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La castidad, la mejor preparacin

La castidad no es una negacin de la sexualidad, sino la mejor de las


preparaciones para la vida conyugal.
Por: P. Jorge Loring | Fuente: Para Salvarte

La castidad consiste en el dominio de s, en la capacidad de orientar el


instinto sexual al servicio del amor y de integrarlo en el desarrollo de la
personaLa castidad cristiana supone superacin del propio egosmo,
capacidad de sacrificio por el bien de los dems, nobleza y lealtad en el
servicio y en el amor.

La castidad es el gran xito de los jvenes antes del matrimonio. Es, adems,
la mejor forma de comprender y, sobre todo, de valorar el amor.
No es una negacin de la sexualidad, sino la mejor de las preparaciones para
la vida conyugal.
Porque es un entrenamiento en la generosidad, en el deber y en el dominio de
s mismo, cualidades tan importantes para el ejercicio de la sexualidad
humana.
En los jvenes, la castidad entrena y forma la personalidad.
Supone un esfuerzo que va dotando a la persona de solidez en la voluntad y
de una sensacin de posesin y dominio de s mismo, que, a su vez, es fuente
de profunda paz y alegra.
Los jvenes castos, normalmente, son ms constantes en el trabajo y en el
estudio, tienen ms ilusiones, son ms idealistas.
La pureza es una virtud eminentemente positiva y constructiva que templa el
carcter y lo fortalece. Produce paz, equilibrio de espritu, armona interior.
Purifica el amor y lo eleva; es causa de alegra, de energa fsica y moral; de
mayor rendimiento en el deporte y en el estudio, y prepara para el amor
conyugal.

El Papa Juan Pablo II dijo a los jvenes en Lourdes el 15 de agosto de 1983:


Los que os hablan de un amor espontneo y fcil os engaan.
El amor segn Cristo es un camino difcil y exigente. El ser lo que Dios
quiere, exige un paciente esfuerzo, una lucha contra nosotros mismos. Hay que
llamar por su nombre al bien y al mal.

Tambin Juan Pablo II dijo a los miles de jvenes reunidos en Rmini (Italia) en
agosto de 1985: Quieres encerrarte en el crculo de tus instintos? En el
hombre, a diferencia de los animales, el instinto no tiene derecho a tener la
ltima palabra

Paul Claudel le escribe a su hijo:


Mi querido hijo:
No creas a los que te dicen que la juventud ha sido hecha para divertirse. La
juventud no ha sido hecha para el placer sino para el herosmo.
Porque un joven necesita herosmo para resistir a las tentaciones que le
rodean
Los jvenes reciben de la oracin fuego y entusiasmo para vivir con pureza y
realizar su vocacin humana y cristiana con un sereno dominio de s y con una
donacin generosa a los dems.

Lo que es imposible es guardar la pureza de cuerpo sin guardarla tambin de


corazn y de pensamiento.
Si no vigilas tu imaginacin y tus pensamientos, es imposible que guardes
castidad.
El apetito sexual es sobre todo psquico.
Si no se arrancan las races de la imaginacin es imposible contener las
consecuencias en la carne.
Por eso es necesario saber dominar la imaginacin y los deseos.
El apetito sexual aumenta segn la atencin que se le preste.
Como los perros que ladran cuando se les mira, y se callan si no se les hace
caso.

La sexualidad ha de ser vivida bajo el signo de la cruz y la redencin. Y desde


esta perspectiva haba que interrogarse sobre el valor positivo de la abstinencia
sexual durante el noviazgo.

La pureza no puede guardarse sin la mortificacin de los sentidos.


Quien no quiere renunciar a los incentivos de la sensual vida moderna, que
exaltan la concupiscencia, es natural que sea vctima de tentaciones
perturbadoras, y que la cada sea inevitable.
La pureza no se puede guardar a medias.
Con nuestras solas fuerzas, tampoco; pero con el auxilio de Dios, s.
Quien -con la ayuda de Dios- se decide a luchar con todas sus fuerzas, vence
seguro.
No es que muera la inclinacin, sino que ser gobernada por las riendas de la
razn.

En la vida hay que entrenarse.


Entrenarse es hacer un esfuerzo cuando no hace falta, para saber esforzarse
cuando haga falta.
El que no sabe decir no cuando pudiera decir s, no sabr decir no cuando
tenga que decir no.
El que no sabe privarse de lo lcito por ensayo, no sabr privarse de lo ilcito
cuando sea necesario.

Muchos quieren liberarse de la moral catlica que consideran represiva, y lo


que hacen es caer en la esclavitud del pecado que degrada al hombre.
El yugo de Cristo es suave y ligero, si se lleva con amor y voluntad
corredentora.

Dice el gran moralista belga Jos Creusen: La impureza, sin ser el ms grave
de los pecados, es el ms frecuente de los pecados graves.
La castidad, sin ser la ms perfecta de las virtudes, es una de las ms
necesarias. (...).
En materia de castidad lo ms fcil es el dominio completo. Andar a medias
es muy peligroso.
La explotacin de la sexualidad por s misma y sobre todo, con el nico fin de
conseguir la satisfaccin sexual, es funesta, tanto para la vida individual como
colectiva.

