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Ana Cecilia Carrillo S. (Et Al) - Etnicidad y Discriminacion Racial en La Historia Del Peru
Ana Cecilia Carrillo S. (Et Al) - Etnicidad y Discriminacion Racial en La Historia Del Peru
1
Etnicidad y Discriminacin
Racial en la Historia del Per
Pontificia Universidad
Catlica del Per Banco Mundial
Instituto Riva Agero
3
Mayo, 2002
Lima-Per
I.S.B.N. 9972-832-10-4
Cartula:
Imagen de la Reina Njinga de Angola conduciendo una ceremonia delante de una vasija cubierta de plata, conteniendo los huesos
de su hermano, el cual, segn el autor, ella trataba como un medio divino. De Giovanni Antonio Cavazzi, Histrica descrittione
detre regni Congo, Matamba et Angola (Miln: Agnelli Press, 1690). Publicado por primera vez en Bologna, 1687. De la Coleccin
de la Biblioteca de John Carter Brown de la Brown University, Box 1894, Providence, Rhode Island 02912.
Banco Mundial
Oficina sub-regional para Ecuador, Bolivia y Per
Av. lvarez Caldern 185, Piso 7 San Isidro, Lima 27
Telfonos: (51-1) 215-0660 Fax: (51-1) 421-7241
Web: www.worldbank.org/pe
Elizabeth Dasso, Especialista en Sociedad Civil y Desarrollo Social
La informacin contenida en este libro puede ser reproducida total o parcialmente, siempre que se mencione la fuente de origen
y se enve un ejemplar al Instituto Riva-Agero y otro a la oficina del Banco Mundial en Lima.
Esta publicacin ha sido posible gracias al apoyo del Banco Mundial pero no constituye un documento oficial de dicho organismo.
El Instituto Riva-Agero y el Banco Mundial no se responsabilizan por las opiniones vertidas por los autores.
4
ndice
Presentacin 7
Introduccin 9
5
Presentacin
7
La asistencia financiera y tcnica del Banco a los pases ha contri-
buido al desarrollo con identidad cultural. Una muestra de ello son
los prstamos para proyectos que buscan el Desarrollo de Pueblos
Indgenas y Afrodescendientes. El Per es uno de los pases con
este tipo de prstamo, cuyo objetivo principal es contribuir al
fortalecimiento de las organizaciones indgenas y afroperuanas.
Elizabeth Dasso
Especialista en Sociedad Civil y Desarrollo Social
8
Introduccin
9
Los trabajos centrados en la historia de los africanos y sus descen-
dientes en el periodo colonial cubren un arco cronolgico amplio,
ya que van desde el siglo XVI hasta el XIX. Los temas que abordan
tocan tambin diferentes aspectos de inters: la vinculacin de la
poblacin negra con las cofradas coloniales, su participacin en
las festividades y ceremonias pblicas y religiosas, las races del
culto al Seor de los Milagros, las esclavas domsticas frente a
la legislacin colonial, sus posibilidades de acumular dinero y
propiedades, las relaciones intertnicas en un juicio por hereja.
Gracias al inters y apoyo del Banco Mundial, los alumnos del curso
tuvieron oportunidad de exponer sus investigaciones en una mesa
redonda que se realiz el 18 de diciembre en el Instituto Riva Agero,
titulada Etnicidad y Discriminacin Racial en la Historia del Per y
que cont con la asistencia de varias instituciones afroperuanas. El
libro que ahora se edita es resultado de ese trabajo en conjunto, y
esperamos resulte de utilidad para historiadores y pblico en general.
10
Ciro Corilla Melchor
1. INTRODUCCIN
11
2. CONSIDERACIONES GENERALES
Poblacin
VARONES MUJERES %
12
menos numerosos, pero hay que considerar que no se contaron
los residentes en el Cercado ni los de otras reducciones prximas.
Cabe resaltar tambin el elevado nmero de religiosos.
En conventos de religiosos,
incluidos sirvientes 2 155 personas
En conventos de religiosas,
incluidos esclavos y sirvientes libres 3 865 personas
13
2.2. Razas y grupos tnicos en la ciudad de Lima
5
Paul J. Charney seala que una explicacin parcial para el
patrn residencial social y racialmente mixto fue el aumento de
la poblacin limea de 22 916 habitantes en 1614 a 27 042
en 1636, lo que representa un incremento de 18% y una tasa
de crecimiento anual de 0,82%. Esto a pesar del lento crecimiento
urbano a inicios del siglo XVII, cuando se construyeron varios
hospitales, monasterios y edificios pblicos (Tizn y Bueno 1945:
408-410). Sin duda, estas construcciones fueron hechas para
4
Durn Montero 1994:
acomodar a una creciente poblacin. Empero, la modernizacin
222-224.
5
Charney 1988: 5-33. urbana de Lima trajo como consecuencia la fractura de algunas
14
vecindades y oblig a los residentes espaoles a reubicarse
en otras reas de la ciudad menos desarrolladas donde normal-
mente no vivan espaoles.
6
Para precisar la evolucin En Santa Ana la poblacin bordeaba los 2000 individuos; de
de la poblacin negra en Lima
durante los siglos XVI y XVII ellos, las tres cuartas partes eran de raza negra o mulatos. San
utilizamos el libro de Jean- Sebastin reuna a 2020 parroquianos, de los cuales 1210 eran
Pierre Tardieu citado en la
bibliografa (1997, I: 279-283). negros o mulatos.
15
Segn el censo ordenado por el virrey Montesclaros en 1614, la
poblacin negra de Lima y de otras ciudades del pas era:
16
seccin situada entre los ros Nger y Senegal, conocida como
ros de Guinea. Los espaoles prefirieron por mucho tiempo a los
naturales de esa zona por su laboriosidad, alegra y adaptabilidad.
La Corona espaola estimul persistentemente el envo de negros
de Guinea a sus posiciones americanas. Otra fuente de recluta-
miento de negros eran los pueblos de las caletas de Benin y Biafra
y los de la zona del Congo y Angola.
17
9
Sin embargo, Roger Bastide anota que con frecuencia se daba al
esclavo no el nombre de su verdadero origen tnico, sino el del
puerto donde era embarcado. As, por ejemplo, todos los esclavos
que pasaban por el fuerte El Mina llevaban consistentemente el
apellido Mina, fueran ashantis, ewes o yorubas.
10
Bastide 1967: 14-15. podan congregarse legtimamente y contaban con autorizacin
Bazarte, 1989: 27 (citado
por Garland Ponce 1994: 199). para bailar y realizar celebraciones segn la costumbre de sus
18
comunidades africanas. Los mencionados cabildos tuvieron sus
precedentes en las cofradas o hermandades religiosas que exis-
tan en Espaa. En las sociedades negras ibricas los esclavos y los
libertos estaban autorizados por el rgimen colonial para crear sus
propias asociaciones y se organizaban por lo general de acuerdo
con su origen tnico; quiz podra conjeturarse que los cabildos
ya existan en frica como forma de organizacin anterior a la
experiencia organizativa de negros en Espaa y Amrica.
19
Las autoridades siempre vean con cierta desconfianza las cofra-
das de color. Ya en 1549 el Cabildo de Lima se quej de que las
reuniones de la fraternidad negra no eran ms que sesiones para
planear delitos y asaltos y una excusa para emborracharse. Sin
embargo, como sugiere Bowser, las cofradas de negros africanos
parecen haber sido en realidad bastante inofensivas.
20
secular reflejada en los libros de cabildos, tambin tenan la inten-
cin de ordenar algunas de las actividades de las cofradas en los
14
espacios pblicos y de velar por el orden y el ornato de la ciudad .
3. ESTUDIO DE CASOS
16
Gmez Acua 1994: 29. guipuscuanos y vizcanos para establecer una confraternidad
De la Cruz Espinoza 1985:
37. en Lima data del 13 de febrero de 1612. Al realizar un estudio com-
17
Lohmann Villena 1990: parativo entre las Hermandades de Arnzazu de Lima y Mxico,
203-213.
18
Luque Alcaide 1998: 91-108. Elisa Luque considera que en la Ciudad de los Reyes la iniciativa
21
de los vascos de asociarse en la hermandad fue muy anterior al
19
caso mexicano .
19
20
Ibidem, p. 94. En el artculo 3, refirindose al derecho que tienen los hermanos a
Op. cit., p. 203.
21
Archivo de la Beneficencia los entierros en la capilla, se reitera en tono racista la advertencia
Pblica de Lima (en adelante
anterior:
ABL). Libros 08540 y 08179.
22
y porq. es Vien q. las obras de caridad se estienda quanto fuere posible no
auiendo ynconbiniente es constitucion que atento a que esta capilla y bobedas
della es entierro propio de todos los de esta hermandad y congregacion lo sea
tambien de las Viudas que Ubiere de los dichos Hermanos para que participen
de la piedad della, y ans quando murieren se les a de dar entierro en la dha.
capilla como a personas conjuntas con sus maridos, pero si se casaren con
persona que no sea hermano de la dha. Congregacin por el mismo caso se
22
entienda aber perdido el Derecho y acion que tenian al dho. entierro .
23
ABL, libros 08540 y 08170. hicieron sus similares vascongados establecidos en Mxico y
ABL, fol. 3.
23
organizados a travs de una cofrada, quienes construyeron
escuelas pblicas gratuitas para nias procedentes de todos los
24
grupos tnicos de la ciudad por un costo de 36 000 pesos .
24
sus compaeros. La lucha por el poder en las cofradas era realmente
Luque Alcaide 1998: 106. 25
25
Tardieu 1997, I: 551-552. una lucha por el nico poder asequible a negros y mulatos .
24
Sin embargo, los conflictos que sacudan a estas asociaciones
religiosas no constituan situaciones aisladas, sino que eran las re-
percusiones de problemas sociales inherentes a la sociedad
colonial. La amplitud de funciones, su grado de variabilidad y su
capacidad de adaptacin hacen que la presencia de las cofradas
trascienda lo meramente religioso. Uno de los aspectos ms
interesantes de estas organizaciones es su capacidad de vincular a
sus miembros con la sociedad colonial en la cual se desenvuelven.
A ese respecto, Walter Vega Jcome, al reconocer en las cofradas
de negros los mecanismos de sublimacin, integracin y adapta-
cin, considera que por desgracia la notable capacidad de las
cofradas para tender puentes de integracin entre las castas
de color y la sociedad colonial se convirti ms bien en una
fuerza que contribuy a agudizar la tensin tnica que recorri
a la sociedad negra. As, las cofradas llevaron a remarcar las
diferencias existentes entre pardos libres, esclavos ladinos,
bozales, negros y mulatos, tal como lo demuestra su organizacin
interna, la actitud de los cofrades con sus propios hermanos y
las pugnas que surgieron entre las cofradas de diferentes castas
26
y naciones .
Uno de los casos en los que se revelan con mayor claridad las
rivalidades internas por antigedad de sus miembros es el de la
cofrada Nuestra Seora de los Reyes, fundada en el convento de
San Francisco a fines del siglo XVI por ocho castas de morenos
de la advocacin de la Seora de los Reyes, que primero fue del
27
Rosario . Esta cofrada haba sido fundada por negros branes,
a quienes posteriormente se les fueron uniendo individuos de
otras siete naciones que no tardaron en reclamar su derecho de
26
Vega Jcome 2001: 120. participar activamente en la direccin de la cofrada como herma-
27
AAL. Cofradas, LI: 24,
nos y aun como mayordomos o diputados. Aunque los fundadores
fol. 16.
25
branes reconocan la importancia de los otros hermanos, a los que
incluso les permitieron formar parte de la direccin, no estaban
dispuestos a dejar que su supremaca como fundadores originales
28
fuese discutida .
... y por votos pblicos sali que la casta de granes sea la primera silla, respecto
de quien fue primer fundador gran que est a la mano derecha, y luego le siga al
lugar la de Terranova en el mismo lugar, y luego le siga el mismo lugar Yolofo
y luego le siga Mandinga [...] luego para la silla de la mano izquierda le siga los
otros cuatro castas que son como entraron en la dicha cofrada que fue la primera
Cancanya, y la segunda que va nombrada, tercero Yolofo, y la cuarta Mandinga
31
y en esto queda establecida desde su fundacin... .
26
juicio contra Mara Del Rosario y otros miembros de la casta Bran.
El litis est expresado en el expediente Testimonio de la constitucin de
la Cofrada Nuestra Seora de los Reyes correspondiente a la nacin de los
Yolofos sobre preferencia de asientos por antigedad, cuyos autos fueron
seguidos sobre la materia en el juzgado del seor doctor Pascual
Francisco. Despus de un largo proceso entre estas dos naciones,
la casta Bran consigui en tres sentencias que se les otorgase pre-
32
ferencia de asientos en todos los actos de la cofrada .
27
procesiones, e impuso en Lima la regla de antigedad seguida
35
por la Iglesia matriz .
28
Es evidente cmo a partir de
las cofradas se va gestando
paulatinamente una discrimi-
nacin racial que alcanz no
slo a los negros puros de
acuerdo con la nacin a la que
pertenecan, sino tambin a los
negros puros respecto de sus
propios descendientes mulatos
que, de hecho, se reconocan
como diferentes y superiores
a sus propios ancestros, por
38
ser menos negros .
Msicos negros en festividad
29
reemplaz en sus funciones. En lo que se refiere al privilegio,
el capelln haba observado que ste corresponda a los sapes,
porque ellos siempre haban ocupado las primeras bancas. Este
razonamiento a favor de los sapes fue refutado por los cocolis.
Luis Biafra, de 70 aos y miembro de la nacin cocoli, estaba segu-
ro de que eran los cocolis quienes haban dejado San Francisco
para fundar la cofrada del Rosario en Santo Domingo, acompaa-
dos de las otras castas. Adems, los cocolis haban participado
ampliamente en la construccin de la capilla. Segn el cocoli Juan
de la Luna, un captulo haba concedido el privilegio de antigedad
a los miembros de su banco, decisin rechazada por los sapes
pero, no obstante, garantizada por el provisor. Sin embargo, el jefe
de la faccin sape haba acabado por reconocer el privilegio de los
cocolis, y antes de morir orden a los suyos que los registros de la
cofrada fuesen devueltos a sus fundadores. Con razn los cocolis
solan decir: pues ni aun desde Guinea se atreva ninguna de las castas a
40
perdrsele quanto ms donde los cocoles an sido los primeros fundadores .
