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La bolsa de monedas

Adaptacin del cuento popular judo

Hace mucho tiempo, en una ciudad de Oriente, viva un


hombre muy avaro que odiaba compartir sus bienes con nadie
y no saba lo que era la generosidad.

En una ocasin, paseando por la plaza principal, perdi una


bolsa en la que llevaba quinientas monedas de oro. Cuando
repar en ello se puso muy nervioso y quiso recuperarla a toda
costa.

Sabes qu hizo? Decidi llenar la plaza de carteles en los que


haba escrito que quien encontrara su bolsa y se la devolviera,
recibira una buena recompensa.

Quiso la casualidad que quien se tropez con ella no fue un


ladrn, sino un joven vecino del barrio que ley el anuncio,
anot la direccin y se dirigi a casa del avaro.

Al llegar llam a la puerta y muy sonriente le dijo:


Buenos das! Encontr su bolsa tirada una esquina de la
plaza ayer por la tarde Tenga, aqu la tiene!

El avaro, que tambin era muy desconfiado, la observ por


fuera y vio que era igualita a la suya.

Pasa, pasa al comedor. Comprobar que est intacta.

Ech las monedas sobre la mesa y, pacientemente, las cont.


All estaban todas, de la primera a la ltima.

El chico respir aliviado y le mir esperando recibir la


recompensa prometida, pero el tacao, en uno de sus muchos
ataques de avaricia, decidi que no le dara nada de nada. El
muy caradura encontr una excusa para no pagarle.

S, es mi bolsa, no cabe duda, pero siento decirte que en ella


haba mil monedas de oro, no quinientas.

Seor eso no es posible! Yo sera incapaz de robarle y


presentarme aqu con la mitad de sus monedas Tiene que
tratarse de un malentendido!

Malentendido? Aqu haba mil monedas de oro as que lo


siento pero no te dar ninguna recompensa! Ahora vete, te
acompao a la puerta!
El pobre muchacho se qued helado! No haba robado nada,
pero no poda demostrarlo. Se puso su sombrero y se alej
triste y desconcertado. El avaro, desde la puerta, vio cmo
desapareca entre la niebla y despus regres al comedor con
aire de chulera.

El muy fanfarrn le dijo a su esposa:

A listo no me gana nadie! He recuperado la bolsa y encima


he dejado a ese desgraciado sin el premio.

La mujer, que era buena persona, le contest indignada.

Eso no se hace! A nosotros nos sobra el dinero y l mereca


la gratificacin que habas prometido Poda haberse quedado
con el dinero y no lo hizo! Id juntos a ver al rabino para que os
d su opinin sobre todo esto.

Al avaro no le qued ms remedio que obedecer a su mujer


Estaba tan enfadada que cualquiera le deca que no!

Busc al chico y acudieron a pedir ayuda al rabino, el hombre


ms sabio de la regin y el que sola poner fin a situaciones
complicadas entre las personas. Aunque ya era muy anciano,
los recibi con los brazos abiertos; Seguidamente, se sent en
un cmodo asiento a escuchar lo que tenan que contarle.
El avaro relat su versin y cuando acab, el rabino le mir a
los ojos.

Dime con sinceridad cuntas monedas de oro haba en la


bolsa que perdiste.

El avaro era tan avaro que se atrevi a mentir


descaradamente.

Mil monedas de oro, seor.

El rabino le hizo una segunda pregunta muy clara.

Y cuntas monedas de oro haba en la bolsa que te entreg


este vecino?

El tacao respondi:

Slo haba quinientas, seor!

Entonces el rabino se levant y alzando su voz profunda,


sentenci:

No hay ms que hablar! Si t perdiste una bolsa con mil


monedas y sta tiene slo quinientas, significa que no es tu
bolsa. Dsela a l, pues no tiene dueo y es quien la ha
encontrado.

Pero yo me quedar sin nada!


S, as es. Tu nica opcin es esperar a que un da de estos
aparezca la tuya.

Y as fue cmo, gracias a la sabidura del rabino, el avaro pag


sus mentiras y sus calumnias quedndose sin su propia bolsa.

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