Aunque los porncratas, para defender su negocio, dicen que la virginidad ha


dejado de ser virtud, y nos presentan la homosexualidad y la masturbacin
como cosas naturales, por encima de todas las palabras de los hombres est la
ley de Dios que nos seala lo que es bueno y lo que es malo.

Hoy se oyen con frecuencia palabras de menosprecio hacia la virginidad.


Generalmente provienen de personas que la han perdido.
Como en el cuento de la zorra y las uvas, es natural menospreciar lo que uno
no es capaz de conseguir.
Pero las joyas no pierden valor porque haya personas que son incapaces de
apreciarlas.

Si hubiramos de responder atenindonos a duros hechos externos que


definen masivamente nuestra sociedad, tal vez hubiramos de concluir que, a
juicio de muchos, la castidad, hoy, es todo lo contrario de un valor: es un
antivalor que hay que arrumbar para siempre. Si fue un valor, hoy es un lastre.
Pero si la respuesta la damos analizando la naturaleza misma de la castidad,
contrastada con el concepto filosfico del valor para el hombre, entonces hay
que concluir que la castidad es un valor, un valor por s mismo, primario y
absoluto por su bondad intrnseca y por la conveniencia esencial con la
naturaleza humana.
Acaso todo depende del concepto que tengamos de castidad. Si la
entendemos como una represin, una mutilacin, un comportamiento negativo,
una actitud desnaturalizante, entonces no es ni puede ser un valor.
Qu es entonces la castidad? Sencillamente, la castidad es el ordenamiento
de la potencialidad sexual del hombre en consonancia con su condicin
especfica de persona racional, inteligente y autodeterminativa...
Ser un esclavo de los instintos en el campo sexual, le convierte en animal, lo
desnaturaliza de su condicin de persona libre y de su condicin de sujeto
autodeterminativo. Usar mal de la capacidad sexual, es una traicin a la
sexualidad humana. Al ser la castidad la recta ordenacin de las fuerzas
sexuales y de la afectividad en el hombre en consonancia con los fines
especficos de la sexualidad y con la condicin integral de la persona como ser
inteligente y dueo de sus instintos, no cabe duda que la castidad perfecciona
al hombre en su misma condicin de hombre. Una perfeccin en lo esencial
siempre es un bien. El bien, en sus mltiples formas, es un valor.

Una joven de 16 aos dice:


Con la castidad yo pienso que aprendemos a respetarnos a nosotros mismos
y a no hacernos animales.
Los animales lo hacen todo por instinto.
Si nosotros no tuviramos un principio regulador, un medio para dominar
nuestros instintos nos haramos como ellos.
Es bonito que aprendamos a valorar algo que nosotros tenemos y ellos no
tienen.
Es una satisfaccin disfrutar de algo adquirido por tu propio esfuerzo, por tu
decisin, por tu voluntad.
Con la castidad voluntaria yo me hago superior a los animales. Esto creo que
tiene su belleza y su valor...
-Te es fcil vivir la castidad a los diecisis aos?
-En principio, me cuesta, como creo que les cuesta a los dems. Pero debo
confesar que a m me es fcil vivirla.
-Por qu te es fcil?
-En primer lugar, me doy cuenta de que no merece la pena perder la castidad
por el placer sexual de un momento. Pero acaso me cueste poco por la
educacin que he recibido desde mi infancia...
-Encuentras valores en la castidad?
-El saber que nuestro cuerpo tiene un destino superior al de dejarlo aqu en la
tierra. Los planes de Dios sobre los hombres nos hablan de una glorificacin de
nuestro cuerpo en la vida futura. Aparte de la glorificacin corporal donada por
Dios, tiene que ser tambin un don de este cuerpo, el haber sabido conservarlo
ntegro, inmaculado, como l nos lo

Y una joven madre soltera contesta:


-En realidad, no ha sido la castidad mi fuerte. Para m prcticamente no ha
existido. No he sido casta. Pero hoy, que me he dado cuenta, la considero
maravillosa. Para m la castidad no ha entrado en mi vida por el hecho de
haberme apartado de Dios. Hoy creo que la encontr y la veo fenomenal.
-Te atreveras a decirme por qu no has sido casta?
-S. No he sido casta por el hecho de no pensar, por vivir al margen de todo.
Tal vez por comodidad, por dejadez. Te dejas llevar por cualquier impulso.
-Cundo diste el cambio?
-Al mes de dar a luz tuve la oportunidad de estar sola, pensar mucho, y me di
cuenta de que haba algo ms que todo aquello que haba vivido. Y vi claro que
aquel Dios que mis padres y mi colegio me haban enseado, exista realmente
y era algo verdadero... Si amo ahora la castidad es porque le amo a l... Dios
importa mucho para mi vida.
-Qu otros valores crees que tiene la castidad?
-Creo que hay otros valores. Antes, que no era casta, que me dejaba llevar por
los impulsos, no era libre. En cambio, ahora que tiendo ms a ser casta, me
siento ms libre, me he liberado de mis impulsos.
Al dejar esos impulsos a un lado, el mismo cuerpo gana serenidad, dominio,
salud, belleza.
Y hasta dignidad, porque el cuerpo no debe ser slo un instrumento del
placer, sino un medio de realizarse en la vida cumpliendo una misin.