40
Citado por Tardieu (1997: En efecto, detrs de estos conflictos persistan viejas rivalidades
556), sin precisar la fuente.
tribales. Adems, la composicin multitnica de las cofradas
30
de negros era considerada en ocasiones como el origen de su
decadencia: dada la falta de cohesin, cada nacin actuaba
conforme a sus intereses. Por ejemplo, el anlisis que hicieron
algunos miembros de la cofrada de Nuestra Seora de los Reme-
dios (de carcter politnico) en 1654 es clarsimo:
41
Citado por Tardieu 1997: A partir de la lectura de estos conflictos se puede concluir que la
556.
42
Citado por Tardieu 1997:
eficacia de los agrupamientos monotnicos para dar a la cofrada
557. una vida ms pacfica era completamente relativa.
31
4. CONCLUSIONES
32
Documentos y siglas citados
Bibliografa
33
Lohmann Villena, Guillermo: La ilustre Hermandad de Nuestra Seora
de Arnzazu de Lima, en I. Arana Prez, coordinador: Los vascos y Amri-
ca: Ideas, hechos y hombres. Madrid: Espasa-Calpe, 1990.
Prez Cant, Pilar: Lima en el siglo XVII: Estudio socioeconmico. Madrid, 1985.
Wade, Peter: Blackness and Race Mixture. The Dinamics of Racial Identity in
Colombia. Connecticut: The Johns Hopkins University Press, 1988.
34
Roberto Rivas Aliaga
Danzantes negros en el
Corpus Christi de Lima, 1756
"Vos estis Corpus Christi"
(1 Cor. XII, 27)1
1. INTRODUCCIN
35
2. SIGNIFICADO DE LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI
36
filosofa escolstica medieval. Este sistema, llamado Philosophia
Perennis, sigue siendo hasta hoy la base filosfica de la Iglesia.
Continuando la obra de san Agustn, santo Toms logr sintetizar
admirablemente la filosofa griega con el pensamiento cristiano,
3
es decir, a Aristteles con san Pablo .
37
Como sabemos, en la Antigua Roma se llamaba triunfo a la
entrada en la ciudad de un general vencedor (imperator) escoltado
por su ejrcito y que llevaba adelante a los enemigos cautivos y el
botn de guerra. El triunfo culminaba con una ceremonia religiosa
6
en el Capitolio (el templo religioso ms importante de Roma) .
6
Malet: Roma, pp. 45-46.
7
Vase, en el Nuevo Testa- Es probable que esto se deba a que la Iglesia medieval consider
mento, Apocalipsis, cap. 17,
vers. 3, y cap. 19, vers. 20. que este pasaje bblico corresponda a un hecho consumado y que
38
se haba cumplido ya con la difusin y el triunfo del cristianismo
sobre las religiones paganas del Imperio Romano.
Es importante indicar
al respecto que San
Agustn haba opinado
en este sentido afirman-
do que el milenio (al
que alude este pasaje
del Apocalipsis) haba
empezado ya con el
nacimiento de Cristo y
el advenimiento de la
Gracia, y que continua-
ra hasta la consumacin
8
de los siglos .
39
asociado al trmino de la formacin de sus respectivos cuerpos.
Recurdese que en 1572 Toledo orden que la fiesta del Corpus se
10
celebrase en cada provincia .
La fiesta duraba ocho das y estaba precedida por una vspera, que
se celebraba con fuegos artificiales la noche del mircoles previo.
Al primer da se le llamaba propiamente Fiesta del Corpus o
simplemente Da de Corpus, y era la ms importante del ciclo,
pues en ella se realizaba una extensa procesin por la ciudad.
En el desfile participaban todas las autoridades e instituciones
representativas. Asimismo, el ltimo da del ciclo era conocido
como Octava de Corpus y le segua en importancia al Da de
Corpus. Su carcter era ms restringido, aunque tambin contaba
con la participacin de las principales autoridades civiles y
eclesisticas. Se realizaba en ella una procesin alrededor de la
Plaza Mayor, de menor extensin que la del Da del Corpus, y se
guardaba la Custodia hasta el siguiente ao.
40
realizaban procesiones menores organizadas por los diversos
conventos y parroquias de la ciudad.
Integracin y jerarqua
11
La Gaceta de Lima, 20 de Todos los estamentos sociales, a travs de sus cofradas y
junio de 1756.
12 gremios, estaban obligados a participar de la fiesta. Por un tiempo
Acosta, pp. 166-167.
41
las barreras sociales desaparecan y todos se sentan parte de
un todo integrado bajo la majestad del Cristo Eucarstico; todos
juntos en una misma procesin reconociendo una misma filiacin
y una misma autoridad. Sin embargo, el principio de jerarqua y
el de integracin iban de la mano. Cuanto ms cerca se estuviera
de la Custodia, mayor el status social. sta se ubicaba hacia la
parte posterior de la procesin; al inicio iban los estamentos ms
bajos y detrs los ms elevados.
42
hacia abajo y hacia la izquierda est el lado menor, donde se
ubican las autoridades seculares que cierran la procesin.
43
prejuicios contra la mujer seguramente existieron, es ms proba-
ble que la causa de esta asociacin en la fiesta del Corpus est
en el texto del libro del Apocalipsis, donde se describe a una
mujer (la gran ramera) sentada sobre la bestia que representa al
diablo (seguramente por contraposicin a la Virgen y Madre de
la Iglesia), lo que confirmara la relacin entre la liturgia del Corpus
16
Christi y el texto bblico mencionado .
44
Es probable que los indios hayan visto en esta fiesta, que empeza-
ba en el crepsculo del amanecer, una representacin del Sol
disipando las tinieblas y los temores de la noche, as como el triunfo
de la luz sobre la oscuridad. Acaso esta fiesta les recordaba el cul-
to al Sol de la maana que haban practicado por muchas genera-
ciones y en el que con jbilo festejaban la llegada de un nuevo da.
El Corpus de Sevilla
45
establecimiento en la ciudad; despus las veinticinco parroquias
y el clero secular; luego las reliquias, los clrigos beneficiados
de las parroquias, los cannigos, la Custodia (templete grande
conducido en andas y en cuyo interior est la Custodia propiamente
dicha u Ostensorio); detrs de la Custodia el arzobispo; luego,
en orden decreciente, el Tribunal de la Inquisicin y, finalmente, el
19
Cabildo de la ciudad. El orden puede ser resumido as :
9. Figuras grotescas
8. Danzantes
7. Cofradas
6. Clero regular
5. Parroquias
4. Clero secular
3. Reliquias
2. Clrigos beneficiados
1. Cabildo eclesistico
0. Custodia
1. Arzobispo
2. Tribunal de la Inquisicin
3. Cabildo de la ciudad
46
En 1597 el Cabildo eclesistico de Sevilla emiti, a pedido del obispo
del Cusco, un documento en el que se indicaba el orden que se
segua en las procesiones de esa ciudad, especialmente en la
fiesta del Corpus. Este documento sirvi de referencia para la
20
celebracin del Corpus en el Per .
47
En el da de Corpus y en su Octava se representaban comedias
en el atrio de la catedral, con la presencia de la Custodia y, en
ocasiones, de la imagen de la Virgen de los Remedios. La diversin
continuaba en las noches con funciones de fuegos artificiales.
48
4. LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI EN LIMA
49
... y el Soberano Augusto Sacramento, que llevaba debaxo de Palio, el Illmo.
Seor Arzobispo. Seguanse despus los Tribunales, que lo fueron el Cabildo y
Regimiento, el Tribunal Mayor de Cuentas, la Real Audiencia, con la Sala de
el Crimen, y ultimamente S.E. guarnecido de la Compaa de Alabarderos a
quien sucedia su ilustre Familia, y despus la Compaa de Caballos, y la
magnifica Carroza de respeto de S.E. a seis Caballos, con otras dos Carrozas
de Camara, igualmente lucidas, con tiros de seis mulas. Con este orden
salio la referida Procesin, y haviendose encaminado por las calles de Santo
Domingo, San Agustn, y la Merced [...] se restituy a la mencionada
25
Iglesia (nfasis del autor) .
25
1. Cabildo Eclesistico
La Gaceta de Lima, 21 de
junio de 1753. 0. Custodia (llevada por el arzobispo)
50
1. Cabildo
2. Tribunal Mayor de Cuentas
3. Real Audiencia
4. Virrey (rodeado de la Compaa de Alabarderos)
5. Familia del virrey
6. Compaa de caballos
7. Carroza de respeto
8. Dos carrozas de cmara
51
La nota de La Gaceta nos da algunos indicios que permiten recons-
truir la ruta seguida por la procesin. Despus de salir de la
catedral pasaba delante de la fachada del Palacio de los Virreyes;
despus iba por la calle Correo y la de Santo Domingo (actual jirn
Conde de Superunda); luego giraba a la izquierda por las
calles Argandoa y Calonge (actual jirn Cailloma); de all giraba
nuevamente a la izquierda hacia la calle de San Agustn (actual
jirn Ucayali); luego volteaba a la derecha por las calles Lrtiga y
La Fuente (actual jirn Caman); de all hacia la izquierda avanzaba
una cuadra por Minera (actual Emancipacin), y giraba a la izquier-
da para entrar en la calle de La Merced (actual jirn de La Unin).
Segua de frente por Espaderos y Mercaderes hasta salir a la Plaza
Mayor. Luego por Botoneros giraba a la izquierda para ingresar
nuevamente en la catedral.
52
de nuestro estudio. Es importante sealar que el uso de negros
bozales en esta festividad (segn reza la nota) se deba probablemen-
te a que, como recin llegados de sus pases natales, guardaban
con ms fidelidad el recuerdo de sus antiguas danzas y costumbres
y por ello podan representar mejor su papel en esta fiesta.
53
y debido a la notable cada demogrfica de la poblacin indgena,
se recurri a la importacin masiva de esclavos, sobre todo para
el trabajo agrcola en la costa. Sin embargo, una importante
cantidad de ellos fue destinada al trabajo domstico. As, en 1550
aproximadamente la mitad de los negros llegados al Per vivan
28
en Lima .
Hacia fines del siglo XVII (1795) el censo realizado por el Virrey Gil
31
de Taboada y Lemus registr el siguiente cuadro :
28
esclavos); 9744 (15,4%), indios; y 4874 (7,7%), mestizos.
Ibid, p. 24.
29
Bowser, p. 397.
30
Vargas Ugarte, t. III, pp. Como se ve, la presencia negra en Lima durante la Colonia fue
114-117.
31
Fisher, apndice 2. predominante, y se manifest no slo en el trabajo domstico,
54
sino sobre todo en las diversas actividades artesanales y artsticas.
En el gnero musical, por ejemplo, la msica afroperuana de la
32
colonia lleg a ser la mejor msica afro de Hispanoamrica ; y en el
baile, los negros siempre fueron grandes danzantes y zapateadores,
y llegaron a convertirse en los nicos maestros de baile de la
33
sociedad limea, incluso en los crculos de la aristocracia .
32
Del Busto, p. 87.
La procesin del Domingo de la Infraoctava de Corpus
33
Fuentes, pp. 150-152.
34
35
Del Busto, p. 55. En su edicin correspondiente al 16 de junio de 1791, el Mercurio
Ibid.
36
Fuentes, pp. 114-115. Peruano hizo un interesante estudio sobre la comunidad negra en
55
el Per, en el que incluy una descripcin bastante completa de
la procesin del Domingo Infraoctavo de Corpus. Vale la pena
citar los motivos que tuvo esta prestigiosa e ilustrada revista para
investigar el tema:
56
por la calle de Las Mantas, y volteando a la derecha por la calle de
38
Pozuelo regresaba al convento dominico .
38
Bayle, p. 665.
39 Despus de sus fiestas religiosas se reunan en ciertas habitacio-
La Gaceta de Lima, 20 de
junio de 1756. nes llamadas cofradas, donde trataban asuntos internos de sus
57
respectivas naciones. Luego de este tiempo se ponan a bailar hasta
la noche, a la vista de pinturas colgadas de las paredes, que
representaban a reyes y escenas de sus lugares de origen.
Sus danzas eran conocidas con los nombres de Tarengo, Caballo
Cojo, Don Mateo, el Torito, el Matatoro, el Zango, el Agua de
Nieve, etctera.
Por lo general baila uno solo, aunque a veces dos o cuatro, que
acostumbran cantar al mismo tiempo y, segn algunos observa-
dores, haciendo contorsiones ridculas y opuestas a la decencia.
58
de mscaras, a personajes de la nobleza. Afirma Bauz que la gra-
cia y la mesura con que imitaban a la aristocracia limea exitaban
41
la risa . Ambos reyes iban acompaados por un squito de cria-
dos. Las reinas en especial estaban vestidas con ropas costosas y
con joyas de oro, plata y piedras; y sus acompaantes marchaban
al comps de los instrumentos musicales, ejecutando diestros sal-
42
tos y dando el lleno de la diversin .
59
Uno de los aspectos ms llamativos de la procesin, como se ha
dicho, eran las llamadas invenciones o mscaras, usadas
para entretener y llamar la atencin. Aparte de los diablillos ya
mencionados, utilizaban dos invenciones ms: los gigantes y los
papahuevos, tambin de origen espaol. A pesar de las protestas por
la impropiedad de estas figuras, se siguieron usando hasta el siglo XIX.
6. CONCLUSIONES
60
dos jueves era llamado Infraoctava. El domingo de la Infraoctava
la orden dominica realizaba su procesin del Corpus, en la que
sobresalan los danzantes negros que precedan el desfile.
Todas las cofradas negras participaban separadas por gnero y
acompaadas de figuras grotescas como la Tarasca, los gigantes
y los papahuevos. Su paso despertaba admiracin y constitua el
segmento divertido de la fiesta del Corpus.
Bibliografa
Bowser, Frederick: El esclavo africano en el Per colonial. Mxico: Siglo XXI, 1977.
