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Adoum - Homenaje Cuaderno Del Turco (Cuadernos de La Tierra) PDF
Adoum - Homenaje Cuaderno Del Turco (Cuadernos de La Tierra) PDF
Cuaderno de El Turco
A propsito de la poesa
de Jorge Enrique Adoum
JAIME L ABASTIDA
[Fragmento del prlogo al libro Claudicacin intermitente,
La Cabra Ediciones, 2008]
Jorge Enrique Adoum
ilustre caballero ambateo, ecuatoriano y universal, que tantos lustros
atrs haba escrito:
Fotografa: Cristbal Corral
El desenterrado
para siempre desnudos, descubren la edad
del triste territorio conyugal, y se toleran
por ltima vez, por la definitiva, perdonndose
de espaldas su muda confesin de tiempo compartido.
el antiguo patrimonio de miedo y abalorios
por donde dios se abri paso a puetazos,
si cuanto tuve y defenda ha muerto
de su propio ruido, de su propia espada,
para sobre la herencia del salvaje tiempo
y sus secretos, para sobre sus huesos
definitivamente terrestres y quebrados,
sobre la sangre noche a noche vertida
en la ventana rota, en los telares,
recin nacer o seguir resucitando.
Coinciobediencia
Pasadologa
a contrapelo a contramano
contra la corriente
a contralluvia
a contracorazn y contraolvido
a contragolpe de lo sido
sobreviviendo a contracnyuge
a contradestino y contra los gobiernos
que son todo lo absurdo del destino
a contralucidez y contralgica
a contrageografa (porque era
contra pasaportes dictadores continentes
y contra la costumbre
que es ms peor* que nuestros dictadores)
contra t y tus tengo miedo
contra yo y mi certeza al revs
contra nosotros mismos
o sea contratodo
y todo para qu
Sunday bloody Sunday
Sastrera
Y si maana
me diera la gana de vivir, inventando
un pretexto: la ropa respetable
en donde no me busquen, o el chaleco
adecuado?
Os defraudara, Buitres
dubitativos, Alguaciles natos, Espas
prestamistas: flacos agentes de funeraria
sin ascenso por quedar vivos, sin prima
por resistir. Lstima de las agarraderas
listas para las axilas, lstima de la viuda
desperdiciada, que antes de borrarme y cuenta
nueva, regresar a llorar el mismo asunto,
lstima del terciopelo invitado a la tierra.
Pero s que me queda grande, no importa
la urgencia que a veces tenga de su capa,
s que debo vivir de tal manera, tan combate,
que despus de caer me quede chica.
y/o
{
dispensables
sustituibles
in y resultaron ser apenas
finitamente
tiles)
aprovecho este da feriado para poder enfermarme
sin que me descuenten este ensayo horizontal de la muerte
por eso es imposible no pensar en s mismo
y capisco de golpe que el yo que cre haber sido no ha sido sino y/o
as partido en uno (unidad semntica pese a todo)
por ese tajo de mar de olvido de tiempo de egosmo
porque de pronto est esa seora que rehace a crochet su vida y/o
la adolescentriste que recuerda en sentido contrario a la marcha del
tren y/o
el que no sabe si lo matarn maana pero aguanta hoy y/o
l y/o? ella y/o? no nosotros sino losotros y/o
(losotros sern siempre los otros y nosotros solamente ellos y/o)
tras haber sido duramente gorkiado gravemente mahlerido
fruto msduro de mi tiempo a mi atad atado
antidotado contra la resignacin de no haber sino una o
una sola pobre gorda horrible o aislada como toda gorda
de no haber podido saltar la barrera de la barra ese torrente oblicuo
y ser las dos partes aun cuando fuera malamente unidas
y cuando al fin creo que van a juntarse las dos letras como bocas
de amantes que hacen un viaje o se reconcilian
en mi cuarto creciente (he ido perdiendo tantas cosas
que en una de stas me habrn sacado ya sin darse cuenta
dentro de un pantaln o una camisa) me quedo
me llega una carta de alguien de-qu-importa-quin quienquiera
me dice que torturan a su hijo que su mujer ha muerto
sudamericanamente
y seguimos siendo los que sufren de veras y/o
esa sangre que no se agota gota a gota y/o
con la torpe sensacin de ya no ser siquiera
ese y/o que fui hasta ahora sin poder ser enteramente yo
Week-end del egosta
sino admico postparadisiaco desde el lunes
comenzar a re-ser el de hace ya siete das quin creyera
que en tu cadera desrecuerde lo que pas lo que se viene
porque los horarios diarios sern ya cuaternarios
y como nos-me quedan dos botellas de vino caf unas manzanas
te seguir reaprendiendo como si te me hubieras olvidado
yo que te s de memoria como el agita
y lamern de nuevo tu cuerpo mis pestaas
Elega a uno mismo
La visita
(Captulo de novela)
Llamo a la puerta.
