero muchos otros nombres se acumulan en la
obra para esconder la brutalidad insostenible de una
117
LO IMAGINARIO
118
C) LA DINMICA DE LO IMAGINARIO:
LA CUENCA SEMNTICA
LO IMAGINARIO
y la extensin de este trmino ro arriba (gtico flamgero) y ro abajo 0barrocus romanticusly de este ltimo han
precisado una teora del retomo de las grandes fases
de lo imaginario que haba entrevisto Juan Bautista Vico
(ricorso) en el siglo XVIII.
Por fin, los embrilogos -J. Henri Waddington y
Rupert Sheldrake->" proponen conceptos como creodo (encaminamiento formativo necesario en la maduracin del embrin) o forma causativa (causa que no
se sita ro arriba con respecto al fenmeno, como en la
causalidad eficiente, sino ro abajo, o al menos en
otra parte), Estos conceptos estn muy prximos de los
de logoi, en el caso del matemtico Ren Thom, y de
reinyeccin en el caso del fsico ingls David Bohm.
Sin embargo, para hacer entender de manera clara su
sistema, los embrilogos utilizan la metfora de cuenca fluvial, a la vez predeterminante del curso del ro y
reconducido por el flujo del riachuelo.
Es Pitirim Sorokin (ver la bibliografa) quien, despus
de una gigantesca encuesta sociolgica llevada a cabo por
su equipo de Harvard, ha elaborado, el primero, una clasificacin en un nmero muy restringido de fases (tres: sensatelideationallidealistic) de la dinmica social y cultural
de una entidad sociohistrica. Es esta restriccin la que
necesita un ineluctable retorno cuando las tres ocurrencias se ven agotadas. Pero este retomo es indeterminado: a
A no sucede necesariamente B, y a B no necesariamen-
120
121
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
primera, la hemos denominado chorreo. En todo conjunto imaginario, delimitado, bajo los movimientos generales oficiales, institucionalizados, transluce una fluorescencia de pequeas corrientes no coordenadas, dispares,
y a menudo antagnicas. Estas resurgen en el sector
marginado de nuestro tpico. Dan testimonio del
desgaste de lo imaginario ubicado, que se fija cada vez
ms en cdigos, reglas, convenciones. As es cmo en el
siglo XII, cuando el ascetismo esttico de los cistercienses se agota con el monaquismo rural, en provecho del
urbanismo, del lujo eclesistico en el tiempo de las
catedrales, hormiguean todo tipo de corrientes religiosas -los fraticelos, los hermanos del libre espritu,
incluso los ctaros, etc.-y filosficas. Todas estas fluctuaciones tienen un punto en comn, a pesar de la disparidad de las teoras y de las costumbres: en la lujuria
creciente de la arquitectura gtica, que nace a finales del
siglo XII, son el naturalismo cltico y normando los que
inundan poco a poco el rudo ascetismo cisterciense. El
gusto de la felicidad terrestre y la emancipacin esttica que le acompaa hacen penetrar dentro de lo imaginario europeo, a las puertas del siglo XIII, la belleza profana, las formas naturales vegetales, en los follajes y los
capiteles, el color, irradiando rosceas y vidrieras.
De forma idntica -Spengler dira contempornea--, mucho antes de la mitad del siglo XVIII, en oposicin al ideal clsico y al Siglo de las Luces, mltiples
corrientes empiezan a fluir: Sturm und Drang en
Alemania, prerromanticismo en Francia, rousseaunismo en toda Europa. Ya hemos anotado que este final
124
del siglo XVIII, as como el final del siglo XII, son perodos de resistencia a las iconoclasias que les rodean.