Dean, Carolyn: Inka Bodies and the Body of Christ. Corpus Christi in Colonial
Cuzco, Peru. Duke University Press, 1999.
Del Busto Duthurburu, Jos Antonio: Breve historia de los negros del Per.
Lima: Fondo Editorial del Congreso del Per, 2001.
61
Fisher, John: Gobierno y sociedad en el Per colonial: El rgimen de las Intenden-
cias, 1784-1814, apndice 2. Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 1981.
Vargas Ugarte, Rubn, S.J.: Historia general del Per. Lima: Ed. Carlos Milla
Batres, 1981.
62
PROBABLE RUTA DE LA PROCESIN
DEL JUEVES DE CORPUS (GACETA DE LIMA 21-6-1753)
CAILLOMA
CARABAYA
CAMAN
UNIN
PALACIO
DE LOS
SUPERUNDA 1 Correo VIRREYES
Santo
Domingo
Argandoa
PLAZA
CABILDO CATEDRAL
MAYOR
CALLAO
Botoneros
Mercaderes
Calonge
ICA
San
Agustn 2
Espaderos
Lartiga
HUANCAVELICA
3
La Fuente
Merced
EMANCIPACIN Minera
La
63
Susy Snchez Rodrguez
65
Ciudad de los Reyes inmediatamente despus del terremoto
de 1746. Conectado a estos sucesos, en el tercer acpite
explicamos las estrategias que desarrollaron la Iglesia y las
autoridades virreinales con el evidente afn de otorgarle un mayor
reconocimiento pblico al Seor de los Milagros. Este accionar
poltico-religioso tambin fue de la mano con el proyecto urbano
de los borbones.
1. DE PROHIBIDO A PBLICO:
ITINERARIO POLTICO-RELIGIOSO DEL SEOR DE LOS
MILAGROS EN EL ESCENARIO LIMEO (1651-1730)
2
Los integrantes de esta poderosa orden religiosa no vacilaron en
Rostworowski, Mara:
Pachacamac y el Seor de los transformar al dios Pachacamac en un dios precristiano. Segn
Milagros: Una trayectoria Mujica, el padre Anello Oliva, autor de la Historia del reino y provincias
milenaria. Lima: IEP, 1992,
p. 132. del Per:
66
... asegur que Pachacamac equivala al Ignoto deo o al Dios trascendente
3
Mujica, Ramn, manuscrito desconocido predicado por San Pablo a los atenienses. En tiempos
indito. Quiero agradecer
al autor por haberme propor- precolombinos, deca Anello Oliva, un hijo de Pachacamac aquel Dios cuyo
cionado una copia nombre significaba el que anima el Universo y que era venerado desde Lima
de su valiosa apreciacin.
4
A mediados del siglo XVII, en hasta el Cuzco y el Titicaca haba tenido un hijo predicador [...] vesta
la ciudad de Lima ya se haban
segn el cronista, camiseta morada y manta carmes. No es este hijo de
formado varias cofradas de
negros. As, las que agrupaban Pachacamac inventado por el buen jesuita una prefiguracin temprana
solamente a negros eran las de 3
Nuestra Seora de los Reyes
del Cristo morado de Pachacamilla? .
(franciscana), Nuestra Seora
del Rosario (dominica),
Nuestra Seora de Guadalupe De acuerdo con la tradicin, hacia 1650 un grupo de negros de
(agustina), el Salvador (jesuita),
casta Angola se agremiaron y formaron una cofrada en el barrio
Nuestra Seora de Agua Santa
4
y Nuestra Seora de Loreto de Pachacamilla . Vargas Ugarte refiere que la imagen ya estaba
(mercedarias). 5
5
Vargas Ugarte, S.J., Rubn: pintada en 1651 . Pero cabe preguntarnos: por qu un negro
Historia del Santo Cristo de los
angoleo pintara un crucificado a mediados del siglo XVII?
Milagros. Lima, 1984, pp. 5-6.
6
Bowser, Frederick P.: El escla-
vo africano en el Per colonial
(1524-1650). Mxico D.F.: Siglo
La representacin del Crucificado en un barrio marginal coincidi
XXI Editores, 1977, p. 140.
7
con dos hechos claves:
En 1614 se calcul el nmero
de negros en 10 386, mientras
que en 1636 su nmero ascen-
a. La gran representatividad de la poblacin negra en la urbe
da a 13 620. En atencin a los
datos de Bowser, y tomando en virreinal. Bowser calcul que para 1640 el nmero de negros en
cuenta slo el mbito urbano, la
poblacin limea de origen Lima tanto en el mbito rural cuanto en el urbano ascenda a
africano representaba el 50% de 6
20 000 . Esta cifra nos permite inferir que a mediados del siglo
la poblacin de la ciudad y ha-
ba superado a los espaoles XVII la poblacin limea de origen africano haba alcanzado su
(vase El esclavo africano en el Per 7
colonial, op. cit., pp. 410-411).
pice, una presencia demogrfica nunca antes registrada . En
8
Tardieu, Jean-Pierre: Los este mar humano, los angolas constituan uno de los grupos
negros y la Iglesia en el Per, siglos
XVI-XVII, tomo I. Quito: Edicio- tnicos ms importantes. No es casual por ello que entre 1635 y
nes Afroamrica-Centro Cultu-
1638 los jesuitas contemplaran la posibilidad de aprender la
ral Afroecuatoriano,
8
1997, p. 491.
9
lengua angola con fines de evangelizacin . Esta preocupacin
Tardieu, Jean-Pierre: Origen
de los esclavos de la regin jesuita queda corroborada por los datos demogrficos que
de Lima, Per, en los siglos
proporciona Tardieu, quien seala que entre 1640 y 1680 la
XVI y XVII, en Dodou Diene,
director: De la cadena al vnculo: poblacin negra procedente de Angola era el grupo mayoritario
Una visin de la trata de esclavos.
Pars: Ediciones Unesco, 2001, en la Parroquia de San Marcelo: ascenda al 17,31% de un
9
cuadro 4, p. 85. total de 936 personas .
67
b. Una mayor incidencia de los mtodos jesuitas de
adoctrinamiento catlico de los esclavos y negros libres. Desde
fines del siglo XVI, los integrantes de la Compaa de Jess
organizaban populosas procesiones con grandes cruces y
pendones, que tenan como destino la Plaza Mayor de la
10
ciudad . Sin lugar a dudas, los integrantes de esta orden
aprovecharon la costumbre de los negros de reunirse en las
11
esquinas o en las diferentes plazas para distraerse o bailar .
Pero a partir de 1640 la prdica en las calles y plazas se
intensific. Catequizar en los barrios perifricos fue uno de
los objetivos centrales de los seguidores de san Ignacio
de Loyola. No conformes con interrumpir los bailes en los
das de fiesta, los jesuitas escogieron lugares estratgicos
12
donde los negros cumplan sus obligaciones diarias . En 1648,
haciendo eco del pedido del arzobispo y el virrey se enviaron
cuatro padres durante la poca de Cuaresma a San Lzaro
13
y Malambo . En este sentido, se entiende que Francisco del
Castillo iniciara su labor evangelizadora en 1648 en la plazuela
14
de Baratillo tendiendo detrs de s una cruz grande . Como
consecuencia de esta prctica, aos despus surgi una
devocin popular a la Cruz del Baratillo que fue colocada en
la plazuela del mismo nombre. Resulta llamativo que entre
las intenciones recomendadas figure el siguiente pedido:
10
que Dios nos libre de los temblores que cada da estn
Tardieu, Jean-Pierre: Los 15
negros y la Iglesia en el Per, amenazando esta ciudad .
siglos XVI-XVII, op. cit., p. 425.
11
Ibid, p. 424. Esta mayor preocupacin por la poblacin negra tuvo como
12
Ibid, p. 426.
13 accin demostrativa la fundacin del Hospital de San Bartolom
Ibid, p. 437.
14 16
Nieto Vlez, S.J., Arman- en 1651, destinado a la curacin de negros libres , el mismo
do: Francisco del Castillo: El
apstol de Lima. Lima: Fondo
ao en el que segn el discurso oficial un negro angoleo
Editorial de la PUCP, 1992, pp. pint el Crucificado en Pachacamilla.
79-84.
15
Ibid, p. 92.
16
Tardieu, Jean-Pierre: Los c. Asimismo, a mediados del siglo XVII otros crucificados cobran
negros y la Iglesia en el Per,
siglos XVI-XVII, op. cit., p. 469. una popularidad especial a raz de la milagrosa resistencia a los
68
embates telricos. En Santiago de Chile, una ciudad afectada
por el violento movimiento telrico de 1647, el Seor de la Ago-
na se catapult a un sitial privilegiado. La historiadora chilena
Isabel Cruz refiere que la mayora de cronistas coloniales
resaltan con gran detalle el milagro protagonizado por esta
imagen en el terrible temblor del mencionado ao, cuando a
pesar de haberse derrumbado el templo de San Agustn, se
salv ilesa y qued erguida en la cruz. Slo la corona de espinas
se movi, pues pas de la cabeza al cuello. Hasta hoy no se
17
Ms informacin sobre
la referida imagen en su
ha podido restituir a su posicin inicial. Segn la leyenda
libro Isabel Cruz de Amnabar. popular, cada vez que esto se intenta vuelve a temblar la tierra.
Arte y sociedad en Chile, 1550-
1650. Santiago de Chile: Por las investigaciones de la historiadora chilena, existiran
Universidad Catlica de
fuertes lazos de parentesco iconogrfico entre imgenes perua-
Chile, 1986, p. 18.
18
Transcribimos a continua- nas y chilenas. Ella seala que es probable que el Seor de la
cin un prrafo de Tardieu:
Agona haya servido de modelo para la representacin del
Los exortaban a que lleben
con paxiencia el excessivo Taytacha Temblores, imagen que se erigi como protectora de
trauaxo de aquel exercicio y 17
el castigo que suelen hazer la ciudad del Cusco despus del terremoto de 1650 .
en ellos por sus malas cos-
tumbres (que nunca las tie-
nen buenas los que sus due- Por lo expuesto, proponemos que haber atribuido a un negro angola
os que, estando mas
la representacin de un crucificado no es casual, fortuito o aislado.
morigerados estos negros,
raras veces sucede que se En todo caso, se inserta en un contexto en el que se combinan los
amotinen contra los
obrageros y sus maiordomos,
elementos cuantitativos y cualitativos. Por un lado, hizo ostensible
siendos Mas frecuemtes es- la poderosa presencia de la poblacin negra en la capital virreinal;
tos motines quando no se
continuan las exortaciones y y, por otro lado, otorg mritos a la labor evangelizadora de los
buenos consexos de estos jesuitas, como queda ejemplificado cuando en 1676 los oidores
Religiosos, sin que bastan a
contenerlos el castigo que la de la Audiencia reconocieron su prolfica labor, la que desde su
justicia hacia y ae en los mas
perspectiva resultaba muy positiva, pues eran reconocidos como
principales que los ocasio-
nan (AHNM. Jesuitas. los nicos que podan tranquilizar a esa gente de un extenso his-
Procuradura General de In- 18
dias, 956, nmero 13. Los
torial delictivo . No en vano Francisco del Castillo era designado
19
negros y la Iglesia en el Per, como obrero de negros y espaoles .
siglos XVI-XVII, op. cit., tomo I,
p. 436).
19
Nieto Vlez, Armando:
Pero fue a partir de 1670 que el culto al Cristo de Pachacamilla
Francisco del Castillo, op. cit.,
p. 144. empez a tener un carcter pblico merced a la msica y a las
69
20
reuniones nocturnas . Al terminar los rezos y cnticos cristianos,
los negros realizaban danzas que por costumbre dedicaban a
21
Zanajar o Nyamatsan, sus dioses buenos .
70
peligrosos en virtud de la poblacin que resida en ellos. En esta
direccin, el socilogo Aldo Panfichi destaca el papel del barrio
en una sociedad regida por tajantes criterios de diferenciacin
social como era la Lima colonial. En efecto, el barrio entendido
como espacio local de socializacin inmediata tuvo un papel
central en la definicin de la identidad de la poblacin. Los barrios
negros eran demogrficamente heterogneos es decir, en
ellos convivan afroperuanos, mestizos, indgenas y miembros
de otros grupos tnicos, pero eran considerados negros por la
significacin de la cultura afroperuana impregnada en ese
27
espacio .
71
otra imagen de procedencia franciscana que desfilaba durante la
Semana Santa.
72
tor ms al que se recurri. Varios aos atrs las autoridades civiles
y religiosas ya haban abogado por la intercesin de santa Rosa y
36
san Roque, por ejemplo .
73
el encumbramiento del Cristo moreno en el escenario limeo
del siglo XVIII?
74
Las alteraciones de la vida cotidiana desembocaron en una
dinmica conflictiva. El problema de la vivienda se constituy en la
variable social ms involucrada en la generacin de violencia, como
se ejemplific cuando el latrocinio fue la respuesta inmediata a la
crisis. La poblacin negra irrumpi en la ciudad. Se produjo un sa-
queo generalizado de las viviendas que haban resistido el impacto
telrico. Los asaltantes arrancaron de las casas puertas y ventanas
que luego vendan a los dueos, que las requeran para construir
46
los albergues temporales .
46
Llano de Zapata, J.E.: Car-
ta o diario que escribe D. Jose
Llano de Zapata a su mas ve- Es decir, el terremoto, como cualquier otro fenmeno que impacta
nerado amigo y docto corres-
pondiente al doctor don Igna-
en una sociedad, alter el ritmo cotidiano de la convivencia
cio Chirivoga de la Santa Iglesia social. Pero, a su vez, se constituy en el clmax de situaciones
de Quito, que con la mayor
verdad y critica segura le cuen- incubadas con anterioridad. Era previsible que ante la alteracin
ta de todo lo acaecido en la del soporte fsico del poder, la plebe se desbordara. As se lleg a
Capital del Per desde el vier-
nes 28 de Octubre de 1746 expresar: Los negros y la esclavitud se entregaron al robo de las
cuando experimento su mayor 47
desiertas ruinas... .
ruyna..., en Odriozola, Manuel:
Terremotos. Coleccin de las relacio-
nes de los mas notables que ha
sufrido esta capital y que la han
Esta expresin se ve corroborada por los siguientes juicios.
arruinado. Lima: Tipografa A. El primero contra Juan de Castro, un cobrador de cofradas que
Alfaro, 1863, p. 77.