Por otra parte, la castidad es fcil de guardar, si se busca el auxilio de la


gracia de Dios, y se fortifica el alma con los sacramentos de la confesin y la
comunin.
El mejor consejo que se puede dar al que ha empezado a rodar por la
pendiente del vicio es comunin frecuente y confesin con un Director
Espiritual fijo.
Es un remedio seguro para corregirse y salir del pecado. No hay pecador que
resista.
El sacramento de la confesin, adems de ser un remedio curativo, es un
remedio preventivo.
La Comunin y la Direccin Espiritual dan fuerza y luz para obrar con eficacia.

Se puede, por tanto, hablar, y hay que hacerlo, de un imperativo de la pureza


que se impone a los novios, no como una coaccin penosa cuya nica finalidad
sera crearles molestias, sino como una fuerza interior que vivifica el amor
elevndolo y mantenindolo en un plano superior.
Esta pureza pretende estar libre de todo desprecio hacia el cuerpo y se basa,
al contrario, sobre el respeto soberano a la carne, a la que restituye su
equilibrio, eliminando los elementos de defeccin que son un peligro para ella.
En cuanto al amor mismo, lo consolida; y prepara as la felicidad de que
gozar la pareja cuando se halle ligada por la vida comn

Disponible en: http://es.catholic.net/op/articulos/10381/cat/872/la-castidad-la-


mejor-preparacion.html#15

Ser casto NO significa:

1 No sentir atraccin hacia otra persona del otro sexo diferente al cnyuge, sino saber
hacerlas a un lado voluntariamente.
2 No tener sentimientos hacia otras personas, sino saber dominar dichos
sentimientos, y no ser dominado por ellos.
3 No dejarse llevar por emociones o deseos sexuales hacia otra persona que no sea
el propio cnyuge, teniendo dominio de s y procurando evitarlos.
4 No tener malos pensamientos, sino saber quitarlos de nuestra mente y no deleitarse
con ellos.
5 El hombre o mujer valiente no es el que no siente miedo, sino el que, al sentirlo, lo
vence y no se deja vencer por l.
6 El hombre o la mujer casto no es el que no siente los impulsos de su tendencia
sexual, sino el que, al sentirlos, los domina. No se esclaviza a ellos, sino que se hace
amo de ellos responsablemente.

MEDIOS PARA LOGRAR LA CASTIDAD

Por lo tanto, hay que trabajar. Si quieres ser fiel a las promesas de tu bautismo, si
quieres ser fiel a tu compromiso matrimonial, si quieres resistir a las tentaciones, hay
que poner los medios. Y, cules sern los mejores medios?:

1 Primero que todo, concete a ti mismo. Conoce cmo eres, tus tendencias, tus
cualidades, tus defectos. As sabrs con qu cuentas naturalmente.
2 Acptate. S humilde y reconoce, sin miedo y con objetividad, lo que realmente
eres.
3 Suprate. No basta que te conozcas y que te aceptes. Hace falta que tomes el
cincel y el martillo y dedicarte con trabajo y esfuerzo a esculpir la hermosa estatua de
tu grandeza. Es lo que en la Iglesia se llama ascesis.
4 Procura vivir en tu vida la obediencia a los mandamientos divinos.
5 Esfurzate por practicar las virtudes morales, como la prudencia, la justicia, la
fortaleza y la templanza.
6 Y, finalmente, s fiel a la oracin. Estte cerca de Dios Nuestro Seor. l ser quien
te pueda dar las fuerzas para vivir estos medios.

San Agustn nos dice en el libro de sus Confesiones: "La castidad nos recompone;
nos devuelve a la unidad que habamos perdido dispersndonos. (Conf. 10,29; 40)

La castidad es parte de la virtud cardinal de la templanza, que nos ayuda a pensar


bien sobre las pasiones y los apetitos de la sensibilidad humana, y a dominarlas, a no
dejarnos llevar por ellos.

Dominarse a s mismo, es una labor que ha de durar toda la vida. Nadie podr decir
nunca que ya se domina totalmente. No. Siempre debe existir el esfuerzo por lograrlo.
Hay etapas en la vida que el esfuerzo tiene que ser mayor, especialmente cuando se
forma la personalidad, durante la infancia y adolescencia.

La castidad tiene sus leyes de crecimiento, va desde la imperfeccin, incluso el


pecado algunas veces, hasta su vivencia profunda.

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