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Castaneda desaparece

Dr. Josep M Fericgla

FUNDACI JOSEP M. FERICGLA


Societat dEtnopsicologia Aplicada
Castaneda desaparece
Dr. Josep M Fericgla

Societat dEtnopsicologia Aplicada y Estudis Cognitius


Publicado en cataln, en Revista dEtnologia de Catalunya, nm.15, pgs.
120-127. Departament de cultura de la Generalitat de Catalunya. Barce-
lona, 1999.
Es difcil escribir algo nuevo sobre el universal Carlos Csar Castaneda Ara-
na, sin que resulte una simple invencin, una interpretacin personal del
articulista o sin que sea una crtica o una mitificacin, de las que oscurecen
cualquier realidad. Vamos a tratar, pues, de realizar un pequeo recorrido
por su biografa reciente hasta donde los hechos verificados lo permitan.
A partir de ah, cada cual haga sus libres interpretaciones de lo que se le
presente. Algunos de los datos que siguen han sido tomados de las investi-
gaciones que Edith Stanley, Patrick Kerkstra y Scott Glover, investigadores
del peridico norteamericano Los Angeles Times, han realizado sobre la
reciente muerte de Castaneda.

Su vida

El universal autor conocido bajo el nombre de Carlos Castaneda, autode-


nominado brujo seguidor de las tradiciones chamnicas de los indios yaqui,
norteamericanos, muri el 27 de abril de 1999 en Westwood, EE.UU., se-
gn comunic su abogada Deborah Drooz, la cual se presenta como amiga
del escritor y ejecutora de su testamento.

A pesar de la espesa neblina y misterio -voluntariamente esparcidos- que


envuelven la vida de Carlos Castaneda, se sabe que emigr a los EE.UU.
en el ao 1951, y se dice que haba nacido el da de Navidad del ao 1925
en Sao Paulo (Brasil) o en Cajamarca (Per), dependiendo de los relatos
autobiogrfcos que se quieran creer. Es muy probable que se tratara del
hijo de alguna familia sudamericana que emigr a los EE.UU. a estudiar.
En este sentido algunas voces, a mi juicio bastante autorizadas, afirman que
su ncleo familiar tena origen cataln y que su apellido real era Castae-
da, apelativo bastante difundido en algunas comarcas catalanas que viene
a significar bosque de castaos, pero que al emigrar de Sudamrica a los
EE.UU., y ante la ausencia del sonido y la grafa en ingls, perdi su

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Castaeda familiar en favor de su nuevo Castaneda.Por su parte, nuestro
autor era un mentiroso y un tramposo sin lmites y nunca arrepentido de
ello, de ah que la comunidad cientfica jams le haya prestado una seria
atencin, a pesar de que en muchos momentos afirm y reiter que lo que
relataba era cierto y que no haba fantasa en ello. No obstante, y a pesar
de que se diera crdito a sus narraciones, lo cierto es que los detalles de su
biografa -tan rebuscados por investigadores detractores como por mit-
manos seguidores- son una suma de puras hiptesis oscurecidas con toda
meticulosidad. Nada est claro, empezando por la fecha de su fecha de na-
cimiento o por el lugar donde aconteci. Incluso hay serias dudas sobre la
veracidad oficial de su nombre. Uno podra pensar que se trata justamente
de la estrategia del brujo, que tantas veces l mismo haba repetido en sus
libros, para escapar al enquilosamiento de un pasado que va formando una
costra encima de uno y cada vez le impide ms vivir como un guerrero.
Tambin se podra pensar que una persona como Castaneda se muestra
elusivo ante la prensa y ayuda a forjar su propio mito haciendo desaparecer
sus huellas del pasado hasta en los ms mnimos detalles, pero que en algn
nivel de su intimidad aparece un Carlos desenmascarado, pero resulta que
no, que incluso alguien tan prximo a nuestro autor como el psiclogo
Richard Yensen me coment, cuando estuvimos juntos hace unas semanas,
que Castaneda era un mentiroso permanente, que uno nunca poda fiarse
de lo que deca. Gran parte de la mstica castanediana se basa en el hecho
de que, ni tan slo sus ms ntimos amigos estn seguros de quien es, es-
cribi su ex-esposa Margaret Runyan Castaneda, en un memorial que se
public en el ao 1997 a pesar de que el propio Castaneda trat de impedir
que se editara. As pues, nadie puede esperar que la academia de cientficos,
preocupados por la verdad objetiva, mostrara la menor disposicin a creer
o a verificar algo salido de la pluma de un supremo mentiroso de los nicos
aspectos comprobables de su propia vida.