47
Desolacin de la Ciudad
de Lima y diluvio del puerto del
Callao, en Terremotos,
op. cit., p. 174. Lo mismo acon-
teci en Guatemala a raz del
terremoto de 1773 que afect
esta ciudad. En
un informe enviado al Rey en
1776, el cabildo guatemalteco
se lamentaba amargamente
del pillaje y de los saqueos
perpetrados por los malhecho-
res fugados de
las crceles (vase Saint-Lu,
Andr: Movimientos ssmicos,
perturbaciones psquicas y
alborotos socio-polticos
en Santiago de Guatemala,
en Revista de Indias, XLII, N 169-
170, 1982, p. 555). Coleccin particular / Foto: Daniel Giannoni
75
fue acusado de haber robado piezas de madres (mangles y
48
AGN. Real Audiencia. Cau- 48
cuartones) . En la otra causa judicial estuvieron implicados
sas criminales, leg. 11, cuad.
112, 1747.
49
Toms Victoria (zambo), Nicols Navarro (negro chala de 30 aos),
AGN. Real Audiencia. Cau-
sas criminales, leg. 11, cuad. Pedro Cano Gutirrez (maestro platero) y Jos Losa (negro),
114, 1747.
50
Llano de Zapata, J.E.: Carta
quienes fueron culpados de hurtar mangles, puertas y ventanas
o Diario, op. cit., p. 77.
51
al Presbtero Alberto Len. Dichos materiales seran llevados al
Carmen Vivanco Lara: 49
Bandolerismo colonial perua- callejn de las Palomitas . Tambin se hurtaron vestidos y
no, 1760-1810, en Carlos 50
Aguirre y Charles Walker,
alhajas .
compiladores: Bandoleros, abigeos
y montoneros. Criminalidad y violen-
cia en el Per, siglo XVIII-XIX. Lima: Este panorama reafirma lo planteado por Carmen Vivanco cuando
Instituto de Apoyo Agrario, 51
1990. Esta coyuntura tambin precisa que el robo era parte del sector de subsistencia ,
haca que las denominadas
que adquiri matices ms dramticos ante la ruina de Lima. El
piezas de bano se constitu-
yeran en bienes de gran valor. aprovisionamiento de objetos y materiales que posibilitaran
Como se pone de manifiesto en
el juicio que se produjo entre mnimamente la subsistencia se convirti en una imperiosa
Juana Ronduelas, monja de velo
necesidad. Debemos a su vez puntualizar que ni siquiera
negro del Monasterio de Santa
Clara, contra Patricio y Joaqun, las imgenes religiosas se salvaron de los latrocinios. El 1 de
esclavos de su ta Josefa Nava-
rro y Rodrguez, fallecida en la diciembre de 1746 ocurri un robo sacrlego en la Plazuela
noche trgica. Los esclavos
argumentaron que eran libres
de Santa Catalina: ... aprovechando las sombras de la noche se
desde su bautizo, un hecho que quit el rosario de la mano a una imagen [...] de la Santsima
no podan demostrar por la 52
prdida de papeles a causa de Virgen .
la inundacin. Uno de los testi-
gos que declar a su favor fue
un novicio franciscano llamado Al robo de maderos y rosarios se agreg el hurto de aguardiente.
Pedro de Andrade. El inters de
la religiosa se entiende, pues Un caso interesante es el de Francisco Cspedes, un negro
tanto Patricio como Joaqun
eran carpinteros, un oficio de zapatero que en compaa de dos esclavos Vicente y Juanillo,
gran demanda en 1747, ao en
propiedad este ltimo de Pablo de Olavide rob en sucesivas
que se produjo el pleito (AGN.
Cabildo Causas civiles, leg. 14, noches botijas de aguardiente depositadas en una casa ubicada
cuad. 210). Sobre la labor
artesanal de los esclavos, vase al frente del Hospital del Espritu Santo. La mercadera fue adquiri-
Harth-Terr, Emilio y Alberto
da por un pulpero de la calle de San Juan de Dios. Las autoridades
Mrquez Abanto: El artesano
negro en la arquitectura virreinal detuvieron a todos los implicados. La situacin de Francisco
limea, en Revista del Archivo
Nacional del Per, t. XXV, entrega Cspedes era an mas grave, pues se le acus de intentar asesinar
II, 1961.
52 a Rosa Mendoza, su conviviente, quien se hallaba refugiada
Llano de Zapata, J.E.: Carta
53
o Diario, op. cit., p. 84. En este en los ranchos del Monasterio de Santa Catalina . El trfico
76
ilegal de aguardiente debi causar honda preocupacin en la elite
y el Gobierno, pues la embriaguez resultaba un fuerte estmulo para
54
caso el rosario se constituy en mltiples asonadas y protestas .
un objeto valioso, pues en ese
momento un gran nmero de
personas viva prcticamente
rezando.
Como sucedi en Chile, fue la poblacin negra de Lima la que
53 55
AGN. Real Audiencia. difundi el pnico en la capital . El 30 de octubre un grupo de
Causas criminales, leg. 11,
cuad. 111, 1747. negros a caballo propal en diversos puntos de la ciudad que
54
Vase, al respecto, el libro 56
de Gilma Mora de Tovar: Aguar-
el mar se sala . El caos que provocaron qued reflejado en la
diente y conflictos sociales en la memoria limea. La calle Mogolln recuerda a un famoso bandido
Nueva Granada, siglo XVIII. Bogo- 57
t: Universidad Nacional de que habit un solar en el mencionado lugar .
Colombia, 1988, pp. 175-214.
55
De Ramn, Armando: Santia-
go de Chile. Madrid: Coleccin
El Callao tambin constituy un escenario perfecto para el latrocinio:
MAPFRE, 1992, p. 77.
56
Carta que escribi el Mar-
qus Obando..., en Terremotos,
op. cit., p. 54. Roger Bastide
... la mar del Callao fue tanta la riqueza de plata labrada, muebles y frutos
precisa que los rumores contri- que arrojaba, que slo este sebo llam multitud de gentes a la ambicin y
buan a crear una atmsfera de 58
terror en el Brasil. Tanto en el hurto .
1716 como en 1759, los
quilombos corrieron el rumor
de que se tramaba una matan- Para hacer frente a la arremetida, el virrey dispuso la colocacin de
za de blancos aprovechando
que stos se reunan en las dos horcas en Lima y otro par en el Callao, un smbolo inequvoco
iglesias durante el jueves santo de castigo a la sedicin. Se entiende que los cadveres exhibidos
(vase Los otros quilombos,
59
en Richard Price, compilador: serviran de escarmiento :
Sociedades cimarronas. Siglo XXI,
1981, p. 153).
57
San Cristbal-Sebastin, Al siguiente da de la ruina, ya tena S.E. aumentadas las compaas de
Antonio: Arquitectura virreinal
religiosa de Lima. Lima: Rocarme, su guardia, as por ver perdida la guarnicin del Callao, como por enfrentar
1988, p. 349.
58 el desorden de la plebe, que mirando esta el derramamiento de los bienes y
Desolacin de la ciudad y
diluvio del puerto del Callao, riquezas, crecan sus orgullos, y hubiera pasado a terminos incorrejibles si
en Terremotos, op. cit., pp. 174-
175. las bien sufridas vijilias de S.E. no hubieran agitado calles, plazas y compaias,
59
AHML. Libro de Cdulas y haciendo parecer un ejrcito de cuatro mil soldados, a slo ciento y cincuenta
Provisiones N 22, 31-10-1747, 60
folios 220v-221. Bando decre- pagados, y otros tantos milicianos .
tando la pena de muerte a los
ladrones.
60
Desolacin de la ciudad y El gobernante colonial tambin nombr jueces con ttulo de
diluvio del puerto del Callao,
op. cit., p. 175. alcaldes de barrio. De esta manera la elite asumi un papel
77
preventivo-represivo, pues lleg a tener una participacin directa
en el control social del deteriorado mbito urbano. Uno de los
responsables fue el oidor Pablo de Olavide. Como alcalde, deba
evitar cualquier disturbio, detener a los ladrones, rescatar los
cadveres de las ruinas y darles cristiana sepultura, y, adems,
61
prevenir la inundacin de las casas .
78
66
3. UNA COMBINACIN PERFECTA: PODER, DISCURSO,
Flores Galindo, Alberto:
Aristocracia y plebe, op. cit.,
IMAGEN Y SMBOLO ARQUITECTNICO
p. 179. Resulta importante
acotar que la Cofrada del Se-
or de los Milagros propiamen- Flores Galindo seal que despus del terremoto de 1746 el
66
te dicha se cre a fines del
Seor de los Milagros se catapult a los primeros lugares . No
siglo XIX. En 1760 la procesin
de esta imagen era subvencio- obstante, a mediados del siglo XVIII las autoridades prefirieron la
nada por el Mayordomo de la
intercesin de Santa Rosa ante la epidemia de 1749. En todo caso,
Capilla del Santo Cristo. Para
este punto se puede consultar su presencia corroborara lo afirmado por Isabel Cruz, quien seala
el trabajo de Anthony De la
Cruz Espinoza: Las cofradas que en contraste con lo que suceda en Europa, donde la Virgen
de negros en Lima: Una institu- era la intercesora en la trama de la muerte, en el Per y en Chile los
cin colonial en evolucin.
Memoria de bachiller en Histo- crucificados cumplan este papel an durante el XVIII, ya que eran
ria. Lima: PUCP, 1985. 67
67 representados con un tremendismo alucinante . En Lima, la
Cruz, Isabel: La muerte:
Transfiguracin de la vida. Santia- figura del Cristo tuvo una presencia significativa despus de 1746.
go de Chile: Ediciones Universi-
dad Catlica de Chile, 1990, Ms an si haba sobrevivido al tsunami del Callao, como suce-
68
p. 63. Otro ejemplo significati- di con el Seor del Mar . En un oratorio jesuita se veneraba un
vo con relacin a este punto es
el hallazgo de Ricardo hermoso crucifijo de cuerpo entero:
Estrabidis, quien encontr un
documento notarial de 1747
por el cual el novicio Pedro ... porque aviendo estado
Cavero Espinoza antes de to-
mar sus hbitos don al Con-
en una Iglesia de las de el
vento de la Buena Muerte la Puerto del Callao, con las
suma de 10 000 pesos para
adquirir tres santos Cristos de ruinas del Temblor y salida
Roma. Uno para la Iglesia, otro
del mar... anduvo naufrago
para Santa Liberata y otro para
la capilla del Noviciado. La entre las olas del mar mu-
referencia la encontramos en
Los Cristos de Lima, op. cit., p. 68.
cho tiempo, y haviendo sali-
68
Ral Banchero Castellano do a las orillas muy maltra-
seala que diez aos despus
del catastrfico terremoto, tado, se compuso despues y
unos pescadores que transita-
perfecciono de el todo, y esta
ban en la playa, encontraron
69
varada una caja de madera muy en esta capilla .
bien conservada. Al abrirla,
contemplaron con asombro
una bella talla en fina madera, Entonces, por qu el
que por su posicin representa
la imagen de Cristo que cono- Cristo de las Maravillas
cemos bajo la advocacin del
obtuvo mayor notorie- Taytacha Temblores
Seor de la Caa (pero que ha
sido bautizado como el Seor dad despus de 1746?
79
Como veremos a continuacin, varios actores estuvieron interesa-
del Mar) porque del mar les
lleg. Vino esta imagen en las
dos en robustecer su popularidad.
bodegas de San Fermn, varado
a la altura de la Cruz Blanca, y
los pescadores que la descu- En primer lugar, se apel al valor de la imagen y a los efectos
brieron comenzaron a rendirle que produce su contemplacin. De modo elocuente, se elabor
culto en Bellavista para trasla-
darla despus a la Iglesia de una asociacin iconogrfica que representara la ruina de Lima.
Santa Rosa en el Callao (vase
Un suceso que se conecta con lo sugerido por Michel Vovelle,
La verdadera historia del Seor de
los Milagros, op. cit., p. 96). Fran- quien ha sealado que la imagen piadosa da testimonio de la
cisco Quiroz refiere que, segn
la tradicin, la poblacin hizo devocin o de la piedad individual, y tambin es una represen-
una cruz con las piezas del tacin estereotipada (por lo tanto, reflejo de una atmsfera
navo de san Fermn, un objeto 70
devocional que se encuentra colectiva) . En efecto, con el evidente afn de lograr un notable
en la actualidad en los jirones
impacto visual y afectivo, la imagen mstica del Cristo fue
Coln y Salom, en el vecino
puerto (vase su tesis El Ca- complementada con una femenina. De acuerdo con las referencias
llao en pos de su autonoma
proporcionadas por Banchero, en 1747 se coloc detrs del
poltica, siglos XVI XVII. Tesis
71
para optar el grado de magster Cristo a la Virgen de la Nube . Sin duda, se busc una visin
en Historia. Lima: Pontificia
Universidad Catlica del Per,
reflexiva a travs de la imagen, que en este contexto adquiri
72
2000, p. 209).
69
un valor teraputico tanto para el cuerpo cuanto para el alma ,
Moncada, Baltasar: Descrip-
cin de la casa fabricada en Lima, pues en ella se depositaba una importante carga afectiva que,
Corte del Per para que las seoras unida al valor simblico, imprimi un sentimiento de pertenen-
ilustres de ella, y las dems mujeres 73
devotas, puedan tener total retiro, y cia . La referida efigie femenina era considerada el culto ms im-
con toda abstraccin, y direccin
portante de la Audiencia de Quito. En 1698 sus lgrimas de sangre
necesaria. Los ejercicios de San
Ignacio de Loyola, consagrase a fueron interpretadas como una fatal advertencia, pues pocos das
Mara Seora nuestra, Authora de
despus del extraordinario suceso un terremoto asol la
dichos exercicios; y la ofrece las
seoras ilustres de Lima para el regin de Ambato y Patate, donde tambin se produjeron severas
aumento de su devocin. 1757. 74
70
Vovelle, Michel: Ideologa y
inundaciones .
mentalidades. Barcelona: Edito-
rial Ariel, 1985, p. 57.
