Catolicismo Latinoamericano PDF
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164-176
Esto se produce cuando el catolicismo comienza a adquirir otros rostros en el continente, debido a los nuevos tipos de relacin entre Estado, sociedad y grupos religiosos. Cambios relacionados con el contexto social y simblico y con los nuevos tipos de demandas religiosas. Esos rostros actuales pueden ser analizados como un
retroceso frente a posturas de avanzada - bsicamente en lo social de dcadas anteriores (especialmente en Per, Brasil y Chile) y/o ser vistos, tambin, como nuevas
respuestas frente a la demanda de lo sagrado. Las religiones tambin cambian1.
La heterogeneidad latinoamericana es hoy moneda corriente; ya no basta un solo
punto de vista para dar cuenta de ella. Millones de habitantes son no personas
que viven por debajo de la lnea de pobreza junto a personas, minoritarias, cuyo nivel de vida y de consumo muchas veces supera el de los pases ms ricos.
En otro sentido, los condicionamientos culturales afectan hondamente nuestras formaciones histricas, reflejndose en prcticas e instituciones. Culturas cada vez
menos homogneas y ms fragmentadas, con incrustaciones de aqu y all. El nombre de culturas hbridas grafica bien esta riqueza latinoamericana. 2
El catolicismo latinoamericano
El catolicismo est presente en la sociedad latinoamericana de mltiples maneras.
Sea como institucin, como comunidad de creyentes, como personas inspiradas en
sus concepciones, como dador de sentido global. Lo encontramos tanto en el Estado como en la sociedad civil; en las clases dominantes como en los sectores populares; en escuelas y establecimientos propios como en autnomos; en organizaciones
polticas de inspiracin diversa, cristianas o no; en sectores urbanos y rurales; en
funcionarios y en miembros de organismos no gubernamentales; en empresarios y
militares; en cuenta propistas y obreros sindicalizados.
Hay catlicos en Iglesia, catlicos sin Iglesia, catlicos anti-iglesia, catlicos de Iglesia. Se trata de un gran laberinto - un mundo! - que pocos hasta el momento se han
atrevido a estudiar con mtodo y pasin. Suponer una institucin centralizada,
donde se obedece y controla de arriba a abajo y donde lo doctrinal es cumplido y
llevado a la accin, es desconocer la diversidad de prcticas y fidelidades cotidianas del catolicismo. Abundan estudios teolgicos, pastorales, apologticos o acusa1
Cristian Parker: Otra lgica en A. Latina. Religin popular y modernizacin capitalista, DCE, Santiago, 1993; Imelda Vega Centeno: Aprismo popular: cultura, religin y poltica, Tarea, Lima, 1991;
Marcello Azevedo: Vivir la fe en un mundo plural. Discrepancias y convergencias, EDV, Navarra.
2
Nstor Garca Canclini: Culturas hbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Grijalbo, Mxico, 1991.
cardenal Quarracino habla de la bazofia primermundista y de colonialismo cultural, o sostiene que los defensores del aborto utilizan argumentos que responden
a un moderno colonialismo biolgico, inspirado por los pases poderosos, que imponen sus decisiones a aquellos ms dbiles que no pueden hacerse escuchar, o
cuando sostuvo que resistir las presiones internacionales podra ser un rasgo de
independencia cultural 4.
Las propuestas para la Conferencia Internacional sobre Poblacin y Desarrollo en
El Cairo y la presin ejercida sobre la Convencin Constituyente en 1994 son un
ejemplo de ello. Varios de estos obispos tambin han sido crticos con las campaas
de ONGs y - tmidamente del Estado de prevencin del sida. Han ejercido presin
a travs de sus redes de relaciones con el poder y han logrado evitar la implementacin de programas de educacin sexual y anticoncepcin. Progresistas en lo social y conservadores en lo moral y sexual?