Con independencia de quien fuera ese hombre, de su nombre de pila y


lugar y fecha de nacimiento, lo cierto es que nuestro autor consigui gal-
vanizar y catalizar la atencin mundial hace unos treinta aos. Ya es am-
pliamente sabido que como trabajo final para obtener el ttulo de doctor

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en antropologa en la Universidad de Los ngeles, Castaneda hizo lo que
tantos estudiantes de antropologa al acabar la carrera: escogi un tema,
un lugar y una etnia sobre la que realizar la investigacin necesaria para la
Academia, pero lo que sali fue el rememorado viaje al desierto de Arizona,
en Mxico. Su intencin inicial -si hemos de creernos su relato- se centra-
ba en buscar y estudiar los efectos de determinadas plantas medicinales de
uso tradicional entre los pueblos que habitan este rido y ancho rincn de
mundo. Pero el destino nunca perdona: se par en una ciudad fronteriza
con el desierto de Arizona y all, en la misma parada de autobuses de la
compaa Greyhound, la ms popular de los EE.UU., comenz el cambio
que le llevara a transformarse como persona, a l y a una buena parte de
la juventud occidental. Una vez situado y sin saber lo que le deparaban los
hados, en esta terminal de autobuses se encontr con un anciano indio de
la etnia yaqui, supuestamente llamado Juan Matus, Don Juan, que deca
provenir de Sonora, Mxico. Si hemos de seguir creyendo la historia narra-
da por Castaneda, este anciano result ser un chamn que consuma plan-
tas entegenas, y las que us para iniciar a su alumno y adentrarlo en un
mundo oculto que sobreviva desde haca ms de 2 000 aos.

Bajo la dura, firme y sabia tutela del entraable Don Juan, que dur a lo
largo de bastantes aos, nuestro autor experiment los efectos del peyote,
de diversas semillas entegenas y de hongos probablemente psilocbicos,
conociendo vivencias y momentos de xtasis supremo pero tambin de do-
lorosos y oscuros infiernos de pnico. Todo ello en un intento por conocer
y vivir lo que denomin estados no ordinarios de realidad. Vagando por
el desierto junto a su gua y maestro psicolgico y etnobotnico (justo en
las catalogaciones botnicas, lo nico que se puede observar desde fuera,
es donde Castaneda falla ms), el antroplogo declar haber visto insectos
gigantescos, haber aprendido a volar con su nuevo pico, haberse transfor-
mado en cuervo y que finalmente, haba triunfado en el propsito de al-
canzar un nivel superior y ms refinado de consciencia, en ser un hombre
de conocimiento como lo era Don Juan.

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Su tesis, publicada el ao 1968 por la Universidad de California, se con-
virti pronto en un xito literario internacional. En ella tocaba la fibra
adecuada y en el momento justo de la cresta de la ola de la joven cultura
norteamericana de los aos 1960, consumidora de substancias psicodlicas
y romnticamente enamorada de sus puros y sabios indgenas. El estilo de
la obra inicial de Castaneda, estilo que ya nunca dejara, era una curiosa
y sugerente mezcla de alegoras universales, antropologa, parapsicologa,
alquimia y filosofa budista, y -probablemente- una buena dosis de ficcin.
En mi opinin tambin hay una buena dosis de las enseanzas que a prin-
cipios de siglo difundiera G. Gurdjieff y su propio discpulo aventajado
Ouspenski. As fue como su primer libro, Las enseanzas de Don Juan.
Una va yaki hacia el conocimiento, convirti al anciano personaje de Don
Juan en un nombre ms que reverenciado entre los jvenes y a Castaneda
en un autntico smbolo cultural.