71
Otro ejemplo de pareja lo Esta asociacin resulta explicable, ya que Antonia Luca Maldonado,
tenemos en las fiestas de la madre fundadora del Beaterio de las Nazarenas, proceda de
Nuestra Seora de Cocharcas y
el Cristo de los Arrieros, la Guayaquil. Asimismo, el acto milagroso que catapult a la Virgen
primera en Ayacucho y la se-
de la Nube tambin era un atributo de la protectora contra los
gunda en el Cusco. Ambas
imgenes tienen como fecha embates terrqueos en la Lima de 1746. Nos referimos a la Virgen de
central el 8 de setiembre.
72 la Candelaria, de origen franciscano, al igual que la anterior, y que ad-
Imaginera y piedad privada en
el interior del Virreinato Ro virti con un sollozo las calamidades que los limeos viviran en 1687.
80
Por lo tanto, la Virgen quitea tena notables cualidades para ser
incorporada en el itinerario religioso limeo.
81
Incluso, un discurso similar fue utilizado en Chile despus del
sismo que afect Santiago en 1647, cuando la Cruz de Mayo cobr
79
mayor popularidad por haber resistido el embate telrico .
82
del Seor de los Milagros, que recorra las calles que un mes
antes haban servido de soporte fsico al itinerario festivo de la
proclamacin real. Es evidente que dicho acto se lig directamen-
te a los objetivos del Gobierno de recuperar el orden urbano.
Podemos afirmar que, desde la perspectiva del poder, el periplo
religioso represent el comportamiento social idneo de la plebe
(claramente identificada con la poblacin negra). De esta manera
los negros dejaban de ser ladrones y se convertan en fieles.
De una relacin conflictiva con la autoridad, pasaron a ocupar un
82
lugar determinado y estable, pero sobre todo controlable .
83
ordenar la ciudad y de limitar la autonoma de las cofradas en
la organizacin del culto y en la reproduccin de los gestos de
85
devocin, tal como lo ha planteado Estenssoro . Participar en
la reconstruccin de la Iglesia de las Nazarenas le posibilitaba
controlar y recuperar un espacio extremo, vinculado a sectores
sociales que significaban una amenaza para el orden imperante.
El Seor de los Milagros se erigi en una imagen ms milagrosa
85
Estenssoro, Juan Carlos:
gracias al discurso nazareno, un reconocido hbito morado y la
La plebe ilustrada: El pueblo utilizacin de representaciones iconogrficas. Pero su popularidad
en las fronteras de la razn,
en Charles Walker, compilador: tambin se conecta al poder y al miedo. Indudablemente, el
Entre la retrica y la insurgencia:
virrey Amat fue el artfice de la popularidad oficial del reconoci-
Las ideas y los movimientos sociales
en los Andes. Cusco: Centro do Cristo de los Temblores, una actitud que le permita controlar
Bartolom de Las Casas,
a un sector altamente peligroso como era considerada la pobla-
1996, p. 43.
cin negra.
86
Por lo cual cabe preguntar-
nos si el Seor de los Milagros,
a semejanza de lo ocurrido con
la Virgen de Guadalupe, repre- Podemos afirmar que la mayor popularidad del Seor de los
senta un buen ejemplo del
proceso de apropiacin oficial Milagros despus de 1746 fue construida por una serie de actores
de un smbolo popular. Para y acciones. Se conjugaron el valor de la imagen, el discurso
el caso de la Virgen mexicana,
tal como lo plante Lafaye, la religioso y el afn legitimador del gobierno colonial. El Seor de
mencionada imagen demostr
los Milagros, que a inicios del siglo XVIII estuvo identificado con
su eficacia en dos aconteci-
mientos cruciales para la ciu- las epidemias y el tiempo de esterilidad, despus de 1746 pas a
dad de Mxico. En 1629 la libr
de la gran inundacin, pero su
representar la ruina de Lima gracias a la asociacin iconogrfica
popularidad se consolid des- con la Virgen de la Nube. Ambas imgenes simbolizaban temblo-
pus de la peste de
matlazahualt de 1737, cuando res, lluvias y epidemias. En el ltimo tercio del siglo XVIII, el virrey
se asegur la supremaca entre Amat increment su popularidad al participar en la reedificacin
las otras efigies (vase Lafaye, 86
J.: Quetzlcoatl y Guadalupe. La de la Iglesia de las Nazarenas . No obstante, no desplaz a santa
formacin de la conciencia nacional
Rosa. Suceso que, segn Augusto Ruiz, aconteci apenas a fines
en Mxico. Prefacio de Octavio
Paz. Traducido por Ida Vitale y de los aos 1880, cuando el Cristo moreno empez a ocupar el
Fulgencio Lpez. Mxico: FCE, 87
1985. Segunda edicin).
lugar central en las procesiones y el Corpus Christi . Por su parte,
87
Ruiz Zevallos, Augusto: Susan Stokes ha planteado que el culto del Seor de los Milagros
Psiquiatras y locos. Entre la moder-
nizacin contra los Andes y el nuevo adquiri un nuevo impulso especialmente entre 1890 y 1930, cuan-
proyecto de modernidad. Per: do fue asimilado e institucionalizado por la cultura nacional. En
1850-1930. Lima: Instituto
Pasado y Presente, 1994, p. 98. este lapso de tiempo se acentu la participacin de personas
84
blancas y de posicin econmica media y alta en el culto al Seor
88
de los Milagros . No obstante, y como se ha sealado, ya en tiem-
pos coloniales el Seor de los Milagros adquiri y robusteci su
popularidad merced a la conspicua participacin de los grupos de
poder. De esta manera, un Cristo moreno conquist Lima y se
legitim progresivamente.
4. CONCLUSIONES
85
controlar una poblacin peligrosa para sus intereses tuvieron que
intervenir. Una forma explcita se observa con el reforzamiento de
los cimientos de la pared donde se encontraba la imagen del
Cristo en 1671, en el que participaron conspicuos representantes
de la construccin de edificios limeos y que a la larga servira de
soporte fsico de la capacidad milagrosa del Seor de los Milagros
frente a los eventos telricos.
86
En la segunda mitad del siglo XVIII, al intervenir en la reconstruccin
de la Iglesia de las Nazarenas, el virrey Amat se conect estrechamen-
te con el miedo de los limeos a los temblores. Su vinculacin con
el mencionado recinto se enmarca en los planes del reformismo
borbnico de ordenar la ciudad tal como lo ha indicado Gabriel
Ramn. Por lo tanto, 1771, el ao de la reinauguracin de la Iglesia
de las Nazarenas, marca el ao cumbre del periplo iniciado a media-
dos del siglo XVII. De este modo el Seor de los Milagros pas de
prohibido a pblico, de marginal a ocupar un sitial protagnico en
el escenario urbano de la Lima borbnica.
Manuscritos
87
Pompa de tan fausto Felice Aplauso, Y de las Reales Fiestas con que fe
celebro. Ao de M. DCCXL. VII.
Llano y Zapata, Jos Eusebio de: Carta, o diario que Escribe D. Jofeph
de Llano, y Zapata a Su mas venerado Amigo, y Docto Correspondiente
el Doctor Don Ignacio Chirivoga, y Daza, Canonigo de la Santa Iglesia de
Quito, en que con la mayor verdad, y crtica mas segura le da cuenta de
todo lo acaecido en esta Capital del Per desde el Viernes 28 de Octubre
de 1746, quando experiment fu mayor ruyna con el grande movimiento
de Tierra, que padeci a las diez, y media de la noche del mencionado
da, hasta 16 febrero de 1747 con una Tabla en que fe da el calculo
exacto de todo el nmero de Temblores, que fe han sentido en el tragico
suceso, que es lastimoso Assumpto de este Escrito. Y juntamente le
participa el estrago del Presidio del Callao, sus Habitadores con la
inundacin del Mar, que los trag en la noche del primer terremoto.
Con licencia del Real y Superior Gobierno impressa en Lima, Calle de la
Barranca por Francisco Sobrino. Tambin reproducido por Odriozola,
Terremotos, pp. 70-113.
Bibliografa
Banco de Crdito del Per. Los Cristos de Lima. Esculturas en madera y marfil,
siglos XVI-XVIII. Lima: Banco de Crdito del Per, 1991.
88
Bermdez, Jos Manuel: Anales de la Catedral de Lima, 1524-1824.
Lima, 1903.
89
Gmez Acua, Luis: Las cofradas de negros en Lima (siglo XVII), en
Pginas N 129, octubre de 1994.
Llano de Zapata, J.E.: Carta o diario que escribe D. Jos Llano de Zapata
a su ms venerado amigo y doctor correspondiente, al doctor don
Ignacio Chirivoga de la Santa Iglesia de Quito, que con la mayor verdad
y crtica segura le cuenta de todo lo acaecido en la Capital del Per
desde el viernes 28 de octubre de 1746 cuando experiment su mayor
ruyna..., en Odriozola, Manuel: Terremotos. Coleccin de las relaciones ms
notables que ha sufrido esta capital y que la han arruinado. Lima: Tipografa
A. Alfaro, 1863.
Molina del Villar, Amrica: Por voluntad divina: Escasez, epidemias y otras
calamidades en la Ciudad de Mxico, 1760-1762. Mxico: CIESAS, 1996.
90
Musset, Alain: Mudarse o desaparecer. Traslado de ciudades hispano-
americanas y desastres, siglos XVI-XVIII, en Virginia Garca Acosta, coordi-
nadora: Historia y desastres en Amrica, vol 1. Bogot: La Red-Ciesas, 1996.
Nieto Vlez, S.J., Armando: Francisco del Castillo: El apstol de Lima. Lima:
Fondo Editorial de la PUCP, 1992.
91
Saint-Lu, Andr: Movimientos ssmicos, perturbaciones psquicas y albo-
rotos sociopolticos en Santiago de Guatemala, en Revista de Indias, 1982.
Vargas Ugarte, S.J., Rubn: Historia del Santo Cristo de los Milagros. Lima, 1994.
92
Ana Cecilia Carrillo Saravia
93
cado y la importancia de sta en la sociedad andina colonial y la
convierte en una categora de anlisis.
1. EL CORREGIMIENTO DE CAJATAMBO
94
Ancash de los de Pasco y Hunuco. Por el norte, con el ro Fortale-
za, que al otro lado tiene a las actuales provincias de Bolognesi
y Recuay en Ancash. Hacia el sur, el lmite de Cajatambo estaba
2
sealado por los ros Huaura y Checras . En este espacio se distin-
3
guan tres sectores ocupados por grupos tnicos diferenciados : al
4
norte se hallaban las guarangas de Lampas , al centro las zonas de
Ambar y Cajatambo, y hacia el sur el repartimiento de Andax o
Andajes. Cada uno de estos sectores tena sus propias autoridades
2
nativas.
Pereyra Plascencia, H.:
Chiquin y la Regin de
Lampas entre los siglos XVI y La regin central estaba constituida por los pueblos de Magdalena
XVII, en Boletn del Instituto Riva
Agero N 16, 1989, pp. 21-54. de Cajatambo, San Francisco de Mangas, Nuestra Seora de
3
Nos referimos a los huaris y
Concepcin de Gorgor y Nuestra Seora de la Asuncin de Ambar.
llacuaces, antiguos pobladores 5
de la zona (vase Huari y Muchos de los procesos de extirpacin de idolatras se desarro-
Llacuaz, en Duviols, Pierre:
llan en estos poblados que se formaron como consecuencia de las
Cultura andina y represin. Procesos
y visitas de idolatras y hechiceras. reducciones toledanas.
Cajatambo, siglo XVII. Cusco:
Centro de Estudios Rurales
Andinos Bartolom de Las Finalmente, la parte sur era conocida como el repartimiento de
Casas, 1986, pp. LVI-LXVII).
4
La regin de Lampas se Andax o Andajes y estaba constituida por 27 pueblos de corte
divida en tres parcialidades
hispnico (reducciones). stos cubran un amplio sector de
o guarangas: Collana Guaranga,
Chaupi Guaranga y la Guaranga pisos ecolgicos que partan del pueblo de Nuestra Seora de la
de Ocros.
5 Asuncin de Oyn, ubicado a 3000 metros de altitud.
Los que aparecen a partir
del siglo XVII en esta regin.
6
Pereyra Plascencia, H.: Mita
obrajera, idolatra y rebelin en
El pueblo ms importante fue San Juan de Churn, ubicado sobre
6
San Juan de Churn (1663), en los 2000 metros. Segn Pereyra Plascencia : ... el pueblo de
Boletn del Instituto Riva Agero
N 13, 1985, pp. 209-244. Churn fue considerado por la administracin virreinal como el ms
7
Salas de Coloma: Estructura
importante de los ncleos poblados del repartimiento de Andajes...
colonial del poder espaol en
el Per. Huamanga (Ayacucho) a (p. 210). Este mismo autor registra un levantamiento de los indios
travs de sus obrajes, siglos XVI-
del repartimiento de Andajes, quienes se negaban a servir en el
XVIII, tomo I. Lima: PUCP-Fon-
do Editorial, 1998. obraje de Churn. Es posible que all haya habido adems mano de
8
Un siglo de rebeliones 7 8
anticoloniales. Per y Bolivia
obra negra, como en el caso de los obrajes de Ayacucho ; OPhelan
1700-1783. Cusco: Centro de tambin hace referencia a esto cuando seala que en los centros
Estudios Rurales Andinos
Bartolom de Las Casas, 1988. coloniales de produccin exista una mano de obra heterognea
95
tanto desde el punto de vista del status econmico como del origen
9
tnico . Volviendo al levantamiento de los indios en Andajes, suceso
que ocurri durante la poca del virrey Conde de Santisteban
(1661-1666), tuvo como caracterstica el uso de rituales de guerra
(como cubrir el rostro y piernas con pintura) de los tiempos prehisp-
nicos. Esto lleva a Pereyra Plascencia a sostener que los indgenas
de Andajes dieron cohesin ideolgica a su levantamiento a travs
de su religin, pues este levantamiento coincide con una fuerte
10
campaa de extirpacin de idolatras realizada entre 1656 y 1662 .