Suponer que los conflictos de la catolicidad con los proyectos econmicos de la modernidad son slo actuales, sera pecar de ingenuos o de desconocimiento histrico5. Creer que lo social va separado de lo moral es desconocer las races de este tipo
de catolicismo dominante. La oposicin desde estructuras religiosas al modelo dominante de la modernidad, ya sea en su variante liberal o marxista, tiene, en el caso
del catolicismo, una larga y fecunda tradicin. Cmo no recordar el largo camino
del catolicismo romano ultramontano, que se crea, construye, reproduce y expande
a nivel mundial a partir de la crtica a la modernidad y en la construccin de diversas soluciones alternativas? Cmo olvidar que el Syllabus se erige como bandera
antimodernista y antiliberal al interior del espacio catlico no aceptando el espacio
de lo privado y de la sacrista?6
Contra la idea mortal que la sociedad poda por ella misma resolver sus problemas, Po IX inici el combate contra la modernidad que prosigue por diversos caminos hasta el da de hoy. Cambian escenarios, actores y argumentaciones pero no
los objetivos finales: construir un mundo cristiano. Slo hay verdaderamente catolicismo integral a condicin que todos los dogmas sean mantenidos. Pero otra
4
Declaraciones del cardenal Quarracino y del vocero de la Conferencia Episcopal Argentina, Clarn,
8-12/8/94, y La Nacin, 10/18/94. Recordemos cuando el mismo cardenal pidi encerrar en una
isla a todos los homosexuales o cuando otro afirmaba que ser ecologista es ser antiabortista.
5
Crticas hechas desde posturas premodernas, agraristas, aristocratizantes, nacionalistas o romnticas. Esta crtica a la modernidad, permite la relacin de militantes de matriz catlica con otros, que
desde otras tradiciones, tambin critiquen a la modernidad.
6
El Syllabus, junto con la publicacin de la encclica Quanta Cura, de Po IX, en 1864, supuso un golpe mortal para el liberalismo catlico y enuncia el programa del catolicismo integral. La ltima de
las preposiciones (constata 80 errores modernos) del Syllabus dice: El Pontfice Romano puede y
debe reconciliarse y transigir con el progreso, el liberalismo y la civilizacin moderna.
condicin se impone: el catolicismo debe y puede aplicarse a todas las necesidades de la sociedad contempornea. Y por eso el catolicismo integral es social, intransigente, exclusivo y maximalista y el clero puede, con entusiasmo, lanzarse al
catolicismo social7.
Este tipo de catolicismo que llamaremos integral no acepta los presupuestos de la
modernidad y ha luchado tanto dentro del espacio catlico como en la sociedad
para imponerse, sea con los medios que sea, para dejar en un segundo o tercer plano a sus rivales internos y asumirse como el nico y verdadero. Se define a s
mismo como catolicismo de presencia social y en toda la vida. Una cita de Leon
XIII del siglo pasado, pero - que ha marcado a fuego toda una mentalidad catlica
hasta la fecha: Los principios catlicos no se modifican, ni porque los aos corran,
ni porque se cambien de pas, ni a causa de nuevos descubrimientos (...) Siempre
sern los que Cristo ha enseado, los que la Iglesia ha proclamado (...) Hay que tomarlos como son o dejarlos tal cual. Quien los acepta en su plenitud y rigor es catlico; el que duda, se adapta a los tiempos, transige, podr darse a s mismo si quiere el nombre que quiera, pero ante Dios y la Iglesia es un rebelde y un traidor8.
A principios del siglo XX este tipo de catolicismo hegemoniza la institucin eclesial
y elimina a quienes buscaban conciliar con el liberalismo - crisis modernista mediante -, y a mediados y fines de siglo expulsa a quienes buscaban conciliar con el
socialismo, que es considerado como intrnsecamente perverso. El catolicismo intransigente afirma no conciliar ni con unos ni con otros... aunque se muestra altamente tolerante con quienes concilian con el fascismo, el franquismo, el nacionalismo, el antisemitismo o las dictaduras militares. Las soluciones a los problemas las
busca en su propio devenir histrico sin adaptaciones ni conciliaciones 9. Concepcin intransigente que no separa temas sino que los integra. Es un catolicismo que
mira no solamente el pasado sino que frente a la crisis de la modernidad se ofrece
como una de las alternativas de superacin. De all la cautela necesaria frente a estas propuestas, puesto que no solo es importante analizar los discursos sino ver las
prcticas que llevan y los procesos que desarrollan.
Yves Marchason: Integrisme en Paul Poupard (dir.): Dictionnaire des Religions, PUF, Pars, 1984.
Cit. en Emile Poulat: Eglise coritre bourgeoisie, Casterman, Pars, 1977. Un texto obligatorio para
comprender histricamente el conflicto triangular entre burguesa, socialismo y catolicismo.
9
Roberto Blancarte: Historia de la Iglesia Catlica en Mxico, Mxico, FCE, 1992. Muestra la crtica a
EEUU y su poltica en la regin por parte del episcopado mexicano; para el caso argentino, F. Mallimaci: El catolicismo integral, Biblos, Buenos Aires, 1988.