En uno de los pocos artculos escritos sobre l y en el que Castaneda coope-


r, publicado por la revista Time en 1973, se deca que: para las decenas de
miles de lectores (de Castaneda), jvenes y ancianos, el primer encuentro
de Castaneda con Juan Matus () es un hecho literario mejor conocido
que el encuentro entre Dante y Beatriz a las orillas del Arno Efectiva-
mente, as es. Despus de tal impresionante debut literario, nuestro autor
continu produciendo xitos de ventas tales como Una realidad aparte,
Viaje a Itxlan y Relatos de poder. A raz de ello, y dado el carcter entre
pueril e impetuoso que caracteriza a nuestros vecinos del otro lado del At-
lntico, una multitud jvenes y de no tan jvenes se precipit hacia Mxico
esperando convertirse en nuevos alumnos echados a los sabios pies de Don
Juan, los periodistas se pusieron a investigar la vida de este brujo y de su
ya afamado discpulo pero el anciano indio yaki no apareca por ningn
lado -al revs de lo que haba sucedido con la chamana Mara Sabina.. Ello
dio origen a especulaciones sobre la realidad de lo narrado en los libros de
Castaneda, no faltando quien lo acusara de ser el autor de un ingenioso y
bien elaborado camelo que no responda a la realidad tnica y tradicional

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que se anunciaba. La crtica escptica tuvo un buen representante en Jo-
yce Carol Oates, reputado autor, quien dio la vuelta a los argumentos de
veracidad, preguntndose en 1972 Hay alguna posibilidad de que estos
libros no sean de ficcin? Todo el mundo los acepta como estudios antro-
polgicos pero a mi me parecen unas remarcables obras artsticas, al estilo
de Hesse cuando escriba sobre la iniciacin del joven en otro tipo de reali-
dad. Estn bellamente construidos, el dilogo es impecable, el personaje de
Don Juan es inolvidable y todo disfruta de un gran ritmo novelstico. No
puede ser realidad. Por su parte, el prestigioso antroplogo C. Geertz, dijo
tambin que: por ahora sus libros carecen de presencia alguna en el campo
de la antropologa, en el sentido de que, a pesar de la gran popularidad ob-
tenida, ningn profesor universitario y serio de antropologa recomendara
esos textos a sus estudiantes. No obstante, ni la tendencia de Castaneda por
mentir ni la ms que cuestionable existencia real de Don Juan han hecho
disminuir en ningn momento el entusiasmo de sus admiradores. En este
sentido, Joshua Gilder, redactor de la Saturday Review, afirm que no es
necesario creer y tener fe para sentirse arrastrado por la narrativa de Cas-
taneda, se trata de la reelaboracin de mitos universales: obran un efecto
extrao y maravilloso que est ms all del reino de las creencias. Es algo
que solo un genio puede producir.

A pesar de tanta crtica -o justo debido a ella- en los ltimos das de su vida,
Castaneda insisti firmemente en que los hechos por l narrados en sus li-
bros no tan solo eran reales sino que estaban meticulosamente documenta-
dos. Tambin lo repiti ante las 400 personas que asistieron a un seminario
impartido por l mismo en Anaheim, en el ao 1995: ah afirm y reiter
que l no haba inventado nada, que no estaba loco.

A mi juicio, y despus de los aos que he dedicado a la investigacin de


los entegenos, a sus efectos y a la importancia que tienen en toda cultura
humana, creo no equivocarme al afirmar que en estos campos del quehacer
humano es muy, muy arriesgado decir que algo es real o que no lo es. Los
efectos que producen las substancias psicoactivas tienen muchos matices de

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gris. En este sentido, hace aos tuve la sensacin -y con el tiempo se ha ido
afirmando en mi interior- , de que la gran trampa de Castaneda, su gran
mentira, no es lo que narra sino cmo lo relata: cuando se autoexperimen-
ta con plantas entegenas, uno ve mundos no ordinarios, pero tambin
es cierto que no conozco a nadie en su sano juicio que afirme que tales
mundos estn realmente fuera del propio sujeto. Son mundos interiores a
pesar de que, muy a menudo, tengan algn tipo de reverberacin o empata
con el entorno. Es as como, para referirse a estas dimensiones de nuestro
universo psquico, es necesario e imprescindible usar metforas lingsti-
cas. No en vano todas, absolutamente todas, las religiones anuncian sus
verdades y descubrimientos en forma metafrica: el Tao de los budistas es
innominable, lo mismo que el Uno de los cristianos, y para referirse a estas
existencias trascendentes no queda ms remedio que usar imgenes meta-
fricas. Creo que Castaneda haca trampa cuando pona las metforas en
boca del inefable Don Juan pero no anunciaba que la forma de explicar sus
experiencias era tambin una metfora. A menudo, en mis experiencias con
ayahuasca, san pedro u otros entegenos uso esas mismas formas expresivas
(he volado por, he visto, he sentido la inmensidad, he muerto,
mi cuerpo se transforma) y si no anunciara que se trata del efecto de un
entegenos sobre mi propia mente, es probable que unos me tomaran por
un demente y otros por un profeta, como a Castaneda.

