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Himno A La Carne
Himno A La Carne
David rper
HIMNO A LA CARNE, Salvador Rueda
1. INTRODUCCIN
Estos catorce sonetos estn compuestos por catorce versos de once slabas
con el siguiente esquema: 11 A, 11B, 11 B, 11 A; 11 A, 11 B, 11 B, 11 A; 11 C, 11 D,
11 C; 11 D, 11 C, 11 D.
2. COMENTARIO DE LOS SONETOS
SONETO I
El primer terceto nos presenta la estacin del ao ideal para el amor. Cuando
las ramas son verdes y olorosas. Entendemos que es la primavera malaguea.
SONETO II
La forma en el soneto:
En los ltimos versos del cuarteto comienza con las deificaciones, elemento
continuamente repetido en los sonetos. Aqu compara el cuerpo de la amada con una
escultura hecha en mrmol de carrara. Personalmente me recuerda al David de
Miguel ngel, ya que ese es el mrmol que el artista renacentista usaba para sus
esculturas.
SONETO III
SONETO IV
Este soneto est presentado de tal manera que parece una prolepsis, debido
a que describe una situacin ms parecida al post coito que a los juegos preliminares
que estamos empezando y que en realidad narra.
SONETO VI
En el primer terceto ella pasa a ser la llama de amor de olor a ambrosa. Una
imagen en la que sus ojos azules, puros, son el fuego del incienso desprende ese olor
suave y gusto agradable, aunque un poco amargo. Muestra de esa manera su
pudoroso encanto. Est desnuda, le agrada, pero a la vez, supongo, su cualidad de
virgen le puede resultar un poco amargo, pero no lo suficiente como para cortar
relaciones. Igual que la ambrosa, gusta por todos sus matices, para el enamorado
con ella es igual. Forma parte de la vida.
SONETO VII
En el primer cuarteto, todo se tie bajo una tonalidad de azul, siguiendo con
las metforas anteriores ojos de flgidos zafiros, incienso azul, algo que nos
recuerda a la dama a la que le cantaba Bcquer en sus rimas. Un entorno tan azul
como el libro de moda. Pero es un azul diluido bajo una forma de humo, que se eleva
suave, formando un teln que slo deja ver siluetas. Un azul que nos transmite
tranquilidad y que nos simboliza el amor ms all de la poesa. Nos informa de
antemano del inminente coito.
En ese ambiente el amante se queda absorto disfrutando en la vaga poesa
que es el cuerpo de la amada y que a la vez es tan rica e indescifrable. Y se siente
feliz de haber ocupado su tiempo en ello.
Hay que destacar la locucin cndida alegra. Una alegra que es blanca y
pura, pero quiz, al usar el trmino cndida, puede referirse a una alegra en un tono
ms elevado e ntimo. Esta opcin puede parecer ms clara ya que en el verso octavo,
dice Rueda que quiere sentir latir su espritu gozoso.
El ltimo terceto es una exclamacin que ms que tal es otro deseo, desea
ese beso anhelado y desea estar preso (otra vez) de ese amor que a ambos le
aprisiona el pecho.
SONETO VIII
Al leer este soneto se me vino a la cabeza otra obra del mismo autor que juega
con este mismo sentido de actor y espectador. El captulo ltimo de La Cpula, esas
largas procesiones de losetas policromadas y brillantes, es decir, que reflejan.
El primero de los tercetos nos retrotrae al soneto quinto con ese bebiendo a
besos y nos presenta por qu quiere la habitacin con espejo. Quiere ser actor, pero
tambin espectador. Acaba el soneto con la redundancia de la cantidad de espejo.
Nos recuerda que quiere sentir el acto multiplicado, y cuanto ms mejor, por eso no
coloca un solo espejo, sino que sita uno en cada pared adems del techo y el suelo,
por lo que su placer se multiplicara por seis.
SONETO IX
Del mismo modo nos est diciendo que es una mujer femenina, amorosa, pura
y que siempre tiene un deseo de superacin mediante el lirio en sus pechos. A simple
vista cul es el rasgo nico que, habiendo dos personas vestidas igual, nos delata
el sexo? Los pechos. Smbolo de la feminidad y de la pureza.
SONETO X
El primer terceto es una nueva deificacin en la que la poca luz que hay en la
habitacin es absorbida por su silueta, divinas formas que para l es un tesoro.
El segundo terceto, l se siente feliz por estar con ella, bajo su luz. La luz
dorada de majestad que ella refleja por su cabello regio.
SONETO XI
SONETO XII
SONETO XIII
Se sienten seguros en aquel lugar. Nadie les puede ver por las cortinas azules
y elegantes. Sienten felicidad y nerviosismo.
Qutate la ropa que el amor llega y tu traje sern mis besos. As estars ms
bella, es decir, ms a tono para el acto.
Ya est todo a punto para el soneto final, el desenlace de la obra y del amor.
SONETO XIV
Nos presenta el lugar como un altar. Ella ha dejado ya de ser ara para serlo el
lecho.
Hay que destacar el verso 11 y olas de luz con que se baa el suelo, una
imagen tras otras, el vaivn de las olas es el mismo que el palpitar del corazn, es
decir el ejercicio del acto. Ese movimiento que va acabar baando con la eyaculacin
el suelo (plvico) de la amada.
En nuestros das, una obra de esta magnitud no alcanzara el revuelo que logr
en su da. Quiz hoy no exista ningn Valera que acuse a esta obra de pornogrfica,
ya que la sociedad en la que vivimos no es capaz de vislumbrar nada etiquetable en
esa categora en nuestra obra, debido a que la lnea que separa lo ertico de lo
pornogrfico es tan delgada, que apenas se distingue dnde acaba uno y empieza lo
otro.
Esta es una obra que hay que saber leer y que me ha costado entender. En
realidad, dudo de que haya podido captar, ni siquiera, la mitad de lo que Rueda nos
ha querido trasmitir.
Un texto que necesita ms de tres y ms cuatro lecturas sesudas para poder intuir
un pice de erotismo, que lo tiene y en grandes cantidades. Pero para un lector de
nuestros das ser complicado que este poema logre cautivarle, como ha hecho
conmigo. En definitiva, esta es una obra que releer ms de una vez, y estoy seguro
que ir descubriendo cada vez ms cosas que hoy se me han pasado por alto. Porque
Salvador Rueda, como buen artista del 27 es gongorino, y lo hemos visto en este
anlisis. Hemos visto que, en cada palabra, estructura, verbo hay ms de un estrato
semntico y por lo tanto una gran complejidad en el anlisis.
Quiz, y recordando el claro escuro de Juan de Mena, estos versos que hoy
traemos nos puede recordar a ese arte menor de la obra mencionada, que parece
tener un estilo ms fcil, pero, sin embargo, es ms difcil de comprender. As es esta
obra de Rueda.
Un poema que ya desde el ttulo nos lo est diciendo todo. Es un canto a la dama,
a la amada, porque para todos nosotros nuestra pareja, es nuestra Venus. Y la
describiramos siempre, como decimos coloquialmente, ponindola en un altar; solo
que Rueda lo ha hecho de una forma magistral e inigualable.
Himno:
Del mismo modo, me parece acertadsimo el uso de esta composicin potica para
narrar estas horas que han pasado estos amantes. Personalmente, el soneto me
parece una composicin con mucho carcter y, a la vez, mucha sensualidad y muy
simbolgico.
Por lo tanto, veo en esta forma potica una equiparacin armnica entre el hombre
y la mujer.