8
Este esquema antimoderno tiene adherentes dentro y fuera del catolicismo 10. Esto
le permite subsistir y nos muestra cun profundamente anclada est la idea que
equipara cultura nacional a identidad argentina y catlica; igual lucha contra lo extranjero, contra las ideologas forneas, contra lo otro. Un lema resume este
pensamiento: defender el ser nacional reafirmando la identidad. El cardenal de
Buenos Aires lo repite a menudo mostrando continuidades de pensamiento de larga data: En mi opinin, no se alcanza a entender seriamente nuestra identidad nacional si se soslaya al catolicismo. De su fe obtuvieron el pueblo y los padres de la
Patria, su concepcin del hombre y de la vida (...) Pero por qu, pese al gran esfuerzo catlico, hubo y hay tantas estructuras poltico-econmicas donde el espritu cristiano si no est ausente, no brilla? Se debe a la heterodoxia argentina, es decir al liberalismo religioso y filosfico radicalmente laicista y anti-Iglesia, los aprovechadores intereses principalmente anglosajones, la masonera y las ideologas
importadas11.
Podemos distinguir tres matices de catolicismo integral: a) Un grupo de catlicos
argentinos buscar llevar adelante esos ideales continuando la relacin privilegiada con las fuerzas armadas, y deslegitimando los gobiernos democrticos y partidos polticos. Son catlicos nacionalistas e integralistas. Se ven fortalecidos frente a
declaraciones episcopales como la siguiente, que rehace el imaginario catlico militar y popular: Hoy estamos reunidos en la casa de la Madre de Lujn, Patrona jurada de la Patria, para recordar ante el Seor de la Historia aquella gesta heroica e
inolvidable, de manera particular en aquellos nuestros hermanos tan queridos que
ofrendaron generosamente sus vidas (...) mientras una minora vive la orga y el
despilfarro del tener, la mayora se debate en condiciones difciles, cuando no infrahumanas (...) como argentino me siento orgulloso de las fuerzas armadas por la
gesta heroica de las islas Malvinas y por la actitud responsable y conciente, en momentos nada fciles para ellas, de resguardar (sic) el orden constituido en un respeto escrupuloso de la Constitucin Nacional (...) Asuman el compromiso de construir una patria nueva, libre, justa, soberana, donde impere la verdad, la justicia y
el amor fraterno12.
10
Desde una defensa de un tipo de modernidad, Habermas nos muestra los distintos tipos de enfrentamiento: premoderno, antimoderno, no moderno y posmoderno; J. Habermas: La modernidad: un proyecto inconcluso en Nicolas Casullo (comp.): El debate modernidad-postmodernidad,
Puntosur, Buenos Aires, 1991.
11
Cardenal Antonio Quarracino (arzobispo de Buenos Aires): conferencia en el auditorio del Banco
Ro, 10/4/1992.
12
Mons. Emilio Ogenovich (obispo de Mercedes) 2/4/1992, a los diez aos del inicio de la guerra
de Malvinas. Texto completo en AICA (Agencia Informativa Catlica Argentina). Revista dependiente de la arquidicesis de Buenos Aires y vocera oficiosa del Episcopado, N 1842, 8/4/1992.
b) Otro grupo - el mayoritario - insistir en un fortalecimiento ms eclesial y teolgico para desde all tener una presencia social y cultural. Frente a las precariedades, incertidumbres y lo que considera falta de lmites precisos a la identidad catlica buscar rehacerla. Para ello no dudar en retornar a lo que un autor ha llamado la gran disciplina y otros el regreso de las certezas 13. La lucha contra la modernidad (que puede tener facetas diversas y pasar por grados de enfrentamiento
segn momentos y grupos) deber realizarse en todos los grupos sociales y por todos los medios posibles, teniendo presente tambin la necesidad de contar con
apoyo popular. La idea de un sustrato catlico ancestral y popular amenazado ahora ya no por el marxismo sino por la cultura liberal - el secularismo, el laicismo, el
permisivismo, el hedonismo, el consumismo todos ellos impulsados por los medios - y por el avance de las sectas, son parte central de su anlisis. Este catolicismo duda - en algunos sectores tambin de la democracia pudiendo sumarse fcilmente a experiencias autoritarias o populistas. el cristianismo se encuentra ante la
necesidad de afirmar su derecho a la existencia - tanto como mera posibilidad que
como significacin - frente a un Estado que no es menos enemigo de cuanto lo fue
el Imperio Romano de los primeros cristianos. Incluso desde un cierto punto de
vista le es hoy radicalmente hostil. Y estamos hablando del Estado democrtico, no
del socialismo real o de los regmenes de seguridad nacional 14.