Ciertamente ya no es, como a finales del siglo XII, la
arquitectura la que da el tono a un imaginario de nuevo
naturalista y sentimentalista. A pesar de las fugacidades
del rococ en Francia bajo la Regencia, en las Alemanias
con los grandes arquitectos del barroco muy tardo, un
Neumann o un Cuvills por ejemplo, es la msica la
que es la catedral invisible del siglo de Haydn, de Gluck y
de Mozart. Hay que sealar que el territorio cambia
tambin de escala: ya no es la Cristiandad de Inocente ID la que cubre toda la Europa de antes de la Reforma,
sino muchas naciones e incluso principados an ms
pequeos. Es en Alemania en donde se levantan las premisas de la esttica romntica. La pera de Gluck consagra un lugar a la expresin natural de los sentimientos en contra de la virtuosidad italiana. La msica
llamada pura se desarrolla en los hijos de Bach, siendo de alguna manera el santuario de los sentimentalismos prerromnticos. Pero ya, en la sorda oposicin de
las fluctuaciones estticas alemanas en contra del neoclasicismo francs -que se confirmar a finales de siglo
por el apogeo revolucionario, y despus muy rpidamente por el neoclasicismo imperial- se esboza un claro reparto de las aguas.
Otro perodo contemporneo de estas sensibilidades y de este imaginario, que viene a contestar la iconoclasia occidental, es el que irriga todava nuestra cuenca
semntica actual, que nace en el fluir de los decadentismos de los simbolismos de los aos 1860 a 1914-1918:
'
125
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
LO IMAGINARIO
,------
LO IMAGINARIO
tres edades, cuyo desarrollo no es otro que la expansin del corazn de Dios. Sus dos obras, respectivamente de 1797: Ideas para una filosofa de la Naturaleza y
de 1815: Aforismos para la introduccin a la Filosofa de la
Naturaleza, son la carta magna de todo lo imaginario
romntico, especie de itinerario del espritu hacia la
Darstellung divina.
En cuanto a las orillas del imaginario en nuestra
modernidad, stas estn acondicionadas por toda esta
plyade de investigadores cuyos trabajos ya hemos sealado en la segunda parte de este libro -y de los cuales
formamos parte-, levantando a partir de los aos cincuenta el edificio de una filosofa de lo imaginario y de
una mitodologa.
Por fin, la sexta fase de la cuenca semntica, los deltas y los meandros, llega cuando la corriente mitognica
-es decir inventora de los mitos-, que ha llevado lo
imaginario especfico durante toda la corriente del ro,
se usa y alcanza, como dice Sorokin, una saturacin
lmite, dejndose poco a poco penetrar por corrientes anunciadoras de dioses por venir... Sabemos cmo la
cuenca semntica gtica y franciscana empez a desmoronarse en el Quattrocento, tanto por razones intrnsecas (nominalismo cada vez ms acentuado, ruptura y
despus lucha abierta con el papado en el Gran Cisma
de Occidente, etc.) como extrnsecas (oposiciones y
denigracin del monaquismo por parte del clero secular, emergencia del humanismo y del neopaganismo
hasta el trono pontifical de un Nicols V o de un Po II,
etc.).
132
LO IMAGINARIO
CONCLUSIN
135
LO IMAGINARIO
Sin embargo, no sabramos concluir con esta constatacin triunfalista. Es cierto, la civilizacin de la imagen ha permitido descubrir los poderes de la imagen
tanto tiempo censurados, ha profundizado en las definiciones, los mecanismos de formacin, las deformaciones
y los eclipses de la imagen. Pero a su vez, la explosin
vdeo, fruto de un efecto perverso, est cargada de
otros temibles efectos perversos que amenazan la
humanidad del sapiens.
En primer lugar, lo que denunciaba ya Bachelard, al
preferir la imagen literaria a cualquier imagen icnica,
incluso animada como la pelcula, que dicta demasiado
su sentido al espectador pasivo, porque la imagen en
conserva anestesia poco a poco la creatividad individual
de la imaginacin.
As es como despus paraliza cualquier juicio de valor
por parte del consumidor pasivo, siendo el valor lo
propio de una eleccin; el espectador se ve entonces
orientado por actitudes colectivas de propaganda: es la
temible violacin de las masas. Esta nivelacin es perceptible en el caso del espectador de televisin que
engulle, con un mismo apetito -o mejor dicho con un
mismo inapetitol=-, espectculos de variedades, alocuciones presidenciales, recetas de cocina, actualidades
ms o menos catastrofistas ... Es el mismo ojo muerto
que contempla a los nios murindose de hambre en
Somalia, la purificacin tnica en Bosnia o el arzobispo de Pars subiendo las escaleras de la baslica de
Montmartre, llevando una cruz... Esta anestesia de la
creatividad imaginaria, esta nivelacin de los valores en
136
CONCLUSIN
't
LO IMAGINARIO
BIBLIOGRAFA
s de cien ttulos de obras ya han sido citados dentro del texto y en las notas de este libro. En esta
bibliografa sumaria slo figuran los trabajos ms propicios
a una teorizacin.