11
Poblacin del Virreinato del Per en 1795
96
Segn la Descripcin de las provincias del Per (1764-1778) de Cosme
12
Bueno , la mayor parte del corregimiento est en la serrana,
y as su temperamento es fro. Adems de los productos propios
de la sierra, se encuentran todo tipo de plantas y frutas. Se
cra ganado, sobre todo ovejas, y la lana que stas proporcionan
es la materia prima principal para la confeccin de ropa. A causa
de ello, muchos obrajes en esta zona se estn convirtiendo en la
12
En Geografa del Per virreynal,
principal actividad comercial del lugar.
siglo XVIII. Lima, 1951, pp.39-40
(nosotros hemos tomado la
cita del texto de Duviols,
Pierre: Cultura andina y represin,
Este corregimiento cobra especial importancia, porque durante
op. cit., pp. 521-522).
13
el siglo XVII se desarrollan en l gran parte de las campaas de
Griffiths sugiere que la 13
cercana geogrfica y cierta extirpacin de idolatras ; asimismo, en el siglo XVIII estos proce-
facilidad de comunicaciones sos se dan de manera intermitente, y es entonces cuando tiene
convertan a las provincias 14
cercanas a Lima en el centro lugar el proceso que nos atae .
de estas campaas (vase
Griffiths, Nicholas: La cruz y
la serpiente. Lima: Pontificia
Universidad Catlica del Per- 2. EL JUICIO A AGUSTN AASGO POR
Fondo Editorial, 1998). BLASFEMIA HERETICAL
14
Segn el ndice de la seccin
hechiceras e idolatras del Archivo
Arzobispal de Lima, por Gutirrez Los hechos, como ya se dijo, ocurren en la doctrina de Gorgor,
Arbul, Laura, en H. Urbano
partido de Cajatambo. Todos los involucrados se encontraban cer-
y G. Ramos, compiladores:
Catolicismo y extirpacin de ca o en el rancho de Juliana Pomaguacho. Por lo que se desprende
idolatras, siglos XVIXVII.
de las declaraciones, ste era un lugar donde se acuda a beber
Cusco: Centro de Estudios
Rurales Andinos Bartolom chicha, que era consumida desde los tiempos prehispnicos como
de Las Casas, 1993.
15
Salazar-Soler, Carmen: bebida alcohlica. sta es un gnero de cerveza o de sidra que se
15
Embriaguez y visiones en obtiene de la fermentacin del maz . Se distinguen dos tipos
los Andes. Los jesuitas y las
borracheras indgenas en el de chicha: la ligera (poco fermentada) era considerada como
Per (siglos XVI y XVII), en
medicinal, prevena de enfermedades renales y daba fortaleza
Thierry Saignes, compilador:
Borrachera y memoria. La experien- y nimo para el trabajo, y su consumo moderado era visto como
cia de lo sagrado en los Andes. 16
saludable . El segundo tipo de chicha era el fuerte, que se
La Paz: Hisbol/IFEA, 1993.
16
17
Salazar-Soler, op. cit. utilizaba para las ceremonias rituales y provocaba la embriaguez.
Taylor, William B.: Drinking, 17
Homicide and Rebellion in Colonial
Como el pulque en Mxico , luego de la conquista la chicha
Mexican Villages. California: fue utilizada por los indgenas como bebida alcohlica: ... Debajo
Stanford University Press,
1979. de este nombre de chicha se comprenden todas la bebidas que usaban
97
los naturales deste Nuevo Mundo en lugar del vino, con que muy frecuente-
18
mente se embriagaban .
98
inicia el 4 de noviembre, precisamente en el marco de estas fiestas tan
importantes en el calendario ritual andino. Al respecto, OPhelan
considera que es significativo que la rebelin se inicie en el mes de
los muertos: la captura del corregidor Arriaga se produce en el contex-
to de las celebraciones indgenas en las que, se supone, el cacique
haba dialogado con sus antepasados y haba obtenido la legitimi-
21
dad y fuerza necesaria para emprender su arriesgada empresa .
El acusado
99
2. LUIS VLEZ, doctor, comisario del Santo Oficio de la Inquisi-
cin, cura de la villa de Huaura. Verifica el testimonio dado por
Jos Garrido en Huaura, jurisdiccin en la que ste reside.
100
Mulato con mujer mestiza. Museo de Amrica, Madrid
... hallndose conversando con algunos amigos en la tarde del dia primero de
noviembre del ao proximo pasado en un sitio inmediato al rancho de Juliana
Pomaguacho sito en este pueblo de Gorgor llego un indio nombrado Agustn
Aasgo vecino del pueblo de Cajamarquilla anexo a esta doctrina y habindo-
se mezclado con otros que se hallavan en la puerta del rancho de la citada
Juliana produjo en alta voz esta expresin: Si Maria santsima no hubiera
sido puta, no hubiera parido (Garca Cabrera 1995: 539).
101
... paseando por las calles de este pueblo de Gorgor al llegar acia el rancho de
la dicha Juliana Pomaguacho se acerco un indio nombrado Agustn Aasgo
vecino del pueblo de Caxamarquilla anexo de esta doctrina a quien l y los
demas oyeron decir las palabras siguientes: Si Maria santsima no hubiera
sido puta, no hubiera parido (Garca Cabrera 1995: 542).
... en una de las tardes del mes de noviembre del ao pasado de 1806 junto
a la casa de Juliana Pomaguacho oyo decir a un indio nombrado Agustin
Aasgo vecino del pueblo de Caxamarquilla anexo de esta doctrina la expresion
siguiente: Si Maria santsima no hubiera sido puta, no hubiera parido
(Garca Cabrera 1995: 543).
102
... a fines del ao pasado de mil ochocientos seis oyo decir que un indio
nombrado Agustin Aasgo natural y vecino del pueblo de Caxamarquilla
anexo de esta doctrina de Gorgor profirio en este dicho pueblo la expresin
siguiente: Si Maria santsima pario fue por puta, y que esto puede
puntualizarse en esta materia (Garca Cabrera 1995: 543).
103
2.2. Los argumentos del fiscal
Ms adelante:
104
y barbara en el mundo, dice San Juan Crisstomo, que con el ejemplo y
enseanza no dexe la barbaridad y dureza natural y vistindose de humanas
costumbres se haga dcil y susceptible de las impresiones virtuosas. Los indios
al presente logran en esta parte los mas cumplidos auxilios. La comunicacin
que tienen con los cristianos, la exhortacin que les dispensan sus parrocos y
la administracin de justicia que entre ellos y a la vista practican los juezes
reales les descubren claramente la fealdad del vicio y el aprecio de la virtud. Ya
pues no se debe tener a la vista aquella miserable condicion que executare
tanto a su favor la benignidad y compasin y que obligara aminorarles la
pena de sus mas execrables delitos... (Garca Cabrera 1994: 548).
105
Se encuentra preso, duerme en el suelo y no tiene cobija. Su mujer,
pobre y desvalida, ha acudido a Gorgor con su pequea hija, que
an no habla, y dejado abandonados a sus dos nios en Cajamarquilla.
2.4. La sentencia
106
nos a tratarlo con la conmiseracin con que las leyes favorecen a los de su
clase deviamos de condenarle y le condenamos en que un dia sabado al tiempo
de la misa comparezca encenizado el cabello y sobre el semblante a la presencia
de su cura a fin de que alli desde el altar le reprenda de palabras a la vista
del pueblo haciendole ver los excesos que le han precipitado el referido vicio de
la ebriedad, su poca devocin y cuidado en asistir los dias de precepto al santo
sacrificio de la misa y a escuchar la palabra del evangelio y su inobediencia en
24
no haber cumplido con la confesin y comunin a que los fieles se hallan
obligados apercibindole de que en otra reincidencia se le tratara con toda la
gravedad a que se habia hecho acreedor por tan enorme injuria a la Madre de
Dios encargndole que con serle su devoto hasta su muerte procure desagraviarla
esperando de su bondad y patrocinio el remedio a sus vicios... (Garca Cabre-
ra 1994: 558).
107
proyectado en el orden social donde transcurre su vida cotidiana.
As, podemos afirmar que la religin sacraliza y fundamenta la vida
social. Nos lleva a una definicin que resalta la dimensin simbli-
ca de la religin, pues a travs de los smbolos que se crean en
torno de ella se engloban todos los aspectos sociales.
27
Siguiendo a Geertz , entendemos la religin como:
108
aspectos y niveles, debido
a que la cultura subordina-
da busca defenderse y
reordenarse. Los sujetos
que viven estos cambios
construyen diversos meca-
nismos y estrategias para
resistirse y tambin adap-
tarse a su nueva situacin.
109
catlica y de la Corona espaola. Como sabemos, para poder
permanecer en los dominios de los reyes catlicos muchos judos
y moros se convirtieron al cristianismo de modo formal. stos, junto
a los alumbrados y brujas, se transformaron en el blanco de la
Inquisicin, institucin que ejerca un importante papel de control
29
ideolgico . Es importante aadir que el Tribunal del Santo Oficio
estaba ligado directamente al Estado espaol, y que fue una
institucin creada por los reyes catlicos para controlar la exis-
tencia de judos y moros dentro de su territorio y sus dominios.
110
contra la ortodoxia catlica. Esto nos pone en el caso de un indio
procesado por la Inquisicin, pues recordemos que todos los
jueces eclesisticos que ven el proceso colocan en la actas que
son comisarios del Santo Oficio. Lo anterior nos sugiere que ya
para el siglo XIX los indios eran considerados cristianos y que
no necesitaban un fuero aparte en esta materia, como se vena
haciendo con lo procesos de extirpacin de idolatras.
31
En el interesante estudio de Millar , realizado a partir de 135
actas de procesos por blasfemia entre 1570 y 1700, resalta que
este delito es cometido por sujetos de todas las condiciones
sociales, aunque prevalecan los pertenecientes a los niveles ms
bajos de la sociedad. Segn los datos presentados por este
autor, de un total de 96 procesos encontrados con informacin de
profesiones o actividades se obtiene lo siguiente:
Esclavos 33
Mercachifles (pequeos comerciantes) 11
Artesanos 12
Soldados 8
Marineros 5
Labradores 5
Personas sin oficio 3
Mineros 2
Sirvientes 2
Funcionarios 9
Religiosos 4
Profesores 2
Colegiales 1
31 Total 97
Op. cit.
111
La blasfemia se produca sobre todo a causa de la mala suerte en
el juego o por los malos tratos que reciban los esclavos por parte
de sus amos. Es interesante sealar que entre los esclavos, tanto
32
hombres como mujeres, sta ocurre durante un castigo fsico . Si
el(la) esclavo(a) estaba siendo azotado o golpeado lanzaba una
blasfemia, pues saba que el castigo cesara de inmediato. Esta
accin es, a decir de Millar:
112
guardar; si se confesaba y comulgaba por lo menos una vez por ao
y, por su puesto, si haba recibido el bautismo y la confirmacin.
Indagaciones que se hacen tambin en el juicio al indio Aasgo.
113
35
este pecado . As, el artculo 177 de la Quinta Accin del Tercer
Concilio Lmense seala claramente:
Que sean los indios constreidos con penas convenientes a guardar los
preceptos de la religin cristiana a que se obligaron por el baptismo, y que
estas penas no sean espirituales, como censuras, de las quales se aprovechan
poco los indios, sino penas personales o corporales. Mas, qul pena y hasta
qu tanto se haya de executar por cada delicto no pertenece al cura determinallo,
sino que el obispo ordena en su dicesis lo que se deba hacer, y a cada uno de
los curas le cometa en esta parte la facultad que le pareciere conforme a la
calidad de los nogocios y personas y a la capacidad del mismo cura. Y sealense
penas para los que por negligencia dejan la misa o doctrina, item para los que
no traen sus hijos a baptizar; item para los que dejan la fe y adoran los dolos
y guacas, y para todos los dems que usan supersticiones y ritos de infieles y
son apstatas de la fe o hazen contra la ley de Dios (Bartra 1982: 177).
114
del pueblo, identificando a los ministros de idolatras y a sus
seguidores. El proceso que hemos revisado se inicia con la denun-
cia de un mulato y atae slo al acusado, y es ms un juicio por
blasfemia que por idolatra, aunque el hecho de que el acusado
estuviese ebrio era considerado ya una idolatra.
38
En el proceso que nos ha tocado revisar no encontramos una
... el trmino castellano
borrachera usado para calificar campaa de extirpacin ni una acusacin de idolatra precedente,
las conductas autctonas de sino ms bien una denuncia por blasfemia tal como se daba en el
embriaguez revela en seguida
el grado de incomprensin y caso de la Inquisicin. Podemos especular que el juicio al indio
desprecio del Conquistador
Aasgo es bastante sui generis debido a que posee las caractersti-
hacia el Otro (Saignes, T.,
op. cit., p. 12). cas de un proceso inquisitorial en lo que se refiere a la forma en
39
Entre stos podemos citar a
que se inicia.
Cieza de Len: La crnica del
Per; Cobo: Historia del Nuevo
Mundo; Garcilaso de la Vega:
Comentarios reales de los incas;
Lizrraga: Descripcin breve del 4. LA BORRACHERA
Per, y Polo de Ondegardo:
Los errores y supersticiones de los
El estado de embriaguez o la borrachera era considerado una
Indios sacados del tratado y
averiguacin que hizo el Licenciado situacin inferior en el individuo, y estaba siempre asociado a la
Polo, entre otros. Tambin en 38
cultura de los otros . En el caso de los conquistadores espaoles
las Cartas anuas de los jesuitas y
en los escritos de Acosta: De tenemos referencias claras a este respecto en las informaciones
Procuranda Indorum Salute, y 39
Arriaga: Extirpacin de la idolatra
que nos han proporcionado los cronistas , las que sirven de
del Per, donde se encuentran fuente para la investigacin.
una serie de reflexiones en
torno de la prctica de la
borrachera andina. La borrachera ritual era una prctica andina prehispnica que se
40
Saignes, op. cit.; Taylor, 40
op. cit. extenda hasta las culturas mexicanas y se converta en una de sus
115
prcticas colectivas ms importantes, pues reafirmaba una serie de
lazos sociales fuera incluso del grupo familiar. Tanto en Mxico cuanto
en el Per se hallaba estrictamente regulada por el grupo dominante:
Al irse los incas, los indios pudieron beber y embriagarse sin restric-
ciones fuera de las pocas rituales. Aunque es significativo que
Aasgo estuviera ebrio en la fiesta de Todos los Santos, cuando
los indios aprovechaban para rendir culto a sus antepasados.