Sin embargo, este catolicismo de combate debe hacer frente a nuevos dilemas: acabado el enemigo comunista, podr dar cuenta de la mentalidad liberal? Tendr
fuerzas como para seguir batallando ahora contra aliados internos que se sumaron
para atacar al monstruo comunista y subversivo pero que no estn dispuestos a
nuevas cruzadas? Podr luchar contra el individualismo y la libertad de conciencia y lograr las mismas adhesiones que la lucha contra el enemigo ateo y sin Dios?
Y hacer frente al crecimiento de los nuevos movimientos religiosos? Podr conciliar neoconservadorismo cultural (donde se destacan las campaas contra todo tipo
de apertura en lo sexual y en la tolerancia hacia otras formas de vivirla, como la
homosexualidad), con crticas a los excesos del ajuste y cercanas al poder? En el
caso argentino, un intento fue el movimiento Comunin y Liberacin (CyL). Su
presencia en Italia - donde fue fundado y alcanz su expansin-est relacionada a
la debacle de la Democracia Cristiana 15. El Opus Dei aparece como uno de los mo13
AAVV: Le retour des certitudes Evenemerits et ortilodoxie depuis Vatican II, Le Centurin, Pars,
1987.
14
Lic. Aiver Metelli, director de la revista en conferencia dada sobre la encclica Centesimus Annus y
organizada por el Instituto Nacional de la Administracin Pblica (dependiente de la Presidencia
de la Nacin. Aparecida en Esqui N 1626, 6/1991.
15
El movimiento Comunin y Liberacin surge a fines de los 60 en Italia dentro del movimiento estudiantil y universitario bajo la figura carismtica de un fundador. Es un claro ejemplo de un catolicismo de intervencin poltica, presencia econmica y cultural en una sociedad pluralista. Proyecto
vimientos de recambio aunque ya no, como CyL, haciendo hincapi en el movimiento obrero organizado catlico ms grande del mundo sino en el empresariado que proclama pblicamente su catolicidad. Empresarios y vctimas del plan de
ajuste podrn tener las mismas prioridades?
c) Podemos rastrear tambin un tipo de catolicismo al que llamaremos populista.
Como tipo ideal floreci en los 70 y hoy perduran algunos continuadores. Se expande en algunos sacerdotes y grupos cristianos de base aparecen apoyando a
todo aquello que tenga orientacin nacional y popular aunque desconfan en la
democracia liberal puesto que es la generadora de la pobreza. La defensa de la
patria, del mundo popular (nuestro pueblo que nunca se equivoca) y la crtica al
liberalismo, al iluminismo y al mundo corrupto de los polticos se suman a la reivindicacin de valores amenazados por el endiosamiento del mercado y la necesidad de volver al barroco que caracteriza a Amrica Latina. Su concepcin los
lleva a crear - ms tarde o ms temprano - organizaciones sociales y polticas de
inspiracin cristiana. Es importante ver cmo en estos grupos ha retornado el estudio y la revalorizacin de la doctrina social de la Iglesia 16. El conflicto con la institucin eclesial casi ha desaparecido. Fue suplantado por la crtica al modelo econmico-cultural y a las sectas. Estas son acusadas de destruir la cultura nacional, de
dividir el campo popular, de ser dualistas, de distraer el compromiso poltico y de
manejar dinero yanqui. De este modo se coincide con los sectores hegemnicos
del resto del cuerpo episcopal y se rehacen nuevas relaciones17.
Comunidades emocionales.
Sentirse bien uno mismo con poca mediacin institucionalizada. El campo catlico
argentino no ha sido ajeno a la efervescencia y revival religioso, de otros pases y
de las ltimas dcadas. Frente a dichas demandas han surgido grupos donde los
acentos son puestos en responder a necesidades de dar sentido ms existencial y
que pone en marcha modelos teolgicos especficos y una tradicin de crtica a la modernidad en el
estilo tpico del catolicismo integral. Un estudio pormenorizado en Salvatore Abbruzzese: Comunione e liberazione, CERF, Pars, 1989.