Su muerte

A pesar de todo lo anterior, nuestro autor merece que se le aplique con


todos los honores la mxima castellana de genio y figura ya que su mis-
teriosa vida de brujo se refleja tambin en su muerte.

La causa declarada de su silenciosa y annima muerte fue un cncer de h-


gado. Como mnimo externamente, muri en consecuencia a su vida de las

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ltimas dcadas y al contenido de sus enseanzas: apartado del mundanal
ruido, sin publicidad ni cmaras, en el ms escrupuloso, libre y perfecto
anonimato. De l no se tienen fotografas de menos de cuarenta aos de
antigedad ni grabaciones de ningn tipo, ya que cuidaba muy mucho de
que, en sus escassimas apariciones en pblico, nadie registrara su voz ni
fotografiara su imagen: de aqu la sorprendente foto que apareci en los pe-
ridicos de finales de junio para anunciar su muerte, retrato tomado el ao
1951 en el que se ve un hombre de cara redonda, peinado de postguerra
y todo ello de una calidad tcnica nfima. Un brujo, afirmaba Castaneda,
nunca mira su pasado y estos sistemas para congelar la imagen de una per-
sona frenan la evolucin interior del guerrero.

Tampoco segn parece se realiz funeral alguno. Su cuerpo fue incinera-


do en los EE.UU. y luego se esparcieron sus cenizas en Mxico, de acuerdo
a lo que figura en los registros de la morgue de la ciudad norteamericana
de Culver. No obstante, tampoco estos datos tienen nada de fiable ya que
ni tan solo su certificado oficial de defuncin est libre de ambigedades
y falta de informacin. En l, y segn el peridico Los Angeles Times, se
dice que su ocupacin laboral era la de profesor en la escuela del distrito
de Berverly Hills (Beverly Hills School District), pero ninguna escuela de
este distrito tiene registrado ni archivo alguno de que Castaneda enseara
ah. Tambin se ha dicho que nuestro autor careca de familia, pero en el
certificado de defuncin aparece el nombre de una sobrina, Talia Bey, que
resulta que es la presidente de la compaa Cleargreen Inc., la empresa que
organizaba los seminarios de Castaneda sobre tensegridad, una moderna
y algo deshilachada versin de las supuestas prcticas chamnicas para ob-
tener energa, de las que una parte proviene claramente del yoga, otra de las
artes marciales y aun otra parte de ejercicios ergonmicos. A pesar de ello,
no ha sido posible localizar a T. Bey para que aadiera ms informacin
sobre el tema.

En este mismo sentido, es sorprendente que en el documento oficial de


defuncin, segn Los Angeles Times, Castaneda aparece consignado como

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Nev. Married, Nunca estuvo Casado cuando, en cambio, se sabe de su
matrimonio con Margaret Runyan Castaneda, procedente de Charleston
(W.Va.), que dur entre los aos 1960 y 1973, y del que naci un hijo no
reconocido por Castaneda, ni bajo juramento ante un tribunal. Este su-
puesto hijo tiene ahora 36 aos y vive en Atlanta. No para de reclamar ser
el descendiente del afamado autor y para ello afirma tener un certificado de
nacimiento en que el figura Carlos Castaneda como padre. No obstante,
nada de ello est realmente aclarado a pesar de las investigaciones realizadas
por E. Stanley, P. Kerkstra y S. Glover. La nube se cierra a su alrededor.