116
... Es interesante en este sentido el recurso que present Domingo
Mautino en defensa de don Pablo Guaman Chare, principal de
Machaca convicto y confeso de idolatra. ste segn el defensor
deba de ser dado por libre, no obstante las declaraciones y pruebas
en su contra ya que al susodicho no se le prob que dejara de
ser cristiano, pues todos le haban visto confesar y comulgar, or misa
y acudir a la doctrina, dando buen ejemplo, y no haba el indio quitado
adoracin a Dios, ni obligaba a los otros indios a que no adorasen
a Dios, o no asistiesen a la iglesia, ni a que hiciesen chicha y se la
ofreciesen a los dolos. Es ms, l como principal haba ordenado
reparar en la iglesia del pueblo un retablo del altar mayor... este indio
principal de Machaca no entenda cmo era posible no ser buen
cristiano cuando l acuda a sus obligaciones de doctrina con toda
44
puntualidad, aunque alguna vez, borracho, participara en las fiestas gentilicias
(Garca Cabrera 1996: 27-28).
117
En su declaracin de inicios del siglo XIX, l nos indica lo poco que
ha variado a travs del tiempo esta percepcin de la embriaguez
de las autoridades espaolas. Ms bien vemos cmo ha evolucio-
nado en este proceso cuando seala que los indios utilizan
este recurso para delinquir y luego no ser reprendidos. Un aspecto
interesante es que tanto fiscal como defensor estn de acuerdo en
que la embriaguez es un vicio comn de los indios.
45
Saignes sugiere que en los
Andes se ha conferido una
triple dimensin a la inges-
tin de bebidas alcohli-
cas, y que sta tiene un sig-
nificado simblico que con-
figura las relaciones socia-
les. Estas tres dimensiones
son: 1) Las cualidades tera-
puticas y nutritivas de las
bebidas fermentadas, cua-
lidades que son aprovecha-
das en un consumo sin ex-
cesos. 2) El alcohol como
Mulato feligrs
forma privilegiada de acce-
so a lo sobrenatural, en tanto permite, alterar el estado de la con-
ciencia, comunicarse con los muertos y las huacas; y, 3) abre
espacios de discusin o de crtica a las formas establecidas de la autoridad
y de la jerarqua. En una situacin de dominio colonial reforzada por una
estratificacin cultural y lingstica, la embriaguez permite una conducta
46
de desafo al poder... . Es en este tercer aspecto en el que, conside-
ramos, se inscriben los comportamientos tanto de indios como de
negros y castas. El acto de beber licor hasta embriagarse es una
45
forma de disidencia contra el orden establecido y un escape del
Op. cit.
46
Saignes, op. cit., p. 17. control mental ejercido por la cristianizacin e incluso la imposi-
118
cin de una nueva lengua. La borrachera da licencia para volver a
la vieja religin, para conectarse con lo sobrenatural y para esca-
par del control de las autoridades blancas. Considero que en este
punto la situacin de indios y esclavos era similar, pues ambos
abusan del consumo de alcohol.
119
casos de violencia registrados lo ratifica, pues sta surge en la
interaccin cotidiana y no niega la convivencia entre ambos
grupos. Se comparten espacios comunes como el barrio, el oficio,
la pulpera, la pila de agua, etctera, en los que era inevitable la
interaccin entre unos y otros. A esto se ha referido tambin
Carlos Aguirre, quien escribe:
120
en un pueblo de las serranas en un da de fiesta (1 de noviembre)
bebiendo chicha con sus amigos. Lo mismo nos dice la presencia
del testimonio de un esclavo natural del valle de Nepea ubicado
al norte del Arzobispado de Lima; es una lstima que el texto no
nos diga qu haca en el lugar. Podemos suponer que se encontra-
ba trabajando en uno de los obrajes que constituan la base
48
econmica de la regin .
121
5. CONCLUSIONES
122
Bibliografa
123
Gareis, Iris: Extirpacin de idolatras e Inquisicin en el Virreinato del
Per, en Boletn del Instituto Riva Agero N 16, 1989, pp. 5579.
Huertas Vallejos, Lorenzo: La religin en una sociedad rural andina, siglo XVII.
Ayacucho: Universidad Nacional San Cristbal de Huamanga, 1981.
124
Pereyra Plasencia, Hugo: Mita obrajera, idolatra y rebelin en San Juan
de Churn (1663), en Boletn del Instituto Riva Agero N 13, 1984-1985,
pp. 209244.
Taylor, William B.: Drinking, Homicide and Rebellion in Colonial Mexican Villages.
California: Stanford University Press, 1979.
125
Diego E. Lvano Medina
De castas y libres
Testamentos de negras, mulatas y
zambas en Lima Borbnica, 1740-1790
127
de esclavos a los pobladores de Nueva Castilla. La convivencia de
indios, espaoles y negros en el espacio andino trajo como conse-
cuencia el acelerado crecimiento y desarrollo de un mestizaje cul-
tural y racial que se mantuvo y reprodujo durante todo el perodo
colonial.
128
brindarn testimonio directo de la vida de los personajes a los que
aludiremos en el presente estudio.
129
En la ciudad de Lima este conglomerado de razas hizo posible
la convivencia de diferentes naciones tnicas. As lo sealan los
censos publicados en el siglo XVIII, las revistas y tradiciones que
recogieron los testimonios de la poca y los viajeros, inmejorables
testigos de la realidad limea. Segn los censos del siglo XVIII,
son las castas el segundo grupo predominante del total de la
poblacin. Esto se puede observar en el censo que se realiz para
la provincia de Lima en 1797:
Cuadro 1
Poblacin de la provincia de Lima
segn la Gua del Per de 1797
PARTIDOS CLRIGOS RELIGIOSOS RELIGIOSAS BEATAS ESPAOLES INDIOS MESTIZOS PARDOS ESCLAVOS TOTAL
LIBRES HABITANTES
Cercado 309 991 572 84 18 219 9 744 4 879 10 231 17 881 62 910
Total
provincias 431 1 100 572 84 22 380 63 181 13 747 17 864 29 763 149 122
130
La poblacin no espaola constitua el 45% del total de la pobla-
cin; tanto los hombres libres como los esclavos se dedicaron en
su gran mayora a trabajos domsticos o artesanales. No hay que
olvidar que en la Lima del siglo XVIII contar con los servicios de
uno o ms esclavos era un lujo que slo se poda dar cierto sector
de la sociedad colonial e incluso, como indica Flores Galindo, la
adquisicin de esclavos sirvi quiz como fuente indispensable de
ingresos para unas capas medias que lindaban con la pauperizacin
(Flores Galindo 1991: 98).
131
La Corona espaola era muy estricta en cuestiones de origen
tnico. As, los negros libres, a pesar de contar con una hacienda
sustanciosa, tuvieron que acogerse a las leyes hechas especial-
mente para determinar su comportamiento en la repblica de
espaoles. Por ejemplo, tenan que pagar anualmente un marco
de plata como tributo, a excepcin de los hijos de negros libres o
de aquellos nacidos de la unin de esclavos con indias. En cuanto
a la relacin con los espaoles, la legislacin estipulaba que en el
caso de los hijos que nacieran de la unin de un espaol con una
esclava, corresponda al padre tener la primera opcin de comprar
la libertad de su vstago. Otro punto que deba tomarse en cuenta
era aquel que estableca que ninguno de estos hombres o mujeres
pardos de color libres podra portar armas, salvo aquellos que
pertenecieran a las compaas de la milicia. En cuanto a las mili-
cias, Ben Vinson III indica que sta fue una de las pocas institucio-
nes coloniales que ofreca a los negros y las castas la misma
representatividad poltica, social y legal que detentaban la fuerzas
armadas frente a los litigios civiles o criminales (Ben Vinson III 2000).
As, la milicia constituy un nuevo espacio que otorgaba privile-
gios y status. Adicionalmente, otras leyes establecan la forma y
estilo de vestimenta que deban llevar las mujeres de color.
1. EN BUSCA DE LA LIBERTAD
132
ciones u obrajes; muchos dueos de esclavos los ocuparon en
diversos oficios, fueran artesanales o como arrieros, vaqueros,
cocheros o en el servicio domstico.
133
con la dicha su madre de don Juan
Fernndez Llano vecino de esta
ciudad por escritura... del veinte y
cuatro de mayo del ao pasado de
mil setecientos cuarenta y nueve,
y el otro hijo de la referida nom-
brado Francisco Remigio de edad
de nueve meses que naci en mi
casa y todos los tres se los ven-
do... en precio y cuanta todos de
La zamba (a la procesin).
setecientos y cincuenta pesos de Litografa de Bonaff. Lima, 1855.
7
a ocho reales . No hay que olvi-
dar que la compra de mujeres esclavas se ve restringida a
partir de mediados del siglo XVII, cuando de cierta forma se limita
la trata de esclavos africanos, motivo por el cual se buscar rempla-
zar esta carencia recurriendo a los hijos de las esclavas, ya que la
condicin de esclavo se transmita tan slo a travs de la madre.
134
En octubre de 1788 doa Petronila Barrera otorg la libertad a
Francisco Borja, de casta chino, quien haba nacido en su casa
y era hijo de Lorenza Barrera, su esclava. Francisco recibi su
libertad en la pila bautismal de la Iglesia de Santiago del Cercado.
Igual suerte corri la segunda hija de Lorenza, Mara Melchora,
mulata. Ambos esclavos eran hijos del hermano de doa Petronila,
lo que determin que sta considerara pertinente otorgar la
8
libertad a quienes eran en realidad sus sobrinos ilegtimos . Segn
el discurso colonial, la mujer de casta no tena reparos para
cometer acciones vergonzantes, hecho que contribuy a la gene-
ralizacin de un imaginario que asignaba a la mujer de color una
sexualidad sin restricciones asociada incluso con la inmoralidad
sexual. Pero estas acciones deben ser vistas como mecanismos
que las mujeres de castas utilizaron para poder ganar los bene-
ficios de la libertad por parte de sus amos.
La gratitud expresada por los amos para con sus esclavos se vio
reflejada al momento de la muerte, con la extensin de los testamen-
tos. As, Mara Rosa Malo, morena libre, indic en su testamento
que era su voluntad que Isabel Malo mi esclava nacida de Tomasa
Malo igualmente mi criada por haberla criado como si hubiese sido
mi hija y en atencin a haberme servido fiel y legalmente... quede
9
por libre y exenta de toda esclavitud despus de mis das . Adems
de otorgarle la tan anhelada libertad, Mara Rosa Malo leg a Isabel
un armarito y trastes propios de la vida domstica.
135
en circunstancias dismiles: al momento de la muerte, al embarcarse
en un largo viaje, etctera, motivo por el cual nos muestran rasgos
tanto de la vida privada como de la vida pblica del testador.
136
institucin, ni poda tener el diocesano ninguna intervencin en los
12
bienes afectados a su sostenimiento . Los gastos de la manutencin
de la capellana estaran cubiertos por los rditos que generara la casi-
ta de la calle de los Tintoreros. Esta capellana la gozara el an nio
Marcos de Agero, a quien Francisca de Soto haba criado. La funda-
cin de una capellana constituy una de las formas ms comunes de
perpetuarse en la memoria colectiva de la sociedad y ganar indulgen-
cias en el cielo, prcti-
ca que estuvo muy di-
fundida en todos los
estamentos sociales.
vendida por ms de
ese precio. Adems, Francisca otorg a su esclava Mara Antonia
la libertad de vientre para que luego de su muerte todos sus hijos e
hijas nacieran libres. A otra esclava nombrada Bernarda, de cinco
aos de edad, le leg cien pesos para que comprara su libertad y
12
Ots Capdequi, Jos Mara:
Manual de historia del derecho
espaol en las Indias y el derecho
tambin le otorg la libertad de vientre, al igual que a su madre. Al
propiamente indiano, tomo II. tercero de sus esclavos, que era un negro viejo nombrado Joseph,
Buenos Aires, p. 163.
13
AGN, Protocolos notariales,
de casta cabo verde, le otorg la libertad con la nica condicin de
Valentn Torres Preciado, que cada da por el resto de su vida le pagara al nio Marcos de
protocolo 1061. Lima, 9 de 13
junio de 1777.
Agero un real para que ste pudiera sostenerse . Este tipo de
137
acciones y desprendimiento material pona de manifiesto el senti-
do caritativo y agradecimiento de las personas que, de alguna
manera, se veran retribuidos al momento de la muerte, quiz con
una misa o rosario que les serviran para aliviar su nima.
139
congo, panameos, de mulatos, zambos, morenos. Recordemos que
las cofradas eran asociaciones religiosas de socorro mutuo, consti-
tuidas generalmente por
laicos, quienes, movidos por
una clara finalidad espiritual
y benfico-asistencial, se
organizaban bajo la advoca-
cin de algn santo patrn
o advocacin mariana con
un sistema de cargos rotati-
vos. Las castas vieron en la
cofrada un instrumento de
ascenso social que les per-
mitira ser partcipes de los
Mujer negra en reunin
diversos acontecimientos
culturales y religiosos de la ciudad y donde podran demostrar su
capacidad econmica y de convocatoria.
140
seglar del monasterio de Santa Catalina de Lima, quien se refugi
en dicho convento para protegerse de los peligros del siglo. Ella
haba comprado una celda dentro del monasterio, y al momento
de dictar su testamento pide que sta no se venda ni enajene a
persona extraa; ms bien solicita se d preferencia de compra
a Pascuala Ternero, seglar de dicho monasterio. En su celda haba
guardado una serie de trastes propios de la vida domstica y un
15
nmero considerable de lienzos que hered a Gregoria Caero .