139
LO IMAGINARIO
140
EPLOGO
CARME VALENCIA
El poder de lo nfimo (reivindicado por Gilbert Durand a lo largo de su obra), que resplandece, sealando
unos vectores que a partir de ahora debern ser respetados; diamante que es a la vez luz y espejo, mscara y
espejo, inagotable profundidad de lo aparente, de una
sensibilidad neo-barroca en continuo movimiento.
Este librito representa el compendio del pensamiento
de uno de los grandes maestros de finales del siglo XX,
que ofrece a sus semejantes los frutos, los resultados de
una alquimia-alquimia de la bsqueda incesante de un
pensamiento dramtico que intenta aprehender su propia realidad, y la realidad de lo que le rodea; lo visible,
lo comprobable, que nos llega a travs de los cinco sentidos tradicionales, lo que se puede ver, or, palpar, oler,
tocar; pero tambin lo invisible, que sin embargo est
presente en todos los movimientos humanos, lo intangible, cuya percepcin se halla en los trasfondos de un
sexto sentido, que se impone de forma rompedora y
fehaciente.
Esta obra puede ser el emblema de la apertura hacia
nuevas formas de conocimiento, hacia el universo del
smbolo (etimolgicamente, aquello que une), hacia
el sexto sentido -aquel en el que se arraiga la imaginacin, la intuicin, el punto de unin entre el
mundo de lo tangible y de lo intangible, que circunscribe al Hombre. La imaginacin, an denominada
con la franca irona del maestro esta vez loca del
hogar, ya no puede ser considerada como tal. En ella
anida el verdadero poder del Homo symbolicus, que
derrumba las fronteras de los sistemas que le encie142
EPLOGO
-t
CARME VALENCIA
EPLOGO
Paradoja del ser humano que deber aceptar perderse en este no-donde con toda su fuerza y toda sufragilidad; con toda su fragilidad y toda su fuerza. Fuerza y
fragilidad, que son las dos caras de una misma mone- da.
Reconocimiento de su fragilidad, en donde reside
precisamente su nica fuerza, su humanidad. Terrenos
movedizos en que mscara y apariencia, apariencia y
mscara, espejo y mscara, mscara y espejo se confunden de forma inevitable. Paradoja neobarroca del Hombre de principios de un milenio.
De alguna manera, algunos de estos vectores ya estaban insinuados por el propio maestro: Las motivaciones que ordenan los smbolos ya no forman, por tanto,
no slo largas cadenas de razones, sino ni siquiera "cadenas?.' Tambin por el socilogo, al que acabamos de
citar en otra de sus obras, y que afirma: Se trata de un
"situacionismo" complejo, pues el observador est a la
vez, aunque sea parcialmente, integrado en la situacin
concreta que l describe. La competencia y la apetencia
corren parejas, y la hermenutica supone que "se es" de
eso mismo que se describe: se necesita una "cierta comunidad de perspectiva?."
Esto sin olvidar. otra visin, que no pertenece a la
escuela Durandiana, pero que sin embargo hay que tener en cuenta, por su relevancia, y por los posibles pun3. Gilbert Durand, Las estructuras antropolgicas de Jo imaginario,
Madrid, Tauros, 1982.
4. Michel Maffesoli, El tiempo de las tribus, el declive del individualismo en las sociedades de masas, Barcelona, La Mirada Transversal, 1990.
145
CARME VALENCIA
EPLOGO
CARME VALENCIA
miento. Pero de nuevo, cuidado! Porque tras las apariencias, tras el espejo -que a la vez es mscara- del
agua, se esconden otras verdades. De nuevo paradojas,
de nuevo profundidades de lo aparente.'