Cuando, hace unas semanas se pidi informacin sobre la muerte de Cas-


taneda a su presunta ex esposa, M. Runyan de 76 aos, sta respondi que
nadie le haba informado, que no saba nada, pero que l ya estaba preocu-
pado por su muerte desde aos atrs, afirmaba que iba a ser la mejor expe-
riencia de su vida. En 1995, mientras imparta el seminario en Anaheim,
nuestro autor declar en pblico que: todos nos estamos enfrentando
al infinito, tanto si nos gusta como si no Por qu no lo hacemos mientras
estamos dbiles, cuando estamos con la salud quebrada o cuando estamos
moribundos? Por qu no cuando nos sentimos fuertes? Por qu no aho-
ra mismo? En cambio, contrastando con estas explcitas declaraciones de
hace tres aos est su postura de cuando lo entrevistaron para la revista
Time en el ao 1973; entonces se mostr mucho ms sucinto al tratar el
tema del final de la vida desviando la atencin del periodista hacia un gra-
ffiti que haba en un muro de Los ngeles en el que se deca: La muerte es
el subidn ms fuerte de todos. Por eso nos lo reservan para el final.

Nuestro nclito autor ha dejado un testamento que debe ser ledo y vali-
dado a lo largo del mes de julio en Los ngeles, y un dudoso certificado
de defuncin: perfecto final para una vida impecablemente brumosa. Las
pocas personas que podran salir legalmente beneficiadas de sus abundantes
y jugosos derechos de autor fueron avisadas de la muerte de Castaneda por
su abogada Deborah Drooze, pero nadie lo dijo a la prensa ni a ningn otro
medio de comunicacin hasta el da 18 de junio (haba muerto el 27 de

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abril). Por su parte, la mdico que atendi Castaneda en sus ltimos respi-
ros, Angelica Dueas, no se sabe que haya hablado absolutamente con na-
die en referencia a este tan secreto paciente. Incluso aquellas personas que,
segn parece, tenan a nuestro autor como a uno de sus buenos amigos no
supieron nada acerca de su bito y, cuando ms tarde les fue comunicado
tampoco gastaron ni un instante para dar a conocer la muerte de su amigo
a nadie. Este fue su tributo a Castaneda y a su menosprecio por la publi-
cidad, respetndolo y prescindiendo de la dimensin de realidad en pueda
hallarse el autor.

Michael Korda, autor y editor que public algn libro de Castaneda en la


editorial Simon & Schuster declar que l mismo haba adoptado como
prctica habitual en su vida no discutir nunca ni con nadie relacionado con
la industria de los medios de comunicacin sobre Castaneda, y menos an
sobre su defuncin. Tampoco Tracy Kramer, agente literaria de Castaneda
en Los ngeles, ha devuelto ni una sola de las llamadas recibidas que pre-
guntaban o comentaban algo sobre el mismo tema. En lugar de ello, se ha
limitado a citar los mismos textos de Castaneda: de acuerdo a la tradicin
de los chamanes de su linaje, Carlos Castaneda dej este mundo en plena
consciencia.

Como muy corto resumen de su vida pues, slo me atrevo a aadir que
Castaneda fue el autor de diez libros traducidos a diecisiete idiomas, libros
que han causado un autntica revolucin en el pensamiento occidental de
la segunda mitad del siglo XX. Algn observador norteamericano ha afir-
mado que fue el primer y principal idelogo de la denominada Nueva Era,
pero en mi opinin, quien ha ledo con atencin sus libros probablemente
aceptar que en ellos hay la posibilidad de embuste, de fantasas trenzadas
extraordinariamente bien y otras virtudes y cualidades, o bien lo contrario,
pero -por lo menos desde la vieja y ya curtida Europa- se hace difcil ver
en el brioso y masculino Castaneda un abanderado de la algo fofa Nueva
bobEra. No creo que l lo aceptara.

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En todo caso, el tema no est en si es cierto o no, en un sentido fsico, el
contenido de sus relatos, sino en lo tremendamente sugerente de sus libros,
en lo que obran sobre los lectores y en el espacio mtico que ocupan en la
realidad actual Alguien se preguntara si existi un Edipo de carne y hueso
para corroborar la veracidad del mito o metfora usado para explicar nues-
tras dependencias psicolgicas maternas? Verdad que no?

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