16
Peter Hunermann y Juan Carlos Scannone: Amrica Latina y la doctrina social de la Iglesia - Dilogo latinoamericano - alemn, Ed. Paulinas, Buenos Aires, 1993/4. Un nuevo ejemplo que nos muestra cmo las relaciones en el catolicismo son mltiples. El tomo II, compilado por Carlos Galli y Luis
Scherz, titulado Identidad cultural y modernizacin, es un ejemplo de este intento desde la teologa de la cultura y desde el barroco de plantearse como alternativa cultural frente a la crisis de
la modernidad.
17
Dos fundaciones se destacan en la denuncia y persecucin de las sectas. La Fundacin Argentina
para el Estudio de las Sectas (FAPES) dirigida por el periodista Alfredo Silleta, y el Servicio para Esclarecimiento en Sectas (SPES) dirigida por Jos M. Baamonde con fuertes conexiones catlicas integralistas. El primero ha publicado un texto best-seller: Las sectas invaden la Argentina. Una crtica a
sus concepciones en Alejandro Frigerio: La invasin de las sectas: el debate sobre nuevos movimientos religiosos en los medios de comunicacin en Argentina en Sociedad y Religin N 10/11,
6/1993, Buenos Aires.
18
Tal es el caso del Movimiento de los Focolaris, Comunidades de Vida Cristiana, Movimiento por
un Mundo Mejor, Palestra, Cursillos de Cristiandad, Movimiento de Schoenstat, que han logrado
un importante desarrollo y presencia en grupos juveniles y parroquiales.
19
El movimiento de la renovacin carismtica nace en EEUU, en medios estudiantiles y universitarios a fines de los 60 y se expande por el mundo entero. Busca en sus inicios la armona de sus
miembros a travs del culto y la oracin, construyendo una iglesia desinstitucionalizada y sobre
todo liberada de presiones de nacin, clase, grupo tnico o local. Dos de sus primeras figuras se
bautizan en el Espritu luego de haber formado parte del movimiento de Cursillos y estar ligado a
grupos evanglicos pentecostales. Cf. David O'Brien: The renewal of american Catholicism, Oxford
University, Nueva York, 1972.
Ms an, algunas de estas propuestas se realizan - como es el caso de los carismticos - con escasa mediacin clerical, provocando roces entre la legitimidad que da el
carisma de funcin sacerdotal con el que proviene de la ligazn directa con el Espritu, entre el carisma otorgado y el carisma adquirido. De all que estos grupos
mantengan tensiones y conflictos con las autoridades eclesiales sobre la manipulacin de lo sagrado y los lmites tolerables por la institucin a la libertad y autonoma religiosa. Un sacerdote resume estos temores: El movimiento carismtico
ha hecho y est haciendo mucho bien a la Iglesia y al mundo. No cabe la menor
duda que lo seguir haciendo en tanto sus miembros no se dejen atrapar por los
desbordes y los engaos (...) El carismatismo o avidez enfermiza de los dones del
Espritu (don de lenguas, de curacin), el emocionalismo y el experiencialismo, el
fundamentalismo bblico (...) son todos riesgos a los que este movimiento y sus
miembros estarn siempre expuestos (...) Los carismticos conocen las puntualizaciones de los pastores al respecto21.
Si el catolicismo integral es dador de un sentido de cuerpo totalizante y le es imposible autocomprenderse sin la institucin (de all la gran lucha por su control), en
estos grupos el control del cuerpo y un cierto rechazo a lo dogmtico-institucional
dan sentido a sus miembros. Son comunidades restringidas, autnomas y con poco
inters en la globalidad. Los movimientos de renovacin carismtica se multiplican
en los templos pero con lazos dbiles hacia la estructura parroquial. Su expansin
muestra que ms all del movimiento, haba una demanda expectante al interior
del cuerpo catlico.
Hay un proceso de radicalizacin de la experiencia a nivel individual, tomando
distancia del discurso institucional y poniendo el acento sobre la biblia y el Espritu
Santo. Se valorizan las prcticas significativas del grupo, sin atenerse al lenguaje
simblico clerical. As pueden ser fcilmente interpretados como tipo sectas - segn la categora de Troelstch - al interior del tipo Iglesia, cumpliendo quizs hoy
el mismo papel que antao las rdenes religiosas y los movimientos de Accin Catlica en los aos 30 y 40, los movimientos especializados, (tipo JEC, JUC, JAC)
de los 50 y 60, las comunidades eclesiales de base en los 70 y 80, cuando fueron el
mximo de sectarizacin aceptado por la eclesialidad 22.
