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Un hombre avaro perdió una bolsa con quinientas monedas de oro. Un joven vecino encontró la bolsa y se la devolvió, pero el avaro se negó a darle la recompensa prometida, alegando falsamente que la bolsa contenía mil monedas. La esposa del avaro lo convenció de acudir al sabio rabino local para resolver el problema. El rabino determinó que el avaro mentía porque la bolsa recuperada solo contenía quinientas monedas, por lo que debía dársel
Un hombre avaro perdió una bolsa con quinientas monedas de oro. Un joven vecino encontró la bolsa y se la devolvió, pero el avaro se negó a darle la recompensa prometida, alegando falsamente que la bolsa contenía mil monedas. La esposa del avaro lo convenció de acudir al sabio rabino local para resolver el problema. El rabino determinó que el avaro mentía porque la bolsa recuperada solo contenía quinientas monedas, por lo que debía dársel
Un hombre avaro perdió una bolsa con quinientas monedas de oro. Un joven vecino encontró la bolsa y se la devolvió, pero el avaro se negó a darle la recompensa prometida, alegando falsamente que la bolsa contenía mil monedas. La esposa del avaro lo convenció de acudir al sabio rabino local para resolver el problema. El rabino determinó que el avaro mentía porque la bolsa recuperada solo contenía quinientas monedas, por lo que debía dársel
Hace mucho tiempo, en una ciudad de Oriente, viva un
hombre muy avaro que odiaba compartir sus bienes con nadie y no saba lo que era la generosidad.
En una ocasin, paseando por la plaza principal, perdi una
bolsa en la que llevaba quinientas monedas de oro. Cuando repar en ello se puso muy nervioso y quiso recuperarla a toda costa.
Sabes qu hizo? Decidi llenar la plaza de carteles en los que
haba escrito que quien encontrara su bolsa y se la devolviera, recibira una buena recompensa.
Quiso la casualidad que quien se tropez con ella no fue un
ladrn, sino un joven vecino del barrio que ley el anuncio, anot la direccin y se dirigi a casa del avaro.
Al llegar llam a la puerta y muy sonriente le dijo:
Buenos das! Encontr su bolsa tirada una esquina de la plaza ayer por la tarde Tenga, aqu la tiene!
El avaro, que tambin era muy desconfiado, la observ por
fuera y vio que era igualita a la suya.
Pasa, pasa al comedor. Comprobar que est intacta.
Ech las monedas sobre la mesa y, pacientemente, las cont.
All estaban todas, de la primera a la ltima.
El chico respir aliviado y le mir esperando recibir la
recompensa prometida, pero el tacao, en uno de sus muchos ataques de avaricia, decidi que no le dara nada de nada. El muy caradura encontr una excusa para no pagarle.
S, es mi bolsa, no cabe duda, pero siento decirte que en ella
haba mil monedas de oro, no quinientas.
Seor eso no es posible! Yo sera incapaz de robarle y
presentarme aqu con la mitad de sus monedas Tiene que tratarse de un malentendido!
Malentendido? Aqu haba mil monedas de oro as que lo
siento pero no te dar ninguna recompensa! Ahora vete, te acompao a la puerta! El pobre muchacho se qued helado! No haba robado nada, pero no poda demostrarlo. Se puso su sombrero y se alej triste y desconcertado. El avaro, desde la puerta, vio cmo desapareca entre la niebla y despus regres al comedor con aire de chulera.
El muy fanfarrn le dijo a su esposa:
A listo no me gana nadie! He recuperado la bolsa y encima
he dejado a ese desgraciado sin el premio.
La mujer, que era buena persona, le contest indignada.
Eso no se hace! A nosotros nos sobra el dinero y l mereca
la gratificacin que habas prometido Poda haberse quedado con el dinero y no lo hizo! Id juntos a ver al rabino para que os d su opinin sobre todo esto.
Al avaro no le qued ms remedio que obedecer a su mujer
Estaba tan enfadada que cualquiera le deca que no!
Busc al chico y acudieron a pedir ayuda al rabino, el hombre
ms sabio de la regin y el que sola poner fin a situaciones complicadas entre las personas. Aunque ya era muy anciano, los recibi con los brazos abiertos; Seguidamente, se sent en un cmodo asiento a escuchar lo que tenan que contarle. El avaro relat su versin y cuando acab, el rabino le mir a los ojos.
Dime con sinceridad cuntas monedas de oro haba en la
bolsa que perdiste.
El avaro era tan avaro que se atrevi a mentir
descaradamente.
Mil monedas de oro, seor.
El rabino le hizo una segunda pregunta muy clara.
Y cuntas monedas de oro haba en la bolsa que te entreg
este vecino?
El tacao respondi:
Slo haba quinientas, seor!
Entonces el rabino se levant y alzando su voz profunda,
sentenci:
No hay ms que hablar! Si t perdiste una bolsa con mil
monedas y sta tiene slo quinientas, significa que no es tu bolsa. Dsela a l, pues no tiene dueo y es quien la ha encontrado.
Pero yo me quedar sin nada!
S, as es. Tu nica opcin es esperar a que un da de estos aparezca la tuya.
Y as fue cmo, gracias a la sabidura del rabino, el avaro pag
sus mentiras y sus calumnias quedndose sin su propia bolsa.