Doña Aletita advierte a sus 200 hijos pirañas que deben tener cuidado porque los humanos los ven como peligrosos. Su hijo más pequeño Ñañito se separa del grupo y es arrastrado por la corriente, poniéndolo en peligro. Es rescatado por un niño humano que lo devuelve al río, donde se reúne con su familia.
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Doña Aletita advierte a sus 200 hijos pirañas que deben tener cuidado porque los humanos los ven como peligrosos. Su hijo más pequeño Ñañito se separa del grupo y es arrastrado por la corriente, poniéndolo en peligro. Es rescatado por un niño humano que lo devuelve al río, donde se reúne con su familia.
Doña Aletita advierte a sus 200 hijos pirañas que deben tener cuidado porque los humanos los ven como peligrosos. Su hijo más pequeño Ñañito se separa del grupo y es arrastrado por la corriente, poniéndolo en peligro. Es rescatado por un niño humano que lo devuelve al río, donde se reúne con su familia.
Doña Aletita advierte a sus 200 hijos pirañas que deben tener cuidado porque los humanos los ven como peligrosos. Su hijo más pequeño Ñañito se separa del grupo y es arrastrado por la corriente, poniéndolo en peligro. Es rescatado por un niño humano que lo devuelve al río, donde se reúne con su familia.
Doa Aletita, la mama piraa, haba reunido a sus 200 hijitos en un
remanso del rio Amazonas: Quiero advertirles-les dijo-que corremos peligro. Nos acusan de ser muy malos, han presentado una pelcula titulada: Piraas! y los hombres llaman piraas a unos nios delincuentes. Estamos avisados! Solo queda cuidarnos. Desde entonces la familia de Aletita discurra por las aguas del Amazonas en grupo o cardumen, sin hacer dao a nadie, alimentndose como lo exiga la ley de la selva y como lo estableca el propio ecosistema. As como ellos se alimentaban de otros seres vivos; otros animalitos tambin los buscaban para calmar su apetito. Pero doa Aletita no poda cuidar a todos sus hijos y, aito, el menor de todos, era realmente travieso y por dems curioso. Fue as que al pasar por un recodo del rio, la pequea piraita se qued observando como danzaban en el agua los legendarios paiches. Tanto le haban hablado de ellos! El abuelo de aito, una vieja piraa del rio Ucayali, le haba contado que haba sido amigo del Paiche ms enorme de toda la amazonia y que juntos haban discurrido por los caudalosos ros de la selva peruana. Ni el mejor pescador del continente pudo capturarlos y salvaron de morir en las garras de feroces animales salvajes. Cunto los admiraba! En esos recuerdos se encontraba aito, cuando aterrorizado pudo comprobar que su familia ya no estaba a su lado. Alete con todas las fuerzas que pudo, busc por all y por all, pero era intil. No haba nadie! De pronto sinti que las fuerzas le fallaban. Se trataba de un remolino que lo alej an ms de su querida madre, doa Aletita. Una piraita sola era fcil y apetecido manjar de otros peces ms grandes y voraces. aito trat de esconderse en los leos de rboles cados, pero la corriente era brutal. Cuando hall un remanso, las garras de un otorongo trataron de atraparle y ms all de cerca las fauces de un enorme yacar o cocodrilo americano. Lloroso y resignado a morir, aito pens en su madre y le pidi perdn por ser tan travieso. Tan distrado estaba que no pudo reparar que una fuerza descomunal lo atraa. De pronto se sinti en otro lugar. Era en una pecera! Y unos ojos extraos le miraban alarmados: Es una piraa!, gritaban y la molestaban golpeando la luna de esa rara habitacin. Era lo peor que le ocurra. Estaba en cautiverio! Se sinti tan desolado al comprobar que lo trasladaban en una nave. Adis bendita selva! A punto de morir de pena estaba, cundo otro niito dijo: No! Los animalitos no pueden estar en cautiverio; la ley lo castiga. Y tir todp el contenido de la pecera al rio. aito era nuevamente libre. Para su buena suerte, sin querer lo haban trasladado hasta donde se hallaba el cardumen de doa Aletita y sus hijos. Se uni a la familia, lo recibieron como a un rey y prometi ser la piraita ms buena de la Tierra.