20
No hay estudio sistemtico de la renovacin carismtica catlica en Argentina. Los medios de comunicacin se hacen eco de sus sanaciones. Un libro de difusin, Vctor Sueyro: Los curas sanadores y otros asombros, Planeta, Buenos Aires, 1993.
21
Luis Barazzuti: Movimientos eclesiales contemporneos, ed. Don Bosco, Buenos Aires, 1989. Este
sacerdote salesiano hace un resumen de estos movimientos, resaltando su vitalidad y peligros. Se
pregunta si es la Iglesia como tal la que est en crisis o un determinado modo de ser Iglesia y de
estar en ella.
22
Jean Seguy: Christianisme et societ. Introduction a la sociologie de E. Troelstch, Cerf, Pars, 1980.
Estos grupos son tolerados no slo porque compiten en el mercado religioso con
otras ofertas no catlicas, como la new age y el orientalismo en grupos medios y altos, y con el pentecostalismo en sectores empobrecidos, sino tambin porque se
perfilan como una de las propuestas catlicas de revitalizacin en un mundo posmoderno. Su creciente masificacin y la penetracin en sectores populares abre
nuevos desafos en cuanto al pluralismo religioso y tipo de comportamiento social
que habrn de desarrollar. A nivel sacerdotal, donde comienzan a tener un lento
pero pujante crecimiento, hay una resignificacin de su funcin como profesional
de lo sagrado y por ende un fortalecimiento de su vocacin como sanador,
profeta de lo extraordinario. Esta extraordinariedad puede convertirse en opio
o en algo ms que opio, profundizando la discusin que hoy se hace sobre el rol
del pentecostalismo en la sociedad latinoamericana23.
Catolicismo desde la pluralidad.
Incertidumbres y diversidades desde el mundo de los excluidos y discriminados.
Como un ltimo grupo al interior del cuerpo catlico - no porque no haya ms sino
porque creemos que resume a varios tipos - encontramos, a caballo entre estas dos
corrientes, (la proveedora de sentido integralista y la de sentido afectivo) a
personas, grupos, rdenes religiosas y algunos sacerdotes u obispos tratando de vivir una experiencia otra de catolicismo desde el amplio mundo de la exclusin,
sea esta social, de gnero, tnica, religiosa, de clase, cultural. Son grupos minoritarios, aunque logran cierta presencia en los medios por el impacto de su accionar.
No se trata de ningn movimiento, sino de la sumatoria de infinidad de grupos
dispersos. Es su riqueza y su debilidad. La gran mayora de ellos hicieron sus experiencias de vida colaborando de diversas maneras en las organizaciones de derechos humanos y de solidaridad con las vctimas de la represin durante la dictadura militar. La Teologa de la Liberacin en sus diversos componentes, y tal como se
expresa en otros pases de Amrica Latina, fue su alimento durante los ltimos
aos. Provenientes del tronco populista integralista unos, liberacionista otros, de
un catolicismo ms pietista varios, o de experiencias msticas o de culto, tuvieron
que compatibilizar esos orgenes y buscar nuevos caminos24.
23
B. Boudewijnse y otros: Algo ms que opio. Una lectura antropolgica del pentecostalismo latinoamericano y caribeo, DEI, San Jos, 1991.
24
Este tipo de grupos y personas que hacen suya la opcin por los pobres desde el respeto a la diversidad y el pluralismo religioso se agrupan - especialmente - a partir de los Seminarios de Formacin
Teolgica que renen cada ao alrededor de mil representantes de grupos y comunidades ligados a
lo popular. La sntesis de su sptimo encuentro, en 500 aos y opcin por los pobres Eldorado
1992. Tambin se puede citar a los Encuentros de Comunidades Eclesiales, CRIMPO (Comunidades
Religiosas Insertas en Medios Populares) y varios centros de promocin social y pastoral que alimentan a esta corriente.