141
Villarreal, negra esclava, quien habra nacido cuando su madre an
17
no haba obtenido su libertad . Isabel Mudarra, de casta mina,
tambin opt por casarse con Antonio Velasco, esclavo de los
18
herederos del licenciado don Manuel Velasco .
Entre sus bienes contaba con mil pesos de a ocho reales, cuatro-
17
AGN, Protocolos notariales, cientos pesos en caritas y seiscientos en plata vieja macuquina.
notario Orencio de Ascarrunz, Este dinero se encontraba en poder de doa Rosa Paz, quien haba
protocolo 76. Lima, 18 de abril
de 1749. sido su ama, y al momento de su muerte sera entregado y reparti-
18
AGN, Protocolos notariales,
do de la siguiente forma:
notario Valentn de Torres
Preciado, protocolo 1062.
Lima, 30 de diciembre de 1770.
19
AGN, Protocolos notariales,
se separen ciento cincuenta pesos y se le paguen a mi marido durante su
notario Fernando de la vida las dos cofradas que Yo le pago, como tambin lo mande enlutar, dndole
Hermosa, protocolo 528. Lima,
10 de abril de 1779. dos camisas de Royal, una chupa, un par de calzones, un par de medias de
142
lana, un sombrero negro, un par de zapatos y un capote... mando que de lo
restante lo destine mi Albacea en pagar los derechos de mi funeral y entierro,
honras y misas por mi alma y la de mi hijo Joseph Antonio. A cuyo fin se
agregara lo que se cobrare de las dos cofradas, la una de Nuestra Seora de
la Piedad que se venera en la Iglesia de Nuestra Seora de las Mercedes y la
otra de Nuestra Seora de la Candelaria de San Lzaro... dejo a los dichos
Silvestre, Miguel y Bernarda mis bisnietos la dicha negra Juana para que
vendida ya sea por mi nieta Baltasara o mi nuera Magdalena su producto se
20
parta por iguales partes en los susodichos .
3. CONCLUSIONES
143
Bibliografa
Del Busto Duthurburu, Jos Antonio: Breve historia de los negros en el Per.
Lima: Ediciones del Congreso del Per, 2001.
144
Luciano, Jos: Apuntes para un reinterpretacin crtica sobre la presen-
cia africana en el Per, en Actas del Primer Seminario sobre Poblacin Inmi-
grante, tomo I. Lima: CONCYTEC, 1988.
Majluf, Natalia, editora: Los cuadros de mestizaje del virrey Amat: La representa-
cin etnogrfica del Per colonial. Lima: Museo de Arte de Lima, 2000.
145
Rosario Rivoldi Nicolini
147
Tambin se crean Juntas en la ciudad de Buenos Aires y en Caracas en
1810; el 5 de julio de 1811, Venezuela proclam su independencia, que
marc el comienzo de un largo proceso emancipador en los territorios
americanos. As se iniciaba la ruptura con el gran Imperio espaol, y
con las relaciones econmicas y sociales de tipo seorial. Este proceso
no terminara hasta 1824 con la expulsin definitiva de los espaoles.
148
Venezuela los grupos raciales predominantes fueron el de los
blancos y los negros, mientras que en Ecuador, al igual que en el
Per, lo fueron los blancos, indios y negros. Estas mezclas genera-
ron tensiones sociales. Para el fin del siglo XVIII, la economa de
todos estos territorios quiso insertarse en una economa capitalis-
ta, estrenndose como exportadores de materias primas agrcolas.
149
En el siglo XVIII, la esclavitud africana en Amrica Latina fue la gran
aportacin migrante, y con seguridad superior a la europea.
Ms de medio milln de africanos llegaron a la Amrica hispana
durante ese perodo (Fisher 1981: 23).
150
eran britnicos y espao-
les; ellos conocan y con-
trolaban el negocio. Slo
con la abolicin de la trata
en Inglaterra (1807) Cuba
se ve en la necesidad de
desarrollar un comercio de
trata nacional, ya que de l
dependa su riqueza. As,
de 1809 a 1817 desembar-
carn en los puertos cuba-
nos 60 368 esclavos africa-
Paseo por los portales de la plaza mayor de Rugendas
nos (Moreno 1978: 263). Tapadas acompaadas por sus esclavas.
2. LA ESCLAVITUD EN LIMA
151
segn un cuadro de poblacin propuesto por Alberto Flores
Galindo, basado en los datos provistos por Fisher:
3
Poblacin de la ciudad de Lima, 1791
152
mercaderes de Amrica espaola por una limitada cantidad de es-
clavos, pero los comerciantes de Lima tenan una ventaja formida-
4
ble: la plata peruana. As, los mejores esclavos, los que estaban
en mejores condiciones, llegaban al Per. Los precios de los escla-
vos, ya en el mercado de Lima, haban subido espectacularmente.
Las razones para el sobrecosto eran el pago de sobornos, el trans-
porte, el mantenimiento ms el precio original y la ganancia, como
lo escribe claramente el famoso traficante judo-portugus Manuel
Bautista Prez para el siglo XVII (Bowser 1977).
153
de panllevar, adems de cerdos. La cantidad de esclavos en estas
chacras era muy fluctuante; segn Flores Galindo, poda oscilar
de 6 a 7 hasta 120 esclavos por chacra, considerndose que las
cantidades superiores pertenecan a las denominadas haciendas,
donde destacan la hacienda Villa, la de San Pedro y la de Surco;
all las cifras podan sobrepasar los 180 esclavos e incluso llegar a
los casi 400. Los esclavos rurales de Lima estaban muy dispersos;
si a esto le sumamos la preponderancia de varones con respecto
a las negras esclavas, estaramos ante un tercio de mujeres frente
a los varones (Aguirre 1993).
154
acusado de tratar mal a los esclavos del fundo, quienes se queja-
ron entre otras cosas de que se les obliga a levantarse a las 3:30 o
4 de la maana y regresan de las labores a las 8 o 9 de la noche, en
circunstancias que no podan tomar el poco alimento que podan
7
conseguir de lo cansado que llegbamos. El mismo autor tam-
bin seala que la constante no era el maltrato: hubo haciendas
y chacras donde los esclavos estaban conformes con el trato dado,
y al parecer los dueos y arrendatarios cumplan con las obligacio-
nes tradicionales del trato a los esclavos: alimento suficiente,
ropa, curaciones, bautizos, entierros, matrimonios, habitacin.
155
ingresos permanentes, pero el resultado era que no slo los amos
pudieron obtener ganancias con este sistema; en el largo plazo y
gracias a una gran capacidad de iniciativa, los esclavos volvieron
en su provecho este sistema de trabajo. Citando a Camila Townsend:
Se saba que un amo poda ganar mucho dejando a su esclavo
trabajar para otros y recolectando despus la mayor parte de
su sueldo. Algunos esclavos podan ganar 22 pesos en cuatro
meses; para 1826, un esclavo joven y con mucha fuerza fsica
(no especifica si calificado) poda ganar hasta 56 pesos en cinco
8
meses .
156
mismos. En esos momentos aprovechaban para pedir ciertas com-
pensaciones; por ejemplo, Josefa Pineda fue comprada para ser
exclusivamente jornalera, porque negoci previamente con
9
su futuro amo .
157
la mujer ostentaba sus derechos civiles. A decir de Madame de
Sevign (1626-1696): ... Querra olvidar la fecha de su nacimiento
y sustituirla por la de su viudedad, que ha sido algo muy dulce y
muy feliz. Segn Thomas Corneille en su obra cmica Le Galand
Doubl: Triste consuelo es la esperanza de verse viuda, pues este
favor del cielo es siempre tardo, y nuestros mejores tiempos se
han pasado ya, cuando ese da llega.
158
Dama criolla y su esclava
159
Las esclavas domsticas y los esclavos domsticos vivan muy
estrechamente ligados a la familia propietaria; inclusive formaban
parte de la misma, aunque en una posicin subordinada, y la
convivencia diaria los haca conocer lo ms ntimo de la familia
de sus amos. Estos esclavos a veces bien tratados, otras veces
maltratados eran tiles, necesarios y sirvieron entre otras cosas
para marcar diferencias sociales y de status entre familias de origen
diverso, tanto en la poca virreinal como en la republicana.
160
a otras regiones, pedir que el amo se encargue de la crianza de
los hijos, exigir cuidados mdicos, rebaja de sus jornales, rebaja
de su cabeza (precio), reconocimiento de servicios prestados a
cambio de libertad, hacer cumplir disposiciones testamentarias,
por bienes propios y pedir su libertad por sevicia espiritual.
161
la violencia ocurrieron contra su voluntad; ellas han sido objetos
y no sujetos de las circunstancias. La esclava que se atreve a
plantear una demanda judicial ser descrita, en respuesta, como
provocadora, prostituta y escandalosa. La esclava demandante
toma una postura, sea religiosa, jurdica o moral, para intentar
probar la sevicia espiritual.
162
Parecera claro con este prembulo que Natividad pretende sacar
provecho de la situacin, aclarando que no fue provocada por ella;
es ms: el licenciado, siendo cura, le propuso el trato deshonesto:
163
... segn principios del derecho que el dueo de la esclaba que la compele
o induce al concbito torpe, por el mismo hecho quiere otorgarle el beneficio
de la manumisin y que la sierva que invitada de ese favor consinti, desde
luego adquiere ese indulto en pena de la incontinencia del amo, mayormente
cuando intervino la causa motiva (sic) del pacto o promesa de libertad.
164
El amo la quiere presa y vigilada, pero en lo que va de sus respues-
tas a la demanda no niega claramente ninguno de los cargos que
se le imputan. El abogado de la Real Audiencia aclar que la negra
Natividad es representada por un negro llamado Mariano, de casta
criolla, y tambin que es perjudicial para Natividad no presentarse
ante el abogado de la Real Audiencia y no tener paradero conoci-
do. As se lo hacen saber a quien la representa, el criollo Mariano.
No hay sentencia y el expediente queda aqu.
165
la negra Plcida, que nos atrevemos a suponer jornalera. Ella
trabajaba y al parecer regentaba un negocio puesto por su amo,
una mazamorrera. Plcida acepta que ha sido mala criada, que
no ha cumplido con jornales, que el negocio quebr, que vive
lejos de su amo, que era escandalosa y juerguera, pero que ahora
lo necesita para curarse y promete portarse bien. No slo se trata
de una demanda sobre desatencin a una esclava, sino que en
el expediente aparece otra demanda sobre rebaja de precio:
166
Plcida no tiene dinero para pagar las costas que ya se estn acumu-
lando. La respuesta del licenciado don Jos Incln es indignada,
como correspondera ante las demandas exageradas de la esclava:
167
Se presenta la boleta de venta de Pl-
cida del ao 1793, en que se
estipula que fue vendida por una
monja de velo negro del convento de
la Pursima Concepcin en 350 pe-
sos. Lo que s nos queda claro es
que el amo de Plcida quiere recu-
perarla para venderla, y por ello
justifica con testigos lo mala esclava
que es. El asunto sobre curarla y
mantenerla no es mencionado en
Esclava de hacienda
los folios; slo aclara que la compr
sana y sin vicios. Adems, quiere
venderla sin condiciones y en cualquier parte, ya que ella es soltera.
El licenciado desprecia la demanda sobre los gastos de curacin, y
ya para el folio 12 estamos en el ao 1800 y la causa no se resuelve.
El folio 12 es desalentador: Plcida se da cuenta de que no lograr
dinero para su cura, pero pide que llamen especialistas para confirmar
su estado de enfermedad, sus graves achaques e hidropesa; y si el
licenciado no la quiere curar, que la deje en libertad de buscar socorro
para curarse y poder servirle:
Todo lo que mi amo ha alegado para que se le permita el uso del Dominio,
es que soy mala, visiosa y libertina: convengo que todo sea verdad, pero si era
mala, ahora soy enferma. Entonces mereca correccin, y cuanto he sufrido,
hoy necesito cura, asistencia y que mi amo me costee lo preciso. No era del
da provar que era mala, sino que estoy buena y sana. De mi salud nada ha
dicho y el silencio es confecin de lo que me imposibilita.
168
puede dar jornal ni probar nada. Solicita que su amo se prepare
para enterrarla y termina pidiendo slo las costas.
5. CONCLUSIONES
169
murallas a ms de diez mil esclavos urbanos. Los esclavos varones
fueron mejor cotizados que las mujeres, en virtud de su fuerza o
su especialidad. Las esclavas urbanas se dedicaban a un limitado
nmero de actividades: labores domsticas, ventas ambulatorias
de comida o lea, comercio de comestibles.
Bibliografa
170
Arrelucea, Maribel: De la pasividad a la violencia, en Historia y Cultura
N 24. Lima, 2001.
Bowser, Frederick: El esclavo africano en el Per colonial. Mxico: Siglo XXI, 1977.
Flores Galindo, Alberto: Aristocracia y plebe. Lima: Mosca Azul Editores, 1984.
Tord, Javier y Carlos Lazo: Hacienda, comercio y fiscalidad. Lima: BPHES, 1981.
171
Biografas de los autores
173
Diego dgar Lvano Medina. (Lima). Bachiller en Historia por la
Universidad Nacional Federico Villarreal. Actualmente cursa el
ltimo ao de la maestra en Historia en la Pontificia Universidad
Catlica del Per. Ha participado como ponente en el Coloquio
de Lima (2000) y en el Congreso de Estudiantes de Historia en
Salta-Argentina (2001). Est terminando su tesis de licenciatura
que lleva por ttulo Cofradas urbanas en Lima virreinal. La cofra-
da de Nuestra Seora de la Caridad, un ejemplo de la previsin
social espaola. Lima 1650-1750. Tiene en prensa Organizacin
y funcionalidad de las cofradas en Lima del siglo XVII para la
revista del Archivo General de la Nacin.
174
miembro ordinario del Instituto Riva Agero y jefe de prctica de
Historia Econmica en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Pontificia Universidad Catlica del Per. Ha realizado numerosas
publicaciones sobre los comerciantes del perodo borbnico, y el
papel que jug la salud y el medio ambiente en la independencia
del Per. Su tesis de maestra vers sobre el terremoto de Lima
en 1746.
175
Este libro ha sido impreso por LEDEL S.A.C.
en el mes de mayo del ao 2002
Telfs. 476-7457 224-1350
176