Quin es, pregunto.
Yo, contesto.
Adelante, digo.
Yo entro.
Me veo al que fui hace tiempo.
Me espera el que soy ahora.
No s cul de los dos est ms viejo.
Sobre la inutilidad de la semiologa
* Todas las citas de este texto, en Julia Kristeva, Recherches pour une semanalyse, Pars, col.
Tel Quel, Editions du Seuil, .
pienso que anticipa la noche, antojadiza, ambigua entre la
incontinencia y el desnimo,
porque cuando esto sucede a esta hora y ella est ya desvestida
suele haber adentro un hombre dispuesto a rehacer unavezmentems
esa historia que ms que las otras comenz en el Gnesis
y a probar cada vez que le sea dable los frutos del bien y del mal (he
visto desde aqu tambin las piernas y el tronco del
conocimiento)
ya sin temor a la fingida curiosidad del Seor con sus preguntas,
el mismo que antes de darle mujer al hombre haba dicho del
hombre No es bueno que est solo
(y la relacin con la lgica de las palabras?),
sin avergonzarse ninguno de los dos de estar desnudos,
ms bien orgullosos ambos de la perfeccin estatuaria de los
cuerpos comunicantes, la permutacin de los dos
significantes por un significado,
agradecidos de no estar ms en el Paraso, tan aburrido como un
domingo de tarde en las Galpagos,
pero en tal caso no se llora, a menos que se trate de esa frecuente
cpula disyuntiva (donde adquiere su valor significante la
reunin no sinttica)
o que no haya nadie esperando que ella vuelva del balcn a la cama
para envaginarse y nadar en mujer en la penumbra
y que pese a sus flancos que me turban de lejos y que, vistos desde
aqu, abren en dos el cielo,
que pese a sus pechos que refrescan vistos desde aqu parecen
cargados de un zumo de atardecer sea sola,
interminablemente intermi-tente-men-te sola,
y a causa del crepsculo, de la cerveza, de otras mujeres donde antes
fue verano
y sobre todo de esta higinica mana de esperar lo peor objetivo para
esquivar la cobarda, que es slo el temor a lo imprevisto,
pienso que en este momento ella es la nica mujer de la tierra y que
va a matarse dejndonos a todos viudos: al fin y al cabo es
domingo de tarde.
(Yo s que la poesa enuncia la simultaneidad, cronolgica y espacial,
de lo posible con lo imposible, de lo real con lo ficticio pero y
la desesperanza
como estructura del poema? y los das que nos quedan,
fonemas de la vida tartamuda?)
menstruacin novia de la sien, el corazn, la boca,
o escribiendo la famosa carta que jams da razones a nuestro
desaforado deseo de aprender para cuando se ofrezca sino
excusas parecidas al arrepentimiento, como si esa voluntad
voluntariosa fuera culpa,
o tal vez asombrados de haberse atrasado tanto en pagar el alquiler de
la vida,
o empezando, premuertos, en un mal clculo de su propia posdata,
precisamente esa carta: No te culpo, no es por rencor. Quisiera
decirte que lo nico
(y lo nico viene a ser esa lgrima nica hmeda huella digital al pie
de los dos renglones del inacabado telegrama)
y parecen reflexionar eternamente lcidos, demasiadamente pstumos,
en la existencia malbaratada, hecha de cocina y marido, hecha de
montaas de das que se pueden deshacer de un puntapi como
cuando en la cresta de la ola del deseo una mujer dice: Ahora
no, mejor no, mejor nunca,
y uno siente que la playa comienza a hundirse porque le falta ese
grano de arena,
y alguien, ajeno y otro, hubiera decidido poner fin a los todavas, los
clmate, los no seas loca, los espera.