Algunos optaron por asumir los conflictos de la vida cotidiana, haciendo suya la
causa de los grupos discriminados o excluidos: chicos de la calle, indgenas, grupos
sin tierra o sin vivienda, mujeres, drogadictos, enfermos de sida, marginales, ancianos, presos, etc. Varios de los miembros activos de ONGs, que hoy conforman otro
actor social en la Argentina, provienen de cristianos desencantados, tanto de lo
poltico tradicional como de su insercin eclesistica25. Por un lado ejercen una crtica a la modernidad, especialmente en sus efectos de exclusin y pobreza, pero
rescatando los avances en cuanto a conciencia y libertad individual, importancia de
la democracia, autonoma de los partidos polticos, etc.; y por ende no reivindicando pasado de oro alguno sino tratando de construir uno posible. Por otro lado,
como vislumbran el fin del largo proceso de la modernidad - una crisis de civilizacin -, sienten la necesidad de repensar el rol de lo sagrado - en el cual el cristianismo es una parte y no el todo -, pero ya no desde las clases o grupos dirigentes ni
desde la totalidad, sino desde los excluidos y discriminados, tomando estos conceptos en sus mltiples dimensiones simblicas y materiales26.
Estamos frente a una constelacin de grupos cristianos donde la organizacin no
est vista como algo que uniforme, sino que se asocia a la idea de red, de espacios, de relaciones horizontales, democrticas y de informalidad. La palabra clave
es articulacin. Sus ofertas llegan principalmente a miembros de comunidades
cristianas en sectores populares pero tambin suman a sacerdotes y religiosas insertos en otras actividades; a cristianos sin Iglesia; a profesionales, estudiantes y
miembros de ONGs de catolicismo social difuso. La lectura de la biblia es tambin
en estos grupos un elemento central. Categoras como pobreza, sagrado, Dios Padre y Madre, placer, opcin, tica, diversidad, pluralismo, incertidumbre, buscan
anclarse en ese imaginario catlico, pero ya no como certezas sino como bsquedas
y riquezas. Su principal preocupacin es fortalecer la sociedad civil, ya no para
asaltar el Estado sino para crear nuevos y ms actores sociales; no para homogeneizar sino para crear encantamientos a partir del respeto a la diferencia27.
De all su insistencia no en crear iglesias alternativas sino en profundizar la vida
democrtica de las mismas. Desde este cierto relativismo, estn quizs ms cerca
25
Conclusin
El catolicismo latinoamericano se encuentra en un gran proceso de mutacin. Hemos tratado de analizarlo en su dimensin institucional y en las ofertas concretas
en el contexto de la sociedad latinoamericana. Se trata de un pequeo esbozo que
debe ser profundizado. Intentamos leer la historia y el presente del catolicismo en
su larga relacin crtica con la modernidad y en los conflictos que ello ha significado para su insercin y expansin en el continente. Del anlisis que se haga sobre el
pasado, presente y devenir de esa: modernidad surgirn las respuestas. El catolicismo es un lugar social donde los lmites entre quin pertenece o no a l es fruto de
relaciones histricas: se trata de entender el conflicto al interior de un consenso.
Comprender hoy el de venir del catolicismo es tratar de dar cuenta de los intentos
por recrear, reformular, rehacer o inventar una nueva presencia en una sociedad
con nuevos actores sociales y nuevas sensibilidades.
Frente a la crisis, dudas, pobreza y angustias de la sociedad el catolicismo latinoamericano se enfrenta - al igual que otras instituciones dadoras de sentido - con varios desafos. Por un lado es ms reconocida su presencia social, pero disminuye su
presencia religiosa. Por primera vez en el siglo XX debe competir con otros tipos de
experiencias religiosas que crecen y se desarrollan a partir de su insistencia en la
cura, la sanacin, la magia y una estrecha relacin con lo sagrado. Por otro lado
28
te, sino de reconocimiento de los lmites y aportes de unos y otros, y de la necesidad urgente de que juntos otorguen sentido y encantamiento a la vida en un momento de crecimiento de la exclusin y pobreza.
El tipo de democracia y Estado que se consolide, y el desafo que proviene del activo y pujante mercado religioso hoy presente en Amrica Latina, sern elementos
que permitirn que uno u otro de estos catolicismos se fortalezcan o debiliten. El
tipo de relacin y articulacin que se establezca entre estos catolicismos incidir
tambin en el tipo de sociedad que viviremos a la llegada del tercer milenio. Como
en otros campos, nada garantiza el desarrollo futuro, pero conocer el proceso histrico de cmo se ha llegado al lugar actual puede ayudarnos. Aqu tambin el futuro es una aventura incierta.
Referencias
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Este artculo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad N 136, Marzo-Abril de 1995, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.