Barocus Romanticus!, dice el maestro, maravillado l
mismo en algn punto de su exposicin. Barocus postmoderno de otro milenio', aadimos nosotros. Porque
todos los elementos estn aunados, simbolizados, presentes, tras un lenguaje que sin embargo slo parece
remitirnos al agua.
El agua va buscando su cauce en la tierra, en las entraas de la cual se adentra a veces sigilosamente, de donde
resurge en forma de riachuelos, de fuentes, en cuencas
semnticas apacibles en que alguna vez el lector tiene
derecho a pararse para respirar y descansar un momento. Pero uno slo, porque el movimiento contina y se
transfigura sin tregua. El aire tambin est presente, aire
en que vuela el pensamiento, aire que sigue y a veces se
adelanta al loco itinerario de las fluctuaciones durandianas, aire tambin en que explosionan los fuegos artificiales de las confusiones chispeantes del fuego; fuegos
artificiales multiformes y policromados que crean espejismos de confusiones entre sujeto y objeto en otro elemento.
Recordemos de paso, ya que estamos en las imgenes
del fuego, con respecto a la abigarrada paleta de colores
7. Nos inspiramos aqu en el ttulo de la obra de Claude Gilbert
Dubois, citada a su vez por Gilbert Durand, Le Baroque, profondeur de
l'apparence, Pars, Larousse, 1973.
148
EPLOGO
CARME VALENCIA
EPLOGO
CARME VALENCIA
Anthropos, que es esencialmente paradjico, contradictorio, inaprensible, frgil y fuerte, huidizo como el
aire, imprevisible como el agua, chispeante como el
fuego, que est arraigado a la tierra de su colectividad,
como un rbol, temeroso ante el paso del tiempo, ante
la lnea recta que le lleva ineludiblemente hacia la muerte, debe recoger un mensaje que Gilbert Durand le ha
dejado: los caminos de las fluctuaciones, los senderos de
las potamologas, son inciertos, movedizos, cambiantes,
imprevisibles, y sin embargo son ellos los nicos capaces
de realizar el opus nigrum de la alquimia; paradoja del
Hamo symbolicus, del Hamo neo-barroco del presente: stos
son los nicos caminos vlidos, los nicos que nos conservarn vivos, los nicos capaces de difuminar la linearidad del tiempo, y de transfigurarla en mltiples confusiones tras las cuales sin embargo estn escondidas
otras posibilidades.
152
EPLOGO
15. Ren Tom, Paraboles et catastrophes, entretien sur les mathemtiques, la science et la philosophie, Pars, Flammarion, 1983.
153
IMAGINARIO:
ESTUDIOS GENERALES
BRAS DE REFERENCIA
155
MONTSERRAT PRAT
MONTSERRAT PRAT
MONTSERRAT PRAT
(1 ed. 1961).
Le grand changement ou l'apres Bachelard, en:
Cabiers de l'lmaginaire, n 1 (L'imaginaire dans les
sciences et les arts). Toulouse: Privat, 1988.
Le printemps sacrifi, en: Shakespeare, le monde vert:
rites et renouveau. Actes du congres de 1994. Pars:
Belles Lettres, 1995.
Les structures anthropologiques de l'imaginaire. Pars: PUF
1960. 1 ed. (11 ed., Pars, Dunod, 1993). (Trad. italiana, Bari: Dedalo libri, 1972 .) (Trad. castellana:
Madrid: Taurus, 1982.) (Trad. portuguesa, Lisboa: ed.
Presenca, 1989 .)
Les trois niveaux de formation du symbolisme, en:
Cahiers internationaux de symbolisme, n l. Havr-leMons (Blgica): CIEPHUM; Geneve: Socit de
Symbolisme, 1962.
Mtodo archetipolgico: de la mitocrtica al mitoanlisis, en: Congreso de literatura, JI Congreso mundial
Vasco. Madrid: Ed. Castalia, 1989.
Mito e socidade: a mitanalise e a sociologia das profundezas.
Els
BARREIRO,
J. La
MONTSERRAT PRAT
'
MONTSERRAT PRAT
AGRADECIMIENTOS
ueremos agradecer muy especialmente la colaboracin del doctor Jaime D. Parra en la elaboracin de
este libro.
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