ni tampoco, aun antes de la bsqueda y del asombro ante el hallazgo, el
derecho a decidir en qu pgina desaparece el personaje que
comienza a sentirse sobrante en su propia historia,
escoger el momento en que va a encontrarse consigo al final de s
mismo y toparse con un desconocido al fondo del espejo,
o como una muchacha que corriera bajo la lluvia para llegar
puntual al sitio donde va a caerle el rayo, no importa si entre las
piernas o entre los pechos,
en lugar de esperar que salga de adentro esa muerte parda que
tozudos tercos tenaces testarudos nos vamos fabricando da a
da desde el alarido con que nos naci la loba,
yndonos poco a poco del cuerpo, ropa sucia del humor malo de la
malasuerte,
esa muerte con el desencanto de su gozo rencoroso, a la que se desea
por lasciva y se rechaza por obscena,
que no se elige ni se busca porque siempre est all, ganosa con
paciencia,
el salto de la duracin a la nada detenido como en una fotografa en
una cama de hospital a donde una amiga ha llevado ya,
profeca que acierta a veces, las primeras flores,
aunque tambin nos avergence a veces seguir vivos como si le
hiciramos trampa a alguien al fondo de nosotros dicindole
que la llegada no justifica el camino.
(Mi hermano, en cambio, cuando dej de ser msico y librero,
decidi seguir siendo ajedrecista y jug contra su corazn: jaque
y mate un domingo de agosto por la tarde.
Al da siguiente me sent culpable en algn sitio de adentro, como cada
vez que vuelve a suceder, aunque con distinto parentesco.
No es, pregunto cada vez y me pregunto, fatuidad pura creernos
necesarios o por lo menos tiles en el instante ya totalmente
desvencijado,
puesto que tras el ltimo trago de coac y el cigarrillo que se ofrece
para prolongarse un milmetro la vida,
el condenado no busca a nadie, no llama al telfono a nadie, no
trata de arrastrar a nadie, por vez primera libre, ni de aferrarse
a nadie para resucitar, momia honesta).
antes de que la muerte entrara anuncindose con coces de soldado.
Aclaro tambin que no soy un sopln de sus aduaneros y era eso
entrar de contrabando en ella? ni un tallador de lpidas para
poner nombres bajo el retrato, adems no hay ms
retrato que el que guardo en el lado de adentro de los ojos,
y en cuanto a las mujeres siempre fue como un rechazo tras una
declaracin de amor
y eso no se cuenta por amor y amor propio).
abre las persianas, ms desnuda que antes con su calzoncito de celeste
espuma,
me alegra que est viva, que haya cruzado sus propios lmites y las
fronteras del amante,
sabiendo que no parir forzosamente o que puede parir sin dolor,
y l sabiendo que por la ella de cada uno vale la pena ganar el pan con
el sudor de la frente y hasta agradecido,
aunque dado el barrio, el tipo de construccin, el impuesto de
inquilinato, los gastos de condominio,
tal vez se trata ms bien de alguien que jams sud para ganar su
automvil, su champagne, su departamento y el departamento de
ella, joven fulgor que en el atardecer l acapara y atraviesa.
Deduzco entonces, como dicen en mi pas de la crcel y de las leyes,
que las maldiciones del Seor son slo para los pobres
y de mis profundas reflexiones sobre la muerte autnoma y otros
conexos actos sacramentales
slo quedan la ceniza y las colillas en el cenicero y en el suelo,
estos papeles que por vanidad o por pereza no son ceniza mas
tendrn sentido,* son basura mas no por eso menos ciertos,
y la incompatibilidad de los dos trminos de la negacin, el juego
dialctico del lenguaje, los significantes no sintticos,
etctera, de Julia Kristeva.
Menos mal que seguir intacta maana al aire libre de agosto
aunque alguien, quizs yo mismo, pueda morir hoy sin que me haya
